l.r. - los falsos maestros2.pdf

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llevaron a la casa. En el portón, mi esposo, cuya expresión revelaba la angustia que había tenido, sin una palabra, me dio un beso pasando su brazo en torno de mi talle y me llevó a nuestra habitación. No supe si se había dado instrucciones especiales a Marcel, lo cierto es que no volvió a molestarme. Así se acabó mi ilusoria odisea de la cual más nunca se habló, hasta el día de hoy en que emprendí escribir los re- cuerdos de nuestra vida, tal como fue, con nuestras aspiraciones y fla- quezas. Al principio el.Presidente de la S.I.C.L., venía de Caracas cada se- mana, acompañado con algunos miembros de la Sociedad de la Iglesia Católica Liberal y luego éramos nosotros quienes íbamos a Ca donde Serge poco a poco empezaba a imponerse como Maestro d agrupación, hasta el punto que su cuerpo administrativo propus dir dicha entidad con la Misión Acuarius. Propuesta aceptada 1 mayoría, para contrariedad de unos pocos desconformes. cansanc :sgo de r lracas e esta o fun- por la veci- Un día, nos entusiasmó la idea de hacer una excursión en la: nas montañas de El Limón; era muy lógico que como europeos tuviése- mos curiosidad por conocer otro aspecto de este país, nuevo para no- sotros. Informado de nuestro proyecto, nuestro amigo Zonhamir se de- jó arrastrar demasiado fácilmente por nuestro impulso y la salida se decidió para la mañana siguiente, sin más reflexión. Salimos temprano en la mañana, los dos matrimonios y Zonhamir, con unas provisiones para el almuerzo, un mecate y un machete, con muchas ilusiones sin- tiéndonos exploradores. Buena parte del día, por cierto, pasó con la mayor alegría. Hambrientos habíamos almorzado temprano; éramos como niños sueltos y despreocupados, admirando todo, en medio de exclamaciones, chistes y risas. Poco a poco habíamos subido buena parte de la montaña cuando pensamos en el regreso. Después de unos rodeos, tuvimos que enfrentarnos a la realidad; se acabó la risa; p~ti- bamos extraviados! Serge decidió que subiríamos hasta la cima montaña que no nos parecía tan alejada, y que desde allá podrí orientarnos porque no llevábamos brújula (pero sí, un aparato foi fico). A partir de este momento empezaron las dificultades; po parte la subida se presentaba mucho más abrupta de lo que habí pensado, y nuestro pobre amigo Zonhamir, bajo el peso de la edad abdomen, no muy acostumbrado a los ejercicios, y con el día, ya no tenía fuerzas para tal escalada y además el ric L%. de la amos :ográ- - r una amos y del io del -esba-

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  • llevaron a la casa. En el portn, mi esposo, cuya expresin revelaba la angustia que haba tenido, sin una palabra, me dio un beso pasando su brazo en torno de mi talle y me llev a nuestra habitacin. No supe si se haba dado instrucciones especiales a Marcel, lo cierto es que no volvi a molestarme. As se acab mi ilusoria odisea de la cual ms nunca se habl, hasta el da de hoy en que emprend escribir los re- cuerdos de nuestra vida, tal como fue, con nuestras aspiraciones y fla- quezas.

    Al principio el. Presidente de la S.I.C.L., vena de Caracas cada se- mana, acompaado con algunos miembros de la Sociedad de la Iglesia Catlica Liberal y luego ramos nosotros quienes bamos a Ca donde Serge poco a poco empezaba a imponerse como Maestro d agrupacin, hasta el punto que su cuerpo administrativo propus dir dicha entidad con la Misin Acuarius. Propuesta aceptada 1 mayora, para contrariedad de unos pocos desconformes.

    cansanc :sgo de r

    lracas e esta o fun- por la

    veci- Un da, nos entusiasm la idea de hacer una excursin en la: nas montaas de El Limn; era muy lgico que como europeos tuvise- mos curiosidad por conocer otro aspecto de este pas, nuevo para no- sotros. Informado de nuestro proyecto, nuestro amigo Zonhamir se de- j arrastrar demasiado fcilmente por nuestro impulso y la salida se decidi para la maana siguiente, sin ms reflexin. Salimos temprano en la maana, los dos matrimonios y Zonhamir, con unas provisiones para el almuerzo, un mecate y un machete, con muchas ilusiones sin- tindonos exploradores. Buena parte del da, por cierto, pas con la mayor alegra. Hambrientos habamos almorzado temprano; ramos como nios sueltos y despreocupados, admirando todo, en medio de exclamaciones, chistes y risas. Poco a poco habamos subido buena parte de la montaa cuando pensamos en el regreso. Despus de unos rodeos, tuvimos que enfrentarnos a la realidad; se acab la risa; p ~ t i - bamos extraviados! Serge decidi que subiramos hasta la cima montaa que no nos pareca tan alejada, y que desde all podr orientarnos porque no llevbamos brjula (pero s, un aparato foi fico). A partir de este momento empezaron las dificultades; po parte la subida se presentaba mucho ms abrupta de lo que hab pensado, y nuestro pobre amigo Zonhamir, bajo el peso de la edad abdomen, no muy acostumbrado a los ejercicios, y con el da, ya no tena fuerzas para tal escalada y adems el ric

