magallón anaya, mario. pensar esa incómoda posmodernidad desde américa latina. editorial...

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  • Pensar esa incmoda posmodernidad desde Amrica (tina

    MACALLN ANAVA

    Frimera Edicin. lunio dt 2002

    Cordirn Red Utopa. A.C. jitanjJftr M 'xelij

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    C L 9 B A L I D A D , N E t L I B E R A L I S M Y D E M O C R A T IZ A C I N EN AM RICA L A T I N A

    D E M O C R A C IA , JU STICIA E IN C E R T ID U M B R E

    b i b l i o g r a f a

  • LA P 9SM 9D E R N ID A D

    Jffc travs de la h istoria de ia hum anidadf w se ha decretado varias veces la muerte

    m m k de la filoso fa . Pero este fenecim iento w ya im plica en s m ism o argumentar filosficam en te para d em o strar su supuesta d esaparicin. Se ha planteado, sobre todo, la muerte de la m etafsica y la elim inacin de presupuestos on tolgicos.

    Ya M artn H eidegger sealaba que el despliegue de la filosofa en ciencias particulares e independientes es la m uestra de su legtim o acabam iento. Escribe que la filosofa finaliza en la poca actual, por el hecho de que la cientifici- dad ya ha ocupado su lugar en la sociedad y la cual se extiende a toda la hum anidad; su rasgo fundam ental se caracteriza por haber alcanzado el nivel ciberntico, es decir, de alto desarrollo tecnolgico y cientfico. Por lo tanto: ...el final de la filosofa se m uestra com o ei de la instalacin m anipulable de un m undo cientfico-tecni- co, y de un orden social en consonancia con l (H eidegger, M ., 1980, p 102). Desde este horizonte com prensivo de la historia de la filosofa y la filoso fa m ism a, com o hasta ahora se venan entendiendo, son en cierta form a un anacronism o, y por lo tanto su muerte es ya inminente, y an te este h orizon te es la p rep araci n para su

    [71

  • 8 PENSAR ESA INCMODA P tSM D ER N ID A D .. .

    muerte. E sio hace pensar al escritor de El ser y el tiem po, que la filosofa no ha estado a la altura de la co sa * del pensam ien to . As ya el su puesto pen sar de la filo so fa es inferior sobre todo, al de la ciencia y la tcnica, porque su tarea ahora tiene s lo un carcter p reparatorio y no precisam ente fundante. Se conform a con despertar una d isposic in hum ana a la posibilidad cuyo contorno sigue siendo obscuro y su llegada e.\ dudosa e incierta. Tal supuesto pensar, segn Hei- degger, en contra de la modernidad filosfica hege- liana, no puede predecir ningn luturo ni progreso, porque, segn Hegel, el filsofo no hace profecas. Y en el aspecto de la h istoria tenem os que habrnoslas con lo que ha sido y con lo que es. En filosofa, em pero , con aq u ello , que no slo ha sido y no s lo ser, sino que es y es eterno: la razn. Y ello b a su . (H cgel, G .W .F.,1974, P 177). La razn es para el filsofo de G en, la categora m ism a que rige al m undo, l.o racional es el ser en s y por s, m ediante el cual rodo tiene su valor. (Idem ., p 44) la razn y la historia si acaso, intentan indicarle algo al presente, es aquello que ya fue dicho por la filosofa, to m o sera la llam ada a la cosa m ism a, al Ser.

    Esta reflexin heideggeriana se afirm a y c o incide con las tesis posm odernas, las que se realizan a partir de una funcin desontologizadora de todos los supuestos; una crtica devastadora a la nocin de totalidad, particularm ente sustentada por el m arxism o y la Teora de Sistem as. Es

  • LA P9SM 9D ER NIDA D 9

    m s, es la crtica a toda teora globalizadora de la sociedad , com o de toda pretensin que busque definir el futuro desde la teora; es la crtica a la teora del hom bre dom inada por las abstracc io n es que han serv ido para ju stificar no s lo las concepciones de la totalidad, sino de los totalitarism os, en nom bre d la razn y de la historia. Parece que ahora se invierte el viejo principio hegeliano: todo lo real es racional y todo lo racional es real, para im perar aquel que rezara: todo lo real es irracional y todo lo racional es irreal.

    A s, la nocin de posm o d ern id ad y su uso pone en juego la profunda crisis de la identidad por la que atraviesa la poca contem pornea y se refleja con m ayor conciencia en reas de reflexin social, f ilo s fica , h istrica, c ien tfica y p o ltica . La visin nica del m undo de la m odernidad y la supuesta universalidad de sus principios, en la actualidad est cuestionada. 1 proyecto ilum inista de la m odern idad , com o el de hom ologar lo particular con lo universal ha sido p uesto en cuestin . La posm odern idad est en con tra de las norm as ilu m in istas, con sidera al m undo com o contingente, inexplicado, diverso, inestable, indeterm inado, com o un con junto de culturas desun idas, de interpretaciones que engendran un grado de escepticism o sobre la ob jetividad de la verdad, de la h istoria, de las norm as, de lo dado, de la Naturaleza y de la coherencia de las iden tidades. Este m odo de ver la

  • 10 PENSAR ESA INCMODA PtSMODERNIDAD..

    realidad, para algunos, tiene efectivas razones m ateriales: surge de un cam bio histrico de O cci- den te haca una nueva form a de cap ita lism o , hacia el efm ero y decentralizado m undo de la tecnologa, el consum ism o y la industria cultu* ral, en el cual las in dustrias de servicio , de finanzas e in form acin triunfan sobre las m anu- facturas trad icionales y de las polticas clsicas basadas en las clases y ceden su lugar a la difusa serie de polticas de identidad.

    Pero contra esta m anera de entender la pos- m odernidad es necesario intentar pensar h istricamente el presente, en un tiem po en el cual se ha o lvidado cm o se piensa histricam ente. Es decir: o bien lo posm oderno txpresa el irrefrenable y profundo im pulso histrico, o a la inversa, lo reprim e y lo desva con una eficacia inusitada, esto, segn nos inclinem os a uno u otro aspecto de esta am bigedad . Lo m s recom endable sera verla com o la conciencia terica de su prop ia con d icin de p o sib ilid ad , que es sobre todo una enum eracin de cam bios y m od ificaciones. La m odern idad al igual que la posm o- dern idad, tam bin pens de m odo com pulsivo lo nuevo e intent observar su nacim iento, para ello invent registros de secuencias h istricas; pero la segu n d a, en cam b io , busca rupturas y acontecim ientos antes que m undos nuevos. Los m odernos se interesaban por lo que surgira de estos cam b io s, pensaban en la m ism a cosa de m anera utpica y desde una tendencia general,

  • LA P9SM 9D EKNIDA D 11

    la p osm od ern id ad en cam b io , slo registra las p ropias variaciones, sabe sobradam ente, que los contenidos son m eras im genes. Fn la moderni- dad subsisten form as residuales de la Naturaleza o del ser, de lo viejo, incluso, de lo ms viejo: de lo arcaico, donde la cultura todava puede tener alguna influencia sobre la naturaleza e intentar transform ar ese referente. La posm odernidad es lo que queda cuan do el proceso de m odernizacin ha concluido y la naturaleza se ha ido p an siem pre. Es un m undo quiz, ms humano que el an tiguo, pero en l la cu ltura se ha convertido en una autentica segunda Naturaleza. Rs una inmensa aculturacin de lo Real histricamente original, es un salto increble y desm esurado de es- tetizacin de la realidad. La cultura posm oderna se ha con vertido en un p rodu cto por derecho p rop io , del m ercado y ste se ha convertido en un su stitu to de s m ism o y en una m ercanca, com o todos los p roductos que contiene. M ientras que la m odernidad era una crtica tendenciosa de la m ercanca y un esfuerzo porque sta se trascendiera a s m ism a (M arx), la mercantil'! dad es el proceso y el consum o de la pura mer- cantlizacin. Por otro lado, es im posible hablar de la teora de la posmodernidad en general sin recurrir a la cuestin de ia ignorancia histrica, con d icin exasperante de una serie de intentos e sp asm d ico s e in term iten tes, pero d esesp erad os por recuperar la h istoria . La p o sm o d ern idad es, pues, el intento desesperado y asfixiante

  • 12 PENSAR ESA INCMODA POSMODERNIDAD...

    que busca m edir ta tem peratura de !a poca sin instrumentos, en una situacin en la cual ni si* quiera estam os seguros de que todava exista algo tan coherente com o el concepto de poca, de sistema o de situacin actual.

    1.a versin m oderna de la h istoria es la p rimera vctim a y la ausencia m isteriosa del perod o p osm od ern o . La idea de p rogreso y de un telos en sus form as m s autnticas, estuvo viva hasta m uy recientem ente. C ad a ob ra autntica destronaba, de form a lgica, de manera inesperada a su p red eceso ra . La d ia lc tica h istrica a firm ab a que a s fu n cio n ab a toda la h isto ria , m ediante la catstro fe y el d esastre . Pero una m aana salim os y el term m etro para m edir la h istoria haba desaparecido .

    Se d ice que el con cep to d e posm odern idad fue em pleado por prim era vez en 1934 por Federico de O ns en su Antologa de la poesa espaola e hispanoamericana. D e cualquier form a fue en el segundo lustro de los aos cuarenta, del presente sig lo (1 9 4 6 ), cuan do por prim era vez hace presencia y es usado com o nocin de pos- m od ern id ad por el h isto r iad o r in g l s A rnold Toynbee. Su utilizacin en aquel m om ento no fue un foco de atencin ni para soci logos, ni historiadores, ni filsofos, s para poetas, artistas y crticos literarios (Cfr. Toynbee, A., 1946). La Edad Posm oderna aparece en su Estudio de la historia, escrito en 1938, com o el cuarto periodo im portan te de la h istoria de O cciden te ,

  • LA P SM D ER N ID A D 13

    tiene com o precedentes a: Occidente I {Edad obscu ra); a O ccidente II (E dad m edia); y a O ccidente 111 (Edad m oderna). Segn este amor, esta nueva poca se in icia despus de 1875, con el fin de m ostrar la dom inacin de Occidente y el ocaso del in dividualism o, del capitalism o y del cristian ism o . S lo en la dcada de los sesenta, del presente siglo , em pieza a ganar importancia en los Estados U nidos de Norteam rica, se asocia al m ovim iento de contracultura y a la posib ilidad de haber de jado atrs la fase de los desastres producidos por la irracionalidad econmica y las guerras. iMs adelante su valor sem ntico va cayendo en descrdito y produce num erosos debates. A pesar de su desprestigio la nocin de p osm odern idad nos m uestra la profunda crisis de la poca que hoy se vive, para reflejar una m ayor conciencia y cuestion ar el hecho de que el llam ado progreso, las norm as jurdicas, el derecho y todo aquello que se design com o verdad es contrariada por los efectos negativos de la dem encia mercantil y el consum o. Lo cual lleva a la duda, a pensar si la m odernidad ya lleg a su fin, no obstante que la tendencia actual, sin de jar de ser m oderna, va hacia la globalizacin planetaria, lo cual llevara a cuestionar su nocin integradora y la posibilidad de su fenecim iento. A s lo m uestran acontecim ientos com o H irosh im a, La tormenta del desierto, la prolongacin de la fragm en tacin territorial en Y ugoslavia y la irracional e in justificada guerra en Som alia, ade-

  • 14 PENSAR ESA INCMODA POSMODERN1DAD.

    m s de los hechos histricos que hoy estn haciendo presencia. La d u da se expande al cues* tionam iento de las m ism as posib ilidades creati vas en las artes y a s la historia ha llegado a su fin. Todos ellos, segn el d iagnstico actual, por su incapacidad de producir realm ente algo nuevo, que sea algo ms all de una m oda funcional bajo la permanente vigilancia de los im perativos econ m ico s.

