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Colonia Escolar cíe Mura = A Ñ O lí)27 =~ 9 DE OCTUBRE > N i — . r - ^ .—* ~ 6 D E NOVIEMBRE CORDOBA MEMORIA DE LA EXPEDICIÓN DE OTOÑO, A CERRO MUR1AN0, verificada a expensas del Excmo. Ayuntamiento. POP el que fué director de la misma DON FELIPE LUCENA RIVAS eon un epilogo del médico de la barriada que asistió a la Colonia _ DR. D. MARIANO AGUADO ESCRIBANO IMPRENTA LA ESPAÑOLA, LIBRERIA 2 8 - CÓRDOBA

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Colonia Escolar cíe Mura = A Ñ O l í ) 2 7 = ~

9 D E O C T U B R E > N i — . r - ^ .—* ~ 6 D E N O V I E M B R E CORDOBA

MEMORIA DE LA EXPEDICIÓN DE OTOÑO, A CERRO MUR1AN0,

ver i f i cada a e x p e n s a s del E x c m o . A y u n t a m i e n t o . POP el q u e fué director de la m i s m a

D O N F E L I P E L U C E N A R I V A S eon u n epilogo del médico de la barr iada

que as i s t ió a la Colonia — _

DR. D. MARIANO AGUADO ESCRIBANO

IMPRENTA LA ESPAÑOLA, LIBRERIA 2 8 - CÓRDOBA

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MEMORIA DE LA EXPEDICIÓN

DE OTOÑO, A CERRO MURIANO

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Colonia Escolar de ftlfura O

9 D E O C T U B R E / S i—* r—v ^ - x i — i A 6 D E N O V I E M B R E C Ó R D O B A

MEMORIA DE LA EXPEDICIÓN DE OTOÑO, A CERRO MURIANO,

v e r i f i c a d a a e x p e n s a s del E x c m o . A y u n t a m i e n t o . Por el q u e f u é director de la m i s m a

D O N F E L I P E L U C E N A R I V A S c o n u n eo i logo del m é d i c o de la b a r r i a d a

que as i s t ió a la Colonia

DR. D. MARIANO AGUADO ESCRIBANO

IMPRENTA LA ESPAÑOLA, LIBRERIA 2 8 - CÓRDOBA

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Preámbu lo

«Pensar ante Dios que el prójimo es nuestro hermano, y que el pobre, el ignorante, el enfermo, el desgraciado, deben recibir, con nuestro cariño fraternal, la participación de nuestros bienes, supone una cultura espiritual y una delicadeza social poco comunes.»

(A. MANJÓN. - El Pensamiento del Ave-María).

El Ayuntamiento de Córdoba, cuidadoso del mejoramiento de la infancia cordobesa, viene, mu-chos años ha, costeando una Colonia Escolar compuesta de 30 niños y otras tantas niñas, en cada esta-ción benigna del año, cuales son Primavera y Otoño.

Es una colonia de altura que en la meseta de Cerro Muriano encuentra el más delicioso lugar y en sus pinares los benéficos influjos de un ambiente pródigamente oxigenado.

Fué en la reunión de la Junta local del 7 de Septiembre de 1927 cuando, una vez más, se encargó de la organización de esta segunda expedición en este año, al Señor Inspector-Jefe de 1Enseñan/a D. José Priego López, bajo cuya sugestión tantas empresas escolares y circunescolares se llevan a cabo.

El que tiene el placer de elevar al Excmo. Ayuntamiento esta Memoria, fué encargado de la di-rección de esta Colonia Escolar y como Maestros de la misma los noveles, pero entusiastas compañeros, Srta. Brígida del Pino Balsera y D. José Ariza Mora. Todos nuevos en esta obra, que, al ser elegidos para tal empeño, sin desconocer el trabajo y responsabilidad que contraían, lo consideraron como un puesto de honor y no dudaron en aceptarlo, poniendo a contribución toda su buena voluntad.

Habían de ser instalados los colonos, como siempre, en los ya conocidos locales que en la dicha barriada habilitó antaño para estos menesteres la «Asociación de Obreras Cordobesas>. Llevados a cabo sencillos reparos en los mismos, se pudo fijar el domingo, 9 de Octubre, para la salida de Córdoba de la expedición.

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Marcha de la Colonia

Según previo aviso en la prensa diaria, los colonos, acompañados de sus allegados, se reunieron en la Caseta que el Ayuntamiento tiene en el Paseo de la Victoria.

Estos momentos en que se acerca el de la separación de los niños de sus padres tienen su más fuerte emoción, su dulce encanto; en esta excursión que nos ocupa, por darse la coincidencia de la fes-tividad del día, estaban llenos los alrededores de la mencionada Caseta por padres, allegados y curiosos. Así, en marcha hacia la estación de Cercadilla se veía un gran cordón de personas, en cuyos gestos y dichos se manifestaban las más diversas sensaciones, convertidas en alabanzas a la autoridad municipal que tan solícitamente atiende a un sacratísimo deber.

La comitiva llega a la estación; las despedidas son interminables. Por fin, tras no pequeños es-fuerzos, ios viajeros son colocados convenientemente en un departamento reservado del correo de Al-morchón, y las albas vestimentas de las niñas y las grises de los niños dan una nota pletórica de colo-rido al ofrecerse a la vista de todos, en las ventanillas, saludando a los suyos, que en el andén quedan con mezcla de gozo, preocupación y ansiedad.

El fotógrafo (Jarcia Santos acaba de tirar unas placas y suenan unos aplausos que nos indican la llegada del alcalde accidental D. Rafael Cruz Conde, que, a la vista de los pequeños, no puede ocultar su satisfacción y se entrega por unos momentos a los niños que recrean su espíritu y acaso le resarcen de otras horas de serias preocupaciones.

Cariñoso, sencillo, despide a niños y profesores, y el que ésto escribe tuvo la fortuna de oir de sus labios esta halagadora promesa: «Si sigo de Alcalde ya tendré el gusto de subir a visitarles, pues ésta será una visita muy simpática*.

Arranca el tren y desde el departamento nos despedimos de todos; el Sr. Inspector nos envía un «adiós» muy expresivo; en él nos infunde ánimos para llevar la carga que hemos aceptado. Indudable-mente sin sus consejos siempre luminosos, sin su optimismo a nosotros trasmitido, a buen seguro que no nos hubiésemos atrevido a echar sobre nuestros hombros la responsabilidad que una tal colonia infantil lleva consigo.

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«...DESDE EL HERMOSO PINAR EN QUI- LOS NIÑOS R E P O S A N . . . »

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El v ia je

El trayecto se recorre en medio de gran contento y alborozo; el recuerdo de los padres, la na-tural tristeza de la separación, aun no se han manifestado. El paisaje que rápidamente contemplan, los túneles que se suceden, la convicción de la nueva forma de vida que para ellos comienza son bastantes a distraerles y animarles a vivísimos comentarios de las diversas sensaciones que experimentan.

Se llega a Cerro Muriano ya anochecido, esperándonos gran gentío, entre el que se destacan y nos saludan cariñosamente, el Sr. Párroco D. Acisclo Carmona, D. Manuel Baena, alcalde pedáneo, y D. Alonso Pérez, que lo es del partido de Obejo.

Correctamente formados marchan los niños a los locales de la Colonia. La realidad de la noche parece que ha anticipado en los colonos el recuerdo de que están lejos de sus familias, de que manos extrañas les cuidan. En efecto, sus serias caritas, su silencio, nos lo dicen; es éste un estado de ánimo in-definible, pero cierto.

La vida de Colonia

A las ocho, el régimen del horario que ha de gobernar los actos de la institución, se inicia. Con seriedad impropia los niños entran en el amplio comedor; la servidumbre está en su puesto, el momento es de gran recogimiento y emoción y lo aprovecha el director para dirigir unas palabras a todos: a los niños, dándoles confianza en la vida que para ellos empieza, asegurándoles que sólo han cambiado de hogar, pero que no lo han perdido; a los señores profesores y personal subalterno haciéndoles ver que la Colonia es una gran familia donde el calor de sesenta hogares, la ternura de sesenta niños de nosotros esperan (en la superación de nuestros respectivos deberes) no echar de menos el hogar propio.

La cena ha transcurrido en silencio; los niños han comido poco. Nos dirigimos al dormitorio e in-mediatamente se echa de ver la excesiva pequeñez de algunos niños elegidos; lloran por sus madres; hay que desnudarlos y acostarlos. Algunas niñas no llegan a los seis años, quizás ni a los cinco.

El que recuerden la cama que a la llegada se les adjudicó, el que se arropen bien, cuesta cierto

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rato el conseguirlo. Pero al fin se consiguió; ya duermen algunos; bien terminó el primer día ¡Loado sea Dios!» (D E L DIARIO DE LA C O L O N I A . )

El exponer minuciosamente los variadísimos actos de la vida que se desarrolla en la Colonia se-ría monótono a la par que haríamos extensísima esta Memoria. Pero como por otra parte opinamos que un trabajo de esta índole ha de recoger en sus páginas el ambiente propio de !a vida desarrollada, no he-mos encontrado mejor medio de darlo, que transcribir los párrafos más salientes del Diario, que une, a la naturalidad en la dicción, la frescura de los sucesos, apenas acabados de ocurrir y ya escritos.

Pero antes y para observar el debido orden, insertamos el Horario que rigió durante la perma-nencia en el campo y el menú correspondiente a cada día de la semana:

H o r a r i o

A las 7 y media, levantarse, oraciones y aseo.—8, desayuno.- 9, pa-seo.—11, gimnasia y canto.—12, juego.—13, almuerzo.—14, repo-so.—16, excursión.—17, gimnasia y canto. 18, regreso a la Colo-nia. De las 19 a las 20, recitaciones, lecciones ocasionales, anécdo-

tas e historias. 20, cena.—21, a dormir.

Los actos del sábado por la tarde se sustituyen por el aseo general. Los del domin-go sufren algunas modificaciones, no fundamentales, por las visitas de las familias y asistencia de la Colonia a la Santa Misa.

M e n ú

Desayuno.—Café con leche, tostada con mantequilla y pan a discreción. AImuerzo .—(Todos los días). Sopa, cocido, tocino y carne, y ensalada o fruta.

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C E N A

Lunes. — Judías blancas, pescado frito y postre variado. Martes. — Patatas con bacalao, huevos variados y galletas. Miércoles. — Arroz con chorizo, almejas y postre de carne de membrillo. Jueves. Judías moradas con patatas, tortilla y postre variado. Viernes. — Lentejas, pescado frito, y postre de carne de membrillo. Sábado. — Arroz con bacalao, huevos y postre de galletas. Domingo. — Patatas con carne y arroz con leche.

Del diario redactado por el Director

Día 10. — ...A las siete y media suena la campana; muchos niños están despiertos hace rato; se lavan y salen a la explanada del terreno de la Colonia ávidos de ver cosas, de satisfacer su natural cu-riosidad. Así, al observarlos podemos apreciar cierta quietud de forma contemplativa; miran a todos la-dos saciándose en el bello y amolio horizonte.

Como que la mayoría no están acostumbrados a ver de una vez tanto cielo; otros no habrán visto nunca tantos árboles: ¡los airosos pinos con sus verdes penachos!

Terminado el desayuno, los sefTores profesores proceden al peso y talla de los colonos, labor que se efectúa con notable minuciosidad. Por la tarde el trabajo ha terminado.

Ya tenemos dos datos importantísimos. ¡Ahora a equilibrar esos pesos y medidas! A las cinco hace la Colonia su primer paseo a los alrededores; no nos alejamos mucho, pues las

distancias a recorrer han de ir graduándose de menor a mayor, hasta el limite fijado. Desde el hermoso pinar en que estamos, los niños contemplan la vía del tren, la carretera y la bandera, que, orgullosa, on-dea allá en la casa común.

Ya de vuelta, entretenemos en el teatrito a los niños hasta la hora de la cena. Se canta, se re-citan poesías, se leen cuentos de Muñoz Pabón que hacen las delicias del infantil auditorio, y, por fin, la labor del día da término. ¡Bendito sea Dios que permitió fuese felizmente!

