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memo para johannesburgo Equidad en un Mundo Frágil MEMORÁNDUM PARA LA CUMBRE MUNDIAL SOBRE DESARROLLO SUSTENTABLE

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IMPRESIÓN

Fundación Heinrich Böll:

Memo para Johannesburgo: Equidad en un Mundo Frágil

Memorándum para la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable

Publicadopor la Fundación Heinrich Böll

World Summit Papers, Edición Especial

Publicado en Chile por Editorial 4 vientos y Programa Cono Sur Sustentable

Primera Edición, junio 2002

© por la Fundación Heinrich Böll

Todos los derechos reservados

CréditosTraducción al español: Heidi Marchetti

Edición española: Sara Larrain y Marisol Aguila.

Diseño de tapa y layout por Michael Pickardt

Fotografía: KNA-Bild (Portada, p. 26), epd (p. 16), Greenpeace Internacional (p. 8),

dpa (p. 36), Amigos de la Tierra Alemania (p. 50), Brian Moody (Anita Roddick, p. 82)

Equipo del ProyectoJörg Haas, Rita Hoppe, Erwin Jünemann, Kerstin Kippenhan, Annette Maennel

Impreso en papel recicladoEsta publicación no representa necesariamente las opiniones de la Fundación Heinrich Böll.

Fundación Heinrich Böll, Rosenthaler Str. 40/41, 10178 Berlín, Alemania.

Fono: ++49 30/285 340, fax: ++49 30/285 34 109, e-mail: [email protected]

www.boell.de, www.worldsummit2002.org

El Memo para Johannesburgo está disponible en www.joburgmemo.org

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Wolfgang SachsCoordinador y Editor

Henri Acselrad

Farida Akhter

Ada Amon

Tewolde Berhan Gebre Egziabher

Hilary French

Pekka Haavisto

Paul Hawken

Hazel Henderson

Ashok Khosla

Sara Larraín

Reinhard Loske

Anita Roddick

Viviene Taylor

Christine von Weizsäcker

Sviatoslav Zabelin

Coordinador y Editor Asistente

Heman Agrawal

Equidaden un

MundoFrágilMEMORÁNDUM PARA LA CUMBRE MUNDIAL SOBRE DESARROLLO SUSTENTABLE

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3

ContenidosPrólogo 5

Para el Lector Apurado… 6

Parte 1 Río en Retrospectiva 91.1 Un Impulso para la Política Ambiental 101.2 Un Faro para la Sociedad Civil 101.3 Promesas Incumplidas 111.4 Marrakech Triunfó sobre Río 121.5 El Engañoso Discurso del Desarrollo 14

Parte 2 La Agenda de Johannesburgo 172.1 Desechar el Modelo de los Países del Norte 182.2 Reducir la Huella de los Ricos 192.3 Asegurar los Derechos a la Subsistencia 212.4 Saltar hacia la Era Solar 22

Parte 3 Derechos de Subsistencia 273.1 Biodiversidad y Subsistencia 283.2 Tierra, Agua y Subsistencia 293.3 Energía y Subsistencia 313.4 Subsistencia Urbana 33

Parte 4 Riqueza Justa 374.1 Retirarse de los Bienes Comunes Atmosféricos 394.2 Aliviar la Presión sobre Ecosistemas y Comunidades 424.3 Respetar los Derechos Comunitarios de los Pueblos sobre el Conocimiento Genético 46

Parte 5 Sistema de Gobierno para la Ecología y la Equidad 515.1 Derechos de las Comunidades 52

Reconocer los Derechos al Hábitat Natural / Establecer una Convención

sobre Derechos Comunitarios a los Recursos / Establecer una Comisión Mundial

sobre la Extracción de Petróleo, de Gas y sobre la Minería

5.2 Derechos Ambientales para Cada Ciudadano 54Extender la Convención de Århus más allá de Europa / Poner en Práctica

los Principios de Prevención y Precaución

5.3 Valorando la Naturaleza 57Acabar con los Subsidios Perversos / Invertir la Lógica Tributaria desde los Impuestos

a la Mano de Obra hacia Impuestos sobre los Recursos Naturales / Introducir el Pago

por el Uso del Patrimonio Común de la Humanidad

5.4 Mercados y Bien Común 59Optar por el Comercio Justo, No por el Libre Comercio / Enmarcar la

OMC bajo los Objetivos de la Sustentabilidad / Establecer una Convención para la

Responsabilidad Empresarial / Crear un Marco Regulatorio para la Producción

Socialmente Responsable

5.5 Reestructurar el Sistema Financiero 66Enfriar el Dinero Caliente / Aliviar la Carga de la Deuda Externa /

Incorporar y Promover el Trueque

5.6 Facilitando las Instituciones 69Avanzar hacia una Organización Ambiental Mundial / Establecer una Agencia

Internacional para las Energías Renovables / Trasladar la Resolución de Disputas –

Corte Internacional de Arbitraje

5.7 Un ”Tratado” de Johannesburgo 73

Referencias 75

Resumen de Puntos Claves y Recomendaciones 77Síntesis Biográfica de los autores 80Lista de Acrónimos 84

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”Respondiendo a los desafíos establecidos por los líderes políticos en la Cumbre delMilenio y asumiendo la urgencia de avanzar hacia un destino común después de losatentados del 11 de septiembre de 2001, la especie humana recobró finalmente su

energía para asumir la difícil realidad a que se ve enfrentada. En debatesapasionados dentro de las sesiones y en los pasillos, durante las tres grandesasambleas mundiales, generaron las estrategias, reunieron las herramientas,

y concretaron creativas asociaciones para abordar la tarea común”.

Esto es lo que me gustaría leer dentro de quince años.¡Hagámoslo real ahora!

Kofi Annan

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5

¿Cuál será el legado de la Cumbre Mundial sobre Des-

arrollo Sustentable de Johannesburgo? ¿Se recor-

dará como un hito ”histórico”, como hoy considera-

mos a la Cumbre de la Tierra en Río 1992? ¿Servirá

para catalizar y renovar los compromisos sobre las

promesas no cumplidas de Río? ¿Generará Johan-

nesburgo resultados que merezcan una celebración o

será sólo un evento fotográfico presidencial?

Publicamos este Memorándum pocos meses antes

de la Cumbre, pues se enfrentará allí una disyuntiva

crítica para ímpetu político renovado. Este es nues-

tro aporte al debate sobre los resultados que debiera

tener esta Cumbre y los desafíos críticos que debe asu-

mir la agenda del desarrollo sustentable en la próxi-

ma década.

El grupo de autores del Memorándum refleja la

diversidad de nuestra red internacional: del Norte y

del Sur, de Oriente y Occidente, de las ONGs, la cien-

cia, la política y los negocios. Las reuniones del Gru-

po del Memorándum se desarrollaron en las mismas

ciudades de la Cumbre de la Tierra en Río 1992 y de

la próxima Cumbre de Johannesburgo, así como en

Berlín, capital de un estado miembro de la UE, cuyo

gobierno ha iniciado importantes pasos para traducir

la sustentabilidad en políticas concretas. El primer

lanzamiento del Memorándum se realizó el pasado

mes de abril, en Nueva York, centro financiero mun-

dial y sede de las Naciones Unidas.

El Memorándum plantea una pregunta crucial

(pero frecuentemente olvidada) sobre el desarrollo:

”Desarrollo sí, ¿pero qué tipo de desarrollo? y ¿para

quién?” Sus recomendaciones se basan en los princi-

pios de equidad y sustentabilidad ecológica. El texto

concentra su propuesta en la relación mutua y com-

pleja entre ecología y justicia social; sin pretender

agotar en forma exhaustiva el tema de la erradicación

de la pobreza y todas sus dimensiones. Aporta un

informe crítico sobre la década posterior a Río y pre-

senta un interesante conjunto de propuestas para

cambiar los paradigmas del desarrollo insustentable,

y para promover los derechos ambientales, sociales y

políticos. A pesar de las distintas perspectivas sobre

el actual proceso de globalización, los autores coin-

ciden en la urgente necesidad de regular los merca-

dos dentro de un marco de limitaciones y regulacio-

nes ambientales y sociales tanto a nivel local, como a

nivel regional, nacional y global. La demanda por una

redistribución equitativa de derechos y recursos es un

tema central en el Memorándum.

Los autores, lejos de las presiones y limitaciones

de los procesos oficiales, proponen nuevas ideas para

la toma de decisiones. Esperamos que el conjunto de

recomendaciones del Memorándum pueda ser un

aporte al proceso preparatorio oficial y para la ela-

boración de las propuestas finales de la Cumbre Mun-

dial sobre Desarrollo Sustentable. Estamos conven-

cidos que las conclusiones del Memorándum presen-

tan elementos para una nueva agenda de la sustenta-

bilidad que ayudará a orientar el trabajo de la comu-

nidad internacional en los años venideros.

Expresamos nuestra sincera gratitud a los auto-

res, quienes se reunieron tres veces por invitación de

la Fundación Heinrich Böll para discutir la sustancia

de este Memorándum. El coordinador y editor, Wolf-

gang Sachs, y su asistente Heman Agrawal, han faci-

litado el trabajo del grupo y redactado gran parte del

borrador del Memorándum. Sue Edwards, Johannah

Bernstein, Smitu Kothari, Christoph Baker, Dane

Ratliff y Hermann Ott también aportaron en varias

etapas. Finalmente, expresamos nuestro agradeci-

miento al personal de la Fundación, de su sede en Ber-

lín y las oficinas de Johannesburgo y Río, por facili-

tar las condiciones necesarias para las reuniones del

grupo y publicar el ”Memo de Johannesburgo” en un

tiempo récord. Especiales agradecimientos a Jörg

Haas, director del programa Río+10 de la Funda-

ción, quien acompañó la realización de este

Memorándum de principio a fin.

Ralf Fücks, Barbara Unmüssig

Directores

Fundación Heinrich Böll

Abril 2002

Prólogo

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6

La Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo

de la ONU en Río 1992 presentó el ”desarrollo

sustentable” como el nuevo término para denominar

el progreso. La idea se expandió a nivel mundial,

pero hasta ahora los resultados han sido dispares.

Diez años después, en agosto de 2002, la Cumbre

Mundial sobre Desarrollo Sustentable en Johannes-

burgo será el momento para reflexionar y hacer una

reevaluación sobre los compromisos de Río. En esta

Cumbre, la comunidad internacional intentará con-

centrarse en los desafíos que presenta la pobreza cró-

nica y el escaso flujo de recursos para superarla.

Este Memorándum propone una agenda para la

equidad y la ecología en la próxima década. Fue escri-

to por un grupo de 16 activistas independientes, inte-

lectuales, gerentes, administradores y políticos con-

vocados por la Fundación Heinrich Böll, para contri-

buir al debate global desde la perspectiva de la socie-

dad civil. No es una plataforma política, ni un estu-

dio especializado, sino un ”memorándum” en el ver-

dadero sentido de la palabra; intenta insistir en la

necesidad de no olvidar lo que pensamos.

Los países del Sur –especialmente el anfitrión,

Sudáfrica– pretenden que Johannesburgo sea una

cumbre de desarrollo, y no una cumbre ambiental.

Este hecho se justifica plenamente, debido al descui-

do sistemático por la equidad y la justicia en la políti-

ca mundial. Pero si en Johannesburgo se continúa

descuidando el estado de la Biosfera, resultara un

retroceso y un alejamiento de la agenda de Río. Por

el contrario, este Memorándum sostiene que es hora

de que el Sur (junto con los países en transición) se

comprometan también con el desafío ambiental. La

protección del medio ambiente es clave para asegu-

rar la subsistencia y la salud de los sectores margina-

dos de la ciudadanía mundial. De hecho, no se puede

erradicar la pobreza si no aseguramos la protección

del ambiente. Además, una estrategia ambiental es

indispensable para ir más allá de las opciones de de-

sarrollo hegemónicas del Norte y superar los modelos

industriales basados en combustibles fósiles, que

ahora están históricamente obsoletos.

Parte 1 – Río en Retrospectiva – evalúa los diez

años transcurridos desde la Conferencia de Río.

Destaca la paradoja del proceso de Río que habiendo

iniciado varios procesos institucionales exitosos, no

ha producido resultados globales tangibles. En parti-

cular, la implementación de la globalización econó-

mica prácticamente ha anulado los avances realiza-

dos por la agenda de Río, estableciendo una economía

explotadora a lo largo del mundo y dejando expuestos

al mercado global los recursos naturales del Sur y de

Rusia.

Parte 2 – La Agenda de Johannesburgo – iden-

tifica cuatro temas que deben estar presentes en todos

los debates de la Cumbre. Primero que nada, la pre-

gunta crítica: ¿qué significa justicia y equidad dentro

de un espacio ambiental finito? Por un lado, la justi-

cia y la equidad exigen aumentar los derechos de los

pobres sobre su hábitat, mientras que, por otro lado,

deben reducir las demandas de los ricos sobre los

recursos del planeta. El interés de las comunidades

locales de mantener sus medios de subsistencia suele

chocar con los intereses de las clases urbanas y de las

empresas para expandir el consumo y las ganancias.

Estos conflictos de recursos no disminuirán a menos

que los ricos del planeta adopten patrones de produc-

ción y consumo que generen recursos.

Parte 3 – Derechos de Subsistencia – se con-

tradice la afirmación convencional de que la erradi-

cación de la pobreza está en conflicto con la protec-

ción ambiental. Al contrario, es imposible mantener

los medios de subsistencia sin garantizar el acceso a

la tierra, las semillas, los bosques, las praderas, las

zonas de pesca y el agua. Más aún, la contaminación

del aire, los suelos, el agua y los alimentos daña cró-

nicamente la salud física de los pobres, especialmen-

te en las ciudades. Entendida así, la protección

ambiental, lejos de ser contradictoria con la erradi-

cación de la pobreza, es su condición. Por ello, no exi-

stirá equidad sin ecología. Dado que la conservación

de recursos se basa en derechos comunitarios ance-

strales o en derechos de propiedad individual, lo con-

trario también es cierto: no habrá ecología sin equi-

dad.

Parte 4 – Riqueza Justa – enfatiza que no se

puede separar la disminución de la pobreza de la

redistribución de la riqueza. El espacio ambiental del

planeta está dividido de una forma no equitativa;

aumentar los derechos de acceso a los recursos para

Para el Lector Apurado....

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7

los subconsumidores implica reducir las demandas de

las clases consumistas en el Norte y el Sur. Las éli-

tes acomodadas tendrán que adoptar estilos de bi-

enestar que consuman menos recursos. Esto no sólo es

cuestión de ecología sino de justicia: de lo contrario,

la mayoría de los ciudadanos del mundo no tendrá el

acceso que le corresponde al patrimonio natural.

Como sugieren tanto la convención sobre la biodi-

versidad como la del clima con respecto a las nacio-

nes, no habrá equidad sin ecología. Y a la inversa, no

existirá ecología sin equidad, porque no se logrará

negociar acuerdos a menos que éstos sean equitati-

vos.

Parte 5 – Sistema de Gobierno para la Ecolo-gía y la Equidad – propone cambios en los marcos

institucionales a nivel internacional para fortalecer la

administración ambiental y los derechos de sub-

sistencia.

Derechos: democratizar los sistemas de gobierno

es la mejor manera de proteger el medio ambiente. Un

acuerdo marco sobre el derecho a los recursos de las

comunidades locales consolidaría los derechos de los

pueblos que habitan zonas ricas en recursos, y cuyos

medios de subsistencia están siendo amenazados por

la minería, las petroleras, las empresas forestales y

otras industrias extractivistas. Además, los derechos

ambientales –incluso el derecho a la plena informa-

ción, los derechos de los consumidores, y el principio

de prevención, de precaución y de ”quien contamina,

paga” – deben estar consagrados en las leyes en todos

los niveles.

Estructura de precios: los precios de los bienes en

el mercado deben reflejar mejor la verdadera natura-

leza de los costos ambientales. Una plena contabili-

dad de costos debe eliminar los subsidios ambiental-

mente perjudiciales e incluir reformas tributarias,

donde los impuestos sean trasladados desde el traba-

jo hacia el consumo de recursos, la contaminación y

la producción de desechos. Una plena contabilidad de

costos también debe cobrar por el uso de los bienes

comunes planetarios, particularmente la atmósfera,

el espacio aéreo y los mares. La fijación de precios en

función de los costos totales de mantener ecosistemas

sanos asegurará que las decisiones económicas se

tomen con un mínimo de impacto ambiental.

Gobernabilidad del mercado: los regímenes del

comercio internacional deben fomentar la sustenta-

bilidad además de la justicia y la equidad, y no sólo

la eficiencia económica. Desde este punto de vista, la

liberalización del mercado bajo las condiciones de la

Organización Mundial de Comercio (OMC) amenaza

la estabilidad social, socava la seguridad alimentaria

y amenaza los ecosistemas de todo el mundo. Lo que

se necesita entre el Norte y el Sur no es libre comer-

cio sino comercio justo y equitativo. El libre comer-

cio debe estar al servicio de los derechos humanos y

de la sustentabilidad ambiental. Esto significa que los

países deben tener mayores atribuciones para regular

el comercio y proteger el bien común. Ello también

requiere que los acuerdos ambientales internaciona-

les tengan prioridad sobre los acuerdos comerciales.

Además, las relaciones comerciales y el comporta-

miento de los actores económicos deben ser compa-

tibles con la promoción de los derechos humanos y la

sustentabilidad. Más allá de códigos de conducta

comerciales verificables, se necesita un marco para la

producción socialmente responsable, cuyos principios

se apliquen a todas las actividades comerciales. Final-

mente, es necesario reestructurar el sistema econó-

mico global y generar un impuesto a las transaccio-

nes económicas especulativas, concretar medidas

para el alivio de la deuda externa y un sistema expan-

dido de trueque electrónico transfronterizo.

Innovaciones institucionales: hay que insertar

una nueva agenda histórica en las nuevas institucio-

nes. Primero, el Programa de Naciones Unidas para

el Medio Ambiente (PNUMA) debe ascender al sta-

tus de una Organización Ambiental Mundial. Segun-

do, es necesario establecer una Agencia Internacio-

nal para las Energías Renovables organizada en for-

ma descentralizada. Y, finalmente, la creación de una

Corte Internacional de Arbitraje, establecida bajo

procedimientos democráticos y transparentes.

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Parte 1

Río en Retrospectiva

Un periodista preguntó al antiguo Primer Ministro de China comunista, Chou En-lai, qué pensaba dela Revolución Francesa. Chou En-lai vaciló un momento y luego respondió: ”Es demasiado prontopara opinar”.

Algo similar se puede decir sobre Río 1992. Tal como en el caso de la Revolución Francesa, aún estápor verse el significado de la Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo de la ONU, llamada”Cumbre de la Tierra”. En el largo plazo, la historia decidirá. Sin embargo, a 10 años, Río ‘92parece un puzzle. Tal como un puzzle muestra imágenes diferentes, despendiendo de la percepcióndel observador, el evento de Río ha generado una serie de interpretaciones de acuerdo a laperspectiva de los diversos sectores. Los Ministros juzgan el proceso de manera distinta que loscampesinos; los gerentes en forma diferente que los consumidores y los ciudadanos de los países delNorte en forma distinta que los del Sur. El recuerdo de Río es un campo de enfrentamientos yJohannesburgo también lo será.

Nosotros, los autores de este memorándum, también interpretamos Río desde nuestro punto devista. Como grupo de personas con ideas afines, hablamos desde la perspectiva de la sociedad civil.Nuestros argumentos emanan tanto de nuestras experiencias en iniciativas sociales en comunidadesrurales y ciudades, iglesias y empresas, como de la práctica de formulación de políticas y toma dedecisiones de las ONG a través del mundo. En 1992, en Río, nos identificamos más con la cumbreparalela, el Foro Global, donde las organizaciones de la sociedad civil formularon un conjunto detratados alternativos a las declaraciones de la conferencia gubernamental. Provenientes de diversospaíses e historias, nosotros como grupo nos posicionamos fuera del poder, conscientes del privilegiode no tener que dirigir los procesos. Compartimos la profunda preocupación por la irresponsabilidadcon que se gobierna el planeta, y tenemos la convicción de que es posible –e indispensable– generarcambios para un mundo más amable para las personas y más consciente con la naturaleza. Nuestraevaluación del proceso de Río y nuestras propuestas para la próxima década expresan nuestrocompromiso con la justicia y la protección del medio ambiente. Es en este espíritu queinterpretamos el puzzle de Río ’92 y esperamos contribuir a aclarar el panorama hacia la Cumbre deJohannesburgo.

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1.2 Un Faro para la Sociedad Civil

En contraste con la conferencia de los gobiernos, la

asamblea de organizaciones de la sociedad civil, el

”Foro Global”, demostró ser el verdadero semillero

de ideas y proyectos. Sin embargo, ambos eventos

estaban en una relación simbiótica. La Conferencia

oficial de la ONU no hubiera llegado a realizarse sin

las dos décadas de creación de conciencia y ”mili-

tancia” por parte del movimiento ambiental interna-

cional. Igualmente, el Foro Global paralelo no se

hubiera generado sin la cumbre oficial. En los años

10 PARTE 1

1.1 Un Impulso para la Política Ambiental

Río fue un hito en la expresión de las preocupaciones

ambientales. El hecho mismo de la Cumbre de la

Tierra convocando a innumerables jefes de estado

para firmar acuerdos de protección ambiental, ha

impulsado políticas ambientales en todas partes del

mundo. Muchos países han lanzado Planes Naciona-

les de Acción Ambiental, se asignaron partidas pre-

supuestarias y realizaron propuestas de legislación

ambiental. Además, la implementación de evaluacio-

nes de impacto ambiental y su monitoreo enrique-

cieron los instrumentos de gestión ambiental, y en

casi todos los países se crearon ministerios del medio

ambiente. A nivel internacional se generaron cambios

y las agencias de desarrollo de muchos países donan-

tes reorientaron sus operaciones bajo los criterios de

la Agenda 21. Los temas ambientales, así, han

comenzado a ser incluidos en la agenda política.

Río ayudó a establecer la gestión ambiental como

un nuevo deber de los gobiernos a nivel mundial.

Río también catalizó nuevos instrumentos para la

gobernabilidad ambiental internacional. Lo más

importante fue un nuevo conjunto de leyes interna-

cionales, establecidas a través de varias convencio-

nes, entre ellas la Convención Marco sobre Cambios

Climáticos y la Convención sobre Diversidad Biológi-

ca, seguidas más tarde por la Convención para Com-

batir la Desertificación y varios tratados: sobre

gestión de peces migratorios, el control del comercio

de sustancias tóxicas y la eliminación de los conta-

minantes orgánicos persistentes. Junto a estos acuer-

dos, se han iniciado procesos institucionales, tales

como las Conferencias de Partes (Estados firmantes)

de las Convenciones, consejos, cuerpos científicos y

tecnológicos, Protocolos, paneles intergubernamen-

tales y múltiples mecanismos de implementación.

Todos ellos constituyen la compleja maquinaria para

la toma de decisiones multilaterales sobre política

para la protección de la Biosfera. La Agenda 21

además creó la Comisión sobre Desarrollo Sustenta-

ble, la cual ha institucionalizado el debate sobre el

desarrollo sustentable entre los actores gubernamen-

tales y todos los sectores no gubernamentales inclu-

yendo empresarios, ONGs, pueblos indígenas, etc.

La preocupación por la naturaleza no sólo se ha

filtrado hacia la política a nivel administrativo sino

también a nivel conceptual. La sola idea del ”desar-

rollo sustentable”, en torno a la cual giró la Confe-

rencia de Río, se ha convertido en un compromiso un

tanto ambiguo, pero altamente exitoso. Si bien las

inmobiliarias y los ambientalistas han sido oponentes

durante décadas, el concepto ha obligado a encon-

trarse y disputarse en un terreno común. Shell, Gre-

enpeace, el Banco Mundial y el Movimiento Anti-

Represas, todos invocan el ”desarrollo sustentable”;

y pocos niegan directamente el concepto. Al contra-

rio, el concepto funciona como un pegamento multi-

propósito, haciendo converger a la discusión a ami-

gos y enemigos. En torno a esta innovación semánti-

ca, tanto los desarrollistas como los ecologistas

tuvieron que reestructurar sus posturas, creando un

terreno común que facilitara el intercambio entre el

establishment y los promotores del cambio. Pero el

precio pagado por el uso común de este concepto fue

la claridad. Los expertos y los políticos emplean hoy

decenas de definiciones del desarrollo sustentable,

teniendo como resultado que los intereses y visiones

en conflicto se disfrazan como la misma idea. La

capacidad de convergencia demostró ser el punto

fuerte del ”desarrollo sustentable” y la ambigüedad

su punto débil. Pocas veces una conferencia había

generado tanto impacto en el terreno político simple-

mente mediante el nivel conceptual y el lenguaje.

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11RÍO EN RETROSPECTIVA

1.3 Promesas Incumplidas

siguientes, mientras el número de ONG aumentó en

muchos países y las organizaciones de activistas se

beneficiaron de la legitimidad que se dio a los temas

ecológicos desde Río. De hecho, en los últimos años,

las ONG han apelado al legado de los acuerdos de Río

para movilizar apoyo por sus preocupaciones.

No obstante, en comparación con las iniciativas

de la sociedad civil, empresas, municipios y los

gobiernos nacionales hicieron poco para avanzar

hacia el desarrollo sustentable. Si no hubiera sido por

los actores ciudadanos, el impacto de Río probable-

mente hubiera pasado inadvertido en muchos países.

El mensaje de Río ha sido ampliamente difundido por

las organizaciones de la sociedad civil que impulsan

debates públicos, crean centros de investigación y

realizan publicaciones; por activistas que luchan con-

tra proyectos inmobiliarios destructivos; por empre-

sas que rediseñan sus ciclos de producción y reinven-

tan sus productos; y por gobiernos locales que pro-

mueven el transporte público, la agricultura sin pesti-

cidas y las viviendas energéticamente eficientes. Pro-

bablemente las innovaciones de las empresas en eco-

eficiecia y la difusión de programas locales de la

Agenda 21 han sido el subproducto más destacado

después de Río. Por ejemplo, en relación con la biodi-

versidad, iniciativas generadas por organizaciones de

mujeres han impulsado un debate crítico sobre la con-

servación y regeneración de los recursos genéticos.

En muchas partes del mundo se han implementado

cambios para la sustentabilidad y también ha madu-

rado la capacidad para posibilitar una transición.

Estos nichos donde se han desarrollado experiencias

innovadoras para el futuro son vitales para orientar

las acciones futuras hacia los cambios. Hasta el

momento, Río ha tenido un eco más amplio en inicia-

tivas a nivel local que los gobiernos.

Para la sociedad civil ha sido enormemente útil

poder recurrir a Río 1992 como punto de referencia.

Durante la década pasada, las iniciativas no guber-

namentales frecuentemente impulsaron a los gobier-

nos hacia la acción, enfrentándolos y cobrándoles con

sus propios compromisos. En nombre de la sustenta-

bilidad, Río creó un espacio de legitimidad para la

acción disidente e innovadora, habiéndose actuado a

veces incluso en oposición a los gobiernos, a empre-

sas o instituciones multilaterales. Río llegó a ser la

espina clavada en las instituciones gubernamentales.

Al igual que una constitución, las declaraciones de

Río sirvieron como un arma fácilmente asequible

para obligar a los poderes a cumplir con sus compro-

misos públicos. Tal como la validez de una constitu-

ción no se socava simplemente porque no se imple-

menta, Río 1992 no se ha deslegitimizado a pesar de

que el discurso no fue seguido de acciones.

En un contextp político más amplio, Río 1992 apa-

rece como una promesa vacía. Si bien los gobiernos

en la Cumbre de la Tierra se comprometieron ante los

ojos y oídos del mundo a disminuir el deterioro

ambiental y el empobrecimiento social, una década

después no se percibe ningún cambio en estas ten-

dencias. Al contrario, a pesar del aumento de la rique-

za en algunos países y sectores específicos, la pobre-

za y el deterioro ecológico continúan aumentando.

Como no se han implementado cambios fundamenta-

les, el mundo continúa enfrentando pequeños y gran-

des desastres. Ciertamente no son los gobiernos los

únicos actores responsables del estado alarmante de

la situación social y gubernamental, pues las presio-

nes de la modernidad son más fuertes que el poder

gubernamental. Sin embargo, los gobiernos han roto

las promesas de Río, ya que recurrentemente han

mostrado indiferencia e incluso oposición a los mis-

mos compromisos que firmaron con anterioridad. En

cincuenta años más, cuando seguramente la Tierra

será más calurosa, más pobre en diversidad de seres

vivos y menos hospitalaria para mucha gente, es posi-

ble que Río 1992 sea visto como la última oportu-

nidad perdida en el camino hacia la decadencia.

No examinaremos en detalle las tendencias del

deterioro ambiental de la última década. Sin embar-

go, el panorama es deprimente. Simplemente detener

la tendencia al incremento en el consumo de recursos

es insuficiente cuando lo que realmente se necesita son

tendencias que claramente disminuyan dicho consu-

mo. A nivel global, las únicas buenas noticias (al

menos para el medio ambiente, aunque no necesaria-

mente para la gente) son que la superficie del planeta

bajo protección ambiental ha aumentado, la produc-

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1.4 Marrakech Triunfó sobre Río

12 PARTE 1

ción de CFC ha disminuido y las emisiones globales de

carbono se han estancado en los niveles de 1998. Sin

embargo, aparte de estos casos, continúa aumentan-

do la presión humana sobre los recursos de la natura-

leza, los ecosistemas y los sumideros. Ha aumentado

el número de especies y hábitats en peligro de extin-

ción, continúa la destrucción de los bosques vírgenes;

ha empeorado la degradación de suelos fértiles; ha

continuado la pesca excesiva en los mares; y ha surgi-

do una nueva amenaza a la Biosfera por causa de la

ingeniería genética. Ciertamente, las cifras globales

no reflejan éxitos particulares en algunos lugares y

esconden fracasos en otros. Pero como la vida es a

escala planetaria, lo importante al final es la integri-

dad y resiliencia de aquellas redes de la vida, que for-

man la Biosfera. Aún cuando la cirugía de Río pudiera

mejorar pequeños aspectos específicos, la salud gene-

ral del paciente no ha mejorado en absoluto.

Sin embargo, Río no sólo trató sobre el medio

ambiente, sino también sobre el desarrollo. Para los

países del Sur, la inclusión del desarrollo en la agen-

da fue crucial en la fase preparatoria de Río, sin lo

cual probablemente no habrían apoyado la idea de

una Cumbre de Naciones Unidas sobre estos temas.

Simultáneamente, el Sur recién había emergido de la

”década perdida” de los ‘80 e insistía en obtener

mayor cantidad de recursos (capital y tecnología) a

cambio de tomar medidas de protección ambiental.

Se interpretó el ”Compromiso de Río” como la pro-

mesa de considerables transferencias de recursos

para el respaldo a la Agenda 21, una vez que los paí-

ses hubiesen puesto su firma bajo las convenciones

ambientales. No sólo pareció que el Norte iba a

escuchar al Sur, ya que también estaban en juego sus

propios intereses de mantener esta estabilidad

ambiental, sino que el fin de la Guerra Fría abrió

además nuevas expectativas sobre un dividendo para

la paz. Estas expectativas se vieron profundamente

frustradas. El Secretariado de la Comisión de Nacio-

nes Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo

(CNUMAD) había estimado que, para implementar la

Agenda 21 en los países de bajos ingresos, se

requerían 600 mil millones de dólares cada año entre

1993 y el 2000, de los cuales unos 125 mil millones

de dólares vendrían de la cooperación al desarrollo

oficial entre los Estados. Para concretar esta meta,

los países ricos reafirmaron un compromiso para con-

cretar el objetivo de aportar el 0,7% de su Producto

Interno Bruto como en Fondos de Cooperación al

Desarrollo. Pero las promesas se desvanecieron tan

rápidamente como el paso de los años desde Río. En

realidad, los flujos de cooperación al desarrollo dis-

minuyeron de 69 mil millones de dólares en 1992 a

menos de 53 mil millones de dólares en el 2000

(French 2002). Tampoco se materializaron las inver-

siones adicionales prometidas. El único resultado

económico tangible que se generó a partir de Río son

aproximadamente 5 mil millones de dólares, en su

mayoría para el Fondo Mundial para el Medio

Ambiente (GEF), de los cuales sólo se ha gastado una

parte. Adicionalmente, la mentada transferencia de

tecnología ambiental no se ha concretado. Finalmen-

te, cabe señalar que si la actitud del Norte hacia el

Sur era ambigua hasta Río 1992, los años siguientes

han evidenciado el continuismo de una tendencia

depredadora y ausencia de voluntad política para

cambiar el rumbo. No sólo los compromisos de Río no

se cumplieron, sino que además el Sur ha debido

enfrentar la indiferencia del Norte en otras ocasiones

como ante los programas de ajuste estructural del

Fondo Monetario Internacional (FMI), la Cumbre

Social de Copenhague, los programas de alivio de la

deuda externa del G7, la continua caída del precio de

las materias primas en el mercado mundial; para no

mencionar la política arrogante de la Organización

Mundial de Comercio (OMC). En síntesis, el Sur ha

sido conducido por un difícil camino en la década

posterior a Río.

Sólo dos años después de Río 1992, los mismísimos

gobiernos que presentaron como guardianes de la

Tierra, se transformaron en vendedores de la Tierra

en Marrakech. Con el establecimiento de la Orga-

nización Mundial del Comercio en enero de 1995, los

gobiernos livianamente aceptaron obligaciones cuyos

efectos se sumaron a la acelerada venta del patrimo-

nio natural mundial. Mientras Río se preocupó de la

protección y uso racional del patrimonio natural,

Marrakech, como culminación de la Ronda de Uru-

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13RÍO EN RETROSPECTIVA

Cuando el statusde un país está enjuego en elmercado mundial,se posterga lasustentabilidad.

guay del GATT, abrió un acceso incondicional del sec-

tor empresarial a dicho patrimonio natural. Mientras

Río promovió la autoridad de los Estados para imple-

mentar reglas en favor del bien común, Marrakech

debilitó el poder regulador de los Estados, en favor de

la libre movilidad empresarial. Como resultado, la

política internacional de los últimos diez años ha

estado dominada por constantes intentos para crear

un mercado mundial, sin fronteras, donde el capital y

los bienes (¡pero no la gente!) puedan moverse libre-

mente, regulados sólo por la ley de la oferta y la

demanda. Lejos de priorizar la sustentabilidad o la

democracia en el manejo de los asuntos públicos, las

políticas globales, las élites del Norte y del Sur lle-

garon a considerar que la libertad de los mercados es

el valor supremo de la política. Mientras en Río se

logró un buen discurso, en Marrakech se logró una

rápida implementación en una dirección contraria. El

cambio de prioridades frenó todo avance serio hacia

la sustentabilidad después de Río e incluso provocó

tendencias hacia un mayor deterioro.

A medida que la globalización neoliberal se impo-

ne como la forma dominante de globalización, se pue-

den distinguir tres impactos. Primero, el objetivo

explícito de la globalización es expandir el crecimien-

to económico en escala y alcance. Pero, con la expan-

sión de las inversiones desde los países de la OCDE, se

expande un modelo de desarrollo históricamente anti-

cuado hacia los países recientemente industrializa-

dos, y aún más allá de estos. Ese modelo económico,

basado principalmente en la transformación del patri-

monio natural en materias primas para el mercado

mundial se está expandiendo hacia los rincones más

lejanos de la Tierra. El aumento del ingreso a nivel

nacional históricamente siempre ha estado acom-

pañado de un incremento en el consumo de recursos.

Sin embargo, en la economía post-industrial, la curva

de crecimiento de ingresos sólo se desacopla del con-

sumo de recursos después de llegar a un alto nivel de

insustentabilidad. Esta situación es más grave aún en

sistemas donde los precios no expresan la realidad

ecológica. Por ello, cualquier expansión comercial,

aún con un incremento de eficiencia por unidad de pro-

ducto finalmente acelera la degradación ambiental:

desaparición de bosques, la erosión de suelos y la satu-

ración atmosférica con carbono. El rápido aumento de

la expansión económica impulsada por el libre comer-

cio ha anulado los pequeños avances que pudieron

materializarse desde Río.

Segundo, la presión de la apertura de mercados

ha forzado a muchos países del Sur y del Este a ace-

lerar la explotación de su patrimonio natural. Con el

ajuste estructural como política permanente, con la

restricción monetaria fiscal, la reducción del gasto

social y la promoción de las exportaciones, se ha pre-

tendido garantizar condiciones de operación estables

para los inversionistas y los actores de mercado. En

su esfuerzo por estabilizar las divisas y pagar la deu-

da externa, los países han acelerado la explotación de

minerales y recursos biológicos como solución de cor-

to plazo. Colocando mayor cantidad de petróleo, gas,

madera, metales y otros recursos en el mercado glo-

bal, los países desean impedir que se deterioren sus

ingresos de exportación. En épocas de estrechez, los

gobiernos deben vender hasta la ”herencia familiar”.

Por ejemplo, Rusia vendió los tesoros de Siberia,

Senegal ofreció derechos pesqueros a España y

Japón, México facilitó la explotación en bosque nati-

vo después de la crisis del peso, al igual que Brasil e

Indonesia. Cuando el estatus de un país está en juego

en el mercado mundial, se posterga la sustentabili-

dad.

Tercero, bajo la presión del mercado global, los

gobiernos suelen sacrificar la protección de los bienes

públicos en pos del interés comercial del sector pri-

vado. Obligados a ofrecer condiciones favorables para

atraer el capital especulativo, los gobiernos son

escépticos a establecer nuevas regulaciones y, más

aún, tienden a ignorar las reglas existentes. Cuando

el costo de trasladar las unidades de producción de un

país a otro disminuye en forma considerable, las

empresas transnacionales pueden escoger libremente

las condiciones políticas e institucionales más favo-

rables para sus negocios alrededor del mundo. Así, el

poder económico se convierte en poder político, ya

que las empresas pueden influir en las tendencias de

generación de empleos e incluso de impuestos, y

obstaculizar el cumplimiento de regulaciones urba-

nas, ambientales y sociales. Los gobiernos han enfren-

tado el mismo dilema en asuntos sociales y ambien-

tales. Cuando más importante se torna la protección

ambiental, menos capacidad tienen para concretarla.