    F.m pero, cabe d estacar, d ich o sea de paso , que el prefijo post fue em picado en un sentido co n sc ien te d esd e la m od ern id ad m ism a, para distinguirlo del pasado y perfilar lo nuevo, lo cual no quiere decir que sea o est despus o se siga de la m odernidad, com o si se tratara de la superacin de la etapa precedente. Se llega incluso a sem ejarlo con el gtico, con el barroco o con el rococ, por su ab igarrado eclecticism o (Cfr. K urniuky, H . 1993).

    La posm odernidad, segn H abcrm as, se presenta m s com o an rim odern idad ; es la co n traparte com plem entaria del neoconservadurism o. L o s n eo co n sc rv ad o re s , seg n H ab crm a s, son antim odernos al defender la tradicin cultural de la fe religiosa, de la tica de la disciplina del trabajo. Los posm odernos mantienen la m ism a posicin en contra de la m odernidad al cuestionar a la razn sustantiva de la Ilustracin en favor de una su b jetiv idad descen trad a, de la em an cipacin de los im perativos del trabajo, de la em otividad y de la autoexpcriencia, as com o sus fall-

  • LA P *S M D E R N ID A D 15

    dos y extravagantes program as de realizacin de vanguardia y falsa negacin de la cultura (C r. H aberm as, J . 1986). H aberm as seala en defensa de la m odern idad , que el proyecto ilustrado no es un proyecto fracasado, sin o inacabado. Para i, el concepto de m odernidad tiene que ir adelante y cam biarse por un concepto de dilogo in tersub jetivo por una form a de com unicacin pblica, libre y dem ocrtica, la cual permitir a travs de la com unicacin pblica, resolver los co n flic to s socia les y term inar pacficam ente en una sociedad de bienestar para todos. Bajo la perspectiva haberm asiana no se trata de estar en oposicin con la m odernidad, sino, ms bien, en contra de la ideologa neoconservadora o falsam ente negativa. D e tal m anera, el proyecto de la m odernidad debe continuar su marcha y enfrentar tan to a la prem odernidad conservado- ra com o a la antim odernidad posm odernista.

    Tal vez el concepto clave de la posm oderni- dad consista en la ruptura con el patrn cultural de ia m odernidad al rechazar el m odelo interno- externo y el de la d ialctica de la esencia y la apariencia; el del consciente e inconsciente freud ian o; e! m odelo existcncialista de autenticidad c inautem icidad; y el sem itico de significante y s ig n ifica d o . E sto lleva a la fragm en tacin del yo, de la cultura, del su jeto , a la vivencia slo de lo sincrnico y al debilitam iento de la historicidad, su stitu ida por el sim ulacro, por la consideracin de una h istoria que no es real (Cfr.

  • ]6 PENSAR ESA INCMODA P#SM#DERNIDAD.

    Baudrillard, J . , 1988). C abe esperar que la nueva lgica espacial del sim ulacro tenga un efecto crucial en lo que sola ser el tiem po histrico. El propio pasado se m odifica. El pasado com o referente se va poniendo paulatinam ente entre pa- rentesis y term ina borrndose del todo . La so ciedad de la imagen o del sim ulacro, segn Fre- deric Jam eso n , es la tran sform acin de lo real en m ltiples pseudoacontecim ientos, lo cual su giere que algunas de las m s veneradas, estim adas y radicales concepcion es con relacin a la naturaleza de la poltica cultural, resulten ya anacrnicas. (C fr. Jam eson , K 1 9 9 1 . P 6 6 ). O bviam ente, esto se puede entender com o la incapacidad de ser actores reales en el proceso histri- cosocial. D e tal form a, la posm odernidad se caracteriza por el estereotipo y el culto a la im agen. Porque su fragm entacin y superficialidad no dejan proyecto d e futuro. Para Baudrillard, este advenim iento de una sociedad de m asas, de esa, de una m ayora silenciosa que no tiene historia que escrib ir, llev a la decaden cia de lo poltico, pues al ya no haber referentes sociales com o los de pueblo, clase social, etc., y al quedar la masa com o mera existencia social estadstica, desaparece el su jeto . D esde este horizonte, la masa ya ni siquiera puede estar alienada y por lo tanto no es susceptible de liberacin o de revolucin. En consecuencia, esa m asa no puede ser su jeto , ni tam poco tiene estructura propia, ni sigue leyes, rechaza la h istoria, ia poln-

  • LA P#SM #D ERNIDA D 17

    ca, lo universal y se refugia en lo cotidiano y en el consum o. Lipovetsky seala que se est gestando un nuevo individualism o que ir ms all del proyecto de la Ilustracin, donde se reivindica la pluralidad fragm entaria, la fractura disciplinaria de la concepcin fordista, por otra nueva y flexible, basada en la informtica y en la era tecnotr* nica. Esta flexibilizacin de la sociedad slo requiere de un m nim o de coercin c im posicin.

    En las cosas vistas desde esta perspectiva, encon tram o s que la sociedad se concibe a partir de una libertad absoluta de m xim a eleccin, de m n im a au to rid ad y del m xim o deseo. Se potencia el despliegue de los deseos y de los placeres y su supuesta satisfaccin , de la vivencia in m ediata de lo efm ero. L a flexibilidad se contrapone a la rigidez y a la disciplina del hom bre som etido a la voluntad general o de partido y a una razn absoluta. Se crea as un nuevo valor com o el de ...respeto a la singularidad subjetiva, y al derecho a d isfru tar la vida al m xim o, a la libertad de lo cotidiano y en las costum bres. Baudrillard coincide con Lipovetski, adem s de lo arrib a se alado , en cuanto a que la revolucin y la lucha por la liberacin ya no son necesarias, porque se vaciaron para siem pre de u tilidad y sen tid o ; en con secu en cia cualqu ier in ten to por resucitarlas sera fa llido . Por otro lado, ia esperanza en el futuro ya no existe, porque el fu turo es siem pre presente. La sociedad posm oderna es la del consum o libre de eleccin.

  • 18 PKNSAft ESA INCMODA P *S M *D E R N ID A D ..

    pero desenfrenada. (Cfr. Lpovetsky, G ., 1987 y 1994).

    O tro rasgo del p osm odern ism o que se debe resaltar es el de la actitud de igualdad e indiferencia ante todo. Es decir, hay una prdida de la especificidad de cada cosa, un vaciam iento de contenido; es com o en una tienda, donde se puede poner cualqu ier cosa, pero a fin de cuentas todas son m ercancas... H ay que resaltar que en el posm odernism o la experiencia de la infam ili- zacin es bastante visible, es un hecho; los adul* tos- nos son llevados a una etapa donde nu estn presentes las tensiones entre los sexos, o al menos esa es la pretcnsin (Kurnitzky, H ., Echeverra, B .t 1993 , p 9 ). La posm odern idad permite a los consum idores participar alegrem ente en los eventos que organiza, liberndolos de la o b ligacin de enfrentarse con su prop ia h istoria. Es I3 infantilizacin y regresin a la fase de desarrollo psquico, donde el individuo acaba de pasar por una catstrofe. En estos eventos de d iversin y consum o los participantes se encuentran en un estado de regresin, lo cual confirma las form as de diversin de las m asas, as com o el carcter general del juego y del entretenim iento que se encuentra en la m entalidad de los nios de 10-12 aos. Esta regresin correspon de o n togenticam ente a la poca de latencia del desarrollo psquico individual, fase donde las tensiones productivas se encuentran inactivas en el desarrollo de los sexos (Cfr. Kurnitzky, H ., 1994 y

  • LA P tS M tD E R N ID A D 19

    Kurnitzky, H . Echeverra, B ., 1993). Puede d ecirse que la posm odernidad se contrapone a las concepciones organ icistas, funcionalistas, de la totalidad o sistem ticas. Y esra totalidad se correlaciona con la puesta en crisis de los grandes d iscursos y m etarrelatos de la m odernidad , as com o con la proliferacin de los juegos verbales y sus reglas. Rom pe el lazo unificador y origina la dispersin de los sujetos. N osotros y los otros ya no son difereciadores de las culturas ni de los sujetos, su especificidad se pierde y emerge ahora una p oderosa O tredad cuyos poseedores particulares pueden volverse indiferentemente e intercam b iab le s: m u jeres, ju d o s , a lban os, serb ios, p r is io n e ro s , g ay s, a b o rg e n e s, etc . La ciencia m ism a, m s que tender a la unificacin, se d ispersa en una in fin idad de conocim ientos especia lizad os, don de prcticam en te nadie dom ina (Cfr. Lyotard, Jcan-Fran^ois. 1987 y 1989).

    Hoy, la globalidad es un nuevo desafo multi- d iscip lin ario y coloca a la filoso fa en un lugar m s m odesto; ya no se concibe com o una concepcin terico-discursiva-totalizadora y totalizante de lo s sab eres, sin o m s bien com o una discip lina especializada sin pretensiones de privilegio cognitivo que busca superar el (egocentrism o y el cientificism o, a los estndares analticos ms rigurosos y a los sofocantes ideales de la cien tificidad , as sea que se esco ja com o dechado a la fsica o a la neurofisio loga, o a un proced im ien to m etodolgico com o es el beha-

  • 20 PENSAR ESA INCMODA PftS.MODERNIDAD.

    viorista . En cila cobra una m ayor presencia ei giro lingstico por el que se intenta dar fundam entos ms consistentes a la argum entacin terica. D e esta form a, . .. el g iro lin g stico ha asen tado a la filo so fa sobre fun dam en tos ms s lidos y la ha sacado de las aporas de la con ciencia. Pero tam bin ha dado lugar a una com prensin on to lg ica del lenguaje autom atizado frente a los procesos de aprendizaje in iram un- d an os a la funcin abridora del m undo que e! lenguaje posee , y tran sfigu ra las m udanzas de im genes del m un do en un po ietico acontecer esen cial/... / los con cep tos escpticos de razn han ten ido efectos beneficiosos sobre ia filo so fa al desan im arla de sus desm esuradas pretensiones, a la vez que la han confirm ado en su papel de guardiana de la racionalidad (H aberm as, J., 1090, p 18).

