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ANUARIO/1998 101 LOS AGRESORES SEXUALES ADOLESCENTES ADOLESCENT SEX AGGRESSORS Rosa Mª ARAGONÉS DE LA CRUZ Psicóloga clínica Master en Psicología Jurídica RESUMEN El objetivo de la presente investigación ha sido ofrecer una descripción de las principa - les características de los Agresores Sexuales Adolescentes. Después de la exposición del marco legal referente al tema, la descripción de los fac - tores que predisponen la relación entre agresión y sexualidad y la revisión de las principa - les tipologías sobre agresores sexuales adolescentes y adultos, se pone en evidencia la escasez de este tipo de estudios, sobretodo en nuestro país, y por lo tanto, la necesidad de ellos. Para ello se ha accedido a 78 expedientes de jóvenes que han tenido contacto con jus - cita juvenil por delitos sexuales entre los años 1990 y 1996 en Barcelona y de éstos se ha recogido información acerca de 87 variables divididas en cinco tipos: variables demográ - ficas, antecedentes, variables del delito, variables de personalidad y consecuentes. Mediante un análisis de frecuencias se han hallado, de modo descriptivo, las caracte - rísticas más relevantes de este tipo de agresores, proponiéndose a continuación a título orientativo una clasificación de los mismos y unas bases para su intervención terapéutica. PALABRAS CLAVE: Agresores sexuales. Clasificación. Intervención. ABSTRACT This paper offers a description of major characteristics of adolescent sex agrresors. The legal framework is introduced, together wiht a description of factors that lead to linking aggression and sex, and a review of main typologies of sex aggressors, whether ESTUDIOS

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ANUARIO/1998 101

LOS AGRESORES SEXUALES ADOLESCENTES

ADOLESCENT SEX AGGRESSORS

Rosa Mª ARAGONÉS DE LA CRUZPsicóloga clínica

Master en Psicología Jurídica

RESUMEN

El objetivo de la presente investigación ha sido ofrecer una descripción de las principa -les características de los Agresores Sexuales Adolescentes.

Después de la exposición del marco legal re f e rente al tema, la descripción de los fac -tores que predisponen la relación entre agresión y sexualidad y la revisión de las principa -les tipologías sobre agre s o res sexuales adolescentes y adultos, se pone en evidencia laescasez de este tipo de estudios, sobretodo en nuestro país, y por lo tanto, la necesidadde ellos.

Para ello se ha accedido a 78 expedientes de jóvenes que han tenido contacto con jus -cita juvenil por delitos sexuales entre los años 1990 y 1996 en Barcelona y de éstos se harecogido información acerca de 87 variables divididas en cinco tipos: variables demográ -ficas, antecedentes, variables del delito, variables de personalidad y consecuentes.

Mediante un análisis de frecuencias se han hallado, de modo descriptivo, las caracte -rísticas más relevantes de este tipo de agre s o res, proponiéndose a continuación a títuloorientativo una clasificación de los mismos y unas bases para su intervención terapéutica.

PALABRAS CLAVE: Agresores sexuales. Clasificación. Intervención.

ABSTRACT

This paper offers a description of major characteristics of adolescent sex agrre s o r s .The legal framework is introduced, together wiht a description of factors that lead tolinking aggression and sex, and a review of main typologies of sex aggressors, whether

ESTUDIOS

INTRODUCCIÓN

El pro g resivo aumento de los delitossexuales entre los adolescentes de nues-t ro país y la escasa bibliografia sobre eltema –de los pocos estudios que existen,la mayoria son de origen anglosajón–hacen de la investigación un elementoi m p rescindible para empezar a conocerlas características de estos jóvenes agre-sores.

Está claro que descripciones y tipolo-gías son sólo un primer paso, a vecespuesto en entredicho, pero creemos quees fundamental que los profesionales ylas instituciones tengan un mayor cono-cimiento del perfil de estos delincuentestan part i c u l a res, para llegar con el tiem-po a alcanzar un buen modelo de trata-miento y, lo que es más importante, unaadecuada prevención.

En la revisión bibliográfica sobre eltema llevada a cabo en esta investiga-c ión, cabe tener presente que dicha

revisión, dada la escasa bibliografiaexistente en nuestro país sobre losA g re s o res Sexuales Adultos y, en part i-cular de los Agre s o res Sexuales Adoles-centes –donde tal bibliografia es inexis-tente–, se ha llevado a cabo fundamen-talmente, a partir de las investigacionesy estudios elaborados en dicho ámbitomayoritariamente procedentes de lospaises anglosajones y, especialmente,de Estados Unidos. Por este motivo hayque tener sumo cuidado al quere rgeneralizar las conclusiones de los estu-dios revisados a nuestro contextos o c i o – c u l t u r a l .

Antes de pro s e g u i r, también quisié-ramos especificar aquí que hemostomado el nombre de Agresor SexualAdolescente –en adelante A.S.A.– enlugar de Delincuente Sexual Adolescen-te porque lo consideramos más adecua-do. Dicha util ización del término noimplica ninguna acepción que el nuevoCódigo Penal le haya asignado y debetomarse éste como una denominación

adults or youngsters. It makes clear the need of re s e a rch, given the lack of studies inthe field.

R e c o rdds of 78 youngsters with sex crimes in Barcelona, extending from 1990 to1996, were acceded. Information of 87 variables was gathered. Variables were of thre etypes: demographic variables, antecedents, crime variables, personality, and consequentfactors.

By means of a frequecies analysis, the most salient features of this kind of aggressorshave been found. Then, a tentative taxonomy of these criminals is suggested togetherwith some guidelines for the therapeutic intervention.

KEY WORDS: Sex Aggressors. Taxonomy. Intervention.

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general de este tipo de menores (dondese incluye al agre s o r, al abusador y ale x h i b i c i o n i s t a ) .

MARCO LEGAL: LOS DELITOSSEXUALES

El actual Código Penal supone, en elcaso de los delitos contra la libert a dsexual, una ruptura total con la legisla-ción anterior sobre dicha materia,donde todas estas cuestiones tomanuna nueva perspectiva y la violación( d e rogado Art. 429) pasará a denomi-narse o bien agresión sexual o bienabuso sexual.

El matiz diferenciador residirá, a gran-des rasgos, en que los abusos (Art. 181)no puede mediar violencia ni intimida-ción ya que es el leit motiv del Art. 178de las agresiones sexuales.

1.– Abusos sexuales: Se consideraabuso sexual todo acto que atente con-tra la libertad sexual de otro, re a l i z a d osin el consentimiento de éste y sin quemedie violencia ni intimidación, teniendoen cuenta que se reputa no consentidotodo abuso que se ejecute sobre meno-res de doce años, sobre personas que sehallen privadas de sentido o abusandode su trastorno mental.

Por otra parte se castigan tambiénlos supuestos en los que el consenti-miento se obtiene por el pre v a l i m i e n t ode una situación de superioridad o pormedio de engaño –en este último caso,s i e m p re que la víctima tenga menos dedieciséis años, en los demás sin límitede edad–.

R e f e rente a las clases de actos pena-dos, se distinguen unos más graves –elacceso carnal, la penetración anal o

bucal y la introducción de objetos– delos que podríamos denominar básicos–contacto corporal–. Para los más gra-ves se prevén unas agravaciones cuan-do el delito se cometa por ascendien-te, natural o por adopción, o herm a n ode la victima, y cuando ésta fuese per-sona especialmente vulnerable porrazón de su edad, enfermedad o situa-c i ó n .

2.– Agresiones sexuales: Se consi-dera agresión sexual el que “atentarecontra la libertad sexual de otra persona,con violencia o intimidación”. La violen-cia o la intimidación es la línea divisoriaque marca la diferencia entre los abusosy las agresiones sexuales.

En cuanto a los comport a m i e n t o stipificados hay una coincidencia entrelos abusos y las agresiones: acceso car-nal, penetración bucal y anal, la intro-ducción de objetos y el contacto corpo-ral. Los tres primeros gozan de igualconsideración mientras que el contactocorporal da lugar a la agresión sexualmás elemental y castigada con menors e v e r i d a d .

De igual modo que en el abuso sexualel sujeto activo o pasivo de la acciónpuede ser hombre o mujer.

3 .– Exhibicionismo y pr o v o c a c i ó nsexual: Por lo que hace re f e rencia alexhibicionismo, en el Art. 185 se castigaal que ejecute o haga ejecutar a otro sactos de exhibición obscena antem e n o res de edad o incapaces. La pri-mera diferencia con el derogado Art .431 es a nivel conceptual ya que se hasuprimido la ejecución de actos lúbri-cos. Quizá este matiz se explica porq u elos actos lúbricos están incluidos en losde exhibición obscena y por lo tanto yac o n t e m p l a d o s .

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MARCO TEÓRICO: ADOLESCENCIA YAGRESIÓN SEXUAL

La comprensión clínica de los Agre s o-res Sexuales Adolescentes puede sercomplicada por el hecho de que ya laadolescencia sana es frecuentemente unperiodo estresante en el desarrollo de lasexualidad.

