los perros de tindalos

Upload: carlos-del-carpio

Post on 09-Jan-2016

7 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Cuenta de terror

TRANSCRIPT

Los Perros de Tndalos(The Hounds of Tindalos-1929)Frank Belknap Long-Me alegro de que haya venido -dijo Chalmers.Estaba sentado junto a la ventana y tena el semblante muy plido. Dos altas velas que goteaban cerca de su codo arrojaban una luz enfermiza y ambarina sobre su larga nariz y su barbilla ligeramente deprimida. No haba nada moderno en el apartamento de Chalmers. Tena alma de asceta medieval, y prefera los manuscritos ilustrados a los automviles, y las grgolas de piedra de torva mirada a los aparatos de radio y las mquinas de calcular.Al cruzar la habitacin hasta el sof, que haba despejado para m, mir hacia su mesa y me sorprendi descubrir que haba estado estudiando las frmulas matemticas de un clebre fsico contemporneo, y que haba llenado cantidades de hojas de delgado y amarillento papel con curiosos dibujos geomtricos.-Extraa vecindad la de Einstein y John Dee -dije, al tiempo que mis ojos iban de los diagramas matemticos a los sesenta o setenta libros raros que componan su curiosa y pequea biblioteca. Plotino y Emmanuel Moscopulus, santo Toms de Aquino y Frenicle de Bessy se codeaban en la oscura estantera de bano, y las sillas, la mesa y el escritorio estaban repletos de folletos sobre hechicera y brujera medievales y magia negra, as como sobre todas las cosas fascinantes y audaces que el mundo moderno ha arrumbado.Chalmers sonri con simpata, y me tendi un cigarrillo ruso en una bandeja curiosamente tallada.-Estamos descubriendo ahora precisamente -dijo- que los viejos alquimistas y hechiceros tenan razn en unas dos terceras partes, y que su moderno bilogo materialista est equivocado en nueve dcimas.-Usted siempre se ha burlado de la ciencia moderna -dije con cierta impaciencia.-Slo del dogmatismo cientfico -replic-. Siempre he sido un rebelde, un defensor de las causas perdidas; por eso he decidido rechazar las conclusiones de los bilogos contemporneos.-Y Einstein? -pregunt.-Es un sacerdote de las matemticas trascendentales! -murmur reverentemente-. Es un mstico profundo, un explorador de la gran sospecha.-Entonces no menosprecia enteramente la ciencia.-Por supuesto que no -afirm-. Simplemente desconfo del positivismo cientfico de estos ltimos cincuenta aos, del positivismo de Haeckel y de Darwin y de Bertrand Russell. Creo que la biologa ha fracasado lamentablemente al intentar explicar el misterio del origen y destino del hombre.-Dles tiempo -repliqu.Los ojos de Chalmers relampaguearon.-Amigo mo -murmur-, su juego de palabras es sublime. Darles tiempo. Eso es precisamente lo que hara. Pero su moderno bilogo se re del tiempo. Tiene la clave, pero se niega a utilizarla. Qu sabemos del tiempo, en realidad? Einstein cree que es relativo, que puede interpretarse en trminos de espacio, de un espacio curvo. Pero debemos detenernos aqu? Cuando las matemticas nos abandonan, no podemos seguir con... la intuicin?-Est usted pisando un terreno peligroso -observ-. Esa es una trampa que el verdadero investigador evita. Por eso ha avanzado tan despacio la ciencia moderna. No acepta nada que no pueda demostrarse. Pero usted...-Yo tomara hashish, opio, toda clase de drogas. Yo quisiera emular a los sabios orientales. Y entonces, quiz, captara...-El qu?-La cuarta dimensin.-Eso es un disparate teosfico.-Quiz. Pero creo que las drogas dilatan la conciencia humana. William James coincide conmigo. Y he descubierto una nueva.-Una nueva droga?-La utilizaban hace siglos los alquimistas chinos; pero es prcticamente desconocida en Occidente. Sus propiedades ocultas son asombrosas. Con ayuda de mis conocimientos matemticos, creo que puedo retroceder en el tiempo.