Índice. agradecimientos. 3 introducción 4biblio.uabcs.mx/tesis/te2941.pdf · indígenas...

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1 Índice. Agradecimientos. ........................................................................................... 3 Introducción. ................................................................................................... 4 1. CAPITULO. Arquitectura, Arte y Simbología .................................11 1.1. Arquitectura Religiosa en la Nueva España. .................................... 11 1.2. El Urbanismo y su aplicación en la Antigua California. ................. 14 1.2.1. Inicios del Urbanismo. .......................................................... 15 1.2.2. El Urbanismo en la Nueva España. ..................................... 16 1.2.3. Urbanismo en la Antigua California. ..................................... 18 1.3. Antecedentes del Arte. ....................................................................... 31 1.3.1. Las Temporalidades de la Arquitectura................................ 32 1.3.2. Manierismo. ......................................................................... 34 1.3.3. Los Inicios de El Barroco .................................................... 35 1.3.3.1. La influencia de El Barroco en la arquitectura jesuítica. ...... 46 1.3.3.2. El Barroco en la Arquitectura de la Antigua California. ........ 48 1.3.4. La Conformación de la Arquitectura Clasicista. ................... 56 1.4. Antecedentes del Arte Novohispano ................................................ 62 1.5. Simbología Religiosa.......................................................................... 72 1.5.1. El simbolismo de la columna salomónica o helicoidal. ......... 73 1.5.2. El Símbolo y lo Sagrado. ................................................... 76 2. CAPITULO. Arquitectura misional en la Antigua California. .......93 2.1. Asentamientos humanos e inicios de la arquitectura. ....................... 99 2.2. La Misión y sus inicios. .................................................................... 102 2.3. La arquitectura de las misiones californianas. .............................. 106 2.4. Los Materiales y técnicas en la edificación Urbana en la época misional. ...................................................................................................... 109 2.5. Sistema Constructivo en la Antigua California. ............................. 117 2.6. Descripción de las Iglesias de la Antigua California. .................... 120 2.6.1. Nuestra Señora de Loreto Concho 1697............................ 120 2.6.2. San Francisco Javier Viggé-Biaundó 1699. ....................... 130

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1

Índice.

Agradecimientos. ........................................................................................... 3

Introducción. ................................................................................................... 4

1. CAPITULO. Arquitectura, Arte y Simbología ................................. 11

1.1. Arquitectura Religiosa en la Nueva España. .................................... 11

1.2. El Urbanismo y su aplicación en la Antigua California. ................. 14

1.2.1. Inicios del Urbanismo. .......................................................... 15

1.2.2. El Urbanismo en la Nueva España. ..................................... 16

1.2.3. Urbanismo en la Antigua California. ..................................... 18

1.3. Antecedentes del Arte. ....................................................................... 31

1.3.1. Las Temporalidades de la Arquitectura. ............................... 32

1.3.2. Manierismo. ......................................................................... 34

1.3.3. Los Inicios de El Barroco .................................................... 35

1.3.3.1. La influencia de El Barroco en la arquitectura jesuítica. ...... 46

1.3.3.2. El Barroco en la Arquitectura de la Antigua California. ........ 48

1.3.4. La Conformación de la Arquitectura Clasicista. ................... 56

1.4. Antecedentes del Arte Novohispano ................................................ 62

1.5. Simbología Religiosa. ......................................................................... 72

1.5.1. El simbolismo de la columna salomónica o helicoidal. ......... 73

1.5.2. El Símbolo y lo Sagrado. ................................................... 76

2. CAPITULO. Arquitectura misional en la Antigua California. ....... 93

2.1. Asentamientos humanos e inicios de la arquitectura. ....................... 99

2.2. La Misión y sus inicios. .................................................................... 102

2.3. La arquitectura de las misiones californianas. .............................. 106

2.4. Los Materiales y técnicas en la edificación Urbana en la época misional. ...................................................................................................... 109

2.5. Sistema Constructivo en la Antigua California. ............................. 117

2.6. Descripción de las Iglesias de la Antigua California. .................... 120

2.6.1. Nuestra Señora de Loreto Concho 1697 ............................ 120

2.6.2. San Francisco Javier Viggé-Biaundó 1699. ....................... 130

2

2.6.3. Santa Rosalía de Mulegé 1705 .......................................... 134

2.6.4. San Juan Bautista Malibat Liguí 1705. ............................... 138

2.6.5. La Purísima Concepción Cadegomó 1717. ........................ 139

2.6.6. San José de Comondú. 1708 ............................................. 141

2.6.7. Nuestra Señora de Guadalupe de Huasinapi 1720. ........... 145

2.6.8. Nuestra Señora de La Paz 1720. ....................................... 149

2.6.9. Nuestra Señora de los Dolores del Sur (Chillá) 1721. ........ 152

2.6.10. Santiago (Añiti de los coras) 1721 ..................................... 157

2.6.11. San Ignacio Kadakaamán 1728 ......................................... 162

2.6.12. San José del Cabo Añuití 1730. ......................................... 172

2.6.13. Nuestra Señora del Pilar de Todos Santos 1733 ............... 176

2.6.14. La Rebelión Indígena de 1734 ........................................... 181

2.7. Transformación evolutiva del conjunto misional. .......................... 183

2.8. Planos Arquitectónicos Misionales. ................................................ 187

3. CAPITULO. Las Misiones californianas: el desarrollo misional. 192

3.1. Los antecedentes y el interés de los Jesuitas novohispanos. ........ 192

3.2. El interés misional de los jesuitas ................................................... 203

3.3. El Fondo Piadoso y los albores de la expulsión jesuítica. ............ 207

3.4. Expulsión de los jesuitas y los nuevos centros de población...... 210

3.5. Malestar de los Colonos contra los misioneros en California. ..... 211

3.6. La efímera presencia de los franciscanos en las misiones de la Antigua California. ...................................................................................... 214

3.7. Ingreso de La orden de Los Dominicos en las misiones de la Baja California. .................................................................................................... 220

3.8. El ocaso del sistema misional. ........................................................ 227

Conclusiones. ............................................................................................. 231

Bibliografía. ................................................................................................. 237

3

Agradecimientos.

A Mis Padres y Hermanos.

En pensamiento está tesis está dedicada a ellos, pilares fundamentales en mi

formación, por sus enseñanzas y por el amor brindado, por sus consejos para

ser ante la vida una mejor persona.

A mi Esposa Lorena.

Por ser una mujer que me ha dado todo el amor y su apoyo incondicional, por

darme su compañía en las largas noches de desvelo trabajando en la tesis. A

ella dedico mi trabajo con mucho cariño.

A mis Hijos Jesús e Ivón:

Por ser unos hijos maravillosos, por darme su amistad y cariño, su alegría por la

vida que me ha acompañado desde pequeños.

A los Maestros de la Universidad Autónoma de B.C.S.

Por sus enseñanzas y por los gratos momentos cuando impartían su cátedra, en

especial, a mi asesora de tesis, la Dra. Rosa Elba Rodríguez Tomp por todo su

apoyo y comprensión. Como no recordar esos momentos cuando el Dr.

Francisco Altable me hacía entrar en razón, siempre le agradeceré sus

comentarios. A Homero y Erín por brindarme su amistad.

A mis compañeros del INAH.

A Tere, por todo su apoyo y ayuda en todos estos años que hemos laborado

juntos, a Jordán, Paty, Montse, Joaquín, Marcos, Guillermo y Flor por su

amistad. Al Lic. Luis Trasviña por ser muy buen amigo y mejor papá, por todo su

apoyo en la elaboración de mi tesis, por sus consejos y apoyo. Al Etnólogo

Armando Romero Monteverde por sus atinadas reflexiones y comentarios de mi

tesis, a las largas sesiones en las que se vio envuelto para que fuera un mejor

trabajo.

4

Introducción.

Las investigaciones históricas acerca de la Antigua California han

sido orientadas en la mayoría de las ocasiones, a la historia del hombre y

su adaptación al medio ambiente, a los análisis de los procesos de

aculturación, a los múltiples viajes para la colonización de la península,

de las crónicas y recopilaciones de los misioneros jesuitas principalmente,

y en menor grado a los franciscanos y dominicos. En pocas ocasiones se

han elaborado trabajos sobre la arquitectura misional o del arte

novohispano de la Antigua California. Tal carencia de información fue uno

de los motivos que me llevo a realizar el estudio arquitectónico y urbano

que comprende desde los primeros habitantes de la península hasta la

época misional novohispana. La finalidad es de contribuir al conocimiento

de las formas arquitectónicas de los primeros habitantes hasta la

construcción de los templos misionales, su simbología cristiana, y las

propuestas urbanísticas en la península californiana.

El marco temporal comprende el período colonial de 1697 a 1780,

iniciando con la arquitectura de las primitivas construcciones de los

indígenas californianos, los asentamientos misionales de la Compañía de

Jesús, su expulsión y el ingreso de los franciscanos y dominicos. Las

legislaciones urbanísticas proyectadas por José de Gálvez y los

antecedentes arquitectónicos del arte y su simbología.

La colonización de la Antigua California se inicia con la llegada de

5

los misioneros jesuitas, evangelizando y cristianizando a los indios

peninsulares, emprenden las construcciones de los primeros asentamientos

temporales, consolidándolos posteriormente con materiales de cal y cantera, el

total de las misiones que fueron construidas y que, posteriormente, fueron

entregadas a la orden franciscana fue de diecisiete misiones, de las cuales,

perduran algunas de ellas hasta la actualidad. Se trata de magníficas obras

arquitectónicas conformadas por templos misionales, las visitas de misión,

obras hidráulicas como pilas y canales de riego. Todos los templos misionales

estuvieron comunicados por medio de senderos, es por eso que los misioneros

pudieron tener un control en el territorio donde se encontraban, y con ello,

expandir su desarrollo evangelizador por los territorios de la Antigua California.

Al darse el decreto de expulsión de los jesuitas en 1767, el virrey

marqués de Croix y el visitador general José de Gálvez y las autoridades

virreinales, decidieron poner las misiones peninsulares a cargo del Colegio de

San Fernando de México, Instituto perteneciente a la orden franciscana, quienes

recibieron las misiones después de un periodo de dificultades. Las epidemias

fueron diezmando a la población indígena, tuvieron conflictos económicos,

problemas con las autoridades virreinales y dificultades con los indios.

El procurador de la orden de los dominicos, fray Pedro de Iriarte y

Laurnaga manifestó su deseo de laborar en las tierras californianas, las cuales,

fueron entregadas posteriormente, tomando posesión del territorio el 07 de abril

de 1772. Sin embargo, enfrentaron múltiples problemas en su estadía,

6

provocando con ello que las misiones no se pudieran consolidar. Durante

su estancia construyeron la única visita de misión, San José de

Magdalena, concluyeron la misión de San Ignacio Kadakaamán, la de

Todos Santos, Santa Gertrudis y San Borja.

El sistema misional se fue transformando y adecuando a las

nuevas políticas de la corona, posteriormente se fundaron los reales de

minas, con lo cual, se da un nuevo sistema de desarrollo económico en

California. José de Gálvez decretó las primeras ordenas virreinales para

la ocupación del territorio por medio de una distribución urbana, siendo

pionera en tierras californianas, pese a ello, nunca se pudieron poner en

práctica.

Los templos misionales se fueron utilizando como la base

fundacional de los poblados que a lo largo de los años se fueron

asentando y desarrollando en sus inmediaciones.

Con las fuentes historiográficas necesarias para abordar mi tema a

investigar, observe que existen contadas obras que describan acerca de

la arquitectura misional, de los procesos constructivos, de los estilos

arquitectónicos y de los valores simbólicos religiosos. Sobre la

arquitectura misional se han realizado las siguientes publicaciones: Marco

Díaz publicó en 1986 el libro Arquitectura en el Desierto: Misiones

Jesuíticas en Baja California, en la que aborda varios aspectos históricos,

misionales, paisajísticos, económicos, materiales y técnicas empleadas

7

en la construcción. Otra de las publicaciones que se habla sobre el tema es el

libro denominado La arquitectura misional de Baja California Sur, publicado en

1988 por el Arq. Salvador Hinojosa Oliva, considero que la aportación mayor de

la publicación es la presentación de los planos arquitectónicos de las misiones.

Otra de las publicaciones es el libro titulado, Las misiones en la península de

Baja California publicado en 1991 por José Luís Aguilar Marco, está conformado

de tres apartados: Antecedentes históricos, Inventario de los Edificios y

proposiciones de la conservación de los edificios, incluye planos y fotos de las

misiones y visitas de la Antigua y la Nueva California y contiene un apartado de

vocabulario arquitectónico. Existen dos publicaciones más: Las Misiones de

Baja California, 1683-1849, publicada en 1977 por el Dr. Michael W. Mathes y

Descripción e inventarios de las misiones de Baja California, 1773, publicada en

1994 por Eligio Moisés Coronado.

Los libros citados anteriormente son fuentes analizadas y que sirvieron

como elementos para complementar mi trabajo. Sin embargo, debo mencionar

que los libros no analizan los antecedentes arquitectónicos de los primeros

pobladores peninsulares, los estilos arquitectónicos y su aplicación en la Nueva

España y por ende en la Antigua California, no describen los materiales usados

para la construcción, las fuentes de abastecimiento de materiales, los valores

simbólicos aplicados a los templos misionales, y no se mencionan los

planteamientos urbanos durante la época misional. Por ello, considero

importante la aportación de la presente tesis.

8

Para la realización de la investigación planteada, y como punto de

partida para establecer los antecedentes de mí periodo de estudio, me

apoyé en importantes publicaciones, de las cuales mencionaré algunos

autores: Ignacio del Río, Miguel León Portilla, Rosa Elba Rodríguez

Tomp, Francisco Altable Fernández, Jorge Alberto Manrique, Martha

Fernández, Miguel del Barco, Israel Katzman, Juan Jacobo Baegert,

George Kubler y Xavier Cortés Rocha.

La propuesta del presente trabajo es importante y novedosa en el

ámbito arquitectónico, considero los principios del tema arquitectónico y

urbano, la influencia indígena para la creación de las misiones, los

procesos arquitectónicos, la evolución de sus espacios, las tendencias

arquitectónicas y los conceptos simbólicos religiosos.

Existen obras fundamentales en la arquitectura y el urbanismo de

la época colonial en México, las cuales, se analizaron e investigaron para

desarrollar mi tesis. Los estudios regionales sobre el urbanismo en la

Antigua California han sido tratados por Ignacio del Río y Urbano

Lassépas. La publicación de Francisco Altable, Testimonios Californianos

de José de Gálvez: Recopilación documental para el estudio de la Baja

California Novohispana (1768-1773) es la base de mi tema urbano, ya

que en dicho libro especifica claramente los primeros lineamientos del

urbanismo establecidos por José de Gálvez en la tierra californiana.

El concepto del mestizaje supone aportaciones de distinto origen y

9

realizan un producto nuevo en el urbanismo novohispano, es un producto que

ha conservado características propias de un modo de vida, de acuerdo al clima

y a la geografía en la que se encuentra. El urbanismo desarrollado en California

se proyecta de manera experimental con asentamientos fijos, ligado al comienzo

de la precaria agricultura y la ganadería.

Los inmuebles misionales representan la tenacidad mostrada a lo largo

de los años en la cual se pudieron estructurar las bases de la colonización y la

expansión de la California.

La construcción de las misiones en la California se dio en la época del

movimiento artístico adoptado en los principios y formas del arte clásico que

imperaba en la arquitectura de la Nueva España durante los siglos XVII y XVIII,

el barroco y clasicismo, el cual, con gran capacidad de adaptación dio como

resultado manifestaciones muy diversas en el ámbito arquitectónico.

El arte clásico en la Nueva España es un lenguaje basado en la tradición

y no en un estilo, por lo cual, fue evolucionando a lo largo del periodo colonial,

revelando manifestaciones y guardando distintos grados de fidelidad a la

imposición clásica. El movimiento clasicista y manierista se estableció de

manera generalizada en la Nueva España, y su apogeo se presentó a finales de

1670. Sin embargo, durante el estilo arquitectónico del barroco, el vínculo entre

arquitectura y clasicismo se turnó cada vez más sutil y armónico, ambos fueron

trasladados a la Nueva España, en donde, se aplicaron en diferentes obras

arquitectónicas, muchos de esos conocimientos fueron traslados a la Antigua

10

California, en donde, se pusieron en práctica en las misiones más

representativas del arte en la península; la misión de San francisco Javier

y San Ignacio de Loyola.

La conformación de la tesis está planteada en tres capítulos, los

cuales, abordan temas muy específicos.

Para el primer capítulo se abordan los temas del arte novohispano,

los órdenes arquitectónicos, la conformación de los gremios y su

importancia en la distribución laboral, la arquitectura religiosa, la

instrucción para el poblamiento y la utilización del urbanismo en la

Antigua California y la aplicación del simbolismo en los templos cristianos.

En el segundo capítulo, se establecen los asentamientos humanos

prehispánicos, su distribución y construcción de las primeras

construcciones arquitectónicas que se conocen, los principios de los

asentamientos españoles en tierras californianas, las construcciones

permanentes y todo el antecedente misional, sus antecedentes

arquitectónicos e históricos, materiales y técnicas constructivas.

En el tercer capítulo se describe el desarrollo misional, se abordan

los antecedentes históricos y el interés de los jesuitas por evangelizar las

tierras californianas, se tratan los temas económicos formados por el

Fondo Piadoso, la expulsión de los jesuitas y el ingreso de las ordenes

franciscanas y dominicas y por último, la problemática misional y su

ocaso como congregación religiosa en la tierra peninsular.

11

ARQUITECTURA Y URBANISMO EN LA ÉPOCA MISIONAL

DE LA ANTIGUA CALIFORNIA (1697 – 1780).

1. CAPITULO. Arquitectura, Arte y Simbología

1.1. Arquitectura Religiosa en la Nueva España.

Al establecimiento de los españoles en tierras mesoamericanas en el siglo

XVI, se inicia la evangelización y el control religioso por medio de tres órdenes

mendicantes; franciscanos, dominicos y agustinos. Para ello, era necesario la

edificación en donde residiría la cristianización, la construcción más

representativa de esa época serían los conventos, en los cuales, se extendió

una gran variedad de posibilidades arquitectónicas. A pesar de que los

constructores eran de órdenes diferentes, las edificaciones no tenían diferencias

muy notables entre ellas. Los conventos fueron construcciones en donde se

irradió la cultura europea, fueron centros de enseñanza y eventualmente

funcionaron como puestos de defensa.1

Dentro de todas las múltiples características que pudieran tener los

conventos novohispanos, quisiera mencionar dos muy importantes aportaciones

y que sólo en la Nueva España se realizaron: las capillas posas y las capillas

abiertas o de indios.

1 Jorge Alberto Manrique, una visión del arte y de la historia, Tomo V. Universidad Nacional

Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, Primera reimpresión 2011., p. 120.

12

―Las capillas posas son estructuras pequeñas, generalmente abiertas, que se sitúan normalmente en los cuatro ángulos del atrio; su función es la de colocar, ―posar‖ ahí el sacramento o las imágenes en las procesiones que tienen lugar en el atrio. Las capillas de indios son ábsides abiertos hacia el mismo atrio, que permiten que desde éste se asista a la misma dicha por el oficiante en la capilla‖.2 La capilla abierta fue la solución arquitectónica realizada en el siglo XVI en

los conventos, ese sitio contenía

enormes cantidades de indígenas y

en donde se podían evangelizar. Su

función principal era de un presbiterio

externo al de la nave principal de la

iglesia, ocupando el atrio como nave

al aire libre.

A finales del siglo XVI concluye

la construcción de los grandes conventos, se presenta el declive de la población

indígena, y el descenso de las órdenes mendicantes, las cuales, contrastan con

el desarrollo del poder episcopal y del clero regular, quienes inician las

construcciones de las grandes catedrales novohispanas.3

Las construcciones religiosas más frecuentes en los siglos XVII y XVIII son

las parroquias y los colegios, entre los que destacan notablemente las obras

2 Ibídem., p. 121.

3 La catedral de México, la catedral de Puebla, Oaxaca y Michoacán.

Fotos: Autor. 1 Misión de San Javier Lugar: 1 Fotos 01: Autor. Convento San Pedro y San Pablo, Tepescolula. Oaxaca.

13

realizadas por los jesuitas, quienes construyeron además una gran cantidad de

iglesias menores y capillas.4

La parroquia fue

constituida por una

tipología arquitectónica

muy importante durante

la colonia, predominó

en el clero secular en

las ciudades y en los

pueblos con caracte-

rísticas manieristas, su

influencia fue deter-

minante, también en

las órdenes religiosas. La conformación arquitectónica de la parroquia es de

cruz latina, comúnmente de una sola nave, sin embargo, existen iglesias muy

importantes de tres naves. En el crucero se alza una cúpula colocada sobre

pechinas, por lo general su forma es octogonal, y algunas de ellas sin tambor. Al

frente una o dos torres para campanas, integradas a la fachada principal. A un

costado la sacristía, la habitación del párroco y los anexos del templo.5

4 Jorge Alberto Manrique, una visión del arte y de la historia, Tomo V., p. 123.

5 Ibídem., p. 123.

Foto 2: Autor. Aérea, Misión de San Javier, se aprecia la forma de cruz latina en la cubierta del templo religioso.

14

Muy importante dentro de la arquitectura novohispana fue la Compañía de

Jesús, construyeron colegios, grandes complejos con numerosos patios

destinados a diversas funciones.

Las innovaciones arquitectónicas se van presentando en primer lugar en la

capital de la Nueva España y de ahí al resto de las ciudades más importantes

donde radican los alarifes y los artífices más calificados. En esas ciudades es

donde se aplican los conocimientos de la arquitectura, generando con ello las

innovaciones estilísticas y constructivas más importantes de la época, su radio

de influencia se determina por las vías de la comunicación y del comercio. El

proceso de los desarrollos estilísticos está en relación con las características

geográficas y la disponibilidad de los materiales. 6

A finales del siglo XVI se inicia un proceso de cambio en el orden

arquitectónico manierista de la Nueva España, se va integrando con una

dinámica propia la presencia de un nuevo modelo procedente principalmente de

España e Italia: el estilo barroco.

1.2. El Urbanismo y su aplicación en la Antigua California.

En este apartado describiré brevemente los inicios del urbanismo y su

aplicación en la Nueva España y como el visitador José de Gálvez proyectó

utilizar el urbanismo en la Antigua California para desarrollar y hacer productiva

la península para beneficio de la Corona Española.

6 Ibídem., p. 124.

15

1.2.1. Inicios del Urbanismo.

Los inicios de la urbanización los dieron los

grupos humanos de la era paleolítica, que al

moverse de la cueva fueron construyendo

refugios con árboles, ramas y hojas. Después,

el hombre neolítico empezó a cultivar las

plantas, estableciendo con ello la agricultura,

además, se dieron cuenta de la domesticación de los animales y de la ventaja

de tener un grupo de ellos en las cercanías de su vivienda, como una reserva de

caza que podían tener para su beneficio. De esa forma fue creando la propiedad

y por ende la necesidad de protegerse, el asentamiento de un grupo de

personas dio lugar a la creación de las aldeas, las cuales, al ir aumentando de

población y viviendas, se fueron transformando en ciudades, generando con ello

un desarrollo que formaría la cultura de cada pueblo.7

No voy a explicar los desarrollos de lo que sería propiamente el urbanismo,

me enfocaré de manera breve a la influencia que tuvo la cultura griega en la

creación del mundo occidental en materia urbanística. En los últimos años del

siglo V un arquitecto griego llamado Hippodamo, desarrolló las teorías sobre el

arte y la ciencia de la planeación para aplicarlas a un sistema reticular,

7 Arthur B. Gallion y Simón Eisner, Urbanismo Planificación y Diseño, Cía. Editorial Continental, S.A. de C.V. México, Séptima Impresión 1984, México., pp. 13 y 14.

Ilustración 1 Maqueta Museo Regional, foto autor

16

realizando en ella una distribución de los edificios y un área de circulación de lo

que serían propiamente las ciudades.8

El urbanismo pasaría a tener una transformación en cuanto a las formas y

espacios con las que evolucionarían los poblados a lo largo de los años, sin

embargo, en el periodo del renacimiento es cuando muchas de las ideas

urbanísticas no pasaron de ser una doctrina utópica o un ejercicio intelectual

en los países de Europa donde se habían originado. Esas ideas tuvieron

oportunidad de llevarse a cabo en América durante la colonización española.

Según Leonardo Benévolo, “el esquema urbano ideado en América y

consolidado por la ley de 1573 es el único modelo de ciudad producido por la

cultura renacentista y controlado en todas sus consecuencias ejecutivas”.9

1.2.2. El Urbanismo en la Nueva España.

En el año de 1573, cuando las experiencias americanas se han cumplido

en parte, el Rey Felipe II de España promulga las Leyes de Indias, las cuales

posiblemente, sean la primera legislación urbanística del mundo, en donde a la

ideas teóricas del renacimiento se une la experiencia práctica, cuya finalidad es

la de ofrecer a la ciudad un plano regular en forma de tablero de ajedrez,10 con

ello, La nuevas ciudades seguirían un modelo idéntico: debían contar con un

mínimo de treinta vecinos, el proyecto contemplaba un cuadrado de unas doce

8 Arthur B. Gallion y Simón Eisner, Urbanismo Planificación y Diseño., p. 26.

9 Juan Cano Forrat, Introducción a la Historia del urbanismo, Universidad Politécnica de

Valencia, Editorial Limusa, 2008, Primera Edición, Hecho en México., p. 198 10

José Ramón Alonso Pereira, Introducción a la Historia de la Arquitectura,. p. 135

17

hectáreas, debería contener una cuadricula de calles rectilíneas que definirían

una serie de manzanas, regularmente, cada manzana se dividía en cuatro

iguales, casi siempre cuadradas; En el centro se construía la plaza y la iglesia,

construida a una distancia suficiente para estar libre y separada del resto de los

edificios más importantes, de esa forma, puede ser vista en todo el entorno, su

construcción sería un poco más alta que el nivel del suelo, de modo que la gente

tenga que subir una serie de escalones para jerarquizar su acceso a la entrada

del templo.11

En los trazados de las ciudades de Hispanoamérica y en el caso particular

de la Nueva España no se encuentra la variedad de los esquemas teóricos de

los tratadistas del renacimiento, ni su deseo original de la belleza; sólo el deseo

expreso y práctico de facilitar la modificación, la distribución y la defensa de las

ciudades creadas.12

En la fundación de las ciudades, pueblos o villas en la Nueva España

fueron llevadas a la práctica sin cambios durante los dos primeros siglos de

colonización, en un principio, el trazo no paso de campamentos militares, en los

cuales, en el centro se ubicaba el establecimiento de la plaza y su iglesia, los

asentamientos siguieron pautas diferentes, aceptó influencias según las

particulares características de los lugares en donde se asentaron, tenía mucho

11 Juan Cano Forrat, Introducción a la Historia del urbanismo, Universidad Politécnica de

Valencia, Editorial Limusa, 2008, Primera Edición, Hecho en México., p. 202 12

José Ramón Alonso Pereira, Introducción a la Historia de la Arquitectura,,p.135

18

que ver ello en su establecimiento la escala del espacio urbano, el trazo y la

orientación13.

1.2.3. Urbanismo en la Antigua California.

En el territorio peninsular

de la California, no se

establecieron los principios

urbanísticos como estaban

proyectados, ya que durante el

periodo misional, las

construcciones no pasaron

más allá de un conjunto de pequeñas viviendas en derredor de lo que sería el

templo misional, sin embargo, se podría considerar a lo anterior, como un

urbanismo incipiente y de formas muy básicas en cuanto a la distribución

espacial de las diversas construcciones que componían el conjunto misional.

