magnus mörner

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Estudios Latinoamericanos 6, p. I (1980), pp. 237-285 La imagen de América Latina en Suecia en los siglos XIX y XX. Magnus Mörner Introducción. En Suecia, América Latina, con la posible excepción de la década actual, no ha ocupado nunca un lugar destacado en la conciencia popular. Consecuentemente, su «imagen» en Suecia no ha dejado de ser fragmentaría y de menos matices que, por ejemplo, la imagen de los Estados Unidos, tierra predilecta de nuestros emigrantes. Haremos, no obstante, un esfuerzo de esbozar su evolución a través de los tiempos a partir de la fundación de los nuevos Estados latinoamericanos. La imagen de una región en otra posee en primer lugar una dimensión político-social. Debemos distinguir entre la imagen lograda por las élites, es decir el gobierno, los líderes intelectuales, políticos y económicos, por un lado, la imagen de las capas populares por el otro. Luego, se imponen una serie de interrogantes vitales. ¿Quiénes, dentro o fuera del país, son los responsables de la formación de la imagen en cuestión? ¿Sobre qué datos o experiencias se basan? ¿Cuáles son los sistemas de valores que los conducen? ¿Con qué propósito se construye la, imagen en cuestión? ¿Cuáles son los efectos de la divulgación de la misma imagen sobre el pensamiento o acción de la gente, sea de las élites, sea de las capas populares con relación a su propio país o la región cuya imagen se ha ido presentando? En cuanto al Nuevo Mundo, una imagen positiva sobre todo influyó sobre la corriente emigratoría.

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la imagen de América latina en Suecia en los siglos XIX Y XX.

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Estudios Latinoamericanos 6, p. I (1980), pp. 237-285

La imagen de América Latina en Suecia en los siglos

XIX y XX.

Magnus Mörner Introducción. En Suecia, América Latina, con la posible excepción de la década

actual, no ha ocupado nunca un lugar destacado en la conciencia popular. Consecuentemente, su «imagen» en Suecia no ha dejado de ser fragmentaría y de menos matices que, por ejemplo, la imagen de los Estados Unidos, tierra predilecta de nuestros emigrantes. Haremos, no obstante, un esfuerzo de esbozar su evolución a través de los tiempos a partir de la fundación de los nuevos Estados latinoamericanos.

La imagen de una región en otra posee en primer lugar una dimensión político-social. Debemos distinguir entre la imagen lograda por las élites, es decir el gobierno, los líderes intelectuales, políticos y económicos, por un lado, la imagen de las capas populares por el otro.

Luego, se imponen una serie de interrogantes vitales. ¿Quiénes, dentro o fuera del país, son los responsables de la formación de la imagen en cuestión? ¿Sobre qué datos o experiencias se basan? ¿Cuáles son los sistemas de valores que los conducen? ¿Con qué propósito se construye la, imagen en cuestión? ¿Cuáles son los efectos de la divulgación de la misma imagen sobre el pensamiento o acción de la gente, sea de las élites, sea de las capas populares con relación a su propio país o la región cuya imagen se ha ido presentando? En cuanto al Nuevo Mundo, una imagen positiva sobre todo influyó sobre la corriente emigratoría.

En nuestro caso, optamos por considerar el tema durante dos fases distintas: primero, la época desde los años 1820 hasta fines del siglo; segundo, desde 1900 en adelante. Para cada período, esbozaremos los aspectos generales, económicos, políticos, socio-raciales y culturales de la imagen en las dos dimensiones político-sociales referidas (en la medida que sea factible).

Período 1820-1899: Generalidades.

Unas 50-60.000 personas adultas o sea a algo más del 3% de la

población adulta de Suecia a comienzos del siglo XIX integraban las capas altas y medias; eran aún menos numerosas quienes leían periódicos, revistas y libros. Aunque no faltaban actividades culturales nacionales bastante vigorosas, saltaba a los ojos el marco «afrancesado» de la cultura.

Por eso, nada más natural que la imagen de América Latina (al igual que la de los Estados Unidos) se apoyara sobre todo en interpretaciones de origen francés. A partir de los años 1770, la Histoire philosophique et politique des Etablissements et du commerce des Européens dans les deux Indes, del Abate G. T. Raynal sería la gran autoridad en la materia. Al mismo tiempo que indicaba que las Américas eran las tierras del futuro y estaba en pro de su liberación (incluso la de los cautivos negros) relegaba a los sudamericanos a un sitio inferior al de los norteamericanos. Lo que apuntó Raynal sobre América Latina proporcionó la base para la primera monografía sobre dicha región escrita por un sueco (anónimo) y publicada en Linköping en 1809.

Una parte de la Obra de Raynal salió en traducción al sueco en 1816, evidentemente debido a la nueva actualidad de la misma en razón de las revoluciones ocurridas en América Latina. Juan Bernadotte, el antiguo Mariscal francés quien había sido elegido Príncipe Heredero de Suecia en 1810, parece haber pertenecido a los lectores y admiradores de Raynal.

En 1818 se publicó en versión sueca la obra de otro abate esclarecido francés, D. de Pradt, Des trois derniers mois de l’Amérique

méridionale et du Brésil (1817), una apología sin ambages de la causa revolucionaria latinoamericana. S. O. Swärd mostró que había sido publicada con el apoyo del mismo Bernadotte. Por razones mercantiles y políticos, éste se interesaba vivamente por los nuevos Estados hasta malograrse en 1825/26 una transacción de venta de unos buques de guerra suecos a Colombia, lo que causaría un escándalo tanto en la política interior , como exterior.

A partir de los años 1830, América Latina sería relegada, desde el punto, de vista sueco, a un puesto mucho más marginal que en los años 1810 y 20, marginalidad que no sería, en cierto modo, superada sino en los años 1960 y 70. Aunque Suecia retuvo, hasta 1878, su pequeña colonia en el Caribe, la isla de San Bartolomé, adquirida en 1784, recibió muy poca atención por parte del público sueco y, al menos desde los años 1820, no sirvió tampoco de enlace con el continente sudamericano.

Aún para gente culta, América Latina sólo se actualizaba muy de vez en, cuando en conexión con una u otra de las pocas noticias aparecidas en la prensa, tales como la muerte del Emperador Maximiliano o las guerras cubano-españolas, o con motivo de las expediciones marítimas de los barcos de guerra «Oscar» al Rio de la Plata en 1841 y «Eugenie» y «Vanadis» en sus viajes en torno al globo en 1852-53 y 1883-85 respectivamente.

En los años 1860 y 1870, aparecerían versiones suecas de las obras de William H. Prescott sobre las conquistas españolas de los Estados aztecas e incaicos. Cierta noción acerca de estos eventos dramáticos entraría también en la imagen de la gente culta.

Período 1820-1899: Aspectos económicos. Al tener que exilarse en el Brasil el gobierno portugués en 1807, Suecia

optó por continuar una relación amistosa con dicho gobierno para oponerse a la hegemonía napoleónica y el bloqueo continental. Con la apertura de los puertos brasileños para buques extranjeros, el mercado del Brasil parecía ofrecer a los comerciantes suecos oportunidades extraordinarias. Es en este cóntexto en que se sitúan la

publicación de un manual sobre el comercio de Brasil editado por el sueco Cristian Lengblom en 1808 y, el año siguiente, dos reseñas generales sobre el mismo país escritas, respectivamente, por el Ministro de Portugal en Suecia, Lobo da Silveira, y por un geógrafo alemán, E. A. W. Zimmerman. Al menos en el caso de los libritos de Lengblom y de Zimmerman, parece haberse tratado de ediciones inspiradas por la Dirección del Comercio («Kommerskollegium ») y el agente comercial sueco en Rio de Janeiro, Lorenz Westin.

A partir de la década de 1810, iban a aumentar las dificultades de vender el hierro sueco en el mercado europeo por la competencia con el hierro-carbón inglés. Esto ayuda a explicar el interés comercial sueco por América Latina, a lo posible nuevo mercado para el producto de exportación principal del país. El mismo Bernadotte parece haber inspiradó la publicidad favorable acerca del potencial económico de los nuevos Estados en el diario «Börstidningen». Despachó a Argentina y Chile a un agente comercial secreto, el Mayor Adán Graaner, en 1818, pero éste fallecería en el viaje de retorno.

Otro auge del interés comercial sueco por América Latina se sitúa a los comienzos de los años 20. Bernadotte mismo al parecer creía que, una vez liberada, América Latina iba a revolucionar el comercio mundial, esperanza que, desde luego, no se cumpliría.

Al lado del Rey (desde 1818, Bernadotte lo era con el nombre de Carl XIV Johan), hubo varios agentes y comerciantes suecos interesados detrás de la publicidad optimista acerca de América Latina, su potencial y futuro económico prometedor. En 1825, salieron, por ejemplo, nada menos de ocho artículos sobre temas latinoamericanos en un sólo periódico, «Stockholms-Posten». Empero, a fines del mismo año el fracaso de las especulaciones en la Bolsa de Londres desencadenó en toda Europa una ola de desengaño y desilusión acerca de Hispanoamérica. Se desvanacería su imagen como mercado salvador para el exceso de los productos industríales del Viejo Mundo.

Mientras tanto, el intercambio comercial sueco continuaba, en todo caso, expandiéndose lentamente con respecto al Brasil. Ya no había interés por la América española. Sin embargo, a instancias de un

hombre de negocios sueco instalado en Antioquia (Colombia), Pedro Nisser, el Gobierno se dejó persuadir, y despachó a un agente comercial a los países del Pacífico y Norte de Sudamérica, el Capitán Carl August Gosselman, en 1836. Después de su regreso, Gosselman en 1840 publicó un elenco de sus informes al gobierno. Este libro proporciona una imagen realista y sólida de la situación económica y política de los países en cuestión, durante un momento de estabilidad relativa, con atención especial a las oportunidades que existían para exportaciones suecas y fletes para los buques suecos. No obstante, el libro y la misión de Gosselman no tenían resultados tangibles.

Pese a su fama como exportador de hierro, Suecia, en aquel entonces, seguía siendo un país de mentalidad preindustrial, caracterizado por cautela y timidez mercantil. Durante algún tiempo, buques suecos participaban, sin embargo, en el tráfico de carga del Pacífico, por ejemplo, del guano. De mayor importancia era la presencia de Suecia en el Brasil. A mediados del siglo (1841-52) fue alcanzado cada año por unos 130 buques suecos que traían hierro y madera a cambio de azúcar y de café. No obstante, en los años 60, la importación directa de productos brasileños a Suecia iba a declinar. Se hizo más segura y económica la importación indirecta por vía de Londres, Hamburgo y Amsterdam. Crecía la distancia entre Suecia y América Latina en términos económicos.

Entre tanto, Suecia entraba en el proceso de industrialización la que, entre otras muchas consecuencias, afectaría incluso su posición frente a América Latina. Ya en 1875 iba a celebrarse en Bogotá una pequeña exposición industrial sueca que se debía a la iniciativa del viejo Nisser. Otro promovedor particular, E. A. Adde, organizaría exhibiciones más ambiciosas en Buenos Aires en 1886 y 1890.

Aunque la crisis de Baring, ocurrida este año, iba a sacudir la economía argentina, el autor sueco de un pequeño libro publicado el mismo año, John Landin, concluye su relato con una nota realmente optimista. Sólo se trataría de un paro momentáneo en la marcha argentina «hacia el progreso, la riqueza y civilización: lo garantiza [...] el potencial rico de recursos del país cuya importancia para la explotación futura no podrá aún ser ni calculada».

Período 1820-1899: Aspectos políticos. Aún en época temprana, el Gobierno sueco no podía ser excusado de

albergar ilusiones acerca de la política latinoamericana. Ya en 1816, el agente Graaner informó a Bernadotte que había encontrado que, en el fondo, no se trataba de una rebelión contra la opresión y tampoco de patriotismo. El origen de la Revolución era, simplemente, la «ambición, la rivalidad y la envidia contra los funcionarios españoles y [...] todos los chapetones, de parte de muchas de las más importantes familias criollas [...]». Más tarde, otro observador sueco, con experiencia larga, el Conde Tomás Federico de Adlercreutz, antiguo Edecán de Simón Bolívar y entonces Ministro de Suecia en Venezuela, escribe a su gobierno desde Caracas en 1842 que lo que podría parecer «une controverse entre le principe militaire et civil» era, «comme toujours en Amérique», una cuestión de interesés individuales.

A diferencia de todos los despachos reservados para los ojos del Rey y su gobierno, las perspicaces observaciones del Capitán Gosselman alcanzarían a un grupo más vasto de lectores. Para él, la «mala educación política» dada por los españoles y falta de práctica en «gobernarse a sí mismos» eran las «verdaderas y principales causas de los movimientos subversivos y disturbios internos que han tenido que sufrir las repúblicas hispanoamericanas desde la revolución». Otras dos causas eran «la locura» política de copiar la constitución estadounidense y el militarismo, surgido éste porque «en donde no hay quien sepa gobernar, ocupa el trono el que por lo menos sabe mandar». Por un lado, habría entonces «las magníficas constituciones liberales [...] en la hermosa y soberbia lengua española», por el otro, la dictadura de hecho, con «plenos poderes para fusilar a cuantos quiera».

Nociones de este tipo entrarían poco a poco en la imagen de las élites suecas sobre América Latina y el hecho perduraría, en gran parte, porque muchas veces sería reforzado por las noticias de prensa. Menos llamativas serían – con cierta excepción de Chile y Argentina – las tendencias hacia la estabilización ocurridas durante la segunda mitad del siglo XIX.

La imagen política negativa acerca de la América Latina sería un obstáculo para la evolución del comercio con los Estados latinoamericanos. No serían tampoco tomados en serio como miembros de una comunidad de naciones occidentales. Por otra parte, estas mismas nociones sobre la falta de paz interna en los Estados latinoamericanos los convertían el1 imán irresistible para muchos jóvenes oficiales militares aburridos de la Suecia pacífica. América Latina sería el destino de no pocas «ovejas negras» de las capas nobles y burguesas suecas en busca de aventuras.

Período 1820-1899: Aspectos socio-raciales y culturales. La mezcla de razas en América Latina ha sido uno de los rasgos que

más han impresionado a los viajeros suecos y seguramente, también a los; lectores de los libros y artículos sobre estos países. Para O. E. Bergius, en su libro sobre el Caribe, publicado en 1819 e influenciado por De Pradt, los conflictos interétnicos son una característica esencial de los flamantes Estados latinoamericanos.

En su libro de viaje a Colombia, sumamente popular y editado por primera vez en 1828, el ya referido C. A. Gosselman proporcionó una imagen muy viva de las diversas «razas», sus características físicas y socio-profesionales. Subraya que los blancos de hecho si no de forma, «constituyen en la República una Aristocracia a la vez la más natural, más necesaria y más segura que en otra parte alguna».