-No comprendo.-El tiempo es meramente nuestra percepcin imperfecta de una nueva dimensin del espacio. Tiempo y movimiento son dos ilusiones. Todo lo que ha existido desde el principio del mundo existe todava. Los acontecimientos que ocurrieron hace siglos en este planeta siguen existiendo en otra dimensin del espacio. Los acontecimientos que sucedern dentro de siglos existen ya. Nosotros no podemos percibir su existencia porque no podemos entrar en la dimensin del espacio que los contiene. Los seres humanos, tal como los conocemos, son meramente fracciones, fracciones infinitamente pequeas de un todo enorme. Cada ser humano se halla vinculado a toda la vida que le ha precedido en este planeta. Todos sus antepasados son partes de l. Slo el tiempo le separa de sus predecesores, y el tiempo es una ilusin y no existe.-Creo que comprendo -murmur.-Bastar para mi propsito con que se forme una vaga idea de lo que deseo llevar a cabo. Quiero arrancarme de los ojos el velo de la ilusin que el tiempo ha arrojado sobre ellos, y ver el principio y el fin.-Y cree usted que esta nueva droga le ayudar?-Estoy seguro de que s. Y quiero que me ayude usted. Me propongo tomar la droga inmediatamente. No puedo esperar. Debo ver -sus ojos fulguraron extraamente-. Voy a retroceder, a retroceder en el tiempo.Se levant y dio unos pasos hasta la chimenea. Cuando se volvi hacia m otra vez sostena en la palma de la mano una cajita cuadrada.-Aqu tengo cinco grnulos de la droga Liao. Fue utilizada por el filsofo chino Lao-Ts, y bajo su influjo lleg a ver el Tao. El Tao es la fuerza misteriosa del mundo; lo envuelve y lo penetra todo; contiene al universo visible, a todo cuanto llamamos realidad. El que capte los misterios del Tao ve claramente todo cuanto existi y cuanto existir.-Tonteras! -repliqu.-El Tao se asemeja a un gran animal, tumbado, inmvil, que contiene en su inmenso cuerpo todos los mundos de nuestro universo, los pasados, los presentes y los futuros. Nosotros vemos las porciones del inmenso monstruo a travs de un resquicio que llamamos tiempo. Con la ayuda de esta droga, ensanchar este resquicio. Contemplar la gran figura de la vida, la gran bestia yacente en su totalidad.-Y qu es lo que desea que haga yo?-Presenciarlo, amigo mo. Presenciarlo y tomar nota. Y si retrocedo demasiado de prisa, devolverme a la realidad. Puede hacerlo sacudindome violentamente. Si le parece que sufro algn dolor fsico agudo, debe hacerme volver inmediatamente.-Chalmers -dije-, deseara que no hiciese ese experimento. Va a correr riesgos horribles. No creo que exista ninguna cuarta dimensin, y adems no creo en absoluto en el Tao. No apruebo su deseo de someterse a drogas desconocidas.-Conozco las propiedades de esta droga -replic l-. S con toda precisin de qu modo acta sobre el animal humano y conozco sus peligros. El riesgo no reside en la droga misma. Mi nico temor es el de perderme en el tiempo. Mire, ayudar a la droga. Antes de tragarme esta pldora concentrar mi atencin en los smbolos geomtricos y algebraicos que he trazado sobre este papel -alz la carta matemtica que tena sobre sus rodillas-. Preparar mi mente para un viaje por el tiempo. Me acercar a la cuarta dimensin con la mente consciente, antes de tomar la droga que me permitir ejercer poderes ocultos de percepcin. Antes de penetrar en el mundo del sueo de los msticos orientales recabar toda la ayuda matemtica que la moderna ciencia puede ofrecer. Estos conocimientos matemticos, este acercamiento consciente a una aprehensin real de la cuarta dimensin del tiempo, complementa la accin de la droga. La droga abrir nuevas y