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SERMON PANEGÍRICOSOBRE LA ELEVADA ORACION ^

D E S A N F E L I P E N E R I ,SUS P A R T IC U L A R E S EFEC TO S,

Y ESPECIALMENTE EL DE LA PRODIGIOSA ROTURA

D E S U S C O S T I L L A S ,

QUE E N E L T e m p l o d e l a R e a l C o n g r e g a c i ó n del Oratorio de M adrid del mismo Santo , y en el quinto dia de su solemne N ovenario, haciendo la fiesta el Exc."'®

Señor Duque del Infantado , Lunes dia 30 de M ayo del año de 178 5 .

D I X O

E L P , Fr . M A N U E L D E E S P I N O S A , de la B e g u la r Observancia de San Francisco , Predicador

General de N ú m ero , y D ifin idor en la P ro v in c ia de Aragón,

E n M a d r i d : a n o d e m d c c l x x x v t .

E n l a O f i c i n a d e B e n i t o C a n o .

Se ba ila ra en dicha Oficina, y en casa de D , Balentin Francés,

O D I i l ï Ô H ^ ^ A ^ ViOlf.ÂWà sl/ÎOIOAilO AaAV3 JH A J 3^302

, \ 5 i a v i a a

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A^ÜTOH A z o io ia o iîi A J 3 0 J E ETHÜMJAIDS^ZH Y

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k o ï o a o î æ û k o D j a 3 ^ a j a a o J i M a X j a >rs aup , oiniup Í3 ns y t oinfiX omziín b b biibciA ib ohoii:t<^ Hb ' «“ .:>xà b £î23n JSÍ obnîbtfi ,ohi:n3VoH sniiiGÎoa u¿ sb i '.a

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k* >w.tVt ,¿.wn'^0 i.àV\V »

Luatm ardenres in manihus '\>estris. Luca! 1 1 . Caro mea vere est cibus: ]oann. 6,

I j A sagrada Escritura y los Santos Padres nos repi-I • • ^ J _____ / A ____ten con particular encarecimiento dos máximas muy

importantes : la primera, que debemos huir y aborrecer las alabanzas humanas: la segunda j que debemos amar y repetir las alabanzas divinas. La primera m áxim a se persuade, no solo por los estragos de la vanagloria^ que es ruina d élos trabajos y méritos del hom bre, sino por el odio que Dios tiene á este v ic io , y que mostró en la arrebatada y abominable muerte de Heredes ; porque habiéndole sufrido que quitara la vida á Santiago el M ayo r, y que encerrara en rigorosas prisiones á Pedro, sus dos amados A póstoles, no le sufrió que admitiese las vanas alabanzas que le daba el ignorante pueblo en la Plaza de C esarea , llamándole Dios i y tan presto como él creyó que lo e ra , ó que podia serlo , le cubrió el Señor de pies á cabeza de una inmunda lepra , que hizo su cuerpo pasto de gusanos.

La alabanza y la gloria es el patrimonio de Dios i y siendo liberalísimo para ceder todos sus bienes á los hombres , se reserva éste , y no consiente que alguno se le usurpe ( i) . La ley de Dios tiene por fin su glo­ria y alabanza, que es el primer objeto de la caridad. A si resplandezcan nuestras obras delante de los hom­bres, para que en vista de ellas alaben á nuestro Padre,

que(i) Gloriam meam álteri non dabo: Isai. 42. v. 8.

A a

que està en los C ie lo s , dccia el Salvador (2) : esto pe­dimos todos los dias en la mas excelente de todas las oraciones : sea santificado vuestro nombre , deseando su propagación, su honor, y culto, con preferencia á nues­tros particulares intereses (3) : esto deseaba Pablo : sea magnificado en mí Jesu -C h risto , ó por mi vida, ó por mi muerte : yo me alegro de que se anuncie su Evan­gelio, y sea conocido, aunque el principio, que hace obrar á los que le predican, sea la envidia y la maligna satis­facción de excitar y aumentar las persecuciones contra m í (4). Quien no diere la gloria á Dios con sus obras, la dará con su venganza : quien no quisiere alabarle co­mo misericordioso, le alabará como justo. Faraón pudo glorificar á Dios con su obediencia, reconociendo su su­premo dominioi.y lereusó este legítimo tributo, pero le glorificó sumergido en el mar con todo su exército.

San Agustín d ice , que los atributos de Dios que dicen relación à las criaturas, señalan dos cosas : la glo­ria y la grandeza en Dios : la deuda y la obligación en el hombre. La misma explicación habia hecho el Señor por su Profeta Isaías: Y o soy Padre y Señor vuestro: vosotros sois hijos y siervos : Y o he de gozar la honra y el respeto : vosotros me debéis este homerage (5), A si juntó Dios su honra con nuestro provecho, y por este medio aseguró su g loria , por la qual hizo todas las

co-

(z) Sic luceat lux vestra coram hominibus, ut vidcant opera vestra b o n a ,& c : Mutthai. 5 .V . 16 .

(5 ) Sanctificetur nomen tuum. OratÍo Dominica.

(4 ) Dum omnímodo, Sive per occasionem, sive per veritatem, Christiis annuntietur , & in hoc gaudeo , sed & gaudebo: Bpist, Ad Thtlt^^enses caf. i . v. 1 8 .

(5) E go P ater, & D om iniis, & c: lsaÍ4 4 5 . y. 1 1 .

cosas (i5) , y si dio al hombre el gobierno del mundo, si su)ctó á ¿4 todas las cosas, como dice David (7 ), se reservó el ser Dios tenido y respetado por tal. E l D oc­tor Angélico enseña, que tenemos mna obligación no exterior y accidental, no pasagera y por algún tiempo, no condicional y limitada á ciertas circunstancias, sino obli­gación personal, substancial, absoluta de honrar à D ios, y de dar la gloria y la alabanza á sus infinitas perfec­ciones. E l es nuestro Criador , nosotros sus criaturas: es nuestro R e y , nosotros sus vasallos : es nuestro Se­ñor , nosotros su pueblo, y ovejas de su rebaño: es nues­tro M aestro , nosotros sus discípulos: es nuestro Padre, nosotros sus hijos : ¿luego le debemos el tem or, el ho­nor , la sum isión, y el respeto^ de esos antecedentes infería esta conseqüeneia aquel R ey y Profeta, tan ins* truido, como piadoso (8).

N o podemos dexar de conocer las razones que nos obligan á dar culto á las adorables perfecciones de D ios, ni podemos ignorar, que se les da este culto por elexer- cicio de las virtudes christianas , según los diferentes estados de nuestra dependencia : pero la oracion es la que nos hace tributar al Sumo Bien todo nuestro res­peto y reconocimiento. Honramos su dominio por nues­tros sacrificios, su justicia por nuestra penitencia , su soberana voluntad por nuestra obediencia, su providen­cia por nuestra resignación , su eternidad y su inmu­tabilidad por nuestra perseverancia en la vida espiritual: pero honramos particularmente su bondad, su amor, su liberalidad , su magnificencia por nuestras oraciones,

que

(6) Universa propter semctipsum operatus est Dominus: Pro- verb. 16 . V. 4.

(7) Venite atJoremus, & procedamus ante Denm, &:c.Psal. 94,(,8) Omnia subjecisti sub pedibus ejus: Psali 8 .v , 7 .

