lópez alfonso - aproximación a cuentos andinos

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Anales de Literatura Hispanoamericana IS5N: 02104547 1998, n.> 27: ¡11-123 Aproximación a «Cuentos andinos» FRANcIscO JOSÉ LÓPEZ ALFONSO Universitat de Valéncia En febrero de 1927, José Angel Escalante denunciaba desde su encendido articulo «Nosotros, los indios...» el carácter pintoresco y oportunista del indi- genismo cultivado por los escritores costeños —«literatura de frases hechas y lugares comunes»—, reservándose desde el efectista titulo, a pesar de la condi- ción mestiza, la legitimidad única para tratar la cuestión del indio. En defensa de la matraca indigenista del gobierno de Legula, la denuncia del diputado Escalante apuntaba principalmente contra José Carlos Mariátegui: «Si mi olfato no me engaña, creo yo que en este «amoroso interés» que les ha nacido a ciertos círculos de intelectuales y periodistas costeños por redimir a la «raza madre» de su «cruel servidumbre» e «integrarla a la civilización y a la cultura», palpita una tendencia revolucionaria que quiere aprovecharse de la gran masa indígena, de su exasperación y de su fuerza, para el entronizamiento de ideales bolcheviques y formas de gobierno soviéticas y comunistas en el Perú». El ataque se preparaba con la crítica a ciertas afirmaciones, cuando menos discutibles, «Sobre la psicología del indio», expuestas por Enrique López Albújar en Amauta, la revista de que era director y co-propietario Mariátegui. Al intervenir en la polémica, Luis Alberto Sánchez, escritor costeño, dio la razón a Escalante en la incoherencia que significaba el amparo que los indi- genistas daban a las aseveraciones de López Albújar, «destinadas a probar, según me parece, que el indio es el más despreciable ser que habita sobre la tierra». 2 José Ángel Escalante, «Nosotros, los indios. - en Manuel Aquezolo (comp.), La polé- rn¡ca del indigenismo, Lima, Mosca Azul, 1976, págs. 39-52, pág. 48. 2 Luis Alberto Sánchez, «Batiburrillo indigenista» en Manuel Aquezolo, op. cit., pág. 7t.

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AnalesdeLiteratura Hispanoamericana IS5N: 021045471998, n.> 27: ¡11-123

Aproximacióna «Cuentosandinos»

FRANcIscOJOSÉLÓPEZ ALFONSOUniversitatdeValéncia

En febrerode 1927, JoséAngel Escalantedenunciabadesdesu encendidoarticulo «Nosotros,los indios...»el carácterpintorescoy oportunistadel indi-genismocultivadopor los escritorescosteños—«literatura de fraseshechasylugarescomunes»—,reservándosedesdeelefectistatitulo, a pesarde la condi-ción mestiza,la legitimidadúnicaparatratarla cuestióndel indio. En defensade la matracaindigenistadel gobierno de Legula, la denunciadel diputadoEscalanteapuntabaprincipalmentecontraJoséCarlosMariátegui:

«Si mi olfato no me engaña,creoyo queen este «amorosointerés»queles hanacidoaciertoscírculosdeintelectualesy periodistascosteñospor redimir a la «razamadre»de su «cruel servidumbre»e «integrarlaala civilización y a lacultura»,palpitaunatendenciarevolucionariaquequiereaprovecharsede la granmasaindígena,desu exasperacióny desufuerza, parael entronizamientode ideales bolcheviquesy formas degobiernosoviéticasy comunistasen el Perú».

El ataquese preparabaconlacríticaa ciertasafirmaciones,cuandomenosdiscutibles,«Sobre la psicología del indio», expuestaspor Enrique LópezAlbújar enAmauta,la revistade queeradirectory co-propietarioMariátegui.

Al interveniren la polémica,Luis Alberto Sánchez,escritorcosteño,diola razónaEscalanteen la incoherenciaquesignificabael amparoquelos indi-genistasdaban a las aseveracionesde López Albújar, «destinadasa probar,segúnme parece,queel indio es el másdespreciableserquehabitasobrelatierra».2

JoséÁngel Escalante,«Nosotros,los indios.- .» en Manuel Aquezolo(comp.),La polé-rn¡ca del indigenismo,Lima, MoscaAzul, 1976,págs.39-52,pág. 48.

2 Luis Alberto Sánchez,«Batiburrillo indigenista»en ManuelAquezolo,op. cit., pág. 7t.

FranciscoJoséLópezAliónso Aproximacióna «Cuentosandinos»

Mariáteguino pudo menosquedefendersey defenderel estudiode LópezAlbójar, destacandola advertenciaqueésteanteponíaa susopinionessobrelapsicologíadel indio huanuqueño:

~<Lamayorpartede lasobservacionesdeLópezAlbújar correspondenalaactitud[defensiva]del indio anteel blanco,anteel misti. RetratanlacaraqueLópezAlbújar, desdesuposición,no pudo enfocarmejor».

