mateo saavedra - el vacío inminente

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    Saavedra

    El vaco inminente

    Mateo Saavedra

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    El vaco inminente

  • 3

    Saavedra

    La ciudad estaba realmente radiante. Era uno de esosdas febriles de noviembre, cuando todos pasean por lastardes con cara de somos realmente felices y los quedigan que esta vida es una mierda que se caguen.

    Uno de esos das en que todos se aproximan a todos yse alejan a la vez. Se escupen la cara, agreden con el codo.Gastan su dinero. Roban tiempo. Se miran a los ojos ygolpean con las miradas. Un da como cualquier otro.Los vagabundos seguan ah. Los empleados seguan ah.El piso clido terremoteando bajo los pies. Los abogados,los comerciantes, los fotgrafos, los policas, losasaltantes, los borrachos, los drogadictos, los traficantes,los presidentes, los gerentes, los banqueros, losmensajeros, los vendedores, los camioneros, elconductor de la micro, los jefes, todos. Todos seguanah observando cmo dejaban de ser. Todos como unafotografa impresa en el paisaje. Todos. Y nadie se detenaa observar aquella ciudad radiante, moribunda, asesinadapor el tiempo.

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    El vaco inminente

    Yo slo deseaba esa ciudad muerta en que se puededormir tranquilo abrazado al culo de tu amada. Pero nohaba ciudad muerta. No haba tiempo para la siesta, nihaba abrazo y tampoco haba culo porque no habaamada. Slo visiones espasmdicas, cerveza y las carasde los estpidos que beban contigo. Todos tratando dedejarte los bolsillos vacos y la angustia de no tener dndeir.

    Un da en que las pelotas te arden. Y el cielo arde. Elmar arde. Un da perfecto. Ese da perfecto.

    Tom mi sombra, la guard en mi bolsillo y part sinrumbo fijo. Siempre lo haca, aunque la verdad no lorecuerdo. Slo estoy imaginando qu sucedi hace casiun ao un da como hoy. Y me doy cuenta que nada hacambiado. Bueno. Casi nada.

    Tengo la misma sensacin de angustia. La misma gana.El mismo vaco de saber que no ests haciendo nada y nosirves para absolutamente nada. Tambin s que hansucedido muchas cosas. Aunque quiz no ha sucedido naday esto es un mal sueo del que pronto despertar.

    He conocido esquizofrnicos, mitmanos, alcohlicos,pederastas, ms de algn pervertido, drogadictos pormontn (todos somos drogadictos de alguna u otraforma), poetas decadentes, msicos bastardos, adictos,adictos, adictos, mujerzuelas, enemigos pblicos. Conocla muerte. Conoc ambiciosos, sediciosos,rimbombantes, adlteros, coprfagos, convictos,asesinos, poetas, poetas, ms poetas, escritores que

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    Saavedra

    venden sus escritos como obras de arte, coleccionistas detodas las formas, monedas, estampillas, libros, sueosalucinantes, eructos con olor a cerveza, araas en el bao,costureras con olor a muerte. Observ al hombre en casitodas sus pendencias. Vi sexo. Mucho sexo en los ojos decualquiera, en los ojos de todos. Sexo en los bares. Sexo enlas calles. Sexo en las plazas, en casas de desconocidas, enlas farmacias, en los hospitales, en las oficinas pblicas, enlos restoranes, en las tiendas de ropa, en las oficinas pblicas,en las escuelas, en velorios y en funerales, en las iglesias, enlas escalas, en el mar. Vi sexo en los ojos de todos, en lasmanos de todos, en las bocas de todos, en los bolsillos, enlas carteras, en las monedas, en los espejos, en los telfonos,en los telescopios, en las botellas vacas, en la msica, en loslibros, en las computadoras, en las corbatas, en el tren, enlas cucharas llenas de comida barata, en los cines, en losteatros, en los diarios, en los postes de luz, en todo.

    Esos fueron mis das y los de nadie. Me hice amigo deltedio y de las miradas de odio. Perd la costumbre, perd elasunto. La nocin del tiempo. El escabroso deseo, quiz,de estar solo como una gaviota hambrienta.

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    El vaco inminente

    No golpees, no hables, no digas, no extraes, noextraes, no ames, no juzgues, no grites, no grites, no grites,no golpees.

    El grito en silencio ensordece los ojos. Que te hace verque siempre est ah, oculto como la sombra tras la cripta.Como tu nombre grabado en la lpida de ladesesperacin.

    Aqu yace el llanto de un hombre medianamenteinfeliz.

    No te muevas, no respires, no huyas, no jadees, nollores.

    La sombra del dios se acerca a pasos agigantados a tulecho.

    No te muevas, no respires, no llores.No puedo, hermano, tengo miedo.No seas maricn, resiste, y pronto te convertirs en

    hombre.No puedo hermano, tengo miedo.No te muevas, no respires, haz que el sueo silencie

    tus ojos.

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    Saavedra

    Tengo miedo.La oscuridad es nuestra aliada.La sombra deja de ser sombra y se transforma en

    hombre. Ese hombre, ese hombre que te golpea con susgritos de odio y la vieja le grita y l la golpea y te golpeacon sus gritos, y sus manos llegan a tu lecho y tedestrozan. Los fantasmas revivieron de golpe y la sombrase hizo hombre, y este hombre te dice que te levantes yque el mundo es de los hombres, de los hombres fuertes,los aliados de la desesperanza.

    No te muevas, no respires, no huyas.Si todo el mundo huyera de sus propios miedos a

    travs de la conciencia, todos vagabundearamosconscientes y despiertos sobre las flores de la muerte.Pero la conciencia es tan bendita como un nudo en lagarganta y te asfixia.

    Tengo miedo.La oscuridad es nuestra aliada, hermano.El desastre nos muestra que el hombre es un ser

    insignificante de palabras obscenas. La sangre en los ojosdel dios. La sangre coagulada en el cuerpo de la vieja. Lasangre en nuestros ojos de nios.

    La oscuridad se hace nuevamente. El silencio se hacenuevamente. El hombre a su cubil. Nos desea buenasnoches y nos dice que nos ama. An quedan los gritosdeambulando por tus ojos. Y no me duermo. Entiendesahora por qu no duermo?

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    El vaco inminente

    No es que quiera justificar mi comportamiento ni elde Eleonor, pero cuando tratas de meterte en la cabezade los dems, o te vuelves estpido o te vuelves loco oambas cosas. Las manzanas ruedan calle abajo. Los piespesan e, increblemente, todo es inexacto.

    Hoy es jueves (eso creo), dos de la madrugada y unaborrachera de mierda. Los dos tipos que estn a mi ladomueven yerba de la buena (segn ellos mismos dicen) ytienen un aspecto bastante extrao. Les hablo acerca deunos poemas que acabo de terminar y uno no deja decompararme con Lovecraft. Quin se ha credo este hijode puta para compararme con ese? Ese insano mentalque escriba terror para niitas. Si se quiere un poco deterror es cosa de abrir los ojos, nada ms.

    Los cigarrillos se agotaban y ya estaba cansado comopara bailar. Y demasiado borracho. Eso significa que esebailarn ruso de los aos veinte sera un pinginoafeminado y en tierra a mi lado. O sea, estabaperfectamente apto como para mostrar mis dotes de

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    Saavedra

    bailarn frente al pblico reducido del recinto, peroestaba cansado. Slo deseaba otra cerveza y otrocigarrillo, y otra cerveza y otro cigarrillo y otra cervezay otro cigarrillo. No necesitaba nada ms. Realmentenunca necesitaba nada ms. La cosa estuvo dura en eltrabajo, ya haba escrito lo suficiente para una semana yestaba agotado tanto fsica como mentalmente ynecesitaba otra cerveza y otro cigarrillo.

    Estaba oscuro. Era una de esas discotheques porteas,rascas y con aire europeo. Haba en ese preciso momentouna fiesta trance, una jaura de maricones mamonesmovindose como una jaura de maricones mamones.La verdad no estaba tan oscuro. En este tipo desituaciones es mejor no verse la cara, pero haba suficienteluz como para apreciar las facciones de los dems. En mimesa an beban los narcos del barrio que haban llegadoconmigo hasta ah. Nombres? No los s.

    Qu haces, loco? me pregunt uno que llevabael pelo largo. El otro ya lo haba hecho, pero comoestbamos en lo de los poemas, no le respond.

    Hago como que estoy, pero no estoy le dije.La verdad no lo s. Regularmente frecuento discothequesy me siento a mirar cmo bailan estos imbciles al lado dedos peos que me comparan con Lovecraft a cada momento.

    Vamos a bailar me dijo ella.Pero, quin era ella?No le respond.Que vamos a bailar insisti.

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    El vaco inminente

    Te dije que no le repliqu. Estoy cansado yno estoy lo suficientemente borracho como para hacerloahora dije.

    Y pens: con ese culo, por qu me vienes a molestara m, precisamente a m?.

    Que te vayas a hincharle las pelotas a otro! Creoque no es un buen momento para bailar ni para coger.Que si ests buena? S, ests bien, pero... por la mierda,que no entiendes que le vayas a hinchar las pelotas aotro, pendeja? le dije. Y se fue meneando su culomaravilloso.

    Qu hacer? Seguir bebiendo otra cerveza y fumandootro cigarrillo ms. Esperando. Qu? No s. Quiz a lamusa de mis poemas. Siempre es un buen momentocomo para esperarla increblemente hermosa como paraenamorar al mundo entero.

