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Fundamentos y Técnicas de Análisis Bioquímico. Química Clínica. Marcel Sayol Quadres
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MARCEL SAYOL
Médico Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria
Miembro de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias Ingeniero Técnico
Profesor numerario de IES
FUNDAMENTOS Y TÉCNICAS DE ANALISIS BIOQUÍMICO
QUÍMICA CLÍNICA
CICLO FORMATIVO DE GRADO SUPERIOR “LABORATORIO DE DIAGNÓSTICO CLÍNICO”
CRÉDITO 4
Año 2005
Registro General de la Propiedad Intelectual. Número de asiento registral: 02/2006/4401
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7 ESTUDIO DE LA FUNCIÓN HEPÁTICA
CONTENIDOS
Fisiopatología hepática Estudio de la capacidad de síntesis hepática Estudio de la capacidad de eliminación hepática Marcadores séricos de las hepatitis víricas y otros antígenos y anticuerpos Otros indicadores: α-fetoproteína y excreción de bromosulftaleína Patrones de alteración hepática
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
Describir la morfología hepática desde los puntos de vista macroscópico y microscópico
Enumerar las funciones principales del hígado Definir las maneras de evaluar la capacidad de síntesis hepática Describir el metabolismo de la bilirrubina y de los ácidos biliares Definir las maneras de evaluar la capacidad de eliminación hepática Describir las características patológicas más relevantes de las hepatitis víricas Describir los marcadores séricos de las hepatitis víricas y su utilidad diagnóstica Definir la utilidad de la determinación de la α-fetoproteína y la prueba de la
bromosulftaleína Describir los patrones de alteración hepática con relación a las principales
patologías
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1. Fisiopatología hepática 1.1 Macroscopía hepática El hígado es uno de los órganos más importantes del organismo ya sea por su tamaño
y peso como por sus funciones. El peso aproximado en un hombre adulto es de 2 a 2,5
kg y de 1,5 kg en el cadáver (el peso es menor por la pérdida de irrigación).
El hígado se encuentra situado ocupando todo el hipocondrio derecho, todo el
epigastrio y parte del hipocondrio izquierdo. Es un órgano intrabdominal (localizado
debajo del músculo diafragma), e intracostal (por estar cubierto por las siete últimas
costillas derechas) y en el feto de 3 meses y medio ocupa todo el abdomen.
El color del hígado es variable según las personas y la zona del mismo, pero suele ser
en general rojo oscuro, los cambios de color se deben a la edad y a ciertas patologías.
El hígado está rodeado por una capa fibrosa llamada cápsula de Glisson que puede
experimentar fibrosis con la edad, aportando un cambio en el color y el aspecto global
del hígado. El hígado es de consistencia elástica y puede variar de forma con la
aplicación de presión (por ejemplo en personas que lleven faja). Los elementos más
importantes de fijación del hígado son el ligamento coronario que lo une con el
peritoneo y la vena cava que podría soportar tracciones de hasta 30 kg. Una
característica del hígado es que tiene una gran capacidad de regeneración.
La irrigación arterial del hígado tiene dos orígenes: por una parte la vena porta (70%
del total de sangre), lo abastece de sustancias provenientes del tubo digestivo, y por
otra parte la arteria hepática que nace del tronco celíaco proveniente de la aorta
abdominal, lo abastece de sangre rica en oxígeno. La circulación de retorno acaba en
la vena cava caudal donde confluye toda la sangre venosa procedente de las venas
suprahepáticas.
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Macroscópicamente, el hígado se divide en dos lóbulos separados por el ligamento
falciforme*(1) (lóbulo derecho y lóbulo izquierdo), y a su vez cada lóbulo está
formado por segmentos numerados del 1 al 4 para el lóbulo izquierdo y del 5 al 8 para
el lóbulo derecho. Cada segmento está separado del vecino por ramas de las venas
hepáticas.
Los productos de excreción de las células hepáticas se vierten a unos canalículos
biliares que aumentando progresivamente de diámetro confluyen hacia los conductos
biliares y éstos acaban finalmente en los conductos hepáticos derecho e izquierdo que
posteriormente, y ya fuera del hígado, convergen y forman el conducto hepático
común. El conducto hepático común y el conducto cístico, este último procedente de
la vesícula biliar, se unen para formar el colédoco que acaba en el duodeno donde
vierte su secreción. El lugar anatómico donde termina el colédoco en el duodeno, está
muy cerca de la desembocadura del conducto de Wirsung que procede del páncreas,
(figura 7.1).
Figura 7.1 Morfología hepática y de las vías biliares
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Ligamento falciforme
Apéndice fibroso
Lóbulo derecho Lóbuloizquierd o
Vesícula biliar
Localizacióndel hígado
Hígado
Vesícula biliarColédoco
Vías biliares Duodeno
Conduc to de Wirsungprocedente del pánc reas
Conducto hepáticocomún
Conduc to cístico
Conducto hepáticoderecho
Conduc to hepáticoizquierd o
Figura 7.1
1.2 Microscopía hepática El hígado está constituido principalmente por células hepáticas de origen epitelial,
agrupadas en placas formando unidades morfológicas llamadas lobulillos (según
descripción de Kiernan en el año 1833), que miden aproximadamente 0,7 x 2 mm.
Los lobulillos quedan separados por vasos y por tejido conjuntivo y lindan con otros
lobulillos por los llamados espacios porta o espacios de Kiernan, (figura 7.2).
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Figura 7.2 Estructura microscópica hepática
Espacio de Disse
Célula endotelialSINUSOIDE
Célula de Ito
Polos si nusoidalesPolo biliar
HEPATOCITOCapilar biliar
Célula de Kupffer
Espacio porta
Vena centrolobulillar
ACINO
Rama portal de l aarteria hep ática
Rama p ortal de lavena porta
Sinusoides
Espacio porta
Trabécula dehepatocito s
Vena centrolobulil lar
LOBULILLO
Conductillo biliar
Figura 7.2
Cada espacio porta contiene una vénula y una arteriola que son ramas de la vena
porta y de la arteria hepática respectivamente, también contiene un conductillo biliar
y vasos linfáticos. En el centro de cada lobulillo se sitúa una vena centrolobulillar que
drena hacia la vena cava. De esta forma el hígado estaría formado por múltiples
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lobulillos en los que cada conducto biliar convergiría, junto con los demás conductos,
hacia un conducto hepático común y éste hacia el colédoco.