Sin embargo, a nivel conceptual, los documentos

oficiales de Río abrieron una puerta para el ascenso

de la actual lógica económica. Río no escondió su

apoyo por un mercado sin restricciones. Por ejemplo,

en el Capítulo 2 de la Agenda 21 se recomienda

fomentar ”el desarrollo sostenible mediante la libe-

ralización del comercio (...), logrando que el comer-

cio y el medio ambiente se apoyen mutuamente” (Art.

3). De los gobiernos se espera que tengan en cuenta y

los resultados de la Ronda de Uruguay y fomenten ”un

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14 PARTE 1

1.5 El Engañoso Discurso del Desarrollo

sistema comercial multilateral, no discriminatorio y

equitativo” (Art. 9). Los preconceptos neoliberales ya

estaban incluidos en el discurso de Río; no podemos

desconocer el enorme lobby realizado durante la pre-

paración de Río para asegurar que la movilidad

empresarial sin condiciones y sin regulaciones fuera

establecida como parte de la solución y no como par-

te del problema. Este hecho fue facilitado por la

visión, aunque cuestionable por cierto, de que el cre-

cimiento económico era una condición para la susten-

tabilidad y que el mercado irrestricto genera eficien-

cia. Adicionalmente, muchas veces se representó la

protección ambiental como resultado de la privatiza-

ción y la desregulación; y se argumentó que si el mer-

cado quedara libre de restricciones, generaría mayor

eficiencia en el uso de los recursos, un argumento que

podría ser cierto en algunos casos muy específicos,

pero no frente a la expansión comercial de gran

escala. Río así contribuyó a enmarcar la agenda de la

sustentabilidad en el contexto del crecimiento econó-

mico y del libre comercio. Desgraciadamente, a medi-

da que la tendencia pro libre comercio se impuso en

los años posteriores a Río, quedó claro que algunas

semillas del fracaso en la implementación del desar-

rollo sustentable ya habían sido sembradas en Río

mismo.

Fue una alianzanefasta entre losgobiernos delNorte y el Sur afavor deldesarrollo comocrecimientoeconómico lo queenturbió y cohartóel espíritu de Río.

Río no logró superar la idea tradicional del desarro-

llo. Al contrario, mientras reconocían el estado del

deterioro ambiental, los gobiernos de Río insistían en

relanzar el desarrollo. En la mayoría de los docu-

mentos de Río, el derecho al desarrollo es priorizado

como el objetivo principal, y se preocuparon mucho

para asegurar que ninguna frase pudiera leerse como

un intento de restringir el desarrollo. El desarrollo

puede significar casi cualquier cosa: construir rasca-

cielos o instalar unas letrinas, hacer perforaciones

para extraer petróleo o para extraer agua, establecer

industrias de software o viveros forestales. Es un con-

cepto aparentemente neutro. Así, es fácilmente usa-

do como vehículo de perspectivas contradictorias. Por

un lado, están los defensores del PIB que identifican

el desarrollo con el crecimiento económico per cápi-

ta, sin preocuparse de que el crecimiento económico

explota el capital social y natural para producir más

capital monetario. Por otro lado, están los defensores

de la equidad quienes identifican el desarrollo con

más derechos y recursos para los pobres y recomien-

dan priorizar la búsqueda del bien común en base al

patrimonio social y natural. Poner ambas perspec-

tivas en un mismo marco conceptual no sólo causa

confusión, sino también es un encubrimiento político.

Muchas de las deficiencias de Río tienen su origen en

la naturaleza ambigua del concepto del desarrollo.

Como resultado, la concepción del desarrollo

sustentable ha sido privada de un significado claro al

vincular ”sustentable” con ”desarrollo”. No es sor-

prendente que el sumar una calificadora a un marco

conceptual sólo resultaría en confusión. La definición

de qué es lo que debe mantenerse sustentable, fue

siempre ambigua, generándose eternos conflictos

sobre la naturaleza y alcance del desarrollo sustenta-

ble. Ya en la Estrategia Mundial de Conservación en

1980, donde por primera vez se hizo referencia a la

noción de ”desarrollo sustentable”, se realizó una

operación semántica fundamental, al cambiar la

palabra sustentabilidad desde la naturaleza al desar-

rollo. Mientras ”sustentable” anteriormente se

refería a recursos vivos, como bosques o pesqueras, a

partir de allí se refirió al desarrollo. Así, en los años

siguientes, todo tipo de actores –desde gobiernos

motivados por el poder y empresas motivadas por las

ganancias, hasta los pueblos indígenas y las orga-

nizaciones activistas– han utilizado el término desar-

rollo sustentable para exponer bajo él sus propios

intereses.

Al incluirse la definición de ”desarrollo como

crecimiento económico” dentro del concepto de de-

sarrollo sustentable, se ha dificultado liberar la agen-

da del nuevo desarrollo, generada en Río, de la ideo-

logía del crecimiento económico. Esto ha tenido enor-

mes consecuencias para el desarrollo y para la com-

prensión del concepto de sustentabilidad. Si el creci-

miento económico es asumido como un imperativo

natural, todo esfuerzo se focaliza sólo a reformar los

instrumentos del crecimiento, por ejemplo, las tecno-

logías, las formas de organización y la estructura de

incentivos, mientras los resultados del crecimiento,

como por ejemplo el consumo y el confort logrados se

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15RÍO EN RETROSPECTIVA

dan por descontado. En un contexto así, fácilmente se

olvida que la capacidad de carga de la naturaleza es

limitada. La conciencia sobre el impacto de la activi-

dad humana sobre la naturaleza pone en duda la lógi-

ca del crecimiento. ¿Hasta dónde debe llegar el cre-

cimiento? ¿Qué fines pueden justificar la apropiación

total de los recursos naturales finitos? ¿La produc-

ción de tanques, la construcción de carreteras o la

producción de alimentos para los hambrientos? Hoy

en día, es evidente que las sociedades centradas en el

uso del automóvil, los supermercados, la expansión

urbana, la agroindustria química y las plantas de

energía en base a combustibles fósiles nunca llegarán

a ser sustentables. Sin embargo, la filosofía del de-

sarrollo como crecimiento descarta tales preguntas,

ignorando la idea de los límites; esta es otra de las

razones por las cuales el proceso de Río resultó ino-

cuo.

Sin embargo, para todos los países, tanto del

Norte como del Sur y del ex bloque comunista, fue

políticamente conveniente no cuestionar la filosofía

del desarrollo como crecimiento económico. Así, los

países del Sur y las economías en transición podrían

seguir formulando exigencias por la justicia y por el

reconocimiento de demandas de crecimiento econó-

mico sostenido, sin hacer distinciones fundamentales

sobre ¿qué tipo de crecimiento?; ¿en qué dirección?

y ¿para el beneficio de quién? En cuanto a los países

del Norte, protagonistas del crecimiento económico,

luego de la bendición del ”desarrollo” se sintieron

justificados para acelerar la carrera económica. Así,

el desarrollo quedó sin impugnar y la búsqueda ince-

sante del sobredesarrollo y del poder económico de los

países del Norte nunca fue cuestionada por la políti-

ca ambiental oficial. En consecuencia, las élites en el

Sur y el Norte pueden alegrarse con los resultados de

Río. De hecho, fue la alianza nefasta entre los gobier-

nos del Norte y los del Sur a favor del desarrollo como

crecimiento económico lo que enturbió y cohartó el

espíritu de Río. ¿Será posible que la Cumbre Mundial

de Johannesburgo logre revivir este espíritu?

Río en Retrospectiva

■■ Río impulsó la política ambiental de los gobiernos y delas empresas a nivel mundial. Realizó un trabajopreliminar para crear un sistema de gobiernointernacional para las políticas sobre la Biosfera.

■■ Río incrementó la legitimidad de las iniciativas para lasustentabilidad a nivel local, realizadas por la sociedadcivil, las empresas y las municipalidades.

■■ Sin embargo, el Norte retrocedió en relación a losCompromiso de Río y el Sur continuó mostrando pocointerés por los asuntos ambientales. El estado generaldel planeta se deterioró aún más y la inequidad globalempeoró.

■■ Los gobiernos priorizaron la agenda de la OMC sobrelos compromisos de Río y se prepararon para crear unmercado global sin fronteras.

■■ Río no pudo deshacerse de la filosofía del desarrollocomo crecimiento económico. ¿Qué tipo de desarrollo?,¿para el beneficio de quién?, ¿y en qué dirección? sondefiniciones cruciales al hablar de la sustentabilidad.

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16

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17

Parte 2

La Agenda de Johannesburgo

El desafío de Johannesburgo es ir más allá de Río, pero el peligro de Johannesburgo es volver haciaatrás. La Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo de Río intentó enfrentar dos crisis: lacrisis de la naturaleza y la crisis de la equidad. Se esperó que la agenda ambientalista del Norteasumiera el deseo de la mayoría de los ciudadanos del mundo por una vida más allá de la pobreza yde la ansiedad. Por el otro lado, los desarrollistas, incluidos los del Sur, toman en consideración lasgraves consecuencias del deterioro de la naturaleza. Como de costumbre, se consideró a losambientalistas como los opositores a la explotación de los bosques, a la agricultura química y a laexpansión de los megaproyectos energéticos, mientras los desarrollistas promovían el comercio demadera, la expansión de la industria de alimentos y la electrificación. La Cumbre de la Tierra tratóde integrar la agenda ambiental y la del desarrollo para liberar a los tomadores de decisiones deldilema de agravar la crisis ambiental al promover el desarrollo o, deteriorar más la crisis deinequidad al insistir en la protección de la naturaleza.

Como sabemos, los resultados de Río no lograron alcanzar este ambicioso objetivo. Cómo responderal deseo y la necesidad de justicia sin deteriorar la biosfera es aún la incógnita del siglo 21. Loshechos demuestran que se puede simultáneamente ayudar a la gente y a la naturaleza en muchasáreas: la agricultura orgánica, la silvicultura sustentable y las industrias basadas en el uso eficientede recursos. Pero, a escala global, en el nivel macro, la reconciliación de la agenda ambiental y ladel desarrollo está lejos, a años luz. Actualmente, las perspectivas no son auspiciosas para elmedioambiente, y peores aún para el desarrollo. A pesar de la importancia del ”desarrollo” en todoslos documentos de Río, las demandas del Sur por reconocimiento y equidad fueronmayoritariamente frustradas durante la última década, reforzando el temor de los países del Sur aempeorar su situación y continuar excluidos de las bendiciones del mundo moderno.

En este contexto, los países del Sur –y en particular Sudáfrica– intentan transformar la reunión deJohannesburgo en una cumbre de desarrollo en vez de una cumbre ambiental. Consideran que lacumbre de Río fue dominada por el Norte y esperan que Johannesburgo sea la Cumbre para el Sur.De hecho, el nombre de la conferencia, ”Cumbre Mundial para el Desarrollo Sustentable”, reflejaclaramente la intención de destacar el ”desarrollo” en la agenda política. Desde nuestraperspectiva, este intento se justifica debido a la negligencia sistemática de la política mundialfrente a los desafíos de la equidad. Más aún, creemos que es hora de concentrar la atención en lasinequidades estructurales que mantienen a la mayoría de la población mundial en condiciones devida indignas y miserables.

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2.1 Desechar el Modelo de los Países del Norte

18 PARTE 2

Nosotros creemos que enfocarse sólo en la agenda

del desarrollo, como si la crisis de la naturaleza a nivel

mundial no existiera, sería un retroceso en relación a

Río. Sería una regresión, y una reducción de la con-

ciencia creciente sobre los límites del mundo natural.

También sería un perjuicio a los países del Sur, ya que

la equidad no puede lograrse sin la ecología. Lograr los

objetivos de Río requiere dar una respuesta efectiva a

las demandas de equidad provenientes de los países del

Sur, de una forma que considere los límites biofísicos

del Planeta. Algunos sectores señalan que la huma-

nidad enfrenta una disyuntiva entre la miseria humana

y la catástrofe natural. Pero esa disyuntiva es falsa.

Estamos convencidos de que se puede eliminar la mise-

ria humana sin provocar una catástrofe natural.

Al contrario, se puede perfectamente prevenir las

catástrofes naturales y al mismo tiempo sacar a la

gente de la miseria. Prepararse para enfrentar ese

desafío, sin embargo, requiere reformular las tecno-

logías, las instituciones y también la visión y tenden-

cias que dominan el mundo hoy en día. Johannesbur-

go puede catalizar un nuevo inicio.

Por imposición o por atracción, el modelo de desar-

rollo del Norte ha moldeado los deseos de las socie-

dades del Sur, presentándose no sólo como una opción

diferente, sino como supuestamente mejor. Después

de la época colonial, a pesar de la independencia

política alcanzada, el Sur fijó su mirada en el estilo

de vida industrial y se movilizó para alcanzar a los

países más ricos. También luego de la caída del comu-

nismo, los países en Europa del Este y Asia Central

corrieron a abrazar el capitalismo y los atractivos

productos del mercado libre. El ganador tomó todo –

incluso la imaginación. La definición de: hacia dónde

quieren ir los países, qué quieren llegar a ser, no ha

emergido en forma natural, partiendo de sus propias

historias y tradiciones; sino forjada por la imitación

del modelo del Norte. En este contexto, la identidad

se ha identificado con llegar a ser moderno y la equi-

dad internacional se ha concebido como el logro del

bienestar de los países desarrollados. Pero ha llegado

el fin del desarrollo del Norte como modelo hegemó-

nico. No sólo porque la imitación del Norte no ha pro-

ducido los resultados deseados, sino porque el modelo

de desarrollo del Norte es históricamente obsoleto.

Antes que se desencadenara la crisis ambiental, uno

podía atribuir un cierto nivel de superioridad a la civi-

lización tecnificada, que surgió en ambos lados del

Atlántico Norte en el último cuarto del siglo 20. Pero

hoy día es obvio que muchos de sus grandes logros son

sólo ilusiones ópticas. Sus logros consisten funda-

mentalmente en transferir el poder de la naturaleza

al hombre, dejando a la naturaleza degradada y ago-

tada en el proceso. En consecuencia, los sistemas

naturales que sirven como fuente de recursos (agua,

madera, petróleo, minerales, etc.), espacio (tierra

para las minas, asentamientos, infraestructura) y

sumideros (suelos, océanos, atmósfera) para el des-

arrollo económico, son afectados o seriamente de-

gradados. Las tendencias ambientales de los últimos

cincuenta años incluyen: niveles insostenibles en las

concentraciones de gases invernaderos, la degrada-

ción de un tercio de la tierra fértil del planeta, de un

tercio de los bosques tropicales, de un cuarto del agua

dulce disponible y el agotamiento de un cuarto de las

reservas pesqueras, además de la extinción de much-

as especies vegetales y animales. Aunque sólo una

minoría de la población mundial ha consumido la

naturaleza a niveles insostenibles en dos generacio-

nes, la fiesta está llegando a su fin.

Hoy enfrentamos una situación dramática.

Actualmente, el mundo consume más recursos de los

que la naturaleza puede regenerar. Los cálculos

señalan que las actividades humanas han excedido la

capacidad de la biosfera desde mediados de los 70.

Desde entonces, el exceso ecológico ha llegado a ser el

signo que caracteriza la historia humana. En 1997, el

sobreconsumo superó en un 30% la capacidad carga

del planeta y si se toman en cuenta las necesidades de

los otros seres vivos se superó en un 40 a 50% (WWF

2000). Gran parte de la sobreexploteción se debe al

excesivo uso de combustibles fósiles, cuyas emisiones

de carbono requieren una enorme superficie biopro-

ductiva como un sumidero natural. El uso de combu-

stibles fósiles a nivel global es el principal responsab-

le del actual dilema del desarrollo convencional, que

nos enfrenta a la elección incómoda entre injusticia

social y el deterioro de la Biosfera. Pues si el prome-

El modelo dedesarrollo delNorte eshistóricamenteobsoleto.

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19LA AGENDA DE JOHANNESBURGO

2.2 Reducir la Huella de los Ricos

dio actual de emisiones de carbono per cápita del mun-

do industrial se extendiera a todos los países, la atmós-

fera tendría que absorber cinco veces más emisiones

de las que se pueden procesar; ello sin incluir el

aumento de la población mundial. En otras palabras,

si todos los países del mundo siguieran el modelo indus-

trial, se requerirían cinco planetas para contar con los

sumideros de carbono necesarios para el desarrollo

económico. Pero como la humanidad sólo tiene un pla-

neta, cualquier objetivo de equidad llegaría a ser la

madre de todos los desastres. En consecuencia, la po-

blación mundial no podría alcanzar el estándar de vida

occidental a través del desarrollo convencional. Los

recursos requeridos son excesivos, demasiado caros y

dañinos para los ecosistemas locales y globales. De

hecho, el 1998 Human Development Report, Informe

sobre desarrollo humano del PNUD, enfatizó que ”los

países pobres deben acelerar el aumento de su consu-

mo, pero no deben seguir el camino de las economías

ricas y de rápido crecimiento en la última mitad del

siglo”. Aunque este es un buen consejo, no destaca las

oportunidades que se abren para los países del hemis-

ferio sur. Como nunca antes en la historia, existe la

oportunidad de transformar el ”subdesarrollo” en una

oportunidad. La dependencia de los combustibles fósi-

les en la actual encrucijada histórica enfrenta a las

sociedades industriales a un impasse y las sociedades

consideradas como atrasadas, aparecen en una posi-

ción favorable. Aún no encasilladas en un modelo

arcaico de industrialización, tienen la posibilidad de

dar un salto hacia una época post-fósil, dejando atrás

los estilos de producción y consumo intensivos en

recursos adoptados por el mundo industrial. El desafío

que hoy enfrentan es elegir una opción en pro del

medio ambiente y en pro de solucionar la pobreza. Al

desvincular el crecimiento económico del incremento

en el uso de recursos; y al independizar el progreso

social del crecimiento económico, podrían lograr más

rápidamente un futuro sustentable. Podrían también

invertir la relación usual maestro/discípulo, mostran-

do al Norte opciones de salida de un sistema econó-

mico autodestructivo. Esta oportunidad, sin embargo,

no existe si el Sur continúa imitando el modelo de des-

arrollo del Norte. El planeta necesita el coraje del Sur

para generar modelos de bienestar y riqueza distintos

de los del Norte.

Sin ecología, no existirá equidad en el mundo. De otra

manera, la Biosfera estaría lanzada a la turbulencia.

La evidencia de que el espacio ambiental disponible a

nivel global es finito, aunque con fronteras flexibles,

ha añadido una nueva dimensión a la justicia. La bús-

queda de mayor justicia, desde tiempos inmemoriales,

ha requerido restringir el uso del poder en la socie-

dad, pero hoy también se requiere controlar el uso de

la naturaleza. Las élites que manejan el poder deben

ceder el espacio político y ambiental en favor de la

sociedad, para que la justicia tenga una oportunidad.

Por esta razón, después de la era de inocencia

ambiental, el tema de la naturaleza es inherente al

tema del poder, y viceversa.

El poder determina quién ocupa cuánto espacio

ambiental. Ni todas las naciones ni todos los ciuda-

danos utilizan igual espacio. Al contrario, el espacio

ambiental está dividido de una manera muy injusta.

Aproximadamente el 20% de la población mundial

consume un 70 a 80% de los recursos mundiales. Ese

20% consume un 45% de la carne y pescado, consu-

me 68% de la electricidad, 84% del papel, y es dueño

del 87% de los automóviles (UNDP 1998, p. 2). Son

los países industriales los que principalmente sobre-

explotan el patrimonio natural y aprovechan el medio

ambiente mucho más allá de sus fronteras naciona-

les. Su huella ecológica es más grande –y en algunos

casos, muchísimo más grande– que sus propios terri-

torios, pues ocupan gran cantidad de recursos y sumi-

deros de otros países. De hecho, los países de la OECD

superan (en términos de ecología y equidad) el

tamaño promedio de tal huella ecológica en magni-

tudes de 75 a 85%. El 25% de personas más ricas de

la humanidad ocupa una huella tan grande como la

superficie biológicamente productiva total del plane-

ta (Wackernagel-Rees 1997).

Sin embargo, cuando se trata especialmente el

consumo de recursos, la distinción tradicional entre

Norte y Sur es engañosa. ”Norte” y ”Sur” son nada

más que ”categorías zombie” (U. Beck), es decir,

conceptos que sobreviven en el lenguaje cotidiano a

pesar de no reflejar las realidades políticas. La yuxta-

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20 PARTE 2

posición clásica de los países más ricos, llamados G7

(Grupo de los 7 más Rusia) y el grupo de los países

más pobres, G77 (más China) aún existe en los foros

internacionales, pero no logra representar las nuevas

dinámicas políticas. El ”Sur” está constituido por

países heterogéneos, desde el capital financiera Sin-

gapur o la rica Arabia Saudita, hasta la empobreci-

da nación de Malí. Por ello, es difícil identificar un

interés unificador común. Lo mismo sucede en el Nor-

te, aunque en un grado menor. ”Norte” y ”Sur”

entonces son principalmente artefactos diplomáticos.

Sin embargo, la distinción convencional de Nor-

te-Sur dificulta constatar que la línea divisoria en el

mundo actual, no sólo está dividiendo las sociedades

del Norte y el Sur, sino atravesando ambas socieda-

des. La división mayor parece estar entre los ricos

globalizados y los pobres localizados. La división

Norte-Sur, en vez de separar las naciones, atraviesa

cada sociedad, de diversas formas. Separa la clase

consumista global por un lado, de la mayoría de la

población que está fuera de los circuitos globales.

Esta clase media global, está constituida por ciuda-

danos del Norte y las élites del Sur. Aproximada-

mente un 80% en Norteamérica, Europa Occidental

y Oriental y Japón y un 20% disperso en las élites del

Sur. El tamaño total de este Norte global es equiva-

lente a más o menos el 20% de la población mundial

que tiene acceso al automóvil. En la última década,

la globalización ha acelerado e intensificado la inte-

gración de esta clase consumista en el circuito mun-

dial de bienes, comunicaciones y viajes, específica-

mente en los países recién industrializados, en Euro-

pa Oriental y Rusia. Las empresas transnacionales

dirigen principalmente su acción a satisfacer a esta

clase, así como proporcionan sus medios simbólicos

de expresión, tales como películas, moda, música y

marcas exclusivas. Pero existen sectores en las socie-

dades del Norte, tales como los desempleados, los

ancianos y otros grupos menos competitivos que al

igual que regiones enteras en el Sur, se encuentran

excluidos de los circuitos de la economía global. En

todos los países, una frontera invisible separa a velo-

ces de lentos, a conectados de desconectados, a ricos

de pobres. Existe un Norte global tal como existe un

Sur global. Esta realidad no está presente en las con-

cepciones convencionales de ”Norte” y ”Sur”.

Las clases consumistas, tanto en el Norte como

en el Sur, dependientes de los circuitos empresariales

tienen el poder de poner a su servicio la mayor parte

de los recursos naturales mundiales a través del mer-

cado. Su poder adquisitivo les permite determinar los

flujos de recursos que alimentan sus patrones de pro-

ducción y consumo. Su alcance geográfico para atraer

recursos es global y nacional. A nivel global, la red

de flujos de recursos, generalmente organizada por

las empresas transnacionales, se extiende como tela-

raña a lo largo del planeta, bombeando energía y

materiales hacia las zonas de alto consumo. A nivel

nacional, las clases medias urbanas también logran

recursos para su beneficio, gracias a los regímenes de

propiedad, los subsidios y la mayor demanda. En los

países del Sur, la demanda por bienes y servicios

intensivos en recursos nace especialmente de una

pequeña parte de la población, con gran poder adqui-

sitivo, y por eso es capaz de imitar los patrones de

consumo del Norte. Como consecuencia, los sectores

acomodados en países como Brasil, México, India,

China o Rusia usan casi tanta energía y materiales

como sus homólogos en el mundo industrializado. Lo

cual significa un nivel de consumo entre cinco y diez

veces más que el consumo promedio en dichos países.

Reducir la huella ecológica de las clases consumistas

en el mundo no es sólo un objetivo ecológico, sino

también de equidad. El comercio de recursos puede

ayudar económicamente, pero ecológicamente es

nocivo, ya que el uso excesivo del espacio ambiental,

por parte de una minoría, quita recursos a la mayoría

de la población, restringiendo su capacidad para

mejorar su vida y avanzar hacia un futuro más lumi-

noso. La riqueza de un sector es a veces co-respons-

able de la pobreza de otro. Permanentemente, las cla-

ses consumidoras se protegen del daño ambiental ale-

jándose del ruido, la suciedad y fealdad del área

industrial donde permanecen las clases más pobres.

Además, en general, los recursos no están esperando

ser extraídos, sino que se encuentran donde vive gen-

te y son utilizados por ella para su subsistencia. Si la

clase consumidora extrae esos recursos a través del

alcance global de las transnacionales, contribuye a

marginar al tercio de la población mundial, que basa

su subsistencia directamente del libre acceso a la tier-

ra, al agua y a los bosques. Ciertamente, las expor-

taciones pueden incrementar los ingresos de un país,

pero las comunidades locales y los sectores margina-

dos no comparten estos beneficios. Construir grandes

embalses y explotar la minería metálica, cortar árbo-

les y capitalizar la agricultura en beneficio de consu-

midores lejanos, con frecuencia degrada los ecosiste-

mas de los que depende mucha gente. En general,

tales políticas de desarrollo a menudo no hacen más

que quitar a los pobres sus recursos, para permitir a

los ricos vivir con más de lo que pueden consumir.

La división mayorparece estar entrelos ricosglobalizados y lospobreslocalizados.

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2.3 Asegurar los Derechos a la Subsistencia

21LA AGENDA DE JOHANNESBURGO

En contraste con Río, la Cumbre de Johannesburgo

se concentrará en la erradicación de la pobreza. Es

posible que las naciones del Sur centran el debate en

la lacra de la pobreza para poder demandar una

mayor parte de la economía global. Sin embargo,

aunque la intención sea noble, la política es ambiva-

lente. No cabe duda que la erradicación de la pobre-

za requiere enormes esfuerzos de la comunidad inter-

nacional. Pero es cuestionable si estos esfuerzos se

concentran prioritariamente en mayor apoyo al de-

sarrollo convencional, el incremento a subsidios distor-

sionadores o una mayor integración del mercado glo-

bal. Porque lo que es bueno para los gobiernos, no es

necesariamente bueno para los pobres. En demasia-

dos casos, y hace ya mucho tiempo, los gobiernos del

Sur, respaldados por las élites locales, han trabajado

para aumentar la capacidad de consumo de sus habi-

tantes y fundamentado su gestión bajo el slogan de la

erradicación de la pobreza. Pero las políticas para

disminuir la pobreza no se decidirán en las discusio-

nes entre los gobiernos del Norte y del Sur, sino en los

conflictos entre la mayoría de la humanidad mar-

ginalizada y la clase media global –la que incluye a

gobiernos nacionales, al sector empresarial y a las

instituciones multilaterales. Ya ha ocurrido más de

una vez que los gobiernos del Norte y el Sur han lle-

gado a un consenso a expensas de los pobres. Aunque

todos están de acuerdo en que la erradicación de la

pobreza debe tener la prioridad que se merece, las

opiniones se dividen cuando se plantea la pregunta

clave: ¿erradicación de la pobreza? Sí, pero ¿bajo la

responsabilidad de quién?

La primera respuesta destaca el rol de los inver-

sionistas, las empresas transnacionales y los planifi-

cadores económicos, enfatizando que la disminución

de la pobreza será resultado de un amplio y más ele-

vado crecimiento económico. Desde esta perspectiva,

el crecimiento es generado mediante la exportación a

mercados urbanos o, mejor aún, hacia los mercados

externos, por ello, los ingredientes más importantes

de una estrategia para disminuir la pobreza son las

inversiones de capital, las industrias, los sistemas de

riego, las redes de transporte y los centros de comer-

cialización. Adicionalmente, no se puede aumentar el

poder de compra si no se asegura libre acceso al mer-

cado de los consumidores del Norte. Desde esta mis-

ma perspectiva, sólo la integración al mercado global

de los sectores agrícolas intensivos, puede generar un

flujo estable de ingresos e inversión, y a partir de allí

estimular más crecimiento. En síntesis, la pobreza

será eliminada mediante más globalización. La

dimensión ambiental sólo juega un papel menor en las

estrategias para reducir la pobreza por la vía expor-

tadora.

Al contrario, las preocupaciones por el uso exce-

sivo de pesticidas, por la contaminación, la tala indis-

criminada o por el peligro de los cultivos de especies

modificadas genéticamente son percibidas como

obstáculos al desarrollo. Sin embargo, un comercio

sustentable podría cobrar más importancia si exis-

tiera una demanda suficiente de los consumidores por

materias primas, tales como la madera certificada o

alimentos orgánicos. Tenemos la impresión de que el

enfoque preferido por Sudáfrica y por la recién crea-

da Nueva Sociedad para el Desarrollo Africano

(NEPAD), es el de reducir la pobreza aumentando las

exportaciones.

La segunda respuesta –y es la opción que apoya-

mos– está dirigida hacia los pobres mismos, recono-

ciéndolos como actores que construyen sus vidas aún

bajo condiciones difíciles. Desde esta perspectiva, la

pobreza se genera por falta de acceso al poder y no

por carencia de dinero. Más que personas necesitadas

a la espera de provisiones, los pobres deben ser vistos

como ciudadanos sin acceso a sus derechos, a ayuda

social, a salarios justos e influencia política. Cual-

quier intento de mitigar la pobreza debe centrarse en

refortalecer los derechos y oportunidades. Este es

particularmente el caso de las mujeres, quienes fre-

cuentemente sufren marginalización legal. En

muchos países, no tienen acceso a la tenencia de la

tierra, a generar influencia en las decisiones, a pesar

de cargar con las responsabilidades de la vida coti-

diana o sostener familias por sí solas. Una estrategia

de derechos básicos para hombres y mujeres, y no una

estrategia de necesidades básicas, podría ayudar a

superar las barreras de la autoorganización. En las

zonas rurales, los conflictos usualmente giran en tor-

no a derechos de propiedad, acceso al agua, los bos-

ques y áreas vírgenes, y se enfrentan los propietarios

y las agencias del Estado. En la ciudad, los conflictos

se centran en los derechos a la vivienda, al agua no

contaminada, a la gestión de negocios o la organiza-

ción local y las confrontaciones se dan con los muni-

cipios, los servicios de salud, la policía o los grupos

de poder. Si no se cambian los patrones de poder, local

La pobreza segenera por faltade acceso al podery no por carenciade dinero.

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2.4 Saltar hacia la Era Solar

22 PARTE 2

y global, los pobres no lograrán ni la seguridad ni los

recursos necesarios para una existencia decente.

Aumentar el crecimiento económico es menos impor-

tante que asegurar la subsistencia de los sectores

empobrecidos. El crecimiento económico pocas veces

chorrea hacia abajo, por ello no existen razones para

sacrificar vidas en el presente por las ganancias espe-

culativas en el futuro. Al contrario, es crucial empo-

derar a los pobres para una vida digna aquí y ahora.

Las perspectivas de superación de la pobreza

centradas en la subsistencia son contrarias a las

estrategias para disminuir la pobreza, a través del

aumento de las exportaciones. Existen pruebas con-

vincentes de que la reducción de la pobreza a través

de las exportaciones no es posible. Sí puede ayudar a

los inversionistas, a las empresas agrícolas y a los

agricultores adinerados a mejorar aún más su propia

prosperidad, pero simultáneamente es probable que

genere un desplazamiento masivo de sectores de la

población rural de las granjas pequeñas, acelere la

pérdida de sus medios de subsistencia y aumente la

migración forzada a las ciudades. Adicionalmente, es

probable que una estrategia de creación de empleos

industriales, en una economía sin fronteras, podría

ser competitiva en el mercado global, por muy poco

tiempo. Este tipo de empleos requieren mucha inver-

sión de capital, por ello se crean a una velocidad

mucho más lenta que el aumento de los desempleados.

Bajo un régimen de libre comercio, es imposible que

la agricultura y la industria, en la mayoría de los paí-

ses, sean a la vez competitivas y con gran cantidad de

empleo. Las políticas de integración al mercado glo-

bal no integran, sino al contrario, marginan a un

número creciente de individuos. Así, mucha gente

queda al margen de la economía oficial.

Para evitar este problema, es importante promo-

cionar medios de vida sustentables. Sustentable social

y ambientalmente: primero, una actividad que provea

un ingreso o medios de subsistencia dignos; facilite la

integración social y una vida con sentido; y segundo,

una actividad que conserve el ambiente y, si es posi-

ble, lo regenere. Los ecosistemas productivos son un

activo fundamental para mantener medios de vida

sustentables; las praderas, los bosques, los campos y

los ríos pueden ser fuentes valiosas de sustento. Esta

es la razón principal por la cual las estrategias para

solucionar la pobreza en base a los medios de sub-

sistencia coinciden con los objetivos de protección

ambiental. La ecología es, por ello, esencial para

garantizar medios de vida decentes a la sociedad.

Asegurar los derechos de las comunidades a los recur-

sos naturales es la clave de las políticas de subsisten-

cia. Sin embargo, fortalecer los derechos de las comu-

nidades locales significa reducir las demandas de los

consumidores y asalariados lejanos. Por ende, habría

que chequear la demanda directa o indirecta de las

clases medias alentadas por las empresas, por los

recursos baratos y fácilmente disponibles; ya que el

interés de las clases medias en incrementar el consu-

mo y el interés de las empresas en aumentar sus

ganancias suelen chocar con el interés de las comu-

nidades para asegurar sus medios de vida. Estos con-

flictos sobre recursos no disminuirán,a menos que los

sectores acomodados del mundo avancen hacia patro-

nes de producción y consumo con menor insumo de

recursos.

En Río, el desarrollo sustentable trataba principal-

mente de proteger la naturaleza, pero ahora, en el

camino hacia Johannesburgo, se trata en primera

instancia de proteger a la gente. Porque nadie puede

cerrar los ojos frente a lo que bien podemos llamar el

desafío del siglo 21: ¿cómo extender la hospitalidad

del planeta al doble de la población en el contexto de

una Biosfera que se deteriora rápidamente? El patrón

histórico de la escasez, que ha marcado al desarrollo

económico y continúa modelándolo, hoy es anticuado.

Mientras en la antigüedad, el mundo aparecía lleno

de naturaleza pero vacío de gente, hoy está vacío de

naturaleza pero lleno de gente. La satisfacción de las

necesidades y deseos no está limitada tanto por la fal-

ta de manos y cerebros, sino por la escasez de los

recursos naturales y los sistemas vivos. La naturale-

za es hoy un factor más limitante que el dinero, dado

que el desarrollo está cada vez más restringido no por

el número de barcos pesqueros, sino por el decrecien-

te número de peces; no por el poder de las bombas

hidráulicas, sino por el agotamiento de los acuíferos;

no por el número de sierras electricas, sino por la des-

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23LA AGENDA DE JOHANNESBURGO

aparición de los bosques primarios. En particular

para los países del Sur, la pregunta relevante será:

¿cuántos problemas se pueden resolver o evitar simul-

táneamente? ¿Cómo se puede abordar desde el inicio

la abundancia de gente y la escasez de naturaleza

para hacer la elección correcta ?

La respuesta que sugerimos es salir rápidamente

de una economía industrial que despilfarra naturale-

za y población y orientarnos a una economía regene-

rativa, consciente de los recursos y que requiera a las

personas. Una economía basada en la suposición de

que existen ”bienes libres” en el mundo –agua pura,

aire limpio, combustión hidrocarbónica, bosques vír-

genes, vetas de minerales– favorecerá métodos de

producción intensivos en materiales y energía, y a

gran escala. En contraste, si una economía no favo-

rece el derroche de recursos y favorece los recursos no

fósiles, es más probable que haga prosperar un patrón

de producción descentralizado y a menor escala, que

a la vez también requiere más trabajadores e inteli-

gencia. Tanto en el Norte como en el Sur, la impor-

tancia de una productividad más intensa, se presenta

a las empresas y gobiernos como un escenario alter-

nativo: reducir radicalmente el uso de recursos mien-

tras se incrementan las tasas de empleo. En vez de

despedir gente, se pueden obtener mayores ganancias

al deshacerse de kilovatiohoras mal gastadas, barri-

les de petróleo y pulpa de los bosques vírgenes. Por

un lado, la gente tendría que optar por los recursos

naturales; pues una economía, que evoluciona con

mínimos insumos de la naturaleza, tendría que depen-

der más de la fuerza, habilidad y conocimientos de la

gente. De hecho, será post-industrial en el verdadero

sentido de la palabra: encontrando nuevos equilibri-

os entre hardware, productividad biológica e inteli-

gencia humana.

Esto es aún más cierto cuando se habla de cam-

biar la base de recursos; desde una economía basada

en los fósiles hasta una basada en materiales y ener-

gía solar. Además de los beneficios ambientales ob-

vios, el tema es que los recursos fósiles generalmente

implican largas cadenas de abastecimiento, lo cual a

la vez puede implicar largas cadenas de creación de

valor. Usualmente existe mucha distancia geográfica

entre la explotación del recurso y su uso final, inclu-

so una serie de pasos intermedios de procesamiento y

refinamiento, de manera que también se esparcen las

oportunidades para el empleo y las ganancias. La

mayoría de los países y localidades, ubicadas río aba-

jo en la cadena productiva, están asfixiados por el alto

costo de los combustibles y los recursos importados.

Pagan, pero la mayoría de las ganancias y empleos se

crean en otras partes. Sin embargo, un cambio en la

base de recursos revertiría esta lógica. Depender de

las foto-voltaicas, del viento y de la energía hidráuli-

ca (a pequeña escala) y de todo tipo de biomasa,

implica cadenas de abastecimiento mucho más cor-

tas, no sólo para el recurso sino también para la tec-

nología de conversión involucrada. Como resultado,

empleos e ingresos por lo general quedarían a nivel

local y regional, ahorrando dinero a las economías

locales. Más aún, como el sol y la biomasa están

repartido geográficamente, se prestan para estructu-

ras descentralizadas de producción y uso; esto es dife-

rente con los recursos fósiles los cuales están con-

centrados en pocos sitios, generando estructuras cen-

tralizadas y a gran escala. Se revertiría el patrón

industrial de despilfarrar la naturaleza en vez de

apreciar a la gente. En una economía solar existe la

expectativa de incluir a la gente y salvar los recursos.

Los países del Sur tienen la oportunidad de sal-

tar hacia una economía solar mucho antes y de una

La Agenda de Johannesburgo

■■ Fijarse en el modelo de desarrollo del Norte,históricamente obsoleto, como si la crisis de lanaturaleza no existiera significa retroceder mas atrásde Río; además nuevo obstáculo para el Sur,pues ya nose puede separar la equidad de la ecología.

