navidad · luminosas, coronas de adviento y árboles de navidad en nuestras calles. clara luz –...
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TrompetaEvangelizadora
Navidad
Diciembre 2014
Contenido
Trompeta Evangelizadora 12/2014 2
N A V I D A D
El triunfo del amor
Navidad – porque Dios nos ama
La Navidad es una celebración especial en nuestra sociedad. ¿Conocen realmente todos el alegre mensaje?
Clara luz en nuestros corazones
Nada de espacio - algo de espacio -
mucho espacio
¿Navidad sin Cristo?
El mensaje de Dios desde el cielo Un mensaje muy especial que Dios ha enviado a la
humanidad.
Como realmente no puede ser Navidad
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Experiencia navideña Un hombre experimenta de manera práctica, lo valioso que es un guía para la salvación.
“Porque un niño nos es nacido”
Biografía
Hudson Taylor (Parte 20)
Para fin de año
Una antigua deuda
Lo que mueve al corazón Dos caminos de ascenso Cuán tedioso y vanos son los esfuerzos propios. Pero hay una alternativa.
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Estimado lector,
Estamos nuevamente ante la fiesta de navidad. ¿Es para
nosotros algo anticuado o vemos siempre todavía en
estas fiestas el milagro del amor divino? Un autor de un
himno escribe:
Milagro de navidad, ¿quién lo puede comprender,
quien puede medir, lo que significa amor?
Cristo dejó su maravillosa gloria,
Jesús su vida, su todo nos dio.
Navidad es la fiesta del grandioso amor de Dios. Dios
envió a su Hijo por amor. Navidad es también el gran
milagro del regalo divino. El Hijo de Dios dejó su
gloria celestial. Fue pobre por nosotros, para que por
medio de su pobreza seamos ricos. Si, ¿Qué nos regaló
él entonces? Nos regaló el perdón y la paz divina. Nos
ofrece su maravillosa gracia para poder tener nueva
vida. Nos regala la certeza de la salvación, que
podemos ser ricos en la fe, fortalecidos en las pruebas
para poder ser vencedores. En su obsequio también
incluye la esperanza viva. Esperanza, que Él quiere
estar con nosotros todos los días y bendecirnos,
conducirnos y ayudarnos en todas las circunstancias.
Por medio de su sufrimiento y muerte en Gólgota y su
victoriosa resurrección tenemos una esperanza viva de
una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesi-
ble reservada para nosotros en los cielos (1. Pedro 1,3-4).
Estimado lector, también nosotros tenemos que hacer
ricos a otros, en cuanto le contamos de Jesús. Cuando
los pastores escucharon la noticia del nacimiento del
Salvador, creyendo las palabras del ángel, leemos:
“Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y
a José, y al niño acostado en el pesebre. Y al verlo,
dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del
niño” (Lucas 2,16-17). Reconozcamos plenamente el
milagro de la encarnación de Jesús, agradezcámosle y
anunciemos el gozoso mensaje de amor divino y
la gracia de Dios. ¡Dios les conceda a todos una
bendecida fiesta de navidad!
H. D. Nimz
Editorial
Página juvenil
Descripción retrospectiva de los atributos de Dios La Gracia de Dios
Página infantil
Regalo navideño para Pablo
Experiencias con Dios
Anuncio Pie de imprenta
El reloj de la vida
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NA VIDA D
El triunfo del amor
En aquella histórica noche mundialmente conocida, en
la cual el júbilo de los ángeles ha invadido a los
pastores de Belén, en la cual hubo un encuentro entre
el cielo y la tierra, Dios y el hombre, redentor y
pecador. En Belén se cumplió lo que Pablo expresa
con las clásicas palabras en Filipenses 2,7-8: “[…] se
despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres; y estando en la condición de
hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente
hasta la muerte, y muerte de cruz.” ¡En Belén y en
Gólgota triunfó el amor!
¿Solo en Belén y en Gólgota? No, en todos los lugares
donde triunfa el amor, cuyo Espíritu está obrando, de
aquel que estuvo acostado en el pesebre y colgado en
la cruz. Allí acontecen milagros. También hoy, por
aquí y por allá. En todo el mundo. Cerrojos son
destrozados, hielos derretidos y los corazones de las
personas se abren. También en la actualidad puede
que el cielo y le tierra, Dios y el hombre, redentor y
pecador se encuentren. Cristo sigue siendo mismo.
Mathilde Wrede, “el ángel de los presos”, un día de
navidad salió apresuradamente de su hermoso y
cuidado hogar, de su sala de festividad hasta el centro
penitenciario, para llevar un poco de navidad, un poco
de amor a un criminal, a un especial y descomunal
recluso. En ese momento, el preso mantenía una
discusión con el penitenciario, porque no quería
entregar el cuchillo después de haber comido. Ahora
se abre la puerta de su celda, y Mathilde Wrede está
parada en el umbral. ¡El cruel muestra el cuchillo!
“¡Hoy no punzará ningún cuchillo - hoy es Navidad!”,
dice Mathilde. Vean la palabra “Navidad” produjo un
milagro. El preso deja caer su mano levantada, está
vencido.
Y ahora Mathilde se sienta al lado del criminal. Ella
le pregunta por su madre y sus recuerdos navideños.
Ella le pone su propio pañuelo entre el cuello y la
argolla metálica del cuello. Si, ella toma agua de su
jarra.Finalmente, le pide un regalo de navidad. “No
tengo nada” murmura el temerosamente. “Claro que
sí”, dice ella, “¡el cuchillo!” El recluso le responde:
“Yo he jurado, que no lo entregaría sin violencia.
Promesas hay que cumplir – ¿o no?” “Seguro”, dice
Mathilde Wrede, “promesas hay que cumplirlas. ¿Pero
si yo le quito con forcejeo?”
Y ahora ella toma el rústico puño del criminal y
trabaja tenazmente en los dedos, hasta que lograr abrir
la mano y quitarle el cuchillo. Ella le agradece por el
regalo de navidad. Cuando Mathilde abandonó la
celda, se oyó llorar y sollozar amargamente en la
celda. ¿Qué aconteció? ¡El amor ha vencido! El cielo
y la tierra se encontraron en la celda. El Espíritu de
Cristo ha capturado el poder del mal.Pero, ¿cómo es
en algunos hogares, en algunos corazones, en
matrimonios y familias, en todo el mundo, entre
poderosos y humildes, sanos y enfermos, estudiados y
sin educación, empleadores y empleados, entre
colegas de trabajo, vecinos, entre conocidos y
desconocidos – también se encuentran el cielo y la
tierra? ¿Triunfa también allí el amor, ese amor que no
busca lo suyo?
Una cosa es segura: El triunfador, el Espíritu
vencedor del mundo necesita personas que sirvan
como instrumentos de amor - como una Mathilde
Wrede y como otros miles. Necesita siervos, que se
dejan preparar por Él y sean enviados. El mundo es
rico - rico en bienes materiales, rico en recursos
minerales, rico en tecnología y conocimientos - hasta
en satélites, para atravesar el universo. Si, el mundo es
rico en miles de cosas. Pero es pobre en amor, pobre
en herramientas de amor.
Navidad nos quiere llamar nuevamente a lo
profundo del corazón: Tú, indefenso ser humano, tú,
pobre mundo, tú, cuestionante, errante, impotente,
temerosa humanidad ¡Tú necesitas amor! Y como
necesitas amor, necesitas al Salvador - aquel Salvador,
que nació para ti en Belén y murió por ti en la cruz.
No una victoria con armamentos o un triunfo político
y diplomático. ¡A nosotros nos salva únicamente el
triunfo del amor de Cristo!
A.W.
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Navidad -
porque Dios nos ama
Es una fiesta de amor, de emociones, de alegría. Una fiesta de regalar y recibir regalos. Una fiesta
de luces y golosinas. Pero Navidad nos muestra un sentido mucho más profundo, un sublime regalo,
que jamás un hombre puede dar.
Un hogar acogedor, vida familiar, sin duda son
importantes, pero no crucial para la navidad ¿Qué es
entonces? Quisiera mencionar tres pensamientos:
1. Navidad significa que Dios se dirige a nosotros.
Primeramente ocurrió en forma sumamente tranquila
en Belén. Esta gratificación no fue una visita
aleatoria, temporal, sino, fue la prueba de amor más
grande y decisiva para la humanidad. Y el encuentro
con este Salvador inicia el cambio en una vida
humana. Nadie en este mundo ha sido tan anunciado
como Él. Todas las promesas del antiguo testamento
apuntan a Él. Y desde su venida todo el mundo cuenta
días y años después de esa fecha. Nuestro calendario
no puede negar esto.
2. Navidad significa el amanecer del amor de Dios en Jesucristo.
¿Ya hemos experimentado alguna vez un amanecer en
las montañas? Primeramente resplandece la cima de
la montaña con el brillo dorado de los primeros rayos.
Luego poco a poco penetran los rayos del sol naciente
en los valles y en los oscuros cañones. Pero en
navidad la salida del sol del amor de Dios no procedió
de esta manera, que los primeros picos de la sociedad
de Jerusalén fueron iluminados. Sino que los primeros
rayos alcanzaron a los pastores, que moraban en los
cañones olvidados y en los profundos valles. Jesús
también quiere, en estos días de Navidad, irradiar en
la oscuridad de cada valle, en la cueva de cada cañón
y sacar de allí, a todos los que ponen su confianza en
Él. Así también nosotros podemos ser un testimonio
de su radiante amor en medio de toda mentira
siniestra, que se puede ocultar tras una fachada de un
hogar moderno. ¡Nosotros podemos ser portadores de
la luz del amor de Jesús en medio del aumento de la
frialdad y la falta de amor! ¿Queremos eso? Él
reserva su ayuda para la gente íntegra.
3. Navidad satisfice el anhelo hacia la verdadera, amplia y profunda alegría.
Dios no es como un hombre mezquino y envidioso,
que no da a los demás lo que necesitan, y no codicia
lo que son y lo que tienen. Dios ha preparado para
todas las personas la alegría y la paz del cielo, porque
nos ama. Estimado lector, suplícale por esto, y Él
secará tus lágrimas. Él consolará tu dolor y perdonará
tus pecados. Él te ayudará a reconciliarte con tu
prójimo. Si realmente existe alegríapara nosotros,
gran alegría, no solo un gozo fugaz, entonces nos
debe ser dado algo, que ningún poder de la tierra nos
pueda quitar. Una dicha, de la cual nada nos podrá
separar, ella está disponible para nosotros en todas las
circunstancias, con la cual podemos salir
inmediatamente de cualquier profundidad o
desesperación. Existe solamente una sola y gran
alegría en este mundo de tinieblas, y esta radica en:
“¡Os ha nacido hoy un Salvador!”
L. R.
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Clara luz en nuestros corazones El comienzo de la creación divina se produjo por la poderosa voz de Dios: “¡Sea la luz!” Dios dejó
resplandecer su divina luz en la caótica oscuridad y produjo la condición de vida nueva.
Así obra Dios también hoy: Primeramente produce luz – también en nuestros corazones.
En todas partes luz clara Ya en noviembre comienza. Estrellas, guirnaldas
luminosas, coronas de adviento y árboles de Navidad
en nuestras calles. Clara luz – ¡de año en año cada
vez más reluciente! Pero todo es solamente para la
vista y por un corto tiempo. Pronto todas las luces se
apagan nuevamente. Por ello no confiamos en este
brillo de luz terrenal. Ella no provoca júbilo alguno.
