mosaico chiapaneco andres fabregas

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  A NDRÉS F  ÁB RE GA S  PUI G Etnografía de las culturas indígenas EL MOSAICO CHIAPANECO

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Andres Fabregas

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    GEN

    AS Andrs FbregAs Puig

    Etnografa de las culturas indgenas

    EL MOSAICO CHIAPANECO

    L as nuevas generaciones de jvenes chiapanecos, indgenas

    y mestizos, han nacido en un medio social y tecnolgico bastante diferente al de sus padres. La diversidad religiosa se ha ensanchado a grado tal que el estado de Chiapas es el que mayor pluralidad de religiones presenta en el pas. Todo ello es parte del movimiento de la historia. Sin embargo, los pueblos indgenas continan presentando rasgos culturales que los diferencian, como su variedad idiomtica y sus formas de organizacin social y poltica. Forman parte de la colectividad chiapaneca tanto como de la colectividad mexicana. Representan una de las mayores riquezas de la nacin, pero en contraste, siguen enfrentando severos problemas de desnutricin, analfabetismo, salud y, en general, obstculos que la pobreza impone para alcanzar el bienestar. De ah que es necesario conocer y difundir sus aportes a la nacin. A ello quiere contribuir este libro, as como a despertar la sensibilidad hacia lo que representa la diversidad cultural chiapaneca en la conformacin de Mxico.

    Andrs Fbregas Puig

    El propio Andrs Fbregas Puig ha reconocido en diversasocasiones las influencias intelectuales de ngel Palerm, Guillermo Bonfil, Phil Weigand y Pedro Armillas. Fbregas Puig ha sido profesor de antropologa en instituciones nacionales y extranjeras. Ha participado en congresos y coloquios en Mxico, Estados Unidos, Europa y Amrica Latina. Ha publicado profusamente artculos tanto especializados como de difusin, ensayos, reseas y libros. Ha incursionado en la antropologa del deporte con un libro pionero, Lo sagrado del rebao (segunda edicin). Su publicacin ms reciente es Configuraciones regionales mexicanas, tomos I y II.

    Como investigador ha realizado con xito varios proyectos de investigacin desarrollados en el CIESAS, el Departamento de Antropologa de la UAM-Iztapalapa, el Colegio de Jalisco y la Universidad de Guadalajara. Es iniciador del estudio antropolgico de las sociedades rancheras del pas y de la Frontera Sur mexicana.

    Recibi la Mencin de Honor al Mrito Acadmico en el 54 Congreso Internacional de Americanistas (julio de 2012) en la ciudad de Viena, Austria. l

    A ndrs Fbregas Puig naci en la ciudad de Tuxtla Gutirrez, Chiapas, el 14 de febrero de 1945. Se gradu como Etnlogo con especialidad en Etnohistoria en la Escuela Nacional de Antropologa e Historia (ENAH) de la Ciudad de Mxico en 1969. Obtuvo el Doctorado en Antropologa Social en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropologa Social (CIESAS) en 1990, con estudios previos en en la Escuela de Graduados de la Universidad Iberoamericana y en el Departamento de Antropologa de la Universidad Estatal de Nueva York en Stony Brook. Fue miembro del grupo de antroplogos que fund el Departamento de Antropologa de la UAM-Iztapalapa en 1974. En 1985 fund el CIESAS del Sureste, en 1995 la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, y en 2005 la Universidad Intercultural de Chiapas, de la que fue Rector hasta el 30 de noviembre de 2011. En la actualidad es Investigador Titular del CIESAS-Sureste y coordinador acadmico del Seminario Permanente de Estudios de la Gran Chichimeca, del que es fundador.

    (a la siguiente solapa)

  • http://www.cdi.gob.mx

  • Comisin Nacional para el Desarrollode los Pueblos Indgenas

    Directorio

    Xavier Antonio Abreu SierraDirector General

    Janitzio Enrique Durn OrtegnTitular de la Unidad

    de Planeacin

    Mirna Yadira Aragn SnchezDirectora General de Planeacin

    y Consulta

    Ludka E. Krupskaia de Gortari KraussDirectora General de Evaluacin

    y Control

    Vctor Manuel Rojo LeyvaDirector Ejecutivode Investigacin

    Javier de Jess Zepeda ConstantinoDelegado Estatal en Chiapas

    Jos Espinosa SnchezJefe del Departamento de Investigacin

    y Promocin Cultural, CDI Chiapas

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  • EL MOSAICO CHIAPANECO

    Etnografa de las culturas indgenas

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  • Primera edicin, 2012

    D.R. 2012 Andrs Fbregas RuizD.R. 2012 Comisin Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indgenas

    Av. Mxico Coyoacn 343, colonia Xoco, delegacin Benito Jurez,C. P. 03330, Mxico, D.F.www.cdi.gob.mx

    ISBN 978-607-7811-22-0 / El mosaico chiapaneco. Etnografa de las culturas indgenas

    Fotos de portada y contraportada: Martn Barrios.Fotos de pginas interiores: Jos ngel Rodrguez, Martn Barrios y Carla Morales. Pginas 71 y 84: Comisin Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indgenas. Proyecto Continuidad y cambio en los pueblos indgenas. Estudio pueblos indgenas de la frontera sur. Fototeca Nacho Lpez.

    Queda prohibida la reproduccin, transmisin o almacenamiento en un sistema de recuperacin de cualquier parte de esta publicacin, en cualquier forma o por cual-quier medio, sea electrnico, mecnico, fotocopiado, grabado o de otro tipo, sin pre-via autorizacin.

    HECHO E IMPRESO EN MXICO

    CDI972.75F32m

    Fbregas Puig, AndrsEl mosaico chiapaneco [texto] : etnografa de las culturas indgenas / Andrs

    Fbregas Puig. -- Mxico : CDI, Delegacin Chiapas, 2012.157 p. : fots.Incluye bibliografaContenido: I. El estado de Chiapas en perspectiva histrica ; II. Los Altos de

    Chiapas ; III. Culturas en Frontera ; IV. El tapete cultural de la Selva ; V. La tra-dicin zoque - mixe.

    ISBN 978-607-7811-22-0

    1. PUEBLOS INDGENAS DE CHIAPAS - ETNOGRAFA 2. TZELTALES - ETNOGRA-FA 3. TZOTZILES - ETNOGRAFA 4. TOJOLABALES - ETNOGRAFA 5. CHUJES - ETNOGRAFA 6. JACALTECOS - ETNOGRAFA 7. MAMES - ETNOGRAFA 8. MOCHOS - ETNOGRAFA 9. LACANDONES - ETNOGRAFA 10. CHOLES - ETNO-GRAFA 11. ZOQUES - ETNOGRAFA 12. DIVERSIDAD CULTURAL - CHIAPAS I. t.

    Catalogacin en la fuente: GYVA

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  • EL MOSAICO CHIAPANECO

    Etnografa de las culturas indgenas

    AnDrs FbregAs Puig

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  • 1. Zoque 2. Chol 3. Tzeltal 4. Lacandn 5. Tzotzil 6. Tojolabal

    5

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    7. Chuj 8. Kanjobal 9. Jacalteco 10. Kakchikel 11. Mam 12. Moch

    Mapa de las lenguas indgenas de Chiapas

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  • ndice

    Agradecimientos .................................................................................................9

    Introduccin ........................................................................................... 11La irrupcin de los pueblos indios de Chiapas en los escenarios contemporneos ............................... 20

    i el estADo De chiAPAs

    en PersPectivA histricA

    Indicadores generales del estado de Chiapas .................................. 25Los smbolos culturales de la colectividad chiapaneca ................... 26Una excursin por el pasado de Chiapas .......................................... 34Mestiza es la palabra ........................................................................... 37

    iilos Altos De chiAPAs

    Los tzotziles .......................................................................................... 48Los tzeltales .......................................................................................... 54

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  • 8 EL MOSAICO CHIAPANECO

    iiiculturAs en FronterA

    Los tojolabales ...................................................................................... 63Los chuj ................................................................................................. 70Los jacaltecos ........................................................................................ 76Los mames ............................................................................................ 79Los moch ............................................................................................. 81

    IV el tAPete culturAl De lA selvA

    Los lacandones ..................................................................................... 89Los choles ............................................................................................ 98

    vlA trADicin zoque-mixe

    Los zoques .......................................................................................... 108

    ePlogo

    La diversidad cultural que posibilita la chiapanidad ...................... 129

    reFerenciAs

    Sugerencias bibliogrficas comentadas ........................................... 141Bibliografa citada ............................................................................... 145Bibliografa general ............................................................................ 153

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  • Agradecimientos

    Expreso mi agradecimiento a la Comisin Nacional para el Desa-rrollo de los Pueblos Indgenas y su Delegacin en el estado de Chiapas por su inters en la publicacin de este libro. En particular, al Delegado de la Comisin en Chiapas, ingeniero Javier de Jess Zepeda Constantino, por su inters y aliento. Asimismo, expreso mi agradecimiento al antroplogo Jos Espinosa Snchez que apoy y sigui de cerca el proceso de impresin de este libro. Al licenciado Jos Luis Ruiz Abreu, le agradezco sus siempre precisos comenta-rios sobre los procesos de edicin y el material grfico usado en este libro. Muchas gracias!

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    Introduccin

    En las dos dcadas finales del siglo XX y en lo que va del presente siglo, las culturas indgenas de Chiapas han cambiado en varios de sus rasgos sin perder sus perfiles propios. No ha sido slo en los aspectos demogrficos donde estos cambios se manifiestan, sino tambin en la religin, la organizacin social e incluso en la eco-noma. La migracin, tanto interna como externa, es otro de los factores de primera importancia para explicar la actual distribucin de las culturas indgenas chiapanecas, ubicadas en territorios donde se mezclan los habitantes histricos con los recin llegados, o bien en otras partes de la Repblica Mexicana, como Jalisco, o en Esta-dos Unidos de Norteamrica. Los movimientos migratorios de los indgenas chiapanecos han provocado cambios culturales que con-viven con los rasgos tradicionales o que han transportado fuera de las fronteras de Chiapas las caractersticas propias de las culturas locales. Las remesas enviadas desde Estados Unidos han provocado y facilitado cambios en el modo de vivir de miles de indgenas, en la arquitectura tradicional y la vestimenta. Asimismo, la mujer ha cobrado una mayor importancia al administrar las remesas y deci-dir el destino de los nuevos recursos. La economa de mercado es una realidad plena en la mayora de las comunidades indgenas de Chiapas, con resultados que han puesto en marcha procesos an poco conocidos por los cientficos sociales.