La pubertad usualmente empiezaa l rededor de los 11 años y la mayoría decambios psicológicos finalizan norm a l-mente al final de la adolescencia (18–19años).

Los adolescentes fre c u e n t e m e n t eempiezan a asumir roles sexuales rígidos– roles que son fuertemente influencia-dos por sus iguales y la sociedad–. Ami-gos del otro sexo, citas, acerc a m i e n t o srománticos y experiencias sexualesempiezan a tomar importancia.

En los adolescentes, los conflictoss o b re la independencia y la separaciónde la familia podrían también expre s a r s ede una manera sexual. Los adolescentespodrían usar relaciones sexuales paraponer distancia entre ellos y sus familias.

Hay evidencias en re f e rencia al abusosexual, el embarazo adolescente, ela b o rto, y las enfermedades de transmi-sión sexual que indican que los adoles-centes frecuentemente se encuentraninmersos en una actividad sexual sinuna adecuada información sobre elc o n t rol de natalidad, las re l a c i o n e ssexuales, y otros temas re l a c i o n a d o scon el sexo.

Los padres proveen de muy poca onula información acerca de la sexualidado del abuso sexual –muy pro b a b l e m e n t ep o rque ellos tampoco re c i b i e ron esai n f o rmación cuando eran adolescentes–.

Esto refleja la general erotofobia de lasociedad o incomodidad respecto acuestiones sexuales, especialmente enreferencia a los adolescentes.

Si los adolescentes logran superar laadolescencia con éxito ya serán capacesde entrar en el mundo del joven adultocon una autoimagen segura y con senti-mientos de autoestima. Un fallo en unasaludable maduración del adolescente esel desarrollo de una conducta sexual-mente victimizada. (Strong & De Va u l t(1992), citados en Gonsiorek, 1994).

Por otro lado son muchos los factore ssociales, familiares e intraindividualesque los diferentes modelos teóricos re v i-sados en la literatura científica de esteámbito sugieren que podrían tener unasignificación en el desarrollo del Agre s o rSexual Adolescente:

1.– FACTORES SOCIALES: ambientesocial con roles estereotipados de hom-b res y mujeres, valores de sistemasp a t r i a rcales, aislamiento social, homofo-bia y erotofobia.

2.– FACTORES FAMILIARES: el abusofísico, sexual o emocional, la neglicenciay un padre distante o ausente. La violen-cia familiar, los sistemas familiares caóti-cos e inestables, pobres límites emocio-nales, roles poco limitados o invert i d o se n t re los miembros de la familia o expo-sición a material sexual traumático.

3.– FACTORES INDIVIDUALES: Míni-mas habilidades sociales, déficits en ela u t o c o n t rol, baja autoestima, limitadacapacidad para expresar de una maneraefectiva la ira, sentimientos de impoten-cia, inestabilidad emocional, nocionesaltamente estereotipadas de la sexuali-dad y de las relaciones íntimas, infanciacon exposiciones a la agresividad y a for-

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mas de dominio sexual, físico o al abusoemocional. Déficits de atención, re t r a s omental o abuso de drogas o de alcohol.Exposiciones masivas a la pornografía oactivación sexual desviada.

La conexión entre actividad sexual ya g resividad es un hecho nada infre c u e n-te. Se trata de dos cualidades instintivasque, como es natural, pueden tenerpuntos de contacto y de transición de launa a la otra, y en las cuales existen tam-bién paralelismos en el comport a m i e n t obiológico. Esta superposición de accio-nes sexuales y agresivas puede observ a r-se en el paso a las parafilias, por ejemploen la conexión de actos sexuales conc o m p o rtamientos sádicos o masoquis-tas. (Lempp, 1979).

Puede también buscarse una segundaconexión entre sexualidad y agre s i v i d a den el hecho de que los actos sexualeschocan, precisamente entre los adoles-centes, con un tabú y, por consiguiente,suscitan sensaciones de angustia o detemor. En tal caso, las agresiones puedenser una posibilidad de superar o desalo-jar el temor. Ahora bien, el temor puedesurgir no sólo porque en los actos sexua-les el actor actúa contra una norma dev a l o res, sino también debido a una posi-ble impotencia para el acto sexual. Decualquier forma, habría que precisar yfundamentar bien, desde el punto devista psicológico, el tránsito hacia accio-nes agresivas.

PROBLEMA, OBJETIVOS E HIPÓTESIS

PROBLEMA: Una vez decidida laelección del tema –un estudio acerca delos A.S.A.– pasamos a delimitar el pro-blema, abarcando un aspecto más con-c reto y acotado que nos facilitará lainvestigación.

El problema en nuestro trabajo hasido la evaluación descriptiva de las prin-cipales características que conforman elperfil de un Agresor Sexual Adolescente.

OBJETIVOS: Una vez realizada unadetallada revisión bibliográfica y tenien-do en cuenta nuestros propósitos origi-nales en el momento de elegir el tema,se nos plantean dos objetivos.

El primero es un estudio general sobrelos Agre s o res Sexuales Adolescentes,caracterizándolos en base a las variablesque se citan posteriormente, y llevado acabo principalmente por dos motivos:

a.– Un intento de cubrir la escasez deestudios referidos a este ámbito enn u e s t ro país, ya que creemos necesa-rio el conocimiento de este tipo dea g re s o res, para una mejor interv e n-ción.

b– Un intento de comprobar si existec o rrespondencia entre los re s u l t a d o sobtenidos en las investigacionesanglosajonas y los resultados obteni-dos con una muestra española –eneste caso de Barcelona–.

Las variables que utilizamos en nues-tra caracterización, seleccionadas a partirde la revisión bibliográfica sobre el temay jerarquizadas y estructuradas a part i rde nuestros conocimientos sobre lamateria, son las siguientes:

1– Variables Demográficas.2– Variables Antecedentes:

2.1– Variables socio–económi-cas

2.2.– Variables familiares2.3.– Variables personales

3– Variables del Delito:3. 1.– Generales3.2.– Tipo de acto sexual

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3.3.– Agravantes3.4.– Variables de la víctima

4– Variables de Personalidad. 5– Variables Consecuentes:

5. 1.– Medida judicial5.2.– Reacción familiar al delito5 . 3 .– Reacción personal al deli-

t o

Y el segundo es una orientación encuanto a la evaluación diagnóstica y a lai n t e rvención de programas terapéuticos,teniendo en cuenta la descripción obte-nida.

HIPOTESIS: En lo referente a las hipó-tesis, definimos las siguientes, derivadasde las investigaciones que revisamos:

– Hipótesis 1: Los A.S.A. pro c e d e r á nde ambientes familiares inestables,con padres emocionalmente distantes(estudios revisados por Gonsiore k ,1994 y por Becker & C ol., 1 9 9 3 ). – Hipótesis 2: Los A.S.A. habrían sidovíctimas en gran mayoría de abusossexuales o físicos (Johnson, 1988,citado en Becker & Col., 1993). – Hipótiesis 3: Los A.S.A habrán re c i-bido una pobre supervisión patern acon pobres controles de sus conduc-tas desviadas (De Fraces, 1969). – Hipótiesis 4: Los A.S.A. pre s e n t a r á nun aislamiento social y unas escasasrelaciones sociales (Awad & Saunders,1991, citado en Becker & Col., 1993). – Hipótesis 5: En el re p e rtorio con-ductual de los A.S.A. se encontraránuna falta de control del impulso y unainadecuada habilidad en el control dela agresividad (Perry & Orc h a rd, 1992). – Hipótesis 6: Los A.S.A. pre s e n t a r á nbajos logros académicos y pro b l e m a sen el aprendizaje (Knight & Pre n t k y,1993). – Hipótiesis 7: Los A.S.A no tenderána usar armas o causar daño fisico a

sus víctimas en sus ataques sexuales(Knight & Prentky, 1993).

MÉTODO

SUJETOS: La definición de la muestrade la presente investigación tuvo quepasar por diferentes procesos de acota-ción. En un primer lugar la muestra setuvo que limitar en el tiempo por tre srazones principalmente:

– Para la unificación de la muestra eranecesario excluir lo máximo posibleaquellos expedientes anteriores a laL.O. 4/92, sobre la Reforma de la LeyReguladora de la Competencia y elP rocedimiento de los Juzgados deM e n o res, ya que los expedientesa n t e r i o res a la promulgación de dichaley distan enormemente en contenidoy forma de los elaborados a partir dela mencionada ley.

– El número de expedientes de A.S.A.,desde el año 90 al 96, ya nos pro p o r-cionaba una muestra suficientementegrande.

– Cuanto más lejos en el tiempo, másp robable era que los expedientesestuvieran archivados definitivamenteresultando imposible nuestro acceso.

En un segundo lugar se tuvo que limitarpor razones metodológicas al vaciado deexpedientes –atestados policiales, expe-dientes judiciales, testimonios de re s o l u-ción e informes del equipo técnico– .