( ^ )que son estos sacrificios de alabanza, de que la sagra­da Escritura habla frequentemente. Orar á Dios es re­conocerle bueno 5 misericordiosos liberal y magnífico, por una excelencia que pertenece á el solo. Orar á Dios, es decirle, que se espera todo de é l , que nada podemos sin él 5 que dependemos esencialmente de é l , que no seria quien e s , si tuviese menos de magnificencia , de misericordia y de bondad : ved por qué los Santos ja­más acaban de encomendar esta virtud de laoracion, ya colmándola de elogios 5 que declaran su grande exce- íencia, ya adorándola con títulos, que muestran la eficacia de su poder.

Felipe N eri es un testimonio de mayor excepción 4 favor de esta peregrina virtud. N o solo la ha ama- <lo , la ha profesado, se ha distinguido por ella , y ha distinguido su exemplarísima Congregación, dándole por carácter su nombre , que es la Congregación d el Ora­torio , sino que ha recibido de la oracion una vida nueva. San Agustín d ice , que una alma que considera con aten­ción las cosas divinas, halla cierta hermosura, halla cier­ta virtud, halla aquel olor celestial, que le lleva tras si con una fuerza dulcemente poderosa, como confesó en los Cantares (9). Hace sacrificio de su propia vida, interrumpiendo el sueño y el silencio de la noche, como D avid para emplearse en las alabanzas de D io s ; y mos­trándose mas interesado en la gloria de Dios , que en su propia vida , le da Dios por premio una vida nueva. Esta es la vida particular de Felipe N e r i : el murió al mundo estando en medio de é l : su vida ha estado es­condida con Christo en Dios por la oracion. Nosotros no podemos conocer, ni la substancia s ni el m o d o , ni las calidades, ni las acciones de ésta vida de Felipe, has­

ta(9) Currcmus in odorem, &c. CrfHfifor. i. v. $.

ta q u e Jesu-Christo aparezca y se vea todo ( lo ) ; pero veamos qué podemos decir de esta vida nueva que vive Felipe por la oracion mas elevada, y de los efec­tos particulares de esta vida. Son dos reflexiones. V a­mos á hablar de las magnificencias y portentosas efu­siones del Espíritu Santo sobre esta grande a lm a , que le fue tan agradable , y no ha de faltarnos su divina luz, si la pedimos por la intercesión de la Madre de la G ra­cia. A ve M arí a

P A R T E P R I M E R A .

V id a nueva, de San Felipe N e r i po r la v ir tu d de laOracion.

D los es admirable en sus Santos, y la diversidad de caminos por donde conduce á sus escogidos, es

uno de los tesoros ocu ltos, en que, según la expresión de un Profeta , pone abismos incomprehensibles á la ca­pacidad humana ( lo ) . En la Historia de la Religion en­contramos hombres de todas clases guiados por distin­tas sendas al monte de la perfección : hallamos distri­buidas las gracias divinas , como dice San P ab lo , y ex­plica San Gregorio ( i » ) ; y esta division de sus gracias y de sus dones no despoja á cada don y á cada gracia de la calidad, de tesoro y de tesoro incomprehensible : P 6 - nens in thesauris abjssos. Quien viere la vida de Felipe N eri 3 quien examinare sus pasos, sus aciones, sus vir­

tu­

al o) Ponens in thesauris abysses: Pídí. 52. r. 7.(i O Unicuíquc nostrum data est, &c. Ad Epbes. 4. a v . 7.Gregor, in hunc locum.

( 1 2 ) Sacrificium laudis honorificavitme, & illiclwifT quo os- tendam ilJi saturare D ei. Psal. 4 9 . y. z j .

mdes 5 hallará un tesoro en cada virtud y un abismo en todas. Su virginal pureza , su mortificación , su humil­dad 3 su ardiente y apostólico zelo , su devocion al augusto Sacramento del A lta r , son tesoros los dones que su alma recibió de D io s, la discreción de espíri­tus j la vista y presencia de los países mas rem otos, la penetración de los secretos del corazon son abismos: Ponens in thesauris ahyssos. M e parece que todas las virtudes de nuestro Santo son unas sendas , por de­cirlo a s i, pero que su elevada oracion es el camino real que le lleva á la cumbre de la perfección. E l sa­crificio de la alabanza es el que me honra, dice D ios, por D a v id , y ese es el camino por donde llevó al es­cogido hasta mostrarle la vida verdadera: Sacrificium laudís bonorificavit me & illic^ter, ( 13 ) . Parece que se escribieron estas palabras en profecía por F e­lipe N eri, y importarla poco que yo lo asegurara asi, sino lo confirmara la experiencia. En efecto , la oracion es el camino de Felipe : ora siempre , ora en todo lu-* gar 5 ora por to d o s : IllicM h\ Examinemos estos pun­tos con alguna separación.

O r a s i e m p r e . *

E s preciso que sea a s i, para que este empleo se pue* da llamar su cam ino, siempre hallaremos en él á Felipe N e r i , que no ha vivido otra vida que la de la oracion. Desde su infancia se aplica á esta virtud, que parece ha na­cido con é l , anticipándose la gracia á la naturaleza; abre su boca , no para hablar las obras de los hom bres, sino para atraher el espíritu de la oracion, para pagar á D ios él tributo de sus alavanzas, para adorar sus leyes, para

amar-( 1 5 ) Os mccum apeiui & attraxi spiritum. Píí*/. 1 18 . V. 1 3 1 *

amarlas sobre el oro y el topacio , pára percibir su dul­zura sobre la m ie l, para buscar á su Dios como el Profeta ( 14 ) . Qué impresas estuvieron en el corazon de Felipe N eri todas las máximas , todos los sentimien­tos de David en orden á la oracion : ó. diremos que en la escuela de la oracion le instruyó el sabio por esencia , y grabó profundamente en su corazon estos sentmiientos, ¡ Pero quán bienaventurado es el hombre á quien el Señor instruye! ( ly ) fC o n qué actividad, con qué pureza busca á su Dios I David le buscaba con sus manos ( i^ ) : Moyses las levantaba al C iclo : los Após­toles y Discípulos del Salvador dexaban ir sus ojos en se­guimiento de su tesoro. Los ojos, las manos , el corazon dc Felipe buscaban á Dios i y habiendo formado un con­cepto digno de su grandeza, según es capaz, ia criatura deseaba que se convirtieran en lenguas para alabarle las gotas de la agua, las arenas del m ar, Jas hojas de los arboles , las yerbas de Jos prados, el polvo de la tierra, los átomos del S o l , las estrellas del C ielo ( 1 7).

Considerando lo mucho que merece D io s , y lo poco que nosotros podem os, quería que estuviéramos siempre empleados en alabarle: este mismo era el de­seo de San Agustín en sus meditaciones. Señor, Vossoys inmenso, y debeis ser amado inmensamente de aquellos que habéis redimido con vuestra sangre preciosa : no os damos lo que se os d eb e , pero os damos lo que

po-

C14) í5eatushomo,quem tu erudícris Domine:Pí.i¿. 95 v. l i .( 1 5 ) Deum exquisivi manibus meis nocte contra eum;

PSitl. 76 . V. 5.

( 16 ) Laúdate Dom inum , sccundum muliiíudincm maEiiI- tudmis ejus: Psal-, 14 8 . v. 25 .

( 1 7 ) Repleatur os meum lau d e, ut cantem cloriam tuara tota d ie : &c. Pí4/, 70 , v. 8.

