módulo 01_ teología vida religiosa (epcl)

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Congregacin de los Sagrados Corazones

Curso de Formadores de Amrica LatinaMdulo 1

Teologa de laVida Religiosa

Eduardo Prez-Cotapos L. ss.cc.

1998

Presentacin generaldel Mdulo

De acuerdo a los objetivos de este programa de formacin y a la programacin de los diversos mdulos, este primer mdulo busca introducir de modo general a la teologa de la vida religiosa. Se intenta trazar un marco global que permita entender el sentido teolgico de la VR y tambin las grandes lneas del proceso de renovacin que la VR viene experimentando desde tiempos del Concilio Vaticano II. Los aspectos que tienen que ver ms directamente con la vivencia personal y comunitaria de la VR, lo mismo que la teologa de los votos, se reservan para un segundo mdulo, que llevar el ttulo de Espiritualidad de la vida religiosa.

Este mdulo se estructura en cuatro grandes unidades, cuyo detalle se puede ver en el ndice, en la pginas finales de este cuaderno:

1. Acercndose al sentido fundamental de la VR2. La VR como seguimiento de Jess. Fundamentacin cristolgica3. La misin especfica de la VR. Fundamentacin eclesiolgica4. Nuestra respuesta personal a la vocacin religiosa

En cada una de estas unidades se entrega una presentacin bsica de la temtica planteada; en la cual se efectan bastantes referencias a los textos bblicos y magisteriales fundamentales, que fundamentan lo propuesto, pero que a la vez abren cauces de estudio ms personal. Igualmente, en cada unidad se ofrecen, al trmino, algunos anexos: ellos son estudios o planteamientos recientes sobre el tema abordado, que enriquecen lo propuesto con nuevos ngulos de mirada, otros elementos teolgicos y sntesis personales de calidad. Tambin hay algunas indicaciones bibliogrficas que pueden servir para ampliar un estudio personal. Siguiendo la propuesta metodolgica de este curso, al final de cada unidad se entrega una gua para la autoevaluacin, en la cual se proponen tambin algunos posibles trabajos personales de profundizacin.

La temtica de teologa de la VR es amplsima. Por lo mismo, este mdulo en modo alguno pretende abarcar todos los temas, ni mucho menos tratarlos de manera exhaustiva. Para abordar ms a fondo algunas cuestiones generales puede ser muy conveniente recurrir a las obras propuestas en la Bibliografa general, que va a continuacin. La estructuracin concreta de este mdulo busca ser adecuada a los objetivos de este mdulo: nuestro trabajo en la formacin de los nuevos hermanos/as de los SS.CC. en Amrica Latina. Tiene un marcado acento en vistas de la formacin, en esta realidad latinoamericana, y de acuerdo al estilo propio de nuestra Congregacin. Sin dudas que el producto final tiene muchas flaquezas, debidas a mis personales limitaciones y a la premura del tiempo disponible para elaborar este texto. Con todo, habr cumplido su funcin si estimula la reflexin personal y comunitaria de los hermanos/as participantes en este programa de formacin.

Orientaciones bibliogrficas generalesLos escritos sobre VR actualmente disponibles son innumerables, aunque no todo es de la misma calidad. Pensando en quienes trabajen este mdulo propongo algunas Orientaciones bibliogrficas, de tipo fundamentalmente prctico. Por lo mismo me reduzco a publicaciones disponibles en espaol, de difusin amplia y de valor significativo. Sin duda que hay otras cosas, que aqu no estn sealadas, que tambin son interesantes; pero las listas bibliogrficas interminables son casi intiles. Adems, sin duda, hay una cierta seleccin personal de acuerdo a mis propias valoraciones.

Desde los parmetros recin sealados, existen dos grandes centros de publicaciones y de elaboracin de teologa de la VR. El primero de ellos es la Conferencia Latinoamericana de Religiosos (CLAR), que desde poco ms de 30 aos a impulsado la reflexin teolgica sobre VR en Amrica Latina. Sus trabajos han sido publicados en su sede central de Santaf de Bogot, tanto en forma de monografas como a travs del Boletn CLAR. Los participantes en el equipo teolgico de la CLAR han representado siempre una buena expresin de la reflexin latinoamericana. Este centro de reflexin, y las personas a l ligadas, son imprescindibles para una reflexin sobre VR en AL. El segundo centro destacado es el Instituto Teolgico de Vida Religiosa (ITVR), con sede en Madrid. Se trata de un centro de larga trayectoria y actualmente de muy buen nivel, tanto en el campo de la docencia como en el de las publicaciones. Por esta va se canaliza la mayor parte de la reflexin espaola sobre VR. Este Instituto es responsable de la organizacin de las Semanas nacionales de vida religiosa, celebradas anualmente desde inicios de los aos '70; los volmenes en que se publican sus conclusiones son siempre sugerentes e interesantes. Tambin editan la destacada revista Vida Religiosa. Sus trabajos son editados por Publicaciones Claretianas, Madrid.

Los Documentos Magisteriales sobre VR estn reseados en el punto 3 de la primera unidad. All se encuentran tambin las referencias a los principales textos latinoamericanos. Por eso los omito aqu.

1. Sntesis globales de teologa de la VR

Se trata de obras amplias que, cada una de ella desde su propia perspectiva, buscan presentar de manera sistemtica una teologa de la VR. En ellas se encuentran buenas indicaciones bibliogrficas sobre los principales estudios respecto de cada tema particular. Destaco las siguientes:

Severino-Mara Alonso La vida consagrada. Sntesis teolgica. Madrid: ITVR / Publicaciones Claretianas 199210, 535pp.

Xavier Pikaza Tratado de vida religiosa. Consagracin, Comunin, Misin. Madrid: Publicaciones Claretianas 1990, 480pp.

2

J.C. Guy La vida religiosa, memoria evanglica de la Iglesia. Santander: Sal Terrae 1990 (traduccin del original francs: Paris: Le Centurin 1987).

Lucas Gutirrez Vega Teologa sistemtica de la vida religiosa. Madrid: ITVR / Publicaciones Claretianas 19792, 384pp.

Jean-Marie-Robert Tillard El proyecto de vida de los religiosos. Madrid: ITVR / Publicaciones Claretinas 19783, 518pp. (es traduccin de original francs Devant Dieu el pour le monde. Le projet des religieux. Paris: Cerf 1974)

Johan-Baptist Metz Las rdenes religiosas. Herder: Barcelona 1978 (traduccin del alemn: Zeit der Orden? Herder 1977).

Entre las sntesis bastante amplias de la teologa de la VR provenientes de AL cabe destacar:

Carlos Palms Nueva espiritualidad de la Vida Religiosa en Amrica Latina. Misin-Consagracin. Bogot: Ediciones CLAR 1993.

Carlos Palacio Reinterpretar a vida religiosa. So Paulo: Ed. Paulinas 1991.

C. Barraza El riesgo del Espritu. Santidad e insercin. Bogot: Ed. CLAR 1988.

Vctor Codina y No Zevallos Vida Religiosa. Historia y teologa. Madrid: Paulinas 1987, 204pp.

Delir Brunelli Profetas del Reino. Bogot: Ed. CLAR 1987 (Coleccin CLAR n 58)

Jos Mara Guerrero Caminos de futuro de la Vida Religiosa. Madrid: ITVR 1987.

Marcelo de Carvalho Azevedo Los religiosos. Vocacin y misin. Un enfoque exigente y actual. Madrid: Atenas 1985.

Leonardo Boff Testigos de Dios en el corazn del mundo. Madrid: ITVR / Publicaciones Claretianas 19853.

Mateus Rocha La radicalidad de la vida religiosa. Bogot: CLAR 1981, 128pp.

Telogos de la CLAR Religiosos para un pueblo en marcha. Madrid: ITVR / Publicaciones Claretianas 1978, 284pp.

Antonio Coussianovich Desde los pobres de la tierra. Perspectivas de vida religiosa. Salamanca: Sgueme 1977

Telogos de la CLAR Hacia una vida religiosa latinoamericana. Bogot: Ed. CLAR 1974.

2. Obras de referencia

ngel Aparicio Rodrguez y Joan Canals Casas (eds.) Diccionario teolgico de la vida consagrada. Madrid: ITVR / Publicaciones Claretianas 1989. Como obra de referencia, actualmente resulta extremadamente til e interesante, por la calidad y amplitud de sus artculos, y por la calidad de sus referencias bibliogrficas.

Para algunos aspectos concretos resultan tiles tambin los Diccionarios de Teologa, y los Diccionarios de Espiritualidad. Hay varios disponibles en espaol.

3. Revistas

Hay dos grandes revistas de estudio y difusin sobre la VR, que se publican en espaol, y que publican normalmente nmeros monogrficos, en los cuales el conjunto de los artculos busca dar cuenta de una temtica de actualidad. Ellas son:

Vida Religiosa, publicada mensualmente por el Instituto Teolgico de Vida Religiosa, de Madrid.

Testimonio, publicada bimestralmente por la Conferencia de Religiosos de Chile (CONFERRE).

En el Boletn CLAR aparecen algunos artculos teolgicos interesantes; pero buena parte de este boletn est ocupado en noticias sobre la VR o en la difusin de los encuentros y proyectos de accin de la CLAR.

En la revista Sal Terrae, publicada por los Jesuitas en Espaa, aparecen con frecuencia artculos de mucha calidad respecto de los procesos de desarrollo personal y espiritual, y sobre aspectos de formacin a la VR. Conviene consultarla.

En las grandes revistas teolgicas de AL tambin suelen aparecer algunos estudios sobre teologa de la VR, aunque con menor frecuencia.

IAcercndose alsentido fundamentalde la Vida Religiosa

En esta primera unidad buscaremos entregar algunos elementos centrales que ayuden a configurar un panorama general sobre la actual situacin de la VR y sobre sus elementos fundamentales o constitutivos. Se trata de un primer paso, de acercamiento global y sinttico.1. Vida Religiosa y experiencia humana2. Comenzando a apuntar hacia lo central de la Vida Religiosa3. Una vida religiosa en proceso de cambio4. Anexos: a. J.C.R. Garca Paredes Sntesis teolgica b. Unin de Superiores Generales Documento final del Congreso c. CLAR La misin hoy

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16

En esta primera unidad intentaremos acercarnos de manera global a aquello que constituye lo medular de la Vida Religiosa; y que, por lo mismo, debe estar siempre presente en nuestro modo de enfocar el sentido de la VR.

1. Vida Religiosa y experiencia humana. Ante todo, se debe comenzar sealando que la VR no constituye una especificidad exclusiva del cristianismo. Aunque existan fuertes diferencias entre unas y otras, en todas las grandes religiones hay formas estables de vida que pueden clasificarse de manera genrica como formas de VR. Se trata de personas que se consagran de por vida a Dios; con una consagracin que constituye un modo de testimoniar ante todos que Dios es realmente lo nico central y realmente importante en la vida del ser humano, consagracin en la cual esas personas encuentran al mismo tiempo su propia plenitud y su gozo personal. Las formas culturales pueden ser muy diferentes, pero la pasin interior que late en el corazn de cada hombre o mujer que asume este camino es la misma; es la pasin por el absoluto de Dios. Este hecho es fundamental para no olvidar jams que la VR tiene que ver con aquella ms profunda, visceral, radicalmente humana experiencia de Dios presente en toda la humanidad. Son muchos los elementos de la VR que slo pueden ser entendidos al vincularlos con estas ntimas pulsiones religiosas de todo ser humano; y que resultan inexplicables desde simples construcciones teolgicas. Pero, al mismo tiempo, nos pone ante los ojos el constante desafo de ir aprendiendo a centrar en Cristo nuestra propia vivencia de la VR. La forma cristiana de VR es algo que el creyente debe buscar poniendo siempre ante sus ojos la persona de Jess de Nazaret, y dejando que sea Jess mismo el que purifique muchos de sus anhelos y sueos personales, que a veces pueden tener poco de cristianos, por bien intencionados que sean.

