menos es más: cómo ordenar, organizar y simplificar tu...

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  • ndice PortadaCitaIntroduccinPrimera parte: Filosofa

    1. Las cosas, como son2. No eres lo que tienes3. Menos cosas = menos estrs4. Menos cosas = ms libertad5. Desapgate de tus cosas6. Acta como un buen portero7. Haz sitio al espacio8. Disfruta sin poseer9. La alegra de lo suficiente10. Vive una vida sencilla

    Segunda parte: El mtodo STREAMLINE11. Siempre hay que volver a empezar12. Trasto, Tesoro o Traspaso13. Razn de ser de cada objeto14. En cada lugar, una cosa, y cada cosa en su lugar15. Apartarlo todo de las superficies16. Mdulos17. Lmites18. Intercambio: entra uno, sale uno19. Nada de ser permisivo: restringe20. El mantenimiento diario

    Tercera parte: Estancias y espacios21. El saln22. El dormitorio23. Los armarios24. La oficina en casa25. La cocina y el comedor26. El bao27. Los espacios de almacenamiento

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  • 28. Regalos, recuerdos de familia y objetos con valor sentimentalCuarta parte: Estilo de vida

    29. La familia ordenada30. El bien comn

    ConclusinAgradecimientosCrditos

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  • Deja ircomo un nio que sopla un diente de len.En un suspiro,una deliciosa ligerezay una alegra inconmensurable.

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  • Introduccin

    Y si te dijese que con menos cosas podras ser ms feliz? Parece una tontera,verdad? Eso es porque todos los das, en todas partes, recibimos miles de mensajesque nos dicen lo contrario: compra esto y estars ms guapo; adquiere aquello ytendrs ms xito; hazte con lo otro y tu felicidad no tendr lmites.

    De acuerdo. Hemos comprado esto, aquello y lo otro, as que tendramos quesentirnos como en una nube, no? Sin embargo, en muchos casos, la respuesta esnegativa. De hecho, casi siempre sucede todo lo contrario: muchas de esas cosas (ysus promesas vacas) se llevan el dinero de nuestros bolsillos, la magia de nuestrasrelaciones y la alegra de nuestras vidas.

    Te ha ocurrido alguna vez que al contemplar tu casa y ver todas las cosas quehas comprado y heredado o que te han regalado, te sientes agobiado en vez derebosante de alegra? Tu deuda con la tarjeta de crdito no deja de aumentar, y tecuesta recordar las compras que todava ests pagando? Deseas en secreto que unvendaval se lleve todo lo que acumulas en casa para as poder empezar de nuevo? Sies as, un estilo de vida minimalista podra ser tu salvacin.

    En primer lugar, vamos a recapacitar sobre el trmino minimalismo. Pareceque se ha rodeado de un aura un tanto intimidante, elitista, porque suele relacionarsecon lofts elegantes y carsimos con muy pocos muebles. La palabra sugiere interioresdespejados, maravillosos, con suelos de hormign y superficies blancas impolutas.Suena muy sobrio, serio y estril. Cmo podra encajar el minimalismo en la vidade personas con hijos, mascotas, aficiones, propaganda en el buzn y ropa que lavary recoger?

    Mucha gente, cuando escucha la palabra minimalismo, piensa inmediatamente envaco. Por desgracia, el concepto de vaco no resulta atractivo, dado que serelaciona con la prdida, la privacin y la escasez. Sin embargo, si observamos lapalabra vaco desde otro ngulo (piensa en lo que s que hay en lugar de pensar en loque no hay), donde haba vaco ahora hay espacio. Espacio! Y es algo que todospodramos aprovechar ms! Espacio en los armarios, en los garajes, en las agendas;espacio para pensar, jugar, crear y divertirnos con nuestras familias... Esa es justo labelleza del minimalismo.

    Pinsalo de este modo: un recipiente es ms valioso cuando est vaco. Nopodemos disfrutar del caf si en la taza hay posos viejos, ni podemos presumir de lasflores de nuestro jardn si hay flores marchitas en el jarrn. Cuando nuestras casas

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  • (los recipientes de nuestras vidas cotidianas) estn repletas de objetos, nuestrasalmas quedan en un segundo plano. Ya no tenemos tiempo, ni energa ni espacio paranuevas experiencias. Nos sentimos apretados e inhibidos, como si no pudisemosestirar todo el cuerpo y expresarnos.

    El minimalismo nos permite tomar el control de nuestras posesiones.Recuperamos nuestro espacio, as como las funciones y el potencial de nuestrohogar. La casa vuelve a ser un recipiente abierto, despejado y receptivo para lasustancia de nuestras vidas. Nos declaramos independientes de la tirana de laacumulacin. Es toda una liberacin!

    Todo esto suena muy bien, pero cmo llegamos hasta ah? Por dndeempezamos? En qu se diferencia este libro de otros sobre el mismo tema? Adiferencia de muchos otros libros que explican cmo organizar nuestras vidas, esteno trata sobre recipientes bonitos o sistemas de almacenamiento para guardar tuscosas, sino que parte de la base de reducir la cantidad de cosas que tienes. Adems,no tendrs que responder cuestionarios, ni elaborar listas o rellenar cuadros; quintiene tiempo para eso? Tampoco encontrars historias reales sobre los trastos de losdems; aqu, el protagonista eres solo t.

    Empezaremos por cultivar una mentalidad minimalista. No te preocupes, no esdifcil! Vamos a pensar en las satisfacciones y los beneficios de una vida ordenada,lo que te proporcionar la motivacin que necesitars ms tarde, cuando tengas queenfrentarte a la porcelana de la abuela. Aprenderemos a ver nuestras cosas como loque son, a neutralizar el poder que tengan sobre nosotros y a descubrir la libertad devivir con lo suficiente para satisfacer nuestras necesidades. Incluso nospondremos un poco filosficos y reflexionaremos sobre cmo nuestro nuevominimalismo enriquecer nuestras vidas y ejercer un cambio positivo en el mundo.

    Deshacerse de lo innecesario es como hacer dieta. Podemos empezar de un dapara otro, contar las posesiones como si fueran caloras, y pasar hambre paraobtener resultados ms rpidos. Sin embargo, lo ms probable es que acabemossintindonos limitados, que nos demos un atracn y que regresemos al punto dondenos encontrbamos antes de empezar. As que, en su lugar, tenemos que cambiarnuestra actitud y nuestros hbitos, como si pasramos de alimentarnos a base decarne con patatas a la dieta mediterrnea. Desarrollar una actitud minimalistatransformar el modo en que tomamos decisiones respecto a los objetos que tenemosy los que introducimos en nuestras vidas. En vez de ser una solucin a corto plazo,ser un compromiso a largo plazo con un nuevo y maravilloso modo de vida.

    Despus de esa fase de calentamiento mental, aprenderemos el mtodo deoptimizacin STREAMLINE, las diez tcnicas ms eficaces para conseguir una casaordenada y mantenerla as. Es aqu donde empieza la diversin! Partiremos de cero

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  • con cada cajn, cada armario y cada habitacin, y nos aseguraremos de que cada unade las cosas que poseemos tenga una funcin clara en casa. Asignaremos a cadaobjeto su lugar adecuado, y estableceremos lmites para tener las cosas bajo control.Iremos reduciendo poco a poco la cantidad de objetos que tenemos en casa yestableceremos sistemas para asegurarnos de no volver a acumular en el futuro.Armados con estas tcnicas, venceremos el desorden para siempre!

    Cada espacio de la casa presenta sus propios retos, as que recorreremos lasestancias de una en una, explorando mtodos muy especficos para abordar cada unade ellas. Empezaremos por el saln para crear un espacio flexible y dinmico quenos permita disfrutar de nuestras actividades de ocio. Analizaremos las ventajas decada mueble y pensaremos qu podemos hacer con todos esos libros, juegos y trastospara manualidades. A continuacin pasaremos al dormitorio, donde eliminaremos elexceso a fin de conseguir un oasis de paz para nuestras almas cansadas. El objetivoconsiste en crear un espacio despejado, relajante y ordenado que nos tranquilice ynos renueve.

    Dado que muchos de nosotros tenemos los armarios abarrotados, dedicaremos uncaptulo entero a este tema (te aseguro que estars fabuloso con solo una parte detoda la ropa que tienes ahora mismo). A estas alturas ya nos estaremos divirtiendo yatacaremos las pilas de papeles que acumulamos en el despacho, adems de reducirsu entrada. Nuestra reforma minimalista podr incluso con los rincones ms caticos.

    A continuacin pasaremos a la cocina. Reduciremos al mnimo ollas, sartenes yvajilla, y comprobaremos cmo las encimeras despejadas y los utensiliosimprescindibles nos ayudan a mejorar nuestras habilidades culinarias. Despus, albao, donde llevaremos a cabo una eliminacin selectiva de su contenido para crearun ambiente elegante, como de balneario. Incluso simplificaremos nuestra rutinadiaria de aseo y estaremos estupendos con solo lo ms bsico.

    Por supuesto, no podemos olvidarnos de stanos, buhardillas y garajes. Es ciertoque todo lo que hay en esos espacios no est a la vista, pero s que lo tenemos enmente. Despus de ponernos manos a la obra en esos espacios de almacenamiento, eldesorden no tendr donde esconderse. Nos encargaremos tambin de regalos,reliquias de familia y recuerdos. Veremos cmo todos esos cacharros se cuelan ennuestras vidas y encontraremos formas creativas de encargarnos de ellos.

    Y qu pasa con quienes viven bajo nuestro mismo techo? En lo que respecta aldesorden, los miembros de nuestra familia no son precisamente testigos inocentes.Analizaremos diferentes alternativas para enfrentarnos a sus cosas yconseguiremos que participen en el proceso. No importa si te ahogas entre utensiliosde beb, entre juguetes infantiles o entre los trastos de un adolescente: encontrarsconsejos para todas las edades. Incluso aprenderemos a guiar a una pareja reacia en

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  • el camino del minimalismo.Por ltimo, analizaremos de qu modo el hecho de ser minimalistas nos convierte

    en mejores ciudadanos del mundo y nos ayuda a conservar sus riquezas para lasgeneraciones futuras. Entenderemos el verdadero impacto de nuestras opciones comoconsumidores mediante el anlisis del precio humano y medioambiental de todo loque compramos, y conoceremos los enormes beneficios de vivir ms ligeros y conms dignidad. Lo mejor de todo es que descubriremos que ahorrar espacio en losarmarios puede ayudarnos a salvar el mundo.

    Preparado para deshacerte de lo acumulado de una vez por todas? Pasa a lapgina siguiente y tendrs tu primera dosis de filosofa minimalista. En unos minutoshabrs emprendido el viaje hacia una vida ms sencilla, racional y serena.

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  • Primera parte

    FILOSOFA

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  • Imagina que somos generales que se dirigen a una batalla, o atletas a punto departicipar en un gran evento; para dar lo mejor de nosotros mismos, tenemos queprepararnos mentalmente ante los retos que nos esperan. Ha llegado el momento dedesarrollar el secreto de nuestro xito, una actitud minimalista.

    Esta seccin trata de eso, de la actitud. Antes de tomar el control de nuestrascosas materiales, tenemos que cambiar nuestra relacin con ellas. Las definiremos,las veremos tal como son y como no son, y analizaremos sus efectos en nuestrasvidas. Estos principios nos facilitarn el paso de deshacernos de nuestras cosas ynos ayudarn a evitar que otras entren en casa. Y, lo ms importante, nos daremoscuenta de que las cosas existen para servirnos, no al contrario.

