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La Esfera de los Libros lanzará durante el próximo otoño Muchachas, la nueva trilogía de la escritora francesa Katherine Pancol. Las tres novelas, publicadas por la editorial Albin Michel entre febrero y mayo, llevan ya más de un millón de ejemplares vendidos en Francia. La novelista alcanzó el éxito definitivamente en el año 2006 con la publicación de la historia de Joséphine Cortès, la protagonista de Los ojos amarillos de los cocodrilos, El vals lento de las tortugas y Las ardillas de Central Park están tristes los lunes, que le aupó a la lista de los diez autores más vendidos del país vecino, con más de seis millones de ejemplares de sus libros y traducciones en 29 países, entre ellos Estados Unidos. En España, la llamada trilogía animal ha vendido más de 750.000 ejemplares. La primera entrega de Muchachas –en español, en original, un guiño de la autora parisina a nuestro país, que lanzó su trilogía anterior al éxito internacional– llegará a las librerías españolas el 26 de agosto, el segundo volumen, en octubre, y el tercero, en noviembre. Por las más de 1.400 páginas de estas novelas los lectores encontrarán a personajes fascinantes que se mueven en diversos escenarios, desde Nueva York a la Borgoña, pasando por Londres o a Miami; pero también a otros que ya conocieron en Los ojos amarillos de los cocodrilos.

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LAS NOVELAS

Esta novela está llena de chicas. Ellas llevan la batuta. De Nueva York a París, de la Borgoña a Londres o a Miami. Chicas que inventan, se encienden, aman. ¿Y los hombres? Ellos también están. Pero son las muchachas las que bailan, bailan, bailan. Ellas hacen volar su destino esplendoroso. ¡Y esto solo acaba de empezar!

26 de agosto de 2014│416 páginas │Precio: 19,90 €

Estas chicas son intrépidas. No piden nada a los demás. Solo se lo piden a ellas mismas. Esconden su miedo detrás de una sonrisa. Es la manera más segura de avanzar, inventar, inventarse. Sienten el impulso en las alas, levantan el vuelo, caen y remontan aún más bellas. Hay secretos, misterios, traiciones. Obstáculos que sortear. Palabras de amor lanzadas al viento. ¡La vida, claro está! Octubre de 2014│400 páginas │Precio: 19,90 €

Para algunos, es la hora de la venganza. Para otros, la de la liberación. O de la esperanza. Todo se enreda, se desenreda, revive. Las muchachas avanzan a grandes pasos. Nunca saben qué va a suceder. Contienen la respiración, cruzan los dedos. ¡Vivan las muchachas!

Noviembre de 2014│Aprox. 600 Páginas │Precio: 19,90 €



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LOS PERSONAJES Stella. Treintañera, vive en una granja de un pueblo de la Borgoña francesa, trabaja en una chatarrería, viste como un hombre, tiene un hijo de 12 años llamado Tom. Léonie. 60 años, hija del antiguo terrateniente Jules de Bourrachard y esposa de Ray Valenti. Vive recluida en su casa desde que su hija Stella se marchó. Ray. 60 años, bombero. Es el héroe local, pero todo el mundo le teme. Vive con su mujer Léonie y su madre, la dura Fernande. Georges y Suzon. Hermanos, antiguos sirvientes de Bourrachard y vecinos de Stella, a quien han criado y ahora ayudan. Julie, 34 años. La mejor amiga de Stella, es la hija del dueño de la chatarrería y la gestiona con mano firme. Sueña con tener un buen novio. Adrian. Inmigrante ruso sin papeles, trabajó en la chatarrería, donde se enamoró de Stella. Edmond. Padre de Julie y dueño de la chatarrería, enfrentado a Ray desde la juventud. Hortense. Joven diseñadora, vive en Nueva York con Gary. Su objetivo es triunfar en el mundo de la moda por encima de todo y de todos. Gary. Joven y encantador, la media naranja de Hortense, es un virtuoso de la música. Amadrinado en Nueva York por la anciana y rica Elena Karkhova, que le cede un piso de su gran casa. Calipso. Nieta de Ulises, un viejo cubano exiliado en Miami, ella estudia música en la escuela de Gary en Nueva York y trabaja en lo que puede para pagar sus clases. Josephine. Escritora de éxito, ha vuelto a rehacer su vida junto a Philippe en Londres. Madre de Hortense y Zoé. Philippe, el abogado de los millonarios parisinos, ahora se dedica a la trabajar en un refugio para mujeres en Londres junto a Josephine y Shirley. Zoé. La sensible benjamina de Joséphine, vive muy triste en Londres, alejada de su gran amor Gaétan y de su querida hermana Hortense. Shirley, una misteriosa y atractiva inglesa, madre de Gary. Vive en Londres y mantiene una aventura amorosa con Oliver, profesor de piano.



