magisterio 27

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Revista Magisterio de la Secretaria de Educacion

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Page 1: Magisterio 27
Page 2: Magisterio 27
Page 3: Magisterio 27
Page 4: Magisterio 27

L eer para crecer. Tal es la consigna y es

también la convicción con la que inicia

este programa. Quien lee, crece y con él

crece el mundo que lo rodea. Se amplía su

izonte, se le abren nuevos caminos, enriquece su

xistencia y trasciende su actuar. Quien lee es más

es mejor.

Es cierto, hay nuevas formas de aprender.

La sabiduría acumulada por la humanidad cabe

en minúsculos contenedores al alcance de

cualquiera. La palabra escrita compite, en clara

desventaja, con la imagen y la realidad virtual;

os libros dejaron de ser los depositarios únicos

e la información y del conocimiento. Lo que ahora

nta no es tanto qué estudiar sino cómo utilizar. La

unidad gana terreno a la profundidad. El saber, es

Mensaje del Lic. Isidro Muñoz Rivera,

Secretario de Educación

en la presentación del Programa Estatal de Lectura

“Leer para Crecer”.

Enero 18 de 2006, Centro Cultural Mexiquense,

Toluca, México

OO2

Leer pa ra Lee r pa ra c r ereceRP r o g r a m a E s t a t a l d e L eP r o g r a m a E s t a t a l d e L e c t u r at u r a

Lee r pa ra Lee r pa ra cc r erecceeRRP r o g r a m a E s t a t a l d e L eP r o g r a m a E s t a t a l d e L e cc t u r at u r a

ya no sólo instantáneo sino global.

Page 5: Magisterio 27

Sin embargo, el libro ha sido

nuestro compañero a lo largo de

los siglos. Ha caracterizado nuestra

modernidad. Nos dio la posibilidad

de entender pero también de

imaginar; de averiguar qué somos

y en qué quisiéramos convertirnos;

de visualizar cómo son las cosas

y cómo debieran ser. Producto y

a la vez productor de cultura, de

identidad, de memoria, de certezas

y de anhelos.

Porque enseña, el libro libera.

Porque libera, educa. Esa es su

contribución o, mejor dicho, la suma

de todas sus contribuciones a nuestra

vida en común. Trasciende no sólo

porque forma, sino porque, cuando

forma, se desentiende del tiempo:

pasado y futuro se le vuelven, en la

palabra escrita, presente. En un libro,

el autor comparte lo que sabe y lo que

siente. En un libro, el autor comparte

lo que sabe y lo que siente, motiva a

seguir adelante, impulsa a ser cada

vez mejores y prepara para la vida

con desinteresada generosidad.

Los libros marcan un rumbo, una

meta, un destino. En ese sentido,

su enseñanza es lección para la vida,

conocimiento que germina en otros,

misión que culmina, un saber que

vuelve a sus orígenes. Es inspiración

y paradigma.

Por todo ello, la lectura es un

indicador del valor de la educación.

En momentos en que el nivel

educativo del país —y dentro de

éste, el del estado— es objeto de

análisis severos y recomendaciones

conminatorias, es urgente recuperar

al libro como el eje del proceso

de enseñanza-aprendizaje y, más

que eso, como la base de todo

formación.

A eso se aboca este programa sur-

gido de la iniciativa del Gobernador

Enrique Peña, quien nos ha instruido

su diseño y desarrollo para fomentar

la lectura y hacer de ella un ejercicio

sostenido, extendido, trascendente;

que se practique desde la infancia

y alcance de toda la población; que

el libro salga de la escuela y de la

biblioteca para entrar a las casas y

ser, dentro de cada familia, un tema

de reflexión compartida y un motivo

para intercambiar emociones. Leer

más, para que sean más quienes

lean y más los textos leídos.

Asumimos hoy un compromiso

serio, evaluable. Lo hemos calculado.

Están dadas las condiciones para

hacerlo; y lo vamos a lograr.

En el arranque, en la presente

temporada de invierno, los estudian-

tes de educación básica, leerán cinco

millones y medio de libros.

Y al inicio de la primavera,

iniciaremos una nueva etapa, con

retos crecientes. Se incorporarán

los estudiantes de educación media

superior y superior al programa.

Tenemos un suficiente y variado

acervo en las bibliotecas. El punto de

partida son las bibliotecas de aula y

escolares, gracias al apoyo de la SEP,

derivadas del Programa Nacional de

Lectura. Gracias por su presencia

y respaldo, Señor Subsecretario

Lorenzo Gómez Morín.

Señor Gobernador, Señor Sub-

secretario:

El libro no es sólo ingenio,

sagacidad, experiencia. Es, sobre

todo, medio de comunicar y de

convencer. Es recurso de la razón que

se impone al persuadir. Es valladar

ante el cual choca la ignorancia

y sus secuelas, la intolerancia y

la arbitrariedad. Es vehículo para

construir consensos, prueba de que

se puede vivir civilizadamente.

En este inicio de milenio, cuando

la cultura sin fronteras se ofrece

obsequiosamente a nuestros pue-

blos y la globalización nos hace

cada vez más parecidos a los otros

que a nosotros mismos, el fomento

a nuestros valores surge como una

prioridad del Estado. Hoy que las

ideas viajan de un extremo a otro

del planeta en tan sólo segundos,

debemos proponernos que la cultura

no deje de fluir por nuestras venas.

Los libros son esa sangre que nos

nutre y revitaliza.

México ha luchado en el ayer y

pugna en el presente por ser un

horizonte de infinitos, en donde la

creatividad contribuye a que nunca

el futuro nos olvide. Los hombres

de ayer y de hoy tienen como

denominador común que siguen

sembrando esperanzas. A esos

hombres está dirigida la tarea del

gobierno; el centro de todas las

políticas de la actual administración

es el desarrollo del individuo.

En momentos como éste, se

impone evocar la figura de López

Mateos, creador de instituciones y,

entre ellas, del texto gratuito, orgullo

de la educación pública. Inspirarse

en su obra de gobierno es recuperar

lo mejor de la política educativa con

que contamos. La política que sirve

al hombre y lo hace con ética, que

cambia lo establecido para que sea

más acorde a las expectativas de la

sociedad. Que extrae su fuerza de

la firmeza de los valores que define

y, en esa medida, su fundamento es

moral.

Procuremos la armonía que se

basa en el respeto a quienes son

distintos, sin renunciar nunca a que

formen parte del mismo proyecto.

Recordémoslo siempre: quien des-

conoce la dignidad del hombre no

podrá nunca servirle.

La educación en el Estado de

México es desafío enorme por lo

que implica, por lo que abarca, pero

sobre todo por lo que significa tener

un sistema que, de la calidad de sus

contenidos y de la cantidad de sus

beneficiarios, dependen quienes

asumirán, figurada y literalmente,

esta gran tarea mexiquense.

MMAGISTERIAGISTERIOO 3

Leer pa ra c r eceRLeer pa ra c r eceR

Page 6: Magisterio 27

Jóvenes alumnos:

Sor Juana consideró a la lectura como una

tarea que exige aplicación y disciplina. Hábito

demandante pero a la vez gratificador. Es sabido

que la magnífica poetisa, en su afán lector, se

imponía algún castigo si no cumplía con los

plazos que ella misma asignaba para leer un

texto. Uno de ellos, resalta por su dramatismo:

al no leer y aprender una materia en un tiempo

previsto, se cortaba la parte de su cabellera que

en ese lapso hubiera crecido, pues, afirmaba,

“no me parecía justo que estuviese vestida de

cabello, cabeza tan desnuda de noticias”.

Señoras y Señores:

En esta temporada hagamos que nuestros

niños hagan de los libros su abrigo y su cobijo.

Rompamos el hielo con los libros, que con las

letras se arropen; que en la prosa y en la poesía,

en la narrativa y en la fábula, en el testimonio o

en la ficción encuentren el manto que los cubra

y los proteja.

OO4

Page 7: Magisterio 27

Leer Leer por mandatopor mandato

“Un texto no existe

más que porque

existe un lector para

conferirle significado”

Cavallo

Ma. Guadalupe Guadarrama Sánchez

Casa del Maestro del Estado de México

[email protected]

Recientemente se

implementó en el

Estado de México

un programa de

impulso a la lectura y pareciera que

las políticas del gobierno federal

contenidas en el Proyecto “Hacia

un país de lectores”, nada tienen

que ver con este ‘nuevo’ programa.

Habría que revisar cuidadosamente

el Programa Nacional de Lectura que

está a punto de expirar y preguntarse

¿qué pasó con sus planteamientos?

¿cuáles son los resultados obtenidos?

¿qué funcionó? ¿cuántos lectores

se incorporaron al arduo camino de

los libros y cuántos en realidad se

convirtieron en verdaderos lectores?

y si, a casi seis años de querer

impulsar la lectura en la escuela, en

nuestro Estado hemos tenido logros

MMAGISTERIAGISTERIOO 5

Page 8: Magisterio 27

significativos, porque eso de leer,

por mandato, 15 minutos diarios, no

funciona. Y no funciona porque no

hay detrás de esta ‘buena intención’

un plan, ni estrategias, ni propósitos

y, sobre todo, no existe motivación

para leer: la lectura no es vista como

una herramienta para crecer personal

y profesionalmente. Habría que tener

cuidado en la Entidad, para que no

suceda lo mismo.

Sabemos que un texto no adquiere

significado más que a través de sus

lectores, que no todos los textos

se leen en la misma forma, ni los

lectores comparten las mismas

técnicas y competencias al leer, por

lo que, aunque se lea un mismo

libro, los modos de interpretación y

comprensión del mismo varían de un

lector a otro. Dicen Cavallo y Chartier

que “(...) lo escrito no sabe a quien

dirigirse que sea capaz de entenderlo,

y a quien no debe hablar porque sea

incapaz de recibirlo: en suma, no sabe

quien, en su difusión incontrolada,

le brindará el instrumento de su voz,

que hará surgir de él un sentimiento

mediante la lectura”,1 que no quiere

decir sino que un texto es interpretado

única y exclusivamente por quien lo

lee.

En la Grecia antigua, la producción

de escritos fue un signo de demo-

cracia y la práctica de la lectura,

una ocasión de vida social, mientras

que en Roma era una

práctica exclusiva

de las clases al-

tas y totalmente

privada. Gracias

a ello, surgió una

creciente demanda de libros y lectura,

que propició la creación de bibliotecas

públicas y privadas, así como prác-

ticas de lectura diversas. De entre

ellas “se prefería la lectura en alta voz

que aproximaba el discurso escrito al

discurso hablado, proclamado”.2 En

la época medieval por el contrario,

la lectura se concentra en espacios

cerrados como las iglesias, claustros

y escuelas religiosas, y se leen pre-

ferentemente las Sagradas Escrituras.

Es una lectura silenciosa, un instru-

mento de salvación, un símbolo de lo

sagrado.

Con el humanismo del Renaci-

miento, irrumpen en las bibliotecas

los autores clásicos griegos y latinos,

y gracias a la invención de la imprenta

ya no hubo necesidad de copiar los

libros a mano, proceso largo que

impedía la producción en serie. Los

libros ya podían producirse en menor

tiempo, en mayor cantidad y con un

precio menor, poniéndolos al alcance

de un mayor número de personas.

Cobra auge la lectura silenciosa,

porque es más rápida. Además, en las

bibliotecas se podía leer sin comprar,

proliferan entonces, las bibliotecas

circulantes y las sociedades de

lectura. Pero —porque siempre

hay un pero— “se empieza a ver a

la lectura como un peligro para el

orden político, como un ‘narcótico’

que desviaba las verdaderas Luces o

como un desenfreno a la imaginación

y los sentidos”,3 y aunque se dude,

aún se le considera así, sobre todo

porque la transmisión electrónica de

textos genera nuevas formas de leer

y el acceso a miles de libros se ha

universalizado, y sobre todo,

porque es más fácil manipular a los

ignorantes que a los letrados.

Esto exige de la escuela una

transformación, no tanto de forma

como de fondo: ya no es suficiente

con enseñar (mostrar, transmitir), es

preciso desarrollar las habilidades

para que el alumno aprenda en

forma autónoma. ¿Y cómo aprender

en esta forma? Ciertamente no

repitiendo, memorizando o mostrando

algo ya acabado, más bien al indagar,

interpretar, dar sentido, encontrar sig-

nificados y, en consecuencia, tomar

decisiones. Muy a menudo, la escuela

olvida que cuando los niños ingresan,

ya han desarrollado interpretaciones

de la realidad, poseen conceptos, usan

la observación y su propia experiencia

para resolver problemas y pueden

intervenir exitosamente en el contexto

circundante. Pero ¿cómo aprenden a

leer y escribir? considerando que “(...)

el dominio de la lectura y la escritura

no es una cuestión mecánica sino

conceptual, porque el sujeto tiene

capacidades cognitivas y competencia

lingüística (...)”4 y que los contextos de

aprendizaje reales son muy variados,

lo mismo que las sus interacciones

con otros sujetos.

Leer no es descifrarLeer no es descifrar, , ni verbalizarni verbalizar,

sino una actividad cognitiva que

requiere de la voluntad y de las capa-

cidades del sujeto y, sin embargo, en la

escuela los maestros siguen utilizando

prácticas por las cuales los niños

aprenden a identificar los fonemas,

formar palabras y recitar textos, pero

que no les dicen absolutamente nada,

pues ni los interpelan ni despiertan su

interés. La forma en que se aborda

1 Cavallo, Guglielmo y Roger Chartier (Comp). Historia

de la lectura en el mundo Occidental. Santillana S. A.,

Taurus. España, 1998. p. 17.2 ibídem, p. 28.3 ibídem. p. 42.4 Carvajal Pérez, Francisco y Joaquín Ramos García

(Coord). ¿Enseñar o aprender a escribir y leer?

I. Aspectos teóricos del proceso de

construcción significativa, funcional y compartida del

código escrito. Colección Colaboración Pedagógica.

Edit. M.C.E. P. Sevilla, 2001. pp. 10-11.

OO6

PROGRAMA ESTATAL DE LECTURA

Page 9: Magisterio 27

la enseñanza está tan alejada de

las estrategias espontáneas que el

sujeto pone en acción para

aprender, que la enseñanza

obstaculiza y bloquea el

aprendizaje en lugar de

contribuir a generarlo”.5

¿Qué es lo que falta

entonces? Generar am-

bientes alfabetizadores

e interactivos donde la ac-

tividad de aprender a leer

y escribir sea gratificante

y significativa para los

alumnos, responda a sus

necesidades e intereses y se de en

un ambiente de cooperación que

considere las experiencias y saberes

previos de los aprendices. La lectura

es la puerta de entrada a todas las

producciones humanas: la ciencia, el

arte, la literatura, la poesía. También

es el instrumento que nos permite

conocernos mejor, interpretar nuestra

realidad y aprender significativamente.

Y, sobre todo, puede convertirse en el

más grande de los placeres, sobre

todo ahora que lo virtual está ganando

terreno. Un libro es un compañero

fiel: lo podemos abrir o cerrar cuando

queramos, lo podemos llevar de viaje,

lo podemos disfrutar en el camión, el

metro, el restaurante, el café, la playa

o la montaña. Podemos saltarnos sus

páginas o, tramposamente, ver el final

o cuando nos atrapa, leerlo de cabo a

rabo aunque ello implique quedarnos

sin comer o sin dormir. Podemos

releerlo al cabo de cierto tiempo y

encontrar nuevos sentidos y nuevos

planteamientos y luego devolverlo

al librero a la espera de que nos

volvamos a encontrar.

Dice Teberosky en La entrada a lo

escrito que “todos los niños saben

que hay letras, donde las hay y para

qué sirven”,6 es decir, tienen idea de la

existencia de un código escrito aunque

sus ideas previas difieran entre sí. Ven

letras en las calles, en el cine, en las

revistas, en la televisión y tienen una

idea, aunque sea vaga, de que se

conectan con el lenguaje escrito. Esta

conciencia es producto de los usos

sociales de la lengua, de nuestras

formas de hablar y de escuchar y

de cómo vemos que se utilizan lo

signos escritos, de modo que cuando

elegimos un libro, cuando hacemos

un escrito o modificamos un texto,

estamos manifestando nuestra forma

particular de entender los procesos de

lectura y escritura que utilizamos.

La escuela afirma que es ella la

que enseña a leer y escribir, aunque

de hecho los niños lo que hacen es

decodificar y la comprensión parece

muy lejana. Pero lo más grave es que

ese ‘placer de leer’ del que tanto se

habla no existe, o son demasiado

pocos los que pueden darse ese

lujo, aún cuando se sabe, sin lugar

a dudas, que “el simple hecho de

que los seres humanos aprendan a

leer posee un alcance notable en el

desarrollo de la psique”.7 De hecho,

leer —como aprender— debiera ser

una actividad de toda la vida. Tan

es así, que los niños antes de ir a la

escuela saben que la lectura evoca

realidades que no están presentes o

que son ficticias e identifican cuándo

y cómo se lee en su contexto. Y en

forma quizá rudimentaria, reproducen

actos de lectura y escritura en sus

juegos, como cuando pretenden leer

un libro (que se saben de memoria) y

van señalando con su dedito lo que

supuestamente van leyendo.

En las últimas décadas y cuando

menos a nivel de discurso educativo,

se ha enfatizado que el objetivo real

de las prácticas escolares es que los

alumnos comprendan, e interpreten

lo que leen. Así, carece de sentido

leer un texto para luego contestar

un cuestionario absurdo o leer 450

palabras en dos minutos sin entender

absolutamente nada, o que todo del

grupo lea en voz alta únicamente para

llenar el tiempo, mientras la maestra

sale un momento del salón o revisa

trabajos. No hay en estas actividades

un propósito claro ni mucho menos se

pretende que el alumno comprenda

lo que lee. Leer no es sólo reconocer

palabras sino poder conectarlas con

los conocimientos que se tienen, con

la propia experiencia del mundo para

producir una nueva visión del mismo.

Esto exige establecer relaciones sig-

nificativas, respuestas afectivas y un

análisis crítico del contenido, para

adecuarlo y utilizarlo posteriormente.

El rollo de papiro es el antecesor del libro actual

5 ibídem. Cita a Lerner. p. 24.6 ibídem. Cita a Teberosky. p. 101.7 ibídem. p. 20.

MMAGISTERIAGISTERIOO 7

Page 10: Magisterio 27

Cuando

los alumnos

leen de esta forma,

el maestro puede identificar lo que

efectivamente saben sus alumnos

sobre un tema específico, para luego

buscar formas de compensar sus

carencias o ampliar sus saberes y

para ello las estrategias son muchas

y variadas: propiciar discusiones,

plantear dudas, hacer preguntas

pertinentes, hacer afirmaciones

categóricas, pero absurdas, etc., lo

que permite que la comprensión

del texto se enriquezca con las

interpretaciones del grupo y se

construyan nuevos saberes.

Ahora bien, no puede responsa-

bilizarse únicamente a la escuela del

fracaso en la formación de lectores.

Es un hecho que “los hijos de padres

alfabetizados y lectores suelen tener

la primera experiencia de ese placer

a edades muy tempranas (dos o tres

años) cuando les leyeron por primera

vez un libro (...) La mayoría de los

niños que asisten a las escuelas

públicas no han tenido esa

experiencia y tampoco la

tendrán al ingresar a la escuela.

Mal que les pese, la maestra

no está allí para leer a nadie,

sino para enseñar la mecánica la mecánica

de la lecturade la lectura”.8 Y esto lo dice

todo. En la escuela basta

con reconocer las palabras

y recitarlas. La comprensión

no es requerida. Y menos

aún se intenta establecer co-

nexiones con otros ámbitos

donde los niños pueden

adquirir y/o desarrollar sus

competencias lectoras como

la familia y la comunidad.

Son múltiples las causas que

contribuyen al fracaso escolar: que

la familia convencional esté hoy en

crisis, que haya un elevado número

de hogares monoparentales, que una

gran cantidad de padres trabajen fuera

de casa, que los ingresos familiares

sean muy bajos o de plano no existan,

situaciones de stress que estas

condiciones provocan en los niños,

y, por supuesto, que coadyuvan a que

no se desarrollen adecuadamente las

competencias comunicativas, entre

ellas la lectura. La escuela tiene ante

sí un reto enorme: compensar esas

desigualdades socioculturales a través

de un programa de educación infantil

de calidad, ya que Teberosky y Gallart,

en su libro Contextos de la Educación

Inicial, afirman que “son las prácticas

letradas del hogar las que mejor

explican las diferencias en relación

con el rendimiento académico, el

coeficiente intelectual y el desarrollo

del lenguaje”.9

Esto lleva a considerar que no es

lo mismo hablar y escuchar que leer

y escribir, porque para las últimas se

requiere conocer los códigos de la

lengua. Así, un niño puede expresarse

bien oralmente, pero si en su familia

los actos de lectura y escritura

son poco frecuentes, entonces su

aprendizaje —probablemente— será

más pobre y mostrará menos interés

en aprender la lecto-escritura. Por

eso es aconsejable que a los niños

desde los dos años se les cante,

se les lean cuentos y se les digan

rimas y adivinanzas, lo que además

de incrementar su vocabulario, los

empujará a buscar y utilizar palabras

nuevas y a desarrollar el deseo de

aprender a leer por sí mismos.