Otros fenómenos que atraen la atención de los observadores críticos y serios del Norte es la afición de los latinoamericanos por los juegos, el ambiente agradable de las tertulias, y la ignorancia de la gente llamada culta. La ignorancia donde quiera que se encuentre, para los luteranos suecos casi automáticamente se relaciona con el predominio de la Iglesia Católica. Sea cual fuere la afiliación política del observador sueco del siglo XIX con respecto a su propio país, tiene que simpatizar más bien con los liberales de América Latina.

Hubo también versiones suecas de unos y otros libros de viaje publicados en otros idiomas. Podemos tomar, como ejemplo, el libro de C. Sartorius sobre México traducido del alemán en 1862 con

hermosos grabados de Moritz Rugendas. Semejantes ilustraciones románticas seguramente ayudaban a construir una imagen concreta del país americano.

En el siglo XIX, las propias expresiones culturales de la América Latina no parecen haber llegado hasta la lejana Suecia. Sólo en los últimos años del siglo, la lucha cubana por la Liberación fue objeto de un libro por un sueco, J. af Klercker, quien incluso tradujo muestra de la poesía de los cubanos.

Si motivos latinoamericanos sI? reflejan en la vida cultural sueca, sería, por lo tanto, cuestión más bien de préstamos a autores o compositores de otros países europeos y, por lo general, superficiales.

Conocemos los nombres de casi 3000 piezas de teatro mostradas en Estocolmo entre los años 1770 y 1860: Hay entre ellas dos obras originales suecas de fines del siglo XVIII, la ópera de Cora y Alonso, basada en Les Incas de J. F. Marmontel y estrenada por vez primera en 1782, y un drama cantante llamado Las hermanas mexicanas, mostrado en 1789. En el siglo XIX sólo se trataría de traducciones tales como Joco o el mono brasileño, Los españoles en el Perú o la muerte de Rolla, El pretendiente de México, y otras sobre indios, negros y criollos probablemente relacionadas también con América Latina. Sin embargo, no se destacan como motivos en la escena estocolmense, ni mucho menos. De entre las 3 600 piezas que se conocen para el período de 1863-1913, los motivos latinoamericanos prácticamente sobresalen por su ausencia.

En términos generales, es justo afirmar que el reflejo cultural de la América Latina en Suecia durante el siglo XIX es sumamente pálido y difícil de discernir. Lo es, incluso, en sumo grado, en parangón con algunas otras regiones «exóticas» como España y el Medio Oriente.

Período 1820-1899: Libros de enseñanza.

A comienzos del período sólo una minoría muy pequeña de la población

sueca gozaba de educación en los distintos niveles. En los textos de enseñanza aún anteriores a la Independencia no faltaba

América Latina. Fue presentada como una región «maravillosa y

amena [...] pero [...] también atormentada por animales venenosos, grandes serpientes y cocodrilos», dotada de riquezas argentíferas y de otros minerales valiosos. Al mismo tiempo, el autor del texto que acabamos de citar, de 1801, advirtió que no había gigantes en Patagonia como falsamente alegaban ciertos relatos de viaje.

Otro texto, en 1823, mostró cautela al advertir a sus jóvenes lectores que no sabía si la Independencia de México y del Brasil iba a perdurar. Por otra parte, celebraba que en los nuevos Estados libres de la Sudamérica española, el poder «en su mayor parte ya se encontraba en las manos del pueblo». En cuanto al Brasil, constataba, al mismo tiempo, que su interior aún permanecía desconocido y que era uno de los países más ricos del orbe!

La imagen que se presenta sigue siendo esencialmente de una naturaleza distinta, poco a poco regionalizada, con algunos nombres de ciudades dispersos en el mapa. «Los países situados a lo largo de la costa son cálidos y malsanos. Cuanto más alto que uno sube la cordillera, más agradable será el aire». Sin mención de Bolívar, de San Martín o de instituciones políticas algunas, el mismo texto de 1836 que citamos, dedica todo un párrafo al régimen del Dr. Francia en el Paraguay, país «gobernado patriarcalmenté, sin leyes escritas y casi sin burócratas» aislado del mundo.

A mediados de siglo, la turbulencia política de América Latina ya se ha incorporado en definitivo a la imagen presentada por los libros de enseñanza. Al hablar de Centroamérica en 1851, un autor de texto declara que «holgazanería y ligereza se combinan con la confusión política para obstaculizar la cultura espiritual lo mismo que el rendimiento de tierras en éxtremo fértiles y el surgimiento de comercio e industrias». En otro texto de 1876, Chile es el único país que merece comentario político, «el Estado mejor organizado y más progresista de Sudamérica». La distancia a la realidad salta, al mismo tiempo, a la vista cuando en dicho texto se habla de la ciudad de Bahía, «rodeada por plantaciones de café extensas».

En el último cuarto del siglo no dejaremos de vislumbrar en los textos el impacto del racismo y determinismo racial de la época. Declara el geógrafo Magnus Roth en 1881 que «la mezcla de razas no produce frutos buenos. Todas las gentes de mezcla son lentas e holgazanas,

vengativas y taimadas, lo mismo que dadas al goce sensual». La situación excepcionalmente prometedora de Chile, Roth la atribuye al porcentaje particularmente alto de los blancos en dicho país.

La escuela primaria obligatoria se había decretado en Suecia en 1842, pero, como es natural, no llegó a ser aplicada sino poco a poco y en nivel elemental. Textos especiales de geografía para esta escuela (folkskolan), es decir, para los grados 4-5, hacen su aparición, durante el último cuarto del siglo. Un texto temprano, de 1863, contiene, en sus tres páginas dedicadas al Nuevo Mundo, no pocas afirmaciones categóricas: el progreso estadounidense no tiene paralelo en la historia mundial, México tiene grandes riquezas «pero su pueblo es malo», los brasileños son «incultos, lentos y soberbios», los fueginos los seres «más estúpidos e indiferentes del mundo».

En el texto del danés Erslev para la folkskola, en 1873, ya se logra dar una visión bastante concreta y menos ingénua del vasto tema en sólo dos páginas. Se vincula a Cuba con los cigarros, al Brasil con el café, a la Argentina, imagen anticuada ya, con el «ganado cimarrón». Tampoco se olvidan «las muchas revoluciones de México, por un tiempo hasta Imperio», o «las turbulencias incesantes» de los países sudaméricanos no obstante medio siglo de vida nacional.

En seis páginas, otro texto por largo tiempo usado, de 1886, proporciona una imagen aún más matizada para los muchos alumnos de la folkskola. La vida en la selva se presenta en voces líricas, la utilidad de varias plantas americanas se enaltece mientras que, en cuanto a los aborígenes, en tono neodarwinista, se observa que «nó han sido nunca de importancia para la cultura humana, no obstante haber alcanzado, a la llegada de los blancos, los indios de México y del Perú un nivel cultural bastante alto». El poder y buen arreglo de Chile se contrasta con el desorden de los demás, «obstáculo para su florecimiento». En cuanto al Brasil es cierto que produce la mayor parte del café a la venta mundial, «pero sólo variedades peores».

Al resumir, se nota un afán por parte de los autores de caracterizar cadavez más, los diversos países de América Latina y los ambientos geográficos distintos, a veces ilustrados con grabados (selva, desiertos) que deben de haber perdurado más que el texto en el recuerdo de los alumnos. También se nota un afán de estar al tanto

con los eventos, a veces reflejado en admisiones de incertidumbre y desconocimiento. Empero, en otros casos perduran caracterizaciones anticuadas (por ejemplo, el caso del ganado cimarrón rioplatense). Un énfasis cada vez más manifiesto en la inestabilidad latinoamericana coincidiría, de hecho, con un período latinoamericano de mayor estabilidad hacia fines del siglo.

Período 1820-1899: Literatura para la juventud. Para los jóvenes de las capas burguesas, los libros escritos

específicamente para la juventud constituían complemento importante de su formación cultural.

Los autores, a menudo extranjeros, trataban de introducir, a veces de manera pesada, elementos de historia natural en sus relatos. Podemos tomar como ejemplo, un libro de un alemán, Carl Müller, sobre jóvenes barqueros en el Rio Amazonas cuya edición sueca salió en 1863.

Además de los libros de ficción, había libros y artículos geográficos e históricos adaptados para lectores jóvenes. Una antología de semejantes relatos de aventuras de los años 1890 incluía, por ejemplo, la descripción de la muerte «gloriosa» de un voluntario sueco del ejército francés al ser atacado por una hueste de mexicanos de Benito Juárez.

Empero, América Latina no figuraba con frecuencia como escenario de los cuentos juveniles editados en Suecia. Era muy distinta la popularidad del cual gozaba el país de Fennimore Cooper.

Período 1820-1899: La imagen de los emigrantes populares. Durante la mayor parte de nuestro período apenás se podía hablar de

una imagen popular sueca sobre América Latina. Se trataba de algo, a lo mejor sumamente lejano y nebuloso. Por el otro lado, se iba formando poco a poco, gracias a las cartas de los primeros emigrantes y la información de las agencias de viaje, una visión cada

vez más concreta de la América del Norte adonde, a partir de los años 1860, se irían centenares de miles de suecos en busca de una vida mejor, atraídos, en gran parte, por la generosidad de la «Homestead Law» de 1862. América Latina aparecería, en cierto modo, como una prolongación dudosa de aquel país de grandes promesas.

En las primeras décadas del siglo XIX ya se encuentran no pocos elementos populares suecos en las ciudades de puerto latinoamericanas, ejerciendo, por ejemplo, el oficio de carpintero. En estos casos se trataba, sin duda, de marineros que simplemente estaban hartos de la vida dura en los buques. O quizás el marinero en cuestión había encontrado alguna mujer atractiva en una excursión terrestre que le hizo desertar. En otras palabras, no se trataría de una imagen abstracta de la realidad, como fuerza operante.

En cambio, esto, sí, sería el caso con la emigración en masa que en varias ondas, a partir de 1868, se dirigiría desde Suecia al Brasil. Era una imagen construída sistemáticamente por las agencias de emigración por su propio lucro.

En esta época, gracias a la folkskola, hasta las capas más modestas de la sociedad sueca podían, en cierto modo, ser alcanzadas directamente por la propaganda impresa. En 1868, salió en sueco un folleto sobre la Colonia Dona Francisca en Santa Catarina, meta de muchos emigrantes alemanes, y constituye la explicación principal de la emigración sueca al Brasil en estos años.

Otro folleto sobre la inmigración en los Estados Unidos del Brasil fue publicado en 1890-91 por una agencia de emigración en Malmö en ediciones grandes. Además de alabar, en términos generales, la riqueza y gran fertilidad de la tierra del Brasil, subrayó que el pasaje era gratuito debido a la generosidad de las autoridades brasileñas y que era fácil conseguir tierras propias. Por añadidura, no sería difícil lograr ascenso social en una sociedad caracterizada por la tolerancia. Cierto que el Imperio acababa de ser reemplazado por un régimen republicano, pero el autor del folleto no dejaba de enfatizar la estabilidad fundamental de la sociedad brasileña en donde no se podían esperar revoluciones del tipo europeo (una referencia a la Comuna de París, quizás). Como comprobantes, el folleto, en su

edición sueca, agregaba al final unas cartas de dos emigrantes suecos radicados ya en el Brasil, cartas que irradiaban gran satisfacción.

El pasaje gratuito era verdad y atraería, sobre todo, a los elementos más pobres de la sociedad sueca, incapaces de comprar el pasaje a los Estados Unidos. Lo demás, era falso o, al menos, ometía circunstancias cruciales. Como resultado de toda esta propaganda y promovida por rumores acerca de las dificultades encontradas por los emigrantes en los Estados Unidos se producirían, en combinación con factores de descontento en el nivel local, tres olas de emigración en masa desde Suecia al Brasil, en 1868/69, en 1890/91 y en 1909/10.

Para la gran mayoría de sus integrantes, estas olas tendrían fines desastrosos. La mayor parte de los indivíduos simplemente se morían poco después de la llegada, víctimas de un ambiente nuevo y malsano y de la falta de preparativos adecuados. Un libro escrito por uno de los sobrevivientes de la primera ola, salido en Estocolmo en 1870 constituyó un primer correctivo de la propaganda falaz. Más aterrador aún fue el relato publicado en 1896 que se debía a un sobreviviente de la segunda ola. Más que por el mismo texto el lector debe de haber sido impresionado por las dos fotografías yuxtapuestas al final del librito. En la una se veían al marido con su esposa y siete niños al embarcar para el Brasil en 1891, en la otra, al marido visiblemente envejecido con los tres niños sobrevivientes a su regreso a Suecia sólo un año después.

En una canción popular debida a otro emigrante regresado (de la segunda ola) se advirtía también contra la engañosa propaganda:

«Habrá que ir al Brasíl, así se dice siempre [...] Piensa que riqueza que allí se halla [...] Penetramos el país y qué ahí encontramos sino la muerte en cualquier rincón, la fiebre que causa estragos agárrandose al hombre dejando a pocos escapar [...]» No obstante, la imagen ilusoria de las agencias de emigración tendría

otra repercusión en los distritos mineros del Norte en conexión con una huelga general fracasada. No extraña que, para la gente pobre de

estas comarcas frías y áridas, el Brasil caluroso y de dos cosechas parecería un paraíso - desde lejos. Después de la llegada, sin embargo, se producirían otro hecatombe de muertos, en especial mujeres y niños, y desesperación entre los sobrevivientes.

Ahora, la actitud hacia el fenómeno migratorio por parte de las élites suecas había llegado a ser más negativa que antes y el nuevo desastre brasileño dió motivo a medidas concretas. Gran parte de los sobrevivientes fueron repatriados y la Asociación Nacional contra la Emigración (1907) hizo publicar, en 1913, un informe bien documentado sobre el episodio.

Así, el «sueño del Brasil» se disolvía definitivamente dejando una decepción amarga. Con extraordinaria percepción, Eyvind Johnson, en una de sus novelas, describe tanto el «sueño», el cual incluye tanto el deseo o del proletario sueco de poder mandar a esclavos imaginarios en el país de destino, como la confrontación con la realidad, las fiebres, en el primer lugar.

«A no acostarse para morir se levantan echando gritos contra el cielo ajeno, el sol ajeno la luna ajena. No siempre el Consulado puede escucharlos, no puede ayudar a todos. Al momento de llegar estos gritos a Suecia, ese país de mierda, ese reino de los cielos quien gritaba ya no es sino un montón de huesos bajo la tierra». Período 1900 en adelante: Generalidades. A comienzos del siglo XX, en Suecia, país de unos 5 millones de

habitantes, las capas altas y medias ascendían a unas 400.000 personas adultas Había, incluso, entre las capas obreras un notable afán por la enseñanza libre.

En los años 1970, al alcanzar la población unos 8 millones, casi todos encontraban a su alcance datos y opiniones sobre otras partes del mundo que les llega por medio de la prensa, revistas, libros y películas y, sobre todo, por la radio y la televisión. Los programas regulares de estos dos medios de comunicación, monopolíos estatales, fueron iniciados en 1922 y 1957 respectivamente.