B

( i o )podemos. Nuestra boca está llena de vuestra alabanza para cantar vuestra gloria y vuestra grandeza ( i 8) todo el día; esto es, sin cesar, sine intermissione^ en los sucesos prósperos, porque nos consuelan; en los adversos, porque nos corrigen antes de nacer, ó luego que nacimos, porque nos habéis criado; despues, porque nos conserváis y dais la salud, quando pecamos, porque nos perdonáis, quan­do nos arrepentimos, porque nos favorecéis, quando per­severamos , porque nos coronáis : esto hacia aquel gran Profeta alabando á D ios continuamente ( 19 ) ; y si dixo en un Salmo : siete veces cada día canté vuestras exce­lencias (20) : este número de siete es universal en la sagrada Escritura, y significa lo mismo que siempre y sin cesar : Sem per laus ejus in ore meo,

^Quando dexó de orar Felipe N eri jamás : mas fácil le era elevarse al C ielo , que á los mundanos aba­tirse á la tierra. Felipe cumplió perfectamente el orden de San P a b lo , que nos manda orar sin pausa : el tiem­po en que el alma se separa de este exercicio es tiempo perdido. Por mas precioso y delicado que sea el artífice de un relox , le tenemos por inútil y van o , si no señala las horas, ó no avisa de e llas , porque se fabricó para darnos este aviso. Toda esta máquina del mundo es un relox que hizo D io s , para que suene la voz del hombre por las criaturas, alabando al que las crió ; y en cesando esta alabanza, este com ercio, este giro de bendiciones, todo se trastorna, dice San Agustin. Dios bendice al hom­b re , el hombre bendice á Dios : si falta la primera ben­dición , el hombre es infeliz : si falta la segunda, el hom­bre es un ingrato ; pero ambas bendiciones forman un

cir-

( 18 ) Semper lau? ejus in ore m eo : Pí^/. 5 3 . v, i .( 19 )1 Septies in die laudem dixi tibi : Psal, 1 1 8 . v. 1^ 4 .(20) Ecenim benedictionem dabit legislator ; Psal, 8 5. v. 7 .

( i l )círculo precioso : la bendición del Legislador levanta el alm a, y la conduce de una virtud á otra ( 2 1 ) ; la ben­dición del alma dispone estas elevaciones en su corazon á pesar de los obstáculos que opone nuestra habitación en este valle de lágrimas ; de otra suerte se recibió en vano esa alma que no tiene empleo. Inútiles son todas las cosas de que no se hace uso : vanos son todos los hombres en quienes no está la ciencia de Dios , y esta es la oracion (2 2 ).

Para mostrar Felipe N eri la suma necesidad de esta virtud solía d ecir, que un hombre sin oracion era un animal sin razón ; y quando los médicos le prohibieron este exercicio en la enferm edad, dixo al P . Gallonio: me parece ^ue_estoy_hecho una bestia. Alguna vez la s í ^ ó sin interrupción hasta quarenta horas, en cuyo es­pacio se abrasaba su corazon en las purísimas llamas del amor divino. A lli entra en el tabernáculo de Dios con los hombres, que es Jcsu-Christo, y la llaga de su costado : alli m edita, penetra , comprchende los gran­des secretos de la bondad de Dios con el hombre : alli se abisma , se confunde , se pierde , para hallarse dicho­samente 5 como dice el Evangelio : allí persevera, y gus­tando y viendo quán buena es esta negociación con D io s, no quiere dexar el lugar á que le subió su amado, ni al amado que halló en ese lugar, ni la mejor parre que ha elegido, que es la contemplación j y si este es­tado no es de térm ino, es camino seguro : Illic'^ter.

O ra

( 2 1 ) Vani autera suntom nes, in quibus non subest scientia D ei. S:ipent. 1 5. v. i .

(2 2 ) C a li enarrant gloriam D el: Psal, 18 . v. i .

O r a e n t o d o l u g a r .

Si está en San Germán ora en la Capilla del San­tísimo Crucifixo, que se venera en el monte de Gaeta; si vá á Rom a pasa las noches en las Catacumbas y Se­pulcros de los Mártires, alimentado de las meditaciones mas dulces : todos^Jos días en la mañana y en la tarde sube al lugar mas alto de la casa, que le presenta la amenidad de los campos , la hermosura de los Cielos, que nos refieren la Gloria de D io s , y nos anuncian el maravilloso poder de sus manos, como dice David (23). Para esto fabrica en San Gerónym o de la Caridad un mirador ó atalaya sobre su aposento, y en la Vallícela un retiro en sitio em inente; si la caridad de los pró­ximos le saca del retiro , presto vuelve á é l , no solo sin distracción , pero mas fervoroso y abstraído. C onvi­da á su a lm a á bcndccir á Dios en todos los lugares de su dom inio; y sí Dios es Señor de todo , en todo lugar debe ser adorado (24). Solo el Infierno es incapaz de las alabanzas divinas ; pero excepto ese, no hay lugar tan retirado, desconocido ó desierto en que el hombre no pueda y no deba adorar á su Dios. David forma su santuario en el sitio mas áspero y mas árido ( 2 5 ) , y aunque el Tem plo es especialmente la casa de ora­c io n , por los sacrificios que se ofrecen , por los Sacra­mentos que se administran, por la palabra de Dios que se predica, y por la presencia de jesús Sacramentado; pero quando falta el T em p lo , todos los lugares lo son de oracion para los siervos dc Dios ; un sitio inmundo

es

(2 5 ) In omnilocodominationis ejus, & c . Psal. 10 2 . V. l í .(24) In térra deserta, & in via: Psal, 62 . T. 5.(2 5) Tenebit me dcxtcratua: Psal, 1 3 8 . v, 9 .

( i 3 ) 7,os,es templo para Jo b , el lago de los Leones para Daniel, cl seno de un monstruo para Joniis , cl desierto para M agdalena, la mesa para P a b lo , la tierra para Barto­lomé 5 cl lugar de prostitución para Inés.

Finalmente, si el pecador hace del Templo lugar pro­fano , el justo hace Templo de todos los lugares; y ca­minando siempre en la presencia de D io s, lleva cl san­tuario 3 y el altar á todas partes. Fixos los ojos y el co- razón de Felipe N eri en su D io s , ni se separa de su espíritu 5 ni dexa de ver su cara j quiero decir, que le halla en el C ie lo , que le encuentra en el abism o, que le descubre de la otra parte de los m ares, que le reco­noce en todas las criaturas, que en todas partes le ve, le alaba, le adora , porque en todas le conduce y le sostiene su diestra (26). Le conduce en aquellos deseos impacientes de que el Sumo Bien sea conocido y adorado, que le obligan á levantar la voz para excitar todas las criaturas á esta alabanza , tomando unas veces el cán­tico de los Jóvenes Hebreos , entonando otras el Salmo de David , que estimula todo lo criado á dar gracias al Omnipotente ( 2 7 ) , llam ando, como Antonio A bad, los muertos para que le confiesen (28) , convidan­do como Francisco de Asís á las aves y á las. fieras, para que le alaben (29). La diestra de Dios le conduce en aquel exercicio que hace en tiempo de invierno á prima noche, teniendo delante un devoto Crucifixo, que bañado de una escasa y triste luz , le acuerda la sagrada pasión del Salvador: le conduce en la mañana, siendo

sus

(26) Laudate Domínum de CcEÍlsiPsal. 1 4 8 . r . i .(2 7 ) In vita S. AntoniiAbbatis.( 2 8 } Inviratavcs, bestias, & creaturas alias ad laudem condi-

toris; oftc: S. Francisci( 2 9 ) O r d i n a v i t i u m e c h a r i t a t e m : C á n f í f c r , 2 . y, 4 ,

sus despertadores el C rudfíxo , y el Rosario ; le con­duce en el mismo sueño, haciendo que vele su corazon quando el cuerpo toma el preciso descanso; finalmente no hay lugar de donde no haga camino para su ora­cion : l l l 'm ú r .