    I.a crtica radical de la razn y su sentido instrum ental se reprim e para buscar refugio en lo totalm ente o tro, para abrir la posibilidad a la filosofa para descubrir sus lim itaciones y alean- ces y a la vez establecer la relacin interna que existe entre la praxis y la teora, protegindola de las su p u estas ilu sion es de in dep en den cia y abrir los o jo s a un espectro de validez que va ms all de las pretensiones de validez asen ri- ca. E sto m ism o ha hecho retroceder a m uchos individuos a un productiv ism o que reduce a la praxis al trab a jo , lo que no perm ite m irar las conexiones existentes entre ei m undo de la vida

  • LA P#SM #DERNIDAD 21

    sim blicam en te estructurado con la accin com unicativa y el discurso. H oy se perfilan nuevas con vergen cias, sin em b argo no debe olvidarse que todas ellas son en torno a tem as que no en vejecen, com o la d ispu ta sobre la unidad de la razn en la pluralidad de sus voces; la posicin del pensam iento filosfico en el concierto de las ciencias; reflexiona en torno al esoterism o de la ciencia especializada y de la Ilustracin; sobre la libertad y los procesos de liberacin y en torno a los derechos hum anos; d ialoga con relacin a la controversia de los lm ites entre la filosofa y la literatura. E sta ola arro lladora de restauracin ha vuelto a sacar a flote un viejo tem a que ha acom paado desde siem pre a la m odernidad, el del rem edo de su stan cialidad que representa la tentativa de renovar la m etafsica.

    Por otro lado y desde otra perspectiva, podemos decir, que lo que se le ha dado el nombre de p osm odern idad no es, de ninguna form a una respuesta a la m odern idad en crisis, sino m s bien, com o escribe Kurnrzky, un sntom a de la crisis del m ercado . La d esv in cu iacin entre la econom a y la sociedad finalm ente arru in el m ercado y su funcin in tegradora . C uan do se liberaron los intereses econm icos parciales frente a la sociedad y fueron retirados del control social, provoc el retiro de la com petencia y se deshizo la cohesin social. La realidad nos muestra que el libre m ercado sin lm ites destruye la econom a social de m ercado. A s com o la socie

  • 22 PENSAR ESA INCMODA P 9 S MODERNIDAD...

    dad de clases hizo fracasar la utopa dem ocrti- ca, en la actu alidad la sociedad con sum ista de m asas aparentem ente neutraliza todos los con- flictos y se fuga en la ausencia del su jeto, en una sociedad de ob jetos que no requiere ni del m ercado ni de la dem ocracia. Destruye al m ercado concebido com o el lugar de m ediacin de intereses entre naturaleza y so c ied ad . Esta es una form a de renuncia a la esperanza de solucin de los conflictos de la historia, se suspende la cau salidad y la lgica y la p osib ilid ad de ordenar racionalm ente el contexto de un m undo que no es com pren dido y que s lo quiere ser vivencia- do. De lal m odo, puede decirse que ia m undiali- zacin de la econom a no ha (rado la riqueza universal ni la dem ocratizacin de su im perio . El individuo cansado de andar por cam inos falsos se orienta por el de la regresin para resolverse en un m undo alucinado que an no atina hacia donde d irigir sus pasos, lo cual le im pide elaborar vivencias propias y ser su jeto ubicado y consciente dentro de un tiem po (Cfr. Kurnitzky,H ., 1994).

    Ante este espectculo de desolacin y de in- ccrtidum b rc, de falta de cam in os haca don de dirigir u orientar un rum bo m s prom isorio para los seres h u m an os y llegar a p u erto s segu ro s, dnde el futuro ya no existe, ni el su jeto, ni la historia, ia pregunta ob ligada es qu qued de la m odernidad en la m undializacin del mundo, y s lo que qued es recuperable? m s an, de

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    qu form a se inserta Amrica Latina y ios pases en vas de desarrollo en esta mundializacin? tienen p osib ilidades todav a nuestros pases o ya se les pas el tiem po y quedarn condenados a producir excedente hum ano sobrante y prescindible? dnde quedaron los proyectos de liberacin y de dem ocratizacin? El primer problema es el cm o insertarse en la globalidad sin dejar d e ser n oso tro s , cm o recuperar la dignidad hum ana y ponernos en vas de la liberacin. La hom ogeneizacin de la O tredad trae consigo el que ninguno de los su jetos son yos individuales ni tam poco nosotros, com o escribe Terry Eagle- ton, esto im plica una perspectiva autocntrica com o la del m s desacreditado su jeto humanista. S i el otro es reducir a ser cualquier cosa que desbarata m id en tid ad es esto un m ovim iento hum ildem ente descentrador o una auto- contem placin? Y si el m undo est agu jereado igual que el yo, com o un su jeto fracturado que confronta una realidad ficcional, es este un sujeto tan hum ilde com o aparece si se ha asegurado que ya no existe afuera ninguna realidad obstinada que se resista? (Eagleton, T. 1997. pp 135- 136). La situacin que se vive es que el m undo se ha m undializado, el planeta ha dejado de ser una figura astronm ica para adquirir plenam ente su significacin histrica. Es desde aqu, precisam ente, donde nace el encanto y el susto , la im presin de que se han roto los m odos de ser, sentir, actuar, pensar e incluso, de fabular.

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    En c! declinar del sig lo X X A m rica Latina no resolvi sus problem as elem entales y si crecieron considerablem ente algu n os, com o la p obreza, la m iseria , la m arg in acin , la in ju stic ia social y poltica. N uestra Am rica no alcanz el tan aspirado desarrollo y s se profundizaron las desigualdades sociales y econm icas. La globali- zacin y tecnificacin de las relaciones sociales y econm icas se unlversalizaron, com o tam bin el proceso de desarrollo extensivo, que se ha dado en llam ar capitalism o-m undo, se generaliz la realidad form al y real inherente a) m ercado, a la em presa, al aparato estatal, al capital, a la adm in istracin de las co sas y de las gen tes, de las ideas. En este vasto espacio de la razn instrum ental el in d iv idu o aparece com o un ad jetivo ms que com o sujeto. La razn ha sido rebajada a racionalidad funcional, puesta al servicio del proceso de valoracin del dinero. As, lo universal de la razn occidental se m uestra com o un mero reflejo de la abstraccin real y objetiva del d inero.

    En esta m undializacin una gran m ayora de los latinoam ericanos van a quedar al margen de ella y de sus procesos, en la m edida de que no son com petitivos y porque carecen de la capacitacin tcn ico-cien tfico-ciberncica ya no p o drn integrarse. Por otro lado, no obstante que se potencia la in terdependencia entre las naciones, desde su p u estos de igualdad y autonom a, las naciones centrales determ in an las polticas

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    econm ico-productivas, ya que las unidades que estructuran la poltica m undial siguen siendo esas m ism as potencias y son s lo ellas las que establecen el orden m undial, organizan y m antienen coalic ion es y estn presentes en todas las partes del g lob o . Este espacio-tem poral juegan un papel relevante los m edios m asivos de com unicacin, los que penetran e influyen, no slo en los pases altam ente in dustrializados, sino cambien en los atrasados, los que al igual que toda actividad hum ana de la actualidad, estn regidos y determ in ados por las in iciativas del m ercado g lobal, en la m edida que ste ahora regula las relaciones entre los pueblos, las naciones y las cu lturas, im pone los m odelos de com unicacin y dinam za sus redes. El m undo est viviendo un proceso expan sivo y de fragm entacin a todos los niveles y planos. En esta borrachera impa- rabie es urgente y necesario buscar las formas de in corporar a las naciones latinoam ericanas con ventajas y beneficios para todos sus habitantes (Cfr. lanni, O ., 1996 y M artn Barbero, J. 1995). Sin em bargo, en este espectculo la m odernidad no conclu ida dem anda an la realizacin de la antigua utopa de los seres hum anos, an no cum plida, com o la del ejercicio de la libertad c igualdad de todos; la afirm acin de los derechos hum anos, an tigu o s p rogram as del cristian ism o y de la Ilustracin. Esto quiere decir, que perma* nece vlida la urgente necesidad de luchar por la defensa de los derechos hum anos opuesta a to

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    das las form as de racism o, de m argin acin , de explotacin, opresin y m iseria. La libertad com o la igualdad no tiene lm ites tnicos ni religiosos. La concepcin de igualdad aqu apuntada requiere, necesariam ente, de justicia social. Esta igualdad s lo se puede realizar cuan do la sociedad poltica lim ite las relaciones del m ercado, para que los poderosos no conviertan en esclavos a los dbiles y no se im ponga la ley del m s fuerte. En otras palabras, la ju stic ia social requiere de form as econm icas transparentes controladas por la sociedad. E sto im plica dem ocratizar la sociedad en todos sus niveles y cuestiones, clave que debe llevar a una justicia igualitaria.

    En este horizonte diram os (aunque lo que d igam os quiz est pasado de m oda), que la dialctica es la dinm ica de la m odernidad (entendida com o dilogo y com o proceso histrico), porque la m odern idad se a firm a y reafirm a en la negacin, porque sta prospera con los conflictos internos. La m odernidad es un proyecto, com o dice H aberm as, inacabado, m s aun, aadiram os que ... e! proyecto nunca se acabar, porque acabarlo significa m atarlo. La m odernidad... puede asum ir variaciones prcticam ente in fin itas ai igual que la prem odernidad, pero su dynamis las incluyen a todas in nuce... (Hcllcr, , y Fehr, F., 1994, p 139). En este sentido la m odernidad adquiere un carcter pendular no cclico, ni tam poco circular, para cruzar a travs de zonas nuevas, porque no existe una solucin

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    final ni nica que excluya para siem pre el viajar de nuevo en la direccin contraria o diferente, y esto es lo que en la actualidad est aconteciendo en el m u n d o .

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    EL D E SA R R ftLL EN AMRICA LATINA: LATIN#AMERICANISM9Y GL0BA LIZA CIN

    I.as m edidas de desarrollo im plantadas en Am rica Latina desde los aos sesentas, si las consi* deram os en su conjunto, fueron un fracaso, porque no se hizo socialista com o la utpica Cuba, pero tam poco alcanz el desarro llo . Las teoras desarrollistas que se im plantaron en esos aos se usaron con fines de poltica econm ica a largo plazo. La con sign a y su p rctica , de prim ero desarro llarnos y lograr la riqueza, para posteriorm ente repartirla, fue m s bien una retrica del d iscurso p o ltico , un m ecanism o dom esti- cador y m itificador dirigido ai control la regulacin de las sociedades latinoam ericanas.