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    Las cosas, como son

    Mira a tu alrededor. Es muy posible que queden al menos veinte o treinta cosas en tucampo directo de visin. Qu es todo eso? Cmo ha llegado hasta ah? A qupropsito sirve?

    Ha llegado el momento de ver las cosas tal como son. Tenemos que nombrarlas,definirlas y despojarlas de todo el misterio. Qu son exactamente esas cosas encuya compra, mantenimiento y almacenamiento invertimos tanto tiempo y energa? Ycmo es que hay tantas? (Se reproducen mientras dormimos?)

    En trminos generales, podemos dividir nuestras pertenencias en tres categoras:tiles, bonitas y con valor sentimental.

    Empecemos por la categora ms fcil, la de las cosas tiles. Se trata de aquellosobjetos prcticos, funcionales, que nos ayudan en tareas cotidianas. Algunos sonfundamentales para la supervivencia; otros nos facilitan la vida. Resulta tentadorpensar que absolutamente todas nuestras cosas son tiles, pero has ledo algn librosobre tcnicas de supervivencia? Supone toda una revelacin descubrir qu poconecesitamos en realidad para seguir con vida: un cobijo sencillo, ropa para regularla temperatura corporal, agua, alimento, algunos recipientes y unos cuantos utensiliosde cocina. (Si esto es todo cuanto posees, ya puedes dejar de leer; si no, nete alresto de nosotros y adelante!)

    Despus de lo esencial estn los objetos que no son necesarios para lasupervivencia, pero que, aun as, resultan muy tiles: camas, sbanas, ordenadores,teteras, peines, bolgrafos, grapadoras, lmparas, libros, platos, tenedores, sofs,alargadores, martillos, destornilladores, batidoras, etctera; te haces una idea. Todoaquello que utilices con frecuencia y que realmente aporte valor a tu vida esbienvenido en una casa minimalista.

    Ah, pero no olvides que para que un objeto sea til, debe usarse. Ah est eltruco: la mayora de nosotros tenemos muchas cosas potencialmente tiles que noutilizamos. Los objetos repetidos figuran entre los mejores ejemplos: Cuntos deesos recipientes de plstico para guardar comida salen de los armarios parallevarlos al trabajo o guardarlos en el congelador? Realmente necesitas cambiar detaladro inalmbrico? Otras cosas languidecen porque son demasiado complicadas oporque limpiarlas es todo un fastidio; se me ocurren, por ejemplo, los robots decocina, las fondues y los humidificadores. Y luego estn los por si acaso y los

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  • podra necesitarlo, esperando su momento en el fondo de los cajones y armarios.Esos son los objetos que tienen los das contados.

    Podemos dividir nuestras pertenencias en tres categoras: tiles,bonitas y con valor sentimental.

    Con las cosas tiles se mezclan aquellas sin una funcin prctica, pero que

    satisfacen otro tipo de necesidad; resumiendo, que nos gusta verlas. A lo largo de lahistoria, los seres humanos nos hemos sentido inclinados a embellecer nuestroentorno, tal como demuestran las pinturas rupestres del Paleoltico y los cuadros queadornan nuestras paredes.

    El gusto por lo esttico es una parte importante de nuestra identidad, y nodebemos negarlo. El brillo reluciente de un jarrn bonito o las elegantes lneas deuna silla modernista pueden dar una profunda satisfaccin a nuestras almas; portanto, los objetos de ese tipo tienen todo el derecho a formar parte de nuestras vidas.Advertencia: deben ser respetados y honrados con un lugar destacado en casa. Si tucoleccin de cristal de Murano acumula polvo en un estante (o, an peor, estguardada en el desvn), no es ms que un trasto bonito.

    Durante este proceso de evaluacin de tus pertenencias, no des el visto buenoautomticamente a todos los objetos de carcter artstico. Solo porque te gustaseaquel da de verano, en aquel mercadillo artesanal, no significa que merezca un lugarde por vida en la repisa de la chimenea. Por otro lado, si algo te hace sonrer cadavez que lo ves (o si su armona visual te lleva a apreciar ms la belleza de la vida),merece el lugar que ocupa en tu casa.

    Si todo lo que acumulamos en casa fuese bonito o til, sera muy fcil. Sinembargo, no me cabe la menor duda de que cada da encontrars objetos que no loson. Entonces, de dnde han salido y por qu estn ah? En nueve de cada diezcasos se asocian a algn tipo de recuerdo o vnculo emocional: la vieja porcelana detu abuela, la coleccin de monedas de tu padre, aquel sarong que compraste en tuluna de miel, etctera. Esas cosas nos traen recuerdos de personas, lugares y hechosespecialmente importantes para nosotros. En la mayora de los casos entran en casaen forma de regalos, herencias y recuerdos.

    De nuevo, si el objeto en cuestin te llena de alegra, mustralo con orgullo ydisfruta de su presencia. Si, por el contrario, lo conservas porque te sientes en laobligacin (te preocupa la idea de que la ta Edna se revolviera en su tumba si tedeshicieses de sus tazas de porcelana) o porque es una prueba de una experiencia(como si nadie fuese a creer que has visitado el Gran Can si te deshicieras de esa

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  • taza tan kitsch), se impone un examen de conciencia.Recorre tu casa y entabla una conversacin con tus cosas. Pregunta a cada

    objeto: Qu eres y qu haces?, Cmo llegaste a mi vida?, Te compr ofuiste un regalo?, Con qu frecuencia te utilizo?, Te sustituira si te perdieseso te rompieses, o me sentira aliviado por haberme librado de ti?, Realmentequera tenerte?. S sincero en tus respuestas; no vas a herir los sentimientos de tuspertenencias.

    Mientras formulas esas preguntas, es probable que descubras dos subcategorasde cosas. Una de ellas es la de cosas de otras cosas. Ya me entiendes, algunascosas provocan una acumulacin natural de ms cosas, como, por ejemplo,accesorios, manuales, productos de limpieza, cosas que acompaan a otras cosas,muestran las cosas, contienen las cosas y arreglan las cosas. Aqu existe un enormepotencial para poner orden, porque al deshacerte de una cosa, puedes acabarprescindiendo de muchas.

    La segunda subcategora es la de las cosas de otros. Esta es complicada. Conla posible excepcin de los nios ms pequeos, tu autoridad sobre las cosas de losdems es muy limitada. Si guardas en el stano el kayak de tu hermano porque tepidi el favor (y lleva ah guardado quince aos), tienes derecho a ponerle solucin(despus de una llamada de telfono pidindole que se lo lleve, por supuesto). Si, encambio, se trata de los trastos relacionados con las aficiones de tu pareja, o losviejos videojuegos de tu hijo adolescente, se requiere una actitud ms diplomtica.Con un poco de suerte, la puesta en orden acabar siendo contagiosa y los dems seencargarn de sus propias cosas.

    De momento, recorre tu casa y familiarzate con tus cosas: esto es til, eso esbonito, aquello no es mo, etctera (es facilsimo!). No pretendas empezar a ordenarinmediatamente; llegaremos a ese punto a su debido tiempo. Por supuesto, siencuentras algo intil, feo o no identificable, no te lo pienses y deshazte de ello.

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    No eres lo que tienes

    Al contrario de lo que la publicidad nos hace creer, no eres lo que tienes. T eres t,y las cosas son cosas. No existe alquimia fsica o matemtica que pueda cambiaresos lmites, a pesar de lo que intenten hacerte creer ese anuncio a pgina completaen una revista o esa publicidad tan ingeniosa en la televisin.

    No obstante, de vez en cuando caemos en la trampa del publicista. As quedebemos tener en cuenta otra subcategora, la de las cosas con aspiraciones. Setrata de aquello que compramos para impresionar a los dems o para satisfacer anuestro yo fantasioso (s, ese que pesa diez kilos menos, viaja por todo el mundo,asiste a fiestas o toca en una banda de rock).

    Es posible que nos cueste reconocerlo, pero lo ms probable es que hayamosadquirido muchas de nuestras posesiones para proyectar una determinada imagen.Veamos el ejemplo de los coches. Podemos satisfacer fcilmente nuestra necesidadde desplazarnos con un vehculo sencillo que nos lleve del punto A al punto B. Porqu pagamos entonces el doble (o el triple) por un modelo de gama alta? Porque losfabricantes de coches invierten grandes cantidades en publicidad para convencernosde que nuestro coche es una proyeccin de nosotros mismos, de nuestra personalidady de nuestra posicin en el mundo empresarial o en la jerarqua social.

    La cosa no acaba aqu, claro. La obsesin por identificar al consumidor con losproductos va mucho ms all: desde la eleccin de la vivienda hasta lo que entra enella. La mayora de la gente estara de acuerdo en que una casa pequea y bsicasatisface nuestra necesidad de cobijo (sobre todo si la comparamos con lasviviendas en pases en vas de desarrollo). Sin embargo, el marketing aspiracionaldecreta que necesitamos un dormitorio enorme con bao, habitacionesindividuales para cada uno de nuestros hijos, cuartos de bao tambin individuales ycocinas con aparatos para uso profesional. De lo contrario, no habremos triunfado.Los metros cuadrados se convierten en un smbolo de estatus social y, como eslgico, se necesitan ms sofs, sillas, mesas y chismes varios para llenar una casams grande.

    Los anuncios tambin nos animan a definirnos a travs de la ropa. Lo ideal esque sea de marca. Y las marcas no hacen que nuestra ropa nos d ms calor, que losbolsos sean ms resistentes o que nuestra vida sea ms glamurosa. Adems, todosesos artculos de moda parecen quedar obsoletos a los pocos minutos de comprarlos.

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  • Resultado: los armarios repletos de cosas anticuadas que guardamos con laesperanza de que vuelvan a estar de moda algn da. En realidad, la mayora denosotros no necesitamos armarios enormes como los de los famosos, ya que la ropa ylos accesorios que poseemos nunca sern objeto de una gran atencin. No obstante,los comerciantes tratan de convencernos de que somos el centro de atencin ytenemos que vestirnos como tal.

    No resulta fcil ser minimalista en el mundo de los medios de comunicacin demasas. Los publicistas nos bombardean constantemente con el mensaje de que laacumulacin material es la medida del xito. Explotan el hecho de que resulta muchoms fcil comprar el estatus que ganrselo. Cuntas veces has escuchado quems es mejor, aparntalo hasta que lo consigas, o el hbito s hace al monje?Esas expresiones nos dicen que tener ms cosas materiales aporta ms felicidadcuando, de hecho, casi siempre implica ms dolores de cabeza y ms deudas. Lacompra de todo eso beneficia a alguien, sin duda, pero no a nosotros.

    A decir verdad, ningn producto nos convertir nunca en algo que no somos. Loscosmticos caros no nos convertirn en supermodelos; los mejores utensilios dejardn no nos darn manos de jardinero, y las cmaras de ltima generacin noconseguirn que seamos fotgrafos galardonados. No obstante, sentimos el impulsode comprar y almacenar cosas que entraan alguna promesa: hacernos ms felices,ms guapos, ms listos, mejor padre, madre o pareja, ms queridos, ms organizadoso ms competentes.

    Sin embargo, piensa esto: si esas cosas todava no han hecho las promesasrealidad, podra haber llegado el momento de deshacerse de ellas.

