mascardi x jeb
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La curiosidad de Nicolás Mascardi, discí pulo de Athanasius Kircher en la
Patagonia.
I. La Biblioteca de los jesuitas en Chile.
El 7 de agosto de 1767 llegó a manos del gobernador Antonio Guill y Gonzaga el
decreto del rey Carlos III que ordenaba arrestar y expulsar a los jesuitas de Chile.
La reacción antijesuita caracterí stica de la época del Despotismo Ilustrado, fue una
respuesta a la posición conquistada por la Compañí a en la era de la Contrarreforma
católica. Para sus enemigos, los jesuitas no sólo eran los aliados más poderosos del
poder papal, sino que, considerando que manejaban la vida religiosa y la educación en
gran parte de Europa y América, también representaban un gran obstáculo considerando
que manejaban considerando que manejaban la vida religiosa y la educación en gran
parte de Europa y América. Algunas de esas razones explicarí an por qué la expulsión de
los jesuitas -sin juicio ni defensa- produjo en nuestro paí s una rara indiferencia. 1
Entre los expulsados se encontraban Manuel Lacunza, Juan Ignacio Molina y
Miguel de Olivares, tres importantes humanistas e intelectuales que más tarde, y desdesu exilio, escribirí an obras fundamentales para la historia, la geograf í a y la teologí a de
nuestro paí s. La pregunta que surge es cómo en una región tan apartada de los centros
del pensamiento pudo surgir esta trí ada de humanistas brillantes.
Imagino una razón: la formación de estos jesuitas se debió, en gran medida, a la
calidad y variedad de los libros que en sus distintas sedes conformaban el universo de la
Biblioteca de los jesuitas en Chile. Las obras de autores clásicos, medievales y
contemporáneos seguí an el estricto programa educativo de la Ratio Studiurum, método
que uní a el estudio de los géneros de la cultura clásica, la retórica y la didáctica
cristiana, la geografía y las matemáticas y ponía como base de todo aprendizaje, laintegración de los estudios clásicos con las culturas y lenguas locales.
1 Vicuña Mackenna, Benjamí n, Historia de Santiago Vol. II , Santiago, Universidad de Chile, 1983.Señala "...sacados de sus celdas a media noche, en medio de una patrulla de sayones y un escribano que
les notifica la voluntad del rey; luego metidos entre dos filas de soldados, en malas monturas, conducidos
a un puerto de mar, sin saber nadie su destino, desnudos muchos, otros enfermos, la mayor parte sin poder
decir un adiós mudo siquiera al amigo, a la madre que no volverí a a ver, y más allá el mar, el destierro
eterno, la miseria, y la duda clavada como una espina en el corazón, ignorando todos cual era el delito que
así se castigaba y cuyo secreto decí a el perseguidor 'guardaba para su real ánimo', ¿cuál cúmulo mayor de
iniquidad, de negación de todo derecho, de vilipendio a toda justicia?",p.90
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Al momento de la expulsión, obedeciendo las instrucciones de Carlos III, se creó
una Junta de Temporalidades, organismo estatal que debí a incautar, inventariar, tasar y
subastar todos los bienes de los jesuitas. En un principio gran parte de los libros pasaron
a formar parte de la Universidad Real de San Felipe. Tiempo después, el 5 de agosto de
1818, Bernardo O’Higgins firmó un decreto confirmando el traspaso de la Colección
Jesuita, almacenada en La Real Universidad, a la Biblioteca Nacional, cuyo primerbibliotecario fue don Manuel de Salas. Parte de esas colecciones -como hasta el dí a de
hoy se puede constatar en las firmas y timbres de las tapas- la formaban dieciocho
libros del sacerdote jesuita Athanasius Kircher.
El siguiente ensayo pretende abordar las razones por las que actualmente se
encuentra en la BN una serie de 18 libros de Athanasius Kircher,2 , tiene como punto de partida las noticias sobre cómo llegaron estos libros de la Compañí a de Jesús a laBiblioteca Nacional.
Desde su arri bo a Cile en !"#$, la Compa%ía alcanzó a reunir una de las bibliotecas más importantes de &udamérica. 'l momento de su e(pulsión, en !)*),contaba con apro(imadamente 2+.+++ ol-menes, repartidos en la diferentes casas yresidencias /ue funcionaban en el país0.$
'l iniciar la inestigación me propuse encontrar alguna uella /ue me permitieraidentificar a los primeros propietarios. 1s así como entre las páginas de los libros
Aedipo, China monumentis; Musurgia, Arca, la Turris Babel y el Mundus subterraneus,
descubrí arios timbres e incluso la descripción manuscrita de las primeras bibliotecas jesuitas /ue los abían albergado. 1ntre los libros jesuitas se encontraba Astronomiareformata 3olonia, !**"4, curioso ejemplar de 5ioanni 3attista 6iccioli, uno de los
astrónomos más destacados del siglo 78II9 su propietario abía sido el jesuita italiano :icolás ;ascardi, personaje central para nuestra istoria, ya /ue fue uno de losdiscípulos más cercanos a 'tanasius es-s en 6oma. &e
trata de siete cartas /ue ;ascardi enió a su maestro desde el sur de Cile. 1n ellas el jesuita italiano realiza importantes descripciones de la flora y fauna, de las costumbresde los indígenas, de las mareas y monta%as de la ?atagonia. @e abla de susmotiaciones místicas, de sus dolencias físicas y de su e(ilio en medio de un territoriototalmente desconocido por la ciilización europea. Aambién le da cuenta de su proyectomás ambiciosoB encontrar la mítica Ciudad de los Césares en las inmediaciones del
2 Agradezco especialmente a José Emilio Burucúa la sugerencia de buscar en los documentos de la Junta
de Temporalidades del Archivo Histórico de Chile, los primeros indicios de la historia de estos libros.
También es suya una de las principales hipótesis de este trabajo: que el pensamiento y las imágenes de
Kircher contribuyeron a formar el humus cultural desde donde surgió la originalidad y la proyección
intelectual de la obra de los jesuitas chilenos entre los siglos XVII y XVIII.3 Cruz de Amenabar, Isabel, “La cultura escrita en Chile 1650-1820. Libros y Bibliotecas”, en Revista
=istoria, 8ol.2, &antiago, niersidad Católica,!#E#,p.2+".
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estreco de ;agallanes. 1stas cartas podemos considerarlas como las primeras fuentesde la istoria natural y etnográfica de Cile, pero también nos ablan de un imaginario/ue contribuyó a la creación de nuestro mundo colonial.
' partir de estos documentos y de su cone(ión con el proyecto inestigatiodesarrollado por osé Clemente de Araslai%a, el !# de septiembre de !)*). 8ale
la pena reproducir los más notables, como un índice de los instrumentosintelectuales de /ue podía disponer un jesuita cileno en la Colonia0
1ntre la lista de la biblioteca del Colegio de &an ;iguel, anotada por el FidorAraslai%a, aparecían autores fundamentales para la formación intelectual de los
jesuitas, entre ellos =eródoto, 'ristóteles, ?lutarco, 'puleyo, Cicerón, >uenal, &éneca,3eocio, entre los antiguos. &an 'gustín, &an 5regorio ;agno, Aertuliano, Frígenes, &anIsidoro de &eilla, Dionisio 'repagita, &anto Aomás de '/uino, &an 3uenaentura,entre los ?adres y Doctores ;edieales. De la escuela escolástica espa%olaB &uárez,;elcor Cano, @uis ;olina, Grancisco de Aoledo. 1ntre los autores umanistasB @agramática de :ebrija, 1rasmo, &caligero, la 5ramática griega de 5iraudeau9 la
etimología latina de 3osi9 8ies, >usto @ipsio. 1ntre los escritores eclesiásticos de lossiglos 78I y 78IIB 3elarmino, :ieremberg, &an >uan de la Cruz, santa Aeresa de >es-s,>ansenio HaHH, 6iadeneyra, &ebastián Iz/uierdo. 1ntre los escritores profanosmodernosB Camoens, 5óngora, 5uarini, Aasso, Jueedo, 5racián9 'riosto, &aaedraGajardo, Campanella. 8arios tratados de astronomía, aritmética y geometría. 1ntre los las obras de interés para 'méricaB @a 5ramática cilena del ?adre 8aldiia9 ?olíticaIndiana de &olórzano ?ereira9 5obierno 1clesiástico ?acífico de 8illarroel9 ?ro'cademia @imensi de @eón ?inelo."
