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1 Celebración de la Palabra en ausencia del Presbítero Misiones de Semana Santa

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Algunas indicaciones generales sobre cómo realizar la Celebración de la Palabra en ausencia del Sacerdote.

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  • 1

    Celebracin de la Palabra en ausencia del Presbtero

    Misiones de Semana Santa

  • 2

    CONTENI DO

    Directorio para las celebraciones dominicales en ausencia de presbtero ............................................ 3

    El domingo y su santificacin ............................................................................................................................. 4

    Condiciones para las celebraciones dominicales en ausencia del Presbtero. ..................................................... 5

    La celebracin ................................................................................................................................................... 7

    Comisin episcopal de pastoral litrgica ............................................................................................ 11

    Instructivo ....................................................................................................................................................... 11

    El ministro de la celebracin ............................................................................................................................ 11

    Desarrollo de la celebracin ............................................................................................................................ 12

    Domingo de ramos ............................................................................................................................ 15

    Conmemoracin de la entrada del Seor a Jerusaln ....................................................................................... 15

    Lunes santo ....................................................................................................................................... 35

    Martes santo..................................................................................................................................... 41

    Miercoles Santo ................................................................................................................................ 47

    Jueves Santo ..................................................................................................................................... 53

    Viernes Santo .................................................................................................................................... 63

    Via Crucis ........................................................................................................................................................ 63

    Las siete palabras de Jess en la cruz ............................................................................................................... 73

    Celebracin de la muerte del Seor (adoracin de la cruz) .............................................................................. 76

    Procesin del silencio y Corona de los Siete Dolores ........................................................................................ 89

    Sbado Santo .................................................................................................................................... 93

    Vigilia Pascual en la noche santa ....................................................................................................... 94

    Comunin a enfermos ..................................................................................................................... 116

    Oracin de comunin espiritual ....................................................................................................... 117

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    DIRECTORIO PARA LAS CELEBRACIONES DOMINICALES EN AUSENCIA DE PRESBTERO

    1. La Iglesia de Cristo, desde el da de Pentecosts, despus de la venida del Espritu Santo, nunca ha dejado de reunirse para celebrar el Misterio Pascual, el da que ha sido llamado domingo en memoria de la resurreccin del Seor. En la asamblea dominical la Iglesia proclama lo que en toda la Escritura se refiere a Cristo y celebra la Eucarista como memorial de la muerte y resurreccin del Seor, hasta que l vuelva.

    2. Sin embargo, no siempre se puede tener una celebracin plena del domingo. En efecto, ha habido fieles, y todava hoy los hay, para los cuales por la falta de ministro sagrado u otra causa grave le es imposible la participacin en la celebracin eucarstica.

    3. En diversas regiones, despus de la primera evangelizacin, los obispos confiaron a catequistas la tarea de reunir a los fieles el da domingo y de dirigir la oracin a la manera como se hace en los ejercicios piadosos. Esto se debi a que los cristianos, habiendo crecido mucho en nmero, se encontraban dispersos en muchos lugares, aun lejanos, de tal manera que el sacerdote no poda estar con ellos cada domingo.

    4. En otros lugares, a causa de la persecucin contra los cristianos o por otras graves limitaciones impuestas a la libertad religiosa, les est totalmente prohibido a los fieles reunirse en domingo. Como en otro tiempo hubo cristianos que fueron fieles hasta el martirio por participar en la asamblea dominical, de igual modo hoy existen fieles que hacen todo lo posible por reunirse los domingos a orar, o en familia o en pequeos grupos, aun cuando estn privados de la presencia del ministro sagrado.

    5. Por otra parte, en nuestros das, en muchos lugares no todas las parroquias pueden tener la celebracin de la Eucarista cada domingo, porque ha disminuido el nmero de sacerdotes. Adems, por circunstancias sociales y econmicas, muchas parroquias se han despoblado. Por esto ha sido confiado a muchos presbteros el encargo de celebrar varias veces la Misa en domingo en iglesias distantes entre s. Pero tal prctica no siempre ha sido juzgada oportuna, ni para las parroquias, que se ven privadas del propio pastor, ni para los mismos sacerdotes.

    6. Por esto en algunas Iglesias particulares, en que se dan las condiciones antes dichas, los obispos han juzgado necesario establecer otras celebraciones dominicales, cuando no hay presbtero, a fin de que se pueda tener una asamblea cristiana del mejor modo posible y para que la tradicin cristiana del domingo queda asegurada:

    Frecuentemente, sobre todo en tierras de misin, los mismos fieles, conscientes de la importancia del domingo, con la cooperacin de catequistas y tambin de religiosos, se renen para escuchar la palabra de Dios, para orar y para recibir la sagrada Comunin.

    7. Consideradas bien todas estas razones y teniendo en cuenta los documentos promulgados por la Santa Sede, la Congregacin para el Culto Divino, Secundando tambin los deseos de las Conferencias Episcopales, considera oportuno recordar algunos elementos doctrinales sobre el domingo y fijar las condiciones que hacen legtimas tales celebraciones en la dicesis, y adems proporcionar algunas indicaciones para el correcto desarrollo de las mismas celebraciones.

    Tocar a las Conferencias Episcopales, si las circunstancias lo requieren, determinar ms detalladamente estas mismas normas y adaptarlas a la ndole de los diversos pueblos y a las distintas situaciones; asimismo, informar de ello a la Sede Apostlica

    CAPTULO I

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    EL DOMINGO Y SU SANTIFICACIN

    8. Segn la tradicin apostlica, que tiene su origen en el mismo da de la resurreccin de Cristo, la Iglesia celebra el Misterio Pascual cada ocho das, en el da que ha sido llamado, justamente Da del Seor o domingo.

    9. Testimonios de la asamblea de los fieles, en el da que ya en el Nuevo Testamento se designa como domingo se encuentran explcitamente en antiqusimos documentos del primero y segundo siglos. Entre ellos destaca el de san Justino: En el da llamado del sol, todos los habitantes de las ciudades y del campo se renen en el mismo lugar. Sin embargo, el da en que se reunan los cristianos no coincida con los das de fiesta del calendario griego y romano, y por lo mismo constitua tambin para los conciudadanos un cierto signo de profesin cristiana.

    10. Desde los primeros siglos, los pastores nunca han dejado de inculcar a los fieles la necesidad de reunirse el domingo: Puesto que ustedes son miembros de Cristo no se separen de la Iglesia, dejando de reunirse, no desprecien al Salvador ni lo priven de sus miembros; no destrocen su cuerpo ni lo desmiembren Es lo que recientemente ha recordado el Concilio Vaticano II con estas palabras: En ste da, los fieles deben reunirse en asamblea para que, escuchando la palabra de Dios y participando en la Eucarista recuerden la pasin, la resurreccin y la gloria del Seor Jess y den gracias a Dios que los hizo renacer a la viva esperanza por medio de la resurreccin de Jesucristo de entre los muertos.

    11. La importancia de la celebracin del domingo en la vida de los fieles la indica as San Ignacio de Antioquia: (Los cristianos) ya no celebran el sbado, sino que viven conforme al domingo, en el que nuestra vida resucit por medio de l (Cristo) y de su muerte. El sentido cristiano de los fieles, tanto en el pasado como en el tiempo presente, ha tenido en tan gran honor el domingo, que de ninguna manera han querido descuidar su observancia ni siquiera en los momentos de persecucin o en medio de aquellas culturas ajenas a la fe cristiana u hostiles a ella.

    12. Los elementos que principalmente se requieren para que se tenga la asamblea dominical, son las siguientes:

    a. La reunin de los fieles para manifestar que la Iglesia no es una asamblea formada espontneamente, sino que es convocada por Dios, es decir que es el pueblo de Dios estructurado orgnicamente, presidido por el sacerdote que acta en persona de Cristo cabeza.

    b. La instruccin sobre el Misterio Pascual por medio de las Escrituras que son proclamadas, y que son explicadas por el sacerdote o el dicono.

    c. La celebracin del sacrificio eucarstico, realizada por el sacerdote en persona de Cristo, que ofrece en nombre de todo el pueblo cristiano, y por el que se hace presente el Misterio Pascual.

    13. El esfuerzo pastoral debe dirigirse principalmente a conseguir que cada domingo se celebre el sacrificio de la Misa, porque solamente por medio de l se perpeta la Pascua del Seor y la Iglesia se manifiesta de una manera completa: El domingo es la fiesta primordial que debe ser propuesta y recomendada a la piedad de los fieles No se le antepongan otras solemnidades, a no ser que sean de suma importancia, porque e l domingo es el fundamente y el ncleo de todo el ao litrgico.

    14. Es necesario que tales principios sean inculcados desde el inicio de la formacin cristiana, a fin de que los fieles cumplan con gusto el precepto de la santificacin del da festivo y comprendan el motivo por el que cada domingo se renen para celebrar la Eucarista, convocados por la Iglesia, y no simplemente por su propia devocin. As

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    los fieles podrn tener la experiencia del domingo como signo de la trascendencia de Dios sobre el trabajo del hombre y no como simple da de descanso; adems, en virtud de la asamblea dominical, ellos podrn percibirse a s mismos ms ntimamente como miembros de la Iglesia y lo mostrarn al exterior.

    15. En la asamblea dominical, lo mismo que en la vida de la comunidad cristiana, los fieles deben poder encontrar tanto una participacin activa como una verdadera fraternidad y la oportunidad de fortalecerse espiritualmente bajo la gua del Espritu Santo. As estarn protegidos ms fcilmente contra el atractivo de las sectas que les prometen ayuda en el sufrimiento de la soledad y una ms completa satisfaccin de sus aspiraciones religiosas.

    16. Finalmente, la accin pastoral debe favorecer las iniciativas para lograr que el domingo sea tambin da de alegra y de descanso del trabajo, de tal modo que en la sociedad actual se manifieste a todos como signo de libertad y, en consecuencia, como da instituido para el bien de la misma persona humana, lo cual, sin duda, tiene ms valor que los negocios y procesos productivos.

    17. La palabra de Dios, la Eucarista y el ministerio sacerdotal son dones que el Seor ofrece a la Iglesia, su esposa. Deber ser recibidos, ms an pedidos, como gracia de Dios. La Iglesia que goza de estos dones sobre todo en la asamblea dominical, da gracias a Dios por ellos en esta misma asamblea, mientras espera gozar del perfecto descanso ante el trono y ante el Cordero.

    CAPTULO I I

    CONDICIONES PARA LAS CELEBRACIONES DOMINICALES EN AUSENCIA DEL PRESBTERO.

    18. Cuando en algunos lugares no es posible celebrar la Misa en domingo, lo primero que hay que considerar es si los fieles pueden ir a la iglesia de un lugar cercano para participar ah en la celebracin del misterio eucarstico. Hay que recomendar esta solucin tambin en nuestros das, ms an, conservarla en lo posible; pero esto requiere que los fieles sean instruidos rectamente sobre el sentido pleno de la asamblea dominical, para que as se adapten con buen nimo a las nuevas situaciones.

    19. Es de desear que, aun cuando no hay Misa, el da domingo se ofrezcan con amplitud a los fieles reunidos para distintas formas de celebracin- las riquezas de la Sagrada Escritura y de la oracin de la Iglesia, a fin de que no queden privados de las lecturas que se leen a lo largo del ao durante la Misa, ni de las oraciones de lis tiempos litrgicos.