Existe otra manera de considerar la morfología microscópica hepática, en lugar de
considerar el lobulillo, se considera el acino (según descripción de Rappaport en el
año 1958). El acino hepático estaría formado por una región más o menos triangular
cuyos vértices se situarían en el centro de las venas centrolobulillares de tres
lobulillos adyacentes, y en el centro de dicho triángulo se encontraría un espacio
porta, (figura 7.2).
El hepatocito es la unidad funcional del hígado, constituye una célula más o menos
poligonal en la que se distinguen dos polos, el polo sinusoidal y el polo biliar situados
perpendicularmente. El polo sinusoidal contacta con el sinusoide hepático que es un
pequeño conducto que procede de la vena centrolobulillar y que atraviesa
radialmente el lobulillo hasta alcanzar la periferia de éste, recorriendo la trabécula de
hepatocitos. En la luz del sinusoide se encuentran las células de Kupffer (de función
fagocitaria), las células de Ito o lipocitos (de capacidad fibroblástica y de almacén de
vitamina A) y las células en hoyo o pit cells (de posible función endocrina). La zona de
la luz sinusoidal más cercana al polo sinusoidal del hepatocito se denomina espacio
de Disse y es por donde el plasma sanguíneo entra en contacto con la superficie de los
hepatocitos.
El polo biliar de la célula hepática forma la pared del capilar biliar que desemboca al
espacio porta y es por donde el hepatocito excreta la bilis hacia el mismo capilar
biliar, que después confluye hacia los colangiolos, los conductillos biliares, los
conductillos interlobulillares y finalmente hacia el conducto hepático (derecho e
izquierdo). Desde éste, como ya es sabido, la bilis continua fluyendo hacia el conducto
hepático común y posteriormente hacia el colédoco, (figura 7.2).
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1.3 Funciones hepáticas De manera resumida, el hígado lleva a cabo las funciones generales de metabolismo,
desintoxicación, excreción, almacenamiento, función hematológica y función
inmunológica. Se supone que realiza más de 500 funciones concretas distintas y es,
evidentemente, un órgano vital puesto que su inactividad conlleva a la muerte en el
periodo de unas 10 horas.
a) Metabolismo. En el hígado tienen lugar los procesos bioquímicos que constituyen
el metabolismo de los hidratos de carbono, lípidos, proteínas, aminoácidos,
bilirrubina y hormonas.
b) Desintoxicación. En el hígado se produce la desintoxicación de la bilirrubina, del
amoníaco, del alcohol y de muchos fármacos y sustancias extrañas procedentes
del exterior.
c) Excreción. A través del hígado se excretan los ácidos biliares, el colesterol y la
bilirrubina.
d) Almacenamiento. En el hígado se almacena glucógeno, lípidos, proteínas
aminoácidos, hierro, cobre y vitaminas.
e) Función hematológica. En el hígado se producen los factores de la coagulación y
también se producen eritrocitos durante el periodo fetal.
f) Función inmunológica. En el hígado se produce la fagocitosis y la eliminación de
bacterias y otros microorganismos, así como también de sustancias extrañas. Es
importante también la secreción de la inmunoglobulina IgA y otras defensas de
tipo humoral.
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2. Estudio de la capacidad de síntesis hepática 2.1 Introducción Los llamados perfiles hepáticos son grupos de pruebas analíticas que evalúan la
capacidad que tiene el hígado para metabolizar sustancias. Teniendo en cuenta que la
principal función metabólica hepática es la síntesis de proteínas, la determinación de
éstas, y principalmente de la albúmina, será una información que permitirá lograr
este cometido. En el mismo sentido también resulta muy útil la determinación del
tiempo de protrombina (ver más adelante). Estos dos datos (concentración de
albúmina y tiempo de protrombina), suelen ser suficientes para la evaluación de la
capacidad hepática de síntesis proteica.
2.2 Medida de la concentración plasmática de albúmina La albúmina es la proteína que con mayor cantidad sintetiza el hígado, por lo que su
determinación constituye un buen reflejo del funcionalismo hepático global. Hay que
tener en cuenta sin embargo, que existen otros factores que influyen en la
concentración plasmática de albúmina, estos son: el estado nutricional (sobretodo del
aporte dietético del aminoácido triptófano), el equilibrio hormonal, la presión
osmótica y el funcionalismo renal.
La vida media de la albúmina es de unos 20 días, tiempo suficientemente prolongado
para que los descensos de concentración de albúmina plasmática no se vean efectados
de inmediato en el caso de un mal funcionamiento hepático, y sólo cuando su síntesis
disminuye durante un tiempo aproximado de tres semanas, se podrá detectar un
descenso significativo de sus niveles plasmáticos.
Por el motivo mencionado, la determinación de la albúmina será especialmente útil
en la valoración de enfermedades hepáticas crónicas.
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En la mayoría de los laboratorios actuales la determinación de la albúmina se lleva a
cabo mediante la técnica espectrofotométrica con púrpura de bromocresol (BCP) o
verde de bromocresol (BCG) descritos en la unidad 3.
En algunos casos sobretodo en los que la concentración de albúmina es muy baja (por
ejemplo en los casos de microalbuminuria), se usa la turbidimetría con partículas
de látex cuya técnica se describe en la unidad 7 del libro citado.
La técnica de la inmunodifusión radial también es útil en la determinación de la
albúmina.
2.3 Valoración de los factores de la coagulación El sistema hemostático evita la pérdida total de sangre en las hemorragias. Los
factores que llevan a cabo esta función son: las plaquetas, el componente endotelial-
vascular y las proteínas plasmáticas.
El principal objetivo de las proteínas plasmáticas como componente del sistema de
hemostasis es la transformación del fibrinógeno en fibrina. La fibrina es un
componente insoluble que constituye una red fibrosa que conlleva a la formación del
coágulo. El proceso se lleva a cabo mediante un conjunto de reacciones enzimáticas
clasificadas en dos grupos: el sistema de coagulación intrínseco y el sistema de
coagulación extrínseco, ambos formados por distintas sustancias llamadas factores
de la coagulación que se designan por números romanos y con nombres propios
generalmente relacionados con su descubridor.
El tiempo de protrombina (test de Quick) es una prueba muy importante por dos
motivos: sirve para valorar el funcionamiento hepático y el riesgo de hemorragia. El
tiempo de protrombina valora la vía extrínseca de la coagulación, es decir valora si
existe alguna deficiencia en la síntesis hepática de algún factor de la coagulación de
esta vía (factores I, II, V, VII, IX y X). Hay que tener en cuenta que el tiempo de vida
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media de estos factores puede alcanzar un periodo de unas seis horas hasta unos
cinco días y por ello, el tiempo de protrombina es una prueba muy útil en la
valoración de enfermedades hepáticas agudas en las cuales el tiempo de protrombina
se prolonga. Se puede pronosticar incluso el preludio de una insuficiencia hepática
fulminante en el caso que el tiempo de protrombina se manifieste anormalmente
prolongado de forma permanente.