■■ Las distinciones tradicionales entre Norte y Sur sonengañosas -a estas alturas de la historia son artefactosdiplomáticos. La verdadera ruptura global atraviesacada sociedad entre los ricos globalizados y los pobreslocalizados.

■■ El uso excesivo del espacio ambiental del planeta lequita recursos a la mayoría marginalizada. La justiciarequiere reducir la huella ecológica de las clasesconsumidoras en el Norte y el Sur.

■■ La pobreza es falta de poder y no de dinero. Fortalecerlos derechos de los pobres es una condición necesariapara erradicar la pobreza.

■■ Avanzar hacia la era solar es una oportunidad paraconvertir el ”subdesarrollo” en una esperanza. Laeconomía solar permite incluir a la gente y ahorrarrecursos planetarios.

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24 PARTE 2

manera mucho más sólida que las economías del Nor-

te. De hecho, sería autodestructivo para ellos, en tér-

minos de medios de subsistencia y de medio ambien-

te, pasar por las mismas etapas de la evolución indus-

trial por las que pasaron los países del Norte. Por

ejemplo, los países del Sur enfrentan decisiones

importantes sobre infraestructura tales como deci-

siones sobre sistemas de comunicación, energía,

transporte y alcantarillados; decisiones que han cau-

sado grandes impactos en los países industrializados.

Actualmente, muchos países del Sur todavía pueden

evitar este camino insustentable, optando, sin esperar

más, infraestructuras ahorradoras de recursos y bajas

en emisiones. Este también es el caso de los países en

”transición”, donde frecuentemente es preferible con-

struir nuevos sistemas de infraestructura en vez de

mejorar los antiguos. La inversión en infraestructu-

ra, tal como los sistemas ferroviarios livianos, la pro-

ducción de energía descentralizada, el transporte

público, el alcantarillado para aguas residuales

domésticas, viviendas adaptadas al habitat local,

sistemas de alimentación regionalizados, áreas urba-

nas peatonales, etc., podrían encaminar a un país

hacia patrones de desarrollo más limpios, menos

costosos y más equitativos. Esta perspectiva presen-

ta una oportunidad única para alcanzar mayor inde-

pendencia económica, varias décadas después de

haber logrado independencia política. Los países del

Sur o del Este que ignoran la posibilidad de saltar

hacia la era solar, se arriesgan a perder una oportu-

nidad única.

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25LA AGENDA DE JOHANNESBURGO

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27

Parte 3

Los Derechos a la Subsistencia

Las políticas para la erradicación de la pobreza están plagadas de concepciones equivocadas. Losmitos largamente difundidos incluyen la sugerencia de que (a) los pobres causan la destrucciónambiental, que (b) el crecimiento económico soluciona la pobreza, y, que por lo tanto (c) elcrecimiento económico es la receta para eliminar tanto la pobreza como la degradación ambiental.Nosotros creemos que cada eslabón en el proceso de esta argumentación es erróneo; esta baseerrada genera políticas contraproductivas.

Reconocemos que los refugiados ambientales pobres, muchas veces se ven obligados a explotar losbosques y sobrepastorear la tierra, pero en general han demostrado ser guardianes cuidadosos derecursos y ecosistemas. Debido a que los pobres dependen de la fertilidad de los suelos, de los pecesde lagos y estuarios, de las plantas medicinales, vegetales y animales para subsistir y obtenerdinero, tienen un incentivo muy concreto para conservar su base de recursos.

El argumento sobre el crecimiento económico también requiere una clarificación. Es sólo aquelcrecimiento que aumenta el Producto Bruto de la Naturaleza (usando el término de Anil Agarwal), yno sólo el Producto Interno Bruto (restringido a la macroeconomía), el que mejora las condicionesde las comunidades rurales. De no ser así, el crecimiento producirá el efecto opuesto: pérdida de lacapacidad de sustento y pérdida ingresos. El crecimiento monetario no es lo más importante, sino laestructuración de actividades económicas que fomenten la conservación de los ecosistemas y lacohesión de las comunidades. El crecimiento económico es autodestructivo, a menos que incorporetotalmente las energías renovables, la agricultura sustentable, la conservación del agua, empresasen base a la biomasa y el uso racional de los sistemas vivos. Toda degradación ambiental aumenta losproblemas de los pobres, y cualquier mejoramiento reduce su vulnerabilidad. Ecología y equidadgeneran sinergia en cualquier estrategia de subsistencia.

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28 PARTE 3

3.1 Biodiversidad y Subsistencia

La agricultura es una forma de vida. Las comunida-

des locales del mundo intentan vivir de forma susten-

table y con sentido. Buscan sobrevivencia y sub-

sistencia, además de alegría y celebración en la natu-

raleza que los alberga. De hecho, la vida de estas

comunidades está moldeada por la flora y fauna del

medio ambiente en que viven. Hábitos de alimenta-

ción y diseños de vivienda, vestuario e instrumentos

musicales, las formas de trabajo y las fiestas; todo

refleja la comunidad de plantas y animales que los

rodean. Aunque la conservación de la biodiversidad

aparece como objetivo oficial de la política interna-

cional en tratados como la Convención sobre la Diver-

sidad Biológica (CDB), se presta poca atención al

papel de la biodiversidad en la vida productiva y cul-

tural de las comunidades rurales y costeras. Debido a

que estas comunidades han sido –y siguen siendo–

dependientes de la diversidad específica de sus

ambientes, la necesidad de conservación ha sido par-

te integral de su cultura y de sus prácticas cotidianas.

Los miembros de una comunidad local en general son

conscientes de que la productividad de la naturaleza

es la que sustenta su vida y no sacan más de lo que la

naturaleza puede regenerar. Específicamente en el

caso de los recursos de propiedad común, como pes-

querías o bosques, existen reglas y costumbres,

diseñadas para preservar la capacidad carga.

Biodiversidad y Seguridad para laSubsistencia

No existe seguridad alimentaria sin la seguridad de

campesinos y agricultores, y dicha seguridad está vin-

culada a la mantención de la biodiversidad. La man-

tención de la biodiversidad y el mejoramiento de los

recursos genéticos han sido realizados por comu-

nidades agrícolas, en particular por mujeres, en todos

los lugares del mundo donde predomina la producción

local de alimentos. De hecho, las mujeres juegan un

rol central en el mantenimiento y uso estratégico de

la biodiversidad. Además de generar y abastecer de

alimentos a la familia, conservan los conocimientos

locales, las habilidades para la sobrevivencia y la

memoria cultural.

La mayoría de los pobres no poseen tierra, sino

que dependen de los recursos de propiedad común

–bosques, lagos o incluso áreas al borde de los cami-

nos– como medios vitales de sobrevivencia. Un estu-

dio realizado en la India en 1991, descubrió que 80%

del combustible y forraje que usan los pobres provie-

ne de tierras de propiedad común. En término de

ingresos, significa el 20% de los mismos. En África,

los hogares rurales satisfacen el 35% de sus necesi-

dades energéticas con leña – gran parte recolectada

en bosques y tierras de propiedad común. Para el

sustento de estas comunidades, el libre acceso a pra-

deras, bosques y fuentes de agua, es esencial. Obvia-

mente, cualquier deterioro de esos ecosistemas, por

contaminación, sobrepastoreo o explotación forestal,

aumenta el esfuerzo de trabajo diario, lo que podria

llegar a convertirse en una amenaza, o en un esfuer-

zo imposible de sostener.

En este contexto, es fundamental que la susten-

tabilidad del sustento de las familias rurales no sólo

depende de las cosechas cultivadas, sino también de

la recolección de alimentos no cultivados. Por ejem-

plo, en las zonas rurales de Asia y África, es común

observar en las mañanas, gente recogiendo hojas,

espinacas, pequeños peces o frutas silvestres en áreas

cercanas a sus hogares. Esa gente recorre el bordes

de los caminos, los campos de arroz de otros, las lagu-

nas, cerca de los canales y otras áreas comunes del

pueblo. Los niños que van a nadar a lagunas, canales

o ríos, también vuelven con vegetales, raíces y frutos

comestibles silvestres y, lo más importante, peces, que

de inmediato se convierten en alimento para la fami-

lia. Los peces preferidos son principalmente ”no cul-

tivados”, sino recolectados en las fuentes de agua.

Según un estudio de UBINIG (2000), al menos 40%

de los alimentos (en cantidad de kilos) y la mayoría

de las necesidades nutricionales de la población rural

de Bangladesh, son satisfechos con especies acuáticas

o recolectadas en terrenos no cultivados.

La subsistencia de los pobres, especialmente de

las mujeres, depende de la integración entre agricul-

tura, ganaderia, crianza de aves y pesca. De cierta

forma, la familia rural está compuesta no sólo por la

familia humana extendida, sino también por anima-

les domesticos como vacas, cabras, ovejas, pollos,

patos y palomas. Los campos de cultivo mixtos tam-

bién proporcionan muchos de los vegetales para ali-

mentar a vacas y pollos. La vegetación al borde de los

caminos proporciona alimento para las cabras. Los

niños recolectan caracoles y otras especies acuáticas

para alimentar a los patos criados por las mujeres. La

mayoría de los pobres rurales sobreviven gracias a la

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3.2 Tierra, Agua y Subsistencia

29LOS DERECHOS A LA SUBSISTENCIA

crianza de vacas, cabras, ovejas, patos, pollos y cer-

dos, cuyo alimento no se compra, sino que existe en

los alrededores y en áreas de propiedad común. Estos

animales se alimentan de las especies disponibles en

el medio, y al mismo tiempo mantienen el ambiente y

aumentan la biodiversidad.

La mentalidad asociada al monocultivo, y común-

mente reflejada en la agricultura industrial, no per-

cibe ni toma en cuenta las numerosas interconexiones

entre la especie humana, las plantas y los animales.

Así, los agrónomos insisten en optimizar el rendi-

miento de una sola cosecha en particular, olvidando

la importancia de las especies no cultivadas o de los

cultivos orientados a la subsistencia. Esta es una de

las razones por lo cual mayores rendimientos en los

monocultivos no se traducen necesariamente en más

alimentos para los campesinos. Al contrario, incluso

podrían tener menos alimento si se eliminan los cul-

tivos secundarios. Más aún, los efectos adversos de la

agricultura química suelen afectar las cosechas y ani-

males. Si la tierra y el agua se contaminan, afectan

a las personas, aves y animales que dependen de ellos.

Los residuos químicos contaminan fuentes de agua

dulce, recursos hídricos, peces y la biomasa no culti-

vada. Por ello, la afirmación de que la agricultura

moderna ha producido más alimentos es errónea,

pues se basa en el cálculo de cosechas de monoculti-

vos, el arroz por ejemplo, e ignoran sistemáticamen-

te su efecto negativo sobre todo el sistema de ali-

mentos que incluye peces, ganado y vegetales no cul-

tivados.

Mujeres y Conservación de Semillas

Las mujeres son las guardianas de la biodiversidad,

en muchas culturas son ellas las que se encargan de

seleccionar y conservar las semillas. A medida que

seleccionan, guardan, distribuyen y siembran las

semillas de verduras, frutas y los demas cultivos, rea-

lizan un rol crucial en el mejoramiento de la biodi-

versidad y los recursos genéticos. La práctica de com-

partir semillas entre vecinos y parientes también

mejora la biodiversidad y la variedad genética. La

variedad de vegetales garantiza la seguridad alimen-

taria por disponibilidad de cultivos en diferentes áreas

y estaciones del año. En el Centro para el Patimonio

de Semillas, en Nayakrishi, Bangladesh, por ejemplo,

las agricultoras depositan su colección de semillas. El

centro recolecta las semillas locales para reproducir

y mejorar las técnicas de producción adecuadas para

las semillas de los agricultores. Así, han reintroduci-

do cientos de variedades locales de arroz, verduras,

frutas y especies forestales en corto tiempo. Hoy, los

agricultores de Nayakrishi cultivan al menos 1.027

variedades de arroz, cifra que continúa aumentando.

El patrimonio genético de Bangladesh, de más de

15.000 variedades de arroz, se había reducido en sólo

dos décadas a 8 ó 10 variedades; esta experiencia sig-

nificó parar la tendencia de erosión genética. En la

medida que los agricultores intercambien semillas

entre ellos, ayudan a incrementar la base de recursos

genéticos de su comunidad.

Las campesinas de Nayakrishi han empezado a

construir su ”patrimonio de semillas” o ”veez-sam-

pad” en su lengua natal. Esta noción es deliberada-

mente opuesta a los conceptos de bancos de semillas

o bancos de genes. Las mujeres reclaman el derecho

al control sobre las semillas; y por ello se oponen a

cualquier centralización del patrimonio de semillas en

la forma de un ”banco”. El control sobre las semillas,

a nivel doméstico y comunitario, es un importante

seguro para la independencia económica de los agri-

cultores. Les da respaldo, los libera de gastos y les

proporciona un patrimonio sobre el que se estruc-

turan importantes relaciones sociales. Los agriculto-

res se vuelven más vulnerables cuando pierden el con-

trol sobre las semillas. Por estas razones, el derecho

de los agricultores a sus semillas, incluyendo el de-

recho a usar semillas para crear nuevas variedades,

debe ser protegido del intento empresarial de trans-

formar la necesidad vital de sembrar en una actividad

comercial privada centrada en sus productos.

Las limitaciones en el acceso a la tierra y la degrad-

ación de esta, son factores claves de la pobreza ru-

ral. A medida que disminuye la fertilidad de los sue-

los, también disminuye la productividad agrícola, y

ello debe ser compensado con costosos abonos. La

degradación es exacerbada por la falta de agua, que

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30 PARTE 3

causa salinización y erosión. Por eso la degradación

de la tierra y del agua perjudica la subsistencia de los

pequeños agricultores, arrojándolos a un espiral de

menor productividad agrícola, dificultad de sub-

sistencia y migración a los centros urbanos. El cre-

ciente fenómeno de los refugiados ambientales está en

general vinculado al deterioro de la tierra. En áreas

de suelos altamente degradados en África Occidental,

por ejemplo, se encontraron con mayor frecuencia

niños con déficit de crecimiento asociados a la des-

nutrición. Cerca de mil millones de personas son afec-

tadas por la erosión de los suelos y la degradación de

la tierra debido a la deforestación, el sobrepastoreo y

la agricultura (DFID 2002). Cualquier intento para

superar la miseria rural y asegurar los derechos de

subsistencia de las comunidades tendría que centrarse

en la recuperación de los recursos hídricos y la ferti-

lidad de los suelos.

Fertilidad de los Suelos a través de laAgricultura Orgánica

A lo largo de miles de años, las comunidades agríco-

las han aprendido métodos biológicos y físicos para

enfrentar la decreciente productividad de los agro-

ecosistemas, como por ejemplo construir terrazas o

hacer barbecho. Lo más relevante es el uso conscien-

te de ciertas especies para contrarrestar el declive

natural de cualquier sistema agroecológico. Un ejem-

plo, es la agricultura mixta que combina los cultivos

y la crianza de animales que aportan abono, ello per-

mite que los nutrientes estén disponibles al inicio de

la temporada de crecimiento. Más aún, permite poner

los nutrientes exactamente donde más se necesitan.

El uso de estiércol humano también permite redu-

cir la pérdida de materia orgánica y de nutrientes de

los campos. Los agricultores además, plantan culti-

vos de raíces profundas para subir a la superficie los

nutrientes, y así hacerlos disponibles para los cultivos

de la próxima estación. En África, por ejemplo, los

cultivos de sorgo, entre otros, están profundamente

arraigados para llevar nutrientes a la superficie. Tam-

bién resisten períodos secos del ciclo climático, gene-

ralmente exacerbados por la deforestación. Especies

similares disminuyen su crecimiento para sobrevivir

a las inundaciones, mientras otras como el arroz cre-

ce en abundancia bajo zonas anegadas. Tales métodos

mantienen un alto contenido de humus en el suelo y

proporcionan una fertilidad estable.

Para detener la degradación de los suelos y

restaurar el poder productivo de la tierra, también

se emplean otras estrategias, como los cultivos mix-

tos, la crianza de animales, la construcción de ter-

razas y la forestación. Se practica la agricultura

ecológica y de bajos insumos no sólo porque

requieren menos capital, sino porque conserva el

suelo y las aguas, elementos base de toda subsisten-

cia. Muchas de estas iniciativas no se desarrollan

bajo el paradigma ”productivista” que apunta a

optimizar el rendimiento de las cosechas para obte-

ner ganancias económicas. Al contrario, en general

son esfuerzos de las comunidades para mantener y

regenerar sus ”relaciones” ecológicas con las plan-

tas, el agua y los animales que le proveen alimenta-

ción, subsistencia y conexiones espirituales. Tales

comunidades no están interesadas en competir con

los centros urbanos en adquirir más autos, refrige-

radores o rascacielos. Su dignidad se basa en una

subsistencia estable y en las buenas relaciones con

la comunidad y con la naturaleza.

Agua a través de la RestauraciónEcológica

El agua es esencial no sólo para cultivar alimentos y

criar animales, sino también para la subsistencia

humana. Pero la escasez de agua es una situación

generalizada. En muchas zonas rurales, los acuíferos

subterráneos están disminuyendo, los pozos están

contaminados y se está reduciendo el agua superficial

disponible. En la competencia por recursos hídricos

para el riego y la industria suelen salir ganando los

más poderosos, dejando sedientos a los de menos

poder. Además, al debilitarse los regímenes comuni-

tarios de agua se han abandonado antiguas tecnolo-

gías como canales o cisternas locales. Aumentar el

abastecimiento a veces también agrava el problema.

Por tanto, las actuales prioridades para las políticas

de subsistencia a nivel mundial son: la conservación

del agua, la restauración del pastoreo, la agricultura

y la silvicultura para incrementar la recolección de

agua. Las iniciativas para el uso racional del agua

abundan, desde la innovación tecnológica para cap-

tar agua y los micro embalses de almacenamiento

hasta los programas integrados de cuencas. Sin

embargo, los esfuerzos para aumentar la disponibili-

dad del agua generalmente implican, a largo plazo,

regenerar los sistemas vivos gracias a los cuales fun-

ciona el ciclo del agua. Praderas, tierras agrícolas,

pantanos y bosques sanos son la mayor seguridad

frente a la escasez de agua. En consecuencia, la

restauración ecológica a menudo es imprescindible

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3.3 Energía y Subsistencia

31LOS DERECHOS A LA SUBSISTENCIA

para asegurar el sumistro de agua, ya que no hay otra

manera de garantizar uno de los derechos más bási-

cos de subsistencia: el derecho al agua.

La Erosión de la Subsistencia por causa dela Agricultura Industrial

La agricultura industrial intenta crear un medio

ambiente homogéneo sin respetar la naturaleza

diversa de los ecosistemas preexistentes. Por ello,

usa el riego de manera extensiva y genera un merca-

do cautivo para los equipos de bombeo y riego. Tam-

bién realiza contratos para construir embalses, y

canales de riego y drenaje. De esta manera, extien-

de geográficamente los antiguos problemas asocia-

dos al riego, es decir el desvío del agua desde los más

débiles hacia los más fuertes. También, separa la pro-

ducción de animales de la producción de vegetales.

Siembra una sola variedad de monocultivos en exten-

sas áreas, y los impactos sobre los ecosistemas lle-

gan a ser inevitables. Los cultivos se tornan más vul-

nerables a enfermedades e insectos. Un indicador de

ello es el rápido colapso de muchos cultivos, por su

vulnerabilidad a nuevas enfermedades e insectos. La

agricultura industrial también ofrece un mercado

cautivo para las empresas químicas que producen

pesticidas y herbicidas. Durante la Revolución Ver-

de, por ejemplo, inundaron las tierras fértiles con

sustancias químicas y tóxicos que incluían insectici-

das, herbicidas, etc. Como resultado, los residuos

tóxicos ingresaron al ambiente, a las aguas superfi-

ciales y subterráneas. Los fabricantes y distribuido-

res de semillas y agroquímicos son todas empresas

transnacionales originarias del Norte. Combinar

ambos sectores les permite generar los agroquímicos

que requieren las semillas. Y para controlar cómo

usar semillas y agroquímicos, patentan ambos. Así,

marginan a los cultivadores comunitarios, quienes

han maximizado la diversidad, enriquecido a la

humanidad con diversos cultivos y miles de varieda-

des de cada cultivo; además de los métodos ecológi-

cos para usar la diversidad en el control de enferme-

dades e insectos. Esta es una de las formas cómo la

globalización afecta a la agricultura de las comu-

nidades agrícolas. Por ello es necesario que las

comunidades locales recuperen y promuevan las

prácticas probadas de uso sustentable de la tierra. Y

es necesario proteger a las comunidades locales, y en

particular a los agricultores, de la privatización de

sus conocimientos, tecnologías, prácticas y biodiver-

sidad, y en particular sus semillas, de las presiones

para el uso de agroquímicos.

En los últimos cincuenta años, la política económica

de muchos países del Sur se ha basado en la premisa,

de que la economía rural crecerá si se integra al cre-

cimiento de la economía urbano/industrial. En otras

palabras, que se beneficiará automáticamente del

”chorreo” del progreso económico nacional. La prin-

cipal tendencia ha sido invertir esencialmente en la

industria –tanto pesada como liviana, pero siempre

grande– y en la infraestructura urbana, donde presu-

ponen mayores ganancias que en iniciativas pequeñas

y descentralizadas. Cada inversión implica más con-

sumo de energía y más entropía. Para generar formas

de subsistencia sustentable se requiere masificar y

descentralizar las iniciativas del sector privado y las

de organizaciones sin fines de lucro. El objetivo es

producir bienes y servicios para el mercado local con

bajo poder de consumo. En las pequeñas empresas

sustentables, el costo de capital para crear un empleo

es mucho menor que en el sector industrial, y las

ganancias por inversion pueden ser mayores. Tales

empresas sustentables deberán ser más descentra-

lizadas, eficientes y respetuosas de las restricciones

sociales y naturales que la industria actual. De lo con-

trario, no serán capaces de crear empleos a menor

costo que los que crea la economía globalizada; y

tampoco incrementar la productividad en el uso de

recursos y de energía en un factor 10 veces menor al

nivel actual.

Las empresas sustentables son descentralizadas.

Son mini-negocios con alta tecnología, ambiental-

mente seguros y que producen para el mercado local.

Su principal problema es el acceso a instrumentos de

apoyo en el área tecnológica, la capacidad de gestión,

métodos de marketing y acceso al crédito y financia-

miento. Actualmente la accesibilidad a estas herra-

mientas es muy facilitada por Internet. Un portal

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32 PARTE 3

apropiado puede entregar asesoría rural y monitoreo,

servicios de intercambio y fuentes de información; y

no está limitado a las empresas. Los pueblos también

pueden acceder a información sobre el precios de

materias primas y sobre registros de propiedad. Pue-

den comprar insumos como semillas, maquinaria,

repuestos y artículos para el hogar. Dicha red de infor-

mación también puede difundir tecnologías para las

energías renovables y servir a pequeñas empresas y

comunidades por igual.

Empleos y Protección de la Naturaleza através de las Energías Renovables

Las políticas energéticas generalmente son concebi-

das y diseñadas por quienes controlan el sector

”moderno”, es decir las élites para quienes los com-

bustibles comerciales (no renovables, basados en los

fósiles) son la única fuente de energía legítima y acep-

table. Desde su perspectiva, se da por sentado que el

desarrollo significa crecimiento; que el crecimiento

significa un aumento en el uso de energía; y que un

aumento en el uso de energía significa incrementar el

suministro de energía. Más aún, bajo esta visión, se

identifica a la energía con la electricidad; la electri-

cidad con los sistemas de redes centralizados y las

redes nacionales con el petróleo, o con la producción

energética en base a carbón. Las decisiones energéti-

cas en el sector ”moderno” son tomadas general-

mente por economistas e ingenieros que rara vez

toman en cuenta las necesidades de la mayoría mar-

ginada. Al contrario, la élite especializada elige pro-

yectos hidroeléctricos o plantas nucleares, o bien

plantas de energía basadas en combustibles fósiles;

porque esas tecnologías son de gran escala, y ofrecen

grandes oportunidades a inversionistas e ingenieros.

Por ello no es sorprendente que los países estén satu-

rados de grandes centrales. La capacidad instalada de

generación eléctrica usualmente sirve a ciudades e

industrias consumidoras de energía, y a grandes inte-

reses agrícolas.

Los pobres, sin embargo, deben satisfacer sus

necesidades con las llamadas eufemísticamente fuen-

tes de energía ”no comerciales”, tales como leña,

estiércol de vaca, ramas y desechos agrícolas. De

hecho, la energía ”no comercial” en muchos países

del Sur constituye casi un 50% de la energía total

utilizada. Esta es una tendencia que ha persistido a

lo largo de décadas, y dadas las actuales tasas de cre-

cimiento de las diversas fuentes de energía, es posi-

ble que la tendencia continúe en el futuro. Sin embar-

go, la energía ”no comercial” impone una fuerte

presión a los bosques y matorrales, ya que la pobla-

ción de bajos ingresos aprovecha los árboles y arbus-

tos libremente disponibles. La falta de energía

comercial o la dificultad de acceder a ella suele gene-

rar degradación del patrimonio natural. Ello signifi-

ca un desastre gradual y silencioso, dado que más de

2 mil millones de personas a nivel mundial no tienen

acceso a electricidad, ni a servicios energéticos bási-

cos. Por razones sociales –creación de empleos y

mejora en la calidad de vida– y ambientales –pro-

tección del clima global y protección de los sistemas

vivos locales– , las energías renovables deben ser

parte de cualquier estrategia para asegurar la sub-

sistencia a largo plazo.

A pesar de las grandes inversiones de gobiernos,

agencias internacionales e incluso empresas, la difu-

sión comercial de las energías renovables tiene aún

un largo camino que recorrer. Existen éxitos aisla-

dos de sistemas solares fotovoltaicos para bombeo,

iluminación, televisión comunitaria y otras aplica-

ciones, pero principalmente en lugares apartados,

donde es demasiado caro conectarse a la red nacio-

nal. Muchas aplicaciones de la energía (como coc-

ción de alimentos, calentamiento de agua y calefac-

ción) requieren sólo una pequeña fuente de energía;

por ello es importante diseñar y fabricar en escala

masiva aparatos solares domésticos. Algunos países

han tenido éxito con cocinas mejoradas, calentado-

res solares de agua y otros aparatos similares, pero

lo típico es que la demanda se agote cuando se reti-

ran los subsidios para popularizarlos.

Después de la producción de energía y del trans-

porte, la construcción es el sector que consume más

energía. Muchos materiales de construcción tales

como cemento, acero y ladrillos consumen mucha

energía en su fabricación. También se necesita ener-

gía en los edificios durante las horas operativas, para

la iluminación, calefacción y enfriamiento. Debido a

que las actuales prácticas industriales son bastante

ineficientes, en la mayoría de los países existe un

gran espacio para mejorar la eficiencia energética en

la fabricación y distribución de los materiales de

construcción. Por ejemplo, construir casas con blo-

ques de barro no cocidos en vez de ladrillos, puede

ahorrar varias hectáreas de bosques, que serían usa-

dos como combustible. También se puede ahorrar

más energía usando sistemas solares pasivos para

calentar y enfriar edificios. Sin embargo, aparte de

algunos experimentos aislados, no se ha logrado

mucho en este sector.

Las energíasrenovables debenser parte decualquierestrategia paraasegurar lasubsistencia alargo plazo.

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3.4 Subsistencia Urbana

33LOS DERECHOS A LA SUBSISTENCIA

La biomasa es otra forma de conversión de la

energía solar, y la más común en los países del Sur.

Grandes cantidades de biomasa son quemadas al

cocinar y calentar, mientras pocas cantidades se con-

vierten en gas metano a través de sistemas anaeróbi-

cos o a través de la pirólisis. Esta área ofrece muchos

beneficios; constituye un mercado descentralizado y

de poca inversión, pero realmente enorme, lo que

podría ser un nicho para pequeñas empresas susten-

tables. Además, muchos países y regiones tienen con-

diciones metereológicas, que favorecen el uso de la

energía eólica e hidráulica (a mini escala), dos tec-

nologías muy prometedoras. Desgraciadamente, el

valor de los diseños comercialmente disponibles en

estas áreas, aún no son suficientemente atractivos

como para ampliar esta tecnología.

Iniciar la Transición Energética

El primer paso para una transición energética es

introducir sistemas y tecnologías para evitar las pér-

didas de energía. Para ello, existen soluciones técni-

ca y económicamente posibles y fáciles de introducir.

Las medidas de eficiencia y conservación energética

van desde intervenciones tecnológicas que reducen

pérdidas hasta generar diversos tipos de energía

según el área de uso específico. Actualmente dispo-

nemos de gran parte de la tecnología necesaria para

dar este paso, pero se requiere políticas e incentivos

fiscales para acelerar el proceso.

El segundo paso es reducir nuestra dependencia

de los combustibles fósiles y de la energía nuclear.

Ambas son graves amenazas a la sustentabilidad, y se

basan en recursos limitados y sus emisiones y dese-

chos significan riesgos inaceptables. Es urgente poner

en un lugar prioritario de la agenda política un cam-

bio hacia formas de energía más sustentables, benig-

nas y accesibles. Aunque las energías renovables no

están libres de problemas ambientales, sí ofrecen

numerosas ventajas sobre los combustibles fósiles.

Pero no aumentará el uso de las energías renovables

si no se producen cambios fundamentales en las políti-

cas tecnológicas y fiscales, en los sistemas de fijación

de precios y en los procedimientos de subsidios y

adquisiciones.

También se requiere importantes inversiones en

investigación y desarrollo, sistemas de marketing e

infraestructura, y la incorporación de actores del

gobierno, las empresas y la comunidad cientifica.

El tercer paso es rediseñar los sistemas de pro-

ducción, las redes de transporte e infraestructura y las

viviendas para optimizar el ahorro de energía. Estas

medidas pueden tener impactos sociales y ser difíciles

de incluir en los sistemas de producción existentes. Al

transformar los procesos industriales, rediseñar las

ciudades y sistemas de transporte, y al sustituir el

movimiento físico por la transmisión electrónica, en

general es posible aumentar enormemente la eficien-

cia energética y la productividad de los recursos.

El cuarto paso, se refiere a cambios en los estilos

de vida, en los conceptos de producción y consumo, y

el reconocimiento de responsabilidades individuales y

sociales. Dadas las actuales tendencias del mercado

y de otras fuerzas económicas, tal transición no será

fácil de lograr, y deberá involucrar a todos los acto-

res sociales: individuos, comunidades, instituciones

educacionales y espirituales, y hasta el sistema de

gobierno global.

En ninguna otra parte la brecha de inequidad entre

pobres y ricos es tan grande como en las áreas urba-

nas del planeta. Los acomodados y los desposeídos, el

jet set y los indigentes, los consumistas y los mar-

ginados del consumo; todos residen en el mismo hábi-

tat urbano, el cual rara vez es más grande que cien

millas cuadradas. Sin embargo, viven en mundos

aparte. El número de acomodados y desposeídos

aumenta día a día, pero tienen poco en común. Los

clubes de golf se ubican no lejos de las fábricas, los

centros empresariales prosperan cerca de los merca-

dos callejeros, y los barrios acomodados coexisten

con las poblaciones pobres. Reina la desigualdad y

cada vez más centros urbanos tienen características

de ciudades divididas: barreras invisibles separan a

ricos de pobres; y los residentes acomodados pueden

pasar años sin siquiera ver los sectores pobres de su

propia ciudad.

Por un lado, el no acceso a la tierra y la falta de

una reforma agraria moderna en muchos países del

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34 PARTE 3

Sur ha generado procesos constantes de migración del

campo a la ciudad. La concentración de la tenencia

de la tierra en áreas rurales es una importante causa

de migración hacia los centros urbanos. Sin embar-

go, la infraestructura y las políticas de asentamiento

urbano han sido incapaces de solucionar satisfacto-

riamente las necesidades de vivienda, suministro de

agua potable, sistemas de alcantarillado apropiados,

sistemas de transporte ambientalmente seguros, etc.

Esto ha sido exacerbado, debido a que las empresas

como fuerzas principales de la globalización econó-

mica, han ganado mayor libertad para escoger dónde

ubicar sus actividades. En la medida en que los inte-

reses locales compiten con los intereses empresaria-

les, las tendencias ambiental y socialmente destruc-

tivas se agravan en muchas ciudades, aumentando la

pobreza, la discriminación social, la violencia políti-

ca y la desigual distribución de los riesgos. Se ha

demostrado, por ejemplo, que las industrias que gene-

ran desechos tóxicos, generalmente están ubicadas

cerca de las poblaciones pobres y de minorías étnicas.

Sin embargo, la pobreza urbana es fundamental-

mente distinta de la pobreza rural. Los bienes no

monetarios, tales como aire limpio, agua, vivienda o

seguridad, están menos disponibles en las áreas urba-

nas que en las rurales. Por eso los pobres urbanos,

además de la carencia de ingresos monetarios, deben

preocuparse del aire y agua contaminada, de las

viviendas riesgosas, la criminalidad y el desplaza-

miento en largas distancias. Así, su pobreza se ve exa-

cerbada por la falta de capital natural y por vulnera-

bilidad social.

Las mayorías urbanas marginadas, al igual que

los pobres rurales, sufren de privación ambiental. Sin

embargo, mientras los pobres rurales no tienen acce-

so a los recursos naturales que necesitan para su sub-

sistencia, la integridad física de los desposeídos urba-

nos está amenazada por la degradación social y

ambiental del espacio en donde viven. No pueden uti-

lizar los recursos naturales que requieren como cria-

turas biológicas, pues el agua puede estar contami-

nada; el aire puede afectar su sistema respiratorio; los

excrementos, producir infecciones;y el terreno puede

ser inestable. En concreto, los problemas ambienta-

les en las ciudades del Sur se deben a la escasez de

agua, la contaminación del agua, aire y alimentos, y

a viviendas ubicadas en terrenos inapropiados. Cerca

de 220 millones de habitantes urbanos, esto es un

13% de la población urbana mundial, no tiene acce-

so a agua potable y casi el doble de personas incluso

carece de letrinas básicas. En general, tampoco exis-

ten servicios sanitarios para tratar aguas residuales

y almacenar la basura. La densidad poblacional en los

asentamientos pobres facilita la transmisión de enfer-

medades. En las ciudades del Sur también existe gran

contaminación atmosférica; y en muchas capitales de

Asia y América Latina las afecciones pulmonares son

un impacto cotidiano. El agua no siempre es potable,

por su frecuente contaminación por desechos huma-

nos o industriales. Finalmente, tampoco los barrios

informales son seguros: se suelen construir en cerros

con grandes pendientes, y están expuestos a inunda-

ciones o aluviones. Por lo general, los problemas

ambientales urbanos ponen en riesgo el bienestar físi-

co de la población; amenazando no sólo sus medios de

subsistencia, sino también su salud. Por la mala cali-

dad del ambiente, la pobreza urbana está estrecha-

mente vinculada a la propagación de enfermedades

prevenibles, como diarreas, infecciones e intoxica-

ciones. Los efectos inhabilitantes de estas enferme-

dades hacen aún más vulnerables a los pobres, espe-

cialmente a las mujeres, niños y bebés.

Los sectores acomodados en las ciudades también

se ven afectados por la contaminación. Pero en la

mayoría de las ciudades de Asia, África y América

Latina, son principalmente los grupos de bajos ingre-

sos los que sufren enfermedades, accidentes y muer-

te prematura, entre otros, por la degradación. Los

pobres tienen no tienen posibilidades de acceder a

viviendas legalmente seguras, con espacio suficiente,

instalaciones y servicios confiables y en áreas no pro-

pensas a inundaciones o aluviones. Su grave situación

económica limita su derecho a la calidad ambiental.

Por ello, no es sorprendente que exista una fuerte cor-

relación entre el nivel de ingresos y la exposición a

riesgos ambientales. Por otro lado, los pobres contri-

buyen poco a la degradación ambiental. Su uso per

cápita de agua, tierra, combustibles fósiles; y su pro-

ducción de desechos sólidos y gases de invernadero es

muy inferior al de los grupos de medianos y altos

ingresos. Las causas de la escasez de tierra y de la

contaminación son provocadas por los patrones de

consumo de las clases consumistas, y por los sistemas

de producción y distribución y asentamientos huma-

nos que les sirven. Estos sectores se imponen sobre los

más pobres en la competencia por los recursos y el

limitado espacio ambiental urbano. Los pobres urba-

nos son marginados económica y ambientalmente, ya

que tienen derecho a pocos recursos e ingresos, pero

deben soportar la mayoría de los desechos.

El acceso a niveles básicos de salud ambiental es

parte fundamental de los derechos de los ciudadanos

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35LOS DERECHOS A LA SUBSISTENCIA

urbanos, pues la precaria situación de los derechos

ciudadanos se agrava por las condiciones ambienta-

les en que viven. La integridad física y condiciones de

vida seguras, incluida la vivienda, son los fundamen-

tos de una existencia digna y del ejercicio de los dere-

chos humanos y políticos. Por esta razón, ambas

dimensiones de la lucha ambiental –reducir el uso de

recursos de los sectores acomodados y proteger a las

personas de la contaminación– son esenciales para

mejorar la vida de los pobres urbanos. Sin embargo,

no habrá mejoramiento mientras los marginados

urbanos no reivindiquen la ciudad como propia,

enfrentando a los grupos poderosos para recibir lo

que les corresponde. Así como los pobres demandan

el derechos a la tenencia de la tierra; a obtener pro-

tección para evitar su desplazamiento; y a lograr

derechos para administrar negocios y protejerse de

especuladores, también deben exigir el derecho a un

hábitat sano. La política ambiental es parte del obje-

tivo para la ampliación del espacio político y econó-

mico de los ciudadanos marginados. Por ello, funda-

mentamente plantea la misma pregunta que está en

el centro de los conflictos urbanos: ¿a quién pertene-

ce la ciudad?

Derechos de Subsistencia

■■ Promover la protección ambiental como parte integralde la superacion de la pobreza. Como el agua limpia,los suelos fértiles, las pesquerías y los bosques aseguranla subsistencia y la salud de los pobres, las comunidadesdeben tener el control de la naturaleza y a la vez ser susguardianes. Hacer de la equidad parte integral de laconservación de la naturaleza.

■■ La seguridad alimentaria está vinculada a la seguridadde los agricultores, y la seguridad de éstos estávinculada a la biodiversidad.

