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Septiembre 2009 Despacho Américas Investigación : Benoît Hervieu con Balbina Flores Martínez y Jean-François Julliard Reporteros sin Fronteras 47, rue Vivienne - 75002 Paris Tel : (33) 1 44 83 84 84 - Fax : (33) 1 45 23 11 51 E-mail : [email protected] - Web : www.rsf.org México Los entresijos de la impunidad Escalada de la seguridad pública y pesadez burocrática

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Septiembre 2009Despacho Américas

Investigación : Benoît Hervieu con Balbina Flores Martínez y Jean-François Julliard

Reporteros sin Fronteras47, rue Vivienne - 75002 Paris

Tel : (33) 1 44 83 84 84 - Fax : (33) 1 45 23 11 51E-mail : [email protected] - Web : www.rsf.org

MéxicoLos entresijos de la impunidadEscalada de la seguridad pública y pesadez burocrática

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El episodio no termina de dar de qué hablaren la prensa y la clase política mexicanas. El 12de julio de 2007, una delegación de la FiscalíaEspecial para la Atención de Delitos cometi-dos contra Periodistas (FEADP) se dirige alCongreso. Debe presentar el balance de suacción a la Comisión Especial para darSeguimiento a las Agresiones contraPeriodistas y Medios de Comunicación de laCámara de Diputados. Dicha comisión cuentaentre sus filas a representantes de las organi-zaciones mexicanas de defensa de la libertadde prensa y todo el mundo se espera unreporte más bien pobre. El encuentro seconvierte en una confrontación y no habráninguna más. “Al salir de la reunión, los guar-daespaldas del Fiscal Especial de la FEADP,Octavio Orellana Wiarco, estaban tan nervio-sos que empezaron a agredir físicamente a losperiodistas presentes. ¿Se imagina?”, rechinaaún el presidente de la Comisión, GerardoPriego Tapia. Guasón, este diputado delPartido de Acción Nacional (PAN, derecha,partido al que pertenece el Presidente FelipeCalderón), originario del Estado de Tabasco,no deja de criticar la Fiscalía y su funciona-miento. No es el único. También por estarazón el episodio del Congreso va más allá dela simple discusión institucional. Siendo el paísmás peligroso del continente en cuanto a laseguridad de los periodistas, con un balancecargado (por así decirlo) de cincuenta y cincofallecidos y ocho desaparecidos desde el año2000, México también es el lugar donde laapuesta por la defensa de la libertad de prensaha terminado por volverse… contra la prensa.

Quien dice México e inseguridad piensa demanera instintiva en la vertiente sur de lafrontera con Estados Unidos, terreno histó-rico de los principales cárteles de la droga. Lafrontera y los narcos del Norte sólo son, pordesgracia, el resumen conocido por el granpúblico, de una tragedia que afecta el conjuntodel territorio mexicano y mina el ejercicio delas libertades públicas, empezando por la deinformación. Cuatro años tras dos misionesllevadas en las ciudades fronterizas de Tijuanay Nueva Laredo, emblemáticas del reino delos narcotraficantes, y otra efectuada enCiudad Juárez, símbolo de todas las violencias(leer los reportes anteriores), una delegaciónde Reporteros sin Fronteras volvió a Méxicodel 4 al 12 de julio de 2009.

Aparte del paso obligado por la capital, dondeentre otras cosas pudo citarse con represen-tantes de las administraciones federales entrelos que figuraba el secretario deGobernación, Fernando Francisco Gómez-Mont Urueta -, periodistas y defensores de lalibertad de prensa, la misión se desarrolló enel suroeste del país, en Michoacán yGuerrero. La elección de estos dos Estadosde la federación mexicana no es ningunacasualidad. Fue ahí donde el gobierno deFelipe Calderón, originario de Michoacán,lanzó, el 12 de diciembre de 2006, una ofen-siva de envergadura contra el narcotráficocon el despliegue de 50 000 militares a nivelnacional. La multiplicación de los casos de ase-sinatos y desapariciones de periodistas, o deataques dirigidos contra algunos medios decomunicación, ocurridos en esa región y enese contexto, pone de relieve sobre todo dosrealidades tan terribles como la amenaza delos cárteles. Y otras tantas garantías de impu-nidad duradera. La primera es la implicacióndirecta de algunas autoridades en hechos deviolaciones de derechos humanos, donde lalucha contra el narcotráfico y la escalada de laseguridad pública sirven de argumentos. Lasegunda releva de gravísimos disfunciona-mientos de las herramientas jurídicas y políti-cas de la lucha contra el crimen organizado,sobre fondo de cohabitación tensa entre losgobiernos estatales y el poder federal. Ningúnpaís cuenta tantas administraciones especiali-zadas en la protección de los periodistas y enla defensa de la libertad de prensa comoMéxico. No obstante, la neutralización mutuade instituciones de más explica en gran parteel desmedro de las investigaciones y la perpe-tuación de la impunidad. Al querer compren-der de más cerca los mecanismos del sistemapenal mexicano, Reporteros sin Fronterastambién pudo constatar cuáles son sus deri-vas. Las que a veces satisfacen a demasiadagente.

