maldonado torres. pensamiento crítico desde la sub-alteridad

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  • 7/31/2019 Maldonado Torres. Pensamiento crtico desde la sub-alteridad.

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    Nelson Maldonado-Torres1

    Pensamiento crtico desde la sub-alteridad: los

    estudios tnicos como ciencias descoloniales o

    hacia la transformacin de las humanidades y

    las conciencias sociales en el siglo veintiuno*

    Los estudios tnicos (EE) en los Estados Unidos son vistos como una vertientems entre los llamados Studies o acercamientos interdisciplinarios que encuentransu unidad en el tema que estudian y no en una disciplina en particular. La nocinde que la universidad moderna debe encontrar un lugar no slo para las huma-nidades, las ciencias naturales, las ciencias sociales y las distintas profesiones (comoingeniera o abogaca), sino tambin para estudios interdisciplinarios es en ciertamedida una contribucin de la academia estadounidense. Algunos miran estainvencin con escepticismo, pues piensan que slo la unidad disciplinaria y elmtodo de cada disciplina pueden ofrecer un conocimiento riguroso y coheren-te sobre la realidad. Otros la ven con burla y la juzgan como una expresin msde un cierto k itsch estadounidense que tiene ms colores y adornos que sustancia.A pesar de estas crticas, la nocin de estudios interdisciplinarios ha ganado ciertalegitimidad y se ha expandido hacia reas inusitadas como las ciencias naturales(biologa y qumica) y la informtica. Nuevas tecnologas y hallazgos en las cien-cias demandan un acercamiento multi o interdisciplinario.

    * Con base en este escrito, su autor particip en el Encuentro de Especialistas IPECAL-CREFAL, quetuvo lugar en septiembre de 2005 en las instalaciones del CREFAL (Ptzcuaro, Michoacn, Mxico).Parte de este trabajo fue presentado como charla inaugural del doctorado de Estudios tnicos yAfro-Orientales en la Universidad Federal de Baha, Brasil, el 26 de agosto del 2005. El tema de losestudios tnicos (EE) como agente transformador de las humanidades y las ciencias sociales tambinha sido tratado de otras formas por Johnella Butler y Sylvia Wynter. La nocin de ciencias descolonialesemana por un lado de Aim Csaire, quien habla de la ciencia del anti-colonialismo, y de Laura Prez,quien ha insistido en varias conversaciones en la importancia de concebir a los EE como estudiosdescolonizadores. Lewis Gordon tambin ha insistido en la relevancia de los estudios de la disporaafricana para las ciencias humanas. Vase Johnnella E. Butler, Ethnic studies as a matrix for thehumanities, the social sciences, and the common good. En: J. Johnella E. Butler (ed.) Color-line toborderlands: the matrix of american ethnic studies. Seattle: Universidad de Washington Press, 2001, pp. 18-41;Aim Csaire, Discours sur le colonialisme. Pars: Prsence Africaine, 1955; Lewis R. Gordon, Fanon and thecrisis of european man: an essay on philosophy and the human sciences. Nueva York: Routledge, 1995; SylviaWynter, On disenchanting discourse: minority literary criticism and beyond. En: T he nature andcontext of minority discourse. Nueva York: Oxford University Press, 1990, pp. 432-469.

    1 Investigador y especialista en estudios tnicos originario de Puerto Rico. Actualmente trabaja en laUniversidad de California.

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    La irona que los estudios tnicos confrontan es que la legitimidad ganada polos estudios interdisciplinarios en los Estados Unidos no los ha beneficiado cade ningn modo. De hecho, mientras los estudios interdisciplinarios continaexpandindose por la universidad estadounidense, los estudios tnicos se encuentran cada vez ms encarcelados en sus respectivos nichos. Tambin se encuentran asediados por una ola patritica de derecha y de seudoizquierda que svolvi fuerte en los 80, vigorosa en los 90, y proactiva despus de los ataques d11 de septiembre de 2001. La puesta en cuestin de los estudios tnicos, al menoen los Estados Unidos, no tiene tanto que ver con su epistemologa interdiscipnaria como con su agenda de trabajo crtico en torno a discursos sobre la naci

    Otra razn por la cual se duda de la misma es su origen. En los EstadoUnidos fueron creados a partir de la presin de movimientos sociales a finalede la dcada de los 60. Se consideran como resultado directo de polticas dafirmacin de la identidad y no como una expresin de problemas epistemolgicos dentro de las ciencias. Es decir, su creacin se remite a fuerzas sociales polticas y no a cambios o cuestionamientos epistemolgicos genuinos. Por tant

    el conocimiento y la investigacin que se producen en los mismos son vistocomo un apndice injustificado de las ciencias humanas, que para colmo dmales se considera incapaz de sobrepasar los intereses, alegadamente reaccionrios, por la afirmacin de una identidad negada. Lo interesante es que aun cuando los estudios tnicos se ven de tal forma, el establishment estadounidense milicontra los mismos muy fuertemente. Aunque no cuentan con recursos comotras reas acadmicas, y lo que llegan a ofrecer se toma con desdn o indiferencia desde el comienzo, stos a la vez se muestran como excesivos. Esta relacicon programas acadmicos que tuvieron su origen en las intervenciones de grupos racializados en los Estados Unidos tiene una estructura racial conocid

    por ms que tengan nunca ser nada, pero lo poco que tienen ya es demasiadoLos estudios son vistos a la vez como completamente irrelevantes aunque demsiado amenazantes.

    Desde fuera de los Estados Unidos estos estudios tienden a considerarscomo una invencin ms de la academia estadounidense, y como la academiestadounidense se ha vuelto hegemnica, se ven ya sea como una invencin imperial ms o como algo que precisamente por su relacin con el imperio edigno de ser exportado. Pocas veces se les concibe como un logro de comuniddes racializadas que le robaron un espacio al imperio en un momento en el qucomunidades marginadas (negros, indgenas, mujeres, jvenes, etc.) transgrediero

    el orden mundial y exigieron cambios. En vez de vrseles como parte de uesfuerzo global contra dimensiones problemticas de la episteme moderna, sles ve como una produccin caprichosa del imperio en su dinmica interior, cosus minoras tambin de alguna forma privilegiadas o muy particulares del con

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    texto estadounidense. Yo quisiera aclarar aqu la relacin de los estudios tnicoscon otras formas de estudios interdisciplinarios o studies y plantear su dife-rencia con los mismos. Luego, en la segunda parte me referir a la idea de estosestudios como ciencias descoloniales, las cuales exigen no slo un espacio en launiversidad sino una transformacin de la misma y de sus bases epistemolgicas.

    Estudios tnicos, estudios de rea y estudios religiosos

    De acuerdo a Immanuel Wallerstein, los estudios tnicos pueden verse como unaconsecuencia no intencionada de los estudios de rea (EA).2 Estos estudios lati-noamericanos, africanos, asiticos, etc.) surgieron en los Estados Unidos hacia elfin de la Segunda Guerra Mundial, cuando en ese pas se hizo claro que no serasolamente un poder hegemnico en Amrica, sino en el mundo. A partir de suindependencia en 1776, Estados Unidos se lanz en una empresa imperial en laque esclaviz y marginaliz grandes poblaciones, sobre todo negras e indgenas.