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    Desde otra perspectiva, esta expansin e integracin de la eco- noma de mercado es parte de la inclusin de Chiapas en la modernidad. Los pueblos indgenas forman parte del proceso y se incluyen en los contextos de la economa de mercado no slo por la va de las migraciones, sino a travs de los cultivos de exportacin como el caf o las actividades comerciales y empresariales como el transporte. Los pueblos indgenas de Chiapas que formaron parte de las primeras aplicaciones del indigenismo mexicano son una figura del pasado. Su cotidianidad actual transita por la modernidad en sus propios idiomas. Al respecto, en el siglo pasado, durante la se-gunda mitad de los aos setenta y la primera mitad de los ochenta, miles de refugiados polticos procedentes de Centroamrica, parti- cularmente de Guatemala, se asentaron en Chiapas. Sin embargo, con el paso del tiempo, comunidades lingsticas trasladadas por esos grupos de refugiados polticos han desaparecido del territorio chiapaneco, como es el caso del ixil y el kekch.

    Dado que en este libro hablamos de las culturas indgenas de Chiapas y de la etnografa, dedicamos un espacio para explicar cmo entendemos tales conceptos. En trminos antropolgicos, la cultura es el resultado de la capacidad humana para crear un mundo propio. As pues, todo producto humano es cultural. Un poe-ma forma parte de la cultura tanto como una estructura arquitec-tnica, un puente o una carretera. En 1871, el antroplogo ingls Edward Tylor propuso una definicin de cultura que, palabras ms o palabras menos, sigue siendo un punto de partida en la antropo-loga contempornea. Dicha definicin dice que la cultura es ese todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, la costumbre y cualesquiera otros hbitos y ca-pacidades adquiridas por el hombre como miembro de la sociedad (Tylor, 1871, 1958). Esta propuesta de Tylor coloc el anlisis cultu-ral en el camino correcto: la cultura es la herencia no biolgica de la humanidad, transmitida a travs de las relaciones sociales. Agre-guemos que una parte clave de la cultura es la capacidad humana de crear smbolos, dotarlos de significado y transmitirlos social-

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  • INTRODUCCIN 13

    mente. Los smbolos son componentes clave de cualquier cultura, indispensables no slo para la comunicacin intracultural, sino para el anlisis. En otras palabras, no es factible ningn anlisis de la cultura que no haga intervenir a los smbolos. Como bien escribi el antroplogo mexicano Roberto Varela, las unidades irreducibles de la cultura son los smbolos y los signos que, relacionados, for-man un conjunto sin llegar a establecer una estructura, porque son cambiantes, estn en movimiento constante al igual que la cultura como un todo.

    En el mbito de la vida pblica en Mxico ocurre con nota-ble frecuencia la confusin entre una actitud y lo que antropol-gicamente definimos como cultura. De alguna manera y en algn momento del siglo XX hacia la segunda mitad de la dcada de los ochenta se intensific en el pas el uso del trmino cultu-ra como adjetivo calificativo de actitudes colectivas e instrumento publicitario para animar a los ciudadanos a modificar o inaugurar un tipo concreto de comportamiento. As, ha surgido una retahla de culturas que confunden el uso del concepto y lo convierten en un trmino ms, bastante alejado de su sentido antropolgico. De esta manera, en Mxico tenemos cultura del agua, cultura de la basura, cultura del ocio, cultura cvica, cultura ecolgica, cultura de la evaluacin, cultura del respeto, y as en una lista interminable. Este uso del concepto de cultura lo relaciona de ma-nera mecnica con actitudes y conductas, lo que un antroplogo no acepta, sin dejar de reconocer que existe un tipo de relacin entre una cultura concreta y el comportamiento social. Dicha relacin no es mecnica y debe establecerse a travs del propio anlisis. La cultura, para la antropologa, es ese mundo propio que los seres humanos son capaces de crear, dotarlo de smbolos y significados y transmitirlo socialmente.

    La cultura se aprende, no se lleva en los genes. Aqu es en donde la capacidad de simbolizar adquiere su importancia. El apren-dizaje cultural depende de la capacidad de desarrollar smbolos, que slo poseen los seres humanos. Los animales aprenden una

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    conducta, pero no la simbolizan. La creacin de smbolos permite a la humanidad definir sus mundos, expresar sentimientos y hacer juicios, en una palabra, garantizar la continuidad de la cultura y tambin su posibilidad de transformacin. Los pueblos hacen suyos, a travs de la historia y la experiencia, a los conjuntos de smbolos y significados con los que definen su propia identidad y su mundo. Este sistema de smbolos y significados acaba por ser una gua del comportamiento y el filtro de las percepciones de un pueblo dado. Es en este aspecto que encontramos una relacin entre cultura y comportamiento que debe ser descubierta y explicada en cada caso. Si ello es as es porque los smbolos y los signos son transmisores de creencias, convicciones, conocimientos e informacin en general. Esos mismos signos y smbolos son agentes para connotar valores y juicios ticos, visiones de la vida, sentimientos sobre lo bueno y lo malo, lo que est bien y lo que es incorrecto. Ms an, los smbolos y los signos llegan a provocar sentimientos de frustracin, de odio o de admiracin. En fin, son canales para expresar esperanzas o depresiones.

    La cultura es una capacidad colectiva. Los pueblos aprenden su cultura en colectividad y as la transmiten. Las creaciones cultu-rales, los valores, la memoria, las formas de pensar, las actitudes y conductas, rebasan al individuo para establecerse como resulta-dos colectivos, que slo adquieren significado en colectividad, en la prctica que va forjando una experiencia comn. Ello no desdice la capacidad individual de vivir la cultura e incluso de alentar la actitud crtica. Por esta razn, para hablar del perfil cultural de una sociedad concreta, no es posible hacerlo sin referencia al mbito colectivo.

    Los smbolos son claves en cualquier cultura. Un smbolo es verbal o no verbal y representa una cosa con la que se establece una conexin arbitraria. Es decir, entre el smbolo y lo simboliza-do no existe una relacin obvia. Por ejemplo, el smbolo sonoro, venado, en castellano nos remite a ese animal. Pero ese mismo animal es conocido con otro smbolo en nhuatl: mazatl. No hay

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  • INTRODUCCIN 15

    pues conexin obvia entre los sonidos venado o mazatl y el animal respectivo. El lenguaje es simblico y caracteriza a la humanidad. Tambin existen smbolos que no son verbales o sonoros: las ban-deras son quiz el ejemplo ms extendido. Representan a la idea de pas y a una colectividad concreta de personas que as se recono-ce. La cruz es un smbolo del cristianismo. La representacin del sol naciente corresponde a Japn. En nuestra poca, los equipos deportivos suelen ser smbolos de identidades locales, regionales o nacionales, lo que en parte explica la creciente importancia del deporte en las sociedades contemporneas.

    La cultura regula las caractersticas biolgicas de los seres hu- manos. La necesidad de comer es universal, pero lo hacemos cul-turalmente, es decir, cada pueblo define qu comer, cundo y cmo: son procedimientos culturales. La manera en que la gente se congre- ga para comer, si se sienta o no ante una mesa, si lo hace con cubiertos o con la mano, en platos o en hojas, son cuestiones cul-turales, creaciones propias de un grupo humano en particular. El orden en que se toman los alimentos es cultural. En Mxico, por ejemplo, se consumen las sopas caldosas al principio de la comida, pero en Japn eso ocurre al final de la misma. El queso se consume en Francia cuando se ha finalizado la comida, a manera de postre, mientras que en Mxico el mismo producto sirve para abrir el apetito. En Espaa, el aperitivo es un vino blanco, una manza-nilla o un jerez, mientras que en Mxico lo es un trago fuerte como el tequila. En Espaa, el trago fuerte se toma al final de las comidas. En Mxico la comida se cierra tal como se abri: con un trago fuerte.

    Las culturas en concreto, las creaciones reales y vivas de los mundos propios en los que vive la gente, no son casuales, sino que conforman sistemas integrados con normas, reglas de conducta y principios de funcionamiento. Cada cultura en concreto est ca-racterizada por un conjunto de rasgos claves que no son esencias, sino elaboraciones histricas, cambiantes. La moda, por ejemplo, es una muestra de ello. Los mexicanos de hoy nos vestimos bastante

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    diferente a los mexicanos de finales del siglo XIX. Tambin la edad para casarse ha cambiado. En general, hacia mediados del siglo XX, a una mujer que a los 18 aos no estaba casada se le consideraba quedada. En la actualidad, la edad para casarse se ha incrementa-do, a la par de la irrupcin de la mujer en la estructura ocupacional y las actividades pblicas como la poltica. Ms an, el matrimonio legalmente constituido tiende a perder importancia en sociedades como la de Mxico o bien, se difunde la permisividad legal que per-mite los matrimonios entre parejas del mismo sexo. Todo ello incide en la cultura y motiva cambios y reformulaciones de los perfiles y contenidos culturales en una sociedad determinada.

    El individuo no es un prisionero inconsciente de la cultura a la que pertenece, sino que la usa en forma creativa. El pensamiento crtico es parte de la libertad individual para vivir la cultura de una u otra forma. Los mismos smbolos pueden cambiar de signi-ficado para uno u otro grupo dentro de la misma cultura. A diario, la gente viola o no obedece normas culturales. As que la cultura, creacin colectiva, est dinamizada por el individuo, el cual porta rasgos culturales. La persona y la colectividad estn vinculados por la cultura y la red de relaciones que la transmiten, en tanto que el individuo asimila los rasgos, los smbolos pblicos y sus significa-dos. A su vez, los significados, smbolos y rasgos pblicos se mo-difican por la accin de los propios individuos de una colectividad. El individuo y la colectividad mantienen una relacin dinmica, que modela y crea la cultura de manera cotidiana.

    La cultura es una capacidad humana universal. No existen pue-blos incultos. Podrn ser analfabetos, desinformados o incluso indiferentes a las creaciones propias del ser humano, pero la ca-pacidad de crear cultura es un rasgo humano no slo exclusivo, sino universal. La capacidad de crear cultura est basada en atri-butos humanos compartidos por todos los pueblos y sociedades del planeta: la capacidad de abstraer y crear smbolos, de aprender y transmitir lo aprendido, de crear lenguajes sonoros y no sonoros, de crear tecnologa, de organizar el mundo social y procesar la infor-

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  • INTRODUCCIN 17

    macin. En una palabra, los seres humanos poseen la capacidad de crear su propio mundo, con todo lo que esto conlleva, y llamamos cultura a los resultados de esa capacidad creativa.