Ping-pong judicial

¿Qué les ocurrió a José Antonio García Apacy a Mauricio Estrada Zamora? Nadie sabe ofi-cialmente lo que ha pasado con estos perio-distas, los dos originarios de la localidad deApatzingán en Michoacán. El primero, directorde la revista semanal Ecos de la Cuenca, perma-

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nece desaparecido desde el 20 de noviembrede 2006. El segundo, encargado fuente poli-ciaca para el diario local La Opinión deApatzingán, no ha vuelto a dar señales de vidadesde la noche del 12 de febrero de 2008.

“El 20 de noviembre de 2006, sobre las19h30, recibo una llamada de mi padre”,explica el joven Aldo García Caballero, hijo deJosé Antonio García Apac, quien tuvo quesuceder a su padre al mando del periódicoEcos. “A priori, todo parecía normal, peroescuché en el auricular a gente ordenándoleque abriera una puerta. Y luego ya nada.” Suvehículo vacío se encontrará un poco mástarde. El relato de María Dolores BarajasArciga, esposa de Mauricio Estrada Zamora,sobre la desaparición de su marido, es más omenos de la misma índole. “Llamó por telé-fono sobre las 9h de la noche para decir quevolvería hora y media más tarde. A las 11h,nada. La redacción me dijo que no volvió apasar por su despacho. Al día siguiente, sucoche fue localizado en el paraje ‘La PeñaColorada’, desvalijado y sin conductor, talcomo lo comprobó luego mi cuñado.”

En los dos casos, las familias se dirigen pri-mero al departamento local “anti-secuestro”,colocado bajo la autoridad del subdelegadode Apatzingán, dependiendo éste de laProcuraduría General de Justicia del Estadode Michoacán (PGJE), ubicado en Morelia, lacapital. El expediente Apac permanece tresmeses en Apatzigán, antes de ser enviado aMorelia. Por su parte, el expediente Zamorada varios viajes según las versiones. Elentorno de la víctima asegura que llegó aMorelia pero la PGJE afirma que a partir deldía siguiente fue retomado por la FEADP, que

depende de la Procuraduría General de laRepública (PGR) es decir el Ministerio federalde Justicia. También es el destino del expe-diente Apac, según la abogada de la familia,Silvia Martínez Piña, “Al cabo de ocho meses,la PGJE de Morelia se declaró incompetente ypasó el procedimiento a nivel federal.”

Muy pronto, las familias sienten que el enredojurídico los va dejar en un callejón sin salida.El gobernador michoacano, Leonel Godoy(del Partido de la Revolución Democrática,izquierda) confiesa estar en un apuro. “Eltiempo de investigación era suficiente en losdos casos. Se interrogó a las familias, a loscompañeros, al vecindario. Se registraron loscoches y se recogieron huellas. Pero según laley mexicana, la autoridad federal tiene unpoder de atracción de los expedientes. En talcaso, la comunicación se pierde rápidamentecon las autoridades del Estado concernido. Elproblema, en estos dos casos, empieza inclusopor su definición. ¿Realmente se trata de ‘des-apariciones’, en cual caso relevan del Estado,o bien de ‘secuestros’ relacionados con elnarcotráfico y entonces, es competente elpoder federal?” Los problemas empiezan conla batalla semántica. En teoría, unos indiciostales como el calibre de un arma justifican latransferencia a una u otra autoridad. Pero ahí,no hay cuerpos. Y según las familias, tampocohay investigaciones. Según el gobernador, fal-tan medios. “Michoacán cuenta con 2 800agentes de la Policía Estatal Preventiva, la PEP,y con 978 funcionarios de la Policía Ministerial(PM, policía judicial). Sólo podemos recurrir a

María Dolores Barajas Arciga

Leonel Godoy

© RSF

© Gobierno de Michoacán

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cuatro de éstos últimos para una investiga-ción. Y además sólo disponemos de 25agentes especializados en asuntos de secues-tros o tomas de rehenes en todo el territoriodel Estado.”

“Oficialmente, la historia de mi marido es una‘desaparición’”, explica Rosa Isela Caballero, lamujer de José Antonio García Apac. “Ni laPGR, ni tampoco la Fiscalía me llamaronnunca.” Ignorada por la redacción de LaOpinión asustada y obligada a autocensurarse,sin abogado, María Dolores Barajas, sí recibióuna carta. “Como no tengo empleo, me noti-ficaron que se haría cargo de mi caso elCentro Regional de Atención a Víctimas.Luego, me dejaron entender que mi maridohabría huido, evocando una pista de tipo pri-vado. Lo que no me creo”, cuenta, desampa-rada.

Dos casos en eco

Así pues, MauricioEstrada Zamora y JoséAntonio García Apac“desaparecieron” y elFiscal Octavio OrellanoWiarco asegura queestos expedientesnunca se encontraronen sus manos. El subprocurador de la PGRencargado de Derechos Humanos, Juan deDios Castro, recuerda que “México es unEstado federal y que cada Estado de la federa-ción conserva su soberanía. Los ataquescontra periodistas derivan en un 90% del

fuero común, por lo tanto de los Estados”.¿Entonces quién tiene los expedientes? ¿Unaautoridad federal que se calla? Ésta es la opi-nión de la abogada Silvia Martínez Piña. “LaFEADP sólo nos comunicó un número deregistro del expediente Apac. En junio de2009, fue objeto de un procedimiento lla-mado de ‘reserva jurídica’, el tercero de estetipo, que significa que no hay pruebas suficien-temente serias para progresar en la investiga-ción. Como si fuera casualidad, esta medidaintervino dos meses después de la destituciónde nueve funcionarios de la PGR por sus pre-suntas colusiones con el narcotráfico.”