Sánchez,polemistaterrible, volvió a la cargarecordandoa su oponentequelas observacionesde LópezAlbújar serealizaronencalidaddejuezdepri-merainstancia,condiciónque el propioescritoranunciabaenAmauta:

«¿Cómo,pues,me dice ustedqueesasobservacionesse refieren alindio en susrelacionesconel blanco?Diga ustedquese refierenal indiocriminal en susrelacionescon el juez, y estamosde acuerdo»4

Surgíaasí,secundariamente,en el senodeunapolémicacuyoasuntoprin-cipal consistióendelimitarposiciones,lasdeMariátegulenespecial,en tomoalas dicotomíassierra/costay nacional/internacional,un lugarcomúnacepta-do por lacríticaehistoriografíaliterarias: ladel indio criminal deLópezAlbd-jar. Y aunquela tesisde Sánchez,ratificadaese mismo año por ManuelM.González,se restringíaal ensayopublicadoen Amauta, el desplazamientohastaCuentosandinosresultabafácil, puesel lector deambospuedeinterpre-tar aquél,dadaslas semejanzassemánticasy formales,comolas «conclusio-nes»del volumende cuentos.El propioSánchezdio el pasoy otros no duda-ron en seguirlo.Porejemplo, Antonio CornejoPolarafirma:

«En este ensayointerpretativo l’<Sobre la psicologíadel indio»l,comotambiénen sus cuentos[Cuentosandinosl,LópezAlbújar tomaenconsideraciónprimeramente(...)su experienciacomo juez: experienciaque,comoes obvio, no sólorecortalos límites de suconocimientosinoquefuerzaunaperspectivageneralsobreel asunto».

Es la lecturatantasvecesrepetidadel indio sentadoen el banquillodelosacusados;unaimagen,ha recordadorecientementeMario Vargas Llosa, «tannegativay deshumanizadaquemerecellamarseracista»,ó Estageneralizadaopiniónpuedeexplicarel olvido de queha sidoobjetola obrade LópezAlbó-

-~ JoséCarlosMariátegui,«Intermezzopolémico»enManuel Aquezolo, op. cit., pág. 75.Luis Alberto Sánchez,«Respuestaa JoséCarlosMariátegui»en Manuel Aquezolo, op.

cii., pág. 80.Antonio Cornejo PolaL Literatura y sociedad en el Perú: la novela indigenista. Lima.

Losontay.1980,pág. 49.6 Mario VargasLlosa. Discurso de investidura de doctor Honoris Causa. Murcia. Univer-

sidaddeMurcia, 1998,sin paginar.

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jar, a pesarde admitirse,en las pocaslíneasquese le suelendedicar,su carác-ter precursory el vigor de su prosa.El mismo prejuicio dificulta incluso elesfuerzode recuperación—quizá el másnotable— de la narrativade LópezAlbújar llevado a cabopor TomásO. Escajadillo,artífice de uno delos esca-soslibros quese handedicadoalautorde Cuentosandinos.7

Sin duda, intentarcaracterizara las razas—conceptotan esquivo comopeligroso—por sus propiedadespsicológicasparticulareses unapatenteinge-nuidad,pues,«uno se aleja de la verdadcienmtifica definiéndolastanto demanerapositivacomonegativa».8 La crítica,tal vez atribuiblealensayopubli-cadoenAmauta,carecede sentidoen elcasode Cuentosandinos,pueslosjui-cios sobreel indio no difieren esencialmentede los vertidossobreel mestizoo el blanco. Asuntodistinto es que se estéde acuerdoo no con su nadahala-glieñaconcepciónde lahumananaturaleza.Peroparapercibirestoes necesa-rio no sólo liberarsede lanegativavaloraciónquepesasobrelaobra,sino cap-tarsucarácterdeconjunto.Y ello, naturalmente,resultaimposiblesi la lectura-favorecidaquizápor la interpretaciónestrechadel subtítulo: Vida y costum-bres indígenas-se realizaademásdesdeun restrictivoy militanteindigenismoentendidocomola literaturao ideologíaquetrataexclusivamentede losindiosy, comomucho,de los agraviosdequeson objeto.No hayotroargumentoparaexplicar la condenasumarísimaque, segúnEscajadillo,merecentrescuentosdel volumen:«»La soberbiadel piojo», «El casoJulioZimens»y quizásaún«Cómohablalacoca,relatosolvidableso disquisicionesfilosófico-sociológi-cassin valideznarrativa»,~precisamentelos trescuentosdemistis,enlos queel mundoindio sólo aparececomoen eco.

Mutilacionesde estetipo hacendeCuentosandinosapenasun revoltillo,negandoel vínculo entrelosdiferentesrelatosde perspectivasehistoriascuyanaturalezano sepuededeslindarcon suficienteclaridady queperfilan su sen-tido en el cotejo.Lasdiez narracionesqueintegranel libro, a semejanzadeloque años más tarde sucederácon los míticos ámbitosde Yoknapatawpha,SantaMaña o Macondo,tendráncomo marcogeográficoy espiritual la ciu-daddeHuánucoy lacercanacomunidaddeChupóno espaciosvecinos.LópezAlbújar insisteconmeticulosidaden relacionartextosmediantelapresenciaomencióndepersonajesquehan aparecidoen relatosanterioreso quelo harán

TomásO. Escajadilio.La narraliva de López Albújar. Lima. Conup. 1972;«Esevidente,no obstante,quelascontradiccionesde estetexto de“psicología” o “psicologíasocial”, sefil-tran enlaconfiguraciónestéticadel “indio dcLópezAlbújar”, esdecir, las criaturasquedeam-buíanporCuentos andinos», pág. 112.

ClaudeLévi-Strauss,«Razae historia»enRaza y cultura, Madrid,Cátedra,pág. 39.Tomás6. Escajadillo.Op. cil., pág. 84.

O Toda la larganota 22—págs.116-1t8—insiste enesteprejuiciode leerCuentos andinosúnicamentecomoel esfuerzoderevelarlosrasgosmáscaracterísticosdela psicologíadel indioy desu vida social. Así selee, por ejemplo,apropósitode«Cómohablala coca»:«comobienobservanDaireauxy JiménezBorja, poco tiene quehaceren un volumende “cuentosandi-nos”»,pág. 117.