Nosotros buscamos más: una clara luz desde la
eternidad, del corazón de Dios, que se vuelve
salvación para nosotros y para los demás, para gozo
permanente. Bien es citado por aquellos que estan
de acuerdo con la confesión del apóstol Pablo: “¡Dios
resplandeció en nuestros corazones!” (2. Corintios 4,6)
La luz para el mundo La tierra habrá sido antes como un cuarto oscuro,
“desordenada y vacía, las tinieblas estaban sobre la
faz del abismo”. Pero cuando Dios habló, sucedió lo
que Él dijo: “¡Sea la luz!” Esta poderosa luz del pri-
mer día de la creación terrenal fue la condición previa
para los entonces siguientes días de la creación, para
la vida, que se produjo en indescriptible variedad.
“Cuando se cumplió el tiempo”, Dios habló de una
nueva manera: “¡Sea la luz!” Esto era necesario,
porque “tinieblas cubrieron la tierra, y oscuridad las
naciones”. Nuestra tierra necesitaba urgentemente
esta luz. Ella era y es un cuarto espiritual oscuro,
tan instruida e iluminada como podrá creerse.
Excelentes méritos de la ciencia nunca se
transformaránn en luces a las cuales se podría
entregar la vida. Todas las luces de este mundo
intelectual, son luces del tiempo, muchas veces son
engañosas, se vuelven luces desviadoras y no
conducen a la meta deseada por Dios. Al contrario,
ellas dejan frío y vacío, e inspiran a una vida por
independiente, en rebelión contra Dios y su
palabra. Ellas llaman al juicio de Dios.
Realmente era necesario, que Dios hablara una
palabra de creación, y su palabra fue hecha carne en
Jesús de Nazaret. Con ella vino aquél que testifica:
“¡Yo soy la luz del mundo!” Y sus discípulos eran los
asombrados, los que adoraban: “¡Y vimos su gloria,
lleno de gracia y de verdad!” Dios, en su luz y gloria
inaccesible, hasta aquél entonces para ninguna
persona soportable, se deja reconocer ahora como
Jesús, el Mediador: “¡El que me ha visto a mí, ha
visto al Padre!” Quien confía en Él con fe en su
palabra, en aquel se cumple el milagro: “Sea la luz”
Algo singular vivió Pablo camino a Damasco. A
éste, que odiaba a Cristo y era perseguidor de la
iglesia, le ilumina de pronto una luz del cielo, que lo
echa al suelo. Este activo hombre, quien atestó su
mente con conocimiento filosófico y teológico y creía
tener absoluta claridad sobre Dios y las personas, cae
al suelo. Su verdadera miseria, su oscuridad es
descubierta. Su hasta ahora devoción y religiosidad son
destruidas. ¿Qué clase de luz es esa? “¡Yo soy Jesús,
a quien tú persigues!” (Hechos 9,5).
La nueva palabra de creación de Dios, trae juicio
sobre nosotros, conduce a un quebrantamiento
interno ante Dios. Todas nuestra luces, nuestras
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linternas construidas por nosotros mismos y las “estrellas”
adoradas por nosotros, deben apagarse. El evangelio de
Jesucristo lo logra.
Pero en medio de este juicio nace salvación para
nosotros. La luz sale para nosotros. Más tarde Pablo pudo
escribir: “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he
estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente,
aún estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia
del conocimiento de Cristo Jesús, [...] para ganar a Cristo”
(Filipenses 3,8).
La clara luz de la gracia salvadora de Jesús nos es dada a
todos, si aceptamos la nueva palabra de creación de Dios.
Así es Adviento: Cristo vino, él quiere vivir en
nosotros.
¿Luminosidad a través de nosotros? Dios quiere hacer realidad su plan con nosotros: Él ilumina
a través de nosotros. ¿Por qué está entonces la luminosidad
en nuestras calles? ¿Por las luces? No. El mundo de los
negocios junto a la administración municipal, ejerce
objetivos razonables y sólidos: La luminosidad en verdad
también debe alegrar, ¡pero ante todo debe cautivar, atraer
hacia adentro del negocio y hacia las cajas! Las personas de
negocios, la ciudad y el estado esperan un buen balance y
abundantes impuestos. Seguramente tampoco serán
decepcionados este año. De todos modos: ¡las luces en las
calles no están allí por ellas solas!
También Dios, con su nueva palabra de creación,
causante de luz, vinculó una meta de salvación: “¡Vosotros
sois la luz del mundo!” (Mateo 5,14). “En medio de una
generación maligna y perversa, en medio de la cual
resplandecéis como luminares en el mundo” (Filipenses
2,15). ¡Dios crea iluminación a través de nosotros!
Nos es conocido el milagro de la variación de la luz en el
magnífico arco iris. La clara luz del sol se refracta en las
gotas de la lluvia, y nos asombramos por la diversidad de
colores, desde el rojo hasta el violeta. Pero aún más
maravilloso y asombroso se muestra la refracción de la luz
hacia el mundo en la vida de los hijos de Dios. La
abundancia de luz que mora en Cristo se muestra en los
colores espirituales, que el apóstol Pablo señaló más de
cerca en Gálatas 5,22: “Amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza.” En esta
refracción es reconocido el que obra en nosotros, el
Salvador Jesucristo. Este “fruto del Espíritu” irradia en
todos los ámbitos de la vida. Dios crea iluminación a través
de nosotros. Nosotros nos convertimos en los que preparan
el camino de nuestro Señor. Anunciamos su advenimiento,
iluminados por Él, la Luz del mundo.
TE
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NA VIDA D
Nada de espacio - algo de espacio - mucho espacio
Nada de espacio “Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en
pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había
lugar para ellos en el mesón” (Lucas 2,7).
Es una verdadera lástima, que nos hayamos
acostumbrado tanto a este y muchos otros textos de
las Santas Escrituras, que apenas pensamos algo al
respecto, cuando las escuchamos o las leemos
nosotros mismos.
¿De quién se trata entonces allí: “no había lugar para
ellos en el mesón”, de modo que tuvo que nacer
precisamente en el establo? Casi cada niño puede dar
la respuesta: ¡se trata de Jesucristo! Si, ciertamente,
¿pero quién era Jesucristo? Allá en Belén era una
pequeña persona, porque “[...] siendo en forma de
Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando
forma de siervo, hecho semejante a los hombres”
(Filipenses 2,6-7). Pero en realidad Jesús era igual a
Dios. A través de él había creado el Padre el universo.
Él era el Señor de la Gloria y también el Señor de esta
tierra. ¡Para este Señor no había lugar en la posada de
Belén!
Lugar había en la posada para las personas que se
creían los grandes con su dinero, pero para el Príncipe
de la vida no había espacio. ¡El mundo nunca ha
tenido espacio para su creador! Las personas
tienen tiempo y espacio para cosas vanas, pero para
ese uno, el Único, que podría hacer verdaderamente
rica su vida, no tienen tiempo ni espacio. “A lo suyo
vino, y los suyos no le recibieron” (Juan 1,11), esto
dice de cuando Jesús nació en Belén. Él vino a su
pueblo elegido, por el cual ya antes se había
preocupado con mucha frecuencia. Pero este pueblo
no tenía espacio para su Dios. En la posada no había
lugar para Él, y bajo la autoridad religiosa no se tenía
espacio. Por eso, alrededor de 30 años más tarde, fue
echado fuera de la ciudad y crucificado. ¡Pero en
cuántos corazones no se tiene hasta el día de hoy
espacio para este Jesús de Nazaret!
Algo de espacio Lucas nos dice: “No había lugar para ellos en el
mesón.” ¡Pero algo de espacio había! Atrás, en el
patio había en una esquina un establo. Las ovejas
estaban en el pastizal, y por ello estaba vacío el
establo. Este establo era probablemente una pequeña
casita de madera, a través de la cual silbaba el viento.
¡De todo el esplendor, que los pintores de la edad
media adjudicaban a este establo, no había nada! El
Hijo de Dios, el creador del universo, el Dios de
Israel, el Señor y Juez de toda la humanidad, cuando
Él en su misericordia tomó nuestra forma de hombre,
consiguió de esta humanidad aún todavía el permiso
de ser acostado en un pesebre. ¡Un poco de espacio se
le dejó todavía! Pero allí hubieron unos pastores,
que se alegraron de su nacimiento. Allí había un
anciano en Jerusalén, que “esperaba la consolación
de Israel” y una viuda, de ochenta y cuatro años,
que también esperaba al Salvador. Estas personas
se alegraron cuando vieron al Salvador, con sus
ojos iluminados por el Espíritu Santo. Más tarde,
se alegraron también algunos pescadores, algunas
mujeres y un par de otras personas por este
Salvador.
¡Y así permanece hasta el día de hoy! La gran
mayoría de la humanidad, también muchos de los así
llamados cristianos, no tienen espacio para Jesús. Se
denominan por su nombre, pero ellos mismos no lo
tienen y tampoco lo quieren. Generosamente se le
indica “atrás en el patio en una esquina.” Querido
lector, puedo preguntarte: ¿Cuánto espacio tiene Jesús
en tu corazón y en tu vida? ¿Te asemejas a aquella
posada en Belén, en la que no había lugar para
Jesús? Quizás dices: “¡Oh no, yo no soy así, soy un
cristiano!” Pero: ¿Cuánto espacio tiene Jesús en tu
vida? ¿Está él también en ti “en alguna parte ahí atrás
en el establo”? En la hermosa, espaciosa posada, allí
vives y mandas tú. En tu vida de negocios y en tu vida
en general, que sucede en público, allí Jesús no tiene
nada que buscar. Pero, tu estás muy agradecido,
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cuando sabes que Él está allí en alguna parte en una
esquina oculta. Tu sientes que podrías necesitarlo
algun día. La unión que tienes con Cristo, no es ni de
todo corazón ni fuerte, pero piensas: Es mejor no
dejar romper la unión. ¡Algo es mejor que nada!
¡Podrías engañarte! ¡Jesús no permaneció en el
establo de Belén! Una mañana José no vino más al
pozo para buscar agua, porque Dios lo había
conducido lejos en medio de la noche con Maria y el
niño Jesús.
Mucho espacio Pablo escribe a los corintios en 2. Corintios 6,12:
“No estáis estrechos en nosotros, pero sí sois
estrechos en vuestro propio corazón.” ¡Dale mucho
más espacio a Jesús en tu corazón! ¡Deja que Él
gobierne sobre todas las áreas de tu vida! Tanto como
abarca su gobierno en tu vida, tanto alcanza también
su paz y su gozo. Allí, donde termina su gobierno en
ti, termina también su victoria en ti. Cuanto más lugar
tiene Él en ti en esta vida, más gloria tendrás en la
eternidad.
En un himno navideño de
Ernst Gebhardt dice: Son tan cortas las alegrías así, pronto se apaga la luz de las velas.
¡Solamente Jesús puede dar alegrías que no acabarán!
Está en nuestras manos, si los días de Navidad no
dejan otra cosa detrás que un lindo recuerdo o incluso
una amarga decepción. Si nuestro reflexionar y
aspirar se queda en lo visible, nuestra alegría se
esfumará pronto otra vez. Pero si no le damos al
Señor Jesús solamente “algo de espacio”, sino que le
preparamos “mucho espacio” en nuestro corazón,
entonces la alegría y la paz que permanecen serán
nuestra porción.
O.M.
¿Navidad sin Cristo?