Los dos periodistas conocían bien esta reali-dad pues fue a través de ella que se cruzaronsus caminos. Si bien los dos casos no estándirectamente relacionados, se hacen eco eluno al otro. A principio del año 2006, en elperíodo comprendido entre el 20 de enero al5 de febrero, José Antonio García Apac acudióvarias veces a la ciudad de México, a la sedede la Subprocuraduría de InvestigaciónEspecializada en Delincuencia Organizada(SIEDO) de la PGR. “Unas grabaciones decámaras de vigilancia, que la PGR consignaobligatoriamente, atestiguan que José Antoniorealizaba esos viajes. Tenía listas de funciona-rios del Estado y de algunas municipalidadesde Michoacán implicadas en el narcotráfico.De hecho, esto habría justificado la reanuda-ción de la investigación sobre su desapari-ción”, declara un allegado.

La audacia de José Antonio García Apac es tanpeligrosa que algunos compañeros intentandisuadirle de seguir sus idas y venidas. Entreellos, Mauricio Estrada Zamora. Cuando elperiodista desaparece el 20 de noviembre de2006, el traspaso de poder entre los presi-dentes Vicente Fox y Felipe Calderón es inmi-nente. Tres semanas más tarde, el sexenio delnuevo inquilino de la residencia oficial de LosPinos se inaugura en la amplia ofensiva contrael narcotráfico. Al día siguiente de su desapa-rición sale publicado un artículo firmado porél, relativo a las detenciones de una banda denarcotraficantes en la localidad de Aguililla. Unagente del grupo “anti-secuestro” le dijo a lafamilia ver en ello una relación de causa aefecto. Según otra versión, el periodista teníauna discrepancia con un hombre apodado “ElDiablo”, en realidad un policía de la ex

Rosa Isela Caballero y su hijo

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Octavio Orellana Wiarco

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Agencia Federal de Investigación (el FBI mexi-cano) dedicándose totalmente a la lucha anti-droga. Las razones del conflicto nunca fueronreveladas y “El Diablo” fue trasladado fuera deMichoacán, el 11 de febrero de 2008, vísperade la desaparición del periodista de LaOpinión.

A la sombra de "La Familia"

Aquí, se dice "dar piso" (“echar al suelo”) enlugar de “matar”. La fórmula basta para obligara un periodista a la autocensura para salvar lacabeza. Y las cabezas caen deprisa enMichoacán donde cinco cárteles se pelean porlos puntos de tránsito de la droga. “Casi 3millones de michoacanos van y vienen entreaquí y Estados Unidos y 45 000 campesinos dela región viven de la narcocultura”, explica elcorresponsal de una revista semanal nacional,originario y residente en el Estado, dos vecessecuestrado y también, víctima de un asalto ensu domicilio. Un auténtico maná para los“capos” de Juárez, del Golfo, Tijuana, Sinaloa ysobre todo para “La Familia”, el cártel localmás o menos unido al del Golfo, cuya superes-tructura contaría con alrededor de 5 000miembros. “La especialidad de ‘La Familia’, es laextorsión a través de secuestros que haaumentado aquí un 50% en un año, entre 2008y 2009”, prosigue el mismo periodista.“Controla casi un 80% de las 113 alcaldías delEstado, pero sigue sin obtener el control de laszonas estratégicas portuarias. De ahí unaguerra total, despiadada, empeorada aún máspor la ofensiva federal, en la que los muertos

se cuentan por centenas.” Imposible, en talescondiciones, escapar de las escuchas que pue-den en cualquier momento "dar piso" de lamanera más cruel. El arresto, a finales de julioen Apatzingán, del capo Arnaldo Rueda por elejército se saldó a cambio por el ataque desiete puestos de policía en una noche. Lapoblación, aterrorizada y silenciosa, no ve en lafuerza pública, ya sea federal o local, ningúnmotivo para tranquilizarse. De hecho, sonmuchas las personas interrogadas por la orga-nización en ver en esas desapariciones “que nodejan rastros”, la mano de una policía muy amenudo sospechada, y esto a todos los niveles,de estar vinculada con el crimen organizado.