    No resulta fcil ser minimalista en el mundo de los medios decomunicacin de masas.

    Los productos de consumo tampoco suplen la experiencia. No necesitamos un

    garaje lleno de enseres para acampar, equipamiento deportivo y juguetes para lapiscina cuando lo que en realidad buscamos es tiempo de calidad con nuestrafamilia. El reno hinchable y los montones de regalos no son sinnimo de unas fiestasnavideas alegres; estar con los seres queridos, s. Acumular montaas de lanas,libros de cocina o cajas de material artstico no nos convierte automticamente entejedores, chefs o genios creativos de primera. Lo que resulta fundamental paranuestro disfrute y nuestro desarrollo personal son las actividades en s, no losmateriales.

    Tambin nos identificamos con cosas del pasado y nos aferramos a determinados

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  • objetos para demostrar quines ramos o qu hemos conseguido. Cuntos denosotros todava guardamos uniformes de animadoras, jersis con iniciales, trofeosde natacin o cuadernos con apuntes de clases ya olvidadas? Racionalizamos elhecho de guardar esas cosas como prueba de nuestros logros (como si necesitsemossacar los viejos exmenes de clculo para demostrar que superamos el curso). Noobstante, esos objetos estn guardados por ah, en alguna caja, y no demuestran nadaa nadie. Si es tu caso, podra haber llegado el momento de prescindir de esasreliquias de tu antiguo yo.

    Cuando examinemos nuestras cosas con una visin crtica, es posible que nossorprendamos de la cantidad de ellas que conmemoran nuestro pasado, representannuestras esperanzas para el futuro o pertenecen a nuestros yoes imaginarios. Pordesgracia, dedicar demasiado espacio, tiempo y energa a esas cosas nos impidevivir en el presente.

    En ocasiones nos da miedo deshacernos de ciertos objetos porque sentimos quees como deshacernos de una parte de nosotros mismos. No importa que apenastoquemos ya el violn o que nunca nos hayamos puesto aquel vestido de noche; en elmomento en que nos desprendamos de ellos, se esfumarn nuestras posibilidades deconvertirnos en virtuosos o en personas distinguidas. Y Dios no quiera que tiremosaquel birrete del instituto, porque sera como si no nos hubisemos graduado.

    No debemos olvidar que nuestros recuerdos, sueos y ambiciones no residen enobjetos, sino en nosotros mismos. No somos lo que poseemos; somos lo quehacemos, lo que pensamos y a quienes amamos. Al eliminar los restos de aficionesque ya no nos interesan, los planes sin acabar y las fantasas no cumplidas, dejamosespacio para opciones nuevas (y reales). Los objetos con aspiraciones son el pilarde una falsa versin de nuestras vidas; tenemos que eliminar esa acumulacin paradisponer de tiempo, espacio y energa para descubrir quines somos en realidad ytodo nuestro potencial.

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  • 3

    Menos cosas = menos estrs

    Piensa en la energa vital que conlleva poseer una sola cosa: planificar la compra,leer opiniones sobre el objeto en cuestin, buscar el mejor precio, ganar (o pedirprestado) el dinero necesario para comprarlo, ir a la tienda para adquirirlo, llevarlohasta casa, buscarle un sitio, aprender a utilizarlo, limpiarlo (o limpiar a sualrededor), mantenerlo, comprar piezas adicionales, asegurarlo, protegerlo, evitarque se rompa, arreglarlo si se rompe y, en algunos casos, seguir pagndolo cuandoya te has deshecho de l. Ahora multiplica todo eso por el nmero de objetos quetienes en casa. Vaya! Es agotador!

    La tarea de cuidar de todo eso puede exigir todo nuestro tiempo. De hecho,existen empresas dedicadas exclusivamente a ayudarnos a mantener nuestras cosas.Hay empresas enteras que se lucran a base de vender productos de limpiezaespeciales para cada cosa: detergentes para la ropa, limpiadores para la plata, cerapara los muebles, espris limpiadores para los aparatos elctricos y productos paramantener el cuero. El negocio de los seguros prospera gracias a la posibilidad deque nuestros coches, joyas u obras de arte resulten daados o robados. Cerrajeros,empresas de alarmas y fabricantes de cajas fuertes prometen proteger nuestrasposesiones de los ladrones. Tcnicos de todo tipo esperan a que les llamemos paraarreglar nuestras cosas cuando se rompen, y las empresas de mudanzas estn siemprelistas para trasladarlo todo de un lugar a otro.

    Con todo el tiempo, el dinero y la energa que exigen, podramos empezar a tenerla sensacin de que nuestras cosas nos poseen, y no al revs.

    Veamos con ms detalle hasta qu punto las cosas nos provocan estrs. Enprimer lugar, nos estresamos por no tener cosas. Vemos algo en una tienda, o en unanuncio, y de repente no entendemos cmo hemos podido vivir sin ello. Nuestrovecino tiene uno, a nuestra hermana le regalaron uno, y un compaero de trabajo selo compr la semana pasada. Madre ma, somos los nicos en el mundo que no lotenemos? Y empieza a invadirnos un sentimiento de privacin...

    A continuacin, nos estresamos pensando cmo podemos conseguirlo. Pordesgracia, no conocemos a nadie que pueda regalarnos uno, de modo que tendremosque comprarlo. Vamos de tienda en tienda (o de pgina web en pgina web) paracomparar precios, deseando encontrar alguna oferta. Sabemos que en realidad nopodemos permitrnoslo en ese momento, pero lo queremos ahora mismo. Juntamos el

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  • dinero que podemos, hacemos horas extras en el trabajo o lo cargamos en la tarjetade crdito con la esperanza de poder hacer frente a los pagos ms adelante.

    Por fin llega el glorioso da en que lo compramos. Ya es nuestro! El sol brilla,los pajaritos cantan y el estrs desaparece. De verdad? Pinsalo bien. Ahora quehemos pagado un buen dinero por ese objeto, vamos a tener que cuidarlo. No solohemos adquirido una nueva posesin, sino tambin una responsabilidad.

    Debemos asegurarnos de limpiarlo con frecuencia, ya que el polvo y la suciedadpodran dificultar su funcionamiento y acortaran su vida til. Debemos mantenerlofuera del alcance de los nios y de las mascotas. Debemos tener un cuidado especialcuando lo utilizamos para no romperlo, estropearlo o mancharlo. Te parece unalocura? Cuntas veces has aparcado un coche nuevo en un rincn alejado delaparcamiento, o se ha echado a perder el da porque has descubierto una rascada ouna abolladura? Cmo te sentiste cuando te manchaste aquella blusa de seda tancara con salsa de tomate?

    Cuando algo va mal con nuestra nueva adquisicin (y as ser en algn momento,inevitablemente), nos estresamos ante el hecho de que tenemos que subsanarlo.Buscamos informacin en manuales o en internet. Salimos a comprar lasherramientas o los repuestos necesarios para la reparacin. Si no vemos solucin,llevamos a reparar el objeto. O lo posponemos porque no sabemos qu hacer (o noqueremos enfrentarnos a ello). Y all se queda, en un rincn, o en un armario, o en elstano, como un peso en la conciencia. Quiz no se haya roto, sino que, simplemente,nos hayamos cansado de l. En cualquier caso, nos sentimos un poco culpables eincmodos por haber invertido tanto tiempo y dinero en el objeto. Ms tardeveremos otro anuncio y nos sentiremos cautivados por otra cosa completamentedistinta, todava ms codiciable que la anterior. Oh, no, vuelta a empezar...

    Parece que nunca tenemos suficiente tiempo; y a lo mejor nuestras cosas tienen laculpa. Cuntas valiosas horas hemos malgastado en ir a la tintorera? Cuntossbados hemos sacrificado para cambiar el aceite del coche o hacer algunareparacin? Cuntos das libres hemos invertido en arreglar o mantener nuestrascosas (o esperando a un tcnico)? En cuntas ocasiones nos hemos desesperado (ohemos reido a nuestros hijos) por un jarrn roto, un plato desconchado o unasmanchas de barro en las alfombras? Cunto tiempo dedicamos a comprarlimpiadores, piezas y accesorios para las cosas que ya tenemos?

    Parece que nunca tenemos suficiente tiempo; y a lo mejor nuestrascosas tienen la culpa.

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  • Vamos a darnos un respiro y a recordar lo libres y felices que ramos en nuestraetapa de adultos jvenes. No es casualidad que fuese uno de los momentos en quetenamos menos cosas. La vida era mucho ms sencilla: ni hipoteca, ni cuotas delcoche ni lancha que asegurar. Aprender, vivir y divertirse era mucho ms importanteque las cosas materiales que poseamos. El mundo era nuestro, y todo era posible.Esa es justo la alegra que podemos recuperar siendo minimalistas. Basta con quesituemos las cosas en el lugar que les corresponde para que no acaparen casi todanuestra atencin.

    Eso no significa que tengamos que alquilar estudios o amueblar nuestras casascon cajas de plstico y sofs de segunda mano. De momento vamos a imaginar quetenemos solo la mitad de lo que poseemos ahora mismo. Vaya, es todo un alivio!Eso representa el cincuenta por ciento menos de trabajo y de preocupaciones!Cincuenta por ciento menos de limpieza, mantenimiento y reparaciones! Cincuentapor ciento menos de deudas! Qu vamos a hacer con todo ese tiempo y dinero? Ah,empezamos a entenderlo todo, a ver la belleza del minimalismo.

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    Menos cosas = ms libertad

    Qu ocurrira si se te presentase una oportunidad fabulosa, nica, pero queimplicase mudarte a la otra punta del pas en un plazo de tres das? Te embargarael entusiasmo y empezaras a hacer planes? O contemplaras tu casa y tepreguntaras cmo vas a prepararlo todo para la mudanza con tan poco tiempo? Tedesesperaras ante la idea de transportar tus cosas a miles de kilmetros (o, peortodava, te parecera completamente ridcula)? Qu probabilidades habra de quedecidieses que es un lo y no merece la pena, que ya ests establecido y que a lomejor surge otra oportunidad en otro momento?

    Parece una locura planterselo, pero tendran tus cosas el poder de atarte allugar donde ests? Para muchos de nosotros, la respuesta bien podra ser afirmativa.

    Las cosas materiales pueden actuar como anclas. Nos atan, nos impiden explorarnuevos intereses y desarrollar nuevos talentos. Pueden entrometerse en lasrelaciones, el xito profesional y el tiempo que dedicamos a la familia. Puedenagotar nuestra energa y nuestro espritu aventurero. Alguna vez has evitado unavisita porque tu casa estaba demasiado desordenada? Te has perdido algn partidode ftbol de tu hijo porque tenas que hacer horas extras para hacer frente a los pagosde la tarjeta de crdito? Has renunciado a unas vacaciones en un destino exticoporque no tenas a nadie que le echase un vistazo a tu casa?

    Observa todo lo que tienes en la habitacin en la que te encuentras ahora mismo.Imagina que cada uno de esos objetos, cada posesin individual, est atado a ti conuna cuerda. Tienes algunos objetos atados a los brazos, otros a la cintura y otros alas piernas (si quieres intensificar el dramatismo, visualiza cadenas en lugar decuerdas). Ahora trata de levantarte y moverte con todas esas cosas arrastrando ygolpeteando detrs de ti. No es fcil, verdad? Probablemente, no podrs irdemasiado lejos ni hacer gran cosa. Te rendirs enseguida, volvers a sentarte y tedars cuenta de que exige mucho menos esfuerzo quedarte donde ests.