■■ Las mujeres son las principales guardianas delconocimiento local, de las estrategias para lasobrevivencia, la biodiversidad y la memoria cultural.

■■ Optar por la agricultura orgánica para evitar ladegradación de los suelos y la erosión de los medios desubsistencia.

■■ Las energías renovables mantienen los medios desubsistencia. Sin ellas, se agotan los bosques y seprovoca cambios climáticos.

■■ En las ciudades, el agua y el aire contaminados yviviendas peligrosas amenazan la salud de la población.Actuar contra la contaminación para mejorar la vida delos pobres.

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37

Parte 4

Riqueza Justa

La pobreza es la hermana siamesa de la riqueza: ambas se desarrollan al mismo tiempo, y no puedeentenderse completamente la una sin referirse a la otra. Usualmente, los pobres son condicionadospor la riqueza y los ricos prosperan gracias a los beneficios quitados a los pobres. Por lo tanto, desdenuestra perspectiva, ningún llamado a erradicar la pobreza es creíble a menos que sea acompañadode propuestas para reformar la riqueza.

Existe el riesgo de que en la Cumbre de Johannesburgo muchos se concentren en los pobres y sudestino, prometan acción y ayuda, pero probablemente no enfrenten la participación de los ricos enla creación de la pobreza. De hecho, los expertos tradicionales en desarrollo definen implícitamentela equidad como un problema de los pobres; subrayan su falta de ingresos, de acceso al mercado o alas tecnologías, y abogan por soluciones que aumenten su estándar de vida. En resumen, trabajanpara subir el piso en vez de bajar o modificar el techo.

Sin embargo, con la emergencia de los límites biofísicos al crecimiento económico, ese enfoqueresulta demasiado unilateral, lo que evidencia que ese punto de vista nunca fue el adecuado. Encualquier caso, la búsqueda de justicia en un mundo finito significa, en primer lugar, cambiar a losricos y no a los pobres, porque no se puede separar la mitigación de la pobreza de la mitigación de lariqueza.

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38 PARTE 4

El concepto de ”espacio ambiental” puede ayu-

dar a ilustrar la relación entre ecología y equidad.

Desde el punto de vista ecológico, los seres humanos,

junto con los otros seres vivos, usan el patrimonio glo-

bal de la naturaleza para extraer recursos, desha-

ciéndose de desechos y domesticando a los sistemas

vivos. Sin embargo, este espacio ambiental global-

mente disponible no es infinito; tiene límites (fle-

xibles) que constituyen barreras para las actividades

humanas; más allá de las cuales pueden provocar

catástrofes en la biosfera. Por lo tanto, la ecología

debe mantener el nivel de flujo de recursos dentro de

los límites del espacio ambiental disponible.

Con respecto a la equidad, el concepto de espacio

ambiental apunta a la enorme desigualdad en el uso

de recursos a escala global. No todos los países ocu-

pan una misma parte del espacio ambiental; muy por

el contrario, las porciones son excesivamente dispa-

res. Por ejemplo, a mediados de los 90, un japonés

promedio necesitaba alrededor de 45 toneladas de

combustibles, minerales y metales al año; un alemán

promedio, unas 80 toneladas; y un norteamericano

promedio, unas 82 toneladas; mientras que un chino

promedio consumía unas 34 toneladas (y sólo unas 20

toneladas ocho años antes) (Bringezu 2002). Para

que siga manteniéndose la oferta de bienes y servicios

en cada uno de estos países, es necesario movilizar

megatoneladas de materiales y energía, a nivel nacio-

nal y en el extranjero.

Como se ha indicado, los sectores acomodados de

este mundo ocupan una parte excesiva del espacio

ambiental y mientras más presion exista sobre los

límites de este espacio, mayor importancia cobra su

distribución, porque el uso excesivo por algunos

implica un consumo insuficiente de otros.

En consecuencia, los acomodados, al haberse

apropiado de una parte desproporcionadamente gran-

de del espacio ambiental global, en beneficio de una

minoría de la población mundial, privan a gran par-

te de la humanidad de la base de recursos para poder

prosperar. Por ello, para avanzar en la ecología y la

equidad es esencial disminuir la demanda de recursos

del sector consumista alentado por las empresas del

Norte y el Sur.

Creemos que a largo plazo ningún otro principio

funciona mejor que el principio de igualdad, para

compartir el espacio ambiental global entre los habi-

tantes del planeta. Dicho principio propone que cada

habitante de la Tierra tenga igualdad de derechos al

patrimonio natural de ésta. Cualquier forma de con-

cebir la distribución de los recursos naturales de

acuerdo a los actuales estilos de vida o con restringi-

dos objetivos económicos, sólo perpetuara la excesi-

va apropiación de los recursos y de los sumideros por

parte del Norte global.

Por ello, la afirmación del principio de igualdad

se dirige principalmente contra la frívola desigualdad

que ha llegado a dominar las relaciones personales

con respecto a la naturaleza. Aunque este principio

circunscribe la presunción de los ricos, no implica un

derecho positivista, en el sentido de dar el derecho a

los que consumen menos a maximizar el uso de la

naturaleza.

Como cualquier derecho, el derecho a los recur-

sos naturales también está limitado por los derechos

de los demás. Dado que el derecho a disfrutar de los

servicios esenciales de la naturaleza pertenece a todos

(incluso a las generaciones futuras y a los seres vivos

no-humanos), los límites del espacio ambiental dis-

ponible restringen el uso de este derecho. Si bien las

clases consumistas no tienen derecho a la apropiación

excesiva, los subconsumidores tampoco pueden llegar

a consumir al nivel de ellas; ambos deben acercarse

a niveles justos y ecológicamente benignos, man-

teniéndose dentro de los límites de la sustentabilidad

biofísica. Tal como la equidad es una condición de la

sustentabilidad, la ecología es una condición de la

equidad.

Según cálculos aproximados, el Norte global ten-

drá que reducir su uso del espacio ambiental en un

factor de 10, es decir entre 80 y 90% durante los pró-

ximos cincuenta años (Factor 10 Club, 1995). De otra

manera, es difícil imaginar cómo lograr la sustenta-

bilidad global y también la justicia. Desde este punto

de vista, es necesario hacer la pregunta clave de la

sustentabilidad global: ¿estarán las clases consumi-

doras capacitadas y dispuestas a vivir sin el exceso de

espacio ambiental que ocupan actualmente?

Esta interrogante, además, subraya el carácter

específico de la justicia ambiental transnacional.

Actuar en el espíritu de la justicia no requiere tratar

con el otro, sino consigo mismo; necesita de la justi-

cia, no del autosacrificio. La regla dorada de la ética

de Kant también señala que ninguna acción o institu-

ción debe basarse en principios que no se pueden com-

partir universalmente. La justicia ambiental transna-

cional debe transformar los patrones de producción y

consumo post-industriales para poder universalizar-

los; dado que los actuales no pueden universalizarse en

todo el globo por el uso excesivo del espacio ambien-

tal. En esencia, la justicia ambiental transnacional no

se trata de redistribución, sino de contracción.

Ningún principiofunciona mejorque el principio deigualdad paracompartir elespacio ambientalglobal entre loshabitantes delplaneta.

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39RIQUEZA JUSTA

4.1 Retirarse de los Bienes Comunes Atmosféricos

Hace diez años, la Convención Marco de las Nacio-

nes Unidas sobre el Cambio Climático fue un logro

considerable, ante la amenaza del calentamiento glo-

bal. El mundo se había dado cuenta de que la delgada

capa atmosférica que envuelve a la Tierra se había

convertido en un vertedero para los gases generados

por la combustión y que éste estaba saturado. Veinte

años después que el best seller ”Límites al creci-

miento” destacara la finitud de los recursos natura-

les del Planeta, la comunidad internacional se vio

obligada a reconocer que los límites de los sumideros

naturales en la atmosféra eran más urgentes; el lími-

te no fue la tierra sino el cielo. La Convención del Cli-

ma ofreció un marco para asegurar que el hombre no

excediese ese límite.

La Convención subrayó el principio de equidad:

”Las Partes deben proteger el sistema climático en

beneficio de las generaciones presentes y futuras de

la humanidad, sobre la base de la equidad y en con-

cordancia con sus posibilidades, y con sus respon-

sabilidades comunes pero diferenciadas. Dado eso, las

Partes de los países desarrollados deben asumir el

liderazgo para combatir los cambios climáticos y sus

efectos adversos” (Art. 3, 1). Se espera que los paí-

ses del Norte asuman los compromisos de reducción

y las cargas económicas, mientras que a los países del

Sur sólo les corresponden deberes de reportar sus

emisiones. Esta distribución desigual de los deberes

nace de la responsabilidad desigual de los países por

los cambios climáticos: los países industrializados

No habrá equidad a menos que las clases consu-

mistas junto con sus empresas aliadas logren altos

niveles de bienestar, a pesar de haber reducido drá-

sticamente su demanda de recursos. Tal transforma-

ción del bienestar es el principal desafío de la susten-

tabilidad; es necesario llevar los patrones de consu-

mo y producción hacia una era de limitaciones ecoló-

gicas y aspiraciones de equidad.

Existen varios caminos para avanzar en esa direc-

ción. Primero, la búsqueda de una productividad de los

recursos radicalmente mayor que la actual, es decir,

el arte de producir riqueza o bienestar con menos

recursos es la base de los patrones sustentables de pro-

ducción y consumo. Usar los recursos con más efi-

ciencia tiene tres beneficios significativos: disminuye

el agotamiento de recursos, disminuye la contamina-

ción y proporciona la base para incrementar signifi-

cativamente los empleos a nivel mundial. Si todos los

sectores combinan innovaciones sociales y tecnológi-

cas, incluso pueden crear un estilo de vida mas cómo-

do. Más energía solar, más mercados de alimentos

regionales, motores a hidrógeno, autos de baja veloci-

dad, aparatos reciclables y alimentación en base a

menor cantidad de carne son otros buenos ejemplos.

Segundo, como el cambio en la base de recursos

es central para una transición, la calidad material de

las cosas también cambiará. El biomimetismo se

orienta a cambiar la calidad material de procesos y

productos, al rediseñar los sistemas de producción en

base a líneas biológicas, permitiendo la constante

reutilización de los materiales en ciclos cerrados y

muchas veces eliminando la toxicidad. Ejemplos

como el bioplástico o la energía eólica abundan.

Tercero, se pueden restaurar los sistemas vivos,

pero es necesario invertir en bosques, ríos, jardines,

suelos y pendientes para recuperar, mantener y

aumentar el capital natural y así posibilitar que la

Biosfera y los ecosistemas produzcan recursos natu-

rales más abundantes. La restauración de ríos, la

reforestación y la agricultura orgánica son intentos en

esta dirección.

Y cuarto, un énfasis en el verdadero bienestar

puede disminuir la importancia de los bienes tanto

para productores como para consumidores. Al tras-

ladar las estrategias comerciales desde la venta de

hardware hacia la venta de servicios, las compañías

pueden aprender a ganar dinero sin agregar más

sustancias al mundo; venderán resultados en vez de

cosas, satisfacción en vez de motores, ventiladores o

plásticos. Y algo no menor, la gente puede reevaluar

esas formas de riqueza y bienestar que no se pueden

comprar con una tarjeta de crédito: el goce de la cali-

dad, de la amistad y de la belleza. En todo caso, pue-

de ser que no estén lejos los tiempos en que la gente

se sienta poco impresionada por el marketing

empresarial de objetos y sensaciones. De hecho,

podría llegar a estar lo suficientemente relajada para

valorar el bienestar en vez del ”bien-tener”.

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40 PARTE 4

son responsables de la mayoría de las emisiones de

dióxido de carbono en el pasado y en el presente. Han

sido responsables de aproximadamente 83% del

aumento en las emisiones acumulativas desde 1800,

fueron causantes de 61,5% de las emisiones globales

de dióxido de carbono en 1996, y son sólo un 25% de

la población mundial. El hecho de que los países

recién industrializados estén aumentando en forma

dramática las emisiones, básicamente no cambia este

cuadro.

La Doble Cara del Protocolo de Kyoto

Esperamos que el escenario de la Cumbre de Johan-

nesburgo sirva para celebrar el proceso de ratifica-

ción del Protocolo de Kyoto. Después de casi una

década de tortuosas negociaciones, este es un impor-

tante logro del proceso de Río. Por primera vez la

comunidad internacional – con la notable excepción

de EE.UU. – llegó a compromisos más estrictos,

legalmente vinculantes, para responder a los límites

biofísicos. Ya están establecidos los mecanismos lega-

les e institucionales, los cuales permiten que los

gobiernos conduzcan la economía global hacia un

camino distinto. En otras palabras, ya están listas las

herramientas para la acción colectiva.

Sin embargo, la ratificación del Protocolo de

Kyoto es un éxito de proceso y no de resultados. Toda-

vía no hay indicios de disminución de los niveles dañi-

nos de las emisiones de los países industrializados; y

aún cuando se cumplieran todos los compromisos del

Protocolo, es dudoso que disminuyan las emisiones de

carbono al nivel de 1990. Los diplomáticos de

demasiados países se han encargado de proteger el

crecimiento económico y no el clima. Quieren apa-

rentar ser ”amigos del clima”, pero a un costo míni-

mo para sus economías.

Se han utilizado tres estrategias para llegar a un

régimen climático que, por un lado, pretende mostrar

el camino a una economía post-fósil y, por otro,

ganarse la aprobación de los maestros de la economía

fósil. Primero, el Norte asume las obligaciones pero

después pasa la responsabilidad al Sur y al Este. La

”flexibilidad geográfica” es el concepto que une a

instrumentos como el comercio de emisiones, la

implementación conjunta y el Mecanismo para el De-

sarrollo Limpio. Bajo el Protocolo de Kyoto, después

de Bonn y Marrakech en 2001, se permite que los paí-

ses industrializados transfieran acciones de mitiga-

ción al Sur y al Este, dejando casi intocadas sus pro-

pias economías. El principio de ”quien contamina,

paga” se ha convertido en el principio de ”quien con-

tamina, compra derechos para seguir contaminan-

do”. De esta manera, no va a resultar la descarbo-

nización, ya que no se está reestructurando la base de

recursos de las economías del Norte.

Segundo, el Norte asume obligaciones pero se

libra de nuevo de ellas a través de la extensión de

sumideros de carbono. Después de Bonn, las eco-

nomías industriales podrían ser protegidas del costo

que significan los cambios al transferir su acción

hacia la utilización de las capacidades de absorción

de la Tierra. En otras palabras, más bosques en vez

de menos emisiones. Según el acuerdo de Bonn, cul-

tivando árboles, estableciendo una plantación o

haciendo tratamiento de suelos, se puede reemplazar

el ahorro de energía y la transición hacia las energías

renovables. Esto ayuda poco al clima, no sólo porque

la transición no se concreta, sino también porque las

mediciones de la capacidad de almacenaje de la

Tierra son científicamente peligrosas. Al final se cae

en la trampa de la complejidad y cualquier respon-

sabilidad se pierde en la confusión.

Tercero, las negociaciones del clima se centran

en regular las emisiones y no en cambiar los insumos.

Básicamente apuntan a contener las secuelas del di-

óxido de carbono, pero no logran concentrarse en el

volumen de insumos intensivos en carbono. Buscan

intervenir río abajo en vez de río arriba en el ciclo de

producción. Mientras las emisiones son medidas y

contadas, monitoreadas y gestionadas, se cuestiona

poco el modelo del desarrollo intensivo en fósiles que

las provoca. Bajo la Convención del Clima, nadie

puede hablar de limitar la exploración de nuevos

campos de petróleo, de regular a las empresas de

energía, de implementar estándares de eficiencia

para los automóviles o incluso de lanzar campañas

para fomentar tecnologías solares. Su atención se

concentra solo en los efectos en vez de las causas. Por

eso la discusión sobre política climática está en gran

parte separada de la discusión sobre desarrollo

sustentable. La política climática internacional está

hecha de tal manera que las reglas e intereses que

dirigen el crecimiento económico no se ponen en dis-

cusión.

Cambios Climáticos y Derechos deSubsistencia

Hasta ahora los gobiernos del Sur, con excepción de

las naciones isleñas, han participado como observa-

dores ante el conflicto entre los gobiernos del Nor-

Los cambiosclimáticos puedenllegar a agravar eldeterioro agrícola,la degradacionsocial y lamigración.

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41RIQUEZA JUSTA

te sobre el Protocolo de Kyoto. Insisten en la res-

ponsabilidad particular de los países industrializa-

dos y esperan que el Norte se ponga de acuerdo,

mostrando interés sólo cuando se presenta la posi-

bilidad de transferencias de recursos. Pero se equi-

vocan en esto, porque no perciben que la protección

del clima también es importante para la dignidad y

la sobrevivencia de su propia gente. Lejos de ser sólo

un tema de la protección de la naturaleza, proba-

blemente los cambios climáticos lleguen a ser una

mano invisible que agrave el deterioro agrícola, la

degradación social y la migración. Es verdad que las

causas de la crisis del clima se encuentran princi-

palmente en el Norte, pero sus efectos destructivos

afectarán principalmente al Sur. De hecho, los ino-

centes van a ser las mayores víctimas, al menos en

términos relativos.

En definitiva, ya es hora de que los gobiernos del

Sur dejen de permitirse la cálida sensación de una

conciencia limpia, y se levanten en contra de esta for-

ma de colonialismo del siglo 21. Esta vez, la destruc-

ción colonial llegará sin los poderes imperiales, ni los

ejércitos de ocupación, sino que lo hará a través del

aire, en forma invisible e insidiosa, transportada por

la química atmosférica.

Una vez que se caliente la Tierra, se desestabi-

lizará la naturaleza; no se podrán dar por sentados

fenómenos como la lluvia, la disponibilidad de agua,

la temperatura, los vientos y las estaciones; o sea,

todas las condiciones que los acogedores hábitats

han brindado a las plantas, a los animales e incluso

a los seres humanos, desde tiempos inmemoriales.

En la medida en que surjan condiciones adversas, los

hábitats se volverán menos hospitalarios y, en el

caso extremo, no aptos para el asentamiento huma-

no. Hoy dia es claro que un incremento paulatino en

el nivel del mar haría inhabitable algunas de las

tierras con mayor densidad demográfica del mundo.

Pero es menos conocido que los cambios de hume-

dad y temperatura causan cambios en la vegetación,

en la diversidad de especies, la fertilidad de suelos

y la disponibilidad de agua. Más aún, es de esperar

que el medio ambiente sea menos sano; determina-

dos insectos y malezas invadirán los cultivos y los

seres humanos contraerán con mayor frecuencia

malaria, dengue o enfermedades infecciosas. En sín-

tesis, los cambios climáticos desestabilizarán la

vida, especialmente en áreas que están en situacio-

nes límites.

No todos los ciudadanos del mundo están expue-

stos de igual forma a la crisis del clima; los peligros

son mayores para los más vulnerables. Ellos son los

cultivadores de arroz en el Delta del Mekong, los pes-

cadores de la costa de Senegal, los pastores de las

tierras altas de Etiopía o los habitantes de las pobla-

ciones en los cerros de La Paz; todos ellos verán

amenazados sus medios de sustento por los cambios

climáticos. Serán muchas las personas que se verán

obligadas a huir de sus hogares y tierras, porque la

base económica de numerosos pueblos y ciudades se

verá alterada por los cambios en la producción agrí-

cola y la productividad en general. La migración

hacia las ciudades probablemente aumentará, los

barrios marginales correrán el riesgo de aluviones y

devastación, y las enfermedades afectarán a las per-

sonas con menos defensas: los pobres.

En definitiva, las amenazas del calentamiento

global no están distribuidas equitativamente entre la

población del mundo: caen en forma desproporciona-

da sobre las personas pobres y sin poder, la gente que

ya vive en poblaciones, terrenos marginales o en

situaciones de subsistencia. Aunque los ricos son

quienes han producido los riesgos climáticos, son los

pobres quienes tendrán que cargar con la mayor par-

te de las consecuencias. Por lo tanto, es imperativo

que las clases consumidoras globales disminuyan el

uso de combustibles fósiles, para proteger no sólo la

atmósfera, sino también los derechos humanos.

Desde la declaración de derechos, por la cual se

luchó durante la Revolución Francesa, el derecho de

una persona a la integridad física es un derecho fun-

damental que el Estado debe garantizar. Pero millo-

nes de personas están a punto de perder este funda-

mento de la ciudadanía, porque su integridad física

está siendo atacada, no a través del poder del Esta-

do, sino por la combustión excesiva de combustibles

fósiles de los sectores acomodados del mundo, que es

acumulativa y teletransportada. Es la invisible mano

humana, tras cualquier fenómeno o tendencia climáti-

ca la que daña paulatinamente la integridad del hábi-

tat y de la salud humana. Sin embargo, en una socie-

dad que se hace cada vez más mundial, no se puede

sacrificar a ninguna persona en aras del crecimiento

y la prosperidad. Si se considera que cada persona

posee ciudadanía mundial, la regla de equidad míni-

ma implica que la elección de recursos por parte de

los ricos, no debiera incrementar las desigualdades

existentes, dejando a los subprivilegiados en peor

estado del que se encuentran hoy. Construir eco-

nomías con bajas emisiones en el Norte y en el Sur

significa implementar políticas cooperativas y res-

ponsables.

Aunque los ricoshan producido losriesgos climáticos,los pobres tendránque cargar con lamayoría de losimpactos.

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4.2 Aliviar la Presión sobre Comunidades yEcosistemas

El mundo actual sufre de dos crisis ambientales

distintas: la crisis de los fósiles y la crisis de los siste-

mas vivos. Ambas están interconectadas, pero tienen

distinto origen y manifestación. La crisis de los fósi-

les está arraigada en la transferencia rápida de los

materiales sólidos, líquidos y gaseosos desde la cor-

teza de la Tierra hacia la Biosfera, a travès de la tec-

nología industrial. Mientras la crisis de los sistemas

vivos se debe a la excesiva presión de los hombres so-

bre las comunidades de plantas, animales y microor-

ganismos. Esta presión debilita y llega a alterar eco-

sistemas enteros, pequeños y grandes, lo cual pone en

peligro a los mismos humanos, quienes como criatu-

ras vivas son, en un sentido más amplio, parte de las

comunidades bióticas. La gente podría verse afecta-

da de dos maneras: primero, los ecosistemas podrían

reducir su productividad, y generar consecuencias en

la cadena alimenticia: menos carne, leche, cultivos,

madera, fibra, agua, etc. Y segundo, los ecosistemas

podrían proporcionar menos servicios vitales, como

42 PARTE 4

Contracción y Convergencia

Para mantener la integridad de la vida en el planeta,

es indispensable reducir las emisiones de gases inver-

nadero en un sesenta por ciento en seis décadas. De-

safío que hasta ahora el Protocolo de Kyoto no ha

podido cumplir, porque no demanda reducciones

serias del Norte, y tampoco incluye a los países recién

industrializados del Sur. Para el segundo período de

compromisos del proceso de Kyoto, no se puede espe-

rar un gran avance ecológico a menos que el Sur tam-

bién asuma los convenios. De lo contrario, el Norte se

estancará y, peor aún, se incrementará el agudo

aumento de los niveles de emisiones en el Sur.

En ese momento, el tema de la equidad se pre-

sentará como el cuello de botella más importante

para la protección del clima. Por un lado, el Sur

rechazará cualquier obligación hasta que el Norte

cumpla con su responsabilidad, mientras que, por

otro lado, el Norte no actuará hasta que no se defi-

nan los compromisos del Sur. A menos que se equili-

bren los compromisos de reducción del Norte y el Sur,

no habrá una verdadera protección climática. Sólo un

marco que respete el principio del derecho igualitario

per cápita a los recursos de la Tierra sostendrá a la

equidad y la justicia. Cualquier otro esquema de asig-

nación (”retroactiva” o en ”base a costos”) repetirá

la constelación colonial de otorgar al Norte partes

desproporcionadas. Si es necesario restringir el uso

de los bienes comunes, a través de reglas también

comunes, sería ir en contra del principio de equidad

diseñar reglas en beneficio de algunos y en desventa-

ja de muchos. Por lo tanto, el derecho de todos los ciu-

dadanos del mundo a una parte igual de los bienes

comunes atmosféricos es el pilar de cualquier régimen

climático viable. Para el segundo período del Proto-

colo de Kyoto, es imprescindible iniciar un proceso

que dé a cada país permisos de emisiones basados en

derechos igualitarios per cápita. Esto es duro para el

Norte, pero no injusto, pues a cambio de aceptar la

regla de la igualdad en el presente, a los países indus-

trializados no se les consideraría responsables de las

emisiones acumuladas en el pasado.

Es desde este derecho a la atmósfera común com-

partida que todos los países (y todas las clases) con-

vergen en sus trayectorias para un uso per cápita de

la energía fósil. El Norte debe contraer su consumo

hacia abajo y el Sur converger hacia arriba. Los so-

breusuarios tendrán que descender del nivel actual,

mientras que los subusuarios podrán aumentarlo,

aunque en una proporción mucho menor de lo que fue

el consumo de los países industrializados, hasta que

ambas partes alcancen el nivel de convergencia. Sin

embargo, no se debe lograr la convergencia del Nor-

te y el Sur en niveles de emisiones igualitarios a costa

de la contracción, es decir de la transición hacia los

niveles globalmente sustentables. Otra vez la susten-

tabilidad condiciona a la equidad. La visión de ”la

contracción y la convergencia” combina hábilmente

ecología y equidad: se basa en el convencimiento de

que el espacio ambiental global es finito, e intenta

compartir su uso permisible de una manera justa en-

tre todos los ciudadanos del mundo, considerando

también a las generaciones futuras.

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43RIQUEZA JUSTA

purificación del aire y el agua, descomposición y

reciclaje de nutrientes o formación de suelos.

Mientras la crisis de los fósiles ha sido un tema

destacado en el Norte, la crisis de los sistemas vivos

genera atención especialmente en el Sur. Esto ocurre

así, porque las víctimas directas de la degradación de

los sistemas vivos viven principalmente en el Sur o,

para ser más exactos, son parte de la mayoría. La cla-

se consumidora, esencialmente urbana, vive en una

incubadora de tiendas, caminos y artefactos que pro-

tegen sus sentidos y existencia del deterioro de bos-

ques, pesquerías, aguas subterráneas, suelo y especies

silvestres. Geográfica o fisiológicamente, las escenas

de acumulación y las escenas de carencia, los lugares

de comodidad y los lugares de aflicción, generalmen-

te están separados por alguna distancia. Por eso el

enorme incremento de la escala y velocidad de la

destrucción de los ecosistemas ha pasado casi inad-

vertido en el Norte. Por eso les es tan fácil ignorar la

realidad de la miseria y del sufrimiento humano cau-

sado al destruirse la trama de la vida.

Una Telaraña de Flujos de Recursos

El marco de la Organización Mundial de Comercio y

la exposición de las economías del Sur al mercado

mundial –con algunas excepciones en Asia– han

intensificado la extracción y la creciente exportación

de los tesoros naturales del Sur y de los antiguos paí-

ses comunistas.

Los bosques, por ejemplo, son una importante

reserva de riqueza biológica. Pero la atracción de los

mercados internacionales ha sido una tentación y los

países han cortado los árboles con más rapidez de lo

que hubieran requerido para satisfacer la demanda

doméstica. En el caso de Indonesia y Malasia, en los

últimos años, se ha fomentado enormemente la

exportación de madera enchapada, contribuyendo a

una rápida y considerable deforestación. Más aún, la

minería y la extracción de energía también amenazan

la integridad de los bosques, las montañas, el agua y

otros ecosistemas sensibles. Después de la tala rasa,

representan la mayor amenaza para los bosques.

La economía alimentaria está profundamente

integrada a la economía mundial y, aunque los países

del Sur son importadores netos de alimentos básicos

como cereales y carne, constituyen grandes exporta-

dores de cultivos comerciales como plátanos, café,

algodón, soja, caña de azúcar y tabaco. En las últi-

mas décadas han aumentado rápidamente las llama-

das ”exportaciones no tradicionales”, principalmen-

te flores, frutas y verduras que llegan frescas, por vía

aérea, a los mercados del Norte.

Asimismo, las pesquerías y las exportaciones de

pescado están muy vinculadas al mercado global y, en

particular, países como Tailandia, China y Chile con-

forman casi la mitad de toda la exportación pesquera

actual.

Con la excepción de los cereales, los recursos

naturales fluyen predominadamente desde los países

del Sur (incluidos los ex-comunistas) hacia los países

del Norte. La naturaleza, una vez puesta en el merca-

do mundial, gravita hacia el Norte, atraída por la fuer-

za del poder adquisitivo. De hecho, aparte de los bie-

nes manufacturados y laboralmente intensivos del

Sudeste asiático, China, México y Brasil, los flujos

comerciales desde el Sur al Norte consisten en mine-

rales (incluidos petróleo y gas) y una amplia gama de

materias primas tropicales. Un habitante de una

nación de la OECD consume el doble de cereales, el

doble de pescado, el triple de carne, nueve veces más

papel y once veces más bencina que un habitante de un

país menos industrializado. Dentro de estos países,

entre la clase consumidora y las demás, también pre-

valece un similar patrón de consumo desigual.

El flujo de materiales del Sur al Norte se ha

intensificado a través de la liberalización del comer-

cio. En la medida que se eliminan las barreras a los

productos y las inversiones, las empresas disfrutan de

un mayor alcance de acción. Pueden examinar el glo-

bo con más libertad, buscando las últimas reservas de

recursos naturales y moviéndose con rapidez para

explotarlos. A menudo tienen la suficiente influencia

como para formar verdaderos estados dentro del

Estado en los países exportadores del Sur. De hecho,

las fronteras de perforación, deforestación y pesca

han llegado a los confines de la Tierra: se desarrollan

campos de petróleo en las selvas profundas y en el

mar, se saca madera de la Patagonia y de Siberia e

industrias pesqueras flotantes rastrean los océanos

desde el Círculo Polar Ártico hasta la Antártida.

Sin embargo, mientras grandes áreas del Sur se

van especializando en la exportación de recursos natu-

rales, se quedan atrapadas en el deterioro de precios a

largo plazo. Los precios de las materias primas han

estado cayendo por décadas (con excepción del café,

que sólo empezó a caer hace poco). Una tendencia que

continuarà mientras existan demasiados exportadores

compitiendo por la venta de recursos naturales en el

mercado global. A esto se suma que el sector primario

generalmente afecta poco el resto de la economía y la

generación de empleos; la innovación y la educación

La naturaleza,una vez puesta enel mercado global,gravita hacia elNorte, atraída porla fuerzaadquisitiva.

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44 PARTE 4

tampoco se ven afectadas en forma positiva. El resul-

tado es un bajo dinamismo interno, que podría empo-

brecer aún más a las economías exportadoras, y simul-

táneamente un importante incremento de la huella

ambiental por la exportación de recursos: erosión de

suelos, agotamiento de napas subterráneas; empobre-

cimiento genético por causa de la agroindustria; con-

taminación y residuos mineros; contaminación y des-

trucción de hábitats por la producción de petróleo;

reducción de la biodiversidad y erosion debido a la defo-

restación; e impacto de la infraestructura asociada con

la mayoría de las actividades de extracción, caminos,

ductos y líneas de transmisión electrica.

Considerando la tendencia a desplazar las activi-

dades industriales contaminantes del Norte hacia el

Sur, es poco probable que el impacto ambiental por

unidad de de producto en las exportaciónes haya

aumentado de manera sustancial en los últimos años.

Con estos antecedentes, es correcto afirmar que los

países del Sur se llevan la mayor carga ambiental de

la economía mundial.

La Carencia de un Sistema de GobiernoAmbiental

La Convención sobre Diversidad Biológica (CDB),

otro de los resultados importantes de la Cumbre Mun-

dial sobre Medioambiente y Desarrollo, ademas de la

Convención del Clima, no logró frenar la salida de los

recursos biológicos del Sur hacia el Norte, ni de las

áreas rurales a los centros urbanos. En primera

instancia, debido a que la CDB no tenía como objeti-

vo reformar el bienestar o intentar establecer nuevos

patrones de producción y consumo con menos insumo

de bosques, pesquerías, suelos y acuíferos. Se enfoco

en el abastecimiento, y no en el lado de la demanda,

especificando restricciones ecológicas, legales y

políticas para el uso de los ecosistemas.

En segunda instancia, desde el principio, la CDB

trató más bien de regular la explotación de una nue-

va generación de materias primas: los recursos

genéticos. Aunque la convención habla sobre la diver-

sidad a nivel de ecosistemas, especies y genes, se pres-

tó gran atención diplomática en torno al acceso al

material genético. Desde esta perspectiva, la conven-

ción trata más de cómo proteger la riqueza genética

de una serie de actores económicos implicados en el

negocio de los genes y presta poca atención a cómo

proteger la naturaleza. Finalmente, la convención no

aborda explícitamente los ecosistemas naturales más

importantes, como bosques, océanos, pantanos, ríos

o praderas, ni los ecosistemas creados por el hombre,

como la agricultura moderna, que es el factor más

importante de la pérdida de biodiversidad.

Aunque se discutieron algunas de estas áreas en

los Grupos de Trabajo de la Convención, hasta ahora

los resultados han quedado sólo a nivel de recomen-

daciones. Tambièn se han tratado algunos ecosiste-

mas en otros foros. Por ejemplo, los bosques ya fueron

un tema conflictivo en Río y en varios foros interna-

cionales posteriores, e incluso en el Foro de sobre

Bosques de las Naciones Unidas. Los intereses comer-

ciales han desplazado a los intereses de protección

ambiental, pero sin ningún resultado. Además, el

Convenio sobre Desertificación, firmado dos años

después de Río, aborda la fertilidad de los suelos, pero

sólo en las regiones áridas y semiáridas. Y finalmen-

te, la FAO reivindica la jurisdicción sobre los sistemas

agroecológicos; pero los derechos de subsistencia y la

conservación han tenido poca prioridad. En resumen,

lo más destacado sobre el tratamiento de la explota-

ción de los recursos biológicos y los sistemas vivos en

este proceso es la falta de un sistema de gobierno

ambiental internacional eficiente.

Equidad en el Convenio sobreBiodiversidad

La CDB definitivamente obtiene mejores calificacio-

nes que los demás acuerdos en términos de equidad.

Además ha desarrollado algunos principios que

podrían guiar otros acuerdos. En cuanto a la justicia

entre las naciones, los países del Sur lograron en cier-

to sentido un equilibrio con el Norte, porque la CDB

terminó con la costumbre colonial del robo de recur-

sos sin remuneración, al afirmar el derecho soberano

de las naciones sobre sus recursos naturales. Al fin y

al cabo, los semilleros de la biodiversidad se encuen-

tran en los países tropicales o semitropicales, mien-

tras que las industrias se encuentran en América del

Norte, Europa y Japón.

Debido a esta asimetría geográfica, la demanda

de las compañías de tecnología genética de adquirir

materia viva, había desencadenado nuevos conflictos

sobre recursos entre el Sur y el Norte. Con tales ante-

cedentes, los países del Sur decidieron luchar contra

la idea de la biodiversidad como ”un patrimonio

común de la humanidad” – una definición de la diver-

sidad vegetal codificada por la FAO en 1983. Con el

miedo de que tal concepción dejaría sus tesoros ex-

puestos al saqueo de las empresas del Norte, insistieron

con éxito en su soberanía nacional sobre los recursos

La CDB pone final legado colonialdel robo derecursos sinremuneración.

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45RIQUEZA JUSTA

naturales. Con esta definición de propiedad, se pavi-

mentó el camino para establecer el derecho de regu-

lar el acceso a estos recursos y de demandar parte de

los beneficios resultantes de su uso. De hecho, al lado

de la conservación y el uso sustentable, el acceso y la

distribución de beneficios han sido establecidos como

uno de los principios del CDB. En términos de auto-

ridad legal sobre los recursos nacionales, los Estados

del Sur ya se encuentran en el mismo terreno que los

Estados del Norte.

Sin embargo, un éxito en equidad en el ámbito de

la soberanía nacional no es necesariamente un éxito en

sustentabilidad. En la CDB, los intereses comerciales,

y no los ambientales, fueron principalmente los que

hicieron que el Sur priorizara la jurisdicción nacional

sobre los recursos. Dada la prevalencia de los intereses

económicos en el mundo de hoy, es poco probable que

una mayor equidad entre las naciones disminuya la

degradación ambiental. Al contrario, es probable que

las naciones –y en particular las clases medias nacio-

nales– sigan convirtiendo su patrimonio natural en

dinero. Sin embargo, desde un punto de vista ambien-

tal, hay límites a la explotación soberana, tal como

existen límites a la explotación imperialista.

La soberanía nacional no puede constituir la pro-

piedad completa, porque los recursos y los sistemas

vivos son bienes comunes – aunque sea para una comu-

nidad, para una nación o para todos los habitantes de

la Tierra. Dado que la red de la vida se sostiene me-

diante ciclos sistemicos e interconectados, nunca

puede existir una propiedad pura y sin restricciones

sobre los sistemas vivos y, por cierto, menos aún cuan-

do la naturaleza ha dejado de ser abundante.

Desde esta perspectiva, la soberanía conferida a

las naciones por el CDB implica el derecho de no-

interferencia desde afuera, pero no concede el poder

para explotar sin restricción los recursos naturales a

nivel nacional. Todos los países deben reconocer que

custodian los recursos naturales que son vitales para

la gente dentro y fuera de sus fronteras y también

para las generaciones presentes y futuras. No basta

redefinir la equidad como la igualdad de derechos a

la propiedad, la ecología necesita del ejercicio de la

igualdad de derechos con cuidado y prudencia, de lo

contrario, la equidad sólo consistiría en participar

igualitariamente en un saqueo.

Con respecto a la equidad entre la clase media

globalizada y la mayoría marginalizada, la CDB

–particularmente en el Artículo 8 (j)– contiene nor-

mas muy avanzadas para el respeto de los derechos

de las comunidades tradicionales y los pueblos indí-

genas. Después de todo, son ellos –y no el Estado– los

verdaderos guardianes de la biodiversidad. Por ejem-

plo, aproximadamente 350 millones de personas

alrededor del mundo viven en los bosques, se rela-

cionan con ellos como su hábitat y dependen de ellos

para subsistir. La ”nación de los bosques” tiene más

habitantes que EE.UU. y Canadá juntos. No sólo su

economía sino también su seguridad cultural depen-

den de la seguridad forestal. Para tales personas, es

cuestión de supervivencia económica y cultural el que

cuiden, mantengan y respeten los derechos a su hábi-

tat, conocimientos y estilos de vida y sus derechos a

cierto grado de autogobierno.

