mitos y leyendas del barroco americano

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511 Mitos y leyendas del Barroco americano Drs. José Enrique López, José Enrique López Salazar, Yolanda López Salazar, Humberto Fasanella, José Enrique López García Capítulo 13 El Barroco en América fue capaz de incorporar elementos nativos y africanos en la construcción de su simbología, quizás esto se debe a que en su origen europeo el Barroco tuvo como objetivo principal el abandono de las reglas clásicas y la búsqueda de la originalidad y la fantasía. La cultura es la totalidad de las formas de ser, de pensar y de actuar, se expresa en los modos de vida, creencias, valores, hábitos y capacidades de los actores que interactúan en sociedad, esto implica que todas las culturas tienen el mismo valor. Solamente existen diversas maneras de manifestarse o representarse de acuerdo a un contexto histórico determinado. La memoria colectiva es el motor y sustento de la historia, es lo que cohesiona a un grupo social, permite auto reconocerse e identificarse con un destino común. El Patrimonio Oral permite que los saberes y conocimientos adquiridos a lo largo del tiempo se transmitan de generación en generación, se revitalicen y le den sentido a la existencia. En sus sonidos, en sus aromas, en sus colores, América Latina ha sido y será siempre un espacio fértil para la creación de mitos, leyendas y toda clase de imaginarios. América Latina se describe a través de la pasión de su música; ella es el vehículo que alimenta su memoria e intenta armar el rompecabezas de su propia identidad. El ritmo de la batucada y el candombe, el colorido de la bossa y el calor de los ritmos caribeños contrastan, a su vez, con la melancólica sensualidad Clemente Heimerdinger A, Briceño-Iragorry L, editores. Colección Razetti. Volumen VIII. Caracas: Editorial Ateproca; 2009.p.511-557.

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Barroco americano

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Mitos y leyendas del Barroco americano

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Mitos y leyendas del Barroco americano

Drs. José Enrique López, José Enrique López Salazar, Yolanda López Salazar, Humberto Fasanella, José Enrique López García

Capítulo 13

El Barroco en América fue capaz de incorporar elementos nativos y africanos en la construcción de su simbología, quizás esto se debe a que en su origen europeo el Barroco tuvo como objetivo principal el abandono de las reglas clásicas y la búsqueda de la originalidad y la fantasía.

La cultura es la totalidad de las formas de ser, de pensar y de actuar, se expresa en los modos de vida, creencias, valores, hábitos y capacidades de los actores que interactúan en sociedad, esto implica que todas las culturas tienen el mismo valor.

Solamente existen diversas maneras de manifestarse o representarse de acuerdo a un contexto histórico determinado.

La memoria colectiva es el motor y sustento de la historia, es lo que cohesiona a un grupo social, permite auto reconocerse e identificarse con un destino común. El Patrimonio Oral permite que los saberes y conocimientos adquiridos a lo largo del tiempo se transmitan de generación en generación, se revitalicen y le den sentido a la existencia.

En sus sonidos, en sus aromas, en sus colores, América Latina ha sido y será siempre un espacio fértil para la creación de mitos, leyendas y toda clase de imaginarios. América Latina se describe a través de la pasión de su música; ella es el vehículo que alimenta su memoria e intenta armar el rompecabezas de su propia identidad. El ritmo de la batucada y el candombe, el colorido de la bossa y el calor de los ritmos caribeños contrastan, a su vez, con la melancólica sensualidad

Clemente Heimerdinger A, Briceño-Iragorry L, editores. Colección Razetti. Volumen VIII. Caracas: Editorial Ateproca; 2009.p.511-557.

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del tango y con la fuerza descriptiva de ritmos telúricos como la cueca, el carnavalito, el joropo y la zamba.

Los personajes de las fábulas representan casi siempre figuras arquetípicas que simbolizan las virtudes y los defectos humanos, y dentro de una peculiar estructura, el malo es perfectamente malo y el bueno es inconfundiblemente bueno, y el anhelo de justicia, tan fuerte entre los niños como entre los desposeídos, se cumple de manera inexorable. Los mitos, al igual que las fábulas y leyendas, fueron llevados por los pueblos primitivos en sus procesos migratorios y transmitidos de generación en generación. El mito no sólo enseña las costumbres de los ancestros, sino también representa la escala de valores existentes en una cultura. El mito, a diferencia de la leyenda cuyos personajes existieron en algún momento pretérito de la historia, no tiene un tiempo definido ni un personaje que existió en la vida real. Por eso el mito, tradicionalmente, está vinculado a la religión y el culto, pues sus personajes, admirados y adorados, son seres divinos, algo que tiene un nombre basado en un credo pero jamás en una prueba concreta (1).

Sensible y voluptuosa, Latinoamérica es la tierra de Bolívar y Yupanqui, de Zapata y Neruda, de Martí, Pedro Páramo y Gardel constituye una fábrica de mundos alejados de la racionalidad, más cercana a lo numinoso que al logos occidental. Desde el más remoto pasado, a través de la riquísima tradición oral, hasta el presente perpetuo, Latinoamérica respira emoción, y transforma todo lo que proviene del intelecto en pasión y sensualidad. Acaso porque «la oralidad es la forma en que el ethos latinoamericano ha transmitido su historia» y porque estos relatos orales fueron prodigios de la imaginación popular con el fin de expresar las sensaciones del alma a través de imágenes, emblemas y símbolos, su lenguaje y contenidos han apelado —como todo mito— a las emociones.

Esa tradición oral se acentuó, en ocasiones, para cuestionar a los poderes dominantes, en una suerte de alegórica protesta de los oprimidos expresada como resistencia. Los mitos revelan, apelan a la nostalgia y, al mismo tiempo, a la proyección de horizontes. De alguna manera, constituyen una huida de la historia, pero una huida

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que es también regreso, vuelta a nuestro pasado original; representan lo opuesto de esa historia, de ese acontecer lineal e irreversible propio de la idea occidental de progreso. El logos no ha penetrado en las venas de la América Latina: ella es toda pasión y sentimiento. Su naturaleza y su pasado fertilizan la imaginación y los sueños: es el continente del tango, el bolero, los corridos. Desde los poetas precolombinos, los modernistas, hasta el realismo mágico y fantástico no ha cesado de inventar futuros (utopías) y de anhelar un eterno retorno a un pasado más humanizado (2).

El tiempo circular, reversible y mágico de la cosmovisión indígena se ha mezclado con el tiempo y el espacio de las tradiciones conquistadoras: un coctel de imaginarios donde el mito y la utopía se sacuden y alimentan, se entremezclan y desatan. Una fiesta de la imaginación. Así, por ejemplo, la tradición europea de brujas, duendes y fantasmas se mezcló con la indígena y la africana de espíritus del agua, de las selvas y de los montes: de ahí la existencia de mujeres que vuelan en barcos pintados en los muros, como la Tatuana en Centroamérica o la Mulata de Córdoba en México (3).

I.- La leyenda de Tatuana.- Apareció en mitad de la plaza del pueblo como quien planta un árbol y espera que de fruto al instante (4). Erguida hasta la arrogancia, saludable y además de invitar a la cata del fruto prohibido (Figura 13.1). Dijeron que había llegado en barco sin que pudiera afirmarse que la vieron arribar en la playa o en puerto seguro alguno.

Apenas transcurridos unos meses, y sin que tampoco nadie pudiera explicar de dónde salieran los dineros, montó casa. Y era casa de postín y mucha juerga por la que no hubo hombre maduro ni joven que no se dejara caer, cuando menos, alguna nochecita. Con mandato de la Inquisición vinieron a buscarla y a prenderla. Y de qué se me acusa” quiso saber. La respuesta sólo llegó tras varios días de encierro al conducirla ante el Tribunal. Se le acusaba de bruja por haber hechizado a todos los hombres de la localidad, amén de muchos extranjeros de la localidad de paso. No tuvo defensa ni tortura pues la condena fue inmediata: moriría quemada viva.