Freire y Macedo dicen que “leer

un texto implica leer el contexto (...)

que leer implica compartir espacios,

construir pensamientos y aumentar los

aprendizajes”,10 y proponen una lectura

dialógica, es decir, una lectura que no

se reduce al aula sino que se extiende

a otros espacios como la biblioteca, el

hogar, los centros culturales. Tampoco

es solamente interacción con el texto,

a ésta se agregan las interacciones

con otros niños y adultos que están a

su alrededor en relación con ese texto,

y la búsqueda de sentido se torna una

actividad colectiva, de modo que el

aprender a leer, más que del método

depende tal vez, de la cantidad de

interacciones de los niños con la

cultura escrita.

Es imprescindible transformar aulas

y bibliotecas para que se pueda leer

con otros, comentar libros, hacer

escenificaciones, contar cuentos,

dibujar. Pero no por mandato, sino por

el placer de hacerlo y porque se desea

mejorar cada día como personas.

¿Por qué no hacer de la lectura algo

divertido, jugando a ser los personajes

de un cuento o una novela? Recuerdo

que en el TEC de Monterrey, cuando mi

hijo iba a la prepa, les tocó escenificar

a Shakespeare con personajes de

Disney: McPato, Donald, Mickey

8 ibídem. Cita a Emilia Ferreiro. p. 175.9 Teberosky, Ana y Marta Soler Gallart (Comp).

Contextos de Alfabetización Inicial. Cuadernos de

Educación 39 Multimedios, libros y comunicaciones

S. A. de C.V. con autorización de Edit. Horsori.

México, 2003. pp. 32-33.10 ibídem. Cita a Freire y Macedo. p. 48.

OO8

Page 11: Magisterio 27

Mouse, Daisy, Mimí, y fue todo un éxito.

En lugar de imponer 15 minutos

de lecturas obligatorias o de indicar

que debe leerse a los clásicos ¿no

sería mejor dejar que los alumnos

elijan cómo, qué y con qué medios

quieren hacer su lectura y cuánto

tiempo requieren para ello? ¿Por qué

no inducir a los niños a que escriban,

inventen y cuenten sus propios cuen-

tos, enseñándoles a matizar su voz

para dar vida a los personajes? ¿Por

qué no dejar que los niños toquen

los libros, los manipulen y cuenten

su propia versión del contenido? ¿Por

qué no enseñarles a inventar historias

a partir de imágenes, en lugar de

pretender que en realidad saben leer

cuando solo descifran?

Si enseñamos realmente a leer,

estamos enseñando a los niños a

elegir. Si fomentamos el hábitos de la

lectura, abrimos las puertas a nuevas

realidades, a nuevos universos y a

nuevas verdades, porque las palabras

tienen el poder de evocar imágenes y

nos permiten explorar mundos

reales e imaginarios, co-

nocer culturas y lugares

remotos. Así que la

lectura no puede darse

por mandato: demanda

un acto de conciencia

en que el sujeto se com-

promete a encontrar sig-

nificados y a construir

sentidos, pues aún cuan-

do leer requiere silencio,

ese silencio está lleno

de voces, porque “cuando

leemos, habla alguien que no

somos nosotros mismos” .11

11 Cavallo, Guglioelmo y Roger Chartier. Op. cit. Cita a

Pilar Girardi. p. 76.

MMAGISTERIAGISTERIOO 9

Page 12: Magisterio 27

Una lectura desde Una lectura desde la dimensión Z la dimensión Z 1

(O una prosa neoliberal (O una prosa neoliberal

o Prozeta)o Prozeta)

Soy un docente, un do-

cente que cree haber

aprendido a leer y por tal

motivo al tomar lecturas

de los textos y la realidad, a veces

formula planteamientos de ello, es

decir, desafíos de cómo se puede

percibir una dimensión disciplinaria,

un espacio del conocimiento.

Digamos que había transcurrido

ya mucho tiempo, del periodo, en el

que tuviera lugar la llamada Reforma

Neoliberal a la Educación Normal de

1997.

Juan Fernando, se reencontró

con aquella carpeta de información,

que se refería a formulaciones

relacionadas con la lectura. Entonces

recordó como, el neoliberalismo fue

OO1 01 0

una expresión económica, social y política de fines del

siglo XX y de gran impacto en el siglo XXI. Se trató de algo

controversial como resultado de la crisis de la formación

social de los estados-nación, cuya característica genérica se

expresaba a través del término de la “sociedad del caos”. El nombre

de neoliberalismo se debe a que tomaba como base la libertad, igualdad

y fraternidad mundiales en todo –en cuanto a discurso se refería–, y al mismo

Jorge Velázquez Martínez

Escuela Normal para Profesores

1 La dimensión Zeta (DZ), permite que el docente y el alumno, desde la educación básica, hasta la licenciatura

en educación, se refieran a la existencia y la realidad, lo mismo con la connotación de sentido común como con

la científica. Aunque la mayoría de los saberes que comparten provengan de lecturas disciplinarias. Ello

tiene que ver con el hecho de que, en esos niveles de estudios, se forma para la vida común o para el

ejercicio profesional de servicios, apoyos o acciones diferentes al desarrollo sistemático de co-

nocimientos, disciplinas o ciencias, cuya función se deja al posgrado o a otras instancias,

lo cual es lo adecuado o lo coherente. Es decir, que si desde la educación básica,

hasta las licenciaturas en educación, no se busca, que los alumnos y docentes

contribuyan al desarrollo del conocimiento disciplinario o científico,

porque no es su función; es conveniente, como la realidad lo

muestra. El manejo del conocimiento, más desde el sentido

común, ambivalente, relativo, o en DZ, de todas formas

no demerita la trascendencia de estos estudios,

al contrario, los fortalece al desarrollarlos

de acuerdo a sus fines y contexto.

Page 13: Magisterio 27

MMAGISTERIAGISTERIOO 1 11 1

Page 14: Magisterio 27

OO1 21 2

tiempo estaba en

contra de ellas,

por medio de

pragmáticas que

co de este escrito,

porque era un texto neoliberal. Aún en ese contexto, algo

tenía que ver con la lectura.

1. UNA NOSTALGIA HISTÓRICA

Pudiera pensarse que esto apenas inicia, no es así,

según una información confirmada, la primera publicación

sistemática acerca de educación en la entidad para el

fomento de la lectura, fue el “Boletín Pedagógico del Estado

de México”, cuyo primer número se fechó el 18 de julio de

1894. Desde entonces han tenido lugar diferentes etapas

de auge en la producción editorial educativa, que abarcan

desde libros, revistas, boletines, hojas sueltas y hasta

dibujos. ¡Que ironía! Puede pensar. ¿Acaso los dibujos se

pueden leer? Y un dibujante respondería: las letras no son

más que dibujos. Aunque en otro sentido, sean dibujos de

ideas. Con esto los pictogramas sonríen.

2. DE LA EXPERIENCIA CON ALUMNOS DE

EDUCACIÓN BÁSICA

La trascendencia de la lecto-escritura, se puede entender,

apoyándose en una reflexión resultante de la experiencia

individual con alumnos de educación básica que señala:

Creía que no leían, me preguntaron mi profesión.

Creía que no sentían y me leyeron sus sentimientos.

Creía que no pensaban y me escribieron sus ideas,

así me hice docente, con escritos y lecturas.

O con esta ilusión a las letras y los alumnos:

Eran letras difusas y anónimas que deambulaban

inquietas en los cerebros y corazones de aquellos niños,

las compartimos y nos integramos como alumnos y

docentes.

3. DE LA RELACIÓN LECTORA CON ALUMNOS DE

NORMAL

La Reforma de 1997 a la Educación Normal, puede ser

cuestionada en distintos aspectos, sin embargo de lo

poco que se le puede reconocer como trascendente, es la

preocupación por el fomento de la lecto-escritura.

En ese contexto, el siguiente escrito de correlación

alumno-docente enfatiza:

Encontré el mensaje que me enviaste, con sus letras

cursivas del pasado, en el me reiteras el compromiso

de leernos, escribirnos y estudiarnos para continuar

el compromiso contraído de ser alumnos, docentes y

personas aquí, dondequiera y de por vida.

O la prosa de una apasionada alumna que en su diario

registrara:

… Y nos tratábamos de comprender, nos tratábamos de

entender, y no lo conseguíamos. Entonces encontramos,

que no se trataba sólo de hablarnos o de estudiar mucho,

sino sobre todo de escribirnos y leernos, mutua o

recíprocamente, para volver a fundir nuestros corazones

y nuestros cerebros, para continuar haciéndonos el amor

intelectual, que toda educación escolarizada implica.

Porque en más de un sentido, la educación es un acto de

amor, de amor intelectual.

4. DE LA RELACIÓN LECTORA, DOCENTE A

DOCENTE

Con independencia, del tiempo y el espacio, de las

distancias o las discrepancias sociales, los docentes

pueden interrelacionarse por medio de la lectura, de ello

tres formulaciones:

Lo leí y lo traté de entender.

Le escribí y entonces lo comprendí.

Porque al leer nos comprendemos, porque al escribir nos

entendemos.

Entonces imaginé que estaba con él, y al externarme sus

preocupaciones, concluí en que él era como todos los

maestros que leen, escriben, sueñan, viven y se realizan

como tales.

De esta forma…

como vivíamos ya entre letras, no se añoraba el pasado

o suponía el futuro más bien se vivía intensamente el

presente, buscando el sentido en que las letras se movían;

fue así como encontramos la pasión por la vida, que implica

la pasión por la educación.

Porque…

en el proceso educacional, no reflexionamos en comunidad

para la toma de acuerdos, sino para escuchar la diversidad

de ecos de nuestras reflexiones.

Page 15: Magisterio 27

MMAGISTERIAGISTERIOO 1 31 3

5. DE LOS ALCANCES EN LA COMPRENSIÓN DE

LOS TEXTOS

Con respecto al reconocimiento de los textos como

producto social o colectivo, de la relatividad de su

comprensión y de su consistencia disciplinaria, las

siguientes referencias:

Sometemos a consideración de otros nuestras formu-

laciones, con la intención de que ellos reencuentren en

éstas, las que nos han enseñado o han integrado para que

existan las nuestras.

O la que relata:

Al leer aquellas páginas, me sentía como perdido en un

inmenso océano de información, donde sin ignorar las

orientaciones en que continuamente colocaba mis velas,

de todas formas no distinguía, ya no sólo los tipos de peces

que buscaba, sino incluso cualquier pez que consolara mi

ansiedad.

O también el sentido de la lectura al afirmar:

Cuando leo lo hago con mis ojos y mi corazón, lo que

puede no coincidir con lo que las manos han escrito.

Cuando escribo, atiendo a mis dictados cerebrales, que son

controversiales y diversos de acuerdo a las circunstancias.

Así se desarrolla la vida educacional, que es parte de la

existencia humano-subjetiva.

Y desde luego la profundidad y trascendencia de los

textos, más allá de lo evidente…

En aquel universo de palabras, existió mucho más que lo

legible, porque el pensar y el querer no tienen fin, aunque

no sean algo objetivamente observable o no se hayan

acordado como un conocimiento, en alguna dimensión

disciplinaria.

Para interconcluir, con una nostálgica remembranza

empírica:

Un día le pidieron que buscara una definición o un

concepto y lo que sus ojos miraban eran sólo palabras y

más palabras; en la incertidumbre, se satisfizo integrando

una formulación con algunos de aquellos términos. Pasado

el tiempo releyó ese planteamiento y lo que sus ojos

encontraron fueron sólo palabras sueltas. Entonces decidió

seguir leyendo y escribiendo; porque las definiciones y

conceptos estaban más en las personas y en la sociedad,

que en los textos…

6. DE LA PASIÓN EDUCATIVA EN LA LECTURA Y EL

AGRADECIMIENTO POR SER LEÍDO

En general, quienes leen, también desarrollan una

relación pasional cuando se interiorizan en esta actividad,

de ahí que parafraseando a Benedetti ...

Mi táctica fue caminar, mi estrategia encontrarte,

mi táctica fue leerte, mi estrategia comprenderte,

y al leerte me leía y al comprenderte comprendía,

que en las voces de tus letras, estaba lo que quería.

Un receso en este recorrido para recapitular:

Entonces nos detuvimos a describir lo vivido, que era para

recordar el cómo habíamos leído…

Y luego una remembranza de fines del siglo XIX y

principios del XX.

Fue una época de auge, de esplendor educativo, no sólo

circulaban hojas sueltas, sino también cuadernos, revistas

y hasta libros, luego vino el receso natural, que en otro

espacio fuera revolución, y aquí transformación educativa.

Para expresar gratitud y reconocimiento a quienes leen…

Gracias, gracias por haberme incentivado a reunir

diversas letras que estaban dispersas y que juntas

constituyeron palabras que quieren ser suyas y por eso las

escribo.

7. DE SALIDA UN DESAFÍO LECTOR

Para el desarrollo de la lectura influye todo. Lo que

aquí se expone, son sólo algunos referentes de ese

trascendental proceso, y lo que se puede percibir al leerlos

es menos, más, mucho más o más allá del todo, ese es el

desafío para el lector.

Así arribamos a esta dimensión como quien aterriza en

una playa o en un aeropuerto, con interrogantes, cansancio

y satisfacción; aunque con la expectativa segura de

continuar el viaje y navegar en el mar de los textos y en el

universo de la educación.

Desde la Dimensión Zeta (DZ), Toluca, Méx., 2006.

Page 16: Magisterio 27

1414 MMAGISTERIAGISTERIOO

todos.

de riesgos y de placeres —aunque también— de hábitos

machacones más bien grises-, descubro ampliamente que

junto a los haberes y deberes permanentes, se encuentra

un libro, los libros, la lectura formal.

Carmen Rosenzweig

Al leer, se va uno Al leer, se va uno enterando de la vidaenterando de la vida

El

prosa

relatos, 1974),

(novela, 1979),

poesía,

1989), México, mi país (ensayo, 1997), Obrarreunida

(1988), Memoria y conciencia (plaqueta de poesía,

1999). Territorio de Leonas: Cartografía de narradoras

mexicanas en los noventa, (2001) entre otras.

Page 17: Magisterio 27

MMAGISTERIAGISTERIOO 1 51 5

Escuela Normal de Atlacomulco

[email protected]

El título nace porque el

tema de la lectura se

ha vuelto reiterativo en

estos tiempos, y en-

tonces se corre el riesgo de decir

o de escribir más sobre lo mismo.

Esta temática, viaja en diversos

ámbitos, desde el oficial donde a

partir de las estadísticas se informa

y afirma que en este país no se lee,

hasta el entorno escolar, donde se

busca de manera insistente que los

estudiantes lean, privilegiando claro

está, la práctica de la lectura en el

alumno con infinidad de argumentos

conocidos por todos y que intentan

convencerlo de por qué debe leer.

Desde la esfera oficial se buscaron

soluciones a la falta de lectores en

las escuelas y se implementaron

varios programas, entre ellos: el

Programa de Bibliotecas de Aula y

el más reciente, Leer para Crecer.

Por otra parte, a las Escuelas

Normales se les otorga una colec-

ción de títulos de diversos autores,

destinados tanto a profesores

como a estudiantes. Son libros

que, en su mayoría se refieren a

temas que tienen que ver con la

formación inicial, y son libros que

abordan los diferentes aspectos

de la formación desde perspectivas

muy interesantes. Es decir, libros

sí hay. Y entonces recurrimos al

lugar común, lo que no hay son

lectores, y para traer la frase al tema

de este artículo, resulta fácil, pero

arriesgado decir que la mayoría de

los profesores no leen, o que, en su

defecto, leen poco, o no leen lo que

debieran, es decir lo que necesitan

leer.

Leer es un asunto

peligroso, pues quien

sea sorprendido

leyendo, tendrá

que dar una buena

explicación para

demostrar que no

estaba perdiendo

miserablemente el

tiempo

Juan Domingo Argüelles

Page 18: Magisterio 27

OO161 6

Este artículo no

pretende sancionar

a los profesores que

no leen —cada quien

su abstinencia—, tam-

poco intenta ser una

retahíla de los deber ser

de la lectura. Se trata de

dar un paseo por este

asunto de la lectura en

un contexto más amplio que el de

ser mediadores de la lectura, y aquí

inevitablemente los profesores hemos

de mirarnos a nosotros mismos en

un ejercicio de introspección en el

que necesariamente se descubra que

nuestra historia de formación, nuestra

historia profesional está sin duda,

unida a la lectura, o mejor dicho, que

en ella se revela nuestra historia como

lectores, y viceversa.

Quien lee mucho, sabe mucho,

dicen, y así lo creemos. Pero en el

fondo sabemos que en la realidad eso

no siempre es cierto. La lectura nos

proporciona en principio información

y es eso lo que se privilegia, pero

tener mucha información y no saber

qué hacer con ella, porque además

la información por sí sola no basta, es

uno de los costos que pagan quienes

leen con la ingenua arrogancia que

los libros por si mismos, han de

darles el adjetivo de lectores. Que los

profesores estemos informados es

importante, que leamos demasiados

libros, es deseable y loable (aunque

Zaid no está de acuerdo), pero habría

que saber también si esas cosas que

sabemos nos sirven para mejorar la

imagen que tenemos de nosotros

mismos, es decir, podemos saber

mucho de lo que pasa en el planeta,

pero ignorar la propia realidad.

Los profesores de las escuelas

normales tenemos diversas tareas

que llevar a cabo, la más importante

es nuestra propia formación y la

otra, no menos importante pero

necesariamente consecuencia de la

primera; la de formar a otros para

el ejercicio de la docencia. En el ca-

mino, también se conforma nuestra

formación como lectores e insistimos

en que los estudiantes normalistas

deben leer y mucho. Pero ni la

inteligencia, ni la capacidad sensible

deben medirse por la cantidad de

libros que se han leído o se han

dejado de leer. Ni la sensibilidad

es acumulativa, ni la inteligencia se

desarrolla por los cientos de páginas

que se lean. Lo que importa —dice

Zaid— es cómo se anda, cómo se ve,

cómo se actúa, después de leer.

Si lo que deseamos los profesores

de las escuelas normales es generar

cambios en la educación, habríamos

de preguntarnos ¿qué leemos? ¿de

qué manera nos aproximamos a

los libros que luego leen nuestros

estudiantes? y ¿cómo dialogamos con

ellos respecto del libro en cuestión?

Hasta dónde llevamos el análisis y la

reflexión de lo leído, con referentes

que no sean únicamente los que la

experiencia nos proporciona y qué tipo

de discurso construimos junto con

ellos, para actuar en consecuencia,

en el ámbito educativo. Todo ello

Page 19: Magisterio 27

MMAGISTERIAGISTERIOO 1 71 7

pensado no en un producto utilitarista

e inmediato, sino en un ejercicio donde

se ha de privilegiar la construcción

de pensamiento y de reflexión de la

realidad.

Se ha de leer manteniendo una pos-

tura epistemológica que propicie la

formación de un pensamiento abierto

y problematizador antes que teórico,

considerando que la comprensión

de la realidad a través del ejercicio

de la lectura, es el punto donde se

unen la teoría y la práctica. Cuando

leemos se articulan nuestros datos

empíricos con lo leído para darles

un significado. Esta significación

depende de valores, prácticas y

usos de recursos que suponen redes

sociales configuradoras de nuestros

contextos específicos.

Pero para que el libro y la lectura

sean realmente cercanos, hay que

encontrar agrado y esto es posible,

salvo excepciones, porque la lectura

confiere a nuestras vidas algo más

que información, nos proporciona

educación y cultura, agudiza nuestra

sensibilidad y nuestra inteligencia y es

capaz de transformarnos, es decir, ha-

ce significativa la experiencia de leer.

Michele Petit afirma que “leer permite

al lector, en ocasiones, descifrar su

propia experiencia”, porque es el texto

el que sabe aspectos del lector que

este no conocía, sobre todo cuando

se lee literatura.

En la literatura dice Rulfo, hay que

buscar la certeza de un mundo que las

restricciones nos han vedado. Pero para

transmitir amor por la lectura, insiste

Petit, y en particular por la lectura

literaria, es preciso experimentarlo.