    Las teoras de la dependen cia de finales de los sesentas fueron aspectos com plem entarios que buscaron otras alternativas para el desarrollo. Su mayor debilidad estuvo signada por la dependencia terica de las m ism as y algunas de sus form ulaciones vertebrales, com o la relacin C en tro/Periferia y su nocin de causalidad excluyeme externa, la cual invalid m uchos de los anlisis y de los pronsticos. En la actualidad nos encontram os en una situacin m uy especial. La cada de los m itos despeja el cam in o para poder en frentarnos con los fenm enos recurrentes de los cuales ninguna teora hasta hoy ha dado cuenta.

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    M arginacin y dependencia ocultan en sus en* traas un fenm eno in suficientem ente explicado: el de la explotacin, fin este cam ino de anlisis, algunas opinan que las poblaciones latinoam erican a s ya n o sirven p ara ser ex p lo tad as . C onstituyen un lastre, una carga intil y elimi- nable. D urante largo tiem po se seal que la industrializacin era la solucin de todos nuestros m ales. A m rica L atin a, para algunos em presarios e in version istas nacionales e in ternacionales, ya ni siqu iera tiene reservado el lugar que Hegel le diera: el del pas del porvenir.

    En los noventas se nos plantea la necesidad de retornar a una lnea de anlisis abonada en nom bre de la ciencia y de la objetividad, sustituida por una postura ideolgica que busca ocultar las realidades vividas por nuestros pueblos. Em pero, debem os situar nuestra evolucin econm ica. social y cultural en el contexto m undial, estud ian do las m odalidades de insercin de los pases latin oam erican os en el m ovim iento g lo bal, cuyas d irecc io n es tenem os que descubrir para com prender las perspectivas econm icas nacion ales de d esarro llo . Es acon sejab le ab an d o nar las tentativas de im itar m odelos econ m icos, sociales, p o ltico s y cu lturales de los ceiros de poder econm ico dom inantes en el m bito m undial, porque la realidad de estos pases se explica en parte por nuestra realidad; representam os el otro rostro de la expansin occidental. En consecuencia, no es posib le reducir las

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    realidades nacionales a la lgica de la econom a m un dial. Sin em bargo , es im posib le com pren der la lgica local o nacional fuera del contexto de nuestra insercin en la econom a m undial ( Rozo, C . A .f 1993).

    D esde esta perspectiva p odem os sealar a lgunos factores bsicos que en cierta m anera d eterm inan nuestra relacin econm ica y desarrollo con la econom a m undial. D estacan la gran Revolucin C ien tfica y T cn ica desde las gran des econom as y em presas globales, que apunta hacia la necesidad de un proceso evolutivo de las fuerzas productivas, d irig ida a la planeacin y a la organizacin del gasto creciente en investigacin , d esarro llo , d ise o , m ercadotecn ia; a m ejorar las form as de calidad de la m ano de obra, al m ism o tiem po que libera a travs de los sistem as p roductivos de au tom atizacin , el trabajo d irectam ente productivo orig in an do el tiem po libre creciente en la sociedad , lo que sin duda requiere prever consecuencias en los pases altamente industrializados, com o el desem pleo, una m ejor jornada de trabajo, el m ayor tiem po libre y las form as y repercusiones para enfrentarlas en los subdesarrollados porque pueden ser de alcances inusitados y hasta catastrficos.

    El proceso de globalizacin lleva a la interna- cionalizacin del sistem a productivo y de los servicios, para concebir y derivar, que las relaciones entre las civilizaciones dejan de ser slo prob lem as fi lo s fic o s y m o rale s; de en te leq u ias

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    in ap ren sib les para c o n stitu ir se en necesidades prcticas cuya solucin garantiza la supervivencia del genero hum ano. La hum anidad ha dejado de ser una abstraccin y ahora es una realidad m aterial, cotidiana y tangible.

    La regionalizacin puede crear las condiciones para una sociedad m undial ms participati- va y cooperativa , a travs de las in tegraciones reg ion ales, pero al m ism o tiem po, favorece el fraccionam iento de la econom a mundial en grandes bloques, con m ercados relativam ente proteg idos. Se advierte que en este proceso se tienden a generar poderes supraestatales y al m ism o tiem p o a forzar a los E stados-nacionales a au m entar su poder regulador sobre sus econom as nacionales para que sirvan de intermediarios en la coordinacin de las in iciativas regionales.

    Es de hacer notar que la econom a internacional dej de ser el espacio libre de intercam bio m ercantil de producciones nacionales, para ser un espacio privilegiado de com plem entacin de la produccin y de la circulacin, orientadas al consum o masivo. La com plem entacin se caracteriza por su d inm ica crecicnte de diferen- ciacin-hom ogeneizacin y de las condiciones de la p ro d u cci n de m ercancas y servicios, para alcanzar la reproduccin social. La com patibili- zacin de la com pctitividad internacional con la solucin de los problem as sociales im pone la necesidad de encontrar la m anera com o los m ercados se com binan con otras instituciones . . . p a n perseguir con juntam ente los objetivos de la efi

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    ciencia econm ica en la asignacin de recursos, de equidad y la necesidad social. La disyuntiva actual de desarrollo no se encuentra en el papel del Estado o en la capacidad de com petir inter- nacionaim entc, sino en una opcin sobre el tipo de c a p ita lism o a escoger co m o d isy u n tiv a de desarrollo social ( Roxo, C .A ., 1993).

    Es evidente que, pese a los esfuerzos realizados, no pueden esperarse grandes resultados en los sectores c ien tfico s, tecn olgicos, tam poco en la form acin de ingenieros y tcnicos, m ientras la regin no disponga del control de su economa y no le sea posible aplicar una poltica de desarrollo volcada hacia sus propias necesidades y busque los m edios para crear y colocarse en una situacin que haga factible la superacin de la dependencia estructural, de las sobrevivientes oligarquas y clases dom inantes nacionales y las secuelas de sus condicin de subordinadas, antipopulares, antinacionales, de las fuertes concentraciones de la renta y de la p rop iedad , de las altas tasas de explotacin del trabajo que deses* timuan (a inversin de los diversos sectores econm icos y productivos. Solam ente si se com binan las estructuras bsicas del poder y de clase es posible m odificar las prioridades de las po lticas p b licas y fav orecer a la p o b lac i n por m edio de alim entacin bsica, salud , vivienda, educacin y capacitac in para el trab a jo , gestin d e ia econom a y de 2a vida poltica nacional. Sin em bargo, la realidad es otra.

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    Es necesario destacar que las unidades de produccin con tem porn eas, segn los anlisis de econom istas y cientficos sociales, estn conform adas por com plejos sistem as productivos, que desde tiem po atrs integran el financiamiento de investigacin y desarro llo con el planteam iento y el d iseo de las m etas de produccin, d iv id id as en un idades in co rp o rad as a los d iferentes sectores del sistem a econm ico. La divisin del trab ajo en sus ram as in dustriales requiere un idades de produccin y servicio, del m ontaje del producto final y su colocacin en el m ercado a travs del m ercadeo , p u b lic id ad , d istribu ci n , ventas, etc. En este sistem a com plejo la produccin m anufacturera es cada vez ms dependiente y se convierte en la fase de un proceso global com andado por la investigacin y el desarrollo, por las estrategias centrales, por los centros de fin an ciam ien to in ternacional, de produccin y venta. Especializarse puede ser el peor cam ino que nos lleve a reproducir de manera profundam ente m arginal y excluycnte, las relaciones de dependencia estructural, lo cual significa perder el control del proceso productivo interno y restringirlo a su parte m enos moderna y m enos generadora de em pleo y, consecuentem ente, reforzador de la m arginalidad social, el desem pleo, el subem pleo . La revolucin cientfica-tecnolgica y su gran desarrollo autom atizado van destruyendo poco a poco la mayor parte de nuestras actividades directam ente productivas, com o son el

  • M PENSAR ESA INCMODA POSMODERNIDAD...

    em pleo agrcola e industrial, para abrir una nueva fuente de em pico en ios sectores indirectos de la produccin dentro de los que destacan la com unicacin , la educacin , la investigacin, el d esarro llo , la ad m in istrac i n , los servicio s so ciales y el turism o, entre m uchos otros.

    N uestra apu esta , si debem os especializarnos en una produccin m anufacturera bien localizada y defin ida por el m ercado m undial, es que tenem os que integrar las econom as nacionales, prom over la edu cacin y la m odern izacin de los Trabajadores urbanos y rurales, incluidos los grupos m arginales. D esarrollar una in fraestructura de investigacin y desarrollo, buscar explotar las p osib ilid ad es de nuevas tecnologas que puedan com petir intcrnacionalm cntc. D e no ser as, estam os con den ados a la desesperanza. De orra form a, el contacto de nuestros trabajadores m arginados, explotados, analfabetos, desnutridos, d escm p lead o s, su b em p lead o s, con los grandes m edios de co m u n icacin s lo puede p rod u cir anom ia, violencia social, d isgregacin cultural y crim inalidad. V isin catastro fisia? juzguen u stedes m ism os.

    LATINOAMRICAY LA GL0BALIZA CIN

    H acia al final de la dcada de los ochenta la controversia sobre la posm odernidad ha genera

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    do en Latinoam rica una diversidad de reacciones a favor y en contra. D e aquellos que defienden su posicin m oderna, de los que se siente o se ubican com o prem odernos, otros que se siente posm odernos, etc. En toda esta gama de posiciones terico-filosficas se encuentran los que estn de acuerdo con la m uerte de las utopas y aquellos que vieron la posib ilidad de revitalizar el anlisis crtico de los viejos problem as, hasta llegar a los ms grandes detractores, que no du- dan en calificar a lo posm oderno com o una nueva form a de penetracin neoim pena!.

    D iez aos despus se puede observar una reaccin m uy parecida de los in telectuales y los acadm icos latinoam ericanos frente los debates que de nueva cuenta agitan el m undo Latinoam rica: la globalizacin y la poscolonialidad. De lo que s estam os claros es sobre la pasin que asumen los d iversos tericos de los diferentes bandos. En todo esto, segn podem os observar, est el sen tid o de Amrica L atin a , en un m om ento h istrico donde las d iversas pertenencias cu ltu rales de origen nacional de raz tradicional han sido puestas en duda y em pujadas hacia los m rgenes de sus identidades y abrindolas a los valores transnacionales y postradicionales.