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Día 11. ... Los niños insensiblemente se van adaptando al programa y horario; y lo que es más risueño, que se les ve ya con las mejillas coloreadas, con un mejor aspecto general: ¡la acción bene-ficiosa se va operando!

... Todas las tardes al volver del cotidiano paseo arriamos la enseña de la Patria; mientras majes-tuosa desciende, los niños, en circulo, entonan himnos patrióticos.

Este acto encanta a los colonos y enardece el sentimiento patrio de grandes y pequeños. Día 13. — ... El horario sigue cumpliéndose fielmente; lo hemos colocado en el comedor y en los

dormitorios. Los niños son ayudados en el aseo, los chicos por los mayores y todos por las criadas. Somos celosos de que se cumplan estos fines de la Colonia: crear sanos hábitos y despertar la

cooperación del mayor al menor, del fuerte al débil. Día 14. — ... El mal tiempo iniciado continúa en aumento. Tan brusca ha sido la variación atmosférica que el termómetro ha descendido a 10.°, cuando es-

taba a 20.° el día de la llegada. Debido a esto los paseos son imposibles y retenemos a los pequeños en el Salón-Teatro; aquí les

divertimos e ilustramos con cuentos y lecciones de cosas. Ya se puede afirmar que los colonos se han compenetrado con el modo de vivir en comunidad;

el Reglamento no es una coacción para ellos, sino una necesidad de orden y buen concierto. Día 16. — ... Al ir por carretera a la Parroquia ha pasado por nuestro lado el tren carreta y mu-

chos brazos han saüdo por las ventanillas saludando a los colonos; a los saludados se les ensancha el corazón.

Con recogimiento hemos oído todos la Santa Misa; después, en la explanada que hay delante del templo, niños y familiares se han confundido, desarrollándose escenas de suma emotividad.

Felizmente ha transcurrido el dia. Los padres han presenciado las comidas, los ejercicios gimnás-ticos, y han oído cantos, quedando muy satisfechos de todo; algún que otro gemido se ha oído con mo-tivo de las despedidas, pero hemos reanudado las lecturas recreativas y, gracias a Dios, todo ha tornado a ser risueño y contento.

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Día 18. — ... Esta tarde hemos llegado a la ladera Sur de Torre-Arboles, el cerro más alto de es-tos alrededores. Desde aquí se divisa perfectamente la capital. Nos hemos dirigido a los niños y le he-mos pintado cómo Córdoba, en sus diversas épocas, ha descollado en las ciencias y en las artes, lle-gando a ser un emporio en cierta época.

El himno y un viva a la Patria chica han sido el colofón a estas breves notas históricas. Al anochecer, al arriar la bandera, parece como si las estrofas de Marquina a la Marcha Real ha-

yan adquirido mayores bríos al pasar por los labios de estos niños cordobeses, que con emoción en las pupilas han contemplado a su patria de lejos, a vista de pájaro. (Casi todo lo transcrito fué publicado el 22 de Octubre por El Defensor de Córdoba).

Día 21. — ... Los colonos se han aficionado a trazar caprichosas figuras en el piso enarenado de los patios de la casa; debido a esto, ya tenemos el suelo adornado con preciosos dibujos. Como más inspirada se ha destacado Piedad Acosta.

Día 24. — ... ¡San Rafael, custodio de Córdoba! Ascensión a Torre-Arboles. La elevación es grande; los niños ven el Guadalquivir por diez par-

tes. La vista es majestuosa. Todos cantan y se alborozan al ver las chimeneas de la Electromecánica; les asombra el apreciar cómo las Ermitas quedan mucho más bajas que ellos.

Les causa estupor la curva del ferrocarril; los trenes que atraviesan montañas. Todo, todo les deja extasiados y les hace gozar.

Día 28. — ... El redactor gráfico de La Voz, Sr. García Santos, ha llegado en el carreta para pa-sar unas horas con nosotros y hacer de los niños unas fotografías para su periódico.

Ha hecho muchas para perpetuar los diversos actos de la Colonia. Por la tarde, en los pinares, se ha ensayado el himno a Góngora y se han ejecutado movimientos

de gimnasia respiratoria. Comentarios sobre los sucesos del día distraen a los niños hasta la hora de las lecciones ocasio-

nales. Hoy la ha desarrollado D. José y ha versado sobre los cueros cordobeses. Día 30. — ... Muy de mañana, los pequeños se desperdigan por los patios; la esperanza de abra-

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zar a sus familias les ha hecho madrugar, y en sus rostros se observa la ansiedad por que llegue el tren carreta, mensajero de alegrías sin cuento para ellos.

Pero ¡ay! que no todos llegan; muchos pobrecitos sufren la doble tortura de no ver a los suyos y ver como su amiguito o amiguita encuentra unos brazos abiertos que para ellos se cierran.

A la vista de numerosas familias, los colonos desarrollan todo un programa de gimnasia educa-tiva y respiratoria. A la vez, junto con otras visitas diversas, han admirado los trabajos de jardinería de los pequeños.

Día 31.— ... Rumorease que pronto regresará la Colonia a Córdoba; con este motivo las niñas mayores han mostrado deseos de prolongar la estancia y así me lo han pedido.

Noviembre. Día 2. — ... ¡Día de los difuntos! El sol no se ha asociado a la tristeza del día; antes al contrario ha amanecido espléndido y a todo

sonríe; los colonos han desfilado para los pinares. Se activan algunos ensayos, pues se ha recibido la agradable noticia de que tal vez nos visite el Sr. Alcalde.

Por la noche, ya en el comedor, hemos hablado a nuestros niños del carácter del día; y acto se-guido, todos los habitantes de la Colonia han rezado el Santo Rosario. Y como costumbre también, muy dulce, por cierto, el postre ha consistido en las clásicas «gachas».

Día 3. — ... ¡Dos grandes noticias!: el viernes, día 4, nos visitará D. Rafael Cruz Conde, y el domingo, día 6, regresaremos a Córdoba.

Visita de las Autoridades

Día 4. — ... Desde el amanecer todo es bullicio, todo es júbilo en la gran Colonia, podríamos decir en un débil plagio. Todos están contentos, pero también todos ocupados. A las cuatro de la tarde se espera al Sr. Alcalde y al Sr. Inspector.

En las afueras los esperamos, y a su vista los niños agitan sus sombreros y dan vivas; viene tam-bién con ellos D. Fernando Barbudo, Teniente de Alcalde que entiende en el Negociado de Enseñanza.

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p * I IV

EL ALCALDE SK. CRL Z CONDE Y OTRAS AUTORIDADES» RODEADOS DE LOS COLONOS Y SI S PROFESORES

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Aquí se les unen el médico de la barriada, D. Mariano Aguado, D. Manuel Baena, nuestro alcalde, don Enrique Córdoba y otras muchas personas.

Todos, formando un conjunto simpático, entran en la Colonia. Los niños ejecutan movimientos gimnásticos, cantan y evolucionan y las dignas autoridades felicitan bondadosamente a muchachos y profesores.

El Sr. Alcalde obsequia a los colonos con dulces y caramelos y dona sesenta pesetas para tres de los de mejor comportamiento. En el acto hace entrega de diez pesetas a la niña Piedad Acosta, por su buen gusto en los dibujos del suelo.

Ya se van los visitantes; todos salen a despedirles: la afabilidad de D. Rafael Cruz Conde nos entusiasma. ¡Aquella promesa de la salida convirtióse en realidad!

Con estas emociones han cerrado los ojos los niños, quizás, algunos, más para soñar que para dormir.

Día 5. — ... Aun siendo el último día que permaneceremos aquí, otra agradable visita hemos te-nido. En el carreta han llegado treinta alumnos de la Escuela Normal, pertenecientes al 4.° año, que, di-rigidos por los profesores de dicho Centro docente D. Ramón Carreras y D. Moisés A. López, vienen en viaje de estudios a conocer el funcionamiento de una «Colonia Escolar de Altura.» Después del al-muerzo expusimos sencillamente a dichos señores alumnos qué es esta Colonia y los provechos que se han obtenido en 28 días de estancia, y ellos mismos obtuvieron pesos y medidas. AI decir de los mismos señores profesores, muy satisfechos marcharon de la visita y muy prácticas lecciones recibieron los que en un mañana bien cercano serán Maestros.

Día 6.— ... Llegó por fin la fecha del regreso. El viaje ha sido la apoteosis del gozo infantil. En la estación están las autoridades y son entregados los niños a sus familias. Algunas madres lloran de satisfacción. Demos gracias a Dios.»

Y aquí termina el Diario. Como síntesis de las últimas impresiones, insertamos el articulo que publicamos con fecha 10 de Noviembre en el diario La Voz, y, como demostración de los resultados ob-tenidos, los datos individuales a la entrada y a la salida de Cerro Muriano.

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Dice asi: 'NOTAS DE EDUCACIÓN. —Después del regreso de la Colonia Escolar

Porque una Colonia de niños es una institución de gran monta; porque a todos por igual interesa o debe interesar; porque del conocimiento de su significación y la trascendencia de sus resultados depende que sea más popular, que se adentre más en el alma del pueblo, para que su propagación sea un reflejo de los deseos de éste, es por lo que a mane-ra de últimas notas y también como impresión general del resultado obtenido en la expedición de Otoño que liemos di-rigido, escribimos estas lineas, pues, sin perjuicio de enviar al Excelentísimo Ayuntamiento adecuada Memoria en tiempo oportuno, creemos, por lo expuesto, que lo que digamos interesa a todos, y cuanto antes se diga mejor.

Sugestivas por demás son esas horas que preceden a la marcha de los colonos; la preparación de equipos, el deseo de abrazar a los padres, reflejado en los rostros, la algazara natural de los niños más pequeños, las conversaciones viví-simas de los mayores que comentan con algo de melancolía esa obligada separación de amigos con quienes se han forja-do afectos al calor de la vida familiar transcurrida; los vivas pintorescos que lanza la ingenuidad infantil; todo, todo, viene a formar un cuadro emotivo en las vísperas de disolverse ese simpático conjunto que nos ofrece una Colonia Escolar.

En la nuestra, en el atardecer del último día, no fué todo contento; hubo instantes de honda emoción y fué aquel en que una niña dejó resbalar por sus sonrosadas mejillas lágrimas de pesar, porque dejaba la Colonia. ¿Qué sentimos ante este sorprendente caso? Una gran dulzura espiritual, porque aquellas lágrimas nos decían que habíamos acertado a hacer amable la vida de los niños y porque en ellas encontrábamos el mejor lenitivo y compensación a los - sinsabores y desvelos de un mes de graves responsabilidades.

Por la noche, antes de cenar quedaba por hacer algo muy importante: había que distribuir el espléndido donativo que, para el mejor niño y la mejor niña, había hecho en su inolvidable visita nuestro digno alcalde don Rafael Cruz Con-de, visita que inició las horas de dulcedumbre sin igual para niños y mayores. La afectuosidad paternal que tuvo para los unos y las amables palabras de felicitación para los otros, invadieron el ánimo de todos de honda satisfacción.

La adjudicación de las cincuenta pesetas se efectuó del modo siguiente: elegidas tres niñas entre las que habían observado intachable conducta y de éstas las más necesitadas, y anotados sus nombres en otras tantas papeletas, el Ben-jamín de los colonos, en medio de la ansiedad infantil, sacó el nombre de la niña Pastora Sánchez; igualmente se hizo con los niños, y fué el afortunado el niño apellidado Neira.

Después, en junta de profesores, una serena revisión de los datos adquiridos a la entrada y a la salida de los co-lonos sobre su peso, talla, índices, aspecto general, etc., etc., nos puso de manifiesto lo que ya estaba en la conciencia de todos: es decir, los halagüeños resultados obtenidos en esta Colonia de Otoño, frutos que han superado a los previstos.

(•Necesitamos demostrar el aserto? Si así fuera, esa niña que llora porque no quiere abandonar la Colonia, esa co-

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misión de colonos que pide otra semana de estancia, esos cinco kilogramos de peso conseguido por la niña Concepción Mesa, ese término medio de tres kilogramos de aumento por colono, y la opinión general, por fin, creo serian más que suficientes para convencer a Iqs más incrédulos. Son verdades demostradas con datos y no con retórica.

