los mamíferos a través de los tiempos

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ACPM De Fondo LOS MAMÍFEROS A TRAVÉS DE LOS TIEMPOS Por Alfredo Castilla Wandosell (Biólogo) Los mamíferos del mundo actual son los supervivientes de una larga historia que empezó hace unos 195 millones de años. En las rocas de aquella época se hallan los primeros fósiles inconfundibles de mamíferos, animales insectívoros diminutos, que se parecen un poco a las musarañas. Durante aproximadamente los primeros dos tercios de su historia posterior, los mamíferos siguieron siendo pequeños animales inconspicuos, probablemente de actividad sólo nocturna. Durante todo ese tiempo –los períodos Jurásico y Cretácico de la clasificación temporal geológicacompartieron su hábitat con los dinosaurios. Pero, cuando se produjo la desaparición de estos a finales del Cretácico, la Tierra quedó como un campo abierto para el dominio de los mamíferos. Desde entonces, desde los 65 millones de años transcurridos hasta hoy, muchas clases diferentes de mamíferos, grandes y pequeños, carnívoros y herbívoros, terrestres y acuáticos han evolucionado, florecido y desaparecido, siendo sustituidas por otras, más nuevas aún. EL ORIGEN DE LOS MAMÍFEROS Los mamíferos se fosilizan con relativa facilidad, gracias a que sus esqueletos son generalmente robustos y resisten bien los rigores del proceso de fosilización. Los dientes y las mandíbulas, particularmente, se encuentran con frecuencia perfectamente conservados, lo que es una gran suerte, ya que la estructura exacta de la dentadura de cualquier mamífero nos dice mucho sobre su evolución y biología. Consecuentemente, la historia de los mamíferos es mejor conocida que la de cualquier otro grupo de organismos de tamaño comparable. Hace 300 millones de años la Tierra estaba poblada por anfibios y reptiles primitivos que vivían en los grandes pantanos tropicales y sus alrededores. Entre los fósiles de reptiles se han encontrado algunos ejemplares, algo mayores que los demás, con un par de orificios a modo de ventanas en la parte posterior de sus cráneos óseos. Estas ventanas se encuentran todavía, aunque algo modificadas en los mamíferos, lo que indica que fueron los primeros “reptiles parecidos a mamíferos” o sinápsidos. La importancia de este grupo se debe a que comprende a los animales a partir de los cuales evolucionaron los mamíferos. Sin embargo, los primeros miembros del grupo no eran muy parecidos a los mamíferos, ya que todavía poseían dentadura simple con maxilares débiles y miembros bastante abiertos y torpes; con seguridad no poseían sangre caliente. Un ejemplo bien conocido de los primeros sinápsidos primitivos es el Dimetrodon, reptil con aleta dorsal que vivió en una amplia área de lo que hoy es América del Norte. A su debido tiempo, otros tipos de reptiles más avanzados, llamados terápsidos, parecidos a los mamíferos, evolucionaron a partir de ancestros parecidos al Dimetrodon. Los terápsidos desarrollaron músculos para cerrar las mandíbulas mucho más potentes, que podían utilizar con una variedad de denticiones mucho más elaboradas, tales como caninos de tamaño muy superior o incluso picos de material córneo. También poseían miembros más esbeltos y largos, que les permitían correr con mayor rapidez y agilidad para perseguir a sus presas o escapar de los predadores. Probablemente, los terápsidos tenían la sangre más caliente y un cerebro de mayor tamaño, aunque esto es más difícil de saber a partir de los fósiles.

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Historia de los mamíferos

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Page 1: Los mamíferos a través de los tiempos

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LOS MAMÍFEROS A TRAVÉS DE LOS TIEMPOS  Por Alfredo Castilla Wandosell (Biólogo) 

 

Los mamíferos del mundo actual son los supervivientes de una larga historia que empezó hace unos 195 millones de años. En  las  rocas de aquella época  se hallan  los primeros  fósiles inconfundibles de mamíferos,  animales  insectívoros diminutos, que  se parecen un poco  a  las musarañas.  Durante  aproximadamente  los  primeros  dos  tercios  de  su  historia  posterior,  los mamíferos siguieron siendo pequeños animales inconspicuos, probablemente de actividad sólo nocturna.  Durante  todo  ese  tiempo  –los  períodos  Jurásico  y  Cretácico  de  la  clasificación temporal  geológica‐  compartieron  su hábitat  con  los dinosaurios. Pero,  cuando  se produjo  la desaparición de estos a  finales del Cretácico,  la Tierra quedó  como un  campo abierto para el dominio de  los mamíferos. Desde entonces, desde  los 65 millones de años transcurridos hasta hoy, muchas  clases  diferentes  de mamíferos,  grandes  y  pequeños,  carnívoros  y  herbívoros, terrestres y acuáticos han evolucionado, florecido y desaparecido, siendo sustituidas por otras, más nuevas aún. 