    Qu haces?!! le pregunt a la chica cuando mehal del brazo. Haba vuelto y me estaba tirando hacia ellugar donde todos bailaban. Segua insistiendo con lo delbailoteo.

    Vamos a bailar! me grit.Yo estaba sentado y tranquilo. Tena un poema en la

    mano.Y eso, qu es? me pregunt.Es un poema le dije. Sabes lo que es un

    poema, nia?S me contest. Yo tambin los escribo.Qu bien. Pero yo lo hago mejor que t.

  • 11

    Saavedra

    Creo que no era ni el sitio, ni el momento, ni lapersona indicada para hacer alarde de mis dotesliterarias. Qu me importaba que esta chica escribiera?Qu le importaba a ella que yo lo hiciera mejor?Adems, fue un comentario infantil, casi un juego denios. El tpico pendejo que compite con el vecino sobrequin es ms.

    Le alargu el poema y se lo entregu.Este te lo escrib a ti le dije.S que no soy bueno seduciendo, por lo dems, no la

    estaba seduciendo, era mi ltima intencin. Slo estabasalvando la situacin y creo que mi salida no fue muybuena: de pendejo pas a cursi.

    Lo ley.No s si le gust. Daba lo mismo. A esas alturas, slo

    tena una salida.Est bien le dije. Vamos a bailar.

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    El vaco inminente

    Estoy en una cama, recostado, y no recuerdo mis pies.No recuerdo los pasos ni los sonidos ni los ojos. Norecuerdo mis manos. Recuerdo que hubo noche. Norecuerdo las horas y lo tedioso de orlas pasar. S,recuerdo lo tedioso de orlas pasar. No recuerdo el cielode esta habitacin, aunque piense que es mi habitacindonde todo dio vueltas alguna vez. Eso lo supongo. Enuna ventana que da al mar est escrito que la historialibra una batalla con el tiempo sucesivo. En la otraventana est escrito tambin en forma de tesis que eltiempo traiciona al tiempo y la memoria es algo as comomaana y que nunca hay que olvidar el olvidar.

    El recuerdo. La gota cayendo por el vidrio. El vidrioempaado por el hlito de un muerto. El hedor de laoscuridad pasajera, el pasajero errante extraviado en unrincn. El tren y sus vagones. No recuerdo los vagones.No recuerdo los pasos ni los sonidos ni los ojos. Norecuerdo cmo abrir los ojos. Recuerdo un dogal. Lavida de pie en un banquillo harta ya de tanta espera. Es

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    Saavedra

    este especial momento pretrito en que te encuentrasatado a los recuerdos que no recuerdas, a las lneas quevan de tu cuello a la cadera y de la cadera a las manos yde las manos a la boca y de la boca a los tobillos y losnudillos como una carretera ciega por donde circulanesos espectros que no se muestran ms que comoimgenes. La historia repetida un milln de veces y anms. El hielo, la boca seca, la atmsfera pesada cayendosobre otra atmsfera ms pesada an que te envuelve.La respiracin, el silencio, las siluetas y las sombras delos que viste pasar alguna vez frente a tus ojos abiertos.El hielo, la boca seca. La amargura de la memoria. Nosoy ni seguir siendo. La lengua muerta.

    Recuerdo haber sido absorbido por el humo en elpensamiento de las parcas. Las recuerdo. Las recuerdofrente a m, desnudas, danzando e insultndome. Norecuerdo los pasos ni los sonidos. Recuerdo haber bebidotoda la noche. Haber llegado a esta habitacin quedesconozco. Las pinturas. Lo escrito en las ventanas.Recuerdo haber escrito en los espejos soy un espejismoque se deshace con el tiempo, una historia muerta. Eltren, los insultos, los vagones. Haberles dicho hijas deputa... conmigo no se juega, soy el dios triste que serevel en el horizonte, sub y baj las montaas trayendoa cuestas al mundo.

    Recuerdo agujas verdes en los pies pesadas comolgrimas, como las cadenas, como estas cadenas.

    Recuerdo un cuchillo puesto en el cuello de Luciferen el infierno. Haber extendido mi sotana y entregarle

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    El vaco inminente

    mi sangre prpura de ser alado. Recuerdo ese recuerdo.El encierro. La vulgaridad puesta en las manos de otrodios. Recuerdo haber perdido la conciencia y las palabrasque dije. Los edificios ms altos son los trampolines dela felicidad. No recuerdo el ahora recostado en una camaolvidando mis pies.

    Recuerdo la siguiente conversacin.Me viste rodeado de seres ilusos, esos que se ven

    cuando anochece, cuando la podredumbre cae sobre laciudad, cuando todo se envuelve con el velo negro de latraicin.

    T slo queras volar entre ellos.Yo no volaba, yo slo quera reconocerme en esos

    sueos que quedaron en sus memorias. Yo slo querareconocer esos momentos como mos.

    Creo que caste como un condenado.An no he cado.Te quemas. Tus vsceras arden. Te extingues.Ser ceniza de rbol, ceniza de roble. Soy un fnix.Y sigo atado al olvido del olvido y al recuerdo. Atado

    a las sbanas speras que un da fueron mas. Eso tambinlo supongo. Supongo estar vivo, supongo esta maldicin.Supongo los muertos, mis muertos, el muerto, lamuerte, la cancin. Supongo el verano, el invierno, elcigarrillo en la mesa, la conversacin con los retratos enel pasillo, los vidrios, el cielo. Me supongo despiertosoando. Me supongo las ruedas del destino, arrollado.

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    Saavedra

    Me recuerdo diciendo primus in orbi: todo ha cado. Elespejo en la puerta que dice todo caer.

    Y todo cae.

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    El vaco inminente

    Eleonor es una de esas chicas a las que cuesta trabajocomprenderlas. Siempre estn como un barco a la derivay ardiendo en llamas. Es una chica lo suficientementehermosa como para no darse cuenta de que lo es, aunquela verdad eso no importa mucho. Es probable que s,pero no me queda tiempo para pensar en si realmentelo es. Siempre estoy tratando de saber qu es lo quecruza por su cabeza. Le observo aquellos ojos tristes,aquella mirada terrible. Una sensacin de inexperienciacruza por mis sienes. Una angustia enfermiza.

    Por qu no? Si hay un trozo de memoria en el olvidoquiere decir que nunca se fue realmente, que siempreestuvo, agazapada, oculta, lejos del bosque de laconciencia.

    Intentar como un condenado. Rehacer dilogos,explicaciones, historias. Todo lo que se fue por el retrete.

    Por qu no? Si hace un siglo todo era diferente. Loshijos, las madres, los padres, los abuelos, los nietos,bisnietos, ideas abstrusas sobrenaturales, todos de la

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    Saavedra

    mano hacia un destino desconocido.Intentar como uncondenado. Por qu no? Si Eleonor sigue ah, sinentenderla y recordndola siempre.

    Hey... cmo es que puedes con eso?No lo s, slo lo intento.Y no es que me quede slo en las intenciones, pero

    una de las pocas cosas que recuerdo es que siempre hayque intentarlo, no importa ser un perdedor siempre,todos lo somos, slo que an no nos damos cuenta deeso.

    Evidentemente sera nefasto que todo el orbe pensarade igual forma. Ni siquiera yo pienso as. De hecho nosoy yo quien escribe, porque yo ya fui dentro de la cabezade todos.

    El caso de Eleonor es bastante complejo. Le llamarEleonor, aunque ni siquiera s si su nombre es realmentees su nombre.

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    El vaco inminente

    Si alguna conclusin podemos sacar de todo esto esque esta vida es un gran mojn girando en este waterinmenso que es el universo. Y Heidelberg deca que estees el mejor de los universos posibles. Ser queHeidelberg se senta bien siendo un gran mojn? No los. Slo s que cuando entr toda esa gente a la sala deespera me sent ms hipcrita an. Todos creen que unodisfruta sindolo. Yo pienso que no, aunque creo que elbuen samaritano de las parbolas era an ms hipcritaque yo, ms hipcrita que todos.

    El hecho de hacer el bien sin importar a quin es unafalacia. Siempre haces el bien (segn t), pero por qulo haces?, lo haces por tu prjimo o lo haces por timismo? Hay algunos casos en que se da esa dualidad. Ergosum.

    Pero el ser un hipcrita es una forma de esa dualidad.Es tratar de entrar a esa extraa dimensin que es la delreflejo.

    Lo siento me dijo esa mujer en la que reconocaa la vieja.

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    Saavedra

    Lo siento. Pero qu era lo que senta? y por qu losenta?, por m?, por la vieja?, por ella?

    Si nos hubiese necesitado a m o a la vieja en cualquiersentido, econmico, social, moral, esttico, vulgaridadhecha misericordia, etctera, creo que lo sentira por uncierto inters, y tambin creo que sera sensato. Perono exista necesidad ni deseo. Qu mierda senta esamujer en la que reconoca a la vieja? Quiz la afectaba elhecho de reconocer que la muerte se acercaba a pasosagigantados. Quiz transformarte en un recuerdo quenadie recordar. Subito ergo sum. Quiz demasiadascosas que no necesito recordar. Como que siempreestuvo cabalgando un gran caballo alado o que beba deesa vertiente de la cual todos deseamos beber, todos,todos como en un gran ejercicio de conciencia.