prodigiosas perspectivas; la preparacin matemtica me permitir aprehenderlas intelectualmente. He captado a menudo la cuarta dimensin en sueos, emocionalmente, instintivamente, pero nunca he podido recordar, en la vida vigil, los ocultos esplendores que se me revelaron de manera fugaz.Pero con su ayuda, creo que podr recordarlos. Usted tomar nota de todo lo que diga mientras est bajo el influjo de la droga. Por muy extrao o incoherente que sea lo que diga, no deber omitir nada. Cuando despierte, podr facilitar la clave de todo cuanto parezca misterioso o increble. No estoy seguro de lograrlo, pero si lo consigo -sus ojos centellearon extraamente-, el tiempo dejar de existir para m!Se sent repentinamente.-Har la prueba ahora mismo. Por favor, pngase all, junto a la ventana, y preste atencin. Tiene una pluma estilogrfica?Asent lgubremente y saqu mi pluma Waterman verde del bolsillo superior de mi chaqueta.-Y cuaderno de notas, Frank?Saqu a regaadientes una agenda.-Insisto en que desapruebo este experimento -murmur-. Va a correr un riesgo espantoso.-No se ponga usted como una vieja medrosa! -me reprendi-. Nada de cuanto diga me har detenerme ahora. Le ruego que guarde silencio mientras estudio estos diagramas.Alz los diagramas y los examin atentamente. Mir cmo el reloj de la repisa de la chimenea marcaba los segundos; una rara sensacin de miedo me oprima el corazn hasta sofocarme.De sbito, se par el reloj, y exactamente en ese instante Chalmers se trag la droga.Me levant inmediatamente y fui hacia l, pero sus ojos me suplicaron que no interfiriese.-El reloj se ha detenido -murmur-. Las fuerzas que lo controlan aprueban mi experimento. El Tiempo se ha parado, y yo he tomado la droga. Pido a Dios que no extrave mi camino.Cerr los ojos y se reclin en el sof. La sangre haba desaparecido en su rostro y respiraba con fatiga. Evidentemente, la droga estaba obrando con extraordinaria rapidez.-Empieza a oscurecer -murmur-. Escriba eso. Empieza a oscurecer, y los objetos familiares de la habitacin estn desapareciendo. Puedo distinguirlos vagamente a travs de las pestaas, pero estn desvanecindose rpidamente.Sacud la pluma para hacer salir la tinta, y escrib taquigrficamente, mientras l segua hablando.-Voy a abandonar la habitacin. Las paredes se estn diluyendo y ya no puedo ver ninguno de los objetos familiares. Su rostro, sin embargo, an sigue siendo visible para m. Espero que siga escribiendo. Creo que voy a dar un gran salto... un salto a travs del espacio. O quiz a travs del tiempo. No s. Todo es oscuro, indistinto.Permaneci en silencio durante un rato, con la cabeza apoyada sobre su pecho. Luego, de pronto, se enderez y sus prpados se agitaron y abrieron.-Dios del cielo! -exclam-. Veo!Haca esfuerzos en su butaca como para incorporarse, mirando fijamente hacia la pared opuesta. Pero yo saba que miraba ms all del muro, y que los objetos de la habitacin no existan para l.-Chalmers! -grit-. Chalmers, le despierto?-No! -grit-. Lo veo todo! Todos los billones de vidas que me precedieron en este planeta estn ante m en este momento. Veo hombres de todas las pocas, de todas las razas, de todos los colores. Luchan, se matan, construyen, bailan, cantan. Se sientan alrededor de toscas fogatas en desiertos solitarios y grises, y surcan el aire en monoplanos. Cruzan los mares en canoas y en enormes vapores, pintan bisontes y mamuts en las paredes de oscuras cavernas y cubren enormes telas con extraos dibujos futuristas. Contemplo las migraciones desde Atlanta. Y desde Lemuria. Veo las razas anteriores: una horda extraa de enanos negros sojuzga el Asia, y los neandertales de cabeza hundida y rodillas encorvadas se extienden obscenamente por