    Al hablar de Chiapas desde el punto de vista antropolgico, nos referimos a la cultura en general y a las culturas en particular que modelan y singularizan a su sociedad. Los chiapanecos como colecti-vidad han creado y crean su propio mundo. Lo hacen en un contexto particular enmarcado por su pertenencia a un pas, Mxico, que a su vez est inmerso en un contexto mayor, el de Amrica Latina y el mundo occidental. La cultura de Chiapas est conformada por las culturas concretas de los conjuntos humanos que habitan y confor-man la entidad. Estos conjuntos humanos son diversos, diferentes entre s, tanto en sus historias particulares como en su cultura. Juntos, en una convergencia histrica, integran a Chiapas como una sociedad y una cultura incluidas en la rbita de Mxico y la cul-tura nacional. sta es el resultado de la convergencia de mltiples culturas que por s mismas reconocen la identidad mexicana como patrimonio comn, sin detrimento de las identidades particulares que son propias de las distintas culturas mexicanas. La identidad no es unvoca sino mltiple. Las identidades se sobreponen una a la otra, hasta llegar a lo que llamamos identidad nacional, que es la articuladora de los mundos culturales que en convivencia y en con-vergencia conforman a Mxico como pas, como una comunidad poltica respaldada en la pluralidad cultural.

    Los antroplogos se basan en la etnografa y el trabajo de cam-po para reunir los datos que les permiten estudiar, comprender y explicar a las culturas concretas. El concepto de etnografa remite a la descripcin detallada de una cultura concreta que se consigue a travs del trabajo de campo etnogrfico, que es la investiga-cin intensa y a largo plazo llevada a cabo en el contexto de un grupo humano. Ello quiere decir que el antroplogo, al observar una cultura concreta, participa con ella en la vida cotidiana, lo que le permite reunir los datos que a la postre le facilitarn la explica-cin. La etnografa prob ser un mtodo que se ajust a la obser-

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  • 18 EL MOSAICO CHIAPANECO

    vacin de sociedades con una uniformidad cultural evidente, con escalas de diferenciacin social en sus inicios. Pero los mtodos etnogrficos han probado su utilidad en las sociedades complejas de nuestra propia era, consolidando a la etnografa como el mtodo que otorga identidad a la antropologa como una disciplina de las ciencias sociales.

    El trabajo de campo es parte integral de los procedimientos et-nogrficos. El concepto de campo en este caso, en su uso antro-polgico, no se refiere a espacios geogrficos o a los mundos de la ruralidad. Los etngrafos usan la expresin trabajo de campo para referirse al mbito y la situacin que les servir de referen- te emprico en una investigacin. Estoy en el campo es una frase que para un antroplogo significa: estoy instalado en el mbito o la situacin que busco conocer. Con base en estas consideraciones, El mosaico chiapaneco. Etnografa de las culturas indgenas se tra-duce en una descripcin de las culturas de Chiapas que denomina-mos indgenas por ser las originarias, anteriores a la llegada de los castellanos. Es decir, el referente emprico de estas etnografas son los pueblos indgenas de Chiapas, sus formas de vivir y de pensar el mundo. Usamos la figura de un mosaico para connotar la diversidad que caracteriza a las culturas de Chiapas, tanto indgenas como mes-tizas. Uno de los rasgos ms notables de la complejidad cultural de Chiapas es la presencia de las familias lingsticas que existen desde los tiempos previos al establecimiento del rgimen colonial. Anotamos a continuacin las dos familias lingsticas en las que se agrupan los idiomas vernculos de Chiapas:

    FAmiliA mAyA(Lenguas habladas en Chiapas, Campeche, Quintana Roo,

    Yucatn, la Huasteca Potosina y Centroamrica)

    1. Huasteco; 2. Maya; 3. Lacandn; 4. Chol; 5. Chontal de Tabasco; 6. Tzeltal; 7. Tzotzil; 8. Qanjobal; 9. Acateco; 10. Jacalteco; 11. Qatook; 12. Chuj; 13. Tojolabal; 14. Qeqchi;

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  • INTRODUCCIN 19

    15. Kiche; 16. Kaqchikel; 17. Teko; 18. Mame; 19. Awaka-teko; 20. Ixil.

    FAmiliA zoque-mixe-PoPolucA(Lenguas habladas en Chiapas,Tabasco, Oaxaca y Veracruz)

    1. Mixe; 2. Sayulteko; 3. Oluteco; 4. Texistepequeo; 5. Aya-paneco; 6. Popoluca de la Sierra; y 7. Zoque.

    Fuente: Catlogo de lenguas indgenas nacionales, Instituto Nacional de las Len-guas Indgenas, Mxico: 2009.

    A esta variedad lingstica se une la diversidad cultural que hace de Chiapas uno de los estados del pas con mayor pluralidad, lo que por muchos aos ha provocado la presencia de los cientficos sociales, sobre todo de antroplogos interesados en conocer la di-nmica de las culturas chiapanecas. No es exagerado afirmar que el estado ha sido un territorio antropolgico y que la sociedad chiapaneca ha sido discutida, en sus perfiles socioculturales, en las aulas universitarias de Mxico y del extranjero. Ms an, desde los comienzos de la profesionalizacin de la antropologa en nues-tro pas, las culturas de Chiapas han estado presentes como tema de discusin y anlisis. A lo largo de su desarrollo, la antropologa en Mxico ha encontrado en los pueblos y culturas de Chiapas un continuo mbito para la investigacin y la creacin de conocimiento acerca de las culturas, en particular de las locales, pero tambin ha alimentado teoras de la cultura en general. Desde la perspec-tiva del conocimiento de las culturas chiapanecas, en los mbitos acadmicos antropolgicos se discutieron y discuten las teoras de la transculturacin, la aculturacin y la asimilacin, as como su crtica y propuestas alternativas que propugnan por la defensa de la pluralidad cultural y el establecimiento de relaciones interculturales en condiciones de equidad.

    En este libro se emplea un enfoque etnohistrico. La etnohis-

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  • 20 EL MOSAICO CHIAPANECO

    toria es una rama de la antropologa que ha surgido al aplicar los enfoques antropolgicos al estudio del pasado. Es el anlisis hist-rico de la cultura. Por ello, en este libro el lector encontrar ex-posiciones acerca de la historia de los pueblos etnografiados y los procesos de continuidad y discontinuidad cultural que han vivido y que viven en la actualidad.

    lA irruPcin De los Pueblos inDios De chiAPAs en los escenArios contemPorneos

    El primero de enero de 1994, un grupo armado autodenominado Ejr-cito Zapatista de Liberacin Nacional (EZLN) asalt cuatro ciudades chiapanecas, con lo que de inmediato llam la atencin del pas y del mundo. En textos anteriores a esa fecha, advert que la irrupcin de los pueblos indios sera uno de los procesos ms importantes en el nuevo siglo que vivimos. La insurreccin del EZLN ha ocasiona-do cambios y alteraciones no slo en la vida general de la sociedad chiapaneca, sino en la reconfiguracin de las comunidades indge-nas e incluso en la divisin administrativa municipal. Durante estos aos posteriores al levantamiento armado, en Mxico y en Chiapas contina la discusin acerca del destino de los pueblos indios y la importante cuestin de la relacin de estos con el Estado Nacional y el resto de la sociedad. Los pronunciamientos y demandas del EZLN han provocado respuestas importantes del Estado Nacional Mexica-no, como el establecimiento de las universidades interculturales o la fundacin del Instituto de Lenguas Indgenas (INALI), as como el reconocimiento de que todos los idiomas que se hablan en el pas son lenguas nacionales. Ello ha tenido y seguir teniendo reper-cusiones importantes en el mundo acadmico.

    Los pueblos indgenas vuelven a estar en el centro de las preo-cupaciones de la ciencia social, en particular de las disciplinas de la antropologa, incluyendo la lingstica. En Chiapas ha surgido una etnografa de los pueblos zapatistas que se une a los anlisis de las comunidades indgenas y de la situacin del campesinado

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  • INTRODUCCIN 21

    en general. Estos procesos profundizan la diversidad no slo entre las culturas mestizas y las indgenas, sino al interior de stas y aqullas. La variedad de la poblacin chiapaneca se ha acentuado al mismo tiempo que las ciudades han crecido en forma notable. La incidencia de las mujeres en la vida de la sociedad y en los esce-narios culturales es cada vez ms intensa. La cobertura de radio y televisin se ha extendido, as como el uso de los telfonos celula-res y las computadoras.

    Las nuevas generaciones de jvenes chiapanecos, indgenas y mestizos, han nacido en un medio social y tecnolgico bastante di-ferente al de sus padres. La diversidad religiosa se ha ensanchado a grado tal que el estado de Chiapas es el que mayor pluralidad de re-ligiones presenta en el pas. Todo ello es parte del movimiento de la historia. Sin embargo, los pueblos indgenas continan presentando rasgos culturales que los diferencian, como su variedad idiomtica y sus formas de organizacin social y poltica. Forman parte de la colectividad chiapaneca tanto como de la colectividad mexicana. Representan una de las mayores riquezas de la nacin, pero en contraste, siguen enfrentando severos problemas de desnutricin, analfabetismo, salud y, en general, obstculos que la pobreza impo-ne para alcanzar el bienestar. De ah que es necesario conocer y difundir sus aportes a la nacin. A ello quiere contribuir este libro, as como a despertar la sensibilidad hacia lo que representa la di-versidad cultural chiapaneca en la conformacin de Mxico.

    San Cristbal de Las Casas, Chiapas. 9 de abril de 2012.

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  • I El estado de Chiapas

    en perspectiva histrica

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  • Mestizo con cargo en el sistema de mayordomas comunitarias.

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  • EL ESTADO DE CHIAPAS EN PERSPECTIVA HISTRICA 25

    inDicADores generAles Del estADo De chiAPAs

    El estado de Chiapas se localiza entre los 14 y 32 y 17 59 de la-titud norte y los 90 15 de longitud oeste del Meridiano de Green-wich. De todos los estados federados que componen la Repblica Mexicana, ste es el ms meridional y en consecuencia el ms cer-cano al Ecuador.

    El territorio de Chiapas tiene una superficie de 75 mil 634.4 kilmetros cuadrados, lo que representa el 3.8 por ciento de la su-perficie total del pas. La divisin municipal abarca a 118 entidades, con igual nmero de ciudades cabeceras. El litoral que pertenece a la entidad se extiende a lo largo de 260 kilmetros, mientras que el mar patrimonial se extiende en 96 mil kilmetros cuadrados. La plataforma continental mide 11 mil 734 kilmetros cuadrados y el sistema lacustre cubre 87 mil hectreas.