Así pues, tras el citado proceso deselección –acotación en el tiempo yreducción a la muestra a la revisión deexpedientes judiciales– llegamos a ladefinición de la muestra de nuestro estu-dio.

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La muestra comprende a todos losA.S.A. que fueron denunciados desde el1 de Enero de 1990 al 20 de Septiembrede 1996 en los Juzgados de Menores deB a rcelona. Dicha muestra estaba com-puesta por 193 menores. De estos 193m e n o res tuvimos que eliminar a 103p o rque su expediente ya estaba cerr a d oy archivado definitivamente en elmomento de la extracción de la muestra,la cual cosa implica que dichos menore sya han cumplido la edad de 18 años –esd e c i r, su expediente queda cerrado ya rchivado de manera definitiva automá-ticamente, extinguiéndose a la vez sihubiese alguna medida judicial todavíapor cumplir–.

Dichos expedientes al ser cerrados ya rchivados definitivamente, cambian delugar físico –pasan de estar localizadosen el Servicio de Asesoramiento Técnicoy Gestión de Expedientes (SATGE) a estaren los archivos centrales– y nuestraautorización no nos permitía acceder.

Por tanto estos 193 expedientes sevieron reducidos a 90 que eran los expe-dientes vigentes y los archivados pro v i-sionalmente, localizados físicamente enel SATGE.

Nuestro estudio en principio tendría elpeligro de que al basarse en una muestrade A.S.A. denunciados, se estaría dejan-do fuera de la descripción a todos aque-llos A.S.A. que sea por la razón que fuerepasan a formar parte de aquellos delitoso faltas de los que nunca tendre m o sconocimientos, ya que la víctima no seanima a denunciar –ignorando así si espor el miedo a la segunda victimizaciónen delitos que por su gravedad ya hancausado suficiente sufrimiento a la vícti-ma o bien si se trata en su mayoría dedelitos donde es precisamente su pocagravedad o trascendencia lo que hace

que no se pongan en conocimiento delsistema judicial, o bien por otras razo-nes–.

Si fuera por la primera causa de lasapuntadas quizás no sería tan grave anivel metodológico ya que sí contaría-mos con otros delitos de import a n t econsideración dentro de la muestra y elsesgo sería más bien a nivel cuantitativo–no contar con tantos A.S.A. de unad e t e rminada gravedad del delito comodebiéramos–, pero si la razón fuera lasegunda causa apuntada, entonces lamuestra estaría sesgada hacia la no con-sideración de los delitos menos graves,esto es, sesgada hacia una descripciónde A.S.A. que cometen delitos de másp e l i g rosidad y por lo tanto de más re p e r-cusión social, dejando así fuera del estu-dio a aquellos A.S.A. que sin pro v o c a rdelitos graves (exhibicionismo) –quesuelen ser atribuidos a hechos pro p i o sde la etapa de desarrollo si no son gra-v e s – sí que igualmente tendrían queestar considerados significativamente enla muestra como una categoría tambiéne x i s t e n t e .

Para paliar este posible sesgo nuestrainvestigación ha considerado aquellosA.S.A. de la muestra que por “ la pocagravedad de los hechos, las circ u n s t a n-cias del menor...” el fiscal decide el archi-vo del caso sin ninguna otra medida niconsecuencia, sin entrar en el acto de laComparecencia ni en el de la Audiencia.

Por otra parte, de los 90 casos sí quese han eliminado aquellos que se demos-tró en el acto de la Comparecencia queno había suficientes pruebas parademostrar la implicación del menor enlos hechos; son los casos en los que lamedida es el sobreseimiento de las dili-gencias judiciales o Absolución tras lacelebración de la Audiencia.

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Aquí mostramos, paso a paso, el pro-ceso de selección que ha ido sufriendonuestra muestra y el número total decasos que finalmente la compone: 78sujetos.

– M e n o res denunciados desde enerode 1990 hasta 20 de septiembre de1996 ........... 193

–De los cuales el expediente todavíano se ha archivado definitivamente........... 90

–De los cuales 7 legalmente no sedemuestra que fueran responsables delos delitos por los cuales son denuncia-dos ........... 83

–5 absoluciones–1 sobreseimiento–1 sobreseimiento con Remisión

a Instancias Administrativas( D i rección General de Pro t e c-

ción a la Infancia)–De los cuales 5 no estaban en el

momento de extracción de la muestralocalizados en el S.A.T.G.E. ........... 78

–2 eran dos expedientes vigentes queen aquellos momentos estaban trabajan-do con ellos.

–3 habían sido retirados de los arc h i-vos del S.A.T.G.E. para ser trasladadoslos archivos centrales al cumplir 18años entre el 20 de septiembre y finalesde octubre momento en que se llevó acabo el vaciado de expedientes judicia-l e s .

M ATERIAL: En esta investigación sehan utilizado distintos tipos de instru-mentos:

– Elaboración del sistema de categori-zación de las variables para unacorrecta codificación de las mismas.

– Elaboración de una tabla de codifi-cación de las variables para la asig-nación de los códigos numéricos a

las mismas para un mejor tratamien-to estadístico posterior.

– Elaboración de una tabla de vaciadode recogida de datos para la facilita-ción de dicho proceso.

VARIABLES: Para la elección de lasvariables apropiadas a examinar en nues-tra investigación, no sólo se considera-ron aquellas estructuras taxonómicasque se han comprobado que tienen unaalta fiabilidad en agre s o res adultos, sinolas dimensiones y estructuras que surgende la literatura teórica y empírica comocaracterísticas discriminativas de losA.S.A.

SISTEMA DE CATEGORIZACIÓN DELAS VARIABLES:

1– VARIABLES DEMOGRÁFICAS:

a) Sujeto: b) Año de nacimiento: c) Lugar de nacimiento: d) Residencia: e) Nivel de estudios alcanzado:

2– ANTECEDENTES:

2.1. Variables socio–económicas:

a) Barrio desfavorecido:

b) Vivienda familiar inadecuada:

c) Economía familiar precaria:

2.2. Variables familiares:

I) Sucesos familiares traumáticos:

a) Cambios de domicilio familiar: b) Suceso familiar traumático: c) Encarcelamiento familiar:

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II) Relaciones en el núcleo familiar:

a) Separación de progenitores: b) Ausencia/muerte de progenitores: c) E n f e rm e d a d / d rogodependencia de

familiares: d) Agresividad/violencia familiar: e) Malos tratos a menores: f) Falta de relación familiar: g) Permisividad paterna: h) Pautas educativas contrarias:

2.3.) Antecedentes personales:

a) Antecedentes judiciales: b) Psicopatología: c) Retraso escolar: d) Absentismo escolar: e) Historia institucional del menor: f) Consumos conocidos:

3– VARIABLES DEL DELITO:

3.1.) Variables generales:

a) Intervención en el tiempo:b) Calificación del delito: c) Fecha de la sentencia 1: d) Fecha de la sentencia 2: e) Fecha del delito 1: f) Fecha del delito 2: g) Fecha del delito 3: h) Hora del delito 1: i) Hora del delito 2: j) Hora del delito 3: k) Lugar del delito:

3.2.) Tipo de acto sexual:

a) Vaginal: b) Anal: c) Oral: d) Tocamientos: e) Exhibicionismo:

3.3.) Agravantes del delito:

a) Grupo: b) Reiterado: c) Nocturnidad:

d) Engaño: e) Arma: f) Robo: g) Amenazas: h) Daños a la propiedad: i) Lesiones:

3.4.) Variables de la víctima:

a) N° de víctimas: b) Sexo de la víctima: c) Año de nacimiento de la víctima 1: d) Año de nacimiento de la víctima 2:e) Año de nacimiento de la víctima 3:f) Relación víctima–agresor: g) Actividad de la víctima:

4– VARLABLES DE PERSONALIDAD:

a) Introversión: b) Impulsividad: c) Pocas relaciones sociales: d) Carencias normativas: e) Carencias afectivas: f) Influenciable por el grupo de iguales: g) Agresividad: h) Capacidad intelectual inferior: i) Capacidad de reflexión: j) Baja autoestima: k) P roblemas de contacto con la re a l i-

dad: I) Problemas de conducta: m) Relación menor–grupos disociales: n) Malos tratos a progenitores: ñ) Menosprecio a la figura femenina: o) Inmadurez: p) Baja tolerancia a la frustración: q) Empatía:

5. CONSECUENTES:

5.1.) Medida impuesta:

a) Archivo de expediente b) Amonestación c) Libertad vigilada d) P restación de servicios en beneficio

de la comunidad e) Tratamiento ambulatorio o ingre s o

en centro terapéutico

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f) Ingreso en un centro abierto, semia-bierto o cerrado

5.2.) Reacción familiar al delito:

a) Negación familiar: b) Soporte familiar:

5.3.) Reacción personal al delito:

a) Responsabilización del delito: b) Sentimientos de culpabilidad por el

delito: c) Ansiedad por el hecho de pasar por

justicia: d) Resistencias o negación de los

hechos:

6. VARIABLES MISSING:

PROCEDIMIENTO Y DISEÑO

Tras una exhaustiva revisión de la litera-tura científica sobre el tema, pasamos a laelaboración del marco teórico en el que seencuadra nuestra investigación.A partir delmomento en que se nos concedieron lasc o rrespondientes autorizaciones paratener acceso a los expedientes de losA.S.A., se procedió a la elaboración del sis-tema de categorización de las variables yde las técnicas de recogida de datos –latabla de vaciado de expedientes judiciales yla codificación numérica de las variables–.

