moderadora - weebly · 2018. 8. 31. · —consigue a liv y nos vemos en el camino del norte —le...
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Moderadora
ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ
Traductoras
Maru Belikov
Auroo_J
Xhessii
Elenp
Vanehz
ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ
Flochi
Corrección, Recopilación y Diseño
ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ
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Under the Never Sky #2
Sobre la Autora
Traducido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ
ago mi movimiento cuando la tribu está dormida.
Con pasos ligeros, paso rozando a través del sucio claro, el chirrido de los
grillos es el único sonido en la noche de primavera en calma. Cuando llego a
casa de Perry, subo sobre el alféizar de la ventana y me impulso hacia arriba,
agarrando la orilla oxidada que bordea el tejado.
Aquí va.
Uno,
Dos,
Tres.
Meciendo mis piernas para arriba y abajo, caigo en el techo. Mi aterrizaje es casi
silencioso, solo el roce de mis rodillas en los baldosas de piedra mientras equilibro mi
peso y el bamboleo de la jarra de Luster que está atada a mi cinturón. La gente dice
que soy silencioso como un gato. Si pudieran oír tan bien como yo, sabrían que los
gatos son realmente muy ruidosos.
Poniéndome de pie, me sacudo el polvo de mis pantalones y escaneo las casas
ensombrecidas que rodean el claro. Oigo un lejano ronquido. El suave crujido de una
puerta en algún lugar. De lo contrario, nada.
Me dirijo al hilo de luz calida que se filtra a través de un agujero en el techo. Viene de
un pequeño espacio donde un azulejo roto hace unos años durante una tormenta de
Éter. Piso suavemente y evito los lugares ruidosos. Perry y Liv están dormidos en la
casa, pero no estoy siendo sigiloso por causa de ellos. No importaría si me oyen llegar,
pero su hermano, Vale, está dentro de casa y sólo unas horas antes llegó de su viaje
hacia el norte, y no quiero dar oportunidad de despertarlo.
Arrodillándome por el borde de los azulejos, me agacho y miroa través de ellos,
parpadeando mientras mis ojos se acostumbraran a la luz. . . y veo a un halcón con las
H
alas extendidas. El tatuaje en la espalda de Perry. Está tumbado boca abajo en el
desván, que está justo debajo de mí. Trato de buscar a Liv, sabiendo que si Perry está
aquí, ella se acurrucó delante de la chimenea, pero tengo un ángulo pobre. Sólo hay
una manera de verla esta noche.
Llevo mi boca hacia el hoyo y levanto mi voz solo lo suficiente.
—¡Perry! ¡Despierta! —no se mueve, asi que intento de nuevo un poco más fuerte—.
¡Despiertate, zoquete!
Perry se voltea sobre su espalda y comienza a roncar.
Hay un dicho que advierte a las personas contra despertar a gigantes dormidos.
Debería hacerle caso, pero quiero ver a Liv muchísimo. Tiro de la jarra de Luster de mi
cinturón y destapo el corcho, amortiguando el pop de la botella con las manos.
Es una pena desperdiciarlo, pero no veo otra manera, y esto podría ser entretenido.
Llevo la jarra a la brecha y vierto el Luster a través de él.
Oigo un golpe sólido mientras el techo tiembla bajo mis pies. La cálida luz del interior
desaparece mientras tres dedos perforan el agujero. Escarbando, los dedos llenos de
intenciones asesinas. Después de un momento, son reemplazados por un ojo verde
que es brillante como un gato, realmente como los de un gato.
Perry murmura unas maldiciones en voz baja y luego pregunta:
—¿Qué te pasa? —su voz es ahogada, pero lo oigo perfectamente.
—Consigue a Liv y nos vemos en el camino del norte —le digo.
El ojo del gato se mueve a la izquierda y a la derecha mientras Perry niega con la
cabeza.
—No. En el camino de la playa. Alguien vertió Luster sobre mí y tengo que lavarlo.
—Bien. Camino del a playa en cinco minutos. No te tardes.
Solo un dedo apareció esta vez. El gesto obsceno lo hizo sonreír.
Tapo el Luster y bajó. Hay una cosa más de la que ocuparse antes de encontrarme con
Perry y Liv. Cruzo el claro de nuevo, guiado por la luz del Éter, las cabañas escarpadas
del recinto de los Tides rodeándome.
En casa de Brooke, doy golpes suavemente a la puerta.
Ella la abre unos minutos más tarde y sonríe.
—¿La cueva? —susurra.
Brroke es la amiga más cerca de Liv, y el año pasado ella y Perry habían estado juntos.
la mitad de ese tiempo Perry había estado tratando de terminarlo. Perry
probablemente me vetaría por llevarla conmigo, ¿pero y qué? Me gustan las cosas
como son.
Asiento y levanto la botella de Luster.
—¿Vienes? —pregunto, aunque se que lo hará. Brooke siempre esta dispuesta cuando
es algo relacionado a Perry.
—Buscaré mi arco. —Desaparece en la casa.
Miro alrededor del recinto mientras espero. Cuando esta así de callado, es fácil de
recordar la noche en que vine aquí con mi abuela hace doce años atrás. Apenas tenías
siete en ese entonces. La abuela y yo salímos de la oscuridad de una noche de
primavera como esta. Habíamos viajado por semanas y las suelas de mis zapatos se
habían gastado. La abuela golpeó la primera puerta que vimos, y cuando el padre de
Perry respondió, pensé que era el hombre más grande que había visto. Nos invito
adentro y tenía pan y sopa de hinojo para nosotros. Tres chicos nos veian desde arriba
mientras comíamos, pero era la chica de la que no podía apartar los ojos.
El siguiente día a la abuela y a mí nos habían dado un cuarto en la parte de atrás de la
casa de Bear y Molly, el cual era realmente un cobertizo con paredes de madera que
hacían chasquidos a medida que se expandian durante los meses de lluvia. Mi mirada
se fue hacia su cara ahora. La abuela se ha ido y las paredes dejaron de chasquear
unos pocos antes, pero todavía duermo allí.
Brooke vuelve con un arco y el carcaj por encima de su hombro y vamos haciendo
nuestro camino fuera del ecinto sin una palabra. A donde vamos, la cueva del norte,
esta a una hora. Es todavía parte del territorio Tide, pero siempre hay un riesgo
cuando viajas tan lejos, especialmente de noche, de ser atacados por los dispersos. El
peligro es parte de la diversión.
Mientras vamos llegando al camino de la playa, veo dos figuras altas con cabello pálido
adelante y frunzo el seño. Me molesta un poco, no ser capaz de diferenciar entre mi
mejor amigo y mi novia desde la distancia. Pero luego una de las figuras camina a
través del sendero de arena y salta en mis brazos y estoy razonablemente seguro de
que es Liv y no Perry.
—¿No puedes estar lejos de mi ni siquiera unas pocas horas? —susurra Liv en mi
oído.
La atraigo más cerca. La manera en como se siente contra mi hace que mi corazón se
detenga.
—Por supuesto que no.
—Yo tampoco. —Planta un beso en mi mejilla y se aleja antes de que pueda besarla de
nuevo, dejándome sonriendo en la oscuridad.
Recorremos por el camino de la playa y el sinuoso camino hacia el océano. Cuando
lleguemos al agua, Perry se lanza a las ondas oscuras mientras Liv, Brooke, y yo
esperamos a lo largo de la costa.
Dejo caer mi brazo sobre los hombros de Liv.
—¿Está exagerando no? No derramé tanto en él.
Liv golpea el puente de su nariz.
—Fue suficiente —dice ella, y la entiendo. Como Liv, Perry es un Scire y tiene un
sentido del olfato tan fuerte como mi audición. No era el estar húmedo o pegajoso lo
que le molestaba, era el dulce aroma del Luster.
Cuando termina de nadar, tomamos el camino del norte, el cual nos lleva a la cueva. El
Éter hace una lenta danza por encima de nosotros, flotando en velos que nos dá la
suficiente luz para evitar tropezar en la oscuridad. Incluso así, Perry toma la delantera
por su visión nocturna. Porque Perry está al frente, Brooke está al frente.
—¿Bien? —le pregunto a Liv mientras nos instalamos en un ritmo cómodo. Su largo
cabello rubio brilla en la oscuridad, y la línea de su naríz está pintada en el azul de la
luz del Éter—. ¿Cómo estuvo él?
Él es Vale, el hermano mayor de Liv y Perry. Él también es el bastardo quien dirige a
los Tides como el Lord de la Sangre y quien nunca aprobó mi relación con Liv.
—Él esta bien —responde Liv—. Estaba cansado del viaje. Puedo decir que estaba
ansioso por llegar a casa. —Vale llegó más temprano, después de la cena.
Por todo el mes anterior, estuvo afuera por negociaciones con un Lord de la Sangre del
norte, Sable de los Horns. La situación de comida de los Tides se estaba volviendo
desesperante. Las tormentas de Éter los pasados inviernos habían sido brutalmente
fuertes, incendiando tramos de tierra de cultivo, por lo que nuestros rendimientos han
caído más bajo que nunca. Vale nos dijo que cuando regresara de ver a Sable, tendría
soluciones. Él nos prometió que no pasaríamos hambre.
—Estaba de buen espíritu, viendo a Mila y Talon —continuo Liv. La esposa de Vale y
su hijo estaban enfermos. Había sido duro para Perry y Liv, y no podía imaginar como
hacía sentir a Vale. Trataba de no pensar acerca de ello. Prefería no gastar mi simpatía
en él.
Liv golpea una piedra. La escucho pasar rozando sobre el camino de tierra.
—Creo que estaba aliviado queo estábamos bien. Me refiero… tan bien como se
espera. Pasó la mayor parte de la noche contándole a Talon acerca de sus viajes a
través del Borde Ranger. Dijo que era el viaje más duro que había tomado. Que no
sabía lo quera frío hasta el mes pasado.
Asiento. El Borde es conocido pos sus duros vientos y pendientes heladas.
—¿Algo más? —pregunto. Como todo el mundo, quería saber las soluciones que Vale
había traido con él.
Liv esta callada por tanto tiempo que me empiezo a preguntar si me escucho.
Finalmente alza la mirada y dice:
—Me pidió que cazara con él en la mañana.
Mis rodillas se inmovilizan—. ¿Lo hizo?
Liv se voltea cuando se da cuenta que me he detenido. Asiente.
—Perry estaba allí también, pero Vale fue claro. Quiere que sólo vaya yo.
—Huh.
—Si —dice Liv—. Huh.
Al reanudar la caminata, no puedo dejar de pensar en esta petición, ¿orden? Es
extraño. Vale rara vez caza, está generalmente demasiado ocupado para desempeñar
sus funciones como Lord de la Sangre. Cuando si caza, raramente incluye a Perry o a
Liv. Mi conjetura es que no le gusta la competencia y quiere ser el único Scire.
Hay poco de calidez entre hermanos ahora, pero no siempre fue así. Cuando su padre
todavía era Lor de la Sangre, eran cercanos. Todos sabíamos lo que sucedía con Perry
en su casa cuando Jodan bebia, y creo que el terror de esas noches había mantenido a
los tres unidos. Todavía me acuerdo de a Liv y Vale sentados a cada lado de Perry en la
cocina de campaña, apretadondose contra él como un escudo humano después de que
había recibido una paliza. Pero cuando Vale se convirtió en el Lord de la Sangre
después de que Jodan murió, las cosas cambiaron. Vale mantiene a Liv y a Perry a una
distancia ahora. El día que se puso la cadena del Lord de la Sangreo, se convirtió en su
Lord primero, y su hermano, de segundo.
La voz de Liv me saca de mis pensamientos—. ¿Qué piensas que puede querer?
—Tal vez sólo quiere cazar —digo, pero sabemos que eso no puede ser verdad.
Vale siempre tiene motivos escondidos.
Después de una hora, el sendero nos lleva a un acantilado con vistas a una pequeña
ensenada. Perry y Brooke ya han bajado a la playa. Veo el destello de una chispa por
debajo, una lámina de piedra impresionante. Perry está trabajando para hacer una
fogata.
Liv y yo descendemos la pendiente, una cuesta que hemos hecho cientos de veces.
Cuando oigo su pie resbalar en la tierra detrás de mí, le ofrezco mi mano.
—Ven aquí, amor.
—Estoy bien.
—Bueno, yo no. Estoy asustado. ¿Tomas mi mano?
Me complacer, nunca me caigo, pero obtengo lo que quiero: su mano en la mía. una
excusa para sentir un poco de su fuerza mientras hacemos camino hacia la colina. Y
una ventana a sus pensamientos.
Trepamos un poco más adelante antes de que la oyera.
¿Todavía asustado, o te sientes mejor ahora?
Su voz es clara en mi mente. Tan clara como si me hubiese hablado en mi oído. No
conozco a otro Auds que pueda escuchar los pensamientos de la gente con el contacto.
Como la visión nocturna de Perry, mi Sentido vino en una forma diferente a la usual.
—Aterrorizado —respondo—. Quizás necesite que me sostengas después.
Liv tira de su mano libre y me empuja suavemente.
—Entonces camina más rápido.
Para el momento en que nuestros pies encuentran la arena, Perry ya tiene el fuego
bien encendido. Se sienta ante las llamas danzantes con Brooke recostada contra el.
Sus manos están descansando en el muslo de él. Su brazo está alrededor de la cintura
de ella. . Probablemente, no están rompiendo esta noche.
Cuando Perry no está alrededor, Brooke nos pregunta a Liv y a mi por qué él no gusta
más de ella.