    20. Entre las varias formas que se encuentran en la tradicin litrgica, cuando no es posible la celebracin de la Misa, es muy recomendada la celebracin de la palabra de Dios, la cual, si es oportuno, puede ser seguida de la comunin eucarstica. As los fieles pueden nutrirse al mismo tiempo de la Palabra y del Cuerpo de Cristo. En efecto, escuchando la palabra de Dios, los fieles se dan cuenta de que las obras admirables realizadas por el Seor, que son proclamadas en las lecturas, alcanzan su culmen en el Misterio Pascual, cuyo memorial se celebra sacramentalmente en la Misa y del que se participa tambin por la comunin. Adems, en algunas circunstancias, se puede unir oportunamente la celebracin del Da del Seor con la celebracin de algunos sacramentos y especialmente de los sacramentales, segn la necesidad de cada comunidad.

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    21. Es necesario que los fieles comprendan con claridad que tales celebraciones tienen carcter supletivo y no pueden considerarse como la mejor solucin de las dificultades nuevas o una concesin hecha a la comodidad. Las reuniones o asambleas de este tipo nunca podrn realizarse el domingo en aquellos lugares en los que ya ha sido celebrada la Misa o va a celebrarse, o ya fue celebrada la tarde del da precedente, aunque haya sido en lengua diferente; tampoco es oportuno celebrar dos veces este tipo de asambleas.

    22. Evtese con cuidado toda confusin entre las reuniones de este tipo y la celebracin eucarstica. Estas reuniones no deben quitar sino ms bien acrecentar en los fieles el deseo de participar en la celebracin eucarstica y hacer que estn ms dispuestos a asistir a ella.

    23. Los fieles han de comprender que no es posible la celebracin del sacrificio eucarstico sin el sacerdote y que la comunin eucarstica que pueden recibir en estas reuniones est ntimamente conectada con el sacrificio de la Misa. Por estas razones se pueden mostrar a los fieles lo necesario que es orar al Seor para que multiplique los administradores de los misterios de Dios y los haga perseverar en su amor.

    24. Compete al obispo diocesano, odo el parecer del consejo presbiteral, establecer si en la dicesis propia pueden tenerse regularmente reuniones dominicales sin la celebracin de la Eucarista y dar para ellas normas generales y particulares, teniendo en cuenta los lugares y las personas. Por lo tanto no deben hacerse asambleas de este gnero, a no ser que el obispo las convoque y bajo el ministerio pastoral del prroco.

    25. No se edifica ninguna comunidad cristiana si no tiene como raz y quicio la celebracin de la Santsima Eucarista. Por eso, antes de que el obispo establezca que se tengan reuniones dominicales sin la celebracin de la Eucarista, adems de lo dicho sobre el estado de las parroquias (Cfr. 5), debe examinarse la posibilidad de recurrir a los presbteros, incluso religiosos, no dedicados directamente a la cura de almas, y tambin la frecuencia de las Misas celebradas en las diversas iglesias y parroquias. Se debe mantener la preeminencia de la celebracin eucarstica sobre todas las dems acciones pastorales, especialmente el domingo.

    26. El obispo, personalmente o mediante otras personas, instruir con oportunas catequesis a la comunidad diocesana sobre las causas que determinan esta disposicin; subrayando su importancia y exhortando a la corresponsabilidad y a la cooperacin. l designar un delegado o una comisin especial que cuide que las celebraciones sean hechas correctamente. Escoger a los que las promuevan y har tambin todo lo necesario para que sean instruidos debidamente. Sin embargo, siempre tendr cuidado de que los fieles puedan participar en la celebracin eucarstica varias veces al ao.

    27. Es deber del prroco informar al obispo sobre la oportunidad de hacer estas celebraciones en su jurisdiccin, preparar a los fieles para ellas, dentro de lo posible, visitarlos entre semana; celebrar para ellos oportunamente los sacramentos, sobre todo la penitencia. As, la comunidad que se encuentra en esa situacin podr experimentar realmente de qu manera el domingo se rene no sin presbtero, sino solamente en su ausencia, ms an, en su expectacin.

    28. Cuando no sea posible la celebracin de la Misa, el prroco cuidar de que pueda ser distribuida la sagrada Comunin. Tambin proveer para que en cada comunidad se tenga la celebracin eucarstica a su debido tiempo. Las hostias consagradas deben ser renovadas frecuentemente y debe ser conservadas en lugar seguro.

    29. Para dirigir estas reuniones dominicales llmese a diconos como primeros colaboradores de los sacerdotes. Al dicono, ordenado para apacentar al pueblo de

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    Dios y para hacerlo crecer, le toca dirigir la oracin, proclamar el Evangelio, predicar la homila y distribuir la Eucarista.

    30. Cuando estn ausentes tanto el presbtero como el dicono, el prroco designar laicos a quienes les confiar el cuidado de las celebraciones, a saber guiar la oracin, el servicio de la palabra y la distribucin de la sagrada Comunin.

    Debe escoger primeramente a los aclitos y a los lectores instituidos para el servicio del altar y de la palabra de Dios. Faltando tambin stos, pueden ser designados otros laicos, hombres o mujeres, los cuales pueden ejercer esta tarea en virtud de su Bautismo y de su Confirmacin. stos debe ser escogidos teniendo en cuenta su calidad de vida, en consonancia con el Evangelio; tngase en cuenta, adems, que puedan ser bien aceptados por los fieles. La designacin habitualmente se har para un periodo determinado y ser manifestada pblicamente a la comunidad. Convendr que se haga por ellos una oracin especial en alguna celebracin.

    31. El prroco tendr cuidado de impartir a estos laicos una oportuna y continua formacin y prepare con ellos celebraciones dignas (Cfr. Captulo III).

    32. Los laicos designados aceptarn la tarea que se les ha confiado no tanto como un honor, sino ms bien como un encargo, y en primer lugar como un servicio a los hermanos, bajo la autoridad del prroco. Su tarea no les pertenece sino que es supletoria, puesto que la ejercen cuando lo pide la necesidad de la Iglesia, al faltar los ministros. Hagan slo y todo aquello que concierne al oficio a ellos confiado. Ejerzan su propia tarea con sincera piedad y con orden, tal como conviene a su oficio y como justamente lo exige de ellos el pueblo de Dios.

    33. Si en el domingo no se puede hacer la celebracin de la palabra de Dios con la distribucin de la sagrada Comunin, se recomienda vivamente a los fieles dedicarse durante un tiempo conveniente, personalmente o en familia o, segn la oportunidad, en grupos de familias a la oracin. En estos casos pueden ayudar las transmisiones radiotelevisivas de las sagradas celebraciones.

    34. Tngase en cuenta sobre todo la posibilidad de celebrar alguna parte de la Liturgia de las Horas, por ejemplo las Laudes matutinas o las Vsperas, en las que se pueden incluir las lecturas de ese domingo. Efectivamente, cuando los fieles son convocados y se renen para la Liturgia de las Horas, uniendo sus corazones y sus voces, visibilizan a la Iglesia, que celebra el misterio de Cristo. Al final de esta celebracin puede ser distribuida la Comunin eucarstica (Cfr. Nm. 46).

    35. La gracia del redentor de alguna manera no falta a cada uno de los fieles o a las comunidades enteras, que en motivo de las persecuciones o por falta de sacerdotes, por breve o largo tiempo se ven privados de la celebracin de la sagrada Eucarista. En efecto, animados interiormente por el deseo del sacramento y unidos por medio de la oracin con toda la Iglesia, invocan al Seor y alzan hacia l sus corazones; y as, con la fuerza del Espritu Santo, entran en comunin con la Iglesia, cuerpo vivo de Cristo, y con el Seor mismo y por tanto, reciben tambin el fruto del sacramento.

    CAPTULO II I

    LA CELEBRACIN

    36. El orden que hay que seguir en las reuniones dominicales cuando no se celebra la Misa, consta de dos partes: la celebracin de la palabra de Dios y la distribucin de la

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    Comunin. No debe introducirse en la celebracin lo que es propio de la Misa, sobre todo la presentacin de los dones y la Oracin Eucarstica. El rito de la celebracin debe ordenarse de tal modo que favorezca totalmente la oracin y presente la imagen de una asamblea litrgica y no de una simple reunin.

    37. Los textos de las oraciones y de las lecturas para cada domingo o solemnidad deben tomarse habitualmente del Misal y del Leccionario. De tal manera los fieles, siguiente el curso del ao litrgico, orarn y escucharn la palabra de Dios en comunin con las otras comunidades de la Iglesia.

    38. El prroco, al preparara la celebracin con los laicos designados, puede hacer adaptaciones teniendo en cuenta el nmero de los participantes y la capacidad de los animadores y tambin el tipo de los instrumentos de que se dispone para la msica y el canto.

    39. Cuando el dicono preside la celebracin acta conforme a lo propio de su ministerio en los saludos, en las oraciones, en la lectura del Evangelio y en la homila, en la distribucin de la Comunin y en la despedida de los participantes con la bendicin. Usa las vestiduras litrgicas propias de su ministerio, es decir, el alba con la estola y, si es oportuno, la dalmtica; y usa la sede presidencial.

    40. El laico que dirige la reunin se comporta como entre iguales, tal como se hace en la Liturgia de las horas cuando no preside un ministro ordenado y, en las bendiciones cuando el ministro es laico (El Seor nos bendiga---, Bendigamos al Seor). No debe usar las palabras reservadas al presbtero o al dicono, y no debe hacer aquellos ritos que de un modo muy directo se relacionan con la Misa, por ejemplo: los saludos, sobre todo El Seor est con ustedes, y la frmula de despedida, que haran aparecer al laico que dirige como un ministro sagrado.

    41. Lleve una vestidura que no desdiga con su oficio o lleve la establecida eventualmente por el obispo. No debe usar la sede presidencial, sino que debe preparrsele otro asiento fuera del presbiterio.

    El altar, que es la mesa del sacrificio y del banquete pascual, debe ser usado solamente para colocar en l el pan consagrado antes de la distribucin de la Eucarista. Al preparar la celebracin se tenga cuidado de una conveniente distribucin de las tareas, por ejemplo: para las lecturas, para los cantos, etc., y para la disposicin y adornos del lugar.

    42. El esquema de la celebracin se compone de los siguientes elementos:

    a. Los ritos iniciales, cuya finalidad es que los fieles, cuando se renen, constituyan la comunidad y se dispongan dignamente para la celebracin.

    b. La liturgia de la Palabra, en la que Dios mismo habla a su pueblo para manifestarle el misterio de redencin y de salvacin; el pueblo responde mediante la profesin de fe y la oracin universal.

    c. La accin de gracias, con la cual Dios es bendecido por su inmensa gloria (Cfr. n. 45).

    d. Los ritos de comunin, mediante los cuales se expresa y se realiza la comunin con Cristo y con los hermanos, sobre todo con aquellos que en el mismo da participan en el sacrificio eucarstico.

    e. Los ritos de conclusin, con los cuales se expresa el nexo que hay entre liturgia y vida cristiana.

    La conferencia Episcopal, o el mismo obispo, teniendo en cuenta las circunstancias del lugar y de las personas, puede determinar ms concretamente la misma celebracin, con subsidios preparados por la Comisin Nacional o Diocesana de Liturgia. Con todo, este esquema de celebracin no debe ser cambiado sin necesidad.

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    43. En la monicin inicial o en otro momento de la celebracin, el moderador haga mencin de la comunidad con la cual, en ese domingo, el prroco celebra la Eucarista, y exhorte a los fieles a unirse espiritualmente con ella.

    44. Para que los participantes puedan retener la Palabra de Dios, tngase alguna explicacin de las lecturas o un sagrado silencio para meditar lo que se ha escuchado. Dado que la homila est reservada al sacerdote o al dicono, es de desear que el prroco prepara antes la homila y se la d al moderador del grupo para que la lea en la celebracin. Se debe observar todo lo que haya sido establecido al respecto por la Conferencia Episcopal.