Debido a las reformas escolares, sobre todo la extensión de la escuela obligatoria hasta los nueve años en 1962 (grundskola), y otras

circunstancias, se ha reducido paulatinamente la distancia entre «élites» y «masas» en su concepción de los eventos y realidades internacionales. Cierto que el nivel socio-educacional del indivíduo sigue formando el factor principal para explicar las diferencias existentes con respecto a conocimientos acerca de los países en vías de desarrollo. Esto lo revela una investigación reciente. Podrá ser contrabalanceado, sin embargo, dicho factor, en cierto grado, al menos, por motivaciones de índole política o religiosa de personas pertenecientes a capas más modestas en términos socio-educacionales. Para estas capas, la radio y la televisión juegan un papel especialmente importante como medios de información.

Quizás por ser Suecia un país bastante pequeño e homogéneo, de postura independiente en la política internacional, de alto nivel educacional, social y económica, el mundo externo, con los graves problemas globales, se ha impuesto, poco a poco, durante las décadas de Post-Guerra, con una fuerza especialmente notable, en términos relativos. Así, la imagen de América Latina, lo mismo que la de otras partes del llamado Tercer Mundo, ha alcanzado, en el momento actual, proporciones que no se podían posiblemente imaginar sólo unos veinte años atrás.

A comienzos del siglo, como luego veremos con más detalle, la figuración de América Latina, en Suecia, tenía dos fuentes principales. Era la primera, la fuerza expansiva de la industrialización ya madura para cuyos productos de calidad los países más adelantados de América Latina ofrecían mercados reales. La otra fuente, bien distinta, era la acción de un grupo destacado de antropólogos suecos, vivamente interesados asimismo en la popularización de sus observaciones científicas. Se preocupaban incluso por el destino humano de los aborígenes amenazados por diversos intereses comerciales en América Latina.

En conexión con la Depresión hubo un aflojamiento natural del interés en Suecia por el mundo externo al aumentar los problemas internos.

Fue el aislamiento impuesto por la Segunda Guerra Mundial que hizo incrementar, otra vez, el interés por América Latina. A partir de 1941, ciertos buques suecos fueron permitidos por los beligerantes a

mantener el comercio con países transatlánticos neutrales, es decir sobre todo latinoamericanos (lejdbåtstrafiken).

El café y los bananas importados a Suecia por este medio hacían divulgar una noción romántica acerca de América Latina en las capas más vastas de la sociedad. Fue pronto, expresada y difundida aún más por un libro de reportaje muy oportuno, de Martin Rogberg, titulado Acompáñeme al país del futuro y publicado en 1945. Reflejando la gran importancia económica de América Latina para Suecia durante los primeros años de Post-Guerra hubo entonces un auge incluso del interés por diversos aspectos de su cultura. Era muy optimista la visión que tenían los suecos interesados de las posibilidades de las nuevas generaciones latinoamericanas de superar los inveterados problemas del continente. A mediados de los años 1950, sin embargo, el empeoramiento de la situación económica en América Latina contribuyó al desvanecimiento de este interés positivo.

Mientras tanto, América Latina sería incorporada, sea de manera explícita o implícita, dentro de un concepto aún más amplio y vago, el del «mundo subdesarrollado» (U-länderna con el eufemismo en boga en Suecia). Había un gran debate en torno a los problemas de estos países y las formas en que podrían ser asistidas en las esferas tecnológicas y económicas.

El concepto de u-länder se basaba, sin embargo, en las características de algunos países afro-asiáticoslos cuales serían, al mismo tiempo, objeto de los flamantes programas bilaterales de asistencia técnica de Suecia. Es natural, bajo estas circunstancias, que el concepto deu-länder sería un traje que sentaría mal en el caso de, al menos, muchos países latinoamericanos.

La Revolución cubana y la Alianza para el Progreso lograron atraer bastante atención en Suecia como en todo el mundo, Empero, en aquel entonces, el Africa resultó, para los suecos, más fascinante. Por eso, sería más bien la actuación de «Che» Guevara y las guerrillas rurales lo que, a fines de los años 60, captará la imaginación romántica de la nueva generación estudiantil sueca.

El entusiasmo por el «Che» era parte de una nueva actitud estudiantil que reflejaba la revuelta juvenil francesa de Mayo de 1968 y otros

movimientos parecidos. Un. libro de reportaje mediocre de un autor radical norteamericano (J. Gerassi) fue el primer «evangelio» sobre América Latina de estos jóvenes suecos. Más tarde fue reemplazado como tal por el libro «marxista», sui generis, de André Gunder Frank, Capitalismo y Subdesarrollo en América Latina.

Al mismo tiempo, otro fenómeno.. muy distinto iba a afectar la imagen sobre América Latina en Suecia también. Se trataba de los esfuerzos de las grandes industrias suecas de establecer sucursales para producción en América Latina, inversiones que exigían conocimientos más amplios (incluso sobre la situación política) que el intercambio meramente mercantil. Entre 1965 y 1969, sería quintuplicado el valor de las inversiones directas suecas en América Latina para alcanzar un total de 460 millones de coronas (aproximadamente 100 millones de dólares en aquel entonces).

A partir de mediados de la década de 1960, hubo un incremento notable en la cantidad de publicaciones suecas acerca de la América Latina bajo la inspiración de una u otra de estas corrientes. El promedio anual de libros publicados en Suecia sobre la región había sido 27 durante los años 1960-64 para subir a 46 en 1965-69. En las noticias de la radio y de la televisión la parte correspondiente a América Latina aumentó igualmente de manera indudable.

Pasado ya el optimismo revolucionario después de la muerte de «Che» en 1967, al igual que el optimismo «desarrollista» después del fracaso de la Alianza, hubo un talentoso intelectual sueco, radical sin ser marxista, quien supo expresar, mejor que nadie, una nueva imagen sobre América Latina. Nos referimos a Sven Lindqvist, autor de Continente ensombrecido (Slagskuggan) aparecido en 1969 y vendido en ediciones grandes. La «sombra» que, de acuerdo con Lindqvist, cae sobre América Latina es la del «imperialismo» estadounidense. Los problemas que trata son los de las barriadas, del latifundismo, del militarismo y de la corrupción, agravados todos por la dependencia externa. Las ideas de Lindqvist, expresadas en lenguaje elocuente, no tardarían en alcanzar, en lo esencial, una aceptación general.

Pronto, un nuevo optimismo acerca del futuro de América Latina iba a unir, momentáneamente, a la gran mayoría de los suecos

prescindiendo de edad y, prácticamente, afiliación política. Se trataba del experimento chileno de cambio social dentro de la forma democrática y pacífica de la Unidad Popular en Chile. Esta opinión masiva en favor del régimen del Presidente Allende se podía comparar con la actitud en contra de la intervención estadounidense en Vietnam de la gran mayoría de los suecos y era menos controvertible que el apoyo al Vietnam del Norte.

Así se explica el vigor extraórdinario de la reacción de los suecos y su gobierno contra el golpe militar en Chile en septiembre de 1973. Revela una encuesta tomada un año después con una muestra de 2800 personas, de entre 16 y 70 años, que no menos del 88% se acordaba de que Allende había sido derrocado del poder en Chile (en parangón, el 72% recordaban el nombre del Secretario General de la ONU). Todos los partidos políticos (con cierta excepción del partido conservador) se apuraron a condenar el nuevo régimen chileno. Dentro de un par de años después del golpe, Suecia había recibido más de 2000 refugiados de Chile (la mitad chilenos, el resto otros latinoamericanos que habían residido allí).

Detrás del cambio radical de la imagen sueca de la América Latina desde los años 1950 y la expansión del interés por el continente había, sin duda, muchos factores. Debemos relacionado, en primer lugar, con el cese de la Guerra Fría (después de su culminación en la crisis en torno a los cohetes soviéticos en Cuba en 1962) y la formación de una nueva imagen mucho más crítica de los EE.UU. en Suecia, proceso acelerado en conexión con la Guerra de Vietnam. No se debe tampoco olvidar, en este contexto, el impacto negativo de la intervención armada de los EE.UU. en la República Dominicana en 1965.

Otros factores hay que buscarlos en el campo de la política interna. Bajo la dirección de Olof Palme, Primer Ministro entre 1971 y 1976, el Partido Socialdemócrata experimentó una radicalización parcial, especialmente notable en su actitud hacia los problemas internacionales. En el nivel de las secciones juveniles de los diversos partidos (salvo los conservadores) se produjo una verdadera competencia para captar las preocupaciones e ideas nuevas de la juventud. Bajo estas circunstancias iba a ser cada vez más fortalecida

la concepción general de América Latina como un continente de represión reaccionaria. El contraste con la Cuba de Pidel Castro sería cada vez más acentuado, no obstante la existencia de críticas parciales (desde la derecha pero también, a veces, desde la izquierda) del sistema cubano.

En 1976, una coalición de los partidos «burgueses» (del Centro, Liberal y Moderado = Conservador) llegaron al poder. En líneas generales, su política extranjera seguiría siendo la misma aunque, como veremos, habría, en ciertos casos, una reanudación del debate relativo a América Latina. Pero, lo mismo que después de la Depresión del año 30, el interés por el Tercer Mundo, enfocado en una situación económica interna bastante difícil, tiende actualmente a decrecer. Se debe tener en cuenta, en todo caso, que sigue tratándose de un nivel mucho más alto que en el pasado.

En el curso de las décadas de Post-Guerra, el conocimiento del español (pero, apenas, el del portugués) ha experimentado una expansión en Suecia. De esta manera, para, al menos, una pequeña minoría de los suecos, se ha abierto la posibilidad de un contacto directo con el pensamiento latinoamericano. En el nivel más popular, el inglés, aprendido actualmente, en cierto grado, por todos los jóvenes suecos, ha ayudado a superar el aislamiento lingüístico. Por otra parte, la enseñanza de otros idiomas extranjeros en el nivel de los liceos parece haber declinado. Por eso, la ignorancia del francés y del alemán de la gran mayoría de los estudiantes universitarios, durante los años 60 y 70, les hizo depender, en gran medida, de informaciones norteamericanas, aún para su lucha contra «el imperialismo yankee», cosa paradójica.

El número de suecos que han podido visitar América Latina ha crecido, de manera notable, en el curso de las últimas décadas. Ya no se trata de hombres de negocios o ingenieros con uno que otro turista acomodado. Bajo los auspicios de la Asociación Sueco-Cubana no menos de 700 suecos visitaron el país en cuestión entre 1968 y 1974. Un grupo de voluntarios que desean entrenarse para la asistencia técnica (UBV) envió un centenar de jóvenes a Sudamérica en el mismo lapso. Después de su regreso semejantes suecos han tomado, muchas veces, parte activa en la labor informativa.

En términos generales, la tarea informativa acerca de América Latina ha sido promovida por centros institucionales lo mismo que por asociaciones particulares. El Instituto Iberoamericano de Gotemburgo fue fundado ya en 1939, el de Estocolmo en 1951. Ambos centros sufrieron un período de declive y de graves problemas financieros durante los años 1960. Luego han sido fortalecidos, ya con carácter de instituciones estatales. La Agencia Sueca para la Asistencia Técnica (SIDA) también ha llevado a cabo una labor informativa acerca del Tercer Mundo en su conjunto. Incluso ha apoyado económicamente a un número de asociaciones particulares dedicadas a la divulgación de conocimientos y la formación de opiniones acerca de los problemas del Tercer Mundo. Algunas de estas asociaciones habían sido formadas con el propósito de expresar la solidaridad con la Cuba de Castro o con la Unidad Popular, otras se especializaban en el problema de los indígenas o el de los prisioneros políticos (la sección sueca de la Amnesty International con sus grupos locales).

Han sido pocos y, por lo general, no muy notables los periodistas de los diarios principales y de la radio suecos, situados de manera regular en América Latina. La agencia central de información en Suecia (TT) la cual proporciona material corriente a la prensa y a la Radio (Televisión depende, a su vez, de agencias internacionales para la mayor parte de su material. En 1967, el 63% de las noticias de la TT procedía de Reuter, el 28 de la agencia francesa AFP. El cambio en la actitud hacia América Latina, se ha realizado más bien en los artículos de fondo, escritos por los dirigentes periodísticos en Suecia. En la Televisión, los documentales han jugado, sin duda, un papel muy importante no sólo como medio informativo sino también para formar opiniones ya que apelan directamente a las emociones. Resulta menos controvertible este nuevo medio (al igual que las películas mostradas en los cines) en presentar el paisaje, la flora y fauna, los habitantes de un mundo lejano muy de cerca aunque esta intimidad como tal no deje de ser engañosa.

Período 1900 en adelante: Aspectos económicos. Al comienzo del siglo XX ya se habían formado, dentro del marco de la

industrialización sueca, varias grandes empresas especializadas muy pujantes y deseosas de exportar sus productos de calidad. Nos referimos, por ejemplo, a las desnatadoras de leche, teléfonos, faros, rodeamientos de bolas, armamentos, y fósforos producidos por estas empresas.

Al mismo tiempo, con el desarrollo económico ya realizado, sectores mucho más amplios de la población sueca podrían ahora ser contados como consumidores de artículos latinoamericanos como azúcar, café, cacao, bananas y gasolina.

El inicio del tráfico marítimo regular entre Suecia y el Rio de la Plata en 1904, gracias a la iniciativa del armador Axel Johnson, iba a facilitar y extender, en alto grado, el intercambio comercial. A partir de 1909, la «Johnson Line» extendió su tráfico al Brasil también, mientras, en 1912, otra compañía naviera abriera una línea directa a México.

Durante los años 1920, el empuje de las empresas suecas fue especialmente notable en América Latina. Varias de ellas contrataban directamente con los gobiernos. Como lo muestra el importante estudio de Harald Runblom, esto, quizás de modo inevitable, llevaba consigo prácticas de corrupción que debían existir en la imagen «interna» de los hombres de negocios suecos aunque nunca, como es natural, en la «externa». En 1927, una misión comercial oficial sueca hizo una jira por América Latina.

Como resultado de esta misión, un libro atinente de uno de los participantes salió en 1929, el estudio de otro en 1930. Son significativas las fechas. Las aseguraciones del primer autor, Erik Nylander, sobre la estabilidad de los países latinoamericanos y las ganancias del comercio y de las inversiones en ellos, sonarían cruelmente irónicos después del colapso de Wall Street a fines de Octubre de 1929. El autor del segundo, libro, Nils Wohlin, tuvo tiempo de anotar, en su prefacio que, desde luego, había habido crisis económica y caídas de gobiernos en muchas partes, pero afirmó que se trataba de algo pasajero. La modernización estaba en marcha,

gracias, sobre todo, a las imponentes contribuciones realizadas en América Latina por representantes de la «raza anglosajona»!

El nuevo optimismo en Suecia acerca de América Latina desde fines de la Segunda Guerra Mundial era de origen comercial. Por cierto, en 1946, debido a la situación anormal en Europa, no menos del 16,7% de las importaciones suecas procedian de América Latina adonde fueron destinadas el 13,5% de sus exportaciones.