O r a p o r t o d o s .

E s preciso decir con rapidez todas las cosas. La multitud dc acciones heroycas que se hallan en cada virtud de Felipe N eri obliga á precipitar su panegírico. C om o la caridad es la alma de la oracion, y Dios es caridad, él mismo arregla y ordena la de su sier­vo (3 0 ) ; y despues de dar á D ios la alabanza y la gloria con salmos preces devotas , cánticos espiritua­les 5 según la exhortación dc San Pablo ( 3 1 ) , después dé pagar el misterioso tributo de las horas Canónicas con la mayor dcvocion y entereza , unas \eces en casa, otras en las puertas de las Basílicas de R o m a , otras en el campo, elevando su espíritu con la vista del C ielo, des­pues de hacer la visita de las siete Iglesias absorto en la contemplación de misterios celestiales , despues de celebrar con oracion mas prolíxa las mayores solem­nidades dc la Iglesia , despues dc permanecer delante dcl sepulcro de Jesu -C h risto , puesto de rodillas desde el Jueves Santo en la M isa, hasta el Viernes Santo en la hora que le quitaban dcl monum ento, despues de la lección espiritual que le administraban las colacio­nes dc Casiano , las obras dc Gcrson , y las dcl V . P. Fr. Luis de Granada , con las de los Santos Padres , y es-

pe-

(30 ) Docentes, & commoncntcs vosmetipsos, psalmis, hymnis, & canticis spiritualibus: M Col:ss. 5 .V . 16 .

( 5 1) In manibus tuis soi'tes m x; Psal, 30 . y. 16 .

( i j )pccialmente las Epístolas de San Pablo , la A ljava dcl amor divino, las vidas de Santa Catalina de S e n a , de Santa María Egipcíaca, y del B . Juan C olum bino, estar- do siempre , ó hablando con D io s , ó oyendo su voz, después de repetir muchas veces aquellas tiernas dul* ces penetrantes jaculatorias que hallamos en sus escri­tos , despues de buscar en la oracion el consejo, la luz y la decisión en todos sus negocios, poniendo por medio de ella todas sus suertes en las manos de Dios, como David ( 5 2 ) , y toda la confianza que le llenaba de seguridad, como á Pablo (35) i despues de todo esto, digo , ninguno quedaba excluido dcl calor de su oracion.

Oración que dirigia por el Sumo Pontificc , imitan­do á la Iglesia , por los Rc’yes , y Príncipes, obede­ciendo á San Pablo en su Epístola á Timótheo , por la conversión de los hereges, siguiendo á E lias, que rogó á Dios abriese los ojos de los Siros, por la humilla­ción de todos los enem igos, que hacen guerra á su Madre , que desprecian el fruto de la sangre de Je sa - Christo por la conversión de los pecadores , la con­servación de los justos , el socorro de los pobres, la sa­lud de los enfermos , el acierto de los superiores, la obe­diencia de los inferiores, el exemplo y perseverancia de los fieles, el sufragio, el alivio de los que le precedie­ron con la señal de la f e , y dormían el sueño de la paz, porque ellos no se han separado de la Iglesia, dice San A gustín, y esta Madre piadosa hace memoria de ellos en el alear (34). Finalm ente, sus súplicas alcanza­ron á los justos y á los pecadores , á los fieles y á los

¡n-

(3 2.) Sclo cui crcdidi, & ccrtus sum: z. Ad Ttwoth, i . v, 1 2.D. August. dtatus á Nicolao Turlot, in Th.saurú Doc-

tr^chrisí. p.jrt. i . lections 14 . a pag. 177.(34) A fructibus eorum cognoscctis eos: ca¡>.j,v.i6»

infieles , á los vivos y á los muertos , imitando la ca­ridad dc Dios : por todos ruega, y á todos quiere salvar; mirando como suyos los intereses de D io s , se hace todo para todos los hombres, y asi vive una vida nueva , que el mismo Señor le comunica en este camino de la oracion: llicjíúr, Pero nos resta ver los maravillosos progresos que hace en este camino, y los efectos particulares de esta vida*

Ip a r t e s e g u n d a .

Efectos particulares de la Oración de Felipe N eri,

Os hijos del espíritu de Felipe N eri pretenden que j hable de la elevada oracion dc su ilustre padre,

y de los prodigiosos testimonios que la acreditaron: ¿pero quién podrá tratar dignamente esta materia? ¿Quién vió aquel precioso corazon de F elip e , qviién hizo anato­mía de sus nobilísimos afectos? ¿ Q u ié n fue testigo, quién participó de aquellas luces, com unicaciones, transfor­maciones 5 raptos ? Este sacramento del gran R ey quedó o cu lto , y no se manifestará hasta el tiempo determi­nado por é l mismo. Nosotros no podemos entrar, como d ix e , en el lugar reservado en que Dios colocó á su siervo j pero podemos hacer reflexión sobre algunos efec­tos que se vieron, y reconocer por ellos la causa, como se conoce y se distingue el árbol por los frutos, que es el medio que nos ha enseñado Jesu~ChrÍsto en su Evan­gelio (35). Y siguiendo la doctrina de este excelente Maestro , yo propondré algunos efectos de la oracion de nuestro S a n to ,y vosotros inferiréis quán elevada ha sido ; porque si los efectos son portentosos, es preciso que la casa tenga una virtud extraordinaria.

Mas(5 5 ) Vita cjusdcm scripta i P . D . Emmanuclc Canonica.

( l ? )Mas entre la gloriosa é inumerablc niultitu'd <Íc

los que se ofrecen á mi consideración, ¿qué efectos elegiré? ¿Diré que por la oracion aun en la edad mas tierna de F elip e , que por la oracion so la , sin otra di­ligencia 5 halló una cadena de oro y un vestido que habia perdido incautamente? ¿Diré que llevando su mente fixa en D io s , ni atendia al vestido, ni se acordaba del sustento, que quedaba inmoble con los ojos elevados al C ie lo , que la multitud de negocios, la variedad de sugetos que entraban en su quarto no podian impedir estas y otras demostraciones exteriores, ni él mismo pe­d ia, por mas esfuerzos que hacia para reprimirlas , ó para disimularlas? ¿Diré que le hallaban casi absorto en su aposento muchas veces, que otras parece que hablaba sin conexíon, y fuera del intento, que era necesario hacerse violencia, para volver en s í , que el compañero tenia que prevenirle en la calle quando habia de cor­responder á la urbanidad precisa de los que pasaban junto á é l, porque siempre iba en una profunda abs­tracción? ¿Diré que esta abstracción le hizo entrar en la cámara del Sumo Pontífice sin quitar el solideo, de que no se dispensa alguno , que cl mismo principio le impedia el tomar en la noche algún descanso, si no se le procuraba apartar cl pensamiento de D io s , léycndole algún libro de filosofía, ó política? (55)

