los dos luchos
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7/24/2019 Los Dos Luchos
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LOS DOS LUCHOS
Rodolfo Silva
El violn es bueno. Cuesta imaginar cmo lleg esa imagen a l: simplemente, estaba all. Quizs del
mismo modo !ue otras cosas !ue le pasaban. Era bueno tomar el azadn con las dos manos cuando
desmalezaba la tierra o despe"aba una ace!uia para regar con abundante agua el cultivo# era bueno ir a
misa temprano en la ma$ana luego de vestirse, antes del desa%uno# era bueno ver pasar un desconocido
por el camino % responder con gritos de alegra cuando, a lo le"os, desde el tierral, el amigo levantaba
el brazo para saludarlo# era bueno caminar % caminar en medio del verde "ardn, mu% cerca de esa
se$ora alta como un rbol, tan perfumada, !ue visitaba el &ogar los das en !ue no traba"aban la tierra.
'o !ue no era bueno, no !uedaba guardado en lugar alguno: (era tan aterrador)
En medio de la veintena de "venes !ue caminaban en fila india por la calle principal del pueblo, el
'uc*o +ueno avanzaba con pasos torpes % el pu$o apretado sobre el cinturn de la cotona del !ue lo
preceda. odos iban en orden, forzndose a mirar el suelo para no ponerse a correr detrs de tantos
sonidos, brillos % colores !ue los deslumbraban las pocas veces !ue salan del &ogar.
El &ogar del -adre ldo *aba sido desde siempre parte del pueblo, all, despus de las /ltimas casas.
odos saban !ue e0ista, aun!ue solo los ms vie"os recordaban cuando el "oven cura solt la idea
durante la prdica dominical. lguien se le acerc a la salida de la misa:
1Cuando me muera, -adre, estos angelitos de 2ios !uedarn solos en la vida. 3o podra poner a su
disposicin un campo, con sus casas % todo lo !ue necesite.1(-ero %o no sera capaz de *acerlo solo) 1e0clam el prroco, medio compungido ante la sorpresa de
ver !ue su idea *aba sido escuc*ada.
1&a% *arta gente, -adre, !ue guarda su dolor en reserva. 3o le a%udo a "untarla % entre todos armamos
un *ogar.+a"o la discreta mirada del pueblo fueron *abilitndose casas1dormitorios, comedores, oficinas, salas
de enfermera % todo a!uello !ue permitiera alo"ar a una decena de ni$os % "venes !ue llegaban de los
alrededores. -or un buen tiempo fue difcil nombrarlo %, ba"ando la voz, se *ablaba del &ogar buscando
las palabras correctas: 4para retardados5, 4para locos5, 4para orates5, 4para monglicos5. Con su buen
carcter % perspicacia, el cura se las arregl para !ue al final se *ablara simplemente del &ogar del
-adre ldo, salvando a !uienes no daban con la me"or denominacin. 'as varias *ectreas de frtil
tierra les permitieron organizar el cultivo de frutas % *ortalizas !ue significaban una fuente de ingresos
% una e0celente forma de mantener ocupados % vitales a los internos. Con eso les bastaba, deca
siempre el cura. liviar el peso !ue significaba para las familias no saber cul sera el futuro de sus
*i"os, sobrinos o a*i"ados, produ"o un bienestar contagioso !ue contribu% a !ue de a$o en a$o el
&ogar incorporara ms "venes % ms profesionales !ue se encargaban de mantenerlos sanos.
Entr a traba"ar al &ogar como 6nspector, aun!ue en la prctica nada inspeccionaba. 7i labor era ms
bien de colaboracin en las actividades de los internos, asegurarme de !ue todos se asearan por la
ma$ana, !ue de"aran correctamente guardadas las *erramientas de traba"o % otros tantos asuntos
prcticos. Como los profesionales de all, ocasionalmente propona cambios en los puestos de traba"o %
deba estar atento a cual!uier conflicto !ue pudiera surgir.