    En 1848, despus de una guerra con Mxico, tom gran parte de su territorionorteo. Luego, en 1898, se lanz a una guerra contra Espaa y termin convarias colonias espaolas como parte de sus territorios. Para entonces grandessectores de la intelectualidad latinoamericana, quienes primero vean en los Esta-dos Unidos un modelo de nacin y progreso (esto es, mientras esclavizaban yeliminaban a indgenas y a afrodescendientes), se tornaron muy crticos del mis-mo. La participacin de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial pusoal pas en el centro de las tensiones geopolticas que ponan en cuestin la hege-mona europea y abran al mundo a un estado de guerra fra. Fue en tal con-texto, cuando los Estados Unidos entraron en guerra con pases de Europa y

    Asia y comenzaban a volverse hegemnicos a nivel mundial, que el ejrcito sepercat de la ausencia de scholars en los Estados Unidos con conocimiento ex-perto sobre las distintas reas del mundo con las que la nacin entraba ahora encontacto directo.

    Hasta la Segunda Guerra Mundial, la academia estadounidense segua el mo-delo de la universidad moderna kantiana-humboldtiana, cuyo modelo haba sidopreparado en Alemania despus de la Ilustracin, a principios del siglo XIX.3 Estemodelo universitario separaba definitivamente la teologa de los estudios huma-nsticos y de la ciencia. Las ciencias naturales se volvieron hegemnicas en este

    2 Immanuel Wallerstein. The unintended consequences of cold war area studies. En: Noam Choms-ky, et al. (eds.). The cold war and the university: Toward an intellectual history of the postwar years. Nueva York: TheNew Press, 1997, pp. 195-232.

    3 Walter Mignolo. Globalization and the geopolitics of knowledge: the role of the humanities in thecorporate university, N epantla: V iews from South, 4, nm. 1, 2003, pp. 97-119.

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    modelo de universidad y sirvieron de inspiracin para crear nuevas ciencias, yno de la naturaleza, sino de la sociedad. La sociologa, las ciencias polticas y economa se crearon primordialmente para estudiar la estructura de la sociedamoderna. sta ya no se rega por la revelacin divina o por dictmenes de Iglesia, sino que se perciba a s misma como un conjunto de esferas autnomay especializadas que interactuaban entre s: el Estado, la economa, la sociedacivil, la cultura, etc. En este contexto, la religin, y particularmente el cristianismdej de ser un discurso con autoridad pblica que defina y otorgaba los criteriode racionalidad en cada una de las esferas del cuerpo social, y gradualmente stransformaba en un discurso cuya relevancia estaba limitada a la esfera privadde la decisin personal. Si la ciencia natural haba hecho claro que la teologa ntena los criterios para entender el mundo natural, ya en el siglo XIX, tras la Ilustrcin, se pens que la teologa tampoco poda proveer los criterios para entendee intervenir efectivamente en el mundo social. Las ciencias se encargaran dconocer y ayudar a administrar el mundo moderno ante la ausencia de la autordad divina.

    Mientras la sociologa, las ciencias polticas y la economa se encargaban dentender la sociedad moderna (tanto como la psicologa se encargaba de entender lapsique moderna), la antropologa y el orientalismo se encargaban de estudiar a las culturas o sociedades no europeas. El orientalismo se encargaba destudiar las grandes civilizaciones del llamado Oriente, mientras la antropologestudiaba primordialmente grupos llamados entonces primitivos que todavexistan en el mundo.4 Estas disciplinas jugaban un rol fundamental para el mundo europeo moderno. As como la sociologa, la economa y las ciencias socialepermitan entender, predecir e intervenir racionalmente en el Estado-nacin moderno europeo, el orientalismo y la antropologa contribuan con conocimient

    fundamental para poder manejar las nuevas colonias y para confrontar pasadversos, principalmente en el llamado Oriente y frica. En el siglo XIX el equvalente de los estudios afro-orientales hubiera sido una mezcla de orientalismo antropologa muy fuertemente orientada por el espritu colonizador europeoEn el siglo XX esta formacin sufrira un cambio por el surgimiento de loestudios de rea(en sus orgenes, al menos, otra forma de estudios colonizadores), mientras en el siglo XXI la misma vendra a incorporar ms centralmentelos estudios tnicos un ejemplo de esto sera el recin inaugurado doctoraden estudios tnicos y afro-orientales de la Universidad Federal de Baha, en Brasil. Si esta genealoga general de los estudios afro-orientales es mnimamen

    correcta, entonces quizs podamos hablar de una transformacin de los mismode ciencias colonizadoras a ciencias descoloniales, ms all an de los estudio

    4 Wallerstein, op. cit., p. 198.

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    interdisciplinarios y los estudios culturales. Al menos esa me parece que puedaser la contribucin fundamental de los estudios tnicos en esta frmula de traba-jo.

    La genealoga que estamos trazando apunta primero a transformaciones quedesafiaron la primaca del conocimiento teolgico en el siglo XVIII y que llevaronal predominio de las ciencias en el nuevo modelo de universidad fundado en elsiglo XIX. En este contexto las ciencias se separaron de las humanidades, lascuales estaban dedicadas al estudio de la literatura y el pensamiento clsicos, yproveyeron el ambiente para el surgimiento de las ciencias sociales. Las cienciassociales se dividieron entre, por un lado, el estudio del Estado, el mercado y lasociedad moderna, y el estudio de sociedades premodernas, ya fueran stas glo-riosas o primitivas. Fueron sin duda estas culturas y sociedades llamadaspremodernas que sufrieron el impacto de una nueva ola de imperialismo desociedades europeas ahora llamadas fundamentalmente a civilizar, y no tanto,como antes, a cristianizar. Mientras las ciencias naturales le permitan al ideal dehombre moderno intervenir racionalmente en el mundo fsico, las ciencias socia-

    les sirvieron para hacer lo mismo en el orden social, ms especficamente en elEstado moderno y en las colonias. La nueva estructura epistemolgica ofrecasimultneamente la comprensin y el control de 1) la naturaleza, 2) la sociedadmoderna, y 3) el mundo colonial. La emergencia de los estudios de rea repre-sent, en este contexto, un cambio relativo a las ciencias europeas a partir delsurgimiento de un contexto en el cual los Estados Unidos ocuparan un rolprincipal en las dinmicas geopolticas del mundo moderno.

    El problema con las ciencias europeas, tal y como se encontraban en el siste-ma universitario estadounidense, era que stas no provean conocimiento espe-cializado de las sociedades modernas no europeas. El prejuicio con respecto a

    culturas y sociedades no europeas era tal que las disciplinas que se ocupaban delas mismas (el orientalismo y la antropologa) se acercaban a ellas como si estu-viesen congeladas en el tiempo. En el orientalismo, este enfoque se derivaba enparte de una perspectiva cristiana que vea la evangelizacin como parte funda-mental de la colonizacin. Y la evangelizacin requera un conocimiento ntimode los fundamentos culturales de las culturas no cristianas. De aqu el nfasis envalores, ideas y prcticas, algunas antiguas, que regan la vida del no europeo.Entre mejor se conocieran, ms fcil sera la evangelizacin de los sujetos que lassostenan. Tambin exista la idea de que el momento culminante de las civiliza-ciones orientales estaba en el pasado, y que el presente se entenda mejor como el

    resultado de un proceso de decadencia interna.5 Mientras el orientalismo vea al

    5 Vase el anlisis del trabajo de Max Mller y otros tericos de la religin en John Wolffe (ed.). Cultureand E mpire, vol. 5 de Religion in V ictorian E ngland. Manchester: Manchester University Press, 1997.