 

EL ORIGEN DE LOS MAMÍFEROS  

Los  mamíferos  se  fosilizan  con  relativa  facilidad,  gracias  a  que  sus  esqueletos  son generalmente  robustos  y  resisten bien  los  rigores del proceso de  fosilización.  Los dientes  y  las mandíbulas, particularmente, se encuentran con frecuencia perfectamente conservados, lo que es una  gran  suerte,  ya  que  la  estructura  exacta  de  la  dentadura  de  cualquier mamífero  nos  dice mucho  sobre  su evolución y biología. Consecuentemente,  la historia de  los mamíferos es mejor conocida que la de cualquier otro grupo de organismos de tamaño comparable. 

 Hace 300 millones de años  la Tierra estaba poblada por anfibios y reptiles primitivos que 

vivían en  los grandes pantanos  tropicales y  sus alrededores. Entre  los  fósiles de  reptiles  se han encontrado algunos ejemplares, algo mayores que  los demás, con un par de orificios a modo de ventanas  en  la  parte  posterior  de  sus  cráneos  óseos.  Estas  ventanas  se  encuentran  todavía, aunque  algo  modificadas  en  los  mamíferos,  lo  que  indica  que  fueron  los  primeros  “reptiles parecidos a mamíferos” o sinápsidos. La importancia de este grupo se debe a que comprende a los animales a partir de los cuales evolucionaron los mamíferos. Sin embargo, los primeros miembros del grupo no eran muy parecidos a  los mamíferos, ya que todavía poseían dentadura simple con maxilares  débiles  y  miembros  bastante  abiertos  y  torpes;  con  seguridad  no  poseían  sangre caliente. Un ejemplo bien conocido de los primeros sinápsidos primitivos es el Dimetrodon, reptil con aleta dorsal que vivió en una amplia área de lo que hoy es América del Norte. 

 A su debido tiempo, otros tipos de reptiles más avanzados, llamados terápsidos, parecidos 

a  los mamíferos,  evolucionaron  a  partir  de  ancestros  parecidos  al  Dimetrodon.  Los  terápsidos desarrollaron músculos para cerrar  las mandíbulas mucho más potentes, que podían utilizar con una variedad de denticiones mucho más elaboradas, tales como caninos de tamaño muy superior o  incluso  picos  de material  córneo.  También  poseían miembros más  esbeltos  y  largos,  que  les permitían  correr  con  mayor  rapidez  y  agilidad  para  perseguir  a  sus  presas  o  escapar  de  los predadores. Probablemente,  los terápsidos tenían  la sangre más caliente y un cerebro de mayor tamaño, aunque esto es más difícil de saber a partir de los fósiles. 

 

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Un  grupo  particular  de  terápsidos  avanzados,  llamado  cinodontes,  desarrolló  más características  distintivas  de  los mamíferos.  Poseían  una  dentadura muy  parecida  a  la  de  los mamíferos, con varias cúspides, que actuaban como una poderosa tijera formada por  los dientes superiores  e  inferiores.  Junto  con  las  propias  modificaciones  de  la  dentadura,  se  debieron desarrollar también unos músculos maxilares muy potentes y precisos para proporcionar a estos dientes una fuerza de corte superior. Esto supuso un aumento considerable del tamaño del hueso que  soportaba  la dentadura  inferior,  el hueso dentario, de modo que  también podía  alojar  las uniones de los músculos maxilares inferiores. Los otros huesos de la mandíbula inferior, llamados huesos  postdentarios,  se  redujeron  y  debilitaron  proporcionalmente.  En  los  cinodontes,  estos huesos  postdentarios  aportaron  una  nueva  función.  Junto  con  el  antiguo  hueso  articular,  o cuadrado, del cráneo, transmitían ondas sonoras desde un rudimentario tímpano, conectado a la mandíbula,  a  la  región  auditiva  de  la  caja  craneal  del  animal.  De  este modo,  los  cinodontes muestran  una  aproximación  a  una  configuración  de  mamífero  completa,  en  la  que  el  hueso dentario  es  el  único  que  queda  en  la mandíbula  inferior  y  ha  formado  una  nueva  articulación directamente con el hueso escamoso del cráneo. Los huesos postdentarios y el hueso cuadrado han perdido todo contacto con  la mandíbula y se han convertido en  los huesecillos conductores del sonido del oído medio. 