4 Góngora, Mario “Notas para la historia de la educación universitaria colonial en Chile”, en Anuario deEstudios Americanos, t. VI , Sevilla, 1949, pp.163-229.5
Esta lista temática recoge solo una parte de la que aparece en el texto de G
óngora… op.cit .,pp.200-203Respecto a la importancia de estos libros como “instrumentos intelectuales” para la formación humanista
de los jesuitas chilenos durante la colonia, es interesante destacar lo que el mismo autor señala: n
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1n esta lista de autores se podía notar la oluntad intelectual de los jesuitasorganizada en su famoso método de ense%anza el Ratio Studiorum, /ue consistía,como lo emos anotado, en cultiar los ideales del umanismo renacentista centrando
su programa de estudio en la cultura clásica, en el dominio del latín y el griego unidos alos aspectos didácticos del aprendizaje, a la e(periencia y a la ersatilidad de la propialengua.*
Imágenes y palabras
1l allazgo de algunos libros de unta deAemporalidades del oidor Araslai%a, junto a importantes libros de emblemasol-menes del Imago Primi Saecul i Mundus simbolicus de Gilippo ?icinelli Colonia,!)2#9 Histoire du Regne de Louis Le Grand de ClaudeKGranLois ;enestrier, ?arís !)++9
mblemata Regio Pol!tica de >uan &olórzano ?ereira, ;adrid, !*"$9 Adnotationes " Meditationes in #angelia de >erónimo :adal, 'mberes !*#"4 y l $rbol de la cienciade 6aimundo @ulio, permiten afirmar /ue, dentro de la formación de los jesuitascilenos, estaba presente el arte de la memoria y la literatura emblemática.
Los libros de emblemas se transformaron durante el siglo XVII, en un
instrumento predilecto de propaganda, porque lograban armar una red de analogí as
donde los sentidos menos evidentes de las imágenes funcionan como estí mulos que dan
a entender los significados que enuncia el texto. De acuerdo a Arthur Schopenhauer:
“ se da por lo general el nombre de “emblemas” a los dibujos alegóricos
sencillos acompañados de un lema explicativo y destinados a ense
ñar de forma intuitivauna verdad moral”.7 Esa relación didáctica entre palabras e imágenes tení a la gracia de
no agotar sus connotaciones, ya que se moví a en el doble filo de lo evidente y lo
reservado. Existí a entre ellos además una correspondencia, es decir, cada uno adquirí a
sentido en función del otro.
Esta particularidad no es sinónimo de arbitrariedad e improvisación, por el
contrario, se trata de un movimiento donde la irregularidad es controlada y teorizada.
Durante todo el siglo XVII proliferan los manuales didácticos que delinean las reglas de
la razón artificial en panegí ricos religiosos, empresas, emblemas y manuales de Retórica
Mundana, queriendo enseñar una verdad universal, un sistema enciclopédico capaz de
interpretar todos los signos de la realidad.
aspecto importante en la educación jesuítica es el cuidado puesto en la formación umanística. @a casa de3ucalemu, seg-n don Diego 3arros 'rana, a sido el mejor plantel de ense%anza de latín y el -nicoe(istente en griego referencia de Don 6icardo Donoso4. @os te(tos usados en latinidad eranB %econstructione octo &artium orationis, del ?. ;anuel 'larez9 los op-sculos publicados en ;é(ico por los??. Cerda y Mambrano, y la célebre obra de :ebrija. 1n griego deben aber utilizado el te(to de5iraudeau, /ue figura en la 3iblioteca del Colegio ;á(imo. @as uellas de la formación umanista
jesuita se perciben en Falle y especialmente en el Cautierio Geliz de Grancisco :-%ez de ?ineda y3ascu%án. 1l te(to de 6etórica latina más consultado en Cile a sido en a/uella época el =ortus;inerae del jesuita ?. >osé 6odríguez, con trozos selectos de los antiguos, y con algunos ersos
propios.0 '&cit .,p.!##.6
Ayala, Jorge M, “ La formación intelectual de Baltasar Graci
án”, en 3altasar 5racián. 1l discurso de laida. na nuea isión y lectura de su obra, :N" Gebrero, 3arcelona, 'ntropos, !##$.p.!*.
7 Praz, Mario, Imágenes del barroco (estudios de emblemática,),Madrid,Siruela,1989, p.18.
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El mérito de la Compañí a fue hacer suyas las conquistas del pensamiento y el
arte del siglo XVII, al incorporarlas en su programa de persuasión. Más que una
dirección dogmática, predominó en su estrategia la versatilidad, la adaptación, la
discreción, la inteligencia y el compromiso, cuestiones que también explicarí an la
exitosa obra misionera de la Compañí a.8
Los ejercicios espirituales de Ignacio de Loyola, sintetizaba las técnicas de la
memoria, la retórica clásica, la meditación mí stica y la oratoria en una práctica accesible
y funcional a un público con distintos niveles de entendimiento. Se trataba de una
experiencia guiada a través de un orden y en ese sentido didáctica, porque se proyectaba
una relación funcional entre imagen y palabra con un fin determinado: crear un estado
psicológico que tendí a a la obediencia, a la práctica de las virtudes y dominio de las
pasiones.
Frances Yates ha explicado muy bien cómo esta combinatoria del saber jesuita
debe ser entendida bajo la lógica de la tradición artí stica: Cuando se encuentran en las
páginas de &ebastián4 Iz/uierdo influencias baconianas y fuerzas cartesianas operandomano a mano con el lulismo y con el arte de la memoria, cuando se e cómo latendencia matemática del siglo opera en un conte(to de artes más iejas, aparecesiempre más eidente /ue el surgimiento de los métodos del siglo 78II debe serestudiado bajo el conte(to de la permanencia de la influencia de las artes09
III. El Mundo Subterráneo: la economí a interna de la tierra y los escondidos
secretos de la naturaleza.
1n el prefacio de la primera edición de Mundus Subterraneus escrito en !**+ y publicado en !**", 'tanasius
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esfuerzo y diligencia y sin perdonar gastos a explicar la faz externa del
Geocosmos en un intento noble y digno de la mayor alabanza y fama, pero
nadie se dedicó a lo único que faltaba, la economí a interna de la Tierra y los
escondidos secretos de la naturaleza en los que nadie llegó o pensar siquiera.
De ahí que cuanto más con los ojos de la mente reflexionaba admirando el
órgano interior del Geocosmos y su estructura hasta aquí descuidada por laimposibilidad de acceder a los escondrijos de la naturaleza o despreciada por
las dificultades insuperables de penetrar en ella, concebí ya hace tiempo la idea
de que este argumento era muy original, no hecho hasta ahora, y de la mayor
importancia y muy digno de que la mente y el esfuerzo humanos se esforzasen
en é l. Confieso que habí a leí do en la mayor parte de los escritores que han
tratado sobre la Historia Natural muchas cosas sobre los escondidos prodigios
de la naturaleza subterr ánea los cuales, sin embargo, por falta de propio
experimento, creí a no haber sido debidamente explorados sino simplemente
explicados en una relación que no merecí a demasiada confianza…”10
En el í ndice del Mundus subterraneus, Kircher describí a los principales temas que
abordarí a a lo largo de su estudio y subrayaba, al mismo tiempo, su principal hipótesis:
todas las cosas en el mundo tienen su origen en el Mundo Subterráneo.
La Sinopsis del Mundo subterráneo, fue publicada al final de la segunda edición del Iter
extaticum coeleste et terrestre(Würzburg, 1660)11. Ahí Kircher daba cuenta de los temas
que expondrí a en los diez libros del MS y señalaba que explicarí a con gran variedad de
ejemplos la majestad y riquezas de toda la naturaleza, y que mostrarí a las causas de los
efectos ocultos investigados con la mayor atención por medio de una serie de
experimentos que uní an el arte y la naturaleza para mejor ayuda de la vida humana, y
aplicados con nuevo método. Algunos de estos temas los mencionamos a continuación:
La constitución y f ábrica exterior e interior del orbe terráqueo al que llamamos
Geocosmos, en la que se expone con gran variedad y ejemplos la majestad y
riqueza de toda la naturaleza, se muestran las causas de los efectos ocultos,
investigados con la mayor atención por medio de una serie de experimentos
que unen el arte y la naturaleza para mejor ayuda de la vida humana y
aplicados con nuevo método.
El matrimonio entre el Cielo y la Tierra, de los principios de las cosas naturales
y sobre los elementos, el cielo, los astros y sus influjos en el mundo terreno o
Geocosmos y se demuestran que tienen origen por lo que se capta con los
sentidos.
