luz de fuego

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Hoy he visto mis sueños escondidos en una luz de fuego… Bajo un halo de luz mágica, pero a la vez tan natural, y mientras el delicado oído percibía aquellas músicas exóticas… el vapor endulzaba con aromas sugerentes mi capacidad de percepción. Y en mitad de todo ello, recostado sobre aquel mármol tibio, cual mismísimo Doríforo, estaba él… con el pelo húmedo, los ojos brillantes, la curiosidad manifiesta por aquella posible taza de té a la luz de las velas… el mejor té que he tomado en mi vida. Su dulce sabor no era nada comparado con la gloriosa imagen que grababan mis retinas. Entonces me pareció tener un déjà vù… y de repente sentía la imperiosa necesidad de creer que vivía en aquella idolatrada época, su olor, su ambiente, su música, me resultan tan familiares… pero la vida real te azota en momentos de tanto disfrute… y entonces he recordado mis infinitos quehaceres y preocupaciones… pero cuando mi mente ya divagaba con cierta tristeza, aquél cuyos rasgos se me antojan los del gran Febo me invitaba a seguir tomando el baño. Y así volví a sumergirme en aquella imagen etérea, bañada con el sonido de aguas cristalinas y aceites aromáticos traídos para mí de aquella soñada época.

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Sueños etéreos impregnados en exóticos aromas.

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Page 1: Luz de Fuego

Hoy he visto mis sueños escondidos en una luz de fuego… Bajo un halo de luz mágica, pero a la vez tan natural, y mientras el delicado oído percibía aquellas músicas exóticas… el vapor endulzaba con aromas sugerentes mi capacidad de percepción. Y en mitad de todo ello, recostado sobre aquel mármol tibio, cual mismísimo Doríforo, estaba él… con el pelo húmedo, los ojos brillantes, la curiosidad manifiesta por aquella posible taza de té a la luz de las velas… el mejor té que he tomado en mi vida. Su dulce sabor no era nada comparado con la gloriosa imagen que grababan mis retinas. Entonces me pareció tener un déjà vù… y de repente sentía la imperiosa necesidad de creer que vivía en aquella idolatrada época, su olor, su ambiente, su música, me resultan tan familiares… pero la vida real te azota en momentos de tanto disfrute… y entonces he r e c o r d a d o m i s i n fi n i t o s q u e h a c e r e s y preocupaciones… pero cuando mi mente ya divagaba con cierta tristeza, aquél cuyos rasgos se me antojan los del gran Febo me invitaba a seguir tomando el baño. Y así volví a sumergirme en aquella imagen etérea, bañada con el sonido de aguas cristalinas y aceites aromáticos traídos para mí de aquella soñada época.