De acuerdo con nuestros intereses,

podemos leer ciertas obras por placer,

pero la literatura sigue siendo el placer

mismo de la lectura, y quien lea por

sólo gusto, asevera Felipe Garrido,

por el placer de leer, es la prueba

definitiva de que realmente es buen

lector. Además, sólo un buen lector

puede ser verdaderamente un buen

maestro, pues leer por obligación y sin

apasionarse tal vez sirva para explicar

un tema en clase, para “pasar” un

examen, para dar una conferencia,

pero difícilmente para abrir otros

horizontes.

La literatura da cuenta de nosotros

mismos, de lo que ocurre en lo más

recóndito de nuestro mundo interno

y por ello no debería leerse por

obligación. Entre los docentes de

las escuelas normales, la literatura

nos ayudaría a comprender mejor la

naturaleza humana con sus aciertos y

desaciertos, nos permitiría un mejor

entendimiento de los demás, nos

permitiría ser más creativos, más

sensibles, porque volviendo con

Petit, “sin ensueño, sin fantasía, no

hay pensamiento, no hay creatividad.

La disposición creativa tiene que ver

con la libertad, con el rodeo, con

la regresión hacía los

vínculos oníricos, con

atenuar tensiones” y

la lectura del poema,

de la novela, del

cuento, del apólogo,

sin duda adquieren

Page 20: Magisterio 27

1 81 8

sentido en nuestra vida si

se integran a lo que cada

uno de nosotros necesita.

Todo lo anterior supone

que los profesores no

sólo hemos de leer lo que

nos sirva (así, en el sentido

utilitario del término) para

nuestras asignaturas o tareas

como docentes. No impor-

ta la especialidad en la que

nos desempeñemos, o la

asignatura que impartamos,

o la responsabilidad que ten-

gamos en la escuela normal; la

literatura, como el arte, es una de

las formas más altas de la concien-

cia, es una forma de conocimiento

y autorreconocimiento. La literatura

enfrenta al lector con una nueva rea-

lidad humana determinada y quien

se acerca a ella, inicia un proceso de

autoconciencia, de autorreflexión;

prejuicios y convencionalismos caen

por tierra, por que se adquiere una

nueva concepción del mundo. Si

la educación implica, en definitiva,

una transformación actitudinal en

relación con la realidad, la literatura

se presenta como una alternativa de

autodescubrimiento de lo que somos

y lo que queremos verdaderamente

ser. Hay desafortunadamente, quienes

afirman que leer literatura es una tarea

superficial, que es una tarea aparte en

el proceso de la formación inicial y que

no sirve de nada, en pocas palabras.

No estoy de acuerdo.

En este sentido y como un intento

de formar lectores por voluntad propia

y no por obligación, la escuela Normal

de Atlacomulco, cuenta con proyectos

diversos, el último fue la apertura de

la Sala de Lectura, en donde los libros

están a disposición de los potenciales

lectores —profesores y alumnos— y

hay que decirlo, la mayoría de los

textos son literarios y la asistencia a

la sala se ha incrementado de manera

tangible. En ese mismo lugar se lleva

a cabo un Taller de Lectura, donde

los estudiantes participan con textos

elegidos por ellos y otros sugeridos.

El tema de la lectura es complejo,

son muchas las aristas que tiene y

muchas las perspectivas desde las

cuales abordarlo. Que los profesores

de las escuelas normales tenemos

el deber ético de ser lectores es

innegable, pero que la lectura no se

convierta en una simpleza, en algo

pueril que no admita el más mínimo

proceso racional; que tampoco se

vuelva algo tan escrupuloso y casi

puritano que no admita el placer

mismo de la lectura. La lectura es

otra cosa, sostiene Fernando Savater,

porque “lo que parece haberse per-

dido no es el hábito aplicado de leer,

sino la indócil perdición de antaño.

Ante los educandos, uno repite va-

lores formativos e informativos de los

libros, para no asustar. Pero se calla

lo importante […]. La lectura es otra

cosa. Quién lo probó, lo sabe”.

BIBLIOGRAFÍABIBLIOGRAFÍA

Argüelles, Juan Domingo. ¿Qué leen los que no leen?

Paidós. México, 2003.

Garrido, Felipe. El buen lector se hace, no nace.

Reflexiones sobre lectura y formación de lectores.

Ariel. México, 1999.

Pennac, Daniel. Cómo una novela. Anagrama.

Barcelona, 1993.

Petit, Michèle. Nuevos acercamientos a los jóvenes y

la lectura. Fondo de cultura Económica. México, 1999.

Rulfo, Juan. Toda la obra. Consejo Editorial para la

Cultura y las Artes. México, 1992.

Savater, Fernando. Perdonadme, ortodoxos. Alianza.

Madrid, 1986.

Zaid, Gabriel. Los demasiados libros. Océano.

México, 1996.

Zemelman, Hugo. Problemas antropológicos y

utópicos del conocimiento. El Colegio de México.

México, 2000.

Page 21: Magisterio 27

Formación de lectores: Formación de lectores: hacia una mejor calidad hacia una mejor calidad de vidade vida

MMAGISTERIAGISTERIOO

R ecientemente se implemen el Estado de Méxicprograma de impulso a

lectura y pareciera que las políticas

gobierno federal contenidas en el Proye

“Hacia un país de lectores”, nada tien

que ver con este ‘nuevo’ programa. Habr

que revisar cuidadosamente el Program

Nacional de Lectura. Que está a punto de expirar y

preguntarse ¿qué pasó con sus

planteamientos? ¿cuáles son

los resultados obtenidos? ¿qué

funcionó? ¿cuántos lectores se

incorporaron al arduo camino de los libros y cuántos en realidad se convirtieron en verdaderos lectores? y si, a casi seis años de querer impulsar la lectura en la escuela, en nuestro Estado hemos tenido logros por mandato, 15 minutos diarios, no funciona. Y no funciona porqueno hay detrá

1 91 9

intención’ un plan, ni estrat

propósitos y, sobre todo, n

motivación para leer: la lectura no

como una herramienta para crecer p

y profesionalmente. Habría que

cuidado en la Entidad, para que no

lo mismo.Sabemos que un texto no adq

signifi cado más que a través de sus lect

que no todos los textos se leen en la mi

forma, ni los lectores comparten las mism

técnicas y competencias al leer, por lo q

aunque se lea un mismo libro, los

modos de interpretación y comprensión del mismo varía

lector a otro DiCh

El desarrollo de las

competencias comuni-

cativas goza del

protagonismo en la

actual propuesta educativa en

la educación básica de nuestro

país, y de muchos países más en

América Latina. Hablar, escuchar,

escribir y leer son las habilidades

con que todo ciudadano debe

contar para desenvolverse exito-

samente en las sociedades de

hoy, pensado más en el ámbito

productivo que en el ámbito del

desarrollo humano. Entre ellas, la

lectura ocupa un espacio prioritario

porque, se piensa, es la base para

el desarrollo de las otras, así como

el fundamento para la adquisición

de conocimientos autónomos por

parte del sujeto. Sin embargo, a

trece años de la implantación de

Sergio Daniel Sánchez Vera

Subdirección de Formación y Actualización

Docente

[email protected]

RR

Page 22: Magisterio 27

OO2020

la propuesta centrada en un enfo-

que comunicativo funcional, a once

de la aparición del PRONALEES, a

cuatro del Programa Nacional de

Lectura, ésta, la lectura, el placer

de leer, la búsqueda y selección

de información, la comprensión de

problemas matemáticos y, en general,

la comprensión lectora, sigue estando

ausente de las escuelas a pesar de la

claridad con que se presenta en los

libros del alumno, así como en los

libros de apoyo para el maestro de la

asignatura de Español.

¿Por qué la propuesta no ha llega-

do con claridad a las aulas? ¿cómo

concibe el maestro a la lectura?

¿cuáles son las posibilidades reales

de la lectura? La siguientes líneas no

intentan mostrar un estudio exhaustivo

acerca del proceso de lectura, sino

que las presento más como un deseo

de establecer diálogos con los edu-

cadores a partir de una experiencia

frente a grupos de educación básica,

de la convivencia con docentes en

servicio y, principalmente, de gratas

experiencias como lector.

¿Cómo concebir a la lectura? La

lectura tiene, principalmente, dos

connotaciones. Tradicionalmente se

considera como la “oralización” de los

signos escritos, esto es, verbalizar, o

expresar de forma sonora un conjun-

to de letras impresas. Desde este

punto de vista, los métodos para la

enseñanza de la lectura han girado en

torno a sí mismos, es decir, el énfasis

en la presentación de los elementos y

reglas del propio sistema de escritura,

sin tomar en cuenta al lector, al alumno.

Dicho sistema se enseña separado

de las ideas y los significados, lo

cual implica arbitrariedad en esta

forma de enseñanza, que muestra la

escritura de una manera aislada del

contexto cotidiano en que el sujeto

se desenvuelve, ajeno a las ideas que

el alumno ha construido a lo largo

de su infancia. Aquí es importante

señalar, que estos métodos implican

la consideración de que el niño,

cuando llega a la escuela, no tiene

conocimiento de la lengua escrita y

que debe iniciar su contacto con ella

de manera gradual.

Así, el alumno empieza a conocer

signos totalmente fuera de su mundo

cotidiano y que no tienen ningún

sentido por sí mismos (como cuando

se inicia la enseñanza de las letras: “a”

no significa nada por sí misma, sólo en

su relación con otras letras es capaz

de generar una idea, pero ésto lo

sabe el adulto, para el niño es sólo un

garabato, con tan poco sentido como

lo son para los adultos, los dibujos de

un niño de dos años de edad), es decir,

como si a usted y a mí, de pronto un

día nos presentan por medio de fórmu-

las químicas los elementos y reaccio-

nes del combustible que impulsa los

transbordadores espaciales, y quien

los presenta, espera de nosotros

su memorización y uso inmediato;

entonces, también se descarta la

participación activa del sujeto en el

proceso de lectura, al pensar que el

conocimiento del sistema se archiva

como una fotocopia en el cerebro de

la persona.

Con fundamento en la propuesta

constructivista de los Planes de Estu-

dio de Educación Básica, sabemos que

el proceso no opera de esa manera;

por el contrario, si dos personas leen

por ejemplo, la palabra casa, y después

se les pide que dibujen lo que para

ellos representa, encontramos dos

dibujos totalmente distintos e incluso,

contradictorios en su concepción;

mientras uno puede reflejar espacio,

alegría, libertad, el otro puede refle-

jar abandono, melancolía, tristeza. La

idea que se forma a partir de un texto

escrito tiene que ver no sólo con lo

que está plasmado gráficamente, sino

con una amplia diversidad de factores,

entre otros, la historia del sujeto que

lee, permeada por sus concepciones

religiosas, políticas, morales, por el

agrado o desagrado, por experiencias

motivantes o desalentadoras, además

de considerar también la intención del

sujeto que escribe para el lector, cuyas

concepciones se ven reflejadas en los

textos pero que no siempre coinciden

con las intenciones de quien lee.

En este contexto, la lectura

evoluciona, y hoy la tendencia es

considerarla como una serie de cons-

trucciones mentales de comprensión

y producción a partir de interacciones

con el texto. Esta concepción implica

pensar al sujeto lector como alguien

que no cumple solamente la misión

de “decir” lo que está escrito, sino

construir una idea, un concepto a

partir de letras impresas siempre en

relación consigo mismo, en el ámbito

de la experiencia y la intención.

Actualmente, la enseñanza de la lec-

tura pretende que sean reconocidas

por el educador, las experiencias y

conocimientos que el niño tiene con

la lengua escrita antes de entrar a la

escuela, y que ésta última sea una

fuente inagotable de contacto con

actos de lectura que le permitan, poco

a poco, construir la relación entre

la idea y los signos gráficos, entre

éstos y su valor sonoro; así como la

funcionalidad y la regularidad en las

construcciones, lo cual establezca

las normas para el uso del lenguaje

escrito.

En general, la propuesta que se

presenta en el Plan y Programas de la

Educación Primaria de México, tiene

éstas intenciones y presenta buenas

expectativas, sin embargo, como

suele suceder con toda reforma, se

encuentran grandes problemas en el

proceso de operacionalización.

Uno de los principales problemas

que existen en este proceso, es

que se lleva a cabo por docentes

que recibieron su formación inicial

con base en la simple oralización

de signos gráficos y todo lo

que ello implica; dicho de otra for-

ma, la mayoría somos lectores

acostumbrados a la decodificación

Page 23: Magisterio 27

MMAGISTERIAGISTERIOO 2 12 1

más que a la comprensión e

interacción. Romper estos esquemas

profundamente arraigados, tanto

en la formación propia como en la

práctica con los alumnos, requiere

de una transformación no sólo a nivel

personal, sino a nivel de las estructuras

de autoridad de la escuela así como a

nivel de la sociedad en su conjunto.

Es importante hacer algunas preci-

siones acerca de la escuela como

institución en un contexto de refor-

ma: la escuela está constituida por

varias dimensiones que se entrecru-

zan y conforman la cotidianeidad de

las prácticas educativas y que son

difícilmente identificables por quienes

se encuentran dentro de ellas, porque

para quien vive dentro de una escuela,

esta experiencia es una sola. Tres

de estas dimensiones que podemos

observar son: la dimensión laboral, la

administrativa y la pedagógica.

La primera se refiera a todas

aquellas normas que un trabajador

docente tiene que cumplir para in-

corporarse, promoverse o cambiar-

se dentro del escalafón magisterial

(solicitar plaza, permutar, ingresar a

Carrera Magisterial, recibir dictamen

de plaza, etcétera).

La dimensión administrativa toma

cuerpo en los controles que deben

cumplirse a nivel institucional: pun-

tualidad, asistencia, elaboración de

planes, cumplimiento de comisiones,

seguimientos evaluativos, cuadros de

calificaciones, etcétera.

Como se puede observar, la sim-

ple lectura de estos listados nos

hace identificarlos claramente en el

contexto escolar ¿por qué? Porque son

los que ocupan gran parte del tiempo

de trabajo del maestro, y porque son

los que están sometidos a un mayor

control por parte de las estructuras

de autoridad. La autoridad escolar se

ocupa de verificar la lista de asistencia,

de visar las calificaciones bimestrales,

de hacer observaciones en cuanto a la

disciplina, de hacer llegar avisos de las

autoridades superiores a los maestros,

pero ¿y la dimensión pedagógica?

¿qué hay con la actualización, con la

colaboración para el proyecto escolar,

con la vida académica de la escuela,

con la consolidación de colectivos

docentes? ¿cómo se vive y se

controla? En realidad, esta dimensión

de la práctica docente carece de

controles —desafortunadamente para

el ánimo de los maestros–-, y por lo

tanto de compromiso y dedicación

por parte de los profesores, quienes

se avocan a dar cumplimiento a las

tareas administrativas y laborales y

dejar así que la dimensión pedagógica

permanezca en rutina, esquemas

rígidos y falta de crítica por no existir

proyecto a nivel personal ni a nivel

institucional.

Por el contrario, la reforma educa-

tiva se preocupa más por la dimensión

pedagógica de la escuela que en la

reestructuración de los esquemas de

autoridad, siendo que esta dimensión

es la que se presenta en la práctica,

como la parte más debilitada de la

escuela. En particular, la reforma de

1992 se preocupa por el desarrollo

de las competencias comunicativas,

así como por la habilidad para el

razonamiento y la resolución de

problemas matemáticos de la vida

cotidiana, pero no se ha puesto

mucho énfasis en la transformación

de la escuela. Aunque se menciona

en el discurso y se implementan

programas como “La gestión en la

escuela primaria”, el “Plan Estratégico

de Transformación Escolar” y se pro-

ponen formas de trabajo en grupo

para la consolidación de colectivos

docentes en los Talleres Generales de

Actualización, se sigue careciendo de

controles y liderazgos que provoquen

cambios significativos.

¿Cómo entonces avanzar “hacia un

país de lectores” como se propone el

Programa Nacional de Lectura (PNL)?

Probablemente, la respuesta de es-

te programa está pensada más en

términos de creación de bibliotecas

y dotaciones de libros a las escuelas,

que en avances significativos que

evidencien un aumento en la calidad

de la lectura en las escuelas y hogares

mexicanos. Ahora bien, ¿qué podemos

entender por calidad en la lectura o

formar lectores de calidad? Se enfoca

hacia la comprensión lectora que

deriva en la facilidad para la creación

de estrategias y adaptación a las

diferentes lecturas o formas de lectura

que se presentan en la vida diaria.

A la comprensión lectora se le

piensa tradicionalmente como una

repetición de lo dado por el texto. En

la escuela, por ejemplo, el maestro

evalúa la comprensión lectora con

base en cuestiones que preguntan

exclusivamente por el contenido

explícito de los textos (nombre de

personajes, el tema, el desenlace,

fechas), de tal modo que los alumnos

sufren lo que se denomina el

“síndrome de la respuesta correcta”,

es decir, que no buscan información

en el texto que esté relacionada con lo

que más les gusta, lo que está en su

experiencia, más bien sólo seleccionan

la información de los textos con base

en lo que piensan que el maestro

quiere escuchar, lo que va a preguntar,

o “lo que va a venir en el examen”. La

lectura, en estos casos no representa

una herramienta de comprensión,

sino un medio para satisfacer el juego

escolar.

La comprensión, está más en

Page 24: Magisterio 27

OO2222

función de las construcciones que el

lector (en general el sujeto: maestro,

padre de familia, etc.) pueda hacer de

las ideas que el texto le proporciona.

Debería ser, por ejemplo, más satis-

factorio para un animador a la lectura

(léase docente), que a partir de un

texto un alumno diga “esta historia

se parece a una que escuché el otro

día en casa de mis abuelos” o “a

mi me sucedió algo parecido hace

algunos meses”, o que algún niño

se pregunte “¿por qué se resolvió el

problema de tal modo cuando hubiera

sido más fácil resolverlo de otro?”,

que escuchar respuestas directas

que son fácilmente localizables en las

líneas del texto. Cuando se escuchan

estos comentarios y muchas otras

preguntas por parte de los alumnos,

se manifiestan las estrategias

que han desarrollado los alumnos

para interaccionar con la lectura

(inferencia, anticipación, predicción,

autocorrección, confirmación, entre

otras).

Ahora bien, al considerar lo ya

dicho, se piensa que no hay “lectores

expertos”, más bien existen “lectores

competentes”. Al referir el término

“experto”, éste nos remite a una

experiencia consumada e inalterable,

la cual no puede suceder en el caso

de la lectura, porque constantemente

enfrentamos diferentes y nuevos

textos que requieren cada uno, la

puesta en marcha de las estrategias

conocidas, como sucede actualmente

al navegar por la Internet. No es igual

enfrentar un libro sobre educación que

participar en un foro educativo en la red,

o enviar y recibir mensajes telefónicos

(SMS). Cada lectura requiere sus

propias y muy particulares estrategias.

En ambos casos un lector competente

podrá, —vía sus construcciones—

acceder a ambas, mientras un lector

con formación tradicional (basada en

la repetición lineal del texto) tendrá

muchas dificultades para hacer una

lectura en estos casos.

Existe también otra cuestión que

tradicionalmente se descuida (o se

cuida, según el punto de vista) en lo

que se refiere a los actos de lectura.

Cabe aclarar que se entiende como

acto de lectura, aquel suceso que

provoca en el sujeto la construcción

de una idea a partir de un texto, al

cual se accede de manera directa o

indirecta. Así se tiene también como

acto de lectura: aquel en que el sujeto

no necesariamente tiene contacto

visual con el texto y éste llegua a su

mente en voz de otra persona, ya

sea de manera textual o como un

comentario de texto.

El comentario de texto se descuida

en aras del cuidado de la disciplina

escolar. En el aula de clase no se

permite que exista relación alumno-

alumno en relación a un texto: “cada

quien en su libro” “la lectura es de

manera individual” “ustedes sigan

lectura sólo con sus ojos” “no quiero

que se escuche ningún comentario

mientras leemos”. Estas son frases

que algunas veces se escuchan en las

escuelas, y que implican la negación

hacia la posibilidad del alumno para

socializar las construcciones que

está realizando y que, de manera muy

significativa, se enriquecen con la

escucha de las ideas que construyen

entre todos los compañeros.