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LOS LUGARES Gers. Pueblo de la Borgoña francesa. En sus granjas, en su chatarrería, se desarrolla la historia de Stella. Nueva York. Allí están la Juilliard School, el restaurante donde trabaja Calipso, la tienda donde trabaja Hortense, el piso donde vive la pareja. París. Zoé y Gaetán viven allí. Londres. Josephine, Philippe y Shirley se han marchado a vivir a la capital británica, y todos se mueven en torno al refugio For Women Only. Y también Miami, Cuba, Rusia, Tokio…

LA AUTORA HA DICHO… «Fue un día de junio de 2010, un día húmedo de calor pegajoso. En el pueblo de Plaisance-du-Gers. Cerca de Lourdes. Yo me había instalado en la terraza de un café. Hacía tanto calor que nadie se atrevía a salir sin un motivo imperioso. Yo pedí una clara y abrí un periódico. Llegó una pareja. Un hombre con chanclas, camiseta holgada sin mangas y short azul de nailon. Un mequetrefe que exhibía una leve sotabarba rubia. Y una mujer. Brigitte Bardot con la peluca castaña de Camille en El desprecio y unas gafas grandes muy oscuras. Tan guapa, que las burbujas de la clara se me metieron por la nariz. Y dos niños pequeños. Ocho y diez años, aproximadamente. La pareja se instaló en una mesa cercana a la mía. Tras un prolongado conciliábulo, pidieron. Yo leía mi periódico con un ojo y observaba a esa familia con el otro. El hombre le hablaba a la mujer en un tono muy bajo, muy bajo. La reñía. Ella no chistaba. Ella miraba fijamente al frente. Estaba embarazada de cuatro meses, quizás cinco. Y luego... El hombre levantó el brazo y le pegó varias veces. La cara de la mujer chocó contra un pilar de piedra. Rebotó, rebotó. Ella no emitió el más mínimo grito. Se volvió a colocar las gafas en su sitio. Los niños exclamaron: pero ¿qué ha hecho mamá? El mequetrefe respondió: si vosotros no lo sabéis, ella sí que lo sabe. El camarero trajo las consumiciones. Ellos cogieron sus pajas, bebieron.



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Más tarde, yo seguí a la mujer cuando se dirigió al servicio. El hombre me alcanzó y me inmovilizó contra la pared. Si armas jaleo, le doy una paliza, dijo. Ella me miró. Nunca olvidaré esa mirada. Me suplicaba que no hiciera nada. Me hizo un gesto para que me marchara. Me marché. Y ya no vi nada más. Estuve mucho tiempo sin ver nada. Hasta que me decidí a escribir. La escritura sirve para ver lo que querríamos olvidar. Apenas había empezado cuando la voz de Hortense volvió. Como un contrapunto. Y la de Gary. Y Joséphine, Shirley, Zoé, Philippe. Llegaron todos. Se apresuraron a contarme sus novedades. Vinieron a mezclarse con la historia de Léonie y de Stella, de Ray, Adrian, Georges y Suzon, de Julie y de todos los demás que brotaban como setas en mi historia. Escribí esta novela pensando en aquella mujer de la terraza del café de Plaisance-du-Gers. Y en todas a las que interrogué para este libro. Mujeres apaleadas, violadas, maltratadas. Ellas tuvieron la valentía de hablarme, y yo se lo agradezco. (…) Lo digo siempre: escribir es abrir mucho los brazos y dejar que la vida te empape. Y después recoger, seleccionar, probar, aspirar, escuchar, desarrollar. La vida es una novela. En ella lo encontramos todo. “Las cosas están ahí. ¿Por qué inventarlas?”, decía Rossellini. Detalles atrapados en las calles, en el metro, en estaciones, en aeropuertos, en conversaciones robadas, una silueta que camina por la acera, un cuadro en un museo... jirones de vidas que recojo y doy forma, que transformo, retuerzo y estiro. Un hombre mayor sentado en un banco delante de una tienda en Jefferson, Texas, que tal vez se convierta en el personaje de una nueva historia. Acercarse, hablar con él. Asumir el riesgo de ser rechazado. Escrutar, escuchar, dejar resonar. Esperar que llegue la chispa. Construir los personajes. Y dejarles que escriban la historia».