    Seora, tome sus palabras y mtaselas en el culo. Lonico que deseo es estar solo, o con alguien querealmente sepa qu aire estoy respirando, y ese alguienno es usted, porque usted es una insensible de mierda. Yno me siga diciendo nio, porque ya no lo soy. Tengomenos dinero que usted, eso lo s, pero ya llegar elmomento en que tenga algo ms y tambin tenga algoque ofrecer, por ahora slo, quiz, un mal rato y unpedazo de hambre, pero siento, sabe usted lo que essentir? Espero que s, aunque no creo.Ese da el cielotena ganas de llorar. Se qued slo en las ganas.Yotambin.

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    El vaco inminente

    Un da de pendencias. Si caminas por ah a tres gradosbajo cero, imperturbable o sin sentido ser mejor querecuerdes lo que vas a hacer. Ser mejor que la punta detu nariz no se aleje tanto como para no verla y que tusodos tambin estn alerta.

    Sentado en una roca cualquiera con un tipocualquiera.

    Quieres?Esto est bueno le dije a mi amigo, luego de

    echarme un trago bien largo.Ya llevbamos ms de mediabotella.

    Mi hermano en el suelo, a mi lado, borracho. Unoscuantos que ya se haban ido. La noche era el anfiteatroperfecto para un suicidio perfecto.Mi novia se haba idocon otro. Qu desilusin.Distrado, observaba el mundocon el ombligo abierto y empuando una daga quedejara caer en cualquier momento sobre mi cuello. Todoadornado por dogales que caan desde las estrellas. Unpaso ms y el cadalso alfombrara mis pies.

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    Saavedra

    Esa noche fue la primera que record. Al borde delabismo, sin ms impulso que el aire. Mi amigo lloraba.

    Por qu lloras? le pregunt.No respondi. Pareca una chica desconsolada. Le dije

    que no se preocupara. Que cualquier cosa que le hubiesesucedido iba a pasar (a menos que estuviese hablandocon un fantasma), que haba que esperar, toda esa mierdade que el tiempo cura las heridas y que luego no serms que un recuerdo del que luego te reirs. Y porqu no rerse de la muerte en ese momento? Hoy, ahora,ya.

    Ponte de pie! le dije. Vamos a dar solucin atodo esto. Yo ya estoy cansado tambin y aburrido deque me vean la cara. Con esto s que van a aprender. Nose juega conmigo, hombre, ya van a ver de qu soy capaz.

    Saba que era una reverenda estupidez lo que estabadiciendo. Un discursito barato de chica de quince. Loque estaba diciendo ni yo lo crea. Pero apuramos el pasoy seguimos bajando el cerro. Ya estaba decidido. Sera laltima noche de nuestras vidas. La ltima condenadanoche.

    Crees en la trascendencia? me pregunt elfarmacutico.

    Ja!, esa es una patraa de agujeros negrosinversamente proporcionales a una paja molida y todasesas huevadas. O sea, no le respond.

    Me habl de ciertos sueos, de ciertos lugares. De laconcomitancia y la anorexia. Por mi parte, yo le habl

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    El vaco inminente

    de la inextricable porcin de universo desde donde vieneel deseo de renacer a partir de la muerte; hay algunosque le llaman amor. Y segua ah, con sus ojos pardos,mirando el infinito de mis gesticulaciones y cmo meperda en una conversacin ms absurda an. Llevarla dela mano frente a los ojos agrietados de las parcas, darletres vueltas y echrsela al bolsillo. Agua pasada no muevemolino. Veinte lecks. Treinticinco satangs. Ad augusta perangusta, caminando por el estrecho sendero hacia elabismo. No existe otra posibilidad. Los arbustosincrustados en los pies. El ramaje abrindonos camino.

    La toxicidad del mundo ya comenzaba a hacer efectoen la cabeza hirviente de los jvenes hacia la muerte.

    Imagina que todo fuese tan fcil como tomar un vasode agua.

    No existe otra posibilidad me dijo. Slotenemos que llegar al borde y dejarnos llevar por lacorriente.

    Veinte leks. Treinticinco satangs. El valor de la vidadentro de una botella vaca.

    Escucha el sonido de las piedras. Escucha el sonidode las gaviotas en el viento. Escchame, hermano medijo, vamos a morir como mueren los hroes.

    Pero la verdad, no tengo ganas de ser un hroe. Vamosa morir. Vamos a morir.

    (Diagnstico presunto: ebriedad hasta decir basta. Todoeso de la msica y las palabras ajenas en los odos que tedicen basta ya, basta ya. No hay da en que amanezca conun nuevo sol).

  • 23

    Saavedra

    Este chico es un crapuloso!Lo hacemos? me dijo.Est bien. Ahora!El tipo se dej llevar por la gravedad. Su cuerpo era

    slo una masa cuesta abajo. La suerte estaba echada. Aleajacta est.

    Au revoir. Yo segua ah parado, esttico, recordandoa la vieja e imaginando lo que le dira a mi hermano alllegar a casa sin m. El momento de su despertar seradesastroso. No haba salida. Un arder continuo deintestino, esfago, laringe, estmago y todas las vsceras.Incluso invent algunas miradas de odio hacia dios.

    Pero el tipo segua rodando y en ello se le iba la vida.Los laureados caen siempre por su propio peso. Y yo

    no soy laureado y ya no deseaba caer, por mi peso ni porel de nadie.

    No estoy lejos ni cerca de donde voy a estar.Agujas verdes en los pies, en el rostro, los brazos

    invertidos en pos de la crucifixin. Un mesas en unacruz invisible, indivisible.

    Bebido. Borracho hasta las pelotas estaba ah, desnudo,yo frente al despeadero. Mis vsceras ardiendo y el tipoque segua rodando cuesta abajo.

    A la mierda!Qu es lo que crees que vas a hacer? la voz de

    Rodrigo se oy estrepitosamente y se hizo casi infinitaen mis odos, boca, ojos, nariz, pmulo derecho,izquierdo, bigote de pber, diente cariado.

  • 24

    El vaco inminente

    Qu es lo que que vas a hacer, hijoeputa? insisti,tomndome del saco y halndome hacia l.

    Haban vueltos los hroes por m. No los vea. Sloca, y un puo de mujer de estrell contra mi rostro.

    Maricn! dijo la chica que ya no era mi chica.Maricn! Maricn! Qu es lo que ibas a hacer? y comenz a sollozar como una maldita magdalena.Todos apuntndome nuevamente y casi escupindomeal rostro, que era un puto maricn, un traidor, unhijoeputa cobarde.

    Yo slo quera que se fueran y me dejaran ah, tiradoen el cerro escuchando el silencio de las estrellas. NiCsar ni nada. Slo desperdicio. Ser humano, casi serhumano luchando con una irreconciliable ineptitud.

    De pronto, entre el alboroto, la confusin y las vocesde los hroes que venan a mi rescate, record que eltipo segua ah. Mi gran amigo, compaero pendencierosuicida, segua ah.

    Zafndome de los puos y las tetas que me atrapaban,lo vi al borde del despeadero, siendo detenido slo porunos arbustos que entorpecan su cada.

    El flaco! grit.Qu flaco? pregunt Rodrigo.El flaco Genuman! respond. Se fue antes

    que yo. Soy un reverendo maricn, cmo no me acorddel flaco Genuman!

    De qu ests hablando? dijo Rodrigo, enfurecido.El siempre estaba ah, cuando me venan estas ideas

  • 25

    Saavedra

    mezquinas, siempre me detena. Quiz de los del grupoyo era el ms inestable, por eso l se haba dedicado a seralgo as como mi guardin. Pero del flaco Genuman,quin se lo imaginara!

    Me ests diciendo que el flaco Genuman estall abajo por tu culpa y t aqu, sano y salvo, aferrndoteal cuello de esta puta?! Baja ahora mismo a buscarlo!

    Sus palabras fueron casi una orden para m. Casi. Casiuna orden.

    Ests ms huen! le dije a Rodrigo.T lo metiste en esto, t lo sacas! me grit.iNo! le respond en tono desafiante.Baja ahora, si no quieres que te saque la mierda

    aqu mismo. Y que no se te ocurra la brillante idea devolver a tener ganas de lanzarte mientras bajas, porquesi es as yo mismo bajo y los mato a patadas a los dos!Me oste?

    Est bien le dije a Rodrigo, y la chica me dio unbeso.

    Vuelve me dijo.No volv.

  • 26

    El vaco inminente

    En 1998, el viejo nunca estaba en casa. Todos en lacasa salan. Yo iba a la escuela y de ella a mi casa. Mihermano a la escuela, y de la escuela a la casa. Unamonotona excepcional. Lo tedioso de ser nio es lacostumbre. La soportas como quien soporta el sol en laplaya. Como quien, en la sangre de un charco, expaculpas y lava sus ojos buscando redencin.

    El viejo siempre sala. Sala con sus putas. A decirverdad, a m me daba lo mismo si las putas del viejo loeran realmente, o si realmente sala con ellas y seacostaban y todo eso. Tampoco me importaba queestuviese o que bebiese y se embriagase junto a mialmuerzo o a mi taza de t. Lo cotidiano cuando eresnio es eterno y nunca te pones a pensar lo querealmente es la eternidad. As es que me daba lo mismoque fumara, que bebiera, que durmiera o que noestuviera. Cuando no estaba todo estaba ms tranquilo.

    Recuerdo un da, una noche ms bien, esa noche enque todo auguraba la oscuridad ms negra y funesta de

  • 27

    Saavedra

    todas. No hubo muertes, pero creo que algo se me muripor dentro.