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    oriental contemporneo como un fruto no merecido de su gran cultura antgua, la antropologa se acercaba al primitivo como el pasado decadente de civilizacin moderna. As como haba una lnea descendente del pasado oriental presente decadente de los orientales, de la misma forma se notaba una lneascendente del primitivo al hombre moderno europeo que, irnicamente, era contemporneo. Estados Unidos necesitaba definir una geografa del conocimiento distinta, lo que implicaba tambin una nueva forma de entender tiempo (pasado / presente / futuro). Libres de ciertos prejuicios europeos, y ecierta medida de prejuicios cristianos de antao, los idelogos de los estudios drea en los Estados Unidos se plantearon la necesidad de conocer el mundo neuropeo tal y como era en el presente. Para esto, ni el orientalismo ni la antropologa eran de mucha ayuda; de aqu que trataran de aplicar las ciencias socialemismas (la sociologa, las ciencias polticas y la economa) al estudio del no europeo y del no estadounidense. Es cierto que haba alguna reflexin en las cienciasociales sobre las culturas y sociedades consideradas no modernas, pero ste nera su foco principal. Y cuando las tomaban en consideracin, duplicaban l

    visin geopoltica y temporal con las que el orientalismo y la antropologa operban. Todas ellas estaban guiadas por una filosofa de la historia eurocntrica qules impeda ver a los no europeos como contemporneos.

    Los estudios de rea fueron un paso ms all de las ciencias sociales anteriores a ellos en concebir la contemporaneidad de las sociedades no europeas. Cietamente, este paso no se puede exagerar, como tampoco se puede olvidar que objetivo del mismo iba mucho ms all del conocimiento y control de los paseno europeos por el poder estadounidense. La nocin de una cierta contemporneidad en el estudio de las sociedades no europeas y coloniales tambin venmuy a propsito del proceso de descolonizacin que comenz a ocurrir poc

    despus del fin de la Segunda Guerra Mundial. Antiguas colonias pasaban a seahora Estados nacionales, y por tanto, empezaban a ser manejados con las mimas tecnologas e ideas que Europa utiliz en la fabricacin de sus Estadonacin. Tambin se encuentra la Unin Sovitica, la cual representaba una amenaza para el mundo en ese momento, tal y como era concebida por el estadoundense y el bloque occidental. Los estudios de rea concebidos inicialmente antedel comienzo de la Guerra Fra por funcionarios de la milicia estadounidensproponan de antemano una nueva orientacin que le vendra muy bien al confrontar el mundo que le tocara manejar.6

    Otra contribucin de los estudios de rea a las ciencias sociales europeas fu

    la introduccin de una perspectiva interdisciplinaria. Ellos abandonaron el com

    6 Sobre la relacin entre los estudios de rea y la milicia estadounidense, vase Wallerstein, op. cit., p195-210.

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    promiso con la integridad metodolgica de las ciencias y se enfocaron ms bienen la supuesta integridad de la regin geopoltica a considerar. Los expertos enestudios de rea se apropiaban de diversas disciplinas (sociologa, geografa, cienciapoltica, etc.), para arrojar luz sobre la complejidad del mundo con el que Esta-dos Unidos ahora se encontraba de frente. La especializacin disciplinaria en-contraba lmites al confrontarse con la nueva tarea de ofrecer conocimiento so-bre un mundo concebido ahora como cambiante y desafiante. Los estudios derea reflejaban una nueva percepcin del mundo y obedecan a nuevos impera-tivos. Servan a los propsitos, no de una Europa que se pensaba como el clmaxde la civilizacin humana y que conceba a otros como atados al pasado y latradicin, sino de una joven nacin que estaba muy familiarizada con la posibili-dad del cambio (de colonia, a Estado-nacin, a imperio) y que se orientabafundamentalmente hacia el futuro.

    Aunque esta clase de estudios superaron de alguna forma el prejuicio cristia-no sobre las culturas y sociedades no cristianas, stos se vieron inspirados, almenos indirectamente por el cristianismo. Los emergentes estudios religiosos

    (ER), forjados en gran medida por evanglicos blancos, sirvieron de modelopara los estudios de rea. Y hoy en da la oposicin a la influencia de los estudiosposcoloniales en los estudios de rea ha llevado a plantear su regreso a unarelacin ntima con el militarismo y la agenda cristiana evanglica conservadoraen los Estados Unidos.7 En efecto, los estudios religiosos precedieron a los estu-dios de rea en la academia estadounidense, y de hecho fueron los primerostipos de studies en los Estados Unidos. La relacin entre stos es relevante porvarias razones. En primer lugar, tal y como indiqu, los estudios sobre las religio-nes mundiales sirvieron de gua para la definicin de los de rea. Aunque en suprincipio estaban muy orientados por la teologa cristiana, promulgaban un en-

    foque interdisciplinario de la religin, que en muchos casos se consideraba rela-tiva a regiones. La relacin entre estos dos estudios es relevante tambin porqueilustra dinmicas interesantes entre el conocimiento y el poder, ya no solamenteentre las lites en Europa y en los Estados Unidos, sino entre las lites al interiorde los Estados Unidos. Si los estudios de rea eran expresin de los intereses

    7 Hace apenas dos aos, cuando todava era director del Departamento de Estudios Internacionales enTrinity College (Hartford, Connecticut), Vijay Prashad plante lo siguiente: The establishmentwants to take back area studies programs to the goal of their origination. Area studies emerges in theearly part of this century mostly as part of US evangelism: K. S. Latourette at Yale helped kick-start eastasian studies (his 1929 book is H istory of the christian missions in China); H. E. Bolton at Berkeleypioneered latin american studies (his 1936 book is The rim of christendom: a biography of E usebio Francisco

    Kino, Pacific Coast Pioneer); A. C. Coolidge at Harvard worked out the contours of slavic studies (hisbig book of 1908 is entitled T he united states as a world power). In its infancy, the church and Washingtonheld sway over area studies. Our evangelical imperials of today want to return to this period. VijayPrashad, Confronting the evangelical imperialists (http:/ / www.counterpunch.org/ prashad11132003.html,2003 [consulta del 17 de octubre de 2005]).

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    cognitivos de las lites estadounidenses en un momento de auge y reconocimiento a nivel mundial, la emergencia de los estudios religiosos obedeci a la respueta de las lites cristianas en los Estados Unidos ante el cuestionamiento del control de la educacin.8 Cuando las bases seculares de la universidad moderna sfortalecieron en los Estados Unidos y las lites religiosas fueron marginadas de misma, stas intentaron mantener su presencia en la universidad para, entre otracosas, continuar proveyendo una educacin religiosa y moral a la nueva genercin de la lite estadounidense. Pero la base de tal educacin ya no poda seteolgica o confesional, sino secular. De aqu el surgimiento de los estudios relgiosos, en su mayora controlados por las mismas lites blancas protestantes quhaban sido desplazadas de la universidad. En algunos casos la transicin fuobvia: el estudio confesional de la religin se fue ubicando en escuelas ddivinidades y seminarios fuera de la universidad, pero las lites que tenan control de las escuelas y seminarios iban formando paulatinamente a su vedepartamentos o programas de religin para as asegurar alguna influencia en educacin liberal de las nuevas lites.9