Y como quiera que expuesto todo esto por el que ha sido director de la expedición pudiera parecer a los malicio-sos, interesado y como un alarde de inmodestia hemos de declarar que el personal técnico de esta Colonia ni ha tenido ni pretende tener una exclusiva capacidad que aseguramos posee cualquier compañero, sino que solo le ha sonreído la fortuna en el desarrollo de una pauta, perfectamente definida, dada por su jefe señor Priego López. Y no ha sido otra esa norma que el descanso intelectual y físico del niño, una bien entendida satisfacción a su interés y una ordenada li-bertad, pues infante que no es libre no goza y si no goza no se beneficia.

Agradecidos pueden estar los padres y la sociedad toda a las autoridades municipales por el bien recibido por sus hijos, que son los hijos del pueblo, y agradecidos también nosotros a aquellos que no omitieron medios y alientos para que, con fortuna, diésemos término a nuestra labor.—I*. LUCENA RIVAS.»

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Gastos de la Colonia

H\ofa detallada de los gastos de la Cilonia, que nos ha facilitado D. francisco cJ{errera, que por el ^Ayuntamiento, fué el que interoino en la parte económica.

C O N C E P T O S Pesetas Cts.

A la Sociedad de Gas y Electricidad, por dos manguitos para gasolina 2 50 A Manuel Caballero, por el servicio de automóvil que expresa 24 60 A la Empresa de f. c., portes de carbón 27 21 A D. Francisco Belmonte, por 4 arrobas de aceite 132 00 A Manuel Sierra, por arreglo de 60 equipos 60 00 A Dorotea Vega, por los jornales invertidos en la limpieza de locales 12 00 A Manuel Sanz, por arreglo de un canasto y soga 2 50 A D. Francisco Arenas, por los géneros que expresa en su factura 4 90 A Manuel Hidalgo, por tres cargas de leña 10 50 A hijo de M. Navarro, por un cordel de cáñamo 3 50 A Luis Diez, por 6 lamparillas 3 20 A D. Enrique Caraballo, por un porte de camión 30 65 A Segundo Serrano, por 17 docenas de huevos 65 45 A Manuel López, por 48 docenas de huevos 182 00 A D. Antonio Mira, por 65 meriendas 70 00 A D. Angel Avilés, por las drogas que expresa 44 00 A hijo de A. Pintado, por vino y vinagre 17 00 A D. Francisco Baena, por dos Blokc de vales y papel 5 00 A Francisco Jiménez, por verduras 38 50 Al Director de la Colonia, por sus gastos de viajes 18 45 A D. Joaquín Ordóñez, por patatas, ajos y cebollas 80 00 A Antonio Serrano, por un servicio de carruaje 6 75

S U M A Y SIGUE . . . . 8 4 0 7 1

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S U M A ANTF.RIOR . . . . 8 4 0 7 1

A Rodríguez y Lubián, por carburo y otros géneros 30 50 A D. Angel Avilés, por jabón verde 7 20 A Antonio Sánchez, por frutas 20 00 A D. Antonio Nieto, por el pescado consumido 120 00 A la Empresa de f. c., por los billetes de ida y regreso 76 20 Por dos recetas de medicina que se acompañan 5 60 A D. Enrique Córdoba, por portes de carbón 15 00 A J. Arana, por acarreo de agua 95 00 A D. Alonso Pérez, por el pan consumido 567 20 A hijos de Pascual de Miguel, por tocino y carne 040 50 A D. José Poyato, por los géneros de ultramarinos 1.104 90 Nómina de gratificación a los Sres. Profesores 525 00 Idem del personal sirviente 470 75 Por varios billetes de f. c., de Autobús, socorro para comida del personal sirviente, útiles

de limpieza y demás gastos que se detallan 54 10 Descuento del T20 °/0, timbres móviles, y sellos municipales, correspondientes a los reci-

bos números 3, 4, 30, 31, 32, 33 y libramientos de esta cuenta 4 50

T O T A L 4 . 8 7 7 > 1 6

Importa esta cuenta las figuradas, cuatro mil ochocientas setenta y siete pesetas, con diez y seis céntimos.

Idem en un día . Idem por cada niño en un día

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Notas complementarias

Ya que, por amables y reiteradas instancias, nos hemos decidido a dar a la luz pública esta me-moria, ensanchando su campo informativo, nos ha parecido ser su complemento adecuado una idea so-bre Colonias Escolares en general, aunque el desarrollo de aquélla sea con toda la concisión que el ca-rácter de este trabajo exige.

La organización de Colonias Escolares es una resultante de esa saludable inquietud latente por los problemas de la infancia. En la lucha emprendida por arrebatar al niño del empobrecimiento físico, de las garras de aires viciados en viviendas insanas que minan sus pulmones, en esa bienhechora ruta em-prendida por gobernantes conscientes, las Colonias Escolares, repito, son el camino recto y seguro; son, presuponen, la consecución del aire, sol y agua «trípode milagroso» como les ha llamado un autor.

En España, a partir del año 1887, se ha ido ascendiendo bastante en lo que a organización de Colonias respecta; el Museo Pedagógico de Madrid, el Estado, y sobre todo los Municipios de grandes ciudades, han destacado cientos de niños cada año a las playas y a la montaña, cumpliendo así su deber que está en las leyes y sobre todo en las conciencias. Pero, a pesar de todo ello, obvio será afirmar que queda mucho por hacer para llegar a la meta ansiada.

En este movimiento pro Colonias hay que reconocer que Córdoba intervino retardada, pues fué por el año 1919 cuando organizó su primera expedición. Pero, a partir de entonces, las ha llevado a cabo sin interrupción y con un celo que es galardón de las Autoridades y Asociaciones que las costearon y hermosa ejecutoria para los queridos compañeros que las dirigieron.

La principal distinción que de las Colonias conviene tener en cuenta es la de Colonias propia-mente dichas y Sanatorios Escolares. Los dos conceptos se completan, pero cada uno en su campo tiene directrices peculiares. En las Colonias, al lado de la preocupación porque aumente el peso del pequeño, ensanche su pecho y fortifique sus músculos, esta el plan educativo; es decir, que sin que el Colono tra-

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baje hay que poner en actividad todas sus facultades. D. Manuel Cossio, explica luminosamente ésto con las siguientes palabras: «que trabajen sin creer que trabajan».

Aquí no se cura nada, se previene. La vida y fin de los Sanatorios son distintos. Se cura un padecimiento infantil con un régimen

médico que es, por otra parte, quien ostenta la dirección. Así, en Oza, así en Pedrosa, Chipiona y Mal-varrosa.

Las Colonias propiamente dichas, reciben diversos nombres que no afectan a su finalidad y son solo consecuencia de la localidad donde se establecen y otras circunstancias: de vacaciones, marítimas, de altura, urbanas, etc. La que ha provocado este folleto (sin otras pretensiones que la de vulgarizar una obra de tanta trascendencia social) está dentro de las llamadas Colonias de Altura y a fe que en la sierra cordobesa está el mejor escenario para ellas.

Un punto decisivo para el éxito de estas empresas por la infancia es el de la elección de sus beneficiarios. A veces, y como todas las cosas humanas, se adultera la elección y las Colonias, natural-mente, pierden su noble carácter. A este respecto Hayac ha dicho: «Es una institución en favor de los niños débiles de las escuelas primarias: de los más pobres entre los débiles; de los más aplicados entre los pobres». Y añade la Real Orden del 15 de Febrero de 1894: «Todo lo que no responda a este princi-pio, desmoraliza las Colonias».

Para no incurrir en graves equivocaciones, la elección debe pasar por el tamiz del conocimiento del niño (selección previa del Maestro), y por el juicio técnico de los médicos.

El no poder disfrutar de los beneficios del campo y del agua ni todos los débiles ni todos los po-bres, hace que este punto sea el más delicado y el que más escrupulosidad exige.

Por creer que entra de lleno en el carácter de estas notas, se inserta a continuación la conversa-ción tenida por un redactor del diario de esta Capital, La Voz, con el autor de este trabajo y que se pu-blicó en dicho periódico el día 3 de Noviembre de 1927.

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Dice así: «UN DIA EN CERRO MURIANO. Hablando con el Director de la Colonia Escolar

Amablemente invitados por el director de la Colonia de Otoño el maestro nacional don Felipe Lucena Rivas, he-mos pasado un día encantador en la barriada de Cerro Muriano. Las agradables impresiones experimentadas en esas ho-ras convividas con los colonos serán imborrables para nosotros.

Las bellezas de aquellos parajes en estos días de Otoño, la situación privilegiada de la meseta en que está encla-vado este poblado, son harto suficientes para embelesar y recrear el ánimo; pero si a todo ello se une el encanto, la su-gerente emoción de contemplar la vida familiar de unos niños deficientes que allí reúne una acción municipal magnífica-mente entendida, entonces el placer y la admiración suben de punto.

De los actos presenciados en estas agradables horas hemos obtenido unas «fotos» que damos en nuestra portada. Y además, a nuestras instancias, el director nos ha hecho unas declaraciones que por creerlas de sumo interés ofrecemos a nuestros lectores.

¿....?—Ante todo un fin preventivo. Los niños que aquí vienen precisan del aire puro del campo, por su insuficien-cia física: y ya ve que este balsámico de los pinos es el aire ideal. Pero conste que digo preventivo y 110 curativo, pues dicho se está que para esto último no podrían venir por la vida de comunidad que hacen los colonos.

¿....?— ¡Ah, no! El fin educativo no es el menos importante. La obligada sujeción a unas normas de orden y buen concierto, a un reglamento fijo, aunque con la debida flexibilidad; la práctica en todas ocasiones de actos de piedad, ha-ce que los pequeños adquieran buenos hábitos, y si a esto añadimos que todos los momentos oportunos los aprovecha-mos para estimular el auxilio mutuo, vea cómo la más sana moral puede deducirse de esta modalidad de vida.

¿....?—Mire, en el aspecto sanitario, estos pinares son verdaderamente prodigiosos; niña ha habido que a los diez días de estancia ha aumentado su peso en dos kilogramos y crecido unos milímetros; hay que tocar estas cosas de cerca para comprender hasta qué punto es precisa una colonia permanente.

Diga en su popular diario que es una lástima que se desaprovechen estos medios que nos ofrece una naturaleza pródiga en aires salutíferos, en tanto qué los pobres niños malogran en ciernes una vida que destroza el aire viciado de una vivienda insana.

¿...?—¡Oh! eso si. Nuestro Cabildo municipal hace mucho; las varias expediciones que aquí envía al año pregonan a los cuatro vientos que el Concejo de Córdoba ha sabido recoger los anhelos de nuestros días de mejorar la raza por la infancia.

Pero esto no basta; ya le he dicho que la Colonia de Altura debiera ser casi permanente. Para ello bastaría que las asociaciones de todo orden y aun la iniciativa privada, siguiesen el ejemplo de nuestro Ayuntamiento.

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¿...?—Desayuno, almuerzo y cena, nada de comidas intermedias. La ración, abundante y sana, permite suprimir la llamada merienda, que no reportaría beneficio. El cocido para el almuerzo es diario y solo varía la cena; vea el menú de hoy viernes: Lentejas, pescado frito y postre de carne de membrillo.

Las observaciones que hacemos nos dan curiosos datos; hay niños que ya comen hasta con fruición lo que al prin-cipio no le agradaba gran cosa. A partir del tercer día de vida de campo hay que aumentar el pedido de pan en diez ki-logramos. Esto creo que no precisa de comentarios.

¿...?—No señor; ninguna lección impuesta. Solo unos metódicos ejercicios respiratorios y unas explicaciones ocasionales, pero en tanto en cuanto concurran al fin que la Colonia se propone.

Es decir, que el colono goza de libertad (claro que bien entendido el vocablo) y su actividad es cuidadosamente encauzada y aprovechada. Esto de la actividad es un postulado de la Pedagogía moderna, y por otra parte las «Comuni-dades escolares libres» que tan en boga se están poniendo en Alemania, deben ser a lo que yo presumo algo asi como esta clase de vida que usted está presenciando; pero huyendo nosotros, desde luego, de nombres ni rigorismos científicos.

¿...?—Si, señor; don José Priego López es mente y brazo en estas obras de mejoramiento del niño. Su ardua labor como inspector de escuelas y como hombre de estudio que de vez en vez da a la estampa notables selecciones, siempre con miras a la escuela, todavía le deja tiempo para ocuparse de la organización de Colonias Escolares.