Desde los primeros tiempos de la Iglesia han existido hombres y mujeres que han consagrado por entero su vida a Dios; con una consagracin que implica una intensa dedicacin a la oracin, en el marco de una vida marcadamente asctica. Como expresiones de esta radical entrega en las manos de Dios han estado presente prcticamente siempre una vivencia del celibato/virginidad y una vida de austeridad y pobreza; tambin ha sido frecuente que existan diversas formas de obediencia religiosa, en el sentido de someter la personal bsqueda de Dios al juicio de otros hermanos/as. Y, por ltimo, en todos estos hombres y mujeres ha estado presente siempre la solicitud por la fe de sus dems hermanos y por la vida de la Iglesia. Se trata de aquello que hoy da podramos llamar celo misionero, pero que se ha expresado de maneras extraordinariamente diversas a lo largo de la historia. Pero, en sentido positivo, nunca la VR como tal se ha autocomprendido slo como una bsqueda de plenitud personal, entendida sta de modo individualista y egocntrico.

En la larga historia de la VR sta ha ido entendindose a s misma de manera diversa en las distintas pocas histricas. Y en estas variadas formas de autocomprensin han jugado un papel muy importante los modelos culturales de cada poca. Por ejemplo, es indudable que en los primeros siglos, la VR recibi fuertes influencias de parte de la religiosidad griega o helenstica y del judasmo post-bblico. Del mundo griego recibi, entre muchos otros elementos: un fuerte aprecio por la comunin interpersonal de individuos provenientes de diversos orgenes (la koinona, o comunin); una fuerte exigencia asctica de renuncia personal, de control de los propios instintos, de vencimiento de las pasiones hasta alcanzar la aptheia, el vencimiento de todas las pasiones que esclavizan al hombre; igualmente, del mundo griego se recibi la valoracin de la contemplacin como experiencia de encuentro personal con Dios. De la religiosidad juda la VR recibi tambin muchos elementos: una fuerte valoracin de la Sagrada Escritura como camino para el encuentro personal con el querer de Dios; una intensa valoracin de las implicancias ticas de la adhesin religiosa a Dios. De las corrientes apocalpticas judas, tan fuertes en los primeros siglos de la era cristiana, una aguda conciencia de la transitoriedad de este mundo y del seoro de Dios, en cuyas manos estamos siempre; la conciencia de que somos peregrinos de un mundo futuro que todava no alcanzamos, y que es el nico que puede darle real sentido a todo lo que actualmente hacemos y vivimos. De las corrientes sapienciales una lcida valoracin de la libertad humana y de las posibilidades que cada ser humano tiene de orientar bien o mal su propia existencia, y a la par la conciencia de que slo orientando la propia vida segn el querer de Dios se puede alcanzar la verdadera felicidad. Muchas otras cosas podran decirse al respecto, pero valgan stas a modo de indicacin para sealar de qu manera la VR no naci en la Iglesia de manera autnoma, como fruto experimental en un laboratorio teolgico, sino como resultado de la bsqueda de personas profundamente religiosas y profundamente enraizadas en su cultura que buscaron el modo de ser fieles a su bsqueda de Dios.

Lo que acabamos de sealar de los primeros siglos de la VR podra decirse igualmente de su desarrollo a lo largo de la historia, y de su concretizacin en diversas formas de VR. Especialmente importante ha sido la influencia del neoplatonismo, que comenz a tener una presencia tan intensa en los medios cristianos a partir del siglo V y que se tradujo en una teologa espiritual que buscaba alejarse de las realidades materiales, considerndolas como inferiores, para concentrarse en las realidades espirituales, como nico camino realmente consistente para la experiencia de encuentro con Dios. Esta tendencia marc fuertemente algunas corrientes espirituales de la tarda antigedad y de la edad media; y llega hasta nosotros en lo que familiarmente llamamos espiritualismo. A lo largo de toda su historia la VR ha sido muy permeable a las influencias de su entorno. Y sin duda esto constituye un hecho muy positivo, porque la hace significativa para sus contemporneos, pero plantea el desafo de estar en un proceso de permanente cambio y de permanente atencin a ser extraordinariamente fieles en aquello que constituye lo propiamente cristiano de nuestra experiencia de VR([footnoteRef:1]). [1: () Entre las muchas publicaciones al respecto, es interesante y de fcil acceso Xabier Pikaza Tratado de Vida Religiosa. Madrid: Publicaciones Claretianas 1990, pp.21-41. Entre las historias de la VR resulta muy til la de Jess lvarez Gmez Historia de la Vida Religiosa. Madrid: Publicaciones Claretianas 1987-1990 (3 tomos). El texto de Raymon Hostie Vida y muerte de las rdenes religiossas. Bilbao: Descle 1973, abre interesantes horizontes de comprensin de los procesos histricos vividos por la VR. En Vctor Codina y No Zevallos Vida Religiosa. Historia y Teologa. Madrid: Paulinas 1987 se ofrece una buena sntesis histrica desde ptica latinoamericana.]

En la actualidad hay, en este contexto, algunos hechos novedosos e importantes. En primer lugar, por la actual globalizacin de las comunicaciones, la VR cristiana se ve enfrentada a otras grandes experiencias de VR, ante todo las del oriente, entre las que destacan los monjes budistas, la variedad de formas religiosas del hinduismo y las sofisticadas elaboraciones del budismo zen y tibetano. Igualmente, aunque en un tono menor, con las formas de VR del Islam. Sin duda que aqu no estamos ante expresiones religiosas que rpidamente podamos calificar de primitivas o poco profundas. Son traducciones de una experiencia religiosa que pueden aducir en su favor historias milenarias y sntesis teolgicas de honda calidad espiritual. Ellas desafan la calidad de la VR catlica actual([footnoteRef:2]). Tambin ha sido un cierto redescubrimiento para el catolicismo actual las diversas formas de VR de la Iglesias de Oriente (por ejemplo, los monjes griegos y rusos)([footnoteRef:3]). [2: () En el Concilio Vaticano II se asume este desafo cuando se invita a establecer comunidades religiosas en todas las nuevas Iglesias, que van naciendo como fruto de la misin; y para orientar este proceso se seala: Consideren atentamente la manera de incorporar a la vida religiosa cristiana las tradiciones ascticas y contemplativas, cuyas semillas ha esparcido Dios algunas veces en las antiguas culturas antes de la predicacin del Evangelio. (Concilio Vaticano II Decreto Ad gentes divinitus, sobre la actividad misionera de la Iglesia (1965) n18)] [3: () El Concilio Vaticano II seala que la vida monstica de las iglesias orientales merece la mejor atencin de los catlicos, por su alta calidad espiritual. Cf. Concilio Vaticano II Decreto Unitatis redintegratio, sobre el ecumenismo (1964) n 15.]

En nuestro actual contexto de AL la VR se encuentra igualmente desafiada por un doble frente. Por un lado, debe asumir la experiencia religiosa de los pueblos aborgenes latinoamericanos, con las incipientes formas de VR que tambin en ellos se dieron, y en alguna medida permanecen vigentes. Pero, por otro lado, nuestra AL est enfrentada de lleno a un cierto proceso de modernizacin y de secularizacin, con todas las consecuencias que ello acarrea para la VR; y entre estas est una severa crtica a la VR. No es casual que en las iglesias surgidas de la Reforma, habitualmente llamados protestantes, que son un intento de adaptacin del cristianismo a la modernidad, la VR haya desaparecido casi totalmente. Este tener a Dios como el nico absoluto, fuente al cual uno se juega por entero toda la vida, no parece encontrar fcil acogida en la mentalidad moderna. Por eso mismo, o se niega de plano la validez de la VR, atribuyndola a motivaciones desviadas, o se la intenta domesticar reducindola a grupos de personas que deben prestar servicios en el plano del desarrollo humano o social (educacin, salud, etc.), pero sin una huella religiosa significativa. Los desafos que provienen de ambas vertientes, entre otros, nos lanzan a buscar caminos actuales para la VR, que siendo muy fieles a lo medular del mensaje evanglico, asuman a la vez las bsquedas religiosas de cada poca y de cada grupo humano([footnoteRef:4]). [4: () Las publicaciones de la Conferencia Latinoamericana de Religiosos (CLAR) han sido desde hace muchos aos, una importante expresin y apoyo de estas bsquedas. Entre las recopilaciones ms destacadas: CLAR Experiencia latinoamericana de vida religiosa. 20 aos de propuestas y respuestas (1959-1979). Bogot: CLAR 1979; CLAR Hacia una vida religiosa latinoamericana. Seleccin de textos teolgicos de la CLAR. Bogot: CLAR 1984. Igualmente, la Conferencias Generales del Episcopado de AL han apuntado de manera sugerente a este tema: Medelln Documento 12: Religiosos; Puebla n 721-776; Santo Domingo n 85-93.]

En definitiva, este sentido de consagracin total a Dios, por un motivo de fe y de manera permanente, la VR no es una exclusividad cristiana. Ella se encuentra presente en la mayoras de las grandes religiones. Hay algo de nuestra forma de vida que toca un anhelo profundamente humano de ponerse sin lmite en las manos de Dios para el servicio a los hermanos y la plenitud personal. Por lo mismo, es muy propio de la VR el que tenga una dimensin o repercusin extraeclesial; es decir, un nivel de sentido que transciende la confesin explcita de la fe y se abre a otras religiones o a los no creyentes. Esto es particularmente claro en la vida monstica([footnoteRef:5]). [5: () No hay que extraarse, por lo tanto, que ciertos temas, incluso algo internos, de la VR resulten atrayentes para personas que estn muy poco vinculadas a la vida ordinaria de la Iglesia, o que incluso se declaran no creyentes.]

2. Comenzando a apuntar hacia lo central de la VR. Preguntmonos ahora por aquellos elementos que estn en la base de nuestra experiencia cristiana de la VR. En primer lugar, para evitar cualquier equvoco, se debe sealar que la VR no se sita en la estructura jerrquica de la Iglesia, sino en su dimensin carismtica. Es decir, se trata de un don del Espritu Santo, que llama gratuitamente a determinadas personas para que vivan un cierto tipo de vida. La VR como tal no pertenece a la estructura jerrquica, sino al amplio espectro de los carismas suscitados por el ES. Esto la sita de lleno en el Pueblo de Dios ms que en las estructuras de poder, que es lo propio de la jerarqua. La VR pertenece a la vida y santidad de la Iglesia, no a su estructura organizativa. Para entender mejor esto ayuda separar la VR del ministerio sacerdotal, y pensar que todo lo que se dice respecto de ella es igualmente vlido para las religiosas y los hermanos religiosos laicos. La conciencia de este origen carismtico de la VR es imprescindible para no perder el norte esencial de lo que es ella es. Cuando la VR ha pretendido erigirse en forma de poder o en lite de santidad, tentaciones que siempre estn a la mano, se ha corrompido profundamente. Pero cuando dejndose conducir por la fuerza transformadora del Espritu se centra honestamente en su misin de vivir de manera particularmente intensa el compromiso de la consagracin bautismal, su testimonio ayuda a la vivencia de la fe de todos los cristianos y fortalece la santidad de toda la comunidad cristiana.