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La Tatuana, aún espléndidamente ataviada de fiesta en la víspera de su ajusticiamiento, miró desde lo más profundo de sus negros ojos a los de su carcelero y le rogó que le concediera un último deseo: un carbón para dibujar. Por la mañana vinieron a buscarla para conducirla hasta la pira. En uno de los muros, con trazo firme y algo infantil, se veía navegando y alejándose un velero como el que decían que la había traído a las costas de América, el catre aún caliente y la celda vacía.

II. La mulata de Córdoba Cuentan que allá por el siglo XVII, vivía en la villa de Córdoba,

Estado de Veracruz, México, una hermosa mujer de origen mulato cuyos padres fueron una negra de quién heredó su porte gallardo y un caballero español (5).

Figura 13.1. La Tatuana.

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Dicen que esta mujer hermosa se dedicaba a curar a los esclavos negros y a todos los pobres que se enfermaban. Su vida transcurría también entre la bondad de brindar limosna y ayuda a los más necesitados de la villa de Córdoba. La Mulata como todos le llamaban, no vivía con nadie, y sólo a veces le acompañaba un indio viejo. Ella, en la soledad de su casa, se dedicaba a la preparación de filtros mágicos y amuletos para sanar las dolencias del espíritu, curar los males de amor, retirar las envidias y casar a las solteronas. Y también cuentan las malas lenguas, que la Mulata de Córdoba vivía sola porque tenía como amante al Diablo. De su casa, por las noches, salían fuertes olores a azufre y brillantes lenguas de fuego. Aseguraban que algunas veces se le veía volar con una escoba, con su rostro bello, pero con una risa que brillaba en sus dientes aperlados.

Figura 13.2. La Mulata de Córdoba, México.

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Un día, una mujer criolla vino desde Córdoba a la Ciudad de México para denunciarla como hechicera y bruja. Lo cierto es que esa mujer estaba celosa de la belleza de la Mulata porque su marido la pretendía. ¡Claro!, la Mulata de Córdoba no tenía ojos para nadie, sólo eran ella y la bondad para con sus pobres.

Cuando el Tribunal del Santo Oficio terminó de escuchar las infamias hacia la Mulata, mandó al inquisidor Villegas a la villa de Córdoba para aprehenderla. Ya presa en el Palacio de la Inquisición, se le preparaba un auto de fe para sentenciarla a la hoguera. Los habitantes de la Ciudad de México y los pueblos que la rodeaban, se enteraron que llevarían a la Mulata de Córdoba al quemadero de San Diego, que estaba a un costado de la Alameda. Pero un día, la Mulata en su mazmorra, le dijo al carcelero que le llevara un pedazo de carbón. El carcelero le dijo que en lugar de pedirle carbón le rogara al Santísimo por la salvación de su alma. Pero seducido por la altiva y hermosa presencia de la Mulata, le llevó lo que pedía. Al otro día la Mulata le gritó al carcelero que fuera a ver lo que había pintado en la pared.

Figura 13.3. La Mulata de Córdoba muestra un barco pintado en la pared.

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En ese momento se escuchó una estruendosa carcajada de mujer que rebotó en todo el Palacio de la Inquisición. Cuando los guardias bajaron al lugar donde tenían presa a la Mulata, sólo vieron al carcelero que estaba muerto, agarrado fuertemente de los barrotes y con los ojos abiertos y perdidos en un rincón de la mazmorra. La mulata no estaba en su prisión, se fue en un barco volando.

III. Mujeres atractivas que seducen a los hombres extraviados, como la K’achachola, Chola hermosa y elegante de la cultura andina (6).

CUENTOS DE LA MINA Cuentan que Florencio Nina, el charanguero que hacía vibrar el

corazón de las mujeres como las cuerdas de su instrumento, se metió en la mina dispuesto a quitarse la vida, sus compañeros le apodaron Nina Nina.

No había mujer que no hubiera caído en las redes de su galantería ni hombre que no hubiera llorado al ritmo de su charango. Para ellas era el don Juan de la mina y para ellos el mejor charanguero de la provincia.

Figura 13.4. El Charango (Guitarra pequeña).

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Cuando Florencio Nina entró en la mina, todavía borracho y con el charango en bandolera, no llevaba más ropas que un poncho huairuro y unas botas de agua. Tenía el pelo alborotado, la barba montaraz y la mirada perdida en la nada. Cuando alzó la cabeza, maldiciendo la pérdida de su charango, vio a una mujer envuelta en una aureola rojo-naranja, cuya imagen le recordó a la Virgen del Socavón y a la mujer que él perdió en brazos de otro hombre.

Quién eres? -La Káchachola —contestó, parándose sobre los rieles que

refulgían como hilos de plata y alejándose unos metros como empujada por una fuerza misteriosa. Él, iluminado por la luz que ella desprendía a raudales, clavó su mirada en esos senos que pendían como melones maduros. La K’achachola, luciendo un cuerpo seductor como su cara, le enseñó la ranura del sexo, esbozó una mueca obscena y pidió que

Figura 13.5. Partes del Charango.

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apagara en ella el fuego de su deseo. Florencio Nina, atraído por el imán de ese cuerpo cuyas curvas eran más perfectas y armoniosas que las del charango, se le acercó a paso lento, como quien quiere atrapar una perdiz con las manos. Al poco tiempo, embelesado por la hermosa mujer cayó en un hueco inmenso que le produjo un traumatismo generalizado y la muerte.

Figura 13.6. La K’achachola, luciendo un cuerpo seductor.

La muerte, disfrazada de K’achachola, lo sorprendió en una galería abandonada, lo hechizó con sus encantos y lo mató sin asco —dijo una mujer—. Éste es el precio que pagan los mujeriegos que entran solos en la mina, donde la K’achachola vaga pidiendo amor a gritos, desde cuando el Tío la desalojó por el miedo a que su menstruación hiciera desaparecer el mineral. El día en que Florencio Nina fue enterrado sin curas ni ceremonias, las chicherías cerraron sus puertas, los mineros abandonaron el trabajo y las mujeres se vistieron de luto, excepto la mujer por quien él se quitó la vida en uno de los buzones de la mina:

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La Káchachola.

IV. El Sombrerón, El Duende, de Miguel Ángel Asturias. Las características generales son las mismas, un personaje de

corta estatura, vestido de negro, con un cinturón grueso y brillante. Usa un sombrero negro grande y unas botas que hacen mucho ruido al caminar (Figura 13.6). Le gusta subirse a los caballos y hacerles trenzas en la cola y las crines. Cuando no hay caballos trenza a los perros (7).

Figura 13.7. El Sombrerón con su dama.

El sombrerón aparece a la hora del crepúsculo, arrastrando un grupo de mulas de carbonero, con las cuales recorre la ciudad y los barrios. Cuando es correspondido por una mujer, amarra sus mulas al poste de la casa donde vive ésta, descuelga la guitarra y empieza a cantar y bailar. Un día, como a las seis de la tarde, aparecieron en la esquina de la casa de Celina cuatro mulas amarradas. Pasaron por allí dos vecinas y una de ellas dijo: “¡Qué raro! ¿No serán las mulas del

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sombrerón?”. “Ave María purísima”¡Dios nos libre!” dijo la otra, y salieron corriendo.

