los sucesos de talambo

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Otros acontecimientos en la lucha mantenida por el Perú y Chilecontra España,

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  • I

    Poco conocidos son en nuestra patria los acaecimientos que se con- tienen bajo el ttulo que estas lneas cobijan; realmente, no tuvieron, en si, influencia decisiva en la lucha mantenida por el Per y Chile contra Espaa, pero constituyeron un prolegmeno, no insignificante en ella, y en tal concepto, habiendo en ellos tomado parte importan- tsima los vascongados, por no decir exclusiva, dignos son de que se conozcan, y no pasen como meramente incidentales cual ocurre en obras meritsimas que acerca de la campaa del Pacfico se ocupan.

    Sabido es que principios del siglo XIX, y por circunstancias har- to conocidas, comenzaron las posesiones que Espaa posea en la Amrica del Sur, intentar separarse de la metrpoli, objeto que su- cesivamente fueron logrando; no es tampoco igrorada la grandsima extensin de los territorios americanos y su no menor escasez de po- blacin, lo que hace procuren fomentar por todos los medios posibles, la inmigracin de gentes europeas: principalmente de la raza latina; estas tareas de colonizacin por as decirlo, encierran casi siempre la misma historia: en su interior, tristsima por lo general, as como harto conocida.

    De esta corriente general de inmigracin no hubo de escapar Es- paa (tal vez sea el pas que ms intensamente la haya sufrido, y en- tre sus provincias, las vascongadas), ni la naciente Repblica del Per, pais sujeto en su gnesis histrica, las anlogas en que se desarrolla- ban los dems pueblos sub-americanos, obtuvo su independencia por

    REVISTA BASCONGADA 507

    SUCESOS DE TALAMBO

  • 508 EUSKAL-ERRIA

    la batalla de Ayacucho, dada el 9 de Diciembre de 1824, promulg y jur su Constitucin el mismo da, en 1826 y en revoluciones, suble- vaciones y guerras alternadas con breves perodos de paz y progreso, llegamos al ao 1859, sin haberse reanudado oficialmente las relacio- nes diplomticas entre el Per y Espaa, dado que el tratado de 25 de Septiembre de 1857 no fu aprobado por el Gobierno peruano; inci- dencias interesantes existen en este punto, pues nuestro objeto hoy nos impide ocuparnos de ellas; nos limitamos hacer constar dos he- chos: primero la independencia del Per y su no reconocimiento aun por Espaa en los aos de que nos ocupamos; segundo, la inmi- gracin de espaoles en dicha repblica americana; notorio el segun- do hecho, no insistiremos en l, di origen precisamente los de que vamos ocuparnos; evidente el primero, no obstante las nego- ciaciones que diversas veces se intentaron, que jams llegaron al tr- mino propuesto, por entonces, ni al establecimiento de cnsules en Lima y Madrid respectivaniente, curiosa anormalidad que se debi causas que tampoco son de este lugar examinar; es realmente curiosa la existencia y gestin de cnsules entre paises cuyo reconocimiento como potencia independiente no se ha admitido! repito que no es este nuestro objeto, y entremos en l de lleno ya.

    Comenz correr el ao 1859, cuando embarc en el Callao con rumbo las vascongadas, Ramn de Azcrate, comisionado, por di- versos agentes peruanos, para reclutar en dichas provincias personas y familias, que desearan trasladarse Amrica por diligente que fuera el consul nuestro en el Per D. Jos de Jane, no se apercibi al pronto de tal salida, hasta la pblica solicitud presentada al Gobierno peruano de importar diez mil colonos espaoles, de cuyo nmero acept mil el Gobierno por decreto presidencial de 22 de Noviembre de 1859 y al tener conocimiento de ello apresurose algo tardamente avisar el se- or Jane al ministro de Estado de Espaa, adviertindole de paso la salida de Azcrate para la Pennsula y su propsito; muy elogiado ha sido este aviso del Sr. Jane, sin tener en cuenta, que se enter de la proyectada expedicin inmigratoria, por la lectura del decreto presiden- cial, y entonces, averiguando, lleg saber la partida de Azcrate; no haber esperado ello, seguramente hubiera con anterioridad tenido

    II

  • REVISTA BASCONGADA 509

    conocimiento de lo que se trataba pues pblico era, en el Per y tiempo notificado,hubieran seguramente evitado el embarque de dos-

    en el barco Asie, contratados ya por Azcarate y rindieron viaje en el Callao, dirigindose hacia el interior, el 31 de Julio: Jane avis como indicamos Madrid, de la corte se avis los cnsules de Ba- yona y Burdeos, pero para cuando ste recibi el aviso, el Asie ha- ba zarpado.