Esto y mucho mas pudiera decir de los efectos de su oracion, y estos efectos, que han sido admirables en la oracion de otros justos, no son los mas particulares en la de Felipe Neri. Hay en ella ciertas operaciones del Espíritu Divino, que piden para explicarse, ó las len^guas de los Serafines abrasados en el amor mas puro,

/o

(36) Spiritum sanélum tuum ne auíeras á me: Pj4/w. 50. v l i * Emittes Spiriium tu u m , & creabuntur & c, Psalni. 1 0 3 . v. 5 1

c

o\{±oj6 la lengua misma de F elip e, que experimentó esc fue­go. Entre todas sus devociones era la principal la que profesaba al Espíritu Santo, á quien se encomendaba hu- niildemente, tomando las palabras de D avid , y suplicán­dole 5 no solo que no se separase de é l , sino que des­cendiese sobre su corazon , que le renovase, que le Concediese sus dones (37 ). Este joven Ja c o b , en los veinte y nueve años de su edad tiene ya fortaleza para luchar con Dios y obligarle á que haga en él una co­piosa efusión de sus bendiciones el mismo Espíritu de D ios, que protestó no permaneceria en el hom bre, por­que no queriendo entender el honor, á que habia si­do promovido, se hizo semejante á las bestias mas es­tólidas (3 8 ) : el mismo que baxó sobre los Apostóles, porque halló sus corazones vasos dignos, según la ex-' periencia de la Iglesia ( 5 9 ) , halla en Felipe N eri una disposición la mas conforme á sus deseos , un des­prendimiento generoso de todas las cosas dcl mundo, nna resolución fuerte de combatir hasta su última rui­na todas las pasiones, que pretenden inspirarle el amor del mundo , una proporcion magnifica de la voluntad para sufrir con gozo la privación de todo lo que el mundo estima mas. Pero esto no es bastante.

E l Espíritu Divino halla en Felipe unos deseos vehem entes, unas súplicas perseverantes, unos gemi­dos continuos, unas jaculatorias poderosas : todas son flechas agudas que su corazon enamorado dispara, que

su-(3 7 ) Non pcrmanebit splritus meus in homínein aeternum, quìa

caro est: Genes, cap. 6. v. 3 . Homo cum in honore esset non in- tellexit. PíáÍOT. 48. V. 1 5 .

( jS ) Invenir corda discípulorum rcceptacula munda: In ofjic, Tentícost.

(59 ) Propter miseriam inopum , & gemitum pauperum nunc exurgam: Psálm, 1 1 . v. 5.

suben hasta el trono de la misericordia, que le pene­tran y conmueven. E l Profeta habia dicho en nombre del Señor , que se levantaría oyendo los suspiros dcl pobre (40). San Agustín dixo despues, que tan presto como sube nuestra oracion á D io s , desciende la mise­ricordia de Dios sabré nosotros (4 1) . Para no extra­ñar las grandes misericordias que baxan sobre la pnra alma de nuestro Santo oygamos con atención la oracion que sube á mover esas misericordias.

¡O mi Dios ! dice > Vos sois el Bien S u m o , y yo os deseo: nadie puede consolarme en la tierra , ni dar -á mi corazon la verdadera alegría, sino V o s ; no ha deseado un pobre con mas ardor la abundancia, ni un enfermo la salud , ni un cautivo la libertad, ni un pe­regrino la patria , ni un afligido la proteccíon , que yo deseo vuestro espíritu. En efecto, le invoca , le llam a, y lo que la Iglesia santa hace en la Octava dc la ííesta de este Soberano Espíritu, para no confundir unas solem-' nidades con otras, lo hace Felipe continuamente: Férjiy Vem Sánete Spiritus, V en id , venid al corazon que os llam a, que os desea, que os suspira , que se con­sume por vuestro amor ; venid á purificarle , abrasarle, renovarle; venid á descansaren é l , para que no viva sino vuestra vida misma; Veni^ Sánete Spiritus. N o­sotros resistimos todos los dias al Espíritu Santo , por nuestra dureza, como decia San Estevan á los de la Sinagoga (4 2 ) , ¿pero el Espiiitu Santo resísdrá á estos

de-

(40) Ascendit precatío , & descendit Dei mlseratio: S. August, iii Domin. 1 5. de B . Tobia.

( 4 1 ) Dura cervice, & ín clrcumcisís cordjbus, 8c auribus vos semper Splritui sando resistitis: A¿í. jp jst. 7 . v. 5 1.

(4 2) Spiritusenim omniascrutatur, etiam profundaDci: i,4(i Cotifjtb, cap, 1 . V, 10 .

C 2

(ao)■ídcscos puros, á estas súplicas afectuosas , a estos sus­piros tiernos 3 á estas flechas del amor dulce de Fe- iipe Neri?

E l que repite sus llamamientos, aun quando no le ■queremos responder, ¿se detendrá para entrar quan­do le franqueamos las puertas de nuestra a lm a, quan- ■do le llam am os, quando le instamos à que venga > y quede con nosotros ? Es preciso que oyga las vozes que cl mismo nos ha dado ; oye con complacencia las de Felipe N eri , y viene á él : viene en un brillante globo de fu ego , que entrándose por su b o ca , llena su pecho 3 y le penetra todo , obrando en su alma lo mis­mo que ella obra en el cuerpo ; quiero d ec ir, que le da un nuevo ser , una nueva vida, que le abrasa, le muda y le transforma en s i , y desde entonces comienza un nuevo orden de operaciones.

Nada hace con sus sentidos : no ve con sus ojos; pero el Espíritu Santo le da aquella vista penetrante, perspicáz , con que llega hasta lo mas profundo, has­ta lo mas íntimo de Dios (4 3). N o oye con sus oidos» pero el Espíritu Santo le da aquel oido delicado con que percibe el idioma fino de la divina inspiración, y oye los venerables arcanos, que no le e s licito ni po­sible explicar (44). N o percibe con su olfato ; pero este sentido elevado á un grado milagroso de percepción, le hace distinguir al puro del im puro, al fervoroso del tibio , y al que tiene oiacion del que no la tiene (45^), N o habla su lengua, pero el Espíritu Santo habla en

ella

(4^) Audivit arcana verba, quee non llcet hominiloqui: i . íJíí órm/fo. 12. V. 4.

(44) In ejus vita apud citatum.(4 5) K on cstis vos qui loquimini, & c . 10 . V. 10 .

( a i )ella (46). N o es Felipe quien discurre con tanta pro­fundidad sobre los misterios de D io s, quien se empica en las obras mas heroycas, quien gime en este prolixo destierro ; es ' el Espíritu de Dios , que se ha unido á él de una manera particular, que se ha hecho el prin­cipio de un nuevo orden de aciones, de movimien­tos 5 de incrementos espirituales, todas aquellas proprie« 'dades, que la Iglesia atribuye al Espíritu Santo en or­den á las almas (47). Todos aquellos efectos de que trata San Agustin en su libro dcl espíritu , y de la letra se han verificado en nuestro Santo (48), Todos los bie­nes le han venido con esta comunicación , como decia Salomón de la sabiduría (49).