    45. La oracin universal debe desarrollarse segn la serie establecida de las intenciones. No se omitan las intenciones por toda la dicesis eventualmente propuestas por el obispo. Igualmente propngase con frecuencia alguna intencin por las vocaciones al orden sagrado, por el obispo y por el prroco.

    46. La accin de gracias se hace segn uno de los dos modos aqu indicados.

    a. Despus de la oracin universal, o despus de la distribucin de la Comunin, el moderador invita a todos a la accin de gracias, con la que los fieles glorifican a Dios y reconocen su misericordia. Esto puede ser hecho con un salmo (por ej.: salmos 99, 112, 117, 135, 147, 150), o con un himno o cntico (por ej.: Gloria a Dios en el cielo, Magnficat) o tambin con una plegaria litnica, que el moderador dice con los fieles, estando todos de pie y vueltos hacia el altar.

    b. Antes del Padre nuestro, el moderador se acerca al sagrario o al lugar donde se haya guardado la Eucarista y habiendo hecho genuflexin, coloca sobre el altar al copn o la pxide con la sagrada Eucarista; despus, de rodillas ante el altar, junto con los fieles, canta o recita el himno, el salmo o la oracin litnica, la cual en este caso es dirigida a Cristo presente en la sagrada Eucarista.

    Esta accin de gracias no debe tener ninguna manera la forma de una Plegaria Eucarstica; los textos del prefacio y de la Plegaria Eucarstica propuestos en el Misal Romano no deben utilizarse para evitar cualquier peligro de confusin.

    47. Para el rito de dar la Comunin se debe observar todo lo que se dice en el Ritual Romano sobre la sagrada Comunin fuera de la Misa. Recurdese con frecuencia a los fieles que, tambin cuando reciben la Comunin fuera de la celebracin de la Misa, estn unidos al sacrificio eucarstico.

    48. Si es posible, sera muy bueno usar para la Comunin el pan consagrado el mismo domingo en la Misa celebrada en otro lugar y trado de ah por un dicono o por un laico en un recipiente, y colocado en el sagrario antes de la celebracin. Tambin se puede usar el pan consagrado en la ltima Misa all celebrada. Antes de la oracin del Padrenuestro, el moderador se acerca al sagrario o al lugar donde se ha colocado la Eucarista, toma el recipiente con el Cuerpo del Seor, lo coloca sobre la mesa del altar y hace la introduccin del Padrenuestro, a menos que en este momento se haga la accin de gracias, de que se trat en el n. 45 a.

    49. La Oracin del Seor, siempre se canta o se recita por todos, aunque no se distribuya la sagrada Comunin. Puede hacerse el rito de la paz. Despus de la distribucin de la Comunin, si se cree oportuno puede guardarse un momento de silencio, o bien se puede cantar un salmo o un cntico de alabanza. Tambin se puede hacer la accin de gracias de que se trat en el n. 45 a.

    50. Antes de que se termine la reunin, se dan los avisos y las noticias que ataen a la vida parroquial o diocesana.

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    51. Jams ser apreciada suficientemente la capital importancia de la asamblea dominical, ya sea como fuente de la vida cristiana del individuo y de las comunidades, ya como testimonio del designio de Dios de reunir a todos los hombres en su hijo Jesucristo. Todos los cristianos deben estar convencidos de que no pueden vivir la propia fe ni participar, segn el modo propio de cada uno, en la misin universal de la Iglesia, sin alimentarse del pan eucarstico. Igualmente deben estar convencidos de que la asamblea dominical es para el mundo un signo del misterio de comunin, que es la Eucarista. El da 21 de mayo de 1088, el Sumo Pontfice Juan Pablo II aprob y confirm este Directorio, preparado por la Congregacin para el Culto Divino, y orden publicarlo. En la seda de la Congregacin para el Culto Divino, el 2 de junio de 1988, solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo.

    Pablo Agustn Car. Mayer, o.s.b.

    Prefecto

    +Virgilio No

    Arzobispo titular de Voncaria

    Secretario

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    COMISIN EPISCOPAL DE PASTORAL LITRGICA

    INSTRUCTIVO

    1. La escasez de sacerdotes, las distancias tan grandes que separan muchas veces a las comunidades de las parroquias, imposibilitan la celebracin eucarstica en algunos centros de culto establecidos.

    2. Siendo ste el caso en la mayora de las dicesis de Mxico, ha parecido conveniente publicar este libro que se ha hecho de acuerdo a las sugerencias del Directorio publicado por la congregacin para el Culto Divino.

    3. El presente libro est destinado a los diconos, a los religiosos y religiosas y a los laicos, hombres y mujeres, designados por el prroco para dirigir las celebraciones dominicales y festivas cuando falta el presbtero. Es de competencia del obispo diocesano, el establecer estas celebraciones, odo el parecer del consejo presbiteral.

    4. El dicono o el laico, debidamente escogidos y preparados, encargados de animar las celebraciones dominicales y festivas en ausencia del presbtero, debern observar las normas dadas por el obispo o por su delegado y actuar bajo la responsabilidad del prroco.

    EL MINISTRO DE LA CELEBRACIN

    5. Siempre que sea posible, la celebracin ser presidida por un dicono. El dicono usar las vestiduras litrgicas de su Orden, ocupar la sede presidencial y saludar al pueblo con la frmula: El Seor est con ustedes, y lo bendecir al final de la celebracin.

    6. Si es un laico el que dirige la celebracin, es conveniente que se revista de alba o de tnica nicamente; sino, usar un vestido digno. Para dirigir la celebracin ocupar un lugar discreto en el presbiterio o en la nave, desde donde se le pueda ver y escuchar bien; pero no deber usar la sede presidencial.

    Nunca usar la frmula El Seor est con ustedes, u otro saludo propio de un ministro ordenado, ni bendecir al pueblo al final de la celebracin. Para saludar usar una frmula de bendicin a Dios y para concluir la celebracin implorar la bendicin divina sobre la asamblea, como se indica en el rito.

    7. El que dirige la celebracin tendr que aparecer ante los fieles como delegado del sacerdote responsable de la parroquia o comunidad. Si es preciso lo har constar al principio de la celebracin.

    El sacerdote responsable de la parroquia o comunidad deber explicar a los fieles cul es el papel del ministro de la celebracin, para evitar que este servicio pueda ser confundido con la presidencia sacerdotal de la eucarista.

    8. El ministro de la celebracin deber ser instruido convenientemente sobre el ministerio que se le confa. Debe tener este libro y leccionario en su edicin oficial, o en su defecto, cualquiera de las ediciones de misales para fieles. Puede tambin usar el Misal Romano, alguna publicacin aprobada con las Oraciones de los fieles, pero nicamente para los textos que no sean el prefacio y la plegaria eucarstica y la oracin sobre las ofrendas.

    9. Al preparar la celebracin, el ministro procurar distribuir adecuadamente algunas funciones, por ejemplo, para las lecturas, para los cantos, etc. Y para la disposicin del ornato del lugar.

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    Se encendern las velas y las luces acostumbradas para otras celebraciones.

    DESARROLLO DE LA CELEBRACIN

    a) Ritos iniciales

    10. Reunido el pueblo, el ministro se sita en su lugar, como se ha dicho antes (nm. 5 y 6)

    Si el Santsimo Sacramento est reservado, har previamente la genuflexin. Si no lo est, har una inclinacin, pero en ningn caso besar el altar.

    Se puede cantar un canto apropiado al tiempo litrgico para crear un clima festivo y de participacin.

    11. Terminado el canto, el ministro dice: En el nombre del padre, etc. Todos se santiguan y responden: Amn.

    Luego el ministro, si es dicono, saluda a los presentes diciendo: La gracia de nuestro Seor, etc. U otro saludo litrgico. Todos responden: Y con tu espritu.

    Si el ministro es laico, saluda a los presentes invitndolos a bendecir al Seor con una de las frmulas indicadas en el rito.

    12. El ministro puede hacer una breve monicin introductoria a la celebracin y recordar a la comunidad con la que, aquel da, el prroco celebra la Eucarista.

    A continuacin, inicia el acto penitencia, como se indica en su lugar o con cualquiera de las frmulas contenidas en el Misal incluyendo las palabras conclusivas.

    13. Luego el ministro dice: Oremos. Todos oran en silencio durante unos instantes. Entonces le ministro, sin extender las manos, dice la oracin colecta del da. Cuando termina, el pueblo aclama con el Amn.

    b) Liturgia de la palabra

    14. Terminada la oracin, todos se sientan y el lector lee la primera lectura desde el ambn. Conviene que el lector sea una persona distinta del ministro que preside o dirige la celebracin. Antes de las lecturas se puede leer una monicin escrita, que llame la atencin de los oyentes de los oyentes y site aqullas en el contexto de la liturgia del da.

    Todos escuchan atentamente la lectura y al final pronuncian la aclamacin. Despus el salmista u otro lector entona o recita el salmo del modo acostumbrado.

    15. Todas las lecturas toman del leccionario del da. La segunda conviene que la lea otro lector.

    Sigue a las lecturas el Aleluya u otro canto, segn las exigencias del tiempo litrgico. Si no se canta, el Aleluya puede omitirse.

    16. Luego el ministro se dirige al ambn. Si es dicono saluda al pueblo, diciendo: El seor est con ustedes. Todos responden: y con tu espritu. A continuacin, dice: Del santo Evangelio, etc.; Si el ministro es laico, omite el saludo y dice solamente: Escuchen, hermanos, el Santo Evangelio segn San N.

    Al final de la proclamacin, el ministro dice: Palabra del Seor, a la que responde el pueblo, Gloria a ti, Seor Jess. Si es dicono, besa tambin el libro.

    17. Si el que dirige la celebracin es un dicono, l hace la homila. Si es un laico, puede leer la homila escrita por el sacerdote responsable de la parroquia o comunidad. Puede tambin tomar el leccionario en sus manos y repetir en voz alta algunas fases

  • 13

    de las lecturas proponindolas a la consideracin de los fieles. Cabe, incluso, leer los comentarios que encabezan las lecturas en los misales-leccionarios manuales.

    En todo caso, conviene que siga un momento de silencio para meditar la Palabra de Dios.

    18. A continuacin, todos, de pie, recitan el smbolo niceno-constantinopolitano o el de los Apstoles.

    19. Despus se tiene la oracin de los fieles o plegaria universal, que el ministro dirige desde su lugar o desde el ambn. Pueden utilizarse los esquemas propuestos ms adelante u otros preparados para la celebracin. En todo caso, la plegaria se desarrollar segn la serie establecida de las intenciones. No se omitan las intenciones propuestas por el obispo o el prroco, y pdase con frecuencia por las vocaciones al Orden sagrado.

    Accin de gracias

    20. Despus de la plegaria universal puede tener lugar una accin de gracias, con la cual los fieles exaltan la bondad de Dios y su misericordia. Esta accin de gracias puede hacerse de dos maneras:

    a) Como simple accin de gracias con un salmo, por ejemplo, los salmos 99, 102, 117, 135, 137, 150; o con un himno o cntico, como el Gloria a Dios en el cielo o el Magnficat; o con una plegaria litnica, que el ministro dice con los dems vuelto al altar, estando todos de pie.

    b) Como acto de adoracin a la Santsima Eucarista, antes del Padrenuestro, como luego se dir.

    21. En todo caso, la accin de gracias no debe tener la forma de una Plegaria eucarstica. Los textos del prefacio y de las plegarias eucarsticas contenidos en el Misal no pueden usarse.