La prueba consiste en medir el tiempo que tarda en coagular una muestra de plasma
en presencia de tromboplastina hística y calcio en cantidades suficientes para poder
activar la vía extrínseca. Se considera normal un resultado de 12 a 14 segundos. Si
existe carencia de algún factor de la coagulación de la vía extrínseca o está presente
algún anticoagulante, el tiempo de protrombina se alarga. Una utilidad muy
importante de esta prueba consiste en tener controlados los enfermos que están
tratados con anticoagulantes cumarínicos, que son aquellos que inhiben la vitamina K
y con ello la producción de los factores II, VII, IX y X (factores dependientes de
vitamina K)*(2).
Existen también otras pruebas para la valoración de los factores de la coagulación,
como el tiempo de trombina, el test de reptilase, el test Ttpa y el test de Howell *(3).
Los ensayos inmunológicos también permiten cuantificar los factores de la
coagulación (proteínas que actúan como antígenos), haciéndolos reaccionar con un
anticuerpo específico. Posteriormente los complejos Ag-Ac formados se detectan por
nefelometría.
3. Estudio de la capacidad de eliminación hepática 3.1 Metabolismo de la bilirrubina La estructura química de la bilirrubina corresponde a un tetrapirrol lineal de
característica liposoluble que procede del catabolismo del grupo hemo. El 85 % de la
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bilirrubina procede de los eritrocitos circulantes maduros que mueren, el 15 %
proviene del catabolismo de las hemoproteínas hísticas (mioglobina, catalasas y
citocromos) y de los hematíes en la médula ósea (eritropoyesis ineficaz), (figura 7.3).
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Figura 7.3 Metabolismo de la bilirrubina
Bilirrubina no conjugada Bilirrubina conjugada
Albúmina Proteína Y
Circulación enterohepática
Estercobilinógeno
Urobilinógeno Vía biliar
Intestino
Hepatocito
HecesOrina
Sinusoide
85 % 15 %
Hematíes circulantes
Médula ósea Hemoproteínastisulares
M.S.Q.
Figura 7.3
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La bilirrubina plasmática se encuentra enlazada con la albúmina formando un
complejo que alcanza el polo sinusoidal del hepatocito, allí la bilirrubina se separa de
la albúmina y atraviesa la membrana celular hasta adentrarse en el citoplasma donde
es transportada a través de él por dos proteínas denominadas proteína Y (llamada
también ligandina) y proteína Z (que sólo actúa en el caso de haber grandes
cantidades de bilirrubina), que la conducen hasta el retículo endoplasmático liso
donde sufre el proceso de conjugación.
La conjugación de la bilirrubina consiste en la transferencia de glucurónido
procedente del ácido uridindifosfato-glucurónido (UDPGA) en presencia del enzima
glucuroniltransferasa a la bilirrubina, transformando ésta en glucurónido de
bilirrubina.
La bilirrubina libre o no conjugada es tóxica para el organismo y es además
liposoluble, pero al conjugarse se transforma en una sustancia no tóxica e
hidrosoluble capaz de ser eliminada por la bilis.
La bilirrubina conjugada se excreta de la célula hepática por el polo biliar y fluye por
las vías biliares hasta alcanzar el duodeno, una vez en el intestino, parte de ella se
transforma en estercobilinógeno por la acción de las bacterias intestinales, que en
parte es reabsorbido en el colon para pasar a la circulación general y ser nuevamente
excretado por el hígado a la bilis. Una parte muy pequeña de estercobilinógeno es
eliminada por la orina en forma de uribilinógeno. Ambas sustancias,
estercobilinógeno y urobilinógeno, son rápidamente oxidadas y se transforman en
dos sustancias químicamente iguales: la estercobilina y la urobilina.
Otra parte de la bilirrubina conjugada, una vez en el intestino, se transforma
nuevamente en bilirrubina libre (no conjugada), se absorbe y pasa a la vena porta
dirigiéndose de nuevo al hígado donde se conjuga otra vez y se reexcreta por la bilis.
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Los caminos de regreso de la bilirrubina y del estercobilinógeno se conocen con el
nombre de circulación enterohepática.
3.2 Determinación de la bilirrubina Mediante espectrofotometría se puede determinar la concentración de bilirrubina
conjugada y no conjugada en suero. Una de las técnicas que se utiliza es el método de
Jendrassik-Grof basado en la capacidad de la bilirrubina conjugada en reaccionar con
un reactivo llamado diazo dando azobilirrubina de color rosa purpúreo que se lee a
560 nm. El reactivo diazo está compuesto por ácido sulfanílico, ácido clohídrico y
nitrito de sodio.
El reactivo diazo reacciona solamente con la bilirrubina hidrosoluble (conjugada),
pero si previamente se añade a la muestra un reactivo de cafeína-benzoato, la
bilirrubina liposoluble (no conjugada) pasa a ser hidrosoluble. Si posteriormente se
aplica el método anteriormente descrito, se podrá determinar la bilirrubina total
(conjugada y no conjugada), ya que al aplicar el reactivo de cafeína-benzoato toda la
bilirrubina de la muestra será hidrosoluble. Para calcular la bilirrubina no conjugada
bastará con obtener la diferencia entre el valor de la bilirrubina total y la bilirrubina
conjugada. Los dos valores obtenidos nos darán las concentraciones de bilirrubina
directa y bilirrubina indirecta, que equivalen aproximadamente a los valores de
bilirrubina conjugada y bilirrubina no conjugada respectivamente. Hay que constatar
que los conceptos de bilirrubina directa e indirecta hacen referencia solamente a las
características de la reacción en presencia o ausencia de cafeína-benzoato, y
equivalen sólo de forma aproximada a la bilirrubina conjugada y no conjugada.
La fotometría de reflectancia constituye otro medio de determinación de la
bilirrubina. Se utilizan tiras reactivas con tres capas, la capa superior contiene
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surfactante, una sal de diazonio y difilina, la capa media o capa de control contiene
una sustancia ácida con un amortiguador, la tercera capa es un soporte transparente
no reactivo. Cuando las dos clases de bilirrubina reaccionan con los componentes de
la placa, se produce un cambio de color (cambio espectral). Posteriormente se miden
las densidades de reflectancia de los productos obtenidos y se construye una curva de
calibración enfrentando la densidad de reflectancia con la concentración, (ver unidad
9 del texto anteriormente citado).