Europa. Veo a los aqueos invadiendo las islas griegas, y los rudos comienzos de la cultura helnica. Estoy en Atenas y Pericles es joven. Estoy en tierras de Italia. Asisto al rapto de las sabinas; marcho con las legiones imperiales. Tiemblo con pasmo y horror al avanzar los enormes estandartes, y el suelo se estremece bajo las pisadas de los victoriosos hastati. Mil esclavos desnudos se arrastran ante m cuando paso en una litera de oro y marfil tirada por bueyes de Tebas negros como la noche, y las jvenes, arrojndome flores, me gritan al pasar: Ave Caesar; y yo hago un gesto de asentimiento y sonro. Ahora soy esclavo en una galera mora. Veo cmo erigen una gran catedral. Se levanta piedra a piedra, y a lo largo de meses y aos sigo ah, y veo cmo van encajando cada piedra en su sitio. Me queman en una cruz con la cabeza hacia abajo en los perfumados jardines de Nern, y contemplo con burla y regocijo a los afanosos torturadores, en las cmaras de la Inquisicin.Recorro los ms sagrados santuarios; entro en los templos de Venus. Me arrodillo en adoracin ante la Magna Mater, y arrojo monedas a las rodillas desnudas de las sagradas cortesanas sentadas con velado rostro en los bosquecillos de Babilonia. Entro en un teatro isabelino y me mezclo con el populacho maloliente y aplaudo El mercader de Venecia. Paseo con Dante por las estrechas calles de Florencia. Veo a la joven Beatriz, y el borde de su vestido roza mis sandalias mientras la miro con arrobamiento. Soy sacerdote de Isis, y mi magia maravilla a las naciones. Simn el Mago se arrodilla ante m, implorando mi ayuda, y el faran tiembla cuando yo me acerco. En la India, hablo con los Maestros y huyo gritando de su presencia, pues sus revelaciones son como sal en la herida que sangra.Lo percibo todo simultneamente. Lo contemplo todo desde todos los ngulos, soy una parte de esos prolficos miles de millones de seres que bullen a mi alrededor. Existo en todos los hombres y todos los hombres existen en m. Percibo la totalidad de la humana historia en un simple instante, la pasada y la presente.Con un simple esfuerzo, puedo ver ms y ms atrs. Ahora retrocedo a travs de extraos ngulos y curvas. Los ngulos y las curvas se multiplican en torno mo. Percibo grandes segmentos de tiempo a travs de las curvas. Hay un tiempo curvo y un tiempo angular. Los seres que existen en el tiempo angular no pueden entrar en el tiempo curvo. Es muy extrao.Retrocedo ms y ms. El hombre ha desaparecido de la Tierra. Los reptiles gigantescos se acurrucan bajo las enormes palmeras y nadan en las aguas repugnantemente negras de los lagos. Ahora han desaparecido los reptiles. No quedan animales en la tierra; pero bajo las aguas, claramente visibles para m, se mueven lentamente oscuras formas por entre una vegetacin corrompida.Las formas se vuelven cada vez ms simples. Ahora son meras clulas. A mi alrededor hay ngulos... ngulos extraos sin paralelo en la Tierra. Estoy desesperadamente asustado.Hay un abismo de ser que el hombre no ha sospechado jams.Le mir fijamente. Chalmers se haba puesto de pie y gesticulaba con los brazos.-Ahora cruzo ngulos extraterrestres; me acerco... Oh, el miedo abrasador!-Chalmers! -exclam-. Quiere que le interrumpa?Se llev vivamente la mano derecha al rostro, como para cubrir una visin inenarrable.-An no! -exclam-; seguir. Ver... lo que... hay... ms all...Un sudor fro ba su frente, y sus hombros se estremecieron espasmdicamente.-Ms all de la vida -su rostro se puso ceniciento de terror-, hay seres que no puedo distinguir. Se mueven con lentitud a travs de los ngulos. No tienen cuerpo, y se desplazan lentamente por ngulos atroces.Fue entonces cuando me di cuenta del olor que reinaba en la habitacin. Era un olor acre, indescriptible, tan nauseabundo que apenas se poda soportar. Me dirig rpidamente a la ventana y la abr de par en par. Cuando me volv hacia Chalmers, y le mir a los ojos, casi me desmay.