    La vieja lloraba, no era comn en ella, pero estaballorando. Ese da el viejo me haba estado hablando de lagente en Roma, en Gnova, la gente en Berln. Cmovivan los dominicanos, los filipinos, los marroques, losdel Lbano y su guerra donde cual Huidobro, haba sidoherido en la cabeza y en la pierna. Pura mentira. Laagresividad de los espaoles, los franceses haciendo galade sus trajes galos, toda Europa sicodlica en un par deminutos en una mesa donde yo solamente oa.Me dirigadirectamente a aquellas ciudades que ms me atraan.

    Cmo son las pirmides, viejo? preguntaba yo.Son inmensas... pero hediondas me deca, en

    tono paternal, mientras de un cajn sacaba una fotografade l junto a un camello y, de fondo, Cheops.

    Me gustara haber estado all le deca.Mira, ac tengo una del Partenn, en Atenas.Es hermosa.Y mientras tomaba la fotografa y la observaba,

    pensaba: Algn da voy a estar ah. Ese da tomar unafotografa igual a esta, abrazado a un pilar de la Acrpolis.Y al regresar te buscar viejo, y te dir: Viejo, yo tambinestuve ah .

    La vieja lloraba, no era comn en ella, pero estaballorando. Creo que se senta ms sola que nunca. La viejaera una de las pocas personas que conozco que no podan

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    El vaco inminente

    estar solas, pero que siempre lo estaban. Y si no,irremediablemente terminara estndolo.

    Hey, seor Marqus, le digo esto y se lo repito; todosvamos en un tren directo camino a la soledad, con suspalabras no asusta a nadie. Hay algunos afortunados queno llegan a destino. La felicidad de ese carro en que todosvamos juntos es indescriptible. Pero se van bajando y sevan bajando, y en su carro quedaban tres, hasta que mesub yo con todas mis maletas y mi poesa y fuimos cuatro.No pretendo bajarme todava.

    Y ah estaba ella. Sola.Esa noche maldita nos tenapreparada la sorpresa del retorno.

    El viejo, borracho, desparramaba como un toro suhlito baboso por todas las habitaciones, esparciendo suodio sobre nuestros odos. Recuerdo que nos gritaba.

    Qu mierda hacen acostados ustedes!Oye, son las tres de la maana, deja a los nios

    tranquilos le deca mi vieja, mientras l le daba unmanotazo que la lanzaba lejos de donde estaba.

    Levntense, mierdas, que tiene muchas cosas porhacer!

    Y yo que vena soando los lugares que l me habahecho conocer. Yo que me imaginaba Venecia, Roma, ElCairo, Florencia, Pars, me imaginaba Atenas, meimaginaba desnudo nadando en chocolate suizo. Meimaginaba hijo y padre. Me imaginaba entero. Pero elgrito era casi una orden. Las camas en el aire. Todo undesastre. Era todo un caos. El viejo estaba transformado

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    Saavedra

    en un tornado que con sus aspas destroza todo locaminado. Las maderas, el techo, el piso, la mesa,nuestras camas, nuestros odos, nuestras cabezas,nuestros malditos sueos.

    Esa fue la primera de esas noches. La primera de tantasnoches iguales. La noche en que la guerra comenz. Lanoche de la restauracin. Tambin fue la ltima nocheque so con Roma, con Venecia, con Florencia, conPars. Fue la ltima vez que me so nadando en unapiscina de chocolate suizo porque nunca estuve ah,porque nunca estar ah.

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    El vaco inminente

    Atraves el pasillo. Estaba oscuro. Haba cuerpostirados por todos lados. Tratar de evitarlos era lo forzoso.Y entre el esfuerzo, entre todo el esfuerzo, mi pie fue adar con su rostro. Fue inevitable. El suelo y el cielocrujieron en una mueca sorda. No tengo la certeza dehaberla visto, pero al segundo transcurrido ya estaba depie junto a m. Yo slo senta su respiracin jadeante juntoa mi boca, pero tambin la sent en mi odo izquierdo yen el derecho, y la sent detrs de las otras que senta, yen ese pasillo tan oscuro como la misma muerte, loscadveres se fueron poniendo de pie. Uno a unoinmensos cadveres tomaban nueva forma bpeda,tomaban su posicin casi original en ese espacio ajenopara m, de donde ya no se poda huir.

    Todo por un movimiento en falso.La vida suele sugerirnos falsas ideas acerca de falsas

    ideas. Falsos movimientos como falsos mirlos abriendofalsas cerraduras, y yo no necesitaba una falsa huda,necesitaba la certeza, lo cierto, la real huda de aquel

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    Saavedra

    lugar donde no deba estar. Y todo en un segundo. Lospasos, el sigilo, el puntapi, los rostros en sombras, larespiracin de los muertos. Qu haca yo ah? Elrecuerdo era falso, las imgenes de mi infancia, elsegundo minuto despus de una hora detenida en eltiempo. Una chica queriendo cobrar, y yo, casifalsamente congelado en el falso piso.Con un falsomovimiento rpidamente falso me deshice falsamentede su querer asirme. Sent un roce en mi espalda.Imagin que era falso, y avanc un paso. La chica seguaah. Un par de brazos huesos calcinados me tomaron porla espalda. Otros por el costado izquierdo y el derecho.Los chicos ya no estaban. Dios se habra ocultado tambin.Las ratas huyendo despavoridas del incendio que loconsuma todo. Los rboles, el mar, mi cabeza. Los tigresy Borges. Ya estaba todo desecho.Aquellas manos queme sofocaban se hacan ms grandes mientras seguaescuchando el canto de los mirlos. Todo esto esmaravilloso, pens. La chica se arroj sobre m y estabadesnuda. Sent su culo desnudo en mis manos, su lenguaspera y seca en mi boca. Un dibujo en la sien como unsol arrebatando crteres lunares. Y me sent cadver. Ellado opuesto del espejo. El mundo bajo la pupila sedientade un cuervo extinto. La historia falsa de un paso en falso,y el falso nombre de todos los que haba dejado y mehaban dejado; un da en el que todos miran haca laesquina de la habitacin dejando su cabeza en blanco parapoder olvidar. La imaginacin dispersa en un par de

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    El vaco inminente

    rostros simtricos sosteniendo el tiempo en ese segundoinacabado.S. Desnudo en la habitacin desnuda cogiendoun cadver. Penetrando con todas mis fuerzas todas susformas, esa carne muerta, acabando dentro de ella,amndola, oh s, amndola.

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    Saavedra

    Hay algo en el aire. Se quiebra y me cubre. Hay algoen todo esto que nunca dir. Hay algo en todo esto, algoas como mira los barcos en la baha, los ascensores, lasescaleras. Y siento las moscas millones y las hormigasbillones, las cucarachas, los buitres alimentarse de micuerpo somnoliento. Nadie espera a que muera. Nadie.Pierdo cada batalla que se libra a mi alrededor. Pierdocada batalla y quedo en el campo.

    Qu es lo que esperas de todo esto?Me dices todo esto porque crees que no me

    comprendoY?... Te comprendes, sabes lo que haces?Nadie sabe lo que hace, nia. Lo supuse hoy cuando

    el tiempo se detuvo y dorm. Lo supuse hoy y tambinayer, lo reconozco. Lo supuse cuando te o rer tras lapuerta. Espero lo entiendas.

    Tienes un cigarrillo?T no fumas.Deseo hacer lo que nunca hice.

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    El vaco inminente

    mame entonces!El asedio de los pjaros siniestros. El alud y la cortina

    de humo. Escucho a David saliendo de la botella y escuchosus gritos que son tus/mis gritos. Me supongo niotambin, detenido en el tiempo, escapando del ail detus odos. Escapando silencioso. Huir como uncondenado. Intentar lo que no podr.

    Creo que debes or ms y escuchar menos.No creo nada.Me creeras si te dijera que en mi bolsillo izquierdo

    tengo chocolates para ti?Perdname.No tengo nada que perdonar, slo a m. Bailamos?

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    Saavedra

    Me qued sentado ah, al borde del precipicio,abrazado al flaco Genuman. Estaba tan borracho queno se poda mover. Slo temblaba de fro, o miedo, nolo s. Oamos sonidos de violines que venan desde elacantilado y olamos el olor de la muerte que nosrondaba. Es propio del hombre equivocarse. Yo tambinhe vivido en Arcadia!Me recuerdo de algunos segundosinstantes de mi niez. Para siempre marcado, marcadoen la sien los gritos del viejo; pedradas exclusivas delretoo otoo rebao discorde.

    Te costara mucho llegar alguna vez ms tempranoque tarde? le dije a Eleonor mientras ella frunci elceo.La marea subiendo y llenando nuestros tobillos deexcusas. El reloj ya marc la hora de nuestra llegadaporque partimos tarde hacia la aurora. Slo hay que verloen la cara de los circulantes. Esos ciudadanos mrbidos,aejos, vilipendiados por la vejez de la ciudad.

    Esta vista es impresionante le dije al flacoGenuman, todava en shock. El olor a tierra mojada, el

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    El vaco inminente

    pasto, la dureza de las rocas, todo, todo se conjugabahermosamente para nuestros ojos casi extintos.

    S que los accidentes existen y persisten, son comopequeas ramificaciones que te hacen pensar en lavolubilidad de la sangre y en su coagulacin a 10-32; elmuro de la ignorancia plantado en nuestras narices y lainsignificancia del tiempo aplastado por diez segundos ydiez minutos de espera.

    Sabes lo que son diez minutos de espera para unpoeta? Yo tampoco lo s, pero creo que debe ser unaeternidad.

    Y si ests al borde de la muerte, por qu no esperara que pase un poco de agua bajo el puente?