3.3 Ácidos biliares Los ácidos biliares que se forman en el hígado a partir del colesterol se denominan
ácidos biliares primarios y son el ácido cólico y el ácido quenodesoxicólico. Al
pasar éstos al intestino, sufren ciertos cambios por la acción de las bacterias
intestinales dando lugar a los ácidos biliares secundarios. De esta manera la
hidroxilación del ácido cólico da lugar al ácido desoxicólico y la del ácido
quenodesoxicólico origina el ácido litocólico. El primero se absorbe en el intestino
y regresa al hígado donde es excretado nuevamente por la bilis junto con los ácidos
biliares primarios, el segundo, como es insoluble, precipita y se excreta por las heces.
Por otra parte el hígado segrega también ácidos biliares conjugados con los
aminoácidos glicina y taurina que al llegar al intestino las bacterias los desconjugan
dando ácidos biliares libres que en parte son absorbidos de nuevo hacia el hígado y
secretados nuevamente por la bilis.
Las dos funciones de los ácidos biliares son por una parte, la eliminación del
colesterol y otros lípidos y por otra la participación en la composición de la bilis, que
tiene como objetivo la emulsión de las grasas en el proceso de la digestión.
Los actuales métodos de determinación de ácidos biliares consisten en la aplicación
de la cromatografía de gases (ver unidad 14 del texto citado) y la técnica ELISA
(ver apartado 5.1 de esta misma unidad).
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4. Marcadores séricos de las hepatitis víricas. Otros antígenos y anticuerpos
4.1 Introducción Actualmente se ha detectado la existencia de los virus tipo A, B, C, D, E y G como
causantes de las hepatitis víricas, simbolizados respectivamente por: VHA, VHB,
VHC, VHD, VHE y VHG, así como los virus del herpes, el citomegalovirus, el
adenovirus, la leptospirosis y algunos tóxicos, además de otras causas.
La clínica general suele aparecer después de un periodo de incubación inicial y
consiste en náuseas, vómitos, disminución de la capacidad olfatoria, inapetencia por
el tabaco, dolor en hipocondrio derecho, diarrea, cefalea, exantema urticariforme,
tono oscuro de la orina, cierta decoloración de las heces, ictericia, pérdida de peso,
anorexia y hepatoesplenomegalia moderada.
4.2 Hepatitis A
El virus de la hepatitis A es de la familia de los picornavirus o heparnavirus cuyo
genoma es del tipo RNA y se transmite por vía feco-oral.
Tiene un periodo de incubación de unas 2 a 6 semanas. No tiene tendencia a
cronificarse y no existen los llamados portadores asintomáticos. Su tendencia a
producir una hepatitis fulminante es muy baja (aproximadamente un 0,1 %) y nunca
degenera a cáncer hepático, además existe actualmente una vacuna muy efectiva.
En el laboratorio se detectan antígenos del virus llamados VHA-Ag, así como RNA-A
(ácido ribonucleico del virus tipo A). También se detectan anticuerpos antivirus tipo
A (Anti-VHA) del tipo IgG e IgM.
La detección de virus A en las heces suele ser factible durante las 8 primeras
semanas, y los anticuerpos anti-VHA tipo IgM se detectan hasta las 24 semanas
aproximadamente, a partir de las cuales desaparecen, sin embargo los anticuerpos
contra el virus A del tipo IgG van aumentando hasta alcanzar un máximo y
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permanecen detectables siempre. Por otro lado, el aumento de las transaminasas ALT
y AST se pueden objetivar desde el primer mes hasta las 20 semanas
aproximadamente, (figura 7.4).
Figura 7.4 Marcadores séricos de la hepatitis A
0 4 8 12 16 20 24 36
IgG-anti-VHAIgM-anti-VHA
52
Semanas desde la exposición
VHA fecal
AST y ALT
Ictericia
Figura 7.4
4.3 Hepatitis B
El virus de la hepatitis B (VHB), pertenece a la familia de los hepadnavirus y es del
tipo DNA, tiene un periodo de incubación que va desde los 2 a los 6 meses y su
mecanismo de transmisión es parenteral, tiende a la cronificación en un 10 % de los
casos, de éstos un 20 % progresará hasta convertirse en cirrosis y un 1% podrá
desarrollar una hepatitis fulminante. En la hepatitis B existe una cierta tendencia a
malignizar y un 30 % de los enfermos serán portadores asintomáticos. Actualmente
existe una vacuna muy efectiva dirigida contra el antígeno HBs del virus.
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En el laboratorio se pueden detectar los siguientes antígenos del virus: HBsAg ,
HBcAg y HBeAg. Los anticuerpos detectables en sangre son los siguientes: anti-HBs,
IgG-anti-HBc, IgM-anti-HBc y anti-HBe. El patrón analítico de la hepatitis aguda se
expone en la figura 7.5
Figura 7.5 Marcadores séricos de la hepatitis B aguda
0 4 8 12 16 20 24 36 52
Semanas desde la exposición
Anti-HBs
IgG-Anti-HBc
IgM-Anti-HBcHBsAg
HBeAg Anti-HBe
AST y ALT
IctericiaFigura 7.5
Obsérvese en la figura 7.5 que después de la infección por el VHB aparecen en sangre
durante el periodo de incubación los antígenos HBsAg y HBeAg cuyos títulos
aumentan progresivamente hasta la aparición de los síntomas para después ir
decayendo. Obsérvese también que nunca se detecta HBcAg libre en el suero, ya que
este antígeno se halla recubierto por la envoltura del HBsAg. Por otra parte los
anticuerpos contra HBcAg de las clases IgM e IgG, es decir: IgM-anti-HBc e IgG-anti-
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HBc, aparecen más tarde y simultáneamente con los primeros síntomas.
Posteriormente los IgM desaparecen haciéndose indetectables, mientras que los IgG
persistirán durante toda la vida. El anticuerpo contra el HBsAg, es decir el anti-HBs
no se detecta durante la fase activa de la enfermedad, sino que aparece más tarde, así
pues existirá un periodo comprendido entre el momento de la resolución de la
hepatitis (cese de la sintomatología) y el inicio de la aparición de anti-HBs durante el
cual no se detectará ninguno de los dos indicadores (HBsAg y anti-HBs). A este
periodo se le suele llamar periodo ventana.
También es útil la determinación del DNA del VHB y de la actividad de la DNA-
polimerasa para el diagnóstico de la hepatitis B.
Para valorar la efectividad de la vacuna se determinan los títulos de anticuerpos anti-
HBs, éstos deberán ser superiores a 10 mU/L.