    L%.

    de la amos :ogr- -

    r una amos y del

    io del -esba-

  • larse era vlido aun para nosotros ms jvenes, cuanto ms para l; nos vimos entonces en la necesidad de atarnos con el mecate los unos a los otros, halando a nuestro desafortunado amigo. Ya no haba rboles sino un paja1 alto y seco. Serge y Zonhamir haban visto huellas y ase- guraban que eran de tigre ... Sea la idea de que estbamos extraviados, sea la del tigre, lo cierto es que Marcel E..., repentinamente se volvi plido como un muerto y temblaba de tal manera que no poda casi sostener el machete (tenamos uno solo y era l que lo usaba encabe- zando la fila). El manifest que no quera seguir adelante. Serge y yo nos dimos cuenta que estaba vencido por un miedo espantoso que lo paralizaba. Emprendimos la tarea de animarlo lo mejor que pudimos no slo con palabras sino que lo cambiamos de puesto atndolo en el medio de la fila, siempre quedando Serge de penltimo para ayudar a Zonhamir, y Denyse turnndose conmigo adelante para abrir camino macheteando cuando era necesario. Denyse se haba vuelto muy silen- ciosa, lo que revelaba su preocupacin, sin embargo era muy valerosa y ocupaba bien su puesto; su actitud y su mirada, a la clara nos deca, cuando hacamos un pequeo alto para tomar aliento, que toda su con- fianza estaba en nosotros, en Serge y en m. Por supuesto que tanto l como yo, no estbamos inconscientes de que nuestra situacin no tena nada de envidiable que digamos; lo peor era que la noche vendra ms rpidamente de lo que nos convendra, sobre todo, an de da, la obs- curidad siempre sera mayor al internarnos nuevamente en el bosque, y no tenamos linterna. No s si ramos ms valientes que los dems, quizs no, pero s, tenamos perfecta conciencia que no podamos con- tar con la iniciativa de ninguno de ellos, y que en consecuencia caa sobre nosotros toda la responsabilidad para tratar de salir airosos de nuestra aventura. Como todos los seres que han vivido muchos aos juntos, con frecuencia nos comprendamos sin palabras, y en esta oportunidad tcitamente tratbamos de levantar el nimo de nuestros compaeros. Era preciso sacar fuerzas de flaquezas y salir adelante. Llegamos a la cima, una pequea planicie; Serge despus de una mira- da circular, divis un pequeo ro y decidi que lo seguiramos; era lo ms seguro para llegar a la llanura. Pudimos bajar por una falda de la montaa un poco menos abrupta y an internados en el bosque, si- guiendo el ro, como es ms fcil bajar que subir, se relaj bastante la tensin de nuestros amigos y la marcha se hizo con relativa rapidez. Despus de cierto tiempo, encontramos una pequea vereda a lo largo

  • del ro, lo que nos indic que no debamos estar ya muy alejados de la poblacin. Marcel E..., o Denyse, no me recuerdo bien, se encontraba adelante (desde arriba nos habamos desatado del mecate para el regreso) y repentinamente retrocedi aterrorizada (s, creo que fue Denyse) diciendo que haba una serpiente al borde del camino. Serge entonces quiso pasar primero; lo hizo con prudencia observando el ofi- dio y sus posibles reacciones, con un bastn en la mano, pero a la dis- tancia mxima que permita la angosta vereda. Dicho reptil no se dign tomar en cuenta al Ilustre Mensajero de la Nueva Era, que seguramen- te para l no deba ser ms que un vulgar bpedo, de lo que por cierto no se le guard rencor, y nosotros, imitando a nuestro jefe, uno a uno, de la misma manera, con silencio y respeto, desfilamos delante del ha- bitante de estos bosques.