10 He utilizado la traducción del prefacio del Mundus Subterraneus (1665), realizada por Sierra Valenti,
Eduardo El Geocosmos de Kircher. Una cosmovisió
n cient í fica del siglo XVII. Cuadernos cr
í ticos deGeograf í a Humana, mayo julio. Ediciones de la Universidad de Barcelona, Barcelona, 1981. pp.21-22.
11 Sierra Valenti, op.cit .,p.35
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La panspermia que existe en el globo de la Tierra y acerca de las venas, arterias
y cartí lagos que tienen la Tierra a imitación del microcosmos.
Los innumerables conductos, hiatos y canales subterráneos de los que está
lleno el cuerpo de la Tierra.
Las oficinas acuáticas o abismos, llamados también hidrofilacios, que son
receptáculos de agua que hay en las ví sceras de la Tierra. 12
El flujo y reflujo del océano y con qué fin la naturaleza lo ha constituido y
también de la variedad y mutación que se observa en la marea según las
distintas regiones.
La maravillosa constitución del fondo del mar y de la comunicación de todos
los mares.
Las impresiones y espí ritus í gneos que hay en las entrañas de la Tierra.
Los vapores y exhalaciones subterráneas.
Los terremotos y sus causas. Sobre la varia mutación, tanto intrí nseca como
extrí nseca, de las partes de la Tierra, que proviene de los terremotos e
inundaciones.
La mutación del centro de gravedad y la del eje de la Tierra, que es su
consecuencia, que hace incluso cambiar el aspecto del Cielo.
El origen y maravillosa variedad de los vientos. Fuentes, origen y génesis de
los rí os. Naturaleza, propiedad, generación, depuración de los minerales y
metales.
Los huesos que se encuentran en la Tierra, como los de Espodio, Unicornio, las
glosopiedras, los huesos atribuidos a gigantes, la madera y los carbones f ósiles
y sus causas.
Las variadas e innúmeras cosas que se han convertido en substancia pétrea, y
de los animales, hombres cuadrúpedos, volátiles, peces e insectos f ósiles.
Las flores, jugos aceites, gomas, colores y venenos de la Tierra.
Las diversas piedras y mármoles con colores y de sus causas, así como de las
piedras preciosas y de sus virtualidades.
12 En un capí tulo de Mundo Subterr áneo destinado a lo que llamó el sistema Hidrofilacio, Kircherexplicaba como los rí os recibí an sus aguas desde grandes depósitos o yacimientos que se ubicaban en el
interior de las montañas. Una especial mención merecí a el hidrofilacio americano andino, situado en el interior de la Cordillera de los Andes y que evocarí a, por su posición, al Lago Titicaca, entre Perú y
Bolivia.
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Cómo un fisiólogo puede hacer maravillosas producciones de cosas por
imitación de la naturaleza. Se trata de la alquimia y sus modos y posibilidades
de operar y de la piedra filosofal y de lo que hay que pensar de ella.
De las magias que se pueden enseñar por medio del arte quí mica.
El misterio de la palingenesia o de la resurrección de las plantas, que se puede
conseguir por medio del arte quí mica: sobre el Fénix, que es la resurrección de
las hierbas a partir de sus propias cenizas; sobre la fingida confección de
piedras preciosas; sobre el modo y manera de producir insectos;
El movimiento de los péndulos y las cosas que se refieren a la geometrí a.
Las estrellas y su composición y cómo influyen en el mundo inferior.
El Sol y su admirable f ábrica, fuerzas y propiedades.
La naturaleza y efectos del cuerpo lunar.
La estructura superficial de la Tierra y su magnitud.
.
Los montes que vomitan fuego o volcanes.
La comunicación de los mares por conductos ocultos.
La altura de los montes y la profundidad del océano y de los mares. ElGeocosmos o cuerpo de la Tierra no es de naturaleza homogénea sino
heterogénea y de admirable variedad de cosas de la que consta el cuerpo
terreno…
La constitución interior del Geocosmos, de sus oficinas y analogí a con los
miembros del cuerpo humano.
Los movimientos que se llaman corrientes. Sobre el movimiento general del
mar y de sus efectos sobre el orbe terráqueo.
La naturaleza del fuego subterráneo.13
Para Kircher cada fenómeno de la naturaleza es un lenguaje simbólico de Dios y exige
ser descifrado. En ese sentido, sus artificios e inventos eran sistemas hermenéuticos que
ayudaban al intérprete-cientí fico a ir a la caza de los secretos de la naturaleza.
El sistema de conocimiento de Kircher o su Ars combinatoria, uní a el análisis de todo
tipo de fenómenos, incluso los sobrenaturales. A simple vista se puede pensar que se
trata de un proyecto demasiado disperso y desmesurado para transformarse en un
modelo universal de sabidurí a sobre su objeto de estudio: la Tierra. Pero la “industriosa
sabidurí a” de Kircher sigue un plan preciso y responde a una metodologí a que identifica13 Descripción que aparece en Sierra Valenti,…op.cit ., pp.35-44.
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su principal fortaleza en crear, precisamente, un sistema combinatorio de fenómenos
heterogéneos y aparentemente distantes entre sí . La curiosidad poética, la confianza en
la voluntad divina, la experimentación cientí fica, son fuerzas que confluyen hacia un
mismo propósito: construir un lenguaje y una comunicación universal que permita
restablecer una armoní a entre los distintos seres humanos que conforman la historia y la
cultura y que compone la diversidad del mundo, bajo un ser único y supremo. El mundoes un jeroglí fico de Dios.
Respecto a la naturaleza fantástica del Mundus subterraneus, es interesante lo que anota
Ignacio Gómez de Liaño:
1l padre
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Todas las figuras y sus atributos pueden interpretarse en clave alegórica de
acuerdo a las principales temáticas que expondrá el mismo libro. Sin embargo, a finales
del siglo XVII, el frontispicio ya no era solo una sinopsis temática de los argumentos
cientí ficos o filológicos del libro, sino también una suerte de autorretrato intelectual de
su autor. Es decir, sus cualidades morales y cientí ficas estaban representadas en esta
primera cara visible de la obra.
Una clave de lectura en ese sentido, aparece al centro de la imagen del
frontispicio, justo en medio de la cadena que sostiene la mano del creador aferrando al
mismo tiempo el globo terráqueo, aparece una curiosa ave con sus alas extendidas; una
cola enroscada afirma la única filacteria del grabado que dice:
“Spiritus intus alit, totumque infusa per artus/ Mens agitat molem” (El espí ritu sustenta
desde dentro, e infundida por todos los miembros la mente mueve la masa).
Se trata de un ave f énix que, de acuerdo a la tradición, podí a extinguirse en el
fuego y renacer de las propias cenizas. Sus atributos simbólicos se relacionan con lainmortalidad y el renacimiento de los ciclos de la naturaleza. La alquimia lo asociaba al
color rojo, a la regeneración de la vida universal y a la finalización de la obra.
Las dos figuras alegóricas de los costados reúnen atributos que se pueden asociar
a la Ciencia y al Arte; a la vida contemplativa y la activa, a la teorí a y a la práctica. A
diferencia de otras iconograf í as humanistas, esta vez las caracterí sticas de cada una de
las musas, señalan una correspondencia entre opuestos que se complementan. Fuerzas
en concordancia y no disonantes. Los cuatro puntos cardinales, el fuego y el agua, el
aire y la tierra están en armoní a con el universo y la naturaleza interna de la Tierra. Bajo
el modelo cosmoló
gico de Kircher la curiosidad, al igual que el ingenio, es un acto delentendimiento que expresa la correspondencia entre cosas aparentemente distantes.
Es así como Kircher proponí a una confluencia de los modelos alegóricos del
saber ya no opuestos, sino complementarios. Frente a la figura amenazante de la
curiosidad en las alegorí as humanistas -por ejemplo en Cesare Ripa-, ofrece una imagen
expansiva, ecuménica y redentora respecto al deseo de saber todas las cosas (“nada más
hermoso que saber todas las cosas” es el lema de su libro Ars magna sciendi). Bajo sus
principios, la curiosidad se transforma en un valor activo y positivo.