    Rito de la comunin

    22. Terminadas la oracin de los fieles y la accin de gracias, si ha tenido lugar, se extienden los corporales sobre el altar. El ministro se acerca al tabernculo y toma el copn con la Santsima Eucarista, lo pone sobre los corporales y hace una genuflexin.

    23. A continuacin, si antes no ha tenido lugar la accin de gracias, arrodillado juntamente con los fieles, canta un himno eucarstico, o un salmo, o recita una plegara litnica dirigida a Cristo presente en la Eucarista.

    24. Acabado el canto o la recitacin, si ha tenido lugar, el ministro, de pie, invita a recitar o cantar el Padrenuestro, que recita o canta toda la asamblea.

    25. Despus, si lo juzga oportuno, invita a los fieles a darse la paz con estas o parecidas palabras: Dense fraternalmente la paz. Y todos se dan la paz del modo acostumbrado.

    26. A continuacin, el ministro abre el copn, hace genuflexin y muestra el pan eucarstico a todos, diciendo: ste es el cordero, etc. Todos dicen: Seor, no soy digno... Si el ministro comulga, dice en voz baja: El cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna, y con reverencia toma l mismo el Sacramento

    27. mientras tanto, se puede entonar un canto de comunin.

    28. Terminada la distribucin de la comunin, el ministro, vuelto al altar, recoge las partculas sobrantes en el copn y se purifica los dedos si es necesario. Despus

  • 14

    guarda el Sacramento en el tabernculo, hace una genuflexin y vuelve a su lugar.

    Entonces, si se juzga conveniente, se puede observar un breve tiempo en silencio.

    29. Tambin puede hacerse la accin de gracias, si no se hizo despus de la oracin de los fieles o antes del Padrenuestro. Para la accin de gracias se puede usar cualquiera de los cantos de alabanza, salmos o himnos o letanas que se usan con este fin.

    30. A continuacin del silencio sagrado o de la accin de gracias, si ha tenido lugar en este momento, el ministro invita a los presentes a orar y dice la oracin despus de la comunin del da.

    e) despedida

    31. Terminada la oracin despus de la comunin, se dan los avisos y las noticias que afectan a la vida parroquial o diocesana. Puede tambin advertirse la finalidad de la colecta, si se hace, para realizarla a la salida.

    32. Si parece oportuno, puede hacerse en este momento un canto en honor de la Virgen Mara.

    33. Finalmente, el ministro, si es dicono, vuelto al pueblo lo saluda y bendice con la frmula propia. Si es laico, pide la bendicin de Dios y se santigua, diciendo: El Seor nos bendiga, etc.

    Entonces, hecha la debida reverencia, el ministro se retira.

  • 15

    DOMINGO DE RAMOS

    CONMEMORACIN DE LA ENTRADA DEL SEOR A JERUSALN

    Hosanna al Hijo de David.

    Bendito el que viene en nombre del Seor.

    El Rey de Israel.

    Hosanna en el cielo

    Queridos hermanos:

    Despus de habernos preparado desde el principio de la cuaresma con nuestra penitencia y nuestras obras de caridad, hoy nos reunimos para iniciar, unidos con toda la iglesia, la celebracin anual de los misterios que empezaron con la entrada de Jess en Jerusaln. Acompaemos con fe y devocin a nuestro Salvador en su entrada triunfal a la ciudad santa, para que, participando ahora de su cruz podamos participar un da de su gloriosa resurreccin y de su vida.

    Aumenta, Seor, la fe de los que tenemos en ti nuestra esperanza y concede a quienes agitamos estas palmas en honor de Cristo victorioso, permanecer unidos a l para dar frutos de buenas obras.

    Amn.

    (ESTE EVANGELIO SE LEE EL CICLO A, ES DECIR, LO LEERS SLO SI ES AO 2011, 2014, 2017)

    ES IMPORTANTE BUSCAR LA PARTICIPACIN DE LA COMUNIDAD EN TODOS LOS OFICIOS QUE SE REALICEN, CON LAS LECTURAS, LOS CANTOS, EL SALMO, ETC., AS COMO LA DE TODOS LOS INTEGRANTES DEL EQUIPO MISIONERO.

    POR SER ESTE EL PRIMER OFICIO Y COMO SE REALIZA EL PRIMER DA EN LA COMUNIDAD, ES MUY COMN QUE LA GENTE NO PARTICIPE DE MANERA MUY ACTIVA, POR LO QUE EL EQUIPO DEBE ENCARGARSE CASI DE LA TOTALIDAD DEL OFICIO, SIENDO ANIMADORES Y EJEMPLO PARA QUE LA GENTE SE MOTIVE A VIVIR LA SEMANA MAYOR QUE COMIENZA CON ESTE OFICIO, SIN EMBARGO, DESDE ESTE MOMENTO EL MINISTRO DEBER DE HACER NFASIS EN LA IMPORTANCIA DE LA PARTICIPACIN POR PARTE DE LOS HABITANTES DE LA COMUNIDAD; EN CASO DE QUE LA COMUNIDAD SEA MUY PARTICIPATIVA O CUENTE CON PERSONAS DESIGNADAS CON ANTERIORIDAD PARA LAS LECTURAS, EL SALMO, LOS CANTOS, ETC., LOS INTEGRANTES DEL EQUIPO MISIONERO, A EXCEPCIN DEL MINISTRO, DEBERN PERMITIR QUE LAS PERSONAS DE LA COMUNIDAD REALICEN SUS TAREAS, PASANDO ELLOS A FORMAR PARTE DE LA ASAMBLEA QUE VIVIR EL OFICIO. EN CASO DE QUE LA COMUNIDAD CUENTE CON UN MINISTRO DE LA EUCARISTA, EL MINISTRO DEL EQUIPO MISIONERO DEBER DIRIGIR SOLAMENTE LA LITURGIA DE LA PALABRA, DEJANDO LA LITURGIA DE LA EUCARISTA AL MINISTRO DE LA COMUNIDAD.

    CANTOS A PREPARAR: 1. TU REINARS. 2. HIMNO A CRISTO REY. CMO REALIZARLA: REUNIDOS EN UN LUGAR DISTINTO DE LA CAPILLA, TENIENDO LAS PALMAS EN LAS MANOS LOS FIELES SE PREPARAN PARA ENTRAR EN PROCESIN INMEDIATAMENTE EL MINISTRO DE LA PALABRA SALUDA AL A ASAMBLEA CON LAS SIGUIENTES PALABRAS:

    ENSEGUIDA EL MINISTRO SALUDA AL PUEBLO Y LO INVITA DE LA SIGUIENTE FORMA A PARTICIPAR EN LA CELEBRACIN:

    EL MINISTRO DE LA PALABRA DIR ENTONCES, TENIENDO LAS MANOS UNIDAS Y LA ASAMBLEA REPETIR CON L:

    EL MINISTRO DE LA PALABRA NO PUDEDE HACER ASPERCIN DE AGUA BENDITA, AS PUES NO SE ROCIAR AGUA BENDITA AN CUANDO LAS PERSONAS DE LA COMUNIDAD ESTN ACOSTUMBRADAS A ELLO. ENSEGUIDA SE LEE EL EVANGELIO CORRESPONDIENTE A ESTE CICLO, COMO SEALAR LA RESPECTIVA RBRICA SIN SALUDAR A LA ASAMBLEA COMO EL SACERDOTE, SIN SIGNAR EL LIBRO COMO EL SACERDOTE, PERO SIGNNDOSE EL MINISTRO DE LA PALABRA Y LA ASAMBLEA. AL TERMINAR LA LECTURA DEL EVANGELIO, NO BESA EL LIBRO Y DICE:

  • 16

    Escuchen Hermanos el Santo Evangelio segn San Mateo (21, 1-11)

    Cuando se aproximaban ya a Jerusaln, al llegar a Betfag, junto al monte de los Olivos, envi Jess a dos de sus discpulos, dicindoles: Vayan al pueblo que ven all enfrente; al entrar, encontrarn amarrada una burra y un burrito con ella; destenlos y triganmelos. Si alguien les pregunta algo, dganle que el Seor los necesita y enseguida los devolver.

    Esto sucedi para que se cumplieran las palabras del profeta: Dganle a la hija de Sin: He aqu que tu rey viene a ti, apacible y montado en un burro, en un burrito, hijo de animal de yugo.

    Fueron, pues, los discpulos e hicieron lo que Jess les haba encargado y trajeron consigo la burra y el burrito. Luego pusieron sobre ellos sus mantos y Jess se sent encima. La gente, muy numerosa, extenda sus mantos por el camino; algunos cortaban minas de los rboles y las tendan a su paso. Los que iban delante de l y los que lo seguan gritaban: Hosanna! Viva el Hijo de David! Bendito e! que viene en nombre del Seor! Hosanna en el cielo!.

    Al entrar Jess en Jerusaln, toda la ciudad se conmovi. Unos decan: Quin es ste?. Y la gente responda: ste es el profeta Jess, de Nazaret de Galilea.

    Palabra del Seor

    Gloria a ti, Seor Jess.

    (ESTE EVANGELIO SE LEE EL CICLO C, ES DECIR, LO LEERS SLO SI ES AO 2012, 2015, 2018,)

    Escuchen Hermanos el Santo Evangelio segn San Marcos (Mc 11, 1-10)

    Cuando Jess y los suyos iban de camino a Jerusaln, al llegar a Betfag y Betania, cerca del monte de los Olivos, les dijo a dos de sus discpulos: Vayan al pueblo que ven all enfrente; al entrar, encontrarn amarrado un burrito que nadie ha montado todava. Destenlo y triganmelo. Si alguien les pregunta por qu lo hacen contstenle: El Seor lo necesita y lo devolver pronto.

    Fueron y encontraron al burro en la calle, atado junto a una puerta, y lo desamarraron. Algunos de los que all estaban les preguntaron: Por qu sueltan al burro? Ellos les contestaron lo que haba dicho Jess y ya nadie los molest.

    Llevaron al burro, le echaron encima los mantos y Jess mont en l. Muchos extendan su manto en el camino, y otros lo tapizaban con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante de Jess y los que lo seguan, iban gritando vivas: Hosanna! Bendito el que viene en nombre del Seor! Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David! Hosanna en el cielo!

    Palabra del Seor

    Gloria a Ti, Seor Jess.

    Escuchen Hermanos el Santo Evangelio segn San Lucas (19, 28-40).

    En aquel tiempo, Jess acompaado de sus discpulos, iba camino de Jerusaln, y al acercarse a Betfag y a Betania, junto al monte llamado de los Olivos, envi a dos de sus discpulos, dicindoles: vayan al casero que est frente a ustedes. Al entrar, encontrarn atado un burrito que nadie ha montado todava. Destenlo y triganlo aqu. Si alguien les pregunta porque lo desatan, dganle: El Seor lo necesita.

    Fueron y encontraron todo como el Seor les haba dicho. Mientras desataban el burro, los dueos le preguntaron: Por qu lo desamarran? Ellos contestaron: El Seor lo necesita. Se llevaron, pues, el burro, le echaron encima los mantos e hicieron que Jess montara en l.

    MINISTRO:

    TODOS:

    TODOS:

    (ESTE EVANGELIO SE LEE EL CICLO C, ES DECIR, LO LEERS SLO SI ES AO 2010, 2013, 2016,)

  • 17

    Conforme iba avanzando, la gente tapizaba el camino con sus mantos, y cuando ya estaba cerca la bajada del monte de los Olivos, la multitud de discpulos, entusiasmados, se pusieron a alabar a Dios a gritos por todos los prodigios que haban visto, diciendo: Bendito el rey que viene en nombre del Seor! Paz en el cielo y gloria en las alturas!

