maqueta solicitada por fundación carreño, que por diversos motivos no se imprimió
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Mario Carreño es un gran artista gel año 2014 se cumplieron 100 años de su natalicio y se solicitó un diseño de catálago que no llegó a puerto por varios motivos. Aquí les muestro una maquetaTRANSCRIPT
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MARIO CARREÑOLA PERSISTENCIA DE LA LUZ
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MARIO CARREÑOLA PERSISTENCIA DE LA LUZ
Museo Nacional de Bellas Arte Santiago de Chile
8 Enero / 8 Abril 2015
Invitan:
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Fundación Mario Carreño
PresidentaMariana Carreño
VicepresidentaAndrea Carreño
Director Ejecutivo
Juan Campos
DirectoresEdmundo ArayaGaspar GalazAndrés LevineSonia QuintanaDrina Rendic
Museo Nacional de Bellas Artes
Director museo Nacional de Bellas ArtesRoberto Farriol
Secretaria DirecciónVerónica Muñoz
Coordinación de Exhibiciones TemporalesMaría de los Angeles MarchantTeresita Raffray Labbé
ComunicacionesMaría ArévaloCecilia ChellewPaula Cárdenas
Diseño Gráfico Lorena Musa
MuseografíaXimena FríasMarcelo CéspedesGonzalo EspinozaMario SilvaCarlos GonzálezJosé EspinozaJuan Carlos GutiérrezLuis Carlos Vilches
CuradoraMacarena Goldenberg Oyanedel
Agradecimientos
Agradecemos el importante apoyo de Itaú para la realización de esta exposición, así como al Museo Nacional de Bellas Artes y al Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.
Hacemos también un reconocimiento especial a todas las personas e instituciones que han colaborado para que esta exposición se lleve a buen término.
Denise Ratinoff.Rosita LiraJuan Guillermo LevinePatricio KreutzbergerIsabel RopertSr. SenermanFrida SenermanBoris GarafulicIda GonzálezSylvia Nudman AncelovJosé Patricio Saire BerríosJosé Yuraszeck Clara Pollak
Instituciones
Museo de Arte Contemporáneo,Santiago
Fundación pablo neruda, santiago
VipacCompañía de Seguros
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Índice
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BORIS BUVINC GVicepresidente de Fundación Itaú
Esperamos que esta imagen habitacio-nal, diseñada por el mismo Neruda, no sufra cambios el día de mañana y no la conviertan en un rentable bloque de
departamentos con vista al Pacífico.El mercado suele realizar sus trucos in-
conscientes. Y la autoridad de turno también. Ya hemos experimentado en la zona —en modesta escala— una línea de arquitectura hollywoodense: el estadio de Ben-Hur. Me re-fiero al Congreso Nacional que luce en su fron-tis lucarna o jaula elevada que no ofrece luz alguna y de donde un posible pájaro también ha volado. Sin embargo, incluye otros símbolos clásico-modernos de fácil traducción: el arco de Tito y un techo ceremonial o visera sujeta por un cordón de cañerías que deja ver el cielo y permite que pase la lluvia cuando los feste-jos invernales y la cuenta de mayo.
La estructura se mantiene firme e inaltera-blemente constitucional-binominal gracias a unas colosales columnas huecas.
Anotamos, asimismo, para que destaque la creatividad de La Sebastiana, el complejo en altura donde funciona el gobierno regional: la conocida torre rematada por dos orejas rectas de concreto armado —iba a decir «congreso armado»— emulando la escafandra de Bat-man. Quien visite estas dependencias puede intentar la aventura de subir algunos pisos a pie. Corredores y pasillos oscuros repletos de
desechos acumulados como en subsuelos de ciudad gótica o en las quebradas al aire libre de nuestro puerto. Realidades iguales y distin-tas rescatadas de la imaginación folletinesca puesta al día.
Por cierto que la obra de Neruda no sólo merece la preocupación de ser difundida por los «agentes oficiales» designados para ello y por otros espontáneos «dirigentes del arte» de dudosa procedencia. La razón poética de la obra debe darse como ejemplo de una con-ducta desinteresada y puesta al servicio de los valores fundamentales del ser: libertad y verdad. Sin éstos no hay lenguaje ni palabras posibles.Cerro Florida.Esperamos que esta imagen habitacional, diseñada por el mismo Neruda, no sufra cambios el día de mañana y no la conviertan en un rentable bloque de depar-tamentos con vista al Pacífico.
El mercado suele realizar sus trucos in-conscientes. Y la autoridad de turno también. Ya hemos experimentado en la zona —en mo-desta escala— una línea de arquitectura ho-llywoodense: el estadio de Ben-Hur. Me refiero al Congreso Nacional que luce en su frontis lucarna o jaula elevada que no ofrece luz al-guna y de donde un posible pájaro también ha volado. Sin embargo, incluye otros símbolos clásico-modernos de fácil traducción: el arco de Tito y un techo ceremonial o visera sujeta por un cordón de cañerías que deja ver el cielo
y permite que pase la lluvia cuando los feste-jos invernales y la cuenta de mayo.
La estructura se mantiene firme e inaltera-blemente constitucional-binominal gracias a unas colosales columnas huecas.
Anotamos, asimismo, para que destaque la creatividad de La Sebastiana, el complejo en altura donde funciona el gobierno regional: la conocida torre rematada por dos orejas rectas de concreto armado —iba a decir «congreso armado»— emulando la escafandra de Bat-man. Quien visite estas dependencias puede intentar la aventura de subir algunos pisos a pie. Corredores y pasillos oscuros repletos de desechos acumulados como en subsuelos de ciudad gótica o en las quebradas al aire libre de nuestro puerto. Realidades iguales y distin-tas rescatadas de la imaginación folletinesca puesta al día.
Por cierto que la obra de Neruda no sólo merece la preocupación de ser difundida por los «agentes oficiales» designados para ello y por otros espontáneos «dirigentes del arte» de dudosa procedencia. La razón poética de la obra debe darse como ejemplo de una con-ducta desinteresada y puesta al servicio de los valores fundamentales del ser: libertad y verdad. Sin éstos no hay lenguaje ni palabras posibles.
Este es el hito y recado invisible que enar-bola la casa del poeta sobre el Cerro Florida.
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ROBERTO FARRIOL Director Museo Nacional de Bellas Artes
Esperamos que esta imagen habitacio-nal, diseñada por el mismo Neruda, no sufra cambios el día de mañana y no la conviertan en un rentable bloque de
departamentos con vista al Pacífico.El mercado suele realizar sus trucos in-
conscientes. Y la autoridad de turno también. Ya hemos experimentado en la zona —en mo-desta escala— una línea de arquitectura ho-llywoodense: el estadio de Ben-Hur. Me refiero al Congreso Nacional que luce en su frontis lucarna o jaula elevada que no ofrece luz al-guna y de donde un posible pájaro también ha volado. Sin embargo, incluye otros símbolos clásico-modernos de fácil traducción: el arco de Tito y un techo ceremonial o visera sujeta por un cordón de cañerías que deja ver el cielo y permite que pase la lluvia cuando los festejos invernales y la cuenta de mayo.
La estructura se mantiene firme e inaltera-blemente constitucional-binominal gracias a unas colosales columnas huecas.
Anotamos, asimismo, para que destaque la creatividad de La Sebastiana, el complejo en altura donde funciona el gobierno regional: la conocida torre rematada por dos orejas rectas de concreto armado —iba a decir «congreso armado»— emulando la escafandra de Bat-man. Quien visite estas dependencias puede intentar la aventura de subir algunos pisos a pie. Corredores y pasillos oscuros repletos de
desechos acumulados como en subsuelos de ciudad gótica o en las quebradas al aire libre de nuestro puerto. Realidades iguales y distin-tas rescatadas de la imaginación folletinesca puesta al día.
Por cierto que la obra de Neruda no sólo merece la preocupación de ser difundida por los «agentes oficiales» designados para ello y por otros espontáneos «dirigentes del arte» de dudosa procedencia. La razón poética de la obra debe darse como ejemplo de una con-ducta desinteresada y puesta al servicio de los valores fundamentales del ser: libertad y verdad. Sin éstos no hay lenguaje ni palabras posibles.Cerro Florida.
Esperamos que esta imagen habitacional, diseñada por el mismo Neruda, no sufra cam-bios el día de mañana y no la conviertan en un rentable bloque de departamentos con vista al Pacífico.
El mercado suele realizar sus trucos in-conscientes. Y la autoridad de turno también. Ya hemos experimentado en la zona —en mo-desta escala— una línea de arquitectura ho-llywoodense: el estadio de Ben-Hur. Me refiero al Congreso Nacional que luce en su frontis lucarna o jaula elevada que no ofrece luz al-guna y de donde un posible pájaro también ha volado. Sin embargo, incluye otros símbolos clásico-modernos de
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FUNDACIÓN MARIO CARREÑO
Dsperamos que esta imagen habitacio-nal, diseñada por el mismo Neruda, no sufra cambios el día de mañana y no la conviertan en un rentable bloque
de departamentos con vista al Pacífico.El mercado suele realizar sus trucos incons-
cientes. Y la autoridad de turno también. Ya hemos experimentado en la zona —en modesta escala— una línea de arquitectura hollywoo-dense: el estadio de Ben-Hur. Me refiero al Con-greso Nacional que luce en su frontis lucarna o jaula elevada que no ofrece luz alguna y de donde un posible pájaro también ha volado. Sin embargo, incluye otros símbolos clásico-mo-dernos de fácil traducción: el arco de Tito y un techo ceremonial o visera sujeta por un cordón de cañerías que deja ver el cielo y permite que pase la lluvia cuando los festejos invernales y la cuenta de mayo.
La estructura se mantiene firme e inaltera-blemente constitucional-binominal gracias a unas colosales columnas huecas.
Anotamos, asimismo, para que destaque la creatividad de La Sebastiana, el complejo en altura donde funciona el gobierno regional: la conocida torre rematada por dos orejas rectas de concreto armado —iba a decir «congreso armado»— emulando la escafandra de Bat-man. Quien visite estas dependencias puede intentar la aventura de subir algunos pisos a pie. Corredores y pasillos oscuros repletos de
desechos acumulados como en subsuelos de ciudad gótica o en las quebradas al aire libre de nuestro puerto. Realidades iguales y distin-tas rescatadas de la imaginación folletinesca puesta al día.
Por cierto que la obra de Neruda no sólo merece la preocupación de ser difundida por los «agentes oficiales» designados para ello y por otros espontáneos «dirigentes del arte» de dudosa procedencia. La razón poética de la obra debe darse como ejemplo de una con-ducta desinteresada y puesta al servicio de los valores fundamentales del ser: libertad y verdad. Sin éstos no hay lenguaje ni palabras posibles.Cerro Florida.
Esperamos que esta imagen habitacional, diseñada por el mismo Neruda, no sufra cam-bios el día de mañana y no la conviertan en un rentable bloque de departamentos con vista al Pacífico.
El mercado suele realizar sus trucos in-conscientes. Y la autoridad de turno también. Ya hemos experimentado en la zona —en mo-desta escala— una línea de arquitectura ho-llywoodense: el estadio de Ben-Hur. Me refiero al Congreso Nacional que luce en su frontis lucarna o jaula elevada que no ofrece luz al-guna y de donde un posible pájaro también ha volado. Sin embargo, incluye otros símbolos clásico-modernos de
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GASPAR GALAZ Vicepresidente de Fundación Itaú
Esperamos que esta imagen habitacio-nal, diseñada por el mismo Neruda, no sufra cambios el día de mañana y no la conviertan en un rentable bloque de
departamentos con vista al Pacífico.El mercado suele realizar sus trucos in-
conscientes. Y la autoridad de turno también. Ya hemos experimentado en la zona —en mo-desta escala— una línea de arquitectura ho-llywoodense: el estadio de Ben-Hur. Me refiero al Congreso Nacional que luce en su frontis lucarna o jaula elevada que no ofrece luz al-guna y de donde un posible pájaro también ha volado. Sin embargo, incluye otros símbolos clásico-modernos de fácil traducción: el arco de Tito y un techo ceremonial o visera sujeta por un cordón de cañerías que deja ver el cielo y permite que pase la lluvia cuando los festejos invernales y la cuenta de mayo.
La estructura se mantiene firme e inaltera-blemente constitucional-binominal gracias a unas colosales columnas huecas.
Anotamos, asimismo, para que destaque la creatividad de La Sebastiana, el complejo en altura donde funciona el gobierno regional: la conocida torre rematada por dos orejas rectas de concreto armado —iba a decir «congreso armado»— emulando la escafandra de Bat-man. Quien visite estas dependencias puede intentar la aventura de subir algunos pisos a pie. Corredores y pasillos oscuros repletos de
desechos acumulados como en subsuelos de ciudad gótica o en las quebradas al aire libre de nuestro puerto. Realidades iguales y distin-tas rescatadas de la imaginación folletinesca puesta al día.
Por cierto que la obra de Neruda no sólo merece la preocupación de ser difundida por los «agentes oficiales» designados para ello y por otros espontáneos «dirigentes del arte» de dudosa procedencia. La razón poética de la obra debe darse como ejemplo de una con-ducta desinteresada y puesta al servicio de los valores fundamentales del ser: libertad y verdad. Sin éstos no hay lenguaje ni palabras posibles.Cerro Florida.
Esperamos que esta imagen habitacional, diseñada por el mismo Neruda, no sufra cam-bios el día de mañana y no la conviertan en un rentable bloque de departamentos con vista al Pacífico.
El mercado suele realizar sus trucos in-conscientes. Y la autoridad de turno también. Ya hemos experimentado en la zona —en mo-desta escala— una línea de arquitectura ho-llywoodense: el estadio de Ben-Hur. Me refiero al Congreso Nacional que luce en su frontis lucarna o jaula elevada que no ofrece luz al-guna y de donde un posible pájaro también ha volado. Sin embargo, incluye otros símbolos clásico-modernos de
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GRETEL
Esperamos que esta imagen habitacio-nal, diseñada por el mismo Neruda, no sufra cambios el día de mañana y no la conviertan en un rentable bloque de
departamentos con vista al Pacífico.El mercado suele realizar sus trucos in-
conscientes. Y la autoridad de turno también. Ya hemos experimentado en la zona —en mo-desta escala— una línea de arquitectura ho-llywoodense: el estadio de Ben-Hur. Me refiero al Congreso Nacional que luce en su frontis lucarna o jaula elevada que no ofrece luz al-guna y de donde un posible pájaro también ha volado. Sin embargo, incluye otros símbolos clásico-modernos de fácil traducción: el arco de Tito y un techo ceremonial o visera sujeta por un cordón de cañerías que deja ver el cielo y permite que pase la lluvia cuando los festejos invernales y la cuenta de mayo.
La estructura se mantiene firme e inaltera-blemente constitucional-binominal gracias a unas colosales columnas huecas.
Anotamos, asimismo, para que destaque la creatividad de La Sebastiana, el complejo en altura donde funciona el gobierno regional: la conocida torre rematada por dos orejas rectas de concreto armado —iba a decir «congreso armado»— emulando la escafandra de Bat-man. Quien visite estas dependencias puede intentar la aventura de subir algunos pisos a pie. Corredores y pasillos oscuros repletos de
desechos acumulados como en subsuelos de ciudad gótica o en las quebradas al aire libre de nuestro puerto. Realidades iguales y distin-tas rescatadas de la imaginación folletinesca puesta al día.
Por cierto que la obra de Neruda no sólo merece la preocupación de ser difundida por los «agentes oficiales» designados para ello y por otros espontáneos «dirigentes del arte» de dudosa procedencia. La razón poética de la obra debe darse como ejemplo de una con-ducta desinteresada y puesta al servicio de los valores fundamentales del ser: libertad y verdad. Sin éstos no hay lenguaje ni palabras posibles.Cerro Florida.
Esperamos que esta imagen habitacional, diseñada por el mismo Neruda, no sufra cam-bios el día de mañana y no la conviertan en un rentable bloque de departamentos con vista al Pacífico.
El mercado suele realizar sus trucos in-conscientes. Y la autoridad de turno también. Ya hemos experimentado en la zona —en mo-desta escala— una línea de arquitectura ho-llywoodense: el estadio de Ben-Hur. Me refiero al Congreso Nacional que luce en su frontis lucarna o jaula elevada que no ofrece luz al-guna y de donde un posible pájaro también ha volado. Sin embargo, incluye otros símbolos clásico-modernos de
Las Bañistas 1940 óleo sobre tela 146 x 199 cm
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“Llegado a aquel País Primaveral comprendí que todo era luminoso por obra de Mario Carreño, las perasy los plátanos, las mujeres y los rectángulos, la circulación de la sangre, las clases de geometría: todo reverberaba, todo se encendía por mano de pintor. El jugaba a la pelota con una gota de aguaque se transformaba en naranja: ese era su oficio: tan ocupado estaba todo el díaque era difícil hallarlo: se trasladaba a través de túneles, sobre bicicletas, en trenes de gran velocidad, hacia regiones que necesitaban grandemente la primavera, y allí llegaba con maleta y pa-letaa instalar la radiante alegría, la soberanía del fulgor.
Enterado de sus procedimientosme dispuse a conducirlo a tierras de invierno, al Sur del Mundo, al implacable océano de Chile, a las enlutadas calles de Santiago, frente a la nieve.
Me costó convencerlo:prodigaba aristas, laberintos, estilos para escaparse y quedarse en el País Primaveral. Hasta que como déspota de la Poesía con un ukase retroactivo lo condenéa iluminarnos, a vivir entre nosotrospara enseñarnos la luz de cada día.Aquí está.”
Pablo NerudaIsla Negra, Octubre de 1970
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Las Bañistas 1940 óleo sobre tela 146 x 199 cm
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El nacimiento 1940 óleo sobre tela 146 x 199 cm
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Las Bañistas 1940 óleo sobre tela 146 x 199 cm
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Las Bañistas 1940 óleo sobre tela 146 x 199 cm
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Por cierto que la obra de Neruda no sólo merece la preocupación de ser difundida por los «agentes oficiales» designados para ello y por otros espontáneos «dirigentes del arte» de dudosa proceden-cia. La razón poética de la obra debe darse como ejemplo de una conducta desinteresada y puesta al servicio de los valores fundamentales del ser: libertad y verdad. Sin éstos no hay lenguaje ni pala-bras posibles.
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designados para ello y por otros espontáneos «dirigentes del arte» de dudosa procedencia. La razón poética de la obra debe darse como ejemplo de una conducta desinteresada y puesta al servicio de los valores fundamentales del ser: libertad y verdad. Sin éstos no hay len-guaje ni palabras posibles.
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MAESTRO SUTILJuan Campos Reyes
Mario Carreño artista universal, miembro destacado de la van-guardia cubana, maestro de exquisita factura, nos habla en
su arte de sutil composición -radiante, ima-ginativo- de la perfecta relación entre forma y contenido. Culto, refinado, siempre atento al devenir de la historia humana su sensibilidad acoge las vanguardias contemporáneas, las amplía y las hace suya con una mirada ínti-mamente latinoamericana; su vuelo poético transforma la materia natural en pura metáfo-ra visual.
Inquieto, viaja por el mundo llevando la luz de su tierra natal para dejarla como un legado de belleza eterna en todos aquellos lugares que tuvieron el privilegio de su residencia, intuitivo sabe dar forma a un lenguaje plástico de valor nacional y universal .
La excelencia en la obra de Mario Carreño vuela desde el clasicismo renacentista donde las formas son claras y depuradas, se detiene en un expresionismo rutilante en sus colores
contrastados y reinicia un viaje en el que la conquista magistral de las formas es sustituída por componentes no figurativos, geométri-cos, gira sobre su espacio expresivo hacia un surrealismo enigmatico donde una cabeza deviene en lira y lo natural es una ensoñación, inquieto, vuela nuevamente y pinta, pinta hasta la metáfora absoluta, donde su vigor creativo da forma a una pintura grácil y luminosa, cuya sonoridad arquitectónica define el espacio y su estructura; y la luz su densidad.
Artista sencillo en su diálogo con el ser humano prodiga armonía y contenido, nunca cae en la anécdota fácil y lo trascendente está envuelto en los paños de la honestidad, que es la esencia del sentir profundo. Conocedor del significado emocional de los colores su arte di-ligente nos invita en un gesto amable y cordial al deleite reflexivo.
Mario Carreño viajero esencial, pintor fecundo, docente, amigo y padre de familia, amanece al mundo en junio de 1913 y em-prende su último viaje en diciembre de 1999.
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