El patrón analítico de la hepatitis B crónica consiste en la detección en sangre de:
HBsAg (+)
HBeAg (+/-)
DNA-VHB (+)
Alteración de las transaminasas
La presencia de HBeAg indica que el virus se encuentra en una fase de gran actividad
de replicación, aunque existen casos de infección crónica por VHB sin la presencia de
HBeAg pero con una replicación activa y con lesiones hepáticas. En estos casos suele
tratarse de una infección producida por un virus mutante del VHB que no sintetiza el
antígeno e (mutante e menos) y que tiene escasa o nula tendencia a la remisión
espontánea, así como una mala respuesta al tratamiento con interferón.
4.4 Hepatitis C
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El virus de la hepatitis C pertenece a la familia de los flavivirus y es del tipo RNA, se
transmite por vía parenteral (transfusión, contacto sexual, tatuajes, pinchazos etc.) y
actualmente se considera muy posible la transmisión por vía sexual. Tiene un periodo
de incubación de unas 7-8 semanas. La hepatitis C tiene una alta tendencia a la
cronificación, alrededor del 70%, de los cuales un 30 % desarrollará cirrosis y de éstos
un 20 % acabará formando un carcinoma, pero sólo un 0,1 % desarrollará hepatitis
fulminante. Aproximadamente un 1% son portadores asintomáticos y no existe por el
momento vacuna para prevenir esta enfermedad.
En el laboratorio se detectan fluctuaciones espontáneas de las transaminasas y el
diagnóstico se basa en la detección del anticuerpo Anti-VHC por el método ELISA
que se realiza sistemáticamente en los donantes de sangre aunque tiene la posibilidad
de dar falsos positivos. Para confirmar el diagnóstico se determina la existencia del
virus VHC por la técnica RIBA (recombinant immunoblot assay) y por la reacción en
cadena de la polimerasa (PCR), (ver unidad 17 del libro ya mencionado).
4.5 Hepatitis D
El virus de la hepatitis D es un tipo de virus llamado satélite o virus defectivo y esto
significa que el virus sólo se replica en presencia del virus VHB. Su transmisión es
parenteral, al igual que el VHB, y su periodo de incubación es aproximadamente de
un mes.
El patrón: anti-HVD (+) / HBsAg (+) / IgM-anti-HBc (+) indica coinfección y el
patrón: anti-HVD (+) / HBsAg (+) / IgM-anti-HBc (-), indica sobreinfección *(4).
El virus es del tipo RNA y la enfermedad tiene una gran tendencia a la cronificación
(un 2 % en los casos de coinfección con la hepatitis B y un 70 % en los casos de
sobreinfección). Los portadores asintomáticos son muy variables en número y un 5 %
de las coinfecciones y un 20 % de las sobreinfecciones desarrollan hepatitis
fulminante. Tiene también una cierta tendencia a desarrollar carcinoma.
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Los anticuerpos que se detectan en el laboratorio son los anti-HBs (de la hepatitis B)
y los anti-D (tanto del tipo IgG como IgM). No existe una vacuna específica para el
VHD pero la vacuna para el VHB es totalmente efectiva puesto que sin hepatitis B no
existe hepatitis D, por lo tanto con la mencionada vacuna podremos evitar las
coinfecciones pero no las sobreinfecciones.
4.6 Hepatitis E
El virus de la hepatitis E pertenece a la familia de los calicivirus del tipo RNA, se
transmite por vía feco-oral y su periodo de incubación es de unos 40 días. La
enfermedad no tiene tendencia a la cronificación ni tampoco existen portadores
asintomáticos. No tiene tendencia a malignizar y parece ser que aproximadamente un
1% puede presentar una hepatitis fulminante (sobretodo en embarazadas durante el
tercer trimestre). El antígeno detectado es el VHE-Ag y su anticuerpo el anti-VHE. No
existe vacuna ni tampoco tratamiento específico.
4.7 Hepatitis G
El virus de la hepatitis G pertenece a la familia de los flavivirus y es del tipo RNA. Se
trasmite por vía parenteral y se desconoce su periodo de incubación. Se le atribuye
una cierta tendencia a la cronificación y al parecer con más motivo si se trata de
coinfección con el VHD, el VHB o el VHC. Es probable que existan portadores
asintomáticos y se desconoce si puede desarrollar una hepatitis fulminante o un
cáncer. El antígeno del virus es el VHGAg y no hay constancia de la existencia de
anticuerpos, por lo que evidentemente tampoco existe vacuna.
4.8 Mononucleosis infecciosa (MNI) Es una enfermedad causada por el virus de Epstein-Barr (EBV) del tipo DNA. La
primoinfección suele producirse en la infancia o en la adolescencia y se transmite
sobretodo por la saliva (enfermedad del beso), aunque también por la sangre y por
diseminación aérea. Tras el contacto, el virus se reproduce en la orofaringe y en el
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interior de los linfocitos B. Clínicamente se manifiesta por fiebre elevada y
persistente, adenopatías, faringitis, odinofagia y a partir de la segunda o tercera
semana, esplenomegalia. Puede presentar, una complicación que suele ser grave: la
hepatitis con elevación de la AST en el 90 % de los pacientes, así como también
afecciones neurológicas, cardíacas y hematológicas, incluida la rotura del bazo.
El diagnóstico de laboratorio se hace por la prueba de Paul-Bunnell (J.R. Paul y
W.W. Bunnell, año 1932) que demuestra la existencia de anticuerpos heterófilos del
paciente que se adhieren a los hematíes de cordero y de vaca pero no al tejido renal
de cobaya.
Hoy en día se utiliza una prueba comercializada con una sensibilidad y especificidad
semejante pero más rápida y sencilla, en la que los antígenos de eritrocitos bovino
están unidos a partículas de látex de poliestireno. El antígeno tiene un grado de
pureza tal, que sólo reacciona con anticuerpos heterófilos de la MNI. La positividad
de la prueba se pone de manifiesto cuando la suspensión de partículas de látex pierde
su aspecto uniforme haciéndose evidente la aglutinación.
En niños menores de 2 años la prueba de Paul-Bunnell suele ser siempre negativa y
esto hace necesario que se aplique otra técnica.
La confirmación del diagnóstico de MNI se realiza por la detección del virus EBV en
suero. La técnica consiste en mezclar la muestra con un colorante fluorescente, con
posterior lavado y observación microscópica.
5. Otros indicadores 5.1 α-fetoproteína La α-fetoproteína (AFP) pertenece al grupo de las α1-proteínas obtenidas por
separación electroforética. Es la proteína que con mayor cantidad se sintetiza durante
el desarrollo fetal. Su estructura química es similar a la de la albúmina y se considera
que su función también lo es (albúmina fetal). El lugar de síntesis es el hígado y el
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saco vitelino. La concentración de α-fetoproteína desciende paulatinamente a medida
que el niño crece, y a partir de un año de edad ya tiene unos niveles semejantes a los
de un adulto (0-15 ng/mL).