Pero la reivindicación del derecho a los recursos

tradicionales fácilmente choca con la reivindicación

de la soberanía estatal sobre los recursos naturales (y

aún más con la reivindicación del acceso libre para los

extranjeros). ¿Acceso para quién? ¿Y en beneficio de

quién? Estas preguntas también son polémicas den-

tro de los paìses; muchas veces ponen al estado de-

sarrollista en contra de las comunidades locales. Con

respecto a este tipo de conflicto, el Artículo 8(j) dice:

”Cada parte del contrato debe… respetar, conservar

y mantener los conocimientos, innovaciones y prác-

ticas de las comunidades locales e indígenas que

encarnan un estilo de vida tradicional relevante para

la conservación y el uso sustentable de la diversidad

biológica… y debe fomentar la distribución equitati-

va de los beneficios resultantes de utilizar tales cono-

cimientos, innovaciones y prácticas”. Obviamente,

esta cláusula queda abierta a una interpretación pro-

teccionista (”preservar y mantener”) y a una inter-

pretación basada en los derechos (”respetar”, ”dis-

tribución equitativa de beneficios”). Se abre un

terreno de controversias al reconocer a las comu-

nidades locales y contraponer sus derechos de sub-

sistencia con los derechos de desarrollo económico.

De esta manera, la CDB ha transitado desde la

consideración de las comunidades tradicionales como

parte del problema hasta considerarlas actualmente

como parte de la solución. Tal posición reconoce la

probada capacidad espiritual y técnica de las comu-

nidades tradicionales en su cuidado de diversas plan-

tas, animales y otras expresiones de vida. Por lo tan-

to, desde esta perspectiva, el llamado a conservar la

diversidad coincide con el llamado para una mayor

autonomía de las comunidades locales. De hecho, en

la CDB está naciendo un enfoque más amplio que

sostiene que la ecología y la equidad aumentan simul-

tánea y sinèrgicamente los derechos humanos y la

conservación ambiental.

La ”Nación de losbosques” tienemás habitantesque EE.UU. yCanadá juntos.

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46 PARTE 4

Sólo la cienciaindependientepuede cuidar lafunción crítica queella posee.

4.3 Respetar los Derechos Comunitarios de los Pueblossobre el Conocimiento Genético

Desde tiempos inmemoriales, las comunidades hu-

manas han guardado conocimientos sobre complejos

ecosistemas. De hecho, la existencia de dichas comu-

nidades es un testimonio del éxito y de la sustentabi-

lidad a largo plazo de las estrategias tradicionales

para generar y comunicar conocimientos. En contras-

te, la biología molecular, la bioquímica y la ingeniería

genética, que comenzaron con grandes avances hace

unos cincuenta años, están expandiéndose a nivel

mundial como sistemas de conocimiento basados en

la industria, el capital y la ciencia modernas. Cuan-

do se trata de recursos genéticos, ¿debe la agrocien-

cia moderna reemplazar a todos los demás sistemas

de conocimiento?

Sistemas de Conocimiento en Conflicto

Muchos de los sistemas exitosos de conocimiento indí-

gena y comunitario sobre el mundo natural compar-

ten las siguientes características:

– están basados en la comunidad

– muestran diversidad biológica y cultural

– definen como bienes comunes los recursos y los

conocimientos biológicos

– entregan productos a mercados locales y de sub-

sistencia

– se basan principalmente en el cuidado de los

conocimientos y los recursos de las mujeres

– estan enfocados hacia la resistencia y la seguri-

dad alimentaria

– optimizan el contexto en vez de maximizar sólo

una variable

– ponen umbrales bajos para la participación en

innovación

– ofrecen evidencias de campo sobre soluciones via-

bles a largo plazo para sitios particulares

– están altamente contextualizados biológica,

socioeconómica y culturalmente

– representan al conocimiento en las prácticas

comunitarias

– comunican el conocimiento en forma oral

– usan la diversidad biológica en la selección y en

el cultivo

– integran aspectos del cultivo, la preparación de

alimentos y el cuidado de la salud

– no son intensivos ni en energía ni en capital

Los sistemas científicos de conocimiento han sido

desarrollados por los filósofos y científicos desde prin-

cipios de los tiempos modernos en Europa. La cien-

cia moderna comenzó como una reacción contra las

estructuras totalitarias de la iglesia y del Estado. Las

universidades públicas facilitaron la distribución de

conocimientos, desvinculando así la generación de

conocimientos de la promoción de los intereses de los

ricos y poderosos. De esta manera, la ciencia moder-

na llegó a ser una importante herramienta para

adquirir información de valor y aplicabilidad genera-

lizada e incluso ”universal”. De hecho, sus experi-

mentos y resultados pueden ser reproducidos por todo

el mundo. La fortaleza más importante de la ciencia

radica en la exactitud del pronóstico que se deriva

principalmente del análisis de un único factor. Lo que

distingue a la ciencia moderna, es la información

confiable sobre las relaciones causales.

Sin embargo, sólo la ciencia independiente pue-

de cuidar la función crítica que ella posee, por ello el

desarrollo cientifico ha sido garantizado por el finan-

ciamiento público. La objetividad se ve perjudicada

cuando los científicos dependen del financiamiento de

fuentes comerciales. Además, cuando se trata de

sistemas complejos en evolución, con tiempos a largo

plazo y con muchas variables, incluso las humanas, la

prognosis estrictamente científica se reduce a borro-

sas opiniones especializadas. Quizás sea tentador

para los científicos reducir la complejidad ambiental

y la diversidad de elecciones humanas para poder

maximizar la predictibilidad sistémica.

En particular, los cincuenta años de inventos y

descubrimientos biocientíficos han ido acompañados

de importantes cambios en la organización, finan-

ciamiento y roles socioeconómicos de la ciencia. Este

nuevo campo es muy intensivo en capital. El finan-

ciamiento y participación empresarial juegan impor-

tantes roles al convertir rápidamente la investigación

básica en intentos pre-competitivos o competitivos.

Y la ciencia ha llegado a ser un factor importante en

la competitividad global de los países. Frecuente-

mente se ha alejado de la investigación básica y de

la función crítica. Las patentes de innovaciones bio-

tecnológicas aplicables a la industria, por ejemplo,

frecuentemente han sido obtenidas a cambio de

recaudación de fondos y utilizadas como ventajas

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47RIQUEZA JUSTA

competitivas o para aumentar el valor de las accio-

nes.

El sistema moderno de conocimientos biológicos,

conocido como ciencia biológica, contiene caracte-

rísticas específicas. Ellas se pueden yuxtaponer a las

de los sistemas de conocimiento comunitario, anteri-

ormente mencionados. Los sistemas modernos de

conocimiento

– son globalmente aplicables

– permiten reproducir los resultados en cualquier

parte del mundo, bajo condiciones experimenta-

les definidas

– privatizan como propiedad intelectual los cono-

cimientos y recursos biológicos

– entregan los resultados al mercado global

– se basan principalmente en pericia masculina

– maximizan el desempeño y el rendimiento a cor-

to plazo

– experimentan bajo condiciones de laboratorio,

reduciendo las variables a una relación confiable

de causas y efectos

– tienen umbrales económicos y culturales para

obtener un estatus experto

– dependen de hipótesis, conocimientos científicos

y productos de ciclos cortos

– suelen carecer de un período suficiente de expe-

rimentación para disponer de evidencias de cam-

po relevantes, en relación a impactos de largo

plazo, resultando así en un progreso ciego

– descontextualizan la información genética, a

menudo desatendiendo las especificidades locales

culturales, socioeconómicas y ecológicas

– presentan la investigación en publicaciones y

aplicaciones industriales.

– comunican el conocimiento de manera escrita

– necesitan diversidad biológica para seleccionar

características útiles, pero liberan semillas

homogéneas para el cultivo

– sólo se enfocan en genes que puedan tener un

valor comercial predecible

– separan en distintos departamentos la agricultu-

ra, la medicina y las ciencias de la alimentación

– son intensivos en energía y capital

¿Debe este nuevo sistema, generalizador del

conocimiento y conforme con el mercado global,

reemplazar a todos los otros sistemas de conocimien-

to? El respeto por las culturas y un escepticismo pru-

dente sobre la efectividad a largo plazo de la ciencia

sugieren una respuesta negativa. Treinta años de pri-

vilegios exclusivos para un sólo sistema de conoci-

miento, por ejemplo, han demostrado casi todo menos

que la ciencia acabará con el hambre en la Tierra. La

justicia y los problemas no resueltos exigen una opor-

tunidad para los sistemas de conocimientos comuni-

tarios, al menos por su experiencia e impacto al nivel

donde surgen los problemas.

¿Cuál es el conocimiento que cuenta?

Cuando los sistemas de conocimiento son antagónicos,

se requieren reglas que garanticen la justicia entre los

diversos actores involucrados. Ni el elogio ciego de

todos los beneficios reivindicados por la ciencia

moderna, ni el de todos los remedios ofrecidos por las

comunidades locales resolverán el problema. Sin

embargo, cabe subrayar que hoy en día existe el pre-

juicio de llamar al primero ”racional” y al segundo,

”no racional”. La ciencia moderna ha sido descrita

como una forma de colonialismo en la medida que asu-

me el poder de definir lo que es racional, innovador y

relevante en las culturas. Los representantes de las

diversas culturas reclaman la falta de conocimientos

contextuales en la ciencia reduccionista moderna.

Están muy preocupados por los favores estructurales

que los ricos y bien alimentados reciben de los acuer-

dos comerciales internacionales. Es probable que los

que controlan el sistema de conocimientos también

prevalezcan en la política, pero para la cooperación es

necesario deshacer tales reivindicaciones del dominio

y construir una base de apoyo mutuo.

En este contexto, sin embargo, las negociaciones

internacionales han dejado muchos asuntos sin resol-

ver. ¿A quiénes pertenecen los recursos? ¿Cuáles son

los conocimientos e innovaciones que cuentan? ¿Quié-

nes pueden y quiénes no pueden evitar los efectos

indeseados y destructivos de las actividades huma-

nas? ¿Quién es responsable de ellos y está obligado a

corregirlos? ¿Que contribución creativa es conside-

rada un biene libre y quién cosecha los beneficios

económicos de la privatización? Estas son algunas de

las preguntas subyacentes del debate internacional

sobre alimentos, agricultura, recursos biológicos,

Derechos de los Agricultores y Derechos de Propiedad

Intelectual Ligados al Comercio (TRIPS). Es

necesario evaluar los acuerdos en base a su capaci-

dad de establecer la justicia y el merecido respeto a

los creadores de la base misma de la seguridad ali-

mentaria común, los descubridores de los componen-

tes biológicos fisiológicamente activos y los que

enseñan su sabia aplicación en la alimentacion y la

medicina.

¿Quién es dueñode los recursos?¿Cuáles son losconocimientos einnovaciones quecuentan?

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48 PARTE 4

En 1972, la Conferencia de Estocolmo reconoció

la biodiversidad como ”el patrimonio común de la

humanidad”. Se dio por sentado que los recursos

genéticos son de propiedad común y que sólo el cono-

cimiento libremente compartido sería conocimiento

fértil. Las innovaciones científicas, tales como:

descripciones más precisas, nuevos métodos de aná-

lisis o una mejor comprensión de las funciones bioló-

gicas, no se consideraban patentables, porque se

suponía que eran descubrimientos y no inventos. En

consecuencia, se crearon los bancos de genes para

guardar el patrimonio común, aunque no recibieron

un estatus legal claro. Posteriormente negaron el

acceso a estas colecciones a las comunidades que

habían proporcionado los recursos genéticos para la

agricultura y para los alimentos de primera necesi-

dad.

Esto ha sido rectificado parcialmente por el

Acuerdo Internacional sobre Recursos Fitogenéticos

para la Alimentación y la Agricultura en noviembre

de 2001. En la Conferencia de la FAO, se sancion-

aron, aunque de manera débil, los derechos de los

agricultores, vale decir el reconocimiento de los agri-

cultores como cultivadores. Sin embargo, el libre

acceso a los recursos genéticos vegetales, no restrin-

gidos por los derechos de propiedad intelectual, toda-

vía no es adecuado ni justo para los agricultores y cul-

tivadores. Sólo se incluyen unos 35 géneros de culti-

vos y unas 29 especies de forraje. Es crucial extender

esta lista y mantener la integridad y autonomía del

tratado en relación a otros acuerdos, particularmen-

te el de la OMC sobre los derechos de propiedad intel-

ectual ligados al comercio (TRIPS).

En la conferencia de Río de Janeiro se cambió la

noción de ”un patrimonio común de la humanidad”

en favor de la soberanía nacional sobre los recursos

genéticos. Los actores globales poderosos preten-

dieron el libre acceso a los recursos. Y las comunida-

des, guardianas y abastecedoras de la biodiversidad,

se quedaron sin beneficios. Por lo tanto, la Conven-

ción sobre Diversidad Biológica reconoció ambos

derechos: de los Estados nacionales y los de la gente

y las comunidades. Sin embargo, cómo estos derechos

se relacionan entre sí, el punto queda sin resolver.

Como lo demuestran dos iniciativas recientes,

urge una aclaración. El 1 de febrero de 2002 se anun-

ció un Acuerdo Inicial para Compartir los Bienes

Genéticos Comunes. Los iniciadores provenían de

cientos de ONG de más de cincuenta naciones. La ini-

ciativa rechaza las patentes sobre la vida y declara

que el conjunto global de genes es un legado com-

partido y una responsabilidad colectiva. Pero tal

noción devuelve el debate a Estocolmo 1972. Aún no

está claro cómo abordar la asimetría de poder y bene-

ficios y cómo evitar que el más fuerte administre y se

apropie del patrimonio común. El segundo evento se

hizo público el 19 de febrero de 2002, al crearse el

Grupo de Alianza entre Naciones Mega-Biodiversas

entre China, Brasil, India, México, Indonesia, Costa

Rica, Colombia, Ecuador, Kenya, Perú, Venezuela y

Sudáfrica.

Se trata de un grupo estilo OPEP, el cual presio-

nará para una mejor protección de sus intereses en el

mercado global. Intentará protegerse de la fatal

caída de los precios, la cual invariablemente afecta a

los exportadores de materias primas. Presionará por

más reglas comerciales equitativas sobre las patentes

y el registro de productos basados en recursos vege-

tales y animales. Y mejorará el monitoreo de las

actividades de bioprospección; insistiendo en el con-

sentimiento previo fundamentado y los términos de

mutuo acuerdo para las concesiones de biodiversidad.

Después de todo, el intento de llegar a un acuerdo

legalmente vinculante sobre el Acceso y Distribución

de Beneficios bajo el CDB terminaron siendo las Pau-

tas Voluntarias de Bonn en octubre de 2001. Aún fal-

ta aclarar y definir consistentemente los derechos,

responsabilidades y roles de los distintos actores.

No es sorprendente que la confusión respecto a

las reglas ayude al actor más poderoso. Ese es un

defecto congénito del Convenio que fracasó en vincu-

lar el principio del libre acceso a la obligación de con-

servar, usar en forma sustentable y compartir en for-

ma equitativa los beneficios que surgen del uso de la

biodiversidad. Por tanto, los países que se niegan a

ratificar la Convención disfrutan de la ventaja com-

petitiva. De hecho, EE.UU. –líder en biotecnología,

en patentar y acceder a la biodiversidad mundial– no

ha ratificado la Convención, pero sigue presionando

para que el TRIPS, bajo la OMC, facilite el comercio

no restringido de los productos y patentes de genes.

El TRIPS y Marginación de DerechosComunitarios

Aparte de este conflicto, existen contradicciones más

profundas entre los Derechos de Propiedad Intelec-

tual Ligados al Comercio (TRIPS) y las metas de la

Convención sobre Diversidad Biológica. Por un lado,

es probable que a largo plazo las patentes reduzcan

la biodiversidad de campo. Es cierto que no favore-

cerá a los agricultores del Sur, a menos que sus dere-

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49RIQUEZA JUSTA

chos al conocimiento estén protegidos por regímenes

de igual fuerza y posibilidades de cumplimiento. En

todo caso, la protección de la propiedad intelectual no

es una meta en sí, es necesario contextualizarla con

el interés público y el bienestar socioeconómico. Sin

embargo, la seguridad alimentaria y la salud son

importantes asuntos de interés público y bienestar

colectivo. Por esta razón, ya es hora de revisar el

TRIPS, especialmente el Artículo 27 (b), el cual,

como han propuesto los países del Sur, apuntaría a

equilibrar mejor derechos y responsabilidades.

Es fácil olvidar que las patentes ganaron la acep-

tación pública porque protegieron al inventor

pequeño de los sectores con más poder económico.

Fueron creadas para ampliar la diversidad de las

innovaciones tecnológicas. Pero bajo el TRIPS, los

pequeños inventores alrededor del mundo, que pro-

porcionan gran parte de los alimentos y la base de la

seguridad alimentaria futura, no están siendo prote-

gidos adecuadamente de los actores con mayor poder

económico. Hasta el momento, ni la Iniciativa para

el BioComercio de la UNCTAD, ni los intentos de la

Organización Mundial de la Propiedad Intelectual

(OMPI) han desarrollado una solución justa. Sin

embargo, no habrá justicia, ni distribución justa de

los beneficios a menos que se reconozcan las carac-

terísticas específicas de los sistemas de conocimiento

comunitario. De hecho, están lejos de ser meros inten-

tos subdesarrollados de copiar la ciencia del Norte,

llevados a cabo por inventores anónimos y que consi-

guen pocas aplicaciones industriales (lo cual les des-

calificaría como propiedad intelectual privada, ori-

entada al comercio), son realmente sistemas únicos

en su tipo que necesitan un reconocimiento sui gene-

ris específico.

Riqueza Justa

■■ Es común hablar de la pobreza, pero hablar de lariqueza es tabú. ¿Será posible que los sectoresacomodados vivan sin el excesivo espacio ambiental queocupan actualmente?

■■ Desintensificar los flujos materiales del Sur al Norte.

■■ Mirar más allá del Protocolo de Kyoto. Adoptar unenfoque de convergencia, reconociendo los derechosigualitarios a los bienes comunes atmosféricos.

■■ Incluir los bosques y el agua en el sistema de gobiernointernacional. Aprender del principio de libre acceso ydistribución justa de beneficios de la Convención sobreBiodiversidad.

■■ Proteger los sistemas de conocimientos comunitariossobre alimentos y la agricultura, de las demandas tantode los gobiernos como de las empresas. ¿A quiénpertenece el libre conocimiento y quién lo convierte enuna patente rentable?

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50

El bote salvavidas:Acción de Amigosde la TierraInternacionalpara laConferencia sobreel clima (Bonn 2001)

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51

Parte 5

Sistema de Gobierno para laEquidad y la Ecología

No existe una sola forma de organizar la sociedad mundial, como tampoco existe una sola manera deconstruir naciones. Las sociedades nacionales que fueron configuradas como unidades socialespequeñas –ciudades, países o tribus– han tomado la forma de reinos, dictaduras y democracias.Asimismo, es indudable que la creación de una sociedad global reconfigurará a las unidades máspequeñas, tales como los Estados-nación, las organizaciones de la sociedad civil y las empresasprivadas.

Sin embargo, la forma precisa de esa sociedad global, los ideales que prevalecerán, los actores queresulten ganadores y perdedores, todo ello se generará a partir de los innumerables debates, losdiversos imaginarios en competencia y los procesos de lucha por el poder. La batalla ya hacomenzado. Los nombres de lugares como Seattle, Porto Alegre o Davos se han convertido ensímbolos de la pugna entre diversos sectores de la sociedad con intereses, visiones y propuestasantagónicas. ¿Qué tipo de globalización es deseable? Esta es la pregunta clave que se encuentra enel centro del escenario mundial en los umbrales del siglo 21. Este Memorándum es un pequeñointento de contribuir a esta autointerrogación mundial.

El proceso de globalización ha sido generado principalmente por dos fenómenos. El primero es latecnología, que ha incrementado las conexiones entre las personas, superando las grandesdistancias; los aviones transportan a las personas a lugares lejanos, la televisión lleva a los hogaresacontecimientos distantes, el Internet permite que la gente entre a un espacio mundial pero sindistancias y los satélites transmiten fotos de la Tierra desde el espacio. Sea bueno o malo, lasgeneraciones actuales experimentan el mundo en tiempo real y a cero distancia. En definitiva,resulta imposible revertir este cambio histórico de la infraestructura y la conciencia, que ya formaparte de la condición humana en el siglo venidero.

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5.1 Derechos de las Comunidades

52 PARTE 5

El segundo es la ola de desregulación, privatiza-

ción, liberalización de los flujos de capital y del

comercio global; y las políticas de crecimiento con-

ducidas por las exportaciones que siguieron al colap-

so del régimen de divisas fijas de Bretton Woods, ya

hace más de 30 años. El Fondo Monetario Interna-

cional (FMI) y la Organización Mundial de Comercio

(OMC) son los principales conductores de este pro-

ceso.

Creemos que es necesario tratar por separado

ambos fenómenos. La presunción central de la última

parte de este Memorándum es que la conectividad

mundial no tiene por qué tener como imperativo el

control neoliberal. Al contrario, es necesario que los

valores de la justicia y la sustentabilidad –que tienen

prioridad sobre el valor de la eficiencia económica–

den una forma adecuada al emergente espacio trans-

nacional.

En las actuales controversias se destacan dos con-

ceptos de globalización. En primer lugar está el de la

globalización empresarial, que apunta a transformar

el mundo en un solo campo económico, permitiendo

que las empresas compitan sin restricciones para

aumentar el bienestar y la riqueza global. Esta con-

cepción nace a partir de la idea del libre comercio en

la Inglaterra del siglo 18, la cual, después de muchos

cambios, ha llegado a dominar las políticas mundia-

les de fines del siglo 20.

Por otro lado, la globalización democrática con-

cibe un mundo que contiene una floreciente plurali-

dad de culturas y que reconoce los derechos funda-

mentales de cada ciudadano del mundo. Las raíces de

este concepto se remontan a la filosofía griega anti-

gua y a la Iluminación Europea, ambos con una visión

cosmopolita del mundo.

Creemos que la causa de la justicia y la sustenta-

bilidad se verá truncada si no es desarrollada dentro

del marco de la globalización democrática. Gran par-

te de los ciudadanos del mundo viven en comunidades

rurales, que basan su subsistencia mayoritariamente

en los suelos, los bosques, las praderas y las aguas que

los rodean. Extensos territorios, cordilleras o largas

costas conforman el hábitat de comunidades tribales,

pueblos indígenas, habitantes de los bosques, pesca-

dores y una amplia gama de comunidades locales.

Estas comunidades suelen vivir en ecosistemas cuyos

recursos son buscados por empresas privadas y agen-

cias estatales, para satisfacer las necesidades de con-

sumo de los centros urbanos e industriales cercanos y

lejanos. En el pasado, los programas de desarrollo a

menudo transformaron estas comunidades en ”víc-

timas del desarrollo”, al expulsarlos de los valles,

contaminarlos con derrames de petróleo, desplazar-

los de sus tierras fértiles o quitarles sus recursos pes-

queros y animales. Considerando estas tendencias, la

mejor manera de proteger a las comunidades huma-

nas y naturales es consolidando los derechos de los

pueblos a sus recursos.

Reconocer los Derechos de los Pueblos a suHábitat Natural

El espacio natural brinda importantes fuentes de

alimento, vivienda y medicina, además de constituir

una base de memoria cultural y fortalecimiento

espiritual. El que las comunidades locales puedan

disfrutar del derecho a recursos como la tierra, el

agua, las pesquerías, los bosques y las semillas es

un asunto vinculado a los derechos humanos funda-

mentales. Las comunidades no deben ser despo-

seídas de estos recursos a menos que ellas mismas

den previa autorización o reciban una compensa-

ción justa. Los derechos de las comunidades loca-

les a sus recursos deben estar en las leyes naciona-

les e internacionales. La Ley Modelo de la OUA

(2000) sobre los derechos comunitarios es un buen

ejemplo:

Tierra: todos los individuos y comunidades tienen

derecho a usar todos los recursos naturales de la

tierra que controlan y además tienen la obligación

correspondiente de proteger la integridad de estos

recursos. Las comunidades deben tener el derecho a

(y la obligación de) controlar el acceso a su tierra y

gestionar sus recursos según sus prácticas y leyes.

Además, deben tener derecho a una porción justa

y equitativa de los beneficios resultantes del uso de sus

recursos, e incluso de sus conocimientos, tecnologías,

prácticas o recursos biológicos y no biológicos.

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53SISTEMA DE GOBIERNO PARA LA EQUIDAD Y LA ECOLOGÍA

Agua: el agua es esencial para todas las formas

de vida. Todos los seres vivos deben disfrutar de un

acceso justo y equitativo a este recurso vital. Esto sig-

nifica que se debe prohibir la privatización de los

recursos hídricos. Las comunidades locales tienen el

derecho a determinar el acceso a sus recursos hídri-

cos y gestionarlos según sus prácticas y leyes de uso.

Ninguna persona tiene derecho a restringir el acceso

a un manto de agua, a menos que haya sido construi-

do artificialmente. Y nadie debe contaminar los man-

tos de agua que son vitales para las comunidades, sin

proporcionar una compensación justa y/o la restau-

ración.

Semillas: las comunidades locales tienen derecho

a los conocimientos, tecnologías y prácticas que ellas

poseen para utilizar y gestionar sus recursos biológi-

cos y no biológicos. En particular, tienen derecho a

guardar, intercambiar, plantar y vender las semillas

de sus cosechas anteriores. En consecuencia, no se

debe reivindicar ninguna patente o derecho de pro-

piedad intelectual restrictivo sobre sus conocimientos

y prácticas.

Establecer una Convención sobre DerechosComunitarios a los Recursos

Los principios subyacentes del Convenio sobre Biodi-

versidad, como la ”participación plena y efectiva”, el

”acceso a los términos de concordancia mutua”, la

”distribución de beneficios” y el ”consentimiento fun-

damentado previo”, pueden ayudar a guiar la resolu-

ción de otros tipos de conflictos sobre recursos entre

las empresas, las agencias estatales y las comunida-

des locales. El punto de partida para tal enfoque

incluye los dos principales instrumentos para los dere-

chos humanos: el Convenio Internacional sobre Dere-

chos Políticos y Civiles, y el Convenio sobre Derechos

Económicos, Sociales y Culturales. El Artículo 1 (2)

de cada uno de estos documentos afirma el derecho

de cada pueblo a ”disponer libremente de la riqueza

y de los recursos naturales… en base al principio del

beneficio mutuo y las leyes internacionales. No se

puede despojar a un pueblo de sus medios de sub-

sistencia”. Según varias fuentes de leyes internacio-

nales, los pueblos poseen un conjunto de derechos que

incluyen derechos humanos individuales y colectivos,

el derecho al control sobre recursos y tierras tradi-

cionales y derechos culturales.

Incluso la protección de los sistemas vivos, den-

tro de los derechos de recursos comunitarios, servirá

para restringir la extracción de recursos y la explota-

ción insustentable. Las empresas privadas se verían

obligadas a reconocer los derechos precedentes de los

residentes a su hábitat y a negociar los términos para

el acceso y la distribución equitativa de los beneficios.

Esto resultaría en un cambio importante en el equili-

brio de poder. Por ejemplo, las empresas petroleras se

verían obligadas a obtener la autorización de los pue-

blos indígenas para sus operaciones de perforación;

las compañías forestales tendrían que colaborar con

los habitantes de los bosques, los constructores de

embalses tendrían que obtener la previa autorización

fundamentada de las víctimas potenciales de inunda-

ción, y las empresas pesqueras tendrían que adquirir

las cuotas de cosecha de las comunidades y autorida-

des locales.

Las reglas respecto al acceso justo y la distribu-

ción equitativa de beneficios para las comunidades

tradicionales y los pueblos indígenas deben constituir

el fundamento de los acuerdos internacionales sobre

bosques, pesquerías o minería. La Cumbre Mundial

sobre Desarrollo Sustentable debe comenzar un pro-

ceso para el inicio de las negociaciones para un Acu-

erdo de la Organización de Naciones Unidas (ONU)

sobre Derechos a Recursos Comunitarios.

Derechos Comunitarios

■■ Reconocer los derechos al hábitat natural eincorporarlos en las leyes nacionales. Para lascomunidades, parte fundamental de los derechoshumanos es tener control sobre la tierra, el agua y lassemillas.

■■ Iniciar una Convención sobre el Derecho a los RecursosComunitarios. Los conflictos sobre recursos sonfrecuentes entre comunidades, agencias estatales yempresas privadas. El acceso justo y la distribuciónequitativa de beneficios son pilares fundamentales decualquier acuerdo internacional.

■■ Establecer una Comisión Mundial sobre Minería,Extracción de Petróleo y Gas. En un modelo semejanteal de la Comisión Mundial sobre Represas, losrepresentantes de comunidades, ONG, empresas y elgobierno deben revisar experiencias previas deproyectos de extracción de recursos e identificarcriterios para tomar decisiones futuras, en base almarco de los derechos humanos.

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5.2 Derechos Ambientales para Cada Ciudadano

54 PARTE 5

La política de la sustentabilidad exige un apoyo

político continuo. ¿Cómo se puede lograr esto? Una

visión estratégica separa dos enfoques para ganar

apoyo. Los que son escépticos del potencial de las con-

tribuciones ciudadanas, promueven la educación púb-

lica, la cual apunta a habilitar a los no expertos para

confiar y apreciar las opiniones especializadas.

Demandan mayor creación de conciencia pública des-

de arriba; nuevos y mejores enfoques para la gestión

de la percepción pública, y grandes campañas de pro-

paganda ambiental. Esto, es coronado con la promo-

ción de diálogos entre el gobierno, el sector privado,

las ONG y la academia. Este enfoque nace así de la

racionalidad y eficiencia de los expertos.

Sin embargo, existen problemas en términos de

la legitimidad y los intereses de los expertos. La pre-

tensión de tales diálogos es reemplazar el estableci-

miento de reglas y funciones de monitoreo de los

Estados. Estos elementos, junto a la debilidad econó-

mica y a la dependencia de las ONG y los desafíos a

su legitimidad, pueden desestabilizar seriamente el

interés público. Una pérdida de credibilidad sería la

pérdida del activo más importante de la sociedad

civil.

Establecer una Comisión Mundial sobre laExtracción de Petróleo, de Gas y sobre laMinería

Los grandes proyectos de infraestructuras y de

extracción de recursos minerales generalmente invo-

lucran a una amplia gama de ”interesados”, inclu-

yendo autoridades gubernamentales, empresas, ban-

cos, instituciones multilaterales, gobiernos donantes,

científicos y grupos de intereses públicos, además de

los habitantes de los lugares afectados por los mis-

mos. La mitigación de los efectos sociales y ambien-

tales secundarios de los proyectos de gran escala

requieren de la participación colectiva de todos los

interesados para evaluar experiencias previas y crear

nuevos marcos regulatorios. La Comisión Mundial

sobre Grandes Represas (WCD 2000) podría servir

como un modelo útil.

La WCD, que terminó su mandato en el 2000, ha

sido una experiencia única en la formulación de la

política pública global. Estaba compuesta por 12

miembros provenientes de ministerios gubernamen-

tales, de la sociedad civil y empresarial, incluyendo

desde representantes del lobby pro-embalses hasta

activistas anti-embalses. Fue una iniciativa de la

Unión Internacional para la Conservación de la Natu-

raleza (UICN) y del Banco Mundial, apoyada por un

secretario profesional y acompañada por un foro de

grupos interesados de 68 miembros provenientes de

varias organizaciones.

Establecida para tratar los puntos de vista

antagónicos, que han hecho de los embalses un tema

álgido en la arena del medio ambiente, el desarrollo

y la justicia, la Comisión se concentró en dos tareas.

Primero, recopiló una gran base de información so-

bre las repercusiones del desarrollo de las grandes

represas. Segundo, desarrolló criterios y pautas para

aconsejar decisiones futuras respecto a los embalses.

La Comisión debió tender un puente entre las enormes

diferencias de opinión, pero lo hizo con éxito, al ubi-

car la infraestructura del desarrollo dentro de un

marco de derechos humanos.

Independencia, inclusión y transparencia fueron

ingredientes importantes para el éxito, además de la

presencia influyente de los movimientos anti-repre-

sas a nivel mundial. Si bien la actual aplicación de

las conclusiones de la Comisión por parte de los

actores involucrados, deja mucho que desear –su

auspiciador más importante, el Banco Mundial,

hasta ahora no ha asimilado las conclusiones–,

dicha Comisión es un modelo que podría replicarse

en otros sectores como la minería y la extracción de

petróleo y gas. En forma similar a los proyectos de

grandes represas, estos sectores suelen afectar gra-

vemente el medio ambiente, degradando el hábitat

de las comunidades locales. Son la fuente de nume-

rosos conflictos entre los intereses económicos y los

derechos humanos. Aunque el Banco Mundial ha

respondido a este problema al iniciar una Revisión

de las Industrias Extractivas, la inclusión y la inde-

pendencia de esta revisión son cuestionables. Por

estas razones, proponemos crear una Comisión

Mundial sobre Minería y Extracción de Petróleo y

Gas.

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55SISTEMA DE GOBIERNO PARA LA EQUIDAD Y LA ECOLOGÍA

Extender la Convención de Århus más alláde Europa

También se puede hacer el esfuerzo por reconocer a la

gente como los verdaderos soberanos de los Estados.

Este es el camino hacia una verdadera participación

pública y profundización democrática. Para lograr la

sustentabilidad, el único sistema creíble y apoyado

políticamente a largo plazo es una instancia pública

activa basada en los derechos ciudadanos. Cuando la

información y la participación son restringidas devie-

nen en democracias burocráticas o de élite, donde

unos pocos poderosos deciden políticas que sólo refle-

jan sus propios intereses. Los balances suelen incli-

narse a favor de la mantención del secreto, particu-

larmente cuando las ganancias económicas son altas.

Los Estados deben reconocer su obligación de

promover el acceso justo y equitativo a y la defensa

de los derechos ciudadanos para toda la ciudadanía.

Una vez establecidos, esos derechos otorgarán a los

actores sociales el poder de interactuar con credibili-

dad y seriedad. Creemos que, para fortalecer los dere-

chos ciudadanos y mejorar la participación pública,

se necesita un convenio legalmente vinculante. Éste

podría basarse en los instrumentos actuales, como el

principio 1 de la Declaración de Estocolmo sobre el

Medio Ambiente Humano, el principio 10 de la Decla-

ración de Río, los convenios regionales sobre evalua-

ciones transfronterizas sobre impactos sobre la salud

y el medio ambiente, los principios de prevención y

precaución, los instrumentos internacionales legales

sobre la responsabilidad y retribución en el campo del

medio ambiente y la salud, hoy en desarrollo, tal

como el Convenio de Basilea, el Convenio sobre los

COP, el Protocolo de Cartagena y la Convención so-

bre Diversidad Biológica.

Especialmente, este acuerdo debería estar basa-

do en el Convenio Århus sobre el Acceso a la Infor-

mación, la Participación Pública en la Toma de Deci-

siones y en el Acceso a la Justicia en Temas de la

Región Europea, que entró en vigencia el 30 de octu-

bre de 2001. Este importante acuerdo apunta a hacer

más transparentes y responsables los procesos de

toma de decisiones ambientales. Aborda tres temas:

el derecho de un ciudadano a la información ambien-

tal, su derecho a participar en la toma de decisiones

y su derecho a la justicia.

Derecho a la Información

Este derecho define que las autoridades públicas tie-

nen obligación de poner a disposición del público la

información sobre el medio ambiente y la salud, sin

exigir un interés específico y un tramite formal, sin

discriminar con respecto a ciudadanía, nacionalidad

o residencia. Esto también garantiza que las perso-

nas que ejerzan este derecho no pueden ser penaliza-

das, perseguidas o molestadas por hacerlo. El dere-

cho a la información será confrontado con leyes exi-

stentes que limitan su libre acceso, como la legisla-

ción colonial opresiva aún vigente, los Actos Secretos

Oficiales, los Actos Secretos Comerciales, la Legisla-

ción sobre Confidencialidad de Datos Personales, la

Información Comercial Confidencial o los Derechos

de Propiedad Intelectual. El derecho a la información

deberá ser sopesado con otros derechos legalmente

protegidos.

El Derecho a la Participación Pública en la Tomade Decisiones

Este derecho permite participar en todos los aspectos

de la toma de decisiones y que los interesados pro-

pongan alternativas a las actividades propuestas.

Además, pone a disposición de los consumidores

información sobre productos, permitiéndoles tomar

informadamente decisiones ambientales. Así, fomen-

ta la participación de los consumidores en la toma de

decisiones sobre los aspectos socioeconómicos y tec-

Derechos Ambientales para Cada Ciudadano

■■ Promover los derechos ciudadanos. El mejor sistema deapoyo para la sustentabilidad no es un círculorestringido de expertos, sino una esfera pública activabasada en los derechos democráticos.

■■ Globalizar el Convenio Århus porque el acceso a lainformación es una condición previa a la vigilancia.Asegura el derecho a la participación —condiciónprevia para la influencia ciudadana y garantiza elacceso a los tribunales—, requisito esencial para laresponsabilidad civil.

■■ Reforzar los principios de Río sobre la gestiónambiental. La prevención del daño es clave para lasestrategias en beneficio de los pobres, lo cual debe tenerprioridad sobre las pruebas científicas del daño. Elprincipio de „Quien contamina, paga“ demanda unaresponsabilidad civil estricta, junto con el seguroobligatorio contra los riesgos.

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56 PARTE 5

nológicos, vía sus canastas de compras. Finalmente,

la interacción pública a nivel mundial movilizará la

información necesaria para detener el vertido de des-

echos, los riesgos y otras formas de destrucción so-

cial y ambiental que afectan a los sectores más

desprotegidos.