    Una de las prim eras preguntas que requiere ser contestada es aquella referida a lo que se entiende por globalizacin y por poscolonialidad y su relevancia para la d iscusin sobre la identidad latinoamericana. H ace ya casi un siglo que el

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    uruguayo Jo s Enrique R od escrib i su libro clsico de A rie l Su pretensin era influir en las juventudes latinoam ericanas para que pudieran hacer la diferenciacin cultural de Amrica Latina de la cu ltura n orteam erican a. Ariel es la contraposicin de dos identidades inconm ensurable: la de ios latinos y la de los sa jon es. Se trata, segn pensaba Rod, de dos espritus d istintos; de dos form as de vida y de convivencia que heredan valores y tradiciones muy diferentes: los sajones y los latinos son herederos de la civilizacin grecorrom nica, pero m ientras que los sajones am ericanos la reciben de la herencia protestan te , A m rica L atin a la recibe a travs del hum anism o larino'catlico que se desarroll en las zonas del M editerrneo E uropeo com o: Espaa, Portugal, ['rancia c Italia. D onde existe una gran preponderancia de Espaa, lo cual explica el por qu de la religin, la lengua, la m oral y el pensam iento de estos dos grupos hum anos, el por qu adquieren un carcter tan opuesto. R od considera que la principal diferencia cultural entre ellos, es la valoracin que da uno y otro, para decirlo en trm inos de A dorno, a la racionalidad tcnico instrum ental. M ientras que los valores suprem os en los sajones son el trabajo, el ahorro, el culto a las prom esas redentoras del in dustrialism o y del m ercantilism o; los valores de la cultura latina estn encam inados a la esttica, a la so lidaridad , a la generosidad y el sacrific io . Los prim eros person ifican la figura

  • LA P # S M # D *N ID A D 37

    sh akesperiana de C a ltb n , los segundos representa al ser alado de Ariel. Calibn es el ejemplo de la vulgaridad y el pragm atism o, Ariel el de la idealidad, de la espiritualidad y de la fineza. En ese m ism o orden, unos le dan ms im portancia al tener y a la sociedad , los otros, al ser y a la com unidad . (C fr. R od, J .E ., 1970).

    En los um brales del siglo XXI y del inicio del tercer M ilenio , y a casi un sig lo despus de la publicacin de Ariel, el fenm eno de la globali- zacin ha originado nuevas form as culturales que requieren de revisar los im aginarios construidos por R od. Lo cual nos ob ligan a interrogarnos sobre si la globalizacin no ser una moda pasa- jera, si no es acaso una palabra vaca de contenido? Por qu razones se nos viene a decir que la globalizacin exige un cam bio radical de representaciones culturales que Latinoam rica ha generado sobre s m ism a? N o estarem os frente a un nuevo cam bio de estrategia ideolgica pro* veniente de los pases im peria lista , en un afn de legitim ar el nuevo orden econm ico internacional que responde a sus propios intereses? Es sin lugar a dudas, que tales objeciones tiene una gran fuerza, sin em bargo , el anlisis no es tan sim ple. Pese a su carcter un tanto nebuloso y c a le id o sc o p io , se dan procesos muy com plejos de orden planetario que estn generando transform aciones no s lo cuantitativas en el cam po e c o n m ic o y d e la ra c io n a liz a c i n t c n ic a * institucional, sin o que tam bin son cualitativas

  • 38 PENSAR ESA INCMODA P *S M D ER N ID A D ..

    en el orden de la reproduccin cultural. Estos cam bios han desencadenado un gran debate en torno al latinoam crican ism o, es decir, en torno a las categoras h istrico-culturales con las que se haba venido pensando en America Latina en el siglo X IX .

    La globalizacin es una nueva form a de produccin de riqueza. N o im plica m eram ente un fenm eno casual despus de la cada del m uro de Berln y el colapso del im perialism o sovitico y menos an, com o se pens, del fin de la poltica y el nacim iento de una era situ ad a m s all del socialism o y del capitalism o, de las utopas y de la em an cipacin . La dcada de los noventa nos m uestra que la globalizacin est om nipresente en toda las esferas pblicas, pero no apunta precisam ente al fin de la p o ltica , sin o , ms bien a salida de lo poltico del m arco categorial del Estado-nacional y del sistem a de los roles de uso, de lo que se ha dado en llamar el quehacer poltico y lo no poltico. Independientem ente de lo que esto pueda apuntar en cuanto al contenido, la nueva retrica de la globalizacin econm ica, de los m ercados, de la com peten cia del trab ajo , de la p rod u ccin , de la prestacin de servicios, de las d istin tas corrientes en el m b ito de las finanzas, de la inform acin y de la vida en general, saltan a la vista las im portantes con secuencias polticas de la escenificacin del riesgo

    de la globalizacin econ m ica, lo cual hace posible afirm ar que instituciones industriales que

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    parecan com pletam en te cerradas estallen y se tengan que abrir al discurso poltico. (Cfr. Bcck, U. 1998a y 1998b).

    La globalizacin, no obstante lo que la pala* b ra en s m ism a pueda sign ificar, es em inentemente un fenm eno tecnolgico que permea a la cu ltura, las relaciones sociales y en general, las form as de com o las sociedades funcionan. A esto bien podra agregarse, que es un proceso en la nueva estrategia de la expansin capitalista que afecta, especialm ente a las personas y no slo a la riqueza m aterial.

    Por ello podem os decir que la globalizacin es un captulo nuevo del desarrollo histrico del capitalism o, que a travs del tiempo avanz paulatinam ente hacia all, casi desde los m om entos en que surge en el proceso inevitable de su historia.

    G lob alizar de n ingn m odo sign ifica , en (a te rm in o lo g a n eo im p eria lista , in tegrar, m enos hum anizar o revalorizar las prcticas econ m icas, sociales, po ltica s y culturales de los pueblos, en una nueva etapa de su desarrollo. S ignifica tod o lo con trario : sign ifica desintegrar las econ o m as nacionales, para que se incorporen por la fuerza de la com petencia en un nuevo tipo de m ercado m undial. En este sentido la deshum anizacin es ineludible, porque los individuos buscan concentrar sus esfuerzos en el rendimiento, en la capacidad com petitiva. Es posible afirmar que lo que la globalizacin nos ha ensenado

  • 4 0 PENSAR ESA INCMODA POSMODERNIDAD..

    no es el valor de los seres hum anos en cuanto lo que son , sino en relacin con lo que producen. Es el triunfo indubitable de la m ercanca sobre las personas. Por ello, hablar entonces del fin de la historia no es un asunto em inentem ente filos fico o puram ente acad m ico , es por encim a de to d o , un problem a hum ano que tiene relacin con nuestra capacidad de aceptacin, es el triunfo de las m ercancas sobre las personas im plica nuestra d isposicin a aceptar la nueva escala de valores que prom ueve la g lobalizacin , com o son : la eficiencia, la eficacia, la com peti- tiv idad , la calidad , p roductiv idad ; tales son las virtudes de la nueva m oral. G lobalizar significa rcgionalizar, crear nuevos polos de poder en funcin de las inditas necesidades del expansionismo capitalista. El m ovim iento pendular de ste desde el siglo X V III, indica despus de la Segunda Guerra M undial, el poder de generar riqueza se desp laza o tra vez hacia el p acfico , hacia la Europa noratlntica y los Estados U nidos de N o rteamrica. Lo cual ha supuesto una nueva reade- cuacin de los m ecanism os com pulsivos del poder, para que la regionalizacin no violente la sensibilidad de los E rados-nacionales de los pases del cap ita lism o avanzado. A unque esto im plique casi la extincin econm ica de los capitalism os en desarrollo, com o los de Amrica Latina y del resto de pases antiguam ente llam ados del Tercer M un do . En la p rctica , stos sern slo consum idores y no precisam ente producto

  • ..LATINO AMERICANISMO Y GLOBALIZACIN 41

    res. La globalizacin pues, hacia Am rica L atina, descansa sobre la base de un desarrollo insostenible y no tanto en su contrario, com o algunos polticos y econom istas pretenden afirmar, especialm ente aquellos que se preocupan ms por los ob jetos que por las personas.

    G lobalizar tam bin significa el fom ento de la creacin de los nuevos instrum entos institucionales ms autoritarios de los que pueda d isp o ner una sociedad que busque lograr una productividad cada vez m s cficicn tc de los m ercados internacionales, sin im portar las posibles consecuencias negativas nacionales que traiga co n sigo. Es decir, en A m rica Latina se globaliza de afuera hacia aden tro y no al contraro . D e los pases latin oam erican os s lo se espera que sus respuestas com erciales se adecen a lo que acontece en el escenario m undial; jam s se puede esperar de ellos que las inventen. Es por esta razn que la contradiccin vertebral de la globalizacin es tan evidente, en la m edida de que su objetivo fundam ental es im pulsar la libertad de producir ob jetos de consum o sin discrim inacin, pero de patrones de productiv idad profundam ente to talitarios, un totalitarism o que viene defin ido por la arrogancia de un m ercado capitalista que duda en aplastar a aquel que se le oponga. El paliativo es la creacin de zonas de libre com ercio, com o de alianzas com erciales que tiendan a beneficiar, en particular, a aquel que pone la tecnologa y no a la fuerza de trabajo.

  • 4 2 PENSAR ESA INCMODA P9SM 4DERNIDAD..

    D e esta m anera, el nfasis del capitalism o ne- oimperial ha sido puesto sobre la produccin de los objetos, y aqu incluiram os al conocim iento y a los m edios de com unicacin, que han terml nado cosifcados de m odo irreversible.

    Para los Estados U nidos esta reestructuracin internacional sign ific , entre otros aspectos, tom ar conciencia de que sus m ercados naturales eran los pases latin oam erican os. El problem a consista en darse cuenta de que de los cerca de 500 m illones de latinoam ericanos, las casi dos terceras partes de ellos se encuentran incapacitadas para com prar lo que ellos venden. El Tratado de l.ibre C o m erc io , p o r e jem plo , form ado entre C anad, Estados Unidos y M xico, le abri a los E stados U n idos cam in os m s eficaces de presin sob re la hipermodernizacin cap ita lista de naciones com o M xico , B rasil, A rgentina y C h ile . La lg ica fin an ciera in dicaba que a los pases del cap italism o superdcsarrollado debera corresponder megamercados, o sea, no tanto m ercados de nuevas y gran des p rop orc ion es, sino de poderosa capacidad de com pra, pero la realidad nos m uestra o tra situacin . S i la m odernidad decim onn ica en Latin oam rica , vista a la manera weberiana, ni siquiera se anunci en algunos pases, cm o pedirles entonces que ac ten hoy com o consum idores posm odernos? Creo que en este sentido el narcotrfico viene a ser el puente construido desde el capitalism o superde- sa r ro lla d o , p ara que p a se s co m o C o lo m b ia .

  • . .LA T IN A M E R ICA N ISM O Y GLOBALIZACIN 4$

    Per, Boliva, M xico y ahora la zona del Caribe salten a la posmodernidad econmica olvidndose de la m odernidad inconclusa. La situacin para algunos grupos sociales en Am rica Latina es sentirse m egacon su m id ores en un m undo de mi- croprod u ctores.

    Lo anterior nos perm ite afirm ar que quienes estn realm ente g lobalizados son los crteles de la droga. Y que al cap ita lism o desarrollado esto le resulta beneficioso, pues no obstante la doble m oral en que se mueve, las ventas de desperdicios m ilitares tienen una dem anda com o nunca antes. N o debem os olvidar algo de gran relevancia para el m ism o p ro p sito de anlisis, com o es que la supuesta conclusin de la guerra fra y su sin iestra silueta nuclear, abri paso a los nacionalism os y a las xenofobias m s feroces; por lo tanto las guerras y los arm am entos convencionales han vuelto a ser un tem a de atencin. Los gran des abastecedores de arm am en tos de ayer, son hoy los gran des so c io s de los capos de la droga en diferentes partes del planeta.