Los suecos habían notado ya, con sentimientos algo mixtos, la expansión industrial en los países principales de América Latina a partir de la Depresión. No se había calculado, sin embargo, con el estancamiento económico de Argentina, el mercado más importante, a partir de los últimos años del régimen de Perón. Hubó también un número de otros factores adversos que forzaron una reórientación y reestructuración del comercio con América Latina, desde mediados de los años 50 hasta mediados de los 60. Mientras tanto, el inicio de la integración económica en América Latina (a partir de la fundación de ALALC en 1961) y de la Alianza para el Progreso fueron observados con un interés bastante cauteloso por parte sueca.

Desde mediados de la década de 1960, América Latina absorbe entre el 3,5 y 4,5% de las exportaciones suecas, es decir, un porcentaje mucho más grande que el del Africa o del Asia. Lo más característico del período ha sido, sin embargo, como mencionamos ya, el fuerte incremento de las inversiones productivas a partir de 1965. También llama la atención la parte activa tomada por intereses suecos en el establecimiento de una gran empresa financiera internacional para el desarrollo en América Latina (ADELA). En 1977, intereses económicos suecos, con la ayuda del nuevo gobierno «burgués» lograron la adhesión de Suecia, como miembro, al Banco Interamericano del Desarrollo.

La potencialidad económica de la América Latina del siglo XX ha captado la imaginación de muchos hombres de negocios y técnicos suecos, no pocos de ellos de gran genio. El continente figuró, de manera conspicuo, en los sueños de un Ivar Kreuger, el creador del imperio de los fósforos quien se suicidó en 1932, de Axel Wenner Gren, también un genio aventurero, y de Marcus Wallenberg, el hombre detrás de la formación de ADELA. En cierto modo, después

de tantas desilusiones, en el día de hoy se ha alcanzado un nivel de participación sueca en el comercio y la vida económica de América Latina que se acerca a las esperanzas optimistas del pasado.

A pesar de todo, ya no es una figuración compartida con complacencia por todo el mundo en Suecia, tal como lo era siempre en otro tiempo. Para muchos jóvenes suecos, los avances de nuestras empresas en América Latina significa una participación en un proceso de «explotación» que se esfuerzan a condenar en colores muy vivos. Al mismo tiempo, algunas empresas suecas iban a descubrir que el comercio con la Cuba de Castro podría llegar a ser un negocio ventajoso.

Período 1900 en adelante: Aspectos políticos. Al comienzo del siglo, se prestaba muy poca atención a los aspectos

políticos del escenario latinoamericano. La gente más informada se daría cuenta, sin embargo, de la estabilización que tenía lugar en los países de mayor interés, salvo México que no la alcanzaría sino hacia 1930. Como lo observa también el autor de un manual sobre América Latina aparecido en 1923, el desdén tradicional europeo por la política violenta de América Latina, debía de ser modificado después de todo lo horroroso que acaba de suceder en la misma Europa.

Al mismo tiempo, la imagen popular seguiría siendo la de las «republiquetas de bananas», con sus revueltas sin cesar. Esto tuvo una expresión juguetona en una novela que sería muy popular, de Gustaf Jansson, El asunto Costa Negra, dada a la luz en 1910. Es un género que ha continuado existiendo, por lo general en forma de novelas de bolsillo traducidas, de ínfima calidad, y en los folletines de Tintín.

A partir de los años 50, mis propios esfuerzos han tenido por objeto difundir una concepción más matizada de la realidad política latinoamericana al introducir la perspectiva histórica, hasta entonces casi ignorada. A los pocos latinoamericanistas activos en aquel entonces nos guiaban los valores de la democracia reformista. Personajes como Víctor Raúl Haya de la Torre, Alberto Lleras y José

Figueres aparecían, en aquella, época, como portavoces de una Latinoamérica mejor.

Es interesante notar que ya en 1954, Artur Lundkvist, destacado autor y poeta socialista, con gran interés por América Latina, publicó una novela sobre el mismo tema de «Costa Negra», superficialmente hablando, pero profundamente distinta. La revolución de Darunga es una visión profética de la cubana, que tendría lugar cinco años después, una revolución desde abajo, una revolución para acabar con las revolucioncitas estériles.

«Desde arriba no nos viene nada. Desde abajo viene todo lo que crece, que nutre y mantiene: gente y cosechas, fuego y pan. Desde abajo hacia arriba, desde abajo hacia arriba, es la dirección permanente del movimiento».

Anticipada por la imagen romántica de los «barbudos» de Sierra Maestra, la Revolución cubana tendría pronto una hueste de jóvenes admiradores suecos, al mismo tiempo que los diarios se mostraban, al comienzo, bastanté cautelosos y escépticos frente al fenómeno castrista. Los muchos libros que se publicarían sobre Cuba, originales, serían en su gran mayoría apologéticos o, al menos esencialmente, favorables. Al andar los años, iban a oírse, también, unas que otras voces críticas, a veces alzados desde otras posiciones socialistas, entre las cuales destaca un esbozo interpretativo de Gunnar Adler-Karlsson. La noción crítica del papel de los EE.UU. como enemigo implacable de Cuba sería reforzada en conexión con la guerra del Vietnam y la intervención en la República Dominicana.

Cuba iba a recibir asistencia técnica sueca a partir de 1969/70 y el intercambio económico y cultural con la isla ha ido aumentando. En 1975, Olof Palme realizó un viaje oficial a Cuba para manifestar la simpatía sueca por una revolución «progresista». Empero merece notarse que también incluyó a México y Venezuela en su jira, económicamente importantes los dos para Suecia y el segundo notablemente exitoso en su adhesión al sistema parlamentario demócrata. En conexión con la llegada de los partidos «burgueses» al poder en Suecia en 1976 el programa de asistencia técnica a Cuba ha sufrido cierta reducción y ha sido criticado, al menos, por portavoces del partido conservador.

Había sido lenta la dilucidación en el extranjero de los factores específicos que habían motivado la erupción revolucionaria precisamente en Cuba, el comprender que no la miseria como tal, sino más bien un nivel relativamente alto de desarrollo frustrado tendría efecto revolucionario.

Por lo tanto, es natural que la opinión juvenil sueca esperaría que las guerrillas en los países andinos a mediados de los años 60 saldrían victoriosas en virtud de la misma miseria que allí existía. Otros se confiaban más bien en el «foquismo» de «Che» Guevara. Después del fracaso de éste y la aparición de las guerrillas urbanas, bastante más exitosas, al menos momentáneamente, que las rurales, resultaría necesaria una reexaminación del tema de la Revolución, puesta en la pantalla como medida imprescindible por Sven Lindqvist y otros más.

No obstante, como hemos destacado ya, alrededor de 1970, «reformistas» y «revolucionarios» todos se declaraban en favor del programa de la Unidad Popular chilena para expresar su aborrecimiento frente al golpe sangriento de 1973. Luego, la aparente unidad de este «frente» sería de hecho disuelta, sin embargo, de acuerdo con los diversos componentes ideológicos.

En cuanto a la imagen actual de la América Latina en Suecia, no cabe duda de que existe un consenso casi completo entre la gente en contra del carácter represivo de los regímenes autoritarios de la mayoría de los países latinoamericanos, con sus torturas, persecuciones contra disidentes, su militarismo institucionalizado y sus políticas económicas llevadas a cabo sin atención a las necesidades básicas de las masas.

Este consenso no comprende la selección de medios para conseguir una situación mejor, sin embargo, tampoco una visión común de cómo debería construirse una sociedad más justa y decente. Tampoco se trata simplemente de una visión «socialista» y otra «burguesa». Hasta el ala extrema dé la izquierda sueca está profundamente fragmentada al respecto.

Al mismo tiempo, es evidente que la actitud general en Suecia hacia los EE.UU. ha llegado a ser menos crítica después del cese de la Guerra de Vietnam y la llegada al poder del Presidente Carter en 1977.

Es en este contexto que hay que ubicar una serie de sucesos conflictivos recientes relacionados con América Latina. Pensamos, por ejemplo, en la participación de un equipo chileno en el Davis Cup de 1975, celebrado en Bastad, un lugar del sur de Suecia. Con este motivo, los socialdemócratas optaron por una demostración contra el régimen chileno en general, sin oponerse al evento deportivo como tal, mientras el llamado Comité de Chile organizaría otra demostración masiva para expresar su denuncia categórica de la participación chilena.

En 1976, el economista estadounidense, Milton Friedman, recibió de la Academia de Ciencias de Suecia, el Premio Nobel de Economía, recientemente inaugurado. Con este motivo, estallaría un debate violento, sobre todo en la prensa, en cuanto al posible papel de Friedman como consejero económico de la Junta chilena e inspirador de su política económica. Los ataques más violentos estaban a cargo del Comité de Chile pero incluso algunos economistas se mostraban muy críticos con respecto al Premio.

En 1977, el parlamento sueco decidió, por un margen muy pequeño, que Suecia entraría como miembro en el Banco Interamericano del Desarrollo. La medida fue precedida por un debate extraordinariamente vivo y extendido. Nunca antes, un asunto relacionado con América Latina parece haber tenido semejante importancia en la vida política sueca. Por un lado, se subrayaba la conveniencia económica y para el empleo de la adhesión, por el otro se alegaba que el Banco seguía una política favorable a los regímenes autoritarios latinoamericanos y que las ventajas económicas esperadas eran insignificantes o ilusorias. La decisión se tomó de acuerdo con la línea entre partidos «socialistas» y «burgueses» (con algunas excepciones) pero es obvio que se trataría en el fondo de un conflicto mucho más intrincado, entre objetivos de índole moral y de índole económica.

Período 1900 en adelante: Aspectos socio-raciales. En un libro de viaje sobre Cuba y Guatemala con el título apropiado de

Café, azúcar y bananas, el conocido periodista Helmer Key, en

1928, expresó la postura racista tan característica del Mundo Occidental de la entrada del siglo. «La raza blanca tiene que seguir formando la clase dominante en los trópicos [...] La gente de color o seudo-color» tienen que realizar la labor manual reservándose para los blancos la función de «supervisores y controlores». No extraña que al autor le gustasen las plantaciones de la United Fruit.

Al mismo tiempo, la tolerancia racial ha formado generalmente un elemento de la imagen sueca sobre la sociedad latinoamericana. Fue expresado, de manera especialmente explícita esto en el libro del exilado autor judío Stefan Zweig sobre el Brasil, aparecido en versión sueca en 1941. Aunque nunca traducido al sueco, la obra genial de Gilberto Freyre, Casa grande e Senzala, también influiría sobre la imagen tenida al respecto en Suecia.

Es interesante notar, sin embargo, que semejante idealización de las relaciones interétnicas del Brasil fue desafiada ya en 1950 por el autor de un pequeño libro de viaje excepcionalmente perspicaz, el politólogo y periodista Herbert Tingsten.

Con la aparición de la edición sueca del diario de Carolina María de Jesús en 1962 ya habia munición para una interpretación muy negativa de la existencia de las capas de piel oscura en el medio urbano brasileño. La misería en las barriadas latinoamericanas, de fácil acceso, sería pronto un tema favorito de los reportajes periodísticos. También se concretizaría por medio de los libros traducidos al sueco de Oscar Lewis. Más tarde, no pocos voluntarios y becarios de la SIDA han estudiado más a fondo los problemas de las barriadas, en Recife, Lima, Bogotá... y han salido varias contribuciones interesantes debidas a ellos.

Sobre todo gracias a Sven Lindqvist, la perspectiva se alargaría también para abarcar las condiciones sociales en el campo, cuna incluso de la misería urbana. En su obra, Tierra y poder en Sudamérica, publicada en 1973-74, hizo una presentación muy sólida y perspicaz de los problemas del agro.

Al mismo tiempo, la visión crítica de Lindqvist del papel desempeñado en favor del status quo, no sólo por las élites sino también por la mayor parte de las capas medias latinoamericanas, socavaría las bases de la opinión reformista liberal.

Más recientemente, los cambios estructurales introducidos por el régimen militar peruano parecían ofrecer (hasta mediados de los años 70, al menos) una alternativa viable y el Perú logró atraer la atención de varios suecos interesados por América Latina aunque por lo demás desilusionados.

La cuestión indigena ha constituído un tema de interés especialmente grande por parte del público sueco. Los indios y su cultura fueron el objeto de numerosos libros de viajes y descripciones etnográficas popularizadas de alta calidad publicados en sueco durante las primeras décadas del siglo por estudiosos como Erland Nordenskiöld, el más destacado, Carl Skottsberg, Eric von Rosen y Gustaf Bolinder y, a mediados del siglo, Rolf Blomberg. Se notaba en ellos un afán de presentar al indígena no sólo como ser exótico, sino como ser profundamente humano.

Por lo tanto, el terreno estaba ya preparado para el surgimiento de un «indianismo», casi en forma de movimiento popular, en conexión con la revelación, en 1968, de las masacres de los selváticos que se habían efectuado, durante años anteriores, en el Brasil, en connivencia con el mismo «Serviço de Proteção aos Indios». Fue un joven antropólogo, Lars Persson, quien supo mobilizar la opinión sueca en esta campaña popular. Se realizaría, sin embargo, en violenta polémica con los misioneros suecos, igualmente interesados en salvar a los indios, pero partidarios de la forma de integración cultural implicada en la labor misionera como tal.

El debate en cuestión sufriría, sin embargo, bastante confusión y muchos malentendidos, por ignorar muchos de los interesados la distinción crucial entre indígenas serranos y selváticos y otros hechos esenciales. Por eso, el Instituto de Estudios Latinoamericanos de Estocolmo, eligió el tema para una campaña informativa iniciada en 1973.

El grado de atención popular prestado en Suecia, o Escandinavia quizás, a la cuestión indígena latinoamericana, por parte de los elementos más diversos de la población, probablemente no tiene paralelo en país europeo alguno. Refleja un concepto extremadamente alto del valor de la vida humana. Al mismo tiempo se nota, inevitablemente, en el nivel popular, también la persistencia de la vieja noción del

«buen salvaje». Más recientemente, ha llegado a ser ligada la preocupación por el destino de los indígenas con otra más vasta, la preocupación por la preservación del ambiente natural.

Período 1900 en adelante: Aspectos culturales. Con pocas excepciones, Rubén Darío y otros genios, representantes

destacados de la cultura latinoamericana de comienzos del siglo pasaron desapercebidos en Suecia, cuya Academia Nacional de Bellas Letras había asumido, a partir de 1901, el ambicioso papel de distinguir a los literatos más destacados del mundo con el Premio Nobel.

El interés por la literatura latinoamericana surgiría más bien como secuela de fenómenos de otra orden. El otorgamiento del Premio Nobel a Gabriela Mistral, en 1945, se sitúa, sin duda en un momento de entusiasmo general por América Latina y se explica, además, por las interpretaciones realmente geniales del poeta sueco, Hjalmar Gullberg.

