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MAESTRO PUEBLO O MAESTRO GENDARME? UN DEBATE ABIERTO HACE 40 AOS.
hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez
(Proclama de la Junta Tuitiva en la ciudad de La Paz, 16 de julio 1809)
En 1974 la Editorial Biblioteca, de la biblioteca Popular Constancio C. Vigil, en su Coleccin Praxis ,
publicaba un pequeo libro (de 91 pginas) tituladoMaestro pueb lo o m aestro gen darme?su
autora, Mara Teresa Nidelcoff . El xito de este libro fue inmediato y un ao despus tuvo una
segunda edicin de 5.000 ejemplares, inusual para esta poca y uno de los libros ms vendidos de
esa coleccin. Lo cierto es que este texto se convirti en centro de la discusin entre docentes
durante esta etapa de la dcada del 70. Si bien esta discusin fue clausurada por el golpe Cvico-
Militar de 1976 y su autora tuvo que refugiarse en Brasil, los ecos de este libro se mantienen an
hoy en muchos docentes que lo toman como un paradigma de la pedagoga comprometida con los
sectores de mayor vulnerabilidad.
Sus hiptesis tenan como ejes los planteos desarrollados por Paulo Freire en Pedagoga del
oprimido; Anton Makarenko, Poema Pedagogico; Celestin Freinet , Nacimiento de una
ped ago ga po pu lar. Sus tesis principales nacen del trabajo de campo desarrollado en zonas de
extrema pobreza de Rosario donde surgen problemticas que pueden resumirse de la siguiente
manera:"La sociedad no brinda una escuela igual a todos los nios. Las escuelas donde van los
hijos de los pudientes cuenta, en trminos generales, con mayores recursos y medios que aquellas
donde van los ms pobres. Esto abre muchas posibilidades a los primeros y limita a los segundos"
"Un nio pobre la mayora de las veces tendr vocacin hacia trabajos manuales, pues si aspirara
a mas, la realidad social y las necesidades familiares pronto lo reorientaran hacia otra vocacin; en
cambio, un nio rico siempre aspirar a profesiones intelectuales y, si se le ocurriera ser un obrero,
su medio se encargar de disuadirlo". Si bien hemos visto que no se puede dar un cambio de fondo
en la escuela sin un cambio de fondo en la sociedad, lo que s se puede cambiar es la forma de
actuar de los maestros, sus objetivos, sus mtodos, sus enfoques y hasta los contenidos.
La constatacin de que no existe una educacin neutral sino que siempre se educa a partir de
valores, desde los cuales se piensa al mundo y a los hombres, de all que se pueden visibilizar dos
posturas posibles: el maestro pueblo, que trabaja para trasformar la sociedad y el maestro
gendarme, que trabaja para conservarla tal como est. Este ltimo tipo de docente tiene como
objetivo la disciplina, se caracteriza por una actitud autoritaria, prioriza lo intelectual sobre lo
actitudinal, ocupa el lugar del saber sin reconocer los saberes que portan los alumnos, universaliza
la cultura dominante, presenta los contenidos en forma alienante, es decir, de manera
descontextualizada y sin conexin con el presente, no percibe las races sociales del fracaso
escolar, al mismo tiempo entabla una relacin distante con los padres a los cuales rinde cuentas o
reclama. El maestro pueblotiene como objetivo formar a sus alumnos en el pensamiento crtico,
apuntando a estimular para intervenir y trasformar la realidad, valora la cultura popular, revisa los
contenidos ideolgicos y los cuestiona, se preocupa por la funcionalidad de los contenidosenseados en la vida de los estudiantes, tiene en cuenta el contexto donde fueron socializados los
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alumnos y lo vincula con el rendimiento escolar, sumado a esto, entabla un vnculo con los padres
basado en el dilogo; en este sentido, toma la educacin como un compromiso poltico.
Pero bien que nos plantea el texto que lo tornaba tan peligroso en ese entonces e inclusive hoy?,
donde sigue siendo ignorado (aunque reconozcamos que se lo nombra pero no se lo lee) nos dice
que: " La escuela no puede hacer iguales a quienes la real idad social y econ mica hace
dis tinto s. Ms bien , la escuela de hoy fort alece la desigu aldad."
El panorama que nos plantea es un tanto desolador, pero por otro lado bastante sensato, frente a los
idealismo de una escuela abierta, inclusiva y de calidad, que se da de bruces con la realidad, que
nos marca que vivimos en un mundo con desigualdades sociales y si queremos acabar con dicha
desigualdad, no es en el sistema educativo donde debemos centrar el problema. La desmesurada fe
en la educacin como instrumento para erradicar las desigualdades sociales es el reflejo de una
sociedad que pensaba en la educacin como una frmula mgica para resolver males que, en rigor,
corresponde solucionar a la economa y a la poltica, no a la educacin.
Es absurdo pretender que entre las muchas tareas a las que debe enfrentarse un docente, entre
ellas este acabar con la desigualdad de la sociedad capitalista.