Pero esta o b ra , esta mutación de la diestra del Excelso ño habia de quedar oculta : el que enciende la luz y la coloca sobre el candelero para que la vean los que entran en la estancia, quiso manifestar los admi­rables efectos que habia obrado en la grande alma de Felipe N e r i , para que los hombres alabasen por ellos al Padre C elestial, pudiera enviar este fuego de suerte, que penetrara sus huesos, le dexára instruido , y que­dase oculta esta efusión, como en Jeremías (50) j mas no ha de ser asi por ahora : se hace un grande ruido en los senos mas Íntimos de nuestro Santo , el fuego

der-

(46) Omnium est enim artifex, omnem habcns virtutem, om ­nia prospicicns: In Offic. Penteíost,

(4 7) de littera & spiritu: caf, i p ,( 4 8 ) Vcncnint auiem mihi omnia bona pariter cum illa: Sa-

p . nt, 7 . V. 1 1 .

(49) D e excelso mlsit igncm in ossibus meis & erudivit me: L . m -nta, 'jsrcm, i . v . 1 2 .

(50 ) Cor m cum , & caro mea exulraverunt in Deum vivum: Psalm, 8 3 . T. 2.

derramado , esparcido por toda la región alegra su espíritu y su carne ( 5 1 ) ; su corazon se enciende, y por un impulso natural se quiere reprimir ; pero la calidad de la llama le dilata, y pretende sacarle de su seno ; el corazon se exa lta , se inflama á la dulce ac­tividad de la llama 5 ya le es m uy angosta la mina en que está reconcentrado , ya busca puerta por donde salir 3 hace fuerza por abrirla , y siendo insuficiente una sola para desahogo de tan grande incendio, revienta por dos partes, rompe dos costillas, y levanta sobre el mis­mo corazon un tumor de la magnicud de un puño.

Felipe cae en tierra, no pudiendo sufrir los vehe­mentes excesos de este amoroso síntoma i separa los: vestidos del pecho para dar algún refrigerio á su abra­sado corazon , éste palpita prodigiosamente desde en­tonces, siempre que se ocupa en las funciones espiri­tuales de oracion , misa , absolución de los penitentes, conversaciones de Dios : la silla , cl lech o , todo tiem ­bla , como si le agitara algún terremoto ; pero estos efectos, lejos de ocasionar turbación, melancolía , des­mayo , abatimiento en este Serafín en carne , le dan á sentir una suavidad inefable , le llenan de un celestial júbilo , asi como alegran á la Ciudad de Dios los ím­petus de la comunicación del Espíritu Santo, á las al­mas : su corazon dispara nuevas flechas al C ielo por los arcos, misteriosos , que forman sus costillas , y por aquella palpitación continua publica que quiere salir á buscar al amado que le hirió é hizo en él tan preciosa estrago.

¡Portentosos efectos! Jam ás se habia oido que alguno abriese los ojos de un ciego de nacimiento, decian los

que( 5 1 ) A sa:cuIo non est auditum, quia quis aperuit oculos caeci

nati? 'Joann,^. v. 32.

( 2 5 )^ ^

qae fueron testigos cíel prodigio que obró Jcsu-CTiris- to (5 '2 ) ;y o digo 5 que habiendo visto mil efectos mila­grosos obrados por k virtud de la oracion, no halla­mos efectos parecidos á los que obró en Felipe N erií A sáculo non est m dttu m . Confesemos la verdad para dar la gloria á Dios. La Oracion ha sido poderosa hasta trastornar el orden natural de las criatutas : la naturaleza del fuego es subir á la región superior : la oracion de Elias le hace baxar por tres veces (55) : la naturaleza del sol es estar en un perpetuo movimiento : la oracion de Josué suspende su carrera ( 5 4 ) : el médico mas hábil cura al enfermo , y conserva por algún tiempo su vida: la oracion de Elíseo sana enfermos y resucita muer- tos : el conquistador mas valeroso pone en pre?« cipitada fuga un numeroso exercito con pocos soldados: la oracion de Judith, dc Judith sola sin arm as, sin tropas auxiliares, quita la vida á un G en era l, y pone en des-» orden un formidable exército de Persas, y Medos (5 5), Dios quiere castigar los excesos de su pueblo ; ya dio principio al castigo, destruyendo por el fuego millares de hombres: lo juró asi en su cólera, y no se arre­piente dc sus juramentos ; pero 1a oracion de Aron le vence : Aron suplica con instancia, y cesa el estrago (5 7), La oracion es mas poderosa que la naturaleza, que la m edicina, que los conquistadores: la oracion vence al invencible. pc-^

(5 1 ) Ex lib. 3 . Regum.(5 3y Sol contra Gabaon nemovearis, & Luna contra vallem

Ajalon ; steteruntque sol, & luna, &c: "Josué 1 0 . V. 1 2 . 7 1 3 .(54 ) Ex 4 . Regum a cap. 3.(5 5) Ex lib. Judith A cíip. 12 .( 56) Pro populo dcprecatus est, & placa cessavit: ÍJumtr, 1 6 .

V. 48.(57) Ejus viu : pan. i . cap. 6. afol. 55.

Pero en Felipe son de otra naturaleza los efectos de la oracion. Hacer que el fuego baxe , suspender su actividad, resucitar los m uertos, vencer los exércitos, aplacar la ira de Dios i de todo esto tenemos repetidos cxemplares : pero atraer al Espíritu D iv in o , recibir su fuego 5 romperse las costillas , palpitar el corazon , y conservarse asi por espacio de cincuenta años, no solo sin d o lo r, sin molestia , pero sin experimentar deca­dencia en el vigor de su salud , y de su espedicion, ¿quéexemplares tiene? ¿Qiiién no reconocerá aqui el dedo de Dios 5 obrando un milagro en cada m inuto, y for­mando una cadena de prodigios, que jamás se han oido?

Speculo non est auditum . Esto ha dicho en subs­tancia Benedicto X IV , y quantos escribieron el porten­toso suceso (58).

Las letras sagradas nos enseñan varias transforma­ciones que ha hecho el Espíritu Santo en el corazon de los hombres. Pedro tímido antes, y tan débil, que es vencido por el mas ligero im pulso , hasta negar á su M aestro, no teme despues toda la fiereza de N e­rón ; y alentado por el fiiego del Espíritu Divino , ó convertido en é l , declara la guerra al Paganismo , y establece el Imperio de la C ru z , á pesar de todas las contradicciones. Pablo vive porque habla, porque obra, porque discurre, porque predica ; pero no v iv e , porque nada de todo esto hace por sí mismo, sino por Jesu-Chris- to ( jp ) . Semejantes transformaciones podemos admirar

en

(58 ) V ivo autem , jam non ego : vivit vero in me Christus: ñd G aU t . z . v . z o ,

(59) E go coníirmavi columnas ejus: 7 4 , v . 5 . Si vir­tutem ipsorum ( Apostolorum ) discere cupis, quales pose datam r,ratiam Spiritus fucrint, considera S.Joann.Chrjsost, hom’ú: 66. in Matthseum.

en los demás A pó sto les, y en otros o b rero s, que les han sucedido desde que el Espíritu Santo baxó á vi­sitarles 5 para fortalecer y confirmar estas columnas de la Iglesia, como habia profetizado D avid , y reflexiona San Juan Chrysóstomo (5 o). N o es fácil explicar cómo se hace esto, pero se siente la virtud poderosa, y se expe­rimentan los efectos.