    De forma similar, el exceso de cosas puede suponer una carga para el espritu.Es como si todos esos objetos tuviesen su propio campo gravitatorio y tirasenconstantemente de nosotros. Literalmente, podemos sentirnos pesados y aletargadosen una habitacin muy recargada, demasiado cansados y perezosos como paralevantarnos y hacer algo. En cambio, en una estancia limpia, luminosa y con pocosmuebles nos sentimos ligeros, liberados y llenos de posibilidades. Sin la carga de

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  • esas pertenencias, nos llenamos de energa y estamos listos para lo que se presente.Con esa idea en mente podemos sentirnos tentados a intentar arreglar las cosas

    inmediatamente y crear la ilusin de un espacio ordenado y despejado. Bajaremosa la tienda, compraremos algunos recipientes bonitos y crearemos una habitacinminimalista tout de suite. Por desgracia, guardarlo todo en cajones, cestas y cubosno es la solucin; el ojos que no ven, corazn que no siente no sirve en este caso.Las cosas guardadas (ya sea en el armario del recibidor, en el stano o en un trasteroen la otra punta de la ciudad) tambin las tenemos presentes. Para liberarnosmentalmente tenemos que deshacernos de las cosas, pero de verdad.

    Otro elemento que cabe tener en cuenta es que, adems de agobiarnos fsica ymentalmente, lo material nos esclaviza econmicamente a travs de la deuda quecontraemos para pagarlo. Cuanto ms dinero debemos, peor dormimos y mslimitadas son nuestras oportunidades. No es fcil levantarse cada maana para ir aun trabajo que no nos gusta y poder pagar as cosas que tal vez ya no tengamos, o queno utilizamos, o que ni siquiera queremos. Se nos ocurren tantas cosas quepreferiramos estar haciendo! Adems, si nos gastamos el sueldo en bienes deconsumo, agotamos los recursos para emprender otras actividades ms satisfactorias,como un curso de arte o un negocio prometedor.

    Los viajes nos permiten establecer una perfecta analoga con la libertad de unavida minimalista. Piensa en lo pesado que resulta andar por ah con dos o tresmaletas cargadas cuando ests de vacaciones. Llevas mucho tiempo pensando en elviaje, y al bajar del avin ests impaciente por verlo todo. Pero no tan rpido:primero tienes que esperar (y esperar... y esperar) a que aparezcan tus maletas en lacinta. Despus, tienes que tirar de ellas para salir del aeropuerto. Es posible quevayas a la parada de taxis, ya que maniobrar con ellas en el metro sera casiimposible. Y olvdate de ir a dar una vuelta; tienes que ir directamente al hotel paradeshacerte de esa enorme carga. Cuando finalmente llegas a la habitacin, estsagotado.

    Por desgracia, guardarlo todo en cajones, cestas y cubos no es lasolucin.

    El minimalismo, por su parte, te brinda agilidad. Imagina que viajas con solo una

    mochila ligera; la experiencia es, sin duda, estimulante. Llegas a tu destino, sales delavin y te escabulles entre la gente que espera su equipaje. Entras en el metro, tomasun autobs o caminas hacia el hotel. Durante el trayecto disfrutas de las vistas, lossonidos y los olores de una ciudad desconocida, con el tiempo y la energa

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  • suficientes para saborearlo todo. Tienes movilidad y flexibilidad, y eres libre comoun pjaro; puedes entrar con tu mochila en museos y lugares tursticos, y guardarla enuna taquilla si lo necesitas.

    En contraste con el supuesto de las maletas, te mueves con soltura y te pasas latarde visitando la ciudad en lugar de tener que cargar con tus cosas. Llegas al hotelentusiasmado por la experiencia y listo para continuar.

    Cuando dejamos de estar encadenados a nuestras posesiones, saboreamos lavida, conectamos con los dems y participamos en nuestras comunidades. Estamosms abiertos a las experiencias y ms capacitados para identificar y aprovechar lasoportunidades. Cuanto menos equipaje arrastremos (fsica y mentalmente), mspodremos vivir!

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    Desapgate de tus cosas

    El budismo zen nos ensea que, para ser felices, debemos dejar de lado nuestrosapegos mundanos. De hecho, Bash, un famoso poeta conocido por sus haikus,escribi:

    Desde que ardi mi casaveo mejorla luna naciente.

    He ah alguien despojado de todas sus posesiones!No es necesario llegar a tales extremos, pero haramos bien en cultivar una

    actitud similar de falta de apego. Desarrollar esa actitud nos facilitar en granmedida despejar nuestras casas (por no mencionar el dolor que nos ahorraremos sinuestras pertenencias desaparecen por otras causas, como robos, inundaciones,incendios o embargos).

    Por tanto, dedicaremos este captulo a realizar ejercicios mentales para dejar deestar tan enganchados a nuestras pertenencias. Para conseguir nuestros objetivostendremos que estirarnos, calentar y prepararnos para la tarea que se nos avecina. Enlas siguientes pginas ejercitaremos los msculos minimalistas (y ganaremos enfortaleza y flexibilidad psicolgica, que necesitaremos para enfrentarnos a nuestrascosas).

    Empezaremos con algo fcil para entrar en calor: imaginemos la vida sinnuestras cosas materiales. Es sencillo; en realidad no tenemos que imaginarlo, bastacon que lo recordemos.

    Muchos de nosotros recordamos la juventud como una de las pocas ms felicesy despreocupadas de nuestras vidas. No importa si vivamos en una caja de cerillas(en muchos casos, compartida con dos o tres personas ms) y apenas tenamosdinero. Tampoco que no pudisemos permitirnos ropa de marca, relojes bonitos oaparatos electrnicos. Todas nuestras posesiones caban en unas pocas cajas, y nonos preocupbamos por las reparaciones del coche, por el mantenimiento de la casani tampoco por llevar la ropa a la tintorera. Lo poco que tenamos era muysecundario con respecto a nuestra vida social.

    Crees que esa libertad es cosa del pasado? No necesariamente. Muchos denosotros tenemos la oportunidad de revivir nuestra existencia sin pertenencias una

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  • o dos veces al ao, cuando nos vamos de vacaciones. De hecho, el trminovacaciones procede del latn vacare, que significa vaciar. No es de extraar quenos guste tanto alejarnos de todo!

    Piensa en la ltima vez que fuiste de camping, por ejemplo. Llevaste todo lonecesario para tu comodidad y supervivencia en una mochila. Apenas te import tuaspecto, y te las apaaste perfectamente bien con la ropa que llevabas en la mochila.Preparaste la cena en un cazo sobre una hoguera y cenaste con un plato, un vaso y untenedor, nada ms. La tienda, el ms sencillo de los cobijos, te mantuvo caliente yseco. Tus posesiones mnimas estaban en armona con tus necesidades, de maneraque tuviste mucho tiempo para relajarte y disfrutar de la naturaleza.

    Por qu, entonces, necesitamos mucho ms cuando volvemos a la vida real?Bueno, lo cierto es que no es as, y esa es la base de estos ejercicios. Llegaremos areconocer que gran parte de lo que nos rodea no es necesario para nuestra salud ynuestra felicidad.

    Ahora que ya estamos un poco relajados, vamos a pasar al siguiente nivel:imagina que te trasladas a un pas extranjero. Pero no empieces llamando alguardamuebles ms cercano, porque se trata de un traslado permanente. No puedesapilar tus cosas en un trastero pensando que vas a volver. Adems, transportarobjetos a grandes distancias resulta complicado y caro, as que tendrs que quedartenicamente con lo imprescindible.

    Revisa el contenido de tu casa y decide exactamente qu te llevars. Tu guitarravieja y cascada pasar la prueba? Qu me dices de tu coleccin de animales deporcelana? Vas a dedicar un valioso espacio en el transporte a ese jersey tan feoque te regalaron hace tres navidades, los zapatos que te destrozan los pies a losquince minutos de llevarlos puestos o aquel cuadro que heredaste, pero que nunca tegust? Por supuesto que no! No te sientes bien? Resulta sorprendente de cuntascosas puedes deshacerte cuando, de repente, tienes permiso.

    Muy bien, ya ests en marcha. Ahora toca un ejercicio difcil: en plena noche tedespierta el sonido penetrante de la alarma de incendios. Vaya por Dios! Disponesde solo unos minutos (tal vez segundos) para decidir qu vas a salvar mientras salespitando de casa.

    En el panorama global, nuestras posesiones no son tan importantes.

    Es cierto que en esas circunstancias no tendrs mucho margen para tomar

    decisiones y debers fiarte principalmente de tu instinto. Si dispones de tiempo, esposible que recojas algunos archivos importantes, el lbum familiar de fotos y tal

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  • vez el ordenador. Sin embargo, es ms probable que tengas que sacrificar todas tuscosas para ponerte a salvo junto a tu familia y tus mascotas. En ese momento no teimportarn nada todas esas cosas que te haban llegado a obsesionar tanto en elpasado.

    Uf! Vamos a relajarnos un momento despus del mal trago, a recuperar el latidonormal de nuestros corazones. De hecho, vamos a tranquilizarnos tanto que elcorazn dejar de latir. Cmo?

    Por mucho que nos disguste pensar en ello, nuestro tiempo en este planeta seagotar algn da y, por desgracia, podra ocurrir antes de lo que pensamos. Y qupasar despus? Que alguien revisar nuestras cosas. Ostras! Menos mal que nopodremos sonrojarnos, porque podra ser una situacin realmente embarazosa.

    Nos guste o no, lo que dejamos atrs se convierte en parte de nuestro legado, ysupongo que ninguno de nosotros quiere que se nos recuerde como chatarreros otraperos. No preferiras que te recordaran como alguien que vivi ligero deequipaje y airoso, con tan solo lo bsico y algn que otro objeto especial?

    Date un poco de tiempo para catalogar mentalmente tu herencia. Qu historiaexplican tus pertenencias de ti? Esperemos que no sea algo del tipo: To, tenaverdadera aficin por los tperes, o qu raro, no saba que coleccionasecalendarios viejos. Haz un favor a tus herederos y no les obligues a tener quelimpiar una casa llena de trastos cuando t ya no ests. De lo contrario, cuando echesun vistazo desde el ms all, es probable que veas a un montn de desconocidosmanoseando tus tesoros en cualquier rastrillo.

    De acuerdo, lo prometo, se acab el pesimismo. Este es un libro alegre! Lacuestin es que un sobresalto con respecto a nuestras rutinas cotidianas (ya sea enforma de vacaciones o de desgracia) nos ayuda a poner en perspectiva nuestrascosas. Esos supuestos nos sirven para entender que en el panorama global, nuestrasposesiones no son tan importantes y, al ser conscientes de ello, podremos debilitar elpoder que ejercen sobre nosotros y estar listos (y dispuestos) para desprendernos deellas.

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    Acta como un buen portero

    El escritor y diseador britnico William Morris escribi una de mis frasesminimalistas preferidas: No tengas nada en casa que no sea til o que no consideresbonito. Es un consejo maravilloso, pero exactamente cmo lo ponemos enprctica? Al fin y al cabo, no metemos en casa objetos intiles o feos a propsito,pero esos indeseables acaban hacindose un hueco de todos modos. La solucin?Convertirse en un buen portero.