El Derecho de Acceso a la Justicia

Los ciudadanos deben poder reclamar jurídicamente

ante cualquier violación de sus derechos ambienta-

les. Los procedimientos deben ser expeditos, gratui-

tos o al menos de un precio razonable. Además, el

público debe tener acceso a los procedimientos judi-

ciales y administrativos para impugnar actos u omi-

siones por parte de personas privadas y autoridades

públicas, los cuales contravienen la legislación

ambiental nacional. Debe ser posible impugnar ante

los tribunales las violaciones de la legislación

ambiental nacional en sectores como la energía, el

procesamiento y producción metalúrgica, la minería,

la industria química y minera y sus instalaciones, la

gestión de desechos, las industrias de papel, celulosa

y curtido, la construcción de vías férreas, carreteras,

infraestructura hídrica, embalses, conductos o la

crianza industrial de animales. El Convenio Århus

también garantiza el derecho a la justicia en las cor-

tes de otros países, cuando que se trate de daños

transfronterizos. La vulnerabilidad a las demandas

legales y la amenaza de multas costosas podrían ser-

vir en el futuro para impedir infracciones de la ley en

el ámbito ambiental.

Poner en Práctica los Principios dePrevención y Precaución

Principio de Prevención

La prevención del daño es el mejor método de pro-

tección ambiental. Sin embargo, la prevención

inmediata significa una pérdida de capital, mientras

que la inversión rentable permite un aumento en

capital con el tiempo. Mitigar el daño ambiental

más tarde con el capital obtenido, a veces parece

más rentable que las medidas tempranas de preven-

ción. Pero ello sólo es cierto para personas con el

dinero suficiente para responder y responsabilizar-

se en base a dichos cálculos. La prevención del daño

es la base de las estrategias en pro de los pobres: la

gente pobre no pueden pagar para revertir la

destrucción ambiental, y tampoco pagar para pro-

teger a sus hijos.

Principio de Precaución

Es necesario tomar decisiones y realizar acciones

para evitar la posibilidad de un daño ambiental serio

o irreversible, incluso cuando el conocimiento cientí-

fico es insuficiente. En el caso del Principio de Pre-

caución se trata de la toma de decisiones responsa-

bles, a pesar de que el conocimiento sea incompleto.

Sin embargo, en las negociaciones comerciales se

considera este principio como una barrera al comer-

cio; sólo se aceptan ”las evidencias científicas con-

cluyentes y seguras, además en consenso” como base

para la política comercial. Pero la ciencia rara vez es

completamente concluyente y cada consenso científi-

co se vuelve obsoleto con el próximo paso innovador.

Por lo tanto, exigir que los Estados cumplan sus obli-

gaciones con los ciudadanos y el medio ambiente sólo

en situaciones patentes que rara vez –o nunca– ocur-

ren, significa quitarle el poder a los Estados y privar

a los ciudadanos y al ambiente de los medios para una

protección efectiva.

Principio de ”Quien Contamina, Paga”

Los que causan daño, deben pagar una reparación. En

una era de interacciones globales, cuando largas

distancias separan a los violadores de las víctimas,

este principio cobra más importancia. De hecho, la

creciente separación de causa y efecto en el espacio y

en el tiempo es un verdadero desafío para que las

innovaciones aseguren la justicia y reparación para

las víctimas. Se necesitará mucha voluntad política y

creatividad legal, para establecer acuerdos interna-

cionales legalmente vinculantes sobre una estricta

responsabilidad civil ambiental. Además, se podría

vincular el Principio de Precaución y el de de res-

ponsabilidad civil con la obligación de adquirir un

seguro que cubra los riesgos ambientales. Un meca-

nismo tal para poner precios a los riesgos, propor-

ciona incentivos económicos para prevenir el daño

ambiental.

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5.3 Valorando la Naturaleza

57SISTEMA DE GOBIERNO PARA LA EQUIDAD Y LA ECOLOGÍA

Existen aproximadamente 100 millones de empresas

en el mundo, y al menos 10.000 de ellas son grandes

empresas que tienen un impacto desproporcionado

sobre las sociedades. Mientras los intereses empre-

sariales de corto y largo plazo sean divergentes de los

intereses públicos, ninguna reforma, regulación, ni

cumbre mundial cambiará el status quo. Para termi-

nar con las contradicciones se necesitan instrumen-

tos para asegurar que el pensamiento de corto y el de

largo plazo lleguen a convergir naturalmente.

Reformas financieras con orientación ambiental,

implementadas a nivel nacional pero coordinadas

internacionalmente, podrían motivar a las empresas

y a los consumidores a emprender un camino hacia

una mayor sustentabilidad.

Acabar con los Subsidios Perversos

La destrucción del medio ambiente es apoyada con

considerable cantidad de fondos públicos. Los gobier-

nos otorgan muchos subsidios directos e indirectos a

la economía petrolera y de gas, a la agricultura indus-

trial, al transporte y a la explotación pesquera y fore-

stal. Estos subsidios se estiman entre $800 mil millo-

nes de dólares y $1 trillón de dólares anuales a nivel

mundial. Acabar con tales subsidios ahorraría más de

$650 millones de dólares anualmente, que es lo que

la Agenda 21 estima como el costo necesario para

movilizar a las sociedades hacia la sustentabilidad. Al

eliminar tales subsidios, ya no se marginaría la pro-

ducción limpia, la agricultura sustentable o las prác-

ticas artesanales.

Los subsidios dañinos funcionan como ”des-

inversiones”, dejando el medio ambiente y la eco-

nomía en peor estado que si el subsidio nunca hubiera

sido otorgado. Aumentan los costos de los gobiernos

y también los déficits que, a su vez, conllevan la subi-

da de los impuestos y desplazan el capital de los mer-

cados que lo necesitan. Confunden a los inversionistas

al enviar señales distorsionantes a los mercados,

restringen las innovaciones y cambios tecnológicos,

incentivan la ineficiencia y el consumo en lugar de la

productividad y la conservación. Suele ser una pode-

rosa forma de asistencia social empresarial, que

beneficia a los ricos y crea desventajas para los po-

bres. La eliminación de los subsidios perversos, que

hoy en día otorgan regularmente los gobiernos a las

empresas, supondría una gran inversión, gratuita y

ahorradora de dinero a favor de los recursos natura-

les y los ecosistemas. Además pondría fin a a aquel-

las prácticas dañinas al medio ambiente, que son

fomentadas por dichos subsidios.

Invertir la Lógica Tributaria desde losImpuestos a la Mano de Obra haciaImpuestos sobre los Recursos NaturalesLa base de los impuestos debe cambiarse de aquellos

actualmente aplicados al empleo, a otros impuestos

vinculados al gasto de recursos, a la contaminación

ambiental y al consumo derrochador. La reforma

ecológica de los impuestos asegura que los consumi-

dores reciben la información correcta en los precios

de los bienes. Por ejemplo, un impuesto a la emisión

de dióxido de carbono, por su efecto sobre el precio

de la electricidad producida con carbón, haría más

competitiva la energía solar fotovoltaica en el mer-

cado nacional e internacional, y así contribuiría a

Valorando la Naturaleza

■■ Eliminar los subsidios que incentivan la extracción derecursos naturales, el transporte contaminante y laagricultura química, porque son instrumentos quereprimen la innovación, desincentivan la conservación yson dañinos para el medio ambiente. Son formas desubsidio al sector empresarial y beneficia a los másricos y no a los pobres.

■■ Iniciar acciones internacionales para contabilizar loscostos totales de las actividades de producción yconsumo, cambiando los impuestos desde el empleohacia los recursos naturales, la contaminación y losdesechos, asegurando así una estructura de precioscorrecta de los bienes.

■■ Introducir un pago por el uso de los bienes comunesglobales y reinvertir las ganancias obtenidas enpolíticas para protegerlos. Debido a que el libre accesofavorece la sobreutilización de los recursos, el pagojusto por usar la atmósfera, el espacio aéreo y los maresdisminuirían la presión sobre los bienes comunes yfomentarían la eficiencia y el cuidado de éstos.

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58 PARTE 5

reducir la amenaza del calentamiento global. Del

mismo modo, si el precio de la madera de los bosques

primarios reflejara la pérdida de diversidad biológi-

ca que se produce al extraerla, la madera obtenida

sustentablemente sería más competitiva en los mer-

cados nacionales e internacionales.

Asimismo, los consumidores cambiarían su com-

portamiento si viesen en sus cuentas de electricidad

que contaminar la atmósfera con el petróleo que ca-

lienta sus hogares es mucho más caro que instalar ven-

tanas con doble vidrio, usar aislantes y energías reno-

vables. Esto es igualmente cierto para los productos

forestales, las fibras, los alimentos, el transporte, los

materiales químicos reactivos versus los enzimáticos,

etc. A largo plazo, es más caro degradar la Tierra, que

conservarla bien; sin embargo, todas y cada una de las

señales de nuestro sistema de fijación de precios y del

mercado bursátil indican lo contrario. El acto de vin-

cular los costos con los precios de una manera justa y

no regresiva, buscando proteger a la población de

bajos ingresos, contribuiría más a la sustentabilidad

empresarial que cualquier otra acción.

Una ”economía de costo mínimo” (least cost eco-

nomy) regenerativa crearía sistemas agrícolas, fores-

tales, de transporte, construcción y comunicación con

menores impactos sobre el medio ambiente. Sin

embargo, desde el inicio de la época industrial se ha

considerado sólo la mitad de la realidad. Se supone

que tenemos un sistema capitalista, pero éste curiosa-

mente sólo otorga valor a un tipo de capital: el huma-

no. Sigue tratando a los demas recursos renovables y

no renovables como bienes gratuitos, sin valor, hasta

que son transformados en productos y servicios.

En un sistema de costo mínimo, los recursos que

constituyen el ”capital natural” serían valorizados de

acuerdo al costo de su reposición. En vez de compe-

tir para producir bienes a un precio menor, la com-

petencia estaría basada en producir bienes y servici-

os con impacto mínimo sobre la integridad de los

recursos naturales, y por ende, con menor costo para

las actuales y futuras generaciones. Los sistemas más

eficientes en términos industriales y biológicos son

más beneficiosos para las personas que compran los

productos, para los que los fabrican, y también para

los hábitats de donde se extraen y, por ende, para las

generaciones futuras.

En la medida en que las economías se integran

globalmente, la cuestión de los precios y los costos se

definen en un escenario internacional. Si no existe

una acción internacional coordinada, será difícil que

un solo país pueda establecer precios que reflejen el

costo ambiental total. Como consecuencia, los consu-

midores comprarán los productos importados a pre-

cios artificialmente baratos debido a que los países de

procedencia no incluyeron los costos reales. En este

contexto, los países que se esfuercen en estructurar

precios que reflejen los costos ambientales, tendrán

una desventaja crónica en los mercados internacio-

nales. Por ello es esencial una acción internacional

coordinada.

Introducir un Pago por el Uso delPatrimonio Común de la Humanidad

Ningún país o empresa puede reivindicar un derecho de

propiedad sobre los bienes comunes globales, como la

atmósfera, el espacio aéreo, los océanos o los lechos

marinos. Estos no pertenecen a nadie y, en consecuen-

cia, pertenecen al patrimonio común de los seres huma-

nos; son bienes comunes y mientras éstos no se regu-

len, el libre acceso prevalece. Sin embargo, cuando una

comunidad diseña reglas para proteger el bien común

de la sobreexplotación, curiosamente el régimen del

libre acceso se convierte en un patrimonio común.

En estos casos, la comunidad internacional debe

actuar como un guardián que protege el derecho de

todas las generaciones presentes y futuras. Ser guar-

dián implica identificar e implementar reglas para un

uso justo y sustentable de los recursos comunes que

constituyen el Patrimonio Natural de la Humanidad.

La ausencia de reglas que cubren este tercer tipo de

propiedad –más allá de la propiedad individual y pú-

blica– es una de las principales causas del mal cami-

no tomado por el capitalismo.

Hasta ahora el capitalismo ha sobrevivido acu-

mulando los insumos no pagados, lo que es semejan-

te a un parásito que vive de su anfitrión. Para rever-

tir esta situación, se necesita una nueva generación de

instrumentos, tales como el pago por el uso de los bie-

nes comunes. Los pagos por el uso protegen los bie-

nes comunes al aumentar su precio y exigen que estos

se utilicen bien y se generen recursos para reponerlos

o conservarlos.

Con respecto a la atmósfera, es obvio que cual-

quier individuo o comunidad disfruta del derecho de

uso, debido a su mera existencia. Sin embargo, este

derecho sólo existe mientras el bien común se pueda

regenerar. Más allá de ese nivel de sustentabilidad, se

debe exigir el pago por el derecho de uso a determi-

nados países que se exceden, pero sólo con el consen-

timiento de todos los demás países, aprobado por

medio en acuerdos internacionales.

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5.4 Mercados y Bien Común

59SISTEMA DE GOBIERNO PARA LA EQUIDAD Y LA ECOLOGÍA

La asignación de niveles permitidos de emisión en

el Protocolo de Kyoto es un paso en esta dirección.

Bajo un esquema de comercio, los derechos de emi-

siones serán intercambiados entre los sobreusuarios

de los países industrializados y los subusuarios de los

países en desarrollo, si es que a éstos les conviene ven-

derlas. Sin embargo, bajo un sistema de licencias no

se otorgan derechos de uso a los subusuarios, porque

no se puede dividir un bien común en partes de pro-

piedad individuales. En cambio, hay licencias tempo-

rales al sobreuso a disposición para los países que

sobrepasan los límites de emisiones permitidos. Estas

licencias también deben vincularse a una tarifa, cuyo

monto puede fijarse en base a la demanda de estos

permisos. El objetivo es acercarse, sea a través de un

sistema de comercio o de uno de licencias, a un acce-

so más equitativo a los bienes comunes.

También, el espacio aéreo global se utiliza como

medio de transporte, siendo la aviación una crecien-

te fuente de gases de invernadero, lo cual no está

incluido en los compromisos de reducción del Proto-

colo de Kyoto. Para compensar el uso y la contami-

nación de un bien común es justo y necesario cobrar

por el uso del espacio aéreo, debido a las emisiones

aeronáuticas. Según el Consejo Asesor Alemán para

el Cambio Global (WBGU), que acaba de proponer

dicho cobro (WBGU 2002), los costos que serían

necesarios para evitar los gases de invernadero de la

aviación suman entre 3 y 30 mil millones de dólares

anuales; lo cual significa que las ganancias por co-

bros de emisión generarían unos $3 mil millones de

dólares desde el inicio. Esto significa 30 veces el pre-

supuesto anual del Programa de Naciones Unidas

para el Medio Ambiente. Dicho precio ayudaría a

reducir la demanda de viajes en avión, al incorporar

parte del costo del daño ambiental al precio de un

pasaje. Esto no sólo es justo para quienes no acceden

a este transporte, sino también es un incentivo para

avanzar hacia una mayor eficiencia en los motores,

en los aviones y los trayectos. Los fondos generados

se podrían utilizar mayormente para mitigar los

impactos sobre el clima; p. ej. para financiar la

Agencia Internacional para las Energías Renovables

propuesta o para otras agencias activads a nivel

internacional en el combate contra el cambio

climático.

Finalmente, el uso del espacio marítimo para el

transporte es otro ejemplo clásico de un bien común

de libre acceso. Aunque el transporte oceánico no es

problemático desde la perspectiva ambiental, la con-

taminación marina y del aire son considerables. Por

esta razón, se debería cobrar una tarifa anual a los

barcos, con rebajas a favor de la eficiencia energéti-

ca y la tecnología limpia y segura, sin importar la

nación o sede de la compañía. Como la mayor parte

del transporte oceánico tiene su origen en los países

industrializados; la OECD podría dar un ejemplo y

tomar la iniciativa (WBGU 2002).

Churchill una vez comentó que la democracia es el peor

sistema gubernamental, exceptuando todos los demás.

Se puede decir lo mismo sobre la economía de merca-

do. Gracias al ingenio, la reacción rápida y sus agen-

tes altamente motivados, diversos, dispersos y hábiles,

los mercados logran una efectividad sin rival. Sin

embargo, la eficiencia económica es un medio desea-

ble y admirable sólo cuando no es un fin en sí mismo.

Los mercados nunca han existido para lograr comu-

nidad o integridad, belleza o justicia, sustentabilidad o

santidad – y por sí solos, no lo lograrán. Depende de los

ciudadanos, los gobiernos y los legisladores asegurar

que todas las formas de capital –natural, social y estéti-

co– estén tan protegidas como los propietarios del capi-

tal económico cuidan el dinero.

Optar por el Comercio Justo, No por elLibre Comercio.

En teoría, para tener ganancias, en riqueza real, en

un mercado mundial liberalizado, es necesario movi-

lizar bienes, capital y gente. En realidad, la movili-

dad existe para el capital y los bienes que fluyen del

Norte al Sur. Pero existe menos movilidad para la

gente y los bienes que fluyen del Sur al Norte. Así, la

globalización abre el mundo para los ricos y podero-

sos, pero restringe a los pobres y más débiles el ingre-

so a los países acomodados. El Norte industrializado

es vacilante, si no hostil, para eliminar las barreras

al libre movimiento de la mano de obra. Aunque se

supone que las reglas de la OMC abren los mercados

Page 62: Mundo Frágil en un mundo...IMPRESIÓN Fundación Heinrich Böll: Memo para Johannesburgo: Equidad en un Mundo Frágil Memorándum para la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable

60 PARTE 5

externos, la verdad es que se sigue restringiendo la

entrada de las exportaciones de los países del Sur a

través de tarifas y otras barreras. Según los econo-

mistas, al reducir las barreras comerciales que que-

dan, los países del Sur incrementarían sus ingresos en

unos $130 mil millones de dólares anuales, es decir

aproximadamente el triple de la ayuda oficial al de-

sarrollo.

Liberalizar con Cuidado, tanto en el Norte Como enel Sur

Se dice que para equilibrar la liberalización del

comercio es necesario completarla en todos los lados.

En nuestra opinión, esta posición es correcta dentro

del marco del libre comercio, pero es cuestionable

dentro de un marco de subsistencia sustentable. La

porfiada resistencia del Norte a abrir sus sociedades

a la gente y a productos del Sur es una importante

señal de que la plena globalización económica es

imposible. La resistencia al acceso sin condiciones se

debe al temor de no poder mantener la cohesión so-

cial (como en el caso de la migración) o de que gran

parte de la agricultura desaparezca (como en el caso

de los productos agrícolas). De hecho, ambos miedos

son justificados.

La liberalización total del mercado amenaza la

integración social y la soberanía alimentaria y a los

ecosistemas. Sin embargo, lo que es válido para el

Norte, también es válido para el Sur: las importacio-

nes agrícolas e industriales del Norte también dañan

en el Sur la subsistencia y la sustentabilidad. La úni-

ca diferencia es que el Norte tiene el poder de tradu-

cir sus miedos internos en reglas frente a la globa-

lización, mientras que el Sur está obligado a sucum-

bir a las políticas externas del libre comercio, a pesar

de sus propios miedos.

Los países del Norte deben dejar de imponer so-

bre el Sur lo que ellos mismos no están listos para dar,

y deben conceder al Sur el mismo derecho que ellos

disfrutan: el derecho a elegir cuidadosamente qué

flujos de comercio se deben liberalizar.

Buscar el Acceso Justo a los Mercados del Norte

El acceso libre e incondicional a los mercados del

Norte podría también dañar al Sur, particularmente

en el sector agrícola. Una política de ”primero las

exportaciones” no concuerda con una política de

”primero los alimentos”. Favorece a los grandes agri-

cultores y a las transnacionales sobre los pequeños

agricultores; promueve el monocultivo en vez de la

biodiversidad y canaliza el apoyo público al sector

exportador en vez de al sector de subsistencia. En

cambio un enfoque que priorice la alimentación,

incorporaría la preocupación por la seguridad de los

alimentos y la subsistencia, protegiendo las prácticas

agrícolas sustentables, y promoviendo las exporta-

ciones de pequeños agricultores a precios justos.

Dicha política no concentraría su interés en acceder

al mercado mayorista global, sino en consolidar una

asociación entre productores y consumidores, que

ofrecería precios razonables por productos de una

calidad garantizada.

La demanda por el acceso incondicional al mer-

cado es autodestructiva, a menos que se beneficie a

los pequeños productores y a la agricultura de bajos

insumos. Claramente es necesario, como asunto de

justicia y equidad, mejorar de manera sustancial el

acceso al mercado para los productos de los países en

desarrollo. Por ejemplo, hay que revertir el aumento

de las tarifas, porque como son más altas para los

productos procesados, condenan a los países del Sur

a continuar exportando materias primas.

Sin embargo, el Sur tiene derecho a más que sólo

a un mayor acceso al mercado. Es necesario que pro-

liferen los acuerdos de comercio justo a todo nivel:

entre comunidades y empresas, regiones y asociacio-

nes comerciales, países productores y países consu-

midores. Tales acuerdos deberían incluir, un trata-

miento preferencial para los pequeños productores y

para los productos sustentables con precios que

cubran sus costos. Estos acuerdos no promoverían el

libre comercio a cualquier costo, sino el comercio

justo, lo cual tiene el potencial de hacer avanzar la

subsistencia sustentable en el Sur y la agricultura

familiar de calidad en el Norte.

Enmarcar la OMC bajo los Objetivos de laSustentabilidad.

La Organización Mundial de Comercio (OMC), que

establece las reglas del comercio internacional,

encarna la inquebrantable creencia sobre la bondad

de las fuerzas del mercado. Al concentrarse en la eli-

minación de las llamadas barreras al comercio, bus-

ca establecer mercados libres a nivel mundial, remo-

viendo las restricciones emanadas de las culturas, las

tradiciones políticas, los derechos sociales o la pro-

tección ambiental.

Flexibilizar el Libre Comercio

Dadas las diferencias en un mundo desigual y com-

plejo, no es sorprendente que la aplicación de los

Una política de”primero lasexportaciones” noconcuerda conuna política de”primero losalimentos”.

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61SISTEMA DE GOBIERNO PARA LA EQUIDAD Y LA ECOLOGÍA

estándares rígidos del libre comercio en todos los sec-

tores y países pueda generar graves impactos. Por

ejemplo, la importación de aceites comestibles bara-

tos ha marginado a cientos de miles de productores

de coco en la India, tal como el maíz estadounidense

barato ha arruinado a numerosos agricultores en

México, país de donde el maíz es originario. Se sue-

len descartar tales efectos, como el costo inevitable

de un mayor bienestar para el futuro, pero este tipo

de argumento va completamente en contra de los

derechos humanos.

La Declaración de la ONU sobre Derechos Huma-

nos, junto a pactos internacionales posteriores a ella,

anula las reglas del libre comercio y de los regímenes

de ajuste estructural. Dado que el acceso al agua, a

los alimentos y a los medios básicos de subsistencia

son parte de los derechos humanos, será necesario

limitar la liberalización del comercio cuando los dere-

chos de subsistencia estén en peligro. Con estos ante-

cedentes, el sector más apropiado para el libre comer-

cio es el de los bienes industriales. En contraste, la

agricultura, el agua, la tierra y los servicios básicos

como la salud, vivienda y educación no son candida-

tos naturales para la liberalización del comercio. En

muchos casos, los países del Sur saben que no deben

abandonar su soberanía alimentaria, es decir su capa-

cidad para producir suficientes alimentos para su

población; de otra forma, no se mantendrá la inde-

pendencia del país, ni la integridad y seguridad de

campesinos y pescadores.

Se puede asegurar la protección de la subsisten-

cia mediante una ”canasta de desarrollo”, la cual

permite medidas de apoyo dentro de un mercado

mayoritariamente no regulado o mediante la com-

pleta exención de la agricultura del libre comercio.

Aún cuando los países industrializados detuvieran el

dumping de los cultivos y la carne en el mercado

mundial a través de las subsidios de exportación –que

se deben eliminar debido a que destrozan continua-

mente los mercados en los países pobres, donde se

han visto obligados a liberalizar las importaciones–,

tal flexibilidad será necesaria para proteger a los

campesinos y a las prácticas agrícolas menos

destructivas.

Por otra parte, cada ciudadano tiene derecho al

agua, además de la salud y educación; y el acceso a

estos bienes comunes no es cuestión de elección, sino

una necesidad. La gente no tiene alternativa cuando

los precios de los servicios de primera necesidad su-

ben más allá de su alcance. Por tanto, no se puede

dejar la provisión de estos bienes a los mercados. La

comunidad humana debe garantizar a todos sus

miembros el acceso universal a estos bienes.

Desde esta perspectiva, es probable que la priva-

tización transnacional del agua y de su abasteci-

miento y de los servicios básicos, como se están dis-

cutiendo actualmente bajo la OMC, termine en una

catástrofe social. Dado que los pobres tienen poco

poder adquisitivo, serán los primeros en perder. Es

necesario subordinar las políticas de privatización al

bien común. En consecuencia, es importante limitar

cuidadosamente el alcance de la competitividad

transfronteriza sin restricciones. Para responder a

objetivos de sustentabilidad y subsistencia, es im-

prescindible que el libre comercio sea colocado en el

contexto más amplio de la política pública .

Priorizar los Acuerdos Ambientales sobre losAcuerdos Comerciales

Dos años después de la Conferencia de Río, la Ronda

de Uruguay culminó con el establecimiento de la

OMC. El texto final del Acuerdo Uruguayo fueron

más de 26.000 páginas (principalmente horarios de

servicios y tarifas detalladas). En comparación a eso,

las 273 páginas de la Agenda 21 se leen como un bre-

ve llamado general a la acción. Los negociadores de

la Ronda de Uruguay no se esforzaron mucho por

incluir los compromisos de Río en sus deliberaciones.

De hecho, muchas de las provisiones de la OMC con-

tradicen el espíritu y, en algunos casos, la letra del

convenio de Río y de otros acuerdos ambientales.

Además, los acuerdos ambientales generalmente

incluyen procedimientos voluntarios y no jurídica-

mente vinculantes para resolver disputas. Esto con-

trasta con el sistema de reglas vinculantes de la OMC,

las cuales se pueden hacer cumplir en última instancia

a través de sanciones comerciales.

Varios acuerdos ambientales, incluso el Protoco-

lo de Montreal, CITES y el reciente protocolo sobre

Bioseguridad, contienen provisiones que no concuer-

dan con las reglas de la OMC. Estas inconsistencias

surgen de premisas filosóficas diferentes: los acuer-

dos ambientales apuntan a controlar formas dañinas

de comercio, como el comercio de especies en peligro

de extinción y de desechos tóxicos, mientras que la

OMC apunta a acabar con las barreras al flujo inter-

nacional de productos.

Aunque hasta ahora ningún país ha presentado un

reclamo formal a la OMC por contravenir un acuer-

do ambiental multilateral, en forma preocupante

durante las negociaciones de acuerdos ambientales,

suelen surgir argumentos sobre la consistencia con las

Es necesariolimitar laliberalización delcomercio cuandolos derechosfundamentales desubsistencia seencuentren enriesgo.

Page 64: Mundo Frágil en un mundo...IMPRESIÓN Fundación Heinrich Böll: Memo para Johannesburgo: Equidad en un Mundo Frágil Memorándum para la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable

62 PARTE 5

normas de la OMC. Estas tensiones, por ejemplo,

fueron muy evidentes durante las negociaciones del

Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad, lo cual,

aún frente a la incertidumbre científica, fomenta la

necesidad de tomar medidas de precaución contra el

comercio transfronterizo no regulado, cada vez que

surja la posibilidad de un daño no reversible.

Una manera de responder al desequilibrio de

poder entre las poderosas reglas de la OMC y los

acuerdos ambientales comparativamente más débiles

sería otorgar a estos poderes de sanción parecidos a

los de la OMC. El Derecho del Mar de la ONU, por

ejemplo, creó un Tribunal Internacional como uno de

los vehículos posibles para resolver los conflictos so-

bre implementación y cumplimiento. Ese cuerpo tie-

ne el poder de imponer multas y otros castigos en el

caso de que un actor se encuentre violando los térmi-

nos del acuerdo.

Otra reforma urgente es enmendar las excepcio-

nes ambientales de la OMC, para aclarar que las

medidas comerciales tomadas de conformidad con

los Acuerdos Ambientales Multilaterales (AAM)

deben estar protegidas de cualquier cuestionamiento

por parte de la OMC. Tal provisión permitiría a los

AAM promulgar reglas para actividades económicas

transfronterizas, lo que aseguraría que el imperativo

del desarrollo sustentable tuviera prioridad por sobre

la eficiencia económica, facilitando que el bien común

se imponga por sobre el bien empresarial.

Ampliar el Espacio de la Autonomía Política

El Artículo XX del GATT/OMC permite que los paí-

ses regulen el comercio, si es necesario, para prote-

ger la vida humana, vegetal o animal; o si la regula-

ción se relaciona con la conservación de recursos

naturales agotables. Sin embargo, hay dos condicio-

nes importantes de esta excepción. Primero, las

restricciones comerciales sólo se pueden basar en las

características físicas inherentes a los productos de

importación, pero no en las inherentes a los procesos

productivos en el extranjero. Está prohibido que los

gobiernos se refieran a una preferencia de proceso,

como, por ejemplo, qué químicos se usan para produ-

cir una prenda de vestir, o si los productos forestales

provienen de bosques talados indiscriminadamente, o

si se usan métodos de ingeniería genética para un cul-

tivo.

Segundo, las medidas comerciales se deben basar

en principios y evidencias científicas suficientes. Las

importaciones se pueden regular sólo en casos de ries-

go, y el país importador debe demostrar la presencia

de éste a través de evidencias científicas. Como resul-

tado de estas condiciones, varias leyes nacionales

ambientales y de consumidores han sido declaradas

por la OMC como barreras injustas al comercio. Estas

incluyen la ley europea que prohíbe la venta de carne

producida con hormonas de crecimiento, una ley nor-

teamericana que apunta a proteger las tortugas

marinas en peligro de extinción y restringe las impor-

taciones de camarones cosechados en redes sin apa-

ratos de liberación de tortugas.

Existen dos caminos para superar los obstáculos

que pone la OMC a la sustentabilidad: o la OMC esta-

blece estándares ambientales multilaterales, o los

gobiernos nacionales amplían sus atribuciones para

que además de fortalecer los acuerdos ambientales

internacionales, implementen elecciones ambientales

correctas. Por motivos de democracia y subsidiari-

dad, favorecemos lo segundo. Desde esta perspectiva,

los países deben referirse clara y públicamente a los

procesos productivos indeseables a través del sistema

de gobierno sobre el comercio. De lo contrario, se

anula la opción democrática para la producción

sustentable. Además, los países deben actuar según el

principio de precaución. Al ampliar el espacio para la

autogobernancia democrática en todos los países, se

reducen los miedos del proteccionismo del Norte en

contra del Sur. Mientras algunos países podrían esco-

ger altos estándares para los derechos humanos o

ambientales, otros podrían decidir gestionar un

comercio que les ayude a mitigar la pobreza o les faci-

lite desarrollar nuevas industrias. Para algunos sería

bueno hacer eso, dado que ningún país ha logrado ser

económicamente exitoso con mercados sin condicio-

nes frente a poderosos actores externos.

Tanto el Norte como el Sur deben proteger el bien

público, considerando como un mal menor las inefi-

ciencias económicas que pudieran surgir. Pero siem-

pre conviene que las reglas no se adopten unilateral-

mente, sino que todos los involucrados lleguen a un

acuerdo multilateral sobre estándares mínimos. Esto

centra las negociaciones en intereses mutuos y no en

victorias individuales. Y coincide con una nueva visión

del sistema de comercio mundial, estructurado en

base a la cooperación entre países y no a través de la

competencia entre empresas.

Tratar la No Cooperación Ambiental como unSubsidio Injusto

La OMC intenta crear condiciones de igualdad entre

productores nacionales y extranjeros. Sin embargo,

un sistema comercial moderno debería tratar de crear

Los países tienenque poderexpresar laspreferencias de susciudadanos porprocesosproductivossustentables através del sistemainternacional decomercio.

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63SISTEMA DE GOBIERNO PARA LA EQUIDAD Y LA ECOLOGÍA

condiciones de igualdad entre la producción ambien-

talmente segura y la ambientalmente destructiva.

Pero actualmente éste no es el caso: en todas partes,

las condiciones son desiguales y permiten que una

economía extractivista disfrute de grandes ventajas.

El dinero público, por ejemplo, como se señala en el

capítulo anterior, a menudo ayuda a degradar el

medio ambiente. La OMC podría tener un papel más

constructivo para reducir y luego eliminar poco a

poco los subsidios ambientalmente dañinos a nivel

mundial, para dar las mismas ventajas a la produc-

ción sustentable.

Cuando se trata de promover exportaciones, los

gobiernos no dudan en sacrificar la sustentabilidad a

los intereses de corto plazo. En los países industria-

lizados es común ofrecer créditos de exportación para

las inversiones externas. De hecho, muchas inversio-

nes externas directas en los países del Sur y del Este

se ven facilitadas por estos esquemas. Hasta ahora,

los gobiernos de la OECD no han podido llegar a un

acuerdo sobre estándares ambientales y sociales míni-

mos para tales flujos de capital. Las inversiones

dañinas suelen ser apoyadas con el dinero de los con-

tribuyentes, con la aprobación tácita de muchos de los

gobiernos del Sur y del Este.

Gobernada por una agenda de sustentabilidad, la

OMC podría iniciar un Acuerdo Multilateral sobre

Inversiones Sustentables, lo cual establecería pautas

verificables para las inversiones externas directas.

Una OMC sensible al bien común no debería promo-

cionar la liberalización de cualquier inversión, sino

condiciones igualitarias para las inversiones ambien-

tal y socialmente seguras. Además, la violación de un

Acuerdo Ambiental Multilateral (AAM) se debe con-

siderar como un subsidio injusto para la industria

nacional. Los competidores extranjeros, que quizás

tengan que cumplir algunas reglas derivadas de los

AAM, podrían encontrar una desventaja. Por ejem-

plo, el Convenio sobre Diversidad Biológica está

vigente desde 1993, y ha sido ratificado por 182 paí-

ses, pero no por EE.UU., que sólo lo han firmado. En

consecuencia, EE.UU., el actor más importante en el

campo de la biotecnología, disfruta del derecho de

acceso expresado en el Convenio, pero no reconoce los

deberes correspondientes, esto es el deber de conser-

var y usar la biodiversidad de manera equitativa y

sustentable. Más aún, EE.UU. es el único país que se

ha negado a participar en el Protocolo de Kyoto. En

nuestra opinión, esta no-cooperación es un subsidio

oculto para la industria estadounidense en el merca-

do mundial; ya que el resto del mundo sufre una des-

ventaja competitiva si EE.UU. está eximido de la

reducción de emisiones. Tal situación es inconsisten-

te con la filosofía de la OMC.

Establecer una Convención para laResponsabilidad Empresarial

A lo largo de las últimas décadas, en la medida en que

las empresas han expandido sus actividades más allá

de las fronteras nacionales, ha disminuido la habili-

dad de los Estados para proteger el interés público.

Hasta la fecha no existe ningún marco legal, ni están-

dares para hacer que las transnacionales sean res-

ponsables en todos los países donde operan. Sin

embargo, el establecimiento de estándares globales,

de manera voluntaria o a través de acuerdos y proto-

colos vinculantes, está avanzando en el área de los

derechos humanos: estándares sobre los lugares de

trabajo y sobre protección y restauración ambiental.

Avanzar desde Directrices Voluntarias haciaDirectrices Verificables

A diez años de la Cumbre de Río se ha producido un

cambio fundamental en los informes ambientales.

Actualmente se espera que las grandes empresas

informen, con niveles de rigurosidad variables, sobre

su progreso ambiental o al menos sobre sus principios

y metas ambientales. Algunas compañías, particular-

mente en Europa, han añadido indicadores o audi-

torías sociales como parte de su informe sobre desar-

rollo sustentable. Estas y otras actividades se han rea-

lizado gracias a iniciativas voluntarias, diálogos en-

tre interesados, activismo de las ONG, y debates pú-

blicos/privados. Estas iniciativas incluyen desde Glo-

bal Compact iniciado por el Secretario General de la

ONU hasta los estándares que están siendo desarro-

llados y establecidos por la Iniciativa para el Infor-

me Global, y los índices de acciones sustentables y

socialmente responsables como el Índice del Grupo de

Sustentabilidad de Dow Jones o el Índice Social

Calvert.

Aunque algunas compañías han introducido gran-

des mejoras en sus prácticas de adquisición, con-

tratación de mano de obra y manufactura, los resul-

tados generales desde Río son negativos. Iniciativas

como el Global Compact de la ONU y la Iniciativa

para el Informe Global (GRI), con todas sus buenas

intenciones, pueden guiar el proceso por muy mal

camino. El Global Compact lanzado por Kofi Annan

invita a las transnacionales (CTN) a practicar sus

nueve principios sobre la buena ciudadanía empre-

Page 66: Mundo Frágil en un mundo...IMPRESIÓN Fundación Heinrich Böll: Memo para Johannesburgo: Equidad en un Mundo Frágil Memorándum para la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable

64 PARTE 5

sarial con respecto a derechos humanos, estándares

laborales y protección ambiental, pero es voluntaria

y carece de criterios de cumplimiento o acción,

aunque las compañías que firmaron sean más con-

troladas por las ONG y las empresas evaluadoras del

comportamiento socialmente responsable.

Aunque la iniciativa de la ONU representa una

plataforma global positiva para el aprendizaje e

intercambio de puntos de vista, su raison d’etre que-

da clara en su página web: ”Desde las conversaciones

sobre comercio global en Seattle, cada vez más

empresas y líderes están reconociendo la importancia

del Global Compact como medio para abordar los

problemas sociales y mantener abiertos los mercados

globales”. Es dudoso que ”mantener abiertos los mer-

cados globales” sea un buen punto de partida para

lograr la responsabilidad social empresarial.

Además, la Iniciativa para el Informe Global

(GRI), una colaboración entre el PNUMA y CERES,

promueve la contabilidad triple, es decir, la contabi-

lidad económica, social y ambiental. Los movimien-

tos de inversionistas socialmente responsables –que

sólo en EE.UU. controlan $2,1 trillones de dólares en

acciones de las compañías que ”aprueban” la eva-

luación de la contabilidad triple– han tenido progre-

sos en la misma línea. Sin embargo, los estándares

GRI se denominaron como ”los estándares de repor-

taje para la sustentabilidad”, sin definir lo que signi-

ficaba sustentabilidad en relación a la justicia social,

los derechos comunes, la subsistencia o las medidas

ambientales globales. De hecho, no existe ninguna

consulta con países u organizaciones del Sur sobre el

significado o interpretación del término.

