los pocillos mario benedetti

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  • 7/24/2019 Los Pocillos Mario Benedetti

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    LOS POCILLOS

    Mario Benedetti

    Los pocillos eran seis: dos rojos, dos negros, dos verdes, y adems

    importados, irrompibles, modernos. Haban llegado como regalo de Enriqueta,en el ltimo cumpleaos de ariana, y desde ese da el comentario de caj!n

    "aba sido que poda combinarse la ta#a de un color con el platillo de otro.

    $%egro con rojo queda &enomenal', "aba sido el consejo est(tico de

    Enriqueta. )ero ariana, en un discreto rasgo de independencia, "aba

    decidido que cada pocillo sera usado con su plato del mismo color.

    $El ca&( ya est pronto. *Lo sirvo+', pregunt! ariana. La vo# se diriga al

    marido, pero los ojos estaban &ijos en el cuado. Este parpade! y no dijo nada,

    pero os( -laudio contest!: $odava no. Esper un ratito. /ntes quiero &umar

    un cigarrillo'. /"ora s ella mir! a os( -laudio y pens!, por mil(sima ve#,que aquellos ojos no parecan de ciego. La mano de os( -laudio empe#! a

    moverse, tanteando el so&. $*0u( buscs+' pregunt! ella. $El encendedor'.

    $/ tu derec"a'. La mano corrigi! el rumbo y "all! el encendedor. -on ese

    temblor que da el continuado a&n de bsqueda, el pulgar "i#o girar varias

    veces la ruedita, pero la llama no apareci!. / una distancia ya calculada, la

    mano i#quierda trataba in&ructuosamente de registrar la aparici!n del calor.

    Entonces /lberto encendi! un &!s&oro y vino en su ayuda. $*)or qu( no lo

    tirs+' dijo, con una sonrisa que, como toda sonrisa para ciegos, impregnaba

    tambi(n las modulaciones de la vo#. $%o lo tiro porque le tengo cario. Es un

    regalo de ariana'.

    Ella abri! apenas la boca y recorri! el labio in&erior con la punta de la

    lengua. 1n modo como cualquier otro de empe#ar a recordar. 2ue en mar#o de

    3456, cuando (l cumpli! treinta y cinco aos y todava vea. Haban

    almor#ado en casa de los padres de os( -laudio, en )unta 7orda, "aban

    comido arro# con mejillones, y despu(s se "aban ido a caminar por la playa.

    8l le "aba pasado un bra#o por los "ombros y ella se "aba sentido protegida,

    probablemente &eli# o algo semejante. Haban regresado al apartamento y (l la

    "aba besado lentamente, amorosamente, como besaba antes. Haban

    inaugurado el encendedor con un cigarrillo que &umaron a medias.

    /"ora el encendedor ya no serva. Ella tena poca con&ian#a en los

    conglomerados simb!licos, pero, despu(s de todo, *qu( serva an de aquella

    (poca+

    $Este mes tampoco &uiste al m(dico', dijo /lberto.$%o'.

    $*0uer(s que te sea sincero+'.

    $-laro.'

    $e parece una idiote# de tu parte.'

    $*9 para qu( voy a ir+ *)ara orle decir que tengo una salud de roble, que

    mi "gado &unciona admirablemente, que mi cora#!n golpea con el ritmo

    debido, que mis intestinos son una maravilla+ *)ara eso quer(s que vaya+

    Estoy podrido de mi notable salud sin ojos.'

    La (poca anterior a la ceguera. os( -laudio nunca "aba sido un

    especialista en la eteriori#aci!n de sus emociones, pero ariana no se "a

    olvidado de c!mo era ese rostro antes de adquirir esta tensi!n, este

    presentimiento. ;u matrimonio "aba tenido buenos momentos, eso no poda

    ni quera ocultarlo. )ero cuando estall! el in&ortunio, (l se "aba negado a

    valorar su

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    ;e "aba escondido en s mismo. )ero ariana no estaba "ec"a para asistir,

    simplemente para asistir, a un reconcentrado. ariana reclamaba otra cosa.

    1na mujercita para ser eigida con muc"o tacto, eso era. -on todo, "aba

    bastante margen para esa eigencia> ella era dctil. oda una calamidad que (l

    no pudiese ver> pero (sa no era la peor desgracia. La peor desgracia era que

    estuviese dispuesto a evitar, por todos los medios a su alcance, la ayuda deariana. El menospreciaba su protecci!n. 9 ariana "ubiera querido ?

    sinceramente, cariosamente, piadosamente@ protegerlo.

    Aueno, eso era antes> a"ora no. El cambio se "aba operado con lentitud.

    )rimero &ue un decaimiento de la ternura. El cuidado, la atenci!n, el apoyo,

    que desde el comien#o estuvieron rodeados por un "alo constante de cario,

    a"ora se "aban vuelto mecnicos. Ella segua siendo e&iciente, de eso no caba

    duda, pero no dis&rutaba manteni(ndose solcita. =espu(s &ue un temor

    "orrible &rente a la posibilidad de una discusi!n cualquiera. El estaba agresivo,

    dispuesto siempre a "erir, a decir lo ms duro, a establecer su crueldad sinposible retroceso. Era increble como "allaba siempre, aun en las ocasiones

    menos propicias, la injuria re&inadamente certera, la palabra que llegaba "asta

    el &ondo, el comentario que marcaba a &uego. 9 siempre desde lejos, desde

    muy atrs de su ceguera, como si (sta o&iciara de muro de contenci!n para el

    inc!modo estupor de los otros.

    /lberto se levant! del so& y se acerc! al ventanal.

    $0u( otoo desgraciado', dijo. $*e &ijaste+'. La pregunta era para ella.

    $%o', respondi! os( -laudio. $2jate vos por m'.

    /lberto la mir!. =urante el silencio, se sonrieron. /l margen de os(

    -laudio, y sin embargo a prop!sito de (l. =e pronto ariana supo que se "aba

    puesto linda. ;iempre que miraba a /lberto, se pona linda. El se lo "aba

    dic"o por primera ve# la noc"e del veintitr(s de abril del ao pasado, "aca

    eactamente un ao y oc"o das: una noc"e en que os( -laudio le "aba

    gritado cosas muy &eas, y ella "aba llorado, desalentada, torpemente triste,

    durante "oras y "oras, es decir "asta que "aba encontrado el "ombro de

    /lberto y se "aba sentido comprendida y segura. *=e d!nde etraera /lberto

    esa capacidad para entender a la gente+ Ella "ablaba con (l, o simplemente lo

    miraba, y saba de inmediato que (l la estaba sacando del apuro. $7racias',

    "aba dic"o entonces. 9 todava a"ora, la palabra llegaba a sus labios

    directamente desde su cora#!n, sin ra#onamientos intermediarios, sin usura.

    ;u amor "acia /lberto "aba sido en sus comien#os gratitud, pero eso Bque ella

    vea con toda nitide#C no alcan#aba a depreciarlo. )ara ella, querer "aba sido

    siempre un poco agradecer y otro poco provocar la gratitud. / os( -laudio, enlos buenos tiempos, le "aba agradecido que (l, tan brillante, tan lcido, tan

    saga#, se "ubiera &ijado en ella, tan insigni&icante. Haba &allado en lo otro, en

    eso de provocar la gratitud, y "aba &allado tan luego en la ocasi!n ms

    absurdamente &avorable, es decir, cuando (l pareca necesitarla ms.

    / /lberto, en cambio, le agradeca el impulso inicial, la generosidad de ese

    primer socorro que la "aba salvado de su propio caos, y, sobre todo, ayudado

    a ser &uerte. )or su parte, ella "aba provocado su gratitud, claro que s. )orque

    /lberto era un alma tranquila, un respetuoso de su "ermano, un &antico del

    equilibrio, pero tambi(n, y en de&initiva, un solitario. =urante aos y aos,/lberto y ella "aban mantenido una relaci!n super&icialmente cariosa, que se

    detena con espontnea discreci!n en los umbrales del tuteo y s!lo en contadas

    ocasiones dejaba entrever una solidaridad algo ms pro&unda. /caso /lberto

    envidiara un poco la aparente &elicidad de su "ermano, la buena suerte de

    "aber dado con una mujer que (l consideraba encantadora. En realidad, no

    "aca muc"o que ariana "aba obtenido la con&esi!n de que la imperturbable

    soltera de /lberto se deba a que toda posible candidata era sometida a una

    imaginaria y desventajosa comparaci!n.

    $9 ayer estuvo relles', estaba diciendo os( -laudio> $a "acerme la

    clsica visita adulona que el personal de la &brica me consagra una ve# por

    trimestre. e imagino que lo ec"arn a la suerte y el que pierde se embroma y

    viene a verme'.