—¿Por qué siempre soy quien lo persigue? —dice, y se señala a sí misma—. ¿Qué más
puede desear? —La autoestima no es un problema para Brooke. Perry nunca será
quien la persiga, pero no es así como respondo. Le digo que sólo necesita tiempo y que
debería seguir tratando de secudirlo. Soy así de buen amigo de Perry.
Me siento en el lado opuesto de la fogata y Liv se sienta entre mis piernas,
recostándose contra mi pecho. Hemos perfeccionado esta posición. Amo como sus
largas piernas se extienden frente a mí.
La parte superior de su cabeza está a sólo centímetros de mis labios. Presiona un beso
allí, y luego tomao un sorbo de la jarra de Luster. Cae como carbones líquidos,
difundiendo calor a través del estómago y hacia el resto de mí. Paso el cántaro a Liv, y
me recuesto en mis manos.
Brooke y Liv hablan acerca de algo que Talon había dicho más temprano, un pequeño
romance infantil que tiene con WIllow, que a sus trece años se ha duplicado a cuando
tenía siete años. Perry sonríe, como siempre lo hace cuando se habla de su sobrino.
Absorbo el sabor de la miel con especias de mis labios, mi enfoque cambiando al
sonido de sus voces mientras el Luster me envuelve en una niebla suave. Respiro
hondo, sintiendo el peso de Liv contra mi pecho, oliendo la la sal, el agua y el fuego en
el aire. Después de un rato, escucho lo que he estado esperando. Ronca y pura, la risa
de Liv es el mejor sonido del mundo. Cierro los ojos y disfruto de ella.
Esto era lo que quería esta noche. Tiempo lejos de la tribu con Liv y Perry, e incluso
con Brooke. Sin responsabilidades y nada más pendiente que sólo ser. Había resultado
como quería, pienso. Tengotodo lo que quiero en este momento, pero no puedo
sacurdirme el ansioso presentimiento en mis entrañas. ¿Por qué quiere hablar Vale a
solas con Liv? ¿Y por qué tan pronto después de su regreso del norte?
En algún momento después, Perry se para.
—Dejemos a estos dos solos —dijo e impulso a Brooke a pararse. Claro. Estoy seguro
que eso es exactamente lo que lo motiva. Se van hacia la oscuridad, hacia la cueva que
da ala playa. Definitivamente no romperán hoy.
Cuando se van, Liv se voltea en mis brazos.
—Supongo que estamos solos —dice ella, dándome una inocente miranda que lo es
todo menos eso.
—Mmm. Supongo que sí. —Pongo mi mano por debajo de su mentón y atraigo mis
labios a los suyos. Su piel es cálida y ella sabe a Luster. De algún modo hay un poco de
arena en nuestro beso. Con Liv, siepre hay algo inesperado, pero no en la manera en
como me hace sentir. Eso nunca cambia. Un beso y estoy hambriendo, muriendo de
hambre de ella, pero me sorprende alejándose. Inclinándose, me estudia con ojos
entrecerrados.
—¿Qué pasa Livy? — Mi mano se envuelve alrededor de su cadera. La deslizo en su
espalda para poder pensar con claridad. Algo claramente. Así tener la oportunidad
de pensar algo coherente.
En la luz del fuego las largas pestañas de de Liv parecen hilos de oro. Su mirada va de
mi ojo izquierdo hacia el derecho y d evuelta, como si estuviera buscando el que se
abre hasta mi alma. La verdad es que cualquiera de los dos lo hará.
—No debí haber dicho nada antes —dice.
Niego con la cabeza—. No por supuesto que debiste. —Como una Scire, Liv podía
sentir los temperamentos. Ella leía mi humor, no importa lo que hiciera. No puedo
protegerla de preocuparse—. Nunca me ocultes nada. Tu siempre sabes cómo me
siento, y yo quiero lo mismo. Sin secretos… ¿esta bien?
Liv asiente. Me mira en la oscuridad, sus cejas en modo pensativo.
—¿Piensas en nosotros? —pregunta después de un momento.
—Si.
—¿De verdad?
Me encojo de hombros.
—Eres parte de mi, Olivia. Todo lo que se relacione a ti siempre es acerca de nosotros.
La boca de Liv se vuelve una sonrisa. Pasa su pulgar por mi labio inferior. ¿Quizás la
sal vino de mí? No lo sé pero la manera en como ella me ve, es todo lo que puedo hacer
para mantener mi respiració.
—Me gusta cuando me llamas amor —dice ella.
—¿Qué? Nunca te he llamado así. —Mentira. Lo hago todo el tiempo—. Oh, ¿te refieres
a más temprano? Dije Liv1. Escuchas muy mal.
Ella me golpea en las costillas.
—¡Ouch!
—¿Qué fue eso? —dice Liv—. No pude escucharte—. Sus desos se hunden en mi
costado de nuevo.
—Lo has pedido ahora. —Me giro, tirando de ella conmigo, y comienza la batalla.
Rodamos unos sobre otro, cayendo, luchando, enredándonos en la arena hasta que
mis manos encuentran sus manos y mis labios se encuentran sus labios y luego
desaceleramos. Más lento y lento y lento hasta que nos movemos juntos como uno
solo.
Traducido por Maru Belikov
1 Originalmente en inglés, Roar la llama “love” que es similar a “Liv”.
obre que crees que estén hablando? —pregunto mientras me giro
de vuelta a Perry.
Estamos de guardia en el puesto este. El mirador se encuentra bajo
la sombra de un árbol de roble en la cima de una colina. La cálida
mañana de primavera a dado paso a una tarde calurosa. He creado un pequeño rastro
de pasto aplastado alrededor del árbol, donde Perry se encuentra. Mi mirada se mueve
al bosque hacia el sur. Liv y Vale están ahí afuera en algún lado.
Perry saca una hoja de su boca. —Sabes que es la vigésima vez que me preguntas eso.
—No sabía eso. ¿Debería parar?
—No si estás intentando volverme loco.
Perry coloca la hoja de pasto entre sus dientes y me da una gran sonrisa. —Estás
cerca.
—Ayudaría si dijeras algo además que no lo sé. Dame algo Per. Lo que sea. —apunto al
suelo.
—¿Qué crees que están diciendo en este preciso momento?
—¿En este preciso momento?
—Si. Justo ahora.
La mirada de Perry se mueve a través de las verdes colinas hacia el sur.
—Creo que es el momento antes de que uno de ellos diga algo. Quizás se están
tomando un momento para pensar. Quizás están respirando, espero que estén
haciendo eso.
Alzo mis manos.
—Olvídalo. —Regreso a un ritmo lento a hacer círculos alrededor del árbol de roble
hasta que mis pensamientos se desbordan otra vez—. Pero quizás él no va a hacer lo
que todos pensamos que va a hacer.
Frunzo el ceño, notando que Perry ahora tiene una pluma en su boca. Estoy apunto de
preguntar por qué tantas cosas terminan repentinamente en su boca cuando noto que
—¿S
él está remplazando el emplumado dañado en sus flechas. Tira de las plumas de sus
labios y las enrosca en el eje de madera.
—Voy a necesitar más que eso, Roar. ¿Quién no está haciendo lo que todos pensamos?
—Tu hermano — digo. —Las personas se han estado preguntando que clase de trato
hizo con los Horns. Bear y Molly piensan que él esta regalando parte del territorio a
cambio de comida. E incluso he escuchado unos cuantos rumores que él fue a
prometer a los Tides a Sable, pero son solo suposiciones. — Doy un paso más cerca de
él—. ¿Qué si el plan de Vale es algo completamente diferente? ¿Algo que nadie ni
siquiera se ha imaginado?
Perry lleva la flecha al nivel de sus ojos e inspecciona la pluma de ganso que acaba de
fijar.
—Es posible. Él fue vago sobre sus planes antes de irse.
—Exactamente, — dije. —Y sería típico de él hacer algo notable. Algo turbio.
Perry lanza una mirada oscura a donde estoy. —Eso no es lo que dije.
—Pero ha cruzado por tu mente. Él es retorcido, Perry. Y es un hipócrita, también. Se
caso con Mila, una Seer, ¿Pero tiene un problema con que Liv y yo estemos juntos
porque no soy un Scire? ¿Cómo puede hacer eso? Debería ser nuestra elección, no la
de él. Las tradiciones son para los corazones débiles. ¿Tú te vas a negar a estar con
alguien que no sea un Scire?
Perry barre los restos de plumas de su bolsa de cuero.
—Voy a olvidar que dijiste esas cosas sobre mi hermano, — dice sin mirarme, — Y no
desperdiciare mi tiempo hablando sobre algo que esta a muchos años de pasarme, si
acaso pasa.
No tengo idea que tipo de respuesta es esa. — ¿Quieres decir que si te negarías?
Perry mira hacia arriba, sus ojos como dardos pasan por encima de mí hacia la
pendiente abajo. Salta a sus pies y tira su arco al hombro. Veo lo que él vio. Nuestros
remplazos, Collins y Wylan, están subiendo la colina. Nuestro turno de guardia ha
terminado.
—Movámonos. Vale y Liv deberían estar de regreso ahora— dijo Perry, sus palabras
entrecortadas. Se apresura a bajar por la colina, arco en mano, sus pies desgarrando la
ladera cubierta de hierba. Es solo, en este momento, que me doy cuenta que él
también está ansioso. Mientras Perry y yo nos acercamos a la entrada este del recinto,
escucho un sonido que vuelve mi sangre hielo.
Liv esta gritando.
Echo una carrera a través del claro a su casa, dejando a Perry atrás, y pasó volando a
través de la puerta rebasando a Mila, quien está llevando a Talon en el exterior. La
amplia forma de Vale llena la pequeña sala común. Su oscuro cabello esta recogido
hacia atrás por una tira de cuero, realzando las afiladas líneas de su perfil. Con su
tonalidad y musculosa estructura, especialmente con los pesados eslabones de la
cadena del Lord de la Sangre alrededor de su cuello, él se parece a su padre. Liv se
encuentra cerca de la chimenea. Tan lejos de Vale como puede. Se gira hacia mí, su
cabello rubio sacudiéndose fuera. Ella esta sin aliento y sus ojos brillando con rabia.
Nunca la había visto tan furiosa. Me detengo en seco. Vale me ve y aprieta sus labios.
—Vete — dice él, señalando la puerta—. Esto no tiene nada que ver contigo.
—¿Cómo puedes decir eso? — grita Liv. Su voz ronca por estar gritando—. ¡Sabes que
si tiene que ver!
—Por última vez, Olivia, no toleraré ese tono de voz.
—¡No eres mi padre, Vale!
—Pero soy tu Lord. Baja tu voz o lo lamentarás.
No entendía lo que estaba pasando. Usualmente Vale y Perry eran los de irse a las
manos. Usualmente Liv está tratando de detenerlos.
—¿Ahora quieres decirme como debo hablar? Bueno, ¡Ya no puedes! Me regalaste.
¡Perdiste ese derecho cuando me vendiste!
—¿Qué? —es una sola palabra, pero mi voz se quiebra.
Liv se gira hacia mí. —Él quiere que me case en los Horns. ¡Me vendió a ellos! ¡Dile,
Vale! Dile lo que hiciste.
—No quiero que hagas esto, Olivia. También te necesito.
Los sonidos se astillan como un espejo rompiéndose. Vale todavía está hablando, pero
ya no lo escucho. Escucho las palabras de Liv en fragmentos.
Casarse.
Horns.
Vendió.
Mis manos están temblando. Las aprieto en puños. Mi mente no está trabajando lo
suficientemente rápido. No puedo creer lo que acabo de escuchar. No tiene sentido.
Estoy gritando antes de ponerme de acuerdo con mis pensamientos.
— ¡No! ¡No puedes hacer esto!
—Sácalo de aquí —le ordena Vale a Perry, que esta de pie en el umbral. El timbre en
su voz—impaciente, irritado, como si yo estuviera siendo una molestia, un perro
callejero extraviado, dispara mi control.
Me lanzo hacia Vale, agitado.
Soy más rápido que cualquiera de los Tides, pero él esta listo para mí y se gira. Mi
puño apenas roza su boca. Vale responde mi golpe con un golpe en la parte posterior
de mi cabeza, alcanzando la parte detrás de mi oreja derecha. Mi visión se vuelve
negra. Me voy hacia adelante y mis codos chocan contra las tablas del suelo. El pie de
Vale, debe ser su pie, golpea en mi espalda, enviándome sobre mi pecho.
Mi oído derecho suena, el sonido desorientándome, consumiéndome. Parpadeo fuerte.
Una habitación lateral aparece pero está borrosa y tambaleándose y no se queda
quieta. Escucho a Perry maldecir detrás de mí. Mis dientes chocan mientras él me
pone derecho, y luego tira de mí hacia la puerta. La habitación no para de girar; el
golpe de Vale me ha lanzando fuera de balance. Me tropiezo detrás de Perry, luchando
para mantener mis pies debajo de mí. Nos apisonamos a través del pasillo, nuestros
hombros atascándose juntos, y saliendo hacia la luz.
— ¡Idiota! —dice Perry bajo su aliento. Él todavía esta agarrando mis brazos y es algo
bueno, también. Si me suelta, Sé que besare el suelo otra vez.
Es de noche y casi todos están aquí, amontonados en grupos alrededor del claro,
sorprendidos hacia nosotros. Pronto será la cena, pero ese no es el porque la tribu
esta dando vueltas.
Ya no.
—¿Dónde esta Liv? —pregunto, mirando sobre mi hombro. No la veo detrás de mí.
—Cállate y camina —gruñe Perry.
Vamos a mitad de camino hacia la puerta este cuando una voz arremete hacia
nosotros. Es profunda y dominante, pero aguda como un latigazo.
—Peregrine, detente.