-Creo que me han olfateado! -exclam-. Se estn volviendo hacia m.Temblaba horriblemente. Por un momento, ara en el aire con las manos. Luego sus piernas perdieron fuerzas y se desplom de bruces, gimiendo y profiriendo ruidos inarticulados.Le contempl en silencio mientras se arrastraba por el suelo. Ya no era un hombre. Enseaba los dientes y le caa la saliva por las comisuras de la boca.-Chalmers -exclam-, djelo! Djelo!, me oye?Como en respuesta a mi splica comenz a proferir una serie de sonidos roncos y convulsivos que ms parecan ladridos de perro que otra cosa, y a retorcerse espantosamente en crculo alrededor de la habitacin. Me inclin y le agarr por los hombros. Le sacud violentamente, desesperadamente. l volvi la cabeza y me mordi la mueca. Me puse enfermo de horror, pero no me atrev a soltarlo por temor a que se destruyese a s mismo en un paroxismo de rabia.-Chalmers -murmur-, detngase. No hay nada en la habitacin que pueda hacerle ningn dao. Me entiende?Segu sacudindole y amonestndole, y, gradualmente, la locura se fue borrando de su rostro. Temblando convulsivamente, se desplom grotescamente acurrucado sobre la alfombra china.Lo llev al sof y lo acomod en l. Su semblante estaba contrado de dolor; comprend que luchaba torpemente por escapar de los abominables recuerdos.-Whisky -susurr-. Encontrar una botella en la vitrina junto a la ventana... en el estante de arriba a la izquierda.Cuando le tend la botella, sus dedos se apretaron alrededor de ella hasta que sus nudillos se pusieron azules.-Casi acaban conmigo -boque. Tom grandes sorbos de la estimulante bebida, y poco a poco le volvi el color a la cara.-Esa droga es muy perniciosa -murmur.-No ha sido la droga -gimi l.Sus ojos no haban perdido el fulgor demente, pero todava tena aspecto de alma perdida.-Me haban olfateado en el tiempo -gimi-. He ido demasiado lejos.-Cmo eran? -pregunt, por seguirle la comente.Se inclin hacia adelante y me agarr del brazo. Temblaba horriblemente.-No hay palabras en nuestra lengua que puedan describirlos! -hablaba en un ronco susurro-. Simbolizan vagamente el mito de la Cada, en una forma obscena que a veces se encuentra grabada en antiguas tabletas. Los griegos tenan un nombre para ellos, que ocultaba su impureza esencial. El rbol, la serpiente y la manzana son smbolos vagos de un misterio espantoso.Su voz se haba elevado hasta el grito.-Frank, Frank, en el principio se cometi una terrible e inenarrable accin. Antes del tiempo, aconteci esa accin, y a partir de ella...Se haba levantado y paseaba histricamente por la habitacin.-Las acciones de los muertos se desplazan a travs de ngulos en las oscuras oquedades del tiempo. Estn hambrientos y sedientos!-Chalmers... -Supliqu que se sosegara-. Vivimos en la tercera dcada del siglo xx.-Estn flacos y sedientos! -grit-. Son los Perros de Tndalos!-Chalmers, quiere que llame a un mdico?-Un mdico no puede ayudarme ahora. Son horrores del alma, y sin embargo -se mir las manos y gimi-, son reales, Frank. Los he visto durante un horrible momento. Durante un instante, he estado en el otro lado. He estado en las grises y plidas orillas del otro lado del tiempo y del espacio. En una horrible luz que no era luz, en un silencio que gritaba, y los he visto.En sus cuerpos flacos y hambrientos se concentraba toda la maldad del universo. Pero tenan cuerpo? Los he visto slo un momento; no estoy seguro. Pero los he odo resollar. Durante un instante indescriptible los he sentido respirar sobre mi