Esta actividad, tan notablemente empleada, no puede dejar de tener el beneplácito y admiración de las sanas conciencias.

Le digo todo esto porque es obligado al hablar de la Colonia, pero crea que lo hago con cierta timidez, porque me expongo al enojo de mi jefe, cuya modestia y deseos de no exhibición son proverbiales.

La inmediata dirección de los colonos la tienen mis compañeros la señorita Brígida del Pino y don José Ariza Mora. Tal es su actuación, que con ellos se puede ser director sin temor al fracaso. No olvide usted esto, pues es de justicia. Y conste que, como puede apreciar, la labor de los que solo el bienestar de los pequeños deseamos, es inten-sa; aquí gozan los colonos, pero los que a su gozo han de contribuir solo preocupaciones de todo orden pueden tener.

¿...?—No, por Dios, basta. Le agradecería de todo corazón hiciese constar el profundo reconocimiento que tienen estos niños colonos hacia el Ayuntamiento, en su presidente don Rafael Cruz Conde, que con su esplendidez les permite gozar un mes, en estas alturas, de toda clase de comodidades.»

E n v í o

A los gobernantes, asociaciones y regidores de ciudades populosas, se dirige este trabajo, para que por amor al niño eviten la lacra social, la degeneración de la raza, que supone dejar al niño enfer-mizo del pueblo en manos de su propia suerte, y le saquen al campo, a la playa, al Sanatorio.

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r V I

Aa

SEÑORES L'ROEESORES DE LA COLONIA I a

I ) . FELIPE LUCENA, DIRECTOR, SRTA. D . BRÍGIDA DEL PINO BALSERA, Y D. J O S É ARIZA MORA

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DATOS I N D I V I D U A L E S A LA ENTRADA

N.° P e s o en K g m s . Talla Tronco

de orden

Nombre del Co lono Edad de orden

Nombre del Co lono Edad E S D E S D E S t

1 Elisa Lara Pilures. 5 18 112 20 1 1|2 1'040 m. 1*070 30 mm 570 »n rn 590 m m 20» 2 Rosario García Ruiz. 5 18 1|2 20 1 1|2 1'100 - 1*115 - 15 - 685 - 690 - 5 3 Ascensión López Flores. 6 19 20 1|2 1 1|2 r i 2 0 - 1*120 - 0 - 600 - 680 - 20 ¡ 4 Angela Garrido Aumente. 6 18 1|2 19 1|2 r i 2 5 - 1*135 - 10 - 590 - 610 - 20 ¡ 5 Josefa Manzano. i 18 1|2 20 1 1(2 1*150 - 1*150 - 0 - 610 - 620 -6 Carmen Cantera. 6 19 1|2 22 2 1|2 r i s o - 1*160 - 10 - 610 - C>k) - 30 1 7 Francisca Márquez. 7 18 1|2 21 2 1|2 1*170 - 1*200 - 10 - 620 - 620 - 0 8 Purificación Alcaide. 8 18 112 20 1 1|2 1*200 - 1*200 - 0 - 620 - 650 - 30 9 Enriqueta Navarro. 9 18 1|2 21 1 1|2 1'200 - 1*210 - 10 - 600 - 640 - 40

10 Carmen Páez. 12 18 23 5 1*240 - 1*250 - 10 - 650 - 660 - 10 11 Matilde Sánchez Onieva. 11 22 23 1 1*250 - 1*260 - 10 - 670 - 680 - 10 12 Pastora Fernández. 9 23 25 2 1*270 - 1*270 • 0 - 670 - («0 - 10 13 Isabel Aguilar Piculla. 10 23 1|2 24 1|2 1 1-285 - 1*290 - 5 - 670 - 680 - 10 14 Concepción Palacios. 9 24 24 1|2 1|2 1*270 - 1*300 - 10 - 665 - 680 - 15 15 Antonia García Pintor. 9 24 1|2 27 1(2 3 1*290 - 1*290 - 0 - 660 - 670 - 10 16 Anita Muñoz Perales. 12 22 1|2 26 \\2 3 1*290 - 1*290 - 0 - 660 - 670 - 10 1 17 Mercedes Cano Junquito. 10 22 25 3 1*300 - 1*300 - 0 - 680 - («0 - 10 i 18 Antonia Mora. 11 27 1|2 29 1 1|2 1*300 - 1*310 - 10 - 670 - 670 - 0 19 Rafaela Taguas.

Francisca Carmona. 11 27 112 29 1(2 2 1*320 - 1432() - 0 - 720 - 730 - 10

20 Rafaela Taguas. Francisca Carmona. 11 25 27 1|2 2 112 1*325 - 1*330 - 5 - 700 - 710 - 10

21 Rafaela Pérez Joviales. 11 26 1|2 29 1|2 3 1*350 - 1*350 - 0 - 720 - 720 - o 1 22 Luisa Anguita. 11 27 1|2 29 112 2 1*370 - 1*380 - 10 - 720 • 730 - 10 23 Anita Ramírez. 11 27 29 2 1*390 - 1*395 - 5 - 720 • 720 - 0 24 María Sánchez Sánchez. 9 29 31 9 ** 1*390 - 1*400 - 10 - 720 - 720 - 0 1

25 Piedad Acosta Muñoz. 12 29 30 1(2 1 1|2 1*410 - 1*420 - 10 - 745 - 750 - 5 :í 26 Rafaela Librán Madero. 13 31 1(2 35 3 1|2 1*440 - 1*450 - 10 - 740 - 750 - 10

27 Pastora Sánchez. 12 33 1|2 38 5 112 1*450 - 1*465 - 15 - 760 - 780 - 20 8

28 Encarnación García-Sotoca. 13 32 1|2 33 1|2 1 1|2 1*460 - 1*460 - 0 - 745 - 750 - 5 29 Concepción Mesa Tienda. 14 35 1|2 41 5 1|2 1*605 - 1*620 - 15 - 800 - 820 - 20

Nota de las abreviaturas: E, Entrada.—S, Salida.—D, Diferencia.

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IDA DE: CERRO MURIA N O

Perímetro Axilar

600 m\m 5 8 0 (XX) 600 600 5 7 0 5 7 0 5 6 0 600 600 600 620 620 6 7 0 620 680 600 680 7 0 0 660 620 6 7 0 6 3 0 660 6 5 0 7 5 0 7 0 0 7 3 0 7 5 0

600 m

620 620 6 2 5 6 1 5 600 600 610 600 6 5 0 620 6 4 0 6 7 0 680 ( Í 5 0 7 0 0 6 4 0 680 7 1 0 6 7 0 6 4 0 680 6 4 0 6 7 0 6 7 0 7 6 0 7 3 0 7 4 0 7 8 0

in 0 RO'M 4 0 20 2 5 15 3 0 3 0 5 0

0 5 0 20 20 5 0 10 3 0 20 4 0 0

10 10 20 10 10 10 20 10 3 0 10 3 0

Perímetro Mamilar

6 1 5 M

5 8 5 5 9 0 5 8 0 620 600 5 8 0 600 600 5 9 0 5 9 0 6 : JO 6 3 0 680 820 6 4 0 6 1 0 6ÍX) 6 5 0 620 6(X) 680 600 680 660 800 7 0 0 7 0 0 7(30

m 620 m m 640 600 5 9 0 6 3 0 620 610 620 610 610 6 3 0 6 5 0 6 9 0 6 8 5 6 7 0 6 7 0 C 4 " 7 0 0 7 0 0 660 6 5 0 6 9 0 620 m 7 0 0 820 780 74" 7 9 0

5 NI 5 5 10 10 10 20 3 0 2 0 10 2 0 4 0 2 0 6 0

5 5 0 3 0 3 0 10 5 0 4 0 5 0 10 20 10 4 0 20 80 4 0 3 0

m

índice Somático

5 4 * 8 62 2 5 8 * 9 5 2 * 4 5 3 5 3 5 2 ' 1 5 1 ' 6

5 0 5 2 ' 4 45*6 5 2 7 522 51*5 51*1 5141 5 2 3 r>ri 537 52*8 52*3 52*5 52*5 51*5 52'8 51*3 52*4 5 1 4 9 2

55*1 6 3 * 5 6 0 7 5 3 7 5 3 * 9 5 4 ' 3 5 3 * 1 5 4 ' 1 5 7 6 5 2 * 8 5 3 * 9 53T> 5 2 * 7 5 2 * 3 5 1 * 9 5 2 3 5 2 * 5 5 1 * 1 5 4 * 2 5 3 * 3 5 3 * 3 5 2 * 9 5 2 * 7 5 1 * 5 5 2 * 8 5 1 * 7 5 3 * 2 5 1 * 3 5 0 * 6

0 * 3 1*3 1*8 1*3 0 * 9 1*3 1 2 * 5 7 * 6 0 * 4 7 * 3 0 * 8 0 * 5 0*8 0 * 8 1*2 0 2 0*0 <)T, 0 * 5 1 0 * 4 0*2 0*0 0*0 0 * 4 0*8 <>'3 1*4

Segmento Antropométrico

173 163 1 6 9 160 156 165 151 i:>" 150 145 180 181 179 LS4 186 1 7 " 169 200 2 0 4 182 1 9 2 197 194 210 206 2 1 5 228 226 218

186 175 1 7 8 168 173 1N9 175 166 173 184 183 196 18(5 186 209 2 1 3 192 221 219 2 0 3 2 1 4 210 208 221 2 1 4 2 4 1 260 226 2 3 5

13 12

9 8

17 2 4 2 4 16 2 3 3 9

3 15

7

2 3 4 3 2 3 21 15 21 22 13 14 11

8 26 32 00 17

Observaciones

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D A T O S I N D I V I D U A L E S A L_ A E N T R A D A

N.° de

orden Nombre del Colono Edad

Peso en Kgms. N.° de

orden Nombre del Colono Edad

E S D E

1 Horacio Valderrania Fernández. 7 18 20 2 1*060 "i. 2 Juan Díaz Díaz. 7 16 18 112 2 1|2 1 070 -3 Manuel Tejederas Ruiz. 7 20 112 23 1|2 o 1*135 -4 Alfonso Lastres Criado. 8 20 1|2 23 T 1|2 1*155 -5 José Montilla Ruiz. 8 23 26 3 1*160 -6 Manuel Castro Ruiz. 8 21 1|2 22 1|2 1*165 -7 Antonio Pirula Rojas. 8 20 2 Í 1 1*170 -8 Manuel Jiménez Jiménez. 8 24 1 [2 26 112 2 1*180 -9 Antonio Mediavilla Gómez. 7 20 1(2 21 1|2 1 1*185 -

10 Andrés Valenzuela Cuerva. 8 20 112 23 2 1|2 1*190 -11 Fernando Mangas Cabrera. 9 22 112 25 2 1|2 1*210 -12 Antonio Cruz Gallardo. 10 22 112 25 o 1|2 1*210 -13 Antonio Polaina Mesa. 9 23 25 2 1*215 -14 Antonio Fuente Rosales. 9 22 24 1|2 o 1|2 1*215 -15 Santiago Calles Rubio. 10 22 24 2 1*215 -16 Manuel Najas Martínez. 10 22 1|2 25 112 3 1*220 -17 Antonio Pérez Gómez. 11 21 28 7 1*250 -18 Enrique Jiménez Ruiz. 10 23 26 3 1*250 -19 Emilio de Dios Muriana. 9 2~> 27 2

1|2 1*250 -

20 Ramón Blasco Jiménez. 9 24 112 2(5 1 1|2 1*255 -21 José Melgarejo Montilla. 11 25 1|2 28 2 1|2 1*260 -22 Antonio Rivera Anaya. 9 27 1|2 30 2 1|2 1*260 -23 Francisco Moril la Sánchez. 26 1|2 27 112 1*265 -24 Rafael Casado Fernández. 10 24 1|2 27 2 112 1*280 -25 Fernando Santiago Serrano. 11 2(5 27 í 1*295 -26 Francisco Cazalla Galán. 12 '_>."> 28 2 1*295 -27 José Ruiz Méira. 13 30 1|2 32 l|2 2 1*330 -28 Enrique Rodríguez García. 10 29 1|2 32 2 1|2 1*320 -29 José Jiménez González. 13 27 1|2 29 1 H2 1*325 -

Talla

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Nota de las abreviaturas: E, Entrada.—S, Salida.—D, Diferencia.