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enlos quesiguen.Es el casode la señoraLinares,propietariadelparásitoquedesencadenaráel relato de «La soberbiadel piojo» y quevolveráa aparecercomointerlocutoradel juez narradorde «El casoJulioZimens».

Posiblemente,un procedimientomássugerenteque estasexplícitasmen-cionesseanlos diversosparalelismosentrelosrelatos.En elprimerode ellos,«Los tresjircas»,el narrador,procedentede la costa,consiguearrancarleaunviejo indio un secretode su fe: la creenciaenquelos montes,los jircas,sondiosesy la historia de los que rodeana la ciudad de 1-luánuco.Una similarestructuranarrativapresentael siguientecuento,«La soberbiadel piojo», enel queelnarradorresuelveprovocarleunaconfidenciaaotro viejo,un misil enestecaso.12

En otrasocasioneses un rasgo,comoporejemploel valormonstruosodelrebeldeConceMaille en «Ushanan-Jampi»y el del heroicosoldadoAparicioPomaresen «El hombrede la bandera»,el quearticulael pasode un cuentoaotro.

En deflnitiva, no es posible la adecuadainterpretaciónde los relatosenforma aislada,extraídosdel conjunto.El sentidode cadauno, los mismosjui-ciosescandalizantesqueavecessevienenen algunode ellos,sólo puedensercomprendidosdesdela red quetodoselaboran.La relación entrelos cuentos,quese superponenmásquesesuceden,esentoncesde tipo paradigmáticoy elprincipio quelos organizacomo corpusunitario, el montaje;un montajereso-nante,vertical, con diferentesestratosy diferenteslíneasque adquierensuauténticadimensiónen susinterferenciasy suscontradicciones.La poética,porlo demás,estáexplicitadaen uno de esos«relatosolvidables»:«Todaslas his-toriasse parecen.En todasveráustedlas mismasridiculeces,lasmismasvani-dades,lasmismasmiserias,lasmismaspasiones.No haymásquevariantes»13

Tal vez así,el sistemaideológicoquepresidela construcciónde Cuentosandinosno resultetan singularmenteconfuso,como suponeCornejo Polar14y se muestresólo máscomplejo,comola realidadde queintentabadar cuen-ta. Porquela obradeLópezAlbújar, como destacóCiro Alegría, «participaba

Otrosejemplosson los de ConceMaille, mencionadoen «El campeónde la muerte»yqueposteriormenteseráel personajeprincipal de«Ushananálampi»y elpadre,ya ajusticiado,de JuanMaille en «El licenciadoAponte»;el de JuanJorge,el il/apaco de«El campeóndelamuertes>, recordadoen«Lamuíadel taitaRaniun»y el deIshaco,protagonistade«Cachorrodetigre»y personajesecundarioen«El licenciadoApontes>.

12 Porotro lado, la leyendadela míticafundacióndeHuánucoguardaciertoparecidoconel tercerrelato,«El campeónde la muerte».En amboscasos,nosencontamoscon un viejopadreensombrecidopor lasuertedesu hija, objetodeldeseoviolentodelos hombres,y conlacorrespondIentevenganza.Estasatisfaccióndelagraviorecibidolos vinculatambiénaUhanan-Jasnpi»,enel quela comunidad,comoúltimo recurso,descuartizaa unodesus miembrosrea-cio aobedecerla ley, y a «Cachorrodetigre»,en el quetshacomataal asesinodesu padre.

> Enrique López Albújar, «La soberbiadel piojo» en Cuentos andinos, 2a ed., Lima,ImprentaLux, 1924,pág. 52. En adelante,el númeroentreparéntesisquesigaa lascitasremi-tirá a las páginasdeestaedición.

‘~ Vid. Antonio CornejoPolar. Op. cit., pág. 51.

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del fenómenode tomadeconciencianacionalqueen el Perúseveniagestan-do» 15; unatareaque los miembrosde su generaciónfueron los primerosenacometerde manerasistemática.

Desdediversasdisciplinasy pertrechadosdel sociologismopositivista,seacercaronconojos analíticosa lapropia realidade intentaronresponderalas preguntasqueFranciscoGarcíaCalderónse formularaen Le Péroucon-temporain (1907): «¿Quésomos?,¿Dedóndevenimos?y ¿A dóndevamoscomo país?».16 Otro destacadomiembrode la generación,Joséde la RivaAgUero yahabíatrazadoun parde añosanteslas quehabríande ser lasline-as generalesde las respuestas.En primer lugar, se tratabade neutralizarelefectosubversivoquepudiesehabercausadola demoledoraprédicaradicaldeManuel GonzálezPradaentrelas clasesmedias,principalmente,de pro-vincias:

«No nosdamoscuentaexactaen Lima de lo quesignifica la propa-gandaradical.En Lima no tiene importanciani trasciendedeun grupomuy reducido.No así enprovincias.Allí el atrasointelectuales espanto-so e increíble».

«No nos reduzcamosa deplorarel mal realicemosel bien. No nosempeñemosen destruir: edifiquemos. No creamoscumplido nuestrodebercuandohayamosdenunciadolo ruinosoy lo podrido,o lo quetalse nos imagina, si no lo reemplazamoscon cosamejor En vez de aro-jamosmutuamentefango,unamosnuestrosesfuerzosy veamossi toda-vía sepuedesalvaralgo deestenaufragiodeilusionesy esperanzaquesellamahistoria de laRepúblicadel Perú».‘~

La soluciónno podíaserpolítica,pues«los partidosdeprincipios,no sólono produciríanbienes,sino quecrearíanmalesirreparables»;IB con lo cual sereservabael poderparala propiaclase.