 Los cinodontes también desarrollaron un tipo de esqueleto mucho más de mamífero, con 

los miembros muy esbeltos y mucho más pegados al cuerpo, lo que hacía más ágil la locomoción. También se cree que los cinodontes desarrollaron muchas de las características fisiológicas de los mamíferos, como  la sangre totalmente caliente, aunque este hecho no es siempre aceptado. No existe una evidencia clara de que tuviesen pelo. 

 En  algún momento, hacia el  final del período Triásico, hace unos 195 millones de  años, 

aparecieron  los  primeros  fósiles  con  una  nueva  articulación  totalmente  desarrollada  en  la mandíbula, entre la dentadura y el cráneo. Generalmente, se les considera los primeros mamíferos auténticos y, sin lugar a dudas, evolucionaron a partir de los cinodontes avanzados. Sin embargo, como  tenían  pequeños  huesos  postdentarios  y  el  hueso  cuadrado  todavía  conectado  a  la mandíbula inferior, eran muy primitivos. 

 Los  mejor  conocidos,  fueron  los 

morganucodóntidos,  que  se  han  encontrado  en Europa, Sudáfrica, Norteamérica y China,  lo que indica que  tuvieron una difusión mundial. Todos ellos  eran  muy  pequeños,  con  una  longitud craneal de dos a tres centímetros y una  longitud corporal  total de unos 12  cm.  La dentadura era afilada  y  de  cúspides  múltiples  y,  del  tipo  de desgaste  que  sufría  a  lo  largo  de  su  vida,  se deduce que eran usados para capturar y masticar insectos y, tal vez, otros invertebrados terrestres. A partir de todo esto y de sus sentidos del oído y del olfato, aparentemente desarrollados, se cree que  los morganucodóntidos  se  adaptaron  a una existencia de cazadores nocturnos. 

 

Reconstrucción de pequeño mamífero insectívoro primitivo 

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LOS MAMÍFEROS MESOZOICOS  Los morganucodóntidos y los primeros mamíferos relacionados con ellos fueron el inicio de 

una difusión evolutiva,  a  través del  resto de  la era Mesozoica, en  varios  grupos diferentes.  Sin embargo,  sin  excepción  alguna,  siguieron  siendo  animales muy  pequeños.  Incluso  el mayor  de ellos no era más grande que un gato doméstico y  la  inmensa mayoría eran aún mucho menores. Además,  la mayor  parte  seguían  siendo  insectívoros,  aunque  un  grupo,  los multituberculados, adoptaron un hábito herbívoro y tenían el aspecto físico de los roedores actuales. 

 El principal paso evolutivo durante el Mesozoico fue el desarrollo de un tipo más complejo 

de  pieza  dentaria,  el  molar  tribosfénico.  Estos  dientes  poseen  un  triángulo  de  tres  cúspides principales, tanto en  los de  la mandíbula superior como en  los de  la  inferior, si bien esta última cuenta también con una cuenca amplia en el extremo posterior. Eran más eficaces en su función y a  finales  del  Cretácico,  hace  unos  80  millones  de  años,  se  pueden  distinguir  ya  dos  grupos principales  de mamíferos  tribosfénicos  fosilizados.  Son  los marsupiales  y  los  placentarios,  que pronto habrían de ser los mamíferos dominantes en la Tierra. 

 En  realidad,  incluso  antes del  final del 

Cretácico, ya habían evolucionado varios tipos diferentes  de  placentarios  y  con  ello  se preparó el terreno para la gran difusión de los mamíferos  después  de  la  desaparición  de  los dinosaurios. 