Aunque sobre este tema deberemos volver con mucha mayor amplitud, puede ser importante proponer en este momento a la reflexin texto conciliar, que tiene una importancia fundamental en el planteamiento adecuado de esta temtica: Concilio Vaticano II Constitucin Lumen gentium, sobre la Iglesia (1964) n 44 :

El cristiano, mediante los votos u otros vnculos sagrados por su propia naturaleza semejantes a los votos , con los cuales se obliga a la prctica de los tres susodichos consejos evanglicos, hace una total consagracin de s mismo a Dios, amado sobre todas las cosas, de manera que se ordena al servicio de Dios y a su gloria por un ttulo nuevo y especial. Ya por el bautismo haba muerto al pecado y estaba consagrado a Dios, sin embargo, para extraer de la gracia bautismal fruto ms copioso, pretende, por la profesin de los consejos evanglicos, liberarse de los impedimentos que podran apartarle del fervor de la caridad y de la perfeccin del culto divino y se consagra ms ntimamente al servicio de Dios. La consagracin ser tanto ms perfecta cuanto, por vnculos ms firmes y ms estables, represente mejor a Cristo, unido con vnculo indisoluble a su Iglesia.Pero como los consejos evanglicos, mediante la caridad hacia la que impulsan, unen especialmente con la Iglesia y con su misterio a quienes los practican, es necesario que la vida espiritual de stos se consagre tambin al provecho de toda la Iglesia. De aqu nace el deber de trabajar segn las fuerzas y segn la forma de la propia vocacin, sea con la oracin, sea tambin con el ministerio apostlico, para que el reino de Cristo se asiente y consolide en las almas y para dilatarlo por todo el mundo Por lo cual la Iglesia protege y favorece la ndole propia de los diversos institutos religiosos.As, pues, la profesin de los consejos evanglicos aparece como un smbolo que puede y debe atraer eficazmente a todos los miembros de la Iglesia a cumplir sin desfallecimiento los deberes de la vida cristiana. Y como el Pueblo de Dios no tiene aqu ciudad permanente, sino que busca la futura, el estado religioso, por librar mejor a sus seguidores de las preocupaciones terrenas, cumple tambin mejor, sea la funcin de manifestar ante todos los fieles que los bienes celestiales se hallan ya presentes en este mundo, sea la de testimoniar la vida nueva y eterna conquistada por la redencin de Cristo, sea la de prefigurar la futura resurreccin y la gloria del reino celestial. El mismo estado imita ms de cerca y representa perennemente en la Iglesia el gnero de vida que el Hijo de Dios tom cuando vino a este mundo para cumplir la voluntad del Padre, y que propuso a los discpulos que le seguan. Finalmente proclama de modo especial la elevacin del reino de Dios sobre todo lo terreno y sus exigencias supremas; muestra tambin ante todos los hombres la soberana grandeza del poder de Cristo glorioso y la potencia infinita del Espritu Santo, que obra maravillas en la Iglesia.Por consiguiente, el estado constituido por la profesin de los consejos evanglicos, aunque no pertenece a la estructura jerrquica de la Iglesia, pertenece, sin embargo, de manera indiscutible, a su vida y santidad.

La VR es un don del Padre, por medio del ES, para la vida de la Iglesia. El religioso nunca es llamado para s mismo, en beneficio propio (contra la idea de un estado de perfeccin, que le permitira al religioso ser superior al resto de los cristianos); sino que su llamado es para la vida y plenitud de todo el Pueblo de Dios. Y el sentido de su vocacin se sita en el nivel de lo simblico. Est llamado a vivir un tipo de vida que se empea por hacer viva la memoria de Jess, la concreta forma de vida que Jess vivi durante su ministerio terreno. La VR es una memoria viva de Jess. Los religiosos queremos seguir la misma huella abierta por Jess, llevando una forma de vida que se asemeje lo ms posible a la suya. El religioso busca asumir aquella forma de vida elegida por Jess para llevar a cabo su ministerio: la del servidor, que carga sobre sus hombros las necesidades y dolores de sus hermanos, en fidelidad a la palabra del Padre. Los votos religiosos adquieren sus reales dimensiones cuando son puestos en relacin con la vida de Jess, no con valores abstractos. Y viviendo de este modo la VR cumple un rol de profeca del Reino, de vivencia desde ya de aquellos valores transcendentes que esperamos para toda la humanidad al fin de la historia.

En cuanto don del ES para la vida de la Iglesia, la VR se articula con las otras grandes vocaciones eclesiales. Los Ministros Ordenados sirven al Reino y construyen la Iglesia mediante el anuncio de la Palabra y los Sacramentos, especialmente constituyendo una comunidad capaz de celebrar la Eucarista y proclamar el Evangelio. Los laicos sirven al reinado de Dios mediante la transformacin de la realidades terrenales segn el querer de Dios; su tarea fundamental va en la lnea de la construccin de un mundo justo y humano. Los religiosos/as, siendo memoria viva de la forma de vida asumida por Jess en su encarnacin, buscan encarnar en su vida la finalidad ltima de la vida de la Iglesia y de todo trabajo en el mundo: la consagracin total de todas las cosas a Dios, la vivencia plena del amor a Dios y a los hermanos, que constituye la santidad. Por eso la VR vive intensamente el carcter radicalmente unitario de la autntica caridad cristiana; es decir, que el amor a Dios y al hermano son indisociables. Por lo mismo, en todo carisma religioso est presente una cierta mirada particular de Dios y de Jess, y a la vez una forma muy concreta de servir a los hermanos, de expresar la caridad fraterna (imaginar ambas dimensiones, por ejemplo en Francisco de Ass y Teresa de Calcuta; el modo en que ellos entendieron a Dios, y la forma concreta en que sirvieron a sus hermanos).

Como resumen de estos aspectos podemos tomar las palabras de Juan Pablo II en la Exhortacin apostlica Vita Consecrata, n 16:En efecto, en la unidad de la vida cristiana las distintas vocaciones son como rayos de la nica luz de Cristo, que resplandece sobre la Iglesia. Los laicos, en virtud del carcter secular de su vocacin, reflejan el misterios del Verbo Encarnado en cuanto Alfa y Omega del mundo, fundamento y medida del valor de todas las cosas creadas. Los ministros sagrados, por su parte, son imgenes vivas de Cristo cabeza y pastor, que gua a su pueblo en el tiempo del ya pero todava no, a la espera de su venida en la gloria. A la vida consagrada se confa la misin de sealar el Hijo de Dios hecho hombre como la meta escatolgica a la que todo tiende, el resplandor ante el cual cualquier otra luz languidece, la infinita belleza que, sola, puede satisfacer totalmente el corazn humano. Por tanto, en la vida consagrada no se trata slo de seguir a Cristo con todo el corazn, amndolo ms que al padre o a la madre, ms que al hijo o a la hija (cf. Mt 10,37), como se pide a todo discpulo, sino vivirlo y expresarlo en la adhesin conformadora con Cristo de toda la existencia, en una tensin global que anticipa, en la medida posible en el tiempo y segn los diversos carismas, la perfeccin escatolgica.

Todo cristiano, por su misma consagracin bautismal, est llamado a seguir a Jess, imitando su vida, y a dejarlo todo para ir tras sus huellas. Las palabras de los evangelios que invitan a dejarlo todo para seguir a Jess no se refieren slo a los religiosos, sino que esencialmente a todos los creyentes. Nadie est disculpado de una entrega total; a nadie se le ha autorizado una experiencia de fe vivida a medias. Por ms que de hecho la viva as. Pero, sin negar nada de lo anterior, el religioso/a es un creyente que por su bautismo se compromete a una entrega radical en las manos de su Dios. La VR es una vida radical y explcitamente consagrada a Dios, con la finalidad de recordar a todos que esta entrega a Dios es para todos el nico sentido verdadero de la vida. Por lo mismo, lo esencial de la VR no est en las acciones, sino en el sello que se le imprima a la propia vida (y por eso es posible vivir la VR como laico o desempeando un Ministerio Ordenado). El religioso no es el que hace determinadas cosas, sino el que le imprime un determinado sello a su vida. Y este sello es la consagracin total, radical y permanente de la propia vida a Dios([footnoteRef:6]). En este sentido, se ha avanzado muchsimo en la lnea de una definicin de la VR a partir de su sentido ms profundo, y no de su actividad o de otras caractersticas exteriores. En palabras de fuerte carga imaginativa del Papa Pablo VI: Lo mismo que el matrimonio no se especifica por la profesin del marido o de la mujer, sino por el amor exclusivo, fiel, procreador del esposo y de la esposa, as tambin la caracterstica y la fuerza de la vida religiosa no residen en la actividad social o apostlica, por ms benficas que stas sean, sino en la consagracin total al Seor([footnoteRef:7]). [6: () El tema de la VR como una vida que se toma muy en serio las exigencias radicales del evangelio ha sido bastante trabajado en tiempos recientes, y de manera especial en AL. Entre las obras clsicas destaca Mateus Rocha La radicalidad de la Vida Religiosa. Bogot: CLAR 1981 (y otras reediciones). En el nivel de estudios neotestamentarios aplicados a la VR respecto de este punto son importantes los varios trabajos de Thadde Matura, especialmente sus obras El radicalismo evanglico (Madrid: Publicaciones Claretianas 1980) y Seguir a Jess (Santander: Sal Terrae 1984).] [7: () Pablo VI Alocucin del 20 de noviembre de 1973, a la Unin Internacional de Superioras Generales.]

Este horizonte de comprensin de la temtica est presente incluso en la formulacin del nuevo Cdigo de Derecho Cannico:

La vida consagrada por la profesin de los consejos evanglicos es una forma estable de vivir en la cual los fieles, siguiendo ms de cerca a Cristo bajo la accin del Espritu Santo, se dedican totalmente a Dios como a su amor supremo, para que, entregados por un nuevo y peculiar ttulo a su gloria, a la edificacin de la Iglesia y a la salvacin del mundo, consigan la perfeccin de la caridad en el servicio del Reino de Dios y, convertidos en signo preclaro en la Iglesia, preanuncien la gloria celestial (Canon 573,1).

A modo de resumen, ante la pregunta en qu consiste lo fundamental y ms especfico de la VR, podemos responder diciendo que ese contenido fundamental es la vivencia, en relacin profunda de unos con otros, de la virginidadpobrezaobediencia de Jess. Es el deseo y el propsito, cada vez ms explcito, de seguir e imitar a Jesucristo en su modo histrico de vivir enteramente para Dios y para los hombres.([footnoteRef:8]). O, en palabras del papa Juan Pablo II, en el n1 de su reciente exhortacin apostlica Vita consecrata: [8: () Severino Mara Alonso La Vida Consagrada. Sntesis teolgica. Madrid: Publicaciones Claretianas 1992, p.71.]