Traducido por Auroo_J
ólo mantén la boca cerrada —dice Perry a través de sus dientes
apretados. Suelta mi brazo y nos dirigimos a Vale, que crea una
estela mientras camina entre la multitud reunida.
—Deja que se enfríe, Vale —dice Perry.
—Que se aleje.
Eso no va a suceder. El labio de Vale está sangrando. La sangre rueda hacia debajo de
la mandíbula y gotea por su barbilla, ensuciando su pálida camisa. No lo golpee de
lleno, pero incluso un golpe ligero empujala piel sensible contra un diente y la abre.
Al ver la sangre me doy cuenta de lo que he hecho. Podría golpear a alguien en la tribu
y el castigo sería un trabajo extra. Tal vez un día sin comer. Pero Vale es nuestro Lord
de la Sangre. He hecho un desafío directo a su autoridad. Lo que he hecho podría
hacerme ser expulsado de la tribu, o algo peor. Por supuesto, conseguiré una paliza.
—¡Déjalo fuera de esto, Vale! —Es Liv.
Ella corre, la empuñadura de su espada media asomada por encima del hombro.
La boca de Vale se detiene en una sonrisa cuando él la ve.
—Bueno, ¿qué es, Olivia? En un momento me dices que él está involucrado y en el otro
no lo está.
Liv responde acercándose y sacando el arma a su espalda en un golpe enérgico y
poderoso.
Hay una onda de movimiento. Siseos llegan a mis oídos desde el otro lado del claro
ogio espadas desenfundarse de sus vainas.
Los Tides guerreros han hecho el juramento de proteger a Vale a toda costa. Yo soy
uno de ellos. Me juré a mí mismo hacerlo.
—S
¿Qué he empezado? De repente, todo se siente fuera de control.
Vale levanta una mano.
—Retírense —dice, molesto—. Guarden sus armas. —Alrededor de mí, los cuchillos y
las espadas se bajan y desaparecen.
Satisfecho de que él tiene a la tribu bajo control, Vale pasa dos dedos por su barbilla y
luego los mantiene arriba. La sangre en ellos es de color rojo brillante, incluso en la luz
del día desvaneciéndose.
—Sólo para que quede claro —me dice— estás involucrado ahora.
Da un paso más cerca, el crujido de sus botas sobre la tierra llegando a mis oídos,
aunque el sonido no se ha detenido. Vale se acerca lo suficiente para que yo vea el
verde oscuro de sus ojos.
Lo suficientemente cerca que veo la semejanza de Perry y Liv en su nariz fuerte y la
ligera inclinación de sucabeza. En la forma en que me mide, como si estuviera
midiendo el calor que viene de un fuego.
—Debido a que significas algo para mí hermano y hermana —dice con calma— te voy
a dar una opción que normalmente no haría. ¿Irte? —pregunta. Desplaza su peso,
inclinando la cabeza hacia el otro lado—. ¿O quedarte y pagar el precio?
Destierro o una paliza. Es una elección fácil.
—Me quedo —le respondo.
Vale sube las cejas. Sonríe.
—Es posible que lo lamentes. —Ve a Perry, que todavía está a mi lado—. Sostenlo,
Peregrine. Y mantenerlo quieto a menos que desees tomar su lugar.
El vello de mis brazos se eriza. Suena como un brusco comentario, pero no lo es. Nada
es casual con Vale. Él calcula todo.
—¡No, Perry! —No voy a dejar que él tome mi castigo. Doy un paso delante de él, pero
él pasa más allá de mí.
—Puesto que lo ofreces —dice— voy a tomar su lugar.
Los ojos de Vale se ensanchan, pero su sorpresa es falsa. Niega con la cabeza, como si
estuviera decepcionado, pero ha conseguido exactamente lo que él esperaba.
—Si eso es lo que quieres.
—Sí —dice Perry, inmóvil como la muerte—. Y no voy a tratar de devolverte el golpe.
Un murmullo se mueve a través de la multitud. Perry se ha burlado de Vale en frente
de todos. No hay vuelta atrás.
Me muevo a lado de Liv y susurro:
—Lo siento. —Es una oferta débil, pero no hay nada que pueda hacer. No se trata de
mí o de Liv ya. No sé cómo esto se convirtió en una batalla entre Perry y Vale, pero eso
es como parece terminar todo. Perry y Vale.
Liv no contesta. Ella ni siquiera me mira. Sus ojos están fijos en sus hermanos. Brooke
aparece a su otro lado y me mira.
Miro lejos y examino a las personas que nos rodean, encontrando a Bear y a Molly,
Gray y al viejo Will. Sé lo que están pensando. Todos estamos recordando la sombra
de los moretones en la cara de Perry. En sus brazos y espalda. Sólo los más jóvenes de
la tribu escapan de esos recuerdos, los demasiado jóvenes para haber conocido a
Jodan. El resto de nosotros cargamos la culpa de los golpes dentro de nosotros.
Teníamos miedo del padre de Perry. No hicimos nada para detenerlo. Y aquí estamos.
En la misma situación otra vez.
Una pequeña figura sale de la muchedumbre.
Talon ve de su padre a Perry.
—¿Qué pasa? ¿Qué estás haciendo, papá?
La incertidumbre parpadea en los ojos de Vale.
—Ve a casa, hijo —dice. Cuando Talon no se mueve, Vale dice: — Mila, llévalo dentro.
Talon esquiva fuera del alcance de su madre.
— ¡No! ¡No me quiero ir!
—Talon—dice Perry— todo está bien. Entra.
Cuando Talon se detiene a escuchar a Perry, Wylan agarra su brazo y lo arrastra lejos.
Durante un largo rato después de que no lo veo, oigo a Talon discutiendo, con la voz
levantada, llorando, mientras es arrastrado a su casa.
Al golpe sólido de una puerta cerrándose, Vale se acerca a Perry. Se paran frente a
frente, ambos de más de uno ochenta de altura. Vale es mayor por siete años. Siempre
ha habido una brecha significativa, pero no veo un día entre ellos ahora. Son tan
diferentes, uno oscuro y otro claro, pero la mirada en sus ojos es la misma. Inflexible.
Este es el desafío que todos hemos estado esperando. Lo será, si Perry hace lo que
amenazó y se defiende.
Tiene los brazos abirtos de par en par.
—Estoy listo, Vale.
Veo que está listo. Perry me ha enseñado todo lo que sé acerca de peleas a puñetazos.
Lo veo en su postura amplia y sus hombros sueltos, y escucho su voz diciendome:
—Duele menos cuando estás relajado. —Veo crecer su expresión distante y le escucho
decir—. Nunca muestres emoción. Sólo los alimenta.
Si alguien sabe cómo pararse y recibir un golpe, es él. Perry ni siquiera se inmutara.
Sé que no lo hará.
Talon está encerrado en su casa, pero a través de mortero y baldosas y de un centenar
de pasos todavía lo oigo llorar. Fuera la tribu está en silencio.
Preparándose.
Vale conduce su puño al estómago de Perry.
Se mueve sorprendentemente rápido para alguien de su tamaño, y es despiadado,
utilizando todo el poder de su fuerza básica.
Es un golpe aplastante. Lo sé porque Perry se dobla y mi respiración se ha ido y Liv
tiembla a mi lado. Lo sé porque Perry jadea mientras abraza su cintura y Vale está
doblando la mano, abriéndola y cerrándola. El golpe le dolió, pero no tanto como le
dolía a Perry.
Cuando Perry se endereza, su cara está roja. Tiene los ojos medio abiertos y
desenfocados como si estuviera en otro lugar, tal vez en un recuerdo. Si lo es, no
quiero saber lo que es.
—Eso fue por Roar —dijo Vale. Habla en voz baja, para los oídos de Perry solamente,
pero lo oigo. Cada Aud en el claro le oye—. Éste es sólo para ti, hermanito. Trata de no
golpearme de regreso.
Él golpea a Perry de nuevo en el mismo lugar. Aún más fuerte.
Esta vez Perry se dobla y cae, con un ruido sordo sobre una rodilla. Lo veo amortiguar
la tos irregular contra su antebrazo. Veo sus hombros temblar mientras lucha por
controlar el dolor que todos sabemos que está sintiendo. Yo lo veo a través de un
borrón. Él se apresuró a recuperarse después del primer golpe, pero no esta vez. Cada
segundo que pasa, mis orejas zumban más fuerte. Cada segundo, estoy más cerca de
sacar la media espada de Liv e ir hacia Vale. Liv se tensa a mi lado. Agarro su mano,
manteniéndola a mi lado. Ninguno de los dos puede intervenir en estos momentos.
Perry tiene que valerse por sí mismo. Si no lo hace, Vale gana.
Finalmente Perry se levanta de un salto, pero está encorvado, incapaz de enderezarse
del todo. Me doy cuenta de que está fallando en una de sus propias lecciones, hay odio
en sus ojos.
—¿Terminaste? —pregunta, con voz tensa.
Vale no ha terminado. Yo sé que él no lo ha hecho. Pero Liv se separa de mí y engancha
su brazo con el de Perry.
—Sí, ha terminado —le gruñe a Vale—. Has traído suficiente felicidad a nuestra
familia hoy, ¿no es verdad?
Entonces me mira mientras se lleva a Perry lejos, su mirada pidiéndome seguirlos.
Ella no tenía que decirme. Dondequiera que vayan, yo también.
Nadie dice una palabra en la media hora que nos lleva a caminar hacia el mar. Estoy
cegado escuchando las respiraciones superficiales que mi mejor amigo está tomando
por mi culpa.
Yo debería haber sabido que Vale haría esto.
Perry es ferozmente protector con Liv, Talon y conmigo. Con todo el mundo en los
Tides. Vale aprovechó ese rasgo. Giró la situación para que pudiera demostrar su
dominio sobre Perry, la principal amenaza a su poder como Lord de la Sangre. Incluso
calculó los golpes entregados, dándole a Perry puñetazos en el estómago por lo que el
resultado de su castigo sería ocultado de la tribu. Mañana, en vez de recordar la
brutalidad, los Tides recordarán la justicia.
Sé que él lo planeó de esa manera. Todo está claro ahora. Toda la estrategia que acabo
de presenciar.
Me pone enfermo.
Cuando hemos salido del recinto detrás de nosotros y llegamos a la arena presionada
por el agua, Liv se detiene. Es casi de noche y una espesa capa de niebla está rodando
desde el océano. Cae hacia nosotros, girando por el aire en ondas.
—Quiero ver, Perry —dice Liv.
Meto mis dedos en mi pelo, tirando hasta que mi cuero cabelludo duele. Yo sé a dónde
va esto. Hay más tortura por venir.
Perry niega con la cabeza.
—No es nada.
—Muéstrame de todos modos.
—Liv…
—¡No me importa! Déjame ver.
Odio esto. Hacían esto cuando eran más jóvenes, también. Liv siempre tenía que
inspeccionar después. Es como si ella quisiera sentir los moretones todos y cada uno
por sí misma.
Perry murmura una cadena de maldiciones. Liv se cruza de brazos y espera. Ella
nunca se echa para atrás. Con casi dos metros, es sólo unos pocos centímetros más
baja que él, y cada parte tan terca. En momentos como este me pregunto si son
gemelos que nacieron de algún modo con un año de diferencia.
Perry niega con la cabeza y, finalmente, cede.
Él mira hacia otro lado, su cuello tensionado, con los brazos flexionados con tanta
fuerza mientras él levanta su camisa que casi espero que el material que se rompa. Un
moretón ya ha florecido en su estómago, lo veo incluso en el crepúsculo, pero la peor
parte es la expresión de su rostro. Me muerdo hasta que me duele la mandíbula,
deseando que este momento termine. La vergüenza no pertenece a Perry. Es lo último
que debería sentir.
Después de un momento, él tira de su camisa hacia abajo.
—Basta, Liv. Estoy bien —dice, pero Liv aún no se aleja. Sé que está revisando su
temperamento para ver si él realmente está bien.
—¿En serio? —pregunta.
Perry asiente.
—Sí —dice. Él suena gastado. La preocupación Liv lo ha desgastado. La fuerza nunca
ha sido la manera de romperlo. Me pregunto si Vale sabe eso.
Liv da un paso atrás, satisfecha al fin. Ella me mira y no puedo ignorar cómo esto
comenzó por más tiempo.
—¿Qué te dijo Vale, Liv?
—No tiene importancia. No lo voy a hacer —dice con desdén. Ella avanza hacia mí.
—¿Has perdido la cabeza, Roar? ¿Cómo pudiste hacer eso?
—Necesito saber lo que te dijo.
— ¡Vale podría haberte matado! ¿Siquiera consideraste eso?
—Olivia, dímelo.
Ella me empuja en el pecho.
—¿Siquiera pensaste?
Agarro sus muñecas, atrapando sus manos contra mí. Ella hala, pero la sostengo y
miro fijamente a sus ojos. Quiero que me diga que estoy imaginando todo. Que nada de
esto está sucediendo realmente.
—Por favor, Liv… Necesito saber lo que te dijo.
Libero sus manos y toma un paso atrás. Ve a Perry y se vuelve hacia a mí. No
reconozco la expresión de su rostro.
—Él me dijo que hizo un arreglo. ¿Toda la comida que necesitamos? Vale me vendió
por ella. Se supone que debo casarme con Sable. —Su boca tiembla en una sonrisa sin
humor y echa un vistazo a Perry una vez más—. Él fue a buscar un buen precio por
mí. La comida suficiente para mantener a los Tides alimentados durante el invierno
siguiente. Supongo que soy cara.
Ella trata de reír, pero esta tensa y fina. No hay nada como el sonido que conozco. Y
entonces sus ojos se llenan de lágrimas y me da la espalda y todo dentro de mí se
desgarra y llora. Cada músculo. Cada hueso de mi cuerpo.
