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Los mensarios románicos más cercanos
a la Sierra de Guadarrama
Monasterio de Santa María la Real de Nieva (Segovia)
Galería oriental del claustro grande desde el patio
Llegamos al Monasterio de Santa María la Real de Nieva
buscando capiteles labrados con motivos de caza del oso y del jabalí, para ilustrar nuestro trabajo sobre las monterías en la Sierra de Guadarrama según el Libro de la Montería del Rey D. Alfonso XI.
Encontramos casi una veintena de escenas relacionadas con la montería y la cetrería, y muchas otras que despertaron nuestro interés, entre ellas las de la representación de las tareas y ocupaciones de todos los meses del año, un mensario, que no calendario, escenas que dieron lugar a este pequeño trabajo.
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El Monasterio de Santa María la Real de Nieva
Con motivo de la aparición de la Virgen María al pastor Pedro Amador hacia
1392, y el hallazgo de una imagen de la Virgen en una cueva, Catalina de
Lancaster, esposa del rey Enrique III de Castilla, ordenó construir una iglesia para
el culto a la imagen encontrada. En 1399 se entregó el santuario a la orden de los
dominicos, los Predicadores de Santo Domingo de Guzmán, iniciándose la
construcción del Monasterio, que duraría hasta 1432.
Entre 1414 y 1432 tuvo lugar una ampliación, levantándose el crucero que
vemos actualmente y la espléndida portada norte, ampliándose la cabecera de
la iglesia con tres ábsides, el central de grandes proporciones. La iglesia, de estilo
gótico tardío, tiene tres naves, crucero y ábsides, destacando el gran pórtico de
la fachada norte y el claustro grande, adosado al muro sur.
Este claustro, de forma cuadrada ligeramente irregular, tiene cuatro galerías
porticadas y un amplio patio central. En cada galería hay varios grupos de arcos
(cuatro en las galerías N, E y O, y cinco en la galería S) que voltean sobre
columnas dobles, separados por pilares con contrafuertes hacia el patio. En la
esquina SO del patio está la entrada al mismo desde las galerías sur y oeste.
En total hay ochenta y cinco columnas dobles con sus correspondientes
capiteles y cimacios o ábacos. Y en las cuatro caras de los capiteles de dichas
columnas figuran labrados gran cantidad de motivos de todo tipo, ya sean
alusivos a la construcción del monasterio, ya se trate de temas de montería y
cetrería (diecisiete escenas), dragones y monstruos, escudos heráldicos, temas
bíblicos y religiosos, escenas de torneos y de guerra, alegorías de carácter
catequético, e incluso un mensario completo según el ciclo castellano de las
tareas agrícolas en su tiempo.
El Monasterio fue declarado Monumento Nacional el 25 de marzo de 1920 y
mucho tiempo después Bien de Interés Cultural.
Situación Santa María la Real de Nieva está situado a poco menos de treinta kilómetros
de Segovia, en la carretera que va desde esta capital a Arévalo. La carretera
cruza el pueblo y pasa por la plaza Mayor al pie mismo del ábside del Moansterio,
que da a dicha plaza.
El pórtico norte
En la fachada norte del templo podemos ver un magnífico ejemplar del arte
tardo gótico en regular estado de conservación, con el portal de entrada
abocinado, formado por cinco arquivoltas que voltean sobre delgadas columnas
dispuestas en haces de tres, profusamente ornamentadas, enmarcado todo ello
con un alfiz.
La arquivolta exterior está ornamentada con treinta y cuatro motivos alusivos a
la resurrección de los muertos; en la segunda arquivolta hay hasta dieciséis figuras
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de mártires y santos; en la tercera, catorce esculturas de santos; en la cuarta,
doce imágenes de arcángeles, y en la quinta diez de serafines.
En la clave de todas las arquivoltas hay bustos de angelotes con los brazos
abiertos, sujetando filacterias con las manos. Las arquivoltas aparecen rodeadas
por la parte superior con una moldura, a modo de arco conopial, rematada con
un florón.
Croquis del pórtico norte (de mis cuadernos de campo)
Desde la cornisa del alfiz, tres finas molduras a cada lado descienden en
vertical hasta la línea del ábaco de la columnas que enmarcan la puerta; la
moldura central es más corta que las otras dos, dejando hueco en la parte inferior
para los escudos heráldicos de la Casa de Trastamara, a la izquierda, y la de
Lancaster, a la derecha. Entre las dos molduras exteriores de cada lado y la
central se ven aún un par de ménsulas y sus respectivos doseletes, que debieron
albergar imágenes, actualmente desaparecidas. Debajo de la cornisa del alfiz,
en los paños que quedan entre las molduras y el florón, se ven también los
soportes de otras dos esculturas.