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7i primer da de traba"o coincidi con el funeral del 'uc*o 7alo. 'leg al pueblo cuando me
esforzaba por terminar la primaria % mi abuela, !ue me cri, me deca !ue si no estudiaba terminara
como el 'uc*o 7alo. 8adie saba su verdadero nombre % todos teman su agresividad. Caminaba por
las calles pidiendo plata !ue luego gastaba en vino %, fuese sobrio o borrac*o, no faltaba el da en !ue
no lanzara piedras a !uien se negara a darle una moneda, enagenado, como desa*ogando una furia
contra el mundo, con las garras grasientas convertidas en letales catapultas. 2onde *ubiera una pelea a
la salida de un bar, de seguro all estaba l, con la negra corpulencia, los pelos tiesos % su fuerza
titnica. 'a /nica vez !ue lo miramos con simpata fue para una celebracin en el municipio, cuando
subi al escenario, *izo a un lado al alcalde % bail cueca, solo, sin !ue le importara el resto, como si la
m/sica !ue brotaba por los altoparlantes lo conectara con otro mundo, uno en el !ue era feliz. iempo
despus desapareci de las calles# alguien lo tra"o al &ogar para !ue tuviera donde comer % de"ara de
tomar. -or varios a$os no volvimos a saber de l en el pueblo. 7e *an contado !ue fueron sus me"ores
a$os, puesto !ue en el &ogar no daba motivos para !ue le temieran %, por el contrario, conviva
normalmente. (&asta reemplaz los salva"es gru$idos por algunas palabras !ue aprendi con esfuerzo),
me di"eron. 'o peor !ue *izo por esos das fue escaparse del &ogar un par de veces para ir a un tugurio
clandestino, el de la 7artita, cerca de la Estacin, donde todava los campesinos llegan a caballo. 'a
/ltima vez se *aba refugiado all para beber sin parar. 7u% tarde por la noc*e, rod por el suelo,trenzado en una fiera luc*a con otro parro!uiano. 8adie recuerda la causa, aun!ue debe *aber sido algo
serio, si es !ue no sin importancia alguna, lo cierto es !ue la pelea dur una eternidad % los cuerpos
abrazados por el odio giraron con trabados movimientos *asta las afueras del local, en medio del polvo
mezclado con el estircol de los caballos. Cuando %a no le !uedaban fuerzas en los brazos, el 'uc*o
7alo tom una piedra % la descarg una % otra vez sobre el rostro del derrotado adversario, !ue no
tard en perder la consciencia. ntes de !ue parara la fatal golpiza, alguien sali del bar, grit unas
groseras al 'uc*o 7alo % le dio dos tiros en la cabeza. En el cementerio, cuando el cura *abl, nos
enteramos de su verdadero nombre: 'uis Evaristo Candia Candia.
8o conoc en detalle la *istoria del 'uc*o +ueno. Seg/n me cont mi abuela, se cri en el interior,cerca de la laguna, a unos cuarenta 9ilmetros del pueblo, en medio de un planto de rosas, donde dio
sus primeros pasos % recorri los floreados pasillos *asta pasada la adolescencia. 'o tra"o al &ogar su
madrina, una mu"er alta % gruesa, reservada % severa, !ue pone mansa la mirada al *ablar del a*i"ado.
'o visita los fines de semana en la tarde % dicen !ue no *a faltado un solo domingo desde !ue el 'uc*o
+ueno est a!u. Su buen carcter lo transforma en un ser !uerible: traba"ador, pacfico, entusiasta %
devoto, son las palabras !ue me"or lo definen. Sin embargo, nunca *a de"ado de parecerme
inescrutable. 8o tiene inteligencia, ni conocimientos, al menos en la forma en !ue *abitualmente se
entiende, pero es capaz de comprender el mundo# es difcil saber si distingue entre el bien % el mal, sin
embargo, act/a siguiendo el bien# a simple vista no tiene *abilidad para e0presar afectos, pero los
transmite de un modo simple % perceptible. Cmo mira el mundo, !u ve en el mundo; Es lo !ue me
*e preguntado desde !ue lo conozco, sin *allar una respuesta. S tambin !ue son dos las cosas !ue
ms le gustan: ir a misa % saludar a las visitas. Cada ma$ana sigue con especial atencin las palabras
del -adre ldo % se le ilumina la mirada cada vez !ue este menciona la idea del Cielo como salvacin o
lugar de destino. ratos, mientras traba"a o cuando camina, se detiene, levanta los brazos % con voz de
tenor repite: 4-az en la ierra como en el Cielo5.