    As pues, las primeras formas de studies o estudios interdisciplinarios en loEstados Unidos estaban directamente relacionadas con los intereses de determnadas lites. No hay nada en los estudios interdisciplinarios que los hagan, poejemplo, anti o post-positivistas, o que los hagan crticos. Los llamados estudiotnicos, y los estudios de la mujer (EM), tienen una orientacin y un origen fundmentalmente distintos. En vez de expresar los intereses polticos y cognitivos dlas lites estadounidenses, son el resultado de protestas de movimientos socialeen los Estados Unidos. Aqu los protagonistas no eran las lites blancas, sinsectores sociales racializados y marginados por ellas, primero en el genocidiindgena y la esclavitud negra, y luego en la colonizacin del norte de Mxico

    partir de 1848, y de Guam y Puerto Rico a partir del 1898. Tambin se encontrban grupos de inmigrantes de China, Japn, Corea, Vietnam y otros lugares dAsia y Amrica Latina que haban venido a trabajar en la joven nacin y a quienese les identificaba con los sujetos ya racializados. La presin y protesta de indgenas, negros, chicanas y chicanos, puertorriqueos, chinos, y tantos otros desdlos aos 50 y, especialmente, a finales de la dcada de los 60, tuvieron comresultado la creacin de los estudios tnicos.10 Ahora bien, la pregunta es cul ela base epistemolgica de los mismos. Es aqu que la idea de Wallerstein de quson una consecuencia no intencionada de los estudios de rea se vuelve relevant

    8 Para un estudio amplio y detallado acerca del surgimiento de los Estudios Religiosos (ER) en lEstados Unidos y su afiliacin con las lites cristianas blancas ver D. G. Hart, The university gets religireligious studies in american higher education (1999). Baltimore: The Johns Hopkins University Press.

    9 Hart, T he university gets religion.10 Wallerstein, op. cit., pp. 227-228.

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    pero tambin se muestra muy problemtica.Segn el planteamiento de Wallerstein, la academia estadounidense le debe en

    gran medida a los estudios de rea la legitimacin de los estudios interdisciplina-rios. Aunque siempre han tenido sus escpticos, stos se continuaron propagan-do y hoy da es claro que no hay vuelta atrs. A finales de los 60 y principios de los70 estaban muy afincados en la academia estadounidense. Y en un contexto don-de distintos grupos tnicos reclamaban representacin acadmica, tanto de pro-fesores como en trminos de materia, stos sirvieron como modelo para laincorporacin de tales demandas a la universidad secular y moderna estadouni-dense. Los estudios tnicos y los de rea eran interdisciplinarios, pero en vez deadquirir coherencia a partir de la regin del mundo en la que se enfocaban,tomaban como objetos de investigacin a las distintas comunidades tnicas decolor en los Estados Unidos. Es decir, as como los estudios de rea se acerca-ban a distintas regiones del mundo (frica, Asia, Amrica Latina, etc.), los estu-dios tnicos toman como objeto a distintos grupos minoritarios dentro de un Esta-do-nacin. En el caso de los Estados Unidos estos grupos son los afro-americanos,

    asitico-americanos, pueblos indgenas y latinos. La diferencia entre ellos estaba tam-bin en la naturaleza de su origen, y por eso tambin de cierta manera en su misin:los estudios de rea se orientaban por la idea de proveer conocimiento sobre regio-nes extranjeras para poder estimar su peligro y determinar cualquier tipo de respuestay accin por parte de los Estados Unidos (desde econmica hasta blica), mientrasque los estudios tnicos estaban fundamentalmente orientados por la tarea deempoderar a las comunidades despojadas de recursos de forma sistemtica en losEstados Unidos. En fin, la meta de unos estaba altamente ligada con un proyectoneo-colonial de una nacin que se volva hegemnica, mientras que la de los otros seorientaba por una agenda de descolonizacin interna.

    Sin embargo, la divisin del trabajo acadmico de los estudios tnicos conbase en distintos grupos tnicos en la nacin encarnaba un doble peligro: elacrecentamiento de polticas sectarias de identidad, y cierto compromiso con loque Lisa Lowe denomina la ontologa nacional.11 El primer peligro creaba disen-sin y lucha por recursos entre los diferentes programas de estudio o departa-mentos vinculados a los estudios, y el otro ayudaba a legitimar la idea de ciertoexcepcionalismo estadounidense que llevaba a soslayar el tema del carcter am-

    11 Lisa Lowe, Epistemological shifts: National Ontology and the New asian immigrant. En: KandiceChuh y Karen Shimakawa (eds.). Orientations: Mapping studies in the asian diaspora. Durham: Duke Univer-sity Press, 2001, pp. 267-276.

    12 Para una explicacin de la concepcin de mundo moderno/ colonial vase Walter Mignolo, Josde Acostas Historia natural y moral de las Indias: Occidentalism, the modern/ colonial world, and thecolonial difference. En:N atural and moral history of the Indies by Jos de A costa. Durham: Duke UniversityPress, 2002, pp. 451-518. La idea de modernidad/ colonialidad est inspirada por el trabajo de AnbalQuijano sobre la colonialidad del poder. Vase, entre otros, Anbal Quijano, Colonialidad del

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    plio de la racializacin y la colonizacin en el mundo moderno/ colonial.12 Apues, podra decirse que mientras los estudios de rea tenan un origen imperipero podan tornarse, a travs de reflexiones crticas sobre las ambiciones de loEstados Unidos, en fuente del pensamiento descolonizador, los estudios tnicocuyo origen haba sido inspirado por luchas de la descolonizacin interna de sociedad estadounidense, podan tornarse inefectivos o a veces cmplices, coun punto de vista no necesariamente colonizador, pero s al menos conservado

    Los estudios tnicos a veces se tornaban super-particularistas: es decir, planteaban que lo que aplicaba para un grupo tnico no aplicaba a otros. Cada grupse vea como un bastin a proteger, de forma que slo un especialista que a vez perteneciera al grupo en cuestin tendra la autoridad para producir conocmiento sobre el mismo. Otras veces se planteaban en trminos de la aplicacin expansin mnima de disciplinas establecidas. Exista la idea de que las cienciasociales tenan limitaciones, pero a la vez se tena la impresin de que no podaalejarse mucho de ellas. Esto tena que ver tanto con la preparacin acadmica dsus profesores como con cuestiones de legitimacin. Adems, habra que aad

    que fueron ciertas disciplinas como la sociologa, la historia, la literatura y loestudios culturales o que han dominado el campo. Hoy en da la interdisciplinariedad aumenta y se suman nuevas disciplinas, como la filosofa y los estudioreligiosos, a los ofrecimientos de los estudios tnicos. Pero tal enriquecimientoexpansin no acalla todava los escepticismos que los consideran como un resultado no intencionado de los estudios de rea, o como un agente meramenpoltico dentro de la academia, enceguecido por visiones identitarias y que partcipa de una ontologa nacional.

    La pregunta clave aqu es la siguiente: cules son las problemticas que enfrentan los estudios tnicos que les son intrnsecas, y cules ms bien emanan d

    su afiliacin con los estudios de rea? Si los primeros son un resultado nintencionado de los segundos entonces no cabra tal distincin; faltara, sin embargo, explorar otra alternativa: no que los tnicos sean un resultado no intencionado de los de rea, sino que estos ltimos hayan servido como modelpara institucionalizar en la estructura acadmica existente el tipo de demandas intervenciones que los grupos minoritarios tnicos en los Estados Unidos lhicieron a la universidad. Wallerstein no hace esta distincin. La idea que quierexponer aqu es que no fue tanto que los estudios de rea tuvieran un resultadno anticipado como que, sin nunca pretenderlo o tenerlo en sus horizontes d

    poder y clasificacin social. En: Journal of world-systems research XI, nm. 2, 2000; Anbal QuijanColonialidad del poder, cultura y conocimiento en Amrica Latina. En: Santiago Castro-GmeOscar Guardiola-Rivera y Carmen Milln de Benavides (eds.). Pensar (en) los intersticios: teora y prctica la crtica poscolonial. Bogot: CEJA, Instituto Pensar, 1999; Anbal Quijano, Colonialidad y moderndad/ racionalidad. En: Per indgena 29, 1991.