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En el tímpano del portal hay un par de ángeles descabezados, el sol y la luna y
un Cristo entronizado, al que rodean cuatro imágenes, dos a cada lado, también
sin cabezas.
En la piedra del dintel están representados el Paraíso, a la izquierda, y el
Infierno, a la derecha. Y en las dos ménsulas en las que se apoya dicho dintel, se
ven las cabezas de un águila, o quizá un pájaro grifo, y de un león.
En la franja horizontal que forman los capiteles de las columnas aparecen
esculpidas diecisiete escenas de la Pasión de Cristo. Otra franja más estrecha,
sobre la anterior, está decorada con motivos vegetales y cabezas de perro
alegóricas a los dominicos (Canes Domini).
Entre los haces de columnas, prolongándose a ambos lados por los paños del
muro, hay hasta doce ménsulas o repisas vacías, con sus respectivos doseletes
encima, que al parecer albergaban las imágenes de los doce apóstoles, hace
tiempo desparecidas.
La arquivolta de la resurrección
En la primera arquivolta, la más externa,
aparecen representadas hasta treinta y cuatro
escenas alusivas a la Resurrección, en las que
se ve a los muertos saliendo de sus sepulcros
como pueden, empujando las lápidas con las
manos, o con los pies, o tirando de ellas desde
fuera, a veces de dos en dos.
Resulta interesante contemplar los detalles,
que llegan a ser incluso un tanto simpáticos,
con cierto toque de humor.
Apunte de las escenas de la resurrección
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El mensario del claustro
Todas las escenas del mensario se encuentran en los capiteles séptimo, octavo
y noveno del segundo grupo de arcos de la galería oriental, contando de Sur a
Norte, labrados en las caras internas con arreglo a una secuencia de lectura y
escritura utilizada antiguamente, denominada “bustrofedon”, en la que un reglón
se leía, y escribía, de derecha a izquierda, y el siguiente de izquierda a derecha,
de manera similar a como los bueyes van trazando los surcos al labrar la tierra.
En las caras que dan al patio de estos tres capiteles, y en la interna que da a la
galería del octavo, hay tallados motivos vegetales.
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Los capiteles del mensario
Galería Este - Capitel 7
Galería Este - Capitel 8
Galería Este - Capitel 9
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Capiteles del mensario
Plano y leyenda tomados del libro: Guía del Monasterio de Santa María la Real de
Nieva, Sánchez Sierra, Antonio, y Ramón Esteban, Ángel; Ed. Asociación Cultural
Santa María 92; Madrid 2004
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Galería Este, capitel 7, cara sur
Enero
En la cara sur de este capitel, que corresponde al lado ancho de
la doble columna, aparecen dos personajes. A la izquierda, un viejo
calentándose los pies al fuego, para combatir el frío del invierno. A
la derecha, un joven con una vasija en la mano derecha mientras
que con la izquierda sostiene un largo espetón con algo para asar
en el fuego. Sobre el fuego cuelga un caldero, en el que,
seguramente, se hacía la comida.
Posiblemente representan al Año Viejo, que se acaba, y al Año
Nuevo, que comienza.
En el ábaco, o cimacio, del capitel aparecen las flores de los
Lancaster.
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Galería Este, capitel 7, cara este
Febrero
En la cara de este capitel que da al
pasillo, el lado estrecho del capitel,
vemos un zapatero en su taller.
Es una representación del mes de
febrero, el “mes cojo”, así llamado por
ser más corto que los restantes meses
del año, el más frío por estas latitudes,
en el que se realizaban tareas al abrigo
de las casas.
En el cimacio del capitel se ven las
flores de los Lancaster y en las esquinas
del mismo dos caras de perro con
grandes orejas. Los dominicos se
denominaban a sí mismos “los perros del
Señor”.
Galería Este, capitel 7, cara norte
Marzo
En la cara ancha opuesta del
mismo capitel también están
representados otros dos meses,
marzo y abril.
A la izquierda se recogen las
tareas del mes de marzo, en el
que se llevaban a cabo labores
de poda de la viña, que se
identifica claramente, utilizando
una herramienta parecida a los
podones que hemos conocido en
nuestros días.
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Galería Este, capitel 7, cara norte
Abril
A la derecha del doble capitel
aparece un jinete, que representa
el mes de abril. Parece un joven,
llevando en las manos un gran
ramo florido.
El caballo que monta va muy
bien enjaezado, con gualdrapas y
ornamentos festivos, como
correspondería a la celebración de
la llegada de la primavera.