1.2.3.1. Planteamientos del Urbanismo en la Antigua California.

El Dr. Francisco Altable recopila de manera amplia y detallada en el libro

Testimonios californianos de José de Gálvez la instrucción para la urbanización

de las temporalidades de las misiones ubicadas en el distrito del sur (Nuestra

13 Carlos Chanfón Olmos, Historia de la Arquitectura y el Universo Mexicanos, Volumen II, El

Periodo Virreinal, Tomo III El Surgimiento de una identidad, Facultad de Arquitectura, UNAM, México Prim., Edición 2004., p.416

Autor: 1 Ignacio Tirsh, San José del Cabo

19

Señora del Pilar o de Todos Santos, la de Santiago y San José del Cabo), así

como la instrucción para el poblamiento de Loreto.

A la salida de los misioneros jesuitas de la tierra californiana en 1768, llega

José de Gálvez a la península californiana el 05 de julio del mismo año como

comisionado por el Rey Carlos III para aplicar una serie de reformas tendientes

a reorganizar el aparato administrativo hacendaria. De tal forma, California se

convertía en el campo excelente para la obra reformista. Por ello, las órdenes y

los decretos que Gálvez expidió para la reorganización de la vida peninsular

pueden considerarse como la expresión idealizada de tales reformas y de la

utilización del urbanismo para la planificación y ordenamiento de las poblaciones

en la California.14

Ya en la península, Gálvez se dirigió a la hacienda de Santa Ana,

convirtiéndose así en el centro administrativo del Distrito Sur de la California, en

donde, comenzaría a realizar las reformas propuestas.15 Previamente, Joaquín

Velásquez de León por órdenes de Gálvez había comprado en mil quinientos

pesos a Manuel de Ocio los modestos edificios e instalaciones de la hacienda

de Santa Ana, la cual, fue el único lugar que no habían fundado los jesuitas.16

14 Ignacio del Río, El Noroeste del México Colonial, Estudios Históricos sobre Sonora, Sinaloa y

Baja California, Universidad Nacional Autónoma de México, México 2007, Primera Edición., pp. 173 y 174.

15 Gálvez dividió la California en dos departamentos, dirigidos por un gobernador que residiría en

Loreto, capital del Departamento del Norte. El del Sur, con capital en el Real de Santa Ana, estaba administrado por un teniente del gobernador.

16 Salvador Bernabéu Albert, Velázquez en el Purgatorio: Los Días y los Trabajos de un

Científico en California, Publicado en Revista de Indias, 2010, Vol. LXX, núm. 248, p. 213-238, doi: 10:3989/revindias.2010.009 p. 218 y 219.

20

Gálvez inicia las primeras propuestas para sus decretos, uno de ellos,

solicitaba a los ministros franciscanos un informe sobre las costumbres de los

indios, su forma de gobierno y las propiedades que tenían. Los informes fueron

realizados de acuerdo a lo solicitado por Gálvez, siendo estos nada alentadores.

Las misiones del sur, que contaban con las mejores tierras, estaban casi

despobladas, mientras las del norte, de mayor población indígena, no tenían el

sustento necesario. La población colonos españoles y otras castas era reducida

y apenas llegaría a medio millar de individuos, por ello, Gálvez procuró como

primer paso redistribuir la población nativa, para ello, la retiraría de aquellos

sitios que eran inhóspitos y los concentraría en los lugares que tuvieran las

mejores condiciones naturales17.

La intención de Gálvez era de integrar a los indios a la vida civilizada, pero

uno de los problemas seguía siendo la poca población del territorio, para

contrarrestar lo anterior, una de las alternativas fue incrementar la población con

ciento cincuenta indios yaquis procedentes de la contracosta Sonora, bajo el

incentivo de dedicarse a la pesca de perlas y a la minería, ellos en cambio,

habrían de aportar sus conocimientos y su experiencia al nuevo ensayo social,

además de servir de ejemplo para los indígenas de la localidad. Otra de las

intenciones que planteaba Gálvez era el de aceptar el libre acceso de los

17 Ignacio del Río, El Noroeste del México Colonial, Estudios Históricos., p. 71

21

colonos a la California, siempre que fueran de buenas costumbres y estuvieran

dispuestos a trabajar18.

Uno de los aspectos más importantes de la obra de Gálvez se refiere a la

propiedad en la península, fuere particular, rústica o urbana, quedaría

condicionada en todo tiempo a los intereses de la Corona Española y

desconoció todos los títulos de propiedad que tenían los jesuitas sobre las

tierras californianas.19

La propuesta del planteamiento urbano en la tierra californiana fue

proyectada por el visitador como algo novedoso y único en la tierra peninsular,

planteó la organización de las temporalidades de las misiones del sur (Nuestra

Señora del Pilar o de Todos Santos, la de Santiago y San José del Cabo).

Nombró comisionados y con ellos iniciaría lo que es el trazo del poblado,

comenzando en primer término con la iglesia y la casa de doctrina, anexo a

estos, se dejaría un terreno plano según lo permita el terreno, a partir de estas

construcciones se formaría el poblado con sus calles tiradas a cordel (rectas), a

una distancia de catorce a diez y seis varas20 de ancho para la “ventilación,

desahogo y sanidad” de los indígenas, a quienes se han de dar y repartir

terrenos iguales de diez varas de ancho y veinte de fondo. Las casas se

deberían de construir con habitaciones separadas entre los niños mayores de

siete años, las mujeres y los padres. La fachada de la casa debería de contar

18 Ignacio del Río, El Noroeste del México Colonial, Estudios Históricos., pp. 177-178.

19 Ibídem., p. 178

20 Medida de longitud equivalente entre 76.8 y 91.2 cms.

22

con dos árboles frutales o silvestres que provoque buena sombra como defensa

de los rayos del sol, que sirvan como elementos decorativo y como fertilizante.

Los terrenos deberán contar con un pequeño corral en donde los indios

encierren y protejan sus aves y animales domésticos.21

Los terrenos para el cultivo serian de cincuenta varas por cada lado, y se

darían en propiedad a los indios cabezas de familia, para ellos, sus hijos y

descendientes con las casas que han de construir en el pueblo, se les

entregaría por título un certificado de la asignación del terreno, los cuales, van

firmados por el padre misionero y el comisionado22.

Para poder extender las tierras de labranza se recomendaba que se

realizaran algunas norias y pozos con tanques para el riego, y que animaran a

los indios a sembrar sus pequeñas milpas en tierras de temporal. Además de lo

anterior, a cada indio padre de familia se le daba una parcela para riego, se le

otorgaran otras dos parcelas de la misma extensión para que las cerquen y

puedan sembrarlas, o bien plantar en ellas árboles útiles, matas de algodón o

nopaleras. Todos los solares se podrían heredar a los hijos y descendientes de

ellos, fueren hombres o mujeres, pero la condición de que ningún poseedor

21 Francisco Altable, Testimonios californianos de José de Gálvez, Recopilación documental

para el estudio de la Baja California novohispana 1768-1773, Universidad Autónoma de Baja California Sur y Editorial Praxis, Primera edición 2012, ISBN, México., pp. 67-70

22 Ignacio del Río, El Noroeste del México Colonial, Estudios Históricos., p. 71

23

podrá vender, obligar ni dividir entre sus herederos la casa y tierras, bajo la pena

de perderlas y de darse a otro que no tuviera.23

Muy importante para la sobrevivencia de los habitantes de la península es

que los criaderos de ganado deberían de estar situados generalmente en los

arroyos, cañadas, lomas, valles y hondonadas de la sierra; los caminos que

conducen a esos sitios, eran casi intransitables. Las faldas, cuestas, quebradas,

voladeros, precipicios, piedras, cantiles y lo enmontado de la tierra hacen

penosa toda incursión a través de esas ásperas montañas.24

Las anteriores previsiones se extendieron hacia el beneficio de los indios,

se elaboraron de manera sencilla y clara para su mejor entendimiento, para ello,

se les encargó a los misioneros que explicaran y cuidaran con esmero las

previsiones estipuladas. Quedando ellas, en el libro general de población que ha

de custodiarse en el archivo de gobierno del departamento del sur.25

1.2.3.2. Instrucción para el poblamiento y urbanización de Loreto.

Uno de los mayores problemas era la poca población con la que se

contaba en la misión de Loreto, por ello, la primera instrucción de Gálvez fue la

restablecer con cien familias de indios el poblado, para ello, se traerían de las

otras misiones de esta provincia hasta completar la cantidad mencionada. Los

comisionados para llevar a cabo las instrucciones y el decreto serían el

23 Francisco Altable, Testimonios californianos de José de Gálvez., pp. 71-73

24 Ulises Urbano Lassépas, Historia de la colonización de la Baja California y decreto del 10 de

marzo de 1857, Universidad Autónoma de Baja California, Editorial UABC, México 1995., pp. 101-102

25 Francisco Altable, Testimonios californianos de José de Gálvez., pp.86

24

gobernador, como jefe militar y político, y el padre presidente, como ministro de

la iglesia de Loreto.26

Casas Antiguas. Todas las casas antiguas, que se construyeron de forma desordenada por

sus propietarios, que tuvieron poco valor y que representaran un obstáculo para

el nuevo trazo urbano del poblado, deberían de demolerse. Por ello, se les

indemnizaría a los dueños, e incluso, se les mejoraría al dárseles otra casa. A

los oficiales mecánicos y marineros se les darían las casas hechas, con la

condición de que se les impondría una pequeña contribución, con la finalidad de

conservar el dominio directo en favor de la Corona.27

1.2.3.3. Población de Indios.

Casas habitación. Se iba a congregar el poblado de indios llevando primero a veinticinco

familias para realizar las habitaciones correspondientes a cada una de las

familias. Cada casa tendría como fachada 10.00 mts. (Doce varas) de ancho y

21.00 mts. (Veinticinco varas) de largo, la distribución arquitectónica debería de

ser de la siguiente manera: se construiría una habitación para los padres y otra

para los hijos, para que tuvieran privacidad toda la familia, asimismo, les

quedaría un corralito para poner a los animales domésticos y a las gallinas.28 No

se les permitiría fabricar cuartos principales para que sus casas no quiten la

26 Francisco Altable, Testimonios californianos de José de Gálvez., p. 289

27 Ibídem., p.293

28 Ibídem., p.290

25

ventilación a las del centro de la población, y a todos se les obligaría a pintar de

blanco (blanquear) las fachadas y el interior de las casas, y las puertas

ventanas y demás ornatos exteriores deberían de ser uniformes. El piso se

colocaría (embaldosarlas) con ladrillo o piedra.29

Las casas de los indios serían las primeras edificaciones en construir,

hasta completar el número de las cien familias, la dirección de la obra estaría a

cargo del misionero, a quien se le facilitaría por parte del gobierno todo el

material para la construcción, madera, herramientas, y demás materiales que se

necesitaran.30

Suerte de Tierra. A cada indio cabeza de familia de la localidad y de las cercanías, así como

los indios que trajeron de otras misiones se le otorgaría una parcela (una suerte

de tierra) de 168.00 mts. (Doscientas varas) de largo y de 84.00 mts. (Cien

varas) de ancho, se le otorgaría en donde él lo pidiera. En cada una de las

parcelas se construiría un pozo para el riego, el cual, sería costeado por la

comunidad de los indios que conformarían la misión. La autoridad que realizaría

el deslinde seria el padre presidente y ministro, encargado de la administración

de las temporalidades.31

29 Francisco Altable, Testimonios californianos de José de Gálvez., p. 292.

30 Ibídem., pp. 292 y 293.

31 Ibídem., p. 294.

26

Barrio de Indios. Se pondría el barrio de indios del poblado de Loreto donde estaban

colocados los asentamientos de los indios, y dando la vuelta, por la orilla del

arroyo a la parte del oeste hacia el sur, en todo el terreno que existía desde los

trojes, herrería y carpintería, trazando una línea recta y dejando en medio una

plazuela de 42.00 a 50.00 metros cuadrados (cincuenta a sesenta varas en

cuadro), o más si lo permitiere el espacio del sitio señalado.32

Libros de control. Para darle seguridad a los propietarios de las casas y tierras, se

contemplaba formar un libro de población, en el cual, se pudiera inscribir los

repartimientos y las herencias ahí asentadas, con individualidad y separación de

las partidas respectivas a cada poblador, fuere indio natural, forastero o español,

con la misma distinción de clases que se habría de formar el pueblo, y a cada

uno se le daría su conjunto de bienes que corresponderían a cada heredero

(hijuela) autorizada por el jefe de gobierno. Se explicaría en las partidas del libro

las propiedades en casa o tierras, a fin de que, si se perdieran algunos de los

referidos conjuntos de bienes (hijuelas), pudieran los propietarios o los

sucesores pedir otras, que se les habrían de dar con inserción de las partidas

del citado libro, el cual, se debía custodiar siempre en el archivo del gobierno, y

escribirse también en el señalamiento de ejidos y la tierra acotada, destinada a

pastoreo de ganado (dehesas) y aprovechamiento público, instrucciones

32 Francisco Altable, Testimonios californianos de José de Gálvez., p. 291.

27

arreglándose en este particular y los demás, que no van repetidos en este

documento y en las que ampliaría en la formación para las misiones del

Departamento del Norte.33

Calles. El ancho de la calle se debería de trazar de manera recta (a cordel), sin

permitir que tuviera alguna anormalidad que perjudicara la decoración y la

estética. El ancho sería de 13.00 mts. (Dieciséis varas), y a 0.838 mts, (una

vara) de distancia de la fachada de la casa. Se proyectó colocar dos árboles

frutales o silvestres en la fachada de la casa para que sirvieran de ornato al

pueblo y que proporcionarán sombra a la casa.34

1.2.3.4. Población de españoles.

La población de españoles y soldados del presidio que estuvieran de

escolta, oficiales mecánicos y marineros se le construiría la habitación, (no

menciona sus características), se debe de construir con el mismo ancho de la

calle, ubicadas en el sitio que existiría entre la iglesia, las oficinas de trojes,

herrería y carpintería, se deberían de construir hasta la playa y cerca de la orilla

del mar, dejando una distancia conveniente en la cual, los huracanes o las

tormentas no dañaran las edificaciones mencionadas anteriormente.35

33 Francisco Altable, Testimonios californianos de José de Gálvez., p. 295.

34 Ibídem., p. 290.

35

Francisco Altable, Testimonios californianos de José de Gálvez., p. 291.

28

Plaza y casas reales. La plaza se construiría al centro del poblado, sus dimensiones serían de

84.00 metros cuadrados (cien varas).36

Uno de los costados de la plaza debería de colocarse al occidente, y todo

el terreno restante de la plaza, colindaría con el arsenal que estaría cerca de la

playa y la calle principal que desde él ha de seguir, considerando el trazo para

reservar las casas reales, las cuales, se construirían después de haberse

construido la de los indos. Las casas reales y las oficinas las construirían los

indios, congregados por turnos o tandas de veinticinco o cincuenta, según lo

dispusiere el gobierno, no se pagarían salarios ni jornales, sólo se les daría

raciones de comida, con la justificación que se gastaría mucho en construir las

casas de ellos.37

La casa donde viviría el gobernador y el intendente de la península,

considerando también las habitaciones para los dependientes y empleados y

para la custodia de los caudales, sería construida como habitaciones separadas

del resto de las casas reales. Las dimensiones de los terrenos serían de 21.00

metros de fachada (veinticinco varas) y 42.00 metros de largo (cincuenta varas),

pudiéndose construir cuartos principales o primeros altos (no pude definir ese

concepto, posiblemente se refiera a un primer piso) con tejados o azoteas Las

cuales, se construiría por la fachada posterior y que daría hacia la parte sur, otro

36 Ibíd.

37 Ibídem., p.293

29

lote de 83.8 mts. (100 varas) en donde se pondría una huerta o jardín para que

sirviera de área de descanso y de ornato para las casas reales.38

Calles. El ancho de la calle se debería de trazar de manera similar a las de la

población de los indios, recta (a cordel), sin permitir que tuviera alguna

anormalidad que perjudicara la decoración y la estética. El ancho sería de 13.00

mts. (Dieciséis varas), y a 0.838 mts, (una vara) de distancia de la fachada de la

casa. Se proyectó colocar cuatro árboles frutales o silvestres en la fachada de la

casa para que sirvieran de ornato al pueblo y que proporcionarán sombra a la

casa.39

Barrio de Oficiales. El barrio de los oficiales y marineros se construiría al sur y a espaldas de

las accesorias de las casas reales, su conformación sería igual al pueblo de

indios es decir, cada casa tendría como fachada 10.00 mts. (Doce varas) de

ancho y 21.00 mts. (Veinticinco varas) de largo, la distribución arquitectónica

debería de ser de la siguiente manera: se construiría una habitación para los

padres y otra para los hijos, para que tuvieran privacidad toda la familia,

asimismo, les quedaría un corralito para poner a los animales domésticos y a las

gallinas.40 No se les permitiría fabricar cuartos principales para que sus casas no

quiten la ventilación a las del centro de la población, y a todos se les obligaría a

38 Francisco Altable, Testimonios californianos de José de Gálvez., pp. 291 y 292.

39 Ibídem., p. 292.

40 Ibídem., p. 290

30

pintar de blanco (blanquear) las fachadas y el interior de las casas, las

puertas, ventanas y demás ornatos exteriores deberían de ser uniformes. El piso

se colocaría (embaldosarlas) con ladrillo o piedra.41

A los pobladores españoles y soldados de la escolta, que hubieran querido

labrar tierras para sembrar granos, se le señalarían por el gobierno, dos o más

lotes (suertes) de dimensiones cada una de 168.00 metros de largo (doscientas

varas) y 84 metros de ancho (cien de ancho), según el mérito, aplicación

posibilidad y circunstancias que concurrieren en cada uno, pero estos

repartimientos harían en terreno separado enteramente del que se diese a los

indios en común y particular. Originada en el real de Loreto, 29 de abril de 1769.

Don José de Gálvez. 42

Con toda la autoridad y buenos deseos que contaba Gálvez para reformar

y aplicar sus decretos en tierra californiana no funcionó. Al final de cuentas, los

indios no recibieron tierras, los pobladores empezaron a regresar a la

contracosta convencidos de la dificultad en la que se encontraban, los mineros

andaban al poco tiempo solicitando el apoyo en las misiones, los pueblos cuya

traza y construcción se había reglamentado en detalle carecieron de gente que

los levantara y viviera en ellos. José de Gálvez volvió a tierras continentales

para llevar a cabo otras labores. Los decretos californianos empezaron a

41 Francisco Altable, Testimonios californianos de José de Gálvez., pp. 292.

42 Ibídem., pp. 294.

31

marginarlos y olvidarlos poco a poco en los archivos de la capital civil de la ya

entonces llamada Antigua California.43

1.3. Antecedentes del Arte.

A partir de los temas arquitectónicos se estará haciendo mención de

algunos conceptos que son convenientes definir, con el sentido en que serán

usados en esta tesis; son conceptos de la historia y de la teoría del arte que

sirven de referencia para mi trabajo, convencional en muchos casos, para

ubicar una obra o elementos arquitectónicos en un entorno general en un

principio y particular como detalles.

Es necesario hacer notar que la evolución del fenómeno arquitectónico en

la Antigua California no puede desvincularse de las condiciones en que se

originó la arquitectura en la Nueva España, como resultado de la combinación,

no de dos, sino de varias culturas, y que los cambios que iban surgiendo, en

Italia durante los siglos XVI y XVII y en Francia en el XVIII, llegando primero a la

península ibérica para, después de haberse arraigado en la metrópoli, pasar a

tierras de la Nueva España para ser transformados, y de ahí, aplicarlos de

manera sencilla y austera en las tierras californianas, en la cual, a pesar del

clima y de las adversidades del medio ambiente, pondrían a prueba todas las

teorías arquitectónicas y los técnicas artísticas y constructivas para edificar las

misiones californianas.

43 Ignacio del Río, El Noroeste del México Colonial, Estudios Históricos., p. 188.

32

1.3.1. Las Temporalidades de la Arquitectura.

La división de los estilos arquitectónicos se estableció en el siglo XIX para

definir las etapas históricas suscitadas a lo largo del tiempo, esos períodos

pasarían a formar parte de los llamados estilos: Románico, Gótico,

Renacimiento, Barroco y el Neoclasismo. Esta división de la historia es útil

porque se puede ubicar en cierto periodo una construcción determinada, sin

embargo; a menudo es aparente, y raya en lo confuso cuando se pretende

reducir todo un siglo a los estrechos límites de una simple noción definitoria.44

Ésta confusión no se presenta entre la arquitectura clásica de un templo griego y

una catedral gótica, ya que la distinción es clara y precisa en cuanto a las

distintas dimensiones y distribución arquitectónica, el tratamiento de los

elementos, la diferente utilidad, su simbolismo y sus sistemas constructivos tan

particulares lo hacen único en su estilo.45

Las clasificaciones de los estilos posteriores al siglo XV se notan más

contradictorios a medida que su estudio se realiza con mayor detalle; sin

embargo, sería incierto pretender tener una exactitud en la división de una

actividad cultural tan compleja como lo es la arquitectura. Parece, que cuando

mucho, se puede llegar a someter a las comparaciones. Esto es extensivo a la

arquitectura novohispana en lo que se refiere a las denominaciones como:

renacimiento, neorenacentista, manierista o neoclásico. Constantemente caben

44 Antonio Amat, Pedro Azara y otros, El Gran arte en la Arquitectura, Editorial Salvat 1992, Libro

Vol. 19 Barroco I, ISBN: 84-880663-90-3 Impreso en España p.865 45

Israel Katzman, Arquitectura del siglo XIX en México, Editorial Trillas, México. Segunda Edición, mayo 1993., p.75

33

las preguntas de por qué se le da el nombre a un estilo considerando la

procedencia de su decoración y no por el tipo de espacio o viceversa.

En Europa, a pesar de que en los siglos XVII y XVIII predominó la

arquitectura barroca, gran número de edificios de esa época no están más

alejados de la antigüedad clásica que los renacentistas del siglo XVI o los

llamados neoclásicos del XIX. En realidad subsiste una continuidad con altibajos

desde el siglo XV hasta principios del XIX que es preferible envolver con el

término clasicismo, en vez de hablar de neoclasicismo desde una fecha

arbitraria y advertir interminables “antecedentes”. Naturalmente que la

continuidad a la que se hace referencia no implica ni exclusividad ni predominio,

y se sabe que el clasicismo fue mayoritario en el XIX y no en el XVII.46

Algo similar se podría decir en relación a la arquitectura novohispana,

aunque basándose en el pequeño porcentaje de edificios coloniales tratados

hasta hoy por sus historiadores, parece evidente que lo clásico fue mucho más

tenue que en la de Europa en la misma época. La transformación de la

arquitectura novohispana desde fines del siglo XVIII hasta principios del siglo XX

fue paulatina. A grandes rasgos se puede decir que el uso de elementos

clasicistas en la arquitectura virreinal, se prolonga hasta el siglo XIX.47

46 Israel Katzman, Arquitectura del Siglo XIX., p. 78 y 79.

47 Ibídem., p. 80.

34

1.3.2. Manierismo.

Se designa como

arquitectura manierista aquella

que emplea los elementos de la

arquitectura clásica retirándose

de las normas establecidas, en

una aspiración de conseguir una

libertad formal que busca

conseguir un efecto propio, su arraigo fue tal que aun en pleno siglo XVIII, en los

monumentos de mayor esplendor barroco, permanecieron íntegros algunos

elementos de la arquitectura manierista.48

La arquitectura manierista fue desarrollada por Miguel Ángel, Paladio y

otros. Un estilo lleno de equilibrio formal, refinamiento y sofisticación, fue

desarrollado en Italia, trasladado a España y a la Nueva España, en donde más

que una reacción al clasicismo es una nueva etapa en la que el deseo de

trasformación está caracterizada por la introducción de cambios en las

proporciones de los edificios, de los elementos arquitectónicos y de nuevos

elementos decorativos.49

El manierismo se adoptó y se difundió en toda la Nueva España, su arraigo

fue tal que aun en pleno siglo XVIII, en los monumentos de mayor esplendor

48 Xavier Cortés Rocha, El clasicismo en la arquitectura mexicana., pp.22 y 23.

49 Ibid.

Foto 4: Autor. La Galería Uffizi, Florencia

35

barroco, permanecieron incólumes algunos elementos de la arquitectura

manierista, como las plantas de cruz latina en parroquias y templos.50

1.3.3. Los Inicios de El Barroco

El periodo que determinó el

origen histórico del movimiento

barroco se inicia en Europa a

finales del siglo XVI y perduró

hasta mediados del siglo XVIII,

en la época del absolutismo. El

concepto de barroco surgió en

Roma con el movimiento de Contrarreforma, cuya fuerza impulsora de la

renovación artística, ofreció los requisitos ideológicos para un cambio profundo

en las instancias espirituales y terrenales para que pudieran desplegar un poder

casi ilimitado, asumió junto a las demás artes la tarea de impresionar a la gente,

conmoverla y convencerla del orden interno de las cosas. El Barroco fue el

resultado de un proceso de transformación del movimiento conocido como

manierismo y el Renacimiento. Este nuevo estilo arquitectónico fue difundido

durante décadas por los artistas romanos.51

50 Martha Fernández, Artificios del Barroco, México y Puebla en el siglo XVII, Universidad

Nacional Autónoma de México, Primera Edición 1990., p. 29 51

Rolf Toman, Historia de la Arquitectura de la Antigüedad Clásica hasta nuestros días,

Copyright Parragón 2009, edición española, imp. en China., p. 191

Foto 5: Autor. Fuente de Trevi, Roma

36

El término que conocemos como barroco apareció en un diccionario

enciclopédico francés del siglo XIX (1878) en donde se asegura que el término

apareció por primera vez en 1690 en el diccionario de Furetiére, fue aplicado a

las perlas mal formadas y, según el mismo autor, fueron los religiosos de

Trévoux quienes desde 1724 le dieron su significación figurada, aplicándolo a lo

que es irregular, raro desigual.52

El barroco como estilo arquitectónico tiene derivaciones clasicistas y se

transformó en un prototipo con propias reglas de diseño y de ornamentación, se

caracterizó por su libertad y variedad de formas, con ello, dominó gran parte del

arte occidental desde la segunda década del siglo XVII, hasta finales del siglo

XVIII y se tienen todavía algunos ejemplos en el siglo XIX y principios del siglo

XX en donde reaparece el barroco en la ampliación del colegio de San

Ildefonso, y en la terminación del palacio del Ayuntamiento y la capilla del

panteón Inglés.

En la Nueva España, el

barroco, además de ser el arte de

la época, es el que se acomoda a

la circunstancia del país. Jorge

Alberto Manrique menciona que

“los criollos, necesitados de

52 Carlos Chanfón Olmos, Historia de la Arquitectura y el Urbanismo Mexicanos, Vol. II y III. 1ª Edición 2004, UNAM, facultad de Arquitectura y Fondo de Cultura Económica, México., p. 46

Foto 6: Autor. Catedral de México

37

afianzar su propia personalidad americana y diferente de Europa, estaban

deseosos de enseñar su orgullo y la riqueza del país, por ello, encontraron en la

exuberancia, la riqueza y la libertad de las formas barrocas como su mejor

aliado”53. El barroco tenía maneras y comportamientos propios, los cuales

coincidirían con el espíritu y las necesidades anímicas de su tiempo y de su

sitio. El carácter conservador de la sociedad criolla, que se sentía precisada a

mantener ciertos valores aceptados por ella misma como propios, le ofrecían

una garantía de su existencia y de su lugar en el mundo; eso se refleja en las

formas artísticas como una tendencia opuesta al cambio natural y a los modelos

venidos del otro lado del Atlántico, siempre notorios pero vistos con

desconfianza y no aceptados sin resistencia.54

1.3.3.1. Los Argumentos Del Barroco.

Durante el siglo XVI ocurrió una transformación

en la Iglesia Católica de Alemania, dando lugar a las

Reformas Protestantes que concluirían con la

separación de la iglesia católica romana. Ese

movimiento fue iniciado por Martín Lutero en

Alemania y apoyado por Juan Calvino desde París y

después desde Ginebra. A este movimiento se le

53 Jorge Alberto Manrique, Una visión del Arte y de la Historia, Tomo III, ……, p.53

54 Ibídem., p.53

Foto 7: Autor. Escudo del Orden de la Compañía de

Jesús, Misión de San Javier, B.C.S.