En la escuela los textos son para el

uso exclusivo de sujetos individuales

a los que no se les permite “copiar”

las ideas de otros compañeros. Se

clausuran así las potencialidades

del acto de lectura y se le limitan

y circunscriben a las posibilidades

individuales del alumno. Por otro lado

el comentario de texto está siempre

sujeto al criterio del maestro, es decir,

que cuando a un alumno se le pide

un comentario, el maestro espera

una respuesta en el sentido de “lo

que es correcto”. Así, es frecuente

que muchos de los comentarios de

los alumnos sean descalificados por

el maestro por que no corresponden

con el tema específico que éste quiere

introducir, o porque no pertenecen de

manera exacta al contenido que en

ese momento se trata en clase. El

acto de lectura (como todo acto de

construcción), está sujeto a aceptar

la diferencia, a promover la reflexión

y el análisis, al uso de la duda como

elemento generador. Por el contrario,

la lectura en la escuela, en ocasiones,

trata de ser concluyente, de encontrar

siempre una respuesta acertada y

cierra la posibilidad de ampliar la

lectura con actos de indagación y de

escucha.

El acto de escucha de lectura es

de suma importancia en la vida de los

individuos que se desea se formen

como lectores. Escuchar una narración,

un cuento, un poema, o cualquier otro

tipo de texto, brinda la posibilidad de

echar a volar la imaginación, sobre

todo, de aquellos que no conocen

el uso convencional de la escritura.

Actualmente se proponen este tipo

de actos de lectura a partir de los tres

meses de edad, ya que desde este

tiempo, el sujeto es capaz de crear y

recrear lo que escucha, y del mismo

modo tiene ya la capacidad para emitir

juicios simples acerca de los textos

(tales como la preferencia por cierto

cuento en particular). Aún sin poder

Page 25: Magisterio 27

MMAGISTERIAGISTERIOO 2323

emitir este juicio de manera verbal,

sí se es capaz, con los recursos de

que se dispone a esa edad (expresión

corporal, llanto, prensión). Pero

en la escuela, por lo general, las

situaciones funcionan de manera

distinta: quien domina la lectura en

el aula es el docente, porque por

diversos factores (principalmente “no

alcanza el tiempo”), la lectura de los

textos siempre está a cargo de él con

escasas posibilidades que generen,

construcciones en los alumnos

porque el maestro hace una lectura

“plana”, sin inflexiones en la voz, sin

ritmo, sin pausas, sin emociones,

¿por qué? Porque él mismo, no da

sentido al texto, tal vez no comprenda

la lectura y por lo tanto no genera

una intención en los alumnos. Esta

carencia de sentido, se refleja en su

manera de dar lectura al texto, en su

forma de tratar de comunicar y, desde

luego, en el ánimo de los alumnos que

no consiguen centrar su atención en lo

que pretendía ser un acto de lectura.

Aquí interviene un factor que

quizá no aparezca en la propuesta

pedagógica pero que, resulta de-

terminante en los procesos de apren-

dizaje: la relación afectiva entre el

lector y quien escucha (no sólo entre

maestro y alumno porque aplica

también en el ámbito familiar entre

padres e hijos). Félix Duque en su libro

titulado “La humana piel de la palabra”

en el que —de manera mucho más

profunda y argumentativa— nos dice

que la palabra tiene la posibilidad

de generar vida (no en sentido

biológico, sino filosófico) porque

genera comunicación, porque genera

ideas, porque es capaz de crear

intersubjetividad entre dos personas.

La intersubjetividad, son aquellos

acuerdos en la relación entre dos o

más personas, que, al tener en cuenta

la comunicación, ya no necesitan

ser mencionados cada vez, sino que

bastan, entre estas personas, el cruce

de sus miradas para entender lo que

cada uno quiere decir, y también

porque dichos acuerdos están en

constante cambio, porque nunca

podemos estar seguros de que lo que

decimos se entienda completamente

por nuestro interlocutor, porque a

veces las palabras sobran, pero a

veces las palabras no alcanzan para

expresar lo que queremos decir.

En este sentido, el lenguaje gene-

rado por la lectura, y la escucha de la

lectura, tienen amplias posibilidades

de generar comunicación, de generar

acuerdos y de generar vida. Cuando

un padre o una madre se acercan a

Page 26: Magisterio 27

OO2424

leer con su hijo, se crean vínculos

que rompen las barreras de ese

momento para trascenderlo; la lec-

tura, la escucha, el intercambio de

comentarios, la creación colectiva

de imágenes, los intercambios de

expresiones corporales se expanden

y abarcan todos los ámbitos de la

vida familiar. Las referencias de la

lectura aparecen constantemente en

los juegos, al tomar los alimentos, en

los paseos y, a su vez, generan nuevas

experiencias de acercamiento entre

estas personas y en ocasiones incluye

también a los demás miembros de la

familia. La lectura se hace un agradable

hábito familiar, mas no como la

repetición de un suceso cotidiano,

sino como la búsqueda de motivos

para relacionarse con quienes nos

rodean, la lectura se convierte en un

pretexto para convivir y para vivir.

Más adelante, cuando los chicos ya

son capaces de leer por sí mismos,

se nota una convivencia distinta; así

como se proponen nuevas y más

complejas estrategias de lectura,

también se generan nuevos modos

de convivencia. Ahora son los

pequeños quienes llevan la mano en

los comentarios, son quienes hacen

las propuestas y somos ahora los

interlocutores quienes escuchamos...

y aprendemos. Aún ya mayores, aún

alejados, el campo relacional creado

por la lectura perdura; toma cuerpo

en cartas o en correos electrónicos

de quienes están lejos, y la lectura de

estos documentos sigue generando

sensaciones y sentimientos.

La escuela ha descuidado este

importante aspecto de la lectura. Tal

pareciera que el docente considera más

valioso el aprendizaje de contenidos

programáticos, que el establecimiento

de vínculos afectivos con los alumnos

y en general, en todos los ámbitos de

la escuela, así sucede. La importancia

de crear este espacio relacional entre

maestros y directivos, entre maestro y

maestro, y entre maestros y padres de

familia, no ocupa ningún espacio en

los proyectos escolares y tampoco es

un motivo de preocupación cotidiana.

Cuestiones como el civismo, los valo-

res, las habilidades comunicativas, se

facilitarían mucho si consideramos la

posibilidad de fortalecer los vínculos

emocionales, a través de las enor-

mes posibilidades que nos brinda la

lectura.

¿Quién no ha sentido erizarse la piel

escuchando un poema, una historia?

¿quién no experimentó las más pro-

fundas emociones mientras lee una

novela? ¿por qué no llevar estas emo-

ciones al salón de clases? ¿por qué

no compartir con nuestros alumnos el

placer de reír, sufrir y enamorarse de

un texto? El problema central para no

llevar estas situaciones al aula —entre

otras características—, es la falta de

lectura de los profesores, la falta de

habilidad para presentar estrategias,

la falta de habilidad para comunicar.

He tenido la oportunidad de estar en

contacto con proyectos de diversas

escuelas en lo que se diagnostica

que el problema central que afecta

la calidad educativa, es la falta de

comprensión lectora. Se expresan

propuestas para subsanar esta ca-

rencia, pero desafortunadamente es-

tas propuestas están siempre escritas

en términos de lo que el alumno debe

hacer y se olvida lo que el docente

necesita para “contagiar” y animar a

la lectura ¿Cómo formar lectores si no

lo somos nosotros mismos? ¿cómo

acercar al alumno a la lectura si no

vive en un ambiente en el que existan

actos de lectura? La tarea empieza

por los educadores, y no es una tarea

fácil. Pero es una tarea necesaria que

debemos emprender de inmediato.

Todo proyecto de formación de

lectores debe prever la formación

alterna de los animadores, de los

promotores y de los profesores,

más no como una obligación, sino

con la conciencia de la necesidad

de la lectura como una placentera

forma de propiciar comunicación,

espacios de relación interpersonal,

intersubjetividad entre las personas

que conviven cotidianamente. Contri-

buyamos con unas cuantas líneas

diariamente a formar mejores familias

y mejores alumnos. Aprendamos a

comunicarnos y a vivir de una forma

mas grata en una sociedad cada vez

más desgastada y más conflictiva.

Que la lectura, sea un buen pretexto,

un medio para mejorar esta calidad

de nuestra convivencia y, por tanto,

nuestra calidad de vida.

BIBLIOGRAFÍABIBLIOGRAFÍA

Duque, Félix. La humana piel de la palabra.

Universidad Autónoma de Chapingo. México, 1994.

Ferreiro, Emilia y Margarita Gómez Palacio

(compiladoras). Nuevas perspectivas sobre los

procesos de lectura y escritura. Siglo XXI editores.

8ª edición. México, 1991.

Lerner, Delia. Leer y escribir en la escuela: lo real, lo

posible, lo necesario. Fondo de Cultura Económica.

México, 2002.

Petit, Michéle. Nuevos acercamientos a los jóvenes

y la lectura. SEP/Fondo de Cultura Económica.

Biblioteca para la Actualización del Maestro. México,

1999.

SEP. Español sugerencias para su enseñanza. Primer

grado. SEP. México, 1996.

Page 27: Magisterio 27
Page 28: Magisterio 27

MAGISTERIO2 6

LETRAS y RAZOS

Todos nos beneficiamos cuando las artes son parte natural y permanente de la vida, el arte bien enseñado alimenta la creación y estimula el aprecio de sí mismo, es por ello que, un buen maestro puede despertar la sensibilidad en el niño o adulto, lo cual le abrirá nuevos mundos y podrá cambiar su vida.

El arte está en todas partes, quien lo recibe lo sabe respirar, uno lo modifica, lo transforma, le da su enfoque para después expresarlo con su propio estilo como lo hace Adrián Gutiérrez Gutiérrez.

Su interés por la pintura, lo lleva a ser autodidacta. Posteriormente ingresa a la Escuela de Bellas Artes de Toluca, en donde estudia el Diplomado en Artes Plásticas con Especialización en Pintura, buscando ampliar sus horizontes visuales, técnicos y conceptuales, así como el encuentro consigo mismo y su propia definición plástica ingresa a los Talleres de la Universidad Autónoma del Estado de México para el estudio de la figura humana durante tres años y conforma un taller con tres

manuel adrián

gutiérrez gutiérrez

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MAGISTERIO 2 7

Una obra de arte expresa la verdad, te elogia o te condena

Dos edades Óleo sobre tela

80 X 100 cm

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MAGISTERIO2 8

compañeros pintores, expresa en sus obras un estilo exclusivo a través del cual se descubre el lenguaje personal donde ha elegido el camino del Figurativismo adoptando el realismo fantástico como medio de expresión.

Su obra le ha permitido evolucionar hacia nuevas propuestas de la Pintura Mexicana, algunas de corte abstracto, pero la mayoría en un lenguaje realista, interpretativo y simbólico.

En 1987 realizó una de sus primeras exposiciones colectivas en el Museo de Numismática, actualmente Museo Felipe Santiago Gutiérrez y a partir de ese año se dieron más exposiciones, la última fue en la Escuela Normal Superior del Estado de México en el XXVIII aniversario de la fundación de esta, donde integró su obra de 17 años; con cuadros que proyectan un oficio depurado con la fineza del mensaje de sus personajes a veces en escalas anímicas bajas y otras de un impacto realista en la sociedad.

Entrar en el capítulo de Adrián Gutiérrez representa un episodio difícil de olvidar, por que el tema de la figura humana por su belleza obliga que ante ella, se subordine todo lo demás, sólo aquellos que pintan con esa pasión y entrega pueden dar vida propia a su obra.

Una obra expresa la verdad, te elogia o te condena.

AGG

Raramuri Óleo sobre tela 80 X 100 cm

Serratón Óleo sobre tela

80 X 100 cm

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La vendedora Óleo sobre yute 80 X 100 cm

Pirámide de Quetzalcóatl Óleo sobre tela

80 X 130 cm

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MAGISTERIO3 0

TequitquiFotovidriograbado cultural

EnefanteFotovidriograbado

180 X 260 cm2003

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ricardo moreno

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El mestizaje y la cultura se enlazan a través de la obra artística de Ricardo Moreno, quien utiliza su creatividad e ingenio al dar inicio en los años 80 a una técnica elaborada a partir de la hibridación del dibujo, la pintura, el vitral, el grabado y la fotografía: el fotovidriograbado.

La reconocida maestra, Blanca Gutiérrez Galindo, de la Academia de San Carlos, ––donde en 2001, Ricardo Moreno realizó sus estudios de maestría en Artes Visuales––, menciona: “El fotovidriograbado es un modo de hacer, que convierte al artista en un fabricante cuya actividad se ubica en las coordenadas espacio temporales de un tiempo histórico que reclama la práctica del arte como táctica, como vehículo para suscitar una reflexión sobre las relaciones entre el arte y poder colonial”.

[email protected]

Reinterpretación 1Fotovidriograbado

180 X 260 cm2003

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MAGISTERIO3 2

Como es sabido, la palabra náhuatl tequitqui significa “vasallo” y se utiliza para definir el producto mestizo que aparece en América al interpretar los indígenas las imágenes de una religión importada. El escenario del Tequitqui, transporta a un peregrinar histórico por París, Sevilla y México, que guió a Ricardo a realizar una minuciosa investigación cultural, misma que plasma en una identidad poética por medio del colorido y la historia que poseen sus majestuosos cuadros del siglo XVI.

La obra de Moreno, imprime un sello ético-político de suma importancia, la cual permite transitar entre la plástica tradicional y de vanguardia. Invita a la memoria de lo propio y lo ajeno. Plantea renovación. Es la cultura visual que enraiza presente y pasado de una historia.

Por los caminos de AntioquíaFotovidriograbado180 X 260 cm2003

Reinterpretación 2Fotovidriograbado

180 X 260 cm2003

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MAGISTERIO 3 3

EXPOSICIONES

Fue a partir de 1984, en el Museo de Arte de la Universidad Nacional de Bogotá, Colombia, donde inició sus exposiciones este interesante pintor de talla internacional, para continuar años más tarde su peregrinar artístico en exposiciones individuales y colectivas por: Puerto Rico, Francia, Cuba, Bélgica y en México: DF, Puebla, Querétaro, así como en Tabasco. Las puertas de la casa de Jaime Sabines en México, el Montparnasse de París, la UNESCO, la Academia de San Carlos, el Consulado de Colombia en París, la Universidad de Val de Marne y la Galería Saint Germain en Francia, entre otros espacios, constituyen su cotidianidad en el arte de hacer, con obras que alcanzan una intensa fuerza expresiva que hace recordar el trabajo de trazos marcados y de colores cálidos de artistas franceses Fauvistas, particularmente como a Paul Gauguin.

Ricardo Moreno, jovial y dinámico, innovador y realista, en sus murales enmarca un increíble tejido artesanal.

Pasar al papayoFotovidriograbado

180 X 260 cm2003

Estudio de perspectivaFotovidriograbado

180 X 260 cm2003

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consuelo cardona

[email protected]

MAGISTERIO3 4

Poesía

Mi lecho

Ruin silencioque abraza mi calma,te empeñas conmigo,te lías a mi espalda.

Palomas

Si despliego mis alas, una a una las plumas me quitas.Si te abrazo, me acerco, te alejas, me esquivas.

Si bebo tu aliento,me amarras.Si doy verso a tu boca,del goce me privas.

Si gorjeo a tu lado,vuelas a otro nido.Si te amo, te digo,tú te has ido.

Consuelo Cardona Estrada

(Toluca, Estado de México, 1968)Egresada de la Licenciatura en Diseño Gráfico de la

Universidad Autónoma del Estado de México. Ha colaborado como ilustradora y diseñadora de

diversas publicaciones de la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado.

Navegando, Consuelo Cardona Estrada, Bolígrafo sobre papel, 27 X 20 cm

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MAGISTERIO 3 5

Mariposa

Mariposa bailarina, la flor de la pradera te espera.

Silenciosa...aguarda sentir tus frágiles alas.¡Acaricia ya el pétalo!baila con ella.

Viaja sigilosa,que el viento insistedanzar con ella.

Tu eres libertad,riqueza de un río, enlace de estrellas.

Mariposa bailarina, la flor de la pradera te espera.

Coincidencia, Consuelo Cardona Estrada, Catálogo de Ilustradores de Publicaciones Infantiles y Juveniles, Bolígrafo sobre papel, 27 X 20 cm

Bodegón, Consuelo Cardona Estrada, Óleo sobre tela, 70 X 90 cm

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Héctor Popoca, es Profesor Normalista y Licenciado en Filosofía.

Maestro en Estudios Latinoamericanos por la UAEM.

Es fundador de la Revista EDUC>ARTE, La Gaceta de Toluca y

El Planeta de los Niños.

De su obra poética destacan: Por la Luz, Cantología y Sonetos.

A través de Ediciones EDUC>ARTE, su programa editorial

independiente, ha publicado las biografías de Esteban Nava

Rodríguez y Valentín Gómez Farías.

Periodista incansable, es colaborador de los diarios

El Día y El Financiero.

Abraham y el sol, Consuelo Cardona Estrada, Marcador graso, 36 X 22 cm

El placer de la lectura

Me piden que acomode en un soneto

el sublime placer de la lectura,

y, por tanto, me asalta la premura

pues, de pronto, se acaba este cuarteto.

Escribir por encargo es tal locura

que ni loco se carga con tal reto,

pues antes de que acabe otro cuarteto

se habrá extinguido la cordura.

¿Qué se puede decir en un terceto,

si el placer de leer es infi nito

y el terceto expira aquí discreto?

El candor del Quijote necesito

y gozar la lectura del soneto,

porque no hay placer más exquisito.

héctor

popoca popoca

gutiérrezgutié[email protected]

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La introducción didáctica del alebrije como imagen alegóricade la literatura fantástica

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reyes romero

ramírez [email protected].

Profesor de lengua francesa en el CELe de la UAEM

Testimonio de una sensibilidad literaria compartida ■ Hablan-do de lectura y de docencia, no es fácil aceptar niveles de reflexión individual y colectiva exasperantes, cuando es muy obvio que ciertos niveles de exasperación no resultan de la reflexión alegórica del mundo circundante. Y por ello, es más difícil poner en imágenes los dogmas del docente que la historia alegórica de la lectura y de su ejerci-cio cotidiano entre docentes. Si una alegoría funciona como representación simbólica en el discurso fantástico de la literatura, y el discurso pedagógico funciona como reflexión exasperante de la forma literaria del ensayo, no encuentro razón alguna por la cual arte y pedagogía deban encontrarse distanciados en el título del artículo que hoy presento. Para

muchos de ustedes, el sentido implícito de saberse lectores presupuestos de la presente introducción no les impedirá aceptar los términos alegóricos ni los

niveles de reflexión exasperantes que emplearé para ‘hablar de manera figurada’, hablando en

otros términos del otro –y de lo otro– y de lo que parece ajeno a la

naturaleza pública de la lectura y la literatura, en comunión con

la naturaleza institucional de la docencia.

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MAGISTERIO3 8

La introducción didáctica del alebrije como imagen alegórica de la literatura fantástica es (y ha sido) sólo un ejercicio de lectura y reflexión exasperante, cuyo propósito inicial pasó de la elaboración de un alebrije al análisis discursivo de la literatura fantástica; para reconocer en ello una más de las aplicaciones didácticas de la expresión plástica, la lectura y la literatura entre niños, adolescen-tes y adultos. Esta introducción exige un acercamiento obligado al acto de creación que atraviesa la sensibilidad, el pensamiento y los bemoles didácticos (y éthológicos) de cada profesor; en la finalidad de escalar el transcurso de los actos y discursos metafóricos cotidianos, que parecen estar “de más” en su tarea educativa. No sólo se trata de abordar la introducción, historia, orígenes simbólicos, referencias li-terarias y otros aspectos generales en torno al tema. La cuestión didáctica principal estriba en tener

presente el carácter alegórico, popular, histórico y cotidiano que envuelve al género artístico (y no sólo artesanal) del alebrije; hecho infranqueable que permitiría confrontar la inefable confluencia icónica de toda imagen lite-raria, propuesta para revisar y enriquecer el index novarum de los actos del aprendizaje. Acercamiento que parte de un acto formal inaugural –institucionalizado– para leer, hacer leer, leer y transmitir “nuevos” saberes, conocimientos y valores de orden individual, particular y universal. Sobre todo si estos últimos se parecen a la falange discursiva de imágenes alegóricas poco aprovechadas en un género literario tan extraordinario, exasperante y formativo.

No se trata de un discurso propio de la argumentación de autoridad dirigida habitualmente a los maestros. Aquí hubo intercambio de opiniones entre los profesores reunidos en múltiples sesiones de taller, que funcionaron para integrar un curso bastante excepcional que puede apartarse un tanto de la norma; pues los modelos tradicionales de la modalidad “curso-taller” ya no son las mejores garantías de la eficiencia y la eficacia entre docentes. Lo que en dicho discurso se expresa (y se expresó) es resultado del conflicto y las contradicciones nacidas al enfrentar el análisis del discurso con el ejercicio profesoral de un éthos contemporáneo, su identidad cultural, la lectura y la imagen alegórica de la literatura universal del género fantástico clásico y contemporáneo; como testimonio particularmente esclarecedor de una sensibilidad compartida entre lectores, docentes y escritores.

¿Qué es un alebrije? ■ Más allá del posible carácter lingüístico del texto, el interés de esta exploración arquetípica de referencias conceptuales cotidianas que son leer, hacer leer, leer y transmitir (por medio del lenguaje y en la escuela) radica en la posibilidad de incluir el análisis del contenido de los elementos semánticos que componen la estructura verbal de la introducción didáctica del

alebrije como imagen alegórica de la literatura fantástica. Aunque la reflexión final, el discurso y el sentido institucional que pudiera

interpretar el grupo de hipotéticos lectores, no han de ser determinados de una vez y para siempre.

El alebrije no solamente es un objeto que pertenece al mundo externo; es un objeto que forma parte de esa

materia a priori de la experiencia interna del objeto (y del sujeto). Pues la materia de las sensaciones que despierta le viene del aparato mental y de la experiencia artística de sus creadores. Motivo por el cual, el sentido didáctico de esta aproximación a las dimensiones espacial y temporal de la literatura fantástica –para la introducción didáctica de los alebrijes en la escuela– viene cargado de una

búsqueda simbólica de sentidos y significados de orden éthico –o éthológico– conceptual, semántico

y alegórico, a desarrollar en el terreno pedagógico y en la conciencia histórica de ser alumno y ser maestro.

Porque así como toda idea es una imagen mental del mundo conocido, que es también una representación mental

de algo concreto o abstracto –real o irreal– de dicho mundo; toda imagen es la representación de la figura, la apariencia o las características de algo o de alguien. Sin olvidar que toda alegoría es la representación o expresión de

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El móvil de una empresa de saber no tiene por qué dictar la forma que ésta habrá de tomar

posteriormente...

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una idea por medio de varias imágenes, figuras o símbolos con significados adyacentes, el alebrije es la imagen alegórica de una idea que está «de más» en la representación de un ser monstruoso que hace del mundo interno, territorio fértil y grotesco para el cultivo de un subgénero plástico y espeluznante.

Por otra parte, y en la necesidad de confrontar esta breve conceptualización del alebrije con otros elementos discursivos, para su reflexión pedagógica y didáctica, es indispensable acudir a la definición de algunos términos clave del análisis del discurso; dado que ha sido desde esta óptica como se ha diseñado el discurso del presente documento.

Dominique Maingueneau, lingüista francés autor de numerosas obras en torno al tema, dice que el análisis del discurso está considerado como una disciplina lingüística que pretende articular la enunciación con el carácter social del lugar en que se emite. De este modo, tiene que ver con los géneros del discurso contenidos en una obra identificada con los diferentes sectores del espacio social o en los campos discursivos cotidianos, pedagógicos o literarios; cuyos aportes son integrados, finalmente, por este análisis del discurso inminentemente atrapado en la encrucijada de las ciencias humanas. Y por todo ello es la herramienta principal para propiciar el desarrollo de esta introducción didáctica del alebrije como imagen alegórica de la literatura fantástica. Porque todos y cada uno de los elementos –contenidos en el título de este documento– dan cuenta del interés espacio-temporal que define la encrucijada verbal suscitada entre las dimensiones internas y externas de todo profesor; y porque tanto la literatura, como la pedagogía, no podrían existir sin el plus de carácter genérico verbal que le aportan la imagen, las alegorías y la fantasía a la materia literaria interna y externa de la lectura, la docencia y la escritura, en el aula y en la escuela del entorno cotidiano.

En la literatura fantástica hay un elemento bipolar (positivo y sustantivo), caracterizado como el punto de vacilación del lector –identificado con un personaje de la lectura– ante un acontecimiento extraño. Punto de vacilación que –al igual que el alebrije– será resuelto mediante un retorno a la realidad cotidiana, o atribuyendo el fenómeno experimentado a la imaginación o a la ilusión que ocupa, necesariamente, el tiempo y el espacio de una incertidumbre.

¿Por qué la literatura fantástica es un género literario? ■ Lo que cuenta no es la cantidad de observaciones realizadas a los ejemplos seleccionados, sino la coherencia lógica que se apuesta exclusivamente a la teoría escogida para realizar la observación, desde el lector. Aunque el móvil de una empresa de saber no tiene por qué dictar la forma que ésta habrá de tomar posteriormente... En el campo del arte o de la ciencia, toda obra modifica el conjunto de las

posibilidades que definen su apariencia discursiva; pues cada nuevo ejemplo viene a modificar la especie a la que pertenece.

Se puede decir, entonces, que todo estudio de la literatura habrá de participar de este doble movimiento que transita de la obra hacia la literatura (o el género) y de la literatura (o género) hacia la obra misma; pues rechazar la noción de género implicaría la renuncia al lenguaje como tal. Pero el texto literario no mantiene una relación de referencia directa con el Mundo, como a menudo lo hacen las frases del discurso cotidiano; y por ello sólo es representativo de sí mismo. El texto literario, como el Mundo, no representa ninguna verdad externa, aunque pueda suministrar el medio para expresar un número ilimitado de verdades interiores. Y así como el texto literario se significa a sí mismo, porque su significación pasa a ser un elemento de la obra, la significación del alebrije pasaría a ser un elemento plástico del discurso literario. Por eso se propone su creación a partir de la literatura, y no necesariamente a partir de una realidad material o psíquica que, como expresión de sí misma en la literatura, es algo que nunca existe.

Sin embargo, el filósofo, his-toriador y ensayista búlgaro

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MAGISTERIO4 0

Tzvetan Todorov propone elaborar una objeción

natural a sus propias objeciones, porque el sujeto de la enunciación es el elemento más importante de la obra literaria. De esta manera, y contra la lógica del sentido común, se impone el derecho institucional a conocer las incoherencias lógicas de un lector que busca encontrar un fundamento teórico para la elección de las categorías, porque así lo exige el principio del sistema; aunque se tenga claro que la existencia de un sujeto de la enunciación es la base de la concepción de la obra misma. Por lo cual resulta más o menos evidente que la autonomía de la literatura no tiene por qué resultar impugnada en profundidad, sólo porque existe una especie de fidelidad hacia las concepciones literarias que al lector le son más o menos familiares. En todo caso, se trata de evitar las posibles incoherencias lógicas cotidianas del lector, para recurrir a estructuras lingüísticas

y verbales de nueva enunciación social que estén formadas por fenómenos literarios (directamente observables en la realidad) y que se manifiesten al

mismo nivel de estos; ya que la simple aplicación del método científico no asegura que la mejor estrategia vaya en la dirección correcta… como si evolucionar hacia el futuro no significara –por definición– tropezar con lo que el matemático y filósofo inglés Bertrand Russell llamó el realismo ingenuo que nos hace suponer que las cosas son lo que parecen.

Por eso, la estructura del pensador universitario canadiense Herman Northrop Frye se reduce a una

disposición en el tiempo, y también en el espacio. Y en este sentido, habrá que contentarse con

la obtención de probabilidades (de pruebas o resultados conseguidos a partir de la estructura y las imágenes propuestas; para comprender la realidad del texto literario), en lugar de manejar certezas e improbabilidades respecto al mismo. Porque, visto así, las estructuras literarias son otros tantos sistemas de reglas rigurosas. Y lo que obedece a sus probabilidades discursivas forma tan sólo parte de sus manifestaciones sociales naturales. Porque la literatura es un lenguaje y porque la lengua no es un stock de palabras, sino un mecanismo de las mismas. Y para comprender ese mecanismo en una obra literaria es suficiente distinguir –al menos– los aspectos verbal, sintáctico y semántico en la misma. El primero reside en las frases concretas que constituyen el texto, y se relaciona con las propiedades del enunciado, así como con los aspectos de la enunciación; aspectos que pueden percibirse en las visiones del autor y en los puntos de vista del lector. El aspecto sintáctico permite dar cuenta de las relaciones que mantienen entre sí las partes de la obra, en tanto relaciones que pueden ser lógicas, temporales o espaciales. Y el aspecto

semántico está asociado a los temas del libro; un aspecto del cual se deducen las transformaciones y

combinaciones que originan la aparente multitud de temas literarios.

Y aunque se ha pasado por una somera explicación, relativa a la función del realismo ingenuo, esta reflexión busca satisfacer el orden didáctico de las exigencias teóricas y prácticas (empíricas y abstractas) del profesor,

como sujeto enunciador o lector de los textos literarios. Ahora bien, si la literatura existe en

tanto esfuerzo por decir lo que el lenguaje corriente

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no puede decir, porque sólo es posible hablar de lo que hace la literatura haciendo también literatura; acéptese, igualmente, cómo algunas imágenes –y algunos elementos lingüísticos de la literatura fantástica– funcionan cual vértigo cronotópico o elementos que están “de más” para el lector. Por lo que hace falta revelar el sentido alegórico que tiene enunciar ese “de más” de las imágenes que pervierten el sentido real de la naturaleza del texto y del contexto, en un sentido literario.

¿Cuál es el papel de la imagen y la alegoría en la literatura fantástica? ■ La literatura responde a una necesidad esencial del ser humano;

imita, refleja o pinta la realidad y, al mismo tiempo, crea una realidad sui géneris, diferente de la que partió. Muestra

el interior del ser humano; causa emoción, agrado o desagrado; genera una significación especial,

afectiva; produce tensión y descanso. Propicia el encuentro entre el escritor y el lector y, al

mismo tiempo, le posibilita encontrarse a sí mismo, hablar consigo mismo. Permite

que el lector no sólo sea un receptor de sus discursos y mensajes, sino que se convierta en un consumidor activo, en un reproductor, en un recreador. La literatura hace uso de la lengua de una manera especial, se desvía de la norma lingüística y llama la atención sobre la lengua y sobre sí misma. La literatura enseña, en la medida en que muestra la realidad y el interior

del ser humano; dice más de lo que a primera vista se lee, comunica más

de lo que enuncia, y deja abiertas varias posibilidades de lectura e interpretación;

posee una pluralidad de valores, voces, sentidos y discursos.

Mario Rey en su Historia y muestra de la literatura infantil mexicana (2000: pp. 3 y 4) y Todorov

en su Introducción a la literatura fantástica (1995: 7-22) invitan a pasar revista a esas dos funciones electivas e

intelectivas que ejerce la práctica de la lectura sobre la literatura, y viceversa. Por lo cual no parece estrictamente necesario insistir “de más”

en aquellas tareas de comparación e interpretación finales, que forman parte de la –ya también expuesta– función intelectiva inaugurada en el presente de un sujeto que, mientras lee, se convierte a su vez en ‘el que habla’.

En la literatura universal, el carácter de ‘lo fantástico’ no parece tener una explicación realista. Pero no podemos pasar por alto que en ella existen un sentido alegórico y un sentido literal. Por una parte, el peligro de identificación entre el lector y el personaje son tan simétricos e inversos al sentido literal de la realidad puesta a prueba (con elementos racionales), que esos acontecimientos aparentemente sobrenaturales en el terreno literario son muy susceptibles de recibir una explicación del todo racionalizada; para poner en evidencia el carácter simétrico de toda representación del mundo.

Así pues, no es posible negar a la literatura su carácter repre-sentativo; porque esto implicaría confundir la referencia con el re-ferente. Por una parte, la alegoría y el alebrije contienen elementos representativos que llegan a impactar de frente la realidad con la ficción. Aunque, por otra, no resulta fácil transitar de una fórmula más o menos general a una representación vulgar o es-tandardizada. Parece como si en la necesidad de representarnos una alegoría hiciera falta siempre –al menos– una imagen. Y en esta medida, la introducción didáctica del alebrije como imagen alegó-rica de la literatura fantástica tiene que empezar a tomar las palabras también por las palabras, los discursos abordados por los discursos encontrados y los textos emitidos por los textos; mientras se pone en claro, al menos, que las ideas transitan a la luz de la consciencia gracias a las imágenes del mundo conocido, y que las representaciones mentales de ese mundo son expresión de las ideas codificadas por varios signos y un sistema de lenguaje, que es ajeno a los significados adyacentes.

De hecho, una imagen alegórica no es del todo descriptiva, aunque puede ser leída al nivel de la cadena verbal que constituye por sí misma dada su combinación de ideas, signos, significados y palabras que no incluyen cosa alguna; porque tal lectura podría confundirse con una traducción verbal, elaborada en términos meramente sensoriales. ‘Lo fantástico’ implica necesa-riamente el recurso a la ficción; sólo puede subsistir –y no existir– en el sentido ad litteram de la ficción en ciernes del mundo que haya alegóricamente provocado.

Pero como la alegoría expresa

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una cosa y significa otra, entonces deviene una proposición que dobla su sentido, a la manera en que han evolucionado los proverbios; pues

a nadie le interesa ya pensar en las palabras que comprehende una enunciación por medio de la cual se capta, sin embargo, un sentido perfectamente comprensible.

Volvamos a todo lo que en literatura está “de más” ■ Con Julio Ortega, escritor y catedrático de Brow University, encontramos

una reflexión sobre la esperanza que se guarda en esa especie de « aller-retour » que va de la lectura a la literatura, para devolver

al hombre la memoria histórica de cada tradición y cada escrito que haya producido. Y por la cual, incluso, podríamos llegar a ser premiados

con la ignorancia extrema de una verdad a medias. Así, el propósito de transitar por la estructura lingüística de los textos que pertenecen al género de la fantasía –sea cual fuere su lectura– nos ha llevado a edificar o derrumbar murallas en torno a esos enjambres literarios, que han sido construidos por el raptus momentáneo de un sueño que está “de más”, y de los cuales hubieran hablado Borges y Foucault como si se tratara de auténticos monumentos a la autoridad o a la interpretación verbal de la que disponemos hoy para inspirar el „leit motiv“ de nuestras manos, dispuestas –en este caso– a la representación plástica y externa del alebrije.

Cada imagen y cada alegoría, escritas o leídas para crear y dar luz a la fantasía de un texto, fueron elegidas e impresas como parte de una aventura cotidiana para representar, acercar e interpretar el acto intelectual de aproximación utópica a nuevos mundos; a condición de ser toda vez

representados en su forma más extraña. Porque en este afán por la escritura –y por el acto de representar nuevas constantes literarias– no se trata de sentirse sojuzgado por sistemas de saber puestos a prueba en el vacío, sino de exigir un bien intelectual de interpretación a cada elemento interpretado; así como también de no imponer un consuelo de representaciones rebuscadas al abandono verbal de escritores y lectores, ni al gesto de leer… o al texto mismo. Al hablar de literatura y fantasía todo el acto de hablar es un misterio, porque

se descubre que tanto en la vida, como en lo escrito sobre ella, todo el pasado viene a trastocar las nociones temporales y

espaciales del pasado, del presente y del futuro. Y si todo es un misterio, como también lo escribe el periodista

cultural Nahum Torres, entonces los misterios mismos encuentran maneras diferentes para hacerse oír,

para hablar también de la vida de lo escrito. Las realidades sostenibles que producen el saber de la realidad –en lo cotidiano– hacen frente a esos sistemas de saber puestos a prueba en el vacío de una utopía sin ficciones. Porque los sueños y los recuerdos forman parte de esas realidades non vacías que sostienen la existencia de la vida y de la muerte, como fronteras de

convergencia para el encuentro de experiencias, ilusiones y mentiras. Porque el vacío funciona como

un estimulante para poner en marcha el móvil de los actos más radicales de un entorno educativo, donde

siempre hay algo qué decir sin perder el sentido original de la convivencia humana. Y porque el mundo no está hecho

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de coincidencias, sino de interpretaciones simbólicas y actos verbales bien representados (de dichas coincidencias), con el alto grado de inmediatez ética que exige el hombre al limitado ejercicio de vivir la vida ‘de continuo’, como si se tratara de una actitud extrema para vivir siempre la aventura cotidiana de la vida.

En este sentido, la literatura fantástica y los alebrijes deambulan por una especie de vertiginosa hipnosis, respecto a todos los símbolos que están “de más”para representar las imágenes y las alegorías de la vida. Pero lo relevante de este asunto es reconocer la importancia de los excesos verbales cometidos por los actos y discursos que están “de más”, ya sea en el panorama literario o en la representación plástica de una idea del género fantástico. Y para ello, lo indispensable es evitar esa tendencia a desechar todo ‘eso’ que aparentemente está “de más”… Leyendo –por ejemplo– el capítulo XVIII de La historia interminable, de Michael Ende, encontramos como título, el nombre de una voz sin nombre u onomatopeya que hace referencia a la especie de seres conocidos como los Ayayai… ¿Y qué importa si los pensamientos de Bastián Baltasar Bux estaban o no en otra parte, cuando inicia el narrador a continuar la historia si, al final, todo lector atento se dará cuenta de que sí importa, y mucho? Es muy posible que tanto en los grandes hechos como en aquellos que parecen nimios a la historia que se cuenta con las palabras que están “de más”, así como también en los actos y discursos del presente, se esconde la posibilidad de entender e interpretar el análisis discursivo de cuanto “de más” aparezca por ahí (para intentar encubrirlo o desvelar su todo), dado el carácter colateral que parece presentar dicho análisis añadido o periférico.

¿Podría ser que el “de más” sea o represente una suerte de vértigo cronotópico en la contundente expresión periférica interior de quien habla o actúa? ¿Algo así como la confesión –inconsciente– de su verdad profunda?... Para María Teresa Priego, hablar “de más“ cita el exceso o la sobredosis de lo aparentemente innecesario; a menos que ese “de más” le sea estrictamente indispensable al que habla, o al discurso. Y sólo por ello ese “de más” es en sí mismo todo un lenguaje a descifrar; pues los ‘decires’ y los actos verbales necesarios son susceptibles también de ser racionalizados, al menos de una manera aproximada, sin importar cuan profunda pudiera parecer la dependencia entre ‘el que habla’ y su discurso. De ahí que, frente al género fantástico de la literatura y frente a los alebrijes, ‘lo lógico’ y ‘lo necesario’ dejen de ser un producto de la causalidad que se pretende consciente, mientras somos capaces de generar y enunciar alrededor suyo todo un discurso que se sostenga y nos permita vivir o dormir e incluso –¿por qué no?– morir tranquilos. ¿Pero qué decir “de más” cuando el exceso es ya una característica –consciente e inconsciente– de la fantasía revelada, toda vez que se presenta el fenómeno espectacular del alebrije? ¿Se trata, acaso, de despertar esa especie de vértigo cronotópico o catatonia espacio-temporal sufrida ante códigos churriguerescos, oscuros, crípticos y resbaladizos de lo inminentemente innecesario?

Parece como si ‘lo incontrolable’ de la racionalidad de lo inminentemente necesario –en un discurso– cumpliera el rol de factor de enunciación verbal también incontrolable, por la parte del que habla; ya que le resulta, a la vez, algo inmanente. Como si todo aquello que no se hubiera aún domesticado (en el análisis de la literatura) pudiera escapar a coletazos de la fuente original; sacando a flote galeones y fantasmas –de análisis discursivo– que navegarán por mares fascinantes, fértiles y turbulentos; pero que son la suma espacial de astrolabios,

sextantes y verdades temporales. Y si todo aquello que nos dice el alebrije apareció “de más” (imagen tras imagen) entonces el sadismo y la tortura que ha sufrido el inconsciente se imponen a la ternura que espera la consciencia del lector, mientras lee. Porque el alebrije sólo nos deja una palabra que excluye a la racionalidad del texto. Una racionalidad solitaria de múltiples simbolismos conducidos por el carácter onomatopéyico de la voz de un animal sin nombre, que habita y escampea la profundidad del inconsciente, de lo humano y de la apoteosis alegórica de lo que es humano, y que los hombres dieron en llamar «la fantasía».

Así pues, sin actitudes arries-gadas como ésta, no podremos acudir al umbral del llano de los alebrijes, a la hora en que se despiertan las tinieblas y los fantasmas se parecen a la luz. Prefiero invitarles a caer en el abismo de cimas y profundidades escarpadas, sin la lechosa concien-cia del arriba... sin abajo; donde el espacio sea territorio para engañar la visión del inconsciente personal y colectivo; y donde el cenit de los espejos no tenga una forma que podamos recordar bajo un eclipse total de luna nueva. En ese sitio hallaremos un lugar de seres fantasmales, y encontraremos es-pacios escalados, para calcular las sensaciones dispersas entre un momento determinado y las fronteras que definen escalas de sombras, ángulos ficticios y valores literarios encontrados. Y aunque no hay un principio ni un final en la dimensión espacial de aquel des-tino, el momento de partir puede empezar aquí y ahora; porque todas las vías vienen o parecen provenir de algún lugar. Así que podemos ir tras él, a pesar del vaciamiento total de los fluidos corporales,

LETR

AS

y R

AZO

S

MAGISTERIO 4 3

Page 46: Magisterio 27

BIBLIOGRAFÍA

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en busca del soberano corpus redactado que nunca tuvo ni tendrá la propiedad de un nombre anónimo para cada imagen perseguida por los precursores de un lenguaje, mientras pueda ser reconocido aún entre las lenguas de diamante sofocadas por la exasperación y su cansancio, ante una ventana abierta al occidente del llano en llamas que se extenderá justo al divisar en dicho corpus su sentido, en el umbral de la literatura.

De esa manera, y para allanar la dimensión didáctica del alebrije, se partirá por simas literarias que han sido sepultadas por la razón institucional o el olvido negligente del maestro. La idea es explorar y registrar algunas dimensiones cronotópicas del género fantástico de la literatura universal. Porque en ellas, y en cada imagen non vulgar, el vagabundo de la plástica escolar podría encontrar una materia capaz de revelarle un nuevo acto de pensar en la resurrección intelectual. Ya que, otras veces arcilla agonizante, este acto alegórico (o discurso inaugural del alebrije literario) tiende a consumarse en el cartón inerte que puede revivir entre sus manos, en la intención confabularia de hacer hablar a un inconsciente atrapado por el sentido primitivo de querer otorgar un nombre a cada cosa; en la intención confabularia de dar palabras al perenne movimiento del espacio discursivo de contar, a la manera de un Linares. Aunque –por otra parte– el señor Pedro Linares, creador de los alebrijes, no conocía en realidad a estas criaturas. Sólo que ellas se propusieron dar un salto hacia el mundo de los hombres que están dispuestos a escuchar y recibir, con la exasperación y la paciencia de quien supo hablarles y responder a su llamado, cuando en lugar del nombre de la luz le gritaron ¡alebrijeeeeeee...!

Descenderemos entonces a escaladas delirantes y amplificados tropezones, por pendientes pronunciadas y huecos verbales de imposible enunciación del Más Allá, para entrar como se entra en casa y tendernos catalépticamente en el lecho literario de espeluznantes sueños ya confabulados y fablados, que dejarán asomar al « monstre sacré » del inconsciente personal (que todos llevamos dentro), hacia el límite grotesco que existe entre los señuelos de la vida y de la muerte.LE

TRA

S y

RA

ZOS

MAGISTERIO4 4

referencia de obra plástica

Los alebrijes de las pp. 37, 38, 40, 41 y 42 son obra plástica de Yasmín Cadena Carrasco

([email protected]) y el alebrije ubicado en la parte superior

izquierda de la p. 40 es creación de Reyes Romero Ramírez.

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EntrevistaEntrevista con elcon el

Jefe de la Unidad de Apoyo a la Educación Básica y Normal

mtrtro. e. eugeniougenio

martínezartínez g gutiérreutiérrez

Magisterio: ¿Qué es el Programa Estatal de Lectura?

Mtro. Eugenio: El Programa Estatal de Lectura “Leer

para Crecer” es un programa que nace como una iniciativa

del Gobernador Enrique Peña Nieto, con la intención

de fomentar el hábito de la lectura entre los alumnos,

docentes, padres de familia y población en general, es por

ello que la Secretaría de Educación se dio a la tarea de

integrar este programa en que intervienen los diferentes

niveles e instancias del sector educativo.

Magisterio: Los propósitos del programa ¿son hacer que

el niño lea? o ¿cuáles serían?

Mtro. Eugenio: Destacan tres grandes propósitos:

Primero, promover actividades orientadas a mejorar los

hábitos lectores de los alumnos y maestros del Sistema

Educativo Estatal, motivando a los padres de familia para

que lean y compartan la lectura en familia. Otro propósito

es, fortalecer las bibliotecas de aula y bibliotecas escolares

que se encuentran en el Nivel Básico, así como reforzar la

función de las bibliotecas y espacios de interacción lectora

para promover una cultura de aprecio por la lectura. Y

MMAGISTERIAGISTERIOO 4 54 5

“... la lectura se convierte

en una formación del

espíritu, de la conciencia,

de la personalidad...”

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OO4 64 6

por último, no menos importante, difundir a través de los

medios masivos de comunicación, las acciones orientadas

a la formación de lectores.

Magisterio: ¿Cuales son las estrategias a utilizar para

lograr los propósitos mencionados?

Mtro. Eugenio: La Unidad de Apoyo a la Educación

Básica y Normal, como ustedes saben, tiene la respon-

sabilidad de coordinar en la Entidad los Programas

Federales que emanan de la Secretaría de Educación

Pública, la Unidad los coordina con los Subsistemas Estatal

y Federalizado quienes operan en sí los programas, tal

es el caso del Programa Nacional de Lectura (PNL), con

el cual el Programa Estatal de Lectura “Leer para Crecer”

comparte objetivos. La diferencia o los matices que va a

tener este programa, es que no solamente abarcará el Nivel

de Educación Básica, sino que en breve, en corto-mediano

plazo, también se habrán de involucrar los Niveles Medio

Superior y Superior.

Serán ellos los que formulen sus propios programas,

con base en las líneas generales de acción que han sido

trazadas, entre las que podemos señalar: el diseño y

operación de estrategias pedagógicas que fomenten

los hábitos de lectura, la capacitación de equipos

técnicos, a docentes, directivos, supervisores, asesores,

acompañantes, responsables de bibliotecas y salas

de lectura, a través de cursos, talleres, conferencias,

encuentros y asesorías, la selección de acervos por nivel

educativo para fortalecer la formación de lectores, así

como promover el acercamiento y aprovechamiento de los

recursos bibliográficos y espacios de interacción lectora

disponibles para el fomento de la lectura, la difusión de

acciones de iniciativas publicas y privadas a la promoción

de la lectura y la valoración de la palabra escrita a través de

los medios de comunicación.

La Unidad tendrá a su cargo la coordinación, el enlace,

la comunicación y recepcionará los datos, porque tendrá

el control de la información de lo que se lleva a cabo

en los diferentes niveles e instancias. De igual manera

se tiene contemplado el contar con un diagnóstico que

permita conocer las necesidades formativas con respecto

a la lectura, el seguimiento y evaluación de los alcances y

logros del programa.

Magisterio: ¿Cuál es la relación con el Programa Nacional

de Lectura?

Mtro. Eugenio: El Programa Nacional de Lectura da

apertura para que cada entidad federativa, desarrolle

en función de su propia dinámica social y necesidades,

estrategias específicas, independientemente de las direc-

trices, y compromisos que se tienen que cumplir en el

propio Programa Nacional, de tal manera que “Leer para

Crecer”, pretende convertirse en un programa que atienda

las necesidades propias de los niveles y subsistemas en la

entidad, que de un seguimiento puntual, que pueda valorar

y promover inclusive, un mayor número de acciones en

este ámbito.

Por otro lado, el PNL esta enfocado a Educación Básica

y es ahí donde se conjugan los esfuerzos para reforzar y

fortalecer los hábitos lectores en los estudiantes.

Magisterio: Al terminar el sexenio federal, el Programa

Nacional de Lectura ¿también termina?

Mtro. Eugenio: No. Hay que recordar que el Programa

Nacional de Lectura con diferentes denominaciones,

ha venido operando desde hace más de una década.

Recordemos el Programa Rincones de Lectura y los

famosos Libros del Rincón, sólo por mencionar algún tema

y que viene derivando ¿no? Hoy son Bibliotecas de aula, se

trata de programas que difícilmente –consideramos– van a

concluir; existe la posibilidad de que en otra administración

tenga diferente nombre, pero sin lugar a dudas la

necesidad de dotar más Bibliotecas de aula, Bibliotecas

escolares y de reforzar este programa, garantiza su

continuidad. Ciertamente habrá otras especificaciones,

algunos replanteamientos pero en sí, todos reconocemos

que los problemas de lectura o matemáticas en educación

básica, desafortunadamente seguirán presentes y a las

autoridades les interesa resolverlos.

Magisterio: ¿Cuál es la participación de los docentes en

este programa?

Mto. Eugenio: Vamos a hablar de los docentes en

diferentes papeles, en diferentes momentos; hablemos

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MMAGISTERIAGISTERIOO 4 74 7

primero del docente que trabaja en el aula, en un grado

determinado en cualquier escuela, aquí su papel será

fundamental para aprovechar al máximo la Biblioteca de aula

que tiene en su salón de clase; necesitamos capacitarlo, se

requiere que el docente reconozca el apoyo, la utilidad del

libro en su salón de clases, necesitamos que el director

de la escuela aproveche al máximo la Biblioteca escolar,

y que los estudiantes normalistas conozcan, utilicen los

materiales de ambas bibliotecas en su trabajo académico

y posteriormente en su desempeño profesional, en su

quehacer docente. El éxito del Programa Estatal de Lectura,

dependerá de la participación directa y comprometida con

la que se caracterizan los docentes, directores escolares,

supervisores, equipos técnicos y padres de familia, pero

sobre todo y recalco la función de los docentes es vital, el

cómo lo reciban, de cómo lo valoren, de cómo lo trabajen,

de cómo reconozcan las bondades que puede ofertar y que

obviamente nos ayuden a detectar sus debilidades y sus

limitaciones para mejorarlo.

Magisterio: ¿Cómo se allegarán de libros las escuelas?

Mtro. Eugenio: Por lo que corresponde a nivel básico

prácticamente está resuelto el problema, a través, preci-

samente del Programa Nacional de Lectura. La SEP dota de

Bibliotecas de aula y Bibliotecas escolares, al 95%–97% de

las escuelas del Estado. Hay desde la pequeña Biblioteca

de aula, la cual puede contar con 15 libros mínimo, hasta

bibliotecas con 45 ó 60 títulos. Solamente un porcentaje

mínimo de aulas en el Subsistema Educativo Estatal

estarían por recibir las colecciones de libros, hablamos de

las nuevas escuelas.

Es importante vislumbrar un acervo de 12 millones de

libros para todo el Estado, una cantidad nada despreciable,

si se considera que estos libros son para atender a la

población escolar de todos los niveles educativos y sin

contar las bibliotecas de instituciones privadas. Este

acervo bibliográfico, se construyó con el paso de los años,

inclusive como una crítica constructiva, reconocemos

que sus libros están insuficientemente aprovechados,

hay textos que en un año, quizá se consultaron dos

veces, a lo sumo. Las Escuelas Normales cuentan con

materiales verdaderamente ricos en todos los sentidos,

el docente ha de buscar como aprovecharlos, encontrar

mecanismos para que ese material sea leído, propiciar

que los estudiantes vayan más a bibliotecas, y que éstas

permitan la salida de los textos para su consulta en casa,

así como fomentar una cultura de respeto hacia los libros.

También es importante señalar que en todos los Centros

de Maestros existen las Bibliotecas de Actualización del

Magisterio que son colecciones de libros especializadas

en la formación continua de los docentes. En las escuelas

de Educación Media superior, se cuenta con un primer

paquete de libros que debe utilizarse al máximo.

Magisterio: ¿Cuáles serán los mecanismos para el

seguimiento y evaluación del programa?

Mto. Eugenio: Cada uno de los niveles educativos diseñó

y desarrolló de manera general algunos de los aspectos

a considerar en su evaluación, diseñaron una serie de

estrategias, y algunos indicadores para evaluar, nos inte-

resa no solamente el poder constatar el cumplimiento de

la serie de acciones que cada uno de los diferentes niveles

se propuso, sino fundamentalmente medir el impacto, para

lo cual trabajaremos muy de cerca con los maestros los

aspectos cualitativos, se tienen ya más o menos claros los

aspectos cuantitativos: visitas, número de libros leídos,

acciones, en fin, pero viene la gran tarea: ¿cómo medir

las acciones a nivel cualitativo? La calidad, la comprensión

lectora, la capacidad del estudiante para entender ¿cómo

forma su propio juicio, sus propios criterios, etc, son tareas

inherentes al desarrollo del propio programa.

Magisterio: ¿Qué es el árbol lector?

Mtro. Eugenio: Es una estrategia que se implementará

en Educación Básica, los maestros tienen ya experiencia,

no estamos inventando nada nuevo; los docentes diseñan

una serie de estrategias, con base en ideas pedagógicas

propias, para fomentar la lectura. En algunas escuelas

observamos que utilizaban como figura alegórica un árbol

del cual colgaban manzanas o en el que posaban aves,

mismas que representaban al alumno que había leído “x”

número de libros. Se tomó esta idea y se consideró como

una figura adecuada para el programa. El árbol lector, será

una estrategia a utilizar en todas las escuelas primarias

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OO4 84 8

y jardines de niños del Estado, cada árbol lector tendrá

cuatro tipos de manzanas –blancas, verdes, amarillas y

rojas–-, en función del número de libros que vaya leyendo

el estudiante cambiará la manzana, esto es una especie

de premio, la cual permite que en el salón de clases los

alumnos identifiquen quien es el alumno o los alumnos que

leen más, es una estrategia muy sencilla, insisto, producto

de la creatividad de los docentes.

Otra idea interesante en la que ha insistido el Secretario

de Educación, es la ficha “A compartir mi Lectura”, que

es un instrumento que permite además de contar con

elementos cuantitativos, convertirse en la evidencia de

que se ha leído, la ficha contendrá datos con los cuales

podremos valorar el trabajo que el niño realizó frente a los

textos, si los entendió, si fue capaz de formular una opinión,

de emitir algún dictamen, entonces la ficha proporcionará

elementos cualitativos acerca del trabajo de lectura que

realiza el estudiante.

Magisterio: ¿Cuál es el panorama lector que se

vislumbra?

Mtro. Eugenio: El programa se dividió en cuatro etapas:

fomentar la lectura en invierno, primavera, verano y otoño.

Como todo programa, debe tener algún nivel de medición

cuantitativo, no lo podemos obviar, pero tampoco quiero

decir que estemos empeñados en el número, hay todo un

debate de, acerca de, si es factible precisar un número

como 5, 10, 15, lo cual no nos dice mucho. Si hay que partir

de algún referente, entonces se piensa en una temporada,

en este caso una estación del año, se quiere que un niño,

un estudiante pueda leer al menos entre uno o dos libros,

así, a grosso modo puede sonar un poco arbitrario, sin

embargo , es algo razonable que estuvimos analizando,

y el resultado será un número significativo, hablamos de

casi 5 millones y medio de libros que se puedan leer por

temporada, pero el reto no es el número en sí, tanto como

la calidad y el tipo de lectura. Sabemos que si tenemos

una buena lectura, vamos a resolver muchos de nuestros

problemas.

Es importante poner una meta, no se trata de leer por leer,

o de establecer un número de manera arbitraria, sino ser

conscientes de lo que puede leer un niño. Reconozcamos

como punto de referencia esta aproximación de entre

uno o dos libros, que nos permitirá comparar si fue alta o

baja, vamos a realizar mediciones, no se lee por fuerza, es

importante concienciar a nuestros docentes; el hábito de

leer tiene que ser voluntario, de otra manera el resultado

será el que ya se tiene: un rechazo hacia la lectura. Se

trata de incentivar la lectura y la ficha, puede proporcionar

elementos para detectar qué se está leyendo, cómo se está

leyendo, en dónde están nuestros problemas, entre otros

datos. Adicionalmente se pretende generar comunidades

lectoras entre docentes, padres de familia y sociedad en

general

Magisterio: ¿Qué es la lectura para usted Maestro

Eugenio?

Mtro. Eugenio: Más allá del propio programa, me

queda clarísimo, que es a través de la lectura, como a

lo largo de tu propio proceso te vas a formar, o sea, la

lectura te permite no solamente acercarte a información,

no solamente acercarte a conocimiento, sino que es la

mejor manera para apropiarse de cultura, de valores, de

un sinnúmero de saberes. Me parece que la lectura, se

convierte en una formación de tu espíritu, de la conciencia,

de la personalidad, algunas veces hay conocimientos

muy abstractos, áridos, y a través de la literatura, puedes

acceder a ellos y tener un conocimiento no diría más fácil,

sino más placentero. Gusto de la historia, a veces aprendo

más de una novela que de un libro de historia, el libro puede

ser demasiado técnico, mientras que puedes encontrar en

una novela emoción. Para aprender sobre la época del

caudillismo en México, por ejemplo, hay libros

que son necesarios, pero ¡Cómo aprendes al

leer “La Sombra del Caudillo”! de Martín Luis

Guzmán, por citar un caso.

La lectura se vuelve parte de ti, de tu propia vida,

es algo que requieres, que te gusta, no lo tienes

que hacer por obligación, al leer descansas, es

una manera de descansar aprendiendo, porque en

cada libro siempre vas a encontrar una enseñanza,

siempre aprendemos algo nuevo.

Page 51: Magisterio 27

MMAGISTERIAGISTERIOO 4 94 9

Efectos de Efectos de la tecnología la tecnología en la lecturaen la lecturaMario Gutiérrez Popoca

[email protected]

introducción

En el presente documento se argumenta

que los avances en las tecnologías de

información y comunicación (TIC) han

producido efectos negativos en el gusto

por la lectura en las generaciones jóvenes, debido a que

les resulta más atractivo interaccionar con los modernos

medios audiovisuales que con un texto escrito en so-

porte de papel. Esto quiere decir que a un niño o joven,

le resulta más atrayente ver la televisión o usar una

computadora que leer un libro, pero no siempre fue así,

este fenómeno es nuevo y resulta interesante analizarlo

para poder encontrar explicaciones que sirvan

Page 52: Magisterio 27

para estimular y conservar la lectura

de libros.

El libro impreso marcó y transformó

las sociedades, posibilitó el acceso

a la información y conservó el co-

nocimiento de épocas pasadas.

Las primeras bibliotecas públicas

y privadas se consideraron como

centros de conocimiento. Quienes

sabían leer recurrían al texto escrito

para demostrar, “sin lugar a dudas”

que eran dueños de la verdad. Las

discusiones se resolvían cuando al-

guien probaba que lo que decía estaba

escrito en un libro. La letra impresa era

respetada y temida universalmente.

En algunos casos este temor llevó a

quemas masivas de obras escritas,

para evitar que el pueblo se enterara

de ideas que atentaban con el orden

establecido. Estos hechos fueron co-

munes en la Edad Media.

En la actualidad el libro todavía

conserva un estatus elevado en

materia de información, las escuelas

de todo el mundo lo valoran como

fuente de conocimiento y saber.

Resulta difícil pensar que este para-

digma está en vías de desaparecer

y que es necesario preparar a las

nuevas generaciones para el uso de

otras formas de conservar y trasmitir

la cultura.

Junto con las computadoras, sur-

gieron nuevos conceptos relaciona-

dos con la información, tales como:

hipertexto, multimedia interactiva

y realidad virtual que son formatos

modernos que ahora ofrecen los ade-

lantos tecnológicos.

La “tercera ola” representada por la

era de la informática y la comunicación

global, pronosticada por Alvin Toffler

(1990), está produciendo importantes

cambios en las sociedades actuales,

muchos de los cuales todavía no se

perciben o evalúan.

Ahora es tiempo de que las institu-

ciones educativas, sobre todo las de

educación básica, se pregunten si

deben seguir aferradas a los viejos

modelos, entre los que se encuentra

la lectura tradicional de libros, o es

conveniente pensar en el estudio y

aprovechamiento de los nuevos re-

cursos. Estas interrogantes pueden

sonar ociosas para las escuelas ru-

rales que difícilmente cuentan con

lo indispensable para la actividad

educativa, pero la radio y la televisión

están presentes en un alto porcentaje

de los hogares, compitiendo con la

escuela y acaparando la atención de

los alumnos.

Aunque se afirma que el libro

está en vías de desaparecer, esto no

sucederá de la noche a la mañana,

todo será parte de un proceso que

ya se empieza a percibir. Basta con

decir que ya existen miles de obras

disponibles en discos compactos co-

mo enciclopedias que caben en uno

o dos discos y se pueden consultar

de una manera más rápida que los

volúmenes de papel.

OO5 05 0

Page 53: Magisterio 27

MMAGISTERIAGISTERIOO 5 15 1

También es necesario aclarar que la

lectura en su esencia, se mantendrá

presente mientras exista el lenguaje

alfabético sin importar si su soporte

material es papel, plástico o la pantalla

de una computadora, lo que está

modificándose de manera acelerada

es la forma de presentar el texto y

acceder a la información.

El libro impreso

El libro, como lo conocemos aho-

ra, es un conjunto de hojas de papel

debidamente encuadernadas, que

constituyen una unidad independien-

te para distinguirse de publicaciones

periódicas como revistas o diarios.

Los libros son objetos portátiles, relati-

vamente duraderos, con texto impreso.

Se dice con toda razón que sin el

libro, los seres humanos no habrían

alcanzado el progreso científico y

tecnológico de la civilización actual,

porque éste permitió la acumulación

y trasmisión de los conocimientos del

pasado y posibilitó al ser humano el

aprendizaje autónomo y sistemático.

Hasta antes del libro impreso, todo se

conocía de oídas. El conocimiento no

tenía un soporte material fiable y no

podía viajar a lugares lejanos sin ser

alterado.

La forma de organizar el libro tiene

sus antecedentes en el Renacimiento

cuando se hizo una tradición que ca-

da libro tuviera una página de título,

un prólogo o introducción antes del

contenido. Posteriormente se agre-

garon apartados como el índice de

contenidos, la lista de ilustraciones,

las notas explicativas, la bibliografía

y los anexos. Todo esto se integró a

un formato que persiste desde hace

cientos de años. Los libros responden

a una lógica lineal de organización

pensada por el autor y que físicamente

no puede ser alterada por los lectores.

Esto es uno de los aspectos que los

medios modernos de presentación y

organización de texto pretenden haber

superado.

No obstante las limitaciones que

ahora empiezan a percibirse en rela-

ción con el libro, en las escuelas es

uno de los mejores recursos para el

aprendizaje. Se encuentra en biblio-

tecas y hogares a la disposición de

los estudiantes y los maestros lo

usan como objeto básico para sus

prácticas educativas; se le conside-

ra el medio más importante para la

conservación y trasmisión de cono-

cimiento, enseñanzas y experiencias

de la actualidad.

El texto, de apariencia fría y mo-

nótona, se acompañó desde un prin-

cipio de algún tipo de adorno con la

finalidad de hacer más agradable la

lectura o más estética la presentación.

Algunos libros elaborados por monjes

en la Edad Media, estaban escritos

con letras profusamente adornadas

y márgenes con dibujos alegóricos

y decorativos. Con la invención de

los grabados en metal fue posible

incluir ilustraciones y fotografías en

los libros, la imagen empezó a ser

parte de los libros. Algunos artistas le

dieron mayor importancia a la imagen

que al texto y elaboraron libros don-

de la imagen es la protagonista. Los

libros ilustrados que ahora cuentan

con coloridas fotografías resultan

del agrado de muchas personas

que gustan de hojear sus páginas,

pero que no se molestan en leer los

textos. La imagen que para los chinos

dice más que mil palabras, puede ser

uno de los primeros enemigos de la

lectura de textos. Cuando el principal

objetivo de un sujeto poco habituado

a la lectura es el entretenimiento,

hojear un libro ilustrado resulta más

atractivo. Esto puede deberse a que

la lectura de textos requiere mayor

concentración para cobrar sentido en

el cerebro del lector que la observación

de imágenes.

Si nos preguntamos qué fue

primero: la imagen o el texto, la

respuesta es la imagen. Los seres

humanos podían darle significado a

lo que percibían sus ojos, antes de

inventar el lenguaje hablado o escrito.

Sus primeros intentos de conservar

información fueron mediante dibujos

en rocas. El lenguaje escrito mediante

signos alfabéticos es una invención

muy reciente en la historia de los

seres humanos. Esto se refleja en

el desarrollo intelectual de los niños

quienes desde sus primeros años son

capaces de reconocer por si solos

objetos, personas o cosas, pero se

les tiene que enseñar a leer y escribir,

porque esta actividad requiere el

aprendizaje de convenciones ela-

boradas por el hombre para darle

un significado a los signos escritos.

Recuperar el lenguaje hablado a partir

de letras impresas, implica diversos

procesos mentales que ahora pueden

resultar tediosos para los jóvenes

lectores, sobre todo si saben que

existen otros medios informativos que

les reclaman menos esfuerzo.

El texto escrito se inventó para

auxiliar a la memoria del hombre. A

partir de la lectura se puede recordar

el lenguaje hablado con un buen nivel

de precisión, pero en muchos casos

esto no fue suficiente y el texto se

acompañó de ilustraciones. Con la

invención de la cámara fotográfica y

Page 54: Magisterio 27

OO5 25 2

diversas técnicas de diseño gráfico,

la imagen empezó a ser la compañera

del texto escrito. Esto representa un

avance en materia de información,

pero representa también un distractor

para el lector principiante.

En síntesis, el libro impreso es un

medio para conservar y recuperar

información que se basa fundamental-

mente en el sentido de la vista. En

su formato de hojas de papel puede

contener texto e imagen. A partir de

estos dos elementos los usuarios de

libros están en posibilidad de obtener

información y entretenimiento. Entre

las principales limitaciones del libro

tradicional está la imposibilidad de

producir sonidos y mostrar imá-

genes animadas. Estas limitaciones

se están resolviendo a partir de las

nuevas tecnologías de información y

comunicación que se describirán más

adelante.

El hipertexto

Entre los conceptos nuevos que

afectan a la lectura de libros en papel,

está el hipertexto, el cual requiere una

práctica diferente de lectura que bien

podría llamarse hiperlectura.

El hipertexto empieza a emplearse

con el uso de las computadoras. En

este contexto surgen algunas pre-

guntas: ¿Qué es? ¿cómo se lee? ¿en

dónde se encuentra? ¿qué ventajas

tiene en relación con el texto impreso

en papel? ¿cómo afecta a la forma de

leer?

Si bien el término hipertexto es

relativamente nuevo, sus bases son

tan antiguas como el texto mismo.

Desde que un escritor decidió hacer

aclaraciones de algún aspecto de su

escrito y lo colocó por separado en

una nota al margen, al final del libro

o un pie de página, ya generaba los

principios del hipertexto. Cuando se

establece una relación o liga entre

dos o más textos se produce un hiper-

texto. La lectura de un libro que tiene

citas o pies de página nos hace ir y ve-

nir de un texto a otro, de esta manera

la lectura de libros impresos no es una

actividad totalmente lineal. La ruta

de lectura varía con cada llamada. En

los libros, los textos complementarios

que se agregan al final o al pie de

página pueden ser precisiones de

interés sólo para algunos lectores, sin

embargo, la idea de relación que se

establece entre el texto principal y los

textos complementarios, es la base de

construcción del hipertexto.

La creación del término hipertexto

se le atribuye a Theodor Nelson quien

explica:

Con «hipertexto», me refiero

a una escritura no secuencial,

a un texto que bifurca, que

permite que el lector elija y que

se lea mejor en una pantalla

interactiva. De acuerdo con

la noción popular, se trata

de una serie de bloques de

texto conectados entre sí por

nexos, que forman diferentes

itinerarios para el usuario.1

Aunque el término hipertexto fue

construido por Theodor Nelson en

1965, la idea de un texto de relaciones

múltiples fue propuesta por Vannevar

Bush en 1945, quien concibió el primer

sistema hipertextual automático que

llamó Memex en el cual: “Un individuo

almacena sus libros, anotaciones,

registros y comunicaciones, y es-

ta colección de información es

mecanizada de forma que puede

ser consultada con alta velocidad

y mucha flexibilidad“.2 Vannevar

afirmaba que los seres humanos es-

tamos excesivamente influidos por

el paradigma secuencial del libro

impreso en donde el autor traza una

ruta fija de la cual no puede escapar

el lector. Ahora la nueva “metáfora del

texto es la red”,3 representada como

una telaraña a la que se puede ingresar

desde múltiples puntos, se ramifica y

crece de manera infinita.

La mayoría de las enciclopedias

virtuales, manejan el hipertexto y los

nuevos lectores se adentran en el

contenido sin saber en qué parte de

la obra se encuentran, “navegan” por

la red de información de una manera

libre sin tener un itinerario fijo.

Los defensores del hipertexto se-

ñalan que ahora el lector tiene la po-

sibilidad de saltar, hacer surf o zapping4

entre diversos textos conectados,

elegir centros de atención y desviarse

hacia nuevos intereses cada vez que

se quiera. La posibilidad de saltar

de un texto a otro o de un canal de

televisión a otro y asimilar o aprender

del recorrido, es una nueva forma de

manejar y captar información, distinta

a la que permite el libro impreso.

Los nuevos paradigmas y concep-

tos relacionados con el texto, la infor-

mación y la lectura, no están siendo

1 Nelson, Theodor. Dream Machines. 2nd. Ed.

Redmond, WA: Tempus Books, 1987, p. 12.2 Bush, Vannevar. As We May Think Atlantic Monthly

July, 1945 p. 104.3 Barthes, Roland, From Work to Text In. J. Harari (Ed),

Textual Strategies: Perspectives on Post-Structualist

Criticism. Ithaca: Cornell VP, 1979. p. 78.4 Los términos surf y zapping son neologismos que

están siendo usados para referirse al manejo de la

Internet y la televisión. Se le dice “surfear” a recorrer

páginas de temas diversos en la Internet. El zapping

es un término que surgió debido principalmente al

uso del control remoto en la televisión, el cual permite

brincar de un canal a otro de manera instantánea.

Page 55: Magisterio 27

MMAGISTERIAGISTERIOO 5 35 3

atendidos por la escuela primaria

porque no se cuenta con el apoyo

tecnológico necesario. En la escuela

primaria, cuando se habla de lectura, el

referente obligado es el libro. Aunque

ya son muchos los niños que están en

contacto con las nuevas tecnologías,

no hacen alusión a ellas al hablar de

lectura.

La facilidad que ofrecen las compu-

tadoras y la Internet para obtener

información es mal vista por muchos

profesores de primaria; en algunas

escuelas se prohibe a los

alumnos entregar trabajos

elaborados en computado-

ra y se argumenta que eso

es demasiado fácil, que

no requiere que el alum-

no lea libros o materiales

impresos. Valdría la pena

preguntarse si la escuela

primaria no está dejando

de lado una herramienta de

información valiosa que los

alumnos están aprendiendo

y usando por su cuenta.

Si se acepta que el hi-

pertexto es una nueva

forma de presentar al tex-

to, que se caracteriza por

la bifurcación, también es

necesario entender que la

lectura tradicional está mo-

dificándose y desarrollará

nuevas competencias inte-

lectuales.

El cambio de un paradigma es

siempre una revolución, una trans-

formación profunda que afecta y

desestabiliza a los sujetos que han

vivido inmersos en una práctica o en

una creencia determinada. Para un

lector de libros impresos, el orden y

la secuencia son indispensables. Lo

normal es que un libro sea leído de

principio a fin sin saltarse páginas

o capítulos porque esto rompe la

secuencia y el contenido no puede

entenderse. La idea de saltar de

manera aleatoria sobre bloques de

información, puede resultar caótica

y desordenada. Podría pensarse que

una actividad de esas características

no puede ser formativa ni útil para

un alumno, que el cerebro no puede

ordenar la información que está

recibiendo y el aprendizaje se dificulta,

sin embargo, los niños lo hacen y lo

aprenden de manera intuitiva sin una

dirección sistematizada.

LA MULTIMEDIA

INTERACTIVA

Desde hace muchos años en las

escuelas se usan como recursos didá-

cticos: textos, imágenes, películas ani-

madas, sonidos, grabaciones, etc. Al

conjunto de medios que básicamente

se dirigen a los sentidos de la vista

y el oído, se le denomina medios

audiovisuales. Unos años atrás, los

maestros que querían hacer más

atractiva su clase, llevaban carteles

con dibujos a sus alumnos, esto

tenía el propósito de mostrar de una

manera más objetiva los temas de

enseñanza. Ahora se utilizan gra-

baciones sonoras, proyecciones fijas

mediante acetatos o filminas, pelícu-

las con sonido y movimiento, pro-

yectadas mediante cámaras de

cine o videocaseteras y sobretodo,

la tecnología de punta actual que

es el cañón. Todos estos recursos

audiovisuales son el antecedente

de la multimedia interactiva que fue

posible hasta que las computadoras

se hicieron populares.

Page 56: Magisterio 27

OO5 45 4

La interactividad consiste en la

posibilidad que tiene el sujeto de

producir estímulos y desencadenar

respuestas en aparatos como las

computadoras. Esto se traduce en una

acción recíproca de intercambio entre

el sujeto y la máquina.

Los juegos de video son una

atracción importante para niños

y jóvenes, su secreto está en la

interactividad. Estos aparatos se

integran por una pantalla de televisión,

una computadora y un conjunto de

controles. El jugador tiene la posi-

bilidad de mover a voluntad a los

personajes del juego mediante los

controles, de esta manera el

juego siempre es diferente,

todo depende de la habilidad

desarrollada por el jugador.

En este caso la interactividad

es mayor que en la televisión,

porque la secuencia depende

del jugador.

En materia de comunica-

ción, las computadoras su-

peran en rapidez al correo,

que usaba cartas escritas

en papel. Ahora es posible

redactar un mensaje y enviarlo

de manera casi instantánea al

otro lado del mundo, tam-

bién es posible “platicar”

de manera simultánea con

otras personas, mediante

texto escrito, voz o imagen.

Esta comunicación se hace

a partir de líneas telefóni-

cas, fibra óptica y señales

de satélites. La interactividad

también puede darse en

forma de comunicación en-

tre personas, que pueden

dialogar mediante textos, voz

o imagen en tiempo real y a

larga distancia.

Cuando a un niño, que

dispone de una enciclopedia

interactiva de computadora,

se le deja una tarea de in-

vestigación, le resulta más

fácil y atractivo indagar en

su enciclopedia virtual, que

en su enciclopedia de papel. Cuan-

do localiza la información, puede

seleccionar los textos e imágenes

apropiadas, organizarlos, modificarlos

e imprimirlos para presentar el resul-

tado de su investigación de una

manera casi profesional. Sobre este

punto existe un acalorado debate:

Page 57: Magisterio 27

MMAGISTERIAGISTERIOO 5 55 5

educadores conservadores señalan

que un trabajo de este tipo, deja de

lado la formación de diversas habilida-

des intelectuales, que se desarrolla-

rían de una mejor manera si el alumno

tuviera que buscar la información a

partir de la lectura de libros, escri-

biera y dibujara sus trabajos a mano.

Para los educadores modernistas, las

habilidades que hay que formar ahora

se refieren principalmente al uso de

los medios disponibles y al logro de

los objetivos finales, sin importar

mucho el esfuerzo que tenga que

hacer el alumno. Argumentan que

no importa mucho que el alumno

no pueda dibujar bien las letras a

mano si puede hacer un escrito en

computadora y presentarlo con letra

de imprenta. Los educadores que se

quedaron con las viejas teorías de

aprendizaje, como la de la disciplina

mental –que argumentaba que la

mente es como un músculo que es

necesario ejercitar constantemente

para que se desarrolle– la lectura de

libros es indispensable, porque ejercita

la mente y desarrolla capacidades

intelectuales como la memoria. Este

debate es interesante y tentador, pero

no es el objeto de estudio de este

trabajo. Se hace alusión a él porque es

parte de los cambios que se producen

en las prácticas educativas y tiene que

ver con la lectura y el acceso a la

información.

LA REALIDAD

VIRTUAL

Es uno de los conceptos más com-

plejos. En sí encierra una paradoja, ya

que lo virtual es algo que no existe

en la realidad. Pero más allá de esta

polémica, la idea de realidad virtual fue

expuesta en 1965 por Ivan Sutherland

(hoy miembro de Sun Microsystems

Laboratories) en un artículo titulado

The Ultimate Display.5 Más tarde

Jaron Lainer en los ochentas, acuñó

la expresión realidad artificial que en

1989 transformó en realidad virtual.6

Sin entrar en detalles técnicos, la

realidad virtual es una simulación de

ambientes que permite a los suje-

tos captar sonidos, voz, imágenes,

sensaciones táctiles y movimiento

mediante aparatos conectados a

computadoras. Dichos artefactos, de-

nominados interfases, tienen diseños

de cascos, cabinas, guantes, ratones

tridimensionales, palancas de mando

etcétera.

Los cascos de realidad virtual cuen-

tan con sonido diseñado especial-

mente para crear una sensación

ambiental, pantallas cercanas a los

ojos para cubrir el campo visual y

sensores de movimiento de la cabeza

del sujeto, de esta manera una

persona que se coloca uno de esos

cascos puede captar las imágenes de

un cierto lugar y percibir los sonidos

del mismo. Si gira la cabeza, tiene la

posibilidad de ver lo que está a un la-

do o atrás de él en el ambiente virtual.

Es como si se encontrara realmente

en ese sitio. La idea es proporcionar

al espectador el mayor número de

las sensaciones que se producirían al

estar en el sitio determinado.

Las cabinas de realidad virtual se

han empleado como simuladores

de vuelo para entrenar a pilotos y

astronautas. Cuentan con pantallas

envolventes, sonido, movimiento y

los controles exactos de los aviones

o naves que deben tripular. De esta

manera pueden aprender a controlar

los aparatos sin riesgo de tener un

accidente.

La realidad virtual tiene posibilida-

des casi infinitas en diversos campos

como la arquitectura, la publicidad, el

comercio, el entretenimiento, el arte

y la educación entre otros muchos.

Un arquitecto puede diseñar bajo

los principios de la realidad virtual

edificios, estructuras o complejos

habitacionales y explorar su resisten-

cia a temblores, inundaciones, so-

brepoblación etc. Existen lenguajes de

cómputo para crear ambientes tridi-

mensionales como el Virtual Reality

Modeling Lenguaje (Lenguaje para

Modelado de Realidad Virtual o VRML,

por sus siglas en inglés.) con el que se

diseñan objetos tridimensionales para

ser explorados como si se estuviera

dentro de ellos a partir de la pantalla

de una computadora y aparatos de

interfase como ratones o guantes.

Un ambiente de realidad virtual

puede ser un museo, en donde el

“visitante” se “mueve” por los pa-

sillos y salas mediante una pantalla

de computadora y un ratón. De

esta manera es posible observar

detalladamente cada uno de los ob-

jetos que se encuentran en dicho

museo. Sobre esto ya existen réplicas

de museos importantes como el De

Louvre en París7 que pueden visitarse

y recorrer sus salas de manera virtual

mediante una computadora casera y

una conexión a la Internet.

En el campo de las ciencias, la reali-

dad virtual permite en algunos casos

5 http://exodus,dgasca.unam.mx/virtual/history1.html6 ídem.7 http://www.louvre.fr/español.htm

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OO5 65 6

elaborar simulaciones de cualquier

experimento, al controlar las leyes

físicas, químicas o biológicas que in-

tervienen en él. Con esto se abaratan

los costos, se evitan accidentes y en

algunos casos se elimina la necesidad

de trabajar con organismos vivos.

En el campo educativo la realidad

virtual permite crear ambientes de

carácter histórico, biológico, social,

matemático, etc., con la finalidad de

crear experiencias sensoriales com-

pletas para los alumnos que requie-

ren aprender algún tema específico.

Mediante la realidad virtual un alumno

puede “observar” el cuerpo humano

como si se encontrara dentro de él

y dirigirse a cualquier parte que le

interese. Puede viajar por el mundo

mediante el manejo de mapas,

realizar acercamientos visuales y

observar efectos tridimensionales de

los lugares, ambientes y ciudades.

Todo esto ya está disponible en las

computadoras caseras mediante el

uso de la Internet.

Un problema que la nueva

tecnología enfrenta, para alcanzar

un pleno desarrollo, es la resistencia

psicológica al cambio. Las sociedades

actuales no han podido evolucionar

con la rapidez de las nuevas tec-

nologías. Las generaciones adultas

tienen grandes problemas para

abandonar sus paradigmas y

experimentar con instrumen-

tos y objetos que les resultan

complicados, frágiles y sen-

sibles. La mayor parte de las

personas adultas se conforma

con observar a prudente dis-

tancia la manera en que un

niño o joven manipula las

computadoras, juegos de vi-

deo o cabinas simuladoras en

donde la realidad virtual está

presente.

Ante un panorama tan

complejo, como prometedor,

que tiene tantas posibilidades

informativas y comunicativas,

la tecnología del libro impre-

so y la lectura de textos, se

afecta.

EL NUEVO

ANALFABETISMO

En la actualidad se produce

un nuevo analfabetismo re-

presentado por la imposibi-

lidad de usar los nuevos

instrumentos de información

y comunicación. Las compu-

tadoras son objetos que

intimidan a los que no se

familiarizaron a tiempo con

Page 59: Magisterio 27

MMAGISTERIAGISTERIOO 5 75 7

ellas. Realizan su tra-

bajo dentro de un am-

biente abstracto que di-

fícilmente puede enten-

derse a fondo. Aunque

quienes operan los pro-

gramas se esfuercen

por darle una apariencia

amigable y familiar a sus

productos, tales como

las interfases gráficas

que por medio de figuras

como carpetas, cajones

de archivero, brochas,

lupas o lápices llamadas íconos, para

facilitar el uso de aspectos abstractos,

la verdad es que para un sujeto poco

familiarizado con la computadora la

tarea sigue siendo difícil.

