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Múltiple exposición De la búsqueda del movimiento, a la búsqueda de la magia.

Rafael Zacher

www.rafaelzacher.com

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Un poco de historia:

Entre la segunda mitad del siglo XIX y los primeros años del XX, los sucesivos desarrollos en el campo de la tecnología parecieron convertir al movimiento en una suerte de condición fundamental de todas las artes. Este período se caracterizó por una creciente proliferación de aparatos ópticos y por un profundo cambio en la concepción del movimiento físico y en la naturaleza de la percepción, que produjeron un fuerte impacto en el panorama cultural de Occidente.

Hacia la segunda mitad del siglo XIX y adelantándose por varios años a la aparición del cinematógrafo, se intentó transmitir la idea de movilidad a través de imágenes todavía únicas y fijas.

En el retrato, el primero y más común de los géneros fotográficos durante el siglo XIX, la poca sensibilidad de las placas y los todavía largos tiempos de exposición de las cámaras hicieron de la inmovilidad y la pose una necesidad técnica. Había por lo tanto un consciente esfuerzo porque esa pose, capturada por la lente, condensara de alguna manera todos los fragmentos temporales contenidos en la imagen. El “apoya cabezas”, dispositivo muy utilizado por los fotógrafos para inmovilizar al sujeto, constituía el pedestal de la estatua en la que el retratado iba a convertirse. Esos prolongados tiempos de pose, que debían soportar todos aquellos interesados en “eternizar” su figura, contribuyeron a inscribir una cierta sensación de duración y presencia en esas fotografías. Esa imagen única era, de hecho, una serie de imágenes superpuestas, una imagen que contenía

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cientos de otras que resultaban imposibles de discriminar, la imagen captada por el dispositivo fotográfico era una suerte de “cronofotografía fusional”, una reunión de fragmentos temporales fusionados en una fotografía única. Según Lynda Nead, “en su más básica formulación, el movimiento simplemente describe un cambio en la posición; el tiempo no es un factor, ya que la movilidad está relacionada solamente con la medida del espacio atravesado por un objeto”. Tomando esta idea, podemos identificar diversas técnicas y procedimientos que, hacia la segunda mitad del siglo XIX, sirvieron para transmitir la idea de movimiento en una imagen única y fija. Entre ellos, uno de los más populares fue la exposición múltiple. Mediante la utilización de porta placas especiales y lentes de rotación parcial, los fotógrafos lograban exponer sólo una parte del negativo, dando al sujeto el tiempo suficiente para cambiar de posición antes de exponer las partes restantes. El negativo se dividía de acuerdo con la cantidad de acciones que querían representarse, y se exponía una sección a la vez, a medida que el modelo o la cámara cambiaban de posición. El resultado era una imagen en la que el retratado aparecía fotografiado dos o más veces, en diferentes poses, con distintos tipos de atuendo o realizando una serie de acciones, casi como si se tratara de múltiples clones. En ocasiones, es posible distinguir la utilización de esta técnica por la presencia de una suave línea de color más claro o más oscuro que divide las diferentes secciones expuestas; sin embargo, muchas veces estas líneas eran tan hábilmente ocultadas, que el truco se volvía casi imposible de detectar. El mismo resultado podía también obtenerse durante la fase de copiado en el laboratorio, realizando sobre una única hoja de papel múltiples exposiciones a partir de una placa o

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serie de placas, o bien recurriendo al fotomontaje.