No me puedo mover. No me puedo mover y el sonido que había empezado a
desvanecerse en mi oído está ahogado por el rugido de la sangre.
Ella es mía. Las palabras rugen por mi mente.
Liv es mía.
Debo haberlo dicho en voz alta porque los hombros de Liv se sacuden y ella sale
disparada. La sigo y choco con Perry, que está diciendo algo. Hay una brecha que se
siente como una hora antes de que sus palabras penetren.
—Déjala irse. Dale un poco de tiempo, Roar. Ella quiere estar sola.
Observo mientras ella desaparece en la niebla rizada. Liv huye cuando está insegura.
Al igual que Perry, piensa en la huida. Lo sé, pero mi estómago se retuerce todavía
cuando la veo irse. Quiero que ella me necesite en estos momentos. No lo hace.
De alguna manera, la odio y la amo por eso.
Por lo que se siente como toda una vida, me quedo mirando el lugar donde ella se
desvanece. Entonces miro a Perry.
—¿Qué hago ahora? —Mi cabeza palpita por el golpe de Vale.
Perry frota una mano por su mandíbula.
—Quédate aquí —dice—. Volveré.
Presionando una mano en su estómago, él trota al recinto.
Traducido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ
uando Perry se va, miro alrededor. La niebla ha tocado la tierra y no puedo
ver más allá de cien pasos en cualquier dirección. El oleaje es más fuerte de
lo que era la última noche, las olas espumantes mientras golpean contra la
playa. Me imagino moretones expandiéndose por la arena y sacudo la cabeza,
tratanto de hacer ir la imagen.
Sacando mi cuchillo de la vaina en mi cinturón, hago girar la cuchilla alrededor de mi
muñeca, tirandola, girándola rápido, rápido, rápido, concentrándome sólo en esto. En
el enfoque que necesito para hacer estos trucos y mantener mis dedos intactos.
Sin Perry y Liv, me siento trastornado y no debería. Debería ser más como mi madre,
quien no se preocupaba. Quién iba de un hombre a otro con cada estación. Siempre
había alguien mejor por el que valía la pena dejar todo. Un hombre nuevo al que
llamar padre por unos meses cuando, en realidad, mi padre no era más que un
itinerante comerciante borracho.
Rush. Su nombre viene a mí en este momento.
Madre dijo que era la cosa más hermosa en la que ella había puesto el ojo, aparte de
mí. Eso es lo que yo era para ella, un logro que se ve bien. Un rostro que podía
pellizcar, besar y luego apartar.
Tomó todo un día para que Liv me conociera mejor. Menos de un día. La misma
mañana después de que la abuela y yo vinimos a los Tides, Liv y Perry me me localizó
en mi nuevo hogar en el cobertizo.
—Creo que deberías ser nuestro amigo —dijo Liv—. Ni siquiera sabía su nombre
todavía. Luego, ella sólo era la chica de cabello dorado de arriba en el desván.
Cuando le pregunté por qué, respondió:
—Porque nos necesitas.
Miré a Perry, quien dijo:
C
—Muy bien —y luego yo dije— muy bien —y luego todo estaba bien.
Busco a tientas el cuchillo y la hojilla corta mi dedo. Maldiciendo, me chupo mi pulgar,
con el sabor cobrizo de la sangre. Han pasado años desde que me corté.
—Primera regla de los cuchillos: cortan.
Alzo la mirada hacia la voz. Perry camina hacia acá, con una botella de Luster en la
mano.
—Pensé que esto ayudaría. —Me la da y se sienta. ¿No ha venido todavía?
Destapando la botella, tomo un trago.
—No. No todavía. —Tomo de nuevo, sintiendo la calidez del Luster invadiéndome.
Quizás m padre y yo tenemos más en común de lo que parece—. No puedo dejar que
esto pase, Perry. Necesitamos encontrar otra manera. Tenemos que hacer algo.
Perry asiente.
—Hablaré con Vale. —Su mirada cae en mí—. Pero dudo que nada de lo que diga le
haga cambiar de parecer.
—Puedes hacerlo cambiar de paecer. Te tiene miedo. El sabe que la tribu estaría bien
contigo como Lord de la Sangre.
—La tribu no me quiere como…
—Si lo quieren.
—Hay mucha gente que dudan que yo siquiera podría…
—Al infierno con los escépticos.
Perry me sonríe.
—Roar, si me interrumpes una vez más, te… —se frota la parte de atrás de su cuello y
deja salir un suspiro—. Dejaré de hablar.
—Los escépticos no significan nada —le digo—. Dudo que llueva mañana, eso no
significa que controle la lluvia. Lo que creo no tiene relación con lo que es. Harías un
gran Lord de la Sangre. Mejor que Vale. Mejor que tu padre. —Tomo otro trago y luego
le paso la botella.
—Los sabios hacen preguntas, Perry. Los débiles dudan.
Él me da una sonrisa a medias.
—¿Dónde escuchaste eso?
—Acabo de pensar en ello. ¿Y ves? Tengo razón.
Nos quedamos en silencio y sé que es mi culpa.
Soy el que trajo a colación a su padre.
La botella se vuelve más ligera a medida que la pasamos entre los dos. El calor del
Luster comienza a recomponerme. Cuando Perry se recuesta sobre sus codos, lo
sorprendo haciendo una mueca por el rabillo de mi ojo. Si yo hubiera sido el que
hubiese recibido los golpes de Vale, probablemente aún estaría en el suelo. Estaría
orinando sangre durante una semana, sin duda.
No estoy seguro como se interpuso entre Vale y yo. Por qué tuvo que confrontar a Vale
por mí, o por Liv, o por alguien más en la tribu. Cuando importa, cuando se trata de
una situación difícil, Perry siempre intervenía.
Miré a mi pulgar, viendo una oscura línea donde me corté a través de un callo. Me
pregunto si es la misma cosa con él. Ha pasado suficiente, con su padre y Vale, que
pensamos que él está calloso. Que tomar un golpe es más fácil para él porque está
hecho de un material más duro que el resto de nosotros.
Tal vez eso. Tal vez es más rudo. Pero cuando un corte es profundo, sigue siendo carne
lo que está abajo.
—Gracias por de antes —dije, rompiendo nuestro silencio. Lo que realmente quería
decir era “lo siento”, pero esas palabras no parecían salir.
—Por supuesto, Ro. Cuando sea. —Su tono era casual, pero sabía que significaba—.
Hablaré con Vale mañana. Sabes que haré lo que pueda.
Asentí. Lo que sabía era que tenía que hacer todo lo que pudiera. Vale nunca me
escucharía, especialmente no después de esta noche. Y Liv no puede casarse con nadie
más. No puede pasar.
—Se supone que seremos hermanos un día, Per. Hermanos de verdad… familia. —No
sé que estoy diciendo. El Luster esta hablando por mí. Pero no puedo regresar las
palabras.
Perry mira directo a mí.
—¿Qué crees que sómos?
Volteo hacia el océano y me lo quedo obsevando. Miro las olas hasta que la opresión
en la garganta se aflojó y pude respirar de nuevo. El tiene razón. Somos una familia.
No estoy aterrorizado de lo que podría perder en el futuro. Tengo miedo de perder lo
que ya tengo. A mi lado, escucho el chapoteo de la botella mientras Perry toma un
trago. Los minutos pasan antes de hablar de nuevo. Cuando lo hace, está tan tranquilo,
que sé que las palabras no son realmente para mí.
—Eres mejor que un hermano —dice.
Después de una hora, dos o cuatro, Liv viene.
Mi cabeza se siente mejor y el pitido en mis oídos se ha ido, pero mis ojos no parecen
estar funcionando porque no puedo mirarla directamente.
Perry se pone de pie.
—En caso de que te estes preguntando —me dijo— mañana va a llover.
El le da golpes a su nariz como Liv lo hizo anoche.
—Si quieres saber, sólo pregunta.
Mira a Liv, viéndola por un largo momento.
—¿Nos vemos en casa?
Liv asiente.
—Nos vemos en casa.
Perry se dirige al sur a lo largo de la playa, que no es el camino a casa. Me pregunto si va a
pasar la noche solo, pensando en todas las formas en que podría haber luchado contra Vale.
No, no me sorprende. Estoy seguro de que eso es lo que hará. Liv se sienta a mi lado y toma la
botella.
—¿No podías ni siquiera guardarme una gota? —dijo cuando se dio cuenta que estaba vacía.
—No sabía si ibas a volver.
Su cabeza se gira violentamente hacia mí.
—¿Qué?
—Pensé que estabas tan ansiosa de conocer a tu futuro esposo que ya te habías marchado.
—Detente, Roar.
No lo hago.
—¿Por qué siquiera perder el tiempo con Luster? Sable es rico. Te dará lo mejor. Los más finos
vinos.
No sé que esta mal conmigo.
Ella está dolida. ¿Por qué trato de herirla más? Me hago callar y presiono mi dedo contra el
corte en mi pulgar hasta que duele. Es una dosis tan pequeña de dolor.
Tan soportable
—Esto no es lo que quiero, Roar —dice—. Sabes eso.
¿Lo hago? Siempre asumí que mi futuro sería con ella. Pensé que ella quería lo
mismo, pero ahora me doy cuenta que no estoy seguro. No sé lo que quiere. Nunca
hablamos de ello antes. Nunca lo habíamos necesitado. La miro.
—¿Qué es lo que quieres?
Su espalda se pone recta.
—¿Cómo puedes preguntarme eso?
—Fácil. Lo hare de nuevo. ¿Qué quieres, Olivia? —Mi voz es fuerte, más exigente de lo
que me propongo.
Liv se pone de pie.
—¡Quiero tomar mis propias decisiones! ¡Quiero que mi vida sea mía de nuevo! Quiero
que mi hermano se preocupe por lo que yo quiero. ¡Quiero salirme de esta situación!
Me pongo de pie en un instante, empujándola hacia mí.
—Lo siento, Liv. Lo siento. —La beso en su frente, en su mejilla, en su nariz y luego en
su frente de nuevo. Hay una presión en mis pulmones. No respondió mi pregunta de la
forma en que yo quería, pero soy impotente ante su dolor—. Está bien. Todo va a estar
bien.
Paso mis manos sobre su espalda, suavizando la tensión. Poco a poco se relaja. Poco a
poco vuelve la cabeza y se apoya en mi hombro. Entonces siento sus dedos en mi
cinturón en la espalda baja, donde le gusta pasar sus manos cuando la abrazo, y sé que
estamos bien. Sé que estamos bien otra vez. Las olas explotan y estamos allí. Su peso
se relaja sobre mi cuerpo. Mi peso sobre el de ella.
Pasa un largo rato antes de que ella hable.
—Estoy asustada, Roar —dice—. Odio estar asustada.
—Hey. —Pongo un dedo sobre su mentón y subo su cara para asi verla a los ojos—.
Todo va a estar bien.
—¿Cómo podría dejarte siquiera? —dijo ella.
Trago y niego con la cabeza. No puedo escuchar esas palabras.
—No tendrás que hacerlo. Veremos cómo, te lo prometo. No dejaré que nada nos pase.
Mientras hablo, Liv mete sus manos por debajo de mi camisa, presionando mi espalda.
Sus labios rozan mi mandíbula, gentilmente pero insistente, y es imposible hablar
para mi ya. La empujo contra mí, no tan gentilmente.
Más insistente.
Terminamos en la arena tratando de olvidar las pasadas horas con besos y palabras
susurradas. No funciona. La gente dice que sólo los Scires pueden sentir lo que otros
sienten, pero no es cierto. Siento su tristeza y miedo. Lo que sea que Liv siente, lo
siento. La abrazo y la observó hasta que se queda dormida en mis brazos. La miro por
un largo tiempo después.
Entonces me obligo a cerrar los ojos, y aún así su rostro está ahí.
Esta chica. Ella es todo lo que veo.
Traducido por: Xhessii
l sonido de las risas me saca de un sueño, ¿pesadilla?, de Liv en medio del claro,
usando un largo vestido blanco.
—Ellos están despertando, tío Perry.
Miré arriba y vi a Perry parado encima de mí.
—Ya era tiempo —dice él. Liv está presionada en mi costado, su cabeza está
descansando en mi hombro. Mi brazo está alrededor de ella, pero está completamente
entumecido. Dudo que nos hayamos movido aunque sea una pulgada en la noche.
Talon tiene una cubeta de metal y una pala y está ocupado hundiendo las piernas de
Liv en la arena.
Juzgando por el peso que sentía sobre de mí, él casi me había enterrado.
Liv se mueve. Ella se aleja de mí y se sienta.
—¿Qué me pasó? ¡Ya no tengo piernas! —chilla. Mueve sus pies y actúa sorprendida
cuando salen de la arena—. ¿Quién hizo esto?
Talon y Perry se apuntan el uno al otro al mismo tiempo.
—¡Cómo te atreves! —dice Liv, mirando a Talon. Ella brinca y lo persigue, gritando—:
¡Tengo al pequeñín!
Apoyo mi cabeza atrás y miro arriba al Éter, escuchando los chillidos de felicidad de
Talon.
Desde que él se enfermó, todos hacen un esfuerzo extra para que él se ría.
E
—¿No vas a perseguirme? —dice Perry.
Sacudo mi cabeza.
—No. No, no lo haré. —El corte en mi pulgar duele y mi cuello está rígido. No estoy
segura si es por las dos noches de sueño en la playa o por el golpe que me dio Vale.
Probablemente ambas—. ¿Cómo me veo?
—¿En la parte que puedo ver? Como la muerte.
—Eso suena adecuado. —Me senté, estirando mis brazos para poner mi sangre de
nuevo en movimiento.