Debemos reconocer con pesar, que la Navidad se
utiliza hoy principalmente para hacer negocios, donde
Cristo pasa a ser secundario. Es un hecho
indiscutible, que el mundo comercial tiene su mayor
ganancia en el tiempo de Navidad. Incluso aquellos,
que celebran la Navidad como el nacimiento del
Salvador, se dejan arrastrar por el tren de compras,
cambios y renovación. Navidad es un tiempo muy
estresante, y lamentablemente tenemos que aseverar,
que prácticamente no podemos hacer nada en contra.
¿Ya nos hemos acostumbrado a que Navidad
debe ser así?
Se cuenta, que una familia rica celebraba el
nacimiento de su hijo. Vinieron muchos invitados.
Los gruesos abrigos y tapados de piel fueron puestos
sobre una cama en una habitación del gran palacio. Se
comenzó a festejar. Después de algunas horas, un
invitado quería ver al bebé. Pero nadie parecía saber
dónde estaba. Fue buscado por toda la casa, pero sin
resultado. Hasta que por fin alguien observó en el
dormitorio donde los invitados habían puesto sus
abrigos y tapados sobre la cama. Debajo de todos los
abrigos encontraron al niño – ¡asfixiado!
¡Qué triste! Pero - ¡que real! ¿No es esto una
imagen, de como se celebra a menudo Navidad,
incluso entre aquellos que aseguran firmemente:
es la razón de esta festividad”? – Celebramos el
nacimiento del Salvador, pero casi nadie pregunta
dónde está. Nos obsequiamos mutuamente,
deseándonos alegría y suerte. ¿Pero qué pasa con el
Hijo? Nos reunimos para comer, para conversar y
alegrarnos. Pero no nos tomamos el tiempo, para estar
a solas con él, cuyo nacimiento estamos celebrando.
Celebramos Navidad, pero olvidamos la adoración,
adoración que hicieron los pastores en la primera
fiesta de Navidad. ¿No hemos descuidado algo?
¿Hemos celebrado Navidad sin Cristo y no nos
dimos cuenta?
¡Celebremos esta Navidad diferente! ¡Tomémonos
conscientemente tiempo – sí, tiempo! – ¡para estar a
solas con Jesús! Si, solo con él – aferrarnos a Él,
adorarlo en reverencia, abrir nuestro corazón para su
presencia, ¡para reconocer su grandeza de Señor de
señores y Rey de reyes! Pensemos porque vino él.
Agradezcámosle por su maravillosa obra de
salvación. ¡Esto nos será una inolvidable experiencia!
Cuando los pastores le vieron y regresaron, sus
corazones estaban tan colmados que compartían sus
experiencias con otros. ¿No sería maravilloso, que tú
también tengas en este año una experiencia así en esta
Navidad?
¡Te deseo una Navidad en la presencia de Cristo!
R. Taron
“Cristo
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Mensaje de Dios del Cielo
¿Nos es conocida la situación en la que esperamos ansiosamente por una noticia? Una respuesta,
un instructivo, una indicación, que para nosotros es muy importante. Por centenares de años las
personas esperaban ansiosamente, hasta que Dios les envió un mensaje.
Desde la existencia de la tierra ya hubieron muchos
mensajes. Algunas novedades eran un ejemplo de
advertencia, otros obraban conversión a Dios, y otros
pertenecían solamente a algunos círculos y ciertas
personas. Sabemos también de mensajes de tristezas y
también de alegrías; de noticias aplastantes, pero
también elevadas mítines de victoria. Pero el más
glorioso y más valioso de todos los mensajes, no fue
anunciado por un mortal, sino del cielo mismo. Vino
del creador del mundo, del Padre amoroso a la
humanidad. Fue en un momento especial, durante la
noche, cuando resonó este mensaje. De día se realizan
las cosas de menor importancia. Pero por la noche, en
la región de Belén sonó la buena noticia que jamás
un oído humano escuchó. Si, es el mensaje de gracia
del amor eterno y la misericordia eterna, a un mundo
que se encuentra en la sombra de oscuridad y muerte,
a la humanidad encadenada al pecado. ¡Oh, que
pensamiento! Dios nos transmite lo que Él quiere
hacer por amor y misericordia eterna, si, ¡Él mismo,
se inclinó y bajó!
1. El Remitente Para comprender correctamente la importancia de este
mensaje, consideraremos primero al remitente.
¿Quién nos envía la buena noticia? Es el Dios eterno,
nuestro Padre en lo alto. Verdaderamente “de tal
manera amó Dios al mundo”. Y “en esto se mostró el
amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a
su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él”
¿Recordamos que este mensaje vino de aquel, contra
quien hemos pecado múltiples veces? ¿A quién hemos
dado mucho trabajo y molestia con nuestras
iniquidades y pecados? ¿Cuyos mandamientos y
ordenanzas hemos pasado por alto, puesto que no solo
hemos vuelto nuestro rostro y corazón contra él, sino
que le dimos la espalda?
Querido lector ¿Reconoces fundamento de su ser?
¡Oh, Adórale, póstrate delante de Él! Glorifícalo sin
límites por la gracia redentora que ha llegado a todos
los hombres.
2. El Portador La grandeza del mensaje de Dios también vemos en el
portador. En el mundo no se trasmiten mensajes de
importancia por cualquier persona, sino que aquellos
que tienen un cargo y dignidad. Así también el Dios
Todopoderoso no ha trasmitido su mensaje por
cualquiera a la humanidad, sino que este mensaje fue
dado a los pastores por un poderoso príncipe
angelical, acompañado por el ejército celestial.
El mensajero fue designado como “ángel del
Señor”. Él fue digno de realizar con autoridad todas
las cosas de Dios. Este ángel fue vestido con la gloria
de Dios y rodeado de resplandor. El la Biblia
encontramos que Dios, en ocasiones específicas, ha
obrado mediante ángeles. Esto también es cierto en
los tres principales mensajes relacionados con el Hijo
Jesucristo:
• El mensaje de Belén (Lucas 2,10-15)
• El mensaje de la Resurrección (Mateo 28,5)
• El mensaje de la Ascensión y la proclamación
de la venida de Cristo (Hechos 1,10-15)
Pero para la difusión y la repetición continua de estos
importantes mensajes, Dios usó a sus hijos. ¡Oh,
quisiéramos todos hacer este servicio como aquellos
ángeles con la misma dignidad, fidelidad y amor! ¡Y
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quiera este mensaje resplandecer clara y visiblemente
en todos sus hijos!
3. Los Destinatarios ¿Quiénes eran los destinatarios de este mensaje? No
eran los grandes de este mundo. No Herodes, no los
escribas, no los nobles entre las personas, y tampoco
los que invertían su tiempo y su vida en el bienestar y
los placeres mundanos. No. Este mensaje, el más
importante de todos los mensajes, fue encomendado a
los más simples entre los simples. Ellos fueron
escogidos como los destinatarios. ¿Por qué justamente
aquellos, que son vistos como lo necio del mundo? Lo
vil y menospreciado del mundo, eso escogió Dios.
¿Por qué? La respuesta la encontramos en Lucas 2,38
“[...] los que esperaban la redención.”
Esto también es válido hoy en día, cada uno que
anhela al Salvador y la salvación, puede recibir este
mensaje divino. No hay acepción de personas. Quien
es pobre en sí mismo, puede venir, puede escuchar,
puede aceptar.
4. El contenido del mensaje divino Dice así: “Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he
aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo
el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de
David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os
servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales,
acostado en un pesebre” (Lucas 2,10-12). ¡Oh, qué
mensaje de alegría para la humanidad perdida! ¡Qué
generosa oferta para los pecadores! - Un Salvador, un
Redentor para todas las personas. “Él salvará a su
pueblo de sus pecados” (Mateo 1,21).
Sí, ¡Alégrate, oh pueblo de Dios! ¡Alégrate oh Sion,
Iglesia, tú, esposa del Santísimo! Pero alégrate
también tú, que aún estas encadenado al pecado en el
suelo de la perdición. También para ti es este mensaje
de paz. “Os ha nacido hoy un Salvador” Cristo, el
Redentor está ahí. A Él le fue dada toda la potestad en
el cielo y en la tierra. ¡Él también quiere ser tu
Salvador!
5. La Respuesta ¿Qué respuesta dan los asombrados pastores? Su
respuesta es un buen ejemplo para nosotros. Su
respuesta es simple y clara: “¡vayamos ahora!”
Habiendo oído y comprendido el mensaje divino, no
hicieron como hacen muchos hoy, primeramente
constatar con “carne y sangre”. No preguntan
primero: ¿que van a decir mis parientes y amigos si
sigo el mensaje divino? A muchos el diablo le susurra
al oído: “¡No puedes arruinarte con el mundo!” Oh,
cuantos se dejan detener por las cosas vanas y
pasajeras. Estimado lector, recuerda ¡este mensaje
también es válido para tí! Y debes saber, que la culpa
de tu eterna perdición es tu incredulidad y tu
desobediencia.
Observa a los pastores: inmediatamente después de
escuchar el mensaje, - aún a media noche - fueron a
Belén. Dejaron su trabajo y obedecieron la voz divina.
Los rebaños encomendados no les eran tan
importantes en ese momento. Querían ver al Salvador.
Todo lo demás podía quedar atrás.
¿Cómo hubieras juzgado y actuado tú? Queremos
aprender de los pastores. Al llegar al hijo,
inmediatamente Dios proclamó el mensaje a los
pastores. El ángel obedeció al instante e hizo la
voluntad de Dios. Así también debemos ser nosotros -
“vayamos ahora”. También tú debes ir, no esperes
ningún momento, ¡busca a tu Salvador!
6. El resultado de la obediencia Los pastores encontraron tal como les fue anunciado
por el ángel. “Esto os servirá de señal: hallaréis al
niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre”
(Lucas 2,12). Lo encontraron, lo vieron y
experimentaron esta gran alegría. Encontraron al
Cordero de Dios.
Quien busca el mandato y la voluntad divina, nunca
será avergonzado. Su alma será fortalecida. José,
María y todos los santos en el cielo no pueden
satisfacer el anhelo del corazón. Pero cuando los
pastores vieron al niño, entró la luz a sus almas. Lo
que profetas y reyes proclamaron y anunciaron miles
de años antes, ellos pudieron ver y experimentar. Y su
alma fue fortalecida. Con corazones rebosantes
regresaron a sus rebaños. Nunca tuvieron tanta
alegría, tanta alabanza, jamás sintieron tanta gracia. Y
contaron a los demás lo que habían visto y oído.
Para terminar una reflexión: cuando los pastores
regresaron a sus rebaños, ¿Tuvieron una desventaja?
¿Les faltaba un cordero en el rebaño? Muchas almas
se dejan engañar por el diablo. Creen lo que les
susurra el mentiroso: el sigue a Jesús, tendrá perdidas
aquí y allá, y quedará corto. ¡No, esto es una mentira!
Los que siguen a Cristo nunca tendrán escasés.
“Jesucristo, el mismo ayer, hoy y por los siglos”. ¡Oh,
cree la palabra y confía a tu Salvador! Entonces tu
alma tendrá gracia y bendición en abundancia.
Por Jakob Bechthold
Trompeta Evangelizadora 12/2014 12
Cómo realmente no puede ser la navidad
¿Cuáles son los componentes elementales para una hermosa fiesta de Navidad? Seguramente, hay
varios dependiendo de la cultura, de los hábitos y costumbres. Pero, ¿Qué es indispensable para
Navidad? ¿Son los bellos y caros regalos, la festiva decoración, la buena y sabrosa comida? ¿Son
las muchas visitas, donde uno se deja complacer con lo bueno? ¿Es la tradicional asistencia a la
iglesia? ¿Qué es importante para ti?