 El motivo por el cual los mamíferos del 

Mesozoico eran  tan pequeños es un misterio. Posiblemente, sólo fue debido a que no podían competir  con  los  dinosaurios  en  los  hábitats apropiados  para  los  grandes  animales terrestres  y,  por  lo  tanto,  debieron permanecer  limitados  a  una  vida  nocturna, apta  para  animales  pequeños.  Asimismo,  es posible que el clima  fuera  tal que  la  fisiología de estos primeros mamíferos no se adecuara a animales de mayor tamaño 

 Existen todavía muchas hipótesis sobre  la causa de  la extinción de  los dinosaurios y otros 

muchos animales y, en menor medida, de la extinción de plantas que tuvo lugar al mismo tiempo. Pero,  lo que está claro, es que  los mamíferos no sólo sobrevivieron, sino que, por algún motivo, quedaron especialmente bien situados para sacar partido del nuevo mundo, relativamente vacío, que quedó entre ellos. 

 LA DIFUSIÓN DEL TERCIARIO 

 La historia evolutiva de los mamíferos, desde hace 65 millones de años hasta hoy, es decir, 

desde  la era terciaria, empezó a partir de  los pocos grupos de pequeños mamíferos  insectívoros que  sobrevivieron  a  la  extinción  del  final  del Cretácico.  La  historia  es muy  complicada,  ya  que 

Pequeño roedor mostrando caracteres anatómicos propios de sus hábitos nocturnos (grandes ojos y orejas) 

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además  de  la  extinción  de  los  dinosaurios  el  final  del Cretácico  también  supuso  el  inicio  de  la fragmentación de las grandes masas de tierra en bloques separados que se distanciaron formando finalmente los continentes que conocemos en la actualidad. Durante un breve período de tiempo, Australia  y  Sudamérica  estuvieron  unidas  por  la  Antártica,  pero  pronto  se  convirtieron  en continentes aislados, en los que evolucionaron grupos de mamíferos bien diferenciados. Por otro lado, Norteamérica, Europa  y Asia permanecieron unidas. Un  factor más de  complejidad  fue  la serie de cambios climáticos que afectaron a la evolución de los mamíferos, originando la extinción de ciertos grupos y permitiendo a otros, normalmente más avanzados, sobrevivir y prosperar. Así, mientras pasaban los millones de años, hubo una rotación casi permanente de especies y familias. 

 En todo caso, en un período no superior a 5 millones de años, se habían desarrollado varios 

nuevos e  importantes tipos de mamíferos. Si se observa  la mayor parte del mundo, formada por Norteamérica  y  Eurasia,  los mamíferos más  antiguos  evolucionaron  a  partir  de  los  pequeños insectívoros placentarios ancestrales,  incluidos  los creodontes, que  fueron  los primeros grandes mamíferos  predadores.  Eran  muy  parecidos  a  los  carnívoros  modernos,  con  molares especializados y miembros potentes de garras afiladas. Otros grupos de mamíferos evolucionaron convirtiéndose  en  grandes  herbívoros  de  tamaños  diversos,  con molares  trituradores  planos  y patas alargadas con pequeñas pezuñas en el extremo de los dedos para mejorar su capacidad de carrera. Algunos tenían un extraño aspecto como, p.e., el uintaterio de Norteamérica, que tenía protuberancias óseas sobre el cráneo y el Arsinoitherium de Egipto con un par de cuernos macizos. Los pequeños herbívoros, que ocupaban  los nichos que  cubrieron posteriormente  los  roedores, estaban  representados,  sorprendentemente,  por  un  grupo  de  primates  primitivos  llamado plesiadápidos. 

 Con  el  paso  del  tiempo,  se  desarrollaron  nuevos  grupos  de  animales  más  modernos, 

aunque,  con  frecuencia,  de  forma  algo  primitiva  y  extraña.  Hace  unos  50  millones  de  años aparecieron  los  auténticos  carnívoros  y  los  primeros miembros  de  la  familia  de  los  caballos, representados  por  el  Hyracotherium,  el  eohipo,  así  como  las  primeras  ballenas  (aunque  estas todavía  tenían dientes en  forma de sierra) y otros grupos  llamados a  tener gran  fortuna, como, p.e., los murciélagos, roedores, artiodáctilos, elefantes y lemures. 