    tante cl: El bosque no era tan frondoso ya y reinaba todava bas iri- dad por los rayos del sol que se filtraban entre los rboles, no sera por mucho tiempo. No obstante estbamos tranquilos saoiendo que podramos cubrir la distancia que nos separaba del pueblo un po- co antes de que la nocHe nos atrapara del todo en sus angustiosos pliegues. La alegra haba renacido en los cinco corazones y nos diver- tamos por adelantado, pensando en todo lo que tendramos que con- tar a nuestros amigos. Sbitamente fue un "slvese quien pueda ..." ha- bamos sido atacados por un enorme enjambre de pegones! A Zonha- mir y a m, nos dio por correr adelante; Serge, Denyse y Marcel se tira- ron al ro ... y gesticulando y sacudindonos tratamos de quitarnos es- tos negros insectos que se adheran principalmente en los cabellos. La suerte de Zonhamir, (por lo menos en este preciso caso) era que su ca- bellera no era muy abundante; adems rio eran muchos lo pegones que nos haban perseguido en comparacin de los otros tres que estaban en el ro; as que Zonhamir y yo, ayudndonos mutuamente logramos libe- rarnos ms fcilmente, pero no as Serge, Denyse y Marcel. Mientras nos estbamos "despegonando", Zonhamir me explicaba que estos in- sectos no pican as que me tranquilic y los dos no pudimos reprimir una despiadada carcajada al or los gritos desesperados a la vez que ra- biosos de Serge reprochndonos que no bamos en su ayuda. El pobre, con su larga cabellera y su barba ... estaba servido ... ! Denyse y Marcel, ms rpidamente liberados, ms cerca tambin, fueron en S > YI pasado el susto, vino el gusto, porque fue luego motivo j Y

    aunque - -- l . : - . .

    u auxilic de risa:

  • burlas mutuas. Al fin llegamos a casa con la noche recin cada, donde nuestra hermana V..., angustiada nos esperaba con la nia. No volvi- mos a tener ganas de jugar a los exploradores ... !

    Haca nueve meses que estbamos en Venezuela cuando compra- mos dos ranchos ubicados en un terreno cerca de nuestro provisional domicilio. Tanto Serge como yo y tambin Denyse nos sentamos ya al- go incitmodos por las consecuencias de una mala interpretacin de la hermana V..., Denyse y yo, como lo he mencionado anteriormente, des- de los primeros das de nuestra llegada, habamos pensado en la sobre- carga de trabajo que poda representar el suplemento de cinco perso- nas en una familia de dos, y con la mejor intencin, nos habamos orga- nizado para repartirnos el trabajo de limpieza y de cocina, tomando tambin en cuenta que V..., era una mujer mayor. Por otros factores de ndole peculiar de ella y que no vienen al caso mencionar aqu, se haca patente que ella estaba ya desconforme con nuestra presencia. Llega- mos a saber por medio de otras personas que ella consideraba que nos habamos apoderado de su casa y que "ni siquiera" la dejbamos hacer la limpieza ... ! Por lo tanto la idea de mudarnos a una casa propia aun- que slo sea un rancho" nos complaca a todos por igual.

    La situacin de por s entre el matrimonio E..., se haba agudizado. El compaero Marcel quera irse a trabajar a Valencia con el principal objetivo de separar a su esposa de nosotros, pero ella no le quera se- guir. Cuando nos mudamos a nuestra nueva propiedad, Denyse de E..,, que deseaba divorkiarse quiso venir con nosotros, lo que nos hubiera agradado a los dos por igual porque en verdad nos entendamos muy bien y le tenamos mucho aprecio y cario, lo cual no suceda con Mar- cel que nos amargaba bastante la vida encontrndose siempre en desa- cuerdo con todo y todos. Serge estaba a punto de dejarse convencer por ella, pero de inmediato me di cuenta que no era conveniente, que eso perjudicara su reputacin y as se lo di a entender a mi marido, que ella deba estar con su esposo, pero que una vez divorciada, si as lo quera, entonces podra venir con nosotros. No me haba equivocado en mi manera de pensar puesto que un da despus de una violenta dis- cusin que tuvieron y durante la cual Marcel lleg a pegarle, ellos se- guan viviendo en la casa de Zonhamir, ella vino a refugiarse con no- sotros, lo que enardeci al marido que arm un seor escndalo a Ser- ge que se negaba a obligar a Denyse a que volviera junto a su esposo, y

  • tuvo mucha dificultad en hacer entender al ofuscado y violento Mar- cel, que dejara pasar la noche, que se calmara y que Denyse volvera a su lado a la maana siguiente. As fue. No se debe confundir, Marcel no tena celos de Serge sino de m, de la perfecta compenetracin que te- namos las dos y que l, no poda lograr con su esposa.

    Da d e nuestra famosa excursin. En primer plano Denyse de E.., despus yo y luego Marcel E...

    El seor Zonhamir, ya no era discpulo de mi esposo; l tambin se haba encontrado dones de Maestro ... !