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medida !ue me fui enterando de su buen carcter, de su cordialidad con el resto de los internos, con
los profesionales !ue llegaban cada da para mantener el &ogar en marc*a %, especialmente con las
cuatro o cinco visitas !ue recibamos diariamente, pude concluir !ue proponer !ue traba"ara como
portero podra resultar positivo para todos. 'a direccin del &ogar autoriz *acer una prueba durante
dos semanas, poniendo esa limitacin ms por precaucin !ue por *aber motivos para pensar !ue no lo
*ara bien. 8o nos e!uivocamos. -asar los das en la caseta "unto al portn de entrada, a la espera de
!ue alguien llegara al &ogar, sonriendo % mirando con curiosidad al !ue cruzara ante l, lo llen de
vitalidad. Cuando un ve*culo se acercaba a la entrada, simulaba primero una fra mirada de
inspeccin, para luego acercarse al conductor, *acer una leve reverencia % dar con tono solemne %
alegre un 4+ienvenido al &ogar del -adre ldo5. Cuando las visitas se retiraban, se !uedaba por un
largo rato agitando el brazo en alto, como !uien despide un barco en la ba*a. 7e felicit por la idea del
cambio de funciones, convencido de !ue *aba sido mi primer acierto laboral % constatando tambin
!ue la vida del &ogar *aba me"orado. -ara celebrarlo, cuando el 'uc*o +ueno cumpli un mes en su
nuevo puesto, temprano en la ma$ana, *ice formar a los internos %, como en una ceremonia de
condecoracin, le entregu una c*a!ueta de mezclilla azul con grandes letras amarillas impresas en la
espalda: 4-ortero5. odos aplaudieron % se felicitaron mutuamente, como si el regalo *ubiera sido para
cada uno de ellos. 'a llamativa palabra me permita, adems, tenerlo a la vista desde le"os, estando enmi oficina o mientras caminaba por los pasillos o el patio. *ora !ue lo pienso, ese episodio tan
sencillo tuvo una inmensa repercusin en la !ue sera mi vida en el &ogar en los a$os !ue siguieron.
'a fila de internos se rompi para entrar en la capilla, donde pronto se dara inicio al concierto.
Sabiendo !ue nuestros "venes eran un p/blico especial, los organizadores nos *aban reservado el
coro, al final de una escala de caracol, donde estaban dispuestos tres grupos de asientos, separados por
pasillos !ue daban la impresin de un espacio ms amplio !ue el real: desde all la visin era perfecta:
al frente, al otro lado de la baranda, unos pocos metros ms aba"o, podamos ver la or!uesta de cmara
%a preparada, % resultaba inevitable imaginar !ue la m/sica nos llegara plena % pura. delante se sent
el -adre ldo, mientras !ue a m me toc !uedarme atrs, cerca de la puerta, lugar desde donde tena atodos a la vista. El breve tiempo en !ue los instrumentos fueron afinados tra"o la concentracin de
todos, mientras !ue el anuncio de !ue el Concerto =rosso 8o 6>, de Corelli, sera la primera obra del
programa, me llen de esperanza % alegra, al punto de !ue tem perder la atencin sobre mis deberes
de custodio. Cuando se produ"o el silencio total, no pude evitar enfocarme en la postura del 'uc*o
+ueno, con su espalda recta, el cuello tieso % el mentn erguido, como si imitara la actitud de los
m/sicos !ue, all aba"o, inspiraban una discreta bocanada de aire para comenzar. Era fcil imaginarlo
con los o"os mu% abiertos, deslumbrado por la visin de los violines, las violas % los cellos. un
sabiendo !ue esta era la primera vez !ue l contemplaba una or!uesta, sent !ue compartamos la
misma ansiedad durante la introduccin, !ue dur una eternidad, pero !ue al fin permiti la entrada de
los solistas. El primer violn nos ltigo una % otra vez, remecindonos el pec*o, *acindonos aflo"ar las
piernas, liberndonos solo cuando cedi espacio al segundo solista. odo se rompi cuando vi !ue el
'uc*o +ueno de"aba su asiento como un resorte para tomar el pasillo % abalanzarse sobre la baranda
!ue daba al vaco. l ver la prisa de sus torpes pasos me sent desarmado % tem lo peor. El -adre ldo,
por el rabillo del o"o, lo vio venir % estir los brazos como cre%endo !ue podra su"etar el peso !ue
imaginamos caera sin contencin. (Cuntas veces nos pasa !ue no sabemos adelantarnos a los
pensamientos de estos "venes % actuamos seg/n pre"uicios) -areciera ser algo !ue nunca aprender. El
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'uc*o +ueno pos suavemente sus manos de oso panda en la baranda % se !ued inmvil, arrebatado,
como al borde de una catarata !ue muestra el ms grande de los arcoris.