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    posibilidades, facilitaron, a la vez que canalizaron (y por tanto pudieron haberlimitado), la incorporacin de las demandas de grupos polticos subalternos a laacademia. Wallerstein seala el origen particular de los estudios tnicos, peroqueda satisfecho con identificar una epistemologa compartida con los estudiosde rea. Olvida, as, la dimensin epistemolgica de las intervenciones polticasmismas como formas de estudios tnicos que precedieron incluso a los de reay que se volvieron desde el comienzo parte fundamental de los mismos. De aquque Wallerstein no pueda notar su potencial epistemolgico ni las implicacionessobre la forma en que el conocimiento est estructurado en la academia occi-dental. Por eso en sus escritos sobre de-pensar las ciencias sociales y en susexploraciones sobre cmo articular una ciencia social para el siglo XXI, toma a lasciencias naturales como modelo de cambio epistemolgico innovador, peronunca se le ocurre observar las formas de conocimiento que se volvieron centra-les en los estudios tnicos, y que se le siguen sumando hoy da como fundamen-tales para un proceso de descolonizacin epistmica y de transformacin de ladivisin de conocimiento en la universidad.13 La subordinacin de los stos a los

    de rea por parte de Wallerstein, as tambin como su fascinacin con las cienciasnaturales y la imposibilidad de observar innovaciones epistemolgicas genuinasfuera de ese mbito, lo hacen aparecer a la vez como decimonnico y comoinconsistente. Decimonnico porque es claro que todava toma a las cienciasnaturales como modelo de conocimiento (aun cuando lo que toma de ellas es laforma en que se han adaptado al cambio), e inconsistente porque su formapreferida de anlisis (anlisis de sistema-mundo) fue ella misma inspirada porgiros epistmicos que tambin pueden vincularse al origen de los tnicos: la so-ciologa de la dependencia latinoamericana que naci, junto a ellos, en la dcadade los 60. En resumen, Wallerstein los liga excesivamente, cuando se podra ms

    bien explorar y explotar las bases comunes de los tnicos y el anlisis del sistema-mundo. Para hacer justicia a Wallerstein, hay que sealar que se merece todo elcrdito por estar abierto a este tipo de trabajo y por ayudar a difundirlo.14

    13 Immanuel Wallerstein, The end of the world as we know it: social science for the twenty-first century. Minneapolis:University of Minnesota Press, 1999; Immanuel Wallerstein, Unthink ing social science: the limits of nineteenth-century paradigms. Cambridge: Polity Press, 1991. Para acercamientos crticos a esta dimensin deltrabajo de Wallerstein vase Ramn G rosfoguel, Colonial difference, geopolitics of knowledge,and global coloniality in the modern/ colonial world-system, Review 25, nm. 3, 2002, pp. 203-204;Ramn Grosfoguel, Colonial subjects: Puerto R icans in a global perspective. Berkeley: University of CaliforniaPress, 2003; Ramn Grosfoguel, Subaltern Epistemologies, Decolonial imaginaries and the redefinitionof global capitalism. En: Review 28 (forthcoming 2005); Nelson Maldonado-Torres, Post-imperialreflections on crisis, knowledge, and utopia: transgresstopic critical hermeneutics and the Death of

    european man. En: R eview: A journal of the Fernand Braudel Center for the S tudy of E conomies, H istoricalSystems, and Civilizations 25, nm. 3, 2002: pp. 277-315.

    14 Ejemplos de esto son Grosfoguel, colonial subjects; Ramn Grosfoguel, Nelson Maldonado-Torres yJos David Saldvar (eds.). L atin@s in the world system: decolonization struggles in the 21st Century U.S . E mpire.Boulder, Col.: Paradigm Press, 2005.

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    Otra visin de los estudios tnicos

    Intentemos entonces dar otra perspectiva sobre los estudios tnicos. No ya anclados en las otras formas de studies ni distanciados de ellas solamente por sorigen.

    L os estudios tnicos estn llamados errneamente

    Tomo como punto de partida aqu la idea que se ha estado discutiendo sobre eparalelo fundamental entre los estudios tnicos y los de rea. Segn ese punto dvista, la diferencia entre ellos consiste en que mientras los ltimos toman comobjeto de indagacin distintas reas geopolticas dentro de un mbito internacional, el rea en cuestin para los tnicos estara compuesta por minoras tnicdentro de una nacin. Lo interesante en este caso es que stos han tendido utilizar ms el lenguaje de raza en sus anlisis que el lenguaje mismo de etnicidad

    Es decir, pese a su nombre, etnia nunca se ha convertido en la categora centrde los estudios tnicos, tal y como se producen en los Estados Unidos. Por quocurre tal cosa? En primer lugar porque la misma ola de movimientos de protesta que les dio origen responda crticamente a una realidad que planteaba ucarcter diferencial entre unas etnicidades y otras. Los europeos haban sido continuaban siendo integrados a la nacin mucho ms rpido y efectivamenque grupos provenientes de otras regiones, particularmente del Sur y el Este. Lintegracin era mucho ms fcil para sujetos de piel clara provenientes de Europa, y ms difcil para aquellos considerados de color, provenientes de otrolugares. Entre tanto la poblacin negra y la indgena, que haban sido constitut

    vas del Estado-nacin, continuaban en posicin subordinada. Y, de hecho, unestrategia para legitimar la subordinacin era la identificacin con alguno de etos grupos. A los irlandeses y los chinos, por ejemplo, se les llamaba niggero se leconsideraba negros, pero segn se diferenciaron de la comunidad negra fueroreconocidos como blancos o, en el caso de los chinos,A sian A mericans (es deciuna entidad aparte de los negros que podan reclamar su estado de inmigrantes).15 Lo mismo ocurri con otros grupos tnicos. Aunque los Estados Unidose declaraban un melting pot, era claro que haba grupos a los que no se les permta disolverse en la sopa tnica. stos eran algo as como elementos indisoluble

    15 Jonathan W. Warren y France Winddance Twine, White americans, the new minority?: non-blacand the ever-expanding boundaries of whiteness. En: Journal of black studies 28, nm. 2, 1997: pp. 20218. Grosfoguel tambin habla en Colonial subjects de la afro-americanizacin de los puertorriquos en Nueva York.

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    en la parte de abajo del caldero. Tanto la estructura del poder como el carcterde las razones que se daban apuntaban a una continuidad con el legado delracismo en los Estados Unidos. Es decir, haba etnias que eran tratadas y conti-nan siendo tratadas como razas.