Katherine Pancol



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La Presse, 28 de enero de 2014

Muchachas: La estrella Pancol Para escribir este libro, Katherine Pancol ha regresado al periodismo,

un trabajo que dejó en 2008 para dedicarse por completo a la escritura

Por Michèle Ouimet (París). En junio de 2010, Katherine Pancol está sentada en un café al aire libre. A su lado, una pareja: él, un «mequetrefe en pantalones cortos»; ella, tras unas enormes gafas de sol que ocultan parte de su cara. Con ellos dos niños de 8 y 10 años. La terraza está desierta porque hace un calor infernal. Pancol observa a la pareja. Ve al hombre mirar con el rostro enojado a su mujer embarazada, y susurrarle palabras violentas. De repente, él levanta su mano y la golpea en la cara con fuerza. Dos veces. «Yo estaba petrificada, estupefacta, dice Pancol, no podía respirar». La mujer se pone las gafas y, sin decir una palabra, se va al baño. Katherine Pancol se levanta para seguirla. El marido la empuja contra la pared y la amenaza. «Si hablas con ella, la mataré». Katherine Pancol ve la mirada desesperada de la mujer rogándole que no intervenga. Pancol se aparta, en silencio, casi avergonzada, pero la escena queda grabada en su memoria. Del trágico destino de esta mujer anónima que Pancol no pudo evitar surgió la protagonista del primer volumen de su nueva trilogía, Muchachas, que se lanza en febrero –el segundo volumen se publicará en abril y el tercero, en mayo–. Para escribir este libro, vuelve la Pancol periodista, un trabajo que dejó en 2008 para dedicarse por completo a la escritura. Entrevistó a veinte mujeres maltratadas «para conocer los verdaderos detalles». «Quería saber cómo se llega a eso, dice Pancol. Quería entender el código de silencio, la cobardía y el miedo de otras

personas que lo saben, pero que no dicen nada». En su novela, la mujer maltratada se llama Leonie. Su esposo, Ray Valenti, es un matón que la golpea con rabia. Es un hombre temido por todo el pueblo. Un personaje dibujado a grandes rasgos, al borde de la caricatura. ¿Demasiado caricaturesco? «No, defiende Pancol. Pregúntale a una mujer maltratada, es increíble». Un rompecabezas Katherine Pancol toma su segunda taza de café, un expreso. Me ha citado en un café cerca de su casa en Neuilly-sur-Seine, un barrio rico en el otro lado de la circunvalación de la ciudad, entre París y los barrios residenciales. Llega con sus gafas de sol en la nariz, aunque cae una ligera llovizna. Está de gira promocional de Muchachas, que incluye varios personajes de su trilogía Los ojos amarillos de los cocodrilos, escrita entre 2006 y 2010, un gran éxito –seis millones de ejemplares– que encumbró a Pancol. En esa serie de novelas contaba las peripecias de la familia Cortès, a través de densas intrigas densas, a veces inverosímiles. Para escribir su nueva trilogía, ha hecho malabares con más de treinta personajes, algunos nuevos, como la maltratada Leonie, otros conocidos por los lectores. Ha resucitado a la familia Cortès de la que ya había escrito 2.000 páginas. Todos los personajes, antiguos y nuevos, se cruzan y conforman la intriga. Un verdadero dolor de cabeza para una escritora



http://www.lapresse.ca/arts/livres/entrevues/201402/28/01-4743528-muchachas-la-star-pancol.php