Por otra parte, el Premio a Miguel Asturias en 1967 y a Pablo Neruda en 1971 se concederían a autores que ya eran conocidos y apreciados por grupos bastante numerosos de lectores suecos. Quien sobre todo realizó una obra encomiable como comentarista y traductor a fin de familiarizar al público sueco con los grandes autores y poetas de América Latina ha sido Artur Lundkvist, miembro el mismo de la Academia. En la actualidad, por ejemplo, Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, aparece para los lectores suecos como otra prueba de la universalidad de la fuerza creativa de un autor latinoamericano. En cambio, otro gran autor, Jorge Luis Borges, parece ser conocido y apreciado por un grupo muy pequeño solamente.

Merece mencionarse, además, que existe un libro de bolsillo valioso y original de un académico sueco, Bertil Malmberg, que ofrece un enfoque lingüístico a la cultura hispanoamericana, publicado en 1966.

Si el interés sueco por la literatura latinoamericana es un fenómeno reciente, los aspectos musicales y artísticos de la imagen sueca sobre América Latina tienen más raigambre. Lo que sobre todo proporciona nuestra imagen musical sobre América Latina son algunas canciones creadas por un sueco, Evert Taube, maestro del género muy nórdico de baladas. Son frutos de su juventud como marinero y peón a caballo en las Pampas en la década de 1910. Presenta un romanticismo dotado de genio poético y a la vez de sentido del humor. Logra convertir a la prostituta de La Habana y la chica de la pulpería de Samborombón en símbolos perdurables de amor y de alegría.

Por lo demás, toda la cadena de bailes latinoamericanos, desde el tango, la rumba y el chachachá, han triunfado, uno tras otro, en Suecia como en otras partes del mundo. En tiempos más recientes, se han agregado a estas expresiones musicales, parte del rico acervo folklórico latinoamericano (paraguayo, andino) y las canciones de protesta social.

En su lucha contra la comercialización de la cultura musical y el «imperialismo cultural», un grupo de musicólogos suecos, de la generación joven, han llegado a ensalzar, por ejemplo, la obra musical de los chilenos Víctor Jara y Violeta Parra. Han sido convertidos los dos músicos (víctimas de la represión en su país) en símbolos por el afán de estos suecos de hacer más «progresista» la vida musical de Suecia.

La dimensión artística de América Latina pasó inadvertida, prácticamente, durante las primeras décadas del siglo. A fines de los años 1930, sin embargo, un refinado artista sueco, Nils Dardel, hizo un viaje a México y Guatemala y descubrió y logró captar, de manera admirable, la belleza del hombre indio y mestizo. Muy divulgados sus dibujos reproducidos, integrarían para muchos suecos su imagen sobre América Latina.

Después de la Segunda Guerra Mundial, las propias expresiones artísticas de América Latina no tardarían a imponerse en el ambiente cultural sueco. Para comenzar, se celebraría en 1946 una ambiciosa Exposición Iberoamericana en Estocolmo. Luego, la gran Exhibición de Arte Mexicano allí mismo, en 1952, tendría un impacto

extraordinario, sobre todo su sección de arte pre-hispánico. Sería seguida, en los años 60, por exhibiciones en escala algo menor sobre las culturas del Perú pre-hispánico y de los mayas. Si resultaría incalculable la influencia del arte africano sobre toda la creación artística del mundo occidental después de la Primera Guerra Mundial, es obvio, desde la perspectiva sueca, que el arte precolumbino ha tenido también una influencia apreciable durante la segunda mitad del siglo.

Lo mismo que en el campo literario, el arte latinoamericano contemporáneo ha evocado simpatía especial en la medida que ha logrado expresar, de manera elocuente, la protesta social.

Hasta tiempos recientes, la dimensión cinematográfica de la realidad latinoamericana quedó prácticamente ignorada en Suecia porque las pocas películas traídas de América Latina, cualquier que fuese su calidad, no atrajeron público. En cambio, Paul Muni como Juárez, Marlon Brando como Zapata, la producción francesa de Orfeu Negro, probablemente influenciarían la imagen popular de la América Latina. Tampoco puede ser descontado el impacto de la película de Walt Disney, Saludos amigos, producida para divulgar el concepto de la «Política del Buen Vecino».

Durante la última década, se ha formado un grupo de jóvenes intelectuales, de tipo parecido al de musicólogos, quienes buscan inspiración ideológica y artística en las creaciones cinematográficas radicales latinoamericanas (fuera de Cuba, por lo general, cinema de faim). Enfrentados con el grave problema de distribución comercial de semejantes películas establecieron su propio centro de distribución. También han tenido bastante éxito en hacer divulgar películas como La hora de los hornos (1968) de Fernando Solanas por medio de la televisión nacional. Por parte de los jóvenes radicales, la Cinema Novo brasileño, las películas bolivianas del grupo Ukamau y los del colombiano Carlos Alvarez han recibido todos atención.

Finalmente merece indicarse que, en 1977, se presentó una película comercial sueca que, en efecto, ha contribuido a la divulgación de la misma imagen que estas creaciones latinoamericanas pero adaptándose mejor al público general. Nos referimos a El encargo

(Uppdraget), filmación de una. novela de Pär Wahlöö por Lars Arehn, presentación excelente de los problemas de conciencia de un experto internacional (sueco) ante la lucha desesperada de un grupo revolucionario latinoamericano contra represión del tipo chileno.

Período 1900 en adelante: Libros de ensenanza. En el nivel de liceo, los textos de geografía seguían siendo, por mucho

tiempo, en el siglo XX, los mismos que a fines del siglo anterior, aunque continuamente revisados. El elemento ilustrativo se pone, para comenzar, menos imaginativo al ser reemplazados los grabados por fotografías oscuras y muchas veces aburridas.

La distancia usual entre texto y situación actual se reduce paulatinamente. En 1928, un texto observa que los EE.UU. están amenazando a Europa con respecto al aprovechamiento de las materias primas latinoamericanas. Otro texto de 1930, subraya que los países ABC recogen la mayor parte de lo que posee el continente de «verdadera importancia mundial». Se nota el racismo inveterado al observarse que esto incluiría el hecho de poseer dichos países el 90% de la población «blanca» del continente!

En los años 60 y 70, por fin, aparecen textos de geografía más estimulantes, con ilustraciones excelentes, en parte en color y referencias dispersas, entre los nombres y datos básicos, a problemas y condiciones sociales, necesariamente algo subjetivas. Los textos de historia contendrán por igual relatos breves dedicados a la historia latinoamericana como tal, en lugar del padrón anterior con sólo dos referencias exiguas al Descubrimiento y Conquista, primero, a la Emancipación, luego. Esta, a menudo, fue presentada como consecuencia de la Doctrina Monroe y la política de George Canning, no más.

En el nivel de la folkskola, las páginas dedicadas a América Latina forzosamente seguían siendo pocas. No obstante, de uno de estos textos de los años 20, resultaba manifiesto que el trabajo manual era la tarea sólo de negros, indios y gente de mezcla. Observaba, al mismo tiempo, que para los emigrantes italianos, la Argentina era lo

mismo que los EE.UU. para los suecos, «el país grande y rico al Oeste».

Otro texto de 1958, resulta, al efecto aún más árido. Gracias a fotografías buenas puede, no obstante, proporcionar, al menos una idea concreta del mestizaje.

Con la introducción de la grundskola en 1962, el material informativo, para todo el alumnado se ha ampliado y mejorado considerablemente. Medios audiovisuales se usan cada vez más para hacer la presentación más viva.

Período 1900 en adelante: Literatura para la juventud. En el curso del siglo XX, la producción de libros para jóvenes y niños

crecería con mucha rapidez. América Latina formaría el escenario de entre el 3 y el 5% de ellos, es decir, mucho menos que América del Norte, pero lo mismo que Africa y más que Asia.

Una editorial especializada en libros juveniles había sacado, en 1950, un total de 726 títulos de esta índole. De ellos unos treinta versaban sobre América Latina. Casi todos, sin embargo, habían sido «fabricados» por dos autores, no más, Gustaf Bolinder, antropólogo y explorador, y su esposa Ester. Se trataba, por lo general, de las aventuras de algún muchacho o muchacha de Suecia entre los indios de Colombia o del Perú. A menudo sus amigos eran indígenas lo mismo que uno que otro «criollo». La imagen presentada de América Latina era suavemente exótica. Lo mismo vale decir de los libros de Gustaf Bolinder para lectores más jóvenes en los cuales el protagonista era un mono, una llama o un jaguar, dotados de razonamientos muy humanos.

El gran cambio ocurrido en la actitud sueca hacia América Latina durante los años 60, no tardaría en reflejarse incluso en los libros para la juventud. Un autor de promoción socialista, Sven Wernström, produciría toda una serie de libros con motivos mexicanos, cubanos y guatemaltecos de tendencia política cada vez más radical. Los protagonistas principales eran generalmente latinoamericanos pobres. En un caso, por excepción, se trata de un sueco quien (a diferencia de

sus compañeros de la época de los Bolinder) no tardaría en descubrir la misería y la explotación del lugar.

Al componer un librito para niños más pequeños, otro autor optó por tomar como tema el destino de un nene de algún país andino, pero adoptado por una pareja sueca ya que los padres pobres no podían mantenerlo.

Evidentemente, un vínculo, de uno u otro tipo, entre el ambiente conocido por el lector juvenil sueco y el mundo latinoamericano ajeno debe de facilitar considerablemente la compresión y la identificación humana.

Explicaciones. XEO = forma de transmisión de información verbal escrita en idioma original XOT = forma de transmisión de información verbal escrita en traducción XER = forma de transmisión de información verbal recreada XO = forma de transmisión de información verbal oral Y = forma de transmisión de información visual ZO = forma de transmisión de información musical original ZR = forma de transmisión de información musical recreada Categorías socio-económicas. I = clase alta II = clase media alta III = clase media baja IV = clase obrera MOMENTO HISTORICO I.

Años 1820

Suecia: país agrario pobre aunque exportador de hierro

Población total 2.6 millones Menos de 10% urbana

Posibles consumidores de información sobre América Latina: No más de 50 000

Monarquía constitucional: liberalismo incipiente

XEO = Nada XOT = Nada XER = Sobre todo, autores

franceses o alemanes traducidos al sueco.

Grado de penetración:

1. Descripciones de viaje, etc. relativamente numerosas

I – II

2. Publicidad en la prensa bastante frecuente

I – II

XO = = Del puñado de emigrantes y viajeros a AL, a menudo «ovejas negras» de la clase alta, pocos regresaron (ni escribieron). Visitantes latinoamericanos lucen por su ausencia.

A. Fuerzas motrices detrás de la formación de la imagen Esperanzas comerciales (nuevos mercados para el hierro); mercado de libros sobre países exóticos B. Características Rasgos exóticos; estereotípicos sobre

Y = Unos pocos grabados en los libros

ZO = Nada ZR = Nada

despotismo y clericalismo hispánico confirmados desde el punto de vista liberal C. Importancia relativa Dentro de un marco muy parroquial considerable tratándosede una región lejana. Impacto sobre romanticismo cultural muy inferior, sin embargo, al impacto ejercido por el área del Mediterráneo o Asia.

MOMENTO HISTORICO II.

Alrededor de 1900

Suecia: país en proceso de industrialización vigorosa; polarización socio-política

Población total 5 millones. El 22% urbana.

Posibles consumidores de información sobre AL: Apenas más de medio millón

XEO = Prácticamente nada XOT = Prácticamente nada XER = Más bien trabajos

traducidos pero uno que otro original sueco

A. Fuerzas motrices Esperanzas comerciales en conexión con la formación de empresas industriales para la exportación; «Johnson Line»(1904)

1. Descripciones de viaje, estudios etnográficos

Grado de penetración: I - II

2. Textos escolares, literatura para la juventud

I – II o III B. Características Estabilización en AL parece prometedora; exotismo relacionado con el indio

3. Propaganda de emigración

III-IV en nivel local

XO = Emigrantes populares regresados. Por lo demás muy pocos contactos en nivel personal

III-IV en nivel local

C. Importancia relativa Muchísimo menor que por los EE.UU. y también mucho menor que la del Africa (misión) y Asia (S. Hedin).

Y = Lustraciones de libros, fotografías a menudo mal reproducidas

ZO = Nada. El tango no aparecería sino a partir de 1910

ZR = Fuera de alguna canción de emigrantes o marineros, nada

MOMENTO HISTORICO III

Años 1970

Suecia: país de industrialización avanzada, altamente urbanizada con nivel de vida muy alta, contrastes de ingresos netos bastante pequeños

Población total: 8,3 millones. % de niños bajo, % de ancianos alto. Inmigración

Posibles consumidores de informaciones sobre AL: Toda la población desde edad escolar Todos tienen TV.

XEO = Absorbido por grupo estudiantil o aficionado pequeño

Grado de penetración ya no claramente relacionado con grupos I-IV.

XOT = Relativamente extensa: libros literarios (Premios Nobel, etc.), de política

Estudiantes radicales suelen proceder de los I-II pero también los hay de IV. Lo más obvio que XER: 3-4, XO:1, YR y ZR (sobre todo) penetran toda la escala

Fuerzas motrices: Interjuego de tendencias en parte opuestas: inversiones de las empresas suecas; radicalismo estu-diantil e intelectual, reflejado en el interés comercial de editoriales,. etc.

XER = Numerosa ya con equilibrio entre traducciones (del inglés, etc.) y trabajos originales 1. Libros de viaje, etc. 2. Libros y artículos de revistas sobre política, historia, problemas sociales, etc. 3. Libros escolares de alta calidad 4. Reportajes en la prensa

Características: Papel cada vez mayor de XO, Y, Z. Enfasis en lo problemático y sombrió de AL, visión más o menos radical de posibles soluciones. Pero también persiste algo de la visión romántica anterior. Importancia relativa Considerable: a menudo más libros sobre AL que sobre los EE.UU.-Canadá. Interés también algo mayor que sobre Africa y Asia (después de la Guerra de Vietnam)

XO = 1. Información oral por la Radio, TV

2. Información oral recogida por suecos en AL (bastante pocos aún) y sobre todo en contacto con varios miles de latinoamericanos en Suecia (desde 1973)

YO = Películas originales por lo general sólo llegan a público pequeño ya muy interesado aunque a veces por la TV

YR = Películas sobre AL, su naturaleza, folklore y en algún caso sobre su política tienen más

divulgación ZO = Música de baile,

aún folklórica tienen gran difusión

ZR = La de Evert Taube muy arraigada

Análisis final. Como punto de partida para nuestro análisis podemos tomar la

FIGURA. (pág. 34)1 que representa el proceso de creación de la imagen sobre América Latina en Suecia en la actualidad. Evidentemente, es muy poco de las expresiones originales latinoamericanas que pasa las barreras formadas por el desconocimiento ligüístico y por el proceso de selección. Este proceso, a su vez, está determinado, sobre todo, por factores de, índole comercial y política.