38

llamo Reforma. En respuesta a ello, la iglesia de Roma implantó la

Contrarreforma, cuya importancia fue provista por el Concilio de Trento en 1545,

y concluida en 1565.55 Una de las aportaciones más importantes es la fundación

de la congregación de la Compañía de Jesús, la cual, se dedicó a ratificar la

doctrina de la Iglesia Católica, defendiendo sus tradiciones y reformando sus

costumbres. De las manifestaciones culturales de la Contrarreforma destacó el

barroco, cuya producción artística europea fue muy importante, a tal grado que

fue el estandarte de la misma Contrarreforma. Los grandes temas en donde se

fija la atención del mundo artístico del barroco durante más de un siglo son tres:

1.- El movimiento barroco deriva de la interpretación de la naturaleza como

un acaecimiento incansable y viene representado por una percepción abierta de

los sentidos.

2.- La luz, es el centro del debate barroco desde Caravaggio. Con ella,

Bernini ilumina sus obras desde fuentes ocultas, aun en detrimento de la

composición arquitectónica. Este ilusionismo óptico derivado del binomio forma-

luz y forma-color tiene su particular traducción en el carácter escenográfico de la

arquitectura barroca.

3.- Ilusionismo escenográfico. Se manifiesta tanto en los elementos como

en el conjunto del edificio. En los elementos arquitectónicos, la nota esencial es

la libertad con que son tratados, desentendiéndose en ellos de las normas

55 Lutz, Heinrich, Reforma y Contrarreforma, Madrid, Alianza Editorial, col. Alianza Universidad, 1992, p.33-37

39

renacentistas por el deseo obsesivo de movimiento: los entablamentos se

curvan y los frontones se parten y describen curvas, contra curvas y espirales.

Este amor desenfrenado por lo curvilíneo triunfa en la columna salomónica,

ejemplo emblemático del estilo barroco,56 cuyo cuerpo se retuerce en forma

helicoidal expresando de una manera la idea de movimiento. Esta columna,

tiene su origen simbólico en el templo de Salomón.57

1.3.2.2. Las Modalidades del Barroco en el Arte de la Nueva

España.

Entre los historiadores del arte es común hablar de la arquitectura

novohispana, así como con los arquitectos sobre el término “barroco

novohispano”. Por esto se entiende al periodo artístico y arquitectónico

desarrollado en la Nueva España, cuyas obras corresponden al estilo barroco,

con características propias e individuales, que las determinan no únicamente

como pertenecientes a ese estilo, sino como integrantes de una peculiaridad con

personalidad propia, y cuya extensión cubre todo el arte novohispano.58 Jorge

Alberto Manrique menciona que algunos investigadores insisten en que el arte

colonial mexicano tiene esa personalidad individual y que no requiere

demostraciones. Sin embargo, al llegar al estudio detallado de las obras se

enfrentan a un problema: ¿Cuáles son los rasgos específicos que permiten

56 José Ramón Alonso Pereira, Introducción a la historia de la Arquitectura, Editorial Reverté, S.A. Barcelona 2005, Impreso en España., p.157

57 Enrique X. de Anda, Historia de la Arquitectura Mexicana, Edición Gustavo gili, S.A. de C.V. México 1995., p.120

58 Jorge Alberto Manrique, una visión del arte y de la historia. Tomo III., p. 191

40

determinar su propio carácter? La existencia de conjuntos arquitectónicos que

responden a necesidades propias del momento en que fueron construidos y que

no siguen exactamente los modelos europeos, ya que introducen elementos

totalmente nuevos podría ser, evidentemente, una pretensión para asegurar su

“propio estilo”, pero esto no resuelve el problema, puesto que la sola disposición

de los elementos constitutivos de una construcción no es suficiente para

determinar la existencia de un estilo.59 Aceptando, que existe un arte colonial

que pasaría a ser novohispano, es necesario determinar cómo se efectuó la

realización de las formas españolas (o europeas vía España) en la Nueva

España, y tratar de determinar las “reglas” fundamentales que rigieron a la

implantación de las formas artísticas europeas, a lo largo de la lenta admisión de

las innovaciones estilísticas, con esto se puede ayudar a entender la razón de

las peculiaridades de estilo novohispano durante los siglos de la colonia.

Entrado el siglo XVII la situación cultural había cambiado; no era ya la de

las primeras décadas que siguieron a la Conquista; se había estructurado lo que

podemos llamar una cultura criolla, a la que artísticamente se asimilaban la

ciudades y los pueblos. Pero la transferencia de formas artísticas españolas

continuó, porque idealmente Europa seguía siendo el modelo. En el Arte la

Nueva España (posteriormente México) no se “inventarían” formas propias:

desde luego nunca hubo la conciencia de inventar algo diferente. Sin embargo,

la sociedad colonial tenía una estructura de tendencia reservada. Por una parte

59 Jorge Alberto Manrique, una visión del arte y de la historia, Tomo III., p. 191

41

tiene que inventarse, y lo hace como una actualización de Europa, pero por otra

parte siente también la necesidad de definirse frente a Europa (Francisco de la

Maza establece que en el siglo XVII es cuando aparecen los principios claros de

un “nacionalismo” en la Nueva España).60

Los cambios arquitectónicos del renacimiento al barroco que son

trasladados a la Nueva España, se presentan con notable atraso con referencia

a España. A pesar de ello, en esa época se definen y establecen algunas de las

estructuras que se conservarán y se mantendrán contra toda transformación

durante dos siglos: entre ellas la mencionada planta arquitectónica de forma de

cruz latina en las iglesias, la tajante división de partes “activas” (decoradas) y

partes “pasivas” (simplemente estructurales), y el gusto por el colorido entre

otras. Las modalidades de ese cambio están ahora determinadas por una nueva

estructura, la cual, la sociedad novohispana se resiste a recibir, pero llega un

momento en que la presión es tal que tienen que ser aceptadas; y entonces

resulta algo interesante: una vez inmersas en el interior de la vida artística

novohispana se reconocen como propias, y actúa entonces el mismo

mecanismo explicado anteriormente, según el cual el novohispano se aferra a

ellas de manera decidida y con gran pasión.61 Las nuevas formas

arquitectónicas se aceptan siempre tarde en la Nueva España, pero cuando

60 Jorge Alberto Manrique, una visión del arte y de la historia, Tomo III., p. 195-196.

61 Ibíd.

42

estas son aceptadas, tienden a repetirlas incansablemente, pues ya las

reconocen como propias.

Como ejemplo de la

tardanza en la introducción de los

elementos arquitectónicos

podemos mencionar la columna

salomónica, que habían de

transcurrir más de cuarenta años

después de que Bernini62 la había

usado en San Pedro del Vaticano para que se implantara en la Nueva España y

más de treinta después de que era ya común en España, es decir, habían

pasado setenta años cuando las utilizo Bernini por primera vez. Pero una vez

que empezó a utilizarse, fue empleada con tal satisfacción que casi no hay

retablo que no esté construido con apoyos salomónicos desde los últimos años

del siglo XVII hasta las dos primeras décadas del siglo XVIII. La admiración es

todavía más notable con la aceptación de la pilastra estípite,63 que hacia 1660

62 Nació en Nápoles, Italia. Escultor, arquitecto y diseñador, creador de la escultura estilo

Barroco en el siglo XVII, las obras de Miguel Ángel fueron su fuente de inspiración. Los trabajos que realizó durante su vida son cuantiosos. fuentes públicas, decoración de iglesias y obras arquitectónicas. La técnica de Bernini en mármol, es de un realismo exuberante, sobre todo cuando se trata de expresiones del rostro. Y en lo relativo a la textura de la piel y las sombras fue un innovador en su época.

63 En su Vocabulario básico de arquitectura, José Ramón Paniagua aporta la siguiente definición

de estípite: “Elemento tronco piramidal invertido, bien con función decorativa a manera de balaustre, o con función constructiva en lugar de una columna o una pilastra”. el estípite fue, sin duda, uno de los aportes más característicos y originales del Arte Barroco. Su presencia

Foto 8: Autor. Baldaquino de San Pedro, Roma

43

usaba Borromini en Italia,64 mientras que en España su principal promotor fue

Benito Churriguera quien en 1689 la utilizó por primera vez en la Pira funeraria

dedicada a María Luisa de Orleans. En la Nueva España es debido a la mano

de Lorenzo Rodríguez, discípulo de Jerónimo de Balbás, quien la introdujo en

1718 para crear el diseño y la obra del Sagrario Metropolitano de la Catedral.65

El estípite se convirtió en el elemento definitivo del barroco novohispano y cubrió

retablos y fachadas a lo largo y a lo ancho del territorio, con este elemento se

realizaron grandes obras, también se elaboraron trabajos humildes, era tal el

éxito que se realizaron obras religiosas y civiles.66

Jorge Alberto Manrique clasifica el barroco

novohispano en “barroco salomónico” y “barroco

estípite”, porque esos elementos llegan hacer

distinguible una modalidad artística por el

vehemencia con que fueron aceptados en la Nueva

España.67

De éste modo, tal vez, pueda entenderse

cómo los elementos arquitectónicos españoles

en los retablos de numerosos templos de España y América da buena cuenta de ello, destacando por su variedad y su rica ornamentación.

64 Arquitecto suizo-italiano, considerado uno de los máximos exponentes del barroco romano.

65 Enrique X. de Anda, Historia de la Arquitectura Mexicana, Edición Gustavo gili, S.A. de C.V. México 1995, p.121

66 Jorge Alberto Manrique, una visión del arte y de la historia, Tomo III. …… p. 195-196.

67 Ibídem., p. 197.

Foto 9: Autor. Catedral de Zacatecas.

44

toman un sentido diferente en la Nueva España; una gran semejanza en su

aspecto general y una infinita variedad en los aspectos menores, todo ello

redunda en las peculiaridades arquitectónicas en el arte colonial de la Nueva

España.68 Toda la arquitectura que se desarrolló no fue pretendida como un

nuevo estilo arquitectónico, fue una transformación y adecuación de las formas

artísticas.

1.3.3.2. El Menosprecio del Barroco de la Nueva España.

La visión ibérica ignoraba frecuentemente el desarrollo y la calidad del

conocimiento adquirido en la Nueva España, además, el menosprecio europeo

por la realidad americana no provenía únicamente de España. Con un

determinismo expresado bajo la más rigurosa “cientificidad”, los ingleses Pauw,

Raynal, Manmontel y Robertson, así como el francés Bouffon, elaboraron

diversas tesis en las cuales se juzga el carácter americano como débil y

susceptible a degenerar. Con un escepticismo histórico se determina la

incapacidad de producirse en tierras americanas un pensamiento y una ciencia

a la par de las europeas.69

La respuesta criolla se hace oír en el siglo XVIII de manera violenta y

controversial. Benito Jerónimo Feijoo, Monje Benedictino de la Congregación de

España hablo en su Teatro Crítico Universal a favor de los criollos, refiriéndose

al “error común” de considerarles incapaces y perezosos. La reacción criolla en

68 Jorge Alberto Manrique, una visión del arte y de la historia, Tomo III. ……. p. 199.

69 Carlos Chanfón Olmos, Historia de la Arquitectura y el Universo Mexicanos, Volumen II, El

Periodo Virreinal., p. 144.

45

Nueva España, como en toda América, no se dejó esperar y, a través de las

réplicas escritas, las embajadas y las solicitudes oficiales, la intelectualidad

criolla insistió en ser considerada en los proyectos peninsulares relacionados

con Nueva España.70

Desde el establecimiento de la arquitectura neoclásica en México, a finales

del siglo XVIII, el estilo barroco (que aún no tenía ese nombre) fue valorado

negativamente. Tanto la denominación del barroco como otros estilos se deben

a la crítica e historia del arte del siglo XX, evidentemente.71

En el siglo XIX, cuando México ya era un país independiente, fueron dos

poetas decimonónicos los primeros que identificaron la expresión del término

barroco, con el nombre de “Churriguera”. Sus noticias impresas datan de 1856,

como se advierte en el libro titulado México y sus alrededores, editado por

Decaen. Los poetas fueron Marcos Arroniz (1828-1858) y el autor de la letra del

Himno Nacional Mexicano, Francisco González Bocanegra (1824-1861). Ambos

se refirieron al estilo Churriguera en términos despectivos, ya que en esa época

México todavía tenía tendencias clasicistas, a pesar de la corriente tecnológica

ingenieril y las primeras señas del eclecticismo.72 A las opiniones despectivas

siguió una aparente indiferencia para luego iniciarse las opiniones y juicios

70 Coordinador Carlos Chanfón Olmos, Historia de la Arquitectura y el Universo Mexicanos,

Volumen II, El Periodo Virreinal.,p. 144. 71

Jorge Alberto Manrique, “México se quiere otra vez barroco”, en Arquitectura Neocolonial, América latina, Caribe, Estados Unidos, Memorial: Fondo de Cultura Económica, 1994, Sao Paulo., p. 35

72 Carlos Chanfón Olmos, Historia de la Arquitectura y el Urbanismo Mexicanos, Vol. II y III. 1ª

Edición 2004, UNAM, facultad de Arquitectura y Fondo de Cultura Económica, México., p. 46 y 47.

46

laudatorios. Hacia los últimos años del siglo XIX los críticos empezarían a

cambiar el concepto para considerar el estilo barroco como término

representativo de la personalidad artística mexicana.

1.3.3.1. La influencia de El Barroco en la arquitectura jesuítica.

La difusión del barroco se dio a

partir del siglo XVI por medio de la

Iglesia Católica, por ello, la

Compañía de Jesús utilizó el énfasis

retórico del arte Barroco para

transmitir sus manifiestos de fe.73

Las construcciones religiosas

sirvieron mucho para ello, la fachada principal de la iglesia Il Gesú, construida

en Roma en 1568 por Giacomo de la Porta, tuvo tendencias anticlasicistas que

condujeron al desarrollo y expansión de la arquitectura barroca y con el estilo de

la contrarreforma, se convirtió en un icono de la arquitectura barroca, cuyas

superficies y volúmenes adquirieron ritmo y movimiento, apoyada en los

conceptos del Concilio de Trento (1545-1563), que exigía un espacio para

predicar en el que los fieles tuvieran a la vista el altar mayor. Estos conceptos

tomaron cuerpo en la iglesia de una sola nave con formas contorneadas que se

emplearon cada vez más con más frecuencia, tanto en la planta arquitectónica

73 Rolf Toman, Historia de la Arquitectura Copyright Parragón 2009, edición española, imp. en

China., p. 191

Foto 10: Autor. Il Gesú, Roma

47

como en el alzado. Esta iglesia fue copiada cientos de veces con ligeras

variaciones y por ello, siguió siendo un ejemplo en cuanto a la tipología hasta

entrado el siglo XVIII.74

La Compañía de Jesús manifestó su ideología arquitectónica mediante dos

estilos arquitectónicos: el manierismo y el barroco. Las primeras actividades

constructivas realizadas por la Compañía de Jesús se desarrollaron cuando las

expresiones manieristas estaban en proceso, los misioneros interpretaron el

modelo estilístico, produciendo soluciones diferentes debido a un fuerte espíritu

humanista y que al parecer tenía su origen en las ciudades. A partir de ese

momento, se adoptaron diversos criterios hasta llegar al siglo XVIII cuando el

barroco se hace presente.75

En la construcción de las edificaciones de la Compañía de Jesús, existe

una ausencia de elogios de los misioneros ante sus propias obras, ya que

resulta de una actividad de humildad, por ello, el creador de las obras es

frecuente que pase al anonimato. Para los misioneros, la obra es más

importante que el artista y resulta entendible que se desconozcan los autores de

las creaciones como Tepotzotlán, Zacatecas o Puebla. La arquitectura de los

jesuitas en la Nueva España debió estar regida de acuerdo al derecho, validado

por los principios comunes de toda la congregación. Desde 1558 se intentó

reglamentarla, con esas medidas se intentaba evitar la improvisación y el

74 Rolf Toman, Historia de la Arquitectura., p. 184-191

75 Israel Katzman, Arquitectura del Siglo XIX., p186

48

derroche en las construcciones. Este sistema no fue del todo eficaz, pues

después de la aprobación no había control sobre las construcciones. A partir de

1668 se agregó: que la construcción de los establecimientos se adapte a usos

religiosos, que sean simples, salubres y funcionales y que no se ostenten en

ninguna de sus partes deslumbrar ni por materiales ni por el estilo. Las obras

realizadas no fueron hechas para ser admiradas, su función fue solo para su

utilidad. Uno de los apartados que fue importante fue la realización de los

proyectos, ya que debían especificar el orden de arquitectura con que se

pensaba construir el edificio y precisar la ornamentación que iban aplicar a fin de

no dejar que los ejecutantes tuvieran la libertad plena en su construcción. Sin

embargo, los constructores se tuvieron que adaptar a las circunstancias

existentes en la localidad, los materiales y los recursos con los que contaban76.

1.3.3.2. El Barroco en la Arquitectura de la Antigua California.

Mientras en la región central de la Nueva España el barroco se

consolidaba como el lenguaje de la cultura novohispana, la Antigua California,

no se manifestaba esa abundante producción cultural.

Es difícil determinar el momento preciso en el que aparece el barroco en la

Antigua California, aunque es obvio pensar que éste llegó como lenguaje

cultural de la evangelización misional. En la cuarta década del siglo XVIII, de

manera circunstancial las incipientes muestras del barroco se realizaron

76I Marco Díaz, La Arquitectura de los Jesuitas en Nueva España., pp. 189-190

49

principalmente en las sencillas portadas de algunas de las misiones jesuíticas,

en la mayoría de los templos, las repercusiones constructivas estuvieron

siempre determinadas por el factor económico y por las condiciones geográficas

en las que se encontraban. De formas sencillas, un tanto disminuidas, el

barroco realizado en la Antigua California tuvo también su expresión en las

modestas obras edilicias que los

misioneros jesuitas dejaron en los

templos más sencillos y en las

visitas de misión que fueron

construidas con adobe y piedra, y

de los cuales, han desaparecido la

mayoría, algunas se han

transformado, y otras están en ruinas, caso excepcional es el de San Juan

Londó, queda la mitad del templo y La Presentación, queda solo ruinas y obras

hidráulicas. Las obras hechas a raíz de la poca bonanza en la producción

minera iniciada en 1748 en el Real de Santa Ana y posteriormente en el Real de

San Antonio no fue suficiente para que se generara alguna arquitectura que

fuera representativa del arte novohispano, fueron construcciones, sencillas y

rusticas, de muros de adobe y cubiertas de madera y palma, todos estos

materiales se fueron degradando a lo largo del tiempo hasta destruirse o quedar

en ruinas por las inclemencias del tiempo o por la intervención de la mano del

hombre.

Foto 11: Autor. Visita La Presentación (1995), Baja California Sur.

50

1.3.3.2.1. Los Retablos Barrocos en la Antigua California.

Dentro del género religioso en la

arquitectura novohispana, el retablo es un

elemento que destaca por sus virtudes

escénicas, esencial para la representación

religiosa, la cual, fue protegida por el

movimiento de la Contrarreforma de la

Iglesia Católica. Transformándose así, en

un objeto necesario en la producción

arquitectónica en la época barroca.

El retablo evolucionó gradualmente de

ser un sencillo entablado apoyado sobre el

muro frontal, a los exuberantes esquemas

iconográficos del siglo XVIII, con lo cual, llegaron a cubrir la totalidad del ábside.

En el proceso de la conquista y evangelización, la tradición del retablo

llegó a México desde sus inicios; las representaciones iconográficas construidos

en los siglos XVI y XVII conservaron una estructura básica de diseño más o

menos rígida, que poco a poco se perdió en el siglo XVIII a medida que el

lenguaje barroco se hizo más exuberante, incurriendo en los extremos de la

abundancia en la modalidad del barroco anástilo. Para el caso de la Antigua

California en los ejemplos que aún permanecen, fueron llevados los retablos

desde la ciudad de México. El retablo de la misión de San Francisco Javier fue

Foto 12: Autor. Retablo Principal, Misión de San Javier, B.C.S.

51

trasladado desde Tepotzotlán en 32 cajas, como lo publicó el padre Baegert en

sus cartas.77

Los elementos estructurales de

un retablo son los que reglamentan

la descripción y explicación de éste,

para entenderlas es necesario

señalar cada uno de los elementos

que lo conforman:

En los retablos de las misiones

californianas, el sotabanco es un

basamento de piedra que soporta la

estructura de madera. Por lo general,

tiene la altura de la mesa del altar, cuyos elementos aparecen simétricamente

dispuestos en torno a ésta. La predela es el primer elemento que en el retablo

aparece de inmediato sobre la mesa del altar; es común que se ubique en el

centro, para colocar en ésta el sagrario (lugar donde se colocan las hostias y los

vasos sagrados).

Los soportes son columnas o pilastras, de orden jesuítica en el caso de la

misión de San Francisco Javier y dominica en el caso de la misión de San

Ignacio. Ambos son de estilo barroco y cumplen la función de sostener los

diversos cuerpos del retablo y en cuyos capiteles se sostiene el entablamento.

77 Baegert, Noticias de la Península., p.172

Ilustración 2 Retablo Lateral, Misión de San Ignacio

52

Con el referente de las pilastras en el retablo podemos determinar las calles, es

decir, los espacios o sectores verticales que generan unos elementos llamados

intercolumnios y que se utilizan para alojar diversos nichos, donde se colocaron

las imágenes escultóricas o pinturas. Es muy común que la calle central sea

más amplia, por ser la principal y la que se dedica en exclusiva a la devoción

rectora. En el caso de la misión de San Javier y San Ignacio, se colocaron las

esculturas en la parte central del retablo a la que estaba dedicado cada uno de

los templos, en derredor de este se colocaron imágenes religiosas, según el

plan de quien lo había ordenado.

El elemento principal empleado en la construcción de los retablos fue la

madera, aunque en el arte novohispano, además de éste, se recurrió a la

argamasa. Se utilizaron diversas tecnologías que implicaron una mano de obra

específica. En cuanto a la elaboración se realizaban de acuerdo a los pedidos y

a la advocación a la que estaba dedicada, en el caso de la Nueva España

resulta difícil determinar la autoría de la obra, para el caso de la Antigua

California se considera casi imposible, ya que hasta el momento, no se han

encontrado testimonios que dé cuenta de las personas que ayudaron en su

construcción.

Es necesario mencionar la manera en que se fabricaban los retablos, los

más tradicionales se construían de madera, como ya se mencionó, para su

construcción participaron varios artesanos de los más diversos gremios: el

alarife hacía el plan del retablo, siguiendo las indicaciones de quien lo había

53

ordenado; después intervenían el maestro carpintero y los entalladores que

daban forma a todos los detalles. Concluidas las distintas partes del retablo se

doraban y posteriormente se numeraban para darle un orden a las piezas,

después se acomodaban perfectamente y embalaban para trasladarlos por vía

terrestre y después por mar en dirección a la península de California. Ya

estando en tierras californianas, el ensamblador hacia las uniones de cada pieza

y lo colocaban sobre el muro que correspondía. Finalmente, el dorador o pintor

de oro, se dedicaba a darle el acabado a los detalles que le hacían falta;

eliminaba las asperezas por medio de un lijado, aplicaba una ligera capa de

yeso para darle una superficie tersa; luego aplicaba una capa de bol, mezcla de

color rojiza, elaborada con arcilla de Armenia o alguna similar y el tejido

cartilaginoso de conejo, la cual permitía que la hoja de oro se adhiriera de

manera perfecta, para finalizar se le daba el último por medio de un bruñido de

la superficie con piedra de ágata. Este mismo procedimiento se utilizó para dorar

el retablo cuando se construyó.78

En la producción artística de los retablos y en el sentido escultórico de los

elementos religiosos con las que contaban los templos de la Antigua California

pudo deberse, entre otras cosa, primordialmente a su lejanía de los centros

artesanales; a la falta de “bienhechores” que pagasen los retablos y la reducida

población de españoles en las misiones, particularmente pobres, y por último a

78 Maquivar María del Consuelo, ―Escultura y Retablos, Siglos XVI-XVII‖, en Historia del arte

mexicano, tomo 8, México, SEP-Salvat, 1982., p. 1005

54

la falta de materiales y de recursos en la propia California. Sin embargo, a pesar

de los problemas anteriores, al parecer en ocho templos tuvieron varios retablos

de tipo barroco, sin embargo, es casi seguro que debieron haberse trasladado

desde la capital de la Nueva España, con todo y las dificultades que esto

implicó. Al paso de los años toda la ornamentación con la cual fueron creados

fue desapareciendo y son solamente los retablos de la misión de San Javier y

San Ignacio las únicas que quedan, de los seis retablos, cinco se encuentran

casi inalteradas hasta nuestros días.79

Bárbara Meyer establece que:

―desde el punto de vista estilístico hay una marcada diferencia entre los retablos llevados por los jesuitas y los que mandaron los dominicos a California peninsular. Los de San Francisco Javier son distintos entre sí y no forman una unidad a pesar de ser todos ejemplos representativos del barroco mexicano, elaborados en el segundo y tercer cuarto del siglo XVIII. Los retablos de San Ignacio en cambio, son estilísticamente similares entre ellos; destaca el principal por su mayor tamaño; los otros dos, ubicados en la nave del crucero uno frente al otro, son idénticos en cuanto a estructura y ornamentación. Estos tres forman un conjunto equilibrado y la única muestra del barroco tardío o ultra barroco de la segunda mitad del siglo XVIII.80

1.3.3.2.2. El Final del Barroco Novohispano

El cambio arquitectónico que se realiza a finales del siglo XVIII en la Nueva

España es suscitado por el rechazo cada vez mayor del barroco por la

79 Bárbara Meyer, Iglesias de la Antigua California, Fachadas y Retablos del Siglo XVIII, Instituto

Nacional de Antropología e Historia, Primera edición, México, 2008, p.105 80

Ibídem., p.105

55

utilización de los órdenes clásicos, el cual, incrementa el número de

construcciones respecto al siglo XVII.81

El número de edificaciones disminuye con las guerras de independencia

para aumentar progresivamente después de éstas. El país deseaba ser

moderno, y para serlo debía lograr su independencia, ideológicamente también,

debía abandonar en lo arquitectónico el estilo barroco, el cual, se detestó en el

siglo XIX: “el barroco era el estilo con el que se identificaba la época colonial,

esto es, aquel pasado detestable que no quería recordarse. No eran tiempos

para reconocer el valor de un estilo que, a la luz del propio siglo XIX, era

bárbaro y que era el símbolo del obscurantismo religioso y de la tiranía de

España‖.82 Sin embargo, después de la Revolución mexicana, se pudo analizar

y clasificar la arquitectura barroca por parte de Gerardo Murillo, Manuel

Toussaint, Rafael García Granados, Luis Mac Gregor, Justino Fernández y

Francisco de la Maza, ellos crearon la idea de un barroco como arte, tomando

como punto de partida el barroco de la Nueva España de los años 1630-1730,

para conformar un nuevo sentido de nacionalidad.