    Debise el silencio de Jane, un descuido, que con el tiempo trajo fatales consecuencias; pero en manera alguna debe atribuirse torci- dos propsitos, dado que una vez cerciorado de la admisin de los co- lonos por el Gobierno peruano, apresurse averiguar lo que ocurra y notificrselo su Gobierno y la Diputacin de Vizcaya; que pudo obrar en este asunto con mayor diligencia es cierto, pero tambin lo es que maliciosamente no obr.

    Redujronse por entonces, las categoras de agentes consulares en el Per fu renovado Jane por el vice-cnsul D. Jos Merino, cuya personalidad fu rechazada por el Gobierno peruano, y en su vista, fu nombrado cnsul en Lima, un tal D. Juan Ugarte; parentescos de po- lticos espaoles con mangoneadores del Per, lograron ese nombra- miento, recaido en persona de psimos antecedentes y ms para el puesto que se le confiaba; as obr al ocurrir los sucesos de Talambo! y as fu, desde luego, juzgado el nombramiento por espaoles y ex-

    para entonces lo ocurrido en Talambo, no tena remedio, en lo hu-

    Hallbase situada esta hacienda en la comarca peruana de Chiclayo siendo su propietario Manuel Salcedo de nacimiento peruano (y de orgen mestizo) quien nombr, para administradores de la finca, Ju- lin Fano y D. Juan Ignacio de Sorazu, vascongado este ltimo; llega- ron los colonos la finca en pleados en el cultivo del a lgodn, transcurriendo tres aos sin que ocurriera novedad, salvo pequeos incidentes y reclamaciones que dieron origen lo que siempre en anlogas empresas ocurre; el incum- plimiento de lo contratado! fcil! muy fcil es arrancar del suelo na- tivo fa milias enteras haciendolas entrever mentidas prosperidades! no es tan fcil cumplirlas, y al no ser as, los engaados violentamente reaccionan, tal ocurri en Talambo! y si en ello se encuentran perso-

    cientos cincuenta y nueve guipuzcoanos que embarcaron en Burdeos

    tranjeros!, tal fu su conducta, que tuvo que separrsele del cargo, mas

    man o.

    el mes de Agosto de 1860, y fueron em-

  • 510 EUSKAL-ERRIA

    nas acostumbradas equivocar sus semejantes, con cosas de su perte- nencia, y creer en la existencia del jus abutendi romano no ha de extraar ocurriera lo que ocurri; entre los colonos, hubo quien tra- baj y prosper ms que los otros; esto exeit la codicia de Salcedo y hubo de proponer dos de los eemigrantes (Marcial Miner y Jos Az- carate) se le asociaran en la explotacin de la finca; no hubieron de entenderse; abus Salcedo de su posicin amenazando los vasconga- dos, y uno de los primeros das de Agosto de 1863, tuvieron un fuer- te altercado el citado Miner con Salcedo, ste amenaz al primero, quien se propuso defenderse, y ante ello, Salcedo hubo de huir dejando para otro da, una venganza incapaz de lograr cara cara, y ms f cil de confiar su dinero, con el que no faltaran brazos que la ejecuta- ran, ni despus, sacerdotes prostitudos de Themis que la sancionaran, unos y otros en su da, hubo de convencerlos la escuadra de Mendez Nez, de que Espaa impunemente, no haba de tolerar semejantes hechos!

    Ocurrido el altercado que acabamois de referirnos, regres Salce- do su hacienda, y all orden su mayordomo capataz, procediera al arresto de Miner; Carmen Valds, que as se llamaba el capataz, de origen tambin mestizo, tan prudente como su amo personalmente, y tan chacal como l, contando con auxiliares, no pudiendo reclutarlos en la hacienda, hubo de hacerlo en el cercano pueblo de Chepen. all se dirigi Valds, y derrochando aguardiente por una parte y no es- casa cantidad de dinero por otra, prometiendo ms y proveyendoles de armas, reclut 46 foragidos, con los cuales el da cuatro sc encamin Talambo.

    Los colonos vascongados de Talambo, indignados por el incumpli- miento de su contrata, as como alarmados por los altercados ya narra- dos con el dueo de la hacienda, hubieron de entrevistarse con l, pre- sentndole peticiones las que accedi Salcedo con fingida hidalgua, y en espera de lo que saba ocurrira momentos despus en cuanto lle- gasen los reclutados por Valds; ignorantes de tal perfidia los vascon- gados, salieron del cuarto en que hablaron con Salcedo, y entnces vironse repentinamente acometidos p or la patrulla mandada por Val-

    III

  • REVISTA BASCONGADA 511

    ds; los administradores antiguos, Fano y Sorazu, cayeron heridos, as como otros cinco espaoles, Juan Ormazabal, muerto, y Mner, (causa ocasional inocente de todo este suceso) herido gravemente con prdida de conocimiento y prisionero de los salteadores que para

    sin duda coronar la hazaa realizada arrastraron el cuerpo vivo del des- graciado hasta dejarlo arrumbado en la creencia de que se hallaba m u erto.