A esa hora, Celina comenzaba a dormirse porque ya se sentía muy cansada. Entonces comenzó a oír una música muy bonita y una voz muy dulce que decía: “eres palomita blanca como la flor de limón, sino me das tu palabra me moriré de pasión”. Desde ese día, todas las noches, Celina esperaba con alegría esa música que sólo ella escuchaba. Un día no aguantó la curiosidad y se asomó a la ventana y cual sería su sorpresa, ver a un hombrecillo que calzaba botitas de piel muy brillante con espuelas de oro, que cantaba y bailaba con su guitarra de plata, frente a su ventana.

Desde entonces, Celina no dejó de pensar en aquel hombrecito. Ya no comía, sólo vivía esperando en momento de volverlo a escuchar. Ese hombrecito la había embrujado. Fue llevada a un Convento, para su recuperación. Por fin la bella Celina no soportó la tristeza y murío el día de Santa Cecilia. Su cuerpo fue llevado a la casa para velarlo. De repente se escuchó un llanto muy triste. Era el sombrerón, que con gran dolor llegaba a cantarle a su amada: “ay...ay... mañana cuando te vayas voy a salir al camino para llevarte el pañuelo de lágrimas y suspiros” Y cuentan que para el día de Santa Cecilia, siempre se ven las cuatro mulas cerca de la tumba de Celina y se escucha un dulce canto: “corazón de palo santo, ramo de limón florido ¿por qué dejas en el olvido a quien te quiera tanto?” Y es que se cuenta que el sombrerón nunca olvida a las mujeres que ha querido.

V. Barco Negro de Nicaragua El Barco Negro de Nicaragua. Hace ya mucho tiempo..tiempales que una lancha cruzaba de

Granada a San Carlos. Una vez muy cerca de la Isla redonda alguien hacia señas con una sabana blanca para que esta lancha atracara (8). Cuando los marineros se acercaron a la isla solo escuchaban..Ay.....Ay......Ay.....Ay...

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Las dos familias que vivían en la isla se estaban muriendo envenenadas, pues se decía habían comido de una res que había sido picada por una culebra Toboba. Por favor llévennos a Granada, dijeron y el Capitán preguntó quien pagaría por el pasaje. No tenemos reales,

Figura 13.8. Isletas de Granada - Lago Cocibolca, Nicaragua.

Figura 13.9. Casa cercana al Lago. Cocibolca, Nicaragua.

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dijeron los envenenados pero le pagamos con plátanos. Quien corta la leña o los plátanos preguntó el marinero. Yo llevo una carga de chanchos para Los Chiles y si me entretengo allí ustedes se me mueren en la barcaza... les dijo el capitán.

Pero nosotros somos gente dijeron los moribundos. También nosotros dijeron los lancheros con esto nos ganamos la vida. Por Diosito gritó el más viejo de la isla..no ven que si nos dejan nos dan la muerte? Tenemos compromiso ...dijo el Capitán. Y de facto se volvió con los marineros y ni por más que se estuvieran retorciendo del dolor ahí los dejaron. No sin antes la abuela de una familia de la isla levantándose del tapesco en donde estaba postrada, les echo una maldición... “Malditos..a como se les cerró el corazón así se les cerrará el lago”.

La lancha se fue. Cogió altura buscando San Carlos y desde entonces perdió tierra. Eso cuentan. Ya Ellos no vieron nunca tierra. Ni los cerros podían ver, mucho menos las estrellas en el cielo les pueden servir de guía....Ya tienen siglos de andar perdidos. Muchos lancheros en el Lago de Nicaragua aseguran que los han visto..se topan en las aguas altas con el barco negro..., sus marineros barbudos y andrajosos les gritan Dónde queda San Jorge? Dónde queda Granada? pero el viento se los lleva y no ven tierra. Están malditos.

VI. El Caleuche. También se le conoce como Buque Fantasma, Buque de Arte, Buque de Fuego, Buque de los Brujos y Barcoiche.

Cuenta la leyenda que el Caleuche es un buque fantasma que navega por los mares de Chiloé y los múltiples canales del sur. Poderosos brujos conforman su tripulación, la que sólo navega por las noches, jamás con luz de día. En la cubierta de esta legendaria embarcación se realizan grandiosos bailes y es posible escuchar una maravillosa música de fiesta. Son justamente estas melodías las que atraen a los náufragos o tripulantes de lanchas veleras, a los cuales incorpora como parte de su dotación. Los marineros del Caleuche tienen ciertas particularidades físicas, como una sola pierna para andar, la otra la llevan doblada por la espalda, y también son desmemoriados, para impedirles que cuenten el secreto de lo que sucede a bordo (9).

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Las personas ahogadas son recogidas por este misterioso barco desde las profundidades del mar para ser acogidas en la vida eterna. Si bien la embarcación brinda hogar a aquellos que han naufragado, no es igual de gentil con aquellos que se han atrevido a dirigirle la mirada de frente. Los tripulantes castigan a los “osados” torciéndoles la boca o la espalda, e incluso en ocasiones, dándoles la muerte.

Para ocultarse de las miradas no deseadas, el Caleuche tiene la facilidad de transformarse en un simple madero flotante o simplemente hacerse invisible. Otros lo identifican como el barco que se oculta en la neblina que él mismo genera para esconderse de las personas.

No obstante, el Caleuche también puede ser compasivo. Cuando navega cerca de las costas y se apodera de ciertas personas, las lleva a visitar las fortunas del fondo del mar. Permitiéndoles gozar de ellas con la amenazante condición de que mantengan esos secretos hasta la muerte. Si no lo hacen se exponen a ser severamente castigados por los “brujos” tripulantes. Las malas lenguas dicen que cuando un comerciante logra hacerse de una rápida fortuna, es debido a que ha tenido contactos ocultos con el barco fantasma.

Figura 13.10. El Caleuche.

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Figura 13.11. El Caleuche en la imaginación del pueblo.

Figura 13.12. La Marimonda

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VII. La Marimonda Es un cuento de la tradición oral colombiana, la madremonte o

la marimonda aparece en todas las regiones rurales de Colombia (10). Es una mujer hermosísima y quien la ve queda hechizado. Pero es vengadora y cruel y castiga con la muerte a quienes dañan la naturaleza. El ambiente donde se desarrollan los hechos es un pueblo rodeado de un enorme bosque y rodeado por un río, cuyas aguas subían o bajaban de acuerdo a la voluntad de la marimonda guardiana. Que según la leyenda es protectora de la naturaleza. Cuida la naturaleza, ella te pertenece.

Este cuento se refiere a una leyenda que comienza relatando el encuentro de Jacinto un joven de color… que vivía en una zona rural en Colombia con una viejita llamada Juana que le advertía de la mala señal según su tradición que cuando el río se secaba, era una señal de aparecer la marimonda en señal de venganza por que algo le está haciendo daño a el monte o a la naturaleza. Se acordó entonces de Runcho Rincón. Hacia mucho tiempo que este hombre tumbaba árboles de la cabecera de el río, allá arriba en el monte. Cuando los campesinos se dieron cuenta, y le preguntaban porque lo hacía y él explicó que unos señores

Figura 13.13.- Marimonda en Carnaval.

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de aserrio (Aserradero) le pagaban por cada árbol cortado y entonces, serafín el hombre más viejo del pueblo le advirtió – mira Runcho no te metas a dañar el monte. Eso es peligroso puede venir la marimonda.

Al poco tiempo, los campesinos notaron que el río bajaba con menos agua y que en el monte se escuchaban con menos frecuencia los gritos de los loros y los cantos de los mirlos… Cuando al rancho llegó Jacinto pensando que haría con sus naranjos recién sembrados y sin agua para regarlos. Ya oscurecía y por detrás del monte se veía salir una luna redonda y amarilla. Al poco tiempo, los campesinos notaron que el río bajaba con menos agua y que en el monte se escuchaban con menos frecuencia los gritos de los loros y los cantos de los mirlos… Cuando al rancho llegó Jacinto pensando que haría con sus naranjos recién sembrados y sin agua para regarlos. Ya oscurecía y por detrás del monte se veía salir una luna redonda y amarilla.