    Me imagino en treinta aos ms, esperndote comocasi siempre. Y ya te lo he dicho tantas veces, qu sontreinta aos para un poeta-nio mimado diezmado enun reloj infinito de horas muertas?Y cae, cae, cae elltimo grano, se extingue la ltima llama, y yo, sentadoen el sptimo peldao que tu tanto amas. Esto esimpropio de un rey.

    Ms temprano que tarde. Ms temprano que tarde,cuando el ltimo visitante haga su ingreso a la hora delt a tomar la ltima taza de t, y de vuelta al reloj, amigo,que habr ms tiempo para perderlo, para romper loscristales de esto que nos amarra. Tiempo. Slo tiempopara perderlo y salir inclumes de esta bandada decuervos que con sus garras nos degellan. Slo bastaesperar, flaco, a que todo pase. La luna est ms arriba

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    Saavedra

    que nunca, te gustara tocar la luna con la punta de tunariz, tenerla frente a ti y luego besarla, nada ms?

    Por qu me dices todo esto, imbcil? me dijoel flaco, reaccionando.

    Si ella est ah debemos alcanzarla, y la nica formade hacerlo es llegando all, all abajo donde prometisteque llegaramos juntos.

    Yo no prometo.S lo hiciste me tom del brazo y trat de

    levantarse.Ven, vamos, lleguemos hasta all,

    transformmonos en aire, lo voltil de un canto desirenas. Ven, vamos, ellas nos estarn esperando. Ellassern nuestras mujeres fieles. Nos amarn, s, y os darnotra vida ms deseable que sta.

    Flaco, ests loco, de qu me hablas, que huevadaes sta?

    Vamos, arrjate conmigo a los brazos de esasesposas que nos esperan! Ven, arrjate conmigo!

    Cllate! le grit, y le di un golpe tan fuerte enla nariz que cay de espaldas.

    Qu te crees, maricn? me dijo el flaco desdeel suelo, donde siempre estuvo. Qu te crees,maricn?, crees estar convencido de algo tanto comopara querer convencer a los dems de que daras la vidapor ello, y luego vienes con toda esta mariconada? Tecrees dios, dime, te crees dios?

    El flaco estaba aireado. Con una mano se cubra lanariz ensangrentada, y con la otra volva a tomarme del

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    El vaco inminente

    brazo. Deseaba llevarme a un lugar, se lugar donde yoya no deseaba ir.

    Trat de desasirme de l bruscamente, y quedamoslos dos, de pie frente al acantilado.

    El viento que vena de abajo con fuertes revolucionesnos tentaba a caer.

    Respndeme, maricn! me dijo. Quin tecrees?

    Tranquilzate y hablemos.Nos miramos. El efecto del alcohol se haba ido

    rpidamente y ya estbamos casi sobrios.El flaco setranquiliz.

    Te duele? le pregunt.Menos me dolera all abajo me respondi.Mi hermano hace unos aos baj y encontr a un

    tipo tirado de bruces en la playa. All abajo. S. All abajo.Luego supimos que era un pescador que trat de bajar amariscar, o algo as, pero de noche. No s qu le habrpasado. Lo que s se es que llevaba como una semanaperdido. Todos lo buscaron. Lo encontraron luego quedimos aviso a la polica, obviamente muerto.

    Me ests hueveando? me pregunt el flaco.No, te estoy hablando en serio.Y por eso se te ocurri la brillante idea del suicidio

    aqu?Llevaba mucho tiempo pensndolo. Lamento

    haberte metido en todo esto.No... est bien.

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    Saavedra

    Esa vez que baj mi hermano le dije,demoraron mucho en subir, era un nio, sabes?

    Est bien. Y ahora, cmo ests? me pregunt,ahora mucho ms tranquilo.

    Bien, y t?Mejor.Por qu no subimos? le dije. Ya llevamos

    demasiado tiempo aqu, los chicos deben estarpreocupados.

    S me respondi, creo que es lo mejor.Miramos cerro arriba. El mundo volva a ser tan

    odioso como antes.

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    El vaco inminente

    Es martes, cuatro de la tarde. Los viejos se fueron yay no vuelven hasta maana. Perfecto. Ya no estar el viejomaldito que ni siquiera es tu padre pero que tienesque hacer como que es, que te pincha las pelotas apualadas. El mismo que te deja sin ver tele por haberdejado encendida la luz del jardn y te hace escribir milveces no debo dejar encendida la luz del patio... Hijode puta... se llama jardn!

    Los viejos de fueron ya. Toda una tarde y una noche,solos con mi hermano.

    Comenzamos por sacar la de cuero del closet de lavieja que estaba bajo llave, pero que nosotros hbilmenteabramos con un desatornillador. Luego, a la calle. Yoera los alemanes y l, los argentinos. Final del mundialde ftbol. Y a penales! Nada ms emocionante.

    No nos quedaba otra. ramos tan malos para la pelotaque nadie jugaba con nosotros a menos que la pelotafuera de nosotros. Pero estbamos ah. El silencio erasepulcral. Ni una mosca volaba en el estadio. Los lmites

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    Saavedra

    de la portera eran el espacio que haba entre la puerta yel portn de la reja. Hasta los vendedores de helados,los peloteros, los camilleros, los auxiliares, los de lataquilla, los porteros, todos observando aquelladefinicin.

    Pitazo. Y goooooooool de Argentna.Uno - cero.Ahora vena el turno de los alemanes. Callados. Todos

    en silencio.Y en ese momento crucial para la historia de la

    humanidad pelotera hace su aparicin l. El maldito tipode la empresa sanitaria.

    Luego de cortar y llevarse el medidor, asumimosnuestra realidad.

    Mi hermano dijo:Oye, cabezn si este tipo se llev el medidor,

    significa que no hay agua mi hermano ya era un genioen ese entonces. Los viejos andan en el sur... Notenemos plata para pagar... Si el viejo se entera de esto,nos mata, estamos fritos.Mi hermano tena razn entodo, menos en que no haba agua. El tipo de la sanitarianos dej la llave principal abierta. Y esto me dio pie parapensar:

    Existe una distancia de veinte centmetros entre lallave principal y la conexin al interior. Slo hay queencontrar la forma de suplantar el medidor. Como sea!Despus la vieja arregla todo con un poco de plata. De

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    El vaco inminente

    seguro el viejo llega cansado a darse un bao de aguafresca, y si no hay... ya dijiste... estamos fritosle dije.

    Nos pusimos a trabajar pensando en qu podamosaadir a la maldita conexin. Fueron largas horas. Hastaque se me ocurri:

    Una manguera, poh, huen.Y ah estaba. Reluciente. Toda de azul. Maravillosa.

    Era de esas mangueras duras que se usan para losreguladores de gas. Asunto solucionado. Todo arreglado.Pero estbamos demasiado cansados, exhaustos, dira yo.Ya era casi de noche. Volva a ser todo perfecto. Comer,ver televisin... y a dormir.

    Es mircoles. Seis de la maana. La voz del vecinollamando a mi hermano... Flacoooo!.. Flacooooo!...Salimos los dos. Flacoooo... parece que se les queduna llave abierta... Tienen la media cag...

    Y ya no haba cancha. Ya no habla estadio. No habafinal. El barrio entero inundado. Ya no haba vida.

    Estbamos muertos...

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    Saavedra

    Claro que no fui honesto en un principio. Nunca se eshonesto con las mujeres bellas. Nunca se es honesto connadie. Ni siquiera con tu madre a punto de morir Deseguro nos vemos maana, vieja!, le dije al besar sufrente helada y sudorosa. Luego cerr la puerta y memarch a meditar para convencerme lo ms prontoposible que la vieja se iba.Nunca se es honesto con nadie.Ni siquiera con uno mismo.La pupila se abre ms quecomo es costumbre. Aumenta tu ritmo cardaco. Un frorecorre tu respalda. Todos te observan. Ya ests en losojos de todos. Y Eleonor pidindote una explicacin:

    Eres un maldito hijo de puta.Hey, chica, slo lo hice porque te amo.Cerr las puertas. Cerr los libros, las fotografas,

    los recuerdos. Todo. Todo qued atrs. Todo qued enun rincn al que slo puedes acceder a ratos, sobre laspiedras, cuando te las arrojan por montn. Todos meapuntan y no quiero que seas una ms.

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    El vaco inminente

    En este caf todos visten corbata y en sus solapas tienenescrita la palabra ganador. Me siento en una mesa queda a la ventana y pienso: la ciudad an est durmiendo ylo importante de todo lo importante que puedes ver yvivir no lo ests viendo ni viviendo porque siempre estsoando. Tambin el hecho de estar tanto tiempodespierto quiz te hace pensar que todos tienen razn yque quiz la ciudad tiene razn; no hay nada importanteque ver ni que vivir.Unos leen el peridico. Otros rencnicamente. Los unos soban sus billeteras y muestran susbilletes y sus tarjetas de crdito y sus chequeras a los otros.Los unos, en los peridicos, abren la pgina financiera yobservan los malditos indicadores econmicos, extraenplumas y mquinas calculadoras que an no terminan depagar y sonren al darse cuenta que el pas se va al hoyo,pero que se va sin ellos. Ellos tienen en sus solapas escritala palabra ganador.Los meseros no tienen solapa y nosonren. Creo que ellos saben la verdad. Los otrosobservan a los unos sonriendo y piensan que estn

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    Saavedra

    hablando el mismo idioma. Los otros no necesitan leer elperidico para seguir riendo cnicamente. Pienso, dndeestn los artistas? Seguramente durmiendo la resaca. Noveo ninguno por ac. Eso significa que no soy uno de ellosy eso me parece bien. Tampoco estoy riendo ni sonriendocnicamente. Eso tambin significa que no soy ni de losunos ni de los otros. Eso me parece mejor an. La envidiade querer ser como alguien creo que corroe a todos estostipos de billeteras abultadas y trabajos bien pagados.Esposas hermosas e hijos ilustrados. Sonrisas blancas y uasbien recortadas. Las solapas. Las solapas me recuerdanque no debo estar ac. Que mis uas son largas y sucias.Que no deben interesarme los ndices y cmo va el malditopas. Que nadie es amigable cuando est bien. Que cmomierda voy a pagar mi caf si no tengo ni cobre y que portodo esto me van a hechar a patadas.