'l final del prefacio del Mundus subterraneus decíaB
“…estimulado por el ardor del ingenio, pongo aquí mi grano de arena
para penetrar en las ocultas profundidades de Vulcano y, en modo alguno
satisfecho de las cosas que hasta aquí he podido observar por mí mismo, he
examinado con la mayor atención las colecciones de relaciones geográficas que
se refieren a la forma del globo terráqueo y a la naturaleza y propiedades de sus
reglones, así como los autores antiguos y modernos que tratan de Europa, Asia,
África y América, tanto si son historiadores como filólogos o geógrafos y
también las expediciones que han dado la vuelta al globo terráqueo y las de losque describen los prodigios naturales de las regiones y mares recién
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descubiertos. A todo esto se une la riquí sima ayuda de las relaciones de nuestros
Padres, enviadas cada tres años aquí , a Roma: cuando ven y exploran en la tierra
o en el mar alguna cosa digna de admiración, la ponen por escrito y me la
comunican a mí que estoy ávido de saber estas cosas. Apenas se puede decir
cuánta admiración ha invadido mi espí ritu ante la contemplación de estas cosas,
algunas de las cuales he podido contemplar directamente con peligro propio yotras las he sabido por la relación no incongrua que he recibido de otros; pero
con ser tan grande mi admiración, lo es aún más el deseo de Investigar sus
causas. Trayendo, pues, a examen a cada una de ellas con ayuda del arte
combinatoria y profundizando cada vez más en ellas, he urdido finalmente el
argumento de este Mundo Subterráneo en la medida en que me lo permitieron
las limitaciones de mi pobre ingenio. Esta obra habí a sido prometida hace largo
tiempo a la república literaria, pero hasta ahora habí a sido demorada por
múltiples causas, hasta que por fin la saco a la luz para gloria de Dios y
provecho del bien común. Al examinar todas estas cosas, sólo tuve presente la
gloria divina, es decir, que todas las cosas vuelvan al origen del que dimanan,que es Dios, que por siempre sea alabado y sin medida bendecido y siempre
amado con todo el afecto de todas las creaturas posibles durante eternidades sin
fin. Adiós, lector, y acoge con benevolencia estas páginas”16.
Su correspondencia con sacerdotes que viví an en América será fundamental para ir
complementando sus noticias sobre la variedad y la concordia de los fenómenos de la
naturaleza y de la cultura del mundo.
Importante fue su relación, en ese sentido, con el sacerdote mexicano Alexandro Favián.
1n su estudio sobre las cartas entre ambos, Ignacio Fsorio, a demostrado /ue el jesuitaalemán le eniaba libros, anteojos de larga ista, algunos microscopios con /ue se enlas pulgas9 espejos de sección iperbólica y una linterna mágica.“Fabián, a su vez, embarca para Roma objetos interesantes para el Museo Kircheriano;
en 1666 envió el consabido chocolate, “con otras cosas varias y preseas muy curiosas y
bellas”. Ese mismo año compró un papelero de madera de Olinalá que tení a grabado
í dolos semejantes, según escribe, al í dolo mexicano reproducido en el Oedipus. El
mismo Kircher en el catálogo de su museo (Ámsterdam, 1678), deja constancia de
varios de los objetos- peregrinibus rebus compluribus ditatum-, con que Favián lo
enriqueció: un armadillo mexicano; una iguana, que también llama mexicana, supongo
que un guaje, laqueado y decorado con diversas pinturas, al que compara con las
cerámicas chinas; unos vasos de Tecali a los que atribuye virtudes refrigerativas; y unpez torpedo, al que dedica todo un capí tulo en Magneticum naturae regnum…”17.
En ese libro, Kircher le escribe una dedicatoria a Favián donde concluye que la amistad
entre ellos a pesar de la distancia, es parte de la fuerza del magnetismo.
1n Musaeum Pmsterdam, !*)E4,
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&e trata de :icolás ;ascardi 18B 1n sus comunicaciones me refiere los maraillososfenómenos de los montes /ue llaman 'ndes, proporcionándome noticias sobre la zonatórrida de ambos Fcéanos, y cosas estupendas de las islas de la región de Juillota0.!#
IV. Nicolás Mascardi y sus cartas a Kircher desde la Patagonia
Nicolás Mascardi nace en 1624 en la ciudad de Sarzana en la provincia de Liguria, en
el seno de una noble familia que contaba entre sus miembros con prestigiosos
eclesiásticos, juristas y también notables impresores como Vitalis Mascardi, conocido
por sus ediciones de algunos libros romanos de Kircher.
A temprana edad fue natural para Nicolás ingresar al noviciado de Sant’ Andrea
en el Quirinal de Roma, incluso contraviniendo las órdenes de su padre que considerabaprudente que el joven de catorce años esperara un poco más de tiempo antes de optar
por la carrera eclesiástica. Una anécdota importante de ese perí odo y que marcará el
carácter del jesuita, es su fuga a la capital desde Sarzana, pequeña ciudad en la
provincia de Liguria, viajando a pie hasta llegar a la puerta del Collegio Romano. Allí
buscó la acogida de su tí o paterno Monseñor Agostino Mascardi, hombre de letras y
estrecho colaborador del Papa Urbano VIII, famoso por su texto que celebraba la
proclamación del Papa y por una reflexión : “La eternidad de la fama no es de mármol y
tampoco de bronce, sino que está hecha de las acciones admirables, porque la memoria
de los prí ncipes heroicos se esculpe en el corazón de los hombres, no en las piedras:
demasiado mortal serí a la inmortalidad de los grandes hombres, si recibiera vida demetales, y de piedras que están caducos.” 20
18 Valentino Stansel nacido en Olmutz en 1621 y muerto en Bahí a en 1705 enseñó astronomí a y escribió
un par de libros con sus estudios, en el prefacio de uno de ellos escribió al Padre Kircher, ahí menciona en
los siguientes términos a su disí pulo Mascardi:
“… integrum quoque observationum peractarum librum… se transmissuram mihi significat P. Nicolaus
Mascardus e Societate nostra, olim meus in mathematicis discipulus et insignis Augustini Mascardi clari
oratoris et philologi nepos, qui modo in ultimo Chilensi regni angulo, in insulis inquam quas quillon
vocant…inconfusibilem operarium agit…” (Arch.P.Univ. Gregor., 560, Kircher, Misc.Epp., vol VI, f.78).Citado por Rosso, Giuseppe, Commenti Historici. “Nicolò Mascardi Missionario gesuita esploratore del
Cile e la Patagonia”, Archivum Historicum Societatis Iesu, /Periodicum semestre Instituto Historico SI in
Urbe editum Romae, anno XIX fasc. 37-38 gen-dec 1950 (edit 1951), pp.3-74, p. 31.
“...que también va a enviar un libro í ntegro de las observaciones llevadas a cabo... me indica el Padre
Nicolás Mascardi de nuestra Sociedad, antes discí pulo mí o en matemáticas, y sobrino del ilustre Agustí n
Mascardi, orador preclaro y filólogo, que [se refiere a Nicolás] en este momento se encuentra trabajando
incansable en el último rincón del Reino de Chile, en las islas que llaman Quellón”
Agradezco la generosa colaboración con la traducción de todos los textos en latí n de este artí culo de
Marí a José Brañes.
19 Traducción de p.66 de Musaeum, Furlong,Guillermo, Entre los Tehuelches de la Patagonia, Buenos
Aires, Theorí a,1992,p.57.20 Fagiolo Dell Arco, Marurizio, La festa barocca, Roma, Di Luca, 1997, p.252.
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Después de su noviciado entre 1640 y 1645, Nicolás Mascardi estudia retórica y
filosof í a en el Colegio Romano, es por aquellos años que su pasión por las matemáticas
lo convirtió en el discí pulo predilecto de Kircher.
En 1642 llegó a Roma como procurador de la Viceprovincia de Chile, Alonso de
Ovalle. Su relato sobre las remotas tierras australes, despertó inmediatamente el interésdel refinado y estrecho cí rculo de amigos e intelectuales de las autoridades de la
Compañí a, entre ellas el Papa Inocencio X y también del Padre Athanasius, quien
publicará algunas imágenes y descripciones del jesuita chileno en sus libros Mundus
subterraneus y Ars magna lucis et umbrae. También en el capí tulo IV titulado De
Montium Amer icœ Hydropylaciis (pg.74 incluir imagen), el Padre Athanasius hace una
especial mención a los estudios del jesuita chileno Alonso de Ovalle, quien ya habí a
publicado en Roma la ya mencionada Hist órica Relación del Reino de Chile en1646.