—Hablé con mi hermano —dice Perry.
Me congelé. Mi hermano. Perry solo llama a Vale cuando algo está mal. Esto no es
bueno. Descubro mis piernas y me forzo a ponerme de pie. De manera extraña, ahora
que el peso de la arena se ha ido, lo extraño.
—¿Qué dijo tu hermano?
Liv está lejos, fuera del alcance de su oído, pero ella nos mira. Ella le dice a Talon que
vaya a ver la línea de pesca en el agua y que Perry se encontrará con él pronto.
—No va a cambiar de parecer —dice Perry, cuando ella viene—. Dijo que tiene que
hacer su decisión como Lord de la Sangre. No es fácil, pero no tiene opción. —Perry
cruza sus brazos y mira a Liv por unos cuantos minutos—. Él… um… quiere que te
vayas mañana, Liv.
De repente el oxígeno no llega a mis pulmones. Un día. ¿Me queda un día con ella?
Liv se ha puesto pálida junto a mí.
—¿Es todo? —me escucho decir.
Perry sacude su cabeza.
—Estuvo de acuerdo de dejarnos a ti y a mi llevarla a los Horns. Es un viaje de dos
semanas… sé que no es mucho, pero incluso eso me tomó un poco de convencimiento.
—Perry se soba la parte trasera del cuello y me da una sonrisa extraña—. Él también
quería que te contara, específicamente, que eres un bastardo mentiroso y que te
cazará y te matará si interfieres con sus órdenes.
Los ojos de Perry van a Talon, quien lo está llamando junto al agua.
—Me voy a ir —dice—. Pero ambos deberían saber que no quiero escuchar ni una sola
palabra de lo que piensan o planean, si están pensando hacer algo de eso. —Se va
antes de que podamos contestar.
El mensaje es claro. Vale ha puesto las reglas. Lo que sea que hagamos ahora Liv y yo
va en contra de sus órdenes. Si Perry se da cuenta que estamos planeando algo, no
será capaz de mentirle a Vale. Será castigado por ayudarnos. De nuevo. Liv me mira.
Necesitamos hablar, pero me doy cuenta que no podemos hacerlo aquí. No soy el
único Aud en la tribu, y si Vale realmente le inquieta que lo desafiemos, seguramente
nos tiene vigilados. Nuestros planes tendrán que hacerse lo suficientemente lejos del
campamento.
Puedo decir que Liv está pensando lo mismo.
No ahora. No aquí. Pero hay algo que puedo decir.
—Creo que tú deberías ser mi amiga —le dijo—. ¿Bien?
Ella sonríe, y sé que está recordando—. Bien.
Sobre el hecho que no puedo dejar de soñar despierto de todas las maneras en que
me gustaría cortar la garganta de Vale, y que él puede sentir mis intenciones por mi
temperamento, decidí que es mejor pasar el día lejos del campamento.
Perry y yo nos dirigimos a los bosques sureños para cazar mientras Liv se queda atrás
para despedirse y empacar. De todas maneras, no es algo que quiera ver que ella haga.
No debería estar pasando. Ella no debería irse, pero esa parte no puede ser cambiada.
Mi concentración ahora está en alejarla del control de Vale… ¿y entonces?
No sé.
Podríamos apurarnos a casarnos, pero Vale, Lord de la Sangre de los Tides, es
conocido en toda esta región. La gente en las tribus vecinas sospecharía si su hermana
se precipita a casarse, especialmente si sale de la Tierra de los Tides. Más
probablemente, Liv y yo estaríamos atados y enjaulados, siendo enviados de regreso a
Vale. Para casarnos, necesitamos alejarnos, a semanas de distancia, donde nadie nos
reconozca a ninguno de los dos.
He terminado mi parte de cosas inmorales, pero robar a una chica de su guardián y
reclamarla como mía es mucho.
Huir se siente demasiado cercano a lo que vi que hacía mi madre cientos de veces
cuando era joven. Nunca quise hacer lo mismo.
Desde que Liv esté involucrada quiero hacer las cosas de la manera correcta. Ya no
hay posibilidades de eso.
Mientras más pienso en huír y casarme con ella, más vueltas da mi cabeza. Nunca he
visto a un ejemplo decente de esposo. Lo que he visto es a hombres que brillan al
principio como la plata, luego se empañan y al final desaparecen. ¿Es el matrimonio
algo que se tenga que enseñarse, o algo que se aprende por el oído?
Me pregunto si Liv está pensando lo mismo. Ella nunca tuvo una madre, ¿qué la hace
evitar el matrimonio? ¿Quiere ser una esposa? Ambos tenemos diecinueve, lo
suficientemente viejos, pero nunca hablamos sobre casarnos. Me doy cuenta que he
estado pensando en las palabras matrimonio y esposa tanto que están empezando a
sonar extraño en mi cabeza.
En el sendero de caza por delante de mí, Perry baja la velocidad. Está lloviznando…
justo como él me dijo que pasaría anoche. Miro mientras se alista y se pone a apuntar
a un venado, llevando la parte trasera de la flecha a su mandíbula y sosteniéndola. Él
la suelta, y la flecha sale disparada. El venado se sobresalta y se aleja.
—Eso estuvo terrible —dijo. Puedo contar las veces que lo he visto fallar un tiro como
con un dedo. Eso prueba que ya nada se siente normal—. Fallaste por casi un pie de
distancia.
Perry se gira hacia mí.
—¿Culpa de quién crees que es?
Si el tono de su voz no era lo suficiente para dar una pista, la sonrisa de su boca si lo
era.
—¿Mía?
Él sacude su cabeza.
—Tus nervios me ponen de nervios —dijo, antes de que se fuera a recuperar su flecha.
Murmuré una disculpa mientras lo miraba irse. Sé que debería calmarme. Mientras
seguimos el rastro de la esencia del venado de nuevo, regreso a soñar despierto sobre
mí pasando mi cuchillo por la garganta de Vale.
Traducido por Elenp
sa noche, Vale pone un cordero sacrificado para la cena. Porque es Vale, pongo
en duda esta decisión, preguntándome si tenía la intención de llevarlo a un
significado más profundo. Mientras que él amablemente me ha dado permiso
para acompañar a la chica que amo a su matrimonio forzado, Vale se asegura de que
estoy excluido de la mesa principal en la cocina de campaña. Llevo mi comida a una
mesa junto a la puerta mientras que Liv y su familia festejan unidas en el extremo
opuesto de la sala. Liv se sienta con Talon y Mila, sonriendo mientras habla con ellos.
Puedo decir que está manteniendo una fachada alegre por su bien. A mí alrededor,
también, la gente pretende ser alegre, charlando sobre el matrimonio de Liv. Va a ser
genial para los Tides, dicen. Una alianza con uno de los Lords de la Sangre más
poderosos que existan y más comida para que nosotros pasaramos el invierno. Todo
el mundo es feliz. Todo el mundo está alegre, alegre, alegre.
—¿Sabes lo que es injusto? —Brooke dice a mi lado. Empujo mi plato y me quedo
mirando la taza a su lado. Incluso Luster esta noche no tiene atractivo.
—¿La vida?
Aunque hay cientos de personas entre nosotros, siento la atención de Vale en mí y
miro hacia arriba. Está disfrutando de mi miseria.
Cerca Perry rasga una pierna del cordero con los dientes mientras Wylan, el tonto,
habla en su oreja. No es aconsejable meterse entre Perry y la comida.
—Esto. —Brooke se sube la manga, mostrando el vidente dentado marcado alrededor
de su bícep—. ¿Por sólo el hecho de que no somos Scires, ni siquiera tenemos la
oportunidad?
Ella está hablando de lo que le está pasando a Liv, lo sé, pero está pensando en Perry.
—No elegimos el sentido con que nacemos —continúa Brooke—. Yo no decidí ser una
Seer más de lo que tú decidiste ser un Aud.
E
Agarra mi muñeca, sorprendiéndome. Su silbido sigue en mi mente.
Vale no se casó con una Scire. Es como si él hace las reglas sólo para el resto de nosotros.
¿Y de todos modos cuál es el punto de mantener la línea Scire fuerte? ¿Por qué estar
oliendolo todo, todo el tiempo, es tan condenadamente maravilloso?
Le dije estas mismas palabras a Perry apenas ayer, pero no quiero hablar de esto
ahora. Estoy cansado de los problemas. Y no voy a dar Vale la satisfacción de verme
sufrir.
Me apoyo en el hombro de Brooke y aspiro por la nariz.
—Hueles muy bien.
Brooke tira su mano de la mía y me da un encogimiento de hombros.
—Díselo a tu mejor amigo.
—Claro —le digo—. Se lo diré.
No lo haré. No haría ninguna diferencia, y de todos modos él sabe mejor que yo cómo
huele ella.
Brooke me mira, sus penetrantes ojos azules y claros como el cristal.
—Es una lástima que no seas un Seer, Roar. Todo sería mucho más fácil si nosotros
gustáramos.
—Me gustas.
—Sí. —Suspira y vuelve su atención de vuelta a Perry—. Me refería a más que gustar.
Yo sé lo que quería decir, pero Brooke y yo nunca seríamos, en esta eternidad, más
que amigos. Si eso es incluso lo que somos ahora.
Volteo la cabeza un poquito hacia un lado, funciona para Perry, y echo una mirada
lenta a sus curvas.
—Podrías más que gustarme.
La tensión debe haberme atrapado porque estoy jugando con Brooke. Ella tiene una
veta oscura que no estoy preparado para manejar como Perry, quien huele sus
estados de ánimo a una milla de distancia. Sigo a pesar de mi mismo.
—Si estás buscando algo que es puramente físico, estoy muy interesado. Tendríamos
que conseguir la aprobación de Perry y Liv… ¡hey! —Me doblo sobre mis costillas,
donde ella me dio un codazo.
—¡Te golpeaste la cabeza, Roar! ¡Un centenar de veces! Es la única explicación posible.
—Ella me pinchó en las costillas otra vez.
—Y trata de comer un poco de comida de vez en cuando. No eres más que huesos.
Su último comentario está rogando por un comentario mordaz, pero yo me abstengo.
Es evidente que ella es miserable. No tengo otra opción. Es hora de hacer algo que va
en contra de mi naturaleza.
—Oye, Brooke. Voy a ser honesto contigo.
—¿Por qué empezar ahora? —Se quiebra.
—Eso duele. ¿Te sientes mejor contigo misma?
Ella pone los ojos, pero de repente su labio inferior está temblando. Mis muslos se
aprietan mientras lucho contra el impulso de correr a toda velocidad hacia la puerta.
Todo lo que quería era mezclarme en este mar de alegría. Sólo por una hora. Sólo
durante diez minutos.
—Brooke, yo sólo bromeaba. —Asiento con la cabeza hacia Perry—. Todo lo que
estaba tratando de decir es que él no es como el resto de nosotros. Le falta algo que no
lo deja… que no es… que lo hace…
Me detengo y reconsidero. Lo que estoy tratando de decir es que a Perry le falta algo
esencial. A lo mejor es la capacidad de confiar profundamente. No sé. Pero la forma en
que lo veo es que cuando te han lastimado por alguien que amas como él lo fué, ¿por
qué buscarías el amor? ¿Por qué tomarías el riesgo de ser herido de nuevo? No me
sorprendería si él nunca tiene nada como Liv y yo tenemos.
Eso es mucho más de lo que yo quiero decirle a Brooke en este momento, o en
realidad siempre, y estoy empezando a deprimirm, así que simplemente digo:
—Creo que deberías seguir adelante.
La boca de Brooke tira en una sonrisa sarcástica. Es fácil olvidar que ella es bonita
cuando sonríe de esa manera.
—¿Eso es lo que vas a hacer? ¿Dejar a Liv atrás?
Nunca. Tomo un sorbo de Luster y chupo el líquido dulce de mis labios, dándome un
momento antes de responder.
—Sí.
Brooke rueda los ojos.
—Eres un mentiroso, Roar. Tu genio huele a nabos. O lo que sea a lo que las mentiras
huelen.
Eso me hace reír.
—No. Mis mentiras huelen a madreselvas.
Sus cejas se juntan en confusión.
—¿Madreselva?
Me encojo de hombros, sin molestarme en explicar que la palabra me divierte. Madre
y Selva no parece como que deberían ir de la mano.
El ruido de la cocina se acrecienta alrededor de nosotros cuando nos quedamos en
silencio. Sé que esto es difícil para ella. Está perdiendo a su mejor amiga y viendo la
verdad de lo que ella significa para Perry, lo cual no es suficiente. Mi mirada se
desplaza de nuevo a la mesa principal. Liv sigue hablando con Talon.
Perry sigue comiendo. Entiendo exactamente lo que Brooke está sintiendo.
El mundo no sería igual sin ellos.
Traducido por: Xhessii
os fuimos la mañana siguiente en la oscuridad, antes, incluso de que los
pescadores salieran. Mila y Talon dormían ruidosamente, madre e hijo juntos.
Miré desde la puerta del dormitorio mientras Liv se inclina y besa a ambos,
escuchando el ruido de su respiración quedar atrapado. Entonces Perry maldice
debajo de su respiración detrás de mí. Luego nuestros pasos suenan mientras salimos
de la casa.
Sólo Vale se levanta para vernos partir. Al menos eso es lo que pienso hasta que me
doy cuenta de dos figuras esperando al borde del campamento.
Cuando escucho la pausa en las zancadas de Perry, sé que también él los ha visto.
Vale lo mira.
—Cuando dije que tú y Roar debían escoltarla, creíste que sólo los estaba enviando a
ustedes dos… ¿verdad?
Eso es lo que exactamente Perry pensó, bastardo. Es lo que Liv y yo también pensamos.