    El concepto es bastante sencillo. Los objetos llegan a nuestras casas por dosvas: los compramos o nos los dan. Por mucho que nos gustara creerlo, no se cuelanen casa para refugiarse de la intemperie cuando no miramos. No se materializan dela nada ni se reproducen a nuestras espaldas (excepto, quiz, los clips y los tperes).Por desgracia, la responsabilidad recae directamente en nosotros, que somos los queles permitimos la entrada.

    Mientras revisas tus posesiones, pregntate cmo lleg a tu vida cada una de lascosas que tienes. La buscaste, pagaste por ella y te la llevaste entusiasmado a tucasa? Te sigui a casa tras aquella conferencia en Chicago o aquel viaje a Hawai?O se col disfrazada con un papel vistoso y un lazo bonito?

    Nuestras casas son nuestros castillos, y dedicamos abundantes recursos adefenderlas. Las rociamos con plaguicidas para mantener a raya a los insectos,utilizamos filtros de aire para evitar las sustancias contaminantes e instalamossistemas de seguridad para mantener alejados a los intrusos. Qu nos falta? Unbloqueador de objetos que impida la entrada de trastos en casa! Dado que todava noexiste un producto as en el mercado (y si aparece en el futuro, que sepas que aquescuchaste hablar de l primero), debemos abordar la cuestin por nuestra cuenta.

    Lo nico que tenemos que hacer es pararnos a preguntarnos porqu? antes de comprar.

    Tenemos el poder de ejercer un control absoluto sobre lo que compramos. No

    permitas que bajen tus defensas cuando entre algo en el carro de la compra; dehecho, no lleves nada a la caja sin hacerte las siguientes preguntas (mentalmente!)

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  • por cada posible adquisicin: Mereces un lugar en mi casa?, Qu valoraportars a mi casa?, Me vas a facilitar la vida?, O me vas a dar msproblemas?, Tengo un sitio donde colocarte? Ya tengo algo igual? Querrconservarte para siempre (o durante mucho tiempo)?, En caso negativo, mecostar mucho deshacerme de ti?. Esta ltima pregunta me salv de llevarme a casauna maleta llena de recuerdos de Japn, porque cuando algo va unido a un recuerdo,es muy difcil deshacerse de ello.

    Lo ves? No es tan difcil. Lo nico que tenemos que hacer es pararnos apreguntarnos por qu? antes de comprar. Sin embargo, qu pasa con aquello queno decidimos adquirir (y que, en algunos casos, ni siquiera queremos)? Hablo deregalos, obsequios y objetos promocionales. Puede ser difcil (o de mala educacin)rechazarlos, pero cuando se hacen con un hueco en casa, resulta todava ms difcildesalojarlos.

    La mejor defensa es un buen ataque, sobre todo cuando se trata de los obsequiospromocionales. Aprender a rechazarlos educadamente es una tcnica muy til que teservir ms veces de las que imaginas. Pasa de imanes, bolgrafos y pisapapeles conlogos de empresa, y pide en su lugar una tarjeta. No te lleves muestras de cosmticosen el centro comercial (eh, un momento, qu hacas en el centro comercial?), ni dedetergentes en el supermercado. Rehsa la tostadora cuando abras una cuenta en elbanco y pide un depsito equivalente en efectivo (vale la pena intentarlo!). Y, sobretodo, no te lleves las botellitas de gel y champ de los hoteles. A menos querealmente pienses utilizarlos, no permitas que esas miniaturas se acumulen en tusarmarios.

    Los regalos, por su parte, requieren una estrategia distinta. En general,rechazarlos no es una opcin. Creo que lo mejor es aceptarlos con educacin, sinexagerar los gestos de gratitud (de lo contrario, recibirs ms!). A continuacintendremos que concentrar nuestros esfuerzos en evitar que nos hagan ms regalos(por ejemplo, retirndonos de los intercambios de regalos) y en ver qu hacemos conlos que ya hemos recibido, pero no queremos. En el captulo 28 trataremos esteespinoso tema con detalle.

    Para ser un buen portero tienes que pensar que tu casa es un espacio sagrado, noun trastero. No ests obligado a dar cobijo a cualquier objeto que se cruce en tucamino. Cuando uno intente colarse o fascinarte, recuerda que tienes el poder denegarle la entrada. Si el objeto no va a aportar nada a tu vida en cuanto a utilidad obelleza, cuelga el cartel de completo. Una simple negativa de entrada te ahorrarmucho trabajo despus.

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    Haz sitio al espacio

    Espero que te gusten las citas, porque voy a empezar este captulo con otra de misfavoritas: La msica es el espacio entre las notas. Y esta es mi interpretacin delas palabras del compositor Claude Debussy: la belleza requiere cierto vaco paraser apreciada; de lo contrario, solo tenemos caos y cacofona.

    En lo que nos concierne, daremos un giro minimalista a esta idea y diremos quela vida es el espacio entre nuestras pertenencias. El exceso y la acumulacinpueden sofocar nuestra creatividad y hacer que nuestras vidas resulten discordantes.Por el contrario, cuanto ms espacio tengamos, con ms belleza y armona podremosvivir.

    En realidad, el espacio no es gran cosa, pero parece que nunca tenemossuficiente. La falta de sitio nos angustia a ms no poder; haramos casi cualquiercosa para tener ms espacio en casa, en los armarios o en el garaje. Recordamos quetenamos muchsimo en el pasado, y su desaparicin nos preocupa. Miramos anuestro alrededor perplejos y nos preguntamos: Dnde est todo el espacio quetenamos?.

    Guardamos gratos recuerdos del primer da que pisamos nuestra casa; oh, todoaquel espacio maravilloso! Pero qu ha pasado? Ya no es tan impresionante comolo recordbamos. Pues bien, nuestro espacio no se ha ido a ninguna parte. Estexactamente donde lo dejamos. El espacio no ha cambiado, pero nuestrasprioridades s. Prestamos tanta atencin a lo material que nos olvidamos porcompleto del espacio. Perdimos de vista el hecho de que ambos se excluyenmutuamente, de que con cada cosa nueva que entra en casa, desaparece un poco deespacio. El problema es que damos ms valor a las cosas que al espacio.

    La buena noticia es que, aunque el espacio se pierda con facilidad, tambin esmuy sencillo de recuperar. Lbrate de una sola cosa y... voil! Espacio! Deshaztede otra y... voil! Ms espacio! Todos esos pequeos espacios formarn muypronto un gran espacio, y podremos movernos otra vez por esa zona. Aprovechatodo ese espacio recuperado y salta de alegra!

    Lo que debemos recordar (y resulta muy fcil de olvidar) es que la cantidad decosas que podemos poseer est limitada por el espacio del que disponemos paracontenerlas. Es pura fsica. Por mucho que rellenemos, estrujemos o empujemos, esono cambiar. Aunque guardes las cosas en bolsas mgicas al vaco, tendrn que ir

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  • a parar a alguna parte. Por tanto, si vives en un piso pequeo, o si no dispones demuchos armarios, no puedes meter muchas cosas en casa. Punto.

    Aunque el espacio se pierda con facilidad, tambin es muy sencillo derecuperar.

    Por esa misma regla de tres, no es necesario que llenemos todo el espacio del

    que disponemos. Recuerda que el espacio tiene el mismo valor que las cosas (o ms,segn lo mires). Si vives en una casa de ciento veinte metros cuadrados, no esnecesario que adquieras ciento veinte metros cuadrados de cosas. Si tienes la suertede contar con un vestidor, no tienes por qu llenarlo hasta el ltimo milmetro. Enserio! De hecho, vivirs y respirars con mucha ms comodidad si no lo haces.

    En la introduccin hemos comentado someramente el valor de los recipientes, yque tienen el mayor potencial cuando estn vacos. Si queremos disfrutar de una tazade t, necesitamos una taza vaca para servirlo. Si queremos preparar una comida,necesitamos un recipiente vaco para cocinar en l. Si queremos bailar un tango,necesitamos una sala vaca para movernos.

    De igual forma, nuestras casas son los recipientes de nuestra vida domstica.Para relajarnos, crear y jugar con nuestra familia necesitamos un poco de espaciovaco. Tambin podemos imaginar nuestra casa como el escenario de nuestra vida.Para que la actuacin sea sublime, tenemos que poder movernos y expresarnoslibremente; no tiene nada de divertido (y no es elegante) andar por ah tropezandocon el atrezo.

    Asimismo, necesitamos espacio para nuestras ideas y nuestros pensamientos: unahabitacin catica casi siempre conduce a una mente catica. Pongamos que estssentado en el sof, leyendo o escuchando msica, y un pensamiento muy profundo seapodera de tu imaginacin; de repente comprendes la naturaleza humana o ests apunto de descubrir el significado de la vida. Ests ensimismado, resolviendo losmisterios de la humanidad, cuando tu mirada se detiene en la pila de revistas de lamesita, o en la mquina de coser rota de la esquina. Hum... tengo que ocuparme deeso piensas. A ver si tengo tiempo antes de la cena. De inmediato, tu mente sedesva y pierdes el hilo del pensamiento. Y, con l, tu legado como gran filsofo.

    Por supuesto, no es necesario que invoques a Aristteles para apreciar unentorno despejado y ordenado. Incluso las actividades ms mundanas se beneficianenormemente del espacio y de un entorno despejado; por ejemplo, resulta mucho msfcil prestar toda tu atencin a tu pareja o a tu beb cuando no hay montones dechismes alrededor que te confunden y te distraen.

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  • De hecho, eso es lo mejor del espacio: hace que las cosas (y las personas) queson realmente especiales para nosotros cobren todo el protagonismo. Si tuvieses uncuadro precioso, no lo amontonaras con otros objetos de decoracin, sino que locolgaras solo, con suficiente espacio alrededor para que luzca. Si tuvieses un jarrnexquisito, no lo enterraras entre un montn de trastos, sino que lo colocaras en supropio pedestal. Tenemos que tratar lo que es importante para nosotros con eserespeto, y eso implica eliminar todo aquello que no sea tan importante.

    Al crear espacio en nuestras casas, volvemos a centrar la atencin donde debeestar: en lo que hacemos, y no en lo que poseemos. La vida es demasiado corta paramalgastarla preocupndonos por lo material. Cuando seamos viejos, no nosemocionaremos al recordar las cosas que tuvimos, sino lo que hicimos en losespacios que habitan entre nuestras pertenencias.

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    Disfruta sin poseer

    Y si alguien te ofreciese La Mona Lisa con la condicin de que no pudiesesvenderla? Sin duda, tendras la oportunidad de contemplar un cuadro espectacularlas veinticuatro horas del da, pero, de repente, sentiras que recae en ti laresponsabilidad de custodiar uno de los mayores tesoros de la humanidad. Tendrasque hacer un gran esfuerzo para mantenerlo a salvo de robos, evitar que seacumulase el polvo, protegerlo del sol y conservarlo a la temperatura y humedadadecuadas. Adems, tendras que lidiar con el goteo continuo de amantes del arte quedesearan ver el cuadro. Con toda probabilidad, el placer de tenerlo se verasustituido por el agobio de mantenerlo. Antes de que te dieses cuenta, esa misteriosasonrisa dejara de resultarte tan encantadora.

    Pensndolo bien, gracias pero no, que se quede en el Louvre!En nuestra sociedad moderna tenemos la increble suerte de poder disfrutar de

    numerosas obras maestras sin necesidad de adquirirlas y mantenerlas en nuestrascasas. Nuestras ciudades son impresionantes fuentes de arte, cultura y ocio, de modoque no tenemos necesidad de crear aproximaciones artificiales dentro de nuestrascuatro paredes.