    El estado de Chiapas colinda al oeste con el de Oaxaca, al noroes- te con el de Veracruz, al norte con el de Tabasco, al sur con el Ocano Pacfico, mientras que al oriente hace frontera internacional con la Repblica de Guatemala. Esta frontera mide 685.5 kilmetros de los mil 138 que corresponden a la Frontera Sur mexicana con Centroamrica. El censo del ao 2010 registra 4 millones de chiapa-necos, es decir, 4 por ciento del total de la poblacin mexicana. La

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    densidad de poblacin es de 50 habitantes por kilmetro cuadrado. De la poblacin total que habita en Chiapas, 49.5 por ciento son hombres y 50.5 por ciento son mujeres. La poblacin es ms bien joven, pues un 40 por ciento es menor a los 15 aos. El ndice de analfabetismo alcanza el 23 por ciento de la poblacin mayor de 15 aos, el ms alto del pas. De la poblacin total de chiapanecos, el 54 por ciento vive en el mundo rural, mientras que el 46 por ciento es poblacin urbana. Sin embargo, contina el fenmeno de la dis-persin de la poblacin, ya que existen 19 mil 455 localidades. De estas localidades, 19 mil 311 tienen menos de 2 mil 500 habitantes y slo 29 superan los 10 mil habitantes. Las ciudades principales de Chiapas son Tuxtla Gutirrez la capital del estado, Tapachula, San Cristbal de Las Casas la ms famosa a nivel nacional e in-ternacional, Comitn, Cintalapa, Arriaga, Huixtla, Tonal y Villa Flores.

    los smbolos culturAles De lA colectiviDAD chiAPAnecA

    El vocablo Chiapas es de origen nhuatl, segn el Vocabulario Castellano-Nhuatl, Nhuatl-Castellano, el cual explica: Cha, cier-ta semilla de que sacan aceite (1966: 317). Apan es un vocablo nhuatl que significa ro o depsito de agua. De modo que una po-sible traduccin de Chiapas sera ro de cha. Ntese el diptongo en cha, que hace incorrecto pronunciar Chapas. El Diccionario del nhuatl, coordinado por Carlos Montemayor, consigna: Cha. Planta herbcea perteneciente a la familia de las Labiadas (Salvia hispanica y S. privoides) que se distingue por sus flores azules y la pequeez de sus semillas, tiles en la produccin de aceite y en la preparacin de una bebida refrescante (2007: 39). El vocablo Chiapas tambin admite ser traducido como lugar de la Cha, si concedemos que el vocablo original es Chiapan, que se descompone en chia-pan. En esta segunda traduccin, cha es la semilla de la que an se hace agua fresca en Chiapas y pan es el locativo. En consecuencia, Chiapas se traducira como el lugar de la cha.

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  • EL ESTADO DE CHIAPAS EN PERSPECTIVA HISTRICA 27

    El escudo del estado de Chiapas fue originalmente otorgado por Carlos V a la ciudad de San Cristbal, al momento en que sta se llamaba Ciudad Real. Pero dicho escudo pas a simboli-zar a toda la entidad chiapaneca. Representa un campo de gules rojo, y presididos por la Corona de Espaa se encuentran dos leo-nes de oro rampantes, sobre dos paredes por las que atraviesa el ro Grijalva: representan al Can del Sumidero. Dicho can es un lugar central para la cultura de Chiapas. Ah ocurri una ba-talla entre espaoles y chiapanecos que gener la leyenda que simboliza el valor de estos ltimos, pues la tradicin oral afirma que los indgenas prefirieron un suicidio colectivo, despendose por los acantilados, antes de verse derrotados por los castellanos. Esta leyenda es muy apreciada en Chiapas, a tal grado que no es la verdad histrica lo que se discute, sino el hecho real de un enfrenta- miento que a la larga fue uno de los ms difciles para los espao-les en su empresa de conquista en el Nuevo Mundo. Las pruebas arqueolgicas y documentales existentes indican que, en efecto, existi una batalla de grandes proporciones justo a la entrada del ro al actual Can del Sumidero, misma que es descrita por el pro-pio Bernal Daz del Castillo en su relato de poca titulado Historia verdadera de la Conquista de la Nueva Espaa (1632). El mismo Hernn Corts tambin la relata bajo el nombre de Batalla del Su-midero, al igual que otros escritores de la poca.1

    Durante la etapa colonial, tres fuentes culturales convergieron para sustentar las bases del mosaico chiapaneco: los pueblos origi-nales, variados entre s, ms la presencia castellana y la poblacin de origen africano y afro antillano. Tiempo despus, llegaron a Chia-pas, ya como un estado de la Federacin mexicana, grupos de ale-manes, chinos, japoneses, libaneses, que se sumaron a la pluralidad y versatilidad del Chiapas actual. Asimismo, la presencia espaola tendr una renovada influencia con la constante llegada a Chiapas

    1 Ver el anlisis que ofrece Jan de Vos en La batalla del Sumidero, INI/CONACULTA, Mxico, 1990.

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    de grupos procedentes de la pennsula ibrica, incluyendo el impor-tante arribo, en 1940, de refugiados polticos que expuls el golpe de Estado del general Francisco Franco, en 1936.

    Las culturas originales de Chiapas estn reunidas en grandes troncos etnolingsticos que son el maya, el zoque-mixe y el chia- paneco. Este ltimo slo permanece en la toponimia, en palabras usadas en el castellano de Chiapas y quiz en algunas costumbres y rasgos gastronmicos. Tambin sabemos de ellos por los vestigios ar- queolgicos y las referencias histricas. Una de esas referencias es el nombre mismo de Chiapa, el nombre de la ciudad india que se asentaba a la vera sur del ro Grande y que los espaoles llamaron Chiapa de los Indios. En el terreno ocupado por esta antigua ciudad es donde, en parte, est asentada la actual ciudad de Chiapa de Corzo. Otra es la Chiapa de los Espaoles, fundada por ellos mis-mos a slo una legua de distancia de la Chiapa de los Indios. En efecto, el capitn Diego de Mazariegos hizo la proclama de funda-cin el 5 de marzo de 1528. Pero la Chiapa de los Espaoles dur poco en su asentamiento original. El mismo capitn Diego de Ma-zariegos la cambi de lugar para situarla en una cuenca lacustre llamada en nhuatl Hueyzacatln, que en la actualidad conocemos como Valle de Jovel. Era el 31 de marzo de 1528. De aqu, de esta Provincia de las Chiapas, deriva el nombre actual del estado.

    En el pasado y en la actualidad, los pueblos indgenas hablantes de algn idioma maya son mayoritarios, y los hablantes del zoque an permanecen con vitalidad en el territorio chiapaneco. La pre-sencia de los nahuas es tambin antigua, aunque son grupos que al llegar a lo que es hoy Chiapas se encontraron con los que hablaban zoque o algn idioma maya. No debe olvidarse que durante la Co-lonia llegaron tambin los tlaxcaltecas, hablantes del nahua, y que su impronta an perdura. As, en la ciudad de San Cristbal de Las Casas existe un barrio llamado Tlaxcaltecas. Es decir, el conjunto humano del actual territorio chiapaneco ya era variado desde antes de la conformacin del estado de Chiapas, antes de la llegada de los castellanos y, por supuesto, del rgimen colonial. Al establecer-

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  • EL ESTADO DE CHIAPAS EN PERSPECTIVA HISTRICA 29

    se este ltimo, la nueva sociedad produjo enlaces e integraciones entre todos los grupos que conformaron los cimientos del Chia- pas contemporneo. De ah en adelante, el rgimen colonial fue el recipiente de mltiples combinaciones culturales que continuaron hasta el momento en que Chiapas se constituy como un estado que decidi federarse a Mxico en 1824. Por cierto, ste es un hecho histrico singular en la conformacin de la Federacin de estados mexicanos. Chiapas es la nica entidad de esa Federacin que deci-di incorporarse a travs de un plebiscito, cuyos resultados sellaron la mexicanidad de los chiapanecos. Este pasaje definitivo de la histo- ria de Chiapas ha sido estudiado y analizado por el historiador Mario Vzquez Olivera en varios libros; uno de los ms recientes se titula Chiapas, aos decisivos. Independencia, unin a Mxico y primera Repblica Federal (2010).

    El estado de Chiapas abunda en sitios arqueolgicos, varios de ellos aceptados por la sociedad como smbolos culturales, y de ah su importancia actual. A orillas del ro Grijalva se localizan los edi-ficios precoloniales de la zona arqueolgica de la ciudad de Chiapa de Corzo. En esta misma ciudad, pero procedente de los primeros

    Camino de selva, Poza Rica, Chiapas, 1990.

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    momentos de la etapa colonial, se yergue en plena plaza un edificio esplndido: la Pila, monumento mudjar que se termin de cons- truir en 1562. Es uno de los edificios ms entraables de los chia-panecos y un icono cultural. A decir del historiador del arte Sidney David Markman, no existe ni en Mxico ni en Amrica Latina un edificio comparable a la Pila de Chiapa de Corzo. Se trata de una fuente de ladrillo aparente o a caras vistas, que asombra por su combinacin mltiple de estilos arquitectnicos. Afirma Sidney Da-vid Markman, su mejor estudioso:

    Elementos estructurales tales como los botareles con arbotan-tes que sostienen la cpula, sin duda provienen de la experien-cia visual que el constructor tuvo de la arquitectura gtica de su tierra. Las decoraciones en ladrillo de las superficies ex-teriores tambin son parte de una tradicin en Espaa que se remonta al periodo almohade y que todava estaba en uso en el siglo XV, y an en el XVI, en la arquitectura mudjar. La cpula que cubre el edificio, hemisfrica en el exterior pero poligonal en el interior, tiene modelos ms inmediatos en la bveda es-quifada tradicional espaola, por un lado, y en el italianizante estilo renacentista, por el otro, el cual a finales del siglo XV y durante el XVI, fue la innovacin ms actualizada que lleg a Espaa (1993: 231).

    Hacia el norte del estado se localiza la ciudad de Palenque, otra ciu-dad arqueolgica emblemtica para los chiapanecos. Es una de las ciudades-estado mayas ms importantes y fue construida en medio de la selva. Destacan en esa gran ciudad la Tumba de Pakal, el l-timo jefe de Estado de la ciudad, el llamado Observatorio y varios edificios nombrados templos por la arqueologa contempornea. Uno de los ltimos descubrimientos en esta notable ciudad del arte y la ciencia maya es la llamada Tumba de la Reina Roja, que intriga todava a los estudiosos. Completa este conjunto de iconos cultu-rales chiapanecos la ciudad arqueolgica de Bonampak, situada en las profundidades de la selva, cuyo atractivo mayor son los muros

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  • EL ESTADO DE CHIAPAS EN PERSPECTIVA HISTRICA 31

    pintados en un par de cmaras, con varias escenas en las que des-taca la guerra entre los propios mayas. La batalla que representan estas pinturas ocurri el 2 de agosto del ao 792 de nuestra era. Hay restos de grandes ciudades-estados mayas como Yaxchiln en la selva, a escasos kilmetros de Bonampak, o Tenam Puente, en el municipio de Comitn, y Tonin en el municipio de Ocosingo; pero con toda su importancia, an no ocupan el lugar de iconos cultu-rales de los chiapanecos, aunque s funjan como tales a nivel local.