E l Heroe de la oracion y de la caridad, Felipe N eri, siente sus ardores, sus transformaciones; ¿pero quién las explicará? D ecir que este fuego excluye todo temor hu­m ano, como afirma San Juan ( 6 1 ) , que le hace fuerte para sufrir todo lo adverso, como sucedió á los Apóstoles (Ó2), que le conduce la voluntad divina con una obediencia perfecta , como se verificó en la Santísima Virgen (5 ^), que levanta el corazón á las alturas con unos movi­mientos rápidos , que suceden siempre , y nunca se suspenden , según cl oráculo del Sabio (($4) i todo es­to es lo que pasa en el corazon de nuestro San to , y aun no queda suficientemente explicada su transforma­ción. David habla de una , que se reconoció obra de la diestra de Dios (<$5), y esto será la de Felipe , una mutación especial, diferente de las que se han obrado en otras almas : en Bernardo, á quién alarga Jesu-Christo su brazo : en D om ingo, á quien da á beber su purísima sangre : en Rita de Casia , á quien fixa en la frente una espina de su corona, para que respire por aquella

he-

(<>o) Perfecta chantas foras mittit tímorem : 'joann,CAp. 4 . y. 1 8 .

( 6 1 ) Sed in his ómnibus superamus: ad Romanos 8. v. 3 7 ,(6 2 ) Ecce ancilla Domini: Luía i , v. 38 .{6 5 ) Ect/ííiáíf. 2 4 . r , 29.

(6 4 ) H * c mutatio dextera; excelsí: Psalm, j é . r , 1 1 ,(6 5 ) Iq vitis ¡psorum,

£>

herida : en G^rtriidis la Grande, cuyo corazón es su hos^ p id o y su trono : en Teresa de Jé s u s , à quien un dardo misterioso, gobernado por la mano de un A n g e l, abre puerta en el corazon , para que no le sofoque el torren­te de las consolaciones divinas (66) ; pero la mutación de Felipe N eri consiste en que el fuego del Espíritu Santo entre en su corazon, le abrase to d o , levante sus costillas, las quiebre , le haga palpitar , y en que con­cilie todos los síntomas de una muerte próxim a, éine* vitable, con una v id a , que se consefva por espacio de cincuenta años; H e c mutatio dexter<e excelsi,

A qui pudiéramos convidar con igual motivo que David á todas las criaturas, para que viesen este prodi­g io , esta obra admirable del Señ or, que se manifestó por varios modos i porqi^ no es posible á\ hombre lle­var en su seno el fuego oculto por mucho tiempo, dice un Profeta (6 y) : el de nuestro Santo se muestra en el semblante por resplandores, como sucedió con M oyses; se muestra en los ojos por luces, que admiran los A n ­geles i se muestra en la boca por palabras, que parecen flechas encendidas! se muestra en su cuerpo por una vir­tud que sale dc é l , y que dá la salud á todos ; se mues­tra en sus manos i y tomando con ellas la cabeza del afligido , ó necesitado , y apretándola con su pecho, le dá todo el consuelo que ha menester ; se muestra en sus pies; y los penitentes que se acercan â ellos para confesar sus culpas, advierten la palpitación del corazon de F elip e , quedan libres de tentaciones impuras , y en ccndidos en el amor de las virtudes : al fin este fuego se muestra en la santa inquietud que padece nuestro Santo, que no pudiendo vivir sin respirar de muchos

mo-(66) ' lia U 5 5', V. y.(é 7) Ignem veni mittere in terram : Luu 12 . r. 49-.

m odos, busca las almas para comunicarles este Riego, y desea, á imitación de D io s , que se abrasen en el (68). Sabiendo por su propia experiencia, que este fuego se en­ciende y se aumenta en la oracion, como David dexó escrito (6 9 ),persuad ia á todos la necesidad, la impor­tancia 5 y la facilidad de este santo exercicio , que excitó en sus domésticos, que introduxo en muchas ca^ sas principales de R o m a , prescribiendo el método, sena- lando las horas, y eligiendo los lugares para hablar con I>ios cada u n o , según las diferenrés ocupaciones de si* listado.

C om o si estuviera encargada del cuidado de todo el m undo, buscaba, llam aba, inspiraba a todos, ense­ñaba la humildad y la obediencia , com o una dispo-' sjcion indispensable para que el Espíritu Santo se acer­que á la a lm a, y la instruya : enseñaba la situación en que nos hemos de figurar, que es la misma que la de lina tierra árida , que muestra su necesidad por diferen- rentcs bocas (70 ); enseñaba la sumisión con que hemos de pedir limosna espiritual á Dios y á sus Sancos; ense­ñaba la conducta, que ha de observar el alma en las sequedades, y arideces interiores, no olvidaba prevenir quanto pertenece á la compostura exterior para la ora­cion i hasta el gobierno de la vista corporal ante las sa­gradas Imágenes. Cogieron los primeros fiutos de su enseñanza todos los que fueron felices en tenerle por Director de su espíritu, y que serán un perpetuo tes­tim onio, que acredita su magisterio , y una brillante corona que desde esta vida concedió Dios á su eleva­da oracion.

¿ Y

( ó S ) Concaluit cor mcum ¡utra m e : Ps.iím. 34 . v. i S .(6 9 ) Anima mea-slcut térra sine aqua l ib i : Psalm, 1 4 1 , f . 6, ' (j o ) S» Ambros» lib . j , Comment: in luc, 6, posrliúc.

D 2

/ 2 ? )¿Y por qué no será uno y otro el establecimiento

de su Oratorio? Por él resucitó Felipe el antiguo es­píritu <áe los Sacerdotes de la primitiva Iglesia, En su exemplarísima Congregación se ven todavía los efectos de aquel espíritu seráfico: sus empleos son cl exercicio de los ministerios Eclesiásticos más importantes para el sustento y conducción de las almas : las exórtaciones fre­quentes y fervorosas á la observancia de la divina L ey , á la frequencia de los santos Sacram entos, al exercicio de la Oracion m ental, al aumento del culto D iv in o , al adorno, y á la decencia de la Casa de D ios : todos los Hijos de Felipe N eri parece que han heredado su espíritu de fuego, para ser coadjutores de su caridad, procuran­do encender, conservar y aumentar este mism o fuego sagrado en las almas. Y o nombraría algunos de estos h ijos, si las circunstancias del tiempo lo permitieran , y refiriendo sencillamente sus virtudes en el retiro , y sus empleos en el pueblo. Ies admirariais obrando con cl rá­pido fuego de su Santo Padre, y extendiéndole por todos los corazones. Nombraría algunos que murieron como M oysés, amados de Dios y de los hom bres, y que te­niendo adelantado cl proceso de su beatificación en la sagrada C u r ia , nos hacen concebir esperanzas bien fun­dadas de ver presto un dia , que aumente la gloria acci­dental de la Iglesia Triunfante, y llene de un nuevo gozo la Militante : pero todos estos se han instruido en la es­cuela de la Oracion. ¿ Y qué instrucción pretendemos nosotros, sin cursar esta escuela? Sábios del m undo, en la separación irreconciliable que hacéis del Oratorio, y de la A cadem ia, aprenderéis las ciencias que llenan de va­nidad , pero no poseeréis la caridad, que edifica ; po­dréis conseguir un nombre famoso en los- fastos de la Historia ; pero no se escribirá vuestro nombre én el li­bro de la vida : os podréis adornar con grados y títulos

pom-

pomposos de Doóior y de Maestro ; pero no incorpo­rareis estos grados en la Universidad que solo admite á los verdaderos sabios.