Porotro lado, si la modernidaderaun hechoinevitable, la únicarespues-ta válida consistíaen ajustarsea ella e intentarcontrolarla:

«La direccióneminentementepráctica,industrial y utilitaria quehayque imprimir (...) no es ya un ideal quecabediscutir y examinar;es unhecho,unafatalidadhistóricaimpuestapor elestadodeAmérica,antelacual tenemospor fuerzaqueinclinamos, si es queaspiramosa salvar laexistencia». 9

5 Ciro Alegría. «A maneradeprólogo»enEnriqueLópezAlbújar,Memorias, Lima, Talle-resGráficosde P.L. Villanueva, 1963,págs.7-8.

‘~ CitadoporJorgeBasadre.Historia de la República del Perú, tomoXI, 7a ed. Lima. Edi-tonal Universitaria.1983, pág. 192.

V7 Joséde la Riva Aguero. Carócíer de la literatura del Perú independiente. Lima. E.RosayEdirorLima, 1905, págs.212 y 214,respectivamente.

‘~ Op. ch., pág. 205.9 1h11, pág. 262.

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A esteproyectomodernizadordel Perú «tradicionalismodinámicoo evo-lutivo» lo llamó Victor AndrésBelaúnde,20 queaspirabaatransformarelpaísdesdearribasinalteraren profundidadsusestructuras,sin tolerarqueel podercayeraen otras manosque no fuesenlas patricias,es lo quese conocecomohispanismo.

¿Yquépapeljugabael indígenaenél?En principio,quizáninguno;puesRiva Agúero,junto ala necesidadde la educaciónutilitaria, creía llegadoelmomentode pensar«seriamenteen recurrira la inmigracióneuropea».21 Elindio eraun peligro,el enemigoen casa:

«Nohayqueengañarse:allí palpitasecretay pérfidamenteunahosti-lidad recelosay siniestra.El indio es rencoroso;aborreceal blancoy almestizocon todasu alma;procuraengañarlesy perderles;si no lesdecla-raíaguerrafrancaesporcobardía.En él, comoen todoslosesclavos,fer-mentanodiosmortaleseinextinguibles.(...) En la Sierrahayalgode dia~bólico(...)»22

Pero Perú, situada en la banda del Pacífico, carecía,además,de otrosatractivosquepaísescomoArgentinay Brasil ofrecíanalemigranteeuropeo.El indio se volvíaentoncesnecesario;más aún, la «cuestiónsocial del Perú»pasabaa ser «la cuestiónindígena(...), el más doloroso y trascendentaldenuestrosproblemas».23 El indio entrabaa formar partede una concepciónintegral del Perú, aunquesu contribución a la nacionalidadno pudieseserequivalentea la del español:«sobreunarazade espíritugregarioy de solida-rismo mecánico,se establecióotrarazadotadade fuerte instintode domina-ción y de poderososentidode individualidad ». Así, lo mejorque «lasrazasprimitivas»podíanaportarera«la constanciaresignadaen elesfuerzo»,24por-quela desigualdadentrelos hombresno afectabaúnicamentea las diferentesetapashistóricas,sino tambiéna las razas.

Pero López Albújar no compartióestasideasde suscoetáneos.Nadalounió alos miembrosdel grupofuturista: los GarcíaCalderón,Joséde la RivaAgUero, Víctor AndrésHelaúnde....Por el contrario,él eraunode esoscon-testatariosprovincianosde clasemediaen los quehabíanarraigadolas prédi-casdisolventesde GonzálezPrada.Comoha observadoMarioCastroArenas,

20 Víctor AndrésBelauinde,«La Historias>(1908/1909)enObras Completas, vol. II, Edi-ción dela ComisiónNacionaldelCentenariodeVíctor AndrésBelaúnde,Lima, 1987,págs.23-37, pág., 34.

21 Josédela Riva Aguero. Op. cd., pág. 265.22 Ibid., pág. 143.23 Víctor AndrésBelaúnde,El Perú antiguo y los modernos sociólogos 1908) en Obras

Completas, vol. 1, Edición dela ComisiónNacionaldelCentenariodeVíctor AndrésBelaúnde,Lima, 1987,págs.49-134,pág. 69.

24 Víctor AndrésBelaúnde,«La Historia» (1908/1909)enObras Completas, vol. II, Edi-

cióndela ComisiónNacionaldelCentenariodeVíctorAndrésBelaúnde,Lima, 1987,págs.23-37, pág.36.

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«lo distanciabaposiciónideológica,origen social, la actitud ante el paísy elmundo».25 Muchomáspróximoestuvo,másdelo queadmiteCornejoPolar,26a los hombresde la llamadageneraciónde la ReformaUniversitaria—Mariá-tegui,Hayade la Torre, Basadre,Uriel García,Valcárcel...—,puescomoelloscreyó en la necesidadde forjar la unidadperuanasobreunabasede justiciasocial.En CuentosAndinos,eldiscursode la guerraentrerazaspracticadoporlos novecentistaspasabaa serpensadoen términosciviles, comoproblemasinternosde la nación.

