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El Sincretismo Cultural El origen de nuestras mas profundas tradiciones, en alguna medida, no provienen de nuestra cultura tal como es, sino de una serie de cambios, ya sea a través del tiempo, o por agentes externos, que modifican nuestras costumbres, en un proceso de Sincretismo Cultural.
El Sincretismo cultural es la unión de dos culturas completamente diferentes, es decir, un sistema filosófico que trata de conciliar doctrinas diferentes, como los españoles y nuestros indígenas.
El MestizajeEs el encuentro biológico y cultural de etnias diferentes, en el que éstas se mezclan,dando origen a nuevas razas. Se utiliza con frecuencia este término para describir el procesohistórico sucedido en Iberoamérica que la llevó a su estado racial y cultural actual. Sin embargo, puede también referirse a otros pueblos que hayan atravesado un proceso de encuentro entre varias etnias, en lugares como Filipinas, Sudáfrica o Estados Unidos.
En la historia de las naciones modernas, el mestizaje fue atravesado por numerosos factores,como el clima, las particularidades culturales de cada comunidad, u otros aspectos que provocaron que en diferentes regiones dentro de un mismo país, el mestizaje haya sucedido en diferentes rítmos y grados de profundidad. El ejemplo latinoamericano es notable, puesto que ejemplifica una mezcla étnica expandida por gran parte del territorio. Este proceso ha sido definido como uno de transculturación, que ha definido la identidad latinoamericana.
El proceso de mestizaje en América Latina se originó con la llegada de los europeos al continente y subsecuentemente de los esclavos africanos que vinieron con ellos. En este encuentro de culturas surgieron varios tipos de mestizos:
Mestizos: mezcla de indígena y europeo. Morisco: mezcla de mulata y europeo. Cholo: hijo de mestizo e indígena. Mulatos: mezcla de africano y europeo. Zambo: mezcla de africano con indígena. Castizo: mezcla de mestizo con europeo. Criollo: españoles nacidos en los territorios Americanos.
El mestizaje ha sido uno de los temas fundamentales en los continentes americanos pero especialmente en América Latina. Esta característica de fusiones culturales, ha sido acogida enlas últimas dos décadas para explicar el fenómeno de la pluralidad en Iberoamérica. Así mismo,esta misma ideología le ha dado fuerza a la teoría de que detrás de la percepción de la sociedad como producto del mestizaje existe un fenómeno enmascarado de racismo y exclusión.Este último punto se refleja en el hecho que estudios recientes tienden a llamar la atención sobre la necesidad de reformar el derecho para poder hacer frente a una realidad antes inexistente o ignorada: la pluralidad de la sociedad.
La escuela cusqueñaLa pintura de los siglos XVII y XVIII en el Cusco, adquieren la categoría de
Escuela, por las múltiples características formales e iconográficas, por su
amplia difusión territorial, y, por una continuidad en materia técnica y estética
de los talleres cusqueños, tanto de personalidades identificados como de
autores anónimos. En ella, se desarrollaron los más reelevantes resultados
de la convergencia de tradiciones occidentales y locales indígenas. Los
estudios en esta materia por connotados investigadores peruanos y
extranjeros, han dado luz a aspectos muy reveladores de esta importantísima
parcela del arte peruano colonial.
Antecedentes
La pintura cusqueña de los siglos XVII y XVIII tiene antecedentes en las
obras de Bernardo Bitti, cuyo sello pictórico se mantendrá tanto en pintores
de renombre como en los anónimos. El manierismo del pintor jesuita queda
expresado en una obra de la Catedral del Cusco, "La virgen del pajarito".
Otro pintor, discípulo del manierismo de Angelino Medoro, es Luis de Riaño.
Éste, al igual que su maestro ofrecen los primeros rasgos naturalistas que
llevaran más adelante al estilo propio de la escuela cusqueña, el barroco.
Pintura cusqueña del siglo XVII
El terremoto de 1650 motivó en el Cusco una serie de reconstrucciones que
abrieron las puertas al barroco. El personaje que participó activamente en
estos cambios que se operaron y que a la postre iniciaría el surgimiento de la
escuela cusqueña fue el obispo Manuel de Mollinedo y Angulo. Su
mecenazgo artístico y cutural ha sido llamado también como la “era
Mollinedo”, relacionado con el esplendor artístico en los Andes (Wuffarden,
2004)
El comienzo de la escuela cusqueña tiene a dos personalidades indígenas.