De una manera resumida pre s e n t a-mos el proceso seguido cronológicamen-te por nuestra investigación:.

– S e p t i e m b re–95 a Mayo–96 ...........Revisión bibliográfica–Junio–96 a Julio–96 ........... Petición deautorizaciones y elaboración del sistemade categorias..– S e p t i e m b re–96 ........... Elaboración dela tabla de recogida de datos y codifica-ción numérica de las variables.– O c t u b re–96 ........... Proceso de re c o g i-da de datos.

–Noviembre–96 ........... Análisis de resul-tados.–Diciembre–96 ........... Análisis de resul-tados y elaboraciónde la memoria de lainvestigación.

TÉCNICAS DE RECOGIDA DE DATOS

Para la recogida de datos (vaciado delos atestados policiales, expedientes judi-ciales y los informes del equipo técnico)se elaboró una tabla para el vaciado dedicha información, en la que apare c e nrecogidas las variables a codificar paranuestro estudio.

El segundo instrumento elaboradop o s t e r i o rmente al diseño de la tabla derecogida de datos fue un listado con lacodificación de las variables y su corre s-pondiente asignación numérica lo quenos permitirá la facilitación del posterioranálisis estadístico de las mismas.

En algunas de las variables se tuvieronque crear combinaciones de varias de lascategorías con tal de poderlas codificaren aquellos sujetos que habían agre d i d oa más de una víctima. Dichas combina-ciones solamente se llevaron a cabo enlos casos necesarios sin tener pre s e n t e stodas las combinaciones posibles.

TÉCNICAS DE ANÁLISIS DE DATOS

Los datos recogidos mediante losmencionados instrumentos fueron intro-ducidos en el paquete estadístico SPSSpara Windows 95 de cara a su trata-miento metodológico.

El principal análisis llevado a cabo fueel análisis descriptivo teniendo en cuentaprincipalmente estadísticos de tendenciacentral (moda y mediana, ya que funda-mentalmente, la mayoría de nuestrasvariables eran nominales y oridinales yno podíamos trabajar con la media).

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RESUL TADOS

Exponemos a continuación los datosdescriptivos de nuestra muestra a part i rdel análisis de frecuencia obtenido de lamisma; –cabe mencionar que los porcen-tajes que en dicha exposición se especifi-can corresponden a los porcentajes acu-mulados–.

Los resultados los describire m o ssegún la siguiente clasificación:

1.– DATOS DEMOGRÁFICOS

Nuestra muestra ha constado de 78sujetos cuyas edades se distribuyen ende la siguiente manera:

El lugar de nacimiento de los menoresde la muestra presenta la siguiente distri-bución.

El lugar de residencia de los A.S.A. dela muestra es en mayoría del área metro-politana de Barcelona y deBarcelona–provincia.

El nivel de estudios alcanzado pornuestra muestra en el momento de su

paso por Justicia Juvenil corresponde aunos niveles de, en su mayoría, unaE.G.B. no finalizada.

2.– ANTECEDENTES

1.– Datos socio–económicos:

Los menores proceden de barr i o sd e s f a v o recidos en un 31,7 % de loscasos. Mientras que no es así en un68,3 %. En el 23,9 % de los casos lavivienda familiar no cumple unas míni-mas condiciones de higiene o espaciopara una adecuada habitabilidad delconjunto familiar, mientras que en un

76,1 % de los casos sí que cumpledichas condiciones. En cuanto a la eco-

nomía familiar nos encontramos por-centajes muy similares tanto en econo-mía familiar precaria cono en ausencia

de dicha característ ica (46,6 % en elprimer caso y 53,4 % para el segundo).

ANUARIO/1998 111

Año de nacimiento Frecuencia Porcentaje78 10 12.879 29 37.280 20 25.681 14 17.982 4 5.183 1 1.3

Lugar de nacimiento Frecuencia PorcentajeProvincia de Barcelona 63 82.9Otras provincias 7 9.2Paises extranjeros 6 7.9No consta 2 —

Residencia Frecuencia PorcentajeBarcelona-ciudad 23 29.5Barcelona-prov. 55 70.5

2 . – Datos familiares sobre sucesosfamiliares traumáticos:

En un 42,4 % de los casos el núcleofamiliar había sufrido uno o más cambiosde domicilio, mientras que el 57,6 % nose habían trasladado nunca de re s i d e n c i a .La mayoría de los menores nunca habíansufrido ningún suceso familiar traumáticotales como muertes no naturales o viola-

ciones sufridas por otros miembros delnúcleo familiar, etc. (93,2 %) mientrasque un 6,8 % sí había sufrido este tipo desuceso. En la mayoría de las familias de losm e n o res que componen la muestranunca ha habido un encarcelamiento deningún miembro de la familia (87,3 %)mientras que en 12,7 % sí que ha existidodicha característica en el ambiente fami-l i a r.

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Nivel de estudios Frecuencia PorcentajeE.G.B. no-acabada 56 72.7E.G.B. acabada 4 5.2Cursando F.P., B.U.P., E.S.O. 17 22.1No consta 1 —

3 . – Datos sobre las relaciones en elnúcleo familiar:

Los pro g e n i t o res del A.S.A. estánseparados en el 40% de los casos y no loestán en un 60%. En un 43,8% uno odos de los progenitores ha fallecido o noestá conviviendo en el núcleo familiar delmenor mientras que en 56,2% sí quemantienen convivencia con el menor enel mismo núcleo familiar.

En cuanto a la presencia o no de enfer-medades de consideración o dro g o d e-pendencias dentro del núcleo familiar nosencontramos que en un 40,8% de loscasos aparece dicha característica, encontraste con un 59,2% en que no apare-ce. En un 44,8% de los núcleos familiare sexiste o ha existido en algún momentouna dinámica de relación agresiva o vio-lenta entre los miembros de la familia y enun 55,2% de los casos no ha sido así. Losm e n o res han recibido malostratos porp a rte del núcleo familiar en un 23,5%,mientras que un 76,5 % de los casos noha presentado tal característica. La mayo-ría de los casos se caracterizan por unnúcleo familiar donde existe una care n c i ade relaciones entre los miembros delmismo (69,2 %), en contraste con un30,8 % de los casos en que dicha caracte-rística no está pre s e n t e .

R e f e rente a la educación familiar re c i-bida por los menores, tenemos que enun 81,8 % de los casos dicha educaciónestá caracterizada por la perm i s i v i d a dp a t e rna y la laxitud en los patrones edu-cativos, y en un 67,4 % encontramosque el menor ha recibido en su educa-ción pautas educativas contrarias, – n ose han dado tales características en un18,2 % y un 32,6 % respectivamente–.

4.– Antecedentes personales:

La mayoría de los menores no teníanningún expediente judicial abierto enJusticia Juvenil, previo a la comisión deldelito (69,7 %), a diferencia del 39,3% de los menores que ya habían tenidocontacto anterior con las instanciasjudiciales. El 40 %de los menores yap resentaban una problemática psicoló-gica o estaban o habían estado en tra-tamiento psicológico, mientras que el60 % no presentaba específicamentedicha problemática, ni antes ni despuésdel delito. En lo re f e rente a los déficitsde escolarización, la mayoría de losm e n o res (78,7 %) presentaban re t r a s oescolar o retrasos en el aprendizaje, enf re n t re del 21,3 % que no pre s e n t a b a nningún retraso. Mientras que estasd i f e rencias se invierten cuando se tratade absentismo escolar(38,5 % de

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absentismo versus el 61,5 % de noabsentismo). La mayoría de los casosno presentan historiales de intern a-mientos en centros de protección ore f o rma (82,7 %), en contraste con un17,3 % que sí que han estado intern a-

dos en algún tipo de centro en algúnmomento de su vida. En lo re f e rente ala consumición de tóxicos, un 12,5 %de la muestra presenta dicha caracterí-sitica versus un 87,5 % en que no exis-te el consumo.

