monstruos

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Creo que nunca creí realmente en los monstruos, no recuerdo nunca haber mirado al armario de noche con miedo desde mi cama con el temor de que algo saliera de ahí. Siempre le he tenido miedo a cosas que considero más “reales” (lo cual será motivo de otra discusión), sin embargo, sí he llegado a darme cuenta que lo que para mí es real puede que para otra persona no lo sea, o al contrario puede que yo esté convencido de algo y que para ti ni siquiera exista, incluso, es posible que yo no exista; no existo para millones de personas de hecho; y esto no es un pensamiento depresivo que se me ocurre de repente, esto es cierto, no existo para la mayoría de personas que caminan por la calle cuando yo voy en el sentido contrario mirando al suelo, no existo para la oficinista al otro lado del mundo que a esta hora se levanta para ir a trabajar, y no existiré incluso en los pensamientos de personas que conocí pero que ya no me recuerdan; de la misma manera en la que a lo mejor para mi no existe la mayoría del mundo. Claro está que para ti que estas leyendo esto si existo, o bien porque me conoces o porque suena mi voz en tu cabeza, y no sé como me imagines, creo que eso es lo bueno del internet, poder conocer a personas y cosas que jamás te imaginarias poder conocer y ahí es cuando entra otra cosa muy buena como son las palabras, porque así puedes viajar hasta acá, junto a mí, y te puedo mostrar que está lloviendo, que no hay una sola estrella en el cielo, que desde mi habitación se ve la torre de control del aeropuerto, que ya todos duermen pero que sin embargo yo prefiero estar aquí, charlando contigo. Creo que nunca creí realmente en los monstruos, lo que pasa es que a medida de que pasa el tiempo me doy cuenta que sí hay seres malvados en este mundo pero que no tienen dientes de 30 centímetros o escamas por todo su cuerpo. Incluso ahora me doy cuenta que ser un monstruo no es un buen trabajo, de hecho, no debe ser bonito tener que vivir apretado en un armario, por lo menos no en el mio, si alguna vez vivió una pobre criatura ahí, creo que la pasó realmente mal, y, si por el contrario dormía bajo mi cama tampoco creo que la haya pasado bien, y es que los colombianos tenemos la extraña maña de meter las cosas que ya no usamos debajo de todo, incluyendo la cama, porque no importa que no la usemos en 20 años, no somos capaces de botar lo que ya no usamos o

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Cuento escrito por Amilcar Solano dirigido a niños en donde analiza la importancia de los temores y saber superarlos

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Page 1: Monstruos

Creo que nunca creí realmente en los monstruos, no recuerdo nunca haber mirado al armario de noche con miedo desde mi cama con el temor de que algo saliera de ahí. Siempre le he tenido miedo a cosas que considero más “reales” (lo cual será motivo de otra discusión), sin embargo, sí he llegado a darme cuenta que lo que para mí es real puede que para otra persona no lo sea, o al contrario puede que yo esté convencido de algo y que para ti ni siquiera exista, incluso, es posible que yo no exista; no existo para millones de personas de hecho; y esto no es un pensamiento depresivo que se me ocurre de repente, esto es cierto, no existo para la mayoría de personas que caminan por la calle cuando yo voy en el sentido contrario mirando al suelo, no existo para la oficinista al otro lado del mundo que a esta hora se levanta para ir a trabajar, y no existiré incluso en los pensamientos de personas que conocí pero que ya no me recuerdan; de la misma manera en la que a lo mejor para mi no existe la mayoría del mundo.

Claro está que para ti que estas leyendo esto si existo, o bien porque me conoces o porque suena mi voz en tu cabeza, y no sé como me imagines, creo que eso es lo bueno del internet, poder conocer a personas y cosas que jamás te imaginarias poder conocer y ahí es cuando entra otra cosa muy buena como son las palabras, porque así puedes viajar hasta acá, junto a mí, y te puedo mostrar que está lloviendo, que no hay una sola estrella en el cielo, que desde mi habitación se ve la torre de control del aeropuerto, que ya todos duermen pero que sin embargo yo prefiero estar aquí, charlando contigo.

Creo que nunca creí realmente en los monstruos, lo que pasa es que a medida de que pasa el tiempo me doy cuenta que sí hay seres malvados en este mundo pero que no tienen dientes de 30 centímetros o escamas por todo su cuerpo.

Incluso ahora me doy cuenta que ser un monstruo no es un buen trabajo, de hecho, no debe ser bonito tener que vivir apretado en un armario, por lo menos no en el mio, si alguna vez vivió una pobre criatura ahí, creo que la pasó realmente mal, y, si por el contrario dormía bajo mi cama tampoco creo que la haya pasado bien, y es que los colombianos tenemos la extraña maña de meter las cosas que ya no usamos debajo de todo, incluyendo la cama, porque no importa que no la usemos en 20 años, no somos capaces de botar lo que ya no usamos o regalarlo para que alguien le de una utilidad.

No poder salir cuando quieres, no poder ser como eres o que todo el mundo hable de ti pero que nadie se de la oportunidad de conocerte, eso es ser un monstruo ¿no?, tal vez hay más monstruos de los que creemos en este mundo, y tal vez nos estamos equivocando al utilizar el termino, no es de ellos (¿o de nosotros?) de quienes nos tenemos que cuidar, el Coco no te va a comer, no es cierto, nunca ha aparecido en las noticias “El Coco cobra una nueva víctima, padres alarmados queman el armario”, porque si hay seres capaces de hacer daño en este mundo somos nosotros, los civilizados, los superiores, los humanos.

Ahora entonces no me parece tan malo ser un monstruo, vives tranquilo sin gente falsa a tu al rededor, porque sabes que si alguien se te acerca es porque de verdad te quiere conocer y no porque crea las cosas que los demás dicen de ti, vas a tener amigos de verdad y te darás cuenta que no estás solo porque a lo mejor ellos también saben lo que es que la gente te vea y hulla, tienes un sentido del humor increíble que te permitirá reírte hasta de los peores sustos y siempre sabrás donde esta ese calcetín que nadie encuentra nunca.