Muerdo el interior de mi labio, apenas guardando las palabras dentro de mí. Junto a
mí, los ojos de Liv eran distantes, como si ella no estuviera escuchando a Vale.
—Necesito asegurarme que ella llegue ahí —continúa Vale, sin esperar la respuesta de
Perry. Es un insulto desnudo. Él le ha dado esta tarea a alguien más para asegurarse
que se lleve a cabo apropiadamente. Vale le pudo haber dicho a Perry: Eres incapaz.
—Estaríamos mejor sin ellos —dice Perry—. Si sólo somos tres, nos podemos mover
más rápido. Dejamos rastros más ligeros y atraemos menos atención.
La sonrisa de Vale es apacible, condescendiente.
—No recuerdo preguntarte tu opinión.
N
Perry eleva su cartera más alto en sus hombros y asiente de manera apretada.
—Entiendo. —Un día ellos se encararán con justicia, sin cadenas o juramentos que
protejan a Vale. Un día próximo. Espero estar ahí para verlo.
Mientras nos acercamos a las figuras que esperan, los reconozco como Wylan y
Collins… como un Aud y un Seer. Tenerlos con nosotros complicarán mis planes…
planes que todavía necesito crear. Hacer a Liv mía es el objetivo. Lo que todavía no sé
es cómo. ¿Huír con ella? ¿Casarme con ella? Necesito hablar con Liv y averiguar lo que
quiere. La meta real, la que siempre me ha guiado, es hacerla feliz. Collins y Wylan
están medio dormidos y claramente irritados con este trabajo. Después de un breve
intercambio con Vale, ellos se encaminan, tomando la vanguardia, dejándome caminar
con los tres hermanos.
La hora antes del alba es la parte más callada del día. No hay viento para que susurre
contra el pasto o canto de las aves que llene el aire. Sólo escucho el suave murmullo
del océano que está a medio kilómetro de distancia. Con cada paso que doy, la
ansiedad tira de mí, hasta que no pueda luchar más y tengo que mirar atrás.
El campamento se ve más atractivo de lo que nunca se ha visto, ahora que me voy. La
suave luz del contorno Éter de la aglomeración de las casitas, y aunque no son
cimientos viejos, se ven resistentes y equilibrados. Tanto como pienso en lo que he
hecho los días pasados, no se me ha ocurrido que quizás no regrese nunca a este lugar.
Y aunque soy gitano de corazón, mi madre siempre dice que el hogar es donde
descansas la cabeza para dormir, y no puedo negar que este lugar significa algo para
mí. Me trajo a Perry, Liv y Talon. Incluso a Brooke.
Y ya lo extraño.
Miro a Liv, me duele. Si así me siento, ¿cómo se sentirá ella?
Mientras nos aproximamos a la línea de los árboles, donde la senda se precipita en un
bosque, Vale se detiene y también nosotros lo hacemos, sin palabras, obedientemente,
formando un pequeño grupo en el camino. Esta pequeña acción corta mi humor
melancólico, molestándome más de lo que debería; él nos ha entrenado como perros.
—No te atrases, Olivia —dice inceremoniosamente—. O habrá consecuencias.
—¿Qué demonios significa eso? —Las palabras salen de mi boca.
Liv habla al mismo tiempo que yo.
—¿Consecuencias? ¿Cómo planeas forzarlos de aquí en adelante, Vale?
Ignorándome, Vale se cuadra hacia ella.
—Yo no los forzaré, pero tu nuevo esposo sí.
Me toma un momento entender lo que él dice. Cuando lo hago, mi corazón se aprieta
como si hubiera un puño dentro de mi pecho. Esta conversación me lleva hasta mi
peor pesadilla.
—Estoy yendo al norte —contesta Liv, su voz es fría como el invierno—. Hago esto por
los Tides. Voy a soportar el término esposa, pero si Sable piensa que me hundiré en
una esquina y me someteré a sus órdenes, estará muy decepcionado. No soy la
sirvienta de nadie, y no importa cuán malas sean mis acciones, nunca jamás nadie me
castigará.
La escucho decir esto y me pregunto por qué la sensación de protegerla es tan fuerte.
Ella no me necesita, Liv es una fuerza. Ella es feroz.
Vale sacude su cabeza.
—Cálmate, Olivia. Nadie te está castigando. Las consecuencias son penalizaciones en
el pago. Nosotros somos los que sufriremos si tú llegas tarde, mientras Sable nos
guarnecerá con comida como agradecimiento la cual ha estado de acuerdo en pagar
por ti. Y él está consciente de lo que eres, y cómo debes ser tratada. Eres mi hermana,
Liv, y aunque decidas creerlo o no, te amo. Y nunca quisiera verte herida.
La declaración de Vale es sorprendentemente seria, pero Liv no la cree.
—Si me amas, no me forzarías a hacer esto.
—Me niego a tener de nuevo esta conversación.
Mientras ellos continúan discutiendo, mi mirada cae a la navaja en la cintura de Vale.
Podría convertirlo en veinte pedazos antes de que sacara su arma. Podría terminar
esto para ahorita… para Liv y para Perry.
Vale se mueve. Se gira hacia mí. —Parece que tenía razón al traerla.
Él ha leído mi temperamento y ha sentido la oscuridad de mis pensamientos. Ya no
tiene ningún punto que lo esconda. Las palabras que he estado guardando, salen.
—¿Cómo puedes hacerle esto? Alimentar a la tribu es tu responsabilidad… el
problema que tú debes resolver. ¿Por qué debe sufrir Liv porque tú fallaste en tu
tarea?
Ambos, Liv y Perry me miran como si hubiera perdido la razón. Quizás lo he hecho.
Este definitivamente no es el plan, y nadie, excepto Liv, le habla a Vale de esta manera.
Vale me mira, sin parpadear. Me pongo erguido, listo, esperando que él haga el primer
movimiento. Que agarre su navaja. Que me la clave. Él no hace ninguna de esas cosas.
—Déjame ver si he entendido esto bien —dice él—. ¿Tú quieres discutir sobre mis
tareas conmigo?
Una sonrisa se esparce en su rostro, verdadera y real, como si le hubiera dado un
regalo.
—¿Qué has hecho tú además de seguir a mi hermano y a mi hermana a todas partes?
—dice él—. ¿Cuál es el propósito para el que sirves, además de ser una tapa de una
botella tras otra de Luster? Actúas como si fueras devoto a ellos, pero no lo eres. Eres
devoto de ti mismo. Eres arrogante, vanidoso, y superficial… y eso es en tus días
buenos. No eres nada más que una patética fuente de diversión. Eres un juguete, Roar.
Y el tiempo de jugar con juguetes ya ha pasado.
Algo se enciende dentro de mí. Un sentimiento que me encierra en el tiempo donde no
hay respiración circulando en mis pulmones. No hay latidos en mi corazón.
Agarro mi navaja, sabiendo el ángulo preciso y fuerza que usaré para clavárselo a Cale
y cortar su irritación en dos, asegurándome de que su muerte será enconada y
dolorosa. Mis dedos se ponen contra el protector de cuero en mi cinturón, jadeando,
buscando el mango de mi navaja, y encontrando nada.
La confusión me golpea. Un sentimiento que inoportuno en mi piel. Luego el brillo del
metal se pone junto a mi ojo y veo mi navaja en la mano de Perry.
—¿Qué estás haciendo? —grito, pero mi voz suena a kilómetros de distancia.
Perry desliza mi navaja por su cintura y levanta sus manos.
—No resolverá nada, Roar. —Hay un brillo de culpa en sus ojos, pero él se preparó
para mi ataque, listo para luchar conmigo.
No puedo pensar. No puedo ponerle sentido a lo que él ha hecho. Él dice que no
resolverá nada, pero lo hará. Vale es la causa de todos nuestros problemas… no yo.
Vale necesita morir.
Liv agarra mi brazo.
—Vámonos, Roar. Vamos. Es tiempo de irnos. —Sus ojos verdes están furiosos.
Me suelto de su agarre, mirando de ella a Perry.
—No puedo creer esto. —¿Cómo ellos pueden actuar como si pensaran que yo he
hecho algo malo?
—Y aquí estamos una vez más —dice Vale, sin hacer un esfuerzo de esconder su
diversión.
—¿Te das cuenta que un día ellos se cansarán de tus disculpas…?
Liv gira y golpea sus manos en su pecho.
—¡Detente, Vale!
Yo estoy pasando el punto de detenerme. Paso junto a ella, sin otro pensamiento en mi
mente que destruir a Vale con mis manos. Perry agarra mis brazos antes de que me
arregle a dar dos pasos. Giro y me jalo pero no puedo soltarme. Sólo me las arreglo
para enredarme.
—Vete —dice Perry detrás de mí—. No me hagas quebrarte el brazo.
Lo maldigo. Jalo y me contorsiono hasta que el dolor en mi hombro trae lágrimas a mis
ojos. Perry lo decía en serio; él me quebrará el brazo si lucho contra él.
Los ojos de Vale están en los míos mientras soy bajado por el camino.
—Como estaba diciendo —dice él—. Ellos van a cansarse de esto. Sé quién soy.
Todo lo que puedo ver en su rostro es la victoria. El perforó la parte más débil de mí.
Vale nunca ha necesitado un arma para sacar sangre.
Tirando del agarre de Perry, giro en el camino, dejándolo a él y a Liv detrás.
Lo que Vale dijo es la verdad.
No estoy hecho para la grandeza como Perry y Liv. No tengo deseos de salvar a la tribu
o de arreglar las injusticias, o incluso convertirme en el mejor guerrero. Soy un
experto en la navaja porque tengo manos rápidas —no lo digo— y porque coqueteo
con el arma, sacando sus secretos en el nombre de la diversión. Lanzar una navaja y
atraparlo con mis ojos cerrados era una manera fácil de impresionar a Liv. Que se
convirtiera letal era sólo una consecuencia.
Mis ambiciones no son grandes. Todo lo que siempre quise era estar ahí para dos
personas que son todo para mí. Quizás esa es una pequeña meta para otros, pero para
mí se siente como suficiente.
Traducido por Flochi
e doy una hora para meditar, y luego guardo mis pensamientos y espero
junto a una curva del camino arbolado. Sin darme cuenta, me he adelantado
a Liv y Perry.
Hice un desastre de la partida de Liv de los Tides al pelearme con Vale. Fue egoísta de
mi parte. Ella se merecía algo mejor que eso. Ahora mismo se merece algo mejor.
Cuando veo a Perry acercarse caminando, mis lamentaciones se desvanecen y mis
manos se cierran en puños.
—¿Estás curado? —pregunta. Hay una ligera elevación en su barbilla que me dice que
está oliendo mi temperamento.
No me molesto en responder; sabe que no lo estoy.
—No vuelvas a meterte de esa manera jamás.
Perry se detiene.
—¿Qué se supone que haga? ¿Dejar que mates a mi hermano?
—¡Sí! Deberías haberme ayudado allá. ¡Mira lo que has hecho! Ella es tu hermana.
¿Cómo puedes protegerlo a él y no a Liv?
—Está jugando con tu cabeza, Roar. No estás pensando con claridad.
—¡Tú eres el que no ve lo que tiene justo delante suyo! Vale lo arruina todo. —Incluso
está arruinando mis amistades, me doy cuenta. Perry y yo nunca peleamos de esta
manera. En doce años, apenas hemos discutido—. ¿Qué te hace pensar que no vendrá
tras de ti después?
Perry se queda inmóvil.
—Cuidado, Roar.
M
Liv se acerca rodeando un matorral. Mira de Perry hacia mí.
—Bien hecho, ustedes dos. Esto es lo que necesitamos —dice mientras pasa junto a
nosotros.
Esa noche mientras estamos reunidos alrededor de la fogata, Wylan se queja por
tener los pies y los ojos cansados. Un constante flujo de Luster se sigue vertiendo de
su boca mientras comemos y luego observa al fuego arder bajo.
—Nos debería tomar alrededor de dos semanas llegar a los Horns—dice. Golpetea con
el dedo su barbilla, señalando a Liv, que ha quedado dormida con la cabeza apoyada
en mi regazo—. Supongo que tus días de hacer eso están contados.
—Supongo que lo están —digo. He estado pasando mis dedos a través de su cabello,
observando la manera en que la luz del fuego lo vuelve dorado, cobre y bronce.
Aunque ella ya no podría sentirlo, no me atrevo a detenerme. Ella ha estado enojada
conmigo toda la noche. Perry también. No hemos hablado desde nuestra discusión.
—Nunca pensé que los vería separarse —continúa Wylan.
Aprieto mi labio inferior entre los dientes y alzo la mirada, conteniendo mi primera
respuesta.
—Tampoco yo. —A través de una maraña de ramas de árboles, veo Éter corriendo en
fluidas hojas, no tenemos que preocuparnos por las tormentas ya que es primavera,
pero mañana estaremos expuestos a otro peligro cuando dejemos la tierra de Tide.
Afuera de los territorios de las tribus, cada día es una batalla por la supervivencia. Las
zonas fronterizas prueban incluso a los más fuertes.
Wylan vuelve su atención a Perry, el cual está sentado frente al fuego mirando
fijamente las llamas.
—¿Qué hay de ti?
—¿Qué hay de mí, Wylan? —responde Perry sin alzar la mirada.
—Los Scires están en demanda, aunque no tengo idea de la razón. ¿Crees que Vale va a
venderte como a tu hermana?
—No sé cuáles son los planes de Vale —dice Perry, levantando sus ojos.
Sé que está pensando lo mismo que yo: Wylan es como un zorrillo. Siempre
maloliente, ocasionalmente insoportable también. Esta noche, al parecer, ambos
vamos a ser rociados por él.