De pronto apareció un resplandor luminoso el cual poco a poco fue tomando la figura de una hermosa mujer, que no era otra que la marimonda o madremonte que quería castigar al runcho por estar dañando la naturaleza. Y lo envolvió en un espeso musgo gris y gruesos bejucos que parecían serpientes y se enrollaron en el cuerpo del hombre hasta matarlo.

VIII. El Silbón de Guanarito Es una leyenda del llano venezolano cuya autoría discutían varias

poblaciones del Estado Portuguesa, al final todos convinieron que esta leyenda nació en la ciudad de Guanarito (11). Empieza narrando que El Silbón era un joven consentido, a quien un día se le antojó comer “asadura” de venado (el hígado, el corazón y el bofe del animal). Para complacerlo, su padre fue de cacería. Pero la jornada estuvo mala, e iba a ponerse peor.

En vista de esto, el muchacho se fue a buscarlo y al ver que no traía nada, no había podido cazar el venado, lo mato, le sacó las vísceras y se las llevó a su madre para que las cocinara. Como no se ablandaban, la madre sospechó que eran las “asaduras” de su marido. Preguntándole al muchacho, este confesó la verdad. De inmediato lo maldijo “pa’ to’

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la vida”. Su hermano Juan lo persiguió con un “mandador”, le sonó una tapara de ají y le azuzó el perro “tureco” que hasta el fin del mundo lo persigue y le muerde los talones. Se cree que le succiona el ombligo a los borrachos, con los mujeriegos, no tiene piedad: cuando tropieza con uno, lo vuelve pedacitos y le saca los huesos.

Otra tradición señala que El Silbón se presenta en las casas, de noche, a contar los huesos que lleva en el saco. Si nadie lo escucha, alguien de la familia morirá al día siguiente. La leyenda del Silbón nació a mediados del siglo XIX y algunos estudiosos creen que era una forma de control social que la tradición creó para evitar las infidelidades de los hombres en una Venezuela rural y sin energía eléctrica. Entretanto, un silbido o característico anuncia en la distancia la visita de un espíritu atormentado; un joven que desencadenó el horror dentro de su propia familia y que anda buscando más tragedia. Este silbido se asemeja a las notas musicales do, re, mi, fa, sol, la, si, en ese mismo orden subiendo el tono hasta fa y luego bajando hasta la nota si. Se dice que cuando su silbido se escucha muy cerca no hay peligro, ya que el silbón está lejos, pero si se escucha lejos es porque está cerca. También se dice que escuchar su silbido es presagio de la propia muerte. Su únicas debilidades son el látigo con el cual le azotaron, el ají que le echaron en sus heridas, y los perros cuyo ladrido lo hace huir, y son los únicos que pueden atacarle y hacerle daño, ya que no tienen miedo de él. El Silbón mide 6 m de altura

La leyenda del Silbón nació a mediados del siglo XIX y algunos estudiosos creen que era una forma de control social que la tradición creó para evitar las infidelidades de los hombres en una Venezuela rural y sin energía eléctrica. Se cree que le succiona el ombligo a los borrachos, con los mujeriegos, no tiene piedad: cuando tropieza con uno, lo vuelve pedacitos y le saca los huesos.

IX. La Llorona La Llorona es una mujer de pelo largo, ojos rojizos, rostro de

calavera, vestido sucio y enlodado que entre sus largos brazos acuna a un bebé muerto y vaga por los ríos y selvas llorando desconsoladamente.

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Se esconde entre quebradas, lagunas y charcos profundos, donde se oye el chapaleo y sus gritos (12).

La leyenda cuenta que es el alma en pena de una madre que para esconder su deshonra ahogó a su hijo recién nacido en una quebrada. Fue esposa de uno de los capitanes del ejército que partió a la guerra. Después de un tiempo, la gente empezó a comentar que el capitán se había muerto. La mujer siguió en luto hasta que conoció a un soldado que pasaba con su batallón por la ciudad del que se enamoró. Pero el soldado tenía que partir. La mujer se quedó embarazada. El mismo día que dio a luz a un niño, volvió a la ciudad la tropa en la que regresaba el esposo que no estaba muerto. La mujer se vistió rápidamente, cogió al recién nacido y sin cerrar la puerta abandonó la casa con el niño en los brazos.

Figura 13.14. El Silbón de Guanarito. Obsérvese el saco de huesos que lleva en sus espaldas.

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Corrío en la noche hasta llegar a un riachuelo que la arrolló rápidamente. En los estrepitosos rugidos del agua se percibía el lamento de una mujer.

Desde este momento, la Llorona cuenta su desgracia a lo largo de todo el continente suramericano. Existen varias versiones de esta leyenda. En algunas partes de Colombia se cuenta que es el espíritu de una madre soltera que echó a su hijo al río para ocultar su vergüenza; otros dicen que fue una joven que se provocó un aborto o que fue la miseria la que causó la muerte de los hijos de la pobre infeliz. En Venezuela, por ejemplo, la Llorona es una mujer que se enteró que su esposo le ponía los cuernos con su propia madre. La Llorona le prendió fuego a la casa de su madre y la mató. Desafortunadamente, olvidó que sus hijos también estaban adentro. Cuando se percató, era

Figura 13.13. La Llorona.

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demasiado tarde. Desde este momento vaga por el llano venezolano (Figura 13.16).

En todas partes, la característica unificadora de las Lloronas es el llanto por la muerte de su hijo.

Figura 13.16. La Llorona con sus lágrimas de sangre.

Mitología griega Medea: hechicera abandonada por su esposo que se enamoró de una princesa. En venganza, Medea lo castigó matando a sus dos hijos y asesinando a su rival mediante un velo nupcial envenenado.

Tradición judía Lilith: la primera mujer de Adán, hecha con arcilla, igual que él. Cansada de que Dios no escuchaba sus llamados y no queriendo someterse a Adán, se fue del Paraíso para unirse con Lucifer. Dios envió por ella y la amenazó con dar muerte a sus hijos si no obedecía. Es por eso que Lilith busca venganza en niños pequeños. Para que Adán no quedara solo, Dios le mandó una nueva compañera,

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Eva, esta vez creada a partir de una de sus costillas, y por tanto, sumisa.

X. La Sayona

Aparición de una mujer elegante y alta, considerada como una señal castigadora de los hombres infieles.

La Sayona es un relato originario de los llanos venezolanos y data de la época colonial (13). Cuenta la historia que hace mucho tiempo,

Figura 13.17. La Sayona.

vivía una mujer muy hermosa, llamada Melisa. Desde chiquita Melisa había sido muy celosa, Melisa creció, y se casó con un maravilloso hombre quien era incapaz de herir a nadie, pronto tuvieron un hermoso hijo. En su pueblo, había un hombre de mala fe, mentiroso y mujeriego que se enloquecía por ella. Éste la espiaba cada día mientras ella nadaba

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desnuda en el río, hasta que ella un día ella lo descubrío: ¿qué haces aquí espiándome?, de ti me lo podía esperar a lo que este contesto. no, yo vine a advertirte, mujer, que tu hombre te esta cambiando por otra, tu marido te esta traicionando con tu propia madre (algo totalmente incierto), al oír esto Melisa palideció de repente y salió corriendo hacia su casa. Al llegar encontró a su esposo y a su hijo, llena de celos, prendió fuego a su propia casa en la cual se encontraba su esposo y su bebe de 9 meses, desde lejos se podían escuchar los llantos del bebé y los gritos del esposo pero para cuando llegaron los vecinos ya era demasiado tarde.