    Algunos fariseos que iban entre la gente le dijeron: Maestro, reprende a tus discpulos. El les replic: Les aseguro que si ellos se callan, gritarn las piedras.

    Palabra del Seor.

    Gloria a ti, Seor Jess.

    Monicin para la procesin

    Queridos hermanos, como la muchedumbre que aclamaba a Jess, acompaemos tambin nosotros, con jbilo, al Seor.

    Himno a Cristo Rey

    QUE VIVA MI CRISTO QUE VIVA MI REY

    QUE IMPERE DOQUIERA TRIUNFANTE SU LEY

    QUE IMPERE DOQUIERA TRIUNFANTE SU LEY.

    VIVA CRISTO REY!

    VIVA CRISTO REY!

    Mexicanos un Padre tenemos

    que nos dio de la patria la unin.

    a es Padre gozosos catemos

    empuando con fe su pendn.

    QUE VIVA MI CRISTO

    Demos gracias al Padre, que ha hecho

    que tengamos de herencia la luz

    y pidamos vivir en el reino

    que su Hijo nos dio por la cruz.

    QUE VIVA MI CRISTO

    Dios le dio el poder, la victoria;

    pueblos todos, venid y alabad

    a este Rey de los cielos y tierra

    en que slo tenemos la paz.

    QUE VIVA MI CIRSTO

    Rey eterno, Rey universal,

    en quien todo ya se restaur,

    te rogamos que todos los pueblos

    sean unidos en un solo amor.

    QUE VIVA MI CRISTO

    Tu Reinars

    T reinars, este es el grito

    que ardiente exhala nuestra fe

    t reinars, oh rey bendito,

    pues tu dijiste: reinar.

    REINE JESUS POR SIEMPRE,

    REINE SU CORAZON,

    EN NUESTRA PATRIA, EN NUESTRO SUELO,

    QUE ES DE MARIA LA NACION.

    EN NUESTRA PATRIA EN NUESTRO SUELO,

    QUE ES DE MARIA LA NACION.

    T reinars, dulce esperanza,

    TODOS:

    DESPUS DEL EVANGELIO SI SE CREE OPORTUNO, PUEDE TENERSE UNA BREVE REFLEXIN.

    AL INICIAR LA PROCESIN, EL MINISTRO PUEDE HACER UNA EXHORTACIN CON ESTAS O SEMEJANTES PALABRAS:

    TERMINADA LA REFLEXIN, SE INICIA LA PROCESIN HACIA EL TEMPLO DONDE SER LA CELEBRACIN DE LA PALABRA, PRECEDIDO POR UNA IMAGEN DE CRISTO CRUCIFICADO ADORNADA CON FLORES, ES NECESARIO QUE EL EQUIPO COORDINADOR PREPARE LOS CANTOS CON TIEMPO, YA SEA QUE ELLOS MISMOS EMPIECEN O QUE SE HAYAN PUESTO DE ACUERDO CON LAS PERSONAS DE LA COMUNIDAD, PERO SIEMPRE DEBE DE HABER AL MENOS UN CANTO DURANTE LA PROCESIN A LA CAPILLA. EN EL CASO DE QUE LA GENTE ACOSTUMBRE ALGN OTRO CANTO QUE NO SEA DE LOS QUE SE SUGIEREN A CONTINUACIN, DEBE DE CUMPLIR SOLAMENTE CON SER UN CANTO DE ACLAMACIN A CRISTO COMO REY, EL MINISTRO IR DELANTE DE LA PROCESIN. UNA VEZ QUE SE HA ENTRADO A LA ERMITA O CAPILLA SE PROCEDE A LA LITURGIA DE LA PALABRA.

  • 18

    que al alma llena de placer;

    habr por fin paz y bonanza,

    felicidad habr doquier.

    REINE JESUS POR SIEMPRE

    T reinars, dichosa era,

    dichoso pueblo con tal Rey;

    ser tu amor nuestra bandera,

    y tu Palabra nuestra ley.

    REINE JESUS POR SIEMPRE

    T reinars, en este suelo:

    te prometemos nuestro amor;

    oh buen Jess, danos consuelo,

    en este valle de dolor.

    REINE JESUS POR SIEMPRE

    T reinars, Reina ya ahora

    en esta casa y poblacin;

    ten compasin del que te implora

    y acude a ti en la afliccin.

    REINE JESUS POR SIEMPRE

    T reinars, toda la vida

    trabajaremos con gran fe

    en realizar y ver cumplida

    tu gran promesa: Reinar!

    REINE JESUS POR SIEMPRE

    ANT FONA DE ENTRADA

    Seis das antes de la Pascua, cuando el Seor entr en Jerusaln, salieron los nios a su encuentro llevando en sus manos hojas de palmera y gritando:

    Hosanna en el cielo. Bendito t, que vienes lleno de bondad y de misericordia.

    Puertas, abros de par en par; agrandaos, portones eternos, porque va a entrar el Rey de la gloria. Y quin es ese Rey de la Gloria? El Seor de los ejrcitos es el Rey de la gloria. Hosanna en el cielo. Bendito t, que vienes lleno de bondad y de misericordia (Sal 23, 9-10).

    En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espritu Santo.

    Amn.

    Hermanos, bendigan al Seor,

    que nos invita benignamente

    a la mesa del Cuerpo de Cristo

    Bendito seas por siempre, Seor.

    Hermanos:

    Para participar con fruto en esta celebracin,

    reconozcamos nuestros pecados.

    Yo confieso ante Dios todopoderoso

    AL LLEGAR A LA CAPILLA EL MINISTRO SE DIRIGIR AL ALTAR MIENTRAS CONTINA EL CANTO, AL LLEGAR AL ALTAR HACE LA DEBIDA REVERENCIA Y NO SE DIRIGE A LA SEDE, SINO A UN LUGAR CONDICIONADO CERCA DEL ALTAR, MISMO QUE OCUPAR TODA LA SEMANA SANTA, DONDE SE PONDR UNA SILLA.

    DESPUS DE QUE LLEGA AL LUGAR ASIGNADO L U OTRA PERSONA LEER LA ANTFONA DE ENTRADA.

    DESPUS DE LA ANTFONA DE ENTRADA SE SANTIGUAR Y DIR EL MINISTRO:

    TODOS SE SANTIGUAN Y RESPONEN:

    EL MINISTRO SALUDA A LOS PRESENTES CON ESTAS O PARECIDAS PALABRAS:

    TODOS RESPONDEN:

    EL MINISTRO INVITA A LOS FIELES AL ARREPENTIMIENTO:

    SE HACE UNA BREVE PAUSA EN SILENCIO. DESPUS, HACEN TODOS EN COMN LA CONFESIN DE SUS PECADOS:

  • 19

    y ante ustedes, hermanos,

    que he pecado mucho

    de pensamiento, palabra, obra y omisin.

    Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

    Por eso ruego a santa Mara, siempre Virgen,

    a los ngeles, a los santos

    y a ustedes, hermanos,

    que intercedan por m ante Dios,

    nuestro Seor.

    Dios todopoderoso

    tenga misericordia de nosotros,

    perdone nuestros pecados

    y nos lleve a la vida eterna.

    Amn.

    Dios todopoderoso y eterno, que has querido entregarnos como ejemplo de humildad a Cristo, nuestro salvador, hecho hombre y clavado en una cruz, concdenos vivir segn las enseanzas de su pasin, para participar con l, un da, de su gloriosa resurreccin. Por nuestro Seor Jesucristo.

    Amn.

    L I TURG IA DE LA PALAB RA

    Nosotros que somos la iglesia del seor, sabemos que somos el pueblo de la nueva y definitiva alianza, gracias a la pasin salvadora de Jess, la cual es realizada obedientemente por l. Sabemos lo que le ha costado a Jess, quien no protegi su cara a los golpes y que sinti el desamparo y la soledad en la cruz, con tal de que seamos hijos en el Hijo. Escuchemos con atencin.

    PRI MERA LECTURA

    Lectura del libro del profeta Isaas (50, 4-7).

    En aquel entonces, dijo Isaas: El Seor me ha dado una lengua experta, para que pueda confortar al abatido con palabras de aliento. Maana tras maana, el Seor despierta mi odo, para que escuche yo, como discpulo. El Seor Dios me ha hecho or sus palabras y yo no he opuesto resistencia ni me he echado para atrs.

    Ofrec la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No apart mi rostro de los insultos y salivazos. Pero el Seor me ayuda, por eso no quedar confundido, por eso endureci mi rostro como roca y s que no quedar avergonzado.

    Palabra de Dios.

    GOLPENDOSE EL PECHO, DICEN:

    LUEGO PROSIGUEN:

    EL MINISTRO CONCLUYE CON LA SIGUIENTE PLEGARIA:

    EL PUEBLO RESPONDE:

    Y A CONTINUACIN EL MINISTRO LEE LA ORACIN COLECTA

    TODOS RESPONDEN:

    A CONTINUACIN UN MONITOR PUEDE DECIR A LA ASAMBLEA LAS SIGUIENTES PALABRAS:

    UNA VEZ HECHA LA MONICIN ANTERIOR DESDE UN LUGAR DISTINTO DE DONDE SE PROCLAMA LA PALABRA, SE ACERCA EL PRIMER LECTOR PARA HACER LA LECTURA CORRESPONDIENTE SIN DECIR "PRIMERA LECTURA", NI LEER EL PEQUEO TEXTO QUE LA SINTETIZA.

    LECTOR:

    TODOS:

  • 20

    Te alabamos, Seor.

    SAMO RESPONSORIAL

    DEL SALMO 21

    Dios mo, Dios mo, por qu me has abandonado?

    R. Dios mo, Dios mo, por qu me has abandonado?

    Al verme se burlan de m, hacen muecas, mueven la cabeza: Acudi al Seor, que lo ponga a salvo; que lo libre si tanto lo quiere. R.

    Me acorrala una jaura de perros, me rodea una banda de malhechores; me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos. R.

    Se reparten mi ropa, echan a suerte mi tnica. Pero t, Seor, no te quedes lejos; fuerza ma, ven corriendo a ayudarme. R.

    Contar tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabar. Fieles del Seor, albenlo; linaje de Jacob, glorifquenlo; tmanlo, linaje de Israel. R.

    SEG UNDA LECTURA

    Lectura de la carta del apstol san Pablo a los Filipenses (2, 6-11).

    Hermanos: Cristo, siendo Dios, no consider que deba aferrarse a las prerrogativas de su condicin divina, sino que, por el contrario, se anonad a s mismo, tomando la condicin de siervo, y se hizo semejante a los hombres. As, hecho uno de ellos, se humill a s mismo y por obediencia acept incluso la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exalt sobre todas las cosas y le otorg el nombre que est sobre todo nombre, para que, al nombre de Jess, todos doblen la rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y todos reconozcan pblicamente que Jesucristo es el Seor, para gloria de Dios Padre.

    Palabra de Dios.

    Te alabamos, Seor.

    ACLAMACI N ANTES DEL EVANG ELI O

    TERMINADA LA LECTURA DE LA PALABRA, EL SALMISTA, QUE SER OTRO DE LOS MISIONEROS O DEL PUEBLO SE ACERCAR AL LUGAR DE LA PROCLAMACIN DE LA PALABRA PARA DECIR EL SALMO CORRESPONDIENTE, PERO SIN ANUNCIAR "SALMO RESPONSORIAL", SINO QUE SALMODIAR LA PARTE QUE LE CORRESPONDE Y LA ASAMBLEA RESPONDER DE LA MISMA MANERA.