Nuevamente estamos en tiempo de navidad. En todas
partes se realizan los preparativos para esta fiesta.
Lamentablemente, muchas personas no saben acerca
de que se trata. En nuestro tiempo, especialmente a la
generación más joven, es muy ajena la historia bíblica
del evangelio de la navidad y la encarnación de Jesús.
Por supuesto, aquí hay excepciones. Para la mayoría
de las personas es desconocido celebrar la navidad
como experimentaron los sabios del oriente y los
pastores en Belén. Se celebra navidad sin ninguna
relación con Cristo, el Hijo de Dios, que es el
Salvador del mundo. Tales celebraciones estan vacías
y sin bendiciones.
No puede haber navidad sin luz Muchos de nosotros recordaremos los cortes de
energía después de la segunda guerra mundial. A
menudo estábamos sentados en la oscuridad, y esto no
era nada agradable. El que tenía alguna vela, la
encendía. Se vivía con escasés. Hoy en día estamos
familiarizados, que en navidad se encienden muchas
luces adicionales y especiales. En las ciudades y casas
se ve un mar de luces de muchos colores para esta
fiesta. Pero ¿Por qué la luz divina queda apagada? El
profeta Isaías predicó, mucho antes de la venida de
Jesús, de una luz naciente. Y Jesús dijo: “Yo soy la
luz del mundo; el que me sigue, no andará en
tinieblas” (Juan 8,12). Juan dijo sobre la venida de
Jesús: “La luz en las tinieblas resplandece, y las
tinieblas no prevalecieron contra ella” – no la
aceptaron (Juan 1,5). Mientras el ser humano no deja
introducir esa luz en sí, su corazón permanece en
oscuridad y con agobiada carga. La luz trae visión,
anima. Luz tae regocijo, y ¡luz es una bendición! Pero
donde falta luz, no se puede festejar realmente la
navidad, ¡porque la navidad sin luz es inimaginable!
No puede haber navidad sin fe Sólo la fe puede acercarnos a la verdadera navidad.
Sólo la fe nos introducirá al milagro de la navidad.
Solamente por fe los sabios hicieron el largo viaje a
Jerusalén. Y los pastores fueron en fe a Belén. Y así
sigue siendo, ¡porque ese es el camino para todos
nosotros! Solamente por medio de la fe podemos
encontrar a Dios y experimentar un encuentro con
Cristo. “Pues porque es necesario que el que se acerca
a Dios crea que le hay […]”, dice la palabra de
Dios en Hebreos 11,6. Sin fe no se puede entender el
verdadero significado de la navidad. El que no
entiende la navidad y no está en la verdadera fe de
navidad, realmente no la puede celebrar. Le faltará el
gozo y la alabanza en el corazón.
Mensaje Radial Mensaje de Salvación Friedrich Krebs, Kitchener (CA)
Trompeta Evangelizadora 12/2014
13
El centro del primer mensaje de navidad era
el gozo. El ángel del Señor dijo a los pastores:
“No temáis; porque he aquí os doy nuevas de
gran gozo, que será para todo el pueblo”
(Lucas 2,10). Los sabios también se alegraron
cuando vieron la estrella (la luz). ¡Se trata aquí
de la luz que Jesucristo trajo al mundo, y que Él
mismo es! Iluminados por esta claridad, se
llenaron de alegría los corazones de los pastores
que se apresuraron a Belén. Allí experimenta-
ron el milagro de la divina entrega.
Pero esta alegría puede estar empañada. Y esto
el hombre se provoca solo, a sí mismo. Por
ejemplo: en los años de pos guerra, padres
preocupados querían dar una sorpresa a sus
hijos. El padre trajo al hogar un árbol de
navidad, para adornarlo y que sirva de alegría a
los niños. Pero cuando llegó la navidad, esta
alegría no podía brotar, ¡porque el árbol era
robado! Inquietud en el corazón, acusación de
la conciencia impiden que emerja la alegría. Y
navidad sin alegría, no puede ser realmente
navidad.
Por sobre todo no puede haber navidad sin Cristo En un pequeño pueblo se quería celebrar el
cumpleaños del alcalde que era muy popular. Él
era muy conocido por todos, la planeada
celebración debía destacar su aprecio. Se
hicieron los preparativos. En la fijada tarde con
un favorable clima comenzó la anunciada
ceremonia. El entusiasmo era grande. Los
músicos tocaban. Comieron y bebieron y no se
dieron cuenta que el alcalde no estaba presente.
¡Él no fue invitado! ¡Lo habían olvidado!
Del mismo modo, muchas personas celebran la
navidad sin el Salvador, que ha nacido para
ellos. Él no está en el corazón. Tampoco está en
el hogar, ¿¡y tal vez incluso ni siquiera en la
iglesia!? Oh, ¡no queramos celebrar más tiempo
la navidad sin Cristo! De los pastores leemos:
“Vinieron, pues, apresuradamente, (a Belén) y
hallaron al niño” (Lucas 2,16). ¡Y justo eso
deseamos a todos nuestros queridos lectores
para esta navidad!
No puede haber navidad sin gozo
Trompeta Evangelizadora 12/2014 14
NA VIDA D
Experiencia navideña
Después de una larga e impaciente espera de los
niños, finalmente llegó Nochebuena. En las últimas
semanas había comenzado el agitado trabajo, regalos
fueron proporcionados y guardados en secreto, para
que sea posible la gran sorpresa. Los comercios
muestran los irresistibles tesoros en sus vidrieras,
incontables personas observaban atentamente para
capturar todo con sus ojos. Brillantes luces,
decoraciones y sonidos navideños provenían de
casas y comercios, hacían que el corazón de los
niños palpita más fuerte. Fue toda una emoción. Pero
hoy es el punto principal de todo, esta noche es
algo especial, el pensamiento se dirije rápidamente
hacia el niño en el pesebre, mientras la madre y
los hijos se preparaban para ir a la iglesia. ¿Por qué
el padre realmente no quiere ir junto? Todos los
domingos quedaba en la casa, pareciera que siempre
hay algo más importante. Pero lo que los niños no
podían entender, era porque aún en Nochebuena el
padre quedaba en la casa.
El padre tenía sus propias ideas sobre
Nochebuena y el niño en el pesebre. “¿Habría Dios
enviado un Salvador? ¿Por qué el mundo no está
redimido? ¿Por qué tenebrosas potencias hacen
estragos y desgarran a la humanidad? Los
periódicos acumulan informes de crímenes, guerras
que devoran naciones, hambruna y epidemias que
arrebatan a pueblos enteros. ¿Redentor? - ¡Tonterías!
Eso tenía que probarse primero".”
El padre se había acercado a la ventana y veía
como la nieve se remolinaba. Hacia frío, y el viento
parecía aumentar su fuerza. Mientras miraba
pensativamente el bullicio blanco de la nieve, vio
algunas aves que volaban de un lado a otro, y era
consciente que buscaban un lugar seguro para
protegerse. “Pobres pájaros”, pensó el hombre,
“pero esperen, yo los voy a ayudar.” Abrió la
ventana, sin pensar en el impulso del viento y la
nieve, roció migas de pan en la repisa de la ventana.
“Así, ahora pueden venir, pobres pajarillos a la
ventana, recoger las migas, y al mismo tiempo
sentir el calor de la habitación por la ventana
abierta, que les hará bien.” Pero las aves
zumbaban sin rumbo por el frio, y las migas de pan
estaban insignificantes allí. “Seguramente tienen
miedo de mí”, pensó el hombre, pero “¿Cómo
podría ayudarles de otra manera?” Entonces tuvo
una idea. Rápidamente corrió afuera, abrió la gran
puerta del establo y encendió la luz del granero.
Tenía la esperanza de que las aves volaran allí y por
lo tanto estarían a salvo de la tormenta y el frío.
Pero ni un sólo pájaro voló allí adentro. Corrió
impaciente tras ellos tratando de ahuyentarlos en
dirección al granero. Pero pronto tuvo que
abandonar ese intento, no tuvo éxito. Allí estaba
exhausto en la fría noche, y murmuró para sí
mismo: “Si yo fuera un ave, volaría ante ellos y le
mostraría el camino a la salvación…” De repente le
sobrevino un calor, ¿Qué fue lo que dijo? ¿No era el
mismo pensamiento que su mujer trataba de expli-
carle, cuando habló de Jesús el Salvador? Eso era .
Nosotros las personas buscamos y perseguimos toda
nuestra vida la felicidad, pero volamos de largo
como aquellos pájaros en el patio. Entonces vino
Jesús, se convirtió en hombre y fue por delante para
mostrarnos el camino que hace feliz nuestra vida.
El hombre corrió a la casa, tomó el abrigo y en
un momento estaba trotando camino a la iglesia.
Las campanas sonaban todavía, cuando entró y se
sentó junto a su familia, quienes lo miraron con
asombro. “Llegó la navidad”, le susurró a su esposa,
“ahora también para mí”.
Relato de K. Dojahn
Trompeta Evangelizadora 12/2014
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Porque un niño nos es nacido
“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará
su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su
imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y
confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los
ejércitos hará esto.”
(Isaías 9,6-7)
En nuestra palabra bíblica el profeta habla de un
acontecimiento, el cual los creyentes desde la
antigüedad esperaban. Anunciaba el nacimiento del
Rey de reyes diciendo: “¡un niño nos es nacido, hijo
nos es dado!” La primera promesa con respecto a esto
fue dada por Dios a Adán y Eva. Después que
pecaron, no pudiendo arreglar sus acciones, les habló
el Señor de la simiente de la mujer, que se levantará y
pisoteará la cabeza de la serpiente. Y así observaban
Adán y Eva y muchos otros, cuando nacería este
victorioso héroe. El profeta Isaías vio ese
acontecimiento como un hecho firme, y habló del
nacimiento de ese poderoso Salvador: “Un niño nos es
nacido, hijo nos es dado.”
Que este niño, entre todos los niños sería una
excepción, es mencionado en su nacimiento como
algo especial. Si después de una larga espera, nace un
sucesor al trono de un país, esto es anunciado por
heraldos. Aquí vino un ángel del cielo anunciando el
nacimiento de ese niño. Para confirmar este mensaje
apareció una multitud de las huestes celestiales,
alabando a Dios decían: “¡Gloria a Dios en las
alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los
hombres!” Ni antes ni después tuvo el nacimiento de
un niño tal concomitantes. Y esto no fue sin
motivo, porque está escrito en 1. Timoteo 3,16: “E
indiscutiblemente grande es el misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne.” El evangelista Juan
dice: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre
nosotros y vimos su gloria, gloria como del unigénito
del Padre, lleno de gracia y de verdad.” Isaías
continúa diciendo: “Se menciona sus nombres:
Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre de la
Eternidad, Príncipe de paz.” Toda la descripción nos
muestra la majestad de la persona que ha tomado el
gobierno sobre si. El es un Rey y todos los hijos de
Dios de todos los tiempos le adoran, trayéndole toda
honra. Él es mencionado “Admirable”, porque él es
maravilloso en todo su ser y es autor de maravillas. A
su debido tiempo, él sabe qué hacer y por lo tanto, la
gente puede decir: “Me has guiado según tu consejo.”
Se levanta como Dios fuerte y dirige su obra
victoriosamente hasta el fin. También es mencionado
Padre Eterno y Príncipe de paz. Modesto fue su
nacimiento en Belén, pero grande y poderoso en su
llegada a este mundo. No existe alguien como Él;
porque Él es Dios y el único Salvador de la
humanidad de la perdición eterna.