Los niveles de α-fetoproteína aumentan en el adulto cuando cursa con procesos
patológicos relacionados con el funcionalismo hepático, como la hepatitis, la cirrosis
y otras enfermedades hepáticas y además ayuda a diferenciar los procesos malignos
de los benignos. Una de sus principales utilidades es como marcador tumoral (ver
unidad 11). Su determinación habitual es por la técnica ELISA y por
inmunofluorimetría utilizando un marcador formado por el elemento europio
(ver unidad 6 del libro citado).
En cuanto a la técnica ELISA pasaremos a describirla de un modo general, por tener
además otras muchas aplicaciones.
El método ELISA (enzyme-linked immunosorbent assay) corresponde a una técnica
del tipo enzimoinmunoanálisis de fase sólida en donde entran en juego la formación
de complejos inmunes unidos a enzimas capaces de catalizar el paso de un sustrato a
producto y que además el anticuerpo se encuentra adsorbido a una fase sólida como
por ejemplo la pared interna de un tubo.
Existen dos clases de técnicas ELISA: la técnica competitiva y la no competitiva.
En el primer caso, el antígeno (sustancia objeto de análisis) compite con un antígeno
de igual naturaleza marcado con un enzima, por una cantidad limitada de
anticuerpos específicos que se hallan adsorbidos a la pared de un tubo (de modo
análogo a la técnica RIA descrita en el apartado 6 de la unidad 1). Pasado un tiempo
de incubación, se eliminan mediante lavado con sustancias eluyentes apropiadas, los
antígenos marcados que no han quedado unidos al anticuerpo y seguidamente se
añade un sustrato que el enzima convierte en producto. El producto así obtenido se
cuantifica espectrofotométricamente o fluorimétricamente y se cumple que la
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actividad enzimática o bien la formación de producto, es inversamente proporcional a
la concentración del antígeno problema de la muestra, (figura 7.6).
Se construye una gráfica donde en ordenadas se representan los valores de
absorbancia de un conjunto de soluciones estándar, y en abscisas las concentraciones
respectivas de antígeno.
También es posible analizar anticuerpos en lugar de antígenos, en este caso es el
anticuerpo problema quien compite con un anticuerpo marcado con enzima, por un
número limitado de antígenos inmovilizados en la pared del tubo.
Figura 7.6 ELISA competitivo
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251
+ +
+
Anticuerpo inmovilizado Enzima
Elución
Sustrato
Producto
Antígeno problema
Antígeno marcado
Figura 7.6
La técnica ELISA no competitiva se suele denominar también IEMA (ensayo
enzimoinmunométrico) o técnica del “sandwich” y son muy utilizados para detectar
antígenos que tienen al menos dos lugares de unión con anticuerpos (dos
determinantes antigénicos). En este caso se adsorbe un exceso de anticuerpos
específicos unidos a una fase sólida que se une con un determinante antigénico del
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antígeno problema. Después de un primer lavado que elimina las posibles sustancias
interferentes de la muestra, se añade un exceso de anticuerpos marcados con enzima,
los cuales se unen al segundo determinante antigénico del antígeno problema
(complejo inmovilizado en la fase sólida). Posteriormente se eluye el anticuerpo
marcado que no ha quedado unido al complejo y se añade sustrato para el enzima en
cuestión, el cual lo transforma en producto. La cantidad de producto formado es
directamente proporcional a la concentración de antígeno problema de la muestra,
(figura 7.7).
Figura 7.7 ELISA no competitivo
+
+
Lavado de sustancias interferentes
Elución
Anticuerpo marcadocon enzima
Antígenoproblema
Sustrato
Producto
AnticuerpoInmovilizado
Figura 7.7
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253
5.2 Prueba de la bromosulftaleína
Esta prueba se utiliza para valorar la capacidad de excreción y desintoxicación
hepática. Se lleva a cabo mediante inyección intravenosa de una dosis de
bromosulftaleína (BSP) de 5 mg por cada kg de peso del paciente y después se
practican tomas de sangre a los 5, 15, 30, 45, 75 y 120 minutos determinando la
cantidad de BSP que permanece en cada muestra. Se considera normal una
eliminación de al menos el 95 % de BSP a partir de la toma a los 45 minutos, por lo
que en la muestra debe haber como mucho un 5 % de BSP retenida.
La BSP es una sustancia casi incolora en solución ácida, mientras que en solución
alcalina adquiere una coloración púrpura. Si mantenemos la muestra en solución
alcalina se podrá cuantificar mediante espectrofotometría.
6. Patrones de alteración hepática 6.1 Ictericia La ictericia es un signo clínico consistente en la coloración amarillenta de la piel,
escleróticas y mucosas. El color adquirido se debe a la acumulación de bilirrubina en
dichos lugares y sucede a partir de concentraciones plasmáticas superiores a 2
mg/dL.
Las causas de ictericia se pueden clasificar en los siguientes grupos:
a) Aumento de la producción (ictericia pre-hepática). Debido a procesos hemolíticos
causados por anemias hemolíticas, exposición a productos químicos, y reacciones
antígeno-anticuerpo. La bilirrubina también aumenta en la llamada eritropoyesis
ineficaz consistente en la destrucción de eritrocitos que no llegan a madurar y que
permanecen en la médula ósea sin salir a la circulación sanguínea. La
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hiperbilirrubinemia existente se producirá a expensas fundamentalmente de la
bilirrubina no conjugada.
b) Alteraciones de la captación hepática. Pueden ser debidas a la administración de
determinados fármacos como la rifampicina, el probenecid el ácido flavispídico o
la administración de algunos contrastes utilizados en determinadas exploraciones
radiológicas. También puede darse en el síndrome de Gilbert (muy
infrecuentemente) que se describe más adelante. En estos casos se produce una
ligera hiperbilirrubinemia a expensas de la bilirrubina no conjugada.
c) Alteraciones de la conjugación. Se deben a la falta parcial o total del enzima
glucuroniltransferasa (UDP-GT) que conjuga la bilirrubina. Puede ser debido a
inmadurez fetal (ictericia neonatal)*(5) o a los síndromes de Gilbert o de Crigler-
Najjar. El primero consiste en un déficit parcial del enzima que se hereda de
forma autosómica dominante y produce una hiperbilirrubinemia leve que no
requiere tratamiento, el segundo produce una hiperbilirrubinemia moderada o
grave según se trate del tipo II o I respectivamente. En el síndrome de Crigler-
Najjar tipo II (llamado también síndrome de Arias), la actividad del enzima está
muy disminuida y probablemente se herede de forma autosómica dominante. El
tipo I se hereda de forma recesiva, la actividad del enzima es nula y su tratamiento
definitivo es el trasplante hepático.
d) Alteraciones de la excreción canalicular. Pueden ser debidas al síndrome de
Dubin-Johnson que se hereda de forma recesiva y se caracteriza por la producción
de una ligera ictericia fluctuante a expensas de la bilirrubina conjugada que
aumenta ante situaciones de estrés, infecciones, embarazo y toma de
anticonceptivos orales pero por lo general el pronóstico es bueno y no suele
requerir tratamiento. En el síndrome de Dubin-Johnson existe una alteración de
la prueba de la bromosulftaleína (ver apartado 5.2).