Galería Este, capitel 8, cara sur
Mayo
Nuevamente en la cara ancha de
este otro capitel aparecen
representados dos meses, mayo y
junio.
Al mes de mayo, a la izquierda,
corresponde un jinete que lleva un
ramo de flores o de frutos sobre el
hombro derecho y un ave de presa,
probablemente de cetrería, en la
izquierda.
Era el mes en el que los caballeros
practicaban su actividad favorita,
cetrería o montería, el mes en el que
los campos ofrecían suficiente
alimento para los caballos, en el que
se reunían las huestes para marchar
a la guerra.
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Galería Este, capitel 8, cara sur
Junio
Y en el lado derecho del
mismo capitel se representa el
mes de junio, mediante un
campesino segando las hierbas
altas con una guadaña, ya fuera
para eliminar estorbos del terreno,
ya fuera para guardarlas como
alimento del ganado.
Galería Este, capitel 8, cara norte
Julio
En la cara ancha opuesta del
capitel, que corresponde a las
dos columnas, aparecen
representados de nuevo otros
dos meses, junio y julio.
En el mes de junio vemos a
un labrador, cubierto con un
gorro de alas anchas para
resguardarse del sol, inclinado
sobre el trigo, que siega con una
hoz.
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Galería Este, capitel 8, cara norte
Agosto
Y a la derecha de la misma
cara de este capitel, se ve a
un hombre golpeando las
mieses ya segadas con el
mayal, para separar el grano
de la paja, tarea que en otros
lugares se hacía con la ayuda
del trillo.
En la decoración del
cimacio se repiten las cabezas
de perros, alegoría de los
dominicos.
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Galería Este, capitel 9, cara sur
Septiembre
La escena siguiente, correspondiente al mes de septiembre,
ocupa todo el ancho del doble capitel.
Un hombre está labrando la tierra con un arado romano tirado por
una yunta de bueyes, la mano derecha sobre la esteva del arado, en
la izquierda la aguijada para estimular al tiro.
El fondo se ve un gorro sobre un pequeño saco, quizá con las
provisiones del día, quizá con el grano para la siembra.
También se observan algunas espigas sin segar en las lindes del
terreno, que se mantenían para delimitar la propiedad, dando cobijo
a multitud de pequeños animalillos.
A la derecha se ve la tapa de un tonel, que forma parte de la
escena siguiente.
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Galería Este, capitel 9, cara este
Octubre
En la cara estrecha del
capitel, que da al pasillo oriental
del claustro, vemos un hombre
trasvasando el vino de un odre a
un tonel.
Octubre era el mes de la
vendimia, del pisado de la uva y
del acopio del vino en los
toneles de la bodega.
Galería Este, capitel 9, cara norte
Noviembre
En la cara norte de este capitel
vemos una vez más las escenas
correspondientes a dos meses, en
este caso noviembre y diciembre.
Noviembre era el mes de la
matanza del cerdo. Se ve bien la
escena, a pesar del deterioro sufrido,
pero no se puede adivinar la
herramienta o utensilio que utilizaba
el hombre, colocado a horcajadas
sobre el animal, para dar buena
cuenta del cerdo, quizá un hacha o
un gran cuchillo.
A la izquierda, en sombra, se
adivina el tonel que formaba
parte de la escena del mes de
octubre.
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Galería Este, capitel 9, cara norte
Diciembre
El mes de diciembre aparece
representado por el banquete
navideño. Una persona se sienta a
la mesa, adornada con mantel y
bien provista de viandas, para
celebrar las fiestas.
La escena, o al menos la mesa,
parece vista en escorzo desde
algún punto más alto, lo que la da
cierta originalidad.
Los capiteles del mensario en la galería oriental
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Los petroglifos de Domingo García
Situado a menos de diez kilómetros de Santa María la Real de Nieva, junto a la
carretera que va a los pueblos de Domingo García y Bernardos, se encuentra el
cerro de San Isidro.
Sobre los paramentos verticales de las rocas que afloran dispersas en esta
colina, hay una numerosa serie de grabados al aire libre, que abarcan desde el
Paleolítico hasta la Edad Media.
El acceso a la colina está bien indicado desde la carretera, poco antes de
llegar a la bifurcación de Domingo García. El cerro, de suaves pendientes, no
ofrece dificultad alguna para su recorrido. Una serie de paneles
convenientemente situados, ayudan al visitante para mejor comprender los
grabados.
Dada la escasa distancia a que se encuentra este yacimiento del Monasterio,
vale la pena acercarse al mismo para una primera visita.
En el pueblo de Domingo García hay un centro de recepción donde se puede
ampliar la información.
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