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que quiere entrelazar todas las historias. Admite que trabaja sin un plan. «Antes de escribir, paso un año construyendo mis personajes», dice. Refina los detalles que les dan «sustancia y credibilidad». «Nabokov [Lolita] habló del detalle divino», menciona Pancol. Son los personajes quienes le dictan los pasos a seguir, los que hacen y deshacen las intrigas. Ellos toman el control de la historia, dice Pancol, giran. Hilando todo, escribió 1.400 páginas. Si se añade a la trilogía anterior, es una obra de más de 3.400. Se mira en Balzac, que escribió novelas ríos. Le gusta narrar. Y a las lectoras les encanta. Sus libros se venden como pan caliente. Su nueva trilogía le llevó tres años y medio de duro trabajo. Sudó para escribir, se exigía una infernal disciplina. Se instalaba en su despacho a las dos de la tarde y trabajaba hasta las siete, cinco horas sin interrupción.

«Permanecer sentada sin que llegue nada es horrible. A veces, cuando estoy realmente atascada, camino, muy rápidamente, y me desbloqueo». ¿Cuánto gana con sus libros? «No lo sé. ¡Es cierto! No soy buena con los números». No vive como una estrella. No tiene conductor, ni secretaria o asistente. Viaja en metro y autobús, hace la compra y regatea el precio de la fruta si es muy caro. Al París intelectual no le hace mucha gracia. Katherine Pancol se encoge de hombros. «Llego a la gente porque vivo como todos. No llevo ni me gusta la vida mundana». Ella tiene éxito. Éxito del que disfruta porque le da una gran libertad, «la de hacer lo que me gusta». A pesar de los críticos. «¿No era el cantante Charlebois quien decía que los críticos eran unos fracasados simpáticos?» Sí, era Charlebois.



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L’Express, 2 de febrero de 2014

Katherine Pancol, novelista cercana Después de la trilogía de la que vendió varios millones de copias, Katherine Pancol publicará una nueva saga en tres volúmenes de aquí al verano. Una oportunidad para conocer la «receta» de

una autora que juega con la complicidad de sus lectores.

Aun a riesgo de confundir a los lectores, Katherine Pancol abandona cocodrilos, tortugas y ardillas por un realismo rural bastante duro.

Por Jérôme Dupuis. Suspense insoportable: ¿cómo se va a llamar la nueva novela de Katherine Pancol? Tras el triunfo de su trilogía Los ojos amarillos de los cocodrilos, El vals lento de las tortugas y Las ardillas de Central Park están tristes los lunes de la que vendió más de tres millones de copias, la web Libro de Bolsillo invitó a sus lectores a hacer sugerencias en un sitio web creado para la ocasión. No ha decepcionado. Nuestros favoritos: Los koalas del Taj Mahal están gordos todo el año y Las rocas del volcán Eyjafjallajökull están estupefactas los martes. ¡Ay! Pero Katherine Pancol optó por un título mucho más sobrio: Muchachas. O más exactamente, Muchachas, volumen 1. El segundo se lanzará en abril y el tercero en junio, 1.400 páginas en total. Un reto para la novelista y un desafío industrial para su editorial Albin Michel, que ha impreso 400.000 ejemplares de este Muchachas 1. Desafío, porque en Muchachas –en español– Pancol deja de lado a su pequeño zoológico literario, aunque cruza aquí y allá a los personajes de su trilogía anterior –Hortense, Gary, Josephine...– retozando entre Londres y París, junto a las siluetas furtivas de Tom Ford o Anna Wintour, con nuevas caras de un escenario rural bastante duro.