En una silenciosa noche nació nuestro Redentor en
Belén. Acércate en espíritu al pesebre y observa en Él
la luz del mundo. Toma confianza en Él y te traerá
ayuda, como la necesitas. ¿Cómo estás ante Él?
Gustav Sonnenberg (1898-1980)
Trompeta Evangelizadora 12/2014 16
PÁGINA JUVENIL
DESCRIPCIÓN RETROSPECTIVA SOBRE LOS ATRIBUTOS DE DIOS
Muchas veces aprovechamos el final del año para
hacer una pausa y rememorar una vez más lo vivido
en los últimos meses. En el tiempo en el que estamos,
aparentemente inundados con más y más
“información por hora”, este tipo de pausa es muy
recomendable.
Queremos en este lugar también hacer una pequeña
vista retrospectiva. Tal vez te ha llamado la atención
que en los últimos meses en la página juvenil de la TE
siempre habían artículos sobre los diferentes atributos
de Dios. Debido a que estas son muy importantes para
nosotros y podemos sacar de ella una gran bendición,
queremos resumirlos aquí brevemente una vez más.
En febrero, nos enteramos que cerca de 40.000 –
100.000 personas en los EE.UU. (aprox. el 2-5% de
los presos) son condenados injustamente. En una
consideración más detallada esta cifra parece ser
inconcebible, ¿no es así? ¿Qué pasa con un hombre
que fue condenado injustamente? Qué tranquilidad
saber que Dios es un Dios justo. Jesús es un juez
justo. Ante Él, nada hay oculto. Podemos estar
seguros, que cuando lleguemos una vez a estar en
la presencia de Jesús, él hablará un justo juicio sobre
nosotros, y recibiremos la merecida recompensa.
En abril, recordamos la búsqueda de las personas
sobre la verdad. La pregunta sobre ésta no e s nueva,
porque ya Pilato le realizó a Jesús hace
aproximadamente 2000 años - sin esperar la respuesta.
Hoy en día le va muy similar a muchas personas. Se
dan por satisfechas con la respuesta de los filósofos,
de que no hay verdad absoluta. Ellos no la conocen y
dicen que tampoco puede existir. Y todo, porque no
conocen al Dios de la verdad.
En mayo dirigimos nuestra mirada en la omnisciencia
de Dios. ¿Nos da tranquilidad este pensamiento o nos
agobia? Finalmente, nuestra respuesta dependerá de
nuestra actitud hacia Dios. Pero dejemos claro
nuevamente delante de nuestros ojos: No hay nada
oculto ante Él, que no será revelado (Lucas 12,2). Esta
palabra puede ser a la vez una bendición y una
advertencia para nosotros.
En junio nos ocupamos de la santidad de Dios. Una
pregunta era la siguiente: ¿Qué influencia tiene la
santidad de Dios en mi vida? ¿Recordamos todavía la
respuesta? Si nos ocupamos de la santidad de Dios,
ella obra temor de Dios en nosotros. ¡Cuánto la
necesitamos en nuestro tiempo! Porque Dios es santo,
Él también espera de sus hijos, que ellos sean santos:
en su proceder, en sus pensamientos, en sus acciones
– simplemente en todo lo que son. Por lo tanto, es
muy aconsejable para nosotros examinar las cosas de
nuestra vida diaria, para ver si son agradables y
santificadas ante Dios.
En el atributo más conocido de Dios se nos ha aludido
en julio: Dios es amor. Decía en el artículo:
“Entendemos que Dios es amor y que todo lo que
hace, acontece en y por amor, entonces nuestra
respuesta será al respecto amor recíproco.” ¿Es
nuestro anhelo comprender perfectamente el amor de
Dios? Mucha gente cree, por ejemplo, que un Dios de
amor nunca castigaría a las personas eternamente.
Finalmente, ignoran el hecho de que el amor de Dios
también obra de una manera maravillosa en la justicia
de Dios. Recordemos una vez más Efesios 3,17-19 y
oremos por ello, para que Dios pueda obrar en
nosotros este conocimiento.
En septiembre, se nos mostró la inherencia a la
bendición de la omnipresencia de Dios. Dios, en su
ilimitada condición puede conceder en todo momento
su poder y gracia a cualquier persona y en todo lugar.
Si entendemos la naturaleza de Dios correctamente, su
omnipresencia es un gran consuelo para nosotros. Al
mismo tiempo, debemos ser consientes siempre de
que no podemos escondernos de un Dios
omnipresente. Él es sobrenatural e inherente. El llena
cielo y tierra. Nada ni nadie está oculto ante Él. El
profeta Jonás, al parecer, no estaba consciente en su
tiempo de ello. ¡Dios nos quiere decir algo por medio
de esto!
En la edición de noviembre de la TE se nos aclaró lo
importante y beneficioso que es para nosotros, que
Dios es realmente un Dios que no cambia. Él mismo
Trompeta Evangelizadora 12/2014
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dice en Malaquías 3,6 “Porque yo Jehová no cambio”.
En un mundo que está sujeto a constantes cambios,
este hecho nos da consuelo y seguridad. Debemos
saber que Dios mantiene sus promesas en todos los
tiempos. También cada una de sus propiedades
presentadas hasta aquí permanecerá sin cambios hasta
la eternidad. En Él, el ancla de nuestra alma tiene una
sujeción segura.
El último artículo de la página juvenil de este año trata
acerca de la gracia de Dios. Ella es también la que nos
ha hecho posible vivir el día de hoy. Toma esta gracia
para ti personalmente en reivindicación y agradece a
Dios por ello, que es de la forma que es. Considera
todos los pensamientos como una sugerencia y
continúa meditando en ello. Dios tiene aquí muchas
bendiciones preparadas para ti.
Tal vez te anima este artículo para tomarte algo de
tiempo en esta noche y pensar en los últimos 12 meses
de tu vida. ¿Cuáles fueron tus acontecimientos más
alegres, cuales los más deprimentes? ¿Dónde te ha
dado Dios la victoria en tu vida? ¿Dónde has sufrido
derrotas? ¿En qué situaciones has experimentado
respuestas a las oraciones? ¿En qué te ha bendecido
especialmente Dios? ¿Cuándo pudiste ser una
bendición para los demás? Te puedes hacer muchas
más preguntas y responderte. Al final, probablemente
tengas la gran necesidad de hablar con Dios al respecto.
Y reconocerás, que vale la pena hacer una pausa.
Niko Ernst, Herford (DE)
LA GRACIA DE DIOS
Inmerecida gracia Moisés pidió ver a Dios y su gloria en un tiempo de
severa crisis. Y Dios se manifestó. En esta aparición, se
presentó con las siguientes palabras: “¡Jehová!
¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la
ira, y grande en misericordia y verdad” (Éxodo 34,6).
Aquí encontramos dos veces la palabra misericordia.
¿Qué significa esto?
La explicación encontramos en el siguiente versículo,
Éxodo 34,7; “Que guarda misericordia a millares, que
perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de
ningún modo tendrá por inocente al malvado”. Esto nos
abre un panorama de la inmensurable gracia de Dios.
Ninguna persona es inocente ante Dios. Todos hemos
pecado, hemos pensado cosas malvadas, dicho y hecho
cosas malas. Cosas malas, que Dios aborrece, que
provocan su ira, y por su justicia, no puede dejar sin
castigar. Con nuestro comportamiento no nos hemos
ganado la gracia. Y nosotros como personas, no
podemos hacer nada para ganarnos la misericordia. La
gracia proviene de Dios. Él es el que da la misericordia
a las persona y perdona cada pecado, por medio de la
sangre de su unigénito Hijo.
Es el amor de Dios y su compasión por mí y por ti,
que le mueve a demostrarnos su misericordia. Él nos
ofrece librarnos de la prisión de Satanás y perdonarnos
toda culpa que hemos hecho contra Él. Si le aceptamos,
entonces nuevamente es su amor y compasión la que le
conmueve darnos diariamente de su gracia. Gracia para
resistir los ataques del enemigo.
Gracia, para tener una vida victoriosa. Gracia, para ser
eficiente en su reino. Robert Witt
…El que te corona de gracia…
Sobre la infancia y la juventud de Jesús aquí en la
tierra, lamentablemente no tenemos mucho escrito en la
Biblia. Sin embargo, lo que en ella dice es
verdaderamente notable. Lucas que en su evangelio nos
informa, (Lucas 2,40): “Y el niño crecía y se fortalecía,
y era confortado del Espíritu […] y la gracia de Dios
era sobre Él.”
La gracia de Dios no es un objeto físico, que uno
lleva colgado y es visible a los demás. Por lo tanto, de
alguna manera se había introducido en la vida y en las
acciones del joven Jesús, que Lucas pudo dar esa
declaración. Pero. ¿Qué era eso?
No era la gracia de Jesús. No, era la gracia de su
Padre que se manifestó en su vida. David, en uno de
sus Salmos nos indica cómo le fue dada esa gracia
a él. Dice en el Salmo 103 al respecto, que Dios es
misericordioso. En otra parte dice (según la
traducción), que Dios es rico en misericordia (Salmo
86,5). Sin embargo, esto no es todo. En los versículos 4
del Salmo 103 nos dicen estas maravillosas palabras:
“…El que te corona de favores y misericordias…”
Hagamos una pequeña pausa para poder entender que
significa esto para nosotros.
Coronado con favores. Esta es la gracia de Dios que
nos rodea como un escudo (Salmo 5,12) La intervenció
de Dios, su trato y obrar en nuestra vida, es debido a su
Trompeta Evangelizadora 12/2014 18
gracia. Nosotros no la hemos ganado, ni tampoco
tenemos derecho de su ayuda. Y precisamente ahí está
la gracia. Sí, que de la inmerecida misericordia de
Dios, se nos demuestra el amor de Dios.
La gracia de Dios fue visible en el joven Jesús. ¿Se
puede decir esto de nosotros? ¿Pertenecemos a las
personas que se sienten satisfechas con la gracia de
Dios? Lee el contexto de 2. Corintios 12, 7 -10. Aquí se
trata de tentaciones, de pruebas y posiblemente también
de enfermedades. Pero, aquí reconocemos también que
la gracia de Dios nos hace fuertes y capaces, a pesar
de todo llevar una vida para honra suya. Niko Ernst
Los perdonados deben ser misericordiosos Todo lo que tenemos en la vida o somos es gracia de
Dios, no lo merecemos. El apóstol Pablo lo expresó
acertadamente cuando escribió: “Pero por la gracia de
Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano
para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos;
pero no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo”
(1. Cor. 15,10). El punto más alto de las bendiciones de
gracia de nuestro Dios hacia nosotros es el perdón de
nuestros pecados.
Debido a que hemos experimentado esta gracia en
Cristo, Dios espera con derecho que demostremos a
nuestro prójimo misericordia. En Mateo 18,21-35 Jesús
cuenta la parábola de los siervos, que tenían una deuda.
El primero, debía a su amo una suma impagable. Y
porque no podía pagar, el rey perdonó al siervo su
deuda completa. ¡No necesitó pagar nada más! Pero
cuando este siervo vio a su consiervo, que le debía una
suma pequeña, una suma pagable, le obliga a pagar la
deuda. Cuando el rey se enteró “le llamó su amo
delante y le dijo: ‘¡Siervo malvado! Toda aquella deuda
te perdoné, porque me rogaste; ¿No debías tu también
tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve
misericordia de ti?’ Y su señor, enojado, lo entregó a
los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Así
también mi Padre celestial hará con vosotros, si no
perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus
ofensas” (Mateo 18,32-35). Si Dios en su misericordia
nos ha perdonado una deuda tan grande, ¿cómo no
deberíamos entonces también ser nosotros compasivos
con nuestros semejantes? Dios es misericordioso, pero
la gracia puede ser en vano si no la aplicamos y la
vivimos en nosotros. Y esto también implica, en que
nosotros perdonemos a los demás en misericordia.