Por otra parte, a mayor distancia del objeto de la imagen tiene lugar otro proceso de mayor importancia. Se trata de la reinterpretación o recreación de América Latina por suecos y otros extranjeros. Esta reinterpretación podrá tomar la forma de reportajes lo mismo que de libros de enseñanza, películas y creaciones musicales. Se tratará de una información menos auténtica, pero adaptada a la receptividad del pueblo sueco.

Todo el material, tanto original como adaptado, trata de penetrar un, filtro constituido por el nivel educacional, la situación socio-económica y el grado de interés por el material sobre el mundo externo de las diversas capas («filtro socio-educacional» es la fórmula sencilla que hemos adoptado para una realidad muy compleja).

Parece que, por lo general, las corrientes originales no alcanzan sino las clases más educadas e interesadas, mientras que las recreaciones, a veces- en versiones secundarias, pueden ser capaces de penetrar muy

1 Pág. 267 en el original impreso

lejos por el «filtro» y en gran volumen. Lo ejemplificarían las canciones de Taube!

De acuerdo con el mismo esquema, la imagen de cada categoría socio-educacional será compuesta en proporciones distintas entre los componentes verbales, visuales y musicales lo mismo que entre versiones originales y reinterpretadas.

En la perspectiva histórica se nota que en el siglo XIX todo el material informativo procedente de América Latina, salvo uno que otro grabado, se reducía a la forma verbal de expresión y que se trataba de un volumen (incluso en términos relativos) infinitamente menor que en la actualidad. La barrera lingüística era también aún más rígida que en la segunda mitad del siglo XX. El criterio de selección tenía en los años 1810 y 20, su elemento de dirección política, pero era por lo demás formado por un interés comercial marginal, en particular un mercado de libros en escala muy pequeña.

De esta manera, sólo los grupos del nivel socio-educacional más alto recibían los elementos necesarios para formar una imagen más o menos coherente sobre el objeto en cuestión, América Latina.

La gran excepción fue la propaganda de emigración, la cual, debido al fuerte estímulo económico del país latinoamericano y, en especial, de los agentes suecos, lograría, en nivel local, un grado muy alto de penetración socio-educacional. Fue menos imponente, pero significativa la «contra-imagen» producida por el fracaso de la emigración.

El proceso de cambio que ha tenido lugar en el curso del siglo XX abarca muchas facetas. En primer lugar, se trata de un incremento y diversificación impresionantes del material informativo gracias, ante todo, a los nuevos medios de comunicación. En segundo lugar, se han ampliado las aberturas a través de las barreras selectivas.

Al mismo tiempo, la selección ha llegado a ser dirigida por fuerzas mucho más potentes y conscientes que también influyen poderosamente en la índole del material recreado. Se trata de fuerzas de mercado para todos los diversos medios de comunicación. Se trata asimismo de intereses y grupos que por razones de conveniencia material o afiliación político-ideológica o religiosa quieren promover

la formación de una u otra imagen sobre América Latina dentro del marco de una concepción más amplia.

Sin embargo, desde otro punto de vista, la imagen retiene un elemento grande de arbitrariedad. «América Latina» constituye, desde ya, un concepto poco satisfactorio, hasta artificial, que trata de cubrir una realidad especial sumamente heterogénea. Sólo la gente más entendida e interesada sería capaz o estaría dispuesta a hacer las distinciones requeridas.

En el caso de los comerciantes suecos de los años 1810, su figuración era, en la realidad, el Brasil. Asimismo fue en el caso de los emigrantes pobres de fines del siglo XIX y primeros años del XX. Durante la primera mitad de este siglo, la imagen sobre todo se relacionaba con los llamados países ABC, al parecer de mayor potencialidad. Durante la segunda mitad del siglo XX, en cambio, cuando «América Latina» ha llegado a ser un concepto usado con frecuencia, iba a cubrir, primero, Cuba, luego los países andinos. Al Brasil, a México y Argentina no les toca, de manera alguna, la proporción de nuestra imagen que les correspondería en términos de población, potencial político, económico y cultural dentro del escenario latinoamericano.

De manera parecida, la imagen se vincula de manera muy desigual con los diversos elementos humanos de la América Latina. Los indios han ocupado, desde comienzos del siglo, un lugar preferido. Así también los dictadores y generales. En tiempos más recientes se han juntado a ellos los guerrilleros, los habitantes de las barriadas y los elementos más ricos y, al contrario, más pobres del sector rural. Los sacerdotes rebeldes también recibieron atención. Por el otro lado, la figuración de las capas medias y de la mano de obra industrial en el medio urbano sigue siendo muy confusa y vaga, probablemente por resultar menos «exótica» y atractiva en términos emocionales.

La importancia relativa de la imagen sobre América Latina en Suecia ha variado fuertemente de acuerdo con las necesidades y preocupaciones del pueblo sueco. El carácter introspectivo de la sociedad sueca fue muy pronunciado durante la mayor parte del siglo XIX y, también, durante las décadas de 1930 y 50. En el siglo XIX, el marco cultural sueco era casi exclusivamente europeo. En el curso

del siglo XX, este marco llegó a ser, en cierto modo, global. Empero, entonces el espacio de la imagen sobre América Latina, se ha fijado en competencia incesante con las demás regiones del «Tercer Mundo».

En conexión, sobre todo, con el cambio radical de la imagen de América Latina en Suecia entre los años 1950 y 1970 se nos presenta un interrogante final: ¿en qué medida se debe, simplemente, a los cambios ocurridos en la América Latina, a su crisis estructural en lo económico, político y social, y en qué medida es, por el contrario, una función de los cambios que han tenido lugar en la misma Suecia?

Sin negar, claro está, la relevancia de aquel proceso para la nueva actitud, nos inclinamos a creer que los cambios internos nos ayudarían aún más a explicar la transformación de la imagen de América Latina en nuestro país.

Se trataría de muchos factores intrincados y de índole sutil. Ya nos hemos referido a algunos de ellos. En términos más generales, nos parece lícito subrayar las implicaciones del alcance excepcionalmente temprano de las metas básicas de la «sociedad del bienestar». En cierto modo dejaría un vacío ideológico que la generación joven, en su búsqueda de causas, trataría de llenar con aspiraciones externas. A la vez, en esta etapa, la miseria y el heroismo en los ambientes más lejanos (Vietnam, Cuba, Chile) serían cómodamente accesibles gracias a los medios de comunicación modernos, sobre todo la televisión.

Con todo, la nueva imagen de América Latina debida, sobre todo, a las generaciones jóvenes, ha resultado mucho menos controvertible de lo que se podría suponer. De acuerdo con un padrón característicamente sueco, hay una fuerte tendencia hacia el conformismo, hacia otro consenso al disolverse el consenso anterior. Funciona un mecanismo eficiente de cooptación blanda de los disidentes (denominado por un autor radical la «tolerancia represiva»). De esta manera, se establecerá con bastante facilidad otra imagen generalmente aceptada, en lo esencial.

Apéndice de referencias bibliográficas.

Sobre la imagen sueca de Norteamérica hay dos trabajos excelentes, Harald Elovson: Amerika i svensk litteratur 1750-1820. En studie i komparativ litteraturhistoria, Lund, 1930, y Nils Runeby: Dean nya världen och den gamla. Amerikabild och emigrationsuppfattning i Sverige, 1820-1860, Uppsala, 1969. Sobre los siglos XVI-XVIII véanse Fredi Chiappelli (ed.): First Images of America. The Impact of the New World on the Old, I-II, Berkeley, Calif., 1976; Hugh Honour: The New Golden Land. European Images of America From the Discoveries to the Present Time, New York, 1975. Ambos dedican atención también a América Latina. Para el papel de Francia, la obra clásica de Gilbert Chinard: L'Amérique et le rêve exotique dans la littérature française au XVIIe et au XVIIIe siècle, Paris, 1913, completado por Silvio Zavala: América en el espiritu francés, México, 1949. El libro sueco referido de 1809 era Spaniens och Portugalls Besittningar uti Södra Amerika, Linköping. Ya en 1808 apareció en Örebro la versión sueca de un resumen hecho por un francés de Voyage aux régions équinoxiales du Nouveau Continent de Alejandro V. Humboldt y A. Bonpland. Una antología de los viajes de Humboldt salió en 1836. La versión referida de la obra de Raynal era Amerikas revolution, Estocolmo. Véase Sven Ola Swärd: Latinamerika i svensk politik under 1810 och 1820-talen, Uppsala, 1949, págs. 37-41. El libro de De Pradt se llamaría Om Spanska koloniernas revolution och nuvarande frihetskrig, Estocolmo, 1818. Véase Swärd: op. cit., págs. 108-112. Véase también mi estudio de conjunto, Estudios y documentos suecos relativos al movimiento emancipador de Hispanoamérica, El Movimiento Emancipador de Hispanoamérica. Actas y ponencias, I, Academia Nacional de la Historia, Caracas, 1961, págs. 221-272. Es curioso notar que salieron en 1863 dos traducciones distintas (de A. G. Hellgren y de O. V. Ålund) de la primera obra de Prescott: Mexikos eröfring; Perus eröfring, trad. por A. Blomberg se publicaría en Uppsala en 1877/78. Sobre las relaciones históricas sueco-latinoamericanas véanse mi artículo Swedish Contributions to the Historical Bibliography of Latin America, «The Hispanic American Historical Review», XXXIV (1954), págs. 393-398 y las ediciones, Guía de fuentes para la historia de Ibero-América: Escandinavia, Archivo Nacional de Suecia, Estocolmo, 1968 y The Study of Latin American History and Society, in: Scandinavia. Reports, Instituto de Estudios Ibero-Americanos, Estocolmo, 1973.

Sobre el barco «asear», véase Axel Paulin: Oxehufvud-en svensk viking, Estocolmo, 1947; sobre «Eugenie», C. Skogman: Fregatten Eugenies resa omkring jorden åren 1851-53 under befal av C. A. Virgin, Estocolmo, 1854/55 y M. Morner: The Swedish Frigate Eugenie and the Flores Expedition Against Guayaquil, «Pacific Historical Review», XXXIV (1965), págs. 51-64; sobre «Vanadis» hay un relato simpático de un marinero, J. O. J. Humbla: Med fregatten Vanadis på världsomsegling 1883-85, Estocolmo, 1927. En cuanto al comercio con el Brasíl, C. Lengblom: Underrättelser samlade för dem som vilja drifva handel på Brasilien, Estocolmo, 1803; J. Lobo da Silveira: Kort beskrifning om Brasilien, Estocolmo, 1809; E. A. W. Zimmerman: Brasilien enligt nyaste och säkraste underrättelser, Jönköping, 1809. Además, Sward: op. cit., págs. 59-72. Del mismo Zimmerman era el pequeño opúsculo Guiana, Perú, Paraguay och Tukuman samt Deras Invånare efter de nyaste upptäckter, Estocolmo, 1819. El grabado de Basilio Huaylas, gigante del Perú debe de haber captado la imaginación de jóvenes lectores suecos. Desde Rio de Janeiro, el Gobierno de Suecia recibió noticias bastante detalladas durante los primeros años formativos del Gobierno portugués exilado en el Brasíl. Véase Correspondencia diplomática do Ministro da Suecia no Rio de Janeiro, 1806-11, «Revista do Instituto Historico e Geografico Brasileiro», vol. 276 (1967, publicado en 1969), págs. 179-222. Véase también un folleto sobre el Brasil durante estos mismos años de un viajero sueco, Gustaf Beyer: Strödda anteckningar öfver en Resa från Rio de Janeiro till Capitania St Paul i Brasilien om Sommaren 1813, Estocolmo, 1814. Sobre Graaner Axel Paulin: Svenska öden i Sydamerika, Estocolmo, 1951, M. Mörner: Los viajes del sueco Juan Adán Graaner a Argentina y Chile en 1816 y 1818-19: Problemas y documentación, en: Cuarto Congreso Internacional de Historia de América celebrado en Buenos Aires del 5 al 12 de octubre de 1966, VI (1966), págs. 461- 475 y la traducción de un informe del mismo Graaner: Las provincias del Rio de la Plata en 1816 (pról. A. Paulin, trad. y ed. por J. L. Busaniche), Buenos Aires, 1949. Sobre las esperanzas suecas en los años 20, véase, en primer lugar, Swärd: op. cit., págs. 137-164, 295. En cuanto a Gosselman véanse sus Informes sobre los nuevos Estados sudamericanos en los años de 1837 y 1838, ed., introd. y notas por M. Mörner, trad. por E. Dethorey, Estocolmo, 1962. Sobre el comercio Ingrid Hammarström: Svensk transocean handel och sjöfart under 1800-talet, «Historisk tidskrift», XXVI (Estocolmo, 1962), págs. 377-431. Olof H. Selling: Pedro Nisser, 1799-

1878. Svensk guldletare, uppfinnare och utställningsarrangör i Sydamerika och Australien, «Daedalus. Tekniska museets årsbok», Estocolmo, 1962, págs. 67-147 presenta una biografía pormenorizada de este personaje. Un compañero de Nisser en Colombia, C. U. von Hauswolff, escribió en 1833 una relación al Rey diciendo que había razón para creer que «la tranquilidad interna de los países de Sudamérica se vaya consolidando y que en todo caso en Colombia el comercio nunca corrió riesgos a causa de las discordias civiles aunque haya sufrido una merma de los negocios». M. Mörner: El comercio de Antioquia alrededor de 1830 según un observador sueco, «Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura», I: 2 (Bogotá, 1963), págs. 317-332 y el artículo sobre Nisser de S. H. Wassén: ibid., IV (1969), págs. 116-122. Hauswolff también se lanzó, en 1835, en una polémica acerca de los EE.UU., país al cual criticaría acerbamente. Runeby: op. cit.; págs. 103-108. Para las relaciones sueco-colombianas en general, Gabriel Giraldo Jaramillo: Colombia y Suecia. Relaciones culturales, Instituto Iberoamericano, Gotemburgo y Madrid, 1960. Sobre Adde, Paulin: Svenska öden, págs. 382-389. La cita de Landin, Frän Argentina. Reseminnen och studier, Estocolmo, 1890, pág. 150. En cualquier caso, los sucesos de 1890 iban a parar el avance comercial sueco en la Argentina. Harald Runblom: Svenska företag i Latinamerika. Etableringsmönster och förhandlingstaktik 1900-1940, Uppsala, 1971. Resumido en The Study of Latin American History ..., págs. 67-78. Para la cita de Graaner: Las provincias..., págs. 124-125. De esta, manera, los dirigentes de la política sueca tales como G. F. Wirsén, llegaban a ser conscientes de las deficiencias de los nuevos Estados, caracterizados, según éste en una carta al Rey en 1825, por su catolicismo, «los frailes, la ignorancia de las masas, la exaltación de los ilustrados, en ausencia de experiencia». K. G. Hildebrand: Latinamerika, Sverige och skeppshandeln 1825, un comentario crítico al libro de Swärd, en «Historisk tidskrift», XIII (1950), pág. 411. Al decir el gran historiador sueco, Erik Gustaf Geijer, en 1818, los Estados latinoamericanos no habían elegido su sistema político «por poseer virtudes republicanos en abundancia sino por fuerza, por no poseer recuerdos y tradiciones históricas propias». Citado en mi Estudios y documentos..., pág. 41. El material sobre Adlercreutz resumido en mi artículo Documentación inédita sueca acerca de Venezuela en el siglo XIX, Anuario: Instituto de Antropología e Historia, VII/VIII (Caracas, 1970/71, publ. en 1972), págs. 287-302 (cita, pág. 298). La cita de los Informes de Gosselman, págs. 90-91. Para una noción algo más positiva, véase el libro de otro sueco (finlandés originalmente), C. E. Bladh: La República de Chile, 1821-28, Santiago, 1951, págs. 210-213. El original sueco se