    Despus de algn tiempo, el matrimonio E..., se fue a vivir a Valen- cia. Aos ms tarde, supe que Denyse, separndose definitivamente de su esposo regresaba a Francia con su hija. Vino para despedirse de m (despus de que Serge me haba abandonado) y lament mucho que no me encontrara. Muchos aos despus una expedicin (inglesa) dio la noticia que Marcel haba encontrado la muerte en territorio de los in- dios Canaima por venganza de un marido burlado. Marcel haba lleva-

  • do la aventura un poco lejos, queriendo "acuarianizar" a los indios; pretenda (segn relataba la revista) que el Dios Acuariano era ms fuerte que el Dios Canairna. Por supuesto que Serge nada de eso ense- aba y que adems Marcel ya no era miembro de la Misin desde haca muchos aos y actuaba por su cuenta; no obstante, no dej de ser una de las primeras vctimas de la Misin, puesto que ilusionado por las ideas de mi esposo, de oficinista y estudiante bblico en Pars, abando- n su pas natal y su organizada vida para correr la triste aventura en la cual encontr la muerte. No s si fue culpable o no mi esposo, o has- ta que punto, incluyndome a m, puesto que colaboraba con l, slo he dicho y repito que s, Marcel E..., fue una de las primeras vctimas de la Misin (mi inteligente esposo no desaprovech la oportunidad e hizo ver a sus discpulos que Marcel haba sido un mrtir, el primero de la Misin Acuarius).

    NUESTRA CASA E N EL LIMON INSTALACION D [SION

    El 8 de octubre de 1948 se firm la ~u111pl.a de dos ranchos de baha- reque con su correspondiente terreno, y las escrituras se hicieron a mi nombre como compensacin, por haber mi esposo dispuesto de mi do- te, en el momento de salir de Francia.

    Uno de los ranchos, el ms grande, nos sirvi de vivienda al princi- pio. Cuentan las gentes que era la cuadra de oficiales durante la presi- dencia del General J. V. Gmez, lo que es muy posible puesto que a muy pocos metros exista un cuartel que luego se transform en dis- pensario para finalmente convertirse en un taller del S.A.S. Por el lado oeste de dicho rancho estaba flanqueada una cocina india cuya mesa de tierra y palos soportaba dos fogones que consistan cada uno de cuatro piedras en medio de las cuales se colocaba el carbn. Durante un tiempo tuve que utilizar este modo primitivo de preparar los ali- mentos, y como no tena costumbre, ms de una vez tuve que salir al aire libre, manos y cara tiznadas y baada de lgrimas por causa del humo producido por la lea empleada para encender el carbn. A pe- sar de eso poseyendo una gran facultad de adaptacin, me senta muy feliz en mi casa tropical; en varias oportunidades hasta nos produjo ri-

  • sas al imaginar la cara y las reflexiones que haran nuestras anteriores. relaciones de los Campos Eliseos, y pensbamos tambin el buen art- culo que hubiese podido escribir nuestro simptico y recordado amigo periodista parisiense Robert Charroux, si nos hubiese visto en estas condiciones. Eso fue hasta que una noche nos despert "Bachaco", apodo que cariosamente (y no me recuerdo por qu razn) habamos dado a un ex-campen de boxeo de Venezuela, discpulo de Serge, l que ms tarde sera uno de los Gunes, guardin del templo. Se haba conmovido por nuestra precaria instalacin y una noche llegando de Caracas, nos traa de obsequio una cocina de kerosn y un hacha. Gra- cias hermano, gracias otra vez, despus de tantos aos. Este momento est tan vivo en mi recuerdo como si fuera hoy. Cun lejos ests, mi hermano, de imaginar que en esta noche de fin de junio de 1970, a la una de la maana, fijando sobre el papel la imagen de este pedacido de tiempo pasado, una gran tristeza se apodera de m, pensando en tantas ilusiones, aos y esfuerzos perdidos no solamente para m sino para to- dos los que no han podido despertar a una realidad ms objetiva de lo que es la autosuperacin en el sentido espiritual. Por lo menos, al no poder ser una verdadera misin inicitica, hubiera podido ser una gran familia autntica, si no hubiramos distorsionado por nuestras interpretakiones fantasistas, el mensaje de Jess-Cristo ... que preten- damos seguir ... !

    El otro rancho, el pequeo, se utiliz como capilla para la "Misa Csmica". como es de suponerlo result insuficiente y algo ms tarde un discpulo procedi a una ligera ampliacin. Una pequea acequia atravesaba el terreno y era nuestro nico surtidor de agua lo que resul- taba ser un gran problema en verano; por tal razn bamos a baarnos a unos pocos kilmetros en una cascada; el sitio era muy bonito, agra- dable y fresco.