    SALMISTA

    TODOS:

    AL TERMINAR OTRO LECTOR, YA SEA DE LOS MISIONEROS O DEL PUEBLO HAR LA SEGUNDA LECTURA DE LA SIGUIENTE MANERA

    LECTOR:

    TODOS:

    TERMINADA LA SEGUNDA LECTURA, SE ENTONAR LA ACLAMACIN ANTES DEL EVANGELIO, YA SEA SALMODIADA O CANTADA POR EL CORO, SEGN LA MANERA ACOSTUMBRADA EN CADA COMUNIDAD. SE PROCEDE A LA LECTURA DE LA PASIN DEL SEOR, TENIENDO EN CUENTA LO QUE SE HA DICHO ANTERIORMENTE EN LA LECTURA DEL EVANGELIO DE LA ENTRADA TRIUNFAL: LECTURA DEL EVANGELIO SIN SALUDAR A LA ASAMBLEA COMO EL SACERDOTE, SIN SIGNAR EL LIBRO COMO EL SACERDOTE, PERO SIGNNDOSE EL MINISTRO DE LA PALABRA Y LA ASAMBLEA. EN ESTA PROCLAMACIN DEL EVANGELIO PARTICIPAN: 1. EL MINISTRO DE LA PALABRA QUIEN LEE LAS PARTES DE CRISTO. 2. UN LECTOR, QUIEN HACE EL PAPEL DE NARRADOR. 3. UN LECTOR QUE HACE EL PAPEL DE PUEBLO, SANEDRN, SACERDOTES, ETC.

    LECTOR

  • 21

    Honor y gloria a ti, Seor Jess.

    Honor y Gloria a ti, Seor Jess

    Cristo se humill por nosotros y por obediencia acept incluso la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exalt sobre todas las cosas y le otorg el nombre que est sobre todo nombre.

    Honor y gloria a ti, Seor Jess.

    EVANG ELI O

    Pasin de nuestro Seor Jesucristo segn san Marcos 14, 1-72; 15, 1-47

    C. Faltaban dos das para la fiesta de pascua y de los panes sin levadura. Los sumos sacerdotes y los escribas andaban buscando el modo de arrestar a Jess con engao y darle muerte, pero decan:

    S. Durante la fiesta no; no sea que el pueblo se amotine.

    C. Estaba Jess en Betania, en casa de Simn el leproso, sentado a la mesa, cuando lleg una mujer con un frasco de alabastro lleno de un perfume de nardo puro, que era muy caro. Rompi el frasco y lo derram sobre la cabeza de Jess. Algunos, indignados comentaban entre s:

    S. A qu se debe semejante derroche de perfume? Poda haberse vendido este perfume a un precio muy alto y haber dado el dinero a los pobres.

    C. Y la criticaban. Pero Jess les dijo:

    . Djenla. Por qu la apenan? Ha hecho conmigo una buena obra. A los pobres los tienen siempre con ustedes y pueden socorrerlos cuando quieran, pero a m no me tendrn siempre. Ha hecho lo que ha podido.

    Se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura. Les aseguro que en cualquier parte del mundo donde se anuncie la buena noticia ser recordada esta mujer y lo que ha hecho.

    C. Judas Iscariote, uno de los Doce, fue hablar con los sumos sacerdotes para entregarles a Jess. Ellos se alegraron al orlo, y prometieron darle dinero; por eso buscaba cul sera el momento oportuno para entregarlo. El primer da de la fiesta de los panes sin levadura, cuando se sacrificaba el cordero pascual, sus discpulos preguntaron a Jess:

    S. Dnde quieres que vayamos a prepararte la cena de pascua?.

    C. Jess envi a dos de sus discpulos, dicindoles:

    . Vayan a la ciudad y les saldr al encuentro un hombre que lleva un cntaro de agua; sganlo, y all donde entre digan al dueo: El Maestro dice: Dnde est mi sala, en la que voy a celebrar la cena de pascua con mis discpulos? El les mostrar en el piso de arriba una sala grande y bien alfombrada. Preparen todo all para nosotros.

    C. Los discpulos salieron, llegaron a la ciudad, encontraron todo tal como Jess les dijo y prepararon la cena de pascua. Al atardecer, lleg Jess con los Doce. Y una vez que se acomodaron, mientras cenaban, dijo Jess:

    TODOS:

    LECTOR:

    TODOS:

    EN EL MANUAL DEL MISIONERO TAMBIN SE ENCUENTRA EL EVANGELIO PARA FACILITAR LA PARTICIPACIN DE LOS LECTORES. EN ESTE MANUAL VIENE EL EVANGELIO DE LOS 3 CICLOS, POR ELLO ES IMPORTANTE REVISAR CUAL CORRESPONDE A ESTE AO REVISANDO LA RBRICA ANTES DE CADA EVANGELIO.

    DURANTE LOS AOS 2011, 2014, 2017, SE LEER EL EVANGELIO A CONTINUACIN:

    LAS SIGLAS QUE INDICAN A LOS DISTINTOS INTERLOCUTORES SON: : JESS, S: DISCPULOS, PUEBLO Y OTROS PERSONAJES, C: CRONISTA

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    . Les aseguro que uno de ustedes me va a entregar, uno que est cenando conmigo.

    C. Ellos, comenzaron a entristecerse y a preguntarle uno tras otro:

    S. Acaso soy yo?.

    C. El les respondi:

    . Uno de los Doce, uno que est comiendo conmigo en el mismo plato. El Hijo del hombre se va, tal como est escrito de l, pero ay de aqul que entrega al Hijo del hombre! Ms le valdra a ese hombre no haber nacido!.

    C. Durante la cena, Jess tom pan, pronunci la bendicin, lo parti, lo dio a sus discpulos y dijo:

    . Tomen, esto es mi cuerpo.

    C. Tom luego un cliz, pronunci la accin de gracias, lo dio a sus discpulos y bebieron todos de l. Y les dijo:

    . Esta es mi sangre, la sangre de la alianza derramada por todos. Les aseguro que ya no beber ms del fruto de la vid hasta el da aquel en que beba un vino nuevo en el reino de Dios.

    C. Despus de cantar los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos. Jess les dijo:

    . Todos me abandonarn, porque est escrito: Herir al pastor y se dispersarn las ovejas. Pero despus de resucitar, me encontrar de nuevo con ustedes en Galilea.

    C. Pedro replic:

    S. Aunque todos te abandonen, yo no.

    C. Jess le contest:

    . Te aseguro que hoy, esta misma noche, antes de que el gallo cante dos veces, t me habrs negado tres.

    C. Pedro insisti:

    S. Aunque tenga que morir contigo, jams te negar.

    C. Y todos decan lo mismo. Cuando llegaron a un lugar llamado Getseman, dijo Jess a sus discpulos:

    . Sintense aqu, mientras yo voy a orar.

    C. Tom consigo a Pedro, a Santiago y a Juan; comenz a sentir miedo y angustia, y les dijo:

    . Me muero de tristeza. Qudense aqu y velen.

    C. Y avanzado un poco ms, se postr en tierra y suplicaba que, si era posible, no tuviera que pasar por aquel momento. Deca:

    . Padre, todo te es posible. Aparta de m este cliz de amargura. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres t.

    C. Regres y los encontr dormidos. Y dijo a Pedro:

    . Simn, duermes? No has podido velar ni siquiera una hora? Velen y oren para que puedan hacer frente a la prueba; pues el espritu est bien dispuesto, pero la carne es dbil.

    C. Se alej de nuevo y or repitiendo lo mismo. Regres y de nuevo los encontr dormidos, pues sus ojos se cerraban de sueo. Ellos no saban qu contestarle. Regres por tercera vez y les dijo:

    . Todava estn durmiendo y descansando? Basta ya! Ha llegado la hora. Miren, el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. Vamos! Levntense! Ya est aqu el que me va a entregar.

    C. Todava estaba hablando Jess, cuando se present Judas, uno de los

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    Doce, y con l un tumulto de gente con espadas y palos, enviados por los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos. El traidor les haba dado esta contrasea:

    S. Al que yo bese, se es; arrstenlo y llvenlo bien custodiado.

    C. En cuanto lleg, se acerc a Jess y le dijo:

    S. Maestro.

    C. Y lo bes.

    Ellos se abalanzaron sobre l y lo arrestaron. Uno de los presentes desenvain la espada y cort de un golpe la oreja al criado del sumo sacerdote.

    Jess tom la palabra y les dijo:

    . Han salido a detenerme con espadas y palos, como si fuera un bandido. A diario estaban con ustedes enseando en el templo, y no me arrestaron. Pero es necesario que se cumplan las Escrituras.

    C. Entonces todos sus discpulos lo abandonaron y huyeron.

    Un joven lo iba siguiendo, cubierto tan slo con una sbana. Lo detuvieron, pero l, soltando la sbana, se escap desnudo.

    Condujeron a Jess ante el sumo sacerdote y se reunieron todos los pontfices, los escribas y los ancianos.

    Pedro lo sigui de lejos hasta el interior del patio del sumo sacerdote y se qued sentado con los guardias, calentndose junto al fuego.

    Los sumos sacerdotes y el Consejo en pleno buscaban una acusacin contra Jess para darle muerte, pero no la encontraban. Pues aunque muchos testimoniaban en falso contra l, los testimonios no coincidan.

    Algunos comparecieron y dieron contra l este falso testimonio:

    S. Nosotros lo hemos odo decir: Yo destruir este templo hecho por hombres y en tres das construir otro no edificado por hombres.

    C. Pero ni siquiera en esto concordaba su testimonio. Entonces el sumo sacerdote tom la palabra en medio de todos y pregunt a Jess:

    S. No respondes nada? De qu te acusan stos?.

    C. Pero Jess callaba y no responda nada. El sumo sacerdote sigui preguntndole:

    S. Eres t el Mesas, el Hijo del Bendito?.

    C. Jess contest:

    . Yo soy, y vern al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene entre las nubes del cielo.

    C. El sumo sacerdote, rasgndose las vestiduras, dijo:

    S. Qu necesidad tenemos ya de testigos? Han odo la blasfemia. Qu les parece?.

    C. Todos juzgaron que mereca la muerte. Algunos comenzaron a escupirlo y, tapndole la cara, le daban bofetadas y le decan:

    S. Adivina!.

    C. Y tambin los guardias lo golpeaban. Mientras Pedro estaba abajo, en el patio, lleg una de las criadas del sumo sacerdote. Al ver a Pedro calentndose junto al fuego, se qued mirndolo y le dijo:

    S. Tambin t andabas con Jess, el de Nazaret.

    C. Pedro lo neg diciendo:

    S. No s ni entiendo de qu hablas.

  • 24

    C. Sali a la puerta de la casa y un gallo cant. Lo vio de nuevo la criada y otra vez se puso a decir a los que estaban all:

    S Este es uno de ellos.

    C. Pedro lo neg de nuevo. Poco despus tambin los otros dijeron a Pedro:

    .S. No hay duda. T eres uno de ellos, pues eres galileo.

    C. El comenz entonces a maldecir y a jurar:

    S. Yo no conozco a ese hombre del que me hablan.

    C. En seguida cant el gallo por segunda vez. Pedro se acord de lo que le haba dicho Jess: Antes de que el gallo cante dos veces, t me habrs negado tres, y se puso a llorar.

    Muy de madrugada, se reunieron a deliberar los sumos sacerdotes, junto con los ancianos, los escribas y el Consejo en pleno; luego llevaron a Jess atado y lo entregaron a Pilato. Pilato le pregunt:

    S. Eres t el rey de los judos?.

    C. Jess le respondi:

    . Tu lo dices.