Aunque tales iniciativas son admirables en sí

mismas, sólo generaron buena voluntad en las empre-

sas mientras marginaron las reformas para universa-

lizar los estándares de responsabilidad social. Las

empresas han expresado especial unidad al declarar

que, para incentivar que la comunidad empresarial se

vuelva ambiental y socialmente responsable, bastan

códigos voluntarios de conducta. Sin embargo, los

autores de este memorándum no están de acuerdo con

esa afirmación. Creemos que el énfasis en los códigos

voluntarios distrae la atención sobre las verdaderas

reformas que se requieren para cambiar la actividad

y comportamiento empresarial. Además, existe un

agudo desequilibrio entre los acuerdos comerciales

multilaterales que tienen aspectos punitivos y judi-

ciales, y los acuerdos ambientales multilaterales no

tienen instrumentos para asegurar su cumplimiento.

En la misma línea, los códigos voluntarios para la

conducta empresarial conllevan la misma debilidad,

ya que son precisamente eso, voluntarios.

Establecer un Convenio para la ResponsabilidadEmpresarial

Las iniciativas voluntarias son elogiables, pero no se

pueden sustituir por reglas verificables que establecen

una línea base de derechos, deberes y comportamien-

to consistente. Bajo este prisma, un convenio para la

responsabilidad empresarial, como la recientemente

propuesta por Amigos de la Tierra Internacional

(2002), debe incluir mecanismos que permitan obte-

ner retribución a los poseedores de derechos afecta-

dos negativamente. Los individuos afectados deben

recibir status legal para reclamar contra las empre-

sas matrices en donde éstas estén domiciliadas. Tal

convenio debe identificar claramente los deberes

ambientales y sociales de las empresas. Estos podrían

incluir informes sobre el desempeño ambiental y so-

cial de una manera verificable, la consideración del

consentimiento fundamentado previo de las comu-

nidades afectadas, los intereses de los accionistas y de

otros grupos interesados. Finalmente, el convenio

debe definir reglas para patrones de conducta, signi-

ficativamente altos, dondequiera que operen las

empresas. Tales reglas deben basarse en los principios

de los acuerdos internacionales sociales, ambientales

y sobre derechos humanos.

Crear un Marco Regulatorio para laProducción Socialmente Responsable.

El término ”empresas socialmente responsables”

puede interpretarse erróneamente, como si el marco

del desarrollo sustentable y las actividades social-

mente responsables estuvieran dentro de la empresa.

De hecho, la sustentabilidad debería referirse a la for-

ma como se produce. Con este fin, proponemos crear

un marco para una producción socialmente respon-

sable, que incluya toda la actividad comercial, desde

las pequeñas a las grandes empresas, las empresas

estatales, los agricultores, jefes de hogar, ganaderos

y pescadores, entre otros. Si queremos lograr un ver-

dadero bienestar para todas las personas de la Tier-

ra, los mecanismos que crean y producen riqueza

deben estar unidos a los valores sociales, los derechos

humanos y los principios científicos con respecto a la

biología y la ecología. Con este marco se podría eva-

luar si un actor está produciendo bienes o servicios de

una manera responsable con nuestros derechos comu-

nes y nuestro patrimonio natural. Más aún, asegu-

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65SISTEMA DE GOBIERNO PARA LA EQUIDAD Y LA ECOLOGÍA

raría la creación de los mecanismos necesarios y las

propuestas de regulación necesarias para un progre-

so en base al bienestar social y la sustentabilidad

ambiental. Como parte de tal convenio, proponemos

incluir los siguientes imperativos:

Redefinir la Responsabilidad Social.

La responsabilidad ambiental y social debe conside-

rar y prevenir el daño a la comunidad de la vida a todos

los niveles. La comunidad de la vida incluye, pero no

está limitada a, la cultura, los derechos de subsisten-

cia, el derecho a la biosfera, al agua limpia, al uso de

la tierra, el derecho a un medio ambiente libre de

materiales tóxicos y peligrosos; y el derecho a crear

una cadena alimenticia viable dentro de los límites del

medio ambiente. Además, cualquier marco que hable

de la sustentabilidad debe apuntar al imperativo de

Kant: ¿qué pasaría si todos lo hicieran? El reconoci-

miento de que los bienes comunes globales no per-

tenecen a ninguna nación sino a todas las personas,

es una precondición esencial para la creación de

mecanismos para evaluar, si la producción está lle-

vando a la sociedad hacia la sustentabilidad, o hacia

una mayor polarización de la riqueza y una pérdida

de capacidad.

Dar a los Poseedores de Derechos prioridad sobrelos Intereses Económicos

Creemos que los poseedores de derechos tienen priori-

dad sobre los intereses económicos. De manera cre-

ciente, las empresas participan en diálogos multisec-

toriales para arreglar o discutir temas polémicos,

como si todos los grupos de interés fueran iguales.

Creemos que las culturas locales tienen derechos a pri-

ori que preceden los ”derechos” del mercado, y que es

necesario instituir mecanismos eficientes para prote-

ger estos derechos humanos básicos. Más aún, aunque

los productores y empresarios son importantes acto-

res sociales, sus voces no deben tener un peso despro-

porcionado en los sistemas de gobierno. Para este fin,

es necesario abordar de manera sistemática la refor-

ma económica de las campañas políticas y enfrentar

la corrupción política. No es posible crear una socie-

dad sustentable, si dentro de ella son los empresarios

los que gobiernan, mientras el sector gubernamental

permanece atado por los empresarios.

Asegurar la Libertad de Información sobre losProcesos Productivos

La Convención de Århus, antes mencionada, recono-

ció por primera vez derechos ambientales básicos,

como el derecho a la información, la participación y

el acceso a la justicia. En el contexto de estos princi-

pios, creemos que debe existir la libertad universal a

la información con respecto a todos y cualquier pro-

ceso productivo, sin importar que se realice en insti-

tuciones, ciudades, campos, el sector público o el sec-

Mercado y Bien Común

■■ Adoptar el comercio justo, y no el comercio libre.Insistir en el acceso ilimitado a los mercados del Nortees autodestructivo, a menos que se beneficien lospequeños productores y la agricultura sustentable. Paraproteger los derechos de subsistencia, es necesario quelos países productores y los consumidores lleguen aacuerdos sobre comercio justo.

■■ Condicionar a la OMC bajo objetivos de sustentabilidady ampliar el espacio político de las naciones y losciudadanos en la política comercial. La gobernabilidaddemocrática requiere la voz ciudadana en las políticassobre subsistencia y sustentabilidad. Ello permite que lapoblación exprese su elección sobre el alcance y calidaddel comercio.

■■ Las medidas comerciales coherentes con los AcuerdosAmbientales Multilaterales deben estar protegidas delcuestionamiento de la OMC.

■■ La OMC debe eliminar gradualmente los subsidiosperjudiciales para el medio ambiente para daroportunidad a la subsistencia y producción sustentables.

■■ Avanzar hacia un Marco para la ProducciónSocialmente Responsable basado en principios como laresponsabilidad social ampliada, la protección de losposeedores de derechos, la libertad de información, laresponsabilidad empresarial ampliada y el principio deprecaución.

■■ Establecer un Convenio para la ResponsabilidadEmpresarial: los códigos de conducta voluntarios, comoel Global Compact o la Iniciativa para el InformeGlobal no son suficientes. La sociedad mundial tienederecho a que las empresas transnacionales seanresponsables sobre los derechos humanos, sociales yambientales.

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5.5 Reestructurar el Sistema Financiero

66 PARTE 5

tor privado. También demandamos sesiones públicas

sobre temas que afectan los derechos comunes, e in-

sistimos que el acceso a la justicia sea universal.

Estos derechos son esenciales para impedir que las

fuerzas del mercado destruyan, deliberadamente o

no, el medio ambiente y la cultura.

Ir más allá de la Responsabilidad Limitada

No creemos que el principio de responsabilidad limi-

tada sea una medida efectiva para garantizar la adhe-

sión a los estándares y leyes sociales y ambientales.

El factor económico es el principal ciclo que deter-

mina la actividad empresarial. Dado que los derechos

que deben ser protegidos no pueden ser monetariza-

dos, se necesita una manera directa e infalible para

medir comportamiento y rendir cuentas desde los

niveles gerenciales. Tales mecanismo para la exac-

titud en los informes sociales debería ser responsabi-

lidad de los Directores Ejecutivos.

Poner el Principio de Precaución en el Centro delEscenario

Creemos que el principio de precaución es un derecho

universal. Por ello es necesario garantizar que las tec-

nologías, procesos, materiales, sustancias químicas y

productos sean seguros antes de introducirlos al mer-

cado, y la carga de la prueba debe recaer sobre el pro-

ductor, y no sobre el comprador. Donde exista incerti-

dumbre, ignorancia o desconocimiento sobre las con-

secuencias a largo plazo, los ciudadanos tienen dere-

cho a prevenir la posibilidad de un daño irreversible

o acumulativo. Esto significa que tienen derecho a

considerar una gama de alternativas, incluso la

opción de exigir no actuar, es decir desestimar el

proyecto.

En resumen, proponemos colocar los principios

para la producción socialmente responsable dentro de

un marco de derechos y responsabilidades. En la

década pasada se documentaron ampliamente las vías

a través de las cuales los productores podían orientar

su producción hacia métodos sustentables y hoy con-

tinúan aumentando las opciones para facilitar esa

tarea. Sin embargo, los medios técnicos para reducir

el impacto ambiental no crean sociedades justas, igua-

litarias o sustentables. Es necesario crear un sistema

basado en derechos, para que las sociedades y pro-

ductores trabajen juntos en la creación de actividades

mutuamente reafirmantes, que no sólo sostengan a la

gente y los lugares, sino también recobren lo que está

perdido y que es recuperable. Esto incluirá, entre

otros, el derecho a saber, el derecho a monitorear, el

derecho a productos sanos, los derechos del consumi-

dor, así como el posicionamiento del consumo en un

contexto cultural más amplio. La expansión y el cre-

cimiento comercial no considerarán la pobreza, ni la

privación, a menos que el crecimiento económico esté

fundamentado en los derechos humanos fundamenta-

les que transcienden los códigos comerciales.

Para disminuir la pobreza, fomentar el desarrollo

sustentable y proteger el medio ambiente es vital

reformar las instituciones económicas globales. Hoy

en día, el sistema económico global es una de las prin-

cipales causas de la destrucción social y ambiental, y

el responsable del aumento de la brecha entre ricos y

pobres.

Enfriar el Dinero Caliente

Desde la crisis asiática de 1997, los directores de los

bancos centrales y los ministros de economía del gru-

po de países más ricos, llamado G-7, han pedido sin

cesar un Nuevo Sistema Financiero Global. Aún

después de las crisis de 1998, que involucraron a

Rusia y luego a Brasil, Turquía y a Argentina en 2002,

la retórica oficial no ha sido acompañada de resulta-

dos. La continua agonía de Argentina, un país rico en

capital humano, social y ambiental, es un ejemplo del

fracaso del Consenso de Washington – exacerbado

por el sobrevalorado dólar norteamericano como la

reserva monetaria de facto. El dólar estadounidense

nunca fue diseñado para ejercer ese rol, y es obvio que

el régimen del dólar no es sustentable.

El papel hegemónico del sobrevalorado dólar

estadounidense como la moneda de reserva global,

continúa creando serios desequilibrios y amenazas a

otras monedas vinculadas a ella, como sucedió en

Argentina. En los 90, EE.UU. fue un imán para la

fuga de capitales a nivel mundial, y lo sigue siendo, a

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67SISTEMA DE GOBIERNO PARA LA EQUIDAD Y LA ECOLOGÍA

pesar de haberse reventado la burbuja de la ”nueva

economía”.

Para controlar las turbulencias actuales, es esen-

cial un régimen de divisas globales más estable. Algu-

nos países en desarrollo, incluso China y Venezuela,

se han dado cuenta de la necesidad de diversificar sus

reservas de divisas hacia monedas más independien-

tes del dólar y han adoptado el euro. Esta es una

estrategia ”win-win” pacífica global para equilibrar

los desbalances en el mercado de divisas. La necesi-

dad de regular los mercados de capital globales ya es

ampliamente reconocida, que junto al nuevo enfoque

para creación de una divisa de reserva global, como

podría ser p. ej. un régimen de paridad dólar-euro,

respaldado por los SDR (derechos especiales de

retiro). Esta paridad entre el euro y el dólar ofrecería

al G-7 la oportunidad de colocar estas dos importan-

tes monedas juntas en una banda comercial. Esto

contribuiría de manera significativa a la estabilidad

en los mercados globales de divisas. Una pregunta

abierta en esta dirección es, si la Organización de Paí-

ses Exportadores de Petróleo (OPEP) estaría dispues-

ta a valorar su petróleo en euros – cambio que ayu-

daría a acercar al euro y al dólar hacia una paridad.

Las finanzas que supuestamente sirven a los pro-

cesos de intercambio y producción en el mundo están

desvinculadas de las economías locales. En forma

creciente, los flujos de dinero están divorciados de las

decisiones sobre políticas publicas nacionales, asun-

tos locales, la vida de las comunidades y de los siste-

mas naturales.

Dominar el casino global de las transacciones

financieras hoy desreguladas es una tarea urgente. En

particular, es prioritario controlar los flujos de corto

plazo del dinero caliente (divisas e inversiones de por-

tafolio) que han llegado a ser las vías de transmisión

de la destrucción ecológica, de la degradación de la

subsistencia y de las políticas socioeconómicas en

muchos países. Estos flujos económicos son mucho

más cruciales para la agenda del desarrollo susten-

table que el comercio, y hacen parecer irrelevantes las

transacciones globales relacionadas con el comercio,

dado que sólo constituyen un mero 10% de un total

diario de $1,5 trillones de dólares en intercambio de

divisas.

Ese 90% de estos flujos diarios de $1,5 trillones

de dólares no vinculados al comercio es lo que inten-

tan cubrir los impuestos sobre el intercambio de divi-

sas. En la Cumbre Social de la ONU, en Ginebra, en

julio de 2000, unos 160 gobiernos se pusieron de

acuerdo para desarrollar estudios de viabilidad para

impuestos sobre el intercambio de divisas, incluida la

Tasa Tobin, la cual propone un impuesto muy pequeño

(0,05% ó menos) a todos los intercambios de divisas.

Existen también muchas otras maneras de recolectar

tales impuestos. Se estima que los ingresos de un

impuesto de sólo 0,01% del mercado de divisas serían

de entre $50 mil millones y $300 mil millones de

dólares anuales.

Aliviar la Carga de la Deuda Externa

Las deudas no pagables restringen la vitalidad y el

espacio político. Por lo tanto, el alivio de las deudas

es esencial para la recuperación de espacios sociales

y económicos, y para restaurar la iniciativa política

en los países más débiles.

En muchos sentidos, las deudas impagables de los

Países Pobres Altamente Endeudados-PPAE (HIPC)

se consideran ”odiosas”, porque fueron incurridas en

tratos corruptos entre políticos y sus socios empre-

sariales y financieros, y deben ser repudiadas. Debi-

do a los altos niveles de deuda, los gobiernos a menu-

do se ven obligados a ignorar los derechos humanos y

subordinar las necesidades de la gente a los intereses

de los acreedores extranjeros.

La rápida reducción de las deudas impagables es

necesaria, pero no suficiente para sentar las bases de

caminos alternativos hacia la sustentabilidad.

Además, muchos de los países en desarrollo endeu-

dados podrían buscar protección en la bancarrota. El

modelo más apropiado es el del Capítulo 9 de la Ley

Reestructurar el Sistema Financiero

■■ Enfriar el dinero caliente, ya que las turbulenciaseconómicas exacerban la destrucción ambiental ysocial. La estabilidad de los mercados de divisasrequiere desmonopolizar el dólar como la moneda dereserva global. Un impuesto al intercambio de divisastambién frenaría la especulación de corto plazo.

■■ Aliviar la carga de la deuda externa. Considerar ladeuda ecológica generada por los países del Norte enlos territorios del Sur a lo largo de los siglos y darlemás importancia que a acabar con la reciente deudafinanciera. Reorientar al FMI: prevenir las quiebras ydeshacer los programas de ajuste estructural.

■■ Facilitar el trueque, también electrónicamente.

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68 PARTE 5

de Quiebras norteamericana, que cubre las bancarro-

tas municipales; permite continuar con todos los pro-

gramas sociales, servicios y gastos públicos; y por lo

tanto, protege a las poblaciones vulnerables y pobres

de los países que buscan protección bajo esta ley.

También es esencial eliminar los programas de

ajuste estructural, renombrados eufemísticamente

como programas de ”disminución de la pobreza”,

debido a que éstos han impuesto muchas condiciones

inadecuadas basadas en la ortodoxia del Consenso de

Washington. Es necesario redirigir, democratizar y

reestructurar tanto el Fondo Monetario Internacio-

nal-FMI, como el Banco Mundial para misiones más

limitadas, y hacer más transparentes y responsables

a todos los países, no sólo a sus accionistas ricos. En

todo caso, reconocemos que la deuda ecológica, con

las consiguientes ganancias económicas acumuladas

por el Norte a lo largo de siglos, tiene mayor rele-

vancia que la deuda financiera acumulada reciente-

mente por el Sur. Ignorar la historia de la apropia-

ción de la naturaleza, mientras se coleccionan sin pie-

dad las deudas financieras, sólo refleja la hipocresía

de los más fuertes.

Incorporar y Promover el Trueque

El trueque ha sido un espacio de vida económica para

los 2 millones de seres humanos que no son parte de

las economías urbanizadas y monetarizadas. Los paí-

ses crearon asociaciones de deudores, tal como el

sistema COMECON de la Unión Soviética, antes de

su colapso en 1991, mientras que las empresas tam-

bién intercambian, a nivel nacional e internacional,

$1 trillón de dólares anuales en bienes y servicios.

Todo esto era ineficiente –y torpe– antes de la com-

putación y el Internet. Hoy es facilísimo –y el trueque

tiene varias ventajas en comparación con el inter-

cambio en base a las divisas.

El trueque permite a las economías basadas en

los recursos y materias primas, el intercambio direc-

to entre ellas, sin la necesidad de primero ganar o

poseer divisas de monedas claves. Los gobiernos, por

ejemplo, pueden procurarse los bienes capitales

necesarios y los componentes de infraestructura, etc.,

mediante el trueque entre ellos –así como las empre-

sas truecan tiempo publicitario, banda ancha, pasa-

jes aéreos, habitaciones en hoteles, equipamiento y

una gama de otros bienes y servicios. Todo esto se

puede facilitar con programas de computación que

sepan manejar los regímenes tributarios de los distin-

tos países, y todos los sistemas de liquidación reque-

ridos, para este tipo de intercambio basado en la

información.

Los economistas tienden a calificar el trueque

como ”primitivo” –como enseñan los libros–, pero

serán las compañías de trueque por Internet y los

cambistas reales, con bienes reales, los que harán

obsoletos a los libros. ¿Cómo facilitar el trueque ent-

re los 2 mil millones de personas en el mundo que se

encuentran fuera de los sistemas económicos?

No son ”pobres” (como los economistas llaman

a la gente sin dinero). Estos 2 mil millones de perso-

nas, ricas en recursos, suelen llevar una vida susten-

table. Hoy en día, los micro-generadores solares fuera

de la red, tal como los que abastecen a pueblos rura-

les en África y Asia, proporcionan la conectividad. Se

puede acceder al trueque, a nivel global y a nivel

local, a través de instrumentos baratos. Los poblado-

res de una localidad pueden encontrar otros grupos

locales con quienes trocar, liberándose de hacer un

largo viaje, a un pueblo con un mercado, y con poca

seguridad de vender sus productos.

Hoy, cualquier persona con escasez de dinero

nacional oficial puede participar en tantos trueques

como sea necesario. Estos incluyen intercambios de

alta tecnología usando computadoras personales,

sistemas de intercambio local (LETS) y los numero-

sos tipos de monedas locales que ahora circulan en

cientos de pueblos en EE.UU., Europa y otros países

del OECD. Estas herramientas pueden complementar

las escasas monedas nacionales donde la política

monetaria está mal concebida, o es demasiado

restrictiva, para ayudar a vaciar los mercados loca-

les, emplear a la gente local y proporcionarles un

poder adquisitivo alternativo local. En resumen, nin-

guna estrategia para reducir la pobreza estará com-

pleta sin dar espacio al trueque.

La deudaecológicaacumulada por elNorte tiene másrelevancia que ladeuda financieraacumulada por elSur.

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5.6 Facilitando las Instituciones

69SISTEMA DE GOBIERNO PARA LA EQUIDAD Y LA ECOLOGÍA

Finalmente ha emergido a nivel mundial una concien-

cia sobre los límites biofísicos del crecimiento econó-

mico, y existe la necesidad de que las instituciones res-

pondan a este cambio en el actual contexto histórico.

Hoy, además de la paz, el reto ambiental es el tema más

esencial sobre cual debe girar el sistema de la ONU.

Avanzar hacia una Organización AmbientalMundial

Los errores, una vez cometidos, tienden a permane-

cer. La Conferencia de la ONU sobre Medio Ambien-

te Humano en Estocolmo en 1972, no logró construir

una base institucional sólida para abordar los temas

ambientales dentro de la familia de organizaciones de

la ONU. El Programa de Naciones Unidas para el

Medio Ambiente (PNUMA), primera institución

ambiental internacional importante, nació de la Con-

ferencia de 1972, y se supuso que seguiría siendo

pequeña para siempre, y sólo como un sencillo pro-

grama del Consejo Económico y Social-ECOSOC, y

no como una organización independiente de las

Naciones Unidas. Se esperaba que el PNUMA actua-

ra como gestor y coordinador de otras organizacio-

nes, sin un presupuesto autónomo ni programas pro-

pios. Institucionalmente, por lo tanto, la Conferencia

de Estocolmo dejó un legado bastante pequeño.

Este sistema no cambió en Río, al contrario, aña-

dió confusión a la debilidad. El resultado institucio-

nal de la Conferencia de 1992, la llamada Comisión

sobre Desarrollo Sustentable-CDS, no fue diseñada

para conceder autoridad a los temas ambientales o de

desarrollo. Aparte de la CDS, también emergieron

convenios y tratados, pero sin coordinación, lo que en

vez de consolidar, fragmentó la coherencia institu-

cional. Por lo tanto, a nivel institucional, Río dejó un

legado confuso.

En concreto, hoy enfrentamos el hecho, de que las

preocupaciones ambientales están asombrosamente

subinstitucionalizadas a nivel multilateral. Se inser-

tan de manera insuficiente en el poder institucional y

en la competencia operativa. Por lo tanto, no es sor-

prendente que los límites biofísicos nunca hayan lle-

gado a ser un asunto determinante para la ONU, aun-

que varias agencias especializadas han asumido

temas ambientales.

Además, de esta débil presencia de los temas

ambientales entre las organizaciones de la ONU, los

procesos posteriores a Río contribuyeron al cambio

del enfoque desde las instituciones de la ONU hacia

las instituciones de Bretton Woods en los años 90.

Mientras las instituciones de la ONU representan

valores públicos como la paz, los derechos humanos

y la cooperación; la trinidad del Banco Mundial, el

FMI y la Organización Mundial de Comercio (OMC)

encarnan los valores económicos de la competitivi-

dad, la estabilidad de divisas y los mercados libres.

Este cambio a favor de los valores económicos ocu-

rrió en el proceso de globalización empresarial, mien-

tras que el proceso de internacionalización centrada

en los derechos humanos de la ONU pasó a segundo

plano. Cualquier intento institucional para reequili-

brar los valores económicos, sociales y ambientales

mejorará el perfil general del medio ambiente.

Actualmente, el sistema de gobierno ambiental es

débil, fragmentado y generalmente ineficiente. El

proceso caótico, que hasta ahora ha caracterizado al

sistema de gobierno ambiental, tiende a ser flexible y

menos controlable por una autoridad superior. Pero

quizás ya sea hora de desarrollar estructuras más cla-

ras, que profundicen los compromisos, concentren los

esfuerzos y aseguren paridad entre las instituciones

de la ONU y de Bretton Woods. Sólo un equilibrio en-

tre una pluralidad de instituciones garantizará un

equilibrio entre una pluralidad de objetivos, ya sean

sociales, ambientales o económicos. No se puede

instalar ningún sistema de chequeo y balance a menos

que se establezca una organización ambiental de

igual status que otras organizaciones multilaterales

como la Organización Internacional del Trabajo

(OIT), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y

la OMC.

Una excesiva fragmentación también socava la

efectividad. Actualmente, hay más de 500 acuerdos

y tratados internacionales relacionados con el medio

ambiente, de los cuales más de 300 han sido adopta-

dos desde Estocolmo 1972, y unos 41 son considera-

dos como convenios centrales (PNUMA 2001). En la

medida en que ha aumentado el número de tratados,

han surgido problemas de duplicación y falta de coor-

dinación. Además, cada tratado crea su propia

maquinaria mini-institucional, incluso secretariados

y reuniones anuales, que están dispersas alrededor del

mundo, dando como resultado una diplomacia

ambiental internacional que a veces se asemeja a un

circo itinerante.

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70 PARTE 5

Finalmente, la oferta de ayuda, en particular a

los países del Sur, parece ambigua. No obstante las

actividades del Programa de Naciones Unidas para el

Desarrollo (PNUD), no se puede dar por sentada la

creación de capacidad en los temas ambientales, aun-

que los acuerdos presuponen cada vez más personal

capacitado. Además no existe ningún espacio orga-

nizacional, con excepción del Fondo Mundial para el

Medio Ambiente (GEF), para las múltiples transfe-

rencias económicas vinculadas a los acuerdos inter-

nacionales. En ambos aspectos, una organización

ambiental podría dar estabilidad y transparencia a las

transferencias Norte-Sur.

Para fortalecer los temas ambientales dentro del

sistema de gobierno global, sugerimos que el PNUMA

ascienda al status de una Organización Ambiental

Mundial. Esta Organización debe tener su propio pre-

supuesto, una fuente de financiamiento fiable, perso-

nalidad jurídica, mayores recursos económicos y

humanos, mayores atribuciones y una adecuada

estructura de gobernabilidad.

Los fondos podrían provenir de los gobiernos

miembros y de nuevos recursos, tales como los pagos

de los usuarios de los bienes comunes globales. La

transformación del PNUMA en una Organización

Ambiental Mundial podría ser semejante a la OMS y

la OIT, o a la Conferencia sobre Comercio y Desarrollo

de la ONU (UNCTAD); esto es un cuerpo establecido

por la Asamblea General de la ONU para el debate y

la cooperación sobre política comercial internacional.

Aparte del PNUMA, la organización podría integrar

los secretariados de las convenciones ambientales

relevantes. Sus principales áreas de actividad serían

coordinar el sistema de gobierno ambiental global,

vigilar la generación de capacidades y transferen-

cias; y apoyar la definición de los acuerdos y están-

dares multilaterales.

Sin embargo, cabe enfatizar que la organización

debe tener un carácter horizontal y no jerárquico.

Deberá ser una institución de gobernancia cooperati-

va, y no una institución gubernamental global. Su

estructura de toma de decisiones debe estar goberna-

da por un sistema Norte-Sur de paridad, requiriendo

una mayoría simple de cada lado.

Establecer una Agencia Internacional paralas Energías Renovables

Avanzar hacia economías solares a nivel mundial

implica un cambio fundamental en la base de recur-

sos de la sociedad. La demanda energética y de mate-

rias primas debería provenir desde fuentes solares de

energía y materias primas solares. Ya están disponi-

bles una serie de tecnologías de energías renovables,

que incluyen la energía solar fotovoltaica y termal, la

energía eólica y la biomasa, la energía de las mareas

y las olas, y las minicentrales hidroeléctricas. Sabe-

mos que una transición hacia las energías renovables

es el camino real hacia la sustentabilidad; son favo-

rables para el clima, no contaminantes e inagotables.

La luz solar abunda más en los lugares donde

vive la mayoría de los pobres del mundo. Numerosos

estudios han demostrado que, si son usadas con efi-

ciencia, la luz solar y la biomasa están disponibles en

cantidades suficientes, para mantener un nivel

decente de bienestar en forma continua, por un tiem-

po indefinido y económicamente en todas partes del

globo. De hecho, en el futuro, las renovables tienen

el potencial de satisfacer la demanda mundial de

energía. Por lo tanto, es sólo en base a las renova-

bles que los países en transición y los del Sur van a

poder satisfacer sus crecientes necesidades de ener-

gía. Además, estas tecnologías disminuyen la depen-

dencia de las importaciones de energía primaria y

ahorran dinero que usualmente se gasta en infrae-

structura para distribuir las formas tradicionales de

energía. De hecho, las fuentes renovables se pueden

recolectar y convertir en energía útil en el mismo

sitio donde se necesita la energía. Es la única mane-

ra de hacer disponible el poder energético a menores

costos, ya que no será necesario construir costosas

redes de energía, ni se necesitará transportarla a

grandes distancias. Esto es crucial, dado que actual-

mente 2 mil millones de personas viven en áreas sin

acceso a redes de energía.

Los países industrializados –y los polos urbano-

industriales en muchos países en desarrollo– enfren-

tan un desafío análogo, aunque desde diversos puntos

de partida. Atrapados como están en sistemas de

energía fósil convencional, deberán dejar este cami-

no que no tiene salida y embarcarse en una completa

transformación de la base de recursos para responder

a las necesidades energéticas.

Recientemente, varios países han demostrado que

es posible tener altas tasas de crecimiento de las ener-

gías renovables si existen marcos políticos favorables.

Se han ofrecido incentivos para la industria de tec-

nologías de recursos renovables. Si el uso de las reno-

vables se hace rentable, se expandirá el mercado para

ellas. Esto ha sido posible en varios países europeos,

a través de leyes que establecen el precio al cual los

operadores de redes tienen que comprar la electrici-

Los Renovablestienen el potencialpara satisfacervarias veces laactual demandamundial deenergía.

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71SISTEMA DE GOBIERNO PARA LA EQUIDAD Y LA ECOLOGÍA

dad generada por productores descentralizados e

independientes.

Como resultado, se han generado nuevos sitios de

producción y se han logrado importantes reducciones

de costos. Las experiencias en Alemania, España,

Finlandia y Austria demuestran que, en algunas déca-

das se podría producir un mayor cambio hacia las

renovables. Más aún, las mismas experiencias indican

que tal cambio no implicará un mayor costo econó-

mico en la escala macro, sino beneficios adicionales,

tales como menos riesgo de la energía nuclear y fósil,

menos desempleo, mayor independencia de las

importaciones de combustibles y abastecimiento más

seguro.

Dado que la transición hacia materiales y com-

bustibles renovables debe ocurrir en forma rápida y a

gran escala, debe implementarse una agencia inter-

nacional especializada para este fin. La propuesta es

establecer una ”Agencia Internacional para las Ener-

gías Renovables (IRENA)”. Esta propuesta fue pre-

sentada por primera vez en 1980 por la Comisión

Norte-Sur, que presidió Willy Brandt y que reciente-

mente también fue promocionada por EUROSOLAR.

Las tareas prioritarias de IRENA deberían ser:

– diseñar programas nacionales para introducción

de energías renovables

– apoyar la educación, entrenamiento y difusión de

información sobre las renovables

– implementar actividades de entrenamiento para

administradores, técnicos, artesanos, pequeñas y

medianas empresas

– fundar cooperativas de centros regionales de

investigación, desarrollo y transferencia de tec-

nologías sobre energías renovables

– evaluar y procesar información sobre tecnología

aplicada y mejores experiencias prácticas

– asesorar sobre opciones de financiamiento para

las energías renovables

– reunir datos y redactar estadísticas

Es aconsejable establecer tal agencia en forma

descentralizada, siguiendo el modelo del CGIAR, el

Instituto de Investigación Agrícola que trabaja bajo

el auspicio de la ONU en distintos lugares del mundo.

Cabe señalar que la Agencia Internacional de Ener-

gía Atómica (AIEA), creada en 1958, tenía entre sus

tareas la transferencia no comercial de la tecnología

nuclear. Lo que se consideró necesario en ese tiempo

para ese tipo de energía, hoy ya es imperativo para

las energías renovables. De hecho, como la energía

nuclear ya está obsoleta, IRENA podría llegar a

reemplazar la AIEA. Además, IRENA tendrá que ser

independiente de los intereses económicos y financia-

da por los países miembros. Tal como ocurrió con el

establecimiento de la AIEA, basta la voluntad de

unos pocos gobiernos para crear tal agencia, la cual

permitiría afiliarse a todos los países interesados. Al

implementar sus compromisos básicos, la agencia

ganará una reputación positiva y, por consiguiente,

atraerá a nuevos países miembros.

Trasladar la Resolución de Disputas a unaCorte Internacional de Arbitraje

La sociedad global, no muy distinta las sociedades

nacionales, está plagada de conflictos. En la medida

en que las naciones y empresas, las comunidades y los

individuos aportan experiencias, intereses y puntos

de vista extraordinariamente diversos al escenario

global, es imposible imaginar que no existirán con-

flictos. Al contrario, los conflictos generan las per-

turbaciones, alianzas e ideologías en esta sociedad

global. No existe una sola manera universal de ver

los puntos de vista que ofrecen las perspectivas par-

ticulares. Por lo tanto, cualquier estructura de

gobierno global deberá asumir que los conflictos que

emergen de la sociedad no son evitables, ni solu-

cionables. En el mejor de los casos, pueden identifi-

carse antes que degeneren en violencia, resolverse de

Facilitar Instituciones

■■ Avanzar hacia una Organización Ambiental Mundial.Inicialmente se podría aumentar el status del PNUMApara transformarlo en una institución de gobiernocooperativa, que además integre a los secretariados delas convenciones.

■■ Crear una Agencia Internacional para las EnergíasRenovables. El cambio hacia un sistema energético enbase a recursos renovables es una tarea mundial, quedebe ser promocionada por una instituciónadecuadamente descentralizada.

■■ Rediseñar el sistema de resolución de disputaspromoviendo a nivel global el principio de la separaciónde poderes. Una Corte Permanente de Arbitraje y susreglas ambientales sería un avance para solucionar lasdisputas ambientales internacionales, e incluso losconflictos entre leyes comerciales y ambientales.

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72 PARTE 5

manera pacífica y redirigirse hacia una tensión pro-

ductiva.

Las democracias liberales han enfrentado conflic-

tos desde sus comienzos, razón por la cual su marco

político se basa en instituciones capaces de manejar

conflictos. Los parlamentos, las cortes de justicia y una

ciudadanía critica son los pilares de un sistema que

apunta a regular los conflictos en vez de eliminarlos. Es

notable que tales instituciones son escasas a nivel glo-

bal. Además, los Estados liberales han adoptado el prin-

cipio de la separación de poderes, el cual, al dividir los

poderes legislativos, ejecutivos y judiciales, controlan la

autoridad con un sistema de chequeo y balance. A nivel

global, esta separación de poderes también es rudi-

mentaria y, en la mayoría de los casos, inexistente.

La Organización Mundial de Comercio ha procla-

mado su autoridad en este contexto. Ha llegado a ser

en términos concretos, la autoridad suprema del siste-

ma de gobierno, ya que reúne implícitamente en una

sola institución las funciones legislativas, ejecutivas

y judiciales. El comercio afecta a toda la sociedad; sin

embargo, los comités de la OMC están principalmen-

te constituidos solo por representantes estatales, eco-

nomistas y todos varones.

Un simple cambio en esta representación y la

apertura del proceso de toma de decisiones a políti-

cos, no economistas y mujeres generarían un cuadro

muy diferente. La perspectiva global única de la eco-

nomía neoclásica dejaría de dominar al mundo. Sin

embargo, especialmente a nivel institucional, la auto-

ridad de la OMC proviene de su sistema de resolución

de disputas, compuesto por jueces designados por la

OMC y escogidos por sus antecedentes comerciales, y

no por su experiencia social o ambiental (a menudo

requerida por la temática del caso).

La resolución de disputas en la OMC es un siste-

ma de resolución poderoso. Por ello, sus conclusiones

son adoptadas automáticamente por todos los miem-

bros, y si los países no cumplen, enfrentan multas o

medidas comerciales punitivas. Sólo un consenso pue-

de revocar tal decisión final. Esta situación pone en

duda la existencia de estándares de un debido proce-

so. Con este poderoso instrumento, el sistema de

Resolución de Disputas de la OMC hace pronuncia-

mientos que afectan áreas ajenas al ámbito que le co-

rresponde, es decir sobre temas ambientales, sociales

y de derechos humanos, al redefinirlos como asuntos

relevantes para el comercio.

Así, la OMC excede su competencia para juzgar

asuntos comerciales y pretende determinar amplios

aspectos de la vida pública. Si bien es necesario dis-

minuir las atribuciones de la OMC, también es

necesario expandir la competencia del sistema de

ONU y de otros organismos como la Organización

Internacional del Trabajo, la Organización Mundial

de la Salud y eventualmente de la Organización

Ambiental Mundial. Es hora de restituir un verdade-

ro equilibrio de poder entre las dos institucionalida-

des globales en conflicto: la OMC (junto con el Ban-

co Mundial y el FMI) y la ONU.

Dado que futuros conflictos son inevitables, se

requiere un cuerpo judicial supranacional para la

resolución imparcial de las disputas sobre competen-

cia. Consideramos necesario sacar varios temas del

sistema de Resolución de Disputas de la OMC para

que sean tratados por una Corte Internacional de

Arbitraje. Tal Corte ya existe: la antigua Corte Per-

manente de Arbitraje (CPA), de La Haya. De hecho,

considerando la lacunae en los mecanismos actuales

de resolución de disputas, tales como el de la OMC,

los 94 Estados Miembros de la CPA adoptaron en

junio de 2001 ”Reglas Opcionales para el Arbitraje

de Disputas Relacionadas con los Recursos Naturales

y/o el medio ambiente”.

La CPA y sus Reglas Ambientales tienen las

siguientes características:

– No son sólo Estados los que pueden presentar

casos al CPA, sino también cualquier sector y

número de actores no estatales, como organiza-

ciones no gubernamentales o intergubernamen-

tales, empresas y grupos privados.

– Las partes voluntariamente se ponen de acuerdo

al entrar en el arbitraje y aceptan los resultados

de éste como vinculantes. Se ponen de acuerdo

para resolver una disputa sobre cualquier tema y

deben hacer referencia a convenios, acuerdos y

contratos previos, en relación a los cuales surge

la disputa. Se puede otorgar el consentimiento al

árbitro antes de la disputa en un contrato o trata-

do, pero también puede ser otorgado ad hoc en

conformidad con el acuerdo de sumisión.

– Los árbitros se eligen caso por caso. Incluyendo

un árbitro de una lista de expertos en legislación

ambiental y de una lista de expertos en ciencia

ambiental para apoyar al tribunal.