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V A L A S A L I D A D E l C E R R O M U R I A N O

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CONSIDERACIONES HIGIÉNICO-SANITARIAS SOBRE LAS COLONIAS ESCOLARES DE CERRO MURIANO

CZ3

Fines de las Colonias Escolares

Las Colonias Escolares no tienen otra finalidad que el mejoramiento de la salud de aquellos niños débiles y en aptitud morbosa, con miras altamente pedagógicas.

Es evidente, que los niños sanos, robustos, sin taras patológicas, bien nutridos y que viven en un medio social higiénico, presentan una mayor eficiencia tanto intelectual como física. Por el mismo mo-tivo son más accesibles a las ideas morales y éticas. Es por esto también, que la Pedagogía moderna ha de estar basada fundamentalmente sobre la Biología al tener como punto de vista céntrico de todo méto-do educativo, el cultivo de la vitalidad y de la salud primigenias del niño como fuentes perennes de toda actividad noblemente humana.

Las Colonias Escolares cumplen también un fin social de gran importancia en la lucha contra las enfermedades consuntivas y degenerativas tal como la tuberculosis, escrofulismo, depauperación y mise-ria fisiológica, hasta el punto, que una de las organizaciones de vanguardia en la lucha antituberculosa, habrán de ser necesariamente las Colonias Escolares, pero no con el carácter de temporales que hoy día tienen—que hacen que el niño pierda lo ganado en el tiempo de permanencia en la Colonia al volver otra vez a colocarle en las mismas condiciones antihigiénicas que determinaron su atraso orgánico—sino con el carácter de permanentes, para que el niño pueda estar en la Colonia todo el tiempo necesario para su completa formación físico-intelectual.

Las Colonias Escolares al trasladar a los niños al mar o la montaña, a pleno aire, en intimo con-

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tacto con la Naturaleza y libres de la tortura de las horas de encerramiento en las escuelas que, por muy higiénicas y modernas que sean, siempre son insuficientes—y de aquí su futura transformación en escue-las al aire libre coloca al niño en el medio natural y fisiológico adecuado al deservolvimiento de sus energías, en la edad que el organismo infantil más necesita de libertad, de aire, sol y alimentación nutri-tiva y reparadora para su crecimiento y desarrollo.

La organización de las Colonias Escolares habrá de comprender, pues, todas las necesidades de la vida del niño, desde los locales destinados a refectorio y dormitorios hasta el vestido, la alimentación, el ejercicio y aquellas otras prácticas complementarias que la higiene moderna considera como indispen-sables en la educación integral de la infancia, como son los baños de sol y de aire y las aplicaciones hi-droterápicas metódicamente individualizadas con arreglo a condiciones de edad, sexo, estación y tempe-ramento de cada niño.

Es decir, que una Colonia Escolar deberá ser organizada en condiciones de obtener el máximo ren-dimiento mediante la utilización de cuantos medios de vigorización tenga a su alcance y, tratándose de una Colonia en el campo, obvio es comprender que posee cuantos le son necesarios. Lo importante será saber aprovechar dichos medios. El cómo aprovechar estos es el objeto de las presentes consideraciones que a modo de epílogo acompañan a la memoria que de la última Colonia de Cerro Muriano ha hecho su activo y culto director D. Felipe Lucena, competente maestro de dicha barriada. Dichas consideraciones son el fruto de impresiones cambiadas con dicho señor en mis frecuentes visitas a la referida Colonia en mi actuación como médico asimismo de esta barriada. Ellas tienen además el carácter de generalidad y de concisión propios de un trabajo de esta naturaleza y que no tiene otras pretensiones que el de apor-tar ideas que juzgamos de utilidad para el futuro engrandecimiento de las Colonias Sanitarias de Cerro Muriano.

Cerro Muriano, estación sanitaria de primer orden

El poseer Córdoba su sierra magnifica, es tener a mano un sitio ideal para los fines de Colonias Escolares. La sierra puede considerarse como el pulmón de la ciudad, pero es sobre todo, Cerro Muriano,

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por su máxima altura (de 600 a 700 metros: altura médica) por la pureza de su ambiente, por su aisla-miento de los aires viciados de la ciudad, gracias al macizo montañoso escalonado que culmina en Torre Arboles—soberbio punto panorámico por su vegetación espléndida y especialmente por su riqueza en pi-nos, (1) por estar situado en una de las principales arterias de comunicación de la provincia (carretera Almadén ferrocarril Cercadilla-Belmez) y a 15 kilómetros de la capital, hacen de este paraje e! sitio por excelencia para la instalación en el mismo de aquellas instituciones de carácter sanitario tal como la que nos ocupa, sanatorio antituberculoso, colonias sanitarias antituberculosas, etc.

I Ioy día, que el pueblo de Córdoba ha entrado en el ritmo acelerado de las ciudades modernas y progresivas, no debe faltar en el plan de su futuro engrandecimiento la obra más perfecta y acabada de su organización higiénica y sanitaria, puesto que lo que mas acusa el grado de civilidad y de cultura de un pueblo es, mas que su desenvolvimiento industrial y comercial, la manera de resolver sus problemas sanitarios y entre estos el de la salud de los niños, porque hacer niños fuertes y sanos, es preparar ge-neraciones sanas y vigorosas para el porvenir.

Condiciones que deben reunir los locales destinados a Colonias Escolares

Como el objeto de las Colonias Escolares es tener a los niños el mayor tiempo posible al aire li-bre, no se precisan instalaciones costosas y complicadas. Basta, si, que reúnan las máximas condiciones de sencillez y de salubridad. Un pabellón destinado a refectorio con ventanales, de tal dimensión que dé la menor sensación de interior, y sí la de estar en el campo, rodeado de jardín. Otro pabellón con dos plantas para la separación de sexos, con la necesaria cubicación y orientados francamente al mediodía, y también con ámplios huecos de iluminación y ventilación. El pabellón destinado a dormitorios, deberá tener además un ancho corredor o terraza cubierta, donde los niños puedan estar en los días lluviosos

(1) Al llegar a este punto no podemos menos de lamentar y de protestar de la tala sistemática que se está haciendo de estos árboles, y que si no se remedia, terminará por dar al traste con uno de los principales valores (higiénicos y es-téticos) que hacen de Cerro Muriano uno de los sitios más sanos y pintorescos de Andalucía.

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sin dejar de beneficiarse del aire libre, y donde pudieran tomar sus baños de sol, aquellos niños que, por prescripción médica, tuvieran que tomarlos inmovilizados. Dichos pabellones deberán estar rodeados de árboles (pinos, eucaliptos, acacias) pero a suficiente distancia del edificio para que no den sombra en invierno aquellos de hoja perenne. Tendrán también las indispensables instalaciones de baños y duchas con agua caliente y fría, retretes de sifón, pequeño sistema de alcantarillado, etc.

Los pabellones actualmente destinados a las Colonias Escolares de Cerro Muriano, donados ge-nerosamente por distinguidas personalidades, sin llegar a reunir todas las condiciones deseables, ya que no fueron construidos para tales fines y sí aprovechadas lo mejor posible las que ya tenían, cumplen modestamente su objeto presente. Cabria hacer en los mismos algunas reformas, especialmente en los destinados a dormitorios, ampliando su cubicación, dotarlos de techo raso y de ventanas de cristalería. Esto seria una mejora de importancia y dentro de las posibilidades presentes, mientras llegue el día en que pueda contarse con un edificio ad hoc, que es a lo que hay que aspirar.

Alimentación de los niños de las Colonias Escolares

En la alimentación de los niños de toda Colonia Escolar, deben tenerse muy en cuenta las mo-dernas ideas sobre alimentación. Esto quiere decir que debe ser lo más sana posible, y lo más ajustada posible a bases rigurosamente científicas. Nosotros, en nuestras frecuentes visitas a la Colonia, hemos podido comprobar deficiencias técnicas en la elección de los alimentos que componen los menús diarios hechos a base de legumbres secas (garbanzos, lentejas), patatas, arroz, tocino, chorizo, pan blanco. Entre los inconvenientes que presentan dichos menús, los mas principales son: el llevar una excesiva cantidad de albúmina o proteina (1) y el de ser a base de alimentos cocinados y esterilizados, (leche

(1) El sabio fisiólogo Chittenden, tiene demostrado por medio de irreprochables trabajos que, cubiertas las necesi-dades energéticas del organismo con cantidades apropiadas de grasas e hidratos de carbono, puede mantenerse un so-berbio estado de salud y fuerza física e intelectual, con aportes de albúmina no superiores a 45 gramos. (Martínez Neoot)

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eondensada) y por tanto pobres en sales minerales, y en factores tan indispensables y precisos en la ali-mentación del niño, como son las vitaminas y diastasas.

Dicha alimentación no reúne por lo tanto aquellas condiciones que integran lo que debe enten-derse por alimento normal o fisiológico del niño, entendiendo por tal la suma de elementos nutritivos necesarios para asegurar el entretenimiento fisiológico y el desarrollo normal y progresivo del organis-mo infantil. Dichos elementos nutritivos se clasifican de la siguiente manera:

1.° Materiales reparadores o plásticos, también llamados azoados o albuminoidcos, entre los cuales están los huevos, la leche, cereales (centeno, trigo, cebada, arroz, maiz, avena y los productos alimen-ticios que con ellos se preparan, sobre todo el pan moreno), carnes, pescados y legumbres secas.

2.° Materiales combustibles (hidrocarbonados y grasas) destinados a producir calor y trabajo muscu-lar. Entre los primeros están los cereales ya mencionados, feculentos (patata, castañas) verduras y fru-tas. Los segundos, o sea las grasas, están representados por el aceite, manteca y frutos oleaginosos (nueces, almendras, aceitunas, avellanas, etc.)

3.° Materiales minerales (fósforo, sales de calcio, magnesia, hierro, etc.) que se hallan abundante-mente en las frutas, verduras y cereales enteros.

4.° Energías vitalizadas en forma de fermentos, diastasas vivas y vitaminas. Estos principios se encuentran repartidos en las distintas categorías de alimentos, pero, muy especialmente en los cereales completos (pan moreno, integral), en las frutas, ensaladas crudas; y

5.° En desechos no utilizables, pero necesarios para asegurar el peristaltismo intestinal. Estos de-sechos están representados por la celulosa o parte leñosa de los vegetales.

Los trabajos de patología experimental, así como la observación clínica, han demostrado que es indispensable un mínimum de cada una de esta categoría de materiales y del que no se puede prescindir sin que padezca seriamente la salud del individuo; y tan cierto es esto, que bien podemos afirmar que la inmensa mayoría de las enfermedades que padece el hombre moderno no tienen otro origen que sus fal-tas alimenticias. La cocina moderna con su refinamiento y su desnaturalización de los alimentos, es el mayor enemigo de la salud del hombre de nuestros días. De aquí se deduce lo importante que tiene que

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ser para la salud y el desariollo del niño la institución de un régimen alimenticio adecuado. Sobre este punto es triste decirlo, existe un desconocimiento muy manifiesto y extendido entre los médicos, la ma-yoría partidarios sistemáticos de la sobrealimentación a base de albúmina animal. No digamos nada en-tre los profanos. Estos siempre tienen la falsa opinión de que solo la albúmina animal proporciona fuer-za y sangre, y consecuentes con este error, creen que el alimento ideal es la carne, la leche y los huevos. Estas ideas causan desastres en la salud de las gentes. Ya hemos visto por una nota anterior que la can-tidad de albúmina que se necesita para mantener un buen estado de salud es extraordinariamente peque-ña. Aquí añadiremos además que esa cantidad puede estar constituida en gran parte por albúminas vege-tales. El resto puede muy bien obtenerse de la leche y los huevos, sin recurrir a la carne. La carne es un mediocre alimento y tiene el inconveniente, para el niño, que es muy pobre en sales minerales, está des-provista de vitaminas y es demasiado excitante para el delicado sistema nervioso infantil.