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3.– PERSONALIDAD

Existe una casi total equivalencia dep o rcentajes (52,9 % de presencia re s-pecto a un 47,1 % de ausencia) nosencontramos respecto a la variablei n t roversión. Respecto a la impulsividadun altísimo porcentaje de los menore sha sido detectado con dificultades parael control de los impulsos (un 94,7 %versus un 5,3 %). La variable de pocasrelaciones sociales como era de esperarc o rrelaciona positivamente con lavariable de introversión pre s e n t a n d op o rcentajes muy similares (44,1 % dep resencia versus 55,9 % de ausencia).La mayoría de los menores pre s e n t a nc a rencia normativas o un deficiented e s a rrollo de los estadios morales (67,9% versus 32,1 % que no pre s e n t adichas características). Una de las varia-bles que más caracteriza a los menore sde la muestra es el hecho de habersufrido períodos de carencia afectiva,abandonos o carencia afectiva conti-nuada (81,6 % versus 18,4 %). En el80,8 % de los casos, el menor es sensi-ble a la presión del grupo de iguales oinfluenciable por la opinión de loso t ros, en contraste con el 19,2 % delos menores que no presenta dichascaracterística. Existe un alto porc e n t a j ede la muestra que presenta un re p e rt o-rio conductual con presencia de agre s i-v idad (71,9 % versus el 28,1 %). Lamayoria de los menores no pre s e n t a nuna capacidad intelectual inferior enrelación con lo que sería esperable porsu edad cronológica y en re f e rencia asu grupo de iguales (82,6 % versus el17,4 %). Otra variable en la que encon-tramos que la muestra no se decantahacia ninguno de los dos lados es en lacapacidad de reflexión (48,6 % deausencia versus el 52,4 % de pre s e n-

cia). En un 84 % de los menores se haencontrado que tenían una baja auto-estima y un bajo concepto de sí mis-mos, mientras que sólo en un 16 % delos casos esto no era así. La mayoría delos casos (70,5 %) no presentaban nin-gún tipo de problemas de contacto conla realidad frente a un 29,5 % que síque los presentaban. Es poca la dife-rencia que existe entre los menores quep resentan algún tipo de problemas deconducta en cualquier ámbito (58,2 %)y aquellos que no presentan dichacaracterística (41,8 %). Tampoco essignificativa la diferencia entre loscasos de menores que se re l a c i o n a ncon grupos disociales, conflictivos odelincuenciales (43,9 %) y aquellos queno lo hacen (56,1 %). En la gran mayo-ría de los casos (94,2 %) los menore sno maltratan físicamente a sus pro g e-n i t o res y sí que hay una minoría quep resenta esta característ ica (5,8 %).Existe un importante porcentaje decasos en que se detecta en el menor unc i e rto desprecio por la figura femenina( p o rcentaje acumulado 82,1 %; por-centaje 29,5 %), en contraste con un17,9 % (porcentaje acumulado) que nop resenta dicha característica. El 81,8 %de los casos presentan un retraso gene-ral en el desasarrollo madurativo enrelación a su edad cronológica, en con-traste con el 18,2 % donde no apare c edetectada tal variable. La mayoría delos casos presenta una baja tolerancia ala frustación o una baja capacidad paras o p o rtar la demora (83,3 % versus el16,7 % de los casos). En re f e rencia a lavariable empatía, sólo se ha podidocodificar en 15 sujetos y además haa p a recido un valor constante (ausen-cia: 19,2 % de los casos) ya que entodos los demás sujetos era un valorm i s s i n g. .

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4.– VARIABLES DEL DELITO

1.– Características del delito:

El tiempo transcurrido entre la comi-sión del delito y la intervención judicial opolicial se expone en la siguiente tabla.

La distribución según las calificacio-nes de los del itos cometidos por losA.S.A. de la muestra es la siguiente.Cabe decir que aquí la tipificación se

hizo según constaba en los expedientesjudiciales, sin hacer la traspolación a lanueva t ipi ficación al Códig Penala c t u a l .

Los datos re f e rentes a la hora en quese cometió el delito muestran que entre el

i n t é rvalo de las 16:30 y las 19:30 de lat a rde es el momento en que más se re g i s-tran actuaciones de agresión sexual porp a rte de nuestra muestra: a las 16:30 h.

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Intervención en el tiempo Frecuencia PorcentajeHoras 15 23.1Días 43 66.2Meses 5 7.7Añós 1 1.5Años/meses/días 1 1.5No consta 13 —

Calificación del delito Frecuencia PorcentajeAbuso deshonesto 57 73.1Violación 18 23.1Violación/Abuso deshonesto 2 2.6Abuso deshonesto/Violación 1 1.3

un 6 %; a las 17:30 h. un 14 %; a las18:00 h. un 6 %; a las 18:30 un 4 %; a las19:00 h. un 10 %; y a las 19:30 un 6 %.

Los otros intérvalos de tiempo queencontramos que también aparece unamayor comisión de delitos es por un ladode las 21:00 h. de la noche hasta las22:30 h., con porcentajes de un 10 % alas 21:15 h. y de un 4 % a las 22:15 h., ypor otro los intérvalos de hora de lamañana: a las 10:30 h. un 4 %, a las11:30 un 10 % y a las 12:00 h. un 4 %.

A continuación presentamos unatabla de resultados de los lugares másf recuentes donde se llevaron a cabo losdelitos:

El resto de lugares eran combinacionespara los A.S.A. que asaltaron a más deuna víctima y donde la frecuencia era de 1o 2. La categoría de otros que es la másre p resentativa englobaba lugares muyvariados tales como calles solitarias, muyf recuentadas, el domicilio del agre s o r, etc.

2.– Características de la víctima

La distribución según el número devíctimas que presenta cada A.S.A. es lasiguiente:

En la mayoría de los casos la víctimaes del sexo femenino, seguido de aque-llos A.S.A. que asaltan niños o a chicos,y por último los que asaltan indistinta-mente a unas y a otros. El orden de lascombinaciones en los casos de más deuna víctima respeta el orden de comi-sión del delito. .

El intérvalo de población en el cualex iste una mayor vict imización es elc o m p rendido entre los nacidos en losaños 1975 y 1980, siendo concre t a-mente los nacidos en el año 1977 losque sufren un mayor índice de victimi-zación (frecuencia de aparición de 10casos en la muestra).

En re f e rencia a la relación existenteentre la víctima y el agresor, presentamoslas distribuciones más significativas, sien-do la frecuencia del resto de combinacio-nes igual a 1.

Como era de esperar, la mayoría delas víctimas todavía están en edad esco-lar. La distribución de las actividades quepresentan las mismas es la siguiente:

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Lugar del delito Frecuencia PorcentajeCasa deshabitada 2 3.0Descampado/zona solitaria 14 21.2Domicilio víctima 3 4.5Escuela 11 16.7Otros 24 36.4Descamapado-zona solitaria 3 4.5

Número de víctimas Frecuencia Porcentaje1 55 80.92 10 14.73 3 4.4No consta 10 —

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Sexo de la víctima Frecuencia PorcentajeHombre 8 11.9Mujer 45 67.2Mujer/Hombre 7 10.4Hombre/Hombre 1 1.5Hombre/Mujer 1 1.5Mujer/Hombre 2 3.0Hombre/Hombre/Mujer 1 1.5Mujer/Mujer/Mujer 2 3.0No consta 11 —

3.– Datos del acto sexual realizado

Se llevaron a cabo los siguientes tiposde acto sexual:

– Vaginal 9,2 %– Anal 6,6 %– Oral 18,4 %– Tocamientos 81,3 %– Exhibicionismo 5,5 %

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Actividad de la víctima Frecuencia PorcentajeEscuela 29 74.4Escuela-no consta 2 5.1Trabajo-no consta 1 2.6No consta-Escuela 1 2.6Escuela-Escuela 4 10.3Escuela-Escuela-Escuela 1 2.6No consta-Escuela-Escuela 1 2.6No consta 39 —

Relación víctima-agresor Frecuencia PorcentajeFamiliar 2 3.0Compañero de escuela 20 30.3Vecino 3 4.5Desconocido 19 28.8Otros 7 10.6Desconocido-desconocido 6 9.1

4.– Agravantes:

En un 69,3 % de los casos los meno-res cometieron el asalto en grupo mien-tras que no fue así en un 30,7 % de loscasos. En un considerable 37,1 % de loscasos el delito fue reiterado, ya fuese enuna misma víctima o en difere n t e s ,mientras que en el restante 62,9 % delos casos, se cometió el asalto una solavez.

Un 70 % de los delitos se cometióa p rovechando la oscuridad, mientrasque en el restante 30 % fueron cometi-dos a plena luz del día.

En re f e rencia a los métodos utilizadospara la consecución de la agre s i ó n ,encontramos que solamente en un 13,1% de los casos util izaron el engañocomo medio de seducción de la víctima,en contraste con un 86,9 % en no se uti-lizó. La gran mayoría de los A.S.A. denuestra muestra no utilizaron ningún

tipo de arma en la comisión del delito(93,3 %) y sí fue utilizada en un 6,7 %de los casos.

Respecto a otro tipo de delitos come-tidos antes o después de la agre s i ó nsexual, solamente en 3 casos (4 %) laa g resión fue cometida aprovechando lacomisión de otros actos delictivos comoel robo, o bien a la inversa, se detectó elrobo como una acción posterior a lacomisión de la agresión sexual; y en nin-gún caso se detectaron daños a la pro-piedad (presentando un valor constantede 0).