Todos los que han experimentado la gracia de Dios,
tienen motivo y causa suficiente, en demostrar también
la gracia a los semejantes, aunque ellos “no lo
merezcan”. John Reimer
La Escuela de Gracia “Porque la gracia salvadora de Dios se ha
manifestado a todos los hombres y nos lleva a la
disciplina [...]” (Tito 2, 11 Trad. Schlachter).
La gracia de Dios no es sólo el inmerecido bien, que
nos trae la salvación, sino que también nos educa. Si
aceptamos el regalo de la salvación de Dios, nos
convertimos inmediatamente en sus hijos. Estos hijos
necesitan educación, “Porque a los que antes conoció,
también les señaló desde antes el camino para que
fueran hechos conformes a la imagen de su hijo”
(Rom. 8, 29). ¿Quién nos educa? ¡La gracia de Dios!
Educados para renunciar Nos encontramos con oportunidades diarias que
podemos aceptar o rechazar. Como los que están en el
mundo pero no son del mundo, necesitamos la gracia
de Dios para: “renunciando a la impiedad y a los
deseos mundanos” (Tito 2, 12). La gracia de Dios nos
educa para que podamos decir un rotundo no.
Educados para una justa peregrinación La gracia de Dios también nos muestra cuando
debemos decir sí. Debemos “vivir sobria, justa y
piadosamente en este mundo” (Tito 2,12). Como
aquellos, que han nacido de nuevo en Cristo, ahora
pertenecen a Dios, y la pertenencia a Dios tiene un
estilo de vida muy diferente y otro valor que la
humanidad no redimida. La gracia de Dios nos educa
en esta justa, y santa peregrinación.
Educados para priorizar con justicia La vida joven está llena de entusiasmo y es fácilmente
posible que nuestro visible y tangible mundo material
capte nuestra atención. La gracia de Dios libera
nuestros ojos y nos muestra donde reside el valor
eterno: “Aguardando la esperanza bienaventurada y la
manifestación gloriosa y de nuestro gran Dios y
Salvador Jesucristo” (Tito 2,13). Somos educados a
tomar nuestro mundo transitorio siempre desde una
perspectiva eterna en el conocimiento. Aprendemos a
priorizar como lo hizo Jesús (Mateo 6, 33). Como
cristianos, somos estudiantes de Dios, y su gracia es la
que nos enseña. Al igual que no podemos salvarnos a
nosotros mismos, tampoco podemos instruirnos a
nosotros mismos. Estamos en la escuela de la
maravillosa gracia de Dios. Allí solamente tenemos que
escuchar y obedecer. Franz Friesen
Trompeta Evangelizadora 12/2014
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PÁGINA INFANTIL
Regalo navideño para Pablo
Esta historia ha sucedido ya hace muchos años. Pablo era
un pequeño niño, era parapléjico y solo podía moverse
con dificultad. Vivía en una gran ciudad con sus padres y
sus dos hermanos. Su padre no podía encontrar trabajo,
por esa razón toda la familia tenía que vivir muy pobre. A
menudo no alcanzaba el dinero para los necesarios
alimentos o vestimentas.
Era antes de navidad. Los niños ya se alegraban por los
regalos. Fue entonces cuando el padre les dijo: “Queridos
hijos, este año tenemos muy poco dinero y no les podré
comprar regalos”. Pablo preguntó enseguida: “papá,
¿puedo pedirle a Dios un regalo? Su padre respondió:
“puedes intentarlo.” El padre era un hombre que temía a
Dios y le había enseñado a sus hijos a orar. La noche
anterior de Navidad, la familia estaba reunida en la cena.
“Papá, si el amado Dios me enviara mi regalo, ¿cómo
llegará a nosotros?” El padre contestó: “seguramente
alguien lo traerá. Pero, no lo esperes de mí.”
Cuando los hermanos se fueron a dormir, dijo Pablo:
“Papá, cuando el Señor envíe mi regalo, ponlo en el
rincón al lado de la silla. Estas otras sillas son para mis
hermanos. El Señor también enviará regalos para ellos.”
Entonces Pablo se acostó y se durmió profundamente. Su
padre se sentó en la sala y pensó: ¿No escucharía Dios así
una simple fe?
Al rato alguien llama a la puerta. Afuera había un
hombre que no conocía el deseo y la oración de Pablo. El
dijo: “aquí tengo algunos juguetes para sus hijos y aquí
un regalo para su hijo menor.” Y justamente empujó el
regalo a la sala; una silla de ruedas. Así como Pablo
deseaba. Cuando el amable hombre se había retirado,
entonces el padre de Pablo se arrodilló y agradeció a Dios
por haber escuchado la oración de su hijo.
¿Ustedes pueden imaginarse la alegría del pequeño
Pablo, cuando se levantó la siguiente mañana y pudo ver
que Dios había contestado su oración?
Trompeta Evangelizadora 12/2014 20
Hudson TaylorParte 20
EL M ISIONERO EN CHINA
A principios de 1866, los misioneros preparaban su partida a China.
El tiempo en Londres estaba lleno de alentadoras experiencias de fe.
Cuando se le preguntó a Hudson Taylor cuantas
personas deberían partir, dio como respuesta: “Si el
Señor proporciona los medios para tres o cuatro, serán
tres o cuatro los que viajen. Pero si el dinero alcanza
para dieciséis, entonces serán dieciséis los que se irán
y tomando esto como su mandato.” Ellos calculaban
que para el viaje de todas las personas, eran necesarias
más o menos 2000 libras. Así que lo mencionaron en
la primera edición de la misión “Noticias ocasionales”
También comenzaron con reuniones de oración
regulares para dicha necesidad.
Les fueron abiertas por muchos lados puertas y
corazones. En Liverpool, le pidió un joven evangelista
H. Grattan Guiness que diera un discurso en un curso
teológico, que éste organizaba en su casa en Dublin.
Hudson Taylor estuvo de acuerdo y Guiness organizó
la reunión, mientras contaba sobre la misión y en
especial sobre su líder, que por fe quería difundir el
evangelio al interior de China. Al comienzo de la
reunión los jóvenes estaban muy tensos. John
McCarthy, Charles Fische y su hermano estaban entre
los presentes. Esa noche deberían escuchar el llamado
de Dios para la tarea de sus vidas. Allí también estaba
Tom Barnardo, un muchacho vivaz de veinte años.
Sobre el interés por China, fue guiado a su propio
trabajo con “Los niños de nadie” al este de Londres.
También el sr. y la Sra. Guiness recibieron el impulso
que los condujo primero a ellos y luego a todos sus
hijos a la misión externa.
¡Pero que sorpresa, por no decir decepción
recibieron los presentes cuando se abrió la puerta y
entró Hudson Taylor! ¿O no era él? ¿Cómo? ¿Ese
hombre joven, delgado y de pelo rubio que parecía
aún más pequeño al lado de su maestro instructor, ese
debía ser Hudson Taylor? Debía ser un error. Pero el
sr. Guiness lo presentó claramente: “Hudson Taylor”
Perspicaz susurró Barnardo, que era aún más pequeño
que el desconocido a McCarthy: “Lo ves, yo también
tengo esperanzas.” Entonces se dispuso a escuchar.
¿Qué sucedería con la cifra de “Noticias ocasionales”
que por un incendio en la imprenta salió más tarde,
mientras que si ahora la suma mencionada allí como
necesaria de 1.500 a 2.000 libras estaría a disposición?
Deberían sacar un suplemento. Así fue como el primer
número de la revista salió con un suplemento que
reportaba sobre las respuestas a las oraciones.
Extrañamente no tenían ningún barco en vista que
los pudiera llevar a China. Hudson Taylor buscaba un
barco a vela, cuyo habitáculo de pasajeros pudieran
utilizar solamente ellos. Para los dieciocho adultos y
cuatro niños el espacio de una embarcación regular de
tres mástiles no era demasiado grande, y para un viaje
tan largo era una ventaja si fueran los únicos
pasajeros. Hasta principios de mayo no habían
encontrado nada adecuado. Cotidianamente se oraba
por ello en las reuniones del mediodía, también por un
capitán cristiano y por cada miembro de la tripulación.
Hudson no estaba preocupado. Estaba convencido que
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el Señor iba a intervenir a tiempo.
Al mismo tiempo, el 2 de Mayo se le esperaba a
Hudson Taylor en Herfortchire para una importante
reunión, en lo del Mayor Puget, hermano de la
viuda Lady Radstock, quien sería su anfitrión y
presidente. A este nuevo amigo le parecía extraño, que
en una reunión de la misión no se realizara ninguna
colecta. Hudson Taylor lo deseaba así. Dado que el
orador había hablado de manera muy interesante, el
mayor llegó a la conclusión que las personas donarían
mucho si se les diera la oportunidad. Así que se
levantó al final y dijo que seguramente estarían de
acuerdo con él, si cambiaba la decisión sobre la
colecta. Muchos de los presentes estaban conmovidos
con el discurso y se irían con pesar si no podrían
poner en práctica su participación. Por eso se les daría
en ese momento la oportunidad. Aquí fue interrumpi-
do por Hudson Taylor: el deseaba fervientemente que
los oyentes se fueran apesadumbrados. El dinero no es
lo más importante en la obra de Dios. Hudson
valoraba sus buenas intenciones, pero le parecía mejor
que cada uno fuera a su casa y le preguntara al Señor:
si le pidiera algo de sus bienes, entonces podrían
llevar sus donaciones a la misión local o en alguna
otra. Pero tal vez y en vista de la terrible necesidad de
los gentiles, Dios busca una donación mucho más
valiosa: un hijo o una hija, o el servicio de su propia
vida. Ninguna cantidad de dinero por más alta que sea
podrá salvar un alma. Necesarios son hombres y
mujeres llenos del Espíritu Santo que se entreguen a sí
mismos al trabajo en China, o al servicio de la oración
en el hogar. Medios para el sustento de los misioneros
que Dios habrá enviado no faltarán nunca.
“Usted ha cometido un gran error, si me permite
decirlo así”, le dijo su anfitrión durante la cena. “Las
personas estaban realmente conmovidas. Habría sido
una muy buena colecta.” En vano explicó Hudson
Taylor los principios financieros de la misión y su
punto de vista, y también su intención de evitar la
competencia con otras organizaciones. El Mayor
Puget escuchó atentamente, pero mantuvo sus dudas.
A la mañana siguiente llegó un poco más tarde para
desayunar, y dijo que no había tenido una buena
noche. Le entregó a Hudson Taylor varias
contribuciones que se recibieron para la misión y
agregó: “ayer a la noche creí que se había equivocado
con respecto a la colecta, pero ahora veo las cosas
diferentes. Mientras estaba despierto esta noche, pensé
en la gran cantidad de almas en China que van a la
oscuridad cada hora y tuve que gritar: ¿Señor que
quieres que haga? Encontré su respuesta.”
Y le entregó a Hudson Taylor un cheque de
quinientas libras. “En la colecta hubiera puesto un
billete de cinco libras”, dijo y agregó, “Este cheque es
el resultado de una larga noche de oración.”