    Por lo tan to , la globalizacin no es s lo un asunto financiero o econm ico, es tambin m oral, tiene m ucha relacin con los aspectos h um anos; se trata de una nueva estrategia del cap italism o que deja in tactos los v ie jos elem entos del im perialism o com o aquel de obligar a la gente a consum ir lo que no necesita. Es una form a de dom inio que se adapta pero no abandona sus d elirio s to ta litario s m s p rec iad o s. (C hom sky, N . 1997 y Gonzlez C asanova, P. 199S).

  • 44 PENSAR ESA INCMODA POSMtDERNIDAD.

    N o quedara com pleta esta im agen de la globalizacin si no m encionram os su carcter asi* m trico y sera iluso pensar que la desterritoria- lizacin de las econom as, de los im aginarios y de las identidades obedece a una dinm ica igualitaria o por lo m enos, dem o crtica . El sueo neoliberal de que la libertad econm ica conducira necesariam ente a la libertad social y poltica se nos revela a m illones de personas en todo el m undo com o una pesadilla. Lo que para unos es libertad de eleccin, m ovilizacin y consum o, para otros es la sentencia de vivir en las condiciones m s elem entales de sobrevivencia fsica. La globalizacin por un lado deslocaliza y por el otro relocaliza; pero este proceso presupone La construccin de nuevas jerarquas de poder. En el fon do se trata de una nueva repartic in de priv ilegios y de exclusiones; de posib ilidades y de desesperanzas; de libertades y de tsclavitudes. Lo m s dram tico y novedoso de esta estratificacin global, est en que los vnculos entre la pobreza y la riqueza se transform an radicalm ente. S i du ran te sig lo s las relaciones asim tricas de poder estaban organizadas de tal manera que los ricos necesitaban de los pobres, a s fuera para salvar su alm a m ediante obras de caridad, o ya fuera para explotarlos a travs del trabajo y aumentar de este m odo su riqueza, en los tiempos actuales de la globalizacin, los pobres han dejado de ser necesarios. En la actualidad las riquezas aum entan y el capital se acum ula sin la necesidad del trabajo de los pobres, lo que condu

  • . .L A T 1 N 9 A M E R IC A N ISM V GI.OBAI.IZACIN 45

    ce a una situacin paradjica donde los dos m undos se encuentran ms cerca y a !a vez ms lejos que nunca. Los pobres estn ms prxim os a los ricos que antes, pues tienen acceso virtual a los sm bolos de la libertad y del consum o, escenificados por (os m ass m edia; em pero, sus posibilidades de poder tocarlos con la m ano son cada vez m en ores. L o s r ico s , a su vez, tam bin se encuentran m s cerca de los pobres que antes, porque el zapp in g les da la posib ilidad de presenciar virtualm ente la miseria del m undo en su prop ia casa; pero su riqueza ya no depende de que el pobre, aunque siga siendo pobre, reproduzca por lo m enos su fuerza de trabajo. Asi, de este m odo, com o el pobre ya no le resulta til para nada, ste reconsidera term inada su responsabilidad social, Es el fin de la sociedad del trabajo y de la d ialctica hegeliana del amo y del esclavo. (C fr. Hegel, G . W. F. 1961).

    Para con clu ir este ap artad o d iram os que la globalizacin es una nueva m odo de produccin de la riqueza, pero tam bin y de form a concom itan te , de p rodu ccin y escen ificacin de la pobreza.

    DEMOCRACIA EN AMRICA LATINAY NUEV# #RDEN MUNDIAL

    La cristalizacin de un nuevo orden m undial ob liga a la necesidad de renovar el pensam iento poltico que afirm e el com pro m iso con la dem ocracia en la lucha por la igualdad social.

  • 46 PENSAR ESA INCMODA P#SMODERNIDAD...

    A lgunas de las caractersticas del nuevo o r den em piezan a perfilarse de form a relevante. D entro de ellas se puede sealar la obsolescencia de una poltica de alienacin autom tica que colocaba a travs, de las posiciones ideolgico- polticas, a los am igos y a los enem igos, lo que desencadenaba los criterios y las relaciones eco* nmico-com crciales con los pases y los bloques; la em ergencia y el resurgim iento d e con flic to s tnico-culturales que conform a cuadros de choque de civ ilizacion es; la increble so fisticacin cientfica y tcnica con la globalizacin de la econom a; los E stado s-n acin se tran sform an , no para desaparecer, sino m s bien para adecuarse a las nuevas exigencias, dentro de las que son de destacarse la com petitividad en el m bito in ternacional y la m eterica evolucin de la eficacia del trabajo, estim ulada, en especial, por las nuevas form as de gestin em presarial y las tecnologas. D esde este horizonte d ism in uye n otab lemente la im portancia estratgica del proletariad o , al em erger muevas m ediaciones y segm entos soc ia les.

    Un aspecto an presente en el caso latin oam erican o es la p ersisten cia d e un estad o de dependencia econm ica y poltica , ya que am bas estn coim plicadas con relacin a los pases centrales y m uy especialm ente, con los Estados U n idos de N o rteam rica . Q u iero advertir que aqu no se trata de retom ar trm inos que hoy son obsoletos com o el de dependencia, in trodu

  • . .LA T IN A M ER IC A N IS M O Y GLOBALIZACIN 47

    c id o en los aos sesentas particularm ente por las izquierdas, m orivados por las reflexiones que los socilogos cepalinos com o el actual presidente del Brasil, Fernando H enrique C ardoso y Enzo Fallero, con su clsico libro Desarrollo y dependencia en Amrica Latina, pero s es im portante destacar la actualidad de alguno de los temas de antes que siguen teniendo vigencia, com o la nocin de soberana, la de la eficacia estatal y la de exclusin social.

    El gran desarrollo cientfico y tecnolgico y los cam bios producidos por ste en las relaciones de cap ita l/trab ajo recolocaron en la agenda m undial los problem as de la desigualdad y del desem pleo recon ocidos com o estructurales. En las dcadas pasadas el Welfare State fue capaz de enfrentarlos a travs de la com petencia, pero en el presente el problem a adquiere proporciones que son explosivas, tanto en los pases centrales com o en los perifricos y en aquellos que intenta vivir la experiencia del desarrollo.

    Este m undo que se tran sform a con rapidez puede ser m irado, por un lado, com o apegndo* se a las rem iniscencias del pasado, y por el otro, en fren tn d o lo , bu scan d o tran sform arlo y co n frontar los desafos del futuro . La perturbacin que corresponde a este m om ento, consiste en la persisten te lucha p o r la igualdad social, com o ideal y com o ju icio de valor. El ascenso del neo- liberalism o a partir de la era Reagan-Thatcher conform un cuadro po ltico e ideolgico muy

  • 48 PENSAR ESA INCMODA POSMODERNIDAD.,

    desfavorable. Em pero conviene investigar cm o una ideologa que fundam enta y practica las desigualdades econm icas y sociales puede volverse hegem nca en co n d ic io n es tan relativam ente tranquilas, sin ninguna oposicin a su altura.

    Los grupos polticos liberales y especialm ente las izquierdas quedaron prisioneros de paradigm as obsoletos c insostenibles, no advirtieron la profundidad de las transform aciones que esta- ban dndose. Particularmente las izquierdas aceptaron la propaganda doctrinaria frente a la cual no asum ieron una posicin p ropositiva . D e ja ron de enarbolar las banderas de la m odernidad tran sfo rm ad o ra p erm itie n d o que la id eo lo ga neoliberal realizara la tarea de legitim acin de una m odernizacin conservadora. En el cam po poltico quedaron desvinculados de la lucha por las libertades civiles e individuales y cayeron en una esclerosis de su m atriz terica que las llev al estatism o y al atraso.

    En el horizonte presente conviene insistir en la lucha por la dem ocracia. Por encim a de g ru pos y partidos de distinto origen poltico, es necesario reconocer la im portancia de los derechos civiles c individuales en el m arco de la realidad econm ico-social de los pases. Esto requiere de la necesidad de luchar y defender la dem ocracia, porque ella no puede ser, no es el resultado de una concesin, sino de tas luchas sociales y polticas para lograrla. El ejercicio dem ocrtico abre espacio de participacin y decisin cada vez ms am plios a las m ayoras.

  • . .LA T IN A M ER IC A N ISM O Y G L BALIZA CIN 49

    R epensar la dem o cracia requiere del e stab lecim iento de una superacin de las trad iciones esc lero sad as, s lo as podem os realizar las transform aciones polticas, sociales, econm icas y culturales que deben incidir en la prctica de la vida cotidiana de los seres hum anos. Reconocer y aceptar que la dem ocracia no es un rgimen perfecto inm une a las extravagancias de los hom bres concretos, ya que, com o producto hum ano, est sujeta a m ltiples interacciones positivas y negativas.

    La dem ocracia puede y debe ser am pliada involucrando al Estado y a la sociedad civil. En la in teligencia de que la dem ocracia se am pla en la m edida que los individuos participan cada vez ms en las decisiones que les conciernen, sin que por ello se con trad iga el hecho de que existen d iferentes in term ediaciones entre deliberantes y d eliberados. Esto perm ite asum ir una posicin relativa y sincera de la dem ocracia con el pluralism o y la tolerancia. C on tra la definicin con ceptual entre am bas, una dem ocracia verdadera slo podr ser pluralista si com parte el poder, es decir, si se desconcentra el m onopolio del ejercicio del poder. En otras palabras, la dem ocracia podra ex istir si p resu pon e el d isen so y la expectativa de alternancia en el poder poltico.

    e

  • GLOBALIDAD,NEOLIBERALISM#

    Y DEMOCRATIZACIN EN AMRICA LATINA

    a dcada de los ochenta del siglo XX, coloc nuevos tem as en la agenda de las c iencias socia les. El cam bio de la realidad p o lt ic a en varios pases de

    A m rica del Sur puso de m anifiesto fenmenos que haban sido relegados en ios ltim os aos, com o aquellos sobre los nuevos actores polti* eos y sociales ; la im portancia de la vida cotidiana com o el espacio de convivencia"; la revaloracin de las pequeas utopas en la vida poli- tica". H aban quedado atrs los opresivos temas de los setenta, m arcados por la existencia de un autoritarism o burocrtico om nipotente, los diagn sticos de la im posib ilidad dem ocrtica basados en una ineluctable determ inacin econm ica y la reduccin de la po ltica al m bito casi secreto y muy restringido a las instituciones castrenses y de sus apoyos civiles. Paralelamente U supuesta crisis de las grandes utopas que preced ieron al retroceso au to ritario coincid i en las d isc ip lin as de las ciencias sociales y de las hum anidades, con el resquebrajam iento de las certidum bres y de los paradigm as. Paradigm as que se haba roto cuando se trat de explicar e im aginar una nueva realidad en la cual los retos tenan por nom bre po ltica y dem ocracia, de los grandes olvidados de la dcada anterior. Adem s

    1511

  • 52 PENSAR ESA INCMODA POSM ODERNIDAD..

    que el desarrollo de am bos no pareca prop iciado por una situacin econm ica de austeridad y de restriccin en el gasto pblico de los gobiernos endeudados.