Figura 13.18. La casa de la Sayona.

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Mientras los vecinos se lamentaban Melisa ya había llegado a casa de su mamá, a la cual le contó lo que había hecho y porque lo hizo, la madre horrorizada diciéndole que ella no la había traicionado mientras huía hacia el patio, pero no pudo escapar y Melisa la atacó con un machete dándole tres cuchillazos en el vientre, ésta antes de morir dijo: jamás te mentí, y tu cometiste el peor pecado, matar, pero yo te condeno Sayona. Desde entonces se cuenta en el pueblo que a los hombres mujeriegos se les aparece una hermosa mujer, quien les pide que le enciendan un cigarro. pero no lo hagan porque al hacerlo verán su espectral rostro, el rostro de la propia muerte y si no mueren del susto al ver esta horrenda cara, ella los acosará tomando diversas formas hasta producirles un infarto, hacer que se caigan por un barranco o cualquier otra horrenda muerte.

La Sayona tiene la particularidad de “desdoblarse”, esto quiere decir que puede presentarse como un perro, un lobo o como la mujer antes descrita.

Así que si eres uno de esos hombres, que disfrutas pensando que puedes tener varias mujeres, no te descuides, porque puede que un día de estos La Sayona decida hacerte una visita.

La tradición oral latinoamericana, desde su pasado milenario, tuvo innumerables personajes que, aun sin saber leer ni escribir, transmitieron las fábulas de generación en generación y de boca en boca (Figura 13.19). Algunas fábulas de la tradición oral son prodigios de la imaginación popular, imaginación que no siempre es una aberración de la lógica, sino un modo de expresar las sensaciones y emociones del alma por medio de imágenes, emblemas y símbolos. En tanto otras, de enorme poder sugestivo y expresión lacónica, hunden sus raíces en las culturas ancestrales y son piezas claves del folklore, pues son muestras vivas de la fidelidad con que la memoria colectiva conserva el ingenio y la sabiduría.

En la actualidad, las fábulas de la tradición oral, que representan la lucha del débil contra el fuerte o la simple realización de una travesura, no sólo pasan a enriquecer el acervo cultural de un continente tan complejo como el latinoamericano, sino que son joyas literarias. Estas

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joyas literarias dignas de ser incluidas en antologías de literatura infantil, por cuanto la fábula es una de las formas primeras y predilectas de los niños, y los fabulistas son los magos de la palabra oral y escrita. Los niños latinoamericanos, como todos los niños del mundo, nacen y crecen en un ámbito en el cual se transmiten cuentos de espanto y aparecidos.

Estos cuentos de espanto y aparecidos, son capaces de superar a los cuentos crueles de los hermanos Grim. y Charles Perrault. En las culturas ancestrales latinoamericanas, desde antes de la era cristiana, se cree que el alma es algo intangible y que puede seguir vivo, en forma de fantasma o espíritu, tras el deceso del cuerpo. Una vez muerta la persona, su alma se torna en un astro luminoso que se va al cielo o que, una vez condenada a vagar como alma en pena, vuelve al reino de los vivos para vengar ofensas, cobrar a los deudores, castigar a los infieles y espantar a los más incautos. Estos personajes de doble vida,

Figura 13.19. Dos formas de mantener la tradición oral, cantando o recitando.

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amparados por la oscuridad, aparecen en pozos, parajes solitarios y casas abandonadas, y su presencia es casi siempre anunciada por el aleteo de una mariposa nocturna, el trueno del relámpago, el crujido de las maderas, el crepitar del fuego y el soplo del viento.

La mítica defensa del Sertón brasileño, en el calcinante noreste del inmenso país, aparece como otra alegoría de la resistencia al invasor. Euclides da Cunha ha descrito a esa extraña raza de hombres y mujeres armados sólo con su estoicismo y determinados por una inquebrantable fe, que pusieron en jaque a los mejores guerreros de la entonces incipiente República del Brasil (14).

Intensa, excesiva, pintoresca: será Latinoamérica la que desplegará en su esencia esa identidad barroca, otorgándole especificidad a todo el territorio. Si bien el barroco define una época cultural, late en plenitud en el joven continente. El carácter intenso y expresivo de la estética barroca atraviesa la comprensión de la identidad latinoamericana (15). Como afirma Sonia Montecino, el barroco alumbra el alma y no la mente, como la Ilustración, que no ha logrado penetrar en el corazón de la América mestiza. Las grandes ciudades, en las que conviven heterogéneas muchedumbres humanas, individuos solitarios y fragmentados, con una estética alimentada por la prosa callejera, fruto de elementos racionalistas y de desarraigos, frustraciones, resentimientos e historias de gentes anodinas, espacios simultáneos, lugares y no-lugares, son absolutamente excesivas e intensas, por lo tanto, barrocas.

XI. Tierra de contrastes: geográficos, culturales, sociales. América Latina es una de las regiones más desiguales del planeta: el 10 % más rico tiene 84 veces más que el 10 % más pobre. En las grandes urbes, una inmensa cantidad de urbanizaciones lujosas lindan con el pobrerío excluido y marginal. Allí, la ostentosa modernidad y las nuevas tecnologías conviven con los harapos del gentío desclasado que habita las calles y sobrevive de limosna. Argentina nuclea en su capital y cinturón suburbano a alrededor del 30 % de su población. En Brasil, el impacto colosal de la selva virgen contrasta con las formaciones urbanas. Un San Pablo industrioso y productivo marca el contraste con el frenesí carioca y la pasión exaltada de su carnaval y su gente,

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un Río de Janeiro que deslumbra con su potente belleza, su inigualable fama de ciudad maravillosa y su patética pobreza. Río de Janeiro es un inmenso manual de contrastes (16), un magnífico exponente de la intensidad y la desmesura barrocas. (Figuras 13.20, 13.21)

Figura 13.20. Carnaval Brasilero. Expresión del Barroco.

Figura 13.21. Carnaval Brasilero. Garotas de Ipanema.

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El Barroco europeo se encontró en América con formas indígenas que también eran, sin saberlo, barrocas y de esa fusión emergió un estilo híbrido, un barroco multiplicado, un ultra barroco. Esta concepción no solo se va a reflejar en la arquitectura, la pintura, la literatura, en la música, sino también en los grandes espectáculos.

XI. La Procesión del Nazareno de San Pablo, de la Basílica Santa Teresa de Caracas, el Miércoles Santo.

Por Real Cédula del 13 de noviembre de 1516, se dio inicio a la provisión de imágenes provenientes de España para esta zona del Nuevo Mundo. Se sabe con certeza que en 1654 llegó la imagen de La Virgen de la Soledad de San Francisco. Sin embargo, no existe una referencia cronológica exacta sobre la entronización del Nazareno en nuestras tierras. Pero se calcula que su origen podría ser posterior a 1656 (Figura 13.22). Respecto del origen del autor fue el escultor artista sevillano Juan Martínez Montañes, cuenta la leyenda que el escultor del Nazareno lo hizo con tanta exactitud que Dios se le apareció en sueños y le preguntó: ¿Dónde me has visto que me hiciste tan perfecto? Asimismo, se dice que la imagen sagrada es tan perfecta que cada día reduce algunos centímetros su tamaño, apreciándose en cada temporada su cuerpo más encorvado. La santa imagen permaneció por muchos años custodiada dentro de los muros de la Iglesia de San Pablo. El Ermitaño, donde se le rendía culto y veneración. En 1876, el entonces Presidente de Venezuela General Antonio Guzmán Blanco mandó a demoler la Iglesia de San Pablo el Ermitaño para construir el Teatro Guzmán Blanco, actual Teatro Municipal.