publicó en 1837. En otro libro no traducido sobre el Rio de la Plata, Bladh también subraya el enorme contraste entre la letra de la constitución y la realidad política. Resa till Montevideo och Buenos Ayres..., Estocolmo, 1839, págs. 83-84. En cuanto a las «ovejas negras» hay relatos muy vivos en Paulin: Svenska öden. O. E. Bergius: Om Västindien, Estocolmo, 1819. C. A. Gosselman: Resa i Colombia åren 1825 och 1826, II, Nyköping, 1828, pág. 314. Este libro de viajes ejemplar fue traducido al alemán pero, a nuestro saber aún no, a pesar de varios esfuerzos, al español. De su viaje, en 1836-38, Gosselman también nos dejó descripciones más amenas que sus informes, o sean Resor i Södra Amerika åren 1836, 1837 y 1838, I, Estocolmo, 1842 (único tomo aparecido, trata de Argentina) y, en tono aún más popular, Bref från en vandrande sjöman, Estocolmo, 1839. Con toda probabilidad, contribuyó más a la formación de una imagen sobre América Latina en Suecia en el siglo XIX que ninguna otra persona. Cfr. Runeby: op. cit., pág. 187, también. C. Sartorius: Mexiko. Landskapsbilder och skizzer ur folklivet, Estocolmo, 1862. Original de 1852. En su libro de viaje de los EE.UU. y también de Cuba, Fredrika Bremer, conocida autora sueca, dejo un relato muy ameno sobre la isla (Hemmen i den nya verlden, 1853/54), pero no incluiría los deliciosos dibujos que también había hecho. J. af Klercker: Cuba och dess frihetskamp. En kulturhistorisk studie, Estocolmo, 1899. Sobre la piezas de teatro, F. A. Dahlgren: Förteckning öfver svenska skådespel uppförda på Stockholms Theatrar 1737-1863 och Kongl. Theaterns personal 1773-1863 med flera anteckningar, Estocolmo, 1863, págs. 210, 254, 287, passim, y Tal - och långpjeser uppförde på Stockholms samtliga teatrar och öfriga lokaler spelåren 1863-1913, lista inédita de Emil Michal conservada en Drottningholms teatermuseum (en Filmhuset), Estocolmo. Cora y Alonzo era la obra de G. G. Adlerbeth. Véase Leif Landen: Gudmund Jöran Adlerbeth. En biografisk och litteraturhistorisk studie med tonvikt på Poetiska arbeten 1803, Lund, 1973, págs. 12, 14-15. Fue estrenada la opera en 1782, 1832 y 1882. Los libros de texto aludidos o citados son Daniel Djurberg: Geografi för begynnare, 4. ed., Estocolmo, 1801, págs. 298, 327 (La primera edición en 1776). Otro texto temprano, mejor más detallado era G. A. Silfverstolpe: Allmän geographie med de efter den sista freden skedda förändringar, 2. ed., Estocolmo, 1806; G. I. Hartman: Lärobok uti All männa Geografin, 4. ed., Lund, 1823, págs. 391-403. A. A. Backstrom: Första Vägledaren på Svenska uti Verlds-chartan eller Geographie för Begynnare, 2. ed., Estocolmo, 1836, págs. 66-75; Wilhelm Kjellgren: Stein's geografi bearbetad efter 22. originalupplagan, 2. ed., Estocolmo,

1851, pág. 236. Una idea parecida de Centroamérica se encuentra también en Gustaf Thomée: Geografisk Lärobok för Elementär-Läroverket och till Sjelfstudium, Estocolmo, 1851, pág. 420; O. E. L. Dahm: Geografi för Elementärskolans tre lägsta klasser, 3. ed., Estocolmo, 1876, págs. 64-65; M. Roth: Illustrerad Geografi för allmänna läroverken, Estocolmo, 1881, págs. 269-303, en especial, pág. 269; A. Hagerrnan: Läse - och lärobok i Geografi femte det wigtigaste af naturläran ... för folkskolor, 5. ed., Köping, 1863, págs. 80-84; E. Erslev: Lärobok i geografi för Sveriges folkskolor, Estocolmo, 1873, págs. 101-102; S. Almquist: Geografi för folkskolor, Estocolmo, 1886, págs. 127-132. Carl Müller: De unga canoeros vid Amazon-floden. Naturmålningar från Syd-Amerika om nytta och nöje för den mognare bildade ungdomen, Estocolmo, 1863; Den tappre svensken, en: Afventyrens verld. Berättelser ur verkligheten, III, Estocolmo, 1891, págs. 138-141. Sobre la emigración sueca a Norteamérica existe una literatura muy vasta: para una reseña reciente, Harald Runblom e H. Norrnan (eds.): From Sweden to America. A History of the Migration, Minneapolis, Minn., 1976. Sobre los tempranos inmigrantes suecos en las ciudades de puerto Paulin: Svenska öden, págs. 234-235 e informes consillares inéditos. El estudio principal de la emigración sueca al Brasil es Karin Stenbeck: Utvandringen från Sverige till Brasilien 1868-1891. Tre studier, mimeogr. (Instituto de Historia, Uppsala, 1973). Véase, además, Gudmund Stang: La emigración escandinava a la América Latina, 1800-1940, «Jahrbuch für Geschichte von Staat, Wirtschaft und Gesellschaft Lateinamerikas», XIII (Colonia, 1976), págs. 299-304. Los folletos propagandísticos aludidos son Kort beskrifning af kolonierna Dona Francisca, Blumenau och Rio Grande do Sul i Brasilien, Estocolmo, 1868; Vägledning och radgifvare för invandrare tm Brasiliens Förenta Stater, Estocolmo, 1891. El libro de un sobreviviente en 1870 aludido es M. P. Dahlskog: Ett år i Brasilien. Underrättelser för Emigranter femte Beskrifning om resan öfver Atlantiska oceanen med tyska klipperbriggen Gemma förande 200 Emigranter, Estocolmo; el de 1896, L. J. Eriksson: Brasilien. Några dagboksanteckningar, Estocolmo. La canción citada es «En ny Brasilievisa» en Fem innerligt vackra visor, 1891 (Svenska visarkivet 1891 c. 3: UG 92). Existe un ensayo inédito de dos estudiantes, Disa Eriksson y Margareta Falk, del Instituto de Historia de Uppsala en 1971 sobre la emigraciún al Brasil desde la ciudad de Kiruna, 1909-1911. Véase, además, Gösta Olzon: Ett

emigrationsäfventyr. Den sellaste emigrationen till Brasilien, Estocolmo, 1913, y un libro de memorias comovedor de la hija de uno de los emigrantes de 1909, Gerda Perrson: Floden tog, Boras, 1965 con su secuela, Svenska pionjärer i Sydamerika, Estocolmo, 1970. Los recuerdos de otros emigrantes de 1909 han sido recogidos en el libro del Príncipe Guillermo (Wilhelm): Röda jordens svenskar, Estocolmo, 1948, págs. 201-242. Para el relato de A. Paulin sobre la repatriación, ibid., págs. 115-130. También tocado en Gösta Svender (=Svensson): Olsons äventyr i Brasilien, Estocolmo, 1939. Una canción popular, de M. H. Chronwall, editada en varias oportunidades, celebraba el regreso de los emigrantes sobrevivientes, en 1913, con expresiones de nacionalismo sueco. «Brasilien-fararne», Nya sånger och visor (Svenska visarkivet, A. 193). La novela citada de Eyvind Johnson es Se Dig inte om, Estocolmo, 1950, que trata del Brasil, págs. 71-90. Para la nueva actitud hacia la emigración como tal, Ann-Sofie Kälvemark: Reaktionen mot utvandringen. Emigrationsfrågan i svensk debatt och politik 1901-1904, Uppsala, 1972. La investigación aludida sobre las diferencias de las diversas capas en cuanto a conocimientos y opiniones acerca del Tercer Mundo es Lilian Nowak: Informationsklyftorna på u-landsområdet, informe no. 1, Publik-och program-forskningsavdelningen, Sveriges Radio, Estocolmo, 1977 (mimeogr.). El libro de Rogberg es Följ med till framtidslandet, Estocolmo. Había sido precedido por otros libros optimistas como C. Crow: Räkna med Sydamerika!, trad. del inglés, Estocolmo, 1942 y G. Bolinder: Sydamerika i ett svep, Estocolmo, 1943. John Gerassi: Storm över Anderna (The Great Fear in Latin America), trad., Estocolmo, 1967; A. G. Frank: Kapitalism och underutveckling i Latinamerika, Estocolmo, 1970. Ya la edición inglesa de esta obra de 1967 había sido ampliamente estudiada y discutida en Suecia, sin embargo. Para las inversiones suecas, ver Svenska produktionsinvesteringar i Latinamerika, Exportföreningen, Estocolmo, 1970. Para los datos sobre el número de libros publicados véase Miguel Benito (ed.): América Latina en la bibliografía sueca, 1959-69, Instituto de Estudios Ibero-Americanos, Estocolmo, 1971. Para los artículos de revistas, las cifras eran 49 y 71 respectivamente. En el boletín «Ibero-Americana» del mismo instituto, II:I (1972) y IV:I (1974) se continúa esta bibliografía. Para la bibliografía de los años 50 hay datos menos completos en el «Anuario de Estudios Americanos», XI (Sevilla, 1954), págs. 121-129 y XV (1958), págs. 687-691, y en «Estudios Americanos», nos. 73/74 (Sevilla, 1957), págs. 167-170. Para una discusión de los libros suecos

sobre América Latina, los vacíos y problemas editoriales existentes véase Bokutgivningen om Latinamerika i Sverige, en: En bok om böcker. Litteraturutredningens branschstudier, Estocolmo, 1972, págs. 422-431 (SOU 1972: 80). El libro de Lindqvist: Slagskuggan. Latinamerika inför 70-talet, Estocolmo, 1969, ha sido traducido al inglés bajo el título de The Shadow. Aunque se basa, en gran parte en impresiones de viaje, no es simplemente un relato de viaje. Los más notables de este género han sido Artur Lundkvist: Vulkanisk kontinent. En resa i Sydamerika, Estocolmo, 1957; Sune Axelson: Eldens vagga. En bok om Chile, Estocolmo, 1962; Erik Hjalmar Linder: Rödskinn och madonnar. Latinamerikansk resa i rum och tid, Estocolmo, 1958; Lars Persson: Motilonernas berg, Estocolmo, 1967; John Hedberg: Sydamerika genom en döende, Estocolmo, 1970; Bo Setterlind: Poet i Peru, Estocolmo 1973; Jan Lindblad: Resa till röda fåglar, Estocolmo, 1973. Los finos ensayos de Anna Barney: Brev till en syster, Estocolmo, 1952 y Under palmerna. Estocolmo, 1956, no son libros de viajes en el sentido estricto, porque su autora residía desde años, en Misiones, Argentina. El nivel general de la literatura de viajes y su influencia sobre el público parece haber bajado, sin embargo, en una época de viajes aéreos fáciles. Para la encuesta de 1974, véase Nowak: op. cit., pág. 16. La actuación excepcional del Embajador de Suecia en Santiago, Harald Edelstam, al tratar de salvar a víctimas de la represión, evidentemente hizo incrementar la publicidad acerca del golpe en Suecia. En 1968, se había tomado otra encuesta con una maestra de 1522 personas. De ellas, el 39% sabía que «Che» Guevara había sido miembro del gobierno cubano. El 44 podía decir quien era el Primer Ministro de la India. Stig Lindholm: U-landsbilden. En undersökning av den allmänna opinionen, Estocolmo, 1970, apéndice 5:16. Existe un resumen en inglés, The Image of the Developing Countries, Uppsala, 1971. Según una tercera encuesta en 1975 con 1000 personas, el 2% hasta reprochó al régimen de Pinochet de tener la culpabilidad mayor para la tensión política en el mundo. Kurt Tornqvist: Sverige och väirlden. En opinionsundersökning hösten 1975, Beredskapsnämnden för psykologiskt försvar, Estocolmo, 1976 (mimeogr.). Agradecemos al autor por habemos facilitado este dato. En su investigación sofisticada de la transformación de la imagen de los EE.UU. en la prensa sueca, 1948-68, Eva Block: Amerikabilden i svensk dagspress 1948-1968, Lund, 1976, discute el impacto de los acontecimientos en Santo Domingo, págs. 90-97. El material informativo de los diarios sobre estos eventos es presentado en Stig Hadenius: Nyheter från TT. Studier i 50 års nyhetsförmedling, Estocolmo, 1971, págs. 268-272.