Esa misma mañana recibió Hudson Taylor una carta
de un agente naviero, que le ofrecía todo el habitáculo
de pasajeros del Lammermuir, que zarparía pronto
hacia China. Se despidió de su anfitrión, volvió a
Londres y buscó el muelle. Después de ver que el
barco era adecuado en todos los aspectos, lo pagó con
el cheque que había recibido. Había llegado el tiempo
para la silenciosa y discreta partida. “Débiles en
nosotros”, escribió Hudson Taylor antes de viajar,
“debería abrumarnos la grandeza de nuestra tarea, si
nuestra incapacidad no nos diera especial derecho
sobre el cumplimiento de su promesa: “¡Bástate mi
gracia!”
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PARA FINAL DE AÑO
Una antigua deuda
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“Bellevue” se llamaba la pequeña granja, que estaba
situada bien a la vera del pueblo. A la casa se podía
llegar solamente por el camino vecinal, que
serpenteaba a través del brezal. Juan Bos recordaba
aun bien aquella zona. De pequeño la recorrió con
frecuencia, y jugaba con su amigo, quien vivió allí
hace 45 años.
Hoy es víspera de año nuevo. Su esposa se asombra
de que él se pone su buen traje. “¡Pero Juan!”
pregunta sorprendida, “¿no tienes que trabajar en el
negocio?” Él ríe. “No. Me tomo el día. No te enojes
conmigo si te dejo sola. Hoy tengo que hacer algo
importante.” – “¿Precisamente hoy?” – “Sí, tengo
que saldar una vieja deuda. Y eso no puedo posponer
por más tiempo.”
Su esposa no siguió preguntando. Ella notó, que
él se ocupó mucho en estos días con antiguas fotos de
la infancia. Pero ella calló. “No te preocupes, Trudy,
sobre eso que quiero hacer, no necesito
avergonzarme. Quiero visitar mi lugar de nacimiento.
Allí quiero hablar con un antiguo compañero de
escuela. Tengo que confesarle algo que no me deja
tranquilo. No puedo concluir el año antes de que haya
hecho eso. Ante Dios y los hombres quiero estar
puro, antes que comience el nuevo año. He esperado
demasiado con esto.”
Juan Bos está sentado en el tren. Allí hay pocos
pasajeros. Él tiene todo un compartimiento para él
solo y puede así dar rienda suelta a sus pensamientos,
sin ser interrumpido. De camino hacia el lugar de
nacimiento, donde hace 45 años no estuvo más,
le sobrevienen muchos recuerdos.
Tenía apenas 15 años cuando su padre
falleció repentinamente. Su madre quedó con seis
hijos adolescentes, de los cuales él era el mayor.
Ellos se establecieron en la ciudad. Allí también él
tenía que ganar un sueldo. Eso iba bien. Diez años
después, se casó y abrió un negocio propio. Con mucho
esmero logró construir una industria que funcionaba
bien. No le quedaba nada de tiempo libre. Su trabajo
lo acaparaba completamente. Por las cosas de Dios
no se preocupaba. ¿Para qué? ¡Todo iba tan bien!
Luego, en el año transcurrido, cambiaron las
cosas. De repente, su único hijo, quién debería
haberse hecho cargo del negocio y quien era un gran
apoyo, enfermó gravemente y falleció luego de
unos pocos días. Eso fue un duro golpe para él y le
hizo reflexionar sobre el sentido de su vida. Estaba
orgulloso de haber fundado con tan pocos medios una
industria tan linda. En unos años se la habría pasado
a su hijo, para entonces disfrutar con su esposa una
tranquila vejez.
Pero todos sus planes fueron destruidos en pocos
días. ¿Para qué se había afanado toda su vida? Dentro
de poco, un extraño se hará cargo de la obra de su
vida. ¿Y entonces? Vivir aún unos años
tranquilamente, si es que se le concede eso. ¿Y
entonces? ¡El fin! ¿Pero después? – Con estas
preguntas luchaba. De niño y adolescente sabía la
respuesta a ello: Entonces hay que tratar con Dios y
hay tiene que rendir cuentas sobre su vida. Más tarde
se olvidó de todo eso.
Él era un hombre de negocios honrado, quien no
mantuvo en marcha su industria mediante métodos
desleales. Aun así había vivido sin Dios. El opinaba,
que así funcionaba muy bien. Pero en las semanas y
los meses después de la muerte de su hijo se
convenció interiormente, de que se había engañado.
Su vida no le gustaría a Dios. No había sido peor que
otras personas. Tampoco mejor. Había hecho tan
pocas cosas buenas como cualquier otro. Pero ante
Dios era un deudor, un hombre pecador.
¿Cómo podía cambiar eso? La culpa sólo puede ser
cancelada mediante el pago, o a través de que el que
cree la declare saldada. Sabía, que lo primero era
imposible para él, pues nadie puede pagar a Dios por
su rescate. Por tanto, si quería librarse de la deuda
hacia él, esto solamente podía suceder si Dios le
otorgaba gracia. Esto le había costado una lucha,
haber llegado hasta ahí. Pero cuando no vio otra
salida, dobló sus rodillas y pidió a Dios por gracia,
por perdón de sus pecados. Y la paz llenó su corazón.
Él aceptó con fe, que alguien otro había expiado por
su deuda ante Dios: Jesucristo, quien murió por
personas culpables, para expiar sus pecados. – Unas
semanas después se acordó de la historia, por la cual
estaba ahora de viaje.
¡Qué se había propuesto! ¿Cómo puede alcanzar la
granja apartada con un clima así, sobre el camino casi
intransitable? ¿No es exagerado, de que haya
utilizado el último día del año para así un viaje
agotador y que haya dejado sola a su esposa? Si todo
va bien, puede al menos estar en casa nuevamente a
las diez de la noche. ¿No sería mejor regresar
nuevamente con el primer tren? Siendo así, se podría
ahorrar mucho esfuerzo. – Pensamientos como esos
atraviesan su mente. Pero él los descarta
inmediatamente. Quien confesó su culpabilidad ante
Dios, tiene que saldar también la injusticia que
cometió contra personas. Aún cuando el otro no sabe
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nada de ello y haya sucedido hace muchos años.
El viaje le parece largo, pero al fin alcanza la
pequeña estación de su pueblo. Perdido en sus
pensamientos, Juan Bos emprende su camino. La
nieve es bastante alta sobre la calle del pueblo. Al fin
llegó al camino vecinal, que conduce a la “Bellevue.”
Allí avanza con más dificultad, porque hay nieve
amontonada. A lo lejos ve en el ocaso que cae
rápidamente, una débil luz que brilla a través de las
ventanas de la granja. Esa es su meta.
Afortunadamente dejó de nevar. Cuánto más se
aproxima a la casa, más lentos se vuelven sus pasos.
¿Qué debe decir ahora? ¿Le reconocerá todavía Jan
Harmsen? ¿Le dejará entrar a él, un extraño en
víspera del año nuevo? Y si le reconoce y se acuerda
de la vieja historia, ¿no le cerrará la puerta?
Cuando se acerca a la casa, el perro guardián
comienza a ladrar. Por este tumulto, el campesino
sale por la puerta. Él se acerca al granjero y se pre-
senta. Jan Harmsen hace como si estuviera contento
de ver nuevamente a su antiguo amigo. Pero Juan
cree ver en sus ojos, que está más sorprendido que
contento. Ellos se sientan a la mesa en el comedor.
La conversación no quiere tomar bien su curso.
Finalmente Juan junta todo su coraje y dice: “Jan,
tengo que poner aun en orden una vieja historia.
Tengo que confesarte algo. Por años no me acordé
más de ello. Pero hace un par de meses murió mi
único hijo. Dios me habló a través de esta muerte. No
te puedo contar en detalle por todo lo que pasé.
Luego de mucha resistencia, porque no quería reco-
nocer el ser una persona pecadora, confesé a Dios
mis pecados. Y él me los perdonó todos. Ahora sé
que todo está bien, al menos entre Dios y yo, a través
de lo que su Hijo Jesucristo hizo por mí cuando murió
en la cruz, también por mis pecados. Le agradecí por
eso, porque a través de ello todo cambió en mi vida.
Nunca me había preocupado por Dios. Todo iba
siempre bien en mi negocio y en mi familia.”
Juan calla por un momento. Su antiguo amigo de
escuela escuchaba en silencio. Ningún movimiento
en su rostro delata lo que ocurre dentro de sí. Quizá
se pregunta, qué lo que tiene que ver esta larga
introducción con la vieja historia de hace 45 años.
Entonces Juan continúa: “Sí, ¿quizá tú lo olvidaste o
te acuerdas todavía? Cuando cumplías 15 años,
estuvimos aquí con varios amigos: Karl, Bert y yo.
Jugamos a diversos juegos, adentro y afuera. Nos
dejaste ver lo que habías recibido de tus padres para
el cumpleaños: un pieza de oro. Por yo te envidiaba
eso. Seguramente sabes todavía, que mi padre
había fallecido unas semanas antes. Éramos pobres, y
yo realmente quería tener esta pieza de oro. Tú la
habías puesto en alguna parte cuando jugamos a las
escondidas. Era mi turno de buscarlos. Allí tomé la
pieza de oro. Más tarde comenzamos a buscarla, y yo
participé activamente. Naturalmente, tú no la
encontraste.” – Nuevamente hubo silencio por un
rato. Juan continúa: “Yo reconocí mi culpabilidad
ante Dios, como ya dije. Pero sé que esto no es
suficiente. También tengo que confesarte a ti esta
vieja historia. ¿Quieres perdonarme tú también?”
Entonces Juan saca su cartera y pone ante los
sorprendidos ojos de Jan Harmsen dos fajos de cien
billetes sobre la mesa. “Con ello quiero compensarte
por lo que una vez te quité. ¿Quieres aceptarlo?”
Jan Harmsen aún calla. Pero cuando Juan le mira,
ve que sus ojos se humedecieron. Finalmente el
granjero habla y dice: “Yo me acuerdo de aquel
cumpleaños como si fuera ayer. Comprenderás que
en aquel entonces era muy difícil para mí, no tener
más la pieza de oro. Karl y Bert desconfiaron de ti.
Yo no me podía imaginar, que tú, mi mejor amigo,
podrías hacer algo así.” Jan Harmsen se levanta,
extiende su mano y dice: “Me pediste perdón por
todo lo que hiciste. De corazón lo hago. Yo sé que
Dios también me perdonó todo lo que pequé contra
Él. Y la Biblia dice que debemos perdonarnos los
unos a los otros.”
Juan Bos toma la mano extendida. Entonces el
campesino dice: “El dinero no puedo aceptar. Es
demasiado.” Pero Juan no quiere de otro modo. “Te
pertenece. Yo no lo llevo de vuelta.” Harmsen,
después de mucha insistencia lo acepta.
Pero entonces se sueltan las lenguas. ¡Ellos tienen
tanto para contarse! Viejos recuerdos son relatados, y
después de horas, Juan regresa a la pequeña estación,
para tomar el último tren hacia su lugar de residencia.
Esa fue la mejor víspera de año nuevo de su vida.
Su esposa está contenta, cuando él le cuenta todo al
volver a la casa. Juntos pueden agradecer a Dios,
cuando las doce campanadas anuncian que el año
viejo pasó y que uno nuevo comenzó.
Para ellos es realidad lo que la Biblia dice: “Las
cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas
nuevas”; no lo que concierne al mundo, sino su
comportamiento hacia Dios y las personas. Ellos
poseen una tranquilidad interior y una paz, que
solamente la persona que confesó sus pecados y que
está reconciliada con Dios mediante Jesucristo puede
recibir – y tanto como sea posible, también estar en
paz con las personas.