    La nocin de estudios tnicos, puede muy bien ofrecerle a la universidad unaforma de aceptar y ubicar a los estudios que se encargan de analizar el racismo en lamodernidad, pero esto no corresponde con el anlisis que se hace a menudo enesos espacios de trabajo. La nocin tambin corre el peligro de invisibilizar lasrelaciones de poder que continan produciendo un mundo estructurado por laidea de raza o por actitudes raciales. Cuando me refiero a la idea de raza no digocon esto que las mismas existan como entidades biolgicamente determinadas,sino ms bien como social y polticamente creadas. Aunque ya es raro que sejustifiquen formas de dominacin racial utilizando el concepto de raza, no debeolvidarse que cuando una idea o concepto ha sido regulativo en una sociedad,mostrar su falsedad no es suficiente para alterar la estructura de poder ni elcomportamiento de los sujetos. Pierre Bourdieu acu la nocin de habitus para

    referirse a las ideas y conceptos ya incorporados al nivel corporal, ritual y actitudinalde los sujetos, y que continan funcionando aun cuando el concepto ya no eslegtimo.16

    Cuando hablamos de racismo hablamos de patrones de conducta y actitu-des, as como de una infraestructura social que contina y disemina el prejuicioracial de distintas formas. Ya Fanon haba hablado de mutaciones en el discursoracial: de un racismo biolgico a uno cultural.17 De la misma manera se puedehablar de un racismo epistemolgico, que milita contra la integracin de sujetosde color a los sistemas universitarios y al florecimiento de formas de pensamien-to que dan expresin a sus preguntas, inquietudes y deseos. En un contexto

    donde sujetos racializados apenas comienzan a encontrar apoyo para tener acce-so a la educacin universitaria, los estudios tnicos tienen mucho que ofrecerpara ayudar a descolonizar las estructuras institucionales y epistemolgicas en elmodelo universitario existente. Por eso, siguiendo a la intelectual chicana LauraPrez, sugiero que se les denomine Estudios Descolonizadores o Descoloniales.Asimismo, se pueden referir a las perspectivas que se trabajan dentro de esteespacio acadmico como ciencias descoloniales.

    16 Pierre Bourdieu. T he logic of practice, (trad. Richard Nice). Stanford University Press, 1990.17 Frantz Fanon. Toward the african revolution: political essays, (trad. Haakon Chevalier). Nueva York: Grove

    Press, 1988.

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    E studios tnicos o una nueva institucin y estructura epistemolgica

    Otro punto interesante respecto al origen de estudios tnicos es que los movmientos sociales que los impulsaron demandaban no un departamento o uprograma de enseanza e investigacin, sino una Universidad del Tercer Mundo.18 Esto implica, en primer lugar, que esos grupos tenan una visin de tranformacin epistemolgica e institucional amplia y que saban que tal transformacin no poda ocurrir dentro de las instituciones educativas ya establecidas. Potanto, el problema que confrontan los estudios tnicos no es slo que su propinombre milita contra el tipo de intervencin que plantean, sino tambin que sadaptacin al nivel departamental o de programa en la universidad es una expresin limitada de las ambiciones que les dieron origen. Las intervenciones poltcas y epistemolgicas de dichos grupos sociales demandaban una nueva univesidad y no slo un nicho dentro de la ya existente. As pues, aunque los estudiohan sido tomados como ejemplo por algunos de una aventura interdisciplinarisus orgenes apuntan a algo ms radical todava, que sugiere la transgresin

    trascendencia de las disciplinas, esto es, una perspectiva transdisciplinaria orientda, en este caso, por una perspectiva descolonizadora y des-racializadora. LUniversidad del Tercer Mundo habra de convertirse en una mquina de conocmiento que desmontara las estructuras epistemolgicas puestas por el racismpor el colonialismo y por otras formas de subordinacin y hegemona, mientratambin abra lugar a la articulacin sistemtica de distintas formas de conocmiento.

    Movimiento internacional

    El tercer punto est implicado en el segundo. El movimiento social que exiga creacin de una Universidad del Tercer Mundo tambin se denominaba com

    18 Para una revisin de la historia y metodologas principales en los EE en los Estados Unidos vaRamn A. Gutirrez, Ethnic studies: its evolution in american colleges and universities. E

    M ulticulturalism: a reader, (ed. David Theo Goldberg). Malden, Mass.: Blackwell, 1995, pp. 157-16Evelyn Hu-DeHart, The history, development, and future of ethnic studies. En: Phi D elta Kapp75, nm. 1, 1993, pp. 50-55; Philip Q. Yang. En: E thnic studies: issues and approaches. Albany: StaUniversity of Nueva York Press, 2000. Para un anlisis de la relacin ent re los estudios de rlatinoamericanos y los estudios tnicos latinos vase Agustn Lao Montes. Latin american arstudies and latino ethnic studies: From civilizing mission to the barbarians revenge. En: N ewsletter

    hispanic/ latino issues in philosophy 00, nm. 2, 2001; Walter Mignolo, The larger picture: hispaniclatinos (and latino studies) in the colonial horizon of modernity. En: H ispanics/ latinos in the UniStates, (eds. Jorge J. E. Gracia y Pablo de Greiff). Nueva York: Routledge, 2000; Walter Mignolo. Latamerican social thought and latino/ as american studies. En: N ewsletter on hispanic/ latino issues

    philosophy 00, nm. 2, 2001.

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    un movimiento del Tercer Mundo. Esto significaba que la conciencia del mismoera internacionalista y no nacionalista. Esta dimensin internacionalista del movi-miento vena de una experiencia previa del movimiento negro en los EstadosUnidos y en el Caribe, que ya haba adquirido una perspectiva amplia del proble-ma racial y lo haba relacionado con el problema colonial en la modernidad. DuBois, Csaire y Fanon fueron tres figuras que haban defendido este punto devista. La visin internacionalista tambin era propia de los chicanos, puertorri-queos, descendientes de chinos, japoneses y otros grupos, pues la forma en questos eran percibidos en los Estados Unidos estaba en gran parte relacionadacon la posicin que sus pases de origen ocupaban en el imaginario moderno yen el orden internacional de la guerra fra.19 Esto es, que la racializacin social enlos Estados Unidos estaba relacionada con una racializacin ms amplia a nivelgeopoltico. Y en muchos casos las lites que venan a Estados Unidos de algu-nos pases del Tercer Mundo llegaban a experimentar por primera vez en carnepropia el estigma racial asociado a su pas de origen, el que a su vez estabarelacionado con el racismo que esas mismas lites sostenan respecto a los sujetos

    de color en sus pases. Con pocas excepciones, cualquier sujeto del Tercer Mun-do, perteneciente a la lite o no, encontrara racismo en los Estados Unidos. Laexperiencia migratoria al Norte no poda dejar de hacer referencia a un espaciogeopoltico ms amplio.

    Otra razn, an ms obvia, para que el movimiento de protesta (cuyas peti-ciones dieron origen a los estudios tnicos en los Estados Unidos), tuviera uncarcter internacionalista, es que ste era uno entre tantos otros movimientos deprotesta en el mundo durante la dcada de los 60. La experiencia del movimien-to de derechos civiles estaba muy presente. En tal lucha, algunos de sus represen-tantes como Martin Luther King Jr., aprendan del movimiento por la descolo-

    nizacin de la India impulsado por Mahatma Gandhi. El chicano Csar Chvez,dirigente de campesinos en el suroeste de los Estados Unidos, se reuna conLuther King y tambin lea vorazmente los escritos de Gandhi. Ambos movi-mientos fueron tambin entusiastas lectores de Frantz Fanon; aunque Fanon ha-ba escrito en Martinica y Argelia, les hablaba a ellos claramente, as como toda-va les contina hablando a muchos hoy.20 Es cierto que haba movimientosultranacionalistas en los Estados Unidos, o con visiones muy estrechas de laidentidad, pero diversas facciones del movimiento negro y chicano primordial-mente, junto con grupos indgenas, puertorriqueos y minoras racializadas de

    19 Esta perspectiva ha cobrado ms vigor en los ltimos aos. Vase Kandice Chuh y Karen Shimakawa(eds.). Orientations: mapping studies in the A sian D iaspora. Durham: Duke University Press, 2001; Grosfoguel,Maldonado-Torres y Saldvar (eds.) L atin@ s in the world system: decolonization struggles in the 2 1st CenturyU.S. E mpire.