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255
El síndrome de Rotor se hereda de forma recesiva y se caracteriza por un defecto
en el almacenamiento hepático de bilirrubina, probablemente por el déficit de
alguna proteína de transporte intracelular, al igual que el anterior síndrome, cursa
con ictericia fluctuante a expensas de la bilirrubina conjugada, siendo su
pronóstico excelente y no requiere tratamiento alguno. La prueba de la
bromosulftaleína también está alterada.
e) Ictericia post-hepática. Llamada también ictericia obstructiva. Es debida a la
existencia de un bloqueo del flujo normal de bilis hacia el duodeno. El grado de
ictericia en estos casos es variable ya que la obstrucción puede ser total o parcial.
Las causas de obstrucción más frecuentes suelen ser los cálculos de las vías
biliares, las neoplasias de las mismas o de estructuras vecinas que compriman las
vías por donde fluye la bilis, y las disminuciones del diámetro de éstas vías
producidas por defectos congénitos de los conductos o por traumatismos durante
una intervención quirúrgica. La ictericia en estos casos es a expensas
fundamentalmente de la bilirrubina conjugada.
6.2 Colangitis esclerosante
Es una enfermedad inflamatoria fibrosante que oblitera y destruye los conductos
biliares intrahepáticos y extrahepáticos, su etiología es desconocida y evoluciona a
cirrosis en un 50-70 % de los casos. La supervivencia media es de 10 años y es más
frecuente en varones mayores de 40 años. Los síntomas clínicos son: ictericia,
prurito, pérdida de peso, fiebre, sudor y dolor abdominal entre otros. Un 10 % de
estos enfermos desarrollarán un cáncer llamado colangiocarcinoma.
En el laboratorio es útil para su diagnóstico la presencia en sangre de ciertos
anticuerpos denominados ANCA *(6), así como anticuerpos contra el músculo liso,
contra las mitocondrias y contra los ácidos nucleicos (ANA). La concentración de
cobre en sangre y en orina es alta, así como también resulta ser alta la concentración
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de ceruloplasmina, pero el procedimiento más importante para su diagnóstico es la
colangiografía retrógrada endoscópica.
6.3 Cirrosis biliar primaria
Es una enfermedad cuya etiología se desconoce y afecta más a mujeres que a hombres
en una proporción de 9:1, pero sin tendencia a la malignización, al contrario del caso
anterior. En el aspecto clínico destaca la aparición de colestasis *(7), prurito (que es
el síntoma más precoz), ictericia y hepatomegalia, pero hay algunos enfermos que
pueden permanecer asintomáticos y la enfermedad sólo puede ser detectada por un
aumento de las fosfatasas alcalinas.
En el laboratorio se detectan anticuerpos antimitocondriales, que es un dato con una
sensibilidad del 90%.
6.4 Hemocromatosis
Es una enfermedad que se hereda de forma autosómica recesiva y consiste
fundamentalmente en una acumulación de hierro en diversos tejidos como la piel, el
corazón, el hígado, el páncreas, los genitales, las articulaciones, etc. Afecta más
frecuentemente a hombres y se manifiesta por hepatomegalia, diabetes e
hiperpigmentación (es la llamada “diabetes bronceada”).
El diagnóstico de laboratorio se efectúa verificando que la ferritina sérica se
encuentre por encima de 500 μg/mL, o bien si el índice de saturación de transferrina
es superior al 55 %, aunque el diagnóstico más efectivo consiste en practicar una
biópsia hepática y cuantificar la acumulación de hierro en el tejido hepático seco. El
hierro hepático expresado en μmol/g dividido por la edad de paciente en años, se
considera diagnóstico de la enfermedad si da como resultado un valor superior a 1,9.
El diagnóstico definitivo se realiza a partir de una muestra de unos 14 mL de sangre
venosa anticoagulada con EDTA que se debe remitir el mismo día de su extracción, a
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temperatura ambiente, al laboratorio donde se procede a la extracción del DNA y a la
amplificación del gen HFE del cromosoma número 6, por medio de la reacción en
cadena de la polimerasa mediante bromuro de etidio, técnica descrita en la unidad 17
del texto citado del mismo autor.
6.5 Enfermedad de Wilson Llamada también degeneración hepatolenticular. Se trata de una anomalía en el
cromosoma número 13 que se hereda de forma recesiva y afecta más a hombres que a
mujeres soliéndose presentar antes de los 40 años. La característica es una
acumulación de cobre en diversos tejidos y el defecto parece residir en los lisosomas
de los hepatocitos ya que la absorción digestiva de cobre es normal así como también
su excreción urinaria.
Las manifestaciones clínicas más importantes son la hepatitis aguda, la hepatitis
crónica, la cirrosis y la hepatitis fulminante. También son especialmente notables las
manifestaciones neuro-psiquiátricas como el temblor, la disartria, la incoordinación,
la ataxia, la disfagia, las contracturas y las convulsiones, así como las alteraciones
afectivas y del comportamiento. Es muy característica la aparición del anillo de
Kayser-Fleischer en la periferia de la córnea. También son frecuentes las alteraciones
renales, hematológicas, cardíacas, reumatológicas ginecológicas y dermatológicas.
Por otra parte no tiene tendencia a la malignización ya que se supone que el cobre es
un factor protector.
En el laboratorio se detecta una ceruloplasmina baja, un cobre libre en suero alto y un
cobre total en suero bajo, así como un cobre en orina alto, pero la prueba diagnóstica
más efectiva es la biópsia hepática con posterior cuantificación espectrofotométrica
del cobre.
__________________________________________________________
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APÉNDICE *(1) Existe otra manera de dividir el hígado en dos lóbulos: considerar que éstos están
divididos por una línea que va desde la vena cava hasta la vesícula biliar que sigue
aproximadamente el recorrido de la vena suprahepática media.