    C. Los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas.

    Pilato lo interrog de nuevo, diciendo:

    S. No respondes nada? Mira de cuntas cosas te acusan.

    C. Pero Jess no respondi nada ms, de modo que Pilato se qued extraado.

    Por la fiesta Pilato les conceda la libertad de un preso, el que pidieran.

    Tena encarcelado a un tal Barrabs con los revoltosos que haban cometido un asesinato en una rebelin. Cuando lleg la gente, empez a pedir

    lo que sola concederles. Pilato les pregunt:

    S. Quieren que les suelte al rey de los judos?.

    C. Pues saba que los sumos sacerdotes haban entregado a Jess por envidia.

    Los sumos sacerdotes incitaron a la gente para que les soltara a Barrabs.

    Pilato les pregunt otra vez:

    S. Y qu quieren que haga con el que ustedes llaman rey de los judos?.

    C. Ellos gritaron:

    S. Crucifcalo!.

    C. Pilato les contest:

    S. Pues qu ha hecho de malo?.

    C. Pero ellos gritaron todava ms fuerte:

    S. Crucifcalo!.

    C. Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les solt a Barrabs y entreg a Jess para que lo azotaran, y, despus, lo crucificaran.

    Los soldados lo llevaron al interior del palacio, o sea, al pretorio, y llamaron a toda la tropa. Lo vistieron con un manto rojo y, trenzando una corona de espinas, se le pusieron. Despus comenzaron a saludarlo, diciendo:

    S. Salve, rey de los judos!.

    C. Lo golpeaban en la cabeza con una caa, lo escupan y, ponindose de rodillas, le rendan homenaje. Despus de burlarse de l, le quitaron el manto rojo, lo vistieron con sus ropas y lo sacaron para crucificarlo.

  • 25

    Y a un tal Simn, natural de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, que al regresar del campo pasaba por all, lo obligaron a llevar la cruz de Jess.

    Condujeron a Jess hasta el Glgota, que quiere decir lugar de la Calavera. Le daban vino mezclado con mirra, pero l no lo acept. Despus lo crucificaron y se repartieron su ropa, sortendola, para ver qu se llevaba cada uno. Eran las nueve de la maana cuando lo crucificaron. Haba un letrero en la que estaba escrita la causa de su condena: El rey de los judos. Con Jess crucificaron a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.

    Los que pasaban por all lo insultaban, haciendo muecas y diciendo:

    S. Eh, t que destruas el templo y lo reconstruas en tres das! Slvate a ti mismo, bajando de la cruz.

    C. Y de la misma manera los sumos sacerdotes y los escribas se burlaban de l dicindose unos a otros:

    S. A otros salv y a s mismo no puede salvarse! El Mesas, el rey de Israel! Que baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos!.

    C. Hasta los que haban sido crucificados junto con l lo insultaban.

    Al llegar el medioda, toda la regin qued a oscuras hasta las tres de la tarde. A esa hora Jess grit con voz potente:

    . Elo, Elo, lem sabactan? Que significa: Dios mo, Dios mo, por qu me has abandonado?.

    C. Algunos de los presentes decan al orlo:

    S. Est llamando a Elas.

    C. Uno fue corriendo a empapar una esponja en vinagre y, sujetndola a una caa, le ofreca de beber, diciendo:

    S. Vamos a ver si viene Elas a descolgarlo.

    C. Entonces Jess, dando un fuerte grito, expir.

    C. La cortina del templo se rasg en dos de arriba abajo. Y el oficial romano que estaba frente a Jess, al ver que haba expirado de aquella manera, dijo:

    S. Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.

    C. Algunas mujeres contemplaban la escena desde lejos. Entre ellas Mara

    Magdalena, Mara, la madre de Santiago el menor y de Jos, y Salom, que haban seguido a Jess y haban asistido cuando estaba en Galilea.

    Haba, adems, otras muchas que haban venido con l a Jerusaln.

    Al caer la tarde, como era la preparacin de la pascua, es decir la vspera del sbado, lleg Jos de Arimatea, que era miembro distinguido del Consejo y esperaba el reino de Dios, y tuvo valor de presentarse a Pilato y le pidi el cuerpo de Jess.

    Pilato se extra de que hubiera muerto tan pronto y, llamando al oficial romano, le pregunt si haba muerto ya. Informado por el oficial romano, entreg el cadver a Jos. Este compr una sbana, lo baj, lo envolvi en la sbana, lo puso en un sepulcro excavado en la roca y tap con una piedra la entrada del sepulcro. Mara Magdalena y Mara, la madre de Jos, observaban dnde lo ponan.

    Palabra del Seor

    Gloria a Ti, Seor Jess

    AQU TODOS SE ARRODILLAN Y GUARDAN SILENCIO POR UNOS INSTANTES. ES IMPORTANTE QUE EL MINISTRO INDIQUE A LA ASAMBLEA QUE SE TIENEN QUE ARRODILLAR.

    MINISTRO:

    TODOS:

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    DURANTE LOS AOS 2012, 2015, 2018, SE LEER EL EVANGELIO A CONTINUACIN:

    Pasin de Nuestro Seor Jesucristo segn San Marcos 14,1-15,47.

    C. Luego que amaneci, se reunieron los sumos sacerdotes con l los ancianos, los escribas y el sanedrn en pleno, para deliberar. Ataron a Jess, se lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Este pregunt:

    S. Eres t el rey de los judos?

    C. l respondi:

    . Si lo soy

    C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas.

    Pilato le pregunt de nuevo:

    S. No contestas nada? Mira de cuantas cosas te acusan.

    C. Jess ya no le contest nada, de modo que Pilato estaba muy extraado.

    Durante la fiesta de Pascua, Pilato sola soltarles al preso que ellos pidieran. Estaba entonces en la crcel un tal Barrabs, con los revoltosos que haban cometido un homicidio en un motn. Vino la gente y empez a pedir el indulto de costumbre. Pilato les dijo:

    S. - Quieren que les suelte al rey de los judos?.

    C. Porque saba que los sumos sacerdotes se lo haban entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente para que pidiera la libertad de Barrabs. Pilato les volvi a preguntar:

    S. - Y qu voy a hacer con el que llaman rey de los judos?

    C. Ellos gritaron:

    S. - Crucifcalo!

    C. Pilato les dijo:

    S. - Pues qu mal ha hecho?

    C. Ellos gritaron ms fuerte:

    S. - Crucifcalo!

    C. Pilato, queriendo dar gusto a la multitud, les solt a Barrabs; y a Jess, despus de mandarlo azotar, lo entreg para que lo crucificaran.

    C. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio - al pretorio- y reunieron a todo el batalln. Lo vistieron con un manto color prpura, le pusieron una corona de espinas, que haban trenzado, y comenzaron a burlarse de l, dirigindole este saludo:

    S. Viva el Rey de los judos!

    C. Le golpeaban la cabeza con una caa, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante l.

    Terminada la burla, le quitaron aquel manto de color prpura, le pusieron su ropa y lo sacaron para crucificarlo. Entonces forzaron a cargar la cruz a un individuo que pasaba por ah de regreso del campo, Simn de Cirene, Padre de Alejandro y de Rufo, y llevaron a Jess al Glgota (que quiere decir lugar de la Calavera). Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echando suertes para ver qu les tocaba a cada uno.

    Era media maana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusacin estaba escrito: El rey de los judos. Crucificaron con l a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. As se cumpli la Escritura que dice: Fue condenado entre los malhechores.

    C. Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y gritndole:

    S. Anda!, t que destruas el templo y lo reconstruas en tres das, slvate a ti mismo bajando de la cruz.

    C. Los sumos sacerdotes con los escribas se burlaban tambin de l y le decan:

  • 27

    S. Ha salvado a otros, pero a s mismo no se puede salvar. Que el Mesas, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.

    C. Hasta los que estaban crucificados con l tambin lo insultaban. Al llegar el medioda, toda aquella tierra se qued en tinieblas hasta las tres de la tarde. Y a las tres, Jess grit con voz potente:

    . Elo, Elo, lam sabactan.

    C. Que significa: Dios mo, Dios mo, por qu me has abandonado?

    Algunos de los presentes, al orlo, decan:

    S. Miren, est llamando a Elas.

    C. Uno corri a empapar una esponja en vinagre, la sujet a un carrizo y se la acerc para que bebiera, diciendo:

    S. Vamos a ver si viene Elas a bajarlo.

    C. Pero Jess, dando un fuerte grito, expir.

    C. Entonces el velo del templo se rasg en dos, de arriba abajo. El oficial romano que estaba frente a Jess, al ver como haba expirado, dijo:

    S. De veras este hombre era Hijo de Dios.

    Palabra del seor.

    Gloria a ti, Seor Jess.

    DURANTE LOS AOS 2010, 2013, 2016, SE LEER EL EVANGELIO A CONTINUACIN:

    Pasin de nuestro Seor Jesucristo segn san Lucas (22, 14-23,56).

    C. Llegada la hora de cenar, se sent Jess con sus discpulos y les dijo:

    "Cunto he deseado celebrar esta Pascua con ustedes, antes de padecer, porque yo les aseguro que ya no la volver a celebrar, hasta que tenga cabal cumplimiento en el Reino de Dios".

    C. Luego tom en sus manos una copa de vino, pronunci la accin de gracias y dijo:

    "Tomen esto y reprtanlo entre ustedes, porque les aseguro que ya no volver a beber del fruto de la vid hasta que venga el Reino de Dios".

    C. Tomando despus un pan, pronunci la accin de gracias, lo parti y se lo dio, diciendo:

    "Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria ma".

    C. Despus de cenar, hizo lo mismo con una copa de vino, diciendo:

    "Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por ustedes".

    "Pero miren: la mano del que me va a entregar est conmigo en la mesa. Porque el Hijo del hombre va a morir, segn lo decretado; pero ay de aquel hombre por quien ser entregado!".

    C. Ellos empezaron a preguntarse unos a otros quin de ellos poda ser el que lo iba a traicionar.

    Despus los discpulos se pusieron a discutir sobre cul de ellos debera ser considerado como el ms importante. Jess les dijo:

    "Los reyes de los paganos los dominan, y los que ejercen la autoridad se hacen llamar bienhechores. Pero ustedes no hagan eso, sino todo lo contrario: que el mayor entre ustedes acte como si fuera el menor, y el que gobierna, como si fuera un servidor. Porque, quin, vale ms, el que est a la mesa o el que sirve? Verdad y que es el que est a la mesa? Pues yo

    TODOS SE ARRODILLAN, Y SE HACE UNA PAUSA.

    TODOS:

    EL MINISTRO LEE:

    C. LECTOR 1, S. LECTOR 2, . LECTOR 3

  • 28

    estoy en medio de ustedes como el que sirve. Ustedes han perseverado conmigo en mis pruebas, y yo les voy a dar el Reino, como mi Padre me lo dio a m, para que coman y beban a mi mesa en el Reino, y se siente cada uno en un trono, para juzgar a las doce tribus de Israel".

    C. Luego aadi:

    "Simn, Simn, mira que Satans ha pedido permiso para zarandearlos como trigo; pero yo he orado por ti, para que tu fe no desfallezca; y t, una vez convertido, confirma a tus hermanos".

    C. l le contest:

    S. "Seor, estoy dispuesto a ir contigo incluso a la crcel y a la muerte". Jess le replic: "Te digo, Pedro, que hoy, antes de que cante el gallo, habrs negado tres veces que me conoces".

    C. Despus les dijo a todos ellos:

    "Cuando los envi sin provisiones, sin dinero ni sandalias, acaso les falt algo?".

    C. Ellos contestaron:

    S. "Nada".

    C. l aadi:

    "Ahora, en cambio, el que tenga dinero o provisiones, que los tome; y el que no tenga espada, que venda su manto y compre una. Les aseguro que conviene que se cumpla esto que est escrito de m: Fue contado entre los malhechores, porque se acerca el cumplimiento de todo lo que se refiere a m".