En el libro Iglesias de la Antigua California, fachadas y Retablos, Bárbara

Meyer menciona “La fachada principal del templo de San Francisco Javier es

81 Israel Katzman, Arquitectura del Siglo XIX., p. 83

82 Jorge Alberto Manrique, México se quiere otra vez barroco., pp. 34- 35.

56

indiscutiblemente barroca y sigue los lineamientos de las portadas de ese estilo

novohispano del siglo XVIII, ajustada al esquema clásico de tres cuerpos”.83

1.3.4. La Conformación de la Arquitectura Clasicista.

El clasicismo resulta ser un

movimiento arquitectónico significativo

porque incluye elementos importantes e

innovadores del renacimiento. Lo menos

que se requiere en la arquitectura para

recibir el nombre de clasicista es la

existencia de la

columna clásica

(dórica, jónica,

corintia y

compuesta). A

mayor número de

elementos clási-

cos, sumados a

las columnas,

como lo pueden

ser; entablamento, frontón, pórtico, detalles como triglifos o mútulos, es más

83 Bárbara Meyer, Iglesias de la Antigua California, Fachadas., p.44

Foto 13: Autor. Basílica de Santa María Novella, Florencia.

57

aceptable la presencia de elementos que no son clásicos o que presenten

diferencias posteriores sin dejar de considerar la obra como clasicista84.

Los principales elementos de un orden arquitectónico son la columna y el

entablamento.85 La columna está compuesta por tres secciones: Base, fuste y

capitel. Las columnas pueden ser de sección cuadrada o redondas usadas

sobre un pedestal o sin él, también se pueden utilizar pilastras (elementos

planos que resaltan sobre la superficie del muro)86.

1.3.4.1. El Clasicismo en la Arquitectura Californiana.

La tesis presentada intenta aclarar las relaciones que existen entre la

presencia de los elementos propios del clasicismo aplicados en la arquitectura

durante el periodo misional en la Antigua California, principalmente los

elementos arquitectónicos que sostuvo la Compañía de Jesús y que

encontramos reflejados en su producción de mayor o menor grado, ya que

éstos, fueron los que construyeron la mayoría de los templos religiosos.

Se han realizado algunos estudios de la arquitectura misional de la Antigua

California, en ellos, se ha mencionado que el barroco es el estilo con el que se

construyeron los templos misionales, sin embargo, no se le ha dado la justa

dimensión a la presencia del clasicismo, estructura básica a partir de la cual se

84 Israel Katzman, Arquitectura del siglo XIX en México., p. 76

85 Coronamiento de un orden arquitectónico que se compone de tres partes: Arquitrabe o parte inferior, friso o parte intermedia y cornisa o parte superior. Xavier Cortés Rocha, El clasicismo en la arquitectura mexicana., p. 39

86 Xavier Cortés Rocha, El clasicismo en la arquitectura mexicana 1524 – 1784, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Arquitectura, Primera Edición, abril 2007, editor Miguel Porrúa., p. 39

58

desarrolló el propio barroco y que se fue plasmando en las principales misiones

californianas, como lo fue en los templos de San Francisco Javier y San Ignacio.

Las misiones californianas se consideran del orden

barroco, tomando en consideración el periodo al que

corresponde o por la ornamentación de sus elementos

que adornan sus fachadas, sin embargo, es mucho más

complejo que el simple sentido definitorio. Los templos

californianos cuentan con otros elementos con los que se

deberían de regir y que poco se han analizado.87 Como

ejemplo: al llamar a la

misión de San Javier y

San Ignacio de Loyola barroca, cuando la planta

arquitectónica tiene forma de cruz de latina y que

sus orígenes arquitectónicos corresponden a los

estilos románicas y renacentistas, tendríamos

entonces que llamar de igual forma a buena parte

de las iglesias coloniales novohispanas o

californianas. A pesar de ello en estas misiones de la Antigua California existen

entre sí, notorias diferencias estilísticas, aun con idéntico espacio interno. En las

misiones como San Francisco Javier, San Ignacio de Loyola, existen

87 A excepción de Kubler, Katzman, Cortés Rocha, Martha Fernández, Carlos Chanfón que han

analizado profundamente los órdenes clásicos en México.

Ilustración 2 Misión San Javier, fachada principal.

B.C.S.

Plano: 1, Planta Arquitectónica Misión de San Javier, BCS

59

sobreposiciones arquitectónicas de los diferentes órdenes en sus fachadas, es

ahí, donde el clasicismo esta aplicado en las misiones.

1.3.4.2. La influencia clásica en la construcción misional.

Para entender los aspectos históricos del ámbito arquitectónico es

necesario definir en primer término a que se denomina arquitectura clásica; es

aquella que edificaron los griegos y los romanos desde el siglo VI a.c. y que

culminan con la caída del Imperio romano de occidente. La aportación de la

arquitectura denominada clásica en el desarrollo del lenguaje constructivo se fue

dando a lo largo de la historia, originando con ello, una variación importante en

el ámbito conceptual de los partidos arquitectónicos, los aspectos funcionales,

estructurales y estéticos. Este inicio de la arquitectura clásica parte de reglas

objetivas, análogas a las leyes de la naturaleza, y que van dando valor a cada

obra en particular, la cual, debía adecuarse a ellas88.

88 José Ramón Alonso Pereira, Introducción a la historia de la arquitectura de los orígenes al

siglo XXI, Editorial Reverté, S.A. Barcelona2005. Impreso en España, p. 49

60

La arquitectura clásica constituyó un método de composición, así como los

géneros o “los órdenes”89 que se utilizaron como un código sujeto a criterios

estrictos. En la arquitectura clásica, el orden es la ley ideal que actúa como

sistema de control indirecto y como disciplina

gramatical, dando lugar al denominado lenguaje

clásico.90 Sin embargo, la arquitectura clásica tiene una

clara distinción con otros estilos arquitectónicos en

cuanto a dimensiones, formas y distribución interna de

sus espacios, el procedimiento y la utilidad de los

elementos arquitectónicos, su simbolismo y sus

sistemas constructivos91.

Los órdenes y, en general, el sistema de composición de la arquitectura

clásica, fueron adoptados en periodos posteriores. A partir del renacimiento, se

le denominó a ese movimiento como clasicismo.92 No obstante, no existe una

clara distinción en la arquitectura realizada en el renacimiento entre los siglos

XV y XX, ya que en esa época se construyeron elementos grecorromanos que

89 Los géneros, como los denomina Vitruvio, u órdenes o los órdenes, como han sido llamados a

partir del Renacimiento, son asociaciones de elementos constructivos con repertorios formales, sistemas de proporciones y reglas de usos propios de cada uno de ellos. Los órdenes se utilizan principalmente en columnas y en los elementos horizontales que sostienen, pero los sistemas de molduración se extienden a los demás elementos de la construcción”. Xavier Cortés Rocha, El clasicismo en la arquitectura mexicana 1524 – 1784, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Arquitectura, Primera Edición, abril 2007, editor Miguel Porrúa, p. 38

90 José Ramón Alonso Pereira, Introducción a la historia de la arquitectura., p.49

91 Israel Katzman, Arquitectura del siglo XIX en México, Editorial Trillas, México. Segunda

Edición, mayo 1993., p.75 92

Xavier Cortés Rocha, El clasicismo en la arquitectura mexicana,. p. 29

Ilustración 3 Portada Tercer y Cuarto Libro Tratado de

Arquitectura, Sebastía Serlio 1552.

61

presentaban algunas modificaciones, se adquirieron nuevos elementos

decorativos, con los cuales, se complementaron con los elementos clásicos.

―La arquitectura clásica griega y romana, así como la renacentista, tuvieron mucho mayor número de variantes de lo que se supone, y han sido los historiadores de la arquitectura los que han exagerado esa imagen de lo clásico como algo estricto e inflexible‖.93 Durante el renacimiento, no sólo buena parte de los arquitectos no le

hacen caso a los tratados, si no los mismos tratadistas como Paladio muchas

veces se alejaron de sus documentos arquitectónicos. Alberti, toma lo clásico

como una cartilla de objetos que combina con una gran autonomía.94 En Italia,

Francia o Alemania se establece el renacimiento, cada país adopta elementos

clásicos de acuerdo a sus propios motivos decorativos o en la conformación de

sus partidos arquitectónicos vigentes y que van de acuerdo a sus tradiciones.

En España llegan y se arraigan los cambios arquitectónicos que surgen en Italia

durante los siglos XVI y XVII y de Francia en el siglo XVIII, y posteriormente

pasan a las tierras novohispanas para fusionarse así con una sociedad que

estaba en desarrollo, modificando con ello la manifestación arquitectónica de

varias culturas, lo adoptó y utilizó los principios y formas como propios,95 por

ello, el clasicismo adquirió carta de ciudadanía en la Nueva España, ya que sus

rasgos se encuentran lo mismo en la arquitectura realizada por profesionales de

93 Israel Katzman, Arquitectura del siglo XIX en México,. p. 75

94 Ibídem., pp. 75 y 76

95 Xavier Cortés Rocha, El clasicismo en la arquitectura mexicana., pp. 19-20

62

renombre, que la realizada por autores anónimos en obras o conjuntos

populares, villas y poblados que tuvieran arquitectura.96

1.4. Antecedentes del Arte Novohispano

El arte y la arquitectura que se produjo en España durante dos milenios

tuvo largos procesos históricos de adaptación, con cortes e interrupciones, en

los cuales, se incorporaron elementos arquitectónicos de culturas muy

importantes como la bizantina e islámica. A partir del siglo XVI, tras la conquista

de las tierras mesoamericanas, los españoles fueron consolidando y ampliando

sus nuevos territorios por la geografía de la Nueva España con ello, se extendió,

así, la tradición europea fuera de ese continente. En este territorio se ponen en

práctica los conocimientos artísticos y arquitectónicos por hombres que tenían

experiencia en la aplicación de las bellas artes, y que estaban al servicio de

personas que tenían necesidades culturales muy particulares; la tradición

europea poco a poco se va consolidando y estableciéndose en lo que

constituiría el arte y la arquitectura novohispana97.

Por su parte, el mundo de las culturas mesoamericanas había creado

durante cientos de años, sus propias obras arquitectónicas, escultóricas y

pinturas, obras únicas en su género, verdaderas obras de arte que se fueron

acumulando a través del tiempo. Toda esa creación artística era completamente

96 Ibídem., p. 11

97 Jorge Alberto Manrique, Una visión del arte y de la historia, Tomo III. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, Primera reimpresión 2007, ISBN 968-36-8114-1, p. 181.

63

ajena a los españoles, por ello, fue reprimida a partir de la Conquista, y

sustituida por sus propios modelos, con esto, cambiaron el modo de vida de los

indígenas, su comportamiento, sus ideas, su religión y su arquitectura.98

Para incorporar los proyectos

arquitectónicos propuesto por los

españoles en tierras novohispanas, se

requería aplicar los modelos culturales

europeos, y con ello, construir iglesias,

viviendas, e imágenes religiosas, es

decir, un tipo de obras y espacios de

representación incompatible con la

tradición indígena. Además del espacio religioso, los españoles trasladados a

América tuvieron el deseo y la necesidad de repetir las formas y los modelos de

vida cotidiana de sus lugares de origen.99

Las modificaciones de las tradiciones indígenas y la imposición de los

modelos arquitectónicos europeos fueron asumidas e integradas para formar

parte de la cultura de la Nueva España, en ese espacio está comprendido lo que

propiamente es el arte de la individualidad y su personalidad propia.

98 Jorge Alberto Manrique, Una visión del arte y de la historia, Tomo III., p. 182.

99 Ibidem

Fotos: Autor. 14. Portada lateral de la misión de San Francisco Javier, BCS

64

Foto 16: Autor. Fachada lateral, misión de San Javier, (cuadro

superior) detalle foto 15.

Los modelos artísticos y arquitectónicos de la

tradición europea fueron introducidos por los

religiosos a la Nueva España, y aceptados por los

indígenas, ya que no tenían

otra opción, cambiando sus

tradiciones y su modo de vida,

no comprendían ni entendían

esa tradición cultural que se

les imponía pues tenían un

modo de vida opuesto al suyo,

con todo esto, enfrentaron graves problemas de asimilación

de las formas, su función y su sentido.100

Motolinía, el padre evangelizador y cronista, relata el

asombro de los indios cuando se construyó el primer arco

en la capilla de San José de los Naturales del convento de

San Francisco de México: una vez quitada la cimbra, no se

atrevían a pasar debajo del arco pensando que se vendría

abajo; una forma con una tradición milenaria en Europa, pero ajena a los usos

constructivos mesoamericanos, por ello les resultaba incomprensible.101

100 Jorge Alberto Manrique, una visión del arte y de la historia, Tomo III., p. 182 y 183.

101 Ibíd., p. 183.

Foto 15: Autor. Detalle remate superior, imagen

lateral derecha, apariencia de serpiente

emplumada

65

Como se mencionó anteriormente, después de la Conquista y por la falta

de mano de obra capacitada para la realización de las obras, así como oficiales

con conocimientos de las bellas artes en la Nueva España, los conquistadores

tuvieron que enseñar a grupos reducidos de indios a entender y a comprender

las nuevas formas arquitectónicas. Estos pequeños grupos además de dirigir el

trabajo a su vez enseñaban a las poblaciones locales; el sentido de la línea en el

dibujo, la utilización de la perspectiva, del volumen, del color como

representación de acuerdo a las tradiciones españolas y de la creación de

imágenes. Sólo haciendo propio todos esos conocimientos estarían en

posibilidad de repetirlos, esto es, de construir obras y objetos que les fueran

indispensables para su cultura: la construcción de los templos religiosos, las

obras sociales y particulares. Sin embargo, en esos procesos constructivos se

presentaron muchas dificultades en su realización, ya que la asimilación de los

conceptos de los modelos españoles no fue entendida de la forma que se

pretendía, ya que las tradiciones culturales de los indios eran muy diferentes a la

que se les quería implantar. Aunado a esto, las órdenes religiosas, ayudadas

por el prestigio que pronto adquirieron en las comunidades indígenas, fueron un

factor importante en la construcción de grandes obras. Esto explica la repetición

de soluciones arquitectónicas en lugares apartados, así como la utilización de

sistemas constructivos que requerían poca especialización.

En el proceso de aculturación estaba implícita la conciencia de que los

modelos españoles serían ideales, únicos y eficaces. Por eso entendemos que,

66

junto con la preocupación evangelizadora, surgiera el cuidado de habilitar gente

indígena que estuviera en posibilidad de seguir los modelos propuestos por la

cultura española.102 Ese modelo ideal está apoyado por modelos reales,

concretos, que son los que se proponen para ser imitados. Éstos pueden ir

desde los recuerdos de los españoles, o el paso a la Nueva España de artistas,

pintores y arquitectos, que proponían su propia colección de formas adquiridas

en su aprendizaje europeo. Sin embargo, el más importante, fue el comercio de

libros e imágenes grabadas; los grabados fueron la gran mina de formas que se

proponían al mundo artístico de la Nueva España, la idea fundamental era de

repetir aquí las formas españolas. Cuando se trató de realizar esos modelos en

la Nueva España aparecieron algunas dificultades insuperables. A los indios se

les enseño a realizar la decoración de las formas, de las cuales, desconocía de

alguna manera la historia del arte que se le imponía, estaba seguramente

convencido de que copiar los moldes europeos no sólo era lo conveniente, sino

lo único posible y válido; tenía a su disposición los repertorios formales que se

han indicado, pero se encontraba, por la constitución de su cultura incapacitado

para entender el modelo propuesto; la distancia cultural se levantaba como una

barrera insuperable en su deseo de repetir lo que se le proponía. El resultado

forzosamente sería defectuoso, la realización de la obra estaba afectada de una

insuperable “ineficacia” respecto al impulso ideal que la había propuesto. Es

decir, el indio es totalmente ajeno a la cultura hispánica, y por ello el resultado

102 Ídem., p.192

67

será diferente: él no ha visto otros modelos similares, no entiende las

convicciones de la representación; y si se le pide que la reproduzca, el resultado

tendrá, ciertamente, relación con el dibujo que le fue presentado, pero no como

el modelo original. Es el caso del arte en la Nueva España del siglo XVI en

donde sucedió mucho ese tipo de acciones.103

Hacia finales del siglo XVI se presenta en la Nueva España una

transformación que produciría una gran crisis, la disminución de la población

indígena. El sistema de encomiendas toca a su fin y se introducen nuevas

formas para organizar la producción: El repartimiento y la hacienda. El poder del

clero secular encabezado por los obispos se impone, y con ello, las formas de

producción artística cambian, la mano de obra deja de ser comunal debido a la

existencia de patrones, hombres ricos que en vida o en legado post mortem

financian la construcción de obras, iglesias, retablos y pinturas104. Tal es el caso

de las donaciones que constituyeron el Fondo Piadoso de Las Californias, en la

que por ejemplo don José de la Puente y Peña, marqués de Villapuente, y su

prima doña Gertrudis de la Peña, marquesa de las Torres de Rada concentraron

varias haciendas de su propiedad en una sola fortuna con el objeto de

transformar en una sola todas las limosnas en favor de la Compañía de Jesús y

la cual sirvieron para la cristianización de las Californias.105

103 Jorge Alberto Manrique, una visión del arte y de la historia, Tomo III., p. 193-195

104 Ibídem., p. 185.

105 Antonio Gómez Robledo, México y El Arbitraje Internacional, El Fondo Piadoso de Las

Californias, Editorial Porrúa de Historia 28, Segunda Edición. México 1994., p. 7

68

Con las trasformaciones

en el modo de trabajar es

donde aparecen en la Nueva

España los primeros artistas

con sentido moderno. Pintores

y escultores manieristas

formados en Flandes, Italia o

Sevilla, Vienen acompañando

las cortes de virreyes o

arzobispos, o son contratados en España por los bienhechores. Arquitectos que

refrendan su credo manierista través de los tratados de Alberti, Serlio, Vignola o

Sagredo. En ese momento se considera la primera gran incisión en el proceso

del arte en la Nueva España. A partir de la segunda y tercera generación de

artistas manieristas, a principios del siglo XVII, los artistas novohispanos

quedaron aislados en buena parte del mundo europeo, Sin embargo, Europa

seguía siendo el modelo creador que de una u otra manera alcanzaba las tierras

novohispanas; toda esa dinámica artística se fue modificando con el tiempo y la

situación de aislamiento produjo que los fuertes talleres conformados en

gremios novohispanos iniciaran un proceso propio a partir de los modelos

europeos.106 Así, fue la propia dinámica del manierismo establecido en la Nueva

España la que llevó a la aparición de un barroco novohispano, y no directamente

106 Jorge Alberto Manrique, una visión del arte y de la historia, Tomo III., p. 186.

Foto 17: Tratado de Arquitectura, cinco libros de arquitectura, autor: Vignola, 1787, pp. 69-70

69

la copia de las formas barrocas eventualmente modificadas en América. El

barroco produjo un impacto en la Nueva España, los artistas que las trajeron

modificaron sus propias maneras para adaptarlas a un ambiente y un gusto

establecido con su propia dinámica de cambio. Entender la complejidad de las

relaciones entre la dinámica interna y el efecto de los modelos externos

(afectados, además, del fenómeno de “mala asimilación”, aunque en términos

diferentes al siglo XVI) es indispensable para comprender los intrincados

procesos del barroco en Nueva España durante los siglos XVII y XVIII.107

A finales del siglo XVIII se presenta en España una nueva ruptura en la

arquitectura, con la presencia del neoclasicismo. El arte barroco novohispano

se había apoyado en su propio orgullo, pero ante los vientos de la Ilustración se

sentían aislados y culpaban al régimen colonial. Por ello, sintieron la necesidad

de la modernidad, la manera de serlo era entrar en relación con las naciones del

mundo en términos de arte, eso significaba a la postre ser neoclásicos. No

obstante, el neoclasicismo novohispano también tuvo un proceso peculiar que lo

alejó de los modelos europeos. Pero el precio de ser modernos implicaba echar

por la borda la tradición propia, dejar de ser lo que orgullosamente habían sido.

El ansia de modernidad anunciaba ya de alguna manera la futura

independencia.

El arte de la Nueva España surge no como una división sustituta del arte

de las ciudades europeas, sino como un universo con valores propios y

107 Ibídem.

70

conocimientos diferenciados, con una capacidad inmensa de creación e

invención, con el resultado magnifico de la trasferencia y la modificación de la

cultura europea fuera de su espacio original.108

Es necesario hacer mención sobre el arte tequitqui o tributario, para

muchos arquitectos e historiadores del arte se considera como una especie de

respuesta indígena para crear una arquitectura “propia” en la Nueva España. El

historiador Moreno Villa propuso el término tequitqui por considerar que era el

arte que los indios hacían para los españoles. Sin embargo, la historiografía

actual lo ha conservado pero refiriéndolo sólo al arte del siglo XVI, en el cual, a

los indios se les obligaba a construir las casas de los conquistadores y después

a edificar sus modestas casas e iglesias109, ahí, aplicaban los conocimientos

adquiridos. Sin embargo, las construcciones realizadas presentaban diferencias

entre los modelos europeos y las obras realizadas en la Nueva España, ello se

atribuye a “errores de lectura” de los tratados o estudios a la hora de la

construcción de las obras arquitectónicas, a pesar de esto, se originó un

conjunto de manifestaciones singulares pictóricas y escultóricas muy

específicas.110 Se ha dicho que el arte tequitqui tiene una influencia de formas

108 Jorge Alberto Manrique, una visión del arte y de la historia, Tomo III., pp. 186-187

109 Eran pequeñas capillas e iglesias en las cuales podían los indígenas orar de manera privada, fueron decoradas con múltiples adornos de acuerdo a la tradición indígena.

110 Hay un error de apreciación, puesto que los indios, si bien hacían forzosamente las casas de los conquistadores, hacían sus propias casas y sus iglesias para ellos mismos, no para los españoles. Se ha repetido mucho que el arte tequitqui tiene una influencia de formas prehispánicas.

71

prehispánicas, esto ha sido originado por esas diferencias culturales de formas

de expresión muy particulares que plasmaron en sus obras. En las siguientes

generaciones se van fusionando los modelos arquitectónicos europeos y de la

Nueva España de los siglos XVII y XVIII, sin embargo, aún persisten los errores

de lectura y comprensión de las formas arquitectónicas, estas modificaciones

culturales alcanzan hasta la época neoclásica y forman con ello, la

particularidad propia de la arquitectura novohispana. 111

La aparición de los gremios fue muy importante en el ramo de la

construcción, ya que la conformación de los grupos, fueron los que realizaron

las obras arquitectónicas en la Nueva España, y que le dieron sentido, orden,

armonía y estilo a los trabajos realizados se conformaron en gremios. Martha

Fernández realizó un análisis detallado de los gremios de los arquitectos, de los

cuales, menciona que: “se agrupaban en organizaciones que practicaban un

mismo oficio. Su objetivo principal fue la protección de sus integrantes y el

adelanto y perfección de sus productos. Fueron, desde luego, organizaciones

jerárquicas, paternalistas, solidarias y comunitarias.”112

La conformación de los grupos gremiales estuvo dividido en tres

jerarquías, las cuales fueron relacionadas con el conocimiento y la capacidad

Jorge Alberto Manrique, una visión del arte y de la historia, Tomo III. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, Primera reimpresión 2007, p. 183.

111 Jorge Alberto Manrique, una visión del arte y de la historia., p. 184.

112 Martha Fernández, Artificios del Barroco, México y Puebla en el siglo XVII, Universidad Nacional Autónoma de México, Primera Edición 1990., p. 17

72

técnica: aprendiz, oficial y maestro o alarife113. Los aprendices vivían, se vestían

y comían en la casa del maestro o alarife, el cual, tenía la obligación de darle la

educación y la enseñanza de la especialidad. Para ello, los papás del aprendiz

cedían prácticamente la patria potestad al maestro. Los aprendices tenían la

obligación de desarrollar los trabajos más pesados dentro del taller, los

esfuerzos realizados permitían obtener conocimientos para realizar los trabajos.

Para que los aprendices, así como los oficiales llegaran los primeros a oficiales

y estos, a su vez en Maestros debían presentar un examen “teórico-práctico.” En

el caso de los oficiales al resultar favorable, se convertían en trabajadores

asalariados con la posibilidad de participar con los maestros en la construcción

de las obras.114 En diversas ocasiones los oficiales no pudieron llegar a

presentar ese examen por insolvencia económica, o porque debían pertenecer a

estamentos que les permitía ese privilegio: españoles, blancos, o que pasaban

por tales. Respecto a los indios, negros, mulatos y castas en general, se

suponía que en las Ordenanzas eran discriminados, sin embargo,

investigaciones realizadas han demostrado que la sociedad colonial fue, en la

práctica, más complaciente en el sentido de lo que estipulaban las leyes.115

1.5. Simbología Religiosa.

El lenguaje simbólico es mencionado en los ámbitos de la vida diaria y es

poco descrito en los libros de arquitectura, no se ha incluido en los libros que se

113 Nombre que se daba antiguamente al arquitecto o maestro de obras

114 Martha Fernández, Artificios del Barroco, México y Puebla., p. 17

115 Ibídem., p. 18

73

han publicado en torno a la labor misional en la Antigua California, por ello,

considero necesario incluirlo en este apartado, ya que es un tema importante

que va ligado al porqué de las formas y de los elementos que van conformando

los templos religiosos, los símbolos se encuentran presentes de diversas

maneras en las edificaciones y pocas veces analizamos su significado, no

siempre nos percatamos de ellos y algunas veces le quitamos hasta su

significado, que es justamente lo que le otorga su valor por medio del lenguaje

simbólico a la labor mística de la iglesia.

Para poder describir mejor este tema, es necesario subdividir este

apartado en varios elementos que van conformando la iglesia. Sin embargo,

sería un trabajo muy complejo describir cada uno de ellos, por ello, mencionaré

los principales elementos como ejemplo y para su mejor comprensión en el

ámbito en el valor simbólico religioso.

1.5.1. El simbolismo de la columna salomónica o helicoidal.

Uno de los elementos

que tienen valores simbólicos

extraordinarios en el

cristianismo son las columnas

salomónicas o helicoidales, y

me referiré en específico en

este punto, ya que estos Foto 18, Autor: Portada Principal de la misión de San Javier,

B.C.S.

74

elementos se encuentran en la mayoría de los templos religiosos y en la Antigua

California no es la excepción.

Se desconoce el momento en que empezó a circular la leyenda de que el

templo de Salomón había tenido columnas helicoidales, el hecho es que ya

hacia el año 332 d.C., para levantar el Tabernáculo del Templo cristiano de San

Pedro de Roma, el emperador Constantino utilizó seis columnas torcidas que él

mismo llevó de Gracia a Roma, precisamente en el siglo IV, con lo cual otorgó

legitimidad a la leyenda y fundamentó el valor simbólico a este tipo de columnas.

A las seis columnas se agregaron otras seis, de la totalidad de las columnas, a

excepción de una que se perdió, todas las demás se conservan en la Basílica de

San Pedro, en la ciudad del Vaticano. De las once columnas, la más importante

es la conocida como Columna Santa, llamada así porque a ella se le ha

asignado otra carga de divinidad. Según otra tradición cristiana, precisamente

en esa columna se apoyaba Jesús cuando predicaba en el templo.116

Las columnas salomónicas o helicoidales se consideran como reliquias y el

uso de los elementos e imágenes son legítimas, según la costumbre católica,

porque son considerados objetos de los primeros cristianos, todo esto se

116 Martha Fernández, Cristóbal de Medina Vargas y la arquitectura salomónica en la Nueva España durante el siglo XVII, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, Primera edición 2002, México., p.71

75

sustenta en el Concilio de Trento117 de 1545-1563 en el apartado culto a los

santos, a las reliquias y a las imágenes sagradas.