    20 Sobre el tema de la relevancia de Fanon hoy vase Gordon, 2005 #1257;Bhabha, 2004 # 1294@vii-xli.

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    otra procedencia, se unieron en un movimiento con una fuerte tendencia interncionalista y transtnica, ms all de las polticas de la identidad y del nacionalismPor eso pedan una Escuela del Tercer Mundo. Todo esto indica que aunque hadiferencias entre los grupos y discontinuidades en la forma en que se ejerce poder, tambin existen elementos en comn y continuidades cuyo reconocmiento ha servido de plataforma para una intervencin poltica y epistemolgca radical.

    Las ciencias sociales tienden a dividir el mundo en pedazos (lo poltico, leconmico, lo social); estos grupos, sin embargo, demandaban la articulacin dtendencias similares y de continuidades en las formas modernas de poder qulos continan oprimiendo y marginando. Las ciencias sociales, en los tiempos dla posmodernidad, se resisten a generalizar, pero cmo no aludir a generaliddes cuando el racismo lo que hace es precisamente eso; a saber: imponer generalidades? Eliminar la referencia a generalidades y a patrones de poder llevara poun lado a hacer al racismo invisible, y por otro, a eliminar la posibilidad de unlucha conjunta contra el mismo. El mundo no es tan dicotmico como la mo

    dernidad lo quera hacer ver, pero tampoco est tan fragmentado como loposmodernos lo conciben. El reto para las ciencias descoloniales consiste epoder reconocer la diversidad sin atropellar la unidad, reconocer la continuidasin menospreciar el cambio y la discontinuidad. Tambin tienen que reconoceque el cambio y la unidad son relativos al ojo desde el cual se miren, y que parsujetos racializados el mundo, al fin y al cabo, no ha cambiado tanto. A locondenados en el infierno de la modernidad/ colonialidad no les toca gozdemasiado de cambios en la Tierra o en el cielo. Las ciencias descoloniales solas ciencias que intentan dar sentido y precisin a tal impresin.

    Finalmente, cabe preguntarse por qu, si los mal llamados estudios tnico

    tienen una raz tan profundamente internacionalista, se les considera nacionalistaidentitarios o particularistas. Una opinin como esa no debe resultar extrapues una visin propia del legado racista es que los sujetos de color no puedearticular generalidades o puntos de vista que sobrepasen su contexto o subjetivdad. Es como los debates que ha habido en algunos lugares en Amrica del Susobre si un indgena puede tener una posicin de liderazgo en un pas.21 Argumentos esgrimidos contra ello incluyen la idea de que un indgena no puedrepresentar a todos los sectores de la sociedad. Un indgena representa a loindgenas y slo puede expresar sus intereses. Un mestizo, sin embargo, es vistcomo alguien que puede representar los intereses de todos.

    Por otro lado, es cierto que los llamados estudios tnicos a veces han contr

    21 Pienso ms que nada en el caso de Ecuador en los ltimos aos.

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    buido a tal concepcin. Este patrn tambin es conocido en las relaciones racia-les: a veces el sujeto racializado ofrece como respuesta un punto de vista que afin de cuentas legitima o refuerza la perspectiva dominante sobre los gruposracializados. A este respecto hay que decir que estos estudios han mostrado doslmites particulares en su historia (los cuales estn ligados en parte a su origen y asu forma de acomodamiento en la universidad moderna). Dichos problemasson el inmediatismo poltico y la necesidad de reconocimiento de la identidad.El problema ha sido que las dimensiones tericas profundas de los movimientosque les dieron origen han sido puestas en cuestin a veces no slo por eurocn-tricos blancos, sino tambin por sujetos de color que demandaban ingerenciapoltica concreta inmediata o que los vean como un servicio teraputico paraminoras que buscaban saber ms sobre su identidad. Estos son problemas in-ternos a los estudios, que se vieron exacerbados por su ubicacin dentro de laestructura universitaria dominante, la cual abri un espacio a estos estudios paraque hubiera representacin tnica y no para que se diera una revolucin epistmica.El asunto principal para la universidad era que se convirtieran en un espacio para

    acomodar a intelectuales de color y luego que stos le aportaran los conocimien-tos sobre su historia y su cultura a estudiantes de color.

    Para las ciencias descoloniales el asunto central es muy diferente. Sus preocu-paciones tienen que ver con la pregunta sobre qu significa que el sujeto racializadose convierta en sujeto de conocimiento. Es decir, qu ocurre cuando alguien quees considerado objeto se torna sujeto. Qu sentido de subjetividad surge desdela experiencia de ser objeto? Qu se puede decir sobre las estructuras materialesy epistemolgicas que legitimaron la produccin de unos sujetos como objetos?De aqu nace una nueva teora crtica y un nuevo sentido de lo humano.

    L as fuentes intelectuales de las ciencias descoloniales

    Ya dijimos que la caracterizacin que hace Wallerstein de los estudios tnicosexplica ms bien los mecanismos de su incorporacin a la academia, y no lainspiracin ni las bases epistemolgicas de los mismos. Para tener una nocin destas hay que ir a figuras clave en los estudios, llamados ahora junto con otrasperspectivas crticas en las distintas disciplinas acadmicas ciencias descoloniales.La nocin de ciencias descoloniales viene de entender las formas de conoci-miento crticas y de construccin de alternativas que se encuentran en los estudios

    tnicos como centrales a un proceso de descolonizacin material y epistmica.Mientras las ciencias sociales servan a la nacin, las ciencias descoloniales sir-ven al proceso de descolonizacin, el cual comenz en el mismo momento enque tambin empez la colonizacin moderna. Las ciencias descoloniales en-

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    cuentran su inspiracin primera no en el asombro ante el mundo, sino en el gridel colonizado ante una realidad deshumanizadora. stas responden al escndlo que significa la muerte, el genocidio y la racializacin de unos humanos pootros.

    El escndalo ante el mundo de la muerte colonial se transforma en grito y grito gradualmente se torna llanto, amor, teora y ciencia.22 El grito y el llantgradualmente se tornan en una actitud crtica cognitiva y prctica la cual se puedllamar actitud descolonial.23 Pues bien, la actitud descolonial sirve de inspiraciy orientacin a una forma de conocimiento que interrumpe la estructura de laciencias establecidas. W.E.B. du Bois lo hizo claro en su texto The souls of black fo(L as almas de la gente negra): entraba dentro del velo impuesto por el racismo parpor primera vez tener una idea de cmo se vea el mundo desde la perspectivde los sujetos racializados.24 Desde all que lo que l perciba como problema nera la gente negra, sino lo que l llam la lnea de color o el racismo. Du Botambin percibi lo que llam la doble conciencia del negro, la cual consista en primelugar en verse desde la perspectiva del blanco o del sujeto en una posici

    hegemnica. Lewis Gordon ha destacado que tambin hay un segundo estadde la doble conciencia: el momento cuando el cientista nota las contradiccioneentre las promesas y afirmaciones de la visin hegemnica en torno a lo humany la realidad que confrontan los sujetos racializados.25 El primer momento es del engao pero tambin el del escndalo ante la realidad que conduce a tautoengao. El segundo momento es el de la crisis (la llamada a una decisin) el de la crtica. Me parece tambin que se puede aadir un tercer momento a esdinmica, que es sugerido cuando Du Bois habla de articular una nueva unidaque supere el engao y provea una solucin a la crisis. l habla de construir unnueva unidad subjetiva, un nuevo yo y, en definitiva, un nuevo mundo. Est

    tercer momento no es un momento hegeliano de sntesis. Como en Fanon, DBois tambin difiere con la concepcin hegeliana de la dialctica entre amo esclavo.26 En primer lugar el amo no busca reconocimiento del esclavo, sino qu

    22 Vase Gordon. Through the zone of nonbeing; Nelson Maldonado-Torres. The cry of the sas a call from the other: the paradoxical loving subjectivity of Frantz Fanon. En: L istening: Journal

    Religion and Culture 36, nm. 1, 2001, pp. 46-60.23 Otras formas de referirse a la misma es atitude quilombola, tal como se trabaja por el movimiento afr

    brasileo de Baha llamado de la misma forma. Otras concepciones parecidas surgidas ms recientmente incluyen la nocin de la actitud cimarrona, trabajada por Edizon Len de Ecuador.