    Aprend esa leccin hace unos aos, recin salida de la universidad. Habaestudiado historia del arte y trabajaba a tiempo parcial en una galera de artecontemporneo. Asist a montones de exposiciones, le muchsimos artculos y mecrea toda una experta. As que, cuando me surgi la oportunidad de comprar ungrabado de un artista conocido, no la dej escapar. Era un gran paso en mi vida dejoven adulta y de futura coleccionista de arte.

    El placer de la adquisicin se difumin un poco cuando me vi ante laresponsabilidad (y el gasto) de enmarcar la obra adecuadamente. Despus tuve queenfrentarme a la cuestin de dnde colocarla. Naturalmente, no me haba parado apensar cmo quedara una obra de arte moderno en mi apartamento de antes de laguerra. Tampoco haba tenido en cuenta aspectos como la iluminacin, los destellosy las lneas de visin. Al final lo coloqu encima de la chimenea. Aunque chocaba unpoco con las baldosas antiguas, quera que fuese la pieza central de mi decoracin(al fin y al cabo, haba pagado un buen dinero).

    Una vez solucionado todo eso, por fin pude sentarme y admirar mi tesoro.Imagina mi sorpresa cuando un da me encontr un bichito negro justo en medio de

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  • mi precioso grabado. No me explicaba cmo haba podido meterse entre la obra y elcristal, pero no poda hacer nada, as que tuve que dejarlo all.

    A pesar de todo, exhib el grabado con orgullo, y lo envolv con cuidado parallevrmelo cuando me mud. El contrato del nuevo apartamento prohiba haceragujeros en las paredes, de modo que el grabado acab ocupando un lugar menoselegante, el suelo. Despus de varias mudanzas, cada vez me entusiasmaba menos laidea de buscarle un nuevo lugar. Se pas cinco aos envuelto en plstico deburbujas, en un armario, hasta que finalmente lo vend. A partir de aquel momentodecid dejar el arte para los museos y visitarlos cuando me apeteciese.

    Lo cierto es que encontrar el modo de disfrutar sin poseer es una de las clavesde un hogar minimalista. Un buen ejemplo son esas mquinas para prepararcapuchinos que acumulan polvo en la cocina. En teora, parece muy cmodo (y hastaun punto decadente) poder prepararte una taza de espumoso caf en la comodidad delhogar. En la prctica, es un engorro preparar, programar y limpiar el aparato, y pararematar, el capuchino no est tan bueno como parece. En cierto modo resulta menosespecial si podemos prepararlo en cualquier momento. Despus de hacer decamareros unas cuantas veces, nos damos cuenta de que es mucho ms divertidobajar a la cafetera y disfrutar del ambiente mientras nos tomamos un caf.

    En la bsqueda de un estilo de vida minimalista debemos resistir la tentacin derecrear el mundo exterior dentro de nuestras viviendas. En lugar de equipar tu casacomo un cine, un gimnasio o un patio con aire de balneario, con el consiguientemantenimiento que conlleva, ve al cine, sal a correr o ve al parque o a la piscina. Deese modo podrs disfrutar de esas actividades sin tener que almacenar y mantenertodas esas cosas.

    Si eres especialmente propenso a comprar cosas bonitas, convierte el disfrutarsin poseer en tu mantra cuando vayas de compras. Admira la delicadeza de unafigurita de cristal, la artesana de un brazalete antiguo o los colores intensos de unjarrn hecho a mano, pero no te los lleves a casa, djalos donde estn. Piensa queests dando una vuelta por un museo, que es una oportunidad para admirar la bellezay el diseo de objetos bien hechos, sin la posibilidad (o la presin) de poseerlos. Yohago lo mismo cuando navego por internet y, sinceramente, disfruto tanto viendo lasfotos como lo hara si hubiera comprado esos objetos.

    En la bsqueda de un estilo de vida minimalista debemos resistir latentacin de recrear el mundo exterior dentro de nuestras viviendas.

    En nuestro viaje hacia el minimalismo queremos reducir la cantidad de objetos

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  • que tenemos y que exigen cuidados. Por suerte, hay muchas posibilidades de ponerloen prctica: basta con desplazar algunas actividades al mbito pblico. De hecho, seproduce un maravilloso efecto secundario. Cuando visitamos un parque, un museo,un cine o una cafetera (en lugar de querer recrear experiencias similares en casa),nos sentimos ms activos socialmente y ms comprometidos con la comunidad. Alderribar los muros de objetos que nos rodean, podemos salir al mundo y disfrutar deexperiencias ms autnticas, directas y satisfactorias.

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  • 9

    La alegra de lo suficiente

    El filsofo chino Lao Tse, autor de Tao Te Ching, escribi: Es rico aquel que sabeque tiene suficiente.

    Suficiente, un concepto resbaladizo. Lo que es suficiente para uno es muy pocopara otro y demasiado para el de ms all. La mayora de nosotros estaramos deacuerdo en que tenemos suficiente comida, agua, ropa y cobijo para satisfacernuestras necesidades bsicas. Y, probablemente, cualquiera que lea este libropensar que tiene suficientes cosas. Entonces, por qu seguimos sintiendo laurgencia de comprar y poseer ms cosas?

    Vamos a analizar la palabra suficiente un poco ms de cerca. La Real AcademiaEspaola la define como bastante para lo que se necesita. Pero hay un problema:aunque tengamos nuestras necesidades cubiertas, queda la cuestin de los deseos.Para experimentar la alegra de lo suficiente tenemos que centrarnos en esacuestin. En realidad, es muy sencillo: la felicidad consiste en amar lo que se tiene.Cuando los deseos se satisfacen con las cosas que ya se tienen, no hay necesidad deadquirir nada ms. Sin embargo, los deseos pueden ser muy inoportunos. Paracontrolarlos debemos entender qu los impulsa.

    Imaginemos que vivimos en medio de ninguna parte, sin acceso a la televisin nia internet, sin revistas ni peridicos. Aunque vivamos de manera sencilla, estamosperfectamente satisfechos con lo que tenemos. No pasamos fro, estamos bienalimentados y a salvo de los elementos. En resumen, tenemos suficiente. Un da, unafamilia se construye una casa junto a la nuestra, ms grande y ms llena de cosas. Derepente, nuestro suficiente ya no nos lo parece tanto. Van llegando ms familias,todas con distintos tipos de casas, coches y objetos; madre ma, no nos habamosdado cuenta de cuntas cosas no tenemos! Una conexin por satlite nos trae latelevisin e internet, y nos asomamos a las lujosas vidas de los ricos y famosos.Seguimos teniendo las mismas posesiones que antes (con las que, hasta el momento,estbamos perfectamente satisfechos), pero ahora no podemos evitar sentir que nosfaltan cosas.

    Qu ha ocurrido? Hemos sido vctimas del clsico dilema de no ser menos quelos dems. De repente, ya no medimos nuestro suficiente en trminos objetivos(es nuestra casa suficiente para nuestra familia?), sino relativos (es nuestra casatan bonita, grande o nueva como la del vecino?). Y, lo que es peor, el problema se

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  • agrava porque el listn sigue movindose: cuando llegamos al nivel de uno de losvecinos, nos centramos en el siguiente. Afrontmoslo, siempre habr alguien quetenga ms que nosotros. A menos que creamos realmente que nos convertiremos enlas personas ms ricas del mundo, resulta intil definir nuestra riquezacomparndonos con los dems. Lo gracioso es que ni siquiera los multimillonariosson inmunes a este fenmeno, ya que compiten por el tamao de sus barcos. Siconformarse con lo que uno tiene est incluso fuera del alcance de los ms opulentos,qu sentido tiene?

    La cuestin es que una vez cubiertas nuestras necesidades bsicas, la felicidadtiene muy poco que ver con la cantidad de cosas materiales que poseamos. Pasadoese punto, la utilidad (o satisfaccin) marginal que se obtiene al consumir msproductos disminuye rpidamente. Es ms, se convierte en negativa en el punto quelos economistas denominan punto de saciedad (tal vez sea esa la razn por la queests leyendo este libro). Es por eso que tener ms casi nunca nos satisface, y enalgunos casos, incluso nos resta felicidad. Por tanto, el deseo de ser ms que elvecino es un engao del que las nicas que salen beneficiadas son las empresas quevenden los productos. Seramos ms felices, y estaramos ms relajados ysatisfechos, si nos desentendisemos por completo de la bsqueda de tener ms.

    Cultivar una actitud de gratitud es mucho ms propicio para un estilo de vidaminimalista. Si reconocemos la abundancia en nuestra vida y valoramos lo quetenemos, no desearemos ms. Simplemente debemos centrarnos en lo que poseemos,en vez de en aquello de lo que carecemos. Si hacemos comparaciones, tienen que serglobales adems de locales; tenemos que mirar tambin hacia abajo, no solo haciaarriba. Aunque podemos sentirnos en desventaja en relacin con los ms ricos denuestro pas, vivimos como reyes en comparacin con muchas otras personas de todoel mundo.

    Una vez cubiertas nuestras necesidades bsicas, la felicidad tiene muypoco que ver con la cantidad de cosas materiales que poseamos.

    Hubo un tiempo en que me senta insatisfecha porque mi casa solo tena un cuarto

    de bao. Qu poco prctico es que la naturaleza te llame y alguien se est duchando!Qu incmodo si hay que compartirlo con algn invitado! Entonces, un da lleg amis manos un libro maravilloso: Material World: A Global Family Portrait [Mundomaterial: un retrato de familia global], de Peter Menzel. Presentaba a familiasmedias de todo el mundo, fotografiadas delante de sus casas con todas susposesiones a su alrededor. Si alguna vez te has sentido en desventaja, hojea ese

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  • libro. Resulta verdaderamente revelador ver lo poco que tienen algunos; aprend, porejemplo, que en ciertos lugares del mundo no existen los lavabos dentro de casa. Medio una nueva perspectiva de mi abundancia relativa, y entend que era muyafortunada por tener un bao.

    Ahora que comprendemos mejor qu lugar ocupamos en el mundo (no solo encomparacin con los famosos o con nuestros vecinos), vamos a zanjar el tema de losuficiente con un pequeo ejercicio. Es muy sencillo; solo necesitas lpiz y papel(o el ordenador, si lo prefieres). Listo? Recorre tu casa y haz una lista de todo loque tienes. S que algunos estarn leyendo esto sin poder creerlo, pero no, no estoyde broma. Incluye en la lista cada libro, cada plato, cada tenedor, cada camiseta,cada zapato, cada sbana, cada bolgrafo, cada chisme (en resumen, todos y cada unode los objetos) que hay en tu casa. Demasiado difcil? Prueba con una solahabitacin. As tampoco? Intntalo con un solo cajn. Parece agobiante, verdad?Todava crees que no tienes suficientes cosas?

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    Vive una vida sencilla

    Mahatma Gandhi dijo: Vive ms sencillamente para que otros puedan sencillamentevivir. Esa podra ser la mayor motivacin para convertirte en minimalista.

    Ahora que estamos pensando globalmente, plantemonos lo siguiente:compartimos el mundo con ms de siete mil millones de personas. El espacio y losrecursos son finitos. Cmo podemos garantizar que haya suficiente comida, agua,tierra y energa para todos? Pues no utilizando ms de lo que necesitamos. Por cadaextra del que nos apropiemos, alguien (ahora o en el futuro) se quedar sin suparte. Puede que ese extra no suponga gran cosa para nuestro bienestar, pero paraotra persona podra ser una cuestin de vida o muerte.