Martha Fernández establece que aunque las columnas del Vaticano no

hubieran pertenecido al Templo de Salomón, su sustento simbólico fue

precisamente ese origen mítico, sin el cual ningún sentido habría tenido la

utilización de ese tipo de columnas para el mundo cristiano occidental, Del

mismo modo, desde el punto de vista formal, muchos soportes a los que se les

asigna el nombre de “salomónicos” poco o nada tienen que ver con los

conservados en el Vaticano, en términos de simbolismo, su significado es

igual.118

El tratadista romano que se encargó de explicar a sus colegas la manera

de convertir las columnas rectas en torcidas a semejanza de aquellas que están

en Roma en la Iglesia de San Pedro fue Giácomo Barozzi de Vignola, en su

obra titulada Regla de los cinco órdenes. Por ello, se convirtió en el primer

arquitecto en proponer una solución arquitectónica para forjar columnas de una

manera muy diferente a las que encontramos en las construcciones

medievales.119

117 Concilio Ecuménico de Trento(1545-1563) Contra as inovações doutrinárias dos protestantes Copyright © 1999-2008 - Associação Cultural Montfort -http://www.montfort.org.br/ Pág. 40/43

118 Martha Fernández, Cristóbal de Medina Vargas., p.72.

119 Martha Fernández, Estudios Sobre el Simbolismo., p.49

76

1.5.2. El Símbolo y lo Sagrado.

Hans Biedermann afirma que el hombre necesita los símbolos “para entrar

en el terreno de lo concreto, de lo palpable, que de otro modo no podría

entenderse”120; Se puede explicar con esto que, para el hombre cotidiano, Dios,

el Nirvana, Buda, el cielo o el infierno son realidades y no fantasías que la

imaginación humana ha creado para neutralizar sus miedos: es verdadero en

sentido absoluto. Por ello el término símbolo deriva del griego symbolon que, de

acuerdo a la Real Academia de la Lengua Española define como:

“Representación sensorialmente perceptible de una realidad, en virtud de rasgos

que se asocian con esta por una convención socialmente aceptada”.

A partir del siglo IV, el significado del símbolo para el cristianismo se

traduce como la “representación visible de lo invisible” y, Umberto Eco es claro

en este sentido al afirmar que “el verdadero simbolismo es aquel en que el

elemento particular representa el más general, no como sueño o sombra, sino

como revelación viva e instantánea de lo misterioso”121. De ese modo, el

símbolo es el medio más eficiente para revelar lo sagrado.122

120 Hans Biedermann, Diccionario de símbolos, trad. De Juan Godo Cosa, Barcelona, Paidós, 1993., En libro: Martha Fernández, Estudios Sobre el Simbolismo en la Arquitectura Novohispana, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Primera Edición 2011, México., p. 7

121 Umberto Eco, “La Epístola XIII, el alegorismo medieval, el simbolismo moderno”, pp. 10-12 en Libro: Martha Fernández, Estudios Sobre el Simbolismo en la Arquitectura Novohispana, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Primera Edición 2011, México., p. 7

122 Martha Fernández, Estudios Sobre el Simbolismo en la Arquitectura Novohispana, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Primera Edición 2011, México., pp.19-20

77

René Guénon en su libro Símbolos fundamentales de la Ciencia Sagrada

establece de manera muy acertada el empleo del símbolo:

¿Vale decir que el empleo del simbolismo sea una necesidad? Aquí es preciso establecer una distinción en sí y de manera absoluta, ninguna forma exterior es necesaria; todas son igualmente contingentes y accidentales con respecto a lo que expresan o representan. Así, según la enseñanza de los hindúes, una figura cualquiera, por ejemplo una estatua que simbolice tal o cual aspecto de la Divinidad, no debe considerarse sino como un ―soporte‖, un punto de apoyo para la meditación; es, pues, un simple ―auxiliar‖ y nada más. Un texto védico da a este respecto una comparación que aclara perfectamente este papel de los símbolos y de las formas exteriores en general: tales formas son como el caballo que permite a un hombre realizar un viaje con más rapidez y mucho menos esfuerzo que si debiera hacerlo por sus propios medios. Sin duda, si ese hombre no tuviese caballo a su disposición, podría pese a todo alcanzar su meta, pero ¡con cuánta mayor dificultad! Si puede servirse de un caballo, haría muy mal en negarse a ello so pretexto de que es más digno de él no recurrir a ayuda alguna: ¿no es precisamente así como actúan los detractores del simbolismo? Y aun, si el viaje es largo y penoso, aunque nunca haya una imposibilidad absoluta de realizarlo a pie, puede existir una verdadera imposibilidad práctica de llevarlo a cabo. Así ocurre con los ritos y símbolos: no son necesarios con necesidad absoluta, pero lo son en cierto modo por una necesidad de conveniencia, en vista de las condiciones de la naturaleza humana.123 ¿A qué se le denomina lo sagrado?, por definición, es el arquetipo o

modelo original y primario en el arte; por lo tanto, el arte sagrado es el que

reproduce el modelo original, lo verdadero y que por una gracia especial la

revelan al hombre en la tierra. 124 El arte sagrado es el vehículo del Espíritu

divino; la forma artística permite asimilar directamente las verdades importantes

123 Rene Guénon, Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, Compilación póstuma establecida y presentada por Michel Vâlsan, Biblioteca Esotérica Esonet.ORG http://www.esonet.ORG., p. 57

124 Martha Fernández, Estudios Sobre el Simbolismo., p.20

78

y que están por encima de todo. Es necesario mencionar la dignidad del arte y

su representación en el plano sensible de la belleza ideal: la belleza es una

forma de lo divino, un atributo de Dios, He aquí por qué lo Bello es, según la

fórmula platónica, [[el esplendor de lo Verdadero]].125 El propósito del arte es,

precisamente, el de manifestar la imagen de la Naturaleza divina incrustada a lo

creado, pero oculta en ello, realizando objetos sensibles que sean símbolos del

Dios invisible. El arte sagrado es, pues, como una continuación de la

Encarnación, del descenso de lo divino en lo creado, y, a este respecto, podría

hacerse extensiva al arte en general la justificación de los iconos que fue dada

por el II Concilio de Nicea: Por ello, Nosotros la reproducimos en obras y

actos126.

Así, el arte sagrado se basa en el simbolismo de las formas, de donde

parte la necesidad de conocer el lenguaje simbólico desarrollado en la

arquitectura sagrada de la Nueva España.

Martha Fernández menciona que desde su punto de vista, “la cultura

simbólica de la Nueva España desempeño un papel de capital importancia en el

uso de las soluciones formales que se adoptaron en la arquitectura de México a

lo largo de todo el periodo virreinal. EL simbolismo no fue un tema aislado o de

125 Jean Hani El Simbolismo del Templo Cristiano, Editeur. París 1978, Impreso en España, p.12

126 Ibídem., p.12-13

79

escasa importancia en aquella época; todo lo contrario, formaba parte integral

de la vida religiosa y civil.”127

El origen celeste del templo, no se deja a la imaginación personal del

arquitecto, sino que viene dada por Dios mismo. Es decir, en el templo terreno

se realiza según un arquetipo celeste anunciado a los hombres por mediación

de un profeta, lo cual fundamenta y legitima la tradición de su construcción. La

arquitectura legítima. ejemplos de ellos pueden ser: <<David dio a Salomón, su

hijo, el modelo del pórtico, de sus dependencias y oficinas, de las salas, de las

cámaras y de la casa del propiciatorio, y también el modelo de todas las cosas

que le habían sido inspiradas por el Espíritu que estaba en él…>> (IPar. 28, 11-

12)128.

Se podrían dar más ejemplos como la citada anteriormente, sin embargo,

considero que un ejemplo da la pauta a entender que muchos de los valores

simbólicos fueron dados por inspiraciones o visiones a los profetas, por ello, la

disposición de la iglesia es presentada con detalle, con su simbolismo.

El documento descrito anteriormente es interesante, pues muestra que,

entre los primeros Padres, la concepción cristiana del templo, tiene su

originalidad propia en cuanto a una distribución arquitectónica. También en otras

visiones o señales, se dan las dimensiones calculadas por un ángel arquitecto

gracias a una caña de oro (Apoc. 21).

127 Martha Fernández, Estudios Sobre el Simbolismo., p.20

128 Jean Hani El Simbolismo del Templo Cristiano., p. 22

80

1.5.3. La Orientación Ritual.

Tiene una importancia fundamental en las civilizaciones tradicionales, y la

novohispana no es la excepción, en ella están los principios de lo que sería la

sacralización de la edificación. Un concepto muy poco estudiado en los libros de

la arquitectura, pero no por ello menos importante. La sacralización del templo

religioso dará pie a la creación de los espacios arquitectónicos, de las limitantes

físicas, de las características constructivas y de la ornamentación en las

fachadas.

1.5.4. La orientación de los templos.

La orientación formaba parte integrante del rito de fundación, por el

trazado, en el círculo rector, de los ejes cardinales. La iglesia cristiana está

orientada ritualmente en la dirección oeste-este, con el presbiterio (cabeza) en

dirección hacia el este. Ésta es una tradición que se acredita de documentos

muy antiguos denominados Las Constituciones Apostólicas, viene atestiguada

desde muy antiguo., que, sin remontarse quizás a los propios Apóstoles, reflejan

en cualquier caso las más antiguas costumbres, imponen la orientación de las

iglesias. Esta resulta, por otra parte, de la orientación ritual para la oración. En la

casa de Hiparco, uno de los miembros de las primeras comunidades

judeocristianas, existía una habitación dispuesta para la oración: en la pared

oriental había una cruz pintada, y en ese lugar era hacia donde, con el rostro

vuelto hacia el oriente oraba siete veces al día. Hay que adelantarse al sol en su

81

acción de gracias y mirar hacia la aparición de la luz para orar hacia ese lado, lo

cual es el símbolo del alma mirando hacia la aparición de la verdadera Luz.129

Esta orientación ritual para la oración se perpetuó durante todos los siglos

cristianos, en el texto de San Agustín y de Orígenes, la indicación del motivo

esencial para la orientación: el sol, saliendo por el oriente, es el símbolo de

Cristo, a quien se le llama “Sol de Justicia”. Santo Tomás de Aquino resume las

razones que justifican la regla de la orientación:

Es conveniente que adoremos con el rostro vuelto hacia el oriente:

primeramente, para mostrar la majestad de Dios, que nos es manifiesta por el

movimiento del cielo, que parte del oriente; en segundo lugar, porque el Paraíso

terrenal existió en oriente y nosotros tratamos de volver a él; en tercer lugar,

porque Cristo, que es la luz del mundo, es llamado Oriente por el profeta

Zacarías, y porque, según Daniel, ―subió al cielo, al Oriente‖; y en cuarto lugar;

por último, porque es el oriente es donde aparecerá en el último día, conforme a

las palabras del Evangelio de San Mateo: ―Como el relámpago que sale del

oriente y brilla hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre‖. 130

Cuando el templo está correctamente orientado, con su eje principal en la

dirección oeste-este, el coro y el altar quedan del lado de donde proceden los

rayos del sol visible y los del “Sol de Justicia”, cuya luz “alumbra a todo hombre

que viene a este mundo”

129 Jean Hani El Simbolismo del Templo Cristiano., p. 41-42.

130 Jean Hani El Simbolismo del Templo., p. 42

82

1.5.4.1. La Nave Principal y el Crucero.

Este elemento es un rectángulo o cuadrado largo

que se extiende de este a oeste, la puerta está al oeste, a

poniente, en el lugar de menos luz, que simboliza el

mundo profano o, también, el país de los muertos. Al

entrar por la puerta y avanzar hacia el santuario, uno va al

encuentro de la luz: es una progresión sagrada, y el

cuadrado largo es como un camino, que representa la “Vía

de la salvación”, la que conduce a “la tierra de los vivos”, a

la “ciudad de los santos”, donde brilla el Sol divino. El propio templo, paralelo al

ecuador, se desplaza con la tierra y va al encuentro del Sol y del Oriente

eternos. El eje secundario se le puede considerar como el crucero, está en

dirección medio día – norte (septentrión). Y así la forma misma del templo es la

de la cruz de los ejes cardinales. La consideración del templo de acuerdo a su

traza, reproduce los ejes cardinales, las cuatro direcciones del mundo, en

relación con las cuatro estaciones del ciclo anual.

1.5.4.2. El Templo.

El templo representa el Cuerpo de Cristo, se trata de una concepto muy

antiguo en Occidente: Honorio de Autun, en su Espejo del Mundo, establece las

correspondencias siguientes: el coro representa la cabeza de Cristo; la nave, el

cuerpo propiamente dicho, el crucero, los brazos; y el altar mayor, el corazón, es

decir el centro del ser. Por su parte, Durand de Mende escribe: La disposición

Ilustración 3 Planta Arquitectónica Misión San

Ignacio, BCS

83

de la iglesia material representa el cuerpo humano, pues la cancela, o lugar

donde está el altar, representa la cabeza, y la cruz de uno y otro lado, los brazos

y las manos; por último, la otra parte, que se extiende desde el Occidente, todo

el resto del cuerpo.131

Como se observa, existe una diferencia de conceptos entre Honorio y

Durand, el cual sigue a San Máximo, a propósito del sentido del altar y, por

consiguiente, del emplazamiento que hay que darle al coro o al crucero, bien en

el coro o bien en el crucero. De todas formas, la separación de la nave y el

santuario, obligatoria, como sabemos, divide jerárquicamente a la congregación:

en la parte superior, el santuario, que corresponde a la cabeza, ocupan su

asiento los clérigos, fracción “pensante” de la congregación; en la parte inferior,

el pueblo, fracción “actuante”.132

Esta adaptación del templo da la forma de a un hombre tendido, con la

cabeza hacia el oriente, no es, por otra parte, particular del cristianismo, también

fue utilizado en la aun cuando haya tomado en éste un desarrollo mayor que en

cualquier otra parte. Ella sirve igualmente de punto de partida para la

construcción del templo hindú: el hombre tendido representa entonces el cuerpo

tendido el Espíritu universal, que el ritual incorpora al edificio. Nos encontramos

131 Jean Hani El Simbolismo del Templo Cristiano., pp. 47 y 48.

132 Ibídem., p. 48

84

ante una tradición que se remonta a los orígenes de la humanidad, pasando por

la cultura griega y a sus herederos. 133

1.5.4.3. Torres y Campanas.

El campanario, que había de cobrar tanta

importancia con el correr de los tiempos, no es un

elemento primitivo de la arquitectura cristiana. En

las más antiguas iglesias que se conocen no había

campanario, solo más tarde fue cuando se extendió

el uso de construir torres y colocar campanas en

ellas. La torre como tal, tiene un simbolismo

especial, ascensional. La torre, con la pirámide y la

aguja que la remata, sube al asalto del cielo, y es

una imagen de la montaña cósmica. Jean Hani menciona que en algunas

tradiciones religiosas, la montaña sirvió de modelo a los templos: las pirámides

de Egipto, los zigurats sumerios y los edificios religiosos de la India son templo –

montaña. Pues bien, el parentesco entre esos edificios y los campanarios es

verosímil. La campana como tal no es un objeto únicamente utilitario, destinado

únicamente a llamar a los fieles a la iglesia. Ella tiene, un carácter sagrado y que

se debe integrar en la categoría religiosa a la cual pertenece, la del “sonido

sagrado”. Sirve primeramente para indicar la presencia de lo sagrado, como

ocurre en varias tribus de África o en la India. El material con que se golpea la

133 Ibídem., p. 48

Foto 19: Autor. Torre Misión de Mulegé, BCS

85

campana es de bronce, ya que es un material que tenía una virtud purificadora.

Sabemos por Apolodoro que se lo empleaba como ya se dijo, “para toda

purificación y toda consagración”, para expulsar a los espectros. El estudio del

ritual que se celebra para la bendición de las campanas nos revela una

concepción análoga del papel del bronce sagrado, que debe, por un lado, atraer

las bendiciones de Dios, y, por otro, repeler los asaltos demoníacos fuera del

templo y de la moradas, y alejar, en particular, tempestades y tormentas. El

estudio del ritual que se celebra para la bendición de las campanas nos revela

una concepción análoga del papel del bronce sagrado, que debe, por un lado,

atraer las bendiciones de Dios, y, por otro, repeler los asaltos demoníacos fuera

del templo y de las moradas; y alejar, en particular, tempestades y tormentas.134

1.5.4.4. La Puerta.

Entrar a la iglesia, y con todo pasar el umbral, pasar la

puerta, son gestos aparentemente insignificantes, sin

embargo, existe un misterio del tránsito y especialmente

ritos de hospitalidad. La sacralidad del tránsito de la puerta

adquiere todo su valor cuando se trata del templo, y por eso

se colocaban en la entrada de los edificios sagrados

“guardianes del umbral”, estatuas de arqueros, dragones, leones o esfinges y

personajes divinos. Estos guardianes del umbral tenían por cometido el de

134 Jean Hani El Simbolismo del Templo., pp. 66-67

Foto 20: Autor. Puerta Principal, Misión de San Ignacio. BCS

86

recordar al que se disponía a entrar el carácter temible del paso que iba a dar

penetrando en el recinto sagrado, que separa el lugar santo del mundo profano,

hay ese vacío, esa censura que tiene algo de prodigioso: a través de ella se

pasa de un mundo a otro. La puerta se presenta como un nicho de base

rectangular rematado por un arco, de medio punto, es decir, que reproduce

sencillamente el coro de la iglesia, el cielo, el rectángulo también un gran nicho,

descendiente de la caverna sagrada de los orígenes, el rectángulo como la

nave, representa la tierra. La puerta es, pues, a su vez, un símbolo cósmico.

Pero ella también es un símbolo místico, puesto que el templo representa el

cuerpo de Cristo. El mismo lo ha dicho, por otra parte, de forma clara: “yo soy la

puerta por la que entran las ovejas…Yo soy la puerta; el que por mi entrare se

salvará… (Jn.10, 7.9) La calidad de lo sagrado en el transito cuando se trata del

templo.135

1.5.4.5. El Altar.

El altar es el objeto más sagrado del templo, la razón

de su existencia y su esencia misma, puesto que se puede,

en caso de necesidad, celebrar la divina liturgia fuera de una

iglesia, pero es absolutamente imposible hacerlo sin un altar

de piedra, cuyo sacrificio se ofrenda para la humanidad

caída, constituye el único medio de tomar contacto con Dios. El altar es el lugar

de eres contacto: por el altar viene Dios a nosotros y nosotros vamos por Él. Es

135 Jean Hani El Simbolismo del Templo., pp. 66-67

Foto 21: Autor. Altar, Misión de Loreto. BCS

87

el objeto más santo del templo, puesto que se le saluda, se le besa y se le

inciensa. Es un centro de reunión, el centro de la congregación cristiana; y a

esta reunión exterior le corresponde una reunión interior de las almas y un

recogimiento del alma, cuyo instrumento es el símbolo mismo de la piedra. Por

último, el altar mayor cumple la función de la piedra que sostenía el Arca.136

1.5.4.6. La Iglesia.

Es el elemento más concreto de

esta tesis, no solo es un monumento,

sino que es un santuario, un templo. Su

objetivo no es sólo de congregar a los

fieles, sino el de crear para ellos un

ambiente que permita que la Gracia se

manifieste mejor, y lo obtiene en la

medida en que logra llevar hacia sí, dirigir hacia el interior, en un tenue juego de

influencias, con un objetivo –la comunión con lo divino--, el flujo de sensaciones,

sentimientos e ideas, de sacrificio y de elevación. Mediante la combinación

armoniosa de símbolos que se funden en ese símbolo total que constituye la

iglesia, primero, y ofreciéndose como receptáculo a los símbolos de la liturgia, a

continuación, el templo forma, con esta última, el más prodigioso hechizo que

136 Ibídem., pp. 93 - 95.

Foto 22: Autor. Misión San José de Comondú, BCS

88

pueda preparar al hombre para adquirir conciencia del descenso de la Gracia,

de la epifanía del Espíritu en la cualidad del cuerpo o corporeidad.137

1.5.4.7. El Espacio Sagrado.

Las imágenes sagradas se localizan

en un lugar o sitio determinado, dentro de

un contexto o fuera de él. Esto significa

que las figuras se encuentran en un lugar

al que llamamos espacio sagrado.

Delimitar el espacio es una cuestión difícil,

pues no se puede considerar que sólo

haya un espacio –dominante e inalterable-

por lo que es necesario distinguir entre

varios tipos de espacio, como el

psicológico, el geométrico, matemático,

físico, el cerrado, interior o exterior.138

Para nuestros objetivos, el espacio

que nos interesa es el llamado espacio

sagrado y es en el que están las imágenes

en su contexto, en su lugar adecuado. Este espacio, en la religión cristiana es

137 Jean Hani El Simbolismo del Templo., p. 13.

138

Ignacio Cabral Pérez, Los Símbolos Cristianos, Editorial Trillas, Primera Edición 1995., p.55

Plano: 2 Planta Arquitectónica Misión San Ignacio, BCS

89

necesario definirlo de manera geométrica, de forma muy clara, pues el templo

que todos conocemos, y los demás elementos que lo conforman, como los

atrios, por ejemplo. Este tipo de espacio tiene que ver con el espacio

psicológico, con el matemático, pues la construcción define geométricamente (o

limita) un espacio que - debido a sus características especiales – necesita otro

espacio: el psicológico, el que se “siente” o se “intuye”. No es lo mismo estar en

un edificio en donde no se relaciona nada con lo sagrado, que estar en un

templo religioso, en donde se tiene otro sentido.139

Mircea Elíade menciona en su libro, Lo sagrado y lo Profano lo siguiente:

“Para el hombre religioso el espacio no es homogéneo; presenta roturas, escisiones: hay porciones de espacio cualitativamente diferentes de las otras: «No te acerques aquí —dice el Señor a Moisés—, quítate el calzado de tus pies; pues el lugar donde te encuentras es una tierra santa» (Éxodo, III, 5). Hay, pues, un espacio sagrado y, por consiguiente, «fuerte», significativo, y hay otros espacios no consagrados y, por consiguiente, sin estructura ni consistencia; en una palabra: amorfos. Más aún: para el hombre religioso esta ausencia de homogeneidad espacial se traduce en la experiencia de una oposición entre el espacio sagrado, el único que es real, que existe realmente, y todo el resto, la extensión informe que le rodea.140 Las apreciaciones descritas por Mircea Elíade son muy importantes para

entender el espacio sagrado, opuesto al espacio profano, el cual, es el área en

el que nos desenvolvemos usualmente, donde llevamos a cabo la mayoría de

nuestras actividades y en donde se considera que existe un “desorden”, o sea,

una falta de control o un sentido armónico. En cambio, en el espacio sagrado la

139 Ibídem., p.55

140 Mircea Eliade, Lo Sagrado y lo Profano, Guadarrama Punto Omega, 4ta. edición 1981 Libera

los Libros 2. p.16

90

situación es otra, pues ahí existe un “orden”, un sentido, un control, una

dirección, la que marca precisamente la comunicación del hombre con la

divinidad. El espacio sagrado lo hace posible, acentúa la presencia de la

divinidad, la ejecuta, la hace sentir. Por lo tanto, los dos espacios se oponen y

hay que separarlos, evitar que haya contaminaciones de lo profano con lo

sagrado y viceversa.141

El templo cristiano es simbólico y está jerarquizado y controlado, para

ingresar a él, se debe pasar gradualmente al espacio sagrado y esto se logra de

la siguiente manera: la persona pasa por la puerta, de preferencia debe de

contar con tres (la Trinidad), al recinto denominado atrio, donde se inicia el

espacio sagrado.

1.5.4.8. Atrio.

Es un espacio contenido o limitado lateralmente por una barda atrial, pero

todavía abierto hacia el cielo, por arriba. Podemos decir que estamos en el

primer nivel de sacralidad, pues el espacio del atrio ya está controlado,

ordenado y existe una dirección hacia la puerta o acceso al templo. En este

lugar, existe también un cementerio donde reposan los muertos, es considerado

como tierra sagrada.

141 Ignacio Cabral Pérez, Los Símbolos Cristianos., p.56

91

1.5.4.9. Nártex.

Del atrio pasamos al segundo nivel de la sacralidad espacial dentro del

templo, la puerta, ahí, nos encontramos en otra atmosfera, en el sitio

denominado nártex, ligado con la divinidad, pues se siente su presencia.

1.5.4.10. Nave.

Este sitio es denominado el tercer nivel de la sacralidad espacial, es decir,

la nave principal o laterales del templo, que es el lugar donde se ubican los

fieles a recibir la misa. En este sitio se puede hablar de un contacto más

cercano con la divinidad.

1.5.4.11. Presbiterio.

Este sitio es el cuarto nivel de la sacralidad espacial, en el presbiterio se

localiza el altar y donde se oficia el rito, sucede todo lo referente a la

comunicación, por medio del sacerdote, con la divinidad.142

1.5.5. Simbología de las Fachadas.

Las fachadas de los templos religiosos también se encuentran dentro del

ámbito simbólico de la sacralidad. Durante el siglo XVII y XVIII las orientaciones

no fueron realizadas con el sentido estricto que estaban establecidos, podían

construirse con ligeras variaciones, dependiendo del terreno. los templos se

orientaban a las cuatro direcciones del universo (idealmente, ya que en la

realidad no sucede tan estrictamente) la mayoría de los templos cristianos se

142 Ignacio Cabral Pérez, Los Símbolos Cristianos., pp.57 y 58.

92

orientan hacia el poniente, por tanto, su fachada principal ve hacia este punto

cardinal.

La consideración ideal,

es la orientación oeste-este, de

esta manera, el altar principal

queda a la vista de los fieles en

la misma dirección (para el

mundo occidental) que la

ciudad de Jerusalén. El oriente

o levante es el lado por donde

nace el sol, al que se le identifica como Cristo, el cual renace todos los días en

el sacrificio de la misa. El lado poniente es nefasto, pues es el lado de la muerte,

de la oscuridad. Otro lado nefasto es el norte, pues ahí se localizaría la figura de

Satán, es el lado frió, también oscuro, además “siniestro”. La fachada posterior

(también llamada cuarta fachada) no se ornamenta, pues carece de significación

para los fieles y para la liturgia, tal es el caso de las misiones californianas

como, San Javier, San Ignacio, Loreto, Mulegé.143

143 Ignacio Cabral Pérez, Los Símbolos Cristianos, Editorial Trillas, Primera Edición 1995, p.58 y 59.

Plano: 3 Planta Arquitectónica Misión San Ignacio, BCS

93

2. CAPITULO. Arquitectura misional en la Antigua California.

El papel indígena en la construcción misional.

El estudio de la arquitectura prehispánica de mesoamericana así como

del Noroeste de México, no ha sido suficientemente investigado por los propios

arquitectos, asimismo, esto ocurre con los estudios de la arquitectura

novohispano tanto del centro como del Noroeste México. El interés por la

arquitectura prehispánica se inicia con la curiosidad de algunos cronistas

españoles del siglo XVI como Fray Bernardino de Sahagún, quien elaboró

algunas referencias e incluso obtuvo informes directos de sacerdotes indígenas

en cuanto trabajo manual para la construcción de sus templos.

El siglo XX fue prolifero en estudios e investigaciones de la arquitectura

prehispánica y colonial de México, múltiples investigadores recabaron

información valiosa que describía los desarrollos arquitectónicos, las técnicas

constructivas y las obras de arte de los templos de diferentes órdenes religiosas

y de las zonas prehispánicas de México. Se ha podido determinar la

intervención de la mano de obra indígena en la elaboración de los templos como

en la arquitectura civil novohispana. Manuel Toussaint describe en su libro; Arte

Colonial Mexicano, lo siguiente:

En muchos de los inmuebles coloniales existen algunos elementos

arquitectónicos, en que si la forma total del objeto es europea, la técnica y aun

los motivos ornamentales, son indígenas. Así son, por ejemplo, los capiteles del

94

claustro renacentista de Acolman en el Estado de México: su conjunto es

absolutamente europeo; pero los motivos de la flora indígena han sido

estilizados de tal modo, que los ojos de un crítico europeo difícilmente pueden

clasificarlos144.