Significativamenteel volumen se abríacon ‘«Los tres jircas»; es decir,arrancaba—paradejarloatrásde forma definitiva— del puntoalcanzadopor latradición narrativa:el incaismo,un - formalismoacademicistaque explotabaoros y plumaslegendariosen el contextode unanaciónque necesitabaafir-marse.La narraciónde la mítica fundaciónde 1-luánuco,hechapor el indioPilleo, contrastaconel desprecioqueelnarradorprincipal,un misti proceden-te de la costa,experimenraporel indigena.Por dosocasioneslo califica conlasmismaspalabras:«(...) el indio másviejo, mástaimado,mássupersticioso,másrebelde,enunapalabra,más incaico(...)» (34 y 36). LópezAlbújar suge-ría así la ideologíaquesubyacíaa estosfastuososrelatosincaistas,cultivadosentreotrosporAbrahamVaJdeloinaro VenturaGarcíaCalderón.Peroel textodice más,porqueel narradorprincipal obtieneesa confesiónde fe del indiocon lapromesa«dequesu leyendano sufrieralas profanacionesde la lenguadel blanco» (36); es decir, la obtiene con engaño,mentetaimada.De estaforma, LópezAlbújar parecíapreguntarsealarmadocómosomosdetal mane-ra doblesqueno podemosdeshacemosde lo quereprobamosen los demás.Idénticaindignaciónsugeríaotro relato,«El hombredela bandera».En él senarrabaun hecho histrórico,el heroicocomportamientodel indio Pomaresconduciendoalos hombresdelas comunidadesdeObas,Pachas,Chavinillo yChupón,enla tomade laciudadde Huánucoantelos invasoreschilenos;perotambiénseadvertíade lapasividadenervantedeloshuanuqueñosal sentir«elcontactodepresivodel vencedor»:«(.3 ya que el misti peruano,vencidoyanonadadopor laderrota,sehabíaresignado,comolabestiade carga,a llevarsobresuslomosel pesodel mini vencedor»(128)

Es decir, López Albújar destacacómo el «sopordoloroso»de esa«razaindia, adormeciday plañidera»,27 de quehablanVentura GarcíaCalderónyotros coetóneos,en situacionesequivalentestambiénpodíaecharraícesenunapoblacióncomola deHuánuco,«cuyavirilidad y soberbiacastellanoestuvie-ron siempreal serviciode las másnoblesrebeldías»(116).Lejosdel deseodeexterminioexpresadopor el narradorde Avessin nido y queaúnseguíanpen-samioalgunosaunqueno se atreviesenaplantearlo,LópezAlbújar afirmaba

25 Mario Castro Arenas, La novela peruana y la evolución social, citadopor TomásG.Escajadillo. Op. ch., pág.65.

26 lId, op. cit., págs. 54-55.27 Ventura García Calderón. «Un loable esfuerzo por el arte incaico», en Manuel Aquezo-

lo (comp.), La polémica del indigenismo, Lima, MoscaAzul, 1976,págs.62-65, pág. 64.

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de forma contundenteque el indio no era una raza degeneradapor variossiglosde opresióny el abusoconsoladordel alcohol y la coca.

En lugarde un serabúlico, el indio de CuentosAndinosse muestracomoun rebelde—«¿Paraqué es uno hombresino pararebelarse?»,se preguntaelnarradorde «Cómo habla la coca». Ese torpor vegetal, casi mineral que avecespresentarespondesin dudaasu deprimentesituación;peronoes apatía,sino resistencia.Como argumentala coca,estoes,el deseodel narradoren elúltimo relato del libro, «el pesimismodel indio [es]experienciay desdén.(...)[paraél] la vida(...) no es ni malni bien,es unatriste realidad,y tiene lapro-funda sabiduríade tomarlacomo es»(267). Esaactitud estoicaes la mismaquemanifiestael piojo, segúnel juicio del narradorsecundarioen «La sober-bia del piojo». En estecuento.entonces,el parásitofuncionacomo símbolodisímil puessi remite explícitamenteal «Fulano»que se enriqueceexplotan-do a los indios, tambiénlo haceal indio, cuyo valor le hacesoportarlas vio-lenciasmás atroces,sin humillarse,conunadesdeñosasoberaníadispuestaaejerceren cuantotieneocasión.Ningún personajeencarnamejor estaactitudqueConce Maille, el rebeldeprotagonistade «Ushanan-Jampi=>.

Mariáteguino llegó a precisarlo,peroposiblementefueseestarebeldíadelos personajeslo queadmiraseen Cuentosandinos.Un pocoen laestelade lapolémicade Marx contraKriegey Stirner, quienesconfundíanpauperismoyproletariado,los indígenasdeLópezAlbújar no semostrabancomosimplesyeternasvictimasalas quese leshubieserobadotodalaenergía,puesesoequi-valdría a excluircualquiercambio; es decir, excluir la posibilidadde pensa-mientopolítico y aunde la política misma.

Estaviolentalibertadera lapromesade un futuro mejor,la condenaabso-lutade determinismoreaccionarioy de su parejaética,el paternalismo.Deahílas esperanzadasy fustigantespalabrasde don Melchor, el narradorsecunda-rio de «La soberbiadel piojo»:

«¡Bah! ¡Paraquésontanbestiaslos indios! Si los indiossecontaran,se organizarany fueranmásalaescuelay bebieran menos, cuántas cosasno harían Porqueel indio no es idiota; esimbécil. Perode la imbecili-dadsepuedesalir; de la idiotezno. La imbecilidadcomoustedsabe,securatonificandoel alma, sembrandoidealesen ella,despertándoleambi-ciones, haciéndolesentir laconcienciade la propiapersonalidad.»(52)

A diferenciadeotros indigenistas—por ejemplo,el Luis VálcarceldeTem-pestaden los Andes—,López Albújar no incurreen el victimismo rencorosoquehacedel indio unaovejacarniceraporquela injusticia deque ha sidovíc-tiniajamáspodráserreparada.Es conscientedel caráctercirculantedel podery dela inhoniogeneidadesencialdetoda sociedad.En suscuentosno todoslosindiosson iguales.La rebeldíaindividual de ConceMaille, que dice no nece-sitarquenadiele hagajusticia,puesél sabehacérsela,contrastaconel controlquelosyayas,amparándoseenla tradición y enel supuestocarácterdivino de

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FranciscoJoséLópezAlfonso Aproximacióna «Cuentosandinos»

la ley, ejercensobre!a colectividad.Hay indios indiosricos y otros queno loson; indioshonradosy mostrencosborrachosy vagos,comoHilario Crispín,raptory asesino.