    Me traes otro caf, por favor?Con galletas?Mmm... s, me gustan las galletas. S, con galletas.La envidia de querer ser como alguien creo que corroe

    a todos, incluso a Eleonor. Ella est siempre mirando laciudad, esperando a que despierte sin ella, esperando quetodos hagan todo por ella y se contenta slo con decir:eso debera ser mo. Nada msLas solapas. No deseo sercomo ellos. Veo a los unos, a los otros. Pienso en Eleonor.No me reconozco aqu. Los meseros dueos de la verdad.En la calle veo a mi madre pasar. Me sonre. Bebo miltimo sorbo de caf.La rotonda para volver a lanormalidad est a la vuelta de la esquina.

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    El vaco inminente

    Eres un hipcrita me grit en la cara, mientrasse pona cada vez ms rabiosa.

    T eres la hipcrita le dije a Eleonor Sabes?Todo esto me parece una estupidez, una reverendaestupidez. S que tienes algo que decirme, pero quiz nopuedes, nunca has podido y por eso las excusas.

    Qu excusas? me pregunt.Eso de buscar en los libros, en los cuadernos, para

    rerse y buscar excusas para decir est bien, te bajasaqu?. Pero yo no me bajo, estoy alerta. Hay una ciertainmortalidad en las palabras que me hacen estar siemprealerta. Estar siempre ah, donde la concavidad de loshechos los hace absurdos, una vuelta de pgina en un danublado, una corrida de toros en Pamplona, la que noconozco, tres zetas en la vejiga, luego en los testculos yluego en la verga. Aunque tambin creo que ests alborde de la locura continu. No, ms bien creoque eres una loca rematada, me oste?

    Todo esto de la mentira me parece irreal medijo.

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    Saavedra

    Qu es lo que te parece irreal, chica? Todo es unamentira, una gran mentira. Tus ganas de amar, la loca detu hermana, el sol cuando cae por las paredeshumedecindolo todo, todo es una gran mentira. Tufuturo, mi futuro. Sabes que cuando pensaba en ti slopensaba en ti?

    El hombre es tan estpido que necesita ocultar paraser feliz.

    Est bien me dijo.Nada est bien. Nada de lo que sucede est bien.

    Todo est en el papel, y deja de pensar un poco en ti.Acaso nunca pensaste en m?Siempre lo hice. Siempre pens en los dos, por

    eso todo esto. Quiz todo es tan fcil para ti. Las horas,dar vuelta la hoja y empezar con una en blanco, no lo s.

    Se puso de pie y se fue al bao.Eres una farsa me dijo, eres una maldita

    farsa.Me qued sentado en el suelo, pensando, aunque en

    realidad estaba en blanco, casi todo un ao en blancosembrando semillas imaginarias.

    Me puse de pie y part a buscarla. Estaba sentada y ensu rostro se reflejaba ese odio que vemos siempre en lacara de los extraos, o ms bien, en la cara de losdesconocidos.

    Qu cantamos ahora? le pregunt.Los cerdos no cantan.Al parecer yo soy uno de ellos.

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    El vaco inminente

    Qu cantamos ahora, Eleonor? Cantamos imaginatoda la gente a nuestro alrededor, ellos son felices y poreso los amo, los amo, los amo?. Pero te digo, estoycontigo, y sin ti pierdo mi boleto de entrada al infierno.Y pagu caro por l. Muy caro.

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    Saavedra

    Es cosa de jugar un poco con lo que suceder y nadiesabe ms acerca de eso que nosotros mismos. Loshombres le temen a la circunstancia y al duelo. Le temena enfrentarse a s mismos. Le temen al reflejo en el espejo.Le temen a la alucinacin constante de la realidad, altemer mismo y al tiempo.

    Vivir con el vrtigo de la cada. Vivir con laincertidumbre de la verdad. Vivir con la certeza de queno hay verdad ms fiel que la que no existe. Esa es miverdad. Un desastre ldico consciente de la irrealidad.

    Los rboles, las flores, la pacificacin del alma propiay la ajena. Estar en los ojos de todos no es gratificante.Te hace perder el sueo de la tranquilidad que soaste.Pero es lo que deseo: una tranquilidad de funeral dondeno haya nada que reflexionar. Donde el espacio entre elt, el yo y el ellos se transforme en un rompecabezasque nadie ya podr armar.

    Los libros, el ajedrez, el paseo por las calles desoladasde los cerros de Valparaso, el fro, el sueo, las voces de

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    El vaco inminente

    los extraos, la angustia de la espera, lo que no suceder,el bao en las rocas, los pies descalzos, la poesa en unrincn, el viaje en silencio, Santiago de Chile, el ancla yla herida. No deseas volar. Caminar el sendero hacia elacantilado, el humo constante. Todo es parte del juego.El recuerdo tambin, aunque considralo un accidente.La historia que dej palpitando como un rebao. Y yaest todo claro.La mano en el hombro, la hipocresa delhombre. El minuto en que todos se alejan de ti sinpedrselo.Ser un vagabundo.

    Pero nadie ama a los vagabundos.Quiz ya no espero que me amen. Slo deseo esto,

    y todo lo dems.

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    Saavedra

    Si esto comenzara nuevamente,, alcanzaramos lossilencios que deseamos, las voces no dichas? Nosmanejaramos hacia el olvido como lo hicimos? Porquet fuiste la que nunca renunci a echar pie atrs. Dehecho, lo hiciste mi martirio.

    Si esto comenzara nuevamente, creo que hubiese sidomenos cauto. Hubiese sido ms estpido y me hubieseretirado a tiempo para no sufrir la derrota.

    Deb ser ms fro a la hora de verla. Menos pasin,menos arena tras el cristal. Recordar que a la hora del tlas araas esperan las migajas que puedes dejar caer, oviceversa. Que las botellas amalgamadas son simplescirios en las capillas domesticadas por cien perros.Recordar que el paraguas est abierto y es un da de solcomo cualquier otro.

    Todos reunidos en un maldito da de camping dondete ves la cara en un riachuelo que pasa bajo tus pies. Y noes tu imagen precisamente lo que ves; es la gran imagende dios desnudo para ti, slo para ti. Y aunque dios te

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    El vaco inminente

    sonra, creo que es demasiado para ser creble.Demasiado para besarte los pies. Demasiado para huirentre las piedras. Demasiado para que t no seas dios.

    Al recorrer el da soleado (las agujas me penetran lasien, el iris, el cuello), me doy cuenta que voy por sobretodas las cosas, sobre ti. El incendio de hoy en la maanarecuerda que no lo recordar. Y esto no significa quepuedes burlarte y salir de compras con todo este infierno.Ni que irs al cielo porque eres una reputa santa.

    Si esto comenzara nuevamente. Si esto comenzaranuevamente. La idea me da vueltas. Si esto comenzaranuevamente no volvera a jugar con el cuento del hroe.No volvera a lanzarme en picada a diez mil pies de alturasobre un mar de agujas y a nadar con la corriente acuestas bajo el hielo antrtico. No volvera a jugar connadie.

    Digo esto porque nunca hice todo esto. As es queevidentemente no volvera a pensar en jugar con elcuento del hroe, ni volvera a pensar en lanzarme enpicada a diez mil pies de altura sobre un ficticio mar deagujas, ni pensara en nadar con la corriente a cuestasbajo el hielo antrtico. Slo sera un simple y perfectomortal tratando de recibir lo que creo merecer;mordeduras de hormigas sobre la lengua salada, cajascon comida histricamente merecida por esclavosmacedonios, sobresalientes das bajo el amparo delimperio genocida maestro o bajo la mirada de unpapagayo inmortal. Todo para ser ms miserable an.

  • 53

    Saavedra

    Si esto comenzara nuevamente (cae en la cuenta deque no comenzar nuevamente), te devolvera loszapatos de tu hermana. A ella quiz no le objetes nada y,por lo dems, siempre quise devolvrselos. Quiz fueeso de tener lo que nunca tuve. No s si te tuve.Dejmoslo en que no te tuve, aunque sigas diciendo locontrario. Aunque todos digan lo contrario. Aunquetodos patrocinen tu vuelta (eso tambin lo pongo enduda). Pongo todo en duda. Pongo en duda lo de tumadre. Lo de mi madre. Lo de tus das, me escuchastebien?, lo de tus das.

    Si nos vamos con esas, mejor es que calles y escucheslo que tengo que decirte.

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    El vaco inminente

    Creo que en este ltimo ao ha cambiado mucho.Ya no se le ve rondar los espacios pblicos, ya no mira alos ojos, ya no dice la verdad.

    Que poco me conoce esta gente, pens, mientrassegua escuchando tras la puerta. Esto de sercompletamente invisible a los ojos de todos te da unainmensa sensacin de libertad, esa de or lo que la gentepiensa realmente de ti. La libertad en estos casos dejade ser una utopa.