La vida consagrada, enraizada profundamente en los ejemplos y enseanzas de Cristo, el Seor, es un don de Dios Padre a su Iglesia por medio del Espritu. Con la profesin de los consejos evanglicos los rasgos caractersticos de Jess virgen, pobre y obediente tienen una tpica y permanente visibilidad en medio del mundo, y la mirada de los fieles es atrada hacia el misterio del Reino de Dios que ya acta en la historia, pero espera su plena realizacin en el cielo.A lo largo de los siglos nunca han faltado hombres y mujeres que, dciles a la llamada del Padre y a la mocin del Espritu han elegido este camino de especial seguimiento de Cristo, para dedicarse a l con corazn indiviso (cf. 1 Cor 7,34). Tambin ellos, como los apstoles, han dehado todo para estar con l y ponerse, como l, al servicio de Dios y de los hermanos. De este modo han contribudo a manifestar el misterio y la misin de la Iglesia con los mltiples carismas de vida espiritual y apostlica que les distribua el Espritu Santo, y por ello han cooperado tambin a renovar la sociedad.

3. Una Vida Religiosa en proceso de cambio. En los ltimos 30 o 40 aos, la VR ha estado viviendo un proceso de cambio profundo, radical, del cual est surgiendo una experiencia muy renovada de lo que significa ser religioso hoy. En este perodo, junto al cuestionamiento y cada e muchas formas externas, se ha ido ahondando en la comprensin de qu es lo especfico de la VR; y al mismo tiempo se ha producido un proceso de diversificacin de las formas concretas de vivir la VR, en que superando un esquema muy centrado en el catolicismo europeo ha ido encarnando la VR en las diversas culturas e iglesias. An nos encontramos a mitad de camino de este proceso, por lo mismo hacer una equilibrada evaluacin del mismo resulta imposible, pero sus frutos positivos comienzan a manifestarse([footnoteRef:9]). [9: () Entre muchas evaluaciones de este proceso, puede resultar interesante consultar la de Jos Cristo Rey Garca Paredes Un largo amanecer. Hacia la nueva forma de la Vida Religiosa. Madrid: Publicaciones Claretianas 1991, 348pp.]

En este proceso han existido numerosos hitos, que han ido marcando las diversas etapas del camino. Quiero resear brevemente los principales documentos del Magisterio general de la Iglesia, que han ido sealando momentos importantes en el proceso de renovacin de la VR. Ser importante tenerlos presente a lo largo de las reflexiones de este mdulo, y leer al menos los principales de ellos([footnoteRef:10]). [10: () Todos estos documentos han sido publicados numerosas veces, en revistas especializadas y, especialmente, en folletos independientes, tanto por la Santa Sede como por editoriales de cada pas. Habitualmente an estn a la venta en libreras. Una esplndida recopilacin en Angel Aparicio Rodrguez (ed.) Vida Religiosa. Documentos Conciliares y Post-Conciliares. Madrid: Instituto Teolgico de la Vida Religiosa / Publicaciones Claretianas 1990.]

1. Concilio Vaticano II Constitucin dogmtica Lumen gentium, sobre la Iglesia, promulgada el 21 de noviembre de 1964. En ella el captulo V est consagrado al tema de la Universal vocacin a la santidad en la Iglesia (nos 39 - 42), y el captulo VI a Los religiosos (nos 43 - 47). Este es un texto fundamental.

2. Concilio Vaticano II Decreto Perfectae caritatis, sobre la adecuada renovacin de la Vida Religiosa, promulgado el 28 de octubre de 1965. Es el otro texto conciliar de fundamental importancia, en el cual se estimula la renovacin y adaptacin de la VR, insistiendo en sus referencias fundamentales a Cristo y la Iglesia, y en su ndole carismtica; de all surge el proceso de continua renovacin.

3. Sagrada Congregacin para los Religiosos y los Institutos Seculares Instruccin Renovationis causam, promulgada el 6 de enero de 1969. En ella se aplican los principios conciliares de renovacin de la VR al rea especfica de la formacin para la VR. En su momento, este fue un texto de enorme transcendencia.

4. Pablo VI Exhortacin apostlica Evangelica testificatio, promulgada el 19 de junio de 1971, sobre la renovacin de la VR segn el espritu del Vaticano II.

5. Sagrada Congregacin para los Obispos y Sagrada Congregacin para los Religiosos y los Institutos Seculares Criterios pastorales sobre las relaciones entre Obispos y Religiosos en la Iglesia Mutuae relationes, promulgado el 14 de mayo de 1978. Sus disposiciones mantienen vigencia hasta hoy.

6. Sagrada Congregacin para los Religiosos y los Institutos Seculares Vida y misin de los religiosos en la Iglesia, publicado el 12 de agosto de 1980. Con este ttulo conjunto se publicaron dos documentos elaborados en forma separada, y en fechas distintas, pero que se complementan mutuamente y son de gran inters. En concreto se trata de los documentos: Religiosos y promocin humana, y Dimensin contemplativa de la Vida Religiosa.

7. Juan Pablo II Cdigo de Derecho cannico, publicado el 25 de enero de 1983. Los cnones 573 746 estn dedicados a los Institutos de vida consagrada y Sociedades de vida apostlica. En ellos se recoge y sistematiza el proceso de renovacin posconciliar.([footnoteRef:11]) [11: () Para los aspectos jurdicos de la VR son muy tiles las ediciones comentadas del Cdigo, de las cuales hay dos en espaol. La obra de Domingo Javier Andrs El derecho de los religiosos. Comentario al Cdigo. Madrid: Publicaciones Claretianas 1983, 696pp., es particularmente til y prctica.]

8. Sagrada Congregacin para los Religiosos y los Institutos Seculares Elementos esenciales de la vida religiosa aplicados a los institutos dedicados al apostolado, publicado el 31 de mayo de 1983. Toca especialmente asuntos referentes a la actividad apostlica.

9. Juan Pablo II Exhortacin apostlica Redemptionis donum, promulgada el 25 de marzo de 1984. Es una mirada global sobre el sentido de la consagracin religiosa. Este documento no ha encontrado mucho eco en la Iglesia.

10. Congregacin para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostlica Orientaciones sobre la formacin en los institutos religiosos Potissimum institutioni, publicadas el 2 de febrero de 1990. Sobre la formacin de los religiosos.

11. Congregacin para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostlica La vida fraterna en comunidad Congregavit nos in unum Christi amor, publicada el 2 de febrero de 1994. Hermoso documento sobre la dimensin comunitaria de la VR, que recoge bastante de cerca la experiencia latinoamericana.

12. Juan Pablo II Exhortacin apostlica postsinodal sobre la vida consagrada y si misin en la Iglesia y en el mundo Vita consecrata, publicada el 25 de marzo de 1996. Muy importante visin de conjunto, que recoge el trabajo del snodo episcopal sobre la VR celebrado en octubre de 1994.

En lo que respecta al magisterio episcopal conjunto de AL cabe destacar de manera muy especial los tres textos siguientes:

1. Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano Medelln La Iglesia en la actual transformacin de Amrica Latina a la luz del Concilio (1968) Documento 12: Religiosos.

2. Tercera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano Puebla La evangelizacin en el presente y en el futuro de Amrica Latina (1979) nos 721-776, sobre la vida consagrada.

3. Cuarta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano Santo Domingo Nueva evangelizacin, promocin humana, cultura cristiana (1992) nos 85-93, sobre la vida consagrada.

Para nuestra Congregacin, de manera ms especfica, los sucesivos Captulos Generales y la publicacin de las nuevas Constituciones han sido tambin hitos importantes a nivel general en el camino de renovacin de la VR. Para nuestra presencia en AL los diversas reuniones de las Conferencias Continentales de hermanos y hermanas han marcado igualmente pasos relevantes. En el caso de cada pas sin duda que tambin hay acontecimientos que han sido muy significativos para la renovacin de la VR, tanto en el mbito congregacionista como en el eclesial.

4. Anexos. A modo de anexo ofrezco la reproduccin de tres textos provenientes del Congreso sobre la Vida Consagrada organizado por la Unin de Superiores Generales, en Roma en noviembre de 1993, como parte de los trabajos preparatorios al snodo episcopal sobre la VR. Este Congreso fue muy bien preparado, y representa una buena sntesis del pensamiento actual de los religiosos sobre s mismos. En concreto, se reproducen la Sntesis teolgica elaborada en el Congreso, redactada por Jos Cristo Rey Garca Paredes; las Convicciones y propuestas de los Superiores Generales; y aporte de los telogos de la CLAR presentes en el mencionado Congreso, sobre la misin de los religiosos en AL. Los tres textos fueron publicados en el nmero monogrfico de la revista Testimonio (Santiago de Chile) 142 (marzo-abril 1994), desde donde son reproducidos. Un atento trabajo de estos textos ayuda a adentrarse en el pensamiento actual sobre la VR.

a) Jos Cristo Rey Garca Paredes Sntesis teolgica Testimonio 142(1994)18-30

b) Unin de Superiores Generales Documento final del Congreso sobre la Vida Consagrada Testimonio 142(1994)75-82

c) CLAR La misin hoy. Retos a los religiosos desde Amrica Latina Testimonio 142(1994)69-70

Gua de trabajo y autoevaluacin

Primera unidad

1. Cmo veo personalmente la situacin actual de la VR? Qu elementos reconozco como valores? Cules me parecen ser las principales deficiencias actuales de la VR? Cules son los grandes desafos que actualmente tenemos planteados los religiosos/as, especialmente en AL?

2. De acuerdo a lo propuesto en el mdulo y a la propia experiencia personal, cules me parecen ser los elementos centrales de la VR; es decir, aquellos elementos que, al estar ausentes, hacen que la VR pierda su valor evanglico?

3. Cmo veo personalmente y cmo he vivido el proceso de cambio de la VR? Intentar hacer la descripcin del proceso vivido, sealando lo que ha estado en el pasado y lo que se puede prever como proyecciones de futuro.

4. Tomar posicin personalmente frente a los tres documentos propuestos como anexos. Qu elementos de los all sealados me parecen ms valiosos? Qu otras dimensiones agregara a partir de mi propia experiencia?

Trabajos personales complementarios

a. Revisar los documentos magisteriales sobre el proceso de renovacin de la VR que se han elencado, y preocuparse de haber ledo, o leer en este momento, al menos los principales.

b. Hacer un elenco de los documentos de la Iglesia del propio pas que han sido importantes para la renovacin de la VR; igualmente, un elenco de los acontecimientos eclesiales o nacionales que han ayudado significativamente a la renovacin de la VR?

I ILa Vida Religiosacomo seguimiento de JessFundamentacin cristolgica

En esta unidad buscaremos presentar el vnculo que liga a la vida religiosa con la persona de Jess. Se trata del vnculo que le da sentido, que la califica en su dimensin evanglica profunda.

I. Fundamentacin bblica de la vida religiosa1. Invitaciones a dejarlo todo para seguir a Jess.2. Invitaciones a ser solo para Dios, a escoger la mejor parte.3. Consagracin a Dios, en seguimiento de Jess, en el seno de una comunidad fraterna, pobre, orante y misionera.II. La vida religiosa como seguimiento de Jess1. Jess, nico fundamento vlido para la vida religiosa.2. Qu significa seguir a Jess?3. Nuestra formulacin congregacionista.III. Anexos : Pablo Fontaine, Cartas a los novicios1. La vida religiosa2. La vida religiosa, seguimiento estrecho de Jess

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La VR encuentra su fundamento esencial en la persona de Jess. El religioso se define por una relacin enteramente especial y personal con Jess. Este es un tema muy amplio, que ha recibido un buen tratamiento en la amplia literatura teolgica sobre la VR actualmente existente. Por lo tanto no ser posible abordar en estas pginas, al final breves, todos los elementos importantes de esta temtica. Apuntar a algunos que me parecen especialmente significativos.