«El aumento excesivo de albúmina no hace mayor el crecimiento; y en cambio, el consumo de energía del cuerpo para el trabajo aumentado de la nutrición, significa una carga mayor de la normal en el trabajo total del organismo.» (Rabner)

Alimentos extraordinariamente más importantes para el niño—y para muchos adultos—son los ce-reales y las frutas. En los primeros se contienen todas las sustancias nutritivas de que tiene necesidad el hombre: albúmina y glucosa, algo de grasa y abundante cantidad de las más importantes sales mine-rales y vitaminas. Las frutas poseen a su vez, además de las sales minerales y las vitaminas, una rique-za extraordinaria en azúcar, fuente principal de energía (valor alimenticio de combustión), con la enor-me ventaja sobre el azúcar industrial—alimento químico muerto, desnaturalizado y muy perjudicial a po-co que del mismo se abuse—de que aquel es un alimento vitalizado por la energía solar y asociado al protoplasma de las células vegetales, que le hace perfectamente asimilable, y que aún su abuso no oca-siona trastornos ni inconvenientes como el azúcar comercial.

De lo expuesto, se deduce que en la alimentación délos niños deben figurar en primera línea los cereales y los productos alimenticios con ellos preparados y entre éstos y sobre todos, el pan.

Ahora bien, no es lo mismo para los efectos de la nutrición que se empleen los granos cereales

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con su cutícula (salvado) o sin ella. A este respecto, nosotros, no podemos menos de confesarnos deci-didamente partidarios del pan moreno o integral en la alimentación de los niños en general y muy en es-pecial en los de las Colonias Escolares. Entre otras razones por las siguientes:

1 .a Porque el pan moreno e integral es un alimento completo por contener todos los materiales nu-tritivos que integran el alimento normal (materias azoadas, hidrocarbonados, una sustancia grasa muy ri-ca en vitaminas de tipo liposoluble, vitamina E. (Ewans), sales minerales y diastasas). Esto le hace el alimento plástico y de trabajo por excelencia; y

2."' Porque al ser un alimento completo simplifica enormemente los regímenes de alimentación de las personas sanas, lo cual, tiene un lado económico no despreciable.

En efecto; es asi que un kilo de trigo contiene 17 gramos de sales minerales y 8 gramos de ácido fosfórico, mientras que un kilo de harina groseramente cernida no contiene mas que 5 gramos, 50 de sa-les minerales y 2 gramos, 50 de ácido fosfórico. La diferencia, pues, está en el salvado.

La harina de primera, con la que se fabrica el tan preciado pan blanco, obtenida por moltura-ción en los modernos cilindros de acero, está desprovista casi por completo de dichos elementos nutriti-vos. Su riqueza principal y casi exclusiva está representada por el almidón, material calorífico el menos interesante para la vida orgánica y carece en cambio de gluten, sales minerales, diastasas y vitaminas, elementos los más preciosos para el entretenimiento de las funciones tróficas y vitales del ser humano.

Como comprobación de lo expuesto, podemos citar los estudios y observaciones hechos por la Comisión de Alimentación de la Sociedad Francesa de Biología. (1) «No hay que confundir, dice, el sal-vado, residuo industrial de la molinería, que tiene siempre un valor nutritivo apreciable para el hombre, con la envoltura, elemento anatómico del trigo que no se obtiene jamás prácticamente al estado puro.... El salvado que se destina al engorde de animales y que representa un 85 por 100 del grano de trigo, contiene todavía una proporción de materias nutritivas necesarias para el hombre.»

Y el Profesor Dr. Trumpp, de Munich, dice lo siguiente en un libro que lleva por titulo «La crianza

(1) Problémes scientifiques d' olimcníation cu France pendant la guerre. (Pages 15, 16 ct 18). Masson, ediíeur, 1919.

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del niño pequeño», traducido al castellano por el Dr. Enrique Suñer Ordóñez, catedrático de Enfermeda-des de la Infancia de la Facultad de Medicina cfe Madrid: «La sustitución de la harina integral de nues-tros antepasados, por la harina que se suponía más perfecta de la última época, por esta pérdida del va-lor nutritivo de nuestro principal alimento, fué un gran daño. Se añadió a esto que el tiempo de cocción se abrevió mucho, por lo cual el aprovechamiento y utilización del pan resultaron muy disminuidos. Mientras que el pan bien cocido de los buenos tiempos antiguos, de corteza oscura y dura requería vi-gorosa masticación, que por el oportuno cansancio de los músculos masticadores evitaba la ingestión de pan con exceso, que favorecía el desarrollo de las mandíbulas y de los dientes, y que, por la abundante salivación que determinaba, favorecía la digestión; el pan blanco, en cambio, mal cocido, de cortezas finas, blanducho, inconsistente, se deglute sin trabajo en gran cantidad. Por esto han sido influenciadas desfavorablemente la digestión y la nutrición, directa e indirectamente. Indirectamente, porque los dien-tes padecen: por una parte, por la insuficiente masticación; por otra, por la falta de sales, especialmente de sales de cal, en el pan modernista; y en tercer lugar por la viscosidad del pan blando, por la que se pega a los dientes y se queda entre ellos, favoreciendo su pronta destrucción.»

Con lo dicho queda demostrado suficientemente la importancia que el pan moreno e integral tie-nen en la alimentación humana, importancia que llega a su grado máximo cuando de la alimentación de los niños se trata. De aquí la necesidad que en los colegios, hospicios, Colonias Escolares y cuantas instituciones existen para proteger la vida y la salud del niño, tomen carta de naturaleza estas ideas, imponiéndose en consecuencia el pan integral o moreno, como alimento básico de los regímenes de ali-mentación seguidos en dichas instituciones. Esto seria dar un paso de gran importancia en la higiene in-fantil. Lo contrario, o sea dejar impasibles que la infancia siga alimentándose con el nocivo pan blanco, constituye, a juicio nuestro, un delito sanitario que es preciso evitar.

Como resumen de todo cuanto llevamos dicho sobre alimentación de las Colonias, diremos lo siguiente:

En el régimen de alimentación de las Colonias Escolares, se deberá dar un mínimum de carnes, pescados y legumbres secas. En los niños menores de seis años, deberá prescindirse por completo de

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dichos alimentos. Los alimentos muy fuertes, difíciles de metabolizar o demasiado excitantes, son per-judiciales para toda clase de niños, como son los embutidos, conservas, las frutas acidas y poco madu-ras, las legumbres acidas, especias, bebidas fermentadas, café, azúcar en exceso, vinagre, etc.

Se dará preferencia en el régimen alimenticio de las Colonias Escolares, a los alimentos ligeros, como son en primer término las frutas dulces y jugosas, cereales (harinas y copos variados- de avena principalmente—tortas de harina integral de aceite o manteca, postres de cocina hechos con dicha hari-na, huevo y miel, y sobre todo, el pan moreno); los feculentos (patatas, pastas alimenticias, arroz, maca-rrones, guisantes, judías verdes) legumbres (alcachofas, espinacas, zanahorias, coles, calabaza), ensala-das crudas en los niños mayores y cocidas en los pequeños; leche y sus derivados (queso, manteca), huevos, miel, compotas de fruta. Como bebida, el agua pura, que es la bebida natural por excelencia; el café malte, el té muy ligero. Las lentejas también deben ser aconsejadas como buen alimento azoado pero a dosis moderadas.

El número de comidas deberá de ser tres en el día (desayuno, almuerzo y comida). En los meses de verano, con sus días largos, puede añadirse una ligera merienda.

La composición de cada una de las comidas será lo más sencilla posible sin mas que procurar que en la misma entren en proporción conveniente los diversos materiales de una alimentación completa (azoados, hidrocarbonados, grasas, sales minerales, diastasas).

Ejemplos de menús completos: Fruta fresca y jugosa. Pan integral con mantequilla. (Tipo desayuno). Otro: Ensalada cruda verde condimentada con aceite, poca sal y unas gotas de limón en susti-

tución del vinagre. Tortilla de huevo y patatas. Fruta oleaginosa (nueces, etc.) Pan moreno. Otro: Fruta fresca. Lentejas con patatas. Queso. Pan moreno (poco en esta comida por entrar

ya otros feculentos y azoados). Asi podrían multiplicarse los ejemplos. Se procurará empezar cada comida con un alimento crudo (frutas, ensaladas) y terminarla con

otro diastasado o azucarado (queso, miel, pan de colmena, un poco de chocolate crudo).

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La vitalización de los alimentos tiene más importancia que su valor calorimétrico. Con esto que-remos decir que no es necesaria la dosificación matemática de la ración alimenticia con arreglo a las clá-sicas tablas del valor en calorias de los alimentos, teoría ya bastante desacreditada en la práctica. Exis-te una gama variadísima en las necesidades individuales de excitación, ^n las capacidades del metabo-lismo nutritivo, en las de adaptación a cantidades y calidades alimenticias así como también en las dife-rencias de concentración en el valor nutritivo de los alimentos de un año a otro para que, las raciones dosificadas con arreglo al cálculo de calorías, conserven siempre su valor aproximativo. Alimentación sintética, lo más sana y lo más natural posible: he aquí el ideal de la higiene alimenticia.

Siempre que puedan deberán comer los niños al aire libre, en pleno campo o jardín. El aire puro y oxigenado por una parte, y por otra la vista siempre riente y bella de la Naturaleza, son los mejores estimulantes del apetito y de las funciones digestivas.

Debe evitarse que los niños se pongan a la mesa agitados, cansados, inmediatamente después de jugar; pues, no es conveniente pasar de un trabajo orgánico a otro sin intercalar un descanso prudencial y ritmado. Quince minutos de descanso antes de las principales comidas, sentados y mejor aún comple-tamente tendidos en las sillas de extensión en completa relajación muscular, hace que se concentren las energías preparando asi el organismo para el acto importantísimo de la digestión. Un niño que se sien-ta a la mesa en fatiga evidente, es incapaz, de un buen acto digestivo. Por la misma razón no será con-veniente que los niños se dediquen a juegos violentos o de mucho ejercicio inmediatamente después de las comidas. La mejor sobremesa será la charla alegre y bulliciosa de los niños con sus risas y sus cantos.

E j e r c i c i o

No será necesario insistir mucho sobre la importancia del ejercicio en los niños. Pero al hablar de ejercicio cabe pregdntar: ¿Qué clase de ejercicio es el mejor para los niños?

Antes de los seis años de edad, el ejercicio deberá ser puramente instintivo sin mas condición de que se haga a pleno aire y a plena luz del sol.

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En parques, jardines o en el campo, al abrigo de todo peligro, los niños pequeños se les dejará en libertad de sus movimientos naturales e instintivos, que corran, salten, arrastrarse por el suelo, jugar en la arena con sus juguetes predilectos (la pelota, el cubito y la pala).

Pasados los seis años, edad reglamentaria para el ingreso de los niños en las Colonias Escolares, el ejercicio fundamental será la gimnasia respiratoria.

La fuerza vital de un sujeto depende, sobre todo, de su capacidad torácica. Un corazón fuerte-mente musculado y unos pulmones robustos, suponen una gran riqueza circulatoria, poseer una sangre abundante en glóbulos rojos, una gran resistencia a las enfermedades, un ánimo alegre y un espíritu se-reno y decidido.

El objetivo que deberá perseguir, pues, un buen método de cultura física será: no convertir a los niños en pequeños acróbatas, ni mucho menos en atletas con músculos hipertrofiados, sino en desarro-llar y regenerar sus resistencias vitales y, sobre todo, transformar aquellos seres anémicos y debilitados, que son víctimas de nuestra civilización, en muchachos fuertes, rustificados y disciplinados.

Teniendo en cuenta estas condiciones del ejercicio, nosotros no podemos menos de aconsejar, como el método ideal de cultura físíca en las Colonias Escolares, el método natural de Hebert. Este método, supera con ventaja a los otros métodos preconizados, incluso al extendido y generalizado de la gimnasia sueca de movimientos convencionales, monótonos y a veces antifisiológicos.

La principal ventaja del método de Hebert es la de colocar al niño en su medio de existencia na-tural por la exposición metódica del cuerpo a la acción del aire, del sol y del agua, y la de comprender una serie de ejercicios utilitarios que reproducen todos los que han contribuido a formar y modelar en el curso de su desarrollo filogénico, la bella arquitectura humana.