Wylan apoya sus codos sobre las rodillas y rasguña la barba negra de su barbilla.
—Bueno, no puedes quedarte con los Tides mucho más tiempo, por la manera en que
ustedes dos han estado encerrando Horns. Vas a tener que encontrar una pareja en
otra parte, o dispersarte y pasar el resto de tu vida en las zonas fronterizas, lo que no
sería mucho tiempo.
Perry se cruza de brazos.
—Has pensado mucho en esto.
El enojo se arrastra en su voz, y no puedo culparlo. No hay una respuesta sencilla a su
situación. Solo puede haber un líder. Con el tiempo Perry tendrá que abandonar la
tribu o desafiar a Vale por el derecho a ser el Lord de la Sangre. Cuando al que te
enfrentas resulta ser tu hermano, matar o ser asesinado es una situación de no ganar.
Debería haberme dejado que me encargara de Vale por él antes.
—Así es —dice Wylan—. Y también tú deberías.
No puedo soportar esto más. Ni las tonterías de Wylan, o estar enemistados con Perry.
Liv mueve su cabeza en mi regazo, girándose lentamente. Mira con los ojos
entrecerrados y me sonríe, soñolienta y perfecta. Sin querer despertarla, espero hasta
que vuelve a quedar inconsciente antes de hablar.
—Tengo una solución para ti, Per.
Me mira, sus cejas uniéndose con sorpresa. He roto nuestra guerra silenciosa.
—Muy bien —dice—. Escuchémosla.
—Me parece que hay escasez de Scires —digo—. Viendo cómo solo tú eres cerca de
una décima parte de todos los Marcados.
Perry asiente.
—Probablemente incluso menos. No hay muchos de nosotros.
—Correcto. Es por eso que estaba pensando que deberías proponerle a Vale que te
preste a las otras tribus como un semental de cría. Él podría ganar algo de dinero por
tus servicios y mantendría a los dos separados por largos períodos de tiempo. Y creo
que los beneficios, para ti, son obvios.
Perry vuelve a mirar la fogata. Se frota la boca con una mano y asiente como si fingiera
reflexionar sobre ello, pero puedo decir que está intentando no reírse.
—No es una mala idea —dice tras un momento.
—Lo sé —estoy de acuerdo. En realidad en un plan pobre. Perry nunca se asienta y las
chicas se arrastran por él de todas maneras. Liv una vez me dijo que parte de la razón
por la que se sienten atraídas a él es porque parece como un misterio. No llegamos
más lejos que eso; yo preferiría mantener el atractivo de mi mejor amigo como un
misterio también.
—Si estás abierto a esa clase de… trabajo —continúo—, a Vale podría resultarle un
buen beneficio.
—Seguro —dice Perry—. Podría prepararme para ese tipo de trabajo.
—¿Estar a la altura de las circunstancias?
—Definitivamente. —Una gran sonrisa se extiende por la cara de Perry—. No hay
problema.
Su pregunta de más temprano explota en mi mente. ¿Estás curado? Creo que ambos lo
estamos de nuestra manera.
—Estás especialmente preparado para el trabajo —digo—. Un mes aquí, un mes allá.
Podrías realmente alzar la población. En un par de años podría haber pequeños Scires
correteando por todas partes. O quizás no tan pequeños, dado que serían tuyos.
Perry se encoge de hombro.
—No veo ningún inconveniente. Gracias, Ro. Hablaré con Vale cuando regresemos. —
Se vuelve hacia Wylan, cuyos ojos negros están entrecerrados con sospecha—.
Supongo que ya lo resolvimos todo.
Wylan mira de Perry hacia mí y hace un sonido de disgusto. Se desploma al suelo y tira
de la manta sobre su cabeza.
—Ambos son unos idiotas —murmura.
Apenas. Conseguimos callarlo, lo que es casi malditamente imposible de hacer.
Eso nos hace brillantes.
Traducido por Vanehz
a mañana siguiente, después de una comida rápida de queso duro y pan aún
más duro, levantamos el campamento y nos marchamos. Mientras hacemos una
formación confortable; Collins y Wylan a la cabeza; Liv y Perry, y yo cerrando la
marcha, empiezo a pensar para dar con un plan.
Necesitaba hablar en privado con Liv. Si hay una cosa que siempre ha estado para mí,
es que mi felicidad está vinculada a la suya.
Solo cuando supiera exactamente qué quería, sería capaz de coordinar nuestro
siguiente movimiento. Mientras nos dirigímos a la frontera de los Tides, juro que la
alejaré de los oídos espías de Wylan y los ojos chismosos de Collins. Lejos, incluso, de
Perry.
Mi mirada se mueve hacia él, caminando unos cuantos pasos adelante. Mientras miro,
tira de unas moras que encontró más temprano, en su boca.
—¿Quieres algunas, Liv? —dice sin mirar atrás.
—No —responde ella—. Gracias —agrega como un pensamiento posterior.
La tensión entre nosotros tres había decaído, pero Liv aún seguía silenciosa. Se
permitía ser silenciosa.
—Yo quiero algunas —digo para alejar el silencio un poco más.
Perry se gira y ondea una mano, indicando a algún lugar.
—Entonces empieza a mirar — dice, pero lanza unas hacia mí.
Muerdo la fruta madura, pensando en los días pasados. Perry me había defendido de
Vale, y entonces a Vale de mí. Y estaba confortando a Liv. Sus acciones habían
demostrado que nos apoyaba. Entonces se me ocurrió que no lo había oído decir nada.
No tenía idea de que pensaba realmente del compromiso de Liv con Sable.
L
Una sensación fría se deslizó por mi columna. ¿Es posible que realmente estuviera de
acuerdo con Vale?
Los pensamientos quemaban en mi cerebro, uno después de otro. Quizás estaba
detrás del arreglo de matrimonio, porque no entendía lo que significaba el amor, lo
que Liv y yo teníamos. Lo más cerca que había estado a una chica, es Brooke, lo que no
era cercano a nada. Pero incluso si entendía, no podría hacer las mismas elecciones.
Perry es altruista. Por los Tides, se sacrificaría a sí mismo y el amor y cualquier cosa
más que hubiera en el camino.
Entonces me golpeó. ¿Estaría ahora trabajando en contra de mí y de Liv? ¿Había
venido en este viaje para seguir espiándonos? ¿Para asegurarse de que no corramos?
No nos traicionaría por Vale, su lealtad a su hermano mayor es una cosa podrida, lista
para desmoronarse. ¿Pero no acababa de admitirme a mí mismo que haría cualquier
cosa por Tides?
El sudor goteaba por mi espalda mientras pensaba en las miles de veces que habíamos
competido uno contra el otro en esta cosa o aquella. En todo. Nuestras competiciones
nunca eran serias. Nunca maliciosas. Incluso cuando discutimos la noche pasada,
nunca lo vi como un verdadero adversario. ¿Y si se convertía en uno? ¿Si intentaba
evitar que estuviera con Liv?
Liv mira hacia mí entonces, su expresión interrogante y un poco confundida. Se que
estaba haciendo una cara.
—Ácidas — digo—. Estaban las moras. —Le guiñé un ojo y alejé la mirada,
enfocándome en el sonido de nuestros pasos.
Por algún giro del destino, nuestros pasos están sincronizados. Tres pares de pies
viajaban juntos en perfecto ritmo. Me concentro en eso, en el pequeño milagro
pasando en este momento, pero un canto rebelde empezó en mi cabeza, y era ruidoso.
Demasiado ruidoso para ignorarlo.
Si tenía que perder todo para mantenerla, lo haría.
Lo haría.
Lo haría.
Lo haría.
Robando algo de tiempo para hablar con Liv se volvería simple. Esa noche, mientras
rodeaba nuestro campamento en la vigilancia nocturna mientras los otros dormían,
ella me encontraría.
Había estado con ella todo el día. Toda la semana. Por meses y años. Pero mi pulso se
elevaba ante la mirada de su lento acuerdo, una alta sombra líquida moviéndose a
través de los árboles negros. Se paró unos pasos más allá, sus ojos brillando en la
oscuridad. Noté que llevaba su arma. Estábamos bien dentro de las fronteras ahora.
—No dejaré que tires tu vida por la borda —dice. Había dolor en su voz, y odiaba que
esta fuera la primera cosa, la primera cosa real, que me había dicho hoy.
—Tampoco quiero tirarla.
—Roar, necesito que seas serio justo ahora.
Levanté mis manos en rendición.
—De acuerdo… estoy escuchando.
—Escuchaste lo que dijo Perry… lo que Vale juró hacer si no te vas. Pero esto no es
solo sobre desafiar a Vale, Roar. He estado oyendo cosas sobre Sable. Es orgulloso y
vengativo. La gente dice que tomó ese nombre porque tiene un corazón negro.
—Son solo rumores, Liv. Sable es poderoso. El poder no viene sin enemigos y su
desdén.
—¿Pero, y si es verdad? Si corremos no estaríamos yendo solo contra vale. ¿Qué si
Sable hace de su misión el cazarnos? ¿El matarte? Tiene un ejército de miles y ese es el
hecho. Ese no es un rumor. No quiero ser responsable de que vivas el resto de tu vida
como un hombre buscado, y si alguna vez fueras capturado…
Se detuvo, eligiendo no establecer lo obvio. Si la alejara y Sable o Vale alguna vez me
atraparan, es mi vida. No hay nada que pudiera decir, excepto encogerme de hombros.
No podía prometer que no pasaría. Podrían. Lo aceptaría, o no. Pero no iba a darle
falsas esperanzas. Tomé un respiro, escuchando los sonidos a mi alrededor. El riesgo
de ser atacados por bandas de rebeldes es real allí afuera, no podíamos permitirnos
bajar la guardia. Solo oía el sonido de las hojas volando con la briza. La solitaria
llamada de una lechuza en la distancia.
Todo lo que quería era estar de regreso donde estábamos unos días atrás en la playa
por la cueva.
Liv cambió su peso.
—Di algo, Roar.
—Te amo.
Las palabras colgaban en la oscuridad, y ahora fue ella la que quedó en silencio. No era
mi intención. Debería estar en mis brazos justo ahora. No sabía por qué no estaba.
Avancé hacia ella y encontré su mano.
—Entiendo los riesgos, Liv. —Miro hacia el campamento, pensando en los amigos que
podría perder—. Y estoy preparado para tomarlos. Por ti. Por nosotros. Te elijo a ti.
Sobre todo lo demás, te elijo. —Sus dedos estaban fríos, así que los tomo entre mis
palmas y luego presiono mis labios contra ellos—. Estoy listo —digo, contra su piel—.
La pregunta es, ¿Lo estás tú?
Me mira.
Espero.
Y espero.
—Me estas matando, Liv. Sea lo que sea, solo dime. ¿Qué hay en tu corazón?
—Tú estás —dice.
Me lo dice otra vez, silenciosamente.
Tu. Siempre has sido tú.
No me había dado cuenta que estaba conteniendo la respiración por días hasta ahora.
Tiro de ella contra mí y la abrazo tan fuerte como puedo permitirme sin herirla. Beso
la cima de su cabeza.
—Necesito oírlo —susurro contra su cabello.
—Cuando pienso en estar sin ti —dice— casi no puedo respirar.
La coincidencia me hace sonreír.
—Sigue respirando. Estoy aquí.
Se inclina hacia atrás. La sonrisa en sus labios está allí y se va.
—No veo cómo, Roar. Con cada decisión que tomo, la gente termina sufriendo. Si no
voy a Sable, ¿Qué le pasará a los Tides? ¿Van a morir de hambre por mi causa? ¿Lo
hará Mila? ¿Lo hará Talon?
—No, tu hermano no los dejará morir de hambre.
—¿Cómo? Soy la solución de Vale. Su respuesta a alimentar a la tribu, soy yo.
—Cuando digo hermano, estaba hablando de Perry. No dejará que Talon pase hambre.
Tampoco lo hará Vale. Pensarán en algo. Nadie va a morir de hambre.
En vez de disipar sus preocupaciones, mis comentarios solo la hicieron contraerse de
dolor. Dejaría a todos atrás si corría. Talon. Perry. Vale y Mila. Incluso Brooke. Había
perdido cualquier oportunidad de verlos otra vez si ella y yo desafiábamos a Vale y
desaparecíamos.
No podía pedirle que eligiera.
—Sabes lo que quiero —le digo, sin embargo—. Cualquier cosa que decidas, amor,
estoy aquí. Siempre estaré aquí.
Está en silencio por un largo momento, buscando en mis ojos. Entrando justo en mi
alma.
—¿Liv o amor? —pregunta.
Acaricio su cabello apartándolo fuera de su cuello y descanso mi mano allí, sintiendo
el golpeteo de su pulso.
—Cualquiera —respondo—. Son lo mismo para mí.
Traducido por Aria25
os estamos quedando sin tiempo. Me encuentro con la mirada de Liv a través
del pequeño claro del bosque, donde hemos parado por agua y una comida
rápida. Sé que está pensando lo mismo.
Hemos viajado hacia el norte día tras día, completando una semana, y luego
unos pocos días más. Hemos subido constantemente y observado a los robles
convertirse en pinos. Las colinas se convierten en montañas que atraviesan las nubes.
Ahora nos sentamos a pocos kilómetros de la frontera sur de los Sables. Dado que el
territorio es enorme, la ciudad de los Horns, Rim, está todavía a un viaje de dos días
desde aquí. Pero si Liv y yo vamos a huir, tiene que suceder pronto. Tiene que pasar
esta noche.
Perry deja caer su cantimplora en su mochila y se levanta de su sitio en un tronco
volcado.