Mascardi tiene la ocasión de escuchar la lectura, en la voz del propio Ovalle, de
algunos capí tulos de su Hist
órica Relaci
ón, decide, entonces, partir como misionero aChile. Le escribe una carta a su superior Vitelleschi manifestando su deseo de servir a
Dios lejos de la comodidad de Europa, exiliarse en las extremas partes del mundo para
servir mejor a Dios.21
En su Historia de la vida de Alonso de Ovalle, Walter Hanisch22 cuenta que el 20
de diciembre de 1646 Alonso de Ovalle salí a desde Roma en compañí a de dos jóvenes
estudiantes: José Marí a Adami y Nicolás Mascardi. Entre el 26 y el 30 de enero de 1647
se encuentran en la ciudad de Bolonia donde tienen contacto con el padre Giovanni
Battista Riccioli (1598-1671), autor de importantes libros de astronomí a: Almagestum
Novum (Bologna ,1651), de Geographia et Hydrographia reformata, (Bologna, 1661) y
Astronomia reformata (Bologna, 1665). Como jesuita y siguiendo las doctrinas
católicas, Riccioli debe defender la inmovilidad de la tierra, sin embargo a la vez
declara a la teorí a copernicana como la hipótesis más bella y simple que se haya
imaginado. Al igual que Kircher, Riccioli solicita a los misioneros jesuitas dispersos
por el mundo, algunos datos especí ficos para completar sus descripciones sobre la
geograf í a del mundo. De las pertenencias de Mascardi encontradas tras su muerte, solo
se ha conservado un volumen de la Astronomia de Riccioli -que se encuentra en la
Bóveda de la Biblioteca Nacional de Chile-; en el texto aparecen algunas observaciones
geográficas y astronómicas que le enví a el propio Mascardi al autor. Ese libro del
astrónomo jesuita, debe haber sido su último refugio para no perder totalmente un
diálogo con el mundo cientí fico e intelectual que habí a dejado.
La investigación más importante sobre la vida y obra de Nicolás Mascardi, la ha
desarrollado Giuseppe Rosso23. A través de un seguimiento de la correspondencia del
jesuita, concluye que primero se habrí a embarcado desde Génova a Sevilla y de ahí a
21 Rosso, op. cit.,.p.14.22 Hanisch, Walter, El historiador Alonso de Ovalle, Caracas, Universidad Católica Andrés Bello, 1976.23 Rosso, Giuseppe, Commenti Historici. “Nicolò Mascardi Missionario gesuita esploratore del Cile e laPatagonia”, Archivum Historicum Societatis Iesu, /Periodicum semestre Instituto Historico SI in Urbe
editum Romae, anno XIX fasc. 37-38 gen-dec 1950 (edit 1951), pp.3-74. Un importante estudio sobre la
fortuna crí tica de los libros de Kircher en el Nuevo Mundo es de: Findlen, Paula , “ A Jesuit’s Books inthe New World: Athanasius Kircher and His American Readers”, pp. 329-364. Athanasius Kircher, The
Last Man Who Knew Everything,New York, Routledge,2004.
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Lima (precisamente en la capital peruana antes de llegar a su destino, muere Alonso de
Ovalle el 11 de mayo de 1652). No se puede asegurar la fecha exacta en la que llegó a
nuestro paí s, pero en los libros de la Compañí a de Jesús de Santiago de Chile aparece ya
registrado en 1652.24
El jesuita belga Juan de Coninck le cuenta a Kircher en una carta que, pocodespués de llegar a Santiago, Mascardi rinde un examen de teologí a en tres lenguas:
hebreo, latí n y griego. Sin embargo, y a pesar de la favorable recepción de su texto,
prefiere abandonar una promisoria carrera académica en Santiago y partir como
misionero a Buena Esperanza, en el corazón de la Araucaní a.
Ahí Mascardi: “En breve aprendió la lengua de los indios, que en esto tuvo gran
facilidad y don de lenguas en todas las misiones donde estuvo.. hablaba al indio con tal
suavidad y con aquella gracia que Dios habí a derramado en sus labios…
“maravillábanse los Indios de ver a un Padre extranjero hablar su lengua con tanta
elegancia, y los que rehusaban ir a la doctrina y a los sermones, por sólo oí rle iban congusto y quedaban aficionados al Padre y a la Ley de Dios que predicaba con tanto
espí ritu, la infundí a en los oyentes.” 25
La insurrección indí gena de 1655 liderada por el cacique Tinagucupu, va a
interrumpir drásticamente su trabajo en Buena Esperanza. Junto a la misión
desaparecen también los instrumentos cientí ficos, los libros y objetos religiosos que
habí a traí do Mascardi desde Italia para formar su gabinete de estudio.
Las consecuencias de ese hecho marcarán un giro en su proyecto religioso, el
propio Mascardi en una carta fechada en 1656 le cuenta a su maestro su desconcierto:
;ientras tanto, Q/ué lugar o modo podría tener para aprenderR QJué pintor sin color ni pincel apro(imaría la mano a la tablaR... mientras tanto, por lomenos me fabricaré instrumentos de madera al menos, pues no encontraré anadie /ue los fabri/ue de bronce o metal. 1n efecto, no Se(isteT ciencia alguna enesta región.02*
Esta irreparable pérdida de sus instrumentos de estudio coincidirá con su voluntad de
renuncia, un acto de desprendimiento que suele ser un momento clave en cualquier
narración hagiograf í a, un antes y un después en el deseo de un religioso por conquistar
la santidad. Es interesante en ese sentido recordar a san Ignacio de Loyola, y comodentro de su programa va a demostrar una clara voluntad por la renuncia a la obra
24 Walter Hanich sostiene que debido a la dif í cil situación polí tica de España, en guerra con distintasnaciones y atacada por distintos flancos de su imperio, el viaje de Alonso de Ovalle a Chile junto a los
nuevos misioneros se complica de forma inesperada. El rey de España se opone a la partida de
extranjeros junto a los jesuitas, considerándolos potenciales enemigos y espí as de la Corona. Distintos
amigos de Ovalle y cercanos al monarca como Solórzano Pereira, tratan de interceder a su favor. Una
estrategia utilizada por los jesuitas será cambiar el nombre de los extranjeros o españolizarlos.25 Furlong, Guillermo, Entre los tehuelches de la Patagonia, Buenos Aires, Teorí a, 1992, p.4526 =aec inter /uis mii ad matesim locus aut modus us/uam foretR Juis pictor manum
tabulae apponat cui nullus color, penicillus nullusRO interim mii instrumenta saltem e( ligno parabo,/uoniam /ui e( aere, aut metallo pareret, neminem ineniamO :on enim matesis ulla in ac
proinciaO0. 6osso,Oo&cit ., p.2E traducción del latín, ;.> 3ra%es4.
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escrita, a dejar memoria de sí a través de los textos. La reivindicación de la palabra oral,
de su fina sintoní a con el lenguaje universal de Dios no admite la vanidad de la
materialización de la obra intelectual. La obra de los santos debe estar condensada en
sus acciones y milagros.
Para Mascardi, el gran ejemplo a seguir será san Francisco Javier. Compañero deestudios e inseparable de Ignacio de Loyola. Su labor de primer misionero en Oriente y
también su muerte, reúnen la imagen del misionero infatigable por tierras extrañas
indisociable a una muerte como mártir.
Diego de Rosales (Madrid 1601, Santiago 1677 ), al ser nombrado director
provincial de los jesuitas, emprende una ofensiva pacificadora a lo largo del
extremo sur: reconstruye la ciudad de Buena Esperanza y amplia los márgenes
de las misiones jesuitas hasta la Patagonia argentina. Rosales será una de las
fuentes históricas más relevantes sobre la vida y fortuna del Padre Mascardi.Redacta la versión oficial de su muerte al director de la Compañí a Gian Paolo
Oliva27.
En calidad de superior y amigo de Mascardi, Rosales lo nombra rector del primer
colegio jesuita de Chiloé en 1662.
Durante ese perí odo vive en la ciudad de Castro en Chiloé, a pesar de las
dificultades geográficas y climáticas, sigue desarrollando una importante labor de
evangelización, desplazándose por el archipiélago, solo suspenderá las visitas a las islas
en los meses más duros del invierno. Realiza incansablemente bautizos, comuniones,confesiones, matrimonios y predicas.
Francisco Enrich destaca “su carácter activo, su fervoroso espí ritu y genio
emprendedor”28 También actúa como juez de paz. Incluso en medio de tantas tareas
logra encontrar el tiempo para realizar observaciones astronómicas y geográficas,
preocupándose de que en cada isla se construyera una iglesia y formar instructores.
Pero uno de los momentos más importantes en su biograf í a será el encuentro con
un grupo de prisioneros poyas, indí genas nómades que habitaban al sur del lago
Nahuelhuapi capturados por el gobernador de Chiloé, Juan Verdugo. Luego de una
habitual expedición militar contra los puelches y poyas, hacia el otro lado de los Andes,
el gobernador regresó con algunos prisioneros.