Diego Quispe Tito y Basilio de Santa Cruz Pumacallao. Diego Quispe Tito
(1611-1681) se inicia como pintor antes del terremoto de 1650. Una de sus
primeras obras es la "Visión de la Cruz" (1631) (Fig. 1). Una composición en
que lo celestial y lo terrenal se incorporan a una misma realidad, sin que esto
implique el racionalismo propio de la perspectiva espacial unitaria de origen
occidental. Posee, además, cuatro grandes series: "La infancia y pasión de
Cristo", "La vida de San Juan Bautista", "El Martirio de San Sebastián" y "Los
Doctores de la Iglesia". Una de sus pinturas más significativas es el "Retorno
de Egipto" (1680) en el Museo Nacional de Historia del Cusco (Fig. 2),
basado en un grabado con la composición de Pedro Pablo Rubens (Fig. 3).
La reinterpretación del mismo tema que realiza nuestro autor, con una
atmósfera idílica y la incorporación de un espíritu de cotidianidad, implican el
fervoroso ambiente popular y religioso de la sociedad cusqueña. Finalmente,
tenemos como ejemplo final de este autor, El signo Acuario, con la escena de
la "Huida a Egipto" en la "Serie del Zodiaco" para la catedral cusqueña, más
intelectual y refinada propia de las clases cultas y eclesiásticas (Fig. 4).
Fig. 1
Fig. 2
Fig. 3
Fig. 4
La otra personalidad artística es Basilio de Santa Cruz Pumacallao. Tiene
varias obras, entre ellas una serie sobre la "Vida de San Francisco Asís".
Posee obras en la Catedral de claro espíritu barroco y siguiendo las ideas
contrarreformistas (Wuffarden, 2004) con "La imposición de la casulla a san
Idelfonso" y "El éxtasis de San Felipe Nieri". Otras obras son "La Virgen de
Belén" y "La Virgen de la Almudena". "La Virgen de Belén" (Fig. 5), es una
composición de diferentes pasajes de la trayectoria de la imagen desde su
llegada al virreinato hasta su arribo al Cusco. La virgen posee una
composición triangular, que es el eje de una división tripartita, a su lado,
como orante y donante, el Obispo Molliendo. Nuevamente somos testigos, de
una exaltación popular, una ambientación idílica, aunque, en este caso los
referentes son más concretos, indicativo de una toma de conciencia de la
población cusqueña y sus dirigentes, del surgimiento de un fenómeno
cultural y artístico novedoso y original.
Fig. 5
El conflicto gremial de 1688, entre los españoles frente a los indígenas por el
derecho de cargar el arco efímero, constituyó el inicio más creativo de la
escuela cusqueña. La importancia de los artistas nativos será cada vez
mayor. Tenemos ejemplos como Antonio Sinchi Roca, con la serie de
evangelistas y profetas sobre los pilares de la Catedral (Wuffarden, 2004).
Otro maestro indígena, de estas tendencias cada vez más autóctonas, fue
Francisco Chihuantito con una obra firmada: "La Virgen de Monserrat" (Fig.
6).
Fig. 6
Uno de los fenómenos más interesantes en el ambiente cusqueño es el
denominado Renacimiento Inca (Stastny, 1982), consecuencia, entre otros
factores, de la lectura de la obra "Los comentarios reales de los Incas" de
Garcilazo de la Vega y un espíritu nacionalista de reincorporación de
elementos incaicos (Rowe). Otros, prefieren ver en esto, las consecuencias
de una casta indígena colonial por el retorno a sus antiguos privilegios
sociales ( O'Phelan, 2005). En cualquier caso, estamos ante un mecanismo
ideológico de gran importancia artística a fines del siglo XVII y para casi todo
el siglo XVIII. Una de las obras más significativas en este contexto es "La
serie del Corpus Christi", obra probablemente de uno de los seguidores de
Basilio Santa Cruz que fue realizada para la parroquia de Santa Ana cerca de
1680 (Fig. 7). "Es una imagen ideal de la sociedad de su tiempo, un
ambicioso programa iconográfico que abarca retratos corporativos,
panorámicas urbanas, alegorías religiosas y argumentaciones políticas"
(Wuffarden, 2004). Puede ser interpretado como la sociedad cusqueña
plenamente incorporada a la cristiandad y como triunfo del proyecto religioso
de la corona española (Dean) o como la resistencia cultural de los indígenas
descendientes del Incanato (Stastny).