Todava a modo de prembulo, es conveniente recordar que la VR es un elemento carismtico, no institucional o jerrquico, de la vida de la Iglesia. Y por lo mismo, la VR es necesario entenderla desde un acercamiento a la vida concreta e histrica de la comunidad cristiana, en cuanto la vida de los cristianos se encuentra ntimamente determinada por una experiencia de encuentro con Jess. La VR es una experiencia de encuentro con Dios en la persona de Jess y en su Palabra, no una doctrina o un cuerpo jurdico que se aplique de manera rgida. Desde este horizonte fundamental de comprensin debemos abordar todo lo que se plantee a continuacin.

Esta perspectiva cristolgica para abordar la VR est hermosamente planteada en los nmeros iniciales de nuestra Regla de Vida:

1. Nunca podrn las palabras reemplazar el amor de Jesucristo. T que comienzas a leer, acurdate siempre y ante todo de su nacimiento, su vida, su muerte: esa es nuestra Regla (P.Coudrin Reglamento primitivo 1797-1798).Haz memoria de Jesucristo el Seor, resucitado de entre los muertos, nacido del linaje de David. Si morimos con l, viviremos con l. Si perseveramos, reinaremos con l. Si lo negamos, tambin l nos negar. Si somos infieles, l permanece fiel, porque no puede negarse a S mismo (2 Timoteo 2,8-13).Acrcate a l, la piedra viva, rechazada por los hombres, pero escogida, preciosa a los ojos de Dios (1 Pedro 2,4). Llgate con espritu sincero, con fe slida, limpio el corazn de mala conciencia y lavado el cuerpo con el agua purificadora. No te niegues a escuchar a Cristo que habla (Hebreos 10,18-22 y 4,14-16).

2. Cuando abres las Escrituras, encuentras a Jesucristo. l es para ti el modelo inagotable. l, primognito entre los hombres, vivi su condicin de Hijo de Dios y hermano nuestro hasta el extremo. Realiz en toda su profundidad el gran mandamiento: Amars al Seor tu Dios con todo tu corazn y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prjimo como a ti mismo (Lucas 10,25-28).A l, que no conoci pecado, Dios le hizo pecado por nosotros para que en l seamos justicia de Dios (2 Corintios 5,21). Entregado a las cosas de su Padre, haca siempre lo que era de su agrado. Reservaba largos momentos para la oracin. Y Cristo no dej, por eso, de estar absolutamente disponible para sus hermanos: despus de los aos pasados en Nazaret, se comprometi en una vida itinerante, curaba a los enfermos y predicaba por pueblos y ciudades. Soport la fatiga, la contradiccin, la hostilidad, hasta la muerte de cruz.l es el Alfa y Omega: a l el poder y gloria (Apocalipsis 1,4-8 y 5,1-14).

3. Slo a causa de Cristo y de su Evangelio t te decides y escoges. Fuera de l, tu vida no tiene sentido. Pues ninguno puede poner otro cimiento fuera del que hay, que es Jesucristo (1 Corintios 3,11). Y porque te has entregado a l, te entregas al mundo.

Como religioso, no ests fuera del mundo; por el contrario, todo en tu vida debe ser un servicio concreto a los que te rodean. Has querido que toda tu existencia sea, en medio de los acontecimientos y de las situaciones de los hombres, un testimonio del Dios vivo y un servicio continuo a la obra de Cristo, a quien uno se entrega definitivamente.El mundo en que vives necesita ms que nunca del testimonio de la fuerza del Espritu, que anime y suscite comunidades fraternas. En ellas ya no hay ni ricos ni pobres, ni griegos ni judos, ni hombres libres ni esclavos, sino hermanos en Cristo.

4. Realizars tu vocacin slo en la escucha profunda y diaria del Espritu Santo. Slo l conoce las cosas de Dios (1 Corintios 2,10). Si alguien no tiene el Espritu de Cristo, se no le pertenece; pero los que se dejan conducir por el Espritu de Dios, esos son Hijos de Dios (Romanos 8,3-30).Djate, pues, guiar por el Espritu y no corrers el peligro de satisfacer las apetencias de la carne (Glatas 5,16). Hablars no con palabras enseadas por la sabidura humana, sino con palabras inspiradas en el pensamiento del Seor (1 Corintios 2,13). Ya que Cristo es nuestra vida, que el Espritu nos mueva a la accin (Glatas 5,25).Que vean en ti un servidor de Cristo y un administrador de los misterios de Dios. Ahora bien, lo que se pide a los administradores es que sean fieles (1 Corintios 4,1-2). Sigue el ejemplo de Mara, que se consagr a s misma como esclava del Seor, a la Persona y a la obra de su Hijo, sirviendo al misterio de la Redencin (Concilio Vaticano II Lumen gentium 56).

5. Por ltimo, no te preocupes demasiado de tu debilidad y pon en Dios tu seguridad: lo dbil del mundo lo escogi Dios para confundir a los poderosos. Y lo innoble del mundo y lo rastrero se escogi Dios; aquello que nada es para desbaratar aquello que es. Para que no se glore mortal alguno en la presencia de Dios (1 Corintios 1,27-29).

Para tratar esta temtica comenzaremos abordando el asunto del modo cmo la VR se ha confrontado con la Palabra de Dios, y ha buscado en ella su fundamento. A continuacin trataremos de modo ms directo el tema del seguimiento de Jess en el marco de la VR.

I. Fundamentacin bblica de la Vida Religiosa

En cuanto la VR no es un elemento de la estructura jerrquica de la Iglesia, no resulta adecuado buscar en el NT indicios directos y claros que apunten a ella. De hecho no los hay. Ningn texto neotestamentario parece indicar de manera inequvoca el anhelo de Jess de fundar una comunidad religiosa. Y tampoco las hubo en los primeros siglos de la Iglesia. La VR es parte de la pluriformidad de los dones del ES, y por lo mismo su fundamento bblico debe buscarse en el amplio marco de las invitaciones a ser dciles a la gracia de Dios, que se expresa de modo multiforme. Por eso, cuando hablamos aqu de fundamento bblico de la VR intentamos rastrear aquellos pasajes bblicos en los cuales histricamente la VR se ha apoyado para darle sentido, orientacin y sostn a su existencia. Tiene que ver con el modo como los religiosos han ledo la Biblia para escuchar la voz de Dios y comprender mejor el sentido de la vida a la cual el ES parece estarlos llamando. Existe un principio bsico que no podemos olvidar: La Biblia no necesita a la vida religiosa, pero la vida religiosa s necesita a la Biblia([footnoteRef:12]). Es decir, la VR no es un carisma que aparezca expresamente como tal en los textos bblicos; pero sin embargo ella nace y se desarrolla (al menos en sus mejores momentos) hundiendo profundamente sus races en los textos bblicos. Analizaremos los principales textos en los cuales se ha apoyado la VR para iluminar el sentido de su vocacin propia. [12: () Segundo GALILEA Hacia una espiritualidad bblica del religioso en Testimonio 119(1990)10]

1. Invitaciones a dejarlo todo para seguir a Jess. La VR ha encontrado antecedentes en una serie de pasajes bblicos. En primer lugar en los textos evanglicos que hablan de entrega, de dejarlo todo para seguir a Jess. Ante todo estn el texto del llamado al Joven rico (Marcos 10,17-22 Mateo 19,16-22 Lucas 18,18-23), y las descripciones de las primeras comunidades cristianas en Hechos de los Apstoles (Hechos 2,42-47; 4,32-35; 5,12-16). Tambin los otros textos evanglicos que hablan de cargar la cruz (Marcos 10,28-31 Mateo 19,27-29 Lucas 18,28-30; y Mateo 10,37-39 Lucas 14,26-27) y seguir a Jess dejndolo todo (cf. Marcos 1,16-20 Mateo 4,18-22 Lucas 5,1-11). En sentido estricto, no se trata de decir que aqu se est hablando de los religiosos, sino que la respuesta que los religiosos han dado quiere ser un tomar en serio los llamados evanglicos planteados en estos textos. Es interesante, en este contexto, recordar un pasaje fundacional de la VR, la vocacin de Antonio Abad, considerado habitualmente como el primer religioso. Resulta sugerente constatar que son estos pasaje evanglicos los que inspiran al joven Antonio a vivir ms radicalmente su vida cristiana:

Despus de la muerte de sus padres Antonio qued solo con su nica hermana, mucho ms joven. Tena entonces unos dieciocho a veinte aos, y tom cuidado de la casa y de su hermana. Menos de seis meses despus de la muerte de sus padres, iba, como de costumbre, de camino hacia la iglesia. Mientras caminaba, iba meditando y reflexionaba cmo los apstoles dejaron todo y siguieron al Salvador; cmo, segn se refiere en los Hechos, la gente venda lo que tena y lo pona a los pies de los apstoles para su distribucin entre los necesitados; y qu grande es la esperanza prometida en los cielos a los que obran as. Pensando estas cosas, entr a la iglesia. Sucedi que en ese momento se estaba leyendo el evangelio, y escuch el pasaje en que el Seor dice al joven rico: Si quieres ser perfecto, vende lo que tienes y dselo a los pobres; luego ven, sgueme, y tendrs un tesoro en el cielo. Como si Dios le hubiese puesto el recuerdo de los santos y como si la lectura hubiera sido dirigida especialmente a l, Antonio sali inmediatamente de la Iglesia y dio la propiedad que tena de sus antepasados: ochenta hectreas, tierra muy frtil y muy hermosa. No quiso que ni l ni su hermana tuvieran ya nada que ver con ella. Vendi todo lo dems, los bienes muebles que posea, y entreg a los pobres la considerable suma, dejando slo un poco para su hermana.Pero de nuevo, otra vez que entr en la iglesia, escuch aquella palabra del Seor en el evangelio: No se preocupen del maana. No pudo soportar mayor espera, sino que fue y distribuy a los pobres tambin esto ltimo. Coloc a su hermana donde vrgenes conocidas y de confianza, entregndosela para que fuera educada. Entonces l mismo dedic todo su tiempo a la vida asctica, atento a s mismo y viviendo una vida de negacin de s mismo, cerca de su propia casa. No existan an tantas celdas monacales en Egipto, y ningn monje conoca siquiera el lejano desierto. Todo el que quera enfrentarse consigo mismo sirviendo a Cristo practicaba la vida asctica solo, no lejos de su aldea...

Ah, pues, pas el tiempo de su iniciacin y afirm su determinacin de no volver a la casa de sus padres ni de pensar en sus parientes, sino de dedicar todas sus inclinaciones y energas a la prctica continua de la vida asctica. Haca trabajo manual, pues haba odo que el que no quiere trabajar, tampoco tiene derecho a comer. De sus entradas algo guardaba para su mantencin y el resto lo daba a los pobres. Oraba constantemente, habiendo aprendido que debemos orar en privado sin cesar. Adems, estaba tan atento a la lectura de la Escritura, que nada se le escapaba: retena todo, y as su memoria le serva en lugar de libros([footnoteRef:13]) [13: () San Atanasio de Alejandra Vida de Antonio Abad 2,1 3,7. Existen varias traducciones al espaol. Es muy recomendable por su calidad y difusin: Atanasio Vida de Antonio (Introduccin, traduccin y notas de Paloma Ruprez Granados). Madrid: Ciudad Nueva 1995 (Biblioteca Patrstica 27).]