En el caso particular

de la intervención indígena

en la mano de obra misional

en la Antigua California, los

misioneros jesuitas en

múltiples cartas señalan los

trabajos en la que participaron. Existen documentos jesuíticos que constatan

que los misioneros pidieron informes a los nativos para que estos les señalaran

los mejores lugares para fundar sus misiones, generalmente estos

correspondían a aquellos donde los propios indígenas tenían sus rancherías.

Como señala Romero en su tesis, sobre los grupos prehispánicos de la región:

Analizando la ubicación de los parajes donde comúnmente acampaban,

encontramos que destacan los oasis, arroyos, cañadas, bahías y esteros. Y en

estos mismos se han colocado las Cabeceras de las misiones y los pueblos de

visita de cada una, y más adelante señala procurando siempre buscar la

144 Manuel Toussaint, Arte Colonial en México, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1983, p.24

Ilustración 4 Libro Miguel Venegas

95

cercanía de los ríos y arroyos para lograr que los Indios se acostumbraran a la

vida cristiana y política reducidos a pueblos.145

Por las características geográficas, orográficas y ambientales de la

Antigua California, Juan María de Salvatierra se enfrentó a un sinnúmero de

eventualidades para fundar las misiones, cuya tierra inhóspita de climas

calurosos, faltos de agua y la incertidumbre con los Indios, que en ocasiones se

tornaban hostiles, desconfiados e incomprensibles para los misioneros,

soldados y marineros, que hacían difícil lograr tan anhelados deseos. Sin

embargo, lograron poco a poco ganarse el apoyo de los indígenas y adaptarse

al medio ambiente y, con ello, sentaron las bases para ir edificando las primeras

construcciones permanentes. El padre Baegert menciona en sus crónicas que

en las misiones resultaba difícil encontrar los materiales cerca de la misión para

la construcción de edificios o iglesias: cal y leña para quemarla, así como piedra

y madera para los techos, quicios de puertas y ventanas, pero el acarrearlas

desde el lugar, señala Baegert, “un buen número de jumentos o mulas vencían

todas las dificultades.”146

Asimismo, la utilización de la mano de obra indígena fue importante para

los trabajos de construcción de los templos, así como de los sistemas de riego,

1. 145

Armando Romero-Monteverde. Los grupos prehispánicos de Baja California: a partir del contacto con los jesuitas hasta su expulsión 1697-1768. Tesis para obtener la licenciatura en etnología. 2006

146 Juan Jacobo Baegert, Noticias de la península, p.171

96

las represas, los corrales y las trojes147. Acarreaban los materiales como: la

piedra, arena, y la cal desde lugares distantes hasta el banco de apilamiento

que se ubicaba en las inmediaciones de los templos. La mano de obra que se

requería para la construcción de los primeros templos temporales y

posteriormente las construcciones permanentes de las iglesias y casas de los

misioneros, así como otras obras misionales debían ser realizados por personas

especializadas, que tuvieran conocimientos del tallado de piedra y de métodos

constructivos, como algunos ayudantes del misionero, el carpintero o incluso

algún soldado, o, finalmente, se solicitaba que viniera algún un maestro de obra

de otra parte a quien se le contrataba como asalariado.148

Salvado el obstáculo de la mano de obra para construir los templos

misionales, hacía falta la persona que pudiera orientarlos y guiarlos en esos

procesos constructivos, los misioneros fueron las personas idóneas, debido a su

formación educativa y cultural. Los padres jesuitas poseían el conocimiento de

las bellas artes, tenían conocimientos avanzados en arquitectura pues conocían

las publicaciones de los principales libros de los tratadistas y teóricos de la

arquitectura; Vignola, Paladio y Serlio. Asimismo, tenían el intercambio de los

conocimientos de los diferentes sistemas constructivos con los misioneros que

estaban realizando edificaciones en el Noroeste Novohispano, tampoco hay que

olvidar que los Padres Juan María de Salvatierra y Francisco María Píccolo

147 Almacén

148 Juan Jacobo Baegert, Noticias de la península, p. 172

97

habían tenido la experiencia en la Tarahumara. Por ello, tenían una idea precisa

de cómo construir y dirigir la obra para la edificación de un templo religioso y la

manera de cómo se debían aplicar los sistemas constructivos en la difícil tierra

californiana, con todas las limitaciones que ello implicaba. Debemos considerar

aquí que las edificaciones de los templos fueron realizados en diversos

momentos.

En cuanto a los procesos

constructivos de la misión, era

costumbre de los padres dar

prioridad a la construcción de las

iglesias antes que la casa de los

subalternos. Primero se iniciaba la

construcción del templo,

participaban los misioneros, los soldados y los indígenas. Con toda esta

cantidad de mano de obra se procuraba que los templos se levantaran fuertes y

hermosos.149 Posteriormente, se construía la casa del misionero, la morada de

los soldados y los anexos; corrales, trojes, almacenes y sistemas de riego,

comúnmente llamadas acequias.

Las características de las construcciones eran sencillas ya que se

realizaban de forma rustica y modesta en sus proporciones, muros de adobe

ligeramente revocados con cal, contaba con un techo plano elaborado con

149 Juan Jacobo Baegert, Noticias de la península., p. 169

Ilustración 5 Libro: Miguel Venegas. Foto 23: Autor. Maqueta Misión de San Javier, Prop. Museo Regional, La Paz, BCS

98

zacate, chocitas de lodo y unas enramadas de arsenal y astillero150, algunas

puertas estaban cubiertas de cuero, es de suponerse que por la falta de

madera.151 Debido a la dificultad de conseguir material como la cal necesaria y

la leña para quemarla y las piedras rodadas de los arroyos, se tenían que

buscar a muchos kilómetros de distancia y pasar muchas fatigas para que el

material estuviera en el lugar donde se requería para su utilización152, no fue

fácil realizar esos recorridos porque el terreno era escabroso y difícil de transitar,

se trabajó mucho en quitar grandes pedregales, tuvieron que utilizar fuego para

desbaratar los peñascos, se tenían que utilizar picos y en otros lugares debieron

de rellenar el camino con piedras y ramas para hacerlo transitable, con esto, se

formaba una especie de puente.153 Para que los indios pudieran trabajar, los

misioneros los alentaban con premios. Sin embargo, existía rivalidad entre

diferentes rancherías para obtener ese premio, por ello, en algunas ocasiones

causaron algunos problemas a los misioneros, pues trataron de evitar que

avanzaran en la realización del camino.154

150 Ibíd. p. 157-158

151 Ignacio del Río, Conquista y Aculturación en la California Jesuita, 1697-1768, p. 111

152 Juan Jacobo Baegert, Noticias de la península, 169 y 171

153 Ignacio del Río, Conquista y Aculturación en la California Jesuita, 1697-1768, p. 146

154 Miguel Venegas, Noticias de la California, y de su Conquista Temporal y Espiritual Hasta el Tiempo Presente, tomo II, año 1942. p. 146

99

2.1. Asentamientos humanos e inicios de la arquitectura.

Las costumbres y modos de vida de los indígenas californianos se

conocen a través de fuentes históricas por medio de las crónicas e informes de

los misioneros jesuitas, dominicos y franciscanos. En la actualidad se han

realizado trabajos de investigación por expertos en la materia de antropología,

sociología, arqueología, de esa forma, se ha podido tener el conocimiento a

detalle de las costumbres,

enterramientos y hábitat de los indios

que vivieron en los territorios áridos

de la península californiana. Los

indígenas conformaban grupos muy

bien diferenciados entre sí,

constituían una especie de “base de operaciones” temporal para realizar los

recorridos de su comarca, Rodríguez Tomp menciona que es posible imaginar

que ciertos elementos distintivos de los territorios que ocupaban los indígenas

constituían las formas de apropiación a través de las cuales se relacionaban los

grupos para utilizar en mejor forma los espacios, se conoce que varias bandas

atravesaban los territorios o se asentaban en ellos por temporadas.155 Los

indígenas se refugiaban en cuevas y abrigos rocosos, esos lugares le permitían

temporalmente protegerse y guarecerse de las inclemencias del medio

155 Rosa Elba Rodríguez Tomp, Los Limites de la Identidad, los grupos indígenas de Baja California ante el Cambio Cultural, Gobierno del Estado de Baja California Sur, Instituto Sudcaliforniano de Cultura, La Paz, B.C.S., México, 2006, pp. 26-27

Foto 24: Autor. Maqueta, Prop. Museo Regional, La Paz, BCS

100

ambiente, en la temporada de invierno de frio extremo, o de la temporada de

huracanes y del calor abrazador del verano. La estancia en estos lugares no era

muy larga ya que dado su carácter de seminómadas, estaban acostumbrados a

desplazarse en las temporadas estacionales o de acuerdo a las condiciones

climáticas. Los indios vivían completamente adaptados al medio peninsular y

tenían pleno conocimiento del territorio, ya que éste y el mar les brindaban el

alimento para su subsistencia.

El refugio temporal en cuevas y abrigos rocosos no era una constante,

dado que la naturaleza no proporcionaba suficientes espacios de éste tipo como

para solucionar esta necesidad. Debido a la movilización de los grupos

indígenas y al vivir en lugares a cielo abierto donde no podían protegerse, los

indios se dieron a la tarea de realizar lo que se podría considerar como las

únicas estructuras habitacionales que tenían y que el padre Barco lo

denominaba “chozas”, mismas que tenían forma de un cercadillo generalmente

circular de piedras sobrepuestas de menos

de dos varas de diámetro (1.68 m), en

algunas partes media vara de alto (0.42

m.). 156 Dentro de esas pequeñas

construcciones los indios no podían

extenderse para dormir y por ello, dormían

156 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p. 189

Foto 25: Autor. Corralito, Museo San Ignacio, pob. San Ignacio. INAH

101

encogidos o flexionados, algunas no tenían techo y otras la estaban cubiertas

con paja, la vivienda era estrecha y en ella llegaban a estar, como lo dice del

Barco “el marido, la mujer y los hijos pequeños”157. Baegert justifica esta acción

mencionando que los californios no sabían nada de estar parados, juntos o de

llevar una conversación estando de pie y mucho menos de pasear dentro o

fuera de la habitación.158 Este fue uno de los motivos para que los misioneros

tuvieran dificultades para congregar a los indios en pueblos e incluso hacerlos

entrar a los templos. Podemos considerar que la habitación de los indios

californios que describen los jesuitas corresponde a las primeras habitaciones

primitivas del hombre, ya que se puede considerar a este hábitat en los albores

de una arquitectura incipiente por la modificación superficial del ambiente natural

y por la ocupación provisional o estacional de esta vivienda.

Dentro de las formas de

subsistencia de los indígenas, los

misioneros describieron algunas técnicas

para elaborar sus herramientas, las cuales,

eran de piedra, hueso, madera o

conchas.159 Los materiales que más

perduran a lo largo de los años y porque su constitución así lo permite son las

157 Ídem.

158 Juan Jacobo Baegert, Noticias de la península, p. 78-79

159 Comunicación personal etnólogo Armando Romero

Foto 26: Autor. Prop. Museo Regional, La Paz, BCS

102

piedras, los investigadores han encontrado lascas que se utilizaban para corte o

para raspar, tajaderas, raedera, cepillos de riolita y de basalto, puntas de

proyectil, metates y manos de metate utilizados para la molienda.160 El proceso

para obtener las herramientas fue empleado por cualquier grupo humano y llevó

mucho tiempo para perfeccionarlo, de paciente experimentación y con la

práctica del ensayo y el error, el indio californio aprovechó las herramientas

elaboradas dentro de sus actividades como forma de subsistencia en un medio

tan agreste como en el que se encontraba. Este conocimiento facilitaría a los

misioneros la fundación de las misiones, pues a pesar de que el Indio

Californiano no estaba acostumbrado al trabajo que no redituara provecho

inmediato, si se aprovechó su conocimiento ancestral para apropiarse de los

recursos del medio.

2.2. La Misión y sus inicios.

Uno de los aspectos que más destacan en la evangelización del noroeste

novohispano durante el siglo XVIII es el establecimiento de las misiones. Se ha

aceptado que fue un proceso de educación religiosa que se iniciaba con las

primeras entradas entre pueblos no cristianos y que culminaba con la creación

de parroquias seculares. En teoría, la misión era un medio transitorio de

conversión religiosa y reducción de los indios en pueblos con una duración

proyectada de veinte años, (La cédula real especificaba para las órdenes

160 Carlos Mandujano Álvarez, Patrón de Asentamientos en la Sierra de la Giganta, Tesis grado de maestro en Arqueología, Escuela Nacional de Antropología e Historia, INAH, SEP, México DF., 2009 p. 67,68.

103

religiosas diez años, que en la práctica no se llevó a cabo) o el equivalente a

una generación. Charles Polzer considera que el proceso evolutivo de la misión

habría consistido en tres etapas: entrada, conversión y doctrina, a las que debía

seguir la fase de secularización para convertirse en parroquia.161 Sin embargo,

este proceso se vio interrumpido en las misiones de California y se pudo llevar a

cabo hasta el final del siglo XVIII, con las Reformas Borbónicas.

La fundación de las misiones novohispanas en el siglo XVIII en la

península de California obedeció en primer término a la ocupación, dominio y

control de un ámbito de influencia sobre los indígenas que habitaban el territorio,

la elección del sitio o del espacio se iniciaba con una labor exploratoria de

reconocimiento y luego de experimentación, de ahí que algunas de las misiones

cambiaron de lugar, en busca de mejores condiciones: Estos sitios debían de

contar con la posibilidad de tener agua y, sobre todo, asegurar que en la zona

hubiera suficiente población nativa para cristianizar y congregarlos en pueblo. Si

todos estos elementos resultaban favorables en un determinado espacio de la

región peninsular se procedía a la conquista del territorio, la toma de posesión y

la construcción del nuevo asentamiento misional162.

161 Citado por José Refugio de la Torre Curiel, en La frontera misional novohispana a fines del siglo XVIII, En El Gran Norte Mexicano Indios, misioneros y pobladores entre el mito y la historia, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Sevilla, 2009, ISBN:978-84-00-35463-2009, p.286

162 Ignacio del Río, El periodo de las misiones jesuíticas 1697 – 1768, en Panorama histórico de Baja California, Mexicali, Universidad Autónoma de Baja California, 1983, p. 96.

104

El poblado misional era

conformado por una pequeña

aldea sencilla que se construía

en la proximidad de la iglesia y

de la casa del misionero.

Además de las construcciones,

cada misión tenía por lo común

una huerta de frutales y

hortalizas, así como terrenos de agostadero para el ganado y tierras para la

siembra de maíz, trigo y otros granos. En algunas ocasiones, debido a la

escasez de agua hubo la necesidad de emprender cultivos en sitios alejados de

la cabecera misional.163Por lo general fue en los llamados pueblos de visita o

sea, pequeños núcleos de población que dependían de la cabecera misional

donde residía el misionero y en los que procuraba tener alguna tierras de

cultivo.164

Establecido el sitio de fundación mediante una frágil estabilidad inicial por

medio de construcciones temporales, los jesuitas consolidaban poco a poco la

misión construyendo un templo a cal y canto, edificación que permitía afianzar y

desarrollar su proyecto evangelizador.

163 Ignacio del Río, Conquista y Aculturación en la California Jesuita, 1697-1768, p. 111

164 Ignacio del Río, Todos Santos, una misión californiana, la Paz, B. C. S., AHPLM, 1983 (cuaderno de historia 4) p. 5.

Foto 27: Autor. Dibujo Ignacio Tirsh

105

Los inicios para las construcciones de cada una de las misionales

permanentes tuvieron un desarrollo incierto por falta de recursos financieros, lo

cual, fue obtenido primero de los bienhechores con sus limosnas para la

edificación de las iglesias, así como también con los recursos obtenidos del

Fondo Piadoso fundado por el padre Juan María de Salvatierra.

De esta manera, para 1702, las misiones de la Antigua California

disponían de un total de veintiocho mil pesos de capitales, cantidad que les

producía a los ignacianos un rédito de mil cuatrocientos pesos anuales. Junto

con estos ingresos fijos, los jesuitas percibían, además, algunas donaciones

periódicas de parte de sus benefactores165. Es importante mencionar que para

las edificaciones misionales californianas tuvieron como como base de

comunicación y aprovisionamiento a la misión de San José de Guaymas,166

localizada en un paraje a doce kilómetros de la bahía de Guaymas. Además de

estas rutas de abasto, los jesuitas recibían también la visita regular de

embarcaciones que salían de los puertos de San Blas, Chiametla y Acapulco, de

éste último salía un paquebot167 en el cual llegaba la tropa y ornamentos para

las iglesias.

165 José Refugio de la Torre Curiel, La frontera misional novohispana a fines del siglo XVIII, En El Gran Norte Mexicano Indios, misioneros y pobladores entre el mito y la historia, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Sevilla, 2009, ISBN:978-84-00-35463-2009, p.305

166 Marco Antonio Landavazo Arias, La población urbana en el Noroeste de México, Tesis de Maestría, Instituto Mora, 1995., p.30

167 Embarcación muy común en el periodo misional debido que servía para llevar la correspondencia pública y generalmente pasajeros también de puerto a puerto.

106

2.3. La arquitectura de las misiones californianas.

La importancia de la arquitectura misional

en la historia de la Antigua California se

encuentra en el conjunto de elementos

arquitectónicos que las convierten en unas joyas

del patrimonio nacional, como lo dice Miguel

León Portilla: “las misiones de San Javier Viggé–

Biaundó y San Ignacio Kadakaamán son edificaciones

extraordinarias, y si ellas estuvieran en Puebla o

Guanajuato, hoy serían sin duda una de sus joyas

patrimoniales."168

Es posible que el carácter plurinacional de los misioneros de la Compañía

de Jesús que se establecieron en la California, haya influenciado la arquitectura

misional: los misioneros procedían de lugares muy distintos y remotos, por ello,

tenían sus conceptos arquitectónicos diferentes entre sí. Mencionamos algunos

de ellos como a los italianos Sigismundo Taraval e Ignacio María Nápoli; a los

mexicanos Jaime Bravo; Clemente Guillén y Juan Bautista Luyando; a los

españoles Miguel del Barco; al croata Fernando Consag, así como al alsaciano

Juan Jacobo Baegert.169

168 Miguel León Portilla, “Baja California: Geografía de la esperanza”, en; Misiones Jesuitas, Revista Libro, Núm. 65 año 2003, México., p.68

169 Ibíd., p.67

Foto 28: Autor. Misión de San Javier, BCS

Foto 29: Autor. San Ignacio, BCS.

107

En los partidos arquitectónicos de las

misiones, algunas de ellas fueron edificaciones

muy sencillas, otras contaron con un conjunto

complejo de espacios dedicados a una gran

diversidad de funciones. La principal obra

constructiva era el templo religioso, sin

embargo, no menos importantes eran las habitaciones del misionero, las

extensas redes hidráulicas para regadío de las siembras y que a su vez,

llevaban agua a la misión, contaban con represas donde podían almacenar

agua por largas temporadas, contaban con habitaciones donde tenían los

talleres para la fabricación de curtiduría, carpintería y herrería, así como prensas

para el proceso de obtención del aceite de oliva y tinajas para la elaboración del

vino y; telares para elaboración de frazadas.

Las causas que determinan la sobriedad de la arquitectura misional son

multifactoriales, algunas de ellas ya han sido comentadas en apartados

anteriores. El buen funcionamiento de los asentamientos misionales dependió

sin duda alguna de los sitios estratégicos en los que se fundaron.

Las formas constructivas en las edificaciones misionales de cada uno de

los templos revelan una diferencia muy notoria entre ellos; Loreto, San

Francisco Javier, San Luis Gonzaga, San José de Comondú o Mulegé son un

claro ejemplo de ello, sus diferencias no solo son en sus fachadas o en sus

Foto 29: Autor. Antiguo Sistema de riego y represo, Primera Misión de San Javier Rancho Viejo, BCS.

108

remates decorativos, sino también

en la distribución arquitectónica de

los templos; algunas presentan una

planta arquitectónica rectangular de

una sola nave, este tipo constituye la

forma más dominante durante los

siglos XVI y XVII en los templos

religiosos. George Kubler menciona que las iglesias de una nave,

independientemente de sus antecedentes aislados en España, como caso

extraordinario y único nos encontramos con la de tres naves de San José de

Comondú. Existen templos de planta arquitectónica con forma de cruz latina

como San Javier y San Ignacio.

En el caso particular de la construcción

de las cubiertas en las misiones californianas

se realizaron principalmente de dos tipos: de

bóveda de cañón corrido como la misión de

Mulegé, San Luis Gonzaga y San Ignacio, ya

que son más fáciles de construir y con un costo menor. 170 También existen

bóvedas un poco más complicadas, como la de San Javier, que está construida

170 George Kubler, Arquitectura Mexicana del siglo XVI, Fondo de Cultura Económica, DR 1982, México, ISBN: 968-16-1304-X, p. 254, 264

109

a base de “bóvedas recargadas”, es decir, las cargas están repartidas hacia los

puntos de intersección de los arcos y los muros

2.4. Los Materiales y técnicas en la edificación Urbana en la época misional.

La aplicación de los materiales utilizados en la época misional nos

permite tener una mejor comprensión de los sistemas constructivos en la

edificación de los templos misionales, algunos datos se han inferido porque los

procesos constructivos fueron similares durante los siglos XVII y XVIII en el

Noroeste Novohispano.

En las primeras construcciones temporales de las edificaciones

misionales se utilizaron cualquier clase de palos chuecos o viguetas, en muchas

ocasiones los palos resultaban cortos, por ello, tenían que juntar dos o más y

los amarraban con correas de cuero fresco llamadas lías; también utilizaron

vigas de las palmas que había cerca de la misión, y cuando no las había, las

trasladaban de lugares tan distantes que hacían ochenta o más horas de

camino.171 Para la construcción de las cubiertas se utilizaron varas o palos,

muchas veces trabados que se cubrían con una capa de barro o estiércol.172

171 Juan Jacobo Baegert, Noticias de la península, p. 172

172 Ibíd., p.172

110

El elemento principal utilizado para la construcción permanente de las

edificaciones misionales fue la piedra, material que al decir de los misioneros se

encontraba en abundancia por todas partes y que causaba admiración a

cuantos caminantes transitaban por aquellos lugares.173 Aunque había

abundancia de piedras, como lo dicen los misioneros, esto era en la parte norte

de la Península, además de que no toda la piedra cumple con las características

propias que la construcción requiere; la trabajaban para realizar los sillares, es

decir, piedras labradas con una o dos “caras” lisas, este material fue utilizado

173 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p. 165.

Plano: 4 Autor, Muro y Cimentación

111

como piedra angular de los vértices de los muros y cimientos de los templos

misionales, o en su caso, como elementos decorativos tales como molduras,

remates o cornisas. Por ello fueron extraídas de los bancos de material de

lugares tan distantes de las misiones, que fue necesario abrir caminos para que

pudieran transitar las mulas y los indios que llevaban dicho material. El padre

Miguel del Barco señala en su libro que utilizaban una piedra muy abundante

llamada tezontle,174 y que era el mejor material que había visto para fabricar

bóvedas; porque junto a su ligereza y firmeza, daban una solidez extrema a las

edificaciones.175.El tezontle se empleó en forma de mampostería y sillares para

cimentaciones, muros y arcos. Para la construcción de la pequeña iglesia de

San Juan de Londó, pueblo de visita de Loreto, se utilizó del tezontle rojo.

174 Este material muy utilizado en algunas misiones es de una variedad de lava volcánica, de aspecto poroso, proviene de una roca ígnea, su composición influye en la variación de su color, que va desde el rojo oscuro, rojo amoratado y café hasta el negro.

175 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica pp. 163 – 164.

112

Para la realización permanente de

las misiones se construyeron los muros con

sillares176 de cantera, algunos de ellos de

origen marino pues tienen incrustaciones

de pequeñas conchas. Ejemplo de ello se

puede observar en la misión de Loreto177 o

en la visita de misión San Juan Londó. La

utilización del ladrillo benefició en muchos

aspectos constructivos a las misiones, debido principalmente a la facilidad de su

fabricación, con ello, se pudo realizar trabajos en algunos detalles de los

templos, ejemplo de ello es el costado de la nave principal del templo de Loreto,

donde se puede apreciar en los extremos de las puertas. Se combinó ladrillo con

la mampostería en sus muros, arcos y pilastras. Otro elemento importante en la

construcción de los templos misionales fue el adobe. El padre Salvatierra

informa de los grandes trabajos que pasó para enseñar a los indígenas su

fabricación. Por ejemplo, en 1699 le escribe a su majestad y menciona: “no me

deja escribir una hinchazón de una mano originada de mojarme en lodo la mano

para enseñar a mis californios a fabricar adobes”.178 El adobe desempeñó un

176 s.m. Del lat. sella,-ae ---silla---,-de sed-la, deriv. de sedere ---estar sentado". Sillar, así llamado por formarse con él la base en que asienta el edificio; da lugar a sillería "construcción en sillares- Cada una de las piedras labradas y escuadradas que forman parte de una hoja de construcción de sillería.

177 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p.161.

178 Marco Días, Arquitectura en el Desierto: Misiones Jesuíticas en Baja California, UNAM, México, 1986, p.73

Foto 30: Autor. Costado de la Misión de Loreto, Muro de piedra y ladrillo.

113

Foto 31: Autor. Horno para quemar la cal de la Misión de San Ignacio. .

papel importante en California, fue utilizado como material en las construcciones

iniciales de las primeras edificaciones, a éste se le realizaron mejoras al

agregarle algunas fibras vegetales, o a intercalar algunas ramas como refuerzos

para consolidar su resistencia. Fue un material muy utilizado para la junta179 de

las piedras de los muros, enjarres y para la construcción de terrados de los

templos religiosos y de los anexos.

Un material muy importe en la

construcción es la cal, material

empleado en la fabricación de

morteros o argamasas utilizados para

asentar o unir la mampostería y

sillares; así como para los aplanados,

también se utilizó para proteger y

ornamentar los inmuebles. Una de las

piedras que se utilizó para la fabricación de la cal, de acuerdo a las crónicas de

Miguel del Barco, fue la piedra conocida como “múcara”, que procede del mar y

es sumamente porosa y ligera; este material se utilizó en Loreto180, y fue

procesado en tres hornos ubicados en las inmediaciones del poblado, en ellos,

179 s.f. Del lat. ¡uncta,-ae 'junta, juntura, unión, enlazamiento- * Unión de dos o más cosas, ya

sean piezas de cantera, maderos, cte. Espacio que queda entre las superficies de las piedras o ladrillos contiguos de una pared y que suele rellenarse con mezcla

180 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p.160.

114

se procedió a quemar la cal o, como se le conoce, “apagar la cal”181. Para el

quemado de la piedra de cal, los misioneros construyeron diferentes hornos en

cada una de las misiones: en la misión de Loreto hemos encontrado tres, en la

misión de San Ignacio hemos localizado cuatro hornos, en Mulegé y San Javier

dos y en San Luis Gonzaga encontramos uno.182 Después de terminado la

mampostería y sus aplanados, los misioneros utilizaban la tiza para “blanquear”

las casas e iglesias [que] llega incluso a ser más blanco que el yeso183.

La tiza fue un material muy importante en la época misional, el padre

Miguel del Barco describe que la “tiza” era un mineral que se encontraba en el

cerro colorado de Mulegé, este material es un polvo fino que fue utilizado para

pintar las paredes.