Fig. 7
El aporte iconográfico de los jesuitas nos ha llegado con los cuadros del
"Matrimonio de Martin García de Loyola con la ñusta Beatriz" (Fig. 8). Las
relaciones entre la orden religiosa y los curacas incas coloniales quedan
manifestadas en esta pintura. "La violenta historia de la conquista se ve
transformaba en una ceremonia nupcial entre vencedores y vencidos"
(Wuffarden, 2004). El mestizaje cultural, como idea socializadora, queda
formulada en una estética pictórica, que modelará el pensamiento visual de
nuestro pasado hasta nuestros dias.
Fig. 8
Otras manifestaciones artísticas a fines del siglo XVII
Al mismo tiempo que la pintura, se desarrollan otros géneros artísticos más
relacionados con el pasado prehispánico y cuyas técnicas y temáticas se
proponen un ideario más localista generada por el Renacimiento Inca, como
ejemplo tenemos: queros, tapices y piedras de huamanga).
Por otro lado, la escultura, con imágenes de vírgenes y santos y la
elaboración de púlpitos y retablos, adquieren una coherencia barroca, que
los programas eclésiasticos y la habilidad de los indígenas supieron
congeniar. En este sentido destaca la figura, algunas veces tradicional de
Juan Tomas Tayri Tupac, a quién se le atribuyen "La Virgen de la Almudena "
y la joya del tallado barroco cusqueño "El púlpito de la Iglesia de San Blas"
(Fig. 9).
Fig. 9
Pintura cusqueña del siglo XVIII
El siglo XVIII, de una riqueza artística pocas veces alcanzado en América
colonial, lleva las consecuencias del siglo anterior a una proliferación de
grandes talleres alcanzando su punto más alto de difusión territorial, llegando
a invadir las ciudades más importantes de América del Sur.Dos iconografías
aparecidas en el siglo anterior se difundirán durante el siglo XVIII: "Los
Arcángeles arcabuceros" y "La defensa de la eucaristía" (Figs. 10 y 11).
Demostrando por un lado, la seguridad formal de sus innovaciones
iconográficas, y por otro, la calidad técnica de su pintura cusqueña.
Fig. 10
Fig. 11
El primer artista cuya personalidad se conoce en el siglo XVIII, es Basilio
Pacheco. Este autor realizó los lienzos de la vida de San Agustín en el
claustro del Convento de San Agustín en Lima. La importancia de la escuela
cusqueña queda reflejada con este encargo desde la capital del Virreinato.
Además se hace un autorretrato y coloca la ciudad y la catedral del Cusco
como paraje principal en una de las series, que es una declaración de su
muevo status adquirido. Como ejemplo de este autor tenemos "La
Circunsición" (fig. 12) con el uso de una perspectiva de filiación renacentista.
Fig. 12
De este mismo contexto de producción artística destaca la figura de Marcos
Zapata. Son características de su estilo el uso de los colores rojo y azul, una
belleza de rostros gráciles y la presencia de querubines, como lo hace en sus
representaciones de la virgen. El cuadro de "La Visitación" (Fig. 13), es un
destacado ejemplo de este autor, la claridad ecenográfica, la variedad
tipológica de la escena, el movimiento de las personajes, la ligereza de las
túnicas y mantos, con una ambientación ya conocida y repetida desde del
siglo XVII. Algunos seguidores de autor son Cipriano Gutiérrez, Antonio Vilca
e Ignacio Chacón.
Fig. 13
Algunas otras iconografías que destacan en el siglo XVIII, en la vertiente
anónima pero deprogramas iconográficos clericales e intelectuales son "La
genealogía de los Incas" (Fig. 14) y principalmente, las destacadas pinturas
de carácter universitario, como "El jardín de San Antonio" (Fig. 15) que el
historiador del arte Francisco Stasnty ha denominado como una "guerra
iconográfica" en la cual los diferentes estratos sociales del Cusco
(españoles, criollos, mestizos e indígenas) pugnan con una sutileza
ideológica y de claridad de pensamiento sus aspiraciones sociales. Conflictos
que el arte cusqueño refleja en casi todas sus pinturas y que tendrá como
epilogo la revolución de Tupac Amaru II, que desencadenará la drástica pero
no completa desaparición de la escuela cusqueña.
Fig. 14
Fig. 15