    Serge reservaba dos das a la semana para consultas; trataba por magnetismo y recetaba algunas plantas. Tena el propsito de fomen- tar el cultivo de plantas medicinales y el estudio de las mismas pero nunca se llev a cabo este aspecto de sus propsitos. En estos das de consultas era tan numerosa la gente que vena, que la misma empresa de autobs hizo un intento para pasar por la hoy asfaltada calle Santa Elena, pero slo un angosto callejn en esa poca, con la idea de es- tablecer una parada delante de la casa del llamado por la mayora de

  • las personas "El profeta del Limn". Como lo he mencionado anterior- mente, Serge no cobraba, slo aceptaba lo que de buena voluntad cada quien quera darle; aparte de las frutas, verduras o legumbres, los pa- cientes daban 1, 2, 3 bolvares y generalmente por cada uno de estos das de consultas se alcanzaba 400 o 500 bolvares, lo que puede dar una idea de la cantidad de personas que desfilaban por nuestros ranchos. Con este ritmo Serge empezaba a enflaquecer de modo alar- mante y tuvo que poner freno a este desgaste de energa, lo que no fue fcil puesto que la gente insistan y que algunos se pusieron bravos pretendiendo que era una "obligacin" para l, como hombre de Dios. Finalmente dej por completo las consultas.

    Una propiedad contigua estaba en venta y los discpulos se pu- sieron de acuerdo para que se comprara en el nombre de la Misin. Dicha propiedad posea una casa con varias piezas, as que nos muda- mos a ella reservando el rancho grande como dormitorio cuando haba afluencia de discpulos en das de fiestas; el rancho pequeo, por cier- tas conveniencias qtie no recuerdo, desde haca tiempo no slo serva de capilla sino que tambin en el habamos trasladado nuestra cama y ah dormamos. Al mudarnos a la nueva casa de la Misin, dicho ranchito qued como capilla.

    Varios discpulos se haban decidido a entregarse por completo a la Misin y vinieron con nosotros. El primero de ellos fue I.P.; no s por qu razn, pero Serge haba manifestado cierta resistencia para aceptarlo; era un buen amigo del ex-presidente de la S.I.C.L., y este 1- timo haba insistido mucho con mi esposo, pidindome tambin que in- terviniera a favor de su protegido, hasta que finalmente Serge consin- ti en admitir al postulante. Pronto otros se encaminaron en este mis- mo sentido, y as se form, digamos el primer ncleo de nuestra pe- quea comunidad, que en realidad se encontraba en paales, ya que el verdadero primer grupo con el matrimonio E..., y Zonhamir, haba si- do un aborto.

  • "Bachaco". Mi apuesto marido listo para

    el ao. El Limn 1949.

    Nuestra "casa" es decir los dos ranchos que nos servan de ca isa y capil'

  • Serge a la izquierda recibiendo el chorro de agua en laespalda.

    -

    Los dos en la cascada de El Limn.

    Pacientes para la consulta. El rancho grande-que haba sido cuadra de los oficiales en El Limn bajo la Presidencia del General J . V. Gmez.

  • Serge examinando el cielo y unos discpulos fingiendo tomar notas.

    Quemando basura en el Ashram. La hora del refresco.

  • Tumbando rboles en el Ashram.

    Yoga en el Ashram de El Limn (En primer plano Serge y yo).

    96

  • Yoga.

    Parte Oeste del Ashram.

  • "- -

    La misma despus de algn tier npo.

    Serge posando para satisfaccin de unos discpulos.

  • Aiios des~ues . Seree "ofici: Serge "oficiando" delante de un altar porttil (desput de un altar improvisado. separacin).

    Entrada en la nueva casa. Asharm No 1 de.la Misin.

    indo" dela Js de nues

    inte

    nomento c

  • Posando delante de casa. Entrada de Caracas. Roca Tarpeya, cuando todava la antiesttica sombra del

    Seguro Social no panorama de 1,

    Un joven profesor. A Poco tiempo despus Misin.

    enlutaba c a bullicios

    . Gil Colmi de su ingi

    -1 magnfico a Capital.

    enares. "eso en la

  • Al ver este retrato es difcil no hacer asociacin con la "Ultir

    CONFERENCIA E N BARQUISIMETO

    rentes p y-anjean,

    : A .

    na Cena"

    En medio de los nuevos ingresantes en el Ashram de El Lirriori se encontraba un joven profesor del Ministerio de Educacin, el que ms' tarde en la Misin, llegara a ser uno de los grandes Dignatarios de este Movimiento. Serge haba decidido dictar una conferencia en Barquisi- meto, animado por este joven hermano, bien relacionado en el Estado Lara. Mi esposo resolvi designarlo a l para que me acompaara a la ciudad de los crespsculos a fin de preparar un terreno propicio para su llegada. Efectivamente, l me present a dife dicha ciudad a las cuales hablaba de la Misin g favor de ella. Despus de unos das, habiendo coiis~guiuu u11 iu'a la conferencia, hicimos algunas declaraciones por los peridico anuncios correspondientes. Para el da fijado (si me acuerdo bit