medida !ue la conversacin entre solistas % ripienoscreca, cuando los violines parecan a*ogar al
cello, !ue siempre terminaba asomndose por una rendi"a para dar el contrapunto, cuando todas las
cuerdas confluan en la ms universal de las plegaras, aument mi deseo de !ue Corelli reviviera, para
salvar la m/sica % nuestras enmara$adas almas, trazndonos una *uella por donde caminar *acia el
Se$or. -ara nuestra sorpresa los "venes recibieron con gusto la m/sica, varios se mantuvieron
inesperadamente !uietos en sus asientos, otros mostraron una atenta curiosidad % no pocos se
durmieron. El 'uc*o +ueno permaneci e0ttico, con su inescrutable pensamiento flotando en medio
de los acordes, el cuerpo ido, los o"os brillando. El tiempo pas mu% rpido para todos e
inevitablemente lleg el momento de cortar una vibrante e0periencia !ue la ma%ora de los "venes
"ams *ubiera imaginado. Cuando todo trmino, en medio de los fervorosos aplausos, el 'uc*o +ueno
vino *acia m, necesitando abrazar a alguien. Esa fue la /nica cercana corporal !ue tuve con l. 7e
abraz % comenz a llorar en silencio. Solo supe palmotearlo suavemente en la cabeza, sobre sus tiesos
pelos */medos de transpiracin. 2esde el otro e0tremo, el -adre ldo me mir preguntando: le *ice un
gesto para mostrar !ue todo estaba bien. Cuando los sollozos pararon, me mir, tom aire como
volviendo al piso % murmur con conviccin: 4El Cielo, el cielo5.2e regreso al &ogar, caminamos en fila como siempre, el -adre ldo a la cabeza del grupo, %o en la
retaguardia. Esta vez, eso s, fue distinto. Caminbamos como si el cuerpo no nos pesara, desa*ogados,
con una tran!uila % profunda alegra. Esa noc*e, cuando se apagaron las luces en el &ogar, *ubo una
paz especial. la ma$ana siguiente, antes de dar las campanadas con !ue inicibamos el da, not a la
distancia algo !ue destacaba en la tenida del 'uc*o +ueno. 'o llam desde la mitad del pasillo, sin
poder de"ar de sonrer al ver !ue *aba ad*erido al frente de su c*a!ueta de portero la tar"eta del
concierto, !ue por el reverso tena el programa !ue *abamos escuc*ado % !ue por el frente mostraba la
foto de un brillante violn. 2e all no la sac % a*ora agregaba a la recepcin de las visitas !ue paraban
en el portn del &ogar un festivo 4El violn es el Cielo5.
1>an a tener !ue instalar una escuela de m/sica 1me di"o 7anuel, !ue nos traa el pan en su camioneta,unos das despus1. Cada vez !ue paso por el portn el 'uc*o +ueno me pregunta dnde se aprende a
tocar violn.
1S 1le respond complacido1, le gust muc*o ver un concierto la semana pasada. Qu le responde
usted;
12e todo le *e dic*o. Que en el Conservatorio, !ue donde *a%a un maestro, !ue donde termina el
camino, !ue en las escuelas de m/sica? (3a no se me ocurre !u decirle)
Cuando not !ue da a da se tornaba ms % ms taciturno, !ue a la *ora de almuerzo pareca ausente,
!ue se pasaba mirando los edificios del *ogar por largo rato, pensativo % serio, me pregunt cun
posible era !ue aprendiera a tocar violn, cunta felicidad e0perimentara si pudiera tener un violn en
sus manos. (Quizs podramos *acer la prueba), me di"e. &ablara con don @os, !ue a$os atrs *abaformado parte de una or!uesta de cierto prestigio. Estaba decidido.
la ma$ana siguiente, sin embargo, todo se oscureci. 'legaron acezando, *ablando todos al mismo
tiempo, las narices con los mocos colgando. El 'uc*o +ueno no estaba por ninguna parte.
Corr a la caseta de la portera, como si mi entra$able abuela me llamara con urgencia. Sobre el asiento
!ue el 'uc*o +ueno sola ocupar estaba la c*a!ueta de mezclilla, cuidadosamente doblada. -or la
ventana pude ver el portn entreabierto. 7e arro" al camino, para encontrarme a solas con la ma$ana
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!ue, all, en el fondo, con una solitaria luz, anunciaba !ue en la le"ana, en medio de una sonrisa,
comenzaba un nuevo da.
A68
-aine, diciembre de BD.
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