—Sigamos adelante. Nos quiero en la tierra de los Sables para la noche.
—Hemos avanzado suficiente hoy. —dice Wylan, sacudiendo una mano hacia el claro.
—Este es un sitio tan bueno para acampar como cualquier otro.
—No hay razón para pasar otra noche en una tierra sin protección. —dice Perry—. Si
nos movemos una hora hacia el norte, estaremos en mejores circunstancias.
Él tiene razón. Una vez que crucemos al territorio de los Horns, las probabilidades de
encontrarse con dispersos caerán. Pero estar tan cerca de la tierra de los Sables me
tiene sudando y sintiéndome cansado. Miro a Liv. No soy el único que está ansioso.
Está sentada contra una roca, abrazando sus rodillas. Se ve pálida y frágil y temerosa,
y ella no es ninguna de esas cosas.
Debe sentir esto, porque extiende sus piernas y endereza su espalda.
—Perry —dice—. Solo… una noche más.
Él niega con la cabeza.
N
—No creo que sea una buena idea. —Su tono es suave con ella. Hace una pausa,
observando a Liv en silencio. Me pregunto qué huele, qué pasa entre ellos a través de
sus temperamentos, porque él asiente con la cabeza y dice:
—Bien. Nos quedaremos.
Wylan deja escapar un suspiro exagerado.
—Siiii. —dice—. Mis pies están…
—Lo sabemos. —interrumpe Collin. —Tus pies nos están matando a todos nosotros.
Perry tira su arco por encima del hombro.
—Wylan, tú y yo haremos la primera guardia.
—Voy para allá. —dice Wyaln. Cuando Perry le lanza una mirada penetrante, Wyaln
añade—: Ni siquiera ha oscurecido todavía.
Perry empieza a decir algo, se contiene, y se va sin decir una palabra.
Como que Liv y Perry olieron esencias humanas antes, no nos arriesgamos a una
hoguera. Y ya hemos comido, así que no hay nada que hacer más que hablar o dormir.
Mantengo mis ojos en Liv mientras Wylan y Collins charlan sobre nada. Mientras la luz
del día se desvanece y la noche se enfría, trato de leer sus pensamientos, mi corazón
se acelera aunque estoy sentado.
¿Elegirá el amor o el deber?
¿Una vida de esconderse en el bosque o como una novia comprada?
Tiene que tomar decisiones difíciles. Quiero apoyarla. Esta es su decisión. Pero la
parte de mí que quiere atarla y arrastrarla lejos conmigo está ganando. No puedo
soportarlo por mucho más. No lo haré.
—Roar.
La voz de Perry viene desde la distancia, pero es fuerte con urgencia. Me pongo de pie
en un instante, explorando los árboles, escuchando. Oigo sus pies golpeando por el
bosque antes de divisarlo. Cuando lo hago, cualquier duda que tengo de que estamos
siendo atacados desaparece. Perry corre hacia nosotros a toda velocidad.
—Hay al menos una docena. —dice, cuando nos alcanza. —La mejor oportunidad que
tenemos es huir de ellos.
Niego con la cabeza.
—Es demasiado tarde. —Escucho pisadas. Detrás nuestro. Delante nuestro. Son
débiles, pero están por todas partes—. Hay más de una docena de ellos, y nos han
rodeado.
Perry maldice, y sé que todos estamos asimilando el mismo hecho: sin importar qué,
vamos a tener que luchar para salir.
—¿Por dónde deberíamos ir? —me pregunta Liv. Su media espada está desenvainada.
Y no se ve pálida o frágil. Collins saca su arco de su hombro. Wylan se ha vuelto blanco
a su lado.
Escucho otra vez, calibrando. Buscando la dirección en la que escucho menos pasos.
Por el camino, espero, de menor resistencia.
—Por aquí.
Cogemos nuestras mochilas y corremos a toda velocidad a través de los pinos.
La oscuridad ha caído, pesada y gruesa alrededor nuestro, amplificando nuestras
respiraciones y nuestros pasos. Somos ruidosos. Cualquier banda con su parte de Auds
nos seguirá sin problemas. Si tiene un Scire, entonces nos rastrearán por el olor. A
pesar de que no es el momento para esos pensamientos, no puedo evitar recordar
Perry cuando le dijo a Vale que viajaríamos más seguros sin Wylan y Collins añadidos
a nuestros números. Tenía razón. Si fueramos solo yo, Perry y Liv, sé que podríamos
desaparecer. Perry tenía razón otra vez cuando dijo que hubiera sido mejor continuar
esta noche hacia el norte al territorio de los Sables. No sé por qué alguna vez me
cuestiono sus instintos. Prometo no volver a hacerlo.
Perry toma la delantera, a diez pasos, veinte, cincuenta. Desacelera y se arma, y
colocando una flecha en su arco y soltándola. Sigo el camino del disparo y veo el
objetivo. Un hombre en el bosque profundo más allá, que vuela hacia atrás y cae en el
suelo del bosque.
Perry dispara otra flecha hacia el norte, y otra, pero vienen a nosotros, el acero
brillando, gritando, inundándonos desde la oscuridad.
Un hombre con ropas hechas jirones me ataca, sus ojos muy abiertos, salvaje, ya que
capturan la tenue luz del Éter. Avanza pesadamente hacia mí, temerario, sin pensarlo,
y acuchilla hacia mí con su cuchillo. Se mueve tan lento como una nube. Le esquivo
fácilmente y le devuelvo el golpe. Mi hoja encuentra la arteria en su cuello y se
desploma a mis pies.
—¡Liv! —solo consigo un vistazo de su pelo rubio antes de que otro hombre se abra
paso a través de los árboles, corriendo hacia mí. Rápidamente lo cojo, midiendo sus
fuerzas como un oponente. Es más joven y más prudente que el anterior, caminando
mientras me mide también, sus pies ligeros a medida que se mueve en los pasos
practicados de un hombre cómodo con una pelea. Mantengo mis ojos en él, aunque
oigo a Liv detrás de mí, gruñendo, su espada repicando. Siento mermar mi vida con
cada segundo que no puedo verla.
—¡Vamos! —grito a mi atacante.
Él no hace su movimiento y yo no voy a esperar. No puedo esperar más. Corro a toda
velocidad hacia él y siento un tirón en mi pecho mientras hundo el cuchillo en su
corazón.
Sacando la hoja, me giro, divisando a Liv mientras empuja con fuerza la empuñadura
de su media espada en la cara de un hombre. Se balancea hacia atrás, acabado, pero
hay otra figura detrás de ella. Un hombre, corriendo hacia ella con un hacha. Ella no lo
vé. No le ve mientras corre por ella, el arma masiva en alto. Lanzo mi cuchillo.
En el instante en que vuela a través de la noche, yo negocio con el destino.
La dejaré ir. Dejaré que Sable la tenga. Haré cualquier cosa, siempre y cuando ella viva.
Golpeo al hombre del hacha en la mejilla, exactamente donde apunté. Se retuerce y se
cae. Oigo dos golpes: su cuerpo, su arma. No vuelve a levantarse.
Los ojos de Liv se traban con los míos, el miedo parpadeando en ellos.
—¡Roar, vete! —grita Perry desde arriba.
Wylan y Collins están con él. Un grupo de hombres se han reunido en los cien metros
que nos separan. Los cuento. Nueve.
Somos fuertes luchadores, cada uno de nosotros, pero esa todavía es la apuesta de un
necio, y acabo de jurar confiar en los instintos de Perry.
Incluso si eso significa ir en contra de mi voluntad por dejarlo en esta lucha.
—¡Perry! —grita Liv.
—¡Olivia, corre! —grita él otra vez.
Solo hay una cosa por hacer y Liv también los sabe.
Corremos.
Traducido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ
iv y yo corremos por una hora completa, y luego paramos. Ella huele. Yo escucho. Y aunque era claro que estamos fuera de peligro, corremos por media hora más.
Cuando finalmente nos paramos, me arrodillo. Mi camisa está empapada de sudor. Mis piernas tiemblan sobre mi propio peso.
—¿Crees que lo logramos? —pregunta Liv, sin aliento—. ¿Crees que Perry está bien?
Tiene que estarlo, pero no veo como encontrar las palabras para decirle eso.
Me mira.
—¿Tú estás bien?
Mis manos están temblando también. Casi cada parte de mi tiembla. Todo lo que veo es al hombre corriendo hacia ella con el hacha.
—Roar —dice—. Háblame.
Correr me ha dado una punzada en mi costado.
Un dolor sordo me impide ponerme derecho cuando trato de hacerlo.
—¿Cómo iba a estar bien después de lo que casi pasó allí, Liv?
Mira a la selva, y sé que está recordando.
—No lo vi. No sabía que estaba aquí.
—¿Sabes cuan cerca estuvo eso? Estaba apenas a unos metros lejos de ti. ¿Qué si mi puntería hubiese fallado? ¿Qué si hubiese fallado?
Niega con la cabeza—. Nunca fallas.
—Olivia, ese no es el punto.
L
—Roar… estás herido.
—¡No estoy herido! Estoy molesto. Quiero ir allá y poder matarlo de nuevo.
—Me refiero a que estas sangrando —dice—. Esa clase de herido.
—¿Lo estoy? —Me miro—. ¿Dónde?
—No lo sé —dice Liv—. Hay sangre en tu cara. —Se acerca más y pasa sus manos sobre mis mejillas, sus ojos vagando sobre mí—. No veo nada.
Luego lo siento, un dolor en el pecho, y recuerdo el bofetón que recibí antes. Me pongo el cuello de mi camisa sudada lejos de mí, tratando de ver el corte.
—Aquí, Roar. Déjame ver. —Liv arranca el dobladillo hacia arriba. Por encima de mi
cabeza. Fuera. El fresco de la noche contra mi piel se siente como el cielo. Los dedos de
Liv rozando mi pecho se sienten aún mejor.
Respiro profundamente mientras la picadura duele.
Mirando hacia abajo, observo su pulgar a través de un corte que tiene unos diez
centímetros. Por encima de mi corazón, pero poco profundo.
—No es nada —dice con alivio—. Apenas un rasguño.
Sabía eso, casi no lo sentía, pero no puedo resistirme.
—Entonces recibo “apenas un rasguño” cuando estoy herido, pero Perry obtiene
media hora de examinación.
—No —dice Liv—. Obtienes esto. —Envuelve sus brazos a mi alrededor y me besa. Es
un beso largo, y un poco más que desesperado. Los dos estamos todavía asustados,
pero mis manos se vuelven más seguras en su cuerpo. No pasa mucho tiempo antes
de que los estamos respirando rápido.
—Liv —digo—. Quiero que sepas de elegir por ti. No quería forzarte. Nunca te he
preguntado porque nunca quise presionarte…
—Shhh… —dice—. Lo sé, Roar.
Descanso mi frente en la de ella.
—Pensé que iba a perderte.
Su mirada cae a mi boca, y siento su respiración cuando susurra:
—Te amo Roar. Siempre lo haré.
Encontramos un lugar para excavar junto al amparo de un árbol de pino, oculto bajo
las ramas que parecen eternas. Nuestros nervios están todavía con nosotros, pero hay
algo más ahora. Un tirón que siempre ha estado entre nosotros.
Eso sólo se ha vuelto más fuerte con cada día que la he conocido. La abrazo y le digo
acerca de todos los días que estamos dejando atrás, recordando las historias, todos los
recuerdos que son nuestros, hasta que su risa se desvanece al ritmo tranquilo de su
respiración mientras se duerme.
Luego, beso la parte superior de la cabeza, sintiéndome firme. Sintiéndome pleno.
El pasado está detrás de nosotros. El futuro es nuestro.
Sé que se ha ido antes de que abra mis ojos. Lo sé porque digo su nombre mientras me
despierto y miro alrededor. Su mochila se ha ido, la espada y la vaina, pero todavía
siento el peso de su cabeza en mi pecho y la calidez que había dejado atrás.
Llamo por ella gritando, aunque sé que no va a importar. Liv hizo su elección. Ella no me eligió a mí o Sable o los Tides. Eligió tiempo. No sé cómo estoy seguro, pero lo estoy. Liv siempre huye cuando tiene que pensar.
Llamo su nombre de todos modos, gritando a los árboles y al Éter. No me detuve hasta que pierdo mi voz y ningún sonido sale de mí. Entonces cojo mi mochila y la pongo por encima de mi hombro.
Voy a darle su tiempo, pero no voy a renunciar.
Nunca.
Under the Never Sky #2
an pasado meses desde que Aria vio por última vez a
Perry. Han pasado meses desde que Perry fue nombrado
el Lord de la Sangre de los Tides, y a Aria se le asignó
una misión imposible.
Los Tides no tratan con amabilidad a Aria, una ex-habitante de la
Cápsula. Y con el empeoramiento de las tormentas del Éter amenazando la precaria
existencia, Aria empieza a temer que dejar atrás a Perry podría ser la única manera de
salvarlos a ambos.
Amenazados por falsos amigos, enemigos ocultos, y poderosas tentaciones, Aria y Perry se
preguntan, ¿su amor podrá sobrevivir a través de la noche eterna?
H
erónica Rossi nació en Río de Janeiro, Brasil. Al
crecer, vivió en varios países y ciudades de todo el
mundo, estableciéndose finalmente en el norte de
California con su esposo y sus dos hijos.
Realizó estudios de licenciatura en UCLA y luego se fue a
estudiar en el California College of the Arts en San
Francisco.
Cuando no está escribiendo o pintando, persigue a sus
hijos, que la hacen reír todos los días, y que le enseñan que
el amor es un millón de veces más grande que el océano.
Under the Never Sky es su primer novela y los derechos cinematográficos han sido
adquiridos por Warner Bros.
V