Práctica de ajedrez. Fotografía realizada con la técnica de la exposición múltiple. Fotógrafo no identificado, Buenos Aires, ca.1900. Colección de Andrea Cuarterolo

Otra técnica muy popular para obtener un efecto similar fue la doble exposición. En este caso se fotografiaban dos o más imágenes distintas sobre una misma placa o película, intentando evitar la sobreexposición del negativo. Como se trataba de un procedimiento difícil, que requería ajustar cuidadosamente la acción representada en cada toma con la de la siguiente, por lo general no se exponían más de dos o tres imágenes en cada fotograma. El resultado era una fotografía en la que la segunda imagen —y todas las posibles subsiguientes— aparecía superpuesta sobre la primera con una textura semitransparente que le daba un aspecto fantasmal. La

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técnica, descubierta por accidente hacia mediados del siglo XIX, se convirtió en un redituable negocio cuando una serie de fotógrafos comenzaron a explotar deliberadamente la similitud de estos efectos de superposición con la iconografía de espíritus, propia del imaginario decimonónico, para crear falsas representaciones de espectros. Fue común en la época la creencia de que la fotografía podía capturar la imagen de las entidades sobrenaturales y preservar su forma evanescente, sirviendo no sólo como evidencia de la existencia y manifestación de un mundo suprasensorial, sino también como medio de comunicación entre éste y el mundo material. Es así que, mezclando en dosis variables tecnología, magia y arte, este tipo de imágenes lograron combinar novedosos procedimientos técnicos como el de la doble exposición con antiguas leyendas y supersticiones arcaicas y en el proceso crearon también un terreno fecundo para experimentar con la representación del movimiento. En efecto, la palabra “animar” extrae su raíz etimológica del latín anima, que puede justamente traducirse como alma o espíritu, pero en su significado más general, este verbo hace referencia a la acción de dotar de vida a la materia inerte, de otorgar movimiento o vigor a lo inanimado. Durante este período, este fue un tópico recurrente en casi todas las prácticas visuales.

La doble exposición también fue un procedimiento propicio para reproducir la idea de mutación o transformación. El ángel que deviene demonio, el Dr. Jekyll convirtiéndose en Mr. Hyde, el alma del muerto que abandona el cuerpo y el tiempo implícito en estas acciones fueron hábilmente representados por los fotógrafos de la época mediante esta técnica.

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Izq.: La actriz Isabelle Coe representando el rol de Niobe, una reina egipcia, que se convierte en piedra cuando una diosa enfurecida mata a sus hijos. En la imagen se intenta capturar el momento en que la estatua cobra vida. Fotografía del estudio Morrison, Chicago, ca 1892. Colección del American Museum of Photography.�Der: Un fotograma de Le carte vive (Georges Méliès, 1904) en el que puede observarse la utilización de la misma técnica.

Fuente: “En busca del tiempo perdido. De la Fotografía Monumento a los Primeros ensayos de movimiento” Autora: Andrea Cuarterolo.

Una publicación del laboratorio de investigación y crítica audiovisual (Laica) – Diciembre 2012.

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En la actualidad: Como acabamos de ver, la múltiple exposición es aún muy anterior a la época de la fotografía de carrete o analógica como podemos ver comentado en numerosos artículos por internet, e incluso también se aventuran a dar el nombre de Sarah Moon como pionera de esta técnica, nada más alejado de la realidad. Recientemente los fabricantes de cámaras trajeron la funcionalidad de la Múltiple exposición de nuevo. Dado que esto ocurrió sólo a partir del los años 2011 - 2012 es muy poco lo que se ha hecho y visto hasta el momento. Hay cámaras que permiten por medio de una función denominada “Múltiple exposición” tomar una fotografía y, tras un breve lapso de tiempo que variará de acuerdo al modelo o configuración de la cámara, permitir tomar una segunda y grabarla por encima de la primera, creando de esta manera un único archivo RAW. En algunas cámaras el número de exposiciones que puede llegar a permitirse es hasta 10 en la misma fotografía. La mayor parte de las múltiples exposiciones que vemos en los últimos tiempos venían de manipulaciones digitales mediante la mezcla de dos capas de imágenes distintas en una sola. Erroneamente también se confunde esta técnica con el HDR (High dinamic range), o Bracketing.