El consejero especial de Palme en asuntos latinoamericanos ha sido Pierre Schori quien también ha realizado labor informativa al respecto. En cuanto al dilema a qué movimientos revolucionarios del Tercer Mundo se debería prestar ayuda, véase, por ejemplo, un folleto del Partido Liberal, Stöd åt motståndsrörelser. Möjligheter och begränsningar, Estocolmo, 1969, especialmente, págs. 12-14. En cuanto a los viajes a América Latina también merce mencionarse que la SIDA ha organizado jiras de grupo para educadores suecos por varios países del Tercer Mundo. Sobre los resultados de la jira por América Latina en 1973, véase Stig Lindholm:: Seeing for oneself. A Report on an Experiment in Development Education, SIDA, Estocolmo,. 1975. Para un esfuerzo estatal de «internacionalizar» la enseñanza académica, algo muy necesario, véase Att internationalisera universiteten, Estocolmo, 1973 (Betänkande III från UKÄ: internationaliseringsutredning) que también discute América Latina. Hasta ahora, este esfuerzo sólo tuvo éxito parcial. El Instituto de Estudios Ibero-Americanos de Estocolmo ha solido editar informes anuales en español sobre sus actividades, el de Gotemburgo quinquenales. El centro de Estocolmo empezó a publicar un folleto en tirada grande llamado Vill Du veta mer om Latinameríka? Varias de las asociaciones editan boletines. El más comprensivo es Latinamerika. Information - Dokumentation que se publica por el llamado «Latinamerika-kommittén i Stockholm). El «Chilekommitté» ha llegado a ser es¡xicialmente conocido con líderes como Stefan De Vylder, economista, y Tor Sellstrom, politólogo. Hace falta en el caso de los diarios suecos algún análisis de contenido dedicado a América Latina tal como la de Manfred Wöhler: Lateinamerika in der Presse, Stuttgart, 1973. Empero, Block: op. cit., págs. 90-97, presente el aspecto de las relaciones interamericanas, 1948-68, en tres diarios grandes, «Dagens Nyheter», «Svenska Dagbladet» y «Stockholms-Tidningen». Además, se han hecho algunos ensayos inéditos de estudiantes universitarios sobre temas semejantes. Para el material de la TT, véase Stig Hadenius: op. cit., pág. 231. La izquierda y la derecha se han recriminado mútuamente por «indoctrinar» al público a través de los nuevos medios de comunicación. Véase Göran Palm: Indoktrineringen i Sverige, Estocolmo, 1968 y Christopher Jolin: Vänstervridningen. Hot mot demokratin i Sverige, Malmö, 1972; especialmente ataca un programa de TRU (Comité para la Educación) en la Radio (Televisión) por sus programas acerca de América Latina y otros u-länder. Para un comentario sobre el problema como tal,

ver Stig Hadenius y Lennart Weibull: Press, radio, TV. En bok om massmedia i dagens samhälle, 2. ed., Estocolmo, 1973, págs. 303-306. AB Separator se había constituido en 1878, ASEA en 1883, L. M. Ericsson en 1896, AGA en 1904, SKF en 1907. Más tarde eran seguidas por SAAB (1917) y Electrolux. (1919). La fábrica de carros VOLVO empezó en 1926. Gracias a los viajes gratuitos o rebajados de la Johnson Line, el intercambio científico y cultural también recibió un gran apoyo. Los libros referidos son Erik Nylander: På kommersiell studiefärd i Sydamerika... Estocolmo, 1929 y Nils Wohlin: Det moderna Sydamerika, Estocolmo, 1930 (cita, págs.. 250-251). Una reseña oportuna de las posibilidades de extender el intercambio mercantil con América Latina después de la guerra fue publicada por H. G. Tonndorf: Fredshandel med Sydamerika, Estocolmo, 1946. La importancia especial que se concedía a Argentina tuvo una expresión en la magnífica obra bilingüe de Ida Bäckman: El desarrollo de la Argentina en el primer siglo de su Independencia. Los suecos allí durante este período, Estocolmo, 1910. El manual citado es Otto Nordenskjöld: Människor och natur i Sydamerika, Estocolmo, 1923, pág. 131. Gustaf Janson: Affären Costa Negra, Estocolmo, 1910. Mis libros, Latinamerika, Estocolmo, 1957 (3. ed., 1969); Leve Revolutionen. Tradition och dynamik i latinamerikanskt samhällsliv, Estocolmo, 1960 y, junto con L. Limberg y K. H. Haellquist: U-länderna i modern historievetenskap, Estocolmo, 1970 y muchos artículos. Cfr. acerca de uno de ellos, Block: op. cit., págs. 94-96. Los latinoamericanistas que han llevado a cabo una labor informativa como autores y conferencistas, desde los años 50 o 60 incluyen Göran G. Lindahl, politólogo, Ake Wedin, historiador, Andrés Küng, economista, y Weine Karlsson, geógrafo. Libro difundido ha sido el de Küng, Latinamerika - reform eller stagnation?, Estocolmo, 1969. Cita de Artur Lundkvist: Darunga eller varginnans mjölk, Estocolmo, 1954, pág. 266. El debate sobre Cuba es resumido en Omskriven revolution: fakta och åsikter om Kuba, 1959-71, Instituto de Estudios Ibero-Americanos, Estocolmo, 1971. Gunnar Adler-Karlsson, Kuba - seger eller neder lag?, Estocolmo, 1971.

La literatura en sueco sobre Chile bajo Allende es muy extensa. Un trabajo ambicioso es Tor Sellström: Chile: massmobilisering och folkmakt, Estocolmo, 1975. El debate acerca de Friedman es analisado, desde la derecha, por Bo Axell y Birgitta Swedenborg, en: Milton Friedman och ekonomipriset. En sammanställning och analys av pressrapporteringen och debatten om 1976 års ekonomipristagare, Estocolmo, 1977. El debate acerca del BID fue provocado por una proposición del Ministerio de Comercio al Parlamento, Ökade insatser för svensk export till u-länder (DsH 1976:5). La adhesión al BID no se presentó como una medida dentro del marco de la asistencia técnica. H. Key: Kaffe, socker och bananer. En resa till Cuba och Guatemala, Estocolmo, 1927, pág. 167, passim; Stefan Zweig: Brasilien. Framtidslandet, trad., Estocolmo, 1941: Herbert Tingsten: Revolutionernas arvtagare. Sydamerikanskt perspektiv, Estocolmo, 1950, págs. 58-68; Carolina María de Jesús: Skräpkammaren. Dagboksanteckningar, trad., Estocolmo, 1962; Oscar Lewis: Fem familjer. Studier av fattigkulturen i Mexico, trad., Estocolmo, 1970 y otros del mismo autor. Los estudios recientes en torno a las barriadas aludidos son Birgitta Ek: Slavarnas barn. Bland människor i Brasiliens fattigaste hörn, Estocolmo, 1973; C. y K. V. Malmborg: Det tysta valdel. Rapport från latinamerikansk storstadsslum, Estocolmo, 1974; Birgitta Göransson; Ulla Lovén y Anna-Karin Sjödin: Ett kvarter i Bogota. Dagbok från Colombia, Estocolmo, 1976; Gosta Wennberg: Urbanisering, slum och kåkstäder med exempel från Latinamerika, Lund, 1977, S. Lindqvist: Jord och makt i Sydamerika, I-II, Estocolmo. El trabajo más divulgado dedicado al Perú es Claes Brundenius: Imperialismens ansikte. 400 år av underutveckling i Peru, Estocolmo, 1972. Los libros principales de los antropólogos han sido De sydamerikanska indianernas kulturhistoria, Estocolmo, 1912 y Forskningar och äventyr i Sydamerika, Estocolmo, 1915, de Erland Nordenskiöld, el personaje de mayor relieve: En förgangen värld. Forskningar och äventyr bland Andernas högfjäll, Estocolmo, 1919, y Bland indianer. Forskningar och äventyr i Gran Chaco, Estocolmo, 1921, de Eric V. Rosen; Båtfärder och vildmarksritter. Minnen från en forskningsfärd genom Patagonien och Eldslandet, Estocolmo, 1909, de C. Skottsberg; Det tropiska snöfjallets indianer, Estocolmo, 1916, y Med indianer på tropiska floder. Färder och forskningar i Colombia och Venezuela, Estocolmo, 1936, de G. Bolinder, y Vildar, Estocolmo, 1949, e Högkvarter has huvudjägare, Estocolmo, 1938, de R. Blomberg.

Lars Persson: De dödsdömda indianerna. De sydamerikanska indianernas situation i dag, Estocolmo, 1971, resume su posición. Mi folleto Latinamerikas indianer. Historia - Nutidsproblem - En oviss framtid, Estocolmo, 1973, formaba parte de la campaña informativa del Instituto de Estudios Ibero-Americanos en colaboración con SIDA y varios organismos de enseñanza libre y universidades populares (folkhögskolor). La versión sueca de mi libro sobre la mezcla de razas había salido en 1969, Rasblandningen i Latinamerikas historia, Estocolmo. En 1975, se organizó en la Kulturhuset de Estocolmo una exhibición ambiciosa acerca de América Latina (como en el caso del modelo danés llamada Den vita guden, el Dios Blanco) con lá participación de casi todas las asociaciones especialmente interesadas en América Latina. Es característico, sin embargo, que concentraría su atención en la cuestión indígena. B. Malmberg: Det spanska Amerika i språkets spegel, Estocolmo, 1966. Artur Lundkvist ha dirigido, entre otras muchas actividades de divulgación sobre la literatura latinoamericana, una larga serie de novelas en traducción sueca. También merece mención una antología de Arne Lundgren: Latinamerikanska berättare, Estocolmo, 1963. Para la vida del poeta/compositor en Argentina y el fondo de la famosísima canción de «Fritiofy Carmencita», véase Inga-Britt Fredholm: Evert Taube. När jag var ung caballero, Estocolmo, 1970, págs. 76-115. En cuanto a otra canción muy popular, «La muchacha de La Habana», véase Leif Bergman: Vad «Flicka i Havanna» har att berätta om Evert Taube. Personlighet och opersonlighet, en: Sumlen. Arsbok för vis – och folkmusikforskning, 1976, Estocolmo, 1976, págs. 175 -196. Existe un ensayo de una estudiante del Instituto de Musicología de Uppsala sobre el impacto de un programa de música latinoamericana sobre una muestra de alumnos suecos, Anne-Marie Oscarsson: Latinamerikansk musik - en utvärdering av ett skolprogram i musik (disponible en «Svenskt musikhistoriskt arkiv»). El portavoz principal de los musicólogos radicales es la revista «Musikens makt», Gotemburgo, que suele dedicar mucha atención a música latinoamericana en general. Sobre Dardel y América Latina, véase Karl Asplund: Nils Dardel, II. De senare åren, Estocolmo, 1958, págs. 212-215, 222-232. Sobre las exhibiciones referidas hay los catálogos siguientes: Ibero-amerikanska arkitekturutställningen, Estocolmo, 1946, Mexikansk konst från forntid till nutid,

Liljevalchs, Estocolmo, 1952; Guld från Peru. Konstskatter fran Inkariket, Nationalmuseum, Estocolmo, 1962; Maya. Det gatfulla folket, Etnografiska museet, Estocolmo, 1969. Entre las películas latinoamericans que llegaron a Suecia por vía comercial habría que mencionar la filmatización mexicana de la novela de John Steinbeck, La perla, y O cangaçeiro además de una que otra de Cantinflas. Los puntos de vista del grupo cinematográfico radical se presentan, con respecto al Tercer Mundo en Ulf Stenberg y Ove Säverman: Maktens objektiv. Film och filmpolitik i tredje världen, Estocolmo, 1973. Para ellos, el pionero argentino Leopoldo Torre Nilsson ya resulta un «burgués intelectualizante» (pág. 14). Véase también, de Kerstin Allroth: Film från tredje världen. En katalog, Estocolmo, 1971, y Möte med Cinema Novo. Ett rundabordssamtal en su antología Film. En antologi, Lund, 1971, págs. 146-156. He discutido la calidad de los textos escolares sobre América Latina en oportunidad anterior, Latinamerika i skolan, «Pedagogisk debatt», XI:1, Estocolmo, 1963, págs. 2-9. Los textos aludidos son Siri Ohlson: Lärobok i geografi för realskolan, Estocolmo, 1928, págs. 187-217; Sven Swedberg: Geografi för det differentierade gymnasiet, I, Estocolmo, 1930, págs. 174-189; Lars Levander: Geografi jör folkskolan, 2. ed., Uppsala, 1922, págs. 169-176; Gunnar Engstrom (ed.): Geografi, I. Lärobok för folkskolans klass 3-7..., Estocolmo, 1958, págs. 324-330. G. Graninger y S. Tagil: Historia i centrum och periferi, II, 2. ed., Estocolmo, 1977 que trata de América Latina, págs. 214-233, puede ejemplificar los textos de historia recientes. En geografía existen, por ejemplo, Yngve Berg: Jorden runt. 3. Vår lärobok. Geografi, Estocolmo, 1971, págs. 160-167 y, presentación excelente, Folke Lägnert y S. Stenevik: Geografi för grundskolans mellanstadium, Lund, 1965, págs. 361-374. Los datos estadísticos son de Stefan Mählqvist: Bocker för svenska barn 1870-1950. En kvantitativ analys av barn - och ungdomslitteratur i Sverige, Estocolmo, 1977, pág. 125. La serie editorial referida es «Wahlströms ungdomsböcker». Los diligentes señores Bolinder también publicaron versiones especiales para niños de sus descripciones de viajes en otras editoriales. Un autor sueco, Per Wästberg, ha confesado que los libros de Bolinder y de Karl May que devoraba a los 10 años, pronto sólo le dejarían un recuerdo concreto, la palabra «¡Caramba!» que le fascinaba. Eva v. Zweiberg: Barnboken i Sverige 1750-1950, Estocolmo, 1965, pág. 414. Al igual que los Bolinder, otro explorador, Georg Dahl, también optó por el ambiente selvático en dos libros para jóvenes publicados en 1958-59 pero lo hizo con más

originalidad, desde la perspectiva indígena. Marta Dahl también lo hace en libros salidos en 1960, 1974 y 1976. Para niños pequeños, Indianhunden, Estocolmo 1947, de Anna Ljungner era un esfuerzo pionero en introducir un tema sudamericano. Wernström discute su enfoque en un artículo incluído en Barnlitteratur i Sverige. Läsning för barn och barnboksprogram i urval, ed., por L. Furuland otros, Estocolmo, 1971, págs. 472-478. En el artículo Könsrollmönster i några av Sven Wernströms ungdomsbocker en: Kring den svenska ungdomsboken. Analys, debatt, handledning, ed. por U. Lundqvist y S. Svensson, Estocolmo, 1977, págs. 157, 184, Rigmor Granlund lo crítica, sin embargo, por haber tratado a las mujeres de manera demasiado convencional, sí, injusta (los 75-80% de los personajes son hombres que cuentan en el 70-90% del diálogo). Esta crítica refleja una preocupación característica en la sociedad sueca de hoy que no deja de formar en esto un contraste elocuente con la latinoamericana (aún cubana). El libro aludido sobre un niño adoptado es Margareta Lööf Eriksson: Manuel Lundström från Sydamerika, Estocolmo, 1976. Por el otro lado, el enfoque de otro libro para niños pequeños, Stig Unge y Cecilia Levan Torudd: En by i Sydamerika, Estocolmo, 1970, es crudamente propagandístico. Libros que cuentan la vida de niños en los ambientes del Tercer Mundo han sido auspiciados por la SIDA. Véase también una bibliografía comentada de Gunnel Risberg: Latinamerika i barnlitteraturen, Bibliotekshögskolan, Boras, 1974 (mimeogr.). Un esfuerzo interesante de presentar lo que un niño sueco de tres años realmente puede captar de un ambiente latinoamericano es Resa med Aron, Estocolmo, 1969, de Cecilia Lindqvist, esposa del autor antes referido, Sven Lindqvist. En cuanto a la barrera linguística se debe mencionar que existen voces latinoamericanas que simplemente no se dejan traducir al sueco de manera satisfactoria, como por ejemplo «campesino». Otras han sido incorporadas ya en el uso sueco como «junta», «estancia» y «siesta». Con referencia al «filtro socio-educacional» debemos notar que Nowak: op. cit., usa para un propósito parecido, «posición social» que define de acuerdo con un criterio formulado originalmente por Johan Galtung, el sociólogo noruego. Sobre el movimiento obrero hay, sin embargo, una reseña muy lúcida, Ake Wedin: Facklig horisont. Latinamerika: Colombia, Mexico, Argentina, Cuba, Estocolmo, 1976.