 Hace unos  40 millones de  años,  el  clima  se deterioró durante una  época, originando  la 

extinción  de,  aproximadamente,  una  tercera  parte  de  los  mamíferos  existentes.  Las  víctimas principales  fueron  los  tipos  más  primitivos  y  arcaicos  y,  consecuentemente,  la  fauna  fue adoptando una apariencia cada vez más avanzada. Esta fase fue seguida por un  largo período de clima muy benigno, conocido como Mioceno. Fue el apogeo de la evolución de los mamíferos y el momento en que existió un mayor número de ellos. 

 Uno de los desarrollos más significativos que se produjeron en el Mioceno fue la extensión 

cada  vez mayor de  los pastos,  formando grandes praderas en  las que  se podían desarrollar  los rebaños  de  animales  herbívoros.  Se  difundieron  los  caballos  y,  sobre  todo,  los  artiodáctilos  –ciervos y antílopes, entre otros. 

 Aunque la mayor parte de los grupos de mamíferos nos son familiares actualmente, había 

muchas especies extrañas, especialmente entre los perisodáctilos, como, p.e., los calicóteros, que tenían las patas delanteras más largas que las traseras, y el Indricotherium, el mamífero terrestre 

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más  grande  que  ha  existido,  ya  que medía  unos  cinco metros  de  altura  en  la  cruz.  Entre  los carnívoros, había diversas especies grandes de felinos con dientes de sable. 

 

Durante  el Mioceno  los  antropoides  evolucionaron  también  a  partir  de  primates  más primitivos  y  algo mas  tarde, hace unos  4 millones de  años,  aparecieron  en África  los primeros miembros de  los Australopithecus,  los precursores  inmediatos de  los humanos, que aparecerían unos 2 millones de años más tarde. 

 Tres historias que siempre me han  llamado  la atención en  la evolución de este grupo han 

sido:  la  evolución  de  los  mamíferos  en  el  continente  sudamericano,  en  el  australiano  y  las extinciones durante el Pleistoceno. A continuación paso a hablar algo de las mismas, y espero que estos puntos de conexión  sirvan para quien quiera acoplar  sus conocimientos y podamos  todos así, sacar una idea más global de lo que realmente ocurrió en este grupo durante los períodos que se plantean y sitios que se nombran. 

 LOS MAMÍFEROS SUDAMERICANOS 

 Durante  la  mayor  parte  del  Terciario, 

Sudamérica fue un continente aislado, por lo que la historia de su  fauna mamífera es diferente de la  del  resto  del mundo.  Se  desarrollaron  varios órdenes únicos de herbívoros placentarios, como los litopternos con aspecto de caballo, aunque sin ninguna  relación  con  ellos,  y  otros  órdenes parecidos  superficialmente  a  los  rinocerontes  e hipopótamos.  Otro  grupo  importante  fue  el  de los desdentados, con animales tan extraños como 

El Indricotherium, cuyo aspecto parece ofrecernos una mezcla de proboscídio y jiráfido, mostraba un imponente porte que le permitía llegar a la copa de los árboles para poder alimentarse.  

Fuente:  http://isaacbickerstaff.wordpress.com/2010/02/06/on‐prehistoric‐life/ 

Megatherium americanum Museo de Historia Natural de Londres 

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el  enorme  Glyptodon  acorazado  y  el  gigantesco  perezoso  terrestre Megatherium.  Este  orden todavía subsiste actualmente y comprende algunos de los mamíferos más extraños, como son los armadillos y los osos hormigueros sudamericanos. 

 La característica más sorprendente de la evolución de los mamíferos sudamericanos atañe 

a  los  carnívoros,  ya  que  éstos  constaban  exclusivamente  de mamíferos marsupiales,  un  grupo ausente durante el Terciario en Norteamérica, Europa y Asia. Existían formas más pequeñas, como los  didélfidos  y  cenoléstidos,  que  han  llegado  hasta  el  presente.  Pero  también  había  grandes predadores,  los boriénidos, que  jugaron el mismo papel que  los  carnívoros en otras partes del mundo, con ejemplares  tan grandes como  leones, e  incluso un equivalente del  tigre dientes de sable placentario, en la forma del Thylacosmilus, que tenía unos enormes caninos superiores. 