    La ciudad que cada vez con mayor intensidad y aceptacin se ha colocado como otro smbolo cultural de Chiapas es San Cristbal de Las Casas, situada en otra regin que en s misma es otro icono: Los Altos de Chiapas. El cuadro histrico de la ciudad de San Cristbal es parte de la simbologa que los chiapanecos reconocen como algo ms que un smbolo local: como una parte importan- te de la identidad chiapaneca. Los enlaces histricos son profundos en este caso. El escudo de la ciudad que Carlos V otorg se convir-ti, como se ha dicho, en el escudo de todo el estado de Chiapas. El proceso histrico de conformacin de una comunidad poltica se sella con la emergencia de una comunidad cultural plural que en su variedad asume smbolos comunes. La ciudad de San Cristbal es uno de esos smbolos.

    Desde la etapa colonial, en Chiapas se distinguen dos mundos con races culturales diferentes: el proveniente del orbe hispano y el que viene de los indgenas. Esta distincin opera a grandes rasgos, porque ninguna de ellas es homognea. Tanto en uno como en otro hay distinciones culturales. Pero uno es, digmoslo as, de origen occidental y el otro se asienta en una tradicin local. Ello se simbo-liza en dos grandes fiestas que, tomadas en conjunto, representan lo chiapaneco actual: el Carnaval de San Juan Chamula y la Fiesta de San Sebastin en Chiapa de Corzo. El Carnaval Chamula ha llegado a simbolizar a todo el mundo indio de Chiapas, aunque lo practi-quen los tzotziles en un municipio concreto. Sin embargo, es asu-mido como un componente cultural de lo chiapaneco que atae a la colectividad poltica en su conjunto, ms all de las diferencias.

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    La Fiesta de San Sebastin es otro icono chiapaneco que simboliza al mundo del mestizaje. A partir del 15 de enero, la movilizacin social que genera esa tradicin es una de las mayores en los ciclos festivos de Mxico. La Fiesta de San Sebastin culmina en una si-mulada batalla naval nocturna, escenificada cada 21 de enero sobre las aguas del ro Grijalva. Dicho combate est precedido por una danza colectiva en la que se reafirman las identidades mestizas de Chiapas: la Danza de los Parachicos.

    Del mismo Chiapa de Corzo proviene otro smbolo cultural que atae a los chiapanecos y es la laca, un trabajo de fina confec-cin que se asume como un componente simblico de la identidad chiapaneca. En la misma tesitura, los textiles de San Andrs La-rrinzar, Magdalenas y Venustiano Carranza son aceptados como smbolos culturales de la chiapanidad. A estos smbolos se unen los de origen culinario: el tamal, en una gran cantidad de variantes, como el plato de Chiapas, y el pozol como la bebida chiapaneca por excelencia. Cada vez con mayor aceptacin, el queso de bola pro-ducido en Ocosingo se transforma en un smbolo de la identidad colectiva de Chiapas.

    En la imaginacin colectiva de los chiapanecos existen tambin caractersticas geogrficas del territorio que son iconos culturales. El ms importante de esos smbolos es el Can del Sumidero, reconocido por los chiapanecos como parte de la simbologa que apuntala la identidad colectiva. Le siguen en importancia las Lagu-nas de Montebello, las Cascadas de Agua Azul y esos dos grandes ros que son el Grijalva y el Usumacinta o ro de los Monos. Al observar y vivir esos hechos geogrficos, los habitantes de Chia-pas confirman su comunidad cultural y poltica, aun en una socie-dad fragmentada y diversa como la de Chiapas. Estos iconos de la realidad cultural de los chiapanecos llaman la atencin hacia la importancia del paisaje en la configuracin de identidades locales, regionales y nacionales. Es un aspecto de la dinmica de la forma-cin de las identidades que merece ms atencin por parte de la antropologa. Lo apuntado en este texto para el caso de Chiapas es

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  • EL ESTADO DE CHIAPAS EN PERSPECTIVA HISTRICA 33

    slo una sugerencia para el diseo de una investigacin de gran envergadura que site al paisaje como geografa cultural y como parte de los procesos que forjaron la chiapanidad.

    La msica est tambin presente en ese conjunto colectivo de smbolos culturales. El instrumento que identifica a los chiapa- necos es la marimba, que ha acompaado la elaboracin de la sociedad chiapaneca, la conformacin del propio estado como tal y la consolidacin de una identidad que integra a las identidades mltiples existentes en Chiapas. Por ello la marimba tiene tal arrai-go y valor simblico. Es un instrumento que fue aportado por una de las tres avenidas culturales que antecedieron a Chiapas como estado, primero, y como parte de la Federacin mexicana, despus. La poblacin africana y afro caribea que arrib durante la poca colonial a lo que es hoy el estado de Chiapas, trajo consigo a la ma- rimba en un modelo primario que se transform a la par de la evo-lucin de Chiapas, hasta que el msico de San Bartolom de los Llanos, Corazn Borraz, le agreg el segundo teclado que le da al instrumento la capacidad de interpretar toda suerte de msica. La marimba lleva en su concepcin y en sus sonidos las improntas africanas y caribeas unidas a los moldes de la msica de Espaa y, ms reciente, a la msica de los pueblos indgenas. Es un instru-mento que atraviesa paisajes y distancias sociales. Est en todos los mbitos chiapanecos y es disfrutado con la misma intensidad a lo largo y a lo ancho de su geografa.

    Algunos personajes que han destacado a lo largo de la historia de Chiapas, a travs de su obra literaria o por su actuacin poltica, estn en proceso de convertirse en parte de ese conjunto complejo de smbolos e iconos culturales que apuntalan una identidad chia-paneca. Tales son el mdico Belisario Domnguez, que denunci al rgimen usurpador de Victoriano Huerta, sacrificndose con ello, y los escritores Rosario Castellanos y Jaime Sabines. La primera es una de las ms importantes escritoras del siglo XX de Mxico y, en particular, sembr la semilla de una literatura crtica en Chia-pas. Jaime Sabines, por su parte, es cada vez ms reconocido como

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    uno de los poetas seminales de Mxico y el ms importante de Chiapas. Ambos personajes, junto con Belisario Domnguez, estn pasando el umbral de la leyenda para instalarse como smbolos de identidad colectiva de lo chiapaneco. Es decir, las acciones polti-cas de Belisario Domnguez y las creaciones literarias de Rosario Castellanos y Jaime Sabines estn contribuyendo a la articulacin de esa identidad colectiva que designamos con el concepto de chia-panidad. Faltan las plumas indgenas en este cuadro de smbolos que, seguramente, en un momento de la historia de Chiapas, harn acto de presencia.

    unA excursin Por el PAsADo De chiAPAs

    Los sistemas culturales de Mesoamrica,2 de los que las culturas originales de Chiapas formaban parte, construyeron estructuras de pensamiento que vean en la lectura del cielo y de los aconteci- mientos naturales los designios del destino humano. En esos sis- temas se privilegiaba la armona entre cultura y naturaleza, al lado de los rituales de poder, verdaderos marcos ideolgicos legitimado-res de las estructuras de dominacin imperantes. La cruz y la espa-da de los cristianos chocaron con la multitud de smbolos del mundo mesoamericano y abrieron el ms complejo proceso de transcultura-cin que conocemos. En ese proceso se forj Chiapas, no slo como una comunidad poltica sino como una realidad pluricultural. Fue en el marco del establecimiento del rgimen colonial en la Nueva Espaa que surgieron Chiapa de los Indios y Chiapa de los Espao-les, las ciudades que dotaron de nombre a la Provincia de las Chia-pas y, posteriormente, el estado de Chiapas, federado a la Repblica Mexicana.

    2 Mesoamrica es un concepto propuesto por el etnlogo Paul Kirchhoff para denomi-nar al rea cultural de los cultivadores complejos en pocas precoloniales. Abarcaba desde el sitio conocido como La Quemada, en Zacatecas, hasta el Golfo de Nicoya en Costa Rica.

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  • EL ESTADO DE CHIAPAS EN PERSPECTIVA HISTRICA 35

    La imposicin de una cultura de corte europeo occidental, la portada por los castellanos, en el vasto territorio de los pueblos ma-yas, zoques y chiapanecos, fue posible a travs de varias campaas militares iniciadas en 1524 por Pedro de Alvarado. En el mes de mayo de ese mismo ao sucedi la intervencin en territorio zoque, comandada por el capitn Luis Marn, campaa que se prolong al territorio de los Chiapa y al nombrado de los Quelenes. A finales de 1526 y principios de 1527 lleg la tropa comandada por Juan Enrquez Guzmn. Al inicio de 1528, la poblacin de Los Llanos fue invadida por Pedro Portocarrero, en el prembulo de la invasin que encabez Diego de Mazariegos para someter Chiapa, Quelenes y Los Llanos. En 1530 se produjo una sangrienta expedicin a la selva y finalmente, en 1536, Francisco Gil Zapata se lanz contra la Provincia de los Zendales.

    Estos ejrcitos castellanos llegaron a una tierra de races cul-turales milenarias, hbitat de pueblos y culturas conscientes del valor de mantener la armona entre la cultura y la naturaleza. Los pueblos originales de Chiapas fueron constructores de ciudades, crearon calendarios perfectos segn sus necesidades, pensaron con notable inteligencia acerca de su destino, del cuerpo humano y el universo, al tiempo que crearon un mundo mgico en el que se afianzaron para tender el puente entre la imaginacin y el saber. Sabemos todo ello a travs de las huellas de su capacidad creativa, expuestas en las ciudades y vestigios arqueolgicos, en las mani-festaciones artsticas y las tradiciones que mantienen los pueblos descendientes de aquellos ncleos humanos.

    La imposicin de otra cultura fue resistida. Las rebeliones ind-genas sucedieron a lo largo del periodo colonial y varias de ellas alcanzaron una importancia singular, como la rebelin tzeltal de 1712 o la de los zoques en Tuxtla, en 1693. Pero la resistencia ms profunda fue elaborada desde la cultura, al conservar las lenguas y enlazar los dioses ancestrales con el amplio surtido ofertado por la imaginera cristiana. La organizacin poltica, social y religiosa se reformul desde la comunidad creada en el periodo colonial, y

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    aplic el marco institucional basado en el Cabildo del Ayuntamien-to Libre que trajeron los castellanos. En el proceso de mezcla de culturas se entreteji la resistencia que perme a la nueva sociedad emergente, donde el mestizaje plural model la variedad cultural.

    Estos enlaces fundamentan una experiencia comn que posibili-t la formacin del estado de Chiapas, cuyas fases ms sobresa-lientes son la Independencia, la federacin a Mxico, la Reforma, la Revolucin Mexicana y la actual elaboracin de la modernidad chiapaneca. Como componente de ese proceso resumido en sus grandes etapas, se conform el sentimiento de una identidad comn que enmarcaba a las identidades particulares sin desplazarlas. Es una conformacin emprica, inherente a las culturas que componen el actual estado de Chiapas y que explica por qu el llamado a la independencia con respecto a Espaa fue posible. Ese llamado en-cuentra eco porque existe un sentimiento de chiapanidad, difuso en aquel momento si se quiere, pero que es parte de la conforma-cin de una sociedad que reconoce un mbito propio, incluyendo el territorio. La antigua Provincia de las Chiapas termina su ciclo histrico al proclamarse la independencia del municipio de Comi-tn, un hecho que impulsa a los otros municipios del territorio com-partido a seguir la misma conducta.