Estapercepciónplural impide que su obra incurra en el populismo fre-cuenteen otros escritoresindigenistas25quehacendel indio el portadorde losvaloresauténticosy delasmejoresvirtudesfrentealacorruptoracivbilizaciónoccidental,un entetan abstractocomola Humanidado el Bien.

Los indiosdeCuentosandinospresentanvirtudesqueno hanpasadodesa-percibidas—valor, inteligencia,tenacidad,sensibilidad... Perosobretodose hadestacado,enrelacióncon la inolvidablecondición dejuez del autor, su vio-lenciay sucrueldad.Basterecordarlas terriblesvenganzasdeLiberatoTuctoen «El campeónde lamuerte»o deIshacoen «Cachorrode tigre».

Sin embargo,no hayen ello prejuicio racial. Esaviolencia, esasevicia,esalgo generala todoslos hombres,como se sugiereen el desenlacede «Lasoberbiadel piojo», en el quedon Melchor, despuésde contarcómo aplastóentresusuñasal piojo quele salvó la vida, se defiendesentenciosamentedela acusaciónquese le formula:«—Fue ustedingratoy cruel.

— ¡ Bah Fui todo un hombre,señormio ... » (61)Y es queLópezAlbújar tieneunaconcepcióndel hombremuy próximaa

la de Schopenhauer—al que,por cierto,se cita en el último de los relatos—ypodríahaberafirmadoconel filósofo alemán:

«El hombrees en el fondo un animal salvaje,unafiera.No lecono-cemos sino domado, enjaulado en eseestadoque se llamacivilización.Por esoretrocedemoscon temorantelas explosionesaccidentalesde sunaturaleza»29

La imagendelhombrequeCuentosandinosofrece va inclusomásalládeestaafirnución.Se diría que López Albújar consideraque esaferocidadnovive únicamenteen el corazónde cadahombresino en el fundamentomismodel vínculo social. «Uslianan-Jampi»puedeilustrarestaconcepción.En esterelato,unánimentecelebradopor la críticay no sólo por susméritos literarios,sinopor suvalorantropológico,comodocumentodela elaboradajusticia tra-dicionalindígena,seinsinúaelgoceatrozdelamuchedumbreen su activaeje-cucióndel rebeldeConceMaille. Los perros,queaparecencomopermanenteaposiciónde la muchedumbrey terminanconfundidosconella en la ejecu-ción, son el juicio del autor.Perotampocoexisteaquíincomprensiónrecelosahacia lo indígena. Es sabido que López Albújar escribió admirativamente

28 José Tamayo Herrera —Historia del indigenismo cuz queño, siglos XVI-XX. Lima. Institu-to Nacional de Cultura. 1980— ha subrayado estepopulismocomouno de los rasgoscaracteri-zadores de la mentalidad andina. Ud. pág. 63 y ss.

29 Anuro Schopenhauer. El amor, las mujeres y la muerte.Valencia. Ediciones Prometeo,

pág. 179.

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sobre la justicia chupana.30 Se trata de una intuición o discernimientoqueexcedelos limites de estao cualquierestructurasocial.«El casoJulio Zimens« es,entreotras cosas,unaversiónmisti del mismoasunto:«—¿Porquéseño-ra? Siemprees útil saberla verdadde una muerte.Y másútil todavíasabercómomatala sociedady cómoun hombrepuedeserjuez y reo almismotiem-Po» (178).

Estaconcepciónde Lo humano,tan alejadadel positivismo,al expresarlonegativoy guardarloen el pensamiento,se ve ademássubrayadapor ciertapoéticade lo quemerecesercontado:«la hazañamásgrandede su vida decampeónde la muerte»(86); «algojamásvisto (...) que (...) llevabatrazasdeacabaren unaheroicidadmostruosa,épica,dignade la grandezade un canto»(105); «lo másconmovedorque he conocido,lo mástriste y lo más trágicotambién»(159). Es, pues,unapoéticadel exceso,de lo que se saleen cual-quierlíneade lo ordinario; tambiénde lo lícito. Ver en ello exclusivamentelasmarcasdel tremendismonaturalistaesolvidar quelasmás remotastradicionesdela humanidad,susmitos y leyendasde heroessuelengirarentorno a homi-cídios y asesinatos.La leyendaindígenade la fundaciónde lluánucoes unamuestrade ello.

Cuentosandinostrabajabanlaviolenciadesatadaparaponeren evidencialo quehabitualmentepasadesapercibidoo es silenciado:esosmecanismosdelmiedoy de la agresiónquemantienenunidosalos hombres,perotambiénesecorazónde las tinieblas que lateen cadauno de nosotrosy rechazala vidasocial. LópezAlbújar no podía,pues, idealizara ¡os indios,porqueno queríaidealizara los hombres.Surgíanasíesos«indiosde carney hueso»,quereco-nocíaCiro Alegría, junto a otros personajestambiénhechosde nervios y san-gre. De esta forma, el indigenismode López Albújar traspasabala fronteraentreculturaindigenay cultura occidentala fin de poder interpretarla totali-dady, másen concreto,la propia cultura con los mismosprincipios que seaplicabana «los otros».Se tratabadeescapara lospeligrosde laantropologíao sociologíapositivistaque,promovidapor un determinismobiológico,justi-ficabaladivisiónentrerazasatrasadasy avanzadas,legitimandoeldominio deunassobreotras.