Barro, chatarra y escopeta. Una procesión previsible de rencor rancio y secretos de familia, un toque de pedofilia, muchas mujeres maltratadas (el tema real de la novela), y un nuevo personaje que eclipsa un poco a todos los demás, Stella. Simenon habría conseguido una obra maestra. Sin lugar a dudas Katherine Pancol está fascinada por este mundo de desgracias. De niña, cuando le preguntaban qué quería ser de mayor, esta gran lectora de Sans famille respondía: «Quiero ser Hector Malot». Fascinada por las series de televisión, la novelista se inscribe en la línea de Sex and the City (sin acercarse a la vena mala de Carrie Bradshaw y sus amigas). Pero esta vez, se sitúa más en el lado de Louis la Brocante. El riesgo para ella y su editor es obvio: desconcertar a sus lectores, como había hecho en otoño Anna Gavalda con su Billie, más cruel que sus novelas anteriores, y que supuso una dramática caída de las ventas. Efecto espejo que funciona con los lectores Pero, después de todo, la «receta Pancol» puede ser infalible. La novelista, nacida en 1949, consiguió un gran éxito hace 30 años con Yo primero, impulsado por su vecino Romain Gary, antes de experimentar un ligero purgatorio y resucitar hace unos años, con el triunfo de su trilogía, uno de los



http://www.lexpress.fr/culture/livre/katherine-pancol-romanciere-de-proximite_1322688.html

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libros más vendidos en Francia (traducido a veinte idiomas y publicado en Estados Unidos el año pasado). ¿La receta? Personajes que se visten en Monoprix y se llaman Choupette, mientras sueñan con cruzarse un día con Karl Lagerfeld (aparentemente considerado como la muestra de mayor éxito de la especie humana). Una escritura simple, muy dialógica, que no escatima en efectos -«Stella había huido de su casa llorando lágrimas de rabia, lágrimas secas y parcas que se esparcían como la gravilla»-; charlas -«El año próximo tendrá once años, entrará en secundaria, luego el instituto...»- y extrañas trivialidades -«Me han mirado como a una caca de caniche francés»-. Casi no hay sexo, hay hombres y mujeres que aparentemente nunca oído hablar de Internet en el año 2014 y, como siempre, hay heroínas feuchas que sueñan con el príncipe azul. Para crear sus personajes, Pancol observa: Josephine está inspirada en una investigadora del CNRS que encontró en una playa de Normandía, Stella nació en un café de Gers en el que un hombre golpeaba a su mujer ante los otros clientes, Hortense es una chica con la que se cruzó en una zapatería de Passy, etc. El efecto espejo con los lectores funciona a la perfección. Esto en cuanto a los antecedentes. Pero no sólo eso explica su extraordinario éxito. Katherine Pancol inventó un concepto de marketing formidable: la novelista cercana. ¿Su arma secreta? Un blog (www.katherine-pancol.com.) ¿Primera norma? Cualquier lector que deja un mensaje tendrá derecho a una respuesta. Confirmado: los héroes que inspiraron los personajes se mencionan en los interminables agradecimientos al final del

volumen; también sus niños Chacha y Clement, su perro Calcetines, su ama de llaves Coco, Inès de la Fressange, etc. Las lectoras la adoran y le envían pequeños regalos -cajas de té (su pequeño vicio), tazas, llaveros de en forma de cocodrilo...-. Blog íntimo, concursos y picnics con los fans Esto no es todo. Nuestra escritora interactiva también tiene un "Blablablog". Entre dos vídeos de gatos y direcciones de tiendas en Nueva York, Katherine Pancol describe la agonía de sus días de escritura en pijama; las travesuras de señor George (la ardilla del jardín); el baño en su casa de Fécamp («chapoteo», en lengua Pancol). Cuando termina una página que le gusta, exclama un Yupiiii o Lalariii… Las lectoras pudieron seguir el proceso de escritura de Muchachas y situaciones demoledoras, como cuando conoció a la dulce Gloria. Pero todavía hay más. También en su blog, Katherine Pancol organiza concursos con ejemplares dedicados de Muchachas, ofrece a sus seguidores convertirse en extras en la adaptación cinematográfica de Los ojos amarillos de los cocodrilos (ha estado de gira con Patrick Bruel y Julie Depardieu) o les invita a pasar un día en el set de rodaje con ella. Cada vez, recibe miles de respuestas. Incluso llegó a celebrar un picnic gigante en el Bois de Boulogne con 250 lectores. La escritora resume su relación con sus fans: «No nos conocemos y de repente nos conocemos porque amamos las mismas palabras. Formamos una rueda invisible. Nos damos la mano» ¿Van a continuar los lectores tomando la mano que les ofrece? ¿Lo harán con las Muchachas como con los cocodrilos, las tortugas y las ardillas? Suspense insoportable, decíamos...