    C. Ellos le dijeron:

    S. "Seor, aqu hay dos espadas".

    C. l les contest:

    "Basta ya!".

    Sali Jess, como de costumbre, al monte de los Olivos y lo acompaaron los discpulos. Al llegar a ese sitio, les dijo:

    "Oren, para no caer en la tentacin".

    C. Luego se alej de ellos a la distancia de un tiro de piedra y se puso a orar de rodillas, diciendo:

    "Padre, si quieres, aparta de m esta amarga prueba; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya".

    C. Se le apareci entonces un ngel para confortarlo; l, en su angustia mortal, oraba con mayor insistencia, y comenz a sudar gruesas gotas de sangre, que caan hasta el suelo. Por fin termin su oracin, se levant, fue hacia sus discpulos y los encontr dormidos por la pena. Entonces les dijo:

    "Por qu estn dormidos? Levntense y oren para no caer en la tentacin".

    C. Todava estaba hablando, cuando lleg una turba encabezada por Judas, uno de los Doce, quien se acerc a Jess para besarlo. Jess le dijo:

    "Judas, con un beso entregas al Hijo del hombre?".

    C. Al darse cuenta de lo que iba a suceder, los que estaban con l dijeron:

    "Seor, los atacamos con la espada?".

    C. Y uno de ellos hiri a un criado del sumo sacerdote y le cort la oreja derecha. Jess intervino, diciendo:

    "Dejen! Basta!".

    C. Le toc la oreja y lo cur.

  • 29

    Despus Jess les dijo a los sumos sacerdotes, a los encargados del templo y a los ancianos que haban venido a arrestarlo:

    "Han venido a aprehenderme con espadas y palos, como si fuera un bandido. Todos los das he estado con ustedes en el templo y no me echaron mano. Pero sta es su hora y la del poder de las tinieblas".

    C. Ellos lo arrestaron, se lo llevaron y lo hicieron entrar en la casa del sumo sacerdote. Pedro los segua desde lejos. Encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor y Pedro se sent tambin con ellos. Al verlo sentado junto a la lumbre, una criada se le qued mirando y dijo:

    S. "ste tambin estaba con l".

    Pero l lo neg diciendo:

    S. "No lo conozco, mujer".

    Poco despus lo vio otro y le dijo:

    S. "T tambin eres uno de ellos".

    C. Pedro replic:

    S. "Hombre, no lo soy!".

    C. Y como despus de una hora, otro insisti:

    S. "Sin duda que ste tambin estaba con l, porque es Galileo".

    C. Pedro contest:

    S. "Hombre, no s de qu hablas!".

    C. Todava estaba hablando, cuando cant un gallo.

    El Seor, volvindose, mir a Pedro. Pedro se acord entonces de las palabras que el Seor le haba dicho:

    'Antes de que cante el gallo, me negars tres veces', y saliendo de all se solt a llorar amargamente.

    C. Los hombres que sujetaban a Jess se burlaban de l, le daban golpes, le tapaban la cara y le preguntaban:

    S. "Adivina quin te ha pegado?".

    C. Y proferan contra l muchos insultos.

    Al amanecer se reuni el consejo de los ancianos con los sumos sacerdotes y los escribas. Hicieron comparecer a Jess ante el sanedrn y le dijeron:

    S. "Si t eres el Mesas, dnoslo".

    C. l les contest:

    "Si se lo digo, no lo van a creer, y s les pregunto, no me van a responder. Pero ya desde ahora, el Hijo del hombre est sentado a la derecha de Dios todopoderoso".

    C. Dijeron todos:

    S. "Entonces, t eres el Hijo de Dios?".

    C. l les contest:

    "Ustedes mismos lo han dicho: s lo soy".

    C. Entonces ellos dijeron:

    S. "Qu necesidad tenemos ya de testigos? Nosotros mismos lo hemos odo de su boca".

    C. El consejo de los ancianos, con los sumos sacerdotes y los escribas, se levantaron y llevaron a Jess ante Pilato.

    Entonces comenzaron a acusarlo, diciendo:

  • 30

    S. "Hemos comprobado que ste anda amotinando a nuestra nacin y oponindose a que se pague tributo al Csar y diciendo que l es el Mesas rey".

    C. Pilato pregunt a Jess:

    S. "Eres t el rey de los judos?".

    C. l le contest:

    "T lo has dicho".

    C. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la turba:

    S. "No encuentro ninguna culpa en este hombre".

    C. Ellos insistan con ms fuerza, diciendo:

    S. "Solivianta al pueblo enseando por toda Judea, desde Galilea hasta aqu".

    C. Al or esto, Pilato pregunt si era Galileo, y al enterarse de que era de la jurisdiccin de Herodes, se lo remiti, ya que Herodes estaba en Jerusaln precisamente por aquellos das.

    Herodes, al ver a Jess, se puso muy contento, porque haca mucho tiempo que quera verlo, pues haba odo hablar mucho de l y esperaba presenciar algn milagro suyo. Le hizo muchas preguntas, pero l no le contest ni una palabra. Estaban ah los sumos sacerdotes y los escribas, acusndolo sin cesar. Entonces Herodes, con su escolta, lo trat con desprecio y se burl de l, y le mand poner una vestidura blanca. Despus se lo remiti a Pilato. Aquel mismo da se hicieron amigos Herodes y Pilato, porque antes eran enemigos.

    Pilato convoc a los sumos sacerdotes, a las autoridades y al pueblo, y les dijo:

    S. "Me han trado a este hombre, alegando que alborota al pueblo; pero yo lo he interrogado delante de ustedes y no he encontrado en l ninguna de las culpas de que lo acusan. Tampoco Herodes, porque me lo ha enviado de nuevo. Ya ven que ningn delito digno de muerte se ha probado. As pues, le aplicar un escarmiento y lo soltar".

    C. Con ocasin de la fiesta, Pilato tena que dejarles libre a un preso. Ellos vociferaron en masa, diciendo:

    S. "Quita a se! Sultanos a Barrabs!". A ste lo haban metido en la crcel por una revuelta acaecida en la ciudad y un homicidio.

    C. Pilato volvi a dirigirles la palabra, con la intencin de poner en libertad a Jess; pero ellos seguan gritando:

    S. "Crucifcalo, crucifcalo!".

    C. l les dijo por tercera vez:

    S. "Pues qu ha hecho de malo? No he encontrado en l ningn delito que merezca la muerte; de modo que le aplicar un escarmiento y lo soltar".

    C. Pero ellos insistan, pidiendo a gritos que lo crucificaran. Como iba creciendo el gritero, Pilato decidi que se cumpliera su peticin; solt al que le pedan, al que haba sido encarcelado por revuelta y homicidio, y a Jess se lo entreg a su arbitrio.

    Mientras lo llevaban a crucificar, echaron mano a un cierto Simn de Cirene, que volva del campo, y lo obligaron a cargar la cruz, detrs de Jess. Lo iba siguiendo una gran multitud de hombres y mujeres, que se golpeaban el pecho y lloraban por l. Jess se volvi hacia las mujeres y les dijo:

    "Hijas de Jerusaln, no lloren por m; lloren por ustedes y por sus hijos, porque van a venir das en que se dir: 'Dichosas las estriles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado!'. Entonces dirn a los montes: 'Desplmense sobre nosotros', y a las colinas: 'Sepltennos', porque si as tratan al rbol verde, qu pasar con el seco?".

    C. Conducan, adems, a dos malhechores, para ajusticiarlos con l. Cuando llegaron al lugar llamado "la Calavera", lo crucificaron all, a l y a los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda. Jess deca desde la cruz:

  • 31

    "Padre, perdnalos porque no saben lo que hacen". Los soldados se repartieron sus ropas, echando suertes.

    C. El pueblo estaba mirando. Las autoridades le hacan muecas, diciendo:

    S. "A otros ha salvado; que se salve a s mismo, si l es el Mesas de Dios, el elegido".

    C. Tambin los soldados se burlaban de Jess, y acercndose a l, le ofrecan vinagre y le decan:

    S. "Si t eres el rey de los judos, slvate a ti mismo".

    C. Haba, en efecto, sobre la cruz, un letrero en griego, latn y hebreo, que deca:" ste es el rey de los judos".

    Uno de los malhechores crucificados insultaba a Jess, dicindole:

    S. "Si t eres el Mesas, slvate a ti mismo y a nosotros".

    C. Pero el otro le reclamaba, indignado:

    S. "Ni siquiera temes t a Dios estando en el mismo suplicio? Nosotros justamente recibimos el pago de lo que hicimos. Pero ste ningn mal ha hecho"

    C. Y le deca a Jess:

    S. "Seor, cuando llegues a tu Reino, acurdate de m".

    C. Jess le respondi:

    "Yo te aseguro que hoy estars conmigo en el paraso".

    C. Era casi el medioda, cuando las tinieblas invadieron toda la regin y se oscureci el sol hasta las tres de la tarde. El velo del templo se rasg a la mitad. Jess, clamando con voz potente, dijo:

    "Padre, en tus manos encomiendo mi espritu!". Y dicho esto, expir.

    C. El oficial romano, al ver lo que pasaba, dio gloria a Dios, diciendo:

    S. "Verdaderamente este hombre era justo".

    C. Toda la muchedumbre que haba acudido al espectculo, mirando lo que ocurra, se volvi a su casa dndose golpes de pecho. Los conocidos de Jess se mantenan a distancia, lo mismo que las mujeres que lo haban seguido desde Galilea, y permanecan mirando todo aquello.

    Un hombre llamado Jos, consejero del sanedrn, hombre bueno y justo, que no haba estado de acuerdo con la decisin de los judos ni con sus actos, que era natural de Arimatea, ciudad de Judea, y que aguardaba el Reino de Dios, se present ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jess. Lo baj de la cruz, lo envolvi en una sbana y lo coloc en un sepulcro excavado en la roca, donde no haban puesto a nadie todava. Era el da de la Pascua y ya iba a empezar el sbado. Las mujeres que haban seguido a Jess desde Galilea acompaaron a Jos para ver el sepulcro y cmo colocaban el cuerpo. Al regresar a su casa, prepararon perfumes y ungentos, y el sbado guardaron reposo, conforme al mandamiento.

    Palabra del Seor.

    Gloria a ti, Seor Jess.

    CREDO

    Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.

    AQU SE ARRODILLAN TODOS Y SE HACE UNA BREVE PAUSA.

    TODOS:

    AL TERMINAR SE GUARDAN UNOS MINUTOS DE SILENCIO, EL MINISTRO LEE LA HOMILIA DEL PRROCO, SI NO ES POSIBLE HACE UNA REFLEXIN CON FUNDAMENTOS DOCTRINALES Y BIEN PREPARADA, AL TERMINAR SE PROSIGUE CON LA PROFESIN DE FE QUE DIR TODA LA ASAMBLEA. LO INICIA EL MINISTRO DE LA PALABRA.

  • 32

    Creo en un solo Seor, Jesucristo, Hijo nico de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvacin baj del cielo, y por obra del Espritu Santo se encarn de Mara, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeci y fue sepultado, y resucit al tercer da, segn las Escrituras, y subi al cielo, y est sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendr con gloria para juzgar a, vivos y muertos, y su reino no tendr fin.

    Creo-en el Espritu Santo, Seor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoracin y gloria, y que habl por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, catlica y apostlica.

    Confieso que hay un solo Bautismo para el perdn de los pecados. Espero la resurreccin de los muertos y la vida del mundo futuro. Amn.

    ORA