– El tribunal de arbitraje escucha los casos en base

a las declaraciones del demandante y la defensa,

además de posibles testigos, documentos y otras

evidencias.

– El tribunal puede ordenar medidas provisorias de

protección sobre el tema en disputa, para preser-

var los derechos de cualquiera de las partes, o

La OMC usurpala competencia aljuzgar no sólo elcomercio, sinotambién ampliosaspectos de lavida pública.

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5.7 Un ”Tratado” de Johannesburgo

73SISTEMA DE GOBIERNO PARA LA EQUIDAD Y LA ECOLOGÍA

para evitar daños graves al ambiente al que cor-

responde la disputa.

– Se puede asegurar el resultado del arbitraje a tra-

vés de las cortes nacionales.

Dado que las Reglas Ambientales de la CPA pue-

den abordar cuestiones de interpretación del univer-

so de acuerdos internacionales, asegurar acceso a la

justicia a la sociedad global y ofrecer acceso a la

experiencia ambiental, legal y científica de esta cor-

te representan el mecanismo más avanzado actual-

mente disponible, para resolver las disputas interna-

cionales sobre medio ambiente y/o recursos natura-

les.

En vísperas de la Conferencia de las Naciones Unidas

sobre Financiamiento del Desarrollo en Monterrey, en

marzo de 2002, el Secretario General de las Nacio-

nes Unidas, Kofi Annan, sugirió un ”Tratado Global”

entre países industrializados y menos industrializados

(New York Times, marzo 21 de 2002). Creemos que

la propuesta de un tratado global llega en buen

momento. Refleja que las relaciones Norte-Sur, hoy

más que nunca, están marcadas por intereses mutuos

y no por la autocompasión o los meros intereses del

desarrollo. En un mundo donde las distancias se acor-

tan y los hechos se observan en todas partes en tiem-

po real, se profundiza la interdependencia. Además,

la unificación del mundo muestra cada vez más su

lado sórdido: la globalización de los ”bienes” va

acompañada por la globalización de los ”daños”.

Impactos ambientales perniciosos, desastres econó-

micos deprimentes, desequilibrios comerciales y los

recientes atentados terroristas demuestran, que inclu-

so los países más poderosos de la Tierra son vulnera-

bles a impactos fuera de sus fronteras. Los Estados

han perdido el poder de proporcionar seguridad y

proteger el bienestar ciudadano. De hecho, necesitan

llegar a acuerdos supranacionales para vincular sus

intereses con los de otros Estados.

En el contexto de esta vulnerabilidad mutua, la

propuesta de un ”Tratado Global” busca forjar un

pacto entre los poderosos y los débiles para un futuro

común más seguro. Sin embargo, surgen ciertas pre-

guntas sobre la forma en que el Secretario General

propone tal tratado. El tratado básicamente contiene

lo siguiente. Por un lado, se espera que los países del

Sur promuevan políticas de comercio, fortalezcan sus

instituciones, luchen contra la corrupción, reco-

nozcan los derechos humanos y luchen contra la po-

breza. Por otro lado, se espera que los países del Nor-

te apoyen a los países del Sur a través de la política

comercial, cooperación financiera, inversiones y ali-

vio de la deuda.

Aunque algunos elementos de este tratado son

pertinentes para mejorar la situación en el Sur, se

puede cuestionar desde tres perspectivas el contenido

del tratado. Primero, se supone implícitamente que el

Norte tiene la razón y el Sur no, lo cual permite que

los formuladores de la política exijan un buen com-

portamiento del Sur bajo las reglas existentes, como

condición para el apoyo del Norte. Segundo, el trata-

do enfatiza solo flujos crecientes de dinero, en vez de

cambios estructurales en el sistema económico trans-

nacional. Y tercero, el tratado –y aquí el término

”tratado” es revelador– se presenta como un acuer-

do de conveniencia mutua entre diversos intereses

estatales, pero no en términos de los derechos de la

gente. En su contenido, el tratado aún conlleva un

enfoque del desarrollo que espera que los países del

Sur alcancen su madurez, en base a una transferen-

cia de capital y de experiencias del Norte.

Sugerimos que este tratado global sea reconcep-

tualizado bajo distintos términos. En primera

instancia, desde la perspectiva de los objetivos de

sustentabilidad, el Norte, el Sur y los llamados paí-

ses en transición tienen puntos de partida distintos

pero no desiguales. El Norte es el menos sustentable

con respecto al consumo de recursos y el Sur con res-

pecto a la pobreza y la miseria. El primero tiene que

reducir su huella ecológica, mientras que el segundo

tiene que asegurar el derechos a la subsistencia para

la mayoría de su población marginada. El primer

desafío implica una importante reestructuración de

los patrones de consumo y producción, mientras que

el segundo implica cambiar la inequidad y distribu-

ción del poder dentro de y entre los países.

Además hay que considerar, que el Sur no debe

nada al Norte, mientras que el Norte sí debe algo al

Page 76: Mundo Frágil en un mundo...IMPRESIÓN Fundación Heinrich Böll: Memo para Johannesburgo: Equidad en un Mundo Frágil Memorándum para la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable

74 PARTE 5

Sur. No obstante reconocemos la responsabilidad de

los gobiernos del Sur con respecto a su gente, tam-

bién reconocemos que durante la larga historia de

colonización el Norte acumuló una deuda con el Sur

en términos ecológicos y económicos. Debido a esta

deuda, el Norte debe ofrecer compensaciones en for-

ma de cooperación hacia el Sur. Este apoyo facilitaría

una transición hacia la sustentabilidad en ambos sen-

tidos: al mejorar la calidad de vida de la gente y al

avanzar hacia una economía con menos insumo de

recursos.

Finalmente, la transición hacia la sustentabilidad

requiere de un marco de derechos y, a un nivel menor,

fondos y experiencia. Los derechos comunitarios y

ciudadanos son esenciales para conferir poderes, y los

valores comunes de la ecología y la equidad tienen que

prevalecer sobre las metas de eficiencia económica

individual de las relaciones comerciales. En resumen,

la contracción (en el uso de recursos y en el ejercicio

del poder), la reparación (de Norte a Sur) y los dere-

chos (de la ciudadanía, las comunidades y sociedades

nacionales) deben ser las coordenadas conceptuales

para enmarcar un tratado global.

La Cumbre de Johannesburgo ofrece una oportu-

nidad única para iniciar un acuerdo amplio entre Nor-

te y Sur. Tal proyecto podría crearse en base a la pro-

puesta de Dinamarca en 2001, la cual equilibra los

compromisos del Norte y del Sur bajo el principio de

responsabilidades comunes pero diferenciadas. Pri-

mero que nada, el Norte podría ofrecer (1) el com-

promiso de no incrementar los flujos absolutos de

recursos, (2) el alivio de las deudas y (3) cooperación

ecológica. Mientras que el Sur podría (1) compro-

meterse a mejorar su Índice de Desarrollo Humano y

(2) aceptar sus compromisos con los tratados ambien-

tales. Aún cuando este tratado fuera bloqueado por

Estados Unidos, o por otros países, no hay razón para

no iniciarlo entre un conjunto pionero de países del

Norte y el Sur. No es necesario que todos los acuer-

dos sean globales; al contrario, los tratados limitados

son más fáciles de negociar y es más probable que sir-

van como pioneros.

Este tratado global sería el primer paso para

construir una sociedad mundial basada no en la vio-

lencia y la no arbitrariedad, sino en la responsabili-

dad mutua y la igualdad de derechos. Concreta el

ideal de un mundo donde todos los habitantes disfru-

tan de los derechos fundamentales en virtud de su dig-

nidad humana, garantizados por los Estados en un

esfuerzo cooperativo. De hecho, en esta era de la glo-

balización, una de las principales tareas de los gobier-

nos es asegurar la ciudadanía de todos los habitantes

de la Tierra. Consciente o inconscientemente, los

logros de Johannesburgo serán medidos en base a los

deseos y la esperanza de una vida floreciente para

toda la humanidad. Con el surgimiento de los límites

biofísicos, la sustentabilidad ha llegado a ser el pilar

de la ciudadanía mundial, debido a que la sustentabi-

lidad no se trata sólo de animales o bosques, sino fun-

damentalmente de derechos humanos en un planeta

frágil.

Page 77: Mundo Frágil en un mundo...IMPRESIÓN Fundación Heinrich Böll: Memo para Johannesburgo: Equidad en un Mundo Frágil Memorándum para la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable

75SISTEMA DE GOBIERNO PARA LA EQUIDAD Y LA ECOLOGÍA

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Resumen de Puntos Claves y Recomendaciones

77

Parte 1: Río en Retrospectiva

■ Río impulsó la política ambiental de los gobiernos

y de las empresas a nivel mundial. Realizó un traba-

jo preliminar para crear un sistema de gobierno inter-

nacional para las políticas sobre la Biosfera.

■ Río incrementó la legitimidad de las iniciativas

para la sustentabilidad a nivel local, realizadas por la

sociedad civil, las empresas y las municipalidades.

■ Sin embargo, el Norte retrocedió en relación a los

Compromiso de Río y el Sur continuó mostrando poco

interés por los asuntos ambientales. El estado gene-

ral del planeta se deterioró aún más y la inequidad

global empeoró.

■ Los gobiernos priorizaron la agenda de la OMC

sobre los compromisos de Río y se prepararon para

crear un mercado global sin fronteras.

■ Río no pudo deshacerse de la filosofía del desarrollo

como crecimiento económico. ¿Qué tipo de desarrol-

lo?, ¿para el beneficio de quién?, ¿y en qué dirección?

son definiciones cruciales al hablar de la sustentabi-

lidad.

Parte 2: La Agenda de Johannesburgo

■ Fijarse en el modelo de desarrollo del Norte,

históricamente obsoleto, como si la crisis de la natu-

raleza no existiera significa retroceder mas atrás de

Río; además nuevo obstáculo para el Sur,pues ya no

se puede separar la equidad de la ecología.

■ Las distinciones tradicionales entre Norte y Sur son

engañosas -a estas alturas de la historia son artefac-

tos diplomáticos. La verdadera ruptura global atra-

viesa cada sociedad entre los ricos globalizados y los

pobres localizados.

■ El uso excesivo del espacio ambiental del planeta

le quita recursos a la mayoría marginalizada. La

justicia requiere reducir la huella ecológica de las cla-

ses consumidoras en el Norte y el Sur.

■ La pobreza es falta de poder y no de dinero.

Fortalecer los derechos de los pobres es una condición

necesaria para erradicar la pobreza.

■ Avanzar hacia la era solar es una oportunidad para

convertir el ”subdesarrollo” en una esperanza. La

economía solar permite incluir a la gente y ahorrar

recursos planetarios.

Parte 3: Derechos de Subsistencia

■ Promover la protección ambiental como parte inte-

gral de la superacion de la pobreza. Como el agua lim-

pia, los suelos fértiles, las pesquerías y los bosques

aseguran la subsistencia y la salud de los pobres, las

comunidades deben tener el control de la naturaleza

y a la vez ser sus guardianes. Hacer de la equidad par-

te integral de la conservación de la naturaleza.

■ La seguridad alimentaria está vinculada a la segu-

ridad de los agricultores, y la seguridad de éstos está

vinculada a la biodiversidad.

■ Las mujeres son las principales guardianas del

conocimiento local, de las estrategias para la sobre-

vivencia, la biodiversidad y la memoria cultural.

■ Optar por la agricultura orgánica para evitar la

degradación de los suelos y la erosión de los medios

de subsistencia.

■ Las energías renovables mantienen los medios de

subsistencia. Sin ellas, se agotan los bosques y se pro-

voca cambios climáticos.

■ En las ciudades, el agua y el aire contaminados y

viviendas peligrosas amenazan la salud de la pobla-

ción. Actuar contra la contaminación para mejorar la

vida de los pobres.

Parte 4: Riqueza Justa

■ Es común hablar de la pobreza, pero hablar de la

riqueza es tabú. ¿Será posible que los sectores aco-

modados vivan sin el excesivo espacio ambiental que

ocupan actualmente?

■ Desintensificar los flujos materiales del Sur al Nor-

te.

■ Mirar más allá del Protocolo de Kyoto. Adoptar un

enfoque de convergencia, reconociendo los derechos

igualitarios a los bienes comunes atmosféricos.

■ Incluir los bosques y el agua en el sistema de

gobierno internacional. Aprender del principio de lib-

re acceso y distribución justa de beneficios de la Con-

vención sobre Biodiversidad.

Page 80: Mundo Frágil en un mundo...IMPRESIÓN Fundación Heinrich Böll: Memo para Johannesburgo: Equidad en un Mundo Frágil Memorándum para la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable

78 KERNPUNKTE UND EMPFEHLUNGEN IM ÜBERBLICK

■ Proteger los sistemas de conocimientos comunita-

rios sobre alimentos y la agricultura, de las deman-

das tanto de los gobiernos como de las empresas. ¿A

quién pertenece el libre conocimiento y quién lo con-

vierte en una patente rentable?

Parte 55.1 Derechos Comunitarios■ Reconocer los derechos al hábitat natural e incor-

porarlos en las leyes nacionales. Para las comunida-

des, parte fundamental de los derechos humanos es

tener control sobre la tierra, el agua y las semillas.

■ Iniciar una Convención sobre el Derecho a los

Recursos Comunitarios. Los conflictos sobre recursos

son frecuentes entre comunidades, agencias estatales

y empresas privadas. El acceso justo y la distribución

equitativa de beneficios son pilares fundamentales de

cualquier acuerdo internacional.

■ Establecer una Comisión Mundial sobre Minería,

Extracción de Petróleo y Gas. En un modelo seme-

jante al de la Comisión Mundial sobre Represas, los

representantes de comunidades, ONG, empresas y el

gobierno deben revisar experiencias previas de proy-

ectos de extracción de recursos e identificar criterios

para tomar decisiones futuras, en base al marco de los

derechos humanos.

5.2 Derechos Ambientales para CadaCiudadano

■ Promover los derechos ciudadanos. El mejor siste-

ma de apoyo para la sustentabilidad no es un círculo

restringido de expertos, sino una esfera pública activa

basada en los derechos democráticos.

■ Globalizar el Convenio Århus porque el acceso a la

información es una condición previa a la vigilancia.

Asegura el derecho a la participación —condición

previa para la influencia ciudadana y garantiza el

acceso a los tribunales—, requisito esencial para la

responsabilidad civil.

■ Reforzar los principios de Río sobre la gestión

ambiental. La prevención del daño es clave para las

estrategias en beneficio de los pobres, lo cual debe

tener prioridad sobre las pruebas científicas del daño.

El principio de „Quien contamina, paga“ demanda

una responsabilidad civil estricta, junto con el segu-

ro obligatorio contra los riesgos.

5.3 Valorando la Naturaleza

■ Eliminar los subsidios que incentivan la extracción

de recursos naturales, el transporte contaminante y la

agricultura química, porque son instrumentos que

reprimen la innovación, desincentivan la conserva-

ción y son dañinos para el medio ambiente. Son for-

mas de subsidio al sector empresarial y beneficia a los

más ricos y no a los pobres.

■ Iniciar acciones internacionales para contabilizar

los costos totales de las actividades de producción y

consumo, cambiando los impuestos desde el empleo

hacia los recursos naturales, la contaminación y los

desechos, asegurando así una estructura de precios

correcta de los bienes.

■ Introducir un pago por el uso de los bienes comun-

es globales y reinvertir las ganancias obtenidas en

políticas para protegerlos. Debido a que el libre acce-

so favorece la sobreutilización de los recursos, el pago

justo por usar la atmósfera, el espacio aéreo y los

mares disminuirían la presión sobre los bienes comu-

nes y fomentarían la eficiencia y el cuidado de éstos.

5.4 Mercado y Bien Común

■ Adoptar el comercio justo, y no el comercio libre.

Insistir en el acceso ilimitado a los mercados del Nor-

te es autodestructivo, a menos que se beneficien los

pequeños productores y la agricultura sustentable.

Para proteger los derechos de subsistencia, es

necesario que los países productores y los consumi-

dores lleguen a acuerdos sobre comercio justo.

■ Condicionar a la OMC bajo objetivos de sustenta-

bilidad y ampliar el espacio político de las naciones y

los ciudadanos en la política comercial. La goberna-

bilidad democrática requiere la voz ciudadana en las

políticas sobre subsistencia y sustentabilidad. Ello

permite que la población exprese su elección sobre el

alcance y calidad del comercio.

■ Las medidas comerciales coherentes con los Acu-

erdos Ambientales Multilaterales deben estar prote-

gidas del cuestionamiento de la OMC.

■ La OMC debe eliminar gradualmente los subsidios

perjudiciales para el medio ambiente para dar opor-

tunidad a la subsistencia y producción sustentables.

■ Avanzar hacia un Marco para la Producción

Socialmente Responsable basado en principios como

la responsabilidad social ampliada, la protección de

los poseedores de derechos, la libertad de informa-

ción, la responsabilidad empresarial ampliada y el

principio de precaución.

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79KERNPUNKTE UND EMPFEHLUNGEN IM ÜBERBLICK

■ Establecer un Convenio para la Responsabilidad

Empresarial: los códigos de conducta voluntarios,

como el Global Compact o la Iniciativa para el Infor-

me Global no son suficientes. La sociedad mundial tie-

ne derecho a que las empresas transnacionales sean

responsables sobre los derechos humanos, sociales y

ambientales.

5.5 Reestructurar el Sistema Financiero

■ Enfriar el dinero caliente, ya que las turbulencias

económicas exacerban la destrucción ambiental y

social. La estabilidad de los mercados de divisas

requiere desmonopolizar el dólar como la moneda de

reserva global. Un impuesto al intercambio de divi-

sas también frenaría la especulación de corto plazo.

■ Aliviar la carga de la deuda externa. Considerar la

deuda ecológica generada por los países del Norte en

los territorios del Sur a lo largo de los siglos y darle

más importancia que a acabar con la reciente deuda

financiera. Reorientar al FMI: prevenir las quiebras

y deshacer los programas de ajuste estructural.

■ Facilitar el trueque, también electrónicamente.

5.6 Facilitar Instituciones

■ Avanzar hacia una Organización Ambiental Mun-

dial. Inicialmente se podría aumentar el status del

PNUMA para transformarlo en una institución de

gobierno cooperativa, que además integre a los secre-

tariados de las convenciones.

■ Crear una Agencia Internacional para las Energías

Renovables. El cambio hacia un sistema energético en

base a recursos renovables es una tarea mundial, que

debe ser promocionada por una institución adecua-

damente descentralizada.

■ Rediseñar el sistema de resolución de disputas pro-

moviendo a nivel global el principio de la separación

de poderes. Una Corte Permanente de Arbitraje y sus

reglas ambientales sería un avance para solucionar

las disputas ambientales internacionales, e incluso los

conflictos entre leyes comerciales y ambientales.

Page 82: Mundo Frágil en un mundo...IMPRESIÓN Fundación Heinrich Böll: Memo para Johannesburgo: Equidad en un Mundo Frágil Memorándum para la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable

80

Biografías

Wolfgang Sachs, Alemania (Coordinador y Editor)

Autor, profesor universitario, editor. Desde 1993 tiene el título de Senior Fellow en el Instituto del Clima, Medio Ambien-

te y Energía Wuppertal. Tiene estudios en teología y ciencias sociales en Munich, Tubingia y Berkeley. Entre 1980 y 1984

fue miembro del grupo de investigación ”Energía y Sociedad” en la Universidad Técnica de Berlín. 1984-1987 editor de

la revista ”Development”. 1987-1990 profesor en la Universidad del Estado de Pennsylvania. 1990-1993 profesor Insti-

tuto para las Ciencias Culturales en la Universidad de Essen. 1993-2001 Presidente del Consejo Directivo, Greenpeace,

Alemania. Profesor regular del Schumacher College, Inglaterra. Publicaciones recientes: ”Planet Dialectics. Explorati-

ons in Environment and Development”, Zed 1999. Sitio web: www.wupperinst.org

Henri Acselrad, Brasil

Profesor en el Instituto para la Planificación y la Investigación Urbana y Regional de la Universidad Federal de Río de

Janeiro, Doctorado en Economía (París, Sorbonne, 1980). Editor de la revista científica Cuadernos IPPUR, Director de

ANPUR (Asociación Nacional Brasileña para la Investigación de la Planificación Urbana y Regional, 1999-2000), miem-

bro de la Coordinación del Proyecto Interinstitucional ”Brasil Sustentable y Democrático”, coordinador del Programa

para el Medio Ambiente y la Democracia de IBASE (Instituto Brasileño para el Análisis Social y Económico, 1991-1994),

miembro de la Coordinación Nacional para el Foro Preparatorio al CNUMAD de las ONG de Brasil (1991-1992). Publi-

cación Reciente: ”Sustainability and Social Sciences” (Sustentabilidad y Ciencias Sociales). Ed. T. Jahn, E. Becker, ZED

Books, Londres, 1997. Sitio web: http://pbsd.rits.org.br/

Farida Akhter, Bangladesh

Economista (M.A.), Directora Ejecutiva de UBINIG (Investigación y Políticas Alternativas para el Desarrollo). Desde

1984, miembro del movimiento feminista a nivel nacional y de varias redes internacionales: FINRRAGE (Red Feminista

Internacional para la Resistencia contra de la Ingeniería Genética y Reproductiva), SANFEC (Red del Sur de Asia de Ali-

mentos, Ecología y Cultura), Red del Sur de Asia para la Resistencia contra el trafico de Mujeres y Niños. Publicación

reciente: ”Depopulating Bangladesh. Essays on the Politics of Fertility and Reproductive Rights” (Despoblando Bangla-

desh. Ensayos sobre las Políticas de Fertilidad y Derechos Reproductivos), 1996. Publicado por Narigrantha Prabarta-

na, the Feminist Bookstore. Sitio web: http://www.multimania.com/ubinig/index.htm

Ada Amon, Hungría

Directora del Club de Energía de Budapest (fundado en 1991), el cual aborda políticas para la energía sustentable y su

implementación, en cooperación con muchas ONG en Hungría y Europa Central y del Este. Se tituló en Economía en la

Universidad para las Ciencias Económicas de Budapest y realizó seminarios sobre Administración Pública en la Univer-

sidad Rotterdam Erasmus. Consejera para el Instituto Internacional para la Conservación de Energía -IIEC- Europa,

Londres, (1995-1996). Coordinadora del Proyecto sobre Eficiencia Energética. Coordinadora Húngara de Energía para

la Red CEE – Bankwatch. Sitio web: http://www.energiaklub.hu, http://www.bankwatch.org

Tewolde Berhan Gebre Egziabher, Etiopía

Director General de la Autoridad para la Protección Ambiental de Etiopía, equivalente al Ministerio del Medio Ambien-

te de Etiopia desde 1995. Recibió el Premio ”Right Livelihood 2000” por su trabajo ejemplar al representar el Grupo

de Ideas Afines de los países en desarrollo (G77) en las negociaciones sobre la Bioseguridad en Cartagena y Montreal.

Director del Secretariado para las Estrategias de Conservación de Etiopia 1991-1994. Presidente de la Universidad de

Asmara 1983-1991, Director de la Facultad de Ciencias, Universidad de Adis Abeba 1974-1978. Doctorado en la Uni-

versidad de Gales, 1969.

Page 83: Mundo Frágil en un mundo...IMPRESIÓN Fundación Heinrich Böll: Memo para Johannesburgo: Equidad en un Mundo Frágil Memorándum para la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable

81

Hilary French, USA

Ha trabajado con el Instituto Worldwatch desde 1987, donde actualmente es Directora del Proyecto para la Gobernan-

cia Global, el cual está enfocado a fortalecer el papel de las instituciones internacionales en la protección ambiental y el

desarrollo sustentable. Directora del Proyecto para la Edición Especial sobre la Cumbre Mundial del Informe sobre el

Estado del Mundo. Autora de ”Vanishing Borders: Protecting the Planet in the Age of Globalization” (Las Fronteras Des-

aparecen: Protegiendo el Planeta en la Era de la Globalización) y co-autora de once informes del ”Estado del Mundo”

del World Watch. Sitio web: http://www.worldwatch.org

Pekka Haavisto, Finlandia

Profesor Visitante de la Universidad de Bristol. Actualmente presidente del Equipo Operativo en Afganistán para el PNU-

MA. Previamente lideró el Equipo Operativo PNUMA en los Balcanes y los Equipos para la Evaluación de las Minas

Agotadas de Uranio en Kosovo, Serbia y Montenegro. Ministro de la Cooperación sobre el Medio Ambiente y el Desar-

rollo en Finlandia 1995-1999, Miembro del Parlamento finlandés 1987-1995. Uno de los fundadores del Partido Verde

de Finlandia, Director de los Verdes Finlandeses 1993-1995. Actualmente, co-director de los Verdes Europeas, EFGP.

Invitado al Panel de Personalidades Eminentes por el Convenio para Combatir la Desertificación, y para el informe de

posición para Río+10. Sitio web: http://www.europeangreens.org

Paul Hawken, USA

Director del Natural Capital Institute. Consultor, líder empresarial, ambientalista y autor. Se considera uno de los más

importantes arquitectos y proponentes de la reforma empresarial con respecto a las practicas ecológicas. Fundador de

varias compañías, autor de bestsellers tales como ”The Ecology of Commerce” (La Ecología del Comercio) y ”Growing

a Business” (Haciendo crecer los Negocios). Ayudó a fundar ”El Paso Natural” en Estados Unidos; a nivel internacio-

nal, es consejero para compañías y países sobre temas de sustentabilidad. Publicaciones recientes: ”Natural Capitalism:

Creating the Next Industrial Revolution” (Capitalismo Natural: Creando la Próxima Revolución Industrial) con Amory

y Hunter Lovins (Instituto del Rocky Mountain, 1999), Sitio web: http://www.natcap.org/

Hazel Henderson, USA

Economista evolucionaria. Autora de seis libros sobre el desarrollo sustentable. Columnista para el Servicio InterPress

publicado en 27 idiomas. Posee el título de Fellow de la Academia Mundial de Negocios y es co-editora del Reportaje de

la Comisión Global para Financiar las Naciones Unidas. Miembro de varias directivas editoriales, incluyendo Futures

Research Quarterly, el Informe sobre El Estado del Futuro. Compartió el Premio de Ciudadano Global de 1996 con el

líder de derechos humanos Adolfo Pérez Esquivel de Argentina. Socia del Grupo Calvert Ltda. (EE.UU.) y co-autora de

los Indicadores Calvert-Henderson sobre la Calidad de la Vida (www.calvert-henderson.com). Publicaciones: ”Beyond

Globalization. Shaping a Sustainable Global Economy” (Más allá de la Globalización. Modelando una Economía Global

Sustentable), Kumarian Press 1999. Sitio web: http://www.hazelhenderson.com

Ashok Khosla, India

Desde 1983 dirige ”Alternativas de Desarrollo”, dedicada a las tecnologías apropiadas, gestión ambiental y políticas

públicas. También es Director de Technology and Action to Rural Advancement (TARA), de la organización ”People First”

y de la Comisión Ciudadana para el Medio Ambiente y el Desarrollo, todos ubicados en Nueva Delhi. BA y MA en Cien-

cias Naturales en la Universidad de Cambridge, Inglaterra y Doctorado en física experimental, Universidad de Harvard

EE.UU. Entre 1972 y 1976 fue Director para la Coordinación y Planificación Ambiental en el Ministerio de Ciencia y

Tecnología, Nueva Delhi, India. Entre 1977 y 1982 trabajó en el PNUMA, Nairobi. Sitio web: http://www.devalt.org/

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82 BIOGRAFÍAS

Sara Larraín, Chile

Directora del Programa Chile Sustentable en Santiago, Chile, y actual coordinadora del Programa Cono Sur Sustenta-

ble con actividades en Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia. También es miembro del Consejo Nacional para

el Desarrollo Sustentable; miembro del Directorio del Foro Internacional sobre la Globalización (IFG) y parte del comité

internacional del Foro Social Mundial Fundó y dirigió del Comité Chileno para el Desarme y la Desnuclearización entre

1984 y 1989. Fundó la Red Nacional de Acción Ecológica (RENACE ) en 1987. Coordinó la Campaña Antinuclear y de

Energía / Atmósfera de Greenpeace América Latina, con base en Argentina, Brasil y México y dirigió la Oficina Chilena

de Greenpeace entre1989 y 1993. Presidenta de RENACE entre 1994 y 1997. Candidata a la Presidencia por la ten-

dencia verde en 1999. Sitio web: http://www.chilesustentable.net/

Reinhard Loske, Alemania

Parlamentario. Portavoz ambiental para la Alianza 90/Los Verdes. Diplomado en Economía en la Universidad de Pader-

born. Doctorales en Economía Política en la Universidad de Kassel y en Ciencias Políticas en la Universidad Libre de Ber-

lín. Ha trabajado como banquero, funcionario gubernamental y como Consejero Político de la UE y de las Naciones Unidas.

Director de Investigación para la Política Climática y Desarrollo Sustentable en el Instituto de Wuppertal para el Clima,

el Medio Ambiente y la Energía (1992-1998). Profesor visitante a la Universidad Libre de Berlín desde 1999. Sitio web:

www.loske.de

Anita Roddick, Gran Bretaña

Fundadora de la empresa The Body Shop en 1976 y en 1984 The Body Shop Internacional, con tiendas en 50 países. La

responsabilidad social, el respeto a los derechos humanos, la protección ambiental y de los animales, y una creencia abso-

luta en el comercio comunitario son los valores principales de esta empresa. Además es Directora de la Sociedad de Ruckus,

EE.UU., desde 1999; y Embajadora de Negocios del Gobierno Británico desde el 2001. Actividades adicionales: 1993-

1998 apoyó a la Campaña Ogoni contra la empresa Shell en Nigeria; 2000 lanzamiento del Premio The Body Shop para

los Derechos Humanos, un premio bianual a seleccionados a organizaciones de base que luchan por los derechos huma-

nos, 2001 participación en la Coalición para el Comercio Justo y gran crítica de la agenda de la globalización económi-

ca y comercial liderada por las organizaciones financieras multilaterales y la OMC. Sitio web: www.anitaroddick.com

Viviene Taylor, Sudáfrica

Profesora de la Universidad de Ciudad del Cabo en Sudáfrica. Directora del Proyecto de Educación y Desarrollo de de

Africa del Sur y autora del reportaje sobre ”Desarrollo Humano de Sudáfrica 2000”, publicado por el PNUD. Miembro

del comité coordinador de DAWN (Alternativas de Desarrollo con Mujeres para una Nueva Era), una red feminista de

científicas, activistas y políticas. Publicaciones: ”El Marketing de la Gobernancia–Perspectivas Feministas Críticas del

Sur”, 2000; ”Gender Mainstreaming in Development Planning–A Reference Manual for Government and other Stake-

holders”, 2000. Sitio web: http://www.dawn.org.fj/

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83BIOGRAFÍAS

Christine von Weizsäcker, Alemania

Bióloga, autora y activista. Ha contribuido significativamente en el ámbito científico y en el análisis político al debate

público sobre la protección ambiental, la evaluación tecnológica y los patrones sustentables de producción y consumo.

Vicepresidenta de Ecoropa y coordinadora del Programa Biotecnológico de Ecoropa. Representante de las ONG en las

negociaciones para el Protocolo de Bioseguridad desde 1996. Miembro de Comité Directivo Internacional de la Red de

Mujeres: Diverse Women for Diversity. Miembro del Consejo Asesor de Evaluaciones de la Organización Alemana de Con-

sumidores. Miembro de la Federación de Científicos Alemanes y su portavoz sobre el principio de precaución. Miembro

de la Asamblea General de la Fundación Heinrich Böll, participante en la Mesa Redonda Regional para Europa y Norte

América, en preparación para la Cumbre de Desarrollo Sustentable..

Sviatoslav Zabelin, Rusia

Co-Director del Consejo para la Unión Socio-ecológica Internacional (SEU), en Moscu, Rusia (fundado en 1987). Actual-

mente, el SEU consta de alrededor de 250 organizaciones miembros dentro de los estados CIS y en algunos países occi-

dentales (EE.UU., Noruega, Finlandia, España, Escocia) y su enfoque incluye la ecología social, la seguridad química y

nuclear, la energía renovable, la biodiversidad, la silvicultura sustentable, agua, aire y recursos naturales. Entre 1991 y

1993 fue asistente de Alexei Yablokow, Consejero de Ecología y la Salud del Presidente Boris Yeltsin. Autor de varias

leyes ambientales. Premio Ambiental Goldman 1993. Sitio web: www.seu.ru

Asistente de coordinación y edición

Heman Agrawal, India / Alemania

Trabajó durante tres años con organizaciones de base en su lucha para los derechos de subsistencia en India Central. Se

tituló en Economía y Administración de Negocios y realizó su magíster en Economía Institucional y Evolutiva en Ale-

mania. Profesor invitado a la Universidad Católica de Budapest, Hungría en 1998-1999. Actualmente se desempeña como

investigador científico en la Facultad de Economía y Filosofía de la Universidad de Witten/Herdecke, Alemania; con un

enfoque en la sustentabilidad ambiental y los mecanismos del gobernancia global.

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84

Lista de Acrónimos

AAM Acuerdos Ambientales Multilaterales

AIEA Agencia Internacional de la Energía Atómica

AOD Ayuda Oficial al Desarrollo

CDB Convención sobre la Diversidad Biológica

CEO Presidente del Consejo de Administración

CERES Coalición para las Economías Ambientalmente Responsables

CGIAR Grupo Consultivo sobre Investigación Agrícola Internacional

CITES Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y FloraSilvestres. (NU)

COMECON Consejo de Asistencia Económica Mutua

COPS Contaminantes Orgánicos Persistentes

CDS Comisión sobre el Desarrollo Sustentable (NU)

CTN Corporación Transnacional

CNUMAD Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo

TPA Tribunal Permanente de Arbitraje

ECOSOC Consejo Económico y Social

EUROSOLAR Asociación Europea para las Energías Renovables

FAO Organización para la Agricultura y la Alimentación (NU)

FMI Fondo Monetario Internacional

FMMA Fondo Mundial para el Medio Ambiente (NU)

FOEI Amigos de la Tierra Internacional

G7 Grupo de las Siete Naciones Industrializadas

GATT Acuerdo General sobre las Tarifas y el Comercio

GRI Iniciativa para el Informe Global

GTZ Sociedad Alemana de Cooperación Técnica

HIPC Alivio de Deuda para el Desarrollo Sustentable–Una Iniciativa del Banco Mundial paralos Países Pobres muy Endeudados

IRENA Agencia Internacional de Energías Renovables

IUCN Unión Mundial para la Conservación

LETS Sistema de Intercambios Locales

NEPAD Nueva Sociedad para el Desarrollo de África

NU Naciones Unidas

OUA Organización para la Unidad Africana

OCDE Organización de Cooperación y de Desarrollo Económico

OIT Organización Internacional de Trabajo

OMC Organización Mundial de Comercio

OMS Organización Mundial de la Salud (NU)

ONG Organización No Gubernamental

ONU Organización de las Naciones Unidas

OPEP Organización de Países Exportadores de Petróleo

PIB Producto Interno Bruto

PNUMA Programa Naciones Unidas para el Medio Ambiente

PNUD Programa Naciones Unidas para el Desarrollo

R&D Investigación y Desarrollo

SDR Derechos Especiales de Giro (FMI)

UNCTAD Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo

WBGU Consejo Alemán sobre el Cambio Global

WCD Comisión Mundial sobre los Embalses

WSSD Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social

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FUNDACIÓN HEINRICH BÖLL

La Fundación Heinrich Böll, está afiliada con el Partido Verde de

Alemania, y tiene su sede en el centro de Berlín. Es una fundación política

legalmente independiente, que trabaja en el espíritu de la apertura intel-

ectual.

El objetivo principal de la Fundación es apoyar la educación política

en Alemania y en el extranjero, promoviendo la participación

democrática, el activismo sociopolítico y la entendimiento entre los

pueblos y las culturas.

La Fundación también proporciona apoyo para el arte y la cultura,

la ciencia, la investigación y la cooperación al desarrollo. Sus actividades

están guiadas por los valores políticos fundamentales de la ecología, la

democracia, la solidaridad y la no-violencia. Mediante su colaboración

internacional con un gran número de socios en proyectos –que suman

aproximadamente 200 proyectos en 60 países– la Fundación apunta a

fortalecer la ecología y el activismo civil al nivel global, intensificar el

intercambio de ideas y experiencias, y mantener alerta la sensibilidad

hacia el cambio. La colaboración de la Fundación Heinrich Böll en

programas para la educación sociopolítica con sus socios de proyectos es

a largo plazo. Instrumentos adicionales de la Fundación son la coopera-

ción internacional incluyendo programas de intercambio, los cuales

mejoran la experiencia y el trabajo político en redes, además de

programas de capacitación básicos y avanzados para activistas compro-

metidos.

La Fundación Heinrich Böll consta de aproximadamente unos 160

empleados de tiempo completo además de unos 300 miembros auspicia-

dores, quienes proporcionan ayuda financiera y voluntaria.

Ralf Fücks y Barbara Unmüßig componen la Directiva Ejecutiva

actual de la Fundacion.

Dos áreas adicionales del trabajo educativo de la Fundación son: la

“Academia Verde” y el “Instituto Feminista”.

La Fundación actualmente mantiene oficinas en Bosnia-Herzego-

vina, Brasil, Bruselas, Camboya, la República Checa, EE.UU., El

Salvador, Israel, Kenia, Pakistán, Palestina, Rusia, Sudáfrica, Tailandia

y Turquía.

Para el 2002, la Fundación tiene a disposición fondos públicos de

aproximadamente unos 35 millones euro.

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Autores

Wolfgang SachsCoordinador y Editor

Henri AcselradFarida AkhterAda AmonTewolde Berhan Gebre EgziabherHilary FrenchPekka HaavistoPaul HawkenHazel HendersonAshok KhoslaSara LarrainReinhard LoskeAnita RoddickViviene TaylorChristine von WeizsäckerSviatoslav Zabelin

Del Prólogo:

¿Cuál será el legado de la Cumbre Mundial sobre elDesarrollo Sustentable en Johannesburgo? ¿Serárecordada como un hito ”histórico”, como ahoraconsideramos la Cumbre de la Tierra de Río 1992?¿Generará Johannesburgo resultados dignos decelebrar o terminará siendo otra sesión fotografícapresidencial?

Publicamos este Memorándum pocos meses antesde la Cumbre. Es nuestra contribución al debatesobre los resultados que deseamos de la Cumbre, ysobre los desafios para el desarrollo sustentable enla próxima década.