Son precisamente unos calibres utilizados porlas fuerzas del orden los que sirvieron paramatar al propietario y director de La Noticia deMichoacán, Miguel Ángel Villagómez, el 10 deoctubre de 2008, cerca de la ciudad limítrofede Lázaro Cárdenas. Un litigio entre jurisdic-ciones competentes parece explicar el estan-camiento del expediente. El cuerpo del perio-dista fue descubierto en Guerrero cuando sucoche reapareció tres meses más tarde enzona Michoacán. Confiada oficialmente a laPGJE guerrerense, la investigación no dio lugara ningún progreso notorio. “Este caso es dra-mático dado que en realidad, dos PGJE, las deMichoacán y de Guerrero, se pasan la pelota”,declara Juan Alarcón Hernández, presidente dela Comisión de Derechos Humanos deGuerrero. “las denuncias vienen de Michoacán,pero los hechos se constataron en Guerrero,sin que se sepa, a final de cuentas, donde secometieron.” Otro ping-pong judicial. Los com-pañeros de la víctima sólo fueron audicionadospor primera vez ocho meses después de loshechos. Mientras espera una hipotética elucida-ción del caso, la redacción ha tenido que cedera la autocensura. “Recibí al día siguiente una lla-mada telefónica en la que se evocaban temasque Miguel Ángel no tendría que haber publi-cado. Desde entonces, ya no hablamos del cri-men organizado”, confiesa el periodistaFrancisco Rivera.

Garantías de firmeza, daños colaterales

¿Con quién contar ? Parece ser que connadie. Con el año 2009, mientras empeoranlos balances de la ofensiva federal y de los

Arnaldo Rueda

© AFP

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ajustes de cuenta entre narcos, México entraen campaña para unas elecciones legislativas yregionales parciales de medio sexenio. Elescrutinio del 5 de julio firmó la vuelta nota-ble del Partido Revolucionario Institucional(PRI), que gobernó el país sin discontinuar de1929 a 2000. Debilitado políticamente, elgobierno de Felipe Calderón debe dar otrastantas garantías tras una justa electoral mar-cada por la escalada de la seguridad pública.Relacionado con dos grandes grupos deprensa - entre otros los dos pesos pesadosaudiovisuales TV Azteca y Televisa - el PartidoVerde hace campaña a favor del restableci-miento de la pena de muerte. Manda a ochodiputados a la Cámara. En Michoacán, gober-nado por la oposición perredista, todos seenloquecen. Veinte funcionarios del Estado,incluido su procurador general, Miguel GarcíaHurtado junto con once presidentes de muni-cípios, son arrestados y detenidos dos mesesantes del escrutinio por colusión con el nar-cotráfico, cuando debían prestar declaraciónespontáneamente ante la SIEDO. Este“michoacanazo”, sean los que sean sus funda-mentos reales o supuestos, manifiesta unapolítica de firmeza matizada con revanchapolítica, de la que la prensa local a menudo hapagado el pato. Para mayor peligro del Estadode derecho y del pluralismo.

29 de enero de 2009. Una centena de agentesfederales y militares, llevados por funcionariosde la Secretaría de Comunicaciones yTransportes irrumpen en Ocumicho, tambiénen Michoacán, donde vive una pequeña comu-nidad indígena “purépecha”. Objetivo de laoperación: recuperar por la fuerza los equipa-

mientos de la pequeña radio comunitariaUékakua (“La preferida” en el idioma local)que no habría respetado las cláusulas de auto-rización para emitir. La radio solicitó su regu-larización desde 2002 y su potencia sólo es de5 vatios. Qué más da. Y qué más dan el artículo2 de la Constitución mexicana, que obliga lapromoción de las culturas indígenas y minori-tarias, así como la Convención Interamericanade Derechos Humanos de la que México esfirmante. Rosa Cruz Rosas, presentadora ygerente de Uékakua, mujer indígena que nodomina el español, sufre amenazas e intimida-ciones con los suyos. “Los militares reclutaronincluso a un joven para vigilar el equipamiento.En caso de descuido, lo castigaban a modo deejemplo”. El 15 de mayo, Rosa Cruz Rosas estáconvocada por cinco funcionarios federalespara “recuperar el material”. “En realidad, setrataba de una trampa para inculparla de vio-laciones de la Ley Federal sobre BienesNacionales”, explica José Valencia Oseguera, suintérprete, delegado regional de la AsociaciónMundial de Radiodifusores Comunitarios(AMARC). El siguiente 23 de junio, Rosa CruzRosas se presenta a la citación judicial opo-niendo una “reserva de derecho”, es decir elde guardar silencio. Sus equipamientos siguenconfiscados y su comunidad está más quenunca en el punto de mira. En la Secretaría deGobernación (Segob, Ministerio del Interior),Fernando Francisco Gómez-Mont, invoca la“restauración de la autoridad federal contra lailegalidad” pero también admite que las radioscomunitarias y el equilibrio del espacio audio-visual forman parte de la “apuesta de lapróxima legislatura”.

Para la representante de otra radio indígenade la región, Radio Uandárhi, en su caso habili-tada a difundir sus programas, la ofensiva fede-ral también tiene su contrapartida mediática.“Denunciamos con regularidad los abusos delas autoridades para quienes la lucha contra lasnarcos lo justifica todo. También criticamos lacomplacencia de algunos medios de comuni-cación comerciales. Lo que dije en antena, elpoder se lo hace pagar a Rosa y a su comuni-dad. Otras radios comunitarias en este paísestán privadas de licencia de esta manera. Nostratan de guerrilleros, incluso de narcotrafi-cantes.” Varios abogados lo confirman. LaComisión Federal de Telecomunicaciones(Cofetel), encargada de la concesión de las fre-

Rosa Cruz Rosas

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cuencias, no acordó ninguna desde hace vein-ticinco años hasta la llegada al poder deVicente Fox en el año 2000. Con la de FelipeCalderón, el proceso se detuvo de nuevo.