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C. W. NA YL OR - LO QUE MUEVE AL CORA ZÓN
Dos caminos de ascenso
Los sentimientos de las personas son como agua – se
entregan a sí mismo, se inclinan siempre hacia bajo.
El agua solo puede ser traída hacia arriba en un tubo
o recipiente o ser bombeada. En el momento, cuando
se rompe su frontera y alcanza la libertad, fluye hacia
abajo. Del mismo modo, por voluntad, deben ser
limitadas las pasiones e inclinaciones de las
personas. De no ser así, arrastra a toda la persona
hacia abajo.
A través de nuestra fuerza de voluntad, tal vez
podamos ascender alturas lejanas y lograr un mejor
nivel moral, pero en el momento, en que nuestra
voluntad se debilita y nuestras pasiones se rompen,
va hacia abajo. El agua se transporta con gran
esfuerzo hacia arriba, del mismo modo, con un
esfuerzo extremo, cuidadosa vigilancia y resolución
firme podemos también mantener nuestra moralidad.
El sol cae sonriente con sus cálidos rayos de luz
sobre el agua y este se eleva en la atmosfera en
forma de vapor invisible. Sin esfuerzo, sin presión u
obligación, sino en silencio, tranquilidad y paz.
Desde el fangoso estanque o de la alcantarilla sucia
se eleva, claro y puro. Barro, suciedad, mal olor,
gérmenes y bacterias venenosas deja atrás. Cuando
los rayos del sol del amor de Dios brillan sobre
nosotros y calientan nuestros corazones, somos
elevados del barro y la suciedad de los hábitos
pecaminosos, - limpios y puros, en Jesucristo a las
alturas celestiales.
Mientras se calienta el agua, se eleva. Pero cuando se
enfría, se condensa y cae de nuevo, probablemente
en el mismo estanque sucio. Del mismo modo
acontece con nosotros. Mientras nuestros corazones
se calientan por los rayos del amor de Dios, nuestros
sentimientos morales se mantienen limpios.
Pero si perdemos el calor de este amor, nos atraerán
nuevamente las cosas inferiores, y caemos pronto de
nuevo en nuestra antigua ubicación. Deja que tu
corazón sea siempre alineado con el Sol de Justicia.
Mantén en honor a los confortables rayos de su amor
y obtendrás los terrenos celestiales, los cuales están muy
por encima de las cosas pecaminosas.
Deja que tu corazón sea
siempre alineado con el
Sol de Justicia.
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Experiencias con Dios
Testimonio de mi conversión para la gloria de Dios
Me llamo Eugen Schneider, tengo 26 años y vivo en el
sur de Alemania. Crecí en una familia cristiana
medianamente normal. Mis abuelos y mi mamá me
contaban historias de la Biblia en mi niñez y ya en
aquel entonces han intentado explicarme que grande y
maravilloso es nuestro Padre celestial. La semilla
esparcida no quedó sin frutos. Cuando tenía 12 años,
tuve el deseo de convertirme. Hoy creo que lo hice
solo por miedo al infierno. El tiempo después de la
conversión fue hermoso, me sentí sinceramente libre y
vivo – pero ese estado no duró mucho tiempo. Mi
padre no era cristiano y tampoco su madre que vivía
con nosotros. Lamentablemente muy pronto volví a
caer en pecado. La televisión tuvo en ello una
significativa participación.
Viví así muchos años, pero mi madre y mis abuelos
oraban sin cesar por mi alma y por mí. Yo creo que
muchas veces les parecí sin esperanzas. Pero
precisamente en esas situaciones, Dios nos prueba si
confiamos y creemos suficientemente en Él. Tardó,
hasta que cumplí los 25 años que la mano de Dios se
conmovió por las oraciones.
Durante ese tiempo, hace ya más de un año, partici-
paba de fiestas, iba de una discoteca a otra y buscaba
mi felicidad en el mundo. Disfrutaba del alcohol y
cigarrillos. En algún momento comencé a trabajar
como fotógrafo en una discoteca. Durante mucho
tiempo trabajé allí, hasta que de repente comenzó a
aparecer una pregunta en mi cabeza: “¿Qué haces
acá?” Primeramente me sorprendía por esos pensa-
mientos. Pero este se reiteraba en mi corazón mientras
trabajaba en la discoteca. Comencé a entender que
Dios me hablaba. Aunque yo trataba de alejar esos
pensamientos y no les prestaba atención, Dios seguía
hablándome. Pero sencillamente yo no lo quería oír.
Me pareció que Dios dijo en algún momento: “Bien,
si no quieres oír, tendrás que aprender de otra forma.”
Pasó un tiempo. En una mañana desperté y medio
dormido murmuré algo. En eso dije una maldición
relacionada con el Espíritu Santo. No le presté más
atención. Poco tiempo después, cuando hablé con mi
mamá respecto a ese tema, lo volví a recordar. Así
como dice en Mateo 12, 31- 12, me sobrevino un
terrible miedo y gran susto, como nunca antes lo había
vivido. Tenía la sensación que todo en mi estaba
ardiendo y que de repente estaba en la antesala del
mismo infierno. Mis palabras estaban claras en mi
mente y yo creía que para mí todo había terminado,
que ya no tendría más gracia ante Dios. Esta situación
duró casi dos semanas – y no me atreví a hablar con
nadie sobre ello. El diablo trataba de convencerme
cada día de que había perdido la gracia y que las
personas se reirían de mí si hablaba del tema. En ese
tiempo tenía que rendir exámenes, lo que hacía todo
aún más difícil. No me animé ni siquiera hablar con
mi madre sobre lo que sentía. Satanás me aprisionaba
diciendo: “Tu ya no tienes más gracia, conduce y
choca contra un árbol, entonces todo habrá terminado
y no tendrás que sufrir más.” Estos pensamientos
realmente me liquidaron. Pero gracias a que Dios me
amaba desde que nací, me ayudó y no permitió que lo
hiciera. De repente me quedó claro que el consejo del
diablo me llevaría al infierno antes de lo que me
gustaría. Entonces se acabaron las tentaciones
repentinamente.
Estaba conduciendo mi auto, cuando me hice por
primera vez en la vida la pregunta: “¿Cuál es
realmente el sentido de mi vida aquí en la tierra?”
Después de las dos peores semanas de mi vida, no
aguante más. Llamé a mi abuela y le conté todo.
Después que terminé de hablar, mi abuela dijo muy
calmada y pensativa: “hijo mío, tú no has cometido
ese pecado.” Me cayó un gran peso del corazón. De
repente comprendí, que la gracia de Dios me sacó del
lodo del pecado y quería llamarme al arrepentimiento.
Comencé a orar, leer la Biblia, asistir a los cultos y a
las reuniones de jóvenes. Dios me preparó para algo.
Cambió mis pensamientos y abrió mis ojos. Día a día
empecé a ver las cosas de otra manera. Después de un
tiempo Dios me libró del cigarrillo y el alcohol, así
como de otras terribles cosas de mi vida, en las cuales
estaba atado.
Después de un tiempo surgió la pregunta si debía
asistir a los días bíblicos juveniles 2013 en Tuningen.
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PIE DE IMPRENTA Año 120
La TROMPETA EVANGELIZADORA es una escritura cristiana que se presenta clara y decididamente para la plena salvación en Cristo, la unidad de los hijos de Dios, y revelar todas las verdades de la Santa Palabra. Publicado en intereses de la Iglesia de Dios. Editor responsable: Hans-Dietrich Nimz (CA) Colaboradores: Sieghard Schulz (CA), Ron Taron (CA), Dieter Jeske (DE), Hermann Vogt (DE) Los editores se reservan el derecho de resumir o no publicar los artículos recibidos. Preguntas o sugerencias pueden ser enviadas a: [email protected]
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Traducido y editado al idioma castellano por miembros de la Misión de la Iglesia de Dios en Argentina. IGLESIA DE DIOS Bme. Mitre 466 3360 Oberá - Misiones - Argentina. E-mail: [email protected]
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Dios lo guio de tal manera que decidí asistir al mismo. Allí encontré mi
reconciliación con Dios. Ahora soy su hijo y puedo agradecerle por tanto
amor, gracia, misericordia y paciencia.
Las palabras de Jeremías 31,3 se volvieron muy especiales para mí.
“Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.”
Queridos hermanos, oren por mí, para que Dios me dé fuerzas de confiar
más en Él y para que crezca mi fe. Oren también por mi familia.
Para finalizar quiero incentivarlos, a los que oran por sus hijos o por
otras personas. No dejen de orar por ellos. Dios dará también aquí los
caminos y medios necesarios para atraer a esas personas hacia Él.
Quiera Dios bendecir a cada uno que lee esto, y que esto sea para la
gloria y majestuosidad de Dios.
Eugen Schneider, Kirchberg (DE)
Estimado lector,
“¡Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre!”
(Salmo 103,1)
Mirando retrospectivamente al final de este año, debemos agradecer a Dios profundamente y decir: “Hasta aquí nos ayudó el Señor.” La última edición del año 120 está ante nosotros. Tantos años Dios ha conservado, bendecido y conducido esta obra. Podemos estar seguro, que también para el futuro tendrá un camino y un propósito para este trabajo. Por ello agradecemos profundamente a cada lector, que ha traído este trabajo de la Trompeta Evangelizadora en oración ante Dios. Estas oraciones son muy valiosas para nosotros, porque dependemos plenamente de la gracia de Dios. También estamos muy agradecidos por el aporte de los enviados artículos. Por medio de los testimonios Dios fue glorificado y muchos lectores pudieron ser partícipes de las maravillosas bendiciones. Queremos alentar a nuestros jóvenes a compartir sus experiencias con Dios. ¿Existe, aparte de las intercesiones por esta literatura y el envío de artículos otra posibilidad de respaldar la misma? En primer lugar, cada lector puede ofrecer esta literatura y recomendar a otros para recibir la misma. ¿No quisieras ganar algunos lectores para el próximo año? Seguramente hay en el círculo de tus familiares o amigos esta clase de personas, que tienen interés por la palabra de Dios. Otros, tal vez en tiempos pasados visitaban los cultos. Invítalos a ser lectores gratuitos de la Trompeta Evangelizadora. El otro camino es, hacer posible por medio de aportes financieros y con ello respaldar la distribución gratuita de La Trompeta Evangelizadora. Puedes tomar parte personalmente en el trabajo de la misión. Dios tendrá en cuenta esto y podrá hacer que sea de gran bendición para muchas personas. Deseamos a todos los lectores una bendecida Navidad. Quiera Dios guiarlos, fortalecerlos y edificarlos en el nuevo año.
La redacción
Año 120
El reloj de la vida
De los segundos se hacen minutos,
curiosamente, como de prisa se van.
Y de los minutos se hacen hora,
antes de presumir una ya desapareció.
Y de las horas se producen días,
aquí lleno de gozo, allí el dolor.
De los días se hacen ligeras semanas,
ves, que ya hay un mes para asignar.
Doce veces un mes - ¿Quién lo creerá?
¡Todo un año ya quedó atrás!
Observa, querido hijo, el tiempo de vida
rápidamente sin detenerse a la eternidad va.
Y una vez, solo Dios sabrá cuando,
cuando días y años culminará.
Pasado quedó trabajo, gozo y pena,
el reloj se detuvo, se detuvo el corazón.
Estate confiado, no necesitas temer,
Solamente sostente firme en Jesús.
Si permaneces fiel al Salvador por siempre,
Él nos hará justicia a ti y a mí.
El da cuerda nuevamente al reloj
Para camino a la eterna y dicha final.
Klara Weissburger