En un 35,4 % de los casos se halesionado a la víctima, bien como fru t ode la proia fuerza uti lizada para lacomisión del delito, bien causando a lavíctima unas lesiones gratuitas paraconsecución del objetivo de dicho deli-to. En contraste en un 64,6 % de loscasos el A.S.A. no causó lesiones físicasa la víctima.

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5.– CONSECUENTES

1.– Medidas impuestas:

Como observamos en el siguientediagrama la medida que ha recibido casiun 30 % de los A.S.A. de la muestra hasido el archivo del expediente, seguidode la libertad vigilada que se aplica apro-ximadamente a 1/4 de la muestra. Lasotras medidas por orden de apariciónson la amonestación, el ingreso en cen-t ros, la prestación de servicios en benefi-cio de la comunidad y el tratamientoambulatorio o ingreso en centro tera-péutico. Si la suma de los porc e n t a j e ssupera el 100 % es porque algunosm e n o res como ya se ha comentado ensu momento reciben más de un tipo demedida (por ej. ingreso en centro másposterior libertad vigilada).

2 . – Consecuencias en el ámbitofamiliar

Las reacciones que se observan en elámbito familiar del menor posteriores al

conocimiento de los hechos se caracteri-zan por unos muy similares porc e n t a j e stanto para la postura familiar de adoptarcomo de negar los hechos (59,4 % versus40,6 %), como en la existencia de núcleosf a m i l i a res con suficientes recursos econó-micos y educativos para acompañar almenor en su proceso de desarrollo (44,8% versus 55,2 %).

3.–Reacción personal al delito

Los datos re f e rentes a la reacción poste-rior del menor respecto a su delito mues-tran que hay un bajo porcentaje de meno-res que asumen la responsabilidad de susactos (30,4 %) mientras que la mayoría deellos tienden a diferir tal re s p o n s a b i l i d a d(69,6 %). La mayoría de ellos no acostum-bran a tener sentimientos de culpabilidadrespecto al delito que han cometido (69,4

%), en contraste con una minoría que sí sesienten culpables (30,6 %).

Por lo que respecta a su paso por elsistema judicial, se detectan unas míni-

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mas diferencias entre el porcentaje dem e n o res a los que dicho sistema lesm e rece cierto respeto y que apare c e natemorizados por las consecuencias qepuedan l legar a tener los hechoscometidos y aquellos que no pre s e n t a ntal ansiedad (el 59,5 % de pre s e n c i ade la variable versus el 40,5 % de

ausencia). Por último también encon-tramos diferencias poco notables entreel procentaje de la muestra que pre-senta algún tipo de resistencia o nega-ción de los hechos, y aquellos que noniegan que los hechos hayan sucedido(el 56,5 % versus el 43,5 % re s p e c t i v a-mente).

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CONCLUSlONES

R e t o m a remos aquí las hipótesis conlas que hemos trabajado en nuestrainvestigación, re c o rdando primero suenunciado y elaborando seguidamentenuestra conclusión:

– Hipótesis 1: Los A.S.A. pro c e d e r á nde ambientes familiares inestables, conp a d res emocionalmente distantes.

Nuestros resultados confirman que enel 40 % de los casos los pro g e n i t o res noconviven en el mismo núcleo familiar( p ro g e n i t o res separados), en el 43,8 %alguno de los dos pro g e n i t o res o los dosestán ausentes del núcleo familiar(ausencia o muerte de progenitores) y enel 44,8 % de los casos ha existido o exis-te en el núcleo familiar del menor unadinámica agresiva. En cuanto a la faltade relaciones familiares en un 30,8 % delos casos aparece dicha característica.

Como se puede compro b a r, todas lasdemás variables que hacen re f e rencia alas caracterísiticas socio–económicas y alos sucesos traumáticos familiares quepueden afectar a la estabilidad delnúcleo familiar, presentan unos porc e n-tajes que oscilan desde el 5 % al 45 %:– b a rrio desfavorecido 31,7 %; –viviendafamiliar inadecuada 23,9 %; economíafamiliar precaria 46,6 %; cambios dedomicilio familiar 42,4 %; suceso fami-liar traumático 6,8 %; o encarc e l a m i e n-to familiar 12,7 %. Así pues, es dificilvalorar la verificación de esta hipótesis,aunque consideramos muy intere s a n t e slas variables que contempla.

Concluimos, por lo tanto, que dichahipótesis se ve parcialmente re c h a z a d a(a falta de la realización y evaluación de

un muestreo mucho más amplio y decomparación con una muestra contro l ) ,ya que ninguna de las variables evalua-das para su comprobación supera el 50%, aunque tenemos porcentajes muya p reciables e incluso cercanos a estelímite en alguna de las variables princi-palmente analizadas –separación dep ro g e n i t o res; ausencia de alguno deellos; falta de relaciones familiare s – .

– Hipótesis 2: Los A.S.A. habrían sidovíctimas en gran mayoría de abusossexuales o físicos.

No hemos podido confirmar estahipótesis, ya que sólo en 16 casos (quere p resenta el 23,5 % de la muestra) seha encontrado que los menores hanrecibido maltrato físico o sexual, aunquesí consideramos que un 23,5% es undato lo suficientemente elevado paratenerlo pre s e n t e .

– Hipótesis 3: Los A.S.A habrán re c i-bido una pobre supervisión paterna conp o b res controles de sus conductas des-v i a d a s .

Para la evaluación de esta hipótesishemos re c u rr ido a las variables quehacen re f e rencia a la educación familiari m p a rtida al menor (permisividad pater-na y patrones educativos contrarios).Podemos confirmar esta hipótesis def o rma clara ya que un 81,8 % de loscasos (un total de 45) presentaban lavariable de permisividad paterna, y un67,4 % (un total de 31 casos) pre s e n t a-ba la variable de pautas educativas con-t r a r i a s .

– Hipótesis 4: Los A.S.A. pre s e n t a r á nun aislamiento social y unas escasasrelaciones sociales.

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La hipótesis N°4 se ha visto confirm a-da parcialmente en base a las variablesque hemos atendido para su evaluación( i n t roversión y pocas relaciones socia-les). Nos encontramos con porc e n t a j e s–muy similares en las dos variables signi-ficativos pero no rotundos: un 52,9 %de presencia de la variable introversión yun 44,1 % de presencia de pocas re l a-ciones sociales.

– Hipótesis 5: En el re p e rtorio con-ductual de los A.S.A. se encontraránuna falta de control del impulso y unainadecuada habilidad en el control de laa g re s i v i d a d .

Para la evaluación de la pre s e n t ehipótesis hemos re c u rrido a las variablesde impulsividad y agresividad. Atendien-do a las mencionadas variables sedemuestra de forma muy clara el amplios o p o rte que recibe esta hipótesis ya que,el 94,7 % de los casos (un total de 36)p resentan un alto índice de impulsivi-dad, mientras que en un 71,9 % de losmismos (un total de 23) aparece codifi-cada la variable de agre s i v i d a d .

– Hipótesis 6. Los A.S.A. pre s e n t a r á nbajos logros académicos y problemas enel apre n d i z a j e .

Las variables que han sido considera-das para la evaluación de la hipótesisN°6 han sido la existencia de re t r a s oescolar y de absentismo escolar. Ta m-bién podemos afirmar de forma clara elamplio soporte que ha recibido estahipótesis pues un 78,7 % de la muestra(un total de 59 casos) presentan re t r a s oe s c o l a r, apoyado por un signif icativo38,5 % (un total de 25 casos) de pre s e n-cia del absentismo escolar el cual aport aconsistencia a la hipótesis.

– Hipótesis 7: Los A.S.A no tenderána usar armas o causar daño físico a susvíctimas en sus ataques sexuales.

Finalmente, también hemos obtenidoresultados que dan consistencia a estahipótesis, ya que es muy significativo elescaso 6,7 % de los A.S.A. (5 casos) queempleó algún tipo de arma en los ata-ques sexuales. A pesar de esto, un 35,4% de casos (un total de 23) presentan lavariable de lesiones para la víctima, datoque podría reflejar un nuevo tipo deA.S.A. que todavia puede estar por defi-n i r.

N u e s t ros resultados nos perm i t e np roponer también un completa caracte-rización del A.S.A. de nuestra muestraen base a aquellas variables que hanp resentado una frecuencia de apariciónmás alta:

.–Éste es un adolescente que se defi-ne por las siguientes características:

• Dificultad para el autocontrol desus impulsos. Esta impulsividadf o rma parte de re p e rtorio habitualde características conductuales delm e n o r.

• Bajo autoconcepto de sí mismo yp o b re autoestima.

• Baja tolerancia a la frustración, queimplica también una baja capaci-dad para soportar la demora o lano presentación del re f u e rzo posi-t i v o .

• Existencia de congniciones quereflejan un claro menosprecio de lafigura femenina.

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• Existencia de un retraso general enel desarrollo madurativo delm e n o r, en re f e rencia a su edad cro-nológica. Presencia de conflictosm a d u r a t i v o s .

• C a rencias afectivas por parte delnúcleo familiar.