    El estado de Chiapas emergi y se desarroll en el marco general de la formacin de la nacin mexicana, pero conserv sus peculiarida-des culturales, y a la vez contribuy a la formacin de la patria comn desde las experiencias propias y concretas de sus pueblos, confi- gurados en unidad poltica. En ese contexto se conform la chiapa-nidad, la identidad de lo chiapaneco, que integra la convergencia de las culturas e identidades particulares que hacen a Chiapas. Esa identidad comn no es esttica, sino que forma un movimiento ali-mentado por los enlaces de las historias y experiencias particulares de las culturas que se asumen como chiapanecas.

    Por esa razn no existe un catlogo de rasgos inamovibles que podamos clasificar como lo eterno chiapaneco, sino elabora- ciones cotidianas, concretas, que ocurren en la conformacin de

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  • EL ESTADO DE CHIAPAS EN PERSPECTIVA HISTRICA 37

    una convergencia histrica que se elabora todos los das. Cada vez con mayor celeridad, en el Chiapas actual surgen identidades y elaboraciones culturales que forman parte de lo chiapaneco y que influyen en el resto de la sociedad. En estos tiempos de consoli-dacin de la modernidad en Chiapas, las ciudades se constituyen en los mbitos donde ocurre con ms intensidad la elaboracin de identidades y de sus smbolos correspondientes. Se trata de un complejo proceso en el que se aglutinan las corrientes culturales de Chiapas con sus movimientos histricos y actuales, los cuales conforman situaciones de dinamismo y reformulaciones que acen-tan la diversidad.

    mestizA es lA PAlAbrA

    Las uniones culturales que se figuraron desde tiempos coloniales en Chiapas, entre las culturas originales y las llegadas con los cas-tellanos, forman un proceso de cuya complejidad los antroplogos no han terminado de dar cuenta. Es probable que la antropologa no

    Zona lacandona de Marqus de Comillas, 1987.

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    logre cubrir enteramente el anlisis de esas transculturaciones, resumidas en la frase mestiza es la palabra, pronunciada como respuesta a una pregunta que hice a dos mujeres zoques de Tuxtla Gutirrez, Flora y Clara Aguilar. La pregunta en cuestin era: qu sucedi al llegar los espaoles a Chiapas?. La respuesta de ambas mujeres fue inmediata: se qued mestiza la palabra. Tal respuesta no slo revela una conciencia sobre un proceso sumamente com-plejo, como el enlace de culturas que definimos con el concepto de mestizaje, sino una visin que logra percibir la unicidad de lo chia-paneco en medio de la diversidad y la heterogeneidad. La frase se qued mestiza la palabra legado de la sabidura zoque descri-be la conformacin de un orbe cultural que atraviesa a las culturas concretas de Chiapas y posibilita localizar un resultado histrico: la configuracin del etos3 chiapaneco.

    Es decir, ms all de las distinciones que se perciben entre los mundos indgenas y no indgenas, existe una serie de rasgos cultu-rales comunes que han posibilitado la configuracin de lo chiapane-co sin desaparecer la diversidad. Uno de estos rasgos comunes que poseen las culturas de Chiapas en el mbito rural es el acercamien-to ceremonial a la naturaleza. El propsito de este acercamiento es enlazar equilibradamente el mundo de la cultura con la naturaleza para asegurar la continuidad de la vida. Este convencimiento popu-lar es antiguo y se expresa actualmente en la difundida creencia en Chiapas en la tona y el nahual, segn el contexto regional de que se trate; el convencimiento consiste en conferir alter egos a los humanos, es decir, animales compaeros, gemelos, con quie-nes comparten su destino. Lo que le suceda a los seres humanos le suceder al animal compaero y viceversa. El alma humana, la cultura, penetra as en la naturaleza y sta en la esfera de lo hu-mano. Tan intensa comunin se expresa de nuevo en el uso de la

    3 Etos o ethos, segn la vigsimotercera edicin del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Espaola, se define como: Conjunto de rasgos y modos de comportamiento que conforman el carcter o la identidad de una persona o una comunidad.

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  • EL ESTADO DE CHIAPAS EN PERSPECTIVA HISTRICA 39

    cruz para restablecer los rumbos del universo. La cruz se hace una con la ceiba, el rbol sagrado de las culturas originales de Chiapas y de los mayas en general que sostiene el cielo y penetra el inframundo para permitir a los humanos establecer el dilogo con lo sobrenatural. La abundancia de cruces y ceibas en los poblados chiapanecos expresa esta visin que tambin es conviccin. Infi-nidad de ceibas crecen en el centro de los poblados chiapanecos, mientras que las cruces guardan los accesos o estn en los techos de las casas para proteger del mal a sus habitantes.

    En Chiapas, de nuevo en el mbito rural an es una sociedad campesina en su mayora, la ceremonia para obtener la lluvia y garantizar los ciclos de cultivo une a indios y no indios. Nosotros aprendemos de las estrellas, dice el gran danzante zoque de Copai-nal, Cirilo Meza, en alusin al conocimiento emprico, acumulado por siglos, sobre los ciclos de cultivo. Esta misma actitud est pre-sente en la concepcin de la enfermedad compartida ampliamente por indios y no indios. La enfermedad es resultado de la ruptura del equilibro entre la naturaleza biolgica del ser humano y la cultura, y puede tener su origen en la maldad. La actuacin de los mdicos tradicionales, con infinidad de variantes locales, recuerda al sabio maya o zoque de la antigedad, que curaba basado en el conocimien- to emprico de la naturaleza y de lo humano. Actualmente, el punto culminante de la curacin ocurre cuando el sabio tradicional descu- bre dnde est el mal y lo extirpa ayudado por flores, hierbas, velas, alcohol, que adquieren sentido en el ritual de curacin. Aun en las ciudades, las limpias para curar el susto y devolver a la persona a la normalidad son frecuentes en Chiapas. En infinidad de poblados, indios y no indios, y aun en ciudades, se suele sacrificar una galli- na negra que se consume inmediatamente, dando paso a una comida que restituye al individuo a su comunidad.

    Los sueos estn relacionados con esta actitud ceremonial de los campesinos chiapanecos. Lo ms importante es soar al propio ani-mal compaero, al alter ego, como un aviso de lo que puede acon- tecer en el mundo de los humanos, en el orbe de la cultura. El

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    sueo traza los caminos del alma y el sabio tradicional, el mdi-co, ejerce de psiquiatra para devolver el equilibrio al desubicado. El contexto que rodea esta accin es el mundo de la cruz y de la ceiba, de los grandes ros y la fauna prodigiosa, mientras que el universo cultural de esta intensa vida es la comunidad, la identidad compartida, siempre renacida, una y otra vez, a travs de la fiesta.

    En el contexto de las culturas de Chiapas, la fiesta sigue en apariencia el calendario catlico para celebrar al santo patrn o a la santa patrona del poblado o comunidad, del barrio o del paraje. La organizacin de la fiesta, con variantes, alteraciones y matices, respeta la jerarqua de los cargos, lo que los antroplogos llaman sistema de cargos o mayordomas. Dichos sistemas son una he-rencia de la recomposicin colonial de las poblaciones originales y su forma de ocupar el territorio, para dar como resultado a la co-munidad, y operan ampliamente no slo en Chiapas, sino a lo largo y ancho del territorio mexicano, tanto en el mbito rural como en el urbano.

    En las comunidades rurales chiapanecas, las mayordomas son estructuras de poder que exigen al individuo un ejercicio lar-go, durante el cual escala las posiciones de autoridad y adquiere cada vez mayor prestigio y poder. Estos sistemas de cargos se han extendido en el orbe chiapaneco y alcanzan a operar aun en las ciudades. En el mundo rural, y en gran medida en el urba-no tambin, son mbitos de poder pero tambin de preservacin y continuidad de las identidades, as como mecanismos de cohesin para culturas concretas que son asediadas cotidianamente por infi-nidad de factores. Los sistemas de cargos en Chiapas preservan el sustrato comunitario, como lo muestran por ejemplo el Carnaval de San Juan Chamula o la Fiesta de San Sebastin en Chiapa de Corzo. Siguen siendo sistemas de articulacin cultural, canales del poder local, que legitiman a la comunidad ms all de su clara insercin en el mundo del mercado. La cantidad de dinero que un mayordomo gasta en la organizacin de la fiesta proviene de las transacciones mercantiles o de salarios devengados en diversos trabajos.

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  • EL ESTADO DE CHIAPAS EN PERSPECTIVA HISTRICA 41

    La actitud ceremonial de las culturas de Chiapas es clave para entender la importancia de la religin en la situacin contempo-rnea. Desde el establecimiento del rgimen colonial, la religin adquiri un lugar estratgico en los procesos de enlace de culturas y de transculturacin. Son los procesos que resume la frase se qued mestiza la palabra. La imposicin del cristianismo en la Co-lonia fue el momento de la primera transculturacin de las culturas originales de Chiapas en la esfera del pensamiento y la visin del mundo. Pero con todo, esas culturas conservaron los presupuestos estratgicos de sus visiones, como lo muestra la etnografa con-tempornea. En la actualidad, tales presupuestos estn presentes, con alteraciones y variantes, alimentando visiones del mundo de las culturas concretas, que adems siguen incorporando propuestas distintas, hasta hacer de Chiapas el estado con mayor diversidad religiosa de Mxico.

    De esta manera, el abanico idoltrico de la Iglesia Catlica fue reinterpretado, el ritual cambiado y la teologa desplazada. Los ae-jos dioses se reconstruyeron dentro de una especie de panten esqui- zofrnico, de deidades desdobladas. El resultado actual es un m-bito religioso de mayor complejidad en el que las culturas concre-tas van descifrando y elaborando su experiencia, realimentndola, reproduciendo la cultura. Siguen presentes, en un contexto actua-lizado, las experiencias campesinas en el manejo del medio am-biente y de preservacin de un orden cultural que se prolonga a las ciudades chiapanecas. El proceso contina y produce resultados especficos en las culturas concretas. La coincidencia entre los cam-bios tecnolgicos drsticos, ante todo la construccin de grandes hidroelctricas sobre el ro Grijalva y la rpida expansin de los credos evanglicos, sugiere alteraciones significativas de las cul-turas originales y bsquedas de nuevos equilibrios. Las iglesias y los grupos evanglicos no son recin llegados a Chiapas y al sur de Mxico en general, pues su presencia data de al menos cien aos. Sin embargo, durante un periodo prolongado no rebas los pequeos grupos de feligreses y simpatizantes, sobre todo urbanos.