Los poyas habitaban el margen sur y sudeste del lago Nahuel Huapi, sus vecinos
fueron los puelches. Los poyas eran nómadas de temperamento pací fico y dócil; su
27 En 1676 el Padre Diego Rosales le enví a a Gian Paolo Oliva La Relación de lo singular Martirio delSanto P.N.M y de lo admirable de sus virtudes, y milagros. Se encuentra en Arch.Rom.S.I, Chile 5,
ff.178-179. citado por Rosso… op.cit ., p.13..A su autorí a también atribuye Rosso La vida apost ólica y
glorioso martirio del venerable P. Nicolás Mascardi, que ha sido reproducida y difundida por Guillermo
Furlong en su libro Vida entre los Tehuelches de la Patagonia.28 Enrich, Francisco, Historia de la Compañí a de Jesús en Chile, Barcelona, Imp. Francisco Rosal, 1891
(Tomo I, p.717) Citado por Rosso,…op.cit , p.18.
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economí a se basaba en la caza y la recolección de raí ces. Sus principales presas eran
ñandúes, guanacos y aves, las que cazaban a pie con arco y flecha, entre las tácticas de
caza estaban el disfrazarse con plumas de ñandú o utilizar guanacos mansos como cebo.
Según el Informe cronológico de las misiones del Reino de Chile hasta 1789, acerca de
la Misión jesuita del Nahuel Huapi, se dice que en esa zona, además de los poyas,
residí an también otras comunidades indí genas: los pehuenches y puelches.
Los puelches, eran un pueblo de la Patagonia septentrional, viví an en la región
de los rí os Colorado y Negro, llegando hasta las sierras del sur de la provincia de
Buenos Aires por el Norte, hasta el mar por el Este, y a lo largo del Rí o Limay llegando
hasta el lago Nahuel Huapi y las llanuras del Neuquén por el oeste. Hoy se les denomina
puelches guénaken. Guénaken, era el nombre que ellos mismos se daban, dicha palabra
encierra el concepto de “patria” o “tierra”, algo parecido al “mapu” de los mapuches.
Fue en la zona del Nahuel Huapi donde Flores de León los avistó en 1621, lugar donde
los visitó el padre Rosales en 1650 y Guillermo Cox en 1863.29
Los puelches guénaken compartí an los caracteres f í sicos y tení an un estilo de
vida similar a los poyas. Sin embargo, aquéllos tuvieron una adopción del caballo más
prematura debido a la proximidad que tení an a las pampas, lo que generó cambios en la
dieta, vestimenta, vivienda y tácticas guerreras.
Respecto a la denominación exacta del pueblo que acompaña Mascardi en su
exploración por la Patagonia, en la Vida apost ólica aparecen como Poyas, y sus últimas
cartas las firmará desde la región de los Poyas.
Luego de conocer a los prisioneros, aprendió
su lengua, los convirtió
y luchó
porsu liberación hasta que la obtuvo en 1665. Entre los cautivos se encontraba una mujer a
la que los demás llamaban la reina. Ella le cuenta de la mí tica Ciudad de los Césares30, y
le explica que ésta se encontrarí a más allá de los Andes, muy cerca del estrecho de
Magallanes.
29 Las noticias sobre los indí genas que habitan en los alrededores del Lago Nahuel Huapi se las debo ami ayudante Viviana Hormazábal, quien trabajó con el texto de Biedma, Juan, Cr ónica Hist órica del
Lago de Nahuel Huapi, Buenos Aires, Caleuche, 2003.
30
“En 1539, el obispo de Placencia organizó con el consenso de Carlos V, la expedición de cuatro navesbajo el comando de Sebastián de Argüello a las Molucas pasando por el Estrecho de Magallanes. Ahí los
sorprendió una tormenta y tres de las naves se estrellaron en las rocas, pero se salvó gran parte de la
tripulación. La cuarta nave se salvó, pero no pudo socorrer al resto y habí a llegado hasta Lima con la
noticia del naufragio. Lo que sucedió con el naufragio no se supo nunca, pero comenzaron a correr
noticias entre el siglo XVII y XVIII que hacia el Estrecho de Magallanes, en el continente se habí a
formado una nación de blancos, denominada Cesares, en honor al emperador español, lo que suponí a que
se habí a formado de los náufragos españoles, de los cuales algunos productos del hombre habí an llegado
a la ciudad de Buenos Aires o a la costa del Pací fico dando cuenta de una rica ciudad donde mandaba
Argüello y pontificaba un obispo más anciano que el de Santiago.. Así nací a la leyenda de la Ciudad de
los Césares, que entusiasmó a muchos religiosos como el Padre Rosales y el Padre Mascardi, y muchos
conquistadores todos animados por el deseo de llegar como los primeros a llevar la fe, los segundos para
conquistar riquezas que se presumí a se hab
í an acumulado en el lugar.” Rosso… op.cit .,p.46
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Después de cuatro años y ayudado por el Padre Rosales, que se habí a convertido
en vice provincial de la Orden, consigue el permiso de sus superiores, del Gobernador y
del Virrey, para partir con los poyas a buscar la Ciudad de los Césares.
“Yo pedí y tengo ya licencia del Padre Provincial de ir allá, viniendo
cosa cierta, y aunque dos meses ha dí una gran caí da y golpe y me desconcerté un pie y hasta hoy lo padezco, pero para obra tan santa no me pesarán los pies y
Nuestro Señor me dará salud. Ya he aprendido la lengua de los Puelches y he
hecho el catecismo y confesionario y gramática de esta lengua, Dios Nuestro
señor y la Virgen Santí sima y Nuestro Padre San Ignacio y San Javier me
acompañen y favorezcan”.31 “Se dirá que me expongo a ser ví ctima de los
bárbaros: dichoso yo si lograra derramar mi sangre por Cristo! Ojalá que mi
sangre fecundara aquella tierra hasta ahora estéril! Esta no ha de producir
cristianos, sin que sea regada con la sangre de los mártires. Quiera Dios aceptar
la mí a para tan santo objeto” 32
Acompañado solamente de un monaguillo que lo ayudaba a realizar la Misa, y
de los indí genas prisioneros, entre ellos la reina y una escolta de soldados llegaron hasta
los pies de la montaña. Tomando como punto de partida la isla de Chiloé, no aparecí a
otra ví a que aquella de las lagunas y los cursos de agua. Desde la ciudad de Castro a
través del mar hacia el Estero de Reloncaví , desembarcó en Ralún, donde comenzó la
verdadera travesí a por “cordilleras, nieves, riscos y peñascos”
Superada la dificultad de las lagunas y aquella de la subida, el padre Mascardi
llega a la lí nea de división de las aguas, entre los espejos azules del lago de Todos los
Santos y aquel de Nuahuel Huapi sobre el versante oriental andino, en las inmediacionesdel paso Pérez Rosales. Sobre la cima nevada donde la mirada se extiende lejana, el
misionero explorador eleva a Dios y ante los indí genas un himno de agradecimiento:
“Luego que llegué a la cumbre de la cordillera y empecé a divisar las
cordilleras, y campañas de esta vanda, plant é , y levant é una cruz y… dixe en
alta vos que en nombre de la sant í sima Trinita padre, Hijo, y Espí ritu Santo
tomaba posesión de todas estas almas… y en segnal de esta posesión mand é
tocar trompeta y disparar dos vezes la pieza de campaña que llevaba conmigo
que era un arcabuz (Carta y relación)”.33
A finales de febrero de 1670 fundará su misión en la orilla septentrional del Lago
Nahuelhuapi, una zona de lagos y bosques entre los cuales se encuentra uno que hoy
lleva su nombre.