    A

    ersonali do simp;

    l - - -

    ds de atas a i1 para S y los :n) lle-

  • g mi esposo en avin acompaado de un discpulo. Pues, fue un verda- dero fracaso! el pblico no pas de 30 a 40 personas. Algo inslito, en vista de la acogida que el joven hermano y yo habamos recibido y el in- ters que se nos demostr para asistir a dicha conferencia. Algunos das despus tuvimos la explicacin del hecho. El hermano que me ha- ba acompaado y yo, habamos cometido un gran error. Personalmen- te, no tena nada de sorprendente que no conociera la psicologa del pas, pero lo mismo no se podra decir de l que hubiera debido ser ms prudente y ponerme en guardia; no solamente no lo hizo sino que los dos, sin reserva alguna, habamos declarado a la prensa la buena acogida que habamos tenido por parte de muchas personalidades de la ciudad y a la pregunta del periodista nombramos una buena canti- dad de ellas, las cuales se enojaron luego en sumo grado, y concertn- dose entre s, resolvieron no asistir a la conferencia que en esta forma fue boicoteada. A pesar de que aquel discpulo tena buena parte en es- ta falla (seguramente por causa de su juventud y su entusiasmo por la Misin) quizs no ramos los principales responsables, porque es inad- misible por parte de un hombre como mi esposo, que pretenda ser un Maestro, que mandara en comisin a dos de sus discpulos sin alec- cionarles, sin orientarles debidamene, en fin sin saber 'prever" conse- cuencias. As que sin duda el principal causante, responsable de este fracaso fue mi esposo.

    UNA FAMILIA VENEZOLANA EN LA MISION

    Pasando los meses, por medio del mencionado profesor, el padre y los hermanos de aquel iban simpatizando con la Misin y al trans- currir el tiempo llegaron a formar un cierto "ncleo familiar" que, no supe nunca con seguridad porque no era muy bien visto del resto de la hermandad, excluyendo a mi esposo y a mi. No se trataba del rechazo a uno de ellos en particular, sino del rechazo al "ncleo familiar" que formaban, como si el resto de la hermandad temiese que con ellos pu- diera formarse como una nueva "dinasta" que con el tiempo pudiera

  • imponerse en la Misin por su fuerza numrica. Tampoco supe si ellos se percataron de la actitud negativa hacia esta familia, en esa poca, porque no se manifestaba muy abiertamente. Excepto esa pequea "nota falsa", en realidad reinaba una buena armona, una actitud fra- terna entre todos los miembros. As transcurri alrededor de un ao (desde que habamos dejado la casa del seor Zonhamir) durante el cual en fechas determinadas se reuna la mayora de los miembros de la Misin en El Limn, por algunos das, con mxima alegra y horas de fervoroso recogimiento.

    Como creo haberlo mencionado anteriormente, ramos vegeta- rianos es decir que no comamos ninguna clase de carne, ni pescado, pero s, huevos. En la maana, despus del bao y la cultura fsica, to- mbamos caf con leche, pan y mantequilla, o, segn el gusto de cada quien, queso o mermelada. Especifico eso porque, mucho le, cuando mi esposo se haba ido de Venezuela, he sabido quc se haba prohibido en la Misin; no critico el uso o no del mism le- rndolo como una cuestin individual, solamente aclaro que eso iue una decisin de la directiva de Caracas despus de que se fue mi espo- so, porque l, mientras vivi conmigo, nunca dej de tomar su caf con leche en la maana, lo que siempre es motivo de asombro para todos los acuarianos que ingresaron despus y que por casualidad llegan a saberlo. No haba comidas especiales para Serge sino que todos nos re- partamos lo que haba. Durante estos das de grandes reuniones las camas disponibles no alcanzaban, entonces se colgaban ch 3% tanto en el interior como en el exterior, y tambin se tend; 1s. Serge estaba pendiente que todas las mujeres estuvieran lo :o- madadas y nunca se hubiera acostado en una cama ra una mujer desprovista de la misma.

    ms tarc : el caf o, consic ..- --- T

    iinchorrc an ester: mejor ac: as hubie

  • TERCERA PARTE CAMARA SECRETA

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    ;poso tr ia socied I "Maest:

    Los domingos, en Caracas, aparte de la ceremonia llamada "Misa Csmica", las reuniones de estudio se desenvolvan al principio, ms o menos en la misma forma que anteriormente se efectuaban las de la Sociedad de la Iglesia Catlica Liberal, sal ia , un tema especial y que en vez de ser el ex-p~ ad que diera la orientacin y opinin "autoriza ro, Serge Raynaud de la Ferriere". Estas reuniones empezaban a ser muy concurridas; es entonces cuando mi marido lanz la idea de su bs- queda de doce discpulos escogidos, a los cuales dara una enseanza especial. Se form una especie de Cmara Secreta, la que deba de ser (o mejor dicho, la que era) la EscueIa Inicitica. A todos los amantes del ocultismo nos encanta el misterio ... y para dar ms aspecto de autenticidad, me recuerdo que durante un tiempo, en una casa donde nos reunamos (la del disc3pulo V.M.), se haba designado uno de los miembros como portero al cual se daba la "palabra de pase" que se cambiaba con frecuencia, lo que emocionaba en alto grado a este pua- do de "elegidos" del cual yo formaba parte.