“La ley de radiodifusión de 1960 fue revisada inextremis este año para que el paisaje audiovi-sual permanezca en estado normal. Y ahora elgobierno debe componer con el terrible grupode presión que representa el Partido Verde. Encuanto a la despenalización de los delitos deprensa a nivel federal, promulgada en abril de2007, sólo dio lugar a una adaptación de laslegislaciones en diez de los treinta y dosEstados del país. Otras tantas trabas adicionalespara el trabajo de periodistas precarizados queunas autoridades tales como la FEADP recono-cen o no según su conveniencia y que, frente ala amenaza, no pueden contar con el apoyo delos medios de comunicación, ni siquiera de supropia redacción”, se aflige un jurista.

De víctima a culpable

Restablecer la autoridad de la ley, subvertida ymal aplicada, en un contexto de guerra.Resumiendo, ésta es la “ecuación” a cargo deun poder sospechado de infiltración por elcrimen organizado. “La inacción de las autori-dades sirvieron, y siguen sirviendo de res-puesta en muchos casos. Pero la situación esaún peor cuando simulan un ajuste de loscasos. Se denigra al periodista, se mancha sureputación para evacuar la pista profesionalcuando él es la víctima”. Las organizacionesmexicanas de defensa de la libertad de prensa

- Centro Nacional de Comunicación Social(Cencos), Centro de Periodismo y Éticapública (CEPET), AMARC, Artículo 19-Méxicoy la Fundación Manuel Buendía - hacen estaconstatación de una sola voz. Incluso puedeocurrir que el periodista en peligro seconvierta en el culpable.

A unos 150 kilómetrosde Morelia, en La Piedad,la redacción del diario ElTiempo, creado enagosto de 2006 y queedita a 1 500 ejemplares,espera la salida de prisiónde su director y funda-dor. Encarcelado desdeel 9 de mayo de 2008,Jesús Lemus Barajas está, en efecto, acusado de“delito contra la salud pública” en su calidad defomento según la ley penal mexicana (venta deestupefacientes) y de “delincuencia organi-zada”, dicho de otra manera de pertenencia a“La Familia”. Según sus jóvenes compañeros,que llevan un mes trabajando en el domiciliode su jefe, éste es víctima de un montaje judi-cial por haber hecho algunas preguntas inopor-tunas a unas personalidades políticas, y porhaber denunciado la actitud autoritaria delgobierno del Estado de Guanajuato. Las prue-bas materiales de su presunta culpabilidad noestán, según pudo ver Reporteros sinFronteras en el expediente del que obtuvo unacopia, y el procedimiento presenta sobre todonefastos pormenores. “Los dos conductores detaxi arrestados al mismo tiempo que él y porlos mismos motivos obtuvieron, en el pasadoabril, la revisión de una nueva orden formal dedetención emitida contra ellos en enero. Jesús,en la misma situación, es el único en nohaberse beneficiado de este derecho, sabiendoque la ley federal excluye cualquier tipo deamparo, sobre el fondo de un expediente paralos asuntos de narcotráfico, de secuestros y deasesinatos. Por otra parte, la propia PGR reco-noce que uno de los coacusados declaró encontra de Jesús bajo coacción durante el inter-rogatorio”, explica Magdalena Pérez, redactorajefe de El Tiempo.

Las presiones ejercidas sobre la redacción y elentorno de su director encarcelado empiezan

Memorial de los periodistas, México DF

© RSF

Jesús Lemus Barajas

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desde el principio del caso. “Me intimidaronpara que no interpelara al presidenteCalderón en cuanto a Jesús durante su visitaa Michoacán, en julio de 2008”, se acuerdaMagdalena Pérez. La joven redactora jefe acu-dió un mes antes a la FEAPD. “A modo de res-puesta, el ejército procedió a una revisiónautoritaria de nuestra casa”, recuerda laesposa del periodista, Martha Alicia Pérez.Para sus allegados, mantener a Jesús LemusBarajas tras las rejas de la penitenciaria fede-ral de Puente Grande, en el Estado de Jalisco,es otro “argumento de venta” de la ofensivacontra el narcotráfico. “Liberarlo sería unamuestra de debilidad”, considera MagdalenaPérez. La Comisión Especial de la Cámara deDiputados nunca cumplió su promesa, formu-lada a partir de junio de 2008, de visitar alpreso, añade la joven periodista. La malasuerte parece ensañarse con él. Durante latarde del 31 de agosto de 2009, GilbertoEstrada, Vladimir Camacho y RubénEmmanuel Castro, abogados defensores delperiodista, fueron asesinados con arma pesa-das en una carretera de Guanajuato. La Piedadesperará. Al igual que espera desde el 10 demarzo de 2006 saber quién mató al periodistaindependiente Jaime Arturo Olvera.

“Estamos rompiendo la espiral de violenciaque reina en México. Es el precio que hay quepagar para que la violencia no sea más graveaún”, asegura por su parte FernandoFrancisco Gómez- Mont, dos años despuésdel lanzamiento de una ofensiva cuyo balancese eleva a 14 000 muertos. El número dos delGobierno Federal admite asumir plenamenteel paralelo con el trato actual del conflictoarmado en Colombia.