Al respectoes altamentesignificativo el último de los relatos, «Cómohablala coca»,en el queel juez narradorse descubreinvadido por lo otro ydescubrequeaquíno es aquí. Estejuez, ingenuao tendenciosamenteidentifi-cadocon el propioEnriqueLópezAlbújar —«El escritormismosin disimuloni mixtificaciones, el-narrador-juez-lópez-albújar-residente-en-huánuco=>,lollamaEscajadillo3l~.. puedeserelmismode «El casoJulio Zimens»,de «Cha-

><> Eniique López Albújar, «Exégesis de la justicia penal chupana» en Actas y Trabajos Cien-t,ftcos del XXVII Congreso Internacional de Americanistas, Lima, 1942, Tomo II, págs. 75-77.

3’ Tomas O. Escajadillo.Op. cit., pág. 129. En los relatos, sin embargo, la figura del juezpermaneceanónima;conunaposibleexcepción:en «Cachorrodetigre» apareceun nombre,elde Francisco,en una referenciaalgo ambigUaque, cuandomenos, restaríaexplicitud a esasupuesta continuidad documental entre el autor y el personaje: «—¿Cómoanda patrón Francisco?

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FranciscoJoséLópezAlfonso Aproximacióna «Cuentosandinos»

chorro de tigre» y de «Cómohablala coca»y, por quéno, quizátambiénel de«Los tresjircas» y «La soberbiadel piojo», los otrosdos cuentosnarradosenprimera personay desdeunaperspectivaoccidentalizada.Si admitimosestaposibilidad,dadoque«la pregunta¿quién?—como indicaDeleuze—no exigepersonas,sino fuerzasy voluntades»32, puedeapreciarsesu procesodesdeelinicio del libro. El sujeto occidentalizadode «Los tres jircas», dueñode unconocimientocientíficodel mundoen el que seamparaparadespreciar,arro-gante, al indígena,reapareceahoracomoun sujetodescentrado,desvestidodesu papel imperial y penetradopor aquelloqueaborrece.Su incomprensióndelo indígena—«No voy entendiéndote,PilIco»— (35) se ha transformadoenincomprensiónde símismo:

«Me habíadado ala coca.No sé si al peoro al mejorde losvicios.Ni sé tampoco si por atavismos o curiosidad, o por esa condición fatal denuestra naturaleza de tener siempre algo de qué dolerse o avergonzarse».(253)

Cuentosandinos es, entoncesuna interrogaciónpermanente:¿quées laidentidad?,¿quiénessomos?LópezAlbújar no escribemásquesignosde pun-tuación,nadadenoblesapostolados,nadade solemnesactitudesde redentoresclarividentes,sino simplementesignosdeexclamacióne interrogación.No eslo bastanteestúpidoparacreersecapazde conocersin fisurasla situación«delotro» o la suya.Peroestono suponeclaudicaren un irracionalismoestetizan-te queexcluyade antemanotodaposibilidaddeinterpretaciónde otracultura.Frenteal relativismode losvalorescomoprincipio generalde equivalenciade«todo vale por todo»,eseantropológicorespetoa las diferenciasen elque losinvestigadoresa veces se desdoblanen militantes y que le hace expresaraEscajadillo su indignadasorpresaante el hecho de que López Albújar «nisiquierave en ella [la concepciónmágico-religiosadel mundoque tiene elindio] unamaneradistinta,peroigualmenteválida,de verel mundo»,33Cuen-tos andinosproclamala necesidadde incorporar al indio a la realidadocci—dental,a lamodernidad.Quizáspor ello, Ciro Alegríaafirmaseque «exacta-mente,Don Enriqueno eralo que se llama un indigenista»>~

LópezAlbújar no pretendíarecetarsoluciones.Sólo formulabaorientacio-nes,sin caeren apologías,criticandolas pretensionesabsolutasdel programa,pero sin hacercampañaen favor de ningúnotro. Era conscientede que paraentonces,y a pesarde su inhomogeneidad,la sociedaderauna.Inclusodondetodavíano alcanzaranlos grandespoderessociales,losdominios«no desarro-

¿No sabés cómo anda patrón Francisco? Patrón anda así... (...) Y cuandopatrónestádespachoy preso delante, va para allá (Yo (187).

32 Gilles Deleuze, «El misterio de Ariadna según Nietzsche» en Crítica y clínica, Barcelo-

na, Anagrama. 1996, págs. 140-149, pág. 140.>-‘ Tomás O. Escajadillo. Op. cii., pág. 79.»‘ Ciro Alegría, «A manera de prólogo», op. cii., pág. 7.

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liados»y los quehabíanprosperadohastala racionalizacióny la socializaciónunitariaestabanunidosfuncionalmente.Y un pensamientoqueno atendieseatal cosase convertíaen unaideologíaen sentidopleno.Laliquidacióndel con-suelofalso, incluyendola renunciaa explotarlas facetaspoéticasdel pensa-mientoanimista(porquela condiciónpoéticatambiénpuedeserunaforma desutil mentira) hacíade su obra una literaturaproblema,lejosde la literaturadecoración,unaliteraturapolíticacuyateoríaeracontinuamenterevisadaporlos problemasconcretosdel país.