Es la misma gimnasia que practicaban los atletas de la antigüedad greco-latina; de aquí la palabra gimnástica que en griego significa «desnudo». Es la misma que practican los más hermosos ejemplares de razas humanas más o menos civilizadas.

La técnica del método de Hebert comprende una parte esencial, constituida por ocho grupos de ejercicios utilitarios e indispensables, que son: la marcha, la carrera, el salto, el trepar, el lecanta-

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miento y transporte de objetos pesados, el lanzamiento de objetos, la defensa natural (boxeo, lucha) y la natación.

Otra parte educativa y preparatoria, compuesta de movimientos elementales de tronco, de brazos, de piernas y de ejercicios respiratorios que utilizan todas las posibilidades de desplazamiento normal de las diversas articulaciones del esqueleto. Esta parte puede ser ejecutada en parte, como preparación a la serie esencial o como método habitual para sujetos débiles incapaces de practicar la parte esencial.

Por último comprende, una parte complementaria de juegos y de sport (esgrima, ciclismo, equi-tación, remar, etc.), y una parte higiénica de baños de sol, de aire y de aplicaciones hidroterápicas.

El carácter de este trabajo nos veda entrar en la descripción detallada de cada uno de estos gru-pos de ejercicios. Para ello remitimos al lector a las obras publicadas por el ilustre autor del método de su nombre, Mr. Ceorges Hebert, distinguido Oficial de Guardias Marinas de la vecina República Fran-cesa, cuyos libros deberían ser considerados como textos obligados en las escuelas. (1)

La cura atmosférica: baños de sol y de aire

Digamos unas palabras sobre los fundamentos científicos de la cura atmosférica. (2) Los baños de sol y de aire no deben ser considerados solamente como un recurso terapéutico so-

lamente aplicable en sujetos enfermos, sino que deben ser considerados como uno de los más formida-bles recursos prefilácticos de que dispone el hombre para aumentar su resistencia a las enfermedades y que deben ser incorporados en sus prácticas higiénicas habituales.

Hablemos en primer lugar de los barios de sol.

(1) G. Hébert.—Guide pratique d' éducation physique.—L' Education physique raisonnée.—L' Education phisique ou 1' Entrainement complet par la metode naturelle.—Le code de la Forcé.—Ma le^on-tipe d' entraínement (Vuibert. editeur, 63, Boulever Samt-Germain.)

(2) Estos problemas médico-higiénicos son tratados ampliamente por el autor en un libro que tiene en preparación y que lleva por titulo «Medicina natural y fisioterapia».

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La luz solar es el alimento mas sutil del ser humano. Ella es absorvida por la piel del cuerpo, ba-jo la forma de radiaciones químicas (rayos ultravioleta) y asimilándose en combinación con los materiales nutritivos del cuerpo bajo la forma de productos pigmentados.

La piel expuesta al sol adquiere un hermoso color moreno que no tiene otra significación que la puesta en reserva de la energía solar, de la misma manera que la clorofila (pigmento verde) de los ve-getales, asi como las pigmentaciones rojas y verdes de las frutas y la morena o dorada de los granos de trigo, no representa otra cosa que la condensación de esa misma energía solar. Y de la misma forma que aquellas plantas expuestas constantemente a la luz solar y que presentan una fuerte e intensa pig-mentación, son mas resistentes y acusan una mayor vitalidad, de la misma manera los niños que hacen vida al aire libre y están curtidos por el aire y el sol del campo, la playa o la montaña, son más resisten-tes a las enfermedades que aquellos otros niños que viven confinados en las ciudades, de piel blanca y clorótica y que pagan un crecido tributo a las enfermedades propias de la infancia. Urge pues pigmen-tar y enmorenecer por la luz del sol—padre fecundo de la vida terrestre—la piel de toda esa falange de niños enémicos, raquíticos y retrasados que viven en nuestras ciudades modernas como plantas marchi-tas por falta de luz y de agua. Para ello nada mejor que los baños de sol tomados durante los meses de primavera, verano y parte de otoño.

La pigmentación morena adquirida durante estos meses, representa una acumulación o reserva de energía solar de la que el niño se irá beneficiando durante los meses de invierno, gastando o degradan-do dicha energía en todo este tiempo, que el niño se verá privado de los baños de sol. De aquí que los niños que toman baños de sol en la época indicada pasan mucho mejor el invierno que aquellos otros que se ven privados de tan precioso recurso higiénico.

El baño de sol general estimula el apetito, facilita la digestión, activa el metabolismo nutritivo por el aceleramiento mayor de las combustiones intraorgánicas y de las eliminaciones mediante las radiacio-nes calóricas, químicas y vitales que el mismo proporciona.

Al aumentar la resistencia a las enfermedades por el acrecentamiento de las inmunidades natura-les se hace infinitamente superior a todos los tónicos y reconstituyentes de las farmacias.

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Sería pues lamentable que tan excelente recurso de vigorización y vitalización, como son los ba-ños de sol, no se piense ya en utilizarlo en las Colonias Escolares de Cerro Muriano y ello tanto más sensible sería, tratándose de una región, que por su altura, por su máxima radiación solar, la hacen uno de los sitios más privilegiados para el tratamiento helioterápico.

Indiquemos, ahora, las reglas más principales para tomar el baño de sol. El baño de sol será progresivo, empezando por sesiones cortas que irán aumentándose a medida

que se va consiguiendo el entrenamiento del niño. No deberá ser comenzado después de una comida, una larga marcha, juegos activos o cuando el

niño está sudoroso. Un reposo de media hora sentado, o mejor tendido, deberá preceder al baño de sol. Tratándose de la altura de Cerro Muriano, donde personalmente hemos comprobado la gran ri-

queza de la luz solar en radiaciones ultravioleta, conviene guardar ciertas precauciones y no ir demasia-do deprisa en la cura de sol, para asi evitar contratiempos molestos.

Los tres primeros días de baños de sol conservarán los niños la camisa puesta, bien abierto el cuello y remangada para dejar los brazos al descubierto. La duración de éstas primeras sesiones será de 15 minutos por la mañana y 15 por la tarde.

Llevarán además los niños un sombrero ancho de paja o tela y unas sandalias agujereadas o, me-jor aún, con los pies desnudos.

4.° día: Veinte minutos quitándose la camisa los cinco minutos últimos del baño. 5.° día: Veinticinco minutos, diez de ellos de exposición total. 6.° día: Treinta minutos y quince de exposición total. 7.° día: Cinco minutos más de exposición que el anterior. Del 8.° al 11.° día, cuarenta minutos, veinte de exposición total. A partir del 12.° día se prescinde por completo de la camisa y en su lugar llevarán como costum-

bre definitiva, los niños, un calzón de baño corto o mejor aún un paño hecho de un pedazo de tela de 0,(30 m. de largo por 0,15 de ancho. Este paño llevará sujeto a los ángulos de una de sus extremidades unas cintas o cordones que servirá para sujetarlo a la cintura, una vez pasado por entre las piernas, al

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mismo tiempo que se sujeta su extremidad libre a la parte posterior de la cintura, formando un nudo con los cabos de las cintas o cordones.

Las niñas entrenadas previamente con camisa y pantalón en las primeras sesiones, llevarán como toilet definitiva el mismo pantalón, pero algo más alto que de costumbre, y en lugar de la camisa, un pe-queño sostén de tela blanca como el pantalón, que le protejerá de la parte anterior del pecho y el cual irá sujeto por unos finos tirantes y un imperdible que unirá los dos estremos libres del sostén por la par-te posterior. Con esta precaución el natural pudor de las niñas queda a salvo, sin que dejen por ello de beneficiarse de los baños de sol.

La duración máxima de las sesiones de baños de sol varían según el clima, el año, la estación y el temperamento de cada niño. En nuestro clima de Cerro Muriano, dos baños de sol cotidianos (maña-na y tarde) de una duración media de tres cuartos de hora a una hora, son suficientes para vitalizar y transformar las naturalezas más delicadas y enfermizas.

La sesión de la mañana deberá aprovecharse para la práctica de los ejercicios físicos. La de la tarde, por ser más ardoroso el sol, para exijir a los niños en esas horas esfuerzos musculares metódicos, se dedicará a los juegos y a los paseos al agrado de cada cual; unas veces al sol y otras a la sombra de los árboles.

Aparte contraindicaciones, el baño de sol debe tomarse en movimiento para exponer por igual y al mismo tiempo todas las zonas del cuerpo, al mismo tiempo, que es un medio para evitar la insolación (eritema) por la exposición no ritmada de una sola región. Además, el refrescamiento que produce el aire al desplazarse sus capas por el movimiento constante, hace que aquel resulte más agradable.

Como quiera que el baño de sol es un excitante de las reacciones nerviosas y vasculares y produ-ce una estimulación general, que se traduce por una elevación momentánea de la temperatura (de algu-nas décimas a un grado), asi como por aceleración del pulso y la respiración, se hace preciso reequili-brar las funciones alteradas ayudando al organismo a volver a su tono habitual por un medio fisiológi-co tal, como una aplicación hidroterápica.

Al principio, hasta buscar el entrenamiento hidroterápico, se terminará el baño de sol con un ba-

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ño de pies de agua fría con fricción de piernas. Mas tarde se recurrirá a la fricción en general o la du-cha. Los niños débiles tomarán un medio baño con agua tibia o previamente soleada (agua de sol) ó bien un baño de Just. Cuando el baño de sol se practica a orillas del mar o de un río o arroyo, nada más agra-dable, ni más tónico, ni más saludable, que un baño corto en dichos elementos naturales. La sensación de euforia, de bienestar y de vigor que proporciona el baño de agua o la ducha después del baño de sol, es de tal naturaleza que no se puede hacer de ello idea más que experimentándolo.

Baños de aire: Se cree por médicos y profanos que baño de aire es sinónimo de cura de aire, y no es lo mismo. Cura de aire, es la simple permanencia de un enfermo al aire libre, muy abrigado y a menudo tendido en la silla de extensión (chaisse longue). El baño de aire por el contrario, consiste en exponer el cuerpo desnudo, en movimiento o en reposo, al aire atmosférico. Es decir, el baño de aire es bañarse en la atmósfera de la misma forma que nos bañamos en el agua, sin ropas, con la ventaja, que la atmósfera es el medio natural del hombre y no el agua.

Rikli, el fundador genial de la cura atmosférica, justificaba los baños de aire diciendo: «El hombre no nace con sus vestidos; su destino es, al contrario, vivir como una planta móvil en este mar de luz y de aire, que llamamos atmósfera».

<• La cura atmosférica, no tiene otro punto de mira, que colocar al hombre civilizado para ventaja de su salud, en contacto con el aire que le envuelve, sin que por ello quiera decirse que deba volver al estado primitivo, grosero y salvaje>.

No hablaremos en este lugar de la acción fisiológica y terapéutica del baño de aire porque ello se-ria dar demasiada extensión a estas notas, además de la que ya tienen y que no quisiéramos que tuvie-ran tanta, dado el carácter de las mismas, pero, el interés y la importancia que el asunto tiene, bien me-rece pecar de un poco de más que de menos.

Indicaremos pues, brevemente, que los efectos del baño de aire son análogos a los conseguidos con la hidroterapia, si bien de una forma más suave y dulce, si se tiene en cuenta que el aire, al igual que el sol, son agentes más fisiológicos y más naturales que el agua para la piel humana.

Las reacciones orgánicas que produce el baño de aire influyen favorable y manifiestamente sobre

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los aparatos respiratorio, circulatorio, digestivo y emuntoria!, ayudando a la coordinación de las distintas actividades orgánicas. La suavidad de la aplicación permite utilizarlo en sujetos débiles, si bien con cier-tas restricciones.

Su acción vitalizante y tónica les hace insustituibles en la higiene diaria así en enfermos como en sanos, y muy especialmente en la infancia. De aquí su obligada adaptación en las Colonias Escolares.

Los baños de aire pueden tomarse al aire libre (los mejores) o en habitación. La indumentaria para los mismos es la indicada al hablar de los baños de sol. Las horas mas indicadas para tomarlos son: las de la mañana, al levantarse de la cama, y las de

la noche, al acostarse, aprovechando la operación de vestirse y desnudarse. Claro es, que esto no quiere decir, que no puedan tomarse en cualquiera hora del día, sin más que guardar las reglas convenientes.