Cultura del resultado

Hay muchas excep-ciones a la impunidad,pero son escasas einsatisfactorias para elentorno de las vícti-mas. A veces relevande los métodos deinvestigación expediti-vos y sin control.

Prueba de ello el trato del expediente AmadoRamírez, corresponsal de Televisa en

Acapulco, asesinado el 6 de abril de 2007.“Nadie cree en serio que se ha hecho justicia,a pesar de la condena por este crimen deGenaro Vásquez Durán a treinta y ocho añosde cárcel, el pasado 24 de marzo”, declaraHipólito Lugo Cortés, de la Comisión dederechos humanos (CDH) de Guerrero. JoséAntonio Sánchez también sigue estandofurioso. Este periodista del diario ElInformador y de la revista semanal La Palabra,versado en sindicalismo de prensa, fue el ini-ciador de “Reporteros unidos del Guerrero”,una asociación que agrupa a dieciséis compa-ñeros especializados en nota roja. Según él, “lacalidad de corresponsal de Televisa de Amadohacía imposible una impunidad ‘seca’. Elgobernador del Estado recibió a los colegas apartir del mes siguiente a su muerte”. Tras elencuentro, el único, el procedimiento parecióacelerarse. “¡Un montaje, vamos! Amadoestaba al corriente de ciertas conexionesentre algunos elementos de la policía ministe-rial de Guerrero con el cártel del Pacífico.Cuatro jefes fueron arrestados e inculpados anivel federal. De hecho, uno de ellos, RafaelSilvino Orbe, se suicidó el pasado junio.Denunciamos esas colusiones poco antes delasesinato de Amado. Por pertenecer a unacadena tan importante como Televisa resul-taba más inoportuno aún, pero era Televisa.Entonces se fabricó a un culpable.” Y de quémanera. José Antonio Sánchez y su compa-ñero corresponsal del diario nacional LaJornada, Roberto Ramírez Bravo, se enteraronrápidamente de las técnicas empleadas por laPGJE para hundir a Genaro Vásquez Durán.“Utilizaron a su novia para presionarle. Luego,lo torturaron para que confesara”, se atragan-tan los dos hombres.

La petición de investigación administrativa dela CDH de Guerrero en cuanto a este temapermaneció sin respuesta. No obstante, elescándalo provocadopor este caso dentrodel caso obligó a inter-venir a la ComisiónNacional de DerechosHumanos (CNDH),competente a nivelfederal, pero cuyopoder se limita a unasrecomendaciones sin posibilidad de investiga-ción directa. Ésta denunció los tres casos

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Amado Ramírez© Televisa

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recientes de “culpables evidentes”, aparecidoscon la instrucción de los expedientes BradWill, cámara estadounidense de la agenciaIndymedia asesinado el 27 de octubre de 2006en Oaxaca, Elíseo Barrón, del diario MilenioTorreón, que sufrió la misma suerte el 25 demayo de 2009 en el Estado de Coahuila, yAmado Ramírez. Un cuarto caso, por lomenos, habría necesitado vigilancia: el del ase-sinato, una vez más en Guerrero, del fotó-grafo del diario El Correo, Jean Paul Ibarra, el13 de febrero de 2009, mientras conducía sumoto.

Superviviente de los disparos, la joven pasa-jera y colega de la víctima, Yenny Marchán, de22 años, duda mucho de la versión de losinvestigadores. Dejada plantada por su redac-ción del periódico Diario 21, la joven viveahora reclusa y con la pierna entablillada encasa de sus padres, en Iguala. “Mario CeresoBarrera fue arrestado quince días después.Oficialmente, habría vendido falsas cadenas deoro a Jean Paul y éste habría amenazado convengarse. Sin embargo, Cereso Barrera fuesecuestrado dos días antes del atentado. Esmás, nadie explica cómo pudimos recibir tan-tos disparos de un solo hombre conduciendouna moto. Ni tampoco por qué la mujer poli-cía y el conductor de taxi que vieron, parecíaser, la escena nunca fueron interrogados”,explica. Según la CDH de Guerrero, el sospe-choso, una vez más, confesó bajo los golpes.“Emitimos una docena de recomendacionescontra el comandante de la policía ministerial,Humberto Velasco Delgado, encargado deesta investigación”, recuerda Hipólito LugoCortés. “Exigimos varias veces su destituciónpor motivos de violaciones caracterizadas delos derechos humanos. En vano.”

Único consuelo, la CDH de Guerrero lanzó,en 2002, un programa específico de segui-miento y protección para periodistas en peli-gro. Este dispositivo existe también en losEstados de Veracruz, Chiapas y el DistritoFederal (DF). Sin embargo, Guerrero perma-nece siendo el único Estado donde es acom-pañado por un fondo de apoyo económico,establecido en la base de un acuerdo entrelos profesionales y el gobierno local, indepen-dientemente de las empresas de prensa. Elimporte paga parte de los gastos médicos deYenny Marchán, obligada a ir cada tres sema-

nas a la capital para recibir cuidados. La pro-tección policial de la que beneficiaba, por suparte, fue levantada por razones presupuesta-rias al cabo de dos meses.