Posteriormente ordenó la construcción de una iglesia que llevaría el nombre de Santa Ana y Santa Teresa, en honor de su esposa Ana Teresa Ibarra de Guzmán. La obra se inauguró en 1876, pero no fue sino hasta el 27 de abril de 1880 cuando se trasladó la imagen del Nazareno de San Pablo (17).

Andrés Eloy Blanco escribió un hermoso poema “El Limonero del Señor!”

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XII.- La Procesión del Nazareno de Achaguas.Está íntimamente ligado a la figura de José Antonio Páez, quién

mando a esculpir la imagen para el pueblo, en pago de una promesa que le hiciera si triunfaba en Carabobo. El 10 de marzo de 1821, Páez sale de Achaguas con 2 500 hombres, más 2 000 caballos de reserva y 4 000 novillos, en una de las marchas más extraordinarias, hasta llegar a San Carlos, donde se concentró el ejército Libertador, para librar la gloriosa y definitiva Batalla de Carabobo. Antes de iniciar el viaje del Ejército Patriota de Apure hacia Carabobo, Páez católico de profundas convicciones oró en la Iglesia de Achaguas, prometiendo regalar la imagen del Nazareno si regresaba triunfante de esta Batalla. En el año 1833, el General Páez cumple su promesa y encarga al tallista español Merced Rada, dicha imagen y para el año 1835, la Iglesia de Achaguas ya tiene su Nazareno (Figura 13.23). El Nazareno de Achaguas, es una bellísima talla en madera que encarna toda la ternura de Dios.... la imagen tiene 1.80 metros de altura y en su base de madera se lee en relieve la inscripción “José Antonio Páez” (18).

Figura 13.22. El Nazareno de San Pablo.

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XIII. Los Diablos Danzantes de Corpus Christi de Venezuela son unas de las expresiones del patrimonio oral venezolano que por su riqueza, significación y tradición refleja fielmente la identidad y diversidad cultural de nuestro país, allí se expresa la influencia indígena, europea y africana. Gracias a la memoria colectiva de sus miembros y al conocimiento asociado a esta manifestación cultural, transmitida en forma oral de generación en generación, esta tradición se mantiene y revitaliza hasta la actualidad (Figura 24) .

Los Diablos Danzantes de Corpus Christi, Venezuela, constituyen uno de las fiestas rituales más arraigadas, expresión del mestizaje cultural, vale decir, la diversidad cultural que caracteriza la conformación del pueblo venezolano y que perdura hasta nuestros días (19).

XIV. El Baile de San Juan el 24 de junio La Iglesia católica establece el 24 de junio como día de San Juan

Bautista, apóstol de Jesucristo y a quien se le atribuyen poderes curativos

Figura 13.23. El Nazareno de Achaguas.

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y el mejoramiento del clima, prosperidad en las cosechas y la concesión de favores amorosos. Esta fiesta, que comienza en la víspera del 24 y se extiende hasta el día 25 de junio, siempre ha estado asociada a prácticas de purificación con agua y fuego, adivinación, ritos eróticos y procesiones para limpiar de pecados a sus participantes.

En Curiepe, Miranda, se realiza la celebración más conocida. La misma se inicia en la tarde del 23 “abriendo boca”, es decir, con el calentamiento de los tamboreros para el día siguiente. En la noche, estos se dirigen a una casa cercana donde la imagen del santo es venerada en lo que se conoce como “Primer velorio”. Los tambores también suenan en la calle, donde los habitantes del pueblo bailan hasta el amanecer. El sonido de los cueros sólo se detiene la mañana del 24, cuando se celebra la misa en honor a San Juan a la que las personas asisten tradicionalmente vestidas de rojo. Luego de ésta, se reanuda la parranda (sangueo). Los devotos bañan con agua bendita y aguardiente la imagen que es sacada y llevada en procesión durante todo el día. En la noche se realiza en otra casa el “Segundo velorio (20).

Figura 13.24. Diablos danzantes de Corpus Cristi.

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XV. La Parranda de San Pedro, de Guatire y Guarenas el 28 y el 29 de Junio.

En la mañana de cada 29 de junio, con la celebración de una misa dedicada a San Pedro Apóstol, se inicia una de las manifestaciones folklóricas más genuinas e importantes de la nación y orgullo del Estado Miranda: La Parranda de San Pedro. Esta tradición, que tuvo como escenario de origen las diferentes haciendas de caña, data desde la época de la colonia siendo sus principales protagonistas, los negros esclavos, venidos del África para trabajar en la producción de la caña de azúcar y sus derivados.

Cuenta la historia, que una negra llamada María Ignacia, esclava en una de esas antiguas haciendas en lo que hoy en día es Guarenas y Guatire y quien contaba de buena confianza con los patronos, se le

Cada comunidad realiza los bailes y sones de manera peculiar. Hay algunas diferencias en lo relativo a la salida del santo y los instrumentos empleados, pero en general, la esencia es la misma (Figura 13.25).

Figura 13.25. Baile de San Juan, Curiepe, 24 de Junio.

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enferma gravemente su hija Rosa Ignacia. Agotados los recursos para sanarla a través de la ayuda de brujos y curanderos de la zona, pidió a San Pedro en medio de una gran desesperación, que sanara a su hija, y ella a cambio le cantaría y bailaría por las diferentes calles como pago de promesa. El milagro se cumplió y María Ignacia, tal como lo había prometido, comenzó a cantar y a bailar todos los 29 de junio como testimonio de agradecimiento por el milagro concedido.

Al ritmo del cuatro y las maracas, improvisando estrofas de protesta contra el maltrato recibido por sus patronos y colocándose en los pies, un pedazo de cuero más grande que las alpargatas, para dar sonoridad y de alguna manera manifestar el repudio de la esclavitud, pisoteando a su patrono con estos pedazos de cuero llamados cotizas, dando así inicio a la Parranda de San Pedro. A raíz de la muerte de la principal protagonista de esta historia, María Ignacia, la Parranda queda integrada únicamente por hombres (Figura 13.26) y es por ello, que vemos en la parranda, a un hombre vestido de mujer con una falda muy larga de colores, con el abdomen abultado simulando un embarazada, representando a María Ignacia, quien a su vez carga entre sus brazos una muñeca de trapo sustituyendo a la niña sanada, Rosa Ignacia (21).

Si San Pedro se muriera, todo el mundo lo llorara…por lo menos las mujeres ylos cabellos se arrancaran (bis)Con la cotiza, dale al terrón: vuélvelo polvo sin compasión.Dale pisón, dale pisónSan Pedro, como era calvo,le picaban los mosquitos,y su madre le decía:“ponte el gorro, Peruchito”. Por la calle de mi barrio (bis) corre el agua y no se empoza,

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por eso es que le llaman callela de las Hermosas. 2. El San Pedro de mi tierra y la flor de resedá.es un Santo milagroso; juega chapa con los negrosy descubre a los tramposos.5. Si San Pedro se me muere(Muérete negro)lo vuelvo a resucitá (ya se murío)(bis) con la flor de clavellina(ya lo enterraron)(¡gracia a Dio!)(Ramón y Rivera.1980. p.106)

Figura 13.26. Parranderos de San Pedro con su levita y pumpá.

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XVI. Tradiciones de Venezuela. En los estados andinos (Táchira, Mérida y Trujillo), entre el 24 de diciembre y el 2 de febrero se realiza la Paradura del Niño (22), hermosa fiesta que se celebra en las casas donde la devoción de sus habitantes se expresa en complejos y elaborados pesebres y que consiste en pasear al Niño Jesús en un pañuelo de seda, con cantos y procesiones.