 Los  únicos  mamíferos  placentarios  (aparte  de  los  murciélagos,  que  se  difundieron 

fácilmente  por  todo  el mundo)  que  invadieron  Sudamérica  durante  el  principio  del  Terciario fueron los roedores y los primates. Probablemente llegaron de Norteamérica pasando por las islas del Caribe y, una vez establecidos, se transformaron en  los grupos característicos suramericanos, los roedores histricomorfos y los monos platirrinos del Nuevo Mundo. 

 Debido a  los cambios tectónicos de hace unos 3 millones de años, Suramérica finalmente 

se  desplazó  hacia  el  norte  hasta  conectar  con  el  continente  norteamericano.  A  causa  de  los subsiguientes  cambios  climáticos,  ocurrió  lo  que  se  ha  denominado  el  “Gran  Intercambio Americano”,  lo  que  supuso  una  gran  alteración  de  las  faunas  mamíferas  de  Suramérica  y Norteamérica respectivamente. Con todo, si echamos un vistazo a la fauna actual, vemos que ésta es el resultado de  los muchos procesos, evolutivos, biogeográficos y climáticos, que combinados entre sí dieron lugar a una larga historia de cambios,  pero esto será motivo de un próximo articulo desmenuzando tal acontecimiento y lo que supuso para las faunas de ambos continentes. 

 LOS MAMÍFEROS AUSTRALIANOS 

 La  historia  de  los 

mamíferos australianos es  todavía poco  conocida,  ya  que prácticamente  no  se  conocen depósitos  fósiles  que  contengan mamíferos  hasta  bien  entrado  el Terciario.  La  diferencia  principal respecto  a  cualquier  otro  sitio  es que  no  existe  ninguna  prueba  de que  los  mamíferos  placentarios alcanzasen  Australia  hasta  finales del  Terciario  y,  entonces,  sólo  lo hicieron  algunas  especie  de roedores  y  murciélagos provenientes  de  Asia.  Todas  las demás  especies  placentarias, como  el  dingo  y  el  conejo,  son introducciones humanas. 

Tylacino o lobo marsupial, Museo Nacional de Historia Natural de Madrid 

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 Los  monotremas  ovíparos 

pronto se apartaron de los mamíferos tribosfénicos,  los  marsupiales  y placentarios.  Se  ha  descubierto  la dentadura  fósil  de  un  monotrema primitivo de la época del Cretácico en Australia, pero no parece que  llegase a  ser nunca un  grupo especialmente importante. 

 Con  estas  pequeñas 

excepciones,  todos  los  mamíferos australianos eran, y son, marsupiales. Se  difundieron  por  muchos  de  los nichos  asociados  con  los mamíferos placentarios  de  todas  las  partes  del mundo,  como  son  los  grandes carnívoros  tilacinos,  los  canguros herbívoros que viven en manada y los oposums insectívoros. 

 LAS EXTINCIONES DEL PLEISTOCENO 

 El  drama  final  de  la  historia  de  los 

mamíferos  se  produjo  hace  tan  sólo  10.000 años, en  la época del Pleistoceno superior. Las fases  de  la  extinción  se  detectan  por  la desaparición  en  el  registro  fósil  de  muchas especies de mamíferos, pero principalmente de las mayores. Habían existido especies gigantes en muchos  grupos  de  todo  el mundo,  como, p.e, los conocidos mamuts, el alce irlandés y los tigres  dientes  de  sable.  Bastante  menos conocidos,  pero  igualmente  destacables, fueron  los  antropoides  gigantes  de  África,  el lemur gigante de Madagascar, el tapir gigante y el  perezoso  terrestre  de  Suramérica,  y  el canguro  gigante,  y  el  uombat  de  Australia. Todos  ellos  se  extinguieron  casi  al  mismo tiempo. 

 Es  un  asunto  muy  debatido  si  esta 

desaparición  fue  debida  a  algún  cambio climático que hizo la vida más difícil a las especies más grandes o si está relacionada con la rápida difusión del ser humano por todo el mundo. Es posible que fuese lo primero, aunque no por ello fue menor el efecto funesto del ser humano sobre los mamíferos de la Tierra. 

Canguro rojo. Foto: Ángel Hernández GómezBanco de imágenes y sonidos del MEC 

Pintura rupestre mostrando una cacería de la fauna existente de aquella época. 

Fuente: http://pablocpinturarupestre.blogspot.com.es/