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Le Monde, 18 de febrero de 2014

La receta Pancol: Muchachas Por Sandrine Blanchard. Vuelve Katherine Pancol, 59 años, novelista. El 13 de febrero 400.000 de sus Muchachas invadieron las librerías. Cubierta naranja fosforito, cuñas de radio, campaña de carteles llamativos y cuidado plan de medios: la editorial Albin Michel tenía todo previsto para el lanzamiento del primero de los tres volúmenes de esta nueva saga, incluyendo que no se envíe al programa Máscara y pluma. «Como con Amélie Nothomb o Eric-Emmanuel Schmitt, no hemos recibido el libro. La promoción se organiza voluntariamente lejos de la crítica», apunta Jérôme Garcin. Para el conductor del programa de France Inter, «el lanzamiento de esta serie se parece al de una superproducción cinematográfica».

De hecho, una tirada inicial de 400.000 ejemplares es muy superior a la de una Anna Gavalda o un Michel Houellebecq. La autora se ha convertido en un fenómeno editorial. «La salida de un Pancol es como la de un Daft Punk para el pasillo de música; una chispa que inicia las ventas», resume Pascal Dulondel, director de la

librería Cosmopolitan en Angoulême. Publicada entre 2006 y 2010, la trilogía anterior –Los ojos amarillos de los cocodrilos, El vals lento de las tortugas y Las ardillas de Central Park están tristes los lunes– ha vendido 6 millones de ejemplares en Francia y ha sido traducido a treinta idiomas. «En España e Italia, ha habido subastas por los derechos de Muchachas», asegura Ducousset Richard, director de Albin Michel.

Terra Femenina, 18 de febrero de 2014

Katherine Pancol rompe el tabú de la violencia doméstica en Muchachas

El pasado 12 de febrero Katherine Pancol publicó su última novela editada por Albin Michel. Titulada Muchachas es la primera de una nueva saga, que se ocupa de la violencia doméstica. Un libro oportuno, ya que, según un estudio reciente de la Federación Nacional del Hogar y Asociaciones de Integración, las llamadas al 115 van en aumento. De una escena increíble, a la que asistió Katherine Pancol, nace su último libro. En junio de 2010, en un café de Plaisance-du-Gers, una mujer embarazada es golpeada por su marido delante de sus hijos y los clientes del café. Cuatro años después, la novelista publica Muchachas, considerado ya por la crítica como el acontecimiento literario de la temporada o el gran éxito del año. Publicado por Albin Michel, el primer volumen de esta nueva saga se ocupa de la violencia doméstica.

«Son varias historias. Una ocurre en Nueva York, con personajes antiguos (Hortense, Gary) y nuevos: una violinista llamada Calypso, su abuelo (un cubano emigrado a Miami), una condesa rusa que vivió en Francia y emigró a Nueva York», detalla Katherine Pancol. «Después está otro escenario rural bastante brutal con la turbia historia de un hombre que es el héroe del pueblo, un bombero llamado Ray, pero que maltrata a su mujer y a su hija», dice la protagonista de uno de los mayores fenómenos editoriales de los últimos diez años en Francia. Después de Los ojos amarillos de los cocodrilos, El vals lento de las tortugas y Las ardillas de Central Park están tristes los lunes, la publicación de Muchachas es de gran actualidad, por las nuevas cifras sobre violencia doméstica en Francia.



http://www.lemonde.fr/a-la-une/article/2014/02/18/la-recette-pancol_4368376_3208.html

http://www.terrafemina.com/culture/livres/articles/38283-katherine-pancol-brise-le-tabou-des-violences-conjugales-dans-muchachas.html

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LA AUTORA Katherine Pancol nació en Casablanca y a los pocos años se trasladó con su familia a París. Cursó estudios literarios y se doctoró en letras modernas. Trabajó de profesora de latín en francés antes de comenzar una larga trayectoria profesional como periodista en publicaciones como Paris Match o Cosmopolitan. Ha publicado más de una decena de libros y el éxito le llegó definitivamente en el año 2006 con la publicación de la historia de Joséphine Cortès, la protagonista de Los ojos amarillos de los cocodrilos, El vals lento de las tortugas y Las ardillas de Central Park están tristes los lunes. Los ojos amarillos de los cocodrilos se llevó al cine en 2014. Dirigida por Cécile Telerman, la película está protagonizada por Julie Dépardieu, Emmanuelle Béart y Patrick Bruel, entre otros. Katherine Pancol forma parte de la lista de diez autores más vendidos en Francia.