Y para hablar con todos en materia que á todos in- tcresai ¿ qué bien podemos esperar, aún en esta vida, sin la virtud de la oracion ? Si esperamos consuelo en los trabajos , sin la oracion todo consuelo es terreno; si bus­camos alivio en las tribulaciones, sin la oracion será li­mitado ; si deseamos protectores, ó no les hallaremos,- ó no serán del caso; si pretendemos em p leo s, harán nues­tro precipicio. P u es, ¿por qué no amamos , por qué no buscamos, por qué no recurrimos á la oracion,que hace la econom ía, el consuelo , el acierto, la felicidad de nuestra vida ? Los Patriarcas antiguos, los justos de aquel pueblo cscogido, nada determinaban sin buscar la luz de Dios por la oracion. Ella hizo rectos los pasos dc A brahán; meri­torio el viage de Jacob ; agradable á Dios la alianza de Isaac, y la de T ob ías; felices las empresas de Moysés; ardiente el zelo dc E lia s ; acertado el gobierno de David. La Iglesia se figura en una palom a, que g im e, y medita continuamente ; sus hijos en los pollitos de la Golondri­na 5 que no cesan de clamar. Jesu-Christo nos enseñó este exercicio con su exem plo, pasando las noches en la oracion ; y si con una lógica christiana no inferimos lo que nos conviene hacer por lo que hace el Salvador ( 7 1) , no podremos escusarnos de obedecer sus repetidas pa­labras que nos d irige, y intima con todas calidades de precepto. Orad en todo tiem po, nos dice ( 7 2 ) : en la juventud y en la ancianidad, en la noche y en el dia, enla adversidad y en la prosperidad. Orad sin cesar {7 5 ) ,

fo( 7 1 ) Orate omni tempere : ád Iphes. 6 . v. 1 8 .(7 2 ) Sine intermissionc orate : j . Tbessaltn.(7 5 ) I ” ómnibus gratias agite, h *c est cnim voluntas D e i ; tih

sufrá, V. 1 8 .

ó para pedir á Dios lo que habéis m enester, 6 para dar­le gracias por to d o , ó para reconocer en todo lugar su bondad y su magnificencia (74).

N o hay lugar, tiem po, estado, ni condicion , en que no padezcamos grandes necesidades, ya en orden á la vida natural del cuerpo, ya principalmente en orden á la vida sobrenatural del alma. Si somos esclavos del pe­cado , tenemos necesidad de la gracia ; si estamos en po­sesión de la gracia, tenemos necesidad de la perseveran­cia ; y no podemos conseguir estos beneficios, sino por la oracion. La gracia y la oracion son dos cosas que no £,e pueden dividir , decía San Gerónym o contra los Pe- lagianos. Si se halla un hombre que no haya menester la gracia, yo diré que no tiene necesidad de la oracion (7 5 }, ¿Pero qué oracion es esta que el Salvador nos pide? N o consiste simplemente en oraciones vocales que, nos tra- herian cansados , y nos impedirían el cumplir con otros deberes de la sociedad y del estado : no consiste en con­tinuar postraciones y humillaciones, porque estas seña­les exteriores de piedad por sí solas, ni pueden agradar á Dios, ni pueden acreditar al hombre de adorador en es­píritu y en verdadi no consiste esta oracion en una con­tinua aplicación de nuestro espíritu á reconocer sus ado­rables perfecciones j ésta es propria de los bienaventura­dos : consiste en ponernos en un estado en que podamos orar siempre, ofirenciéndole lo que hacem os, humillán­donos baxo su omnipotente brazo , confesando su sobe­rana bondad, y nuestra dependencia, no por actos con­

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(7 4 ) D. Uleron. ad Cteslphon.(7 5) Ncque à loco , ñeque à tem pore, ñeque à clam ore, al>

oraiionc impeditTJur, non enimtam voce opus est, quam cogitatio- n e , ncque manuum extensione, quam animi intensione , ncque fi- j’ ura, sed incelle<5Ì:u, & c. S. Chrysost, hom . 7 9 . ad Populara.

tinuos 5 sino por una humilde disposición de nuestros corazones.

Nuestras acciones Christianas pueden ser otras tantas oraciones : escuchar la palabra de D ios, es orar ; satisfa­cer á las obligaciones de nuestro estado, es orar ; pensar en el neí^ocio de nuestra eterna salud, es orar ; cultivar la tierra , trabajar en su respectiva profesion , y oficio , es orar i defender la Patria y el E stad o , ayudar á su feli­cidad , fomentarla con exhortaciones, con socorros, es orar j interesarse en las causas del p obre, del huérfano, de la viuda, visitar al enferm o, al encarcelado, al triste, y consolarles en sus tribulaciones, es orar. Finalmente, nuestras lagrimas , suspiros , ayunos , limosnas, son ora­ciones : ¿Y quién nos impide orar siempre del modo que acabo de decir? N inguno, responde San Juan Chrysós­tomo (76). N o pide Dios nuestra v o z , sino nuestro pen-' samiento i no se agrada de la elevación de nuestras ma­nos , sino de la rectitud de nuestras intenciones. N o te­nemos Oratorio , San Pablo lo hacia en su prisión : no podemos postrarnos, San Pablo , carg-ado de cadenas , se presentaba asi à sií D ios : no tenemos salud , Ezequias oraba en su enfermedad : nos falta la v o z , sin ella fue oida la madre de Sam uel, por el que percibe la prepa­ración del corazon (77) : nos persiguen nuestros enemi­gos 5 sin permitirnos un momento de reposo, en medio de la mayor persecución oró Moysés (78) : yo hallo

hom-(76 ) Porrò Anna loquebatur in corde suo : tantumque labia

illìus movcbantur , & vox penitus non aiidiebatur : l . Regum i . V. 1 5. I . Praeparaiionem cordis eorum audlvìt auris tua: Psalm, 9 .V. 9-

(7 7 ) Qyid clamas ad me ? &c. txodì 14 . r . 1 5 .(7 8 ) Deus sine mediatore exorabilis e st , sìne pecunia, sine

impensa precibus annuit : satis est solo corde clam are, lacrymas fundere & c . D. Chr-jsQst. homil. 4 . de Poenitent. tom, 5.

hombres de todos los estados y condiciones, que ora­ron á D io s , y hallo que Dios les oyó en todo lugar y tiempo 5 que testificó su gozo al ver que sus criaturas querian comerciar con é l , y que le llamaban repetidas veces hasta importunarle, por decirlo a s i, exclama San Juan Chrysóstomo. Oremos á nuestro D io s: acerquémo­nos al trono de su gracia: no recelemos hallarle de mal h u m or, ni que se nos niegue : no hay alli portero que nos impida la entrada en su C a sa : no hay competidoi^ss que nos sean sospechosos: no hay centinelas que nos de­tengan , pi criados que nos desayren i el mismo Se­ñor nos llam a, nos convida, nos previene i y como no podemos acércanos á él sin su a u x ilio , nos ofrece el espíritu de la oracion, que es el principio de sus gracias, y el medio de conseguir las mas grandes, hasta gozar de su vista para siempre en la vida eterna.

O. S. C S. R . E .

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