    Esto de los poemas y los libros, y los poetas y loslibros lo absorbe cada da ms. Incluso se ha descuidado.Parece un loco.

    Loco yo?, qu se han credo stas? seguescuchando.

    Su madre lo dej acabado.Su madre, su madre, mi madre.Toda una familia de lunticos turbios. Recuerdas

    el ltimo cumpleaos del Jere, cuando nos conocimos?S, en ese tiempo yo an estaba con mi mujer.

  • 55

    Saavedra

    Recuerdo que me gustaste.Mmm, s, yo tambin lo recuerdo. An no naca tu

    hijo.Se oy un beso. Tras la puerta slo se poda or. En

    ese tiempo yo an estaba con mi mujer. En ese tiempoyo an estaba con mi mujer. Esa voz me era familiar.Encend un cigarrillo.

    Esas voces hablaban de m con cierta familiaridad.Todo lo que est haciendo lo hace porque se est

    alejando de la realidad. Es un cobarde, aunque aparenteser un dios. De hecho, su madre tambin estaba medioenferma.

    Otra vez con lo de mi madre. De ella hablaban conms familiaridad que de m.

    En ese tiempo yo an estaba con mi mujer.La historia me segua encarando y segua

    encaramndose en mis hombros. La libertad de ser unoyente invisible me entregaba encarnizadamente a losbrazos de la verdad. Flores para sanar lo incurable.

    El imperio devastado y en el suelo. Las ruinas de ladecadencia del hombre no eran ms que una oscuridadsilenciosa donde el menor movimiento sera como ungrito o un aullido que delatara mi prisin.Las voces sehacan ms clidas, ms rabiosas, ms lamentables, mscomprensibles, ms ebrias porque estaban ebrios, msde congoja, ms rabiosas. Ms rabiosas. Me desnudabancon sus lenguas mordaces, con sus dientes afilados porel odio que pueden sentir los fantasmas que te odian.

  • 56

    El vaco inminente

    En ese tiempo yo an estaba con mi mujer,recuerdo que me gustaste, el sonido del beso y elabrazo. Tres voces y el abrazo.

    El tipo hablaba de mi comportamiento intempestivo,inopinado, extemporneo, alucinante, fantasmagrico,irresponsable, insensato, improcedente, inadecuado,indecoroso. Las chicas hablaban de mi vida con Eleonorcomo si todo esto fuese mi vida con Eleonor. Estabanalejndose de la comprensin racional y llegando al bordede la incomprensin irracional, algo as como la justicia.Estaban siendo evidentemente justos ms o menos comoellos queran. El problema de todo es que la justicia estlejos de toda razn y ellos estaban siendo justospasendose vestidos por completo en la avenida dondetodos deban desnudarse. Esa avenida donde yo ya mepaseaba casi desnudo. En ese momento te preguntasnuevamente por qu todos te apuntan con el dedo y tedicen hasta cundo sigues con todo esto?

    Esta familia de locos.La vieja, el flaco, yo?Esta familia de locos. Me arrepiento del da que

    entr a esta familia de locos.La libertad supuesta ya no era la libertad supuesta. Ya

    haba odo todo lo que necesitaba or en ese claustro.Esta familia de locos, la vieja, Eleonor, el flaco, yo.

    Esta familia de locos, yo y la muerte de la vieja.Ahoranecesitaba respuestas. Las preguntas al alcance de lamano.

  • 57

    Saavedra

    Abr la puerta. Se quedaron todos en silencio. Lostres callados. Fue como ver un fantasma, una aparicinespectral, ectoplasma fundido con el humo de loscigarrillos.

    Qu tan locos crees que estamos? le pregunta una de las chicas, mi ex mujer, mientras me diriga conaire displicente a buscar una cerveza a la heladera. Nohubo respuesta. Beb la cerveza de un sorbo largo.Estaban sentados en el suelo. Camin hacia el sof.

    Tienen un cigarrillo? les pregunt al sentarme.S me dijo el tipo, un poco dudoso.Lo recib, lo encend.Ya estaba casi todo bien.Mir a los ojos de cada uno de ellos.Qu tan locos crees que estamos? pregunt

    nuevamente. No hubo respuesta. Ya no la deseaba. Laotra chica me mir y me dijo:

    No me gusta ese aire de jbilo en tu rostro.J-a-q-u-e le dije lentamente.Ests loco me respondi.No le dije, encendiendo la brasa de mi

    cigarrillo. No estoy loco. Soy un dios.

  • 58

    El vaco inminente

    Para poder sobrevivir en esta maldita selva deincomprensiones y alucinaciones de seres egostas comoellos mismos se autoproclaman, debes aprender aesperar.

    Ser paciente.Una mirada al espejo, la misma malditamirada al espejo que me haca caminar por los bordes dela locura, por el sendero hacia el completodesconocimiento. Comenc no reconociendo los labios.Luego vino el mentn completo, los pmulos. Laspupilas se dilataron y el ceo se frunci an ms. Hastaque por fin se delat. Con su sombrero aln estaba ah,intacto frente a m. El ceremonioso presentador de todaesta farsa, de todo este circo.

    A quin esperas?A ti.Ahhh... me esperas a m. Hace mucho?No hace tanto. Creo que incluso te busqu, pero

    ya no, ahora slo te esperaba.Supongo que sabes quin soy. Supongo que sabes

    lo que viene ahora.

  • 59

    Saavedra

    Ya se me estaba acabando la paciencia.Crees que vale la pena una espera tan larga?

    me dijo.Creo que tratndose de estas cosas s. Hay un

    segundo instante en el que te posee el cansancio y elhasto. Ese es el momento que vale la pena esperar, laverdad...

    La verdad... la verdad... Me cago en tu verdad. Laverdad es que me amas. La verdad es que en tu intilcansancio, cuando ests en silencio, cuando caminas ytodas las voces se hacen sordas, caminas y te duermes ycaminas, puedes or mis pasos. Y lo haces porque son tuspropios pasos. Esa es la verdad. No creo que halla algoms intil que tu paciencia.

    Me gusta ser paciente.No me mientas, hijo de la gran puta! me grit

    enrojecido como una gran bola de fuego.Qu sabes t de la mentira?!Ms de lo que t creesEres un estpido de mierda!Ja, ja, ja. Me haces rer. Primero esto y lo otro.

    Luego lo del balcn. Recuerdas que me hablaste de lodel balcn?

    S.Despus vino tu sueo, tu maldicin, tu grito, mi

    odo. En ese momento despert tu instinto y comenzastea huir.

    Creo que todo esto no nos conduce a nada, tuspalabras son...

  • 60

    El vaco inminente

    Eres un nio...Cllate!Un nio que no espera nada. Dnde qued tu

    paciencia?Estoy tratando de recordar!Qu ests tratando de recordar?, todo lo que

    hiciste? Crees que has hecho suficiente?S, no, no lo s. Slo s que nada es justo.La lluvia a veces aparece cuando nadie la espera.

    Eso significa que entre t y yo hay un gran abismo.Tambin te podra hablar de la justicia, pero creo quesera injusto. Creo que no es un buen momento.

    Y cuando crees que ser un buen momento?Espero no saberlo. Quiz cuando tus ojos

    desaparezcan y su brillo ya no permanezca quieto en mispupilas. Cuando pienses la realidad est ms cerca delo que imagino. Si miras con detencin podrs observara todos los que te rodean, a todos los que estn o queestuvieron, da lo mismo. Puedes observar las cosas, ohs, las cosas. Supongo que no te importan, no?

    No. No me importan.Eso es lo que t crees. Eso es lo que me dices:

    reaparec desnudo, no lo s. Eso es lo que aparentas!grit. Aparentas todo como todos y recuerdas slolo que quieres recordar. Pero...

    Pero qu?...Creo que no vale la pena seguir con esto.Y qu es lo que vale la pena?

  • 61

    Saavedra

    Ten paciencia, ya lo sabrs. Otra cosa. No soy yo aquien esperas.

    Cerr los ojos, luego los abr. Pens: la realidad estms lejos de lo que imagino. Me vea cansado. Mis ojosestaban ms agrietados y enrojecidos que como eracostumbre.

    Qu ms da.An no es hora.

  • 62

    El vaco inminente

    Me parece que todo es visceral, todo estremendamente visceral, con vmitos y todo eso,cuando das un paseo por el aire, no por las nubes que yase fueron a la mierda, porque aunque suene trillada lafrase en mi boca, todo se va irremediablemente a lamierda.

    Sacar la basura todos los das, ponerse la corbata ysalir a trabajar; el tedio hecho cancin. Y te fumas la viday vas y te bebes otra cerveza y otra y otra. Miras al mdicoy le dices:Pdrete, cabrn de mierda! y suena comoun eco/ eco/ eco, todo a la inversa.

    Mierda de cabrn, pdrete!Las mquinas crearn su propio mundo. Quieres

    estar ah? Quieres dejar de sentir?Cmo fueron esos tiempos?Fueron tiempos difciles, crticos y magnficos.Nadie siente lo que no ve, hombre. Es imposible,

    sobre todo si ests bajo la mirada de un francotiradorque te apunta constantemente, y en su mira dice

  • 63

    Saavedra

    Creador de una pintura sobre metal. Y cuandorealmente lo necesitas, a ese estpido mirn, no est.Es tu enemigo, t lo sabes, pero lo amas, y cuando noest ah lo extraas. Y es extrao esto de sentir, de sentirque tu corazn se da vuelta como calcetn guacho.