Los polticos que apuntan a que todo debe resolverlo la escuela (la violencia, las adicciones, la
sexualidad, la pobreza, la inclusin) deberan tener en cuenta los estudios que para diversos pases
realizara la UNESCO en 2011, donde sus conclusiones son que :la desigualdad educat iva
mejora c uando las desigu aldades soc iales d ism inuy en claramente. Es decir , la mejor poltica
de lucha a favor de la iguald ad de opo rtu nidades en l a escuela es una poltica general a favo r
de una mayor igualdad en la sociedad.
En la escuela abierta, la desigualdad subsiste porque el tratamiento del problema no es capaz deresolver las diferencias sociales que llegan a la escuela. Si bien la educacin es un derecho, este
solo se hace posible cuando todos lo pueden cumplir en igualdad de condiciones, y la escolaridad
es igual para todos en la medida que todos tienen cabida en ella, pero no es igual para todos en la
medida que los frutos que pueden obtener unos y otros son desiguales, en funcin del lugar donde
se ubique el colegio, clase social a la que pertenece el alumno/a, del capital cultural de la familia,
etc., etc
Un primer problema sera la escolarizacin universal y sus problemas, y problemas hay y quedan
todava por resolver, bsicamente cmo integrar a todos en el modelo de escolarizacin inclusiva?El segundo gran problema de la escolarizacin universal es que la escuela no ha sido capaz de dar
un tipo de cultura atractiva y convertir en algo significativo e importante el tipo de cultura escolar.
Pero tambin seamos sensatos la inclusin no se reduce a una mera permanencia de los jvenes
en la escuela durante ms tiempo, sino que debe estar acompaada de un conjunto de medidas de
renovacin de los contenidos educativos, de la organizacin de la enseanza y de la metodologa
didctica.
La cultura prevista en el sistema escolar no representa realmente una cultura para todos, y aqu
viene uno de los elementos crticos, en este momento en que hablamos de una escuela abierta,
inclusiva y de calidad estamos muy distantes de tener un concepto de cultura para la escolaridad
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para que hablemos de una escolarizacin universal donde la cultura que se da internamente tenga
un valor realmente integrador y de retencin.
Si el efecto del origen social sobre el logro educativo es tan grande, cmo se explica su clamorosa
ausencia tanto en la agenda poltica como en el debate educativo? Se habla del debate de escuela
abierta, de la violencia en las escuelas, la sexualidad, la extensin de la escolaridad, etc.etc. pero
no se habla del origen de las desigualdades educativas. Y aunque quisiramos ignorar esta relacin,
los datos son un tanto obstinados, y no se creen que la clase social no s ea imp ortante para dar
cuenta del fracaso escolar.
Son tan intiles las polticas educativas? No del todo, siempre y cuando las propuestas que
planteen para debatir no sean originadas en la pedagoga deescritorio , sino que sean
realmente las problemticas que los docentes queremos debatir y no que se nos obligue a pensar la
educacin y su prctica desde criterios postmodernos, donde el discurso como p ract ica socia l,
nos lleva a buscar significantes nodales que nos permitan armar la escuela con saberesno
provenientes del campo cientfico sino de las necesidades que nos marque el contorno social con
el fin de organizar consensostemporarios que al fin y al cabo nos lleven a reconocer lo l iqu ido
de todo compromiso pedaggico.
Ante la colonizacin intelectual y el eclecticismo conceptual que, de manera burda y sin miramientos,
se da el lujo de clausurar distintas corrientes pedaggicas que por pertenecer a la modernidad,
estn demodyse nos invita a pensar la realidad escolar con conceptos provenientes de marcos
conceptuales europeos, cuyos orgenes son conocidos por todos: hijos del liberalismo salvaje de la
dcada de los 90. Un verdadero cambalache pedaggico donde se mezclan, Lyotard, Saussure,
Bauman,Vattimo, Lipovetski, De alba, etc.
Entonces sera bueno recordar que cualquier docente que se precie de tal, excepto que padezca
de algn tipo de autismo, puesto en la tarea de ensear busca insistentemente, por defecto
profesional, hacerse entender y lograr el entendimiento en sus alumnos. Este ha sido un indicador
clave para identificar a los buenos y a los malos maestros. Digo esto porque no todo lo que se ha
hecho y escrito en educacin debe desecharse. Tenemos una rica historia y, por citar un ejemplo,
deberamos estudiar, antes de empezar a abrir la boca para discurrir sobre estas cuestiones, desde
Los Princ ipio s d e la didctic a de Pestalozzi, pasando por el Credo Pedaggico de Deweyy los
libros de Mara Teresa Nidelcoff: La escuela y la comprensin de la realidad y el emblemtico
Maestro pueblo o maestro gendarme pensados y escritos en el contexto sociocultural del
Rosario de los 70s. o por lo menos revisar la rica produccin que sobre la temtica pedaggica se
ha elaborado en los ltimos aos en Argentina antes que recurrir a criterios que solo sirven para
analizar nuestra realidad en clave europea.