Hemos citado con cierta amplitud este texto, que tiene una importancia crucial para la historia de la VR. Nos relata muy hermosamente el modo cmo Antonio fue descubriendo la VR a fuerza de escuchar la Palabra de Dios e ir modelando sobre ella su propia vida. Lo que resulta interesante en este texto es que Antonio no se dedica a aplicar un modelo prefabricado o la letra de un determinado texto bblico, privilegiado por razones personales. Lo que Antonio efectivamente hace es ir leyendo su propia vida a la luz de la Palabra de Dios. Pone en contacto sus interrogantes personales con la Palabra de Dios hasta descubrir que dicha palabra ha sido dirigida especialmente a l. Esto lo hace entrar en un proceso de paulatino descubrimiento de lo que el Seor quiere para l. Antonio no deduce la necesidad de fundar la VR de la lectura de determinados textos. Es en la permanente atencin a la Palabra de Dios que l va dando los pasos que en ese momento cree necesarios. La atencin a la Palabra de Dios lo hace entrar en una dinmica de la cual surgir una determinada forma de vida que no estaba prevista desde los inicios. El texto bblico es el germen, la semilla, el impulso dinmico que da origen a la VR. No es su Documento Fundacional, en el sentido de un texto autorizado al cual sea necesario recurrir para justificar determinadas opciones de vida, o al menos para mostrar que all estn sugeridas, insinuadas. La Biblia no es letra muerta que pueda ser usada para justificar estructuras ya constituidas, sino la palabra viva que al ser puesta en contacto con toda la densidad de la experiencia personal muestra su eficacia entreabriendo horizontes nuevos.

2. Invitaciones a ser slo para Dios, a escoger la mejor parte, a recibir la mejor herencia. Se trata, ante todo de contemplar con un cario especial a aquellos personajes de la historia bblica que han hecho esta misma experiencia de consagrarse totalmente a Dios, en el despojo de s mismos y de sus seguridades. As admiramos a Abraham dejando su tierra y luego subiendo al monte para ofrecer a su hijo Isaac (Gnesis 22,1-19). Los profetas, hombres de Dios, tienen una especial fascinacin para los religiosos; especialmente Elas y Jeremas. Ellos han sido llamados, seducidos por Yahveh. La tarea que estructura su existencia es la de testimoniar con su vida y sus palabras la Palabra de Dios a su pueblo. Sea para llamarlos a conversin, sea para confortarlos en el abatimiento. Elas, el primero de los grandes profetas y aquel que con mayor fuerza experiment la bsqueda de Dios, es un verdadero prototipo de la VR. Juan Bautista, profeta que anuncia a Jess y que se oculta a s mismo para que l crezca nos pone a las puertas del NT. Mara enteramente consagrada a Dios y siempre atenta a meditar la palabra y a acompaar a los necesitados nos muestra una nueva virtualidad de esta consagracin total a Dios. Nos hemos habituado a ver a los apstoles dejndolo todo por seguir a Jess en su vida itinerante como modelos de disponibilidad religiosa. La figura apostlica de Pablo, tambin ha sido vista numerosas veces desde este ngulo. Las primeras comunidades cristianas de Hechos de los Apstoles tambin las hemos entendido desde esta perspectiva.

En fidelidad a esta perspectiva la VR ha privilegiado tambin algunos textos bblicos. Entre los ms clsicos estn la alabanza a Mara, hermana de Lzaro y de Marta, por haber elegido la mejor parte, que no le ser quitada (Lucas 10,38-42); la motivacin de Pablo para preferir el celibato por sobre el matrimonio (1 Corintios 7,26-35)([footnoteRef:14]); la parbola del tesoro escondido (Mateo 13,44)([footnoteRef:15]); la oracin del Shema Israel, con su invitacin a no tener otro Dios que Yahveh, al cual es indispensable entregarse con todo el ser (Deuteronomio 6,4-9); percibir, en la huella de Pablo apstol, que frente al encuentro con Cristo todo el resto es prdida (Filipenses 3,7-16)([footnoteRef:16]); etc. Hay pequeas frases bblicas que tambin poseen ecos especiales Me has seducido Seor, y me dej seducir... (Jeremas 20,7-9); Yo digo al Seor: T eres mi bien; los dioses y seores de la tierra no me satisfacen (Salmo 16[15],2-3); Mi alma tiene sed de Dios... (Salmo 42[41],3); Cristo es mi vida (Filipenses 1,20) y todo el tema de la mstica paulina del vivir en Cristo, especialmente Glatas 2,19-20; Quien pone la mano en el arado y mira para atrs... (Lucas 9,62) y ms ampliamente el conjunto de indicaciones de Lucas 9,57-62; Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conoca: ... (Jeremas 1,5); No son ustedes quienes me han elegido a m, sino que yo les eleg... (Juan 15,16); etc. [14: () El texto es difcil de recoger en todos sus matices, porque est ligado a la espera de una Parusa inminente y a la vez porque parece desvalorizar el matrimonio, que es sacramento del amor de Cristo por su Iglesia (Efesios 5,32). Dejando de lado estas cuestiones permanece el punto bsico de la insistencia de Pablo: la necesidad de un corazn no divido puesto en manos de Dios. Aqu hay un punto de referencia vital para la VR.] [15: () Es interesante el rasgo de que el hombre vende todo por la alegra que le da encontrar el tesoro. Conseguir este campo, con el tesoro escondido, vale ms que cualquier otra cosa. Lo mismo la parbola de la perla fina: Mateo 13,45-46.] [16: () El texto es interesante por el aspecto de centrarse slo en Cristo y por el elemento dinmico: la carrera que queda abierta al creyente. La VR es un carrera que se debe correr durante toda la vida; siempre es ms futuro que pasado.]

El tema de la VR como un esfuerzo por alcanzar la mejor herencia, la que el Padre tiene reservada en los Cielos, se expresa imaginativamente como tener un tesoro reservado en los cielos, el que se alcanza confindose plenamente en Dios y dejndolo todo por l (cf. Mateo 6,19-21; Lucas 12,33-34). Se trata de perder la vida para ganarla. Esto incluso alcanza a tener una cierta dimensin de buen criterio comercial: se deja algo que vale poco para conseguir algo que vale mucho ms. El tema de la herencia que Dios tiene prometida a los suyos es un asunto de amplia presencia en el NT; cf. especialmente Romanos 8,17; Glatas 3,28 4,7; Efesios 1,11.14.18; 1 Pedro 1,4.13.21; Apocalipsis 21,7.

En alguna poca histrica el horizonte teolgico de autocomprensin de la VR se ha estructurado tambin en torno al tema de los ngeles. Ellos son los que estn siempre en la presencia de Dios, los que permanentemente estn viendo su rostro, los que son fieles a su voluntad, los que cumplen sus mandatos en todo momento. Los ngeles estn al servicio de Dios (cf. 1 Crnicas 21,15; Salmo 91,11; 103,20; Daniel 10,13-20; 12,15; Zacaras 1,9-17; Tobas 5,4; 12,15); comunican los mensajes de Dios (cf. Mateo 1,20; 28,5-7; Lucas 1,11.38; 2,8-15; Hechos 7,53; 8,26); estn junto a Dios (cf. Mateo 18,10; Apocalipsis 7,1). Los religiosos en alguna medida estn invitado a una vita angelica. Es un tema alejado de nuestra sensibilidad actual, pero que no dejan de tener su importancia y su sentido.

Dios, el nico absoluto. Dios, el nico amor apasionado. Vivir slo para Dios. Slo Dios basta. Entregarse totalmente a Dios y a sus cosas... Se puede formular de muchas maneras, pero esta actitud es la quintaescencia de la vocacin religiosa y de su espiritualidad. Es la raz nica de todo lo que va a seguir. Es lo que siente, tarde o temprano, un joven o una joven llamado a la vida religiosa: consagrarse a Dios. Lo cual ser siempre su experiencia existencial dominante([footnoteRef:17]). El religioso se caracteriza por una voluntad de unificar toda su vida hacia una meta: Dios. Esta dinmica unificadora es la que le permite relativizar todo el resto, asumir riesgos, comprometerse con todo su ser en la obra de Dios y en servicio de los predilectos del Seor. Esta misma dinmica lo lleva a buscar la perfeccin no como camino egocntrico de autoperfeccionamiento, sino como esfuerzo por asumirse integralmente para ser capaz de darse por entero a los dems, dnde y cmo el Seor lo quiera([footnoteRef:18]). [17: () Segundo Galilea Hacia una espiritualidad bblica del religioso Testimonio 119(1990)11.] [18: () Este tema de la perfeccin es muy complicado y ha sido muy manoseado. Histricamente se ha teido con temticas de corte neoplatnico que poco o nada tienen que ver con el pensamiento bblico. Lo ac planteado intenta recuperar el tema desde un ngulo nuevo. Este enfoque est sugerentemente planteado en: Beltrn Villegas Santos despreocupados de serlo en Mensaje 38[377](1989)73-74]

El religioso es alguien que vive con los ojos puestos en Jess. La pasin de su vida es imitarlo hasta el fondo. No con una imitacin superficial, exterior, sino buscando entrar en el misterio ms profundo de su vida. Es decir, en el misterio de su comunin de amor con el Padre que le conduce a ofrendar su vida por la salvacin de la humanidad. Es una pasin por acompaar a Jess en su anonadamiento y obediencia, en su humildad, misericordia, servicialidad y generosidad. Hay textos del NT que son puntos de referencia clsicos: Filipenses 2,5-8; Efesios 4,32-5,2; Juan 15,12-24; 2 Corintios 8,9; Colosenses 3,12-15; 1 Pedro 2,21-25; Hebreos 12,1-4; Lucas 22,25; etc.. No se trata en primer lugar de una imitacin puramente externa, formal, mimtica, sino de llegar a configurarse internamente con Jess, hasta hacerse una sola cosa con l: Romanos 6,5, y ms ampliamente Romanos 6,1-11. Esta temtica sita la VR en la gran perspectiva de la vivencia bautismal. Desde este ngulo cobran una fuerza nueva todos los textos evanglicos en los cuales Jess llama a seguirlo. Por ejemplo: Lucas 9,23; Marcos 10,41-45; Juan 13,15; Mateo 11,28-30; 26,39-44. Es importante leerlos no como textos exclusiva y estrictamente vocacionales, sino prestando particular atencin a ese amplio llamado que Jess dirige a todos los hombres a seguirlo. La vida religiosa no es para un selecto grupo de especialistas, sino un modo concreto, un ngulo particular de vivir la llamada universal a la santidad.