    INGRESO DEI L JOVEP n recin P .*.

    En medio de nosotros estaba u ol, muy inteligente y sincero, de ramiiia protesta pensaba casarse. Serge le dio a escoger entre casa

    U E.C. llegado,

    . .

    nte. len Lrse O se

    oven esr )a: ia novia y

    La

  • lstaban ( bien cc

    eas en 1;

    zonstant >n los p is obras

    prueba fue bastante dura y E.C ..., que crea estar con un autntico. Ma- estro, sacrific la novia. Este joven interesaba mucho a mi marido por- que hablaba y escriba perfectamente el francs y el castellano y poda convertirse con mucha eficiencia en su secretario particular, lo que efectivamente sucedi. E emente juntos y as E.C ..., po- da compenetrarse muy ensamientos de mi esposo y reflejar fielmente sus id que l empezaba a dictarle y que seran las primeras del "Mensajero de la Nueva Era (despus de un folleto publicado en Guatemala: "La prxima venida del Gran Instruc- tor del Mundo", marzo de 1948; Imprenta La Repblica) y vendran con e1 tiempo a establecer un nuevo cambio en las normas de la Misin, siendo stas, como era lgico, impuestas como bt estu- dio.

    ase princ zipal de

    BAUTISMO CATOLICO DE UN ESPANOL MATRIMONIO DE DOS DISCIPl

    ,a famili; is de la 1 u10 1.P ...

    a era int glesia C; , fue su

    .

    Simpatizante de la Misin era un hombre de veintiocho aos, tam- bin espaol, novio de una muchacha cuy ransigen cuanto al cumplimiento con las exigenciz ~tlica, J seor no haba sido bautizado. El discp padrino su madrina. Aunque este pequeo suceso pueda ~ ~ L C L C I sin importan- cia, creo conveniente mencionarlo al igual que el matrimonio de 1.P ..., con la seorita Z..., de Maracay, que en aquel tiempo era semi-interna en la Misin. Efectivamente en esta poca Serge no hablaba ni bien ni en mal de las religiones cualesquiera que sean; daba explicaciones, verdaderas o imaginativas, a todo este mundo especial formado ma- yormente por personas que desconocen su propia religin (aunque nrp- tenden lo contrario) y que tan prestas son para criticarla. Pero e: caracterstica propia de casi todos los humanos sentirse ms in tantes al creerse elegidos para algo, estar en posesin de conocir tos que se supone no tiene todo el mundo y el disfi dadero, el esoterismo libresco, s, que proporcic rial para todos los amantes de lo misterioso, fenomenico, ima; tivo! As que Serge tena un buen Campo donde p( gante figura, y un "e~tenso~material de trabajo" a

    raz del o' lna abui

    , . - .- - .. - - .- .

    cultismc ~ d a n t e r - - - -

    -elieve si 3 con la i

    .te en r este Y YO

    , y. -

    ; una lpor- nien- ver-

    nate- gina- 1 ele- innu-

  • merable literatura, que de este tipo exista en Francia desde haca mucho tiempo, y con la cual, con su innegable don de sntesis tena buena oportunidad de hacer brillar su inteligencia y lograr una meta que haba nacido y se alimentaba de nobles anhelos y tristes deseos hu- manos, desgraciada mezcla que aqueja a todo ser no purificado!

    Z.., e 1. P.., con los cuales se celebr el primer matrimonioen Misin.

  • La novia saliendo de la Prefectura de Maracay.

  • Golosinas para la boda de Z.., e 1. p...

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  • Algunos discpulos delante del Asharm de El Limn.