Mascardi pasará sus últimos cuatro años de vida en las zonas tórridas y
templadas de la Patagonia argentina. Lejos de sus compañeros, aislado del mundo,
hablando castellano solo con su asistente, obligado a comer alimentos que le revuelven
el estómago. En una carta a Kircher fechada el 10 de febrero de 1671, le describe su
vida en la Patagonia:
31 Cita en Rosso…op.cit .,p.50. Archivo General de Indias, 70-2-1, cit.de Furlong,… op.cit.p.60.32 En Furlong…op.cit., p.66. en Rosso…op.,cit p.20.33 Furlong…op.cit .,
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“6econozco /ue en este erano en /ue me retiré desde acá acia allá parainstruirlos allí en la fe, me alimenté tan solo de ueos de aestruz y pe/ue%osguanacos recién nacidos, puesto /ue son iandas /ue pueden prepararse con un
pe/ue%o fuego. ' las restantes, en efecto, como las crudas o más duras las
recazaban los dientes o el estómago. ?or otra parte, la región adyacente a los'ndes es óptima y muy apta para el cultio y, por cierto, por algunosde los4
bárbaros, aun/ue po/uísimos, es cultiada, y casi todas las semillas europeascrecen muy bien9 y si bien ií a/uí este a%o casi tan solo de mijo y carnee/uina, junto a los 'ndes, para /ue sin embargo estas iandas me fuesen
preparadas más abundantemente, mucos de los bárbaros cultiaron los camposy procuraron semillas europeas, especialmente trigo, incluso al otro lado de los'ndes9 por lo tanto, me procuran no la muerte, /ue yo enormemente temía, sinola ida y lo necesario para la ida.- 34
Pero a pesar de las innumerables dificultades lo mantiene esperanzado, su proyecto más
anhelado es encontrar la ciudad de los europeos que desde hací a un siglo, tras sufrir un
naufragio en el estrecho de Magallanes mientras se dirigí an a las islas Molucas, viví an
perdidos y sin ningún contacto con la civilización. Mascardi se siente encomendado a
devolverles la fe y a evangelizar a los indí genas que viven junto a ellos.
La búsqueda de la Ciudad de los Césares y la carta a Kircher de 1671.
La misión de Nahuel Huapi será el punto de partida para sus cuatro viajes de
exploración a la Patagonia.
Sabemos que el primer viaje de 1670 se interrumpió en un punto donde los
indí genas decí an que no se podí a seguir, porque se penetraba en el territorio de los
Césares, donde estaba vedada la entrada. Aquí Mascardi escribe una carta a los
Césares, redactada en seis lenguas distintas, español, latí n, hebreo, italiano griego y
poya… retorna a la misión sin descubrir la ciudad, pero ha convertido a mucha gente y
explorado el lado oriental de los Andes y ha conocido el pueblo occidental de los
Tehuelches.
El año se cierra con una peste de viruela entre los poyas, asistidos por el buen
misionero y con la muerte de la reina que lo habí a ayudado. Al término del año escribesu Carta y relación.35
34 Fragmento de la primera carta de Mascardi a Kircher del 10 de febrero de 1671: “Fateor me hacaestate qua huc illuc iis in fide erudiendis eo secessi ex solis struthionum ovis, et parvulis guanacis
uterinis vixisse, utpote mensa parvo igne parabili. Reliqua enim, ut incocta, et duriora, dentes aut
stomachus reiiciebant. Coeterum proxima Andibus regio est optima, colendoque aptissima, adeoque ab
aliquibus barbarorum quamquam paucissimis colitur omniaque fere europaea semina optime crescunt; et
quamquam hoc anno ex solo fere millio, et equina carne hic vixerim, apud Andes, ut tamen lautior hac
mihi mensa paretur, plurimi barbarorum agros coluerunt atque europaea semina, triticum praecipue
quaesierunt etiam ultra Andes; ideo non mortem quae mihi maxime timebatur,sed vitam, vitaeque
necessaria mihi procurant”. Arch. P. Univ. Gregor., 565 (Kircher, Misc.Epp. XI), f. 185-186.transcripción en latí n sacada de Rosso … op.cit .,.21-22. Traducción al castellano de Marí a José Brañes.35 Rosso, op.,cit p.61
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El perí odo de junio a septiembre de 1671 lo dedicó en modo particular al
reconocimiento de las tierras inmediatamente adyacentes, es decir de toda la zona que
va del lago Aluminé hasta los lagos Gutiérrez y Mascardi. Esta zona ya habí a sido
recorrida por el Padre Rosales, y será después el campo particular de las fatigas de los
inmediatos sucesores de Mascardi… un lugar f értil y poblado de gente que se demuestrabastante dócil36
En 1671 le escribe una segunda carta a Kircher anunciándole que de verdad
existe la ciudad de los Césares:
“He llevado siempre conmigo la carta de mi amad í simo maestro hasta el
paí s desconocido de los bárbaros situado más allá de los Andes… Los poyas
son un pueblo totalmente desconocido, antropó fagos de genio fiero… [estoy]
infaliblemente destinado a humedecer con mi sangre la ardiente sed de aquellos
bárbaros…muchos de los bárbaros llegaron a someterse al yugo de la Fecristiana. Un lugar [extraño] al mantenimiento de la vida humana…terreno
infecundo…Bárbaros que viven de avestruces, zorros, caballos salvajes y de
ciertos animales que llaman guanacos. (pg1)
Confiándome a Dios no temo ni a la muerte ni a la vida, si vida se puede
llamar a aquella que continuamente est á sumida en la angustia y el trabajo,
pero tal destino acepto con total sumisión de todo corazón que viene de Dios y
por Dios lo acepto que es el único que me hace bendito y feliz este exilio. Toda
esta región hasta el estrecho de Magallanes est á habitada por pueblos
absolutamente ateos, los que no tienen Dios ni demonios, tampoco las
costumbres propias de los id ólatras. Solo creen que el sol y la luna fueron los
primeros hombres y despué s se fueron al cielo. Desde ahí hacen llover sus
benignos influjos sobre el gé nero humano. El vicio del alcoholismo no reina en
estos pueblos, porque no se encuentra licor para provocarlo. Por lo que resulta
más f ácil y llevadero el predicar el evangelio y convertirlos y encaminarlos por
el verdadero camino de la salud hacia la Divina bondad que a su Gloria crezca
en una generosa cosecha de sus almas. (pg.3)
Paso ahora a las observaciones que se relacionan con el clima de la
zona templada, totalmente opuesta a la de Europa. Trabajando como misionero
por el archipié lago de Chiloé no he encontrado ni tiempo ni reposo, y mucho
menos ocio [aquí falta alguna cláusula de articulación que puede resumir las
oraciones muy largas y protocolares de Mascardi] sus observaciones de lasestrellas en el polo sur…el flujo y reflujo del océ ano en el Reyno de Chile
bañado por el mar pacifico. El novilunio y el plenilunio prodigiosos y
eteroclitos movimientos. Dejo a vuestra Reverencia el penetrarlos. La altura de
la cordillera de los Andes, los abismos de fuego o volcanes. Las cimas más
altas que en Europa.(pg4)
La gran sutileza del aire que corta la respiración, se puede atemperar
gracias a un licor… sin este remedio morir í an por falta de aire.
En la zona t órrida (caliente) por donde se extienden las montañas. Se
puede ver una infinita variedad de plantas, frutos totalmente diferentes de los
europeos.36 Rosso…op.cit . p.56
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Un asunto digno de admiración, es que en el Reyno de Chile, en la parte
occidental de los Andes, por el lado del mar pací fico no se hayan serpientes, ni
ningún otro tipo de animal, tampoco se sienten nunca relámpagos, truenos al
contrario de la parte oriental de la montaña. Donde en el desierto o pampas se
encuentran serpientes y otros animales venenosos. Tampoco faltan estruendos
de relámpagos y truenos y otras impresiones metereológicas frecuentes, lascausas de las cuales la reservo a vuestra reverencia el investigarlas.
Paso ahora a la variedad de lenguajes. Que se usan en esta parte poco
menos que fuera del mundo y primeramente en el Reyno de Chile.
Se usa un lenguaje por señales común a todos los habitantes naturales
del Reyno. Desde Chiloé hasta el Estrecho de Magallanes… en los pueblos más
allá de las montañas se encuentra una gran variedad de lenguas diferentes…(pg
5)
En una casa o familia, tuve la necesidad de hablar 4 o 5 lenguas
extrañas con aquellos que desde los pueblos vecinos se transfirieron a este. De
aquellos idiomas envio a Vuestra Reverencia como curiosidad de las lenguas peregrinas un ensayo de seis diferentes idiomas, con los cuales yo suelo instruir
a mis fieles y devotos neó fitos en la Doctrina Cristiana.
No puedo dejar de comentar un caso digno de consideración,
preocupado de cultivar la ya iniciada viña de los poyas, me han ido llegando
noticias muy favorables, es decir que en el Mar Oriental, no lejos del Estrecho,
se encuentra una Colonia o población de gente europea. Bajo la altura del
pueblo ant ártico a 47º aproximadamente, y de acuerdo a aquello que viene
contado tienen su origen en España.