3. Consagracin a Dios, en seguimiento de Jess, en el seno de una comunidad fraterna, pobre, orante y misionera. Las dos perspectivas recin sealadas constituyen los ejes medulares de lo que ha sido y sigue siendo la VR en toda su amplitud histrica y eclesial. En AL, en los ltimos 25 aos, tengo la impresin de que se est gestando un modelo nuevo de VR, diverso al de otras pocas y al de otros continentes, que se acerca a la Palabra de Dios desde una sensibilidad propia y desde una experiencia eclesial renovada, buscando fundarse en otros elementos. Es decir, aucomprendindose a partir de otros pasajes bblicos. Se trata de un tipo de horizonte teolgico que de algn modo debe presuponer (o debe desarrollarse sobre el teln de fondo) de las dos grandes motivaciones anteriormente sealadas. En caso contrario se puede distorsionar fcilmente. Esta sensibilidad de los religiosos latinoamericanos acenta cuatro aspectos, que indico de manera muy sumaria y esquemtica; cada uno puede enriquecerlos desde su propia experiencia, aduciendo los respectivos pasajes bblicos para cada uno de ellos: a. La comunidad religiosa vivida como experiencia de fraternidad en la cual es posible compartir toda la vida. Comunidad que se apoya en motivaciones de fe, y no de simple camaradera, o de utilidad en vistas de un trabajo apostlico. Se privilegia de este modo la comunidad de Jess con sus discpulos y las primeras comunidades cristianas de Jerusaln. Comunidades en las cuales se comparta desde la misin de anunciar el evangelio hasta los recursos econmicos. Comunidad que no se queda encerrada en si misma, sino que es capaz de abrirse solidariamente a quienes la rodean. Esta es una sensibilidad particular que permite leer todo el NT desde un enfoque novedoso.

b. La pobreza de Jess, que no tena donde reclinar la cabeza y que hoy se nos hace presente en los pobres colora intensamente toda la vida religiosa de AL. En mi experiencia es habitual escuchar decir a los jvenes que se acercan a la VR que lo hacen impulsados por un real deseo de pobreza efectiva y de solidaridad con los pobres. Esta intencin vocacional responde a una profunda lectura de la Biblia hecha desde nuestro contexto actual. En AL se est aprendiendo a descubrir la hondura y concreta realidad de la pobreza de Jess, de Mara, de Pablo, de Pedro, de los Anawim (los pobres de Yahveh), de los profetas, de Moiss, de Abraham. La percepcin de las implicancias religiosas que tienen los problemas sociales, es un ngulo novedoso, a partir del cual la VR latinoamericana est comenzando a leer la Biblia en orden a buscar entender mejor su propia identidad y misin.

c. La dimensin de oracin se encuentra en pleno redescubrimiento entre nosotros. Particularmente desde el ngulo de buscar una fuerte experiencia de Dios que ponga su sello a toda la vida. En AL se est descubriendo un modo nuevo de orar, a pesar de todas la inmadureces que an subsisten en cada religioso concreto. Una oracin cercana a vida, de raz bblica, buscadora de la voluntad de Dios. Sobre esta oracin la Biblia tiene mucho que decirnos, nos ayuda a encontrarnos con los grandes orantes del Pueblo de Dios. No se trata, por tanto, de aprender mtodos de oracin, sino de entrar en sintona profunda con estos maestros de oracin que aparecen tanto en el AT como en el NT. Entre ellos destacan Mara, Pablo y Abraham.

d. Hoy da nadie pone en duda que la VR posee intrnsecamente una dimensin misionera. Dimensin que se vive de modos diversos segn el carisma de cada instituto y de cada persona. En general, la VR desde AL contempla con mucha atencin el modo de ser misioneros de los grandes personajes bblicos. Sensibiliza su mirada frente a un Juan Bautista o un Pablo, para aludir slo a dos ejemplos privilegiados del NT. Se sensibiliza frente a la actitud misionera de Jess y al cario profundo de Pablo por los suyos. Esta revalorizacin de la dimensin misionera va ligada a una renovada acentuacin de las dimensiones proftica y martirial que son propias del misionero.

La nueva experiencia de VR que est naciendo en AL an debe explicitar ms plenamente sus profundas races bblicas. Necesitamos ir aprendiendo a leer el texto bblico con ojos nuevos, para que de la confrontacin con la Palabra de Dios vaya saliendo a luz una mayor claridad sobre nuestra propia identidad espiritual profunda.

II. La Vida Religiosa como seguimiento de Jess

La renovacin de la VR ha acentuado fuertemente la comprensin de s misma a partir del seguimiento de Jess, lo que los antiguos llamaban la sequela Christi. Se ha cultivado una mirada contemplativa y cariosa de la persona de Jess que se detiene en sus palabras, pero sobre todo en sus gestos y acciones para intentar encontrar a travs de ellos el corazn de Jess; la motivacin profunda que lo impulsa a actuar de ese modo. A mi entender, si existe algo realmente valioso en el proceso de renovacin de la teologa de la VR actualmente en curso, se trata de este afn de buscar entender todos los elementos especficos de la VR a la luz del misterio de Cristo. Una buena comprensin de la VR supone de manera imprescindible una buena cristologa; es decir, una mirada de Jess que realmente de cuenta en toda su hondura de la multiplicidad de facetas presentes en su ministerio, particularmente del lazo de amorconfianza que lo liga al Padre y del impulso que le lleva a entregar por amor su vida para la salvacin de la humanidad entera. Como expresa con fuerza el papa Juan Pablo: Verdaderamente la vida consagrada es memoria viviente del modo de existir y de actuar de Jess como Verbo encarnado ante el Padre y ante los hermanos. Es tradicin viviente de la vida y del mensaje del Salvador.([footnoteRef:19]) [19: () Juan Pablo II Exhortacin apostlica postsinodal sobre la vida consagrada y su misin, Vita consecrata n 22.]

1. Jess, nico fundamento vlido para la Vida Religiosa. No es este el lugar adecuado para presentar en detalle una cristologa bblica; es necesario darla por bien conocida. Se trata ms bien de buscar presentar de modo adecuado el vnculo de la persona de Jess con la experiencia central del ser religiosos([footnoteRef:20]). Para plantear adecuadamente este aspecto, citar ampliamente un autorizado texto del P. Severino Ma Alonso: [20: () Pueden ser de ayuda para esta temtica muchas obras; entre ellas destaco algunas de amplia difusin, fcil acceso e interesantes en este contexto: Jos Comblin Jess de Nazaret. Santander: Sal Terrae 1977; Gerd Theissen La sombra del galileo. Salamanca: Sgueme 1990; Carlos Mesters Jess de los evangelios para seguirlo hoy. Santiago: Ediciones Mundo 1997 (traduccin de Com Jesus na contramo); Segundo Galilea El seguimiento de Jess. Santiago: Paulinas 1990 (con innumerables reediciones).]

Centrar teolgicamente la vida religiosa es centrarla cristolgicamente. Slo en Cristo y desde l tiene pleno sentido. El modo histrico de vida y de existencia humana que Cristo adopt al venir a este mundo constituye el fundamento ltimo y la definitiva justificacin de la llamada vida religiosa. La virginidad, la obediencia, y la pobreza, que vividas en comunidad son la urdimbre misma de este gnero de vida, son precisamente las tres dimensiones ms esenciales del vivir humano de Cristo. De hecho, Cristo vivi as: en virginidad, es decir, en amor total e inmediato al Padre y a los hombres todos, renunciando a toda mediacin, a todo exclusivismo y a toda polarizacin; en obediencia, es decir, en total sumisin filial al querer del Padre manifestado a travs de mltiples mediaciones humanas; en pobreza, es decir, en absoluta confianza en el Padre, apoyndose exclusivamente en l, en disponibilidad total de lo que era y de lo que tena para los dems en insobornable libertad interior y exterior frente a todos los bienes de este mundo.

La vida de Cristo es la gran palabra que Cristo pronuncia. La palabra ms clara y la ms decisiva de todas. La nica palabra verdaderamente incontrovertida e incontrovertible. Las dems palabras de Cristo hay que interpretarlas a la luz de esta primera y original palabra que es su propia vida. sta es la roca viva en que se cimenta la vida religiosa.

El Concilio ha enseado abiertamente que los llamados consejos evanglicos y el hecho mismo de aspirar a la vivencia del amor perfecto por medio de ellos son un don divino que la Iglesia recibi de su Seor y que se fundan en las palabras y ejemplos de Cristo y traen su origen de su vida y de su doctrina (cf. Lumen Gentium 43; Perfectae Caritatis 1). Esto significa afirmar definitivamente el origen y fundamento cristolgico de la vida religiosa.

Jesucristo es, pues, el punto obligado y decisivo de referencia para entender, en su verdadera significacin y en su ltimo sentido, la vida consagrada y cada uno de los elementos que la integran. La vida de Cristo es la clave de interpretacin y el paradigma supremo de la vida religiosa en todas sus formas. La virginidad, la obediencia y la pobreza desvinculadas de la Persona de Jesucristo en su modo histrico de vivir, pierden todo su valor evanglico y quedan reducidas a simples medios ascticos impersonales y neutros y, en consecuencia, privadas de su mejor sentido. Los llamados consejos evanglicos slo pueden entenderse como actitudes bsicas interiores y exteriores a la vez , es decir, como actitudes totales vividas por Cristo de cara al Padre, a los hombres y a todas la cosas. Constituyen su estilo propio y original de vivir como hombre en este mundo. Son la realizacin y expresin sensible de su entera dedicacin a la vida del Reino, prefiguracin y vivencia anticipada de la completa donacin de su vida como sacrificio por la redencin del mundo.

Lo ms originario en la vida religiosa no es su condicin de signo o de testimonio, sino el hecho de ser seguimiento de Cristo, o sea, configuracin real con l y reproduccin en la Iglesia de su mismo estilo de vida. El valor significativo y testimoniante es tambin esencial a la vida religiosa; pero como lgica consecuencia de ser, antes que nada, seguimiento evanglico de Cristo.

Todos los intentos de explicar o de justificar la vida religiosa desde el servicio social que presta o desde su condicin de signo, de testimonio o de anuncio del Reino futuro son, por lo menos, insuficientes. Sin embargo, el hecho histrico de que Cristo, al venir a este mundo, haya vivido en virginidad, en obediencia y en pobreza, como expresin de total donacin de s mismo al Padre y a los hombres y como el modo de vida ms adecuado a su misin de instaurar el Reino y de hacerlo presente ya ahora en la tierra, es garanta suficiente para vivir as y justificacin total de este gnero de vida.([footnoteRef:21]) [21: () Severino Mara Alonso La vida consagrada. Sntesis teolgica. Madrid: Publicaciones Claretianas 1992, pp.89-91]

Estas temticas estn bien planteadas en el n 14 de Vita consecrata, que nos puede servir de resumen:

El fundamento evanglico de la vida consagrada se debe buscar en la especial relacin que Jess, en su vida terrena, estableci con algunos de sus discpulos, invitndoles no slo a acoger el Reino de Dios en la propia vida, sino a poner la propia existencia al servicio de esta causa, dejando todo e imitando de cerca su forma de vida.Tal existencia cristiforme, propuesta a tantos bautizados a lo largo de la historia, es posible slo desde una especial vocacin y gracias a un don peculiar del Espritu. En efecto, en ella la consagracin bautismal los lleva a una respuesta radical en seguimiento de Cristo mediante la adopcin de los consejos evanglicos, el primero y esencial entre ellos es el vnculo sagrado de la castidad por el Reino de los Cielos. Este especial seguimiento de Cristo, en cuyo origen est siempre la iniciativa del Padre,tiene pues una connotacin esencialmente cristolgica y pneumtolgica, manifestando as de modo particularmente vivo el carcter trinitario de la vida crsitiana, de la que anticipa de alguna manera la realizacin escatolgica a la que tiende toda la Iglesia.

2. Qu significa seguir a Jess? Despus de haber efectuado este planteamiento ms global, entremos ahora a presentar de manera ms descriptiva las implicancias concretas que acarrea para el religioso el seguimiento de Jess.