La duración del baño de aire varía en grandes proporciones. Las primeras sesiones no deberán durar más de 5 a 10 minutos, y serán progresivamente aumentadas hasta una hora o más. Esto depende-rá, como es natural, de factores muy diferentes como son en primer término el estado atmosférico, la temperatura, el viento, estado higrométrico. Los niños nerviosos, fatigados o enfermos, tomarán el baño más corto.

En todo baño de aire ha de tenerse en cuenta la preacción, la acción y la reacción, o sea que el niño tenga el suficiente calor antes, durante, y después del baño de aire. Si este se toma al levantarse 110 hace falta ninguna precaución, puesto que el cuerpo conserva el calor acumulado durante la noche. Basta con tirarse de la cama, quitarse la ropa de dormir y ponerse unas sandalias. Si es durante el día, la pre-paración mejor es el paseo hasta calentarse. Esto en cuanto a la preacción.

La acción consiste en practicar durante el baño de aire algunos ejercicios de gimnástica natural inspirados en el método de Hebert y ayudándose de fricciones secas para obtener el calentamiento de la piel. El baño de aire puede ser terminado con una fricción ligera con las manos mojadas en agua fría.

La reacción se obtendrá con el vestido y abrigado según la capncidad reacional de cada niño y re-poso en la silla de extensión, o bien, paseo para asegurar aún más aquélla. Cuando el baño de aire se toma al acostarse, !a reacción se consigue metiéndose en la cama y abrigándose convenientemente. De

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la forma como se practiquen estas distintas partes del baño de aire dependerá el éxito y los buenos re-sultados del mismo.

H i d r o t e r a p i a

Tratándose de los niños de Colonias Escolares, la mayoría deficientes vitales y con resistencias orgánicas aminoradas, habrá que ser parcos en las aplicaciones hidroterápicas, sobre todo, con la fría.

Dos fines debe cumplir la hidroterapia en la infancia: uno, de endurecimiento y de resistencia a las intemperies, a los c/iocs de todas clases y a las infecciones; otro, el de aseo y de limpieza, manifestacio-nes, éstas, las más elevadas de la dignidad humana. Además hay que tener en cuenta lo que la hidrotera-pia robustece el carácter de los niños transformándolos de pusilánimes y apocados en alegres y optimistas.

El agua es además un agente terapéutico de primer orden, hoy en día desgraciadamente suplan-tado por toda una desdichada terapéutica química, a pesar de haber sido sentados sus principios científi-cos por un hombre tan genial como Priessnitz y de haberse obtenido con ella los resultados más satis-factorios en el terreno de la clínica, resultados que empequeñecen y eclipsan los obtenidos en 50 años de quimioterapia que, dicho sea de paso, son más aparentes que reales.

Las aplicaciones de agua en los niños, puede ser caliente y fría y ambas tienen sus indicaciones precisas. Entre las formas de aplicación del agua con fines terapéuticos e higiénicos, tenemos la loción, baño de Just, afusión, la sábana mojada, las duchas, la flajelación fría, las compresas, las envolturas ge-nerales o de tronco, el semi-baño, los grandes baños completos, los baños locales de nieve, los de pies, los baños de aire caliente y de vapor, y por último la hidroterapia natural, como son los paseos descalzos por el agua, los baños de mar, de rio, de lluvia, y los baños de lodos. Nadie más que un médico espe-cializado podrá precisar la oportunidad de cada aplicación, pues, cada una de ellas tiene una indicación especial digna de ser utilizada según el temperamento, así como la aptitud morbosa, de cada niño de los que integran una Colonia Escolar.

Desde el punto de vista estrictamente higiénico, las aplicaciones más usuales y corrientes de las que no deberá prescindirse en ninguna Colonia bien organizada, son la loción y la ducha.

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Dicho se está que, tratándose de hidroterapia—sobre todo si es fría—deberán tenerse en cuenta las condiciones de preacción, acción y reacción indicadas ya al tratar de los baños de aire, sin más dife-rencia que la de extremar aún más las precauciones en la hidroterapia fría por las razones ya apuntadas en otro lugar de este trabajo.

Síntesis educativa del niño

Para conseguir la máxima normalidad fisiológica del niño como base indispensable de su ulterior desarrollo moral e intelectual, es necesario atender a sus múltiples necesidades físico-psíquicas en el or-den de su importancia jerárquica: alimentación, ejercicio, baños de aire y de sol, hidroterapia, ambiente placentero (campo, bosque o monte, playa). He aquí los puntos fundamentales que debe comprender un régimen sintético de Colonia Escolar.

La aplicación de uno solo de dichos puntos es insuficiente desde el punto de vista de la higiene integral la Pedagogía no es en último término otra cosa que una higiene del niño de orden transcenden-tal—y que comprende toda la fisiología compleja del ser humano colocado en las condiciones más nor-males posibles de existencia.

Época indicada para las Colonias Escolares

El ideal a que debe llegar toda Colonia Escolar es a ser permanente; es decir, que el niño perma-nezca en la Colonia todo el tiempo necesario hasta su completa y total regeneración física, intelectual y moral (1). Para esto se necesita que las Colonias Escolares se transformen en instituciones con medios propios de vida. Dispondrá, además de los locales ad hoc, suficientemente dotados de menage y mate-rial higiénico, de terrenos de cultivo, con huerta, que además de producir las frutas, legumbres y cerea-les, llevarán anejas aquellas industrias agrícolas tai como la cría de aves, de huevos, miel, leche, etc., que además de subvenir a la alimentación de los niños y del personal empleado en la Colonia, con productos de máxima calidad, sería un motivo de rendimiento económico para la misma, al mismo tiempo, que, un

(1) Esto se hace a base de años, no de meses, y menos, de días.

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campo más de instrucción y educación de la infancia colonizada en tan útiles, prácticos y sanos menes-teres. La transcendencia que esto puede representar en el orden social es bien clara. Hoy día, que el ab-sentismo es el peligro más serio de nuestra civilización occidental, por el éxodo cada vez más frecuente de las gentes de campo a la ciudad, importa mucho la formación de nuevas generaciones educadas en el acercamiento de la naturaleza, de la madre tierra, y en el amor a la agricultura, de cuyo esplendor y prosperidad depende toda actividad ciudadana.

Mientras dicho ideal pueda llegar a ser una hermosa realidad y ateniéndonos a las posibilidades presentes, hemos de indicar que la época más apropiada de las Colonias para que éstas puedan lograr los máximos beneficios, son los meses de primavera, verano y otoño. En ellos es cuando puede llevarse a cabo ampliamente la cura atmosférica y el entrenamiento hidroterápico, que como hemos explicado, tiene tanta importancia en la higiene escolar.

Además en dichos meses existen más facilidades para la alimentación de los niños. Es la época del despertamiento de las energías terrestres y vitales y cuando los organismos todos, animales, plantas y hombres desarrollan las mayores actividades fisiológicas. Es la época, en una palabra, de las flores, de los pájaros y de los niños. Sacar a éstos de los hacinamientos hórridos y enfermizos donde desenvuelve su vida el niño de familia humilde, para trasladarlos al campo a bañarse en luz, en aire y en optimismo, es hacer la obra más bellamente humana que podemos realizar los hombres, al mismo tiempo que la más positiva y lucrativa, ya que crear salud, es sinónimo de crear riqueza.

El problema sanitario-urbanístico de Cerro Muriano en relación con las Colonias Escolares

En estrecha relación y dependencia con las Colonias Escolares de Cerro Muriano, hoy día, y con todas las futuras organizaciones de carácter social y sanitario, susceptibles de llevarse a efecto en tan privilegiado lugar (1), está el básico y fundamental problema de higienización y urbanización de esta ca-da día más importante barriada.

(1) Finalizadas estas notas, llega a nuestro conocimiento la feliz iniciativa del Excmo. Sr. Gobernador Civil de esta

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Es de una enorme, capital y urgente necesidad el afrontar con miras ániplias y elevadas este pre-vio problema, sin cuya solución adecuada, no es posible pensar en nada serio y definitivo. (1)

Hoy día, por no tener resuelto este problema, no podemos tener la seguridad de tener a salvo, de contingencias desagradables y con las suficientes garantías de carácter morbo-contagioso, la salud de los niños que forman las Colonias Escolares de Cerro Muriano. La proximidad de los locales destinados a dichas Colonias—también lo están los destinados a Escuelas al núcleo principal de la barriada inurba-nizada, donde como es sabido abundan de modo extraordinario los focos tuberculosos constituidos por enfermos que de distintos puntos de la provincia (y de fuera de la provincia) vienen a beneficiarse de la bondad de este clima, que, dicho sea de paso, cada día va adquiriendo más valor en el mundo médico-sa-nitario, hacen bien patente la necesidad de esa higienizado?! y urbanización que preconizamos. Si se tie-ne en cuenta que la edad infantil del desarrollo es muy sensible a la infección tuberculosa, sensibilidad que se hace aún más acusada en niños pertenecientes a Colonias Escolares, desnutridos, y con resis-tencias vitales disminuidas, es evidente que el peligro es mayor. De aquí que en la futura organización sanitaria de esta barriada ocupe un lugar preeminente en la misma la creación de Colonias sanitarias an-tituberculosas, formadas por núcleos de viviendas separados de la población sana, con objeto de garan-tir a ésta de los peligros de convivencia con enfermos bacilares, al mismo tiempo que pueda ofrecer a éstos, albergues sanos y confortables, donde puedan realizar debidamente su tratamiento y curación. La inmensa mayoría de los enfermos tuberculosos que acuden a Cerro Muriano en plan de tratamiento

Provincia, Sr. Almagro, de crear un Reformatorio para menores. Esta institución podría tener su lugar adecuado en esta barriada, al igual de le que nos hemos ocupado. Vivamente deseamos que tan bella iniciativa se lleve muy pronto a efecto.

(1) Me complazco en hacer constar que nuestro dignísimo Alcalde, mi distinguido amigo D. Rafael Cruz Conde, perca-tado por reciente visita a esta barriada de la urgente necesidad de su urbanización, está animado de los mejores deseos. Esto es mucho, tratándose de la primera autoridad de nuestro Municipio. No digamos nada del interés y cariño que en el problema sanitario de Cerro Muriano, tiene puestos el Sr. Inspector Provincial de Sanidad, mi querido compañero doctor Beuzo, como nadie convencido de lo que sanitariamente representa la sierra, y muy especialmente Cerro Muriano, para la ciudad.

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climatoterápico empiezan por carecer de vivienda higiénica y bien orientada, lo que dificulta enorme-mente el plan curativo que, precisamente, en esta enfermedad, más que en ninguna otra, debe ser fun-damentalmente higiénico.

Entre los distintos matices y aspectos que presenta el problema sanitario de Cerro Muriano, está en primer lugar, como el más pavoroso y de más urgente resolución, el de la dotación de aguas en can-tidad y calidad necesarias a las necesidades cada día más crecientes de este núcleo de población.

No existe más que una fuente, y no de gran caudal, para toda la barriada, caudal que en los me-ses de verano queda reducido a una tercera parte, lo que constituye un serio conflicto el proveerse de agua en dichos meses. Por este motivo, mucha gente se ve obligada a beber agua de pozos y aljibes de dudosa potabilidad microbiana. Este inconveniente del agua hace que no se puedan organizar Colonias Escolares en verano, época muy indicada para ello, si se tiene en cuenta que Cerro Muriano, por su al-tura sobre Córdoba, ofrece una temperatura de 5 a 6 grados menos que en la capital, lo cual ya repre-senta una no despreciable ventaja, tratándose del verano cordobés, verdaderamente tropical. Dotada la barriada de agua, luz eléctrica y servicios higiénicos, automáticamente pasaría a convertirse en la esta-ción veraniega de Córdoba y en uno de los lugares más animados, sanos y pintorescos:

Esperemos que el interés y la cultura, tanto de Autoridades como de particulares, culmine en una obra que tanto habría de beneficiar los intereses morales y materiales de la ciudad, por tantos motivos ilustre y preclara.

Aguado Gscribano Inspector Municipal de Sanidad

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