    Que el culpable y motor de todo ello era Salcedo lo declar all mismo el Carmen Valds al ser increpado por Azcarate, testigo pre-

    sencial de los sucesos, manifestando textualmente obedeca las Orde- nes de su amo.

    A las cuarentena y ocho horas de esta infamia presentse en la ha- cienda el juez de paz, quien permaneci en ella cinco das sin actuar lo ms mnimo Y con una indiferencia que no hemos de calificar, pues ella misma se recomienda; y aqu comienzan una serie de actuaciones judiciales en las que intervienen el juez de Ahepen el de Chiclayo el Tribunal del departamento y el Supremo de la Nacin; no hemos de entrar analizar todo lo aqu ocurrido; el juez instruy una causa en que se absolvi casi todos, el Tribunal departamental reform el fa- Ilo anulado lo actuado y ordenando instruir procedimiento contra el juez de paz y corregir disciplinariamente al instructor; esta sentencia fu apelada por Salcedo ante el Supremo del Per y ste fall anulando lo actundo por cl Tribunal departamental y reponindola al estado en que entonces se hallaba; el juego estaba visto y eran intiles los esfuer- zos de los espaoles en la prensa, ante un cnsul incapaz y cuyas con diciones fueron anteriormente sealadas, un Gobierno nada propicio Espaa una magistratura inficcionada del mismo virus y ms asequi- ble influencias morales y materiales que no hubo de esquivar Sal- cedo en aquellos momentos comprometedores para l, rodeado todo esto por una animodidad que contra los espaoles exista, de la que los dems pueblos sud-americanos comenzaron dejarse arrastrar y que en su da di por resultado el combate de Abtao, la ocupacin de las islas Chinchas y los bombardeos de Valparaiso y el Callao.

    Este estado en que se hallaba el Per era el mismo en que esta cuestin se apreciaba en Espaa; el pueblo no se preocup de ella ma- yormente en sus comienzos, adormecido y alucinado por los laureles aun frescos de la guerra de Africa y perturbado por las hondas luchas

  • 512 EUSKAL-ERRlA

    que comenzaban en la nacin, y que transcurridos pocos aos dieron por fruto Alcolea y el destronamiento de D. Isabel II; los hombres de gobierno, la mayora no estudiaron el problema ni de l se ocuparon como mereca, algunos si, y se dejaron llevar tal vez, de pasadas y acen- dradas aoranzas personalsimas algunas, que dieron por resultado los actos de fuerza que realiz Mendez Nez, no sin que antes hubira- mos de lamentar sensibles prdidas.

    Que la situacin de los infelices colonos de Talambo fu tristsima lo prueba ms que nada la actitud que principios de 1864 adopt el general de la armada H. Pinzn, al ordenar en 13 de Enero saliera la Covadonga (al mando de su comandante Fery con 125 hombres de tripulacin y dos caones montados en celisa) con rumbo al puerto de Pacasmayo y en l recogiera los vascongados que le fuere posible; realiz su misin la goleta espaola, fondeando el 20 en el Callao, con- duciendo su bordo nueve vascongados que huyeron de los martirios y atrocidades que ocurrieron en Talambo y nunca sern total im- parcialmente esclarecidos por el instante poltico en que ocurrieron y las consecuencias que posteriormente dieron orgen en el mismo Per y entre sus mismos nacionales surgi esta disparidad de crite- rios; pero qu ms! si surgieron aun entre los mismos vascongados residentes en Talambo; sin embargo, dos hechos hay que no se des- mienten y hablan muy claro por s slo: primero, la declaracin de Carmen Valds en el mismo momento de la agresin; segundo, el que las armas que se dijo posea el muerto Ormazabal no aparecieron hasta 18 das despus, y esto vino poner el sello la fuga de Valds injustificable, no creerle culpable, y la actitud de los Tribunales pe- ruanos; pero su exmen ya nos llevara muy lejos y fuera de nuestro propsito, que era narrar el triste suceso que cost la vida tantos vascongados.

    Han transcurrido ya muchos aos; el Dios de la misericordia ha- br juzgado verdugos y vctimas! la paz reina entre la vieja Espaa y sus hijas latinas. El haga perdure por siempre; pero ello no obsta de- diquemos un recuerdo aquellos nobles hijos de la tierra euskara que duermen el sueo eterno en los campos peruanos cuya revindicacin proclamaron primero los caones de la Numancia, Berenguela, Villa de Madrid, Blanca, Resolucin, Almansa y Vencedora el 2 de Mayo de 1866, confirmndola posteriormente la historia, pero no en aquellos das luctuosos, los mismos peruanos la confesaron

  • REVISTA BASCONGADA 513

    fuer de hidalgos al escribir el Mercurio diez das despus de los suce- sos. Reservado estaba al tal Salcedo el poner como revoltosos y moto- res de asonadas los pacficos vascongados que en mal hora sac enga- ados de Espaa...

    ANGEL DE GOROSTIDI