Ante todo, significa reconocerse llamado por l, de manera gratuita y para una tarea que transciende con mucho nuestras propias capacidades personales. El seguimiento de Jess no es el resultado de una decisin personal, sino la respuesta a una palabra primera y fundamental de Jess, que nos invita a estar con l y seguir sus huellas. Este aspecto nos sita ante lo ms genuino del tema de la vocacin al seguimiento de Jess, con sus implicancias de generosidad y libertad para responder a su llamada. Seguir a Jess es, en lo ms bsico, descentrarse de uno mismo para ponerse permanentemente a la escucha de lo que l quiera decirnos.

El llamado a seguir a Jess es para vivir con l, constituyendo una suerte de comunidad con los otros llamados. El llamado es para experimentar la intimidad de estar con Jess, pero en esa intimidad va indisociablemente unida la experiencia de encuentro fraterno con las dems personas que el mismo Seor tambin ha llamado a seguirlo. Se trata de una experiencia de comunidad que tiene en su centro al Seor.

Seguir a Jess es vivir como l; es decir, entrar en un camino de progresiva configuracin con su persona. El discpulo es el que conviviendo da a da con Jess va adentrndose en los misterios de corazn, palpando ms de cerca sus sentimientos profundos y las ntimas motivaciones que lo orientan en su actuar. Este empeo por configurarse interiormente con Cristo es lo que, en otro lenguaje puede expresarse como consagracin a l.

Seguir a Jess es compartir su misin. El Seor llama a sus discpulos para que estn con l y para enviarlos a predicar con poder de expulsar demonios (cf. Marcos 3,14-15). Compartir la vida de Jess es compartir su sello profundo de una vida de enviado para proclamar la cercana del reinado de Dios. Y, lo mismo que para Jess, la misin no es un conjunto de actividades que se delimita en un espacio temporal bien preciso, sino que se trata de la totalidad de la propia vida que, en cuanto marcada por la total fidelidad al Padre, se hace transparencia del Reino.

En un nivel ms experiencial podemos resumir las principales actitudes que el seguimiento de Jess exige al discpulo en las siguientes:

1. Seguir a Jess es ser perpetuamente discpulo, sin pretender erigirse en maestro. Exige como actitud espiritual una docilidad interior permanente al nico maestro. Es decir, no buscarse otros maestros ms fciles o adecuados al propio momento personal, ni tampoco establecerse uno mismo como maestro. Los textos que nos hablan del ser como nios (Marcos 10,13-16 Mateo 19,13-15 Lucas 18,15-17; Marcos 9,33-37 Mateo 18,1-5 Lucas 9,46-48) y especialmente la invitacin a no dejarnos llamar nunca maestros, sino reconocer siempre el seoro de Dios (Mateo 23,8-10) nos sitan de lleno en esta temtica.

2. Seguir a Jess es estar dispuesto a todo por l. Se trata de una actitud interior y exterior de disponibilidad total, de estar dispuestos a perderlo todo por causa de Jess y de su evangelio. Son bien conocidas las invitaciones a dejarlo todo por el reinado de Dios (Marcos 10,28-31 Mateo 19,27-29 Lucas 18,28-30), que aparecen bien cumplidas por los discpulos cuando acogen la primera llamada de Jess (Marcos 1,16-20 Mateo 4,18-22 Lucas 5,1-11) y por Lev (Lucas 5,28); cuando se encamina a Jerusaln Jess reitera estas exigencias en una especie de segunda llamada (Lucas 9,23-26); el conocido texto de Pablo que nos habla de su experiencia personal es igualmente bien conocido (Filipenses 3,8).

3. Seguir a Jess es fiarse de l, sin otra garanta que su palabra. El discpulo sigue a Jess fascinado por lo que ve en el Maestro, sin solicitar garantas o recompensas de ninguna especie. Se trata de una feconfianza total. Este es uno de los rasgos en los cuales Jess muestra con mayor claridad su seoro, al exigir del discpulo la actitud de confianza total, sin haber visto. La Iglesia de los primeros aos reflexion ampliamente sobre el tema (Juan 20,29; 1 Pedro 1,8-9).

4. Seguir a Jess implica renunciar a toda seguridad fuera de l. Se pide del discpulo una actitud de confianza plena en Dios, que le haga posible ponerse plenamente en sus manos, sin que nada vaya a oscurecer esta disponibilidad. En este contexto, resultan iluminadores los pasajes evanglicos que invitan a la confianza en Dios, especialmente el conocido pasaje de Mateo 6,25-34 ( Lucas 12,22-31).

5. Seguir a Jess implica una decisin personal que compromete toda la vida. Resulta indispensable una actitud interior de querer comprometer la vida de manera explcita y exigente en el camino del Seor. Por lo mismo no es raro que se pueda presentar vacilaciones (cf. Juan 6,60-71), ya que no se trata de un proceso que fluya naturalmente, sin ningn contratiempo o exigencia de compromiso personal. La exigencia de una decisin responsable y vitalmente comprometida de seguimiento del Seor est muy bien expresada en el imaginativo texto de Lucas 14,28-33.

6. Seguir a Jess, en lo ms profundo, implica un hondo anhelo interior de asemejarse a l, de configurarse personalmente con l. Este proceso de crecer hasta ir al encuentro con Cristo encuentra su ms clsica expresin en Efesios 4,15-16 y en la invitacin de Pablo en Filipenses 2,5.

3. Nuestra formulacin congregacionista. Este tema est muy presente en nuestra experiencia SS.CC. Los primeros nmeros de la Regla de Vida lo expresan de manera muy clara. El Captulo Preliminar de nuestras Constituciones, ocupando un lenguaje de dos siglos atrs, nos invita a imitar las cuatro edades de Jess; es decir, su vida entera. En nuestras actuales Constituciones este tema se encuentra claramente tratado en el primer nmero del captulo sobre nuestra consagracin de religiosos.

Constituciones Hermanos de los SS.CC.11. El Espritu Santo nos ha conducido a cada uno por diversos caminos a entrar en la Congregacin para seguir en ella a Jess. A ello nos comprometemos al abrazar por amor a l su misma forma de vida mediante la profesin religiosa. As quedamos libres para estar con Jess y disponibles para ser enviados por l a la misin del Reino de Dios (cf. Perfectae caritatis 2.a.e; Lumen gentium 44,3; cfr. Mc 3,14)..Constituciones Hermanas de los SS.CC.11. La consagracin religiosa tiene su raz en el Bautismo, y la expresa de manera ms plena. Por ella respondemos a la llamada gratuita de Dios y nos comprometemos a seguir a Cristo con radicalidad optando por una vida conforme a la suya.

III. Anexos

A modo de Anexos entrego de modo textual dos cartas del P. Pablo Fontaine dirigidas a los novicios sobre el punto abordado en esta unidad. Ellas tienen la capacidad de mostrarnos una sntesis personal del tema.

La Vida ReligiosaCarta a los noviciosJunio 1986

Queridos hermanos:

Hace poco estudibamos la Eucarista y decamos que era Sacramento de Redencin en cuanto significa y contiene el Misterio de Cristo. Algo semejante puede decirse de la Vida Religiosa. Slo que en este caso se trata, no de algn momento de la vida cristiana, sino de una forma estable de vida.Quiero exponerles cmo la Vida religiosa viene a ser un Sacramento del Reino, es decir, cmo lo significa y contiene. Para esto cito largamente el artculo de Ronaldo en La vida religiosa, aspectos doctrinales([footnoteRef:22]): [22: () Se refiere a: Ronaldo Muoz Los religiosos en la Iglesia y para el mundo. Para una teologa renovada de la vida religiosa en Confederacin Latinoamericana de Religiosos (CLAR) La vida religiosa. Aspectos doctrinales. Bogot: Secretariado General de la CLAR 1969 (Coleccin CLAR n 2) pp.25-37.]

En el Pueblo de Dios, as como los ministros se caracterizan por las funciones sacerdotales y los laicos por la animacin de lo temporal, los religiosos se caracterizan por la encarnacin especialmente significativa que realizan en su vida de esa consagracin a Dios que constituye la realidad ltima del misterio de la Iglesia (cf. Concilio Vaticano II Lumen gentium n 39, donde se explica que todos los miembros de la Iglesia estn llamados a la santidad).La consagracin a Dios por la caridad, en comunin espiritual con el sacrificio pascual de Cristo constituye el fondo comn de la vida de todo cristiano ... Esa vida de caridad debe encarnarse en actividades que abarquen todas las dimensiones de la existencia del hombre.Dentro de esa variedad de expresiones humanas en que se encarna la caridad del pueblo de Dios, hay algunas que son especialmente significativas, que remiten con claridad inequvoca a ese misterio que constituye el corazn de la vida de la Iglesia, permitiendo al hombre incorporarse o renovarse en su adhesin personal a Cristo. Esas expresiones significativas seran, por ejemplo, la Eucarista, por un lado, y la Vida Religiosa, por otro.

El cristiano necesita de esos momentos de la Eucarista para renovarse conscientemente en su comunin en el amor de Cristo que anima y da sentido a toda su existencia. As como esos momentos de Eucarista no son de suyo mejores que los dems momentos de su vida, por ejemplo, en los que el cristiano come, descansa o trabaja, as tambin la forma de vida de los religiosos no es de suyo mejor o de valor cristiano superior comparada con la de los dems cristianos, pero podemos decir que el Pueblo de Dios necesita ver y palpar el estilo concreto de vida de estos grupos de hermanos llamados por Cristo a reproducir en forma ms literal su propio gnero de vida sobre la tierra, revelando la presencia del Reino entre los hombres.Jess, durante su ministerio terrestre, no slo ofreci al pueblo la palabra de su mensaje y los gestos de su eficacia salvadora, sino que con su propia vida y con el grupo de los discpulos en torno suyo, mostr la encarnacin significativa del Reino que anunciaba su palabra.La finalidad de la Comunidad que forman los discpulos en torno a Jess no est primariamente en la salvacin personal de sus miembros si slo en la cooperacin activa en su ministerio, sino tambin en este servir al pueblo de modelo objetivo y concreto del seguimiento de Jess ... Es la funcin de creer ostensiblemente en Jess, de vivir en estado permanente de confesin de fe en su Evangelio.As tambin la Iglesia, continuadora de la misin de Jess, ofrece modelos concretos de la existencia segn la Palabra. Aqu est la funcin de las comunidades religiosas en la Iglesia y para el mundo: en ellas se encarna sensible y establemente la caridad fraterna de un grupo de cristianos que profesan la pobreza, el celibato y la obediencia.Los religiosos procuran el seguimiento de Jess, entrando en su gnero de vida con sus discpulos, creando as un sacramento del Reino, esto es, una comunidad que manifiesta concreta y diariamente la fraternidad del Reino.Es lo que se ha llamado tradicionalmente la apostlica vivendi forma, el modo de vida de los apstoles, modelo normativo para toda la Vida Religiosa.La Vida Religiosa reproduce estos elementos que caracterizaron la vida del grupo de Jess, algunos de los cuales pasaron tambin a distinguir la vida de la comunidad primitiva (Hechos 2,42-47; 4,32-37): comunidad de bienes, celibato por el Reino, Eucarista, anuncio de la Buena Nueva, Comunin fraterna. Equivalen a lo que hoy llamamos en la vida religiosa: