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Fue Mientras Dormías,Pero No Fue Contigo.

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Este Es El Diario De Magnolia.

Niña Buena,Niña Puta.

Extracción.

Fragmentación.

Explosión.

Voy AHablar De Ti,Poe.

Para criticar la obra de Edgar Allan Poe es necesario ha-cerlo desde un momento específico de su inspiración y ese debe ser el instante preciso de su delirio. Es allí don-de comienza el reto del artista: reproducir con inequívoca semejanza la terrorífica “realidad” que está presenciando.

Como si sus palabras fueran pinceles, Poe se lanza so-bre el lienzo –que en su caso es un papel en blanco- a reproducir cada escena que su febril mente grabó cua-dro a cuadro para no olvidar detalle alguno que después hiciera desvanecer la sensación de realidad en su obra. Al igual que un hiperrealista, su propósito es imitar esa escena que quedó grabada con fotográfica exactitud.

Lo único que lo diferencia de los hiperrealistas en ese momento es que la realidad que trata de reproducir no es real del todo, pero eso es algo que sólo él sabe o de lo que quizá se entere hasta ya terminada la obra.

Para mientras, el que se va adentrando en su obra va sin-tiendo como sus poros se estremecen al no poder dis-tinguir en qué momento la realidad planteada por Poe se adueña de la realidad misma. Es entonces cuando un estrepitoso sonido narrado por Poe no es sólo un escrito sino un latir intenso y sobresaltado del corazón del lector.

El minucioso cuidado con que elige las palabras y la precisión con que describe las oscuras situaciones de la mente humana lleva al lector a creer en la posible veraci-dad de los hechos ya que los personajes terroríficos a los que Poe acude en sus narraciones son todos humanos, sin cachos ni colmillos, sin escamas y sin garras. Eso es, precisamente, lo que impide al lector ser indiferente ante las narraciones.

Las temáticas de Poe inducen al lector a sentir un “terror psicológico” que es peor que cualquier otro tipo de terror porque apela a los miedos humanos que no pueden ser alejados con un simple encender de un foco o con una minuciosa revisión del espacio bajo la cama.

En ese implacable terror reside la belleza de los escritos de Poe –una belleza quizá un tanto alejada del concepto habitual- que cumple, y sobrepasa, los requisitos de com-placencia y admiración que una obra de arte debe trans-mitir. Y es que Poe, desde la primera a la última palabra de sus narraciones, de la primera narración hasta la últi-ma de ellas, tiene un dominio tan perfecto de la evolución de cada obra que no da lugar para dudar de la capacidad intuitiva con que desarrolla las temáticas.

Genuina Piel.

Allá Arriba.

Acá Abajo.

Andate Si Querés.

Para Ella.

Para Él.

Pesadillas.

Usted Es Mi Patrón.