• Altamente influenciable por la pre-sión o la opinión del grupo dei g u a l e s .

• Sus relaciones con los demás sesuelen caracterizar por altos rasgosde agresividad fisica o verbal.

• P resencia de carencias norm a t i v a sy déficits en el desarrollo de losestadios morales del menor.

• R e f e rente a la reacciones de losA.S.A. posteriores al delito suelencaracterizarse por: una ausencia detoma de responsabilidad, unaausencia de sentimiento de culpa,una tendencia a la negación de loshechos y, a pesar de ello, un ciert ogrado de ansiedad respecto al sis-tema judicial.

• En el ámbito escolar es un adoles-cente con significativas dificultadespara el aprendizaje, con un altop o rcentaje de fracaso escolar y lamayoría de ellos no suelen finalizarlos estudios de E.G.B.

• En un considerable 40 % a estosm e n o res se les ha detectado pro-blemática psicológica.

Los delitos cometidos por los A.S.A.se caracterizan por ser:

• Delitos consistentes mayoritaria-mente en tocamientos pre s e n t a n-do los demás tipos de acto sexual(vaginal, oral, anal y exhibicionis-mo) unos porcentajes de aparicións i m i l a re s .

• Mayoritariamente los delitoscometidos por estos adolescentesson realizados en gru p o .

• Suelen ser cometidos en horas deldía en las cuales no hay luz solar.

• No se suele usar ni el engaño niningún tipo de arma para su con-s e c u c i ó n .

• Suelen haber agredido a una solav í c t i m a .

La víctima que suele ser agredida porel A.S.A. de nuestra muestra pre s e n t aestas características principalmente:

• La víctima suele ser una personadel sexo femenino.

• Acostumbra a tener apro x i m a d a-mente la misma edad que el A.S.A.

• La relación que guarda con elA.S.A. es en su gran mayoría o unc o m p a ñ e ro/a de escuela o una per-sona desconocida.

• La principal actividad de la víctima,debido a su edad, es la actividade s c o l a r.

Las características familiares y socioe-conómicas de los A.S.A. se podríanresumir de la siguiente manera:

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• Suelen proceder en su mayoría deb a rrios no desfavorecidos y re s i d e nen viviendas con condiciones sufi-cientes de habitabilidad.

• En los núcleos familiares no suelenhaber sufrido sucesos traumáticos–tal como nosotros los hemos defi-nido–, enfermedades o dro g o d e-pendencias ni tampoco encarc e l a-m i e n t o s .

• En un considerable porcentaje losm e n o res han sufrido la separaciónde sus pro g e n i t o res o la muerte oausencia de alguno de ellos.

• Una cuarta parte de los A.S.A. hasufrido malostratos por parte de sunúcleo familiar.

• El ámbiente familiar en que se had e s a rrollado el menor se suelecaracterizar por: carencia de lasrelaciones entre los miembros de lafamilia, baja expresión de las emo-ciones y dinámicas familiares agre-sivas y violentas.

• El tipo de educación y los modeloseducativos recibidos por el menorp rocedentes del núcleo familiar secaracterizan por: una perm i s i v i d a dp a t e rna, una desorg a n i z a c i ó nhoraria del tiempo, una baja super-visión paterna y unas pautas edu-cativas contrarias.

• Las reacciones familiares ante eldelito cometido por el A.S.A. sue-len basarse en su mayoría por lanegación de los hechos ocurr i d o s ,la relativización o la culpabilizaciónde la víctima.

• Las familias de los A.S.A. no suelenestar dotadas de los recursos nece-sarios, tanto materiales como edu-cativos para acompañar al menoren su proceso desarro l l o .

D I S C U S I Ó N

Tanto si consultamos en la literaturas o b re el tema (Gonsiorek, 1994) como siatendemos a las estadísticas publicadaspor el Departamento de Justicia de laGeneralitat de Cataluña (Justidata,1992) observamos cómo el número dedelitos sexuales cometidos por adoles-centes va incrementándose paulatina-mente. Este dato hace que re f l e x i o n e-mos por qué un tema tan alarm a n t ecomo éste no va acompañado de unac o rrespondiente preocupación e investi-gación sobre el tema, por ya no hablarde prevención o de programas de inter-vención terapéutica.

Cuando intentamos dilucidar el porqué de esta ausencia de investigaciónre f e rente a los A.S.A. nos encontramosque tradicionalmente se les ha asigna-do una minimización a la severidad desus agresiones, a veces atribuida a“curiosidades” o conflictos típicos de laadolescencia, a conductas aisladas ypuntuales, y otras veces debido a unap rotección de las agresiones adolescen-tes de la estigmatización que pudieranre c i b i r.

Sin embargo una vez las investiga-ciones sobre el tema han reflejado quela severidad de las agresiones sexualesvan en aumento cuando éstas no re c i-ben tratamiento, los clínicos debería-mos ir perdiendo el temor al “etiqueta-

134 ANUARIO/1998

je” ya que esta falta de identificaciónnos estaría haciendo perder la oport u-nidad de discernir las causas, de dise-ñar programas de intervención dirigi-dos a las necesidades más específicasde los subgrupos que pudieran existirde A.S.A., de la identificación de ado-lescentes vulnerables y de una mejordisposición de nuestra decisioness o b re subgrupos específicos de agre-s o re s .

En este sentido este estudio haintentado abrir una brecha de luz parael conocimiento de las variables quecaracterizan este tipo de agre s o re smuchas de las cuales, como se habráo b s e rvado, coinciden con las descritasen las investigaciones anglosajonas, y ap a rtir de las cuales presentamos unaclasificación de los A.S.A. de nuestramuestra, meramente a nivel teórico yo r i e n t a t i v o :

–A.S.A. que actúan en grupo dondeéste ejerce de motor de presión, come-tiendo agresiones leves (tocamientos),y donde está presente el fenómeno deresponsabilidad compartida. Deficien-te desarrollo de los estadios morales ypoca capacidad de reflexión sobre elacto cometido. Responden a actos queaunque planificados, previstos en pocotiempo. Suelen ser actos aislados, aun-que no siempre es así. Aquí se englo-baría la mayor parte de nuestra mues-t r a .

–A.S.A. que actúan en grupo come-tiendo agresiones graves (penetración),donde también está presente la re s-ponsabi lidad compartida. Suelen seracciones previstas con mayor anticipa-ción y los agre s o res suelen re l a c i o n a r s een ambientes disociales.

–A.S.A. que actúan en solitario,cometiendo todo tipo de agresiones (aveces en escalada de severidad), conmás de una víctima, reincidentes, congraves problemas de conducta, part í c i-pes de otro tipo de delitos y con antece-dentes judiciales, con graves historialesde abandono emocional y con un inci-piente perfil psicopático.

–A.S.A. que actúan en sol itario,cometiendo agresiones graves (pene-tración), los cuales están todavía en laprimera adolescencia (12–13 años) oincluso de menor edad, y cuyos meno-res reflejan una alta problemática psi-c o l ó g i c a .

A continuación nos gustaría pre s e n-tar unas orientaciones de cara a futuro sp rogramas de tratamiento en base a lascaracterísticas que observamos en nues-tra muestra:

–unas primeras orientaciones para losp rofesionales que trabajen con A.S.A.sería que para evitar los sentimientos ded i s c o n f o rmidad asociados al trabajo conpoblación no voluntaria, dichos pro f e-sionales se tendrían que familiarizar conlos estilos de personalidad, patrones depensamiento y los modelos de agre s i ó ntípicos que caracterizan a estos adoles-c e n t e s .

–otra cuestión a tener en cuentapara los clínicos que trabajen con estapoblación serían las propias habilidadesterapéuticas: las propias actitudes este-reotipadas acerca de este tipo de deli-tos, hacer frente a las propias re a c c i o-nes personales, el saber escuchar,empatía por la victimización del A.S.A.,habilidades de confrontación y apoyo,capacidad para establecer límites y re s-

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ponsabilidades y conocimientos gene-rales de la delincuencia juvenil.

–la evaluación debe preceder siem-p re a la terapia. Focos de evaluaciónhan de ser: la conducta sexual, el fun-cionamiento social (empatía, asert i v i-dad, ansiedad social, habilidades derelación, control de la ira, solución dep roblemas y autoestima) –ya quetodos estos son factores tradicionalesen la génesis de la delincuencia sexualp e ro quizá todavía más en el manteni-miento de la misma–, y distorsionescognitivas: actitudes negativas hacialas mujere s .

– re c o rdar que los A.S.A. se puedenbeneficiar de terapias adicionales comoson los de entrenamientos de habilida-des sociales y asertivas pero sólo ofre c i-dos conjuntamente con un tipo de tra-tamiento específico para la agre s i ó nsexual adolescente.

–en este sentido, y de acuerdo con larevisión realizada, puntos esenciales enel tratamiento deberían ser: desarro l l ode la motivación de cambio trabajandoaspectos como la negación, minimiza-ción o culpabilización de la víct ima;centrarse en la conducta sexual desvia-da entendiendo los pre c u s o res de laa g resión y el ciclo de la misma, re d u c-ción del arousal sexual desviado, elimi-nación de las distorsiones cognitivas,reeducación sexual.