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Las cámaras que permiten esta función son las siguientes: Canon Canon EOS 1D X Canon EOS 5D Mark III Canon EOS 6D Canon EOS 70D

Fuji Fuji X-A1 Fuji X-ML Fuji X100S Fuji XQ1 Fuji Finepix F850 EXR Fuji Finepix F900 EXR Fuji Finepix HS35 EXR Fuji Finepix HS50 EXR

Nikon Nikon D300S Nikon D3X Nikon D4 Nikon D4S Nikon D5200 Nikon D5300 Nikon D600 Nikon D610 Nikon D700 Nikon D7000 Nikon D7100 Nikon D800 Nikon D800E Nikon D810

Olympus Olympus E-5 Olympus XZ-1 Olympus Evolt E-30 Olympus Evolt E-620 Olympus OM-D E-M1 Olympus OM-D E-M10 Olympus OM-D E-M5 Olympus PEN E-P3 Olympus PEN E-P5 Olympus PEN E-PL2 Olympus PEN E-PL3 Olympus PEN E-PL5 Olympus PEN E-PL6 Olympus PEN E-PM1 Olympus PEN E-PM2 Olympus Stylus 1 Olympus Stylus XZ-2

Panasonic Panasonic Lumix DMC-GH3 Panasonic Lumix DMC-GH4 Panasonic Lumix DMC-GX7

Pentax Pentax 645Z Pentax K-3 Pentax K-30 Pentax K-5 Pentax K-5 II Pentax K-5 IIs Pentax K-50 Pentax K-500 Pentax K-r Pentax Q Pentax Q10 Pentax Q7 Pentax Ricoh GR

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Manos a la obra: El mejor acercamiento a la exposición múltiple no es quedarse atrapado con el aspecto técnico de la misma, sino experimentar y adquirir la comprensión de la experiencia por medio del ensayo y error, pero para saber a que nos enfrentamos, podemos revisar algunos aspectos de configuración de cámara y realizar nuestras primeras pruebas, sin olvidar que frente nuestro, tenemos una técnica de lo más creativa y llena de posibilidades. La configuración de cámara la basaré principalmente en Nikon, pero para Canon os dejaré un manual de configuración de Múltiple exposición, aunque lo que de verdad importa seguramente no variará sea la marca que sea. En el menú de Nikon buscamos la función siguiente:

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Al entrar nos encontraremos con lo siguiente:

En donde Número de tomas corresponderá al número de exposiciones que queremos hacer, esto dependerá de las que permita la cámara, y como anteriormente hemos dicho, ira de 2 hasta incluso 10. Ganancia automática: Este comando preserva las altas luces, de forma que no se sume más información en dichas zonas. Técnicamente este comando lo que hace es que compensa la exposición automáticamente en función de el número de exposiciones que hagamos, dos exposiciones 1/2, tres exposiciones 1/3. y así hasta el número de exposiciones que nos permita hacer la cámara.

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Dos exposiciones realizadas con ganancia automática en “ON”

Las siguientes dos exposiciones están realizadas con la misma configuración de apertura, velocidad, ISO, etc. Pero esta vez con la ganancia automática en “OFF”

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Como se puede apreciar en el segundo ejemplo, tenemos zonas sobreexpuestas en la parte superior de la fotografía, más evidente en la esquina superior izquierda. Y comprobable en el histograma. La ganancia automática personalmente la considero una ayuda, y no creo que sea conveniente su uso, además con la forma que explicaré de toma de este tipo de fotografía (que no la única) lo considero que no nos será de utilidad. Por qué?, porque haremos las mediciones de las dos fotografías que queremos superponer por separado y sabremos y decidiremos como queremos que se vean y que grado de protagonismo tengan ambas exposiciones dentro de nuestra fotografía. Así que, tomando la siguiente fotografía como ejemplo me explico más detenidamente:

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En esta fotografía que consta de dos exposiciones para conseguirla hice lo siguiente: La primer exposición está realizada con los siguientes parámetros en cámara: 1/3 – f22 – ISO 100 – 50mm, ese tiempo de obturación lo elegí porque la intención era generar de fondo una fotografía de movimiento de unos árboles y cerré diafragma todo lo que pude porque la hora no era la ideal, con ese tiempo de obturación no tenía más opciones. Al hacer la fotografía por separado pude comprobar que era lo que quería, así que ya tenía una, solo debía recordar los parámetros con los que la había obtenido. Para la segunda exposición elegí una flor que estaba a unos 10 metros, que estuviese lo más aislada que fuera posible de otros sujetos que puedan llegar a salir y por consiguiente entrar en la composición que quería realizar, realicé una exposición adecuada, memoricé los parámetros con los cuales la había obtenido, y ahora si, estaba preparado para realizar una fotografía de múltiple exposición. Volvemos a preparar la cámara con los parámetros de la exposición que llamaremos “Fondo”, configuramos la cámara para disparar una múltiple exposición y… suerte. Pero sobre todo tendremos que tener suerte en la segunda exposición, porque es el verdadero problema a la hora de componer nuestra fotografía, la medición de luz ya la tenemos controlada tanto en una exposición como en otra, de lo que se trata ahora, es de ser metódico en la consecución de las dos fotografías, y tener en mente que composición queremos conseguir, nuestra imaginación nos dibujará la composición e iremos a por ella. No os preocupéis si la composición que quieren conseguir no sale a la primera, de hecho no saldrá, llevará muchas fotografías de múltiple exposición componer correctamente algo que previamente

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nos hayamos imaginado, pero justamente eso, es lo fascinante de este tipo de fotografía. Los datos EXIF que nos dará el RAW final, serán de la primera toma, los datos de la segunda los perderemos. Hay cámaras en las que se pueden recuperar las tomas por separado y consultar los datos EXIF, pero en Nikon no, al terminar las exposiciones la cámara las une y nos muestra el RAW final con los EXIF de la primer exposición. Ahora bien, que pasaría si la flor en lugar de a 10 metros estuviera a 50 metros y no nos diera tiempo la cámara de tomar esa segunda exposición ya que pasados 30 segundos desde que tomamos la primer exposición si no realizamos la segunda lo da por concluido?, hay un pequeño truco y es el siguiente: Lo que haremos es variar el tiempo de revisión de imagen, y le daremos por ejemplo, hasta unos 10 minutos si queremos, de esta manera podemos realizar la segunda exposición sin tener el tiempo en contra, ya que la pantalla de nuestra cámara nos estará mostrando la primer exposición durante 10 minutos, para luego contar 30 segundos más y dará por concluida la múltiple exposición. Eso si, cuidado con el consumo de batería.

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Todo lo demás, que se nos pueda presentar como pregunta es depende a lo que queremos conseguir, como que objetivo es ideal para este tipo de fotografía, debo de usar trípode, flashes, disparador?. Depende. Quieres usar un 50mm en la primer exposición y luego cambiar de objetivo, poner un macro y fotografiar al detalle un insecto con un esquema de luz por medio de flash?, que lo impide?. Tienes que usar trípode? Si es necesario obviamente. Quiero decir que, cuando descubrí este tipo de fotografía me asaltaron las preguntas, hay mucha información por internet muy poco contrastada sin algunos conceptos claros sobre esta técnica, confundiendo múltiple exposición con HDR y cosas por el estilo. Solo hay que probar este tipo de fotografía para encontrar en ella un mundo de posibilidades creativas geniales. Es complicado, si, acaso la fotografía de paisaje es simple?, o la macrofotografía?, no esperemos dominar esta técnica de la noche a la mañana. De todas las fotografías que he realizado no me quedo con ninguna, creo que la múltiple exposición da mucho más de sí, y me llevará años poder

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dominarla correctamente, pero creía necesario tener un documento en donde poder plasmar sobre todo los inicios de esta técnica, ya que lo creo muy importante saber de donde viene y por que. A grandes rasgos, creo que aquí, hemos podido hablar de las primeras herramientas que necesitamos para comenzar el camino de la múltiple exposición, las posibilidades son infinitas, el límite es nuestra imaginación. Quieres hacer magia?

Rafael Zacher http://www.rafaelzacher.com