En cuanto a la CNDH, ésta recibe alrededorde diez solicitudes anuales de protección. “Lasmedidas pueden ir de la seguridad cercana ala conminación hecha a las autoridades paraque no se mencione la calidad de periodistade una posible víctima, precisamente a causade su profesión. Como el peligro a menudoviene de las propias autoridades, sólo nosqueda jugar con nuestras prerrogativas: tomarla opinión como testigo para influir en loscomportamientos de las autoridades”,resume Mauricio Farah Gabara, el QuintoVisitador General de la CNDH, a cargo entreotros asuntos de los migrantes, de los perio-distas y de las personas en situación de escla-vitud. Mientras tanto, las denuncias a laCNDH se acumulan. De 24 personas demedia al año, puestas en la Quinta Visitaduríaen los años 90, han pasado al doble a princi-pios del decenio siguiente para alcanzar las 80en el primer semestre de 2009.

Ex director de la organización Cencos y pre-sidente de la Comisión de DerechosHumanos del DF, Emilio Alvarez IcazaLongoria recibe incluso requerimientos llega-dos de otros Estados. “Desde hace dos años,mientras que las consecuencias de la ofensivacontra el narcotráfico nos ha puesto en unasituación imposible de gestionar, las comi-siones de derechos humanos de los Estados yla CNDH piden reunirse con Felipe Calderón.Como respuesta, nos mandan al Segob,porque la libertad de prensa, por lo visto, no

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Felipe Calderón

Foto oficial

forma parte de la agenda presidencial”, seexaspera. Fernando Francisco Gómez-Montrefuta este punto de vista. El Segob alega quetambién tuvo la iniciativa de un comité deprevención de los riesgos conocidos por losperiodistas, aún por definir. Pues, admite antelos representantes de Reporteros sinFronteras, “el poder federal no trata real-mente este tipo de casos”. Se sobreentiende:una FEADP que habrá conseguido en tresaños hacer unanimidad contra ella, incluso enlas altas esferas.

Tigres de papel

“Incapaz”, o “solo de archivar los casos” opeor “excluir automáticamente la pista profe-sional” cuando un periodista cae bajo lasbalas. Todas las personalidades, administra-ciones u organizaciones consultadas durantela misión tuvieron palabras duras contra laFEADP. Algunas exigieron varias veces la revo-cación de su titular. Un parlamentario inclusola calificó de “camelo imbécil”. Reporteros sinFronteras no desea abundar en la polémicapero constata con sus detractores que laFiscalía no ha sido de ninguna utilidad en unasituación cada vez más alarmante para la segu-ridad de los periodistas de la libertad deprensa en general. Oficialmente, en julio de2009, el Fiscal Octavio Orellano Wiarcodeclaraba haber tratado 298 casos.

Más que “trata-miento”, según unbalance publicado en eldiario El Universal del12 de febrero de 2009,la FEADP sólo ejerciósu poder de atracciónde los expedientes en88 de los 274 casos lle-

vados a su conocimiento entre febrero de2006, fecha de su institución, y noviembre de2008. Entonces sólo emprendió accionespenales para tres de ellos. El mismo artículotambién ponía de relieve unos medios deinvestigación irrisorios, estimados a unadecena de ex-AFI, seis funcionarios delMinisterio público de la Federación en fun-ción en la capital y uno en cada Estado. A lapenuria de medios se añade una capacidadjurídica débil. Según los estatutos, la FEADP ya

no es competente para intervenir cuando uncaso releva del crimen organizado, en cualcaso la SIEDO hereda del expediente. Porrazones de forma, otras investigaciones se lle-van a la apreciación del Control Regional, larama de la PGR encargada del control de losprocedimientos.

El expediente de investigación sobre el asesi-nato de Armando Rodríguez Carreón, delperiódico El Diario, asesinado el 13 denoviembre de 2008 en Ciudad Juárez, transitaentre dos Procuradurías, la estatal y la federal,cada una aparentemente investiga el caso,mientras la primera anuncia que “la identidadde los responsables está clara”, la segundaasegura que esta no tiene avances. Ninguna delas dos dan certeza de sus investigaciones y aonce meses de ocurrido el artero asesinatodel periodista, no hay ningún detenido.Mientras dos investigadores judiciales fede-rales en el caso han sido asesinados entrejulio y agosto de este año.

“La saturación administrativa llega a sumáxima expresión a nivel federal. Esta pesa-dez burocrática lo sabotea todo. Y es lo quellevó a un hombre sin embargo voluntario ycompetente como el procurador David VegaVera, antiguo Fiscal Especial, a renunciar enmarzo de 2007”, se exaspera un funcionariode la CDH del Distrito Federal. En la CNDH,el director general del Programa de agravios aperiodistas y defensores civiles de derechoshumanos, Aarón Jiménez Paz, se muestra igualde severo. “¿El gobierno prometió una federa-lización de los delitos de prensa? Seguimosesperando y este retraso traduce una falta devoluntad política. Más grave aún. La PGRanimó, a principios de año, una restructura-ción parcial del código penal que favorece laretención de información sobre unos expe-dientes diseminados entre diferentes servi-cios. Nuestra intervención se hace más difíciltodavía. Finalmente, todo el debate acerca dela revisión de la ley orgánica sobre el propiofuncionamiento de la PGR no tuvo ningúnresultado concreto.” Esto es lo que pidentambién las organizaciones mexicanas dedefensa de la libertad de prensa.