rostro. Se han vuelto hacia m, y he huido gritando. En un instante, he huido gritando a travs del tiempo. Me he alejado millones y millones de aos.Pero me han olfateado. Los hombres despiertan en ellos un hambre csmica. Hemos escapado momentneamente de la impureza que los circundaba. Tienen sed de aquello que hay de limpio en nosotros, de aquello que dimana de las acciones sin mancha. Hay una parte de nosotros que no participa de la accin, y que ellos odian. Pero no imagine que son literalmente, prosaicamente malvados. Estn ms all del bien y del mal, segn los conocemos nosotros. Son ellos quienes se apartaron al principio de la pureza. Por medio de la accin, se convirtieron en cuerpo de muerte, receptculos de toda la impureza. Pero no son malos en nuestro sentido, porque en las esferas, a travs de las cuales se mueven, no existe el pensamiento, ni la moral, ni lo justo, ni lo injusto, segn lo entendemos nosotros. nicamente existe lo puro y lo impuro. Lo impuro se expresa mediante el ngulo; lo puro mediante las curvas. El hombre, su parte pura, procede de una curva. No se ra. Me refiero literalmente.Me levant y busqu mi sombrero.-Le compadezco de veras, Chalmers -dije, y me dirig a la puerta-. Pero no tengo intencin de seguir escuchando semejante galimatas. Le mandar mi mdico para que le vea. Es persona madura y amable, y no se ofender si le manda usted al diablo. Pero espero que escuche su consejo. Una semana de descanso en un buen sanatorio le sentar inmensamente bien.Le o rerse mientras bajaba yo las escaleras, pero su risa era tan absolutamente carente de alegra que me hizo llorar.Cuando Chalmers telefone a la maana siguiente, mi primer impulso fue colgar el receptor en el acto. Su peticin era tan inusitada y su voz tan tremendamente histrica que tem que el seguir relacionndome con l pusiese en peligro mi propia salud mental. Pero no poda dudar de su afliccin, y cuando se desmoron completamente y le o sollozar por el telfono, decid acceder a lo que me peda.-Muy bien -dije-. Ir inmediatamente y llevar el yeso.De camino a casa de Chalmers, me detuve en un almacn y compr veinte libras de yeso de Pars. Cuando entr en la habitacin de mi amigo, se hallaba ste acurrucado junto a la ventana, vigilando la pared opuesta con unos ojos enfebrecidos de pavor. Al verme se levant y agarr el saco del yeso con una avidez que me asombr y horroriz. Haba desalojado todo el mobiliario y la habitacin presentaba un aspecto desolado.-Cabe dentro de lo posible que podamos burlarlos! -exclam-. Pero debemos actuar rpidamente. Trigala aqu de prisa, Frank; hay una escalera de mano en el recibidor. Trigala en seguida. Y traiga un cubo con agua.-Para qu? -murmur.Se volvi vivamente, y vi su rostro agitado.-Para amasar el yeso! -exclam-. Para amasar el yeso que salvar nuestros cuerpos y nuestras almas de una contaminacin nefanda. Para amasar el yeso que salvar al mundo de... Frank, hay que impedir que entren!-Quines? -pregunt.-Los Perros de Tndalos! -gru-. Slo pueden llegar hasta nosotros a travs de ngulos. Voy a enyesar todos los rincones, todas las aberturas. Debemos hacer que esta habitacin se parezca al interior de una esfera.Yo saba que habra sido intil discutir con l. Traje la escalera de mano, Chalmers amas el yeso, y trabajamos febrilmente durante tres horas. Recubrimos las cuatro esquinas de la pared y las intersecciones del suelo con la pared y de la pared con el techo, y redondeamos los ngulos del hueco de la ventana.-Permanecer en esta habitacin hasta que vuelvan en el tiempo -afirm cuando nuestra tarea qued concluida-. Cuando descubran que el olor les lleva a travs de curvas, darn media vuelta. Regresarn hambrientos, gruendo insatisfechos, a la impureza que existi en el principio antes del tiempo, ms all del espacio.Asent cortsmente y encend un cigarrillo.