El día de la celebración, músicos, cantantes, rezanderos y padrinos entonan coplas pidiendo al Niño Dios que bendiga las casas y los campos. Cuando termina el paseo, el Niño es regresado y vuelto a colocar en el Pesebre, pero de pie. En algunas poblaciones, una persona simula robar la imagen, que permanece escondida por tres días, entonces se negocia con gran ceremonia su devolución por parte de un cortejo integrado por niños ataviados como la Virgen, San José, los Reyes Magos, pastores, ángeles, a quienes se suman las autoridades de la localidad. Esta celebración se llama Robo y búsqueda del Niño. Todas las acciones se acompañan con aguinaldos, romances, décimas y coplas.

La idea popular de representar la vida del infante Jesús sigue con el Robo, Búsqueda y Paradura del Niño, desde el primero de enero hasta el 2 de febrero. Con lo primero se recuerda al niño perdido y luego hallado por su angustiada madre platicando en el templo con los doctores de la ley. Este hecho es escenificado mediante la idea de hacer desaparecer o robarse de un pesebre la imagen del Niño, irla buscando por el pueblo hasta llegar a la casa donde se sabe está. Es un acto de calle, semejante, en esencia, a la búsqueda de posada por parte de San José para el nacimiento de su hijo (Figura 13.27). El hallazgo del Niño genera toda una fiesta de la que no están excluidas la diversión generalizada y el consumo de bebidas espirituosas.

XVII. El carretón fantasma En la soleada ciudad de puerto cabello, los ancianos cuentan, a

veces, una leyenda fantasmal, con la cual muchos todavía amenazan a los niños desobedientes. Se trata del carretón fantasma, una aparición que en la época colonial, durante las noches más oscuras, recorría las principales calles de la ciudad y luego se alejaba hacia el fortín.

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El carretón fantasma era una especie de carreta grande o carruaje en llamas, tirado por cuatro briosos caballos que relinchan y corcovean aterradoramente. Se decía que el cochero de aquel carretón era el mismo Lucifer, y los pasajeros, las almas condenadas al fuego eterno (23). El carretón era el vehículo del infierno donde el diablo se llevaba a los que vivían en el pecado y la maldad. También se creía que la visión de ese carruaje anunciaba muertes y catástrofes. por eso al anochecer, las personas se iban temprano a sus casas y si escuchaban rechinar la ruedas o los relinchos de los caballos cerraban bien las puertas y ventanas para aquel fuego fantasmal no los afectara para librarse del carretón fantasma y alejarlo es necesario persignarse y rezar un credo.origen: desde la época colonial provocado por tantas muertes que la peste negra dejó.

Figura 13.27. Participantes de la Paradura del Niño.

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XVII. La muerte latinoamericana es barroca, intensísima: los fantasmas que hablan, los muertos que confiesan sus desdichas. En la obra de Juan Rulfo (24,25), los personajes están muertos, llenos de angustia, de perdición. «Estamos mucho tiempo enterrados», es la desolación, la melancolía. La obra de Juan Rulfo está considerada como uno de los exponentes más significativos e influyentes del llamado “realismo mágico”. Para cumplir una petición de su madre, la Señora Dolores Preciado en su lecho de muerte, de viajar a Comala para conocer a su padre Pedro Páramo, ”no vayas a pedirle nada, exígele lo nuestro, lo que estaba obligado a darme y nunca me dio, reclámele el olvido en que nos tuvo, mi hijo cóbraselo caro”. Juan Preciado decide viajar a Comala

Conversa durante varios días con muchas personas, algunos dicen que era un gran hombre otros le dicen que era de carácter violento y

Figura 13.28. El Carretón Fantasma.

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había tenido muchos enfrentamientos con saldos de heridos graves, e incluso muertes. Juan Preciado comprobará que todas las personas con las que ha hablado están muertas, y son por lo tanto fantasmas o almas en pena; sin embargo, esta comprobación, así como sus consecuencias, se presentan con la claridad y la cotidianeidad propia del relato realista. Otro de los aspectos que contribuye a aumentar la fama de Pedro Páramo es el estilo del autor, sensorial y metafórico, plagado de imágenes poéticas.

Juan Preciado se ve atrapado en un mundo sin vida, incluso él muere allí, aterrorizado, y su voz se debilita para dar paso a los susurros de los muertos que relatan los hechos que sucedieron en Comala en tiempo de Pedro Páramo, como el reino de la muerte. Las voces “silenciosas” de los protagonistas nacen en torno de ese medio fantasmal y van encadenando la historia. La historia de lo ocurrido sobrepasa cualquier previsión del lector. Pedro Páramo se irá convirtiendo en el cacique violento y codicioso que llega a poseerlo todo empleando cualquier método con ese fin, pero como contrapartida tiene un amor sin límites por Susana San Juan, a quien conoce desde su infancia. Él, que lo ha conseguido todo, no podrá lograr el amor de Susana. La desesperación en que lo sume la muerte de Susana y la afrenta inconsciente del pueblo de festejar en la feria suponen la ruina de Comala. Así, cuando llega Juan Preciado, se encuentra con un pueblo desértico, como el reino de la muerte.

La novela de Rulfo (Figura 13.29) ha sido considerada como una de las cumbres de la literatura en lengua castellana por Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez y Jorge Luis Borges. Autores de otros idiomas, como Günter Grass, Susan Sontag y Gao Xingjian se cuentan también entre sus grandes admiradores (Figura 13.30).

En ellos, todo es sueño, almas en pena, murmullos, aridez. Su mundo es esquizofrénico, lleno de voces, leyendas, ecos de ánimas que vagan en el purgatorio americano, soledad agobiante e inmensa. El latinoamericano conversa con sus muertos, le prende velas, los mantiene como animitas, a las que les solicita favores ante la desgracia.

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Figura 13.29. Libro de Juan Rulfo: Pedro Páramo. Editorial Cátedra, Letras Hispánicas 17ª Edición, Madrid, 2003.

XVIII. En pleno Caribe, entre espléndidas palmeras y playas de aguas cálidas late el país más pobre de América y uno de los más mágicos del mundo: Haití es el territorio de los zombies, el vudú y la magia, la primera república negra del Nuevo Mundo que arrebató su libertad a los colonos franceses a golpe de machete y cuchillo. El paisaje tropical se fusiona con el ritmo frenético de los tambores y las danzas convulsivas. Cantos y letanías suenan a tierras de África, y la muerte se descubre en una imprecisa mezcla de sangre, estética y violencia, donde algunas de sus divinidades —como el Barón Samedhí— son invocadas cotidianamente para sostener el fascinante culto que ha hecho de Haití un país en el que la muerte no tiene final (Figuras 13.30, 13.31): el país de los zombies, el de los muertos vivientes (26).

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XIX. La soledad es también barroca: CIEN AÑOS DE SOLEDAD. García Márquez (27,28).

A lo largo de la novela, todos sus personajes parecen que están predestinados a padecer de la soledad, como una característica innata de la familia Buendía. El pueblo mismo vive aislado de la modernidad.

Figura 13.30. Zombies.

Figura 13.31. Zombies.

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Es una de las obras más traducidas y leídas en español. Fue catalogada como la segunda obra más importante de la lengua castellana después de Don Quijote de la Mancha, durante el IV Congreso Internacional de la Lengua Española celebrado en Cartagena, Colombia, en marzo de 2007.

A lo largo de la novela, todos sus personajes parecen que están predestinados a padecer de la soledad, como una característica innata de la familia Buendía. El pueblo mismo vive aislado de la modernidad. Principalmente se hace evidente la soledad en el coronel Aureliano Buendía, ya que su inhabilidad para expresar el amor hace que se marche a la guerra dejando hijos por diversos lugares de madres diferentes; en alguna ocasión solicitó trazar un círculo de tres metros a su alrededor para evitar que se le acercaran, y después de firmar la paz, se dispara en el pecho para no tener que afrontar su futuro, con tan mala fortuna que no logra su propósito y pasa su vejez en el laboratorio de alquimia elaborando pescaditos de oro que deshace y rehace en un pacto honrado con la soledad.