    Antigua Sede de la Sociedad de la Iglesia Catlica Liberal. Algn tiempo despus d berse convertido en la Sede Principal de la Misin de Acuarius, lugar donc despus se levantara el edificio de la "Gran Fraternidad Universal en C,

    le ha- aos

  • El discpulo deba de ser vegetariano y practicar yoga. Para la yo- ga como para cualquier otro tipo de enseanza, el conocimiento de mi marido no tena ms fuente que sus lecturas, puesto que nunca haba tenido Maestro, nunca haba pertenecido a ninguna escuela de discipli- na en pro de la autosuperacin de tipo espiritual. Dej entender a sus discpulos que el seor Soun-Wou-Koun haba sido su Maestro, y nun- ca habl muy abiertamente al respecto. (Era su peculiaridad cuando quera que sus discpulos se convencieran de algo), y el lector comprender fcilmente el porqu, puesto que mi esposo no haba te- nido sino muy escasos contactos con este venerable seor. Sin embar- go, a pesar de las pequeas mentiras acor

    -

    h hubiera po- dido decir que mi querido Serge era un ho ior el contra- rio, tena tendencia a buenos sentimiento en esta po- ca) y slo un ojo avezado hubiera podido aecir que era un engaado engaando". Persona bien educada, tena "ngel" como se dice en Ve- nezuela; estaba animado de buenas intenciones, el quera hacer "algo bueno", pero, acaso jno se dice que el infierno est pavimentado de buenas intenciones? El no estaba o establecido en ma- teria de religin y asista person an designado sus representantes y naturalmente Serae estala l l l U V ani- mado para estar presente en dicho Congri D los miembros de la Misin estaban dispuestos stos y los de la persona que lo acompaara.

    Algr asa) mi - "

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    1 tiempo antes (1 mudado todava a la nu c, esposo haba aciones epistolares cor "Profesor OM Cherenzi Lind Maha ~ ~ ~ ~ ~ n a n Kout Houmi Lal Sir Regente de la Agartha" (i ... !) el cu bin (segn deca mi esposo) en es

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  • este seor estaba hacienda una gira y deba pasar algunas horas (o das, no me recuerdo) en Curazao. Es entonces cuando mi esposo ide mandarme en "misin especial", tenindome plena confianza, para que yo me entrevistara con el famoso dirigente de la ya muy silenciada U.S.U., el Profesor OM, Cherenzy Lind ... etc ... Mi misin consista en obtener informaciones personales del propio personaje, especialmente sobre el aspecto "esotrico" de la U.S.U. En los preparativos del viaje estbamos, cuando un buen da, casi a la media noche cas, inquieto y emocionado un hermano, tocando al ra serva de dormitorio. El tema que yo hubiese salido ya ut: viaje , y lue para l un alivio el constatar mi presencia al lado de mi esposo. De fuente fidedigna estaba informado para que yo no saliera de Venezuela teniendo el riesgo de no poder regresar, puesto que las autoridades del gobierno estaban convencidas que la entrevista proyectada era un pre- texto y pensaban que iba para establecer contactos con el seor Rmu- lo Betancourt. Cul fue nuestra sorpresa, para Serge y para m, al constatar que se me poda considerar como una mula de Mata-Hari ... ! YO que nunca me interes en poltica! De todos1 mc sorpresa se convirti en franca risa, se cancel el viaje

    , lleg d8 inchito q - A- -2-:

    )dos aur por pruc

    e Cara- lue nos - -. c - - -

    ique la dencia.

    . . Serge y yo, nos habamos prometido mutuamente que jan ramos un viaje en el cual se habra de pasar una frontera sin est tos. Esta decisin haba sido tomada a raz de las consecuenci hubiera podido tener un pequeo desplazamiento de dos das q b ~ OCI - ge haba hecho slo'aos anteriores desde Pars a Bruxelles, y durante el cual surgieron justamente en estos mismos das algunas complica- cionks polticas, y que por puro milagro no se cerr fa frontera, ln niie hubiera impedido a mi marido regresar a mi lado, no cuando.

    recorde o de Cur t r r r -..n,.i

    3 de que

    render l; sin emt

    1 se sabe

    Para el mencionado proyecto de viaje a New York, como se 1: taba la cuestin de frontera, Serge se ~ b a la m (aunque se nos haba olvidado en el casc azao) y e to a que yo le acompaara; el prevea e s ~ a l auacnte de V ~ L I C L U C I ~ menos una semana, y pensndolo mejor estaba n jos de dominar el ingls, y yo mucho me que oti mano podra serle ms til que yo, aunque no io naoiara bien, se volva algo con este idioma. Serge me hizo comp de que fuera este discpulo que le acompaara,

    ~ s ha- a r jun- as que ,., C,,

    -- y---

    : hasta

    Iresen- omesa spues- --- -

    I l ld> U

    nuy le- ro her-

    tmp075.jpgtmp076.jpgtmp077.jpgtmp078.jpgtmp079.jpgtmp080.jpgtmp081.jpgtmp082.jpgtmp083.jpgtmp084.jpgtmp085.jpgtmp086.jpgtmp087.jpgtmp088.jpgtmp089.jpgtmp090.jpgtmp091.jpgtmp092.jpgtmp093.jpgtmp094.jpgtmp095.jpgtmp096.jpgtmp097.jpgtmp098.jpgtmp099.jpgtmp100.jpgtmp101.jpg