-Ha hecho bien en ayudar -dijo.-Ir a que le vea un mdico, Chalmers? -le rogu.-Tal vez... maana -murmur-. Ahora tengo que vigilar y esperar.-Esperar a qu? -pregunt apremiante.Chalmers sonri plidamente.-S que cree que estoy chiflado -dijo-. Tiene usted una mente perspicaz pero prosaica, y no puede concebir un ser que no dependa para existir de la fuerza y de la materia. Pero se le ha ocurrido alguna vez, amigo mo, que la fuerza y la materia son meramente barreras para la percepcin impuestas por el tiempo y el espacio? Cuando uno sabe, como yo, que el tiempo y el espacio son idnticos y que son falaces porque no son sino manifestaciones imperfectas de una realidad superior, uno ya no busca en el mundo visible una explicacin del misterio y del terror del ser.Me levant y me dirig hacia la puerta.-Perdneme -exclam-. No quiero ofenderle. Usted tiene una inteligencia superlativa, pero yo... yo la tengo sobrehumana. Es natural que yo comprenda sus limitaciones.-Telefoneme si me necesita -dije, y baj los escalones de dos en dos-. Le enviar un mdico en seguida -murmur para mis adentros-. Es un caso perdido, y sabe Dios lo que suceder si no le atiende alguien inmediatamente.o que sigue es un resumen de dos noticias que aparecieron en la Partridgeville Gazette del 3 de julio de 1928.Un terremoto sacude el distrito financieroA las dos en punto de esta madrugada, un temblor de tierra de inusitada intensidad ha roto varios cristales de ventanas en Central Square y ha averiado completamente el sistema elctrico y los rales del tranva. La sacudida se ha sentido en los distritos perifricos, y el campanario de la Primera Iglesia Anabaptista de Angell Hill (construida por Christopher Wren en 1717) se ha derrumbado completamente. Los bomberos estn tratando actualmente de apagar un incendio que amenaza destruir la fbrica de adhesivos de Partridgeville. Se ha prometido la ms urgente y completa investigacin para determinar la responsabilidad de tan desastroso suceso.Escritor ocultista asesinado por un visitante desconocidoCrimen horrible en Central SquareEl misterio rodea la muerte de Halpin ChalmersA las 9 horas del da de hoy ha sido hallado el cuerpo de Halpin Chalmers, autor y periodista, en una habitacin vaca sobre la joyera de Smithwick & Isaacs, en el nmero 25 de Central Square. Las indagaciones del forense han revelado que la habitacin haba sido alquilada amueblada por el seor Chalmers el 1 de mayo, y que ste haba eliminado los muebles haca un par de semanas. Chalmers era autor de varios libros sobre temas de ocultismo y miembro de la Sociedad de Biblifilos. Anteriormente haba residido en Brooklyn, Nueva York.A las 7, el seor L. E. Hancock, que ocupa el apartamento opuesto a la habitacin de Chalmers del edificio Smithwick & Isaacs, not un olor extrao al abrir la puerta para entrar a su gato y recoger la edicin matinal de la Partridgeville Gazette. Describe el olor como extremadamente acre y nauseabundo, y afirma que era tan fuerte en la proximidad de la habitacin de Chalmers, que se vio obligado a taparse la nariz al pasar por delante.Estaba a punto de volver a su propio apartamento, cuando se le ocurri que Chalmers poda haber olvidado accidentalmente cerrar el gas de su pequea cocina. Se sinti alarmado ante tal pensamiento, as que decidi averiguarlo; y al no obtener respuesta de Chalmers a sus repetidas llamadas a la puerta, lo notific al conserje. Este abri con una llave maestra, y los dos hombres irrumpieron rpidamente en la habitacin de Chalmers. La estancia se hallaba totalmente desprovista de mobiliario, y Hancock