181 La obtención de la cal apagada se realiza cuando se vierte agua sobre la cal viva en donde se van a realizar las edificaciones. El apagado es exotérmico: se desprende gran cantidad de calor que evapora parte del agua utilizada. Simultáneamente la cal viva se desterrona y expande. El apagado de la cal viva se practica en un hoyo excavado en el terreno o dentro de una batea de madera. Mientras una persona añade agua, se remueve constantemente la mezcla. Después cubre con agua el producto obtenido y lo estaciona un mínimo de 48 horas. Con la cal apagada, arena y en ocasiones polvo de ladrillo se hace la mezcla, argamasa o mortero aéreo, para asentar ladrillos o las piedras, también sirve para revocar paredes, de esta forma se elaboraba la cal de las misiones.

182 La localización de los hornos fue realizada en el ejercicio de mi actividad laboral en el Centro INAH-Baja California Sur en el que desempeño como arquitecto en la protección y conservación de Monumentos Históricos.

183 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p.156.

115

Otro material muy

importante para la

construcción de las

misiones fue la madera, un

material escaso en la tierra

peninsular, en algunas

ocasiones se tuvo que

traer desde la contracosta

de Sinaloa y Sonora. Uno

de los problemas que se

suscitaban por la carencia

de la madera en California,

es que no existía material

suficiente para fabricar vigas para techar las misiones de Loreto y San Javier,

por ello, se tuvo que traer madera de la costa de Sinaloa y de Matanchel.184

La madera fue utilizada para la construcción de vigas para los templos

misionales, cubiertas, puertas y mobiliario. En la península californiana se

utilizaron algunos tipos de árboles de la región, el padre Ugarte construyó con

madera de güéribo la balandra “El Triunfo de la Santa Cruz”,185 ésta madera es

184 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, t., p. 60

185 Esta balandra dio servicio a las misiones y llegó a realizar ciento veinte travesías a lo largo de veinticinco años, sus dimensiones son veintisiete codos de quilla y lo correspondiente de puntal. Libro testimonios sudcalifornianos., pp. 22 y 25

Plano: 5 Cortes de Cubiertas, Siglo XVIII.

116

uno de los mejores árboles y

acaso únicos que utilizaron los

misioneros en la carpintería, a

pesar de la poca existencia de

estos árboles. En las misiones de

Guadalupe y San Javier se

utilizaron para construir algunas

puertas pequeñas y algunas vigas

para el techo, esta madera es de

extrema dureza.186También se

utilizó el árbol denominado palo

chino, con él, se construyeron

puertas y ventanas en las

misiones del sur, Santiago y San José del Cabo. Otro de los árboles utilizados

fueron las palmas coloradas, sirvieron de gran apoyo en la construcción de las

vigas y tijeras, utilizados en sus caballetes de las cubiertas de los templos y

anexos misionales187. Marco Díaz menciona que se utilizó madera de cedro para

la construcción de las rejas de las ventanas de la misión de Loreto, así como, en

186 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica., p.61

187 Ibíd., p.55 y 56.

Plano: 6 Corte de una sección de ventana

117

la misión de San Javier que se utilizó madera en la construcción de los

contramarcos, en la reja del coro y en la escalera de acceso al coro188.

2.5. Sistema Constructivo en la Antigua California.

De las crónicas misionales, algunas mencionan solo pequeños

fragmentos en los que describen los sistemas constructivos utilizados en los

templos provisionales de la Antigua california. Sin embargo, el padre Miguel del

Barco menciona detalladamente el sistema constructivo, el cual, era realizada

de madera y adobe, se consideraban de las más humildes y sencillas que daban

pié a obras de mayor envergadura.

En primer lugar hincan en el suelo cuatro horcajones en cuadro, que

serán las cuatro esquinas de la casa, si ésta ha de ser pequeña, o una sola

pieza. De horcón ponen otros palos menos gruesos, que llaman latas,189 y

descansan sobre las horquetas de dichos horcones. Las latas delinean los

cuatro lienzos190 de la casa, y de la altura de ellas será lo alto de las paredes.

Para formar el caballete del techo con suficiente declive para el agua de las

lluvias, ponen otros dos horcones, mucho más altos, en el medio de los dos

lienzos opuestos de la casa, hincados también en el suelo cerca de tres palmos

para su firmeza. De uno a otro de estos horcones más altos viene otra lata, la

cual. Así como las que se ponen sobre los horcones más bajos, se amarra

fuertemente contra los mismos horcones con correas de cuero de toro o de vaca

188 Marco Días, Arquitectura en el Desierto: Misiones, p.75.

189 Lata: tabla delgada sobre la cual se aseguran las tejas.

190 Fachada del edificio o superficie del mismo.

118

remojadas. De esta lata más alta a las más bajas ponen, de uno y otro lado,

otros palos más delgados o latillas en distancia, de una a otra, de dos o tres

palmos, y forman el declive del techo. Estas latillas se amarran también con

correas de cuero contra las gruesas: y de esta suerte queda trabada y unida

toda la armazón del edificio. Sobre estas mismas latillas atraviesan unos

varejones191 fuertes o carrizos, a proporcionada distancia de unos a otros; y

sobre todo esto va el tule o espadaña, que es mejor para techar que la paja de

trigo.192

La forma de construir las

paredes también las describe

Del Barco de manera muy

detallada:

A distancia de medio

palmo del suelo amarran contra

un horcón dos palos no

gruesos; uno por un lado, y otro

por el otro del mismo horcón,

que queda en medio. Estos

palos por el otro extremo se

amarran contra el otro horcón

191 Palo alto que se coloca como mirando al cielo.

192 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p.277.

Plano: 7 Detalle de Muros de Adobe

119

del mismo lienzo, y a la misma distancia del suelo, de suerte que estos dos

palos quedan desviados uno de otro lo que tienen de grueso los horcones.

Como palmo y medio más arriba se ponen otros dos palos amarrados por sus

extremos contra los dos horcones de la misma suerte que los primeros. Y así,

de distancia en distancia, se ponen otros hasta llegar a la horqueta de los

horcones. Hecho esto, se levantan las paredes con lodo y piedra menuda o no

gruesa, puesta sin cuidado de asentarla, sino como cae, rellenando con estos

materiales el hueco que hay entre los palos dichos, que van atravesados. Y

como este hueco es sólo lo que tienen de grueso los horcones (que en la

California serán muy gruesos si tienen ocho dedos de diámetro), este mismo

grueso tienen las paredes, las cuales, por su debilidad y mala fábrica no

pudieran sustentarse, si no fuera por los palos atravesados, entre los cuales se

forma la pared, que la sirven de sustentáculo. Porque, aunque éstos no van

continuados, sino de trecho en trecho, esto basta para que se mantenga

también aquel corto espacio que hay de unos a otros. Si la pieza que se fabrica

ha de ser mayor, o más larga, se aumentan los horcones y las latas y todo lo

demás al modo que queda dicho.193

Menciona que esta especie de edificación era la más humilde y pobre en

California.

193 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p.277 y 278.

120

2.6. Descripción de las Iglesias de la Antigua California.

2.6.1. Nuestra Señora de Loreto Concho 1697

El 25 de Octubre de 1697 el

padre Juan María de Salvatierra funda la

misión de Loreto, considerada “la madre

de las californias”, es la primera misión

jesuita que se construye en el lugar que

ocupó el asentamiento primitivo de la

ranchería de los Conchó. Se levantó de

manera provisional, que hizo la función de iglesia, “una tienda [de campaña] de

Don Domingo de la Canal; que con el pabellón de Don Martín de Zabalza y otros

componen las tiendas en medio del Real.”194 Se colocó la estatua de la Virgen

de Loreto, donada por Don Ventura de Medina Priego y la señora Isabel su

madre que la vistieron de preciosa tela de Milán.195 Al día siguiente sábado con

la celebración de la misa quedó formalmente establecida la misión, dos días

antes se había colocado la Santa Cruz con muchas flores.

En el Real se construyeron unas chozas con madera obtenidas de los

mezquitales que se encontraba en las cercanías, y se hizo una fortificación de

poca altura, para resguardo de un posible ataque por parte de los indios. Esta

194 Miguel León Portilla, Juan María de Salvatierra, Loreto Capital de las Californias, Las Cartas fundacionales de Juan María de Salvatierra, Estudio, reproducción Facsimilar, , FONATUR, CONACULTA y CECUT 1997, p. 186.

195 Juan María de Salvatierra, Misión de la California. Editorial Católica, S.A., Introducción,

arreglos y nota por R.P.C. Bayle, S.J. Madrid. 1946. P. 95.

Ilustración 6 Litografiada por Decaen, tomada de Historia de la Arquitectura y el Urbanismo Mexicano, Vol. II, Tomo III, p.387

121

provisional iglesia permanecería por espacio de algunos meses y el dos de Julio

de 1699, día de la Visitación, el padre Francisco María Píccolo junto con el

capitán Antonio García de Mendoza tiraron los cordeles y empezaron a construir

los cimientos de lo que sería el templo de Nuestra Señora de Loreto. La

construcción de la iglesia se realizó con materiales perecederos, varas, adobe,

carrizo y piedra, como sugiere Ignacio del Río, es probable que la iglesia que

actualmente existe, tenga sus principios en esta obra señalada que en años

sucesivos fue modificándose.196

El aragonés Santiago Bravo fabricó la amplia iglesia de Loreto. Además,

realizó el trabajo de Procurador durante catorce años y trabajó otros veinticinco

como misionero.197 Para integrar el proyecto evangelizador, los misioneros

enviaron mediante la fragata San Fermín, un sagrario y un retablo dedicado a la

virgen para la misión de Loreto.198 Posteriormente la iglesia se amplía,

conformada con cuatro muros sin adornos, con techo plano apoyado sobre vigas

de madera de cedro, muy bien talladas,199 las cuales fueron traídas por mar de

la costa de Sinaloa y de Matanchel.200

196 Ignacio del Río, La Fundación de la California Jesuítica, Siete Cartas, p. 184

197 Gerard Decorme, La Obra de los Jesuitas Mexicanos Durante la época colonial 1572-1767, Tomo II Las Misiones, Antigua Librería Robredo de José Porrúa e hijos, México 1941., p. 507.

198 Peter Mastern Dunne, Black Robes in Lower California, Berkeley, University of California Press, 1952 p. 54

199 Juan Jacobo Baegert, Noticias de la península, p.170

200 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p. 60

122

Los materiales usados en la construcción de la

iglesia han sido diversos, los muros se construyeron

con piedra de la región, con sillares bien elaborados y

ladrillo. La cubierta se construyó en el siglo XX con

una losa plana de concreto y está sostenida con vigas

de madera, las cuales, se enciman en la moldura de

los arcos que se encuentran apoyados en las

pilastras, debido a lo anterior, se aprecia una falla

constructiva en ese elemento. No se ha podido

determinar por qué se realizó de esa forma. No se

tiene información de la deficiencia en el colocado de las vigas, si fue durante los

trabajos de restauración previo a los trabajos realizados en 1973 por la

Dirección de Sitios y Monumentos.

Después de varias etapas constructivas realizadas en el templo de

Loreto, en el año de 1704, se inauguró la primera iglesia.201

201 Juan Jacobo Baegert, Noticias de la península, p. 153

Foto: 32 Prop. José Manuel Castro, Interior de la Misión de

Loreto

123

“El padre Juan Jacobo Baegert menciona que la misión de Loreto se

parece tan poco a una ciudad, a un fortín o a una fortaleza, como a una ballena

a un búho. La habitación del misionero, que al mismo tiempo era mayordomo y

que sólo tenía por ayudante a un lego, era un pequeño cuadrilátero de un solo

piso, de adobes, ligeramente revocado con cal, con techo totalmente plano. La

iglesia ocupa un ala que, en parte está construida de cantera y mezcla. Las

otras tres alas consisten de seis cuartitos de tres brazas por cada lado, cada

uno con un agujero para la luz que da a la arena o al mar, la sacristía, la cocina

y una pequeña tienda, en la que los soldados, marineros, sus mujeres y niños,

se proveen….de diversos objetos. Además de este cuadrilátero, hay todavía

otras cuatro paredes, entre las que se guardan: carne de res, y otros materiales.

Fuera de estos espléndidos edificios, se ve, a la distancia de un tiro de carabina,

un techado de zacate que desempeña el papel de cuarto de guardia y, al mismo

tiempo, de cuartel de los soldados solteros. Toda la tropa, empero, o sea la

guarnición de Loreto, inclusive su capitán y teniente, consiste algunas veces de

seis u ocho, pero nunca de más de doce o catorce almas.

Hacia el poniente, se ven dos hileras de chocitas de lodo, en las que

viven alrededor de ciento veinte californios. … Además se ven,

desordenadamente diseminadas sobre la arena, de dos a tres y media docenas

de barracas o casas de cuartilla, hechas de tierra, que más bien se asemejan a

una vaqueriza en el pueblo más miserable, que a una casa, y que por lo regular,

sólo consisten de una pieza. Este cuarto hace las veces de mesón, habitación,

124

sala, vestíbulo y recámara para los soldados casados, para los pocos marineros,

para un carpintero y medio e igual número de herreros y para sus mujeres y

niños202.”

El establecimiento misional de Loreto fue una plaza de avanzada para las

nuevas fundaciones, era el centro de ese sistema misional; funcionaba como

puerto de entrada de las provisiones y como sede del presidio o guarnición

militar.203 San Francisco Javier Vigeé, San Juan Bautista Liguí, Santa Rosalía de

Mulegé y San José de Comondú. Todas ellas formaban una red unida por

caminos de herradura. A partir de la estabilidad lograda de manera paulatina, los

misioneros deseaban contar con una iglesia más digna e importante, en 1740 el

padre Jaime Bravo inició la construcción de un templo más grande, y a lo largo

de los años se llevaron a cabo modificaciones en el conjunto. En 1744 se colocó

el altar mayor todo dorado, muy claro y vistoso, para ello se aumentó en la

iglesia la ornamentación. El padre procurador Gaspar de Trujillo instala el

órgano y otros instrumentos musicales y se alternan o le acompañan para hacer

más armoniosas y solemnes las ceremonias santas del templo.204

A mediados del siglo XVIII el padre Bischoff realizó la obra más

importante de protección de la iglesia, mandó construir una muralla de cal y

canto, con ello, se evitaría las inundaciones ocasionadas por las crecidas y el

202 Juan Jacobo Baegert, Noticias… ,p.157-158

203 Ignacio del Río, La Fundación de la California Jesuítica, p. 55

204 Marco Días, Arquitectura en el Desierto: Misiones, p. 95

125

cauce de los arroyos que se localizaban cerca de la iglesia, además, esa

muralla serviría como una especie de “adorno” al entorno misional”.205

En el interior de la iglesia con todas las obras realizadas, Bárbara Meyer

menciona que la nave de la iglesia causaba gran asombro por su profusa

decoración, y llamaba la atención el bello retablo principal, compuesto de tres

cuerpos y una predela donde destacaba la imagen de Nuestra Señora de

Loreto. Además de ese retablo había cuatro colaterales de menor tamaño, dos

en el presbiterio, cerca del altar mayor y otros dos ubicados en el área de los

fieles, todos ellos estaban dorados.206 A lo largo de la nave se encuentra una

armoniosa cubierta elaborada de viguería de cedro, incluía en el extremo sur un

coro207 elevado sobre la entrada.

Dos obras muy importantes realizadas dentro del conjunto misional fue la

construcción de la capilla dedicada a Nuestra Señora de los Dolores, realizada

entre 1752 y 1768. Consta de un cuarto de veinte varas de largo por seis de

ancho y se encuentra ubicado a un costado del presbiterio, su interior causaba

admiración debido a la rica y profusa decoración de las paredes208. Otra obra es

la construcción de la sacristía, construida antes de la expulsión de los jesuitas,

presentaba una suntuosa decoración y sus muros estaban cubiertos con lienzos

205 Ibídem., p. 96

206 Bárbara Meyer, Arte Sacro en Baja California Sur, Siglos XVII-XIX, Conaculta – INAH, Primera Edición 2001, p. 36

207 La situación más común del coro, en las iglesias de México, es en alto, a los pies de la nave. V. SOTOCORO. Parte inferior del coro cuando éste se encuentra en alto.

208 Bárbara Meyer, Arte Sacro, p. 36

126

bellamente elaborados. La habitación media ocho varas de largo y seis de

ancho.209

Actualmente el conjunto misional de Nuestra Señora de Loreto está

conformada por el templo religioso con forma rectangular, constituido por la

nave principal, dividida por cinco cuerpos separados por arcos fajones210; El

sotocoro, tres cuerpos de la nave y el presbiterio211. El resto del conjunto está

conformado por las habitaciones de los padres (desde 1971 está destinado

como museo a cargo del INAH), la capilla, sacristía y el bautisterio.

Crosby212 señala que en 1744 el templo de Loreto le faltaba por concluir

la fachada principal y el campanario, estos se terminaron en 1752, según lo

mencionó en un informe el padre Juan de Armesto, encargado de la misión

durante 1748 a 1752.213

Se puede considerar que para 1767 el templo misional estaba por

concluirse, sin embargo, después de la expulsión de los jesuitas, las órdenes

religiosas que les sucedieron continuaron trabajando en el templo religioso.

209 Eligio Moisés Coronado, Descripción e inventario de las misiones de Baja California, 1773, Serie Cronistas, Baja California Sur, México, 1994., p. 27,28.

210 Arco resaltado a manera de cincho en el cañón de una nave.

211 La parte de la iglesia en la que se encuentra el altar mayor y en donde hacen sus evoluciones los ministros de la misa.

212 Harry Crosby, Antigua California, Mission and Colony on the peninsular Frontier, 1697-1760, Nuevo México, University of New México Press, 1994., pp. 86 y 87

213 En el documento no se establece la forma como fue construida la torre, se pudiera especular que es de acuerdo a la litografía realizada de la misión en el siglo XIX (Litografía por Decaen, tomado de Iturriaga, José N. Litografía grabado en el México del XIX Tomo II. México Inversora Bursátil, 1993.)

127

Durante el periodo dominico

existen reportes de intervención en

la iglesia, entre 1795 y 1796 se

cubrieron los pisos de todo el

templo con ladrillo, por lo muy

deteriorados que estaban los

antiguos.214 Las obras realizadas en

la iglesia a lo largo de los años, van embelleciéndola y presenta una imagen

realmente digna, de acuerdo al estado en la que se encontraba el templo, el

padre Sales describe la misión de Loreto en 1794 y menciona que: “es una

iglesia magnífica, ricamente adornada con algunos altares y hermoso coro”.215

En el siglo XIX la iglesia y el conjunto misional sufre en 1822, del saqueo de

piratas chilenos y en 1829 un fuerte huracán la deja en ruinas con daños

severos en el templo.216 En Enero de 1948 el padre Modesto Sánchez Mayón

inició los trabajos de rehabilitación de la Misión de Nuestra Señora de Loreto;

214 Bárbara Meyer, Arte Sacro, p. 37

215 Luis Sales, Noticias de la provincia de California. Valencia, Hermanos de Orga, 1794.

216 Bárbara Meyer, Arte Sacro, p. 37

Fotos 33: Autor. Aérea, Misión de Loreto.

128

construye la torre y el campanario que actualmente conserva, el día 25 de

Agosto de 1957 se da por terminada la obra mediante una eucaristía.217 A partir

de ese momento el templo misional adquiere otra fisonomía con la adición de la

torre; sin embargo, la torre es un elemento adicionado que no se integra

arquitectónicamente ni en forma ni en tipo al diseño de la misión original. La

torre en el conjunto es desproporcionada, rompiendo con la armonía del diseño

original; independientemente de todos los comentarios publicados en libros o

revistas a favor o en contra de dicha torre. Sin embargo, debemos reconocer

que al pasar de los años la torre se ha convertido en el imaginario colectivo en

un elemento tan representativo

que se ha fusionado con la propia

iglesia y actualmente es un icono

de la arquitectura de la misión de

Loreto.

La Dirección de Sitios y

Monumentos del INAH, en el año

de 1973, llevaron a cabo un

proyecto de restauración en el templo y sus anexos, para evitar su deterioro; se

corrigen defectos constructivos; se colocan una serie de vigas en la losa y se

217José Antonio Fernández Márquez, Periódico El Sudcaliforniano, Modesto Sánchez, misionero

del siglo XX, publicado el día 27 de junio de 2008

Plano: 8 Misión Antigua y Actual de Nuestra Señora de Loreto, BCS

129

rehabilita la fachada, y son restaurados los pisos, aplanados y cubiertas

exteriores. Además, se crea en los anexos misionales el Museo de las Misiones.

En 1995 se creó la plaza en el interior del museo, en dicha área se presentan

conferencias, recitales, reuniones, etcétera.

En cuanto a la definición del estilo arquitectónico de la misión de Loreto

existen diversas opiniones: Marco Díaz218 y Aguilar Marco señalan que es

Renacentista, aunque Aguilar añade que: “en forma un tanto primitiva”;219

Bárbara Meyer menciona que predominó un estilo con tendencia clasicista ya

que: “esa fachada estuvo en boga en los portadas de iglesias y conventos

novohispanos del siglo XVI. En California fue la tendencia estilística que

predominó en los primeros templos de la época misional.”220 Considero que el

estilo arquitectónico de la fachada de la misión de Loreto es muy difícil de

identificar, ya que es una construcción austera de cualquier ornamentación, a

excepción del cordón franciscano que se encuentra en relieve en la fachada,

fuera de ello, es una construcción más tendiente a ser sobria, de carácter

defensiva. Desde mi punto de vista, no reúne las condiciones arquitectónicas

para identificarla de uno u otro estilo, independientemente que se haya

construido en la época del estilo barroco.

218 Marco Días, Arquitectura en el Desierto: Misiones, p. 98

219 Ídem. , p. 77

220 Bárbara Meyer, Arte Sacro, p. 37

130

2.6.2. San Francisco Javier Viggé-Biaundó 1699.

El padre Francisco María Píccolo junto con el

capitán, nueve soldados y varios indios inician

el 10 de mayo de 1699 el recorrido por las

rancherías de la escarpada sierra de Vigeé221 y

el 11 de mayo de 1699 se inician de manera

provisional los trabajos de la nueva misión

donada por Juan de Caballero y Ocio.222 Se

aplicaron a abrir caminos y en fabricar adobes, y en poco tiempo hicieron 2500

con los que en días levantaron la capilla que se dedicó a San Francisco Xavier;

tenía siete varas de largo, cuatro y media de ancho, con la correspondiente de

alto y el techo de paja; formaron una casilla para el misionero, con dos piezas,

dormitorio y una pequeñita salita, con el techo de paja, dejando por revocar las

paredes. El padre Píccolo hizo subir, en recuas, las alhajas de la iglesia, y sus

escasas pertenencias desde el Real de Loreto.223 Cuando Francisco María

Píccolo salió de la California a final del año de 1701, a tratar asuntos de la

California224, con ésta ausencia el padre Juan María de Salvatierra visitador de

221 Su significado es “tierra alta”, ubicada en la sierra de la Giganta.

222 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p. 424.

223 Armando Romero-Monteverde, Los grupos prehispánicos de baja California a partir del

contacto con los jesuitas 1697-1768.Estudio comparativo entre cochimíes y kiliwas. Tesis para obtener la licenciatura en etnología, ENAH, 2006. p. 92

224 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p. 76.

Foto 34: Autor. Foto Aérea, Misión de San Javier

131

las misiones le encomendó al padre Juan de Ugarte, que se hiciese cargo de la

misión de San Javier; pasó a ella con algunos soldados, pero los indios huyeron

sin dejarse ver durante muchos días. Los indios tenían temor de los soldados, y

el padre conociendo la causa los despidió quedándose sin escolta.225 Hizo

grandes logros el padre Juan de Ugarte hasta la llegada de Píccolo, que de

nuevo tomó la administración de su Misión; es hasta el año de 1703 cuando

definitivamente el Padre Juan de Ugarte toma la administración definitiva de la

misión de San Francisco Javier.

Para el año de 1706 el padre Ugarte descubre

un paraje a propósito para fundar nuevo

pueblo de visita llamado San Pablo, aquí formó

un represo en el arroyo para encaminar el

agua a la zanja para establecer allí una

siembra de trigo y maíz.226 En éste lugar de San Pablo se trasladó la misión de

San Javier que abandonó el paraje por la escasez de agua, como lo señala

Miguel del Barco:

De esta suerte, este mismo pueblo de san Pablo quedó hecho cabecera

de la misión. Y como el patrono y titular de ella es San Javier, de aquí vino que

este pueblo, dejado el nombre primero de San Pablo, se comenzó a llamar de

225 Miguel Venegas, Noticias de la California, tomo II, año 1942 p.77

226 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p. 257

Foto 35: Autor. Rancho Viejo, represo de la antigua misión.

132

San Javier, como asiento que es de la misión de este nombre Y cabecera de

ella, distante de Loreto nueve leguas.”227

En ese sitio se edificó la iglesia y casa para el padre, otra para los indios

y se formalizó el pueblo.228 Pasados los años por encontrarse la antigua iglesia

en ruinas:

“se comenzó a fabricar otra el año de 1744. y aunque esta fábrica tuvo

varias interrupciones de algunos años por la dificultad de hallar maestro de

satisfacción, que quisiera venir a tierras tan remotas, se concluyó y se estrenó el

año de 1758, en abril.‖229

La descripción que realiza el padre Juan

Jacobo Baegert de la misión de San Javier es

breve pero enriquecedora, menciona que la

misión ostenta los primeros vidrios que se han

visto en California, la iglesia tiene forma de

cruz y sus tres puertas son muy vistosas,

cuenta con tres altares totalmente dorados, una torre alta. En la iglesia se podía

oírse la música de órgano230, las paredes estaban profusamente adornadas con

pinturas en marcos dorados.231

227 Ibídem.

228 Marco Días, Arquitectura en el Desierto: Misiones, p. 106

229 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p. 430.

230 En algunas iglesias se podía escuchar un canto agradable: hermosas letanías lauretanas, misas. Este arte fue introducido en California, principalmente, por el P. Xavierus Bischoff y P. Petrus Nancimbén. Juan Jacobo Baegert, Noticias., p.171.

231 Juan Jacobo Baegert, Noticias de la península, p.170

Fotos: Autor. 36 Fachada principal, Misión de San Javier.

133

Para el año de 1794, el dominico Luis de Sales habla de la misión de

San Xavier, diciendo que los jesuitas: “…fabricaron una iglesia de una nave, con

su crucero, media naranja y torre, digna de colocarse en una de las ciudades

más visibles. La casa del misionero y demás oficinas acompañan su

hermosura.” 232

232 Luis Sales, Noticias de la provincia de California. Valencia, Hermanos de Orga, 1794, p 82

134

Foto 38: Autor. Interior de la Misión de Mulegé.

2.6.3. Santa Rosalía de Mulegé 1705

Esta Misión la fundó el padre Juan María

Basaldúa en noviembre de 1705, con la

dotación de 10,000 pesos que otorgó Nicolás

de Arteaga y su esposa Josefa Vallejo, El

paraje escogido para su fundación fue una

meseta elevada donde se domina un “pequeño

río de agua dulce,”233llamado por los indios Mulegé, toponimia que se traduce

como “barra grande de la boca blanca”. La zona fue explorada inicialmente en

1701 por el padre Juan María de Salvatierra y en 1703 es nuevamente visitado

por los padres Francisco María Píccolo y Juan María de Basaldúa. Basaldúa

inició la construcción de una capilla, una casa, y una presa y trabajó arduamente

durante cuatro años hasta que le sucedió el padre Píccolo.

Posteriormente, el padre Jaime Bravo y

los que lo sucedieron se encargaron de

recaudar fondos para continuar con la obra,

entre ellos podemos citas a: el padre Sistiaga

233 Sobre el origen de Mulegé, el padre Sales informa: Salieron los padres y soldados en barco a realizar un registro del puerto de Molexe, rumbo al norte, y ahí en el mismo puerto media legua hacia adentro de tierra fundaron una misión, situada en una loma alta, a cuyo pie hay un pequeño río de agua dulce, y bastantes tierras para sembradura. Marco Días, Arquitectura en el Desierto., p. 116

Foto 37: Autor. Fachada principal, Misión de Mulegé.