Ahora bien, desde las elecciones del mediosexenio, un nuevo riesgo se presenta. “A causade la última renovación del Congreso, todos

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Armando Rodríguez© DR

los grandes proyectos legislativos para los quenos consultaron pueden ser sacrificados: lafederalización de los ataques contra la prensa,la reforma del artículo 72 de la Constituciónsobre procedimientos que incluyen la libertadde expresión, y la restructuración orgánica dela PGR. Probablemente hay que volver aempezar de cero”, comenta Emilio ÁlvarezIcaza Longoria, cuyo mandato al frente de laCDH del Distrito Federal se termina el 30 deseptiembre. La nueva legislatura, puesta enmarcha el 1 de septiembre, ya podría compro-meter la reconducción de la ComisiónEspecial pluripartita que hasta ahora presidíael diputado “panista” Gerardo Priego Tapia. Encuanto a la Fiscalía, “puede ser útil pero conotras condiciones y otras reglas, ¡y sobretodo con otro Fiscal!”, se mofa un comisio-nado de derechos humanos.

Mientras tanto, la PGR cambiará pronto detitular y quizás de organigrama. La dimisióndel títular, Eduardo Medina Mora Icaza, se hizopública el 8 de septiembre de 2009. ArturoChávez Chávez podria sucederle. El hombrefue procurador general del Estado deChihuahua, que concentra él sólo más de unacuarta parte de las muertes violentas relacio-nadas con la ofensiva federal contra el narco-tráfico y el crimen organizado. Probablementeuna nueva garantía de dureza, pero no forzo-samente una garantía para la seguridad de losperiodistas y contra la impunidad.

Recomendaciones

Tomando en cuenta los testimonios y elemen-tos de análisis recogidos durante su últimamisión en México, Reporteros sin Fronterasdesea hacer las siguientes recomendaciones.

• La federalización de los juicios de la libertadde prensa debe acompañarse de una reformaorgánica de la PGR y de sus herramientas delucha contra la impunidad, en particular laFEADP que se debe dotar de medios deinvestigación y de poderes jurídicos amplia-dos.

• También es imperativo que un control parla-mentario instituido y reglamentario, y ya nosolamente de circunstancia, se ejerza sobre laFEADP. Tal control debe asociar en general la

Comisión Nacional de Derechos Humanos,las organizaciones de defensa de la libertad deprensa, y en particular las comisiones de dere-chos humanos del o de los Estados concerni-dos en un caso. Las actas de este controldeben ser objeto de una publicidad en la opi-nión, nacional e internacional, y sistemática-mente comunicadas a la ComisiónInteramericana de Derechos Humanos(CIDH).

• El programa de protección de los periodis-tas, y el fondo de apoyo a los profesionales delos medios de comunicación en gran dificul-tad, en vigor en algunos Estados, debe genera-lizarse a nivel federal y fortalecerse donde yaexiste. Tal programa debe, una vez más, aso-ciar a los representantes de la sociedad civil, asus delegados dentro de los Estados y a losperiodistas.

• La protección de los periodistas, o delentorno de los periodistas, exige también lade sus abogados y defensores. Sería deseable,desde este punto de vista y teniendo encuenta elementos concluyentes, que cualquierataque contra éstos también se trate en elmarco de la investigación sobre los perjuiciossufridos por sus clientes, periodistas o mediosde comunicación.

• El gobierno debe conformarse con las obli-gaciones constitucionales y convencionalesinteramericanas en materia de pluralismo dela información y de promoción de los medioscomunitarios. Con este fin, una auditoríageneral de las frecuencias, asociando en estecaso también las organizaciones de la socie-dad civil y las comisiones de derechos huma-nos, debe realizarse como condición previa auna nueva legislación.

Finalmente, Reporteros sin Fronteras noignora en absoluto el reto considerable querepresenta la lucha contra el narcotráfico y elcrimen organizado. La organización no puedecreer en la resolución de este reto sin unestricto control de las autoridades mexicanassobre los funcionarios destinados a estamisión. No obstante, esta voluntad política noes suficiente. La lucha contra el crimen orga-nizado constituye un elemento importanteque está en juego a nivel geopolítico entredos países unidos por unos intereses

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comunes: México, de donde la droga sale enun 80% hacia Estados Unidos; Estados Unidos,de donde proviene la misma proporción dearmas en circulación en el territorio mexi-cano. La lucha contra el narcotráfico ya le hacostado muy caro al contribuyente estadouni-dense para el resultado que todos sabemos.La violencia que mina México también repre-senta una amenaza para la seguridad de su

gran vecino. Un control de las armas,impuesto por el gobierno federal deWashington, por muy difícil que sea su obten-ción, representa la contrapartida indispensa-ble de Estados Unidos sin la que ningunaguerra contra los cárteles, ni en México ni enningún otro lugar, se pueda ganar. En ausenciade tal medida, la tragedia mexicana no tendráfin.

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