–los puntos adicionales de inter-vención se tendrían que centrar encuestiones tales como: déficits con-ductuales; habilidades sociales; con-t rol de la ira; modif icación del estilode vida; distorsiones cognitivas; ayu-dar al adolescente a desarrollar empa-

tía hacia sus victimas –el primer pasoen el proceso usualmente implica laenseñanza a l deli ncuente de cómoidentif icar y comunicar sus pro p i o ss e n t i m i e n t o s .

–las familias de los A.S.A. deberíanestar implicadas en el proceso de eva-luación y tratamiento. Aunque esto noserá siempre productivo o incluso posi-ble. Por ejemplo, en el caso de unp a d re que abusa física o sexualmentedel A.S.A. y evita asumir la re s p o n s a b i-lidad de sus acciones culpabilizando alA.S.A., es improbable que asuma laresponsabilidad de sus deli tos y els o p o rte familiar para el tratamientosería apto de que fuera ausente o des-honesto (Perry & Orc h a rd, 1992).

–uno de los principales temas en losplanes de intervención es el emplaza-miento de la intervención, es decir, elsituar al A.S.A. en un ambiente que nole permita tener acceso a las víctimas,p e ro que le permita tener acceso al tra-tamiento. Por eso quienes hayan abu-sado de sus hermanas tendrían quesepararse temporalmente de la casa.Para aquellos que cometieron delitoscontra individuos de fuera de la familia,se tendrá que eliminar el acceso a lasvíctimas y si esto es irrealizable separar-lo de casa.

–como en todo programa de trata-miento, un punto vital del mismo es elseguimiento y la prevención de la re i n-c i d e n c i a .

–todas estas cuestiones hay quere c o rdar que se tendrán que considerartras un proceso de evaluación y se apli-carían en base nos encontremos anteun tipo de A. S.A. u otro .

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El argumento de que el tratamientodebería dirigirse hacia los agre s o re sadolescentes es mucho más potentepor la sugerencia que una tempranai n t e rvención debería ser más eficaz porsu potencial para tratar problemas enun indiv iduo antes que la conductaempieza a estar más afincada en laedad adulta.

La literatura no sólo sugiere la pro-g resión de una menor a una mayorconducta delictiva sino que tambiénp rovee de una imagen espantosa deldaño causado por estos jóvenes. Enalgunos estudios se demuestra como elno tratamiento de los A.S.A. lleva haciauna pro g resión de la v iolencia nosexual en la adolescencia a la violenciasexual en la adultez. Si el tratamientoes efectivo en reducir las desviacionesen las conductas de los A.S.A., enton-ces el tratamiento de los adolescentespodría re d u c i r, a largo término, elimpacto de los delitos sexuales ennuestra sociedad.

Es necesaria la intervención cuantoantes posible: Si un individuo empiezaa enrolarse en tales conductas y no estásujeto a una intervención y/o a las con-secuencias negativas de tales acciones,será re f o rzado por los re f o rz a d o re spositivos innatos del acto sexual. Estosi n h e rentes re f o rz a d o res positivos inclu-yen, pero no se limitan, al placer delo rgasmo, el placer de la reducción delestrés, y a los sentimientos de poderque el individuo podría sentir sobre laotra persona. Una intervención tem-prana es necesaria para la pre v e n c i ó nde la multiplicación de victimización ypara interrumpir el re f u e rzo natural delas conductas sexuales desviadas. Hayque tener siempre presente que el

coste de no intervenir es siempre másalto que el de interv e n i r.

Para concluir queremos evidenciarque el del ito sexual no es tanto lae x p resión de una especial pro b l e m á t i c asexual cuanto a la inversa, es decir, queel comportamiento sexual anormal essíntoma de una disfunción del contactogeneralizado; es una agresión a loso t ros expresada sexualmente; es unabuso de poder el cual fre c u e n t e m e n t eno guarda relación con la estimulacióno satisfacción sexual y la prueba estaríaen que la mayoría de agresiones sexua-les cometidas por adolescentes son pla-neadas, más que el resultado de actosimpulsivos. Por ejemplo podríamosdecir que el exhibicionismo no es tantola expresión de una actividad sexual nosatisfecha o erróneamente encaminadasino más bien de una crisis de identifi-cación y de una disfunción o trastorn odel contacto, acompañado por un sen-timiento de inferioridad respecto de losc o m p a ñ e ros de edad y de los del otrosexo –y la prueba está que cuandologran integrarse en un ambiente sociald e s a p a recen las conductas desadapta-das–. Por tanto la profilaxis criminalsexual debe poner, por tanto, especialénfasis en las perturbaciones del con-tacto y debe considerarlas como unfactor más importante que el re p re s e n-tado por la simple satisfacción de unanecesidad sexual subdesarrollada op e rt u r b a d a .

R e c o rdar que, como en todos losp roblemas sociales, nos encontramosante actos de múltiples causas y nodebemos caer en el error de intentardilucidar una única causa sea la quesea –victimización, familia disfuncio-nal, conductas exploratorias u otras.

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P reguntar sobre el móvil del delito noes especialmente adecuado en delitoso acciones guiadas por una carga afec-t iva o por una decis ión instantáneap o rque el interrogatorio pre s u p o n eque el autor era consciente de susmóviles que puede re c o rdar las re f l e-xiones que se hacía en el momento enque real izaba la acción y que puedeasimismo formular y verbalizar lo queentonces sabía y ahora re c u e rda. Enlos casos que hay carga emocional lafinalidad pasa muy a segundo térm i-no, desplazada por la causalidad . Losa u t o res actúan y reaccionan sobre labase de un problema que saben queno pueden dominar porque así se loenseñan sus anteriores experiencias,sean positivas o negativas. No hacensino que re a c c i o n a r. En términos gene-rales el autor sabe muy poco o absolu-tamente nada sobre los factores cau-sales de su acción y sobre los pro p ó s i-tos que al imentaban al perpetrar eld e l i t o .

Sí queremos, sin embargo, mencio-nar aquí una de las causas y/o circ u n s-tancias que envuelven estos delitos: laa g resión. La agresión desbordada, quees en definitiva la causante decisiva dealgunos de los más violentos de estosdelitos, no está tan tabuizada ni sure p resión y dominio se conculcan enn u e s t ro sistema educativo tanto comosería de desear. Al contrario nuestrasociedad la glorifica; puede ejerc i t a r s eimpunemente o como máximo re c i b eun suave castigo mientras no tengaconsecuencias mortales. Así no es demaravillar que entre los jóvenes se estéextendiendo la falsa idea de los posi-bles efectos de la agre s i v i d a d .

De la violencia juvenil de hoy en díala que más asusta es la que no t iene

causa aparente. Tenemos tendencia aexplicar estas agresiones alegandoque son fruto de la locura. Sin embar-go el enfermo mental no es violentopor lo general. En realidad esa violen-cia sin sentido surge del hastío, de lanecesidad de l lenar un vacío conexperiencias intensas. Aunque seana t ro c e s .

Psicólogos, educadores, padres y lasociedad en general deberíamos teners i e m p re presente que el carácter vio-lento se cultiva en los primitivos diezanos de vida. Entre los dos y los cuatroaños se desarrolla normalmente el sen-tido de la compasión respecto al dolorajeno, a partir de los ocho la capacidadde ponerse en el lugar del otro; a part i rde los nueve el aprecio por la v ida.Cuando estos antídotos naturales con-tra la violencia no se desarrollan, la per-sona se hace cruel y tiende a re s o l v e rsus problemas por medio de la agre-s i ó n .

El fallo en el núcleo familiar de ase-gurar unos seguros vínculos de apegoe n t re ellos y sus hijos durante la infan-cia crean unos puntos en el desarro l l opara que aquéllos lleguen a ser delin-cuentes sexuales. Los vínculos deapego seguros proveen al niño de unaafectividad y de una capacidad empáti-ca hacia los otros que permiten eld e s a rrollo de habilidades, deseos, yconfidencias para lograr una intimidadcon los iguales en la adolescencia. Elfallo para establecer vínculos seguro sresulta problemático en la re l a c i o n e spersonales que permiten llegar a und e s o rden en la conducta sexual al lle-gar a la adolescencia –que ya por pro-pia definición es una época de conflic-tividad sexual–.

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Cuando una familia tolera el abusofisico y la negligencia, el adolescentea p rendería que esto es una conductaaceptable, buscarían venganza enblancos sustitutos, delinquirían pararestablecer su autoestima, y socializarí-an entonces con unas relaciones perso-nales sexualizadas. El sexo es usado

entonces como una expresión dep o d e r, enfado y contro l .

En este sentido estamos de acuerd ocon Rojas Marcos cuando afirma que lasemilla de la violencia se siembra en elhogar o al menos dejar patente lai m p o rtancia que este tiene.

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