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    Las dcadas de los aos setenta y ochenta del siglo XX se caracterizaron por la expansin de los credos evanglicos, hasta hacer masiva su presencia en Chiapas, Tabasco y Campeche. El orbe de las culturas locales se modific, mientras que en Chia- pas se acentuaban las migraciones hacia la selva de contingentes humanos no slo chiapanecos, sino de otros lugares del pas, indu- cidos por el Estado Nacional Mexicano. El resultado de este proceso fue la sobrepoblacin de la selva y variadas crisis de las que forma parte el propio levantamiento armado del primero de enero de 1994. En las propias ciudades de Chiapas, las alteraciones culturales son notables. A la luz de estos cambios masivos, queda claro que los nuevos credos religiosos han aportado alternativas a las culturas concretas, a fin de contextualizarse en el mundo contemporneo y rehacer los mbitos de la solidaridad social. Es menester, al ana-lizar este proceso, asumir que la cuestin nodal es la explicacin de la dialctica de la cultura, y no suponer que los nuevos rasgos culturales son funciones disruptivas o integradoras per se. De esta manera, en los contextos hegemnicos de las culturas concretas de Chiapas derivados del dominio de las economas de mercado, la dia-lctica de la religin se expresa en la contradiccin que significa la comunidad del rito versus la cruda vida individual en el mundo de las relaciones sociales.

    Las contradicciones expresadas en la dialctica tecnologizacin/resistencia animan el proceso de expansin de las propuestas reli-giosas que modifican y modelan los perfiles de las culturas chia-panecas. Al mismo tiempo, pese al avance de la urbanizacin y el crecimiento de las ciudades, persisten los aejos rituales cam-pesinos dirigidos a preservar el equilibrio que provee la lluvia y garantiza los ciclos de cultivo. Esto a los ojos de los pueblos origi- nales permite la continuidad de la cultura y, por consiguiente, de la humanidad como un todo.

    Los lacandones han descrito esta visin de la dialctica que une a la cultura con la naturaleza al afirmar que cuando cae un rbol / cae una estrella. Y los rboles caen porque los humanos los cor-

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    tan. As que al desequilibrar al universo, segn los lacandones, se desequilibra al mundo humano, a la cultura, frenando su desarrollo. Este pensamiento es compartido ampliamente por los pueblos de prosapia maya y zoque. Al caer una estrella se derrumba tambin una referencia del mundo, de acuerdo con las cosmovisiones que conciben la integralidad de la cultura con la naturaleza: termina una posibilidad de usar a la naturaleza en pro de la continuidad cultural. La cada de una estrella significa un acontecimiento de graves consecuencias para pueblos que viven de la agricultura y del conocimiento general de los ciclos de las plantas y los ciclos climticos.

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  • IILos Altos de Chiapas

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  • Tzotziles cargando el cruz del banderas, Saklamenton, municipio de San Juan Chamula.

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  • Esta emblemtica regin chiapaneca se sita por encima de los 2 mil metros de altitud. Se eleva entre la depresin central y las lneas de montaas que descienden hacia el ro Usumacinta o ro de los Monos y hasta el Golfo de Mxico. Es una regin de bos-ques de pinares, rboles de duraznos y ros que cruzan los valles. Su clima es fro durante la mayor parte del ao, con cielos que se alternan entre das de sol brillante, azules intensos y nublados. Una regin lluviosa, de tierras mojadas, corrientes subterrneas y un crecimiento urbano desordenado. La cuenca o valle en donde se eri- ge la ciudad de San Cristbal es recipiente de las corrientes que bajan de las alturas y que inundan de manera peridica a la ciudad.

    Tradicionalmente, ha sido la regin ms buscada por los antro-plogos que encuentran en las culturas toztzil y tzeltal una fuente inagotable para el anlisis. En la ciudad principal de la regin, San Cristbal de Las Casas, se fund el primer Centro Coordinador Indigenista del extinto Instituto Nacional Indigenista (INI), inau-gurando as un ciclo permanente de trabajos antropolgicos. La fundacin del Centro Coordinador del INI, en 1950, estuvo precedi- da por los trabajos de antroplogos como Sol Tax, norteamericano, que escribi una monografa sobre el poblado tzotzil de San Juan Chamula, y Ricardo Pozas, mexicano. Desde entonces, una larga lis-ta de antroplogos, tanto nacionales como extranjeros, ha trabajado

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    en Los Altos de Chiapas, estudiando a tzotziles y tzeltales. El pro-pio Alfonso Caso, director general del INI y fundador de la institu- cin, escribi textos importantes en la sede del Centro Coordinador Indigenista, en un lugar legendario nombrado La Cabaa. Asimis-mo, Gonzalo Aguirre Beltrn, primer director del Centro Coordi- nador del INI y brillante terico del indigenismo mexicano, inici sus experiencias en Los Altos de Chiapas. En conjunto, dichos an- troplogos han producido una de las ms prolferas documenta- ciones de regin indgena alguna, no slo en Mxico sino en Amrica Latina.

    El paisaje de la regin no se puede entender sin los siglos de historia de las culturas tzotziles y tzeltales que han transformado los entornos a travs de los cultivos y el manejo del medio ambiente en general. A ello se agrega el crecimiento de la ciudad de San Cris-tbal, que sobrepasa los 200 mil habitantes, lo cual plantea un reto complejo para la administracin pblica y la convivencia. San Cris- tbal es un centro al que los tzotziles y tzeltales acuden para co-merciar intensamente o trabajar en varias labores, adems de la asistencia a hospitales y oficinas de gobierno. En 2005 se instal en esta ciudad la Universidad Intercultural de Chiapas, que atrae hacia sus aulas a cientos de jvenes, tzotziles y tzeltales principalmente, lo que contribuir a otorgarle a la ciudad nuevos mbitos que se combinarn con la creciente actividad turstica.

    los tzotziles

    Los tzotziles son un pueblo de extraordinaria vitalidad cultu-ral como grupo humano y representan uno de los ejemplos ms importantes de Mxico, porque han sabido enriquecer su propia tradicin sin rechazar el cambio social. Los tzotziles fueron invadi- dos durante el siglo XVI, primero en 1523 por Luis Marn y luego en 1527 por Diego de Mazariegos, quien logr imponer el dominio militar sobre ellos. El amplio territorio tzotzil fue repartido en en- comiendas para facilitar su control, la extraccin del tributo y la

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    Tzotziles.

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    explotacin de la mano de obra. En 1528 se fund Ciudad Real, la actual San Cristbal, que desde entonces ha fungido como centro poltico y econmico regional. Los tzotziles se sublevaron constan-temente durante la Colonia, contra la tragedia de la Conquista, y han mantenido su unidad como pueblo, caracterstica que los dis-tingue hasta nuestros das.

    El territorio que ocupan los tzotziles en la actualidad abarca una parte considerable de la regin central del estado: Los Altos de Chiapas. Adems, se extiende hacia el noroeste hasta casi tocar la frontera con Tabasco y comprende una fraccin del hermoso valle de los Cuxtepeques. El territorio de Los Altos es muy accidentado, compuesto por serranas, cumbres, barrancas y lomeros. El punto ms alto es el Zontehuitz, a 2 mil 858 metros sobre el nivel del mar. Graves problemas para la agricultura se presentan en ese territorio porque los terrenos no son propicios para ella. Es un territorio fro y lluvioso con bosques de pinos de distintas especies, as como ro-bles, romerillos y sabinos.

    En la actualidad, los tzotziles sobrepasan los 100 mil hablan-tes, de los que 52.8 por ciento son monolinges y 47.2 por ciento

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    son bilinges. Por su nmero, ocupan el dcimo lugar de todos los grupos indgenas de Mxico y representan el 2.73 por ciento de la poblacin indgena de todo el pas. Los municipios donde existe una mayor concentracin de tzotziles son Chamula, Zinacantn, Che-nalh y Simojovel.

    En tiempos recientes, los tzotziles se han extendido a otras par-tes del estado de Chiapas que, como el municipio de Ocozocoautla, haban sido territorios de otros pueblos y culturas. Es notable la presencia de tzotziles en territorios antes exclusivos de los zoques, como los municipios de Ocozocoautla y Copainal. Los tzotziles cons- tituyen el grupo de mayor movilidad territorial del estado de Chia-pas, seguidos muy de cerca por los tzeltales.

    La lengua tzotzil es parte de la familia maya, dentro del gru-po maya-totonaco y, aunque existen variantes dialectales, la lengua es inteligible para todos los hablantes de ella. Tiene una estrecha relacin con el tzeltal y una cierta lejana con el maya-yucateco y el lacandn.

    La indumentaria tzotzil es muy compleja: cada comunidad usa modas distintas, porque el vestido no slo es smbolo de identidad para todo el grupo, sino para los subgrupos de parientes al interior del mismo. A tal grado es importante el vestido para los tzotziles que un cambio de indumentaria significa un cambio de persona-lidad, de cultura y de residencia. En medio de las diferencias de color, tamao y forma, los hombres usan calzn y camisa de manta, cinturn de lana o algodn, chamarro de lana, sombrero de palma y huaraches. Las mujeres llevan gruesas enaguas de lana de color azul oscuro, huipil de manta adornado con bordados multicolores de extraordinaria belleza, fajas de lana, toca de manta que se usa do- blada sobre la cabeza, aretes y collares de cristal. Los peinados son notables y van acompaados de vistosos listones de colores. No usan calzado.

    Los tzotziles, al igual que todos los grupos tnicos de Chia-pas, son agricultores. Practican el antiguo sistema precolonial de la tumba, quema y roza y emplean instrumentos como el azadn,

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    el rastrillo y el bastn plantador. Los cultivos principales son maz, frijol, trigo, papa y hortalizas. Tambin cultivan frutales de montaa como pern, durazno, manzana y pera. El ganado predominante es el caprino y el ovino. De este ltimo slo aprovechan la lana, ya que por ser animal sagrado est prohibido comerlo, aunque ltimamen-te esta costumbre se ha alterado.

    La alimentacin de los tzotziles est basada en el consumo del maz en forma de pozol o de tortillas, complementado con el frijol. En pocas anteriores, los tzotziles bajaban a las fincas cafetaleras del Soconusco durante la cosecha, en busca de complementar su economa. Hoy, esa migracin ya no se produce al tener otras alter-nativas, entre ellas el cultivo de la flor y la bsqueda de tierras en otras partes del estado, como la selva o municipios tan alejados de su territorio como Cintalapa, Ocozocoautla o Tecpatn, y un fen-meno ms reciente: la emigracin a Estados Unidos.