*(2) Todos los factores de la coagulación son proteínas excepto el factor IV que es el
calcio.
*(3) El tiempo de trombina se usa para la valoración de la fase final de la coagulación,
así como la prueba de reptilase. El primero cosiste en añadir trombina al plasma
citratado y se determina el tiempo que tarda en coagular, siendo normal entre los 12 y
14 segundos. Si el tiempo es mayor, indica déficit de fibrinógeno (factor I) o presencia
de heparina (anticoagulante). La prueba del reptilase (veneno de serpiente), consiste
en añadir éste a la muestra de plasma haciendo que el fibrinógeno pase a fibrina sin
verse afectado por la presencia de heparina. La vía intrínseca se valora a través de la
prueba llamada tiempo de cefalina-caolín o tiempo de troboplastina parcial
(abreviadamente TTpa) y el tiempo de recalcificación (test de Howell).
*(4) Se entiende por coinfección cuando el virus VHD infecta en el mismo momento
que el virus VHB. Se entiende por sobreinfección cuando el virus VHD infecta
después de que el virus VHB ya esté presente.
*(5) La ictericia neonatal se define cuando los niveles de bilirrubina del recién nacido
persisten por encima de 10 mg/dL durante dos semanas después del parto. La causa
de este tipo de ictericia es la insuficiente maduración del funcionalismo hepático (los
enzimas que participan en el metabolismo y la conjugación de la bilirrubina no se
encuentran en cantidades suficientes). A veces es necesario recurrir a la instauración
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259
de algún tratamiento para evitar que ocurra el llamado kernícterus consistente en el
depósito de bilirrubina no conjugada en el SNC que provoca lesiones neurológicas
graves.
*(6) La abreviación ANCA se refiere a los anticuerpos anticitoplasma de neutrófilo.
*(7) La colestasis es una detención del flujo biliar normal ya sea por causa
intrahepática o extrahepática.
__________________________________________________________
ACTIVIDADES DE AUTOEVALUACIÓN
PRUEBA OBJETIVA DE SELECCIÓN ALTERNATIVA MÚLTIPLE
Sólo es válida una de las cuatro respuestas de cada pregunta.
1) Una de las siguientes estructuras no se encuentra en el espacio porta:
a) arteriola
b) vénula
c) vasos linfáticos
d) capilar biliar
2) De las siguientes pruebas, señalar cual se considera idónea para evaluar la
capacidad de síntesis hepática:
a) tiempo de trombina
b) prueba de la bromosulftaleína (BSP)
c) verde de bromocresol (BCG)
d) determinación inmunofluorimétrica de α-fetoproteína con europio
3) El test de Paul-Bunnell con partículas de látex se utiliza para el diagnóstico de uno
de los siguientes procesos patológicos:
a) hepatitis C crónica
b) hepatitis B crónica
c) mononucleosis infecciosa (MNI)
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d) síndrome de Dubin-Johnson en embarazadas
4) En situaciones de hiperbilirrubinemia uno de los siguientes elementos
bioquímicos transporta la bilirrubina a través del citoplasma celular:
a) albúmina
b) proteína Z
c) ácido uridindifosfato-glucurónido (UDPGA)
d) urobilina
5) Uno de los siguientes métodos o reactivos no se usan habitualmente en la
determinación de la bilirrubina total:
a) método de Jendrassik-Grof
b) reactivo diazo
c) cafeína-benzoato
d) ELISA
6) La determinación en sangre de uno de los siguientes anticuerpos contra el virus
VHB se utiliza para valorar el estado inmunológico producido por la vacuna de la
hepatitis B:
a) IgM-anti-HBc
b) IgG-anti-HBc
c) Anti-HBe
d) Anti-HBs
7) Los ácidos biliares y la α-fetoproteína se acostumbran a determinar mediante uno
de los siguientes métodos de análisis:
a) ELISA
b) fotometría de reflectancia con sal de diazonio
c) cromatografía de capa fina
d) fotometría de llama
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8) Es muy característico que en una de las siguientes enfermedades se detecte un
valor bajo de ceruloplasmina en sangre:
a) hemocromatosis
b) enfermedad de Wilson (degeneración hepatolenticular)
c) colangitis esclerosante
d) cirrosis biliar primaria
9) El patrón analítico: HBsAg (+) / DNA-VHB (+) / HBeAg (-) / ALT y AST
incrementadas es sugerente de:
a) hepatitis C aguda sin presencia de virus de la hepatitis E
b) hepatitis crónica por VHA (junto con hepatitis B)
c) hepatitis B crónica tipo mutante “e-menos”
d) hepatitis causada por fármacos
10) La confirmación del diagnóstico de hepatitis C se realiza por:
a) ELISA
b) cromatografía de gases de alta resolución
c) fotometría de reflectancia
d) reacción en cadena de la polimerasa (PCR)
__________________________________________________________
CRITERIOS Y ACTIVIDADES DE EVALUACIÓN
Describir la morfología macroscópica y microscópica hepática indicando las estructuras anatómicas que tienen mayor relación con los procesos metabólicos de los productos sintetizados y excretados por el hígado
Enumerar los principales métodos analíticos para la cuantificación de la albúmina plasmática
Describir los procesos analíticos a realizar para el cálculo de la bilirrubina no conjugada
Describir la técnica ELISA para la determinación de la α-fetoproteína plasmática Definir los marcadores séricos de las hepatitis víricas Enumerar las causas más frecuentes de ictericia Describir los patrones de alteración de los procesos patológicos hepáticos más
importantes
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PROPUESTA DE ACTIVIDAD DE REFUERZO
Contestar detalladamente a las siguientes preguntas:
¿Cuáles son los espacios abdominales que ocupa el hígado de un adulto sano? ¿Cuál es el origen y el final del conducto cístico? ¿Qué función o funciones se le atribuye a las células de Ito? ¿Dónde se localizan
dichas células? ¿Cuáles son los factores de la coagulación vitamina K dependientes? ¿Cuáles son las sustancias que componen el reactivo diazo? ¿Cómo se llaman los ácidos biliares? ¿Cómo se determinan? ¿Cuáles son las vías de contagio más frecuentes del virus de la hepatitis C? ¿En qué consiste la prueba de Paul-Bunnell? ¿Cuál es su utilidad diagnóstica? ¿Para que diagnóstico resulta útil la determinación de los anticuerpos ANCA? ¿De qué enfermedad hepática es muy típico el anillo de Kayser-Fleischer?
¿Preguntas?: [email protected]
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