    24 W.E.B. du Bois, T he souls of black folk . A uthoritative tex t. C ontex ts. Criticisms Henry Louis Gates Jr. y TeHume Oliver (ed.) Nueva York: W. W. Norton, 1999.

    25 Tomo la idea de las exposiciones de Gordon en sus seminarios en la Fbrica de Ideas, organizadas pel Prof. Livio Sansone (Centro de Estudios Afro-orientales, Universidad Federal de Baha; SalvadBrasil), las cuales se llevaron a cabo del 22 al 26 de agosto del 2005.

    26 El recuento hegeliano de la dialctica del amo y el esclavo aparece en G. W. F. Hegel, Phenomenologyspirit (trans. A. V. Miller). Oxford University Press, 1977.

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    le impone su esquema interpretativo para que el esclavo aspire a imitar al amo.As el amo no necesita utilizar la fuerza para dominarlo, pues el esclavo se escla-viza l mismo. Tambin, en forma distinta al esquema de Hegel, en esta propues-ta el esclavo no se reconoce en el producto de su trabajo. En la visin duboisianael esclavo se adentra en su subjetividad y contina mirando al amo para articularlas contradicciones en el discurso del amo. El esclavo no se conforma con traba-jar sino que se vuelve terico crtico. El mpetu de la teora crtica descolonial seencuentra aqu, lo que la hace distinta a formulaciones ms tradicionales de crticaque se remiten ms exclusivamente a la resistencia del burgus europeo frente alorden absolutista. La teora crtica descolonial parte ms bien de la idea de que lacrtica que el burgus haca del absolutismo era ella misma objeto de indagacincrtica por parte del esclavo. Finalmente, el esclavo supera el momento de lacrtica e intenta producir una nueva visin de lo humano donde ya no existen niamos ni esclavos. No se trata de una sntesis de momentos anteriores, sino deuna paradoja donde el esclavo suspende sus propios intereses identitarios en vasa la articulacin de un nuevo mundo de significado que permita adentrarse en un

    mundo otro, ms all de las dinmicas de colonizacin y racializacin material,epistmica y espiritual.

    Es este tercer momento de construccin de un nuevo ideal de lo humano loque Frantz Fanon propone en la conclusin a L os condenados de la T ierra.27 Allplantea la transformacin de la conciencia nacional en un nuevo humanismo.Cuando habla de un nuevo humanismo no se refiriere a un nuevo liberalismo,sino a una superacin del mismo. Tal y como Sylvia Wynter ha insistido por largotiempo, para entender la intervencin fanoniana es necesario remontarse a loscomienzos mismos del discurso humanista en los siglos XIV al XVI.28 As podranotarse que el problema de la lnea de color del que hablaba Du Bois no era el

    resultado o la expresin de una sociedad norteamericana en particular, sino quese refera a una dimensin constitutiva del humanismo moderno y que marcabasus distintas producciones: desde el Estado-nacin secular hasta la concepcinmisma de las ciencias sociales.29 El discurso de Fanon expres las contradicciones

    27 Frantz Fanon. L os condenados de la T ierra, 3 ed. (trad. Julieta Campos). Mxico: Fondo de CulturaEconmica, 2001.

    28 Sylvia Wynter, 1492: A new world view. En: Vera Lawrence Hyatt y Rex Nettleford (ed.). R ace,discourse, and the origin of the A mericas: A new world view. Washington, D. C.: Smithsonian Institution Press,1995, pp. 55-57; Sylvia Wynter, Columbus and the poetics of the propter nos. En: A nnals ofscholarship 8, nm. 2, 1991, pp. 251-286; Sylvia Wynter. Towards the sociogenic principle: Fanon,identity, the puzzle of conscious experience, and what it is like to be black . En: Mercedes F. Durn-

    Cogan y Antonio Gmez-Moriana (eds.). N ational identities and sociopolitical changes in L atin A merica,Nueva York: Routledge, 2001, pp. 30-66; Sylvia Wynter. Unsettling the coloniality of being / power

    / truth / freedom: Towards the human, after man, its over representation, an argument. En: The N ewCentennial Review 3, nm. 3, 2003, pp. 257-337.

    29 Vase Wynter, Idem.

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    del discurso humanista y plante su superacin mediante una praxis descolonizadora que iba acompaada de un pensar nuevo. Este tipo de perspectiva le provee una orientacin ms precisa a los llamados estudios tnicos, propuestos aqcomo estudios y ciencias descoloniales.

    Conclusin

    En un panel especial sobre la sociologa pblica de W. E. B. du Bois, en la runin anual de la Asociacin Americana de Sociologa (2004), la feminista negPatricia Hill Coyillas ret a los presentes a pensar en una reformulacin contempornea del reconocido juicio de Du Bois: El problema del siglo XX es problema de la lnea de color. Ella misma ofreci quizs su mejor versin: problema del siglo XXI es el problema de la aparente invisibilidad de la lnea dcolor y de la negacin de su existencia.30 Tanto como en los tiempos de Du Boila sociologa y aquello que pasa como la ciencia social ms avanzada tienden

    volverse cmplices con tal invisibilizacin. Por eso es necesario continuar unprctica incesante de descolonizacin de las ciencias y de las perspectivas seculares, nacionalistas y modernas, que estn casi invariablemente marcadas tambipor perspectivas raciales blancas y criollas, que rigen nuestros ejercicios disciplnarios e interdisciplinarios en la universidad actual. En este contexto, la tarea parel intelectual descolonizador y para los que realizan estudios tnicos (o ms bieestudios descolonizadores) es clara: traer a la luz las nuevas formas en que la lnede color se manifiesta en nuestros das y abrir caminos conceptuales e institucionales para su superacin. Para esto hay que saber teorizar las continuidades en patrn de poder colonial que marca la experiencia de los sujetos modernos a

    vez que es necesario reconocer las nuevas formas y expresiones sutiles que stoma. Tambin hay que superar las limitaciones histricas del modelo de loestudos de rea, as como problemas internos a los estudios tnicos tales comlos de la exacerbacin de la identidad y el inmediatismo poltico. Es necesarireconocer la autonoma relativa de los estudios descolonizadores con respectolos movimientos polticos y de afirmacin identitaria que le dieron origen, pertambin su relacin indispensable con ellos. De aqu que tambin haya qureformular y darle nuevos bros a la relacin entre trabajo acadmico y activismsocial y poltico descolonizador, desracializador y desgenerador.31 Todo esto deb

    30 Parafraseo aqu y traduzco de acuerdo a lo expuesto por Collins en la reunin anual de la AsociaciAmericana de Sociologa (San Francisco, California, 14-17 de agosto, 2004).

    31 Des-generacin se refiere a la accin de transformar las concepciones y relaciones de gnerosexualidad. Le debo el concepto a Laura Prez.

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    hacerse teniendo un horizonte amplio que incluya referencias a la necesidad decrear un nuevo humanismo y acceder a una realidad transmoderna.32

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