    D en tro de este con texto hay que situ ar los esfuerzos analticos que se llevaron a cabo para volver a pensar la relacin entre la poltica y otras esferas de la accin hum ana, pero, sobre rodo, para reflexionar sobre las condiciones institucionales y proced im ientos de una convivencia dem ocrtica .

    Se haca presente com o em p u jad a p o r las circunstancias histricas y sociales, la transicin a la dem ocracia . A pareca de nueva cuenta un term in o que era n ecesario aco tarlo de a lgun a manera para saber de que se habla cuando ponem os a consideracin dicho trm ino.

    De esta m anera se o rig in ara una d iscip lin a q u e I h ilip p e S c h m itte r le d io el n o m b re de transitologia, o la ciencia o el arte de la dem ocratizacin . Fue N ico l s M aq u iav e lo , segn este autor, quien le dio su principal fundam ento a la disciplina: la incertidum bre, a b vez que form ul la m s im portan te de su s m xim as: no hay nada m s difcil de ejecutar, ni m s dudoso de tener xito, ni ms peligros de adm inistrar, que in trodu cir un sistem a nuevo de co sas: ya que aquel que lo introduce tiene a todos aqullos que se benefician del viejo sistem a, com o sus enem igos y slo tiene com o aliados tibios a todos aquellos que pueden beneficiarse del nuevo sistem a.

  • GLOBAUDAD, NEtUBERALISM Y DEMOCRATIZACIN 53

    Para ir de la transicin a la consolidacin se requiere de ciertas condiciones que fundam ente al rgimen. Por lo m enos desde Platn, Aristteles los tericos han buscado la forma de explicar, porqu bajo la superficie de los eventos, sobreviven los patrones estables de autoridad y de priv ilegio1 .

    D e este m odo se dan grandes tensiones en la transicin y la consolidacin dem ocrtica, lo cual sugieren posibles contradiccion es entre las e tapas del proceso de cam bio de un rgimen y las teoras polticas que tratan de explicarlas. A s las condiciones perm isib les que propiciaron la reduccin y dom inio de la incertidumbre de la tran- sicin , se pueden volver condiciones lim itantes que im piden que la consolidacin sea m s d ifcil, o no se logre.

    F.n la concepcin poltica de Schmitter, la relacin entre la tran sito lo g a y la consolidacin de la dem ocracia, p lantea una serie de reflexiones, d ilem as, con trad iccion es, avances, retroceso e incertidum bres. B asndose en los estudios em pricos de la dem ocratizacin en Europa del Sur y Sudam rica lo llevan a afirm ar que las transiciones pueden hacerse.

    0 Sin violencia o sin la eliminacin fsica de los protagonistas de la autocracia anterior...

    Cf., Schmitter, Philippc C , Transuologia: la Ciencia o el Arte de la I emocrariiacin", Arenas, Revista Sinatoeme de Ciencias Sociales, Primera poca, No. 2, abril-sepiicm- bre, 1997, Mxico, pp 13-14-15.

  • 54 PENSAR ESA INCMODA POSM O DERNIDAD..

    0 Sin una gran movilizacin popular que ocasione la cada del rgimen anterior y determine el periodo de la transicin. Sin em bargo, una vez que la transicin ha com enzado ... una explosin de participacin de m asas a m enudo resucita a una sociedad civil inactiva o reprim ida...

    0 Sin haber dependido de un alto nivel de desarrollo econmico. Se puede afirm ar que la dem ocratizacin tiende a provocar, por lo menos, una cada m om entnea en la tasa de crecim iento econm ico... Sin em bargo, a largo plazo estas libertades de accin y pensam iento son indispensables para ei crecim iento sosten ido.

    0 Sin efectuar una redistribucin sustancial del ingreso o de la riqueza. La m ayora de los c iudadanos de las neodem ocracias parecen no abrigar ilusiones acerca de las alternativas del cap ita lism o basadas en la igualdad radical. Por lo tanto ha m ostrado una tolerancia sorprendente ante las desigualdades existentes...

    0 Sin la existencia previa de una burguesa nacional. La burguesa existente no slo ha estado vagamente a la vanguardia de la lucha por la dem ocracia con tem porn ea, s in o que tam bin se ha contam inado por su estrecha asociacin con la autocracia anterior. C on el surgim iento de un capital internacional sum am ente m vil, tecnologa y hab ilidades adm in istrativas, ya no es tan claro com o antes que el desarro llo depende de un grupo d inm ico de em prendedores nativos.

    0 Sin cultura cvica... cm o los in d iv idu os podan aprender norm as o confianza m utua, to

  • G L 9B A U D A D , N E C L I I E K A L I S M V D E M O C R A T IZA C I N 5 5

    lerancia, com prom iso y eficacia personal bajo un gob iern o au tocrtico ...

    0 Sin un gran nmero de demcratas. Una ve/ que los p o ltico s aceptan com petir ba jo reglas e specficas y prueban su d isposic in de con tinuar trab a jan d o b a jo estas reglas an cuando hayan sido derrotados y una ves que los ciudadanos den su consentim iento a estas reglas y acepten la incertidum bre intrnseca de los resultados que produzcan, la base m nim a de la democracia se ha establecido2 .

    U s ideas de la dem ocratizacin o de la transicin a la dem ocracia han recorrido los debates en el subcontinente en los ltim os aos, los cuales adquieren distintos sign ificados segn las experiencias histricas particulares de cada uno de los pases o de las subregiones. Por primera vez en la h istoria la casi to ta lid ad de las naciones latinoam ericanas, se encuentran en la actualidad bajo gobiernos civiles electos. Em pero, con p rocesos dem ocrtico-polticos que difieren entre s en cuan to sus caractersticas y sus avances, por lo tanto, no fcilm ente com parables entre s. En contraste con las oleadas de las transiciones, en estas dos ltim as dcadas, se dan en condiciones de crisis econm icas que ni tos regmenes m ilitares fueron capaces de solucionar y m enos an, la deuda externa, ni la crisis de la acum ulacin. Es posible com o, escribe Alain Tourainc, que la situacin de crisis es m s favorable a la dem o-

    1 4fm ., pp 44-45-46 (jubrayado del autor).

  • 56 PENSAR ESA INCMODA POSMODERNIDAD.

    cracia, porque ni el Estado ni los autores sociales puedan imponer su lgica propia. Le deja al sistema poltico un papel central de interm ediario3.

    F.n Am rica Latina se vivieron diversas experiencias con los procesos de dem ocratizacin. Por un lad o , p a se s con co n tin u id a d dem o crtica durante dcadas y con regm enes m s dem ocrticos, com o sera el caso de C o sta R ica o ms au to r ita r io s co m o sera lo s c a so s de M xico , Venezuela y C olom bia, los que han tenido dcadas de gobiernos m s o m enos democrticos*.

    Lo que contina an en algunos pases latinoam ericanos, no es la lucha por la conquista de la dem ocracia form al, sino m s bien, la dem ocratizacin de regm enes con un alto grado de autoritarism o que obstruye la recuperacin de la legitim idad dem ocrtica, sobre todo, cuando sta ha s id o p re c a r ia y e x is te u n a lim ita d a in stitucionalidad dem ocrtica.

    Por otra parte, encontram os en el C o n o Sur pases que despus de haber pasado por un perodo m ilitar han retornado a un rgimen civil, donde antes exista una tradicin cultura) dem ocrtica que les sirvi d e plataform a en los procesos de transicin, com o seran los casos de C h ile y Uruguay. Por ltim o, existen pases com o El Salvador, G uatem ala, H onduras y H ait que nunca han tenido una tradicin dem ocrtica, ni experiencias tam poco popu listas o socialdem ocr-

    Tourainc. Abin, Amerita / atina Polita y Sociedad, Madrid, Hipasa-Calpc. 1989. p 428.

  • CLBALIDAO, NEtUBERALISM t V DEMOCRATIZACIN 57

    ticas, lo cual co m plica an m is el proceso de transicin. En estos casos, no se trata de dem ocratizar e! E stado, ni de regresar a instituciones polticas-dem ocrticas, porque las relaciones sociales en estas sociedades tiene una profunda raz au to ritaria .

    L o au to ritario que se in tenta superar no es solam ente una estructura poltica, sino una m anera de ser de toda la sociedad y su sistem a de dom inacin inclu ido... S i lo autoritario tiene un carcter orgnico, su sustitucin no corresponde simplemente a una crisis coyuntural poltica, sino a un largo proceso de luchas que en Centroamri- ca se asocian a la crisis del orden oligrquico y a las batallas polticas por su m odificacin4 .

    O tro s pases com o el B rasil, Per y Bolivia presentan com binaciones de los tipos de las experiencias sealadas. La nocin de transicin a la dem ocracia tiene com o supuesto que el pasado de un rgimen autoritario a un democrtico, no siem pre se ha dado por la va de la derrota del p rim ero , s in o co m o una con secu en cia de pactos y negociaciones entre las fuerzas d em ocrticas y las fuerzas del rg im en '. La transicin pues tiene lugar cuando no se logra una derrota

    1 Torres Kivas. Etlclberto, C em ro am rica : la Transicin A utoritatia H acia la D em ocracia . Revista de Ettudiot Politifoi, N o. 74 . nctubre-cficiemhrc, I 9 9 l , Kspaa, p 4 3 2 . ' Q i . , I .iiu . Juan J . , Transiciones a la Democracia", Rrvista Espaola tic Investigaciones Sodolgieat, N o. 51, julio- septiem bre!? 1990.

  • 58 PENSAR ESA INCM 90A P#SM #D ER NID A D ...

    poltica directa y abierta de las d ictaduras y slo se pasa a establecer un rgimen poltico disrinro.

    La posib ilidad de negociar la transicin d emocrtica que condujera a la instauracin de un gobierno civil en nuestros pases condujo a profundos dilem as ticos, polticos y tericos. Juan Linz, en 1990, planteaba algunos aspectos que ampliaran, un tanto en contra, de lo arriba sealado.