Pero no era sólo el indio el que debíaincorporarsea la modernidad,eratoda La región,sin distincionesde raza o de otra índole; era la totalidad de«estos desventuradoscamposandinos»,porque en «estos lugares, dondetodos,cuál más,cuál menos,cuandono llevamosun piojo encimaes porquenos lo hemosdejadoen casa».Ello no significaba quela situaciónfuese lamisma paratodoslos habitantesde la sierra. Los cabecillasde las diversascotnunidadesquesereunenen«El hombrede la bandera»sonmuy conscien-tes de la división del ámbitoserranoen un campoindio y unaciudadmisti. Elurimeroes mástradicional y nermaneceliuadn a natronesandinos-que~tn-st¡inevitablerelacióncon el universomisti, lo condenana unasituación margi-nal. Los viejos, los yayas,celososguardianesde la tradición,controlanestemundode raigambremilagrosay sonreaciosacualquieridea de cambio;peroen susenohayelementos,en diferentesgrados,potencialmenterevoluciona-nos.Un illapaco comoJuanJorge,joven y muy rico, queademássabeleer yescribirregularmente,conalgunoshábitosde mistiy queejercecomocaciqueen las elecciones,es alguienque estáen situaciónde discutir la autoridaddelos yayas.Su figura suponeun germende modernidadnotable,aunqueluegoquedeatrofiadopor el pesode la tradición.Otros factores,en estecasoexter-nos a la vida rural indígena,comoel serviciomilitar son importantesagentesde cambio. Los licenciados,comose leeen «El licenciadoAponte»,incorpo-ran ideasdecisivasa su mentalidad,comola del progreso,la del anticlerica-lismo, ladela luchadeclases...Si JuanMaille sucumbealpesode la tradiciónanimista,estoes,si no consiguesecularizarsefinalmente,es porqueéstapesacomounamontañasobreel espíritude los vivos.

La modernizacióndel mundoindígenano es fácil, sugiereLópez Albújar.No es únicamentecuestiónde economía,ni tampocodesaberes;estambiénunacuestión de mentalidades.Y cambiaréstasrequieretiempo. A vecesmás delquesenecesitaparaquese produzcancambiosen la estructurasocial.En cual-quiercaso,no puedenegarsequeel procesode la modernidadestabaen mar-cha. La diferenteactitudde ConceMaille, incapazde alejarsede su choza,desu comunidad,y la de su hijo, quese empleaen unahaciendaanimadopor laperspectivadeun futuro esperanzador,de un progreso,es altamenteilustrativo.

La modernidad,perfiladacomointegración,es dificultosa.No puedecum-plirse sinsacrificioparalasminoríasétnicasy culturales(aunqueéstas,en rea-lidad, fuesendemográficamentemayoritarias),comoparecenejemplificar losgolpesqueJuanMaule recibede suscompañerossoldados,mulatosy mesti-

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zos, y que le ayudana comprenderla realidad.Pero tampocopodrá conse-guirsesin la solidaridady la comprensiónde los mistisde la sierra. Es preci-soquelas señorasLinaresabandonensusprejuiciosracialesparaquellegueeldía soñadopor Aparicio Pomares,el hombrede la bandera,en que «seamosiguales»,en quePerúsea sea«la patria delos mistis y de los indios».

En esterelato,«El hombrede la bandera»,posiblementeel menosafortu-nadodel libro, los razonamientospatrióticosdel indio Pomaresparaconven-cer a los cabecillasindígenasresultanmenospersuasivosquelos esgrimidosporestosparaafirmarsunegativaalucharporel Perúdelos mistis. Si lospar-lamentosde Pomaressuenanfalsos,los de los otros indiosacentúanla denun-cíaentrelo que es y lo quedeberíaserComoes característicodel regionalis-mo, la temáticaabordadano se constreñía,comoquiereel tópico critico, ni ala tremendaluchadel hombrecon la naturaleza,ni ala del hombreenfrentadoa las injusticiassociales,sino aunaproblemáticamuchomáscomplejay sutilcomoes la dela modernidaden el ámbitorural.

Porotraparte,el atrasomaterialy espiritualde lasierrano redunda,comosucedíaen Avessin nido, en brillo de la costay, másen concreto,de Lima,comoreino deperfección,sino en suoprobio; puesen parteerael resultadodesu desprecioy temorhispanistaa las muchedumbrescampesinas.En definiti-va, elproblema,seplanteabano sólodesdeunaperspectivaregional,sino tam-biénnacional.La sierraaquí,comoaconteceen otros relatosregionalistas,erauna imagen de lo nacional,una sinécdoque.No en vano, los tresjircas querodeanla ciudad de Huánucofuerontresguerrerosprocedentesdel «mar»,dela «selva»y de las «punas»;estoes,de la costa,de la selvay dela sierra, lastresregionesgeográficasdel Perú.Lo que se afirmaba,másque un mododevida distinto al del restodel país,eraun nuevoconceptode nación, enel quelo andinoy, en particular,lo indígenao, máspropiamente,los indios, antesignoradosy hastadespreciadospor la culturaoficial, pasabana serpartesus-tancial de la nacionalidad.Pero tampocola nacionalidadmisma, comopre-tendieronotros, sino un ingredientemásen igualdadconotros gruposhuma-nos, comoquisieronJorgeBasadreo Uncí García;unanacionalidadmestiza,en laqueel conceptode razadejabadetenersentido,con la obligaciónhistó-ricade sery de modernizarse.

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