    Y este tipo no recordaba.Todos decan que estaba loco, rematado, cantando que

    la mar estaba serena pero su cabeza s que estaba caliente,tan caliente que era un sol ardiendo que quemaba al solreal. Era como un agujero negro que absorba todo; luz,ojos, perros, gatos, nubes, pjaros queltehues, uno queotro mirlo, a los tipos de la esquina fumando marihuana,a la Rosa, la hija de la vecina que era una reverenda puta,los condones de los lachos de la Rosa, todo, todo estabasiendo absorbido por la cabeza de este tipo. Estabajugando a ser dios, pero realmente no estaba jugando.El tipo amaba. Amaba todo lo que tuviera a su alcance ytodo era absorbido. Todo era su patria intelectual, uncuerpo social mgico donde incluso haba cabida paraunos poemas de Anguita.

    Este tipo crey que lo estaba haciendo bien, pero paralos ojos de los dems no era as. Era un reverendo cabrnque destrua todo para s. Quera dar vida, mas la quitaba.Quera hacer rer, pero todos lloraban antes de morir ytodos se preguntaban quin mierda es este loco quenos mata?, quin es este idiota que juega a ser dios? Y seva transformando en un sol gigante que absorbe otrouniverso, y los sueos, los ojos, los das calmos de

  • 64

    El vaco inminente

    atmsferas extraas y otros planetas y ms planetas.Aunque el otro de la esquina siga bebiendo su botella deginebra de luca o fumando sus cigarrillos de contrabandobaratos y libre de impuestos. Y el tipo sigue creciendohasta que estalla en un gran bigbang y todo vuelve a sulugar. Todo exactamente tal como estaba. Todo ahesttico o en movimiento. La fuerza de gravedad vuelvea hacer su trabajo y todo es tan comn como corriente.

    Se seguir paseando (porque hasta l sigue ah) por laplayas, meando los baldes multicolores de los nios.Meando las plazas y los postes de luz. Y quiz continuaramando, quiz ms que antes. Y comenzar a matarnuevamente y nuevamente todos se preguntarn quines este tipo que nos mata? Porque nos duele, s, nosduele.

    Quin es este tipo que juega a ser dios? Quin? Yalguien se ha preguntado por qu nos mata? Alguien hapreguntado por qu mata? Alguien ha preguntado si lno se est muriendo? Alguien se ha preguntadorealmente quin es este tipo?

    Ese tipo, ese tipo soy yo. Y a m me parece que todoes visceral, todo es tremendamente visceral.

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    Saavedra

    Vuelve todo a ser parte de tu sombra. Lo descabelladode un silbido en tu odo. El pie ya cansado de los gritos ylos aullidos. Tu mano que va cambiando de lneas y deformas. La lucidez se aleja ante lo irremediable de laforma inmediata de tu corazn.

    Dos veces seis, dos veces febrero. Dos veces, cuntasveces ms? No es insoportable el tiempo si en lamadrugada huyes. Los restos del cobijo an tibios y tya ests fro. Todas las maanas huyes. Todas las maanashuyes y vuelve a ser todo parte de tu sombra.

    Huir como un fantasma de la luz.Y tambin huyes del silencio. Nadie debe ver tu

    cuerpo deformado por el tiempo, por ese tiempo queya no vale ms que una estacin de tren olvidada en eldesierto. La poesa no sirve como dedicatoria de las floresque no envas.

    Dos veces seis, dos veces febrero. De qu sirve tantahistoria, lo pasado, el remoto instante en que todo sucesoacaeci bajo nuestras pupilas excitadas?

    De qu sirve?

  • 66

    El vaco inminente

    Supongo que de nada.Supones lo que supuestamente supuse yo. Supones

    el sueo del esto, supones la piedra desdibujada en elsol.

    No supongo nada, no respondo.Ni siquiera supones el hoy. Hoy me dijiste que era

    fantstico el da en que amanece ms temprano, y lamadrugada de ayer me oste hablar en un idiomadesconocido para ti. Lo extrao de todo es que pensasteque hablaba contigo.

    No me import con quien hablabas.Esa es la respuesta, Eleonor. Esa es la maldita

    respuesta. No hay nada importante. Nada vale tanto lapena como decir no hay nada importante. Ese es tujuego y me retas a seguirlo.

    S. Dos veces seis, dos veces seis y an no entiendesnada.

    He de suponer que t entiendes algo. Ni siquieraeres tan fiel contigo misma como para decir lo querealmente sientes. A qu le temes?

    Le temo al tiempo. Le temo al fro y al tiempo. Letemo al dolor, le temo a la burla. Le temo al castigo. Yt, a qu le temes?

    Le temo al tiempo, le temo al fro. Y al tiempo. Letemo al dolor, le temo a la burla. Eso fue como un eco,Eleonor. Eso fue como un eco. Tienes mis manos, tienesmi sombra. No tienes mi razn. T eres nica. No tengasmis miedos. Si lo haces, estamos perdidos.

    T ya ests perdido.

  • 67

    Saavedra

    S lo s. Ya estoy perdido. En el tiempo, en la hora,en la arena, en el oleaje, en el ramaje, en el fango, en miidiotez, en mi insensibilidad para comprender lacorrespondencia en el aire. S que estoy perdido. Todosestamos perdidos. Todos siempre desean que seas de unaforma tal o cual, una especie de marioneta silenciosa.Te gustan las marionetas?

    Todava no me conoces.Es imposible conocerte sin sufrir una derrota. Es

    imposible conocerte si juegas al juego de las caretas y lasmarionetas y del extravo. Espera a que caiga la noche ysabrs lo que te digo.

    Todos los das cae la noche.No, mi nia, ahora eres t la que no entiende.Ya es tarde para entender.Nunca es tarde para entender el miedo. Espera a

    que caiga la noche y sabrs lo que te digo. Espera, nadams espera.

    A que caiga la ltima hoja del otoo?Crees que podra haber otro invierno?Slo conozco el invierno.Lo lamento. Y espero que no creas que te amo

    porque lo lamento. Te amo porque eres t, mi Eleonor.Yo no soy t, y ya no espero nada.Encend un cigarrillo.Otra vez estoy afuera, pens. Y los dioses no

    fuman, ni beben.

  • 68

    El vaco inminente

    El maestro de ceremonias de acerco y descorch unabotella de champn.

    Entonces todo esto es maravilloso,pens. El nicoproblema es que no hay tiempo. Tantas cosas por hacer,tanto que beber, tanto que discutir y no hay tiempo. Slouna botella de Dom Perignon de ciento setenta dlares,una mesa con muchos bocadillos, tortas, manjares, chicasque revientan sus escotes y una vista de la ciudad quecualquier inmortal deseara tener. Pero no todo es parasiempre, o sea, casi.

    La revolucin, la ciudad, el imperio nacionalista, lacordura, el placer austero, puede el placer ser austero?,el mito de Onn. La paciencia en los ojos de un simiomonstruoso. Ah, cuando el sol te inunda la cabeza consus mil y un rayos y no hay nubes supuestas bajo o sobretodo lo supuesto.

    No todo es para siempre, o sea, casi. Agujas verdes enlos pies. Nunca se puede empezar absolutamente decero. El cobertor ya no cubre y los pies helados. El froen la espalda y ya no hay cigarrillos.

  • 69

    Saavedra

    Y en ese instante todos se sientan a beber y se seducen.T los miras como quien mira a un becerro frente a lasubres de su vaca madre. Ya no hay otra opcin. Slo uninstante de segundo, uno, dos, tres, uno, dos, tres, elaire que se escapa por tu nariz, tus ojos, boca, odoizquierdo, derecho. La laringe con un pedazo de mierdaque te ahoga. No hay escapatoria. La salida est al abrirla ventana. Huyes? Te quedas? Te quedas a ver lomaravilloso de todo esto? El tenedor enterrado en tusien y la ventana abierta. Nunca se puede empezarabsolutamente de cero, y no todo es para siempre, osea, casi. El tipo equilibra las botellas, una, dos, tres,una a una como un sueo fantstico y ya no hay nada queperder, slo los ojos, un par de ojos y una ciudad muertaen invierno que slo nos recuerda los sueos queperdimos.

    Volvieron los cigarrillos. Volvi Eleonor. La ventanase cierra. El maestro de ceremonias se despide.

    Hasta maana, hombre.Hasta maana, Dios.Hasta maana, Eleonor.El problema de todo esto es lo que viene despus,

    maana, cuando la ventana se vuelva a abrir y con ella seabran todas las puertas y todas las cerraduras y todas lasllaves queden a tu disposicin. Cuando las margaritas ylos dioses quiz vomiten todo su odio sobre tu rostro yya no haya nada que hacer, o quiz empezarabsolutamente de cero, y eso significa que tu punto departida sera nuevamente el nunca.

  • 70

    El vaco inminente

    Ante todo esto prefiero salir a la calle, observar cmoel llanto de los hombres quema mis odos luego dehaberlos penetrado silenciosamente casi toda unaeternidad, y callar estrepitosamente ante la sensacinde ser un rico pobre extrao en la antesala de la mi/muerte.

    La sangre de todos se ir derramando lentamentehasta que cubra tus pies que irn manchando tus pasos ylos de todos que se van muriendo, y se van muriendo,me oyes?, se van muriendo

    Huyes?, Te quedas?Todo esto es maravilloso, piensas.Te quedas a ver lo maravilloso de todo esto?Creo que s, al menos por un rato.