    Las transiciones desde el au to ritarism o a la dem ocracia tienden a iniciarse cuando los lderes del rgim en autoritario em piezan a considerar la posibilidad de una reform a que conduzca a alguna form a de dem ocracia poltica. La oposicin al rgimen autoritario favorecen en princip io una ruptura, un corte con las d isposic iones institucionales existentes, un cam bio no contro lado por los que, en una u otra m edida, tenan algo que ver con el rgimen previo e incluso sin su participacin. Llevados por la indignacin m oral, les gustara ver a aquellos que han tenido parte en el poder, privados si no form alm ente de derechos polticos y acceso a los cargos pblicos, s de toda oportunidad de participar en el proceso. E stas posicion es, en principio, son irreconciliables y, a m enos que ios partidarios de la ruptura logren el apoyo de un sector im portante de las fuerzas arm adas o sean capaces de movilizar al pueblo para el derrocam iento violento del rgimen, parece im probable que los que estn en el poder accedan libremente a abdicar y a dejarles espacio. La estrategia de una rup

  • GLtBALIDAD, NEtLIBEJULIS.M V DEMOCRATIZACIN 59

    tura clara es visible slo en una situacin revolucionaria o potcncialm cnte revolucionaria6 .

    El cam bio form a parte substantiva en la vida poltica y difcilm ente puede ser considera como algo sep arad o del fenm eno social. Una teora del cam bio poltico tam bin exige una clara definicin previa del concepto, o por exclusin de su contrario , com o la estab ilidad o la continuidad poltica, em pero, ninguna de estas cosas tie- ne una definicin unvoca, un m ism o fenmeno puede considerarse desde d istin tas perspectivas de la p o ltica : com o cam bio o com o continu idad. El cam bio se gesta en la sociedad, y el poltico aparece com o un epifenm eno de ella. Por lo tanto, la innovacin poltica es muchas veces ms aparente que real y si no cuenta con slidos cim ientos sociales est condenada al fracaso.

    Se ha m anejado la tesis de que la primaca de la sociedad civil da cuenta de por qu fue posible la transicin, a la vez que se afirm a la superioridad cualitativa de lo social frente a lo poltico. Sin em bargo, la dem ocracia est llena de in- ccrtid u m b res, de curso in determ inado y co n stantem ente am enazada por la involucin.

    Las transiciones dem ocrticas no se hacen en un vaco de anom ia, sino apoyadas y trabadas en la sociedad civil, por ello la pretensin de llevar a un prim er plano el liderazgo poltico o la negociacin entre las lites, argum entando la descom

    * Idem., p 19.

  • () PENSAR ESA INCMODA P9SM 9D ERNID A D ...

    posicin institucional, es totalm ente infundada. La sustantividad de la poltica se ha constituido sobre la nada social, es decir, sobre la ausencia de vnculos entre los hom bres, por m edio de lo cual se busca ju stificar la radical necesidad de un artific ia capaz de ordenar el caos. Es tam bin el m argen im previsible de la contingencia preada de posibilidades para una voluntad au daz y virtuosa, apareciendo la sociedad con un material m oldeable. En la indeterm inacin y en el repertorio de alternativas surgidas en la transicin , encuentra ju stificacin el calificativo de dem ocracias inciertas. S in em bargo no existe tal incertidum bre, los anacronism os de las instl tuciones polticas es una consecuencia del em puje de una sociedad que aprem ia a los gobernantes para adecuarlas ai sign o de los tiem pos. Por lo tanto, no son los dirigentes de los partidos quienes marcan las pautas de la transicin; al contrario, es la sociedad quien les indica el camino a seguir, de tal manera que la culminacin del proceso tendr lugar slo si los polticos estn dispuestos a recibir las enseanzas sed im en tadas en la red de solidaridades, siendo sensibles a las trad iciones aquilatadas en la sociedad civil7 .

    Lo cual rem ite a una d im ensin im portante del com portam iento colectivo que diferencia de

    7 /.a fra V ctor. M anuel, ' Lecturas tic la Tran sicin ". xv iatn . Revista de Hechoa e deas, II poca, M adrid, N o. 66 . invierno de 1996, p 1 18.

  • manera radical ei tratam iento concedido a la so- ciedad com pendiada en dos trminos expresivos: de emergencia y de resurreccin de la sociedad civil. El prim ero nos remite a un itinerario que va de lo de a b a jo hacia arriba , com o a la vez connota el sentido de aparicin, pero no entendida sta com o algo repentino, sino de una salida paulatina, gradual y visible8 .

    Em pero, com o arriba se ha apuntado, las transiciones no siem pre suceden de esta form a. En el caso , por e jem p lo , de la Am rica Latin a, la sociedad civil m uy pocas veces se hace presente en la h istoria de las sociedades latinoam ericanas. Sin em bargo , la realidad social c histrica en la regin de finales del siglo X X , muestra una m ayor presencia y participacin de stas. Por eso no les falta razn a G uillerm o O 'D onne y Sch- m itter cuan do escriben que en las transiciones dem ocrticas la sociedad civil resucita de su letargo, im pulsada desde las lites o por determ in ados p erson a jes con cu alid ad es de liderazgo. Esto es un anlisis pragm tico que se funda en el estudio y la observacin directa y que se puede aplicar, en lo general, en todos los pases de la A m rica L atin a. A gregan que a la resurreccin de la sociedad civil, en una prim era etapa de efervescencia popular, le sigue un perodo de cansancio, de repliegue en la privacidad o de dcs-

    ' C fr., O 'D on n ell, G uillerm o. Dcbau: U C onsolidacin D em ocrtica. Ilusiones Acerca de la C on solidacin ", Arenas..., N o 2 . ed. C it. pp 117 a 141.

    CLBAL1DAD, N EtLlBER A U SM i V DEMOCRATIZACIN 61

  • 6 2 PENSAR ESA INCM9DA P9SM +D ERNIDA D.

    encanto , por la traicin a la pureza del ideal. Pero en un perodo posterior, la sociedad puede resucitar de nuevo. D uran te algn tiem po, los individuos se sienten aliviados de liberarse de la poltica y satisfechos por la posib ilidad de perseguir metas inm ediatas que los gratifiquen, tien- den a replegarse en su s afanes privados y dejar de lado e ignorar prudentem ente y an olvidar, su identidad pblica y poltica.

    Las transiciones polticas latinoam ericanas se presentan una vez que un gobierno autoritario quiere reducir el precio de la participacin co- lectiva y de perm itir algun os cuestionam ientos en aspectos que antes haban sido declarados fuera de d iscusin . Las identidades previas vuelven a surgir y otras aparecen ex novo, lo cual am pla, ms all de las expectativas de los individuos, los e sp ac io s p b lico s que los go b ern an tes haban resuelto tolerar al inicio de la transicin, lo cual pone a prueba los lm ites del com portam ien to poltico inicialm ente im puestas por el gobierno. Esto lleva al com partim iento m utuo de los indi* viduos por ideales, los cuales logran adquirir una s ign ificaci n po ltica , p recisam en te porque se articulan de manera pblica, despus de un prolongado perodo de prohibiciones, de privaciones y de privatizacin de la vida cotidiana. Estos gestos individuales en la prim era etapa de transicin tuvieron xito porque revivieron las identificaciones y las acciones polticas y contribuyen a forjar otras identidades. Es el testim onio vivo

  • CLtBAUDAD, NElU BERA LISM t Y DEMOCRATIZACIN

    de la exp lo sin de una so c iedad airada que se repolriza. En este proceso juegan un papel relevante algunas lites, pero, por lo com n, se puede observar u n a p a r t ic ip a c i n co m pro m etid a de lo s a r t is ta s , de lo s in te le c tu a le s , ac to re s, e scrito res, etc. Son ello s ios prim eros en o p o n erse a lo s re g m e n e s a u to r ita r io s . En este re sp ec to estn de acu erd o O D on n ell y Sch- m itte r cu an d o escribe:

    Por lo com n, los artistas c intelectuales son ios prim eros en m anifestar su oposicin pblica al rgimen autoritario , con frecuencia an antes de in iciarse la tran sicin . S in duda, su cap ac idad para expresarse m ediante metforas indirec- tas ios protege, com o tam bin su pertenencia a un sistem a m undial de facto de intercambios cu lturales. El talento y el coraje de los poetas, m sicos, d ram aturgos, novelistas y com ediantes com ienzan a abrir brechas en la pretensin del rgimen de encarar los valores y virtudes nacionales suprem os, a m enudo volviendo ridicula esta pretensin y hacindola ob jeto de stira. A lgunos artistas (en especial cantantes y actores) llegan a sim bolizar, por su sola presencia, la resistencia al rgimen y la supervivencia de otros valores. C o n el a flo ja m ie n to de la censura que acom paa a la apertura poltica, estas crticas se vuelven explcitas y, gracias a la entusiasta aceptacin del pblico, su expresin se torna inmensam ente popular y redituable, a punto tal que la oposic in al au to ritarism o puede convertirse

  • 64 PENSAR ESA INCMODA POSMODERNIDAD..

    en una industria floreciente, sum am ente com er* cializable, y por ende m s difcil de suprim ir9 .

    Por ello podem os decir que la transicin a la dem ocracia se puede definir y delim itar h istricam ente. Porque no se refiere a un largo proceso de liberacin y a la posterior democratizacin. Los procesos de tran sicin dem ocrtica son el re su lta d o , c o m o se p u d o o b se rv a r seg n O D on n ell, Schm itter y W h iteh ead 1* de las decision es de los acto res. Es el an lisis de las tran siciones dem o crticas in iciado en los aos ochenta a partir de las experiencias de la Europa del Sur y Am erica Latina. En la investigacin realizada por estos autores no aparece la transicin com o excluyem e de la dem ocratizacin socioeconm ica, y s define las con d icion es que hacen posible el paso del autoritarism o a la dem ocracia ; m ientras que la perspectiva e stratg ica se ocupa de las alianzas, de los com prom isos y las d iferentes respuestas de los actores principales del proceso de transicin. Podra decirse que la perspectiva de las estrategias com ienza a ser pertinente all don de la crisis del sistem a au toritario ya es evidente, a partir de ese m om ento, es bsicam ente poltico y no socioestructural.

    El an lisis es po ltico no s lo en el sen tido que se ocupa de las estrategias en torno al poder

    O 'Donnell, Guillermo y Schmittcr, Philippe C ., Transiciones Desde un (obierno Autoritario. Vol 4. Conclusiones Tentativas sobre las Democracias Inciertas, Argentina. laids, 1991, pp 81-82.

    C'fr., dem., Loc.cit.

  • CLMALIDAD, N E tlllE R A L ISM Y DEMOCRATIZACIN 65

    estatal, sino tam bin de la seleccin de los ob jeto s a e stu d iar, las persp ectivas con las que se observan, y las conclusiones que se extraen manifiestan un objetivo poltico im plcito, com o el de extraer lecciones y reglas de actuacin, que se puedan abstraer del estu d io de los casos y que tengan relevancia y utilidad para los protagonistas de la prxim a transicin a la democracia. Las transiciones no son fenm enos aislados ni com pletamente independientes, por el contrario, las lites y los actores polticos, son capaces de aprender de los errores y de los xitos ajenos. Sin este supuesto bsico, el anlisis de las transiciones y el anlisis poltico careceran de valor poltico social.

    Segn los autores arriba enunciados, la construccin poltica d e m o cra tiz ad o s produjo algunas conclusiones im portantes que han contribuid o su trnsito a otros pases, sobre tod