Otros personajes como el fundador de Macondo, José Arcadio Buendía (quien muere solo, atado a un árbol), Úrsula (quien vive la soledad en la ceguera de su vejez), José Arcadio (hijo del fundador) y Rebeca (quienes se marchan a habitar solos en otra casa por haber “deshonrado” a la familia), Amaranta (quien permanece y muere soltera y virgen), Gerineldo Márquez (quien espera una pensión que nunca llega y el amor de Amaranta), Pietro Crespi (quien se suicida ante el rechazo de Amaranta. José Arcadio Segundo (quien desde que vio un fusilamiento nunca tuvo relación con nadie y pasó sus últimos años encerrado en el cuarto de Melquíades), Fernanda del Carpio (quien fue criada para ser reina y la primera vez que sale de su casa es a los 12 años de edad). Remedios ‘Meme’ Buendía (la cual decide exiliarse luego de que hayan lisiado de por vida a Mauricio Babilonia y se condena al eterno silencio), y Aureliano Babilonia (quien pasa encerrado en el cuarto de Melquíades; e incluso hubo un momento en que habitó completamente solo en la casa de los Buendía, después del asesinato del último José Arcadio y la llegada de Amaranta Úrsula) entre otros, sufren las consecuencias de su soledad y abandono.

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1. La soledadEn conclusión se puede decir que la soledad está presente en

todas las generaciones. El suicidio, el amor, el desamor, la traición, la libertad, el rencor, la pasión, el acercamiento hacia lo indebido, entre otros, son temas secundarios que a lo largo hacen que Cien años de soledad sea una novela que cambia la perspectiva de muchos y nos da a entender que en este mundo vivimos y morimos solos. 2. La realidad y la ficción

La narración presenta eventos fantásticos dentro de la cotidianeidad, situación que para los personajes no es anormal; asimismo, se hace frecuente la exageración del entorno. También se presentan hechos históricos de Colombia como las guerras civiles entre partidos políticos y la matanza de las bananeras dentro del mito de Macondo.

Eventos como la elevación de Remedios, la profecía en los pergaminos de Melquíades, la levitación del padre Nicanor, la reaparición de personajes muertos y los inventos extraordinarios que traen los gitanos como el imán, la lupa, el hielo, etc., rompen con el contexto de la realidad presente dentro de la obra e invitan al lector a entrar en un mundo en el cual las situaciones más inverosímiles también son posibles. Esto encuadra a la obra dentro del movimiento llamado Realismo mágico, una característica importante en la Literatura Hispanoamericana Contemporánea. 3. El incesto

Las relaciones entre parientes se marcan dentro del mito del nacimiento de un hijo con cola de cerdo; a pesar de ello, estas son presentes entre diversos miembros de la familia y diversas generaciones a lo largo del relato. La historia comienza con la relación entre dos primos: José Arcadio Buendía y Úrsula, quienes crecieron juntos en la antigua ranchería, y tienen referencia de unos tíos suyos que tuvieron un hijo con cola de cerdo.

Latinoamérica es el Continente de ciudades encantadas que desaparecen de la faz del mundo, ocultas entre la niebla y sólo visibles ciertos días del año. Territorio florecido por relatos y personajes míticos que habitan cuevas, grutas, paisajes desolados y escondidos. A cada

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paso se encuentran en él cerros, socavones, minas, cavernas, lagos, ríos, lagunas, plantas y animales asociados con leyendas. Mundos subterráneos habitados por seres deformes, espectrales; pueblos misteriosos o inaccesibles, luces en medio de los desiertos, personajes satánicos que siembran el pánico entre los crédulos; todo esto proviene de la rica tradición oral, así como también ciertos mitos sobre la creación del universo y el hombre.

Junto a la imagen del continente construido por la modernidad, habita ese otro que se conserva en su pureza original, «alteridad que resiste desde dentro al proyecto mismo de universalización», ya que «es un hecho cultural insoslayable que las mayorías de América Latina se están apropiando de la modernidad sin dejar su cultura oral”, esto es, no de la mano del libro sino desde los géneros y las narrativas de la industria y la experiencia audiovisual» (29).

Esta mezcla de modernidad y tradición, como toda simbiosis, engendra un barroquismo. «El barroquismo americano —decía Carpentier— se acrece con la criollidad (30). Él fue el primer escritor latinoamericano que afirmó que Hispanoamérica era el barroco americano abriendo una vía literaria imaginativa y fantástica pero basado en la realidad americana, su historia y mitos (31). Con la conciencia que cobra el hombre americano, sea hijo de blanco venido de Europa, sea hijo de negro africano, sea hijo de indio nacido en el continente: la conciencia de ser otra cosa, de ser una cosa nueva, de ser una simbiosis, de ser un criollo, y el espíritu criollo de por sí, es un espíritu barroco».

Algunas fábulas de la tradición oral son prodigios de la imaginación popular, imaginación que no siempre es una aberración de la lógica, sino un modo de expresar las sensaciones y emociones del alma por medio de imágenes, emblemas y símbolos. En tanto otras, de enorme poder sugestivo y expresión lacónica, hunden sus raíces en las culturas ancestrales y son piezas claves del folklore, pues son muestras vivas de la fidelidad con que la memoria colectiva conserva el ingenio y la sabiduría populares.

Estas joyas literarias dignas de ser incluidas en antologías de literatura infantil, por cuanto la fábula es una de las formas primeras

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y predilectas de los niños, y los fabulistas son los magos de la palabra oral y escrita. Los niños latinoamericanos, como todos los niños del mundo, nacen y crecen en un ámbito en el cual se transmiten cuentos de espanto y aparecidos. Estos cuentos de espanto y aparecidos, son capaces de superar a los cuentos crueles de los hermanos Grim y Charles Perrault. En las culturas ancestrales latinoamericanas, desde antes de la era cristiana, se cree que el alma es algo intangible y que puede seguir vivo, en forma de fantasma o espíritu, tras el deceso del cuerpo. Estos personajes de doble vida, amparados por la oscuridad, aparecen en pozos, parajes solitarios y casas abandonadas, y su presencia es casi siempre anunciada por el aleteo de una mariposa nocturna, el trueno del relámpago, el crujido de las maderas, el crepitar del fuego y el soplo del viento.

Misturado con los cultos populares nativos, confirío cierta perdurable dimensión espiritual al territorio: de esta forma, la religiosidad popular hispanoamericana ha exhibido las varias vertientes de ese barroquismo esencial de la cultura hispano-indígena (32). (El continente recargado de mitos y pasiones, en el que el barroco ha sido la manifestación más vigorosa de la fusión racial, ha tenido también en el catolicismo una de sus originales formas expresiva. Ese sincretismo ha erigido a la expresión mariana en un «relato fundante de nuestro continente, fundación expresada en categorías más cercanas a lo numinoso que a la racionalidad formal, al mito que a la historia; el carácter inmortal de la divinidad materna mestiza ha saturado el suelo de la conquista (33).

La distancia y la desolación son espléndidamente barrocas. El Amazonas y la Patagonia constituyen un exceso de intensidades. El artista venezolano Víctor Hugo Irazábal propone en su obra un sincretismo que plasma la naturaleza selvática del Amazonas —«la distancia se oculta en el vacío”. El Orinoco se hace horizonte inagotable»— como un todo hecho de colores, sonidos, fauna, flora, indiferenciados en un caos original (34).

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Mitos y leyendas del Barroco americano

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