afirma que tan pronto como vio el suelo se le hel el corazn; el conserje, sin decir palabra, se dirigi a la ventana abierta y desde all inspeccion el edificio de enfrente lo menos durante cinco minutos.Chalmers yaca tendido de espaldas en el centro de la habitacin. Estaba completamente desnudo, y tena el pecho y los brazos cubiertos de un extrao pus o licor azulenco. La cabeza descansaba grotescamente sobre el pecho, cercenada del cuerpo, y tena la cara contrada y horriblemente mutilada. No se vean rastros de sangre en ninguna parte.La habitacin presentaba un aspecto de lo ms singular. Las intersecciones de las paredes, techo y suelo haban sido rellenadas con yeso de Pars, si bien algunos trozos se haban resquebrajado y desprendido, y alguien haba reunido los cascotes en el suelo alrededor del hombre asesinado, de suerte que formaban un tringulo.Junto al cadver se han encontrado varias hojas de papel amarillento y chamuscado. Dichas hojas contenan fantsticos dibujos geomtricos y smbolos y varias frases garabateadas apresuradamente. Estas frases resultan casi ilegibles, y tan absurdas que no han proporcionado ninguna clave sobre la identidad del que ha perpetrado el crimen: Espero y vigilo -escribi Chalmers-. Estoy sentado junto a la ventana y vigilo las paredes y el techo. No creo que puedan cogerme, pero debo tener cuidado con los Doels. Tal vez ellos puedan contribuir a que irrumpan aqu. Los stiros colaborarn, y pueden avanzar a travs de los crculos escarlata. Los griegos saban un medio de prevenir eso. Es una lstima que hayamos olvidado tantas cosas.En otra hoja de papel, la ms chamuscada de los siete u ocho fragmentos encontrados por el sargento detective Douglas (del destacamento de Partridgeville), tena garabateado lo siguiente:Gran Dios, el yeso se est cayendo! Una terrible sacudida ha desprendido el yeso y se est cayendo. Tal vez haya sido un temblor de tierra! No poda haber prevenido esto. Se est haciendo oscuro en la habitacin. Tengo que telefonear a Frank. Pero llegar a tiempo? Lo intentar. Recitar la frmula de Einstein. Recitar... Dios, estn irrumpiendo! Estn entrando! De los rincones de la pared brota humo. Sus lenguas... Aaahhh!...En opinin del sargento detective Douglas, Chalmers ha sido tambin envenenado por algn qumico desconocido. Ha enviado muestras del extrao limo azul encontrado sobre el cuerpo de Chalmers a los Laboratorios Qumicos de Partridgeville, y espera que el informe arroje alguna luz sobre uno de los ms misteriosos crmenes de los recientes aos. Es cierto que Chalmers tuvo un invitado la noche antes del terremoto, pues su vecino oy claramente un murmullo bajo de conversacin en la habitacin de aqul, al cruzar por delante de la puerta cuando se diriga a la escalera. Se sospecha seriamente de este desconocido visitante, y la polica se esfuerza activamente en descubrir su identidad.Informe de James Morton, qumico y bacterilogoEstimado seor Douglas:El fluido que usted me envi para su anlisis es el ms raro que he examinado jams. Parece protoplasma viviente, pero carece de las sustancias conocidas como enzimas. Los enzimas catalizan las reacciones qumicas que tienen lugar en las clulas vivas, y cuando la clula muere, la desintegran por hidrolizacin. Sin enzimas, el protoplasma poseera una vitalidad resistente, esto es, la inmortalidad. Los enzimas son componentes negativos, por as decir, del organismo unicelular, que es la base de toda vida. Los bilogos niegan categricamente que la materia viviente pueda existir sin enzimas. Y sin embargo, la sustancia que usted me ha enviado est viva y carece de estos cuerpos indispensables. Buen Dios, seor, se da cuenta de las asombrosas perspectivas que esto abre?