    Tenemos que ser conscientes de que no vivimos en un vaco, de que lasconsecuencias de nuestros actos se propagan por todo el mundo. Seguiras dejandoel grifo abierto mientras te lavas los dientes si eso significase que otra personapasara sed? Seguiras conduciendo un coche que consume mucho combustible sisupieses que la escasez mundial de petrleo provocara pobreza y caos? Teconstruiras una casa descomunal despus de presenciar de primera mano los efectosde la deforestacin? Si entendiramos el impacto de nuestro estilo de vida, esposible que optsemos por vivir de un modo ms sencillo.

    Nuestras decisiones como consumidores influyen directamente en el medioambiente. Cada artculo que compramos, de comida a televisores y coches, consumeparte de la riqueza de la Tierra. Y no se trata nicamente de que consuma energa yrecursos naturales, sino de que su eliminacin tambin tiene consecuencias.Realmente queremos que nuestros nietos vivan entre gigantescos vertederos? Cuantomenos necesitemos, mejor estaremos todos (y nuestro planeta). Por tanto, deberamosreducir el consumo en la medida de lo posible y optar por productos y embalajesfabricados con la mnima cantidad de materiales (y que estos sean biodegradables oreciclables).

    Lo que compramos tambin influye en los dems. Por desgracia, las subcontratasinternacionales han desplazado las fbricas all donde la mano de obra es barata yapenas existen normativas. Cada vez que compramos algo, debemos pensar dnde yquin lo ha fabricado. Nadie al otro lado del mundo debera trabajar en condicionesinjustas, peligrosas o inhumanas para que nosotros podamos comprarnos otrosvaqueros; tampoco el aire que respiran y el agua que consumen deberan quedar

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  • contaminados para que nosotros podamos disfrutar de un sof nuevo. Tenemos quebuscar artculos cuya produccin enriquezca, y no destruya, las vidas y lascomunidades de quienes los hayan fabricado.

    Por supuesto, resulta casi imposible calcular el impacto de cada artculo quecompramos. Deberamos aprender por nosotros mismos del mejor modo posible,pero probablemente tardaramos meses en recopilar la informacin necesaria parauna sola compra. Por suerte, podemos sortear esa dificultad, y minimizar adems elimpacto que provocamos como consumidores, comprando productos locales,optando por artculos usados y consumiendo menos.

    Comprar productos locales aporta unos beneficios ticos, medioambientales yeconmicos considerables. En primer lugar, aumenta la probabilidad de que losproductos se hayan fabricado en condiciones de trabajo justas y humanas; es menosprobable que exista un taller clandestino detrs de un escaparate de una callecomercial. En segundo lugar, se elimina el transporte a grandes distancias, con elconsiguiente ahorro en energa. Los productos que recorren tan solo unos pocoskilmetros son considerablemente ms amables con el planeta. En tercer lugar, nosayuda a apoyar negocios que comparten nuestros valores, crean puestos de trabajolocales e invierten en nuestras comunidades.

    La compra de artculos usados nos permite obtener lo que necesitamos sinmermar un poco ms los recursos naturales. Por qu malgastar materiales y energaen un producto nuevo cuando uno que ya existe har el mismo uso? En lugar de ir aun centro comercial, opta por tiendas de segunda mano para comprar muebles,electrodomsticos, dispositivos electrnicos, ropa, libros y juguetes, entre otros.Este tipo de establecimientos, los anuncios clasificados, las pginas web como eBayo Nolotiro.org y las aplicaciones como Wallapop son autnticas minas de artculosusados en perfecto estado. Enorgullcete de ser el segundo (o el tercero, o el cuarto)propietario de algo, pues es una manera econmicamente inteligente y ecolgica desatisfacer las necesidades.

    Al reducir el consumo para salvar el mundo, nuestras casas semantienen limpias, sobrias y ordenadas.

    Por ltimo, comprar menos es la piedra angular del estilo de vida minimalista.

    Limitar las compras a lo esencial es el mejor modo de suavizar nuestro impactocomo consumidores. De ese modo nos aseguramos de que, como individuos, somosmenos responsables de la disminucin de los recursos, del sufrimiento de muchaspersonas y de la generacin de residuos. Si realmente no necesitamos otro jersey u

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  • otros zapatos, no los compremos solo porque estn de moda. Pensemos en losrecursos utilizados para producirlos, en las fbricas en las que se producen, en elcoste de transportarlos por todo el planeta y en el impacto final de su eliminacin.Basemos nuestras decisiones de consumo en nuestras necesidades y en el ciclo vitalcompleto de cada producto, no en que nos gusta el color o en que lo hemos visto enun anuncio.

    Esta filosofa, adems, nos ayuda a conseguir otros objetivos minimalistas, yaque al reducir el consumo para salvar el mundo, nuestras casas se mantienen limpias,sobrias y ordenadas.

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  • Segunda parte

    EL MTODO STREAMLINE

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  • Ahora que ya hemos adoptado una actitud minimalista, estamos listos para ponerla enprctica. Los siguientes captulos presentan el mtodo STREAMLINE, (en ingls,optimizacin), diez tcnicas infalibles para eliminar el desorden en nuestras casasy evitarlo para siempre. Son fciles de aplicar y de recordar, dado que cada letra dela palabra streamline representa un paso concreto en nuestro proceso de limpieza.Cuando las dominemos, ya nada nos podr detener!

    S Siempre hay que volver a empezarT Trasto, Tesoro o TraspasoR Razn de ser de cada objetoE En cada lugar, una cosa, y cada cosa en su lugarA Apartarlo todo de las superficiesM MdulosL LmitesI Intercambio: entra uno, sale unoN Nada de ser permisivo: restringeE El mantenimiento diario

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    Siempre hay que volver a empezar

    Lo ms difcil de cualquier tarea es saber por dnde empezar. Cuando contemplamosnuestras casas, vemos montones de cosas por todas partes: en los rincones, en losarmarios, en los cajones, en los vestidores, en las despensas, en las encimeras y enlos estantes. Adems, es posible que tengamos objetos fuera de la vista en stanos,buhardillas, garajes y trasteros; sin embargo, aunque no las veamos, no nosolvidamos de ellas. Si te sientes agobiado, no desesperes; no ests solo.

    En ocasiones parece que lo nico que puede acabar con la acumulacin ennuestras casas es una especie de fenmeno natural o una circunstancia extrema. Pordesgracia, el orden no se consigue de manera instantnea, sino que es algo en lo quetenemos que trabajar, poco a poco y a conciencia. No obstante, he aqu la buenanoticia: cuando empecemos a cogerle el gusto, se nos dar cada vez mejor y, lo creaso no, acabar siendo divertido!

    De hecho, no imaginaba el subidn que iba a experimentar cuando dej laprimera bolsa de basura en el bordillo. Lo que esperaba que fuese una tarea aburriday bastante pesada result ser muy estimulante. Me enganch de inmediato. Hacalimpieza por la maana, por la tarde, los fines de semana y hasta en sueos (enserio!). Cuando no estaba ordenando, estaba planificando qu eliminara en laprxima sesin. Era como si me quitara un peso de encima, literalmente. Cada vezque era especialmente productiva, revoloteaba por mi nuevo espacio vaco con unaenorme sonrisa en la cara (ya te dije que era divertido!).

    Antes de empezar, vamos a remontarnos al da en que llegamos a nuestravivienda. Nos paseamos por las estancias vacas, imaginando cmo sera la vidaentre sus paredes. Qu maravilloso era disfrutar del espacio antes de empezar avaciar cajas! Era un hermoso lienzo en blanco, vaco y con mucho potencial, listopara ser personalizado con nuestro toque especial. Disfrutamos con la idea de hacerborrn y cuenta nueva. Qu fabulosa oportunidad para empezar de cero y hacer bienlas cosas.

    Ordenar resulta infinitamente ms fcil si lo vemos desde laperspectiva de qu vamos a conservar, en lugar de decidir qu vamos

    a tirar.

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  • Nos propusimos desempaquetar todo poco a poco, de manera metdica,

    encontrando el lugar especial para cada objeto y deshacindonos de todo lo que noencajase. Esperbamos poner todo en perfecto orden. Pero entonces la vida seinterpuso en nuestro camino: tuvimos que empezar en un nuevo trabajo, preparar alos nios para el colegio, alojar a invitados y arreglar la casa para hacer una fiestade inauguracin. Tuvimos que retirar las cosas rpidamente, trastocando lo menosposible nuestra vida diaria, y sin tiempo para juzgar el valor de cada objetoindividual. Lo guardamos todo lo mejor que pudimos y dejamos las cajas vacas enel stano.

    Pues bien, ahora tenemos la oportunidad de volver a empezar. No vamos aevacuar la casa ni a dejar todo su contenido en el patio. Simplemente vamos a repetirel da de la mudanza, pero ahora nos tomaremos nuestro tiempo y descompondremosen pequeas partes esta tarea tan colosal. Vamos a orquestar un nuevo comienzo paracada zona de nuestras casas. Iremos parte por parte, seleccionando un rea quepuede ser tan grande como una habitacin o tan pequea como un cajn, yempezaremos de nuevo, como si fuese el da en que nos mudamos.

    La clave para empezar de nuevo consiste en sacarlo todo del rea elegida. Si setrata de un cajn, dale la vuelta y vaca todo el contenido. Si es un armario, djalocompletamente vaco. Si has elegido una caja de materiales para practicar tusaficiones, vacala tambin del todo. Abordar una habitacin entera resulta un pocoms complicado, ya que necesitars otro espacio para dejar todo lo que saques; loms cmodo ser usar la estancia contigua, as no tendrs que desplazarte mucho osubir y bajar escaleras cuando reorganices la habitacin. De no ser posible,considera la opcin de utilizar el porche, el patio o el stano como zonas dealmacenamiento temporales. El esfuerzo que supone ir de aqu para all con lascosas es lo nico que podra frenarte.

    No me cansar de insistir en la importancia de vaciar completamente el reaen la que vayas a trabajar. Estamos tan acostumbramos a ver ciertas cosas endeterminados lugares que es como si se hubiesen ganado el derecho de estar ah(tanto si ese es el lugar que les corresponde como si no). Resulta tentador decir:Bueno, como s que no lo voy a tirar, no hace falta que lo saque. Para qu lo voy amover si despus tendr que colocarlo otra vez?.

    No lo hagas; scalo todo, todos y cada uno de los objetos. A veces, el simplehecho de ver algo fuera de su sitio habitual (y ver qu bien queda ese sitio sin eseobjeto) cambia por completo nuestra perspectiva sobre el objeto en cuestin. La sillarota que ocupa un rincn del saln desde que te alcanza la memoria parece haberseganado el derecho de permanecer ah; es como un miembro ms de la familia y te

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  • parece desleal (o incluso un sacrilegio) deshacerte de ella. Sin embargo, cuando laveas en el patio, a plena luz del da, de repente te dars cuenta de que no es ms queuna vieja silla rota. Quin querra meter eso en su casa? Sobre todo ahora que elrincn donde estaba luce tan limpio y espacioso...