    Por lo general, las casas de los tzotziles son de planta rectangu-lar, de aproximadamente 3.5 por 4.5 metros, con techos de palma o zacate a cuatro aguas, paredes de bajareque es decir, barro com-pacto mezclado con paja y estircol sobre un armazn de varas y pisos de tierra apisonada. Al frente de la casa se sita la puerta de dos piezas de madera. Casi ninguna casa tiene ventanas y cuando las tiene son muy pequeas. En algunas comunidades las viviendas estn hechas totalmente de madera y, en fechas recientes, el uso del ladrillo y la teja en la construccin de paredes y techos se ha generalizado. El mobiliario es sobrio y sencillo: una o dos mesas pe-queas de 40 a 50 centmetros de altura, donde se prepara la comi-da, sillas y bancos adaptados al tamao de las mesas. En el interior de la casa se localiza el fogn de tres piedras, el comal y la piedra de moler que es sustituida con celeridad por los molinos metli- cos que sirven para el maz. La ropa se guarda en cajas de madera o canastos de palma. Tambin es comn construir un tapanco con carrizos o tablas para almacenar el maz. En algunas casas, aun-que es bastante raro, hay temazcal o bao de vapor que en tzotzil se dice push.

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    Las mujeres tzotziles son artesanas extraordinarias y todas ela-boran una u otra pieza artesanal. Existe una variedad sorprendente de bordados y textiles en general. Tambin se trabaja la madera y la alfarera.

    La fiesta ms importante de los tzotziles, y aun de todos Los Altos de Chiapas, es el Kin Tajimultic o Carnaval Chamula. En su desarrollo se mezclan danzas rituales, cabalgatas, paseo de bande-ras, lidia de toros y una espectacular carrera sobre fuego. Todos los pueblos de Chiapas tienen gran cantidad de fiestas, pero la impor- tancia y espectacularidad del Carnaval Chamula slo encuentra parangn en la Fiesta de los Parachicos de Chiapa de Corzo, decla-rada en 2010 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

    Entre los tzotziles, como clula elemental de la organizacin social, es notable la importancia de la familia nuclear. Hay que se- alar tambin la presencia de los linajes tan estudiados por los antroplogos y la fuerza de la comunidad, aun con las alteraciones introducidas desde el exterior y las transformaciones por las que

    Patrn. Danza de los parachicos.

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    han pasado. Las familias extensas y los linajes estn localizados, es decir, comparten un territorio llamado paraje.

    Parte de esta organizacin sociopoltica (que de manera constan-te ha llamado la atencin de los cientficos sociales) es la estructu- racin del sistema de cargos o mayordomas. El primer escaln de esta compleja organizacin es el de los mayordomos menores y mayores, reservados a quienes se inician en la carrera del po-der, a travs del estricto servicio a la comunidad. La posicin que sigue es el cargo de alfrez, del que tambin hay mayores y me-nores, dependiendo de la jerarqua y prestigio de la imagen cuya fiesta organizan. Existen tambin los capitanes y los carreras que actan como danzantes o jinetes durante las fiestas. Al final de este largo trayecto, los hombres que lo han recorrido obtienen prestigio y poder para decidir los asuntos fundamentales de la

    Mujer tzotzil, Katishtic, 2008.

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    comunidad. Son los pasiones o pasados, verdaderos lderes comu- nitarios, cuya responsabilidad en la preservacin de la cultura tradi-cional es altsima. Son autnticas personificaciones de la estructura de la comunidad y los ms respetados como smbolos vivientes de la defensa de la identidad.

    los tzeltAles

    El pueblo tzeltal es tambin de origen maya y su idioma, ntima-mente relacionado con el tzotzil, pertenece a la familia maya. El tzeltal es el idioma indgena ms rico en vocabulario de todas las lenguas indgenas que se hablan en Chiapas y sus posibilidades

    Tzeltales, San Juan Cancuc.

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    literarias son asombrosas. En 1988, Lyle Campbell escribi que el ms importante resultado de sus estudios lingsticos en el sureste de Chiapas fue el descubrimiento de una amplia variedad del tzeltal en un rea geogrfica considerada como territorio tojolabal. Inclu- so, Campbell af irma que el misterioso coxoh de las fuen-tes coloniales no es ms que el tzeltal (1988: 21). El mismo autor, sorprendido, anuncia la existencia de un informante del tzel-tal nacido en Guatemala de padres tambin hablantes de tzeltal. Se trata de Demetrio Martnez, quien en 1988 tena 70 aos de edad, nacido en el poblado de Gracias a Dios en el municipio de Nen- tn, departamento de Huehuetenango, Guatemala, donde la presen-cia chuj, jacalteca y kanjobal es mayoritaria. A esta variedad idio-mtica le llama Campbell tzeltal del sureste (1988: 21) y est a punto de extinguirse. Recientemente, el lingista Gilles Polian Mar-cus, del CIESAS del Sureste, ha logrado identificar las siguientes variantes del tzeltal: sureo (los pueblos de Villa Las Rosas, Agua-catenango y Amatenango); central (Oxchuc, Chanal y Abasolo); occidental (Tenejapa, Cancuc y Guaquitepec); norteo (Bachajn, Chiln, Sital, Yajaln y Petalcingo). El tzeltal pertenece al subgru-po tzeltalano de la familia maya (Kaufman, 1990). Los clculos ms recientes arrojan alrededor de 286 mil 826 hablantes mayores de cinco aos en 53 municipios (INEGI, 2000).

    En 1524, cuando se produce la invasin de su territorio por un ejrcito castellano comandado por Luis Marn, los tzeltales vivan dispersos en parajes, agrupados en unidades de parientes, y as continan en la actualidad. Fueron sometidos al control militar, luego introducidos al sistema de encomiendas bajo un rgimen particularmente explotador. Su situacin mejor un tanto gracias a la intervencin de fray Bartolom de las Casas, quien desde 1545 asumi su defensa frente a los encomenderos.

    Los tzeltales se rebelaron en distintas ocasiones a fin de des-truir el orden colonial. La mayor rebelin ocurri en 1712, iniciada en Cancuc, y logr unificar a la poblacin en contra del dominio europeo. Ocurri como un movimiento mesinico, al propagarse

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    con inusitada rapidez la noticia de que la virgen se le haba apa-recido a una nia tzeltal de Cancuc y le prometi su apoyo para expulsar a los espaoles. A raz de este suceso, la parentela de la nia convoc a los grupos tzeltales a la rebelin; lograron des-truir Chiln y Ocosingo antes de ser derrotados por un ejrcito combinado de indgenas, esclavos negros y espaoles. Su esfuer-zo en pro de la libertad constituye uno de los antecedentes ms importantes de lo que un siglo despus sera el movimiento de Independencia. En 1993, Juan Pedro Viqueira public un anlisis de este suceso central en la historia de Chiapas.

    Hoy en da, los tzeltales comparten con sus vecinos tzotziles un rea montaosa muy vasta de Los Altos de Chiapas. La parte norte del territorio tzeltal es de terrenos planos y ms bajos, con clima templado y caluroso. En esta zona, las tierras son frtiles y la vegetacin llega a ser exuberante, con bosques de maderas tro- picales y preciosas. Una abundante y variada fauna completa la riqueza natural del territorio.

    Los tzeltales conforman el grupo indgena ms numeroso de Chiapas y el octavo en relacin con los dems grupos indgenas

    Mujeres tzeltales del Tulij, ro de San Juan Tulij, 1981.

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    del pas. Segn clculos recientes, el 57 por ciento de la poblacin tzeltal es monolinge, mientras que 43 por ciento es bilinge. Los municipios tzeltales ms importantes son Ocosingo, Chiln y Altami- rano, que son los ms extensos; sin embargo, los municipios de ma- yor densidad de poblacin son Tenejapa y Oxchuc, con ms de cien habitantes por kilmetro cuadrado.

    Como sucede entre los tzotziles, el pueblo tzeltal tiene una rica y variada indumentaria que vara segn la comunidad de que se trate. Incluso dentro de una misma comunidad, como sucede en Chiln y Ocosingo, suelen existir diferencias en los colores y bor-dados que acompaan a las prendas. No obstante, pueden trazarse los siguientes rasgos comunes: en la parte alta de la regin tzeltal el hombre usa calzn y camisa de manta, faja de algodn o lana, un poncho conocido como chamarro confeccionada en lana, sombre- ro de palma del que cuelgan cintas de colores y huaraches de cuero. La mujer porta una gruesa falda de manta de color oscuro, blusa o huipil de manta largo y holgado con bordados de excelente factura y gran belleza multicolor, faja roja de lana y una toca de lana o de manta que se usa doblada sobre la cabeza. Recientemente se ha introducido el uso del calzado.

    La casa de los tzeltales sigue los aejos patrones mayas y est construida de bajareque, techo alto a cuatro aguas de palma, zacate o tablilla que termina en un remate abierto que hace las veces de chimenea. El plano de la casa es cuadrangular, de un solo cuarto con puerta al frente y cuando hay ventanas son muy pequeas. Los tzeltales construyen sus casas ayudados por los parientes y compa-dres. El trmino de construccin de una casa es motivo de fiesta entre todos los participantes. Los muebles son sencillos: bancos de madera, vasijas de barro, metate y enseres de peltre. Las camas son de tablas o petates. En algunas casas se cuenta con el bao de vapor o push.

    Como sucede con los otros pueblos indgenas de Chiapas, los tzeltales son agricultores. Cultivan en primer trmino maz, al que le siguen en importancia frijol, chile, papa y hortalizas. Son excelentes

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    en el cultivo de las huertas, principalmente de frutales como el te-jocote, el durazno y la manzana. El equipo tecnolgico tradicional incluye la coa, la yunta y el sistema de tumba, roza y quema. En las partes bajas de su territorio cultivan cacahuate y algo de caf. Tienen hatos de ganado caprino y ovino; de ste, aprovechan la lana, pues el consumo de la carne est prohibido. La cra de galli-nas y guajolotes constituye un complemento de su economa.

    Tambin son artesanos de excelencia, en especial para la con-feccin de los textiles. Destacan por su perfeccin y belleza los chamarros, fajas y huipiles bordados, particularmente los de Tene-japa y Oxchuc. La cermica est muy bien trabajada y tiene fama el centro alfarero de Amatenango del Valle, mientras que Chanal y Oxchuc son famosos por la confeccin de sombreros. Los tzeltales elaboran, adems, bolsas de fibra y cuero, redes, objetos de madera e instrumentos musicales.

    Las fiestas de los tzeltales se ajustan al calendario catlico den- tro de una religiosidad popular que combina elementos europeos e indgenas. Las de mayor importancia en las comunidades correspon-den a cada santo patrn. Los tzeltales tambin celebran el carnaval de Tenejapa, Oxchuc, Bachajn y Amatenango del Valle.

    El primero de enero ocurre el cambio de autoridades que consti-t