Foto ©Sylvie Lancrenon

Más información: www.katherine-pancol.com

«Nací en Casablanca, Marruecos. Crecí bajo las palmeras de Media...

A los cinco años, llegué a Francia. Estudios Literarios (máster y dos años de doctorado en Literatura Moderna), profesora de francés y latín, viajes, diversos oficios, y un día, a raíz de un encuentro casual, me convertí en periodista.



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Recuerdo mis primeras palabras impresas en un periódico. Bajé al quiosco y di vueltas alrededor como un sioux borracho. Abrí el periódico, lo cerré, lo abrí de nuevo. Era pura felicidad, no podía creer que mi nombre estuviera impreso en la parte inferior derecha.

Cambié de periódico. Aprendí a escribir. Repetía cada artículo veinte veces hasta que “sonaba” bien. Aprendí la música de las palabras.

Un día, un editor me pidió que escribiera una novela. ¡Una novela! ¡Yo! ¡Imposible! Fue Yo primero, en 1979. El cielo cayó sobre mi cabeza y también el éxito. Me fui a Nueva

York. Cambiar de ciudad, de país. Viajar, vivir, divertirse, conocer otro mundo. Escribir. Hice un curso de cómo “escribir un relato, una novela, una obra de teatro” en la

Universidad de Columbia. Conocí a escritores, directores, guionistas. Escuché, aprendí, todavía estoy aprendiendo.

Escribí La Barbare en 1981. Luego, todavía en Nueva York, Scarlett, si possible y Les hommes cruels ne courent pas les rues.

Me gustó escribir, la forma de vida que implicaba. No tenía elección. No se hacer nada más. Y los hijos. Primero una niña y después un niño. Mis dos maravillosos hijos… Amo

profundamente la compañía de los niños; me habría gustado tener muchos, muchos... Me casé, volví a Francia, me divorcié, me movía, me movía. Banal, ¡ay! Seguí escribiendo. La escritura se convirtió en el motor de mi vida. Me resultaba fácil y

duro al mismo tiempo. El tiempo pasaba muy deprisa o muy lentamente. Quería dejarlo o no parar nunca...

Descubrí otro mundo. Podía viajar con la mente y estaba bien... Escribí novelas (Vu de l'extérieur, Un baile más, Una imagen tan bella, J'étais là avant, Et

monter lentement dans un immense amour, Un homme à distance, Embrassez-moi). Obras de teatro. Y artículos. Para Paris-Match.

Viajé. Pasé diez días en Manchester para seguir a los terneros de Cantona, quince días en la India, una semana en el corredor de la muerte en una prisión de EE.UU. Entrevisté a Reagan, Jospin, Chirac, Meryl Streep, Johnny, Vanessa Paradis, Louise Brooks.

Siempre estaba observando, aprendiendo. Me gusta aprender. Me encanta la vida, los amigos, las reuniones, los viajes, lo inesperado, abrir bien los brazos, incluso cuando los quiero cerrar. Nunca me aburro. Y de ese abrazo a la vida han nacido mis libros.

Y entonces dejé el periodismo para dedicarme a escribir. Mi día a día sigue un ritual inmutable: levantarme, té y bocadillos, lectura de periódicos,

arreglar la casa y el papeleo, pasear a mi perro Calcetines... y finalmente sentarme sola frente al ordenador para encontrarme con mi otro mundo, mi mundo de fantasía con palabras, personajes, ideas que flotan en el aire y que capturo. O no. Algunos días cojo la pala, otros me lamento en el desierto.

Pero sigo teniendo el mismo deseo de vivir y aprender... Quiero hacer mías las palabras de Paul-Emile Victor: “Vivir es despertarse en la noche con

la impaciencia del día por venir, asombrarse de que el milagro cotidiano se reproduce para nosotros una vez más, es tener insomnio de alegría”.»



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