    Ordenar resulta infinitamente ms fcil si lo vemos desde la perspectiva de quvamos a conservar, en lugar de decidir qu vamos a tirar. Por eso esta tcnica, la deempezar de nuevo (vaciarlo todo y despus recolocar las cosas una a una), resultatan eficaz. Seleccionas lo que de verdad te gusta y necesitas, y es mucho msdivertido seleccionar las cosas que aprecias que las que vas a desechar. Elcomisario de un museo de arte empieza con una galera vaca y elige las mejoresobras para embellecer el espacio. Del mismo modo, la tcnica de empezar de nuevonos convierte en comisarios de nuestras casas. Decidiremos qu objetos embellecennuestras vidas y nicamente esos sern los que vuelvan a ocupar nuestro espacio.

    Recuerda que las cosas que elegimos para nuestros espacios explican nuestrahistoria. Esperemos que no sea del tipo he decidido vivir en el pasado o soyincapaz de acabar lo que empiezo. Tratemos de que sea ms bien algo as: Vivoligero y con elegancia, nicamente con los objetos que considero prcticos obonitos.

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    Trasto, Tesoro o Traspaso

    Ahora que lo hemos vaciado todo, tenemos que seleccionarlo y decidir qu vamos ahacer con cada objeto. Separaremos las cosas en tres categoras: Trasto, Tesoro yTraspaso. Para la primera categora, prepara una bolsa de basura grande (bastarcon una pequea si solo vas a vaciar un cajn). Para las otras dos, utiliza cajas,bolsas de lona o lo que consideres conveniente para la zona que vas a abordar.

    Prepara una caja extra y tenla a mano; la llamaremos Dudosos Provisionales.A medida que realices la seleccin, encontrars objetos que te plantearn la duda desi quieres conservarlos o no. Es posible que necesites un poco ms de tiempo parapensrtelo. Hay que evitar que los objetos difciles te aparten del camino ointerrumpan tu ritmo. As, si eres incapaz de tomar una decisin rpida, djalos enesa caja por el momento. Podrs revisarla ms tarde y decidir a qu categora va aparar cada cosa.

    Lo cierto es que podras acabar con una caja llena de Dudosos (incluso despusde pensrtelo dos veces). En ese caso, precntala y anota la fecha con un rotuladorindeleble. La guardars en una zona de almacenamiento temporal, como el stano, labuhardilla, el garaje o al fondo de un armario. Si al cabo de seis meses (o un ao) nola has abierto para recuperar alguno de los objetos que contiene, llvala a laorganizacin benfica que consideres oportuna. Esa caja solo debera utilizarsecomo ltimo recurso, no como una excusa para evitar tomar decisiones difciles. Lacuestin no es salvar esos objetos, sino salvar tu espacio de objetos que no tienesclaro si necesitas.

    As que empecemos con los Trastos; esta categora es pan comido. Tira todo loque veas claramente que son trastos o basura, como envases de comida; ropamanchada o rota; cosmticos, medicinas y alimentos caducados; bolgrafos gastados;calendarios, peridicos y folletos viejos; publicidad; botellas y recipientes noreutilizables, y cualquier objeto roto que no se pueda o no merezca la pena arreglar.Si no es suficientemente bueno para la beneficencia, tiene que ir a parar a este grupo.

    S generoso! Algo que lleva tiempo en tu casa sin usar y sindespertar tu inters podra suponer una gran alegra para otra persona.

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  • S que sabes que cuando hablo de tirar, me refiero a reciclar si es posible.

    Aunque no nos cueste nada deshacernos de ciertas cosas, no podemos perder de vistael medio ambiente. No creo que ninguno de nosotros quiera ser responsable de losdesechos que formarn parte de un vertedero durante los prximos cien aos. Portanto, inclnate hacia el buen karma y recicla lo que puedas (hacerlo con el cartn, elpapel, el vidrio, el metal y algunos plsticos est al alcance de prcticamente todo elmundo). Por supuesto, antes de descartar algo, piensa si otra persona podrautilizarlo. En caso afirmativo, ponlo en el montn de Traspaso. Siempre es mejorenviar algo a un hogar digno que a un vertedero o una planta de reciclaje (aunquecueste un poco ms de tiempo y esfuerzo). Tenemos que responsabilizarnos de todoel ciclo vital de los artculos que compramos, incluida su correcta eliminacin. Tenen cuenta estas cuestiones cuando vayas a comprar; de hecho, se trata de una maneramuy eficaz de evitar las compras compulsivas.

    La caja asignada a la categora de Tesoro es para los objetos que vas aconservar, y debera contener nicamente lo que su nombre indica, aquello queaprecias de verdad, ya sea por su belleza o por su funcionalidad. Si hace ms de unao que no utilizas un objeto determinado, probablemente no debera estar en estegrupo. Considera la posibilidad de drselo a alguien que pueda utilizarlo ms; y si tecuesta mucho deshacerte de l, ponlo en la caja de Dudosos Provisionales. Nadiequiere ocupar un valioso espacio con cosas que no se utilizan; tenemos quereservarlo para lo bueno! Lo mismo vale para chismes, coleccionables y otrosadornos: si no exhibes esos objetos con orgullo en un lugar destacado, y su presenciano te aporta autntico placer, envalos a un nuevo hogar donde s reciban la atencinque merecen.

    Veamos, por ltimo, la categora de Traspaso. Aqu deben ir aquellos objetos enmuy buen estado que ya no sean buenos para ti. No te sientas culpable por deshacertede ellos; libralos y dales una nueva oportunidad. Sobre todo, resiste la tentacin dequedarte con algo porque podras necesitarlo algn da; si eso no ha ocurrido ya,es probable que nunca ocurra. Si, por casualidad, te ocurriese, seras capaz deencontrar el objeto en cuestin? Estara en condiciones de uso? O saldrascorriendo a comprar uno nuevo? Si es fcil de obtener o de sustituir, es mejor que selo des a alguien para que lo utilice en lugar de guardarlo a la espera de un da quepodra no llegar nunca.

    Divide este grupo en dos, Regalar y Vender. S generoso! Algo que lleva tiempoen tu casa sin usar y sin despertar tu inters podra suponer una gran alegra para otrapersona. Hazlo, algrale el da y felictate por ello. Saber que ests haciendo algobueno te facilitar el hecho de separarte de tus cosas. Si no tienes a nadie en mente

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  • para un objeto, ofrcelo en Nolotiro.org. No tienes ms que enumerar aquello quequieras dar y los interesados se pondrn en contacto contigo para recogerlo. Otraopcin consiste en dar los artculos apenas usados a alguien que los vaya a utilizarms, pero que te los pueda prestar si los necesitas (por ejemplo, darle la sierramecnica a un vecino aficionado a la carpintera, o la mquina de coser a una primaque la utilizar mucho ms).

    No te preocupes; no tienes que dedicar semanas a repartir tus cosas o subirlas auna pgina web. Si no tienes tiempo ni ganas de buscarles un hogar, existenorganizaciones benficas que aceptan una amplia gama de artculos. Cruz Roja, lasorganizaciones religiosas, los centros para indigentes, los refugios para vctimas deviolencia domstica, las tiendas de segunda mano con fines sociales y los hogares deancianos estn preparados para distribuir las donaciones entre quienes ms lonecesitan. Lo que a ti ya no te sirve puede ser muy til en tu comunidad; averigua sipuedes donar libros a la biblioteca de tu zona, artculos de papelera a algn colegiou objetos para mascotas a un refugio para animales. En algunos casos podrs obteneruna deduccin fiscal por tu generosidad, as que guarda una lista de los artculosdonados y su valor, y pide una factura a la organizacin en cuestin.

    Vender tus cosas tambin puede aligerar la ansiedad de la separacin. Enocasiones resulta mucho ms fcil desprenderse de algo cuando se puede recuperarparte (o todo) el dinero invertido. De hecho, el dinero podra aportarte msfelicidad que el propio objeto! Tienes la opcin de vender lo que ya no utilizas enalgn outlet, ya sea una tienda fsica o virtual. Si tienes muchas cosas, pero su valorno es muy elevado, prueba en alguna tienda de segunda mano. En el caso de objetosalgo ms exclusivos o coleccionables, recurre a internet; prueba en pginas deanuncios clasificados o en eBay. Tambin puedes vender libros, CD, DVD,videojuegos y otros artculos a travs de internet.

    Ahora que ya tienes organizado tu sistema de seleccin, y que sabes dnde vacada cosa, puedes embarcarte en la tarea de deshacerte de algunos objetos.Concntrate y ordena el cajn, el armario o la habitacin que hayas elegido paravolver a empezar. Divirtete; pon msica marchosa, baila entre las cosas y despdetecon un beso de lo que ya no quieras. Cuando hayas asignado cada objeto a unacategora, las de Trasto y Traspaso tendrn un billete solo de ida para salir de casa...y t estars mucho ms cerca de vivir nicamente con tus tesoros.

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  • 13

    Razn de ser de cada objeto

    Mientras clasificas tus cosas, detente a cuestionar cada una de las que vayas a dejaren el grupo de tesoros. Nada tiene entrada libre! Ponte el sombrero de portero ysomete a un interrogatorio de entrada a cada una de tus cosas. Asegrate de queexista una buena razn para que forme parte de tu hogar: la utilizas con frecuencia, tefacilita la vida, la consideras bonita, sera difcil de sustituir, es multifuncional, teahorra tiempo, le tienes cario porque forma parte de tu herencia o de tu familia,etctera. Que sea un objeto solitario y perdido (el bolso que te sigui hasta casadespus de una convencin de negocios) o que busque asilo despus de haber vividoen otra casa (la vajilla que te endos tu hermana) no son motivos para quedarse. Espreciso que contribuyan de manera positiva para ser candidatos a ocupar un lugar entu casa.

    Algunos objetos poseen muy buenas credenciales para quedarse en tu casa, peroson idnticos (o casi) a otros que ya tienes. Cmo llegaste a tener varias versionesde una misma cosa? Es posible que algunos fuesen regalos; otros, seguramente,seran sustitutos (es decir, compraste algo nuevo, pero seguiste conservando loviejo). Compraste una tele nueva y pusiste la vieja en el dormitorio; compraste unamesa nueva y guardaste la vieja en el stano; compraste unos zapatos nuevos yguardaste el par gastado para cuando llueva. Guarda lo mejor y deshazte del resto.

    Otros duplicados habituales se venden en cantidades excesivas: clips, gomaselsticas y horquillas para el pelo, por ejemplo. Y hay objetos (como bolgrafos,botones e imperdibles) que parecen reproducirse por s mismos. Los extras acabanal fondo de un cajn hasta el final de los tiempos sin que nadie se cuestione supresencia. Sin embargo, vamos a dar un cambio radical a todo esto: si no te imaginasutilizando mil clips en la vida, o cien imperdibles, guarda nicamente una cantidadrazonable. Si solo necesitas un puado, para qu guardarlos a montones?

    Podramos arreglarnos con una quinta parte de nuestras posesionesactuales y apenas notaramos la diferencia.

    Una vez resuelto el tema de los duplicados, analiza el resto de los candidatos.

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  • Mientras los escudrias uno a uno, pregntate para qu se utiliza cada uno y con qufrecuencia (si no puedes responder a esas dos preguntas, no deberan ir a parar a lacaja de los tesoros). Lo has utilizado en el ltimo ao? Crees que lo utilizars enel futuro prximo? Te hace la vida ms fcil, ms bonita o ms agradable? Cmo?Es difcil de mantener o de limpiar? En caso afirmativo, merece la pena elesfuerzo? Sera difcil o caro sustituirlo? Te lo llevaras si tu