    $ambi(n puede ser que te aprecien', dijo /lberto, $que conserven un buen

    recuerdo del tiempo en que los dirigas, que realmente est(n preocupados por

    tu salud. %o siempre la gente es tan miserable como te parece de un tiempo a

    esta parte'.

    $0u( bien. odos los das se aprende algo nuevo'. La sonrisa &ue

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    acompaada de un breve resoplido, destinado a inscribirse en otro nivel de

    irona.

    -uando ariana "aba recurrido a /lberto, en busca de protecci!n, de

    consejo, de cario, "aba tenido de inmediato la certidumbre de que a su ve#

    estaba protegiendo a su protector, de que (l se "allaba tan necesitado de

    amparo como ella misma, de que all, todava tensa de escrpulos y qui# depudor, "aba una ra#onable desesperaci!n de la que ella comen#! a sentirse

    responsable. )or eso, justamente, "aba provocado su gratitud, por no decrselo

    con todas las letras, por simplemente dejar que (l la envolviera en su ternura

    acumulada de tanto tiempo atrs, por s!lo permitir que (l ajustara a la

    imprevista realidad aquellas imgenes de ella misma que "aba "ec"o

    transcurrir, sin "acerse ilusiones, por el des&iladero de sus melanc!licos

    insomnios. )ero la gratitud pronto &ue desbordada. -omo si todo "ubiera

    estado dispuesto para la mutua revelaci!n, como si s!lo "ubiera &altado que se

    miraran a los ojos para con&rontar y compensar sus a&anes, a los pocos das loms importante estuvo dic"o y los encuentros &urtivos menudearon. ariana

    sinti! de pronto que su cora#!n se "aba ensanc"ado y que el mundo era nada

    ms que eso: /lberto y ella.

    $/"ora s pod(s calentar el ca&(', dijo os( -laudio, y ariana se inclin!

    sobre la mesita ratona para encender el mec"erito de alco"ol. )or un momento

    se distrajo contemplando los pocillos. ;!lo "aba trado tres, uno de cada color.

    Le gustaba verlos as, &ormando un tringulo.

    =espu(s se ec"! "acia atrs en el so& y su nuca encontr! lo que esperaba:

    la mano clida de /lberto, ya a"uecada para recibirla. 0u( delicia, =ios mo.La mano empe#! a moverse suavemente y los dedos largos, a&ilados, se

    introdujeron por entre el pelo. La primera ve# que /lberto se "aba animado a

    "acerlo, ariana se "aba sentido terriblemente inquieta, con los msculos

    anudados en una dolorosa contracci!n que le "aba impedido dis&rutar de la

    caricia. /"ora estaba tranquila y poda dis&rutar. Le pareca que la ceguera de

    os( -laudio era una especie de protecci!n divina.

    ;entado &rente a ellos, os( -laudio respiraba normalmente, casi con

    beatitud. -on el tiempo, la caricia de /lberto se "aba convertido en una

    especie de rito y, a"ora mismo, ariana estaba en condiciones de aguardar el

    movimiento pr!imo y previsto. -omo todas las tardes la mano acarici! el

    pescue#o, ro#! apenas la oreja derec"a, recorri! lentamente la mejilla y el

    ment!n. 2inalmente se detuvo sobre los labios entreabiertos. Entonces ella,

    como todas las tardes, bes! silenciosamente aquella palma y cerr! por un

    instante los ojos. -uando los abri!, el rostro de os( -laudio era el mismo./jeno, reservado, distante. )ara ella, sin embargo, ese momento inclua

    siempre un poco de temor.

    1n temor que no tena ra#!n de ser, ya que en el ejercicio de esa caricia

    pdica, riesgosa, insolente, ambos "aban llegado a una t(cnica tan per&ecta

    como silenciosa.

    $%o lo dejes "ervir', dijo os( -laudio.

    La mano de /lberto se retir! y ariana volvi! a inclinarse sobre la mesita.

    Detir! el mec"ero, apag! la llamita con la tapa de vidrio, llen! los pocillosdirectamente desde la ca&etera.

    odos los das cambiaba la distribuci!n de los colores. Hoy sera el verde para

    os( -laudio, el negro para /lberto, el rojo para ella. om! el pocillo verde

    para alcan#rselo a su marido, pero, antes de dejarlo en sus manos, se encontr!

    adems, con unas palabras que sonaban ms o menos as: $%o, querida. Hoy

    quiero tomar en el pocillo rojo'.