Independientemente de las dificul-

tades que representa la actualización

constante en materia de programas

y funciones de las computadoras, la

brecha se ahonda por los factores

económicos que vienen implicados.

Las nuevas versiones de programas

y las nuevas computadoras siempre

son aparatos caros que no están al

alcance de la mayoría de las personas.

La gente requiere muchas horas de

adiestramiento para sacar provecho

a las posibilidades que brindan las

computadoras. Algunos programas

se complican tanto que su uso se

considera una especialidad.

Todo este escenario produce una

selección natural que deja de lado a

una buena parte de la población por

no contar con los recursos económicos

o el tiempo para “alfabetizarse” y

aprovechar las ventajas de las nue-

vas herramientas de información y

comunicación.

DISCUSIÓN

El debate ahora puede centrarse

en el papel que deben adoptar las

escuelas ante las nuevas tecnologías

de información y comunicación. Para

enfrentarlo es necesario dar respuesta

a algunos cuestionamientos como los

siguientes:

* El uso de las computadoras

¿favorecen u obstaculizan el aprendi-

zaje de los alumnos?

* Las nuevas tecnologías de

información y comunicación ¿harán

que el libro impreso desaparezca?

* Las escuelas ¿deberán cambiar

sus enfoques educativos para aprove-

char las nuevas tecnologías?

* El uso de los nuevos recursos

tecnológicos ¿evita el desarrollo

de habilidades intelectuales en los

alumnos?

* En la actualidad los alumnos ¿leen

menos que cuando no existían las

computadoras o leen más en otros

medios diferentes al libro?

Estas y otras muchas

interrogantes deben ser

investigadas para que la

educación avance al mis-

mo ritmo que la ciencia y la

tecnología.

Algunas organizaciones

internacionales como la

UNESCO ya declararon al

respecto:

Las tecnologías de la

información y de la co-

municación –TIC– podrían

constituir un gran potencial para

mejorar el acceso y la calidad de

la educación: posibilidades de

vencer las distancias geográ-

ficas, de fortalecer el aprendi-

zaje autónomo, de formar a

los educadores, de acceder a

una información planetaria en

todos los ámbitos... Las TIC

son cada vez más necesarias

en el contexto de sociedades

rápidamente cambiantes en las

cuales el incremento de los co-

nocimientos y una información

a alto nivel y en continua ac-

tualización se convierten en

una exigencia permanente.

Sin embargo, las TIC también

incrementan la brecha entre

quienes ya tienen acceso a la

educación y quienes no. En los

países pobres y en las actuales

condiciones, estas tecnologías

pueden no estar disponibles,

pero, por muy extraño que

parezca, la nueva realidad que

se presenta ante estos países

es que no se pueden permitir en

lo absoluto no utilizarlas. 8

8 http:www.ibe.unesco.org/internacional/ICE/

46español/46doc2s.htm Documento de referencia,

Conferencia Internacional de Educación. Ginebra 5-8

de septiembre 2001.

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PoesPoesía ía contemporánea contemporánea para docentes para docentes de educación de educación básicabásica

Rafael Xalteno López Molina

[email protected]

La alta

complejidad deja

que se expresen

antagonismos y

concurrencias de

intereses y sobre

todo de ideas en

el marco de las

leyes democráticas,

tolera desórdenes

e incertidumbres,

al tiempo que se

muestra apta para

responder a los

alea*

EDGAR MORIN

Una de las conquistas

espirituales más formida-

bles del género humano,

se representa por el decir

poético. Aquello que enuncia el poeta,

lo que describe, lo que construye, no

solamente es un lenguaje, sino la recons-

trucción de vivencias profundas, porque

la poesía regularmente es la realidad...

y algo más. Sólo en los últimos tiem-

pos, la ciencia ha podido aproximarse

al horizonte de las vivencias a través del

pensamiento complejo. Y dado que en la

escuela constantemente estamos en ese

tránsito de «lo vivencial cotidiano» a «lo

epistémico construido», es que en esta

oportunidad, deseo compartir con los

docentes de educación básica (educa-

doras de preescolar así como profesoras

y profesores de primaria y secundaria

señaladamente) el mundo poético de

tres autores que marcan ruta en cuanto

a producción literaria se refiere, pues su

narrativa conlleva el rasgo que hace de sus obras un aporte

mundial dado que son autores universales: Enrique Gonzá-

lez Rojo, Eugenio Montejo y José Saramago.

En este texto se rememora al maestro Enrique González

Rojo, considerando que de los tres autores citados ante-

riormente, es el único mexicano; y si bien lo “nacional” es

absolutamente secundario en los tres casos, no deja de ser

una feliz circunstancia que señala cierta proximidad con no-

sotros, pro-fesionales de la educación mexicanos. Eugenio

Montejo es venezolano y José Saramago, portugués.

ENRIQUE GONZáLEZ

ROJO ARTHUR

Nace en el año de 1928 en la Ciudad de México. Nieto del

poeta estridentista Enrique González Martínez (1871-1952),

su padre será el primer Enrique González Rojo (1899-1939)

y los tres Enriques constituirán una de las estirpes poéticas

más sólidas de las letras mexicanas.

Su obra Para deletrear el infinito contiene su programa

literario completo. Si en nuestros juegos infantiles aparece

la estratagema del cuento de nunca acabar (¿recuerdan el

–quieres que te cuente el cuento de nunca acabar?) en él,

poetizar sobre cada uno de los cantos de su obra, potencia

de manera geométrica su producción, lo que constituye la

mayor osadía de cualquier autor: escribir hasta el infinito.

Osadía admirable, cuando el poeta es consciente de su

propia finitud pero también es consciente de su propia * El MÉTODO . La humanidad de la humanidad.

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conciencia y por esta vía, escapa a la demarcación del

espacio-tiempo de tal forma que relativiza el infinito, abso-

lutizando la finitud.

Pero Enrique González Rojo, no es sólo el Gran Poeta. Es

un eminente científico social que, por citar un ejemplo, en

1977 publica para el Colegio de Ciencias y Humanidades de

la UNAM el texto Teoría Científica de la Historia.

Es además, un militante político comprometido con lo

más avanzado de nuestro tiempo, constituyendo junto con

José Revueltas, uno de los capítulos más vigorosos del

ejercicio político crítico desde la izquierda, marcando con

sus teorías, una admirable preconización de los temas que

el siglo XXI coloca ante nosotros, los ciudadanos del mundo

globalizado. Sus escritos político-sociales, agrupados bajo

el rubro OBRA FILOSÓFICO-POLÍTICA en seis tomos bajo el sello

de editorial domés, abordan temas de una complejidad

asombrosa. La creación/producción-poética junto con la

construcción/deconstrucción política y la acción/militancia

en la perspectiva partidista revolucionaria, constituyen un

bucle vivencial (desde la teoría de la complejidad)

que sólo a partir de esta séxtuple hélice a la vez

filosófica, poética y política, nos permite atisbar al

proyecto integral que emprende en su obra Gonzá-

lez Rojo.

En sentido estricto, no puede rotularse su pro-

ducción intelectual, como resultado del trabajo del

filósofo, político, poeta o científico, fragmentaria-

mente concebidos. Hay una unidad indisoluble,

unidad compleja, o como la denomina Edgar Morin,

una unitas multiplex* que nos obliga a intentar un

atisbo a la obra de un pensador original, con ojos

(o, cuando menos, con alguna de aquellas miradas)

universales. Veamos un ejemplo iniciático:

PREHISTORIA DEL PUÑO

En un tiempo yo fui, lo que podría

llamarse una persona

decente.

Buena educación.

Eructos clandestinos.

Modales aprendidos con metrónomo.

Y un cajón rebosante de dieces en conducta.

Sueño Feliz

Manuel Adrián Gutiérrez Gutiérrez

Óleo sobre cartón

50 X 70 cm

* Morin (1977). El método. p. 128 y ss.

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Pero un día,

antes los golpes de culata,

las ráfagas de párpados vencidos,

el furor lacrimógeno,

me nació un inesperado

“hijos de puta”.

Se trataba de mi primer arma,

de un odio que a dos pies

cargaba la sorpresa de su propio nacimiento.

A partir de entonces,

dentro de mi gramática iracunda,

dentro del diccionario en que mi cólera

se encontraba en un orden alfabético,

disparaba palabras corrosivas,

malignas expresiones que eran áspides

con la letra final emponzoñada.

Pero yo me encontraba insatisfecho.

Ningún hijo de puta

corría hacia su casa ante mi grito,

para zurcir el sexo de su madre.

Mis alaridos eran inocentes,

inofensivos eran

como besos que Judas ofreciese

tan sólo a sus amantes.

Ante eso,

pasé de un insatisfecho “cabrones”

—pólvora humedecida por mi propia saliva—

a una pequeña piedra,

el pedestal perfecto de mi furia,

la lápida mortuoria que encerraba

la pretensión guerrera de mi lengua.

Y ahora, en la guerrilla,

mientras limpio mi rifle,

recuerdo cuando yo era, camaradas,

lo que podría llamarse una persona

decente.

Péndulo sin vida

Manuel Adrián Gutiérrez Gutiérrez

Óleo sobre tela

80 X 100 cm

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El proyecto poético-filosófico de Enrique González Rojo,

se haya bosquejado en el prólogo al libro El Antiguo Relato

del Principio” titulado “Cuando la pluma toma la palabra”,

donde explica que está dedicado “a la tremenda tarea de

deletrear el infinito”. Para ello, debe primero tematizarlo,

después “vivirlo, realizarlo, ponerlo en movimiento”, es de-

cir, «practicar el infinito»

Este insólito deseo de “practicar el infinito”

es la razón de fondo que me ha llevado a la

idea, que le da sentido a mi vida literaria, de

que el extenso poema ya publicado en 1972,

se me vuelve el programa de toda mi actividad

literaria presente y futura, afirmación ésta que

debe entenderse en el sentido de que voy a

intentar transformar cada uno de los quince

cantos que conforman la obra de

1972 en quince libros(...)

Pero hay algo de que estoy cier-

to: me encuentro imposibilitado

de “practicar el infinito”. Sé que

mi pluma se va a detener, tarde o

temprano, en un punto cualquie-

ra; sé que no hay escapatoria, Y

mi poesía, y yo, y mi programa

contamos con ello. Mi muerte ha

de ser, por eso, parte de mi poe-

sía. Sólo diré lo que quiero decir,

cuando me muera. La muerte no

será el momento del silencio,

sino el instante en que diga yo,

por fin, lo que tenía que decir.

Este drama, porque es un drama,

no es algo únicamente individual:

es el drama de todos, el drama,

dialéctico, de lo universal y lo sin-

gular, de la vida y la muerte, del

hombre y la naturaleza. Mi muerte

es, entonces, parte de mi poesía,

de mi operación de balbucir el

infinito; pero como es, al propio

tiempo, la forzosa frustración del

quehacer humano, me obliga a

pensar que posee un significado

supraindividual: cuando muera, al

tiempo que dé término a mi obra

(en la forma imprescindible de

lo trunco) me moriré por todos.

“Deletrear el infinito” es, en con-

secuencia, todo esto: convertir

el infinito en tema, lanzarse a la

empresa de practicarlo y fracasar

Día de muertos

Manuel Adrián Gutiérrez Gutiérrez

Óleo sobre Yute

80 X 100 cm

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necesariamente tanto en su conocimiento

como en su encarnación.

No pretendo cantar el infinito como si fuera

un mero espectador; ni hundirme en el drama

existencial de la muerte a espaldas del ser a

perpetuidad de su presencia. Cuando mi plu-

ma toma la palabra, lo hace para demostrar

que soy, que somos, cuando lo somos, una

etapa consciente, angustiada y vigilante, que

nace y muere en el interior mismo de la mate-

ria eterna.

En la edición de autor de esta condensación de poema-

rios producidos entre 1975 y 1981 (Para deletrear el infinito,

1988), la editorial adopta el nombre de un poemario que

su abuelo, Enrique González Martínez, produjo en 1921:

La palabra del viento. Y es significativo que la mayor parte

de su trabajo, esté bajo sellos editoriales independientes.

Nunca se adaptó a las “mafias” del mundillo literario. Ni se

ha dejado corromper por el oficialismo en ninguna de sus

versiones.

Pirámide de Quetzalcóatl II

Manuel Adrián Gutiérrez Gutiérrez

Óleo sobre yute

80 X 120 cm

Este poema ilustra su vocación vivencial:

PLA ALTERNATIVA

Tan sencillo como esto:

vivir indignamente entre algodones

(que llegan al oído

para tapiar al yo, para dejarlo

sin nexos con el mundo),

con la cuota de besos de la madre,

los hijos y la esposa,

con los pulmones llenos del incienso

de la gloria oficial,

o vivir dignamente en la tortura,

en la persecución, en la zozobra,

con la tinta azul cólera en la pluma.

Tan sencillo como esto:

ser Martín Luis Guzmán o ser Revueltas.

EL ANTIGUO RELATO DEL PRINCIPIO

CANTO TERCERO: EN PRIMERA PERSONA

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Pero el aporte no se agota en unos cuantos poemas. No

hay forma de que se pueda bosquejar la obra de Enrique

González Rojo, con unas cuantas pinceladas. Así que al

acudir al principio hologramático del pensamiento comple-

jo, según el cual las partes contienen al todo del mismo

modo que el todo contiene a las partes, para cerrar esta

brevísima semblanza sobre la poética del infinito, se trans-

cribe el último canto de su poemario de 1981: “El tercer

Ulises (o en cierto gris sentido):

CANTO XI

EL REGRESO

Cuando el primer punto de una línea

se sabe cortejado por el último

nace la posibilidad de un círculo.

Cuando una víbora da en morderse la cola

se envenenan los límites.

La circunferencia abre los labios

para poder deletrear el infinito

y pasar lista a los segundos,

en la única pupila que tenemos

para ver el más allá de la miopía.

Cuando Ítaca es el principio y el final de una odisea

Ulises llega con el mareo de su viaje redondo

y al frente de su largo tren de carga:

furgones y furgones de experiencia.

El umbral de mi aposento

reparte por igual llegadas y salidas:

talones que corren a su punta

y puntas que devoran sus talones.

Estoy en mi recámara.

Con mis libros y mis discos. Con mi techo.

Con todos mis cajones rebosantes

de epístolas, pañuelos y crepúsculos.

Llego a mi cama, a mi ropa de noche,

a la calefacción central

de mis pantuflas.

Doy con mi identidad. Me quedo viendo

la huella dactilar de cada yema

durante largo rato.

Pueden mis dedos paladear la bolsa

de mi traje y hallar una tarjeta

con mi nombre y apellido.

Vuelvo a mi isla, mi cuerpo, mi recámara.

Soy Alonso Quijano que abandona

los campos de Montiel de su odisea.

En ocasiones salta hacia la atmósfera

una parte del fondo del océano

buscando respirar, trocarse en isla;

y aquí me encuentro yo, como el pirata

que, después del peligro de naufragio,

se da en besar el oro de la arena,

la riqueza del cobre

(pleno de tierra firme) de un islote.

Y aquí me encuentro yo,

que amarré mis oídos casquivanos

en el palo mayor de la templanza,

cuando estalló una voz, entre los mares,

que hablaba de placeres sin respiro,

de vinos tan añejos

como el comienzo mismo de este mundo,

de viandas increíbles

como para chuparse las huellas digitales,

de un lecho, en fin, que fuese el escenario

de la mejor sonata de epidermis

que arrojaran mis dedos en la carne,

preparando, en crescendo,

el acorde perfecto del orgasmo.

Y aquí me encuentro yo,

que me escapé de Circe

por la puerta trasera de la audacia.

Que si bien al principio

le destruí la punta a mis palabras

hasta hacerlas gruñidos,

voces despellejadas de sus letras,

después di con mi boca,

con el sabor humano de la frase;

organicé redadas de gerundios,

asalté a complementos distraídos,

hostigué a los pronombres

y le enseñé a mi mano

a pescar una sílaba

de esas que a veces cruzan por el aire

su mosca de saliva.

Y aquí me encuentro yo

habiendo combatido a Polifemo,

habiendo ahogado su ojo entre mis brazos,

habiendo hallado en fin

la estaca de rapiña

que le abrió las compuertas a los cuervos

que tienen el dolor por alimento.

Cargo, pues, un pasado de combate.

Vivo una convicción (idea fija en armas)

que convierte a mi puño en catapulta,

que me lleva a buscar aquellas piedras

que miden el tamaño de una muerte.

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BIBLIOGRAFÍA ACTIVA DE ENRIQUE GONZÁLEZ ROJO

1974 Para leer a Althusser. Editorial Diógenes, México.

1975 Para Deletrear el infinito. Editorial Diógenes, México. Edición de autor,

corregida (y compendiando obra de 1975-1981): 1988, editorial la palabra del

viento, México.

1977 Teoría científica de la historia. Editorial Diógenes, México, 2ª edic. 1979.

1977ª Hacia una teoría marxista del trabajo intelectual y el trabajo manual. Editorial

Grijalbo, Col. Teoría y práxis, México.

1981 LA REVOLUCIÓN proletario intelectual. Editorial Diógenes, México.

1982 EL TERCER ULISES o en cierto gris sentido y otros poemas. Editorial

Signos, Col. Cuadernos del Fuego Nuevo, Serie Poesía, México.

1983 LA VÍA INTELECTUAL AL PODER. Teoría sobre el imposible triunfo de la

clase obrera O La clase obrera no va al paraíso en El Buscón Revista bimestral

editada por Letrofilia, A.C., Dirección: Ilán Semo, marzo-abril, Año I, Núm. 3,

México. pp. 43-58.

1984 Debate sobre el partido revolucionario: OIR-LM, La Cabeza del Proletariado

Manual. Edición Comisión Política Nal. OIR-LM, México.

1985 EPISTEMOLOGÍA Y SOCIALISMO la crítica de Sánchez Vázquez a Louis

Althusser. Editorial Diógenes/UAZ-TSI, México.

1985ª Misterio de una vocación. Prólogo a la autobiografía de Enrique González

Martínez bajo el título de El Hombre del Búho, Editorial Offset, México.

1986 Obra Filosófico-Política Tomo I, Los trabajadores Manuales y el Partido.

Editorial domés, México.

____ Tomo II, La naturaleza de los llamados países socialistas.

1987 Tomo III, Para una teoría de la Revolución Social y otros ensayos.

____ Tomo IV, Ensayo sobre las ideas políticas de José Revueltas.

____ Tomo V, Génesis y estructura de la Revolución Cultural.

1988 Tomo VI, Los grilletes de Eros.

1998 El junco y otros poemas. Gottdiener Editores, Serie: EL GOZO, México.

2002 Viejos. Sexto Premio Nacional de Poesía y Cuento “Benemérito de

América” 2002. UABJO, Oaxaca, México.

2002ª Memoralia del Sol. Raíces y alas del pensamiento náhuatl. Editorial Más

Actual Mexicana de Ediciones, Toluca, México.

Penélope regresa al mismo tiempo

que yo a nuestro palacio de caricias,

como si nuestras burbujas, relojes

y voluntades fuesen concertadas

por el punto amoroso de la cita.

He recorrido el mundo.

He realizado un viaje por mi cuerpo.

Un viaje de ida y vuelta por todas mis provincias.

Conozco ya el paisaje del estómago

a las seis de la tarde,

sé de pláticas íntimas

(saboreando mi lengua) con mí mismo,

y también como se abre en mi inconsciente

las venas un recuerdo.

Vuelvo a lo cotidiano, a lo monótono,

a ver cómo se quema en una llama

siempre el mismo segundo.

Soy presa de las amas y sobrinas

de la normalidad, tengo el cerebro

lúcido, sedentario.

Si en cierto gris sentido

sabemos que lo blanco y que lo negro

(que a dentelladas luchan) no difieren,

los zapatos dan pie para encontrarle

su síntesis al viaje y al reposo.

Hoy por hoy mis zapatos

no son sino la forma

que asume mi fatiga.

No siento que en el ojo se me meta

el nostálgico polvo levantado

al cruzar nuevamente los caminos

de la imaginación. No me entusiasma

partir, a todo pie, tras los talones

de otro afán de aventura.

Más sé que en mi librero,

en cualquier anaquel de mi inconsciente,

hay multitud de libros sobre viajes

(una gran colección de tentaciones),

libros que al traducirme

el canto de sirena en báculo

(vehículo esencial de la Odisea)

hará que un cuarto Ulises

sustituya al tercero,

y así hasta el infinito.

Porque yo, mis amigos, seré siempre

Don Quijote del mar, marino andante.

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