Estos[…] y conquistando nuevos paí ses, al pasar el Estrecho infame por
los peligros insuperables, tuvieron un miserable naufragio aproximadamente
hace 90 años y aquellos que se salvaron se retiraron por caminos que nunca
habí an conocido penetrando los precipicios de aquella montaña[…] no sin
peligro de perder sus vidas, llegaron finalmente a poner sus pies en tierra firme
cerca de un Lago, sin encontrar el modo de volver hacia atr ás o de continuar el
viaje por los impenetrables desiertos y otros infinitos obst áculos ni aquellos que
se encontraron […] entre las montañas inaccesibles fueron forzados por la dura
necesidad, por la desastrosa fortuna a detenerse y ahí a dar principio a poblar
aquel lugar más comodo hasta mantenerse “ p[er] vivere” [yo traducir í a: más
apto para mantenerse y vivir] , hasta que Dios les abriera el camino para salir
de aquel miserable exilio y como permanecieran ahí sin sacerdote y privos de
sacramentos y de cualquiera…otro tipo de ayuda espiritual. Lo mejor que pudieron se limitaron a llevar su vida desafortunada y poco graciosa. Asi a la
relación de gente bien informada de la casa […]”.Para informarme mejor de
todo de esta miserable gente, mand é de inmediato a uno de mis neó fitos
“lesto”[yo traducir í a: despierto y conocedor de los] caminos a buscar la
verdad, informándome de sus costumbres, su modo de vivir, pero siendo el paí s
por el cual debe viajar demasiado inculto y carente de cualquier cosa
necesaria, para la sobrevivencia del hombre..imagino su retorno solo despué s
de un tiempo…(pg.6)
…Me pidió V.R que no dejase de observar la sombra del sol meridiano
en el d í a del solsticio, es decir el 21 de diciembre…
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En este lugar de bárbaros me encuentro desprovisto de instrumentos de
exactitud en la región de los poyas más alla de los andes de Chiloé … (pg.7)”37
En octubre de 1672 le escribe al Gobernador de Chile, Juan de Enrí quez .38 En
esta carta habla de las distintas expediciones españolas que dieron origen a la Ciudad delos Césares y habla de sus preparativos para el descubrimiento de este nuevo reino y
poblaciones de su majestad. El resultado geográfico de esta segunda expedición fue el
conocimiento de los Andes meridionales, la exploración del lago Musters sobre el 45º
de latitud sur y el reconocimiento de la desembocadura oeste del estrecho de
Magallanes, al? Cabo Deseado39.
El tercer viaje de Mascardi buscando la Ciudad de los Césares fue realizado
hacia fines de 1672, cuando el misionero, viendo que no le llegaba respuesta y
acompañado de varios poyas, de cuatro indios de Chiloé, del cacique Manqueunai y de
su hijo, se dirige esta vez hacia el sud este, en dirección al Atlántico.
En abril de 1673 el padre escribe su última carta dirigida a su hermano:
“pronto entraré en una ciudad incógnita de europeos perdidos para
estas partes y mares más de cientos años atrás.”
La Vida Apost ólica40, relata las circunstancias que rodearon su última expedición y su
muerte:
“Llegó
el infatigable viajero y santo apóstol hasta los 47º de latitud, encompañí a de su buen amigo y servicial guí a el Cacique Manqueunai para que
hablase a aquellos Indios, que estaban con una grande fogareda. El fue y les dijo
quién era el Padre, y el fruto que iba haciendo en las almas, que fuesen a oí r su
santa doctrina y a ser cristianos, como los demás. Respondieron enfurecidos que
no querí an ser cristianos, ni que el Padre anduviese predicando por sus tierras,
que allí vení an a matarle, y también a él, porque les traí a al Padre, y cerrando
con el Cacique Manqueunai, le mataron allí , y corriendo a donde estaba el Padre
hicieron con él lo mismo, traspasándole el pecho con tres saetas, que le tení a
abierto, para recibirlos; y dándole muchos golpes en la cabeza con unas bolas de
piedra con que lazan, atadas unas con otras, le labraron la corona del Martirio al
apostólico Padre, y se le cumplieron sus ansias y continuos deseos de morir por
Cristo y predicando el Santo Evangelio…estos que le quitaron la vida fueron
unos Poyas bárbaros, que traian las narices agujereadas y en ellas unas chapas de
37 Traducción mí a desde el italiano de la carta que se encuentra en el Archivo histórico de la Compañí a enRoma. Ivi, 566 (Kircher, Misc. Epp. XII) f. 217-220.v38 Carta publicada por Amunátegui y reproducida por Furlong Furlong, Entre los tehuelches, op.cit .,p.75p. 62.39 Rosso, ..op.cit .p.6240 La vida del P. Mascardi fue escrita por el autor de la Vida Apost ólica, Furlong la atribuye al PadreGiuseppe Alemán amigo de Mascardi, Giuseppe Rosso en cambio la atribuye al Padre Diego de Rosales,
el mismo que envió en 1676 al Padre General Gian Paolo Oliva la Relación de lo singular del Martiriodel Santo P. Nicolás Mascardi, y de lo admirable de sus virtudes y milagros. (Arch. Rom. S.I Chile5,
f.178-179v).
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metal y chaquiras colgando, gente bárbara y que no habí a oí do la predicación del
Santo Padre, ni querí a que anduviese por sus tierras enseñando la doctrina del
Santo Evangelio. De los Indios que iban con el Padre mataron a dos, y otros dos
huyeron ... que fueron un Indio de Chiloé y el hermano del Cacique
Manqueunai, quienes llevaron la nueva a Nahuel Huapí de la muerte del santo
Padre y del Cacique Manqueunai. Otro indio de Chiloé, llamado Domingo quedócautivo, y a media noche salió de entre los Indios y enterró el cuerpo del santo
Padre, que como son aquellos arenales muertos, le fue f ácil hacer un hoyo y
echar la arena encima, y con el santo cuerpo enterró una cajita del ornamento,
que la traí a a su cargo y ayudaba a misa al Padre todos los dí as, y la escondió de
los bárbaros en unos pajonales, quienes ocupados en el demás despojo, no la
vieron”41
Giuseppe Rosso sostiene que la muerte de Nicolás Mascardi sucedió el 15 de febrero de
1674, al igual que Furlong piensa que fue en el 47 grado lat. Sur, al norte del actual
gobierno de Santa Cruz, en las inmediaciones del rí o Deseado en la PatagoniaArgentina.
La historia y la deriva del proyecto de Mascardi, reúne toda la complejidad y las
variantes de la sensibilidad y el pensamiento del siglo XVII, también la fortuna y la
crí tica adversa que encontrarí a por muchos siglos la recepción y comprensión de la obra
de su maestro.
Su infatigable búsqueda de la Ciudad de los Césares, recuerda en parte la
historia de Aguirre, el conquistador español que se hací a llamar la ira de Dios, y que
también emprendi
ó un viaje sin retorno buscando la ut
ópica ciudad de El Dorado.
Para prevenir los peligros de lo desconocido, los antiguos europeos establecieron
lí mites infranqueables entre los territorios familiares y aquellos ignotos. Uno de ellos
eran las Columnas de Hércules, ubicadas en lo que hoy conocemos como el estrecho de
Gibraltar, lí nea geográfica que dividí a a Europa de África.
En un famoso episodio de la Divina Comedia, Dante condena a Ulises al
penúltimo cí rculo del Infierno, precisamente porque “con la última nave y con los pocos
fieles que aún le quedaban, se lanzó al mar abierto; ya viejos, arribaron a la garganta
donde Hércules fijó sus columnas. En este término que un dios marcó a la ambición o
al arrojo, instó a sus camaradas a conocer, ya que tan poco les restaba de vida, el mundo
sin gente, los no usados mares antí podas. Les recordó su origen, les recordó que no
habí an nacido para vivir como los brutos, sino para buscar la virtud y el conocimiento.
Navegaron al ocaso y después al Sur, y vieron todas las estrellas que abarca el
hemisferio austral. Cinco meses hendieron el océano, y un dí a divisaron una montaña,
parda, en el horizonte. Les pareció más alta que ninguna otra, y se regocijaron sus
ánimos. Esa alegrí a no tardó en trocarse en dolor, porque se levantó una tormenta que
hizo girar tres veces la nave, y a la cuarta la hundió, como plugo a Otro, y se cerró sobre
ellos el mar.”42
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Furlong, Entre los Tehuelches, p.80.42 Borges, Jorge Luis, Obras completas III, Nueve ensayos dantescos, “El último viaje de Ulises”,p.352.
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La historia de Mascardi parece estar dictada por los mitos clásicos y medievales
que condenaban la extrema curiosidad, pero también por los sueños de los santos
barrocos que celebraban el delirio mí stico como la forma más próxima a la creación
divina.