135

(1717 y 1727), y Juan Bautista Luyando, (1727-1734). Correspondió al

misionero Francisco Escalante iniciar en el año de 1766234 la construcción del

templo actual.235

La población de la misión disminuyó en 1708 cuando la epidemia de peste

diezmo a sus habitantes, otras epidemias en 1723 y 1729 causaron grandes

pérdidas. Sin embargo, una inundación acaecida en 1771 redujo la población de

tal manera que el Padre Presidente Fray Francisco Palou consideró el traslado

de la misión a San José de Magdalena. La misión fue abandonada en 1828

debido a la falta de población.236 Las rancherías que conformaban esta misión

en 1774 eran: San Luis, Santa Lucía, Santísima Trinidad, San Patricio, San

Marcos, Santa Águeda, y San José de Magdalena.237

Todo el conjunto está formado por un mirador

con plataformas en varios niveles en donde se

domina ampliamente el palmar y el río. El

templo misional está conformado por la nave

principal y anexo lateral, la nave principal está

234 Michael Mathes, Las Misiones de Baja California 1683-1849, Editorial Aristos, La Paz, B.C.S. 1977 p. 65

235 José Luis Aguilar Marco, Misiones de la península de Baja California, México, 1991, p. 81. Menciona que la fecha de la terminación del templo fue en 1766. Como se puede observar, difiere con la información realizada por Mathes

236 Michael Mathes, Las Misiones de Baja California 1683-1849, p. 65-66

237 Cada ranchería existía un temastián o catequista que repasaba las oraciones, siendo el régimen de vida en la misión similar al de otros templos religiosos, a Santa Rosalía venían las familias de las rancherías a refrescar la doctrina y a recibir comida durante quince días rotándose. Michael Mathes, Las Misiones de Baja California 1683-1849, p. 65.

Foto 39: Autor. Misión de Mulegé, vista desde el mirador.

136

orientada de Sureste a Noroeste. La iglesia está formada por dos salas

formando una escuadra. La más corta de ellas es el templo de la misión y la otra

área son los anexos. La habitación que sirve de liga entre ambas áreas es la

sacristía.

El templo religioso es de una sola nave de planta rectangular. Las

cubiertas son de bóveda de cañón, a excepción de la sacristía que tiene

refuerzos metálicos. La construcción de los muros es a base de piedras y

sillares, sus espesores son variables, los

enjarres interiores son a base de cal arena.

En la nave principal está ubicado el coro, tiene

una particularidad muy especial, es una

plataforma de madera sostenida por cuatro

columnas similares y no se encuentra adosada

a sus muros. Considero que su construcción es posterior ya que difiere de los

coros de las otras misiones californianas. Como mencioné anteriormente, no

está apoyada estructuralmente en sus muros, las escaleras que acceden al coro

por la parte exterior del templo se alinean en el frontispicio,238 en dichos

elementos no existe una liga continua en el muro, por ello, se aprecia una línea

de unión en el muro, ocasionando con ello que la plataforma del coro se

construyera de la forma descrita.

238 Frontispicio s.m. Del Lat. Frons, frontis “frente” y spicere “ver, mirar, observar”. 1. Fachada

principal de un edificio. Vocabulario Arquitectónico Ilustrado, Secretaría del Patrimonio Nacional, México 1975, p.236

Fotos 40: Autor. Coro, Interior de la Misión de Mulegé.

137

En el frontispicio se encuentran dos contrafuertes, uno a cada lado de la

puerta. Considero que estos elementos son más decorativos que de soporte

estructural ya que no cumplen con dicha función. Además, en el inmueble no

existen otros elementos similares o pilastras, motivo por el cual, los

constructores de la misión no consideraron reforzar sus paredes. La forma

original de la misión es muy austera en sus elementos arquitectónicos, por ello,

considero que se colocaron en el frontispicio esos elementos decorativos. A

principios del siglo XX existían unos remates

encima de los contrafuertes que servían de

elementos decorativos, posteriormente fueron

retirados de ahí.

En la parte superior del muro lateral de la nave

principal se encuentran colocados seis

elementos decorativos con forma de grandes

jarrones, en el centro, se encuentra un muro con remate de un arco de medio

punto. Dichos elementos, fueron colocados a finales o a principios del siglo XX y

sirvieron para ocultar elementos religiosos durante la revolución.

El Campanario de la iglesia se encuentra a un costado de la nave

principal, es el único templo que tiene esta disposición, ya que se localiza

encima de una de las habitaciones de la iglesia, la torre del campanario es un

solo cuerpo de planta cuadrada, como remate se levanta un chapitel piramidal.

Foto 41: Autor. Fachada Principal, Misión de Mulegé.

138

2.6.4. San Juan Bautista Malibat Liguí 1705.

En las entradas o expediciones de reconocimiento que realizaban los padres

Juan María de Salvatierra y Pedro Ugarte localizaron un sitio a 30 km

aproximadamente al sur de la misión de Loreto que reunía condiciones para

fundar ahí una misión. Que había prometido

don Juan Bautista López, con diez mil pesos

para su manutención. El 12 de julio de 1705 el

padre Pedro Ugarte construyó una pequeña

capilla de piedra en las faldas de la sierra de la

giganta y a los márgenes del arroyo de Liguí,

estableciéndose como padre ministro residente. El padre Pedro Ugarte enfermó

y tuvo que salir de la California, entrando como padre sucesor Clemente

Guillén.239

La epidemia de la peste que asoló la región en 1708, hizo que

disminuyera la población indígena en la zona y tras diez y seis años de

evangelización y penurias en la misión, esta fue abandonada permanentemente

en 1721 debido a la escaza población, a la hostilidad de los indios y a la falta de

agua.240Se mudó está cabecera a otro paraje llamado Nuestra Señora de Los

239 Juan María de Salvatierra, Misión de la Baja California, p. 198

240 Michael Mathes, Las Misiones de Baja California 1683-1849, p. 61.

Foto 42: Autor. Lugar donde estuvo ubicada la Misión de Liguí.

139

Dolores por la limosna que dio la congregación de Los Dolores del Colegio

Máximo, trasladándose a ella el padre Clemente Guillén.241

Los embates del tiempo, las crecidas ocasionales del arroyo, el clima y el

abandono, así como la apertura de la carretera transpenínsular en 1976,

ocasionaron que la misión se fuera deteriorando poco a poco hasta quedar solo

pequeños vestigios de lo que ahí se construyó.

El sitio se encuentra ubicado en el Km. 87 por la carretera Insurgentes –

Loreto, al este de la escuela del poblado. Los restos de la iglesia se localizan

entre el arroyo de Liguí, y el camino de terracería al campo pesquero Ensenada

Blanca242. La Latitud 25°44'6.75"N longitud 111°15'59.00"O. a 37.5 kilómetros de

la misión de Nuestra Señora de Loreto. En una supervisión realizada en 1998

pude constatar que solo quedaba un pequeño muro de tres metros de largo y

veinte centímetros de alto, y un pozo de agua ademado con piedra, que los

lugareños atestiguan, pertenecía a la misión.

2.6.5. La Purísima Concepción

Cadegomó 1717.

El almirante Isidro de Atondo y Antillón y el

padre Eusebio Kino exploraron en enero de

241 Juan María de Salvatierra, Misión de la California, p. 198.

242 Para realizar el recorrido me acompaño Jesús Camilo Caseres, residente del poblado.

Foto 43: Fototeca INAH, Misión La Purísima

140

1685 el sitio donde a la postre fundaría el padre Nicolás Tamaral la misión La

purísima Concepción de Cadegomó el 1º. De enero de 1720, el sitio de la

misión, localizado en la longitud de 26°11'N y longitud 112° 4'O, a 39 km al

noroeste de la misión de San José de Comondú.

La misión fue construida con la dotación de José de la Puente y Peña,

Márquez de Villapuente, se realizó la edificación del templo misional, un represo

y los sistemas de riego, con la cual se sembraron: trigo, maíz, frijol, garbanzo,

granadas, higos, uvas y algodón. Gerard Decorme, menciona que existieron dos

misiones y que distaban a 25 km entre ellas, la misión original se abandonó por

falta de agua. Parece ser que la “nueva misión,” construida su fachada de piedra

la fundó el padre Tamaral en 1722 243 y se incorporaron las visitas de misión

Santa María y San Miguel de Comondú.244

Los padres residentes más importantes que estuvieron en la misión

fueron: Nicolás Tamaral (1722), Sigismundo Taraval (1730), y Johann Bischoff

(1751).

El inventario que recibió Fray Vicente de la Mora de la Orden de Santo

Domingo el 31 de mayo de 1773, describe alhajas de plata, ornamentos,

utensilios, objetos de albañilería, carpintería y ganado. De la construcción de la

iglesia no se menciona las especificaciones técnicas o sus dimensiones,

243 Gerard Decorme, La Obra de los Jesuitas, p. 500. De la única fotografía que conozco de la misión de La Purísima se aprecia su fachada de piedra

244 Michael Mathes, Las Misiones de Baja California 1683-1849, p.73

141

únicamente se describe un altar mayor de cuatro varas (3.35 mts.) de ancho y

como seis (5.03) de alto.245

El templo misional fue construido de adobe y piedra,

en el frontispicio se colocó un recubrimiento de sillar.

Debido a inundaciones ocasionadas por el arroyo en

1770 la iglesia sufrió daños considerables, y aunado

a las epidemias que diezmaron la población en los

años de: 1745, 1762, 1768, 1771 y 1800246, la misión empezó su declive

paulatino hasta que en 1822, fue abandonada permanentemente debido a la

falta de población.247

2.6.6. San José de Comondú. 1708

En 1708 el padre Julián de Mayorga248 funda

la misión de San José de Comondú, la misión

fue dotada por Don José de la Peña Castrejón

245 Eligio Moisés Coronado,” Descripción e Inventarios, p.90

246 Michael Mathes, Las Misiones de Baja California 1683-1849, p. 73.

247 Ibídem, p. 73.

248 El padre Julián de Mayorga fue misionero por más de veintinueve años en la misión de Comondú. Murió el 10 de noviembre de 1736, Clavijero menciona que la fundación de la misión de San José de Comondú fue en 1707. Francisco Javier Clavijero, Historia de la Antigua o Baja California, Editorial Porrúa, S.A. Cuarta Edición, 1990, México., p.187.

Foto 44: INAH, Restos del conjunto misional de La Purísima.

Foto 45: Archivo INAH, Misión de San José de Comondú.

142

y Salzines, Marqués de Villapuente. Días después de la fundación de la misión

el padre Julián de Mayorga tuvo la visita de los padres Juan María de Salvatierra

y Juan de Ugarte, ayudándolo a construir una pequeña casa e iglesia.249El sitio

donde se encuentra la misión de San José de Comondú es una cañada

favorecida con gran cantidad de agua en la sierra de la Giganta, localizado a

cincuenta kilómetros al oeste de la misión de Nuestra Señora de Loreto, fue

explorado por primera vez por el almirante Isidro de Atondo y Antillón y el padre

Eusebio Kino en Diciembre de 1684. Debido a la escasez de agua que sufría la

misión en 1714, tuvo que ser incorporada a la visita de San Miguel de Comondú,

establecida por el padre Juan de Ugarte. La misión llegó a tener posteriormente

dos escuelas para niños y niñas, así como un hospital, así como sistemas de

riego por medio de canales de piedra que eran irrigados por el arroyo de la

Purísima cultivos.

Al fallecer el padre Mayorga en 1736 le sucedió por breve tiempo el padre

Rondero y luego, el misionero Francisco Inama que se mantuvo hasta la

expulsión de los jesuitas. A él se debe construcción en 1750 de la iglesia de

tres naves, toda de piedra y bóveda de cañón corrido.250 Marco Díaz menciona

que la primera iglesia era de rudo adobe y techo de palmas; la segunda, de

249 Gerard Decorme, La Obra de los Jesuitas, p.495.

250 Ídem.

143

planta basilical, toda de piedra labrada de procedencia local y estaba precedida

de atrio y cementerios.251

En 1737 recupero su nombramiento de misión, a la postre contaría con

seis visitas entre las que se encuentra Santa María y San Ignacio, así como San

Juan Londó antes de depender de Loreto.252

A la salida de los misioneros jesuitas la misión fue entregada a los

franciscanos y posteriormente a los dominicos en el año de 1773,

afortunadamente para recibirla de manos de los Franciscanos se realiza un

inventario, en la que se mencionan las características arquitectónicas de la

misión. A continuación, mencionaré los aspectos fundamentales del inventario:

La Iglesia de tres naves con sus bóvedas, la que tiene tres puertas, y cerca de ellas, al lado interior, tres pilas de agua bendita; está enlozada de piedra labrada, y tiene también su presbiterio con su enrejado de madera y su coro de bóveda en el que hay un manocordio viejo y un bajón. Hay en ella tres altares, y en el mayor está un colateral nuevo y dorado con una imagen de bulto del Señor San José con el Niño.... Hay también dos confesionarios buenos con sus sillas buenas de vaqueta. En las paredes están pendientes nueve lienzos con varios pasos de la vida del Señor San Joseph…. En el plan de la iglesia hay un cuarto en que está una hermosa pila bautismal de piedra…… Fuera de la iglesia hay un cementerio de piedra y lodo no concluido, y a más de éste hay otro también de piedra y lodo para enterrar en él. Torre formal no la hay, pero en un armazón de palos están colgadas seis campanas entre medianas y pequeñas. Una sacristía de bóveda con su puerta y una cortina de lienzo.253

251 Marco Días, Arquitectura en el Desierto: Misiones, p. 119

252 Peter Mastern Dunne, Black Robes in Lower California, pp. 107 y 125.

253 Eligio Moisés Coronado,” Descripción e Inventarios, p.75

144

La misión fue abandonada en 1827 debido a

la falta de población.254 El edificio se fue

deteriorando a tal grado que a la llegada del

Jefe Político del Distrito Sur el Coronel

Clodomiro Cota255, la misión se encontraba en

muy malas condiciones tras el abandono de más

de cincuenta años en la que se encontraba. Por ese motivo se dio la orden de

demoler la nave principal y se utilizó las piedras para construir una Escuela

Rural Federal, un puente y la casa del Coronel Cota en el poblado de San José

de Comondú. De la edificación que se encontraba en mejores condiciones fue la

sacristía, la cual, pasaría a ser adaptada como capilla, actualmente funciona

como iglesia; sus dimensiones aproximadas son de ocho metros de ancho por

treinta y dos metros de largo aproximadamente. Se considera que este anexo

formaba parte de las habitaciones de los padres, se localiza en latitud 26°

3'34.66"N y longitud 111°49'20.45"O, su orientación de la nave principal es de

noroeste a sureste, su construcción es de bóveda de cañón, muros de piedra

junteados con argamasa, piso de cantera.

El templo que existe actualmente de San José

de Comondú, es parte de lo que eran las

254 Marco Días, Arquitectura en el Desierto: Misiones, p. 119

255 El periodo de gobierno del Coronel Clodomiro Cota fue de noviembre de 1879 a Enero de 1880.

Foto 46: Archivo INAH, Antiguo conjunto misional de San José de

Comondú.

Foto 47: Autor. Fachada principal y atrio de la Misión de San José de Comondú.

145

habitaciones de los misioneros. A través de los años, se han realizado

restauraciones y rehabilitación del inmueble. En el tricentenario de la misión,

1708 – 2008, se invirtieron recursos financieros para rehabilitar el atrio misional,

la plaza y la vialidad anexa a la misión.

2.6.7. Nuestra Señora de Guadalupe de Huasinapi 1720.

El 12 de diciembre de 1720 el padre Everardo Helen, con un grupo de

indios y soldados, construyó la iglesia y la casa del misionero con fondos

dotados por el Marqués de Villapuente. Terminada la obra, se retiró el capitán

dejando sólo a cuatro soldados.256 El paraje donde se fundó la misión fue

explorado por primera vez en septiembre de 1719 por los padres Juan de Ugarte

y Sebastián Sistiaga. Desde que el padre Ugarte estuvo en la sierra cortando

árboles para construir la balandra “El Triunfo de la Santa Cruz”, se pensó

colocar ahí una misión. Debido a la dificultad de contar con tierra de labor, el

misionero pasó años de penuria ya que los indios se tenían que mantener del

maíz que traían de otras misiones, de frutas y raíces que buscaban entre los

montes, y de consumir la carne de los animales que allí tenían.257 Por ello, la

misión de Guadalupe fue una de las empresas más difíciles de realizar por los

jesuitas. Tuvieron que dirigir sus esfuerzos en la ganadería y la explotación de

256 Gerard Decorme, La Obra de los Jesuitas., p.508.

257 La plaga de la langosta destruyó casi todas las frutas silvestres con que se mantenían los indios. Empezaron luego a comer langostas, que les produjeron úlceras y luego disentería, murieron 228 y el mismo padre enfermó, teniendo que retirarse un tiempo a Loreto. Gerard Decorme, La Obra de los Jesuitas, p.509.

146

sus productos agrícolas.258 Se establecieron pueblos de visitas en: la

Concepción, San Pedro y San Pablo, San Miguel, Santa María y San José de

Gracia.

Una de las tragedias más grandes ocurridas en la misión se suscitó un

domingo de noviembre de 1744 cuando el templo misional sufrió la caída del

muro sur de la nave principal, ocasionando con ello que la cubierta de terrado259

se colapsara encima de la gente que escuchaba la misa, causando con ello la

muerte de más de cien personas.260

El padre del Barco menciona la causa del porque se desplomó el muro y

la cubierta. Así mismo, se dan algunas condiciones técnicas y constructivas de

la conformación de la misión.

La causa de esta desgracia se reconoció después que fue porque un

lienzo o pared de la iglesia se levantó al pie del gran cerro o montaña, donde

está la misión, sin cimiento correspondiente. Porque, al comenzar a abrirle

dieron luego con piedra viva muy dura, como sucede en todas estas serranías,

que toda su armazón es de piedra, la cual en partes está descubierta, y por lo

común está oculta con sólo un poco de tierra sobre ella. Y, no obstante de tener

esta piedra el declive correspondiente a la montaña, pusieron sobre ella, así

258 Peter Mastern Dunne, Black Robes in Lower California, p. 106-176

259 s.m. Del lat. terra,-ae (Vierra), Sistema constructivo, de cerramiento, que consiste en colocar,

sobre la viguería, una CAMA de tabla o TEJA MANIL, encima de ésta, una capa de tierra y cal y un recubrimiento superior de ladrillo o simplemente de cal, ya sea para formar la azotea. Deriva el nombre de la capa de tierra mencionada que forma parte de los techos en muchas construcciones.

260 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p. 261

147

como estaba, lodo y algunas pequeñas piedras para formar plano de lecho a los

adobes, de que se levantó toda la gruesa pared como las demás de la iglesia;

aunque éstas últimas, por estar en mejor terreno, tuvieron no tan mal cimiento.

El año dicho de 1744 llovió mucho, respectivamente a aquella tierra. El agua,

que con las lluvias bajaba de la montaña, venía por aquella parte a dar con la

pared de que hablamos y, aunque tuviesen puesto algún reparo contra ella, para

que no la tocase el agua, siendo todo de tierra, penetró la humedad todo el

cimiento; el cual, como estaba sobre peña resbaladiza, y cargaba tanto peso,

ahora humedecido un tanto, llegó a flaquear y echar abajo la pared.

Después que el padre misionero convaleció de su enfermedad, trató de

levantar nueva iglesia; y, aunque por la estrechez del sitio en que esta la misión,

entre el arroyo y el cerro, fue necesario edificarla en el mismo lugar en que

estuvo la ya caída, se hizo gastando primero mucho tiempo, trabajo y pólvora en

dar barrenos, y arrancar peñascos hasta allanar tanta parte del cerro, cuanta era

necesaria, no sólo para la nueva fábrica, sino también para que el agua de las

lluvias corriese algo lejos de la pared. Así ésta como las demás de la iglesia

subieron de cal y canto hasta la altura de cinco a seis palmos, y, por haber poca

cal, se prosiguió lo restante con adobes hasta proporcionada altura.261

Debido a la epidemia de disentería que causó grandes pérdidas

humanas, se inicia la decadencia de la misión y en 1769, los franciscanos por

orden de José de Gálvez realizan el traslado de la población restante a la misión

261 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p. 262

148

de La Purísima Concepción de Cadegomó262 y a la de San José de Comondú.263

En 1795 se abandona permanentemente la misión.

Los ministros residentes más conocidos que estaban en esta misión se

encuentran: Everardo Helen (1720-1735), Fernando Consag (1735), José

Gasteiger (1736) y Benno Ducrue (1767).

El sitio donde se localizan los restos de la misión

Nuestra Señora de Guadalupe de Huasinapí, se

localizan aproximadamente a 70 km de la misión

de Santa Rosalía de Mulegé – San José de

Magdalena, el sitio está ubicado en la latitud

26°55'25.13"N y longitud 112°24'42.25"O.

Es muy breve la información histórica que describe las características

arquitectónicas de la misión de Guadalupe. En una inspección realizada en

agosto de 1998, elaboré un levantamiento de la planta arquitectónica de la

misión, y una supervisión de superficie del sitio, únicamente se encuentran los

muros perimetrales de su cimentación al ras del suelo, los muros son de piedra

asentados con cal – arena, todo el material procede del arroyo de la localidad.

La forma y dimensiones de la nave principal está constituida por un rectángulo

de 12.60 de ancho por 41.36 metros de largo, orientado de sureste a noroeste.

El conjunto misional cuenta con varios vestigios de diferentes tipos de obras:

262 Michael Mathes, Las Misiones de Baja California 1683-1849, p. 81.

263 Eligio Moisés Coronado,” Descripción e Inventarios, p.116.

Foto 48: Autor. Restos del conjunto misional de Guadalupe.

149

acueductos, represo y un horno rectangular de ladrillo que mide 3.00 por 2.30

metros, los muros son de 0.25 centímetros de ancho.

2.6.8. Nuestra Señora de La Paz 1720.

El padre Jaime Bravo salió de Loreto en compañía del padre Juan de

Ugarte a bordo de la balandra “El Triunfo de la Santa Cruz” y desembarcó en el

puerto de La Paz por la tarde del día 03 de noviembre de 1720. Después de

establecerse y de asegurar el sitio donde se encontraban, se iniciaron las

labores para el establecimiento provisional de la misión el día 04 de noviembre

de 1720.264

Los siguientes tres días realizaron la limpieza del sitio en donde colocaron

la iglesia, la vivienda de los padres y unas barracas para los acompañantes de

los misioneros. 265 Sin embargo, el establecimiento final de la misión se

colocaría en un sitio estratégico y cercano de una fuente de agua en donde se

pudiera establecer la fundación de la misión, iglesia y vivienda “se halló muy a

propósito en una loma alta que domina las playas a tiro de escopeta corta del

aguaje y de suelo duro y llano con una mesa muy espaciosa‖.266

264 Jaime Bravo, Testimonios Sudcalifornianos, Nueva entrada y establecimiento en el puerto de La Paz, 1720, serie Cronistas 5, Segunda Edición 1989, Gobierno de Baja california Sur, ISBN: 968-6133-14-3, p. 29-30

265 Jaime Bravo, Testimonios Sudcalifornianos, Nueva entrada y establecimiento en el puerto de La Paz, 1720, serie Cronistas 5, Segunda Edición 1989, Gobierno de Baja california Sur, ISBN: 968-6133-14-3, p. 29-30

266 Jaime Bravo, Testimonios Sudcalifornianos, Nueva entrada y establecimiento en el puerto de La Paz, 1720, serie Cronistas 5, Segunda Edición 1989, Gobierno de Baja california Sur, ISBN: 968-6133-14-3, p. 30

150

Un mes después se trasladó todo lo que se tenía en las barracas al sitio

donde estaba ubicada la loma267, y al día siguiente 03 de diciembre de 1720,

“armadas las tres barracas dentro de una trinchera de estantería de mezquites,

con su plaza de armas y en sus alrededores sus casillas… cocina y corral, todo

junto dominando la bahía‖.268 Se colocó una enorme cruz de madera de palma

de once varas269 de altura, (aprox. De 9.13 metros), a partir de ese momento se

fundó la misión de Nuestra Señora del Pilar de La Paz con dotación de José de

la Puente y Peña, Márquez de Villapuente.

Después de la llegada del padre Clemente Guillen (06 de dic. 1720), el

padre Jaime Bravo y Juan Ugarte, iniciaron el trazo de la primera casa de esta

misión el día 16 de enero de 1721. Al estar trabajando en ese lugar se encontró

enterrado un cascabel antiquísimo.270 Posteriormente de estar trabajando poco

más de un mes en la construcción del centro misional, el 10 de enero de 1721 el

padre Clemente Guillen emprende el viaje de regreso a la misión de San Juan

Bautista Malibat (Liguí).271

Para la consolidación del templo misional el padre Bravo tardó ocho años

en realizarla, de este lugar habrían de salir los jesuitas que establecieron las

misiones de Santiago, San José del Cabo y Todos Santos. En 1728 el padre

267 Miguel León Portilla considera que esa loma está localizada entre las calles Ignacio Zaragoza y Santos Degollado, es la parte más alta de esa zona. Sin embargo, Marco Díaz considera el sitio donde se encuentra actualmente la Catedral de La Paz.

268 Jaime Bravo, Testimonios Sudcalifornianos, p. 36

269 La vara era una unidad de longitud española antigua que equivalía a 3 pies. variaba, la longitud de la vara oscilaba en los distintos territorios de España, entre 0,8380 metros .

270 Jaime Bravo, Testimonios Sudcalifornianos, p. 43

271 Ibídem p. 84

151

Jaime Bravo se traslada por órdenes superiores a Loreto, quedando en su lugar

el jesuita Guillermo Gordon.

Debido a los problemas de sublevación de los indígenas en las misiones

del sur en 1734, el misionero Guillermo Gordon se tuvo que abandonar

temporalmente la misión de La Paz y refugiarse de manera temporal en la isla

Espíritu Santo.272

La misión fue restablecida en 1736, sin embargo, las epidemias de 1742,

1744 y 1748 diezmaron la población indígena, motivando su abandono

permanente en 1749.273

La construcción del actual templo de Nuestra Señora de La Paz, fue

iniciada por la orden religiosa de los Dominicos. La primera piedra del edificio

fue colocada por Don Rafael Espinoza el día 04 de mayo de 1850.274

272 Ibídem p. 23

273 Michael Mathes, Las Misiones de Baja California 1683-1849, La Paz, B.C.S. Editorial Aristos, 1977., p77

274 Informe sobre la construcción de la parroquia de La Paz, La Paz, julio 1850, Vol.6 Folio I, Archivo Histórico Pablo L. Martínez.

152

2.6.9. Nuestra Señora de los Dolores del Sur (Chillá) 1721.

La fundación del templo misional la realizó el

padre Clemente Guillén en agosto de 1721,

debido a una situación estratégica, ya que el

emplazamiento de la misión cerca de la playa

de Apate dividía a las tribus de los guaycuras

y los pericúes.275 Se buscó un sitio en el cual

se pudiera tener buena tierra para cultivar,

dicho área se localizó a cuarenta leguas al sur de la misión de Loreto en donde

realizó la fundación de la misión.276 Posteriormente el padre Guillén trasladó la

misión a un sitio más cómodo siete leguas adentro en las montañas, a un lugar

denominado Tagnuetia, a sesenta leguas al norte de La Paz. Ahí levantó

edificaciones y su labor fue tan ardua que fue muy importante en la región. A

esta misión la bautizó con el nombre de Nuestra Señora de los Dolores del

275 Los uchitas, que habitaban entre Loreto y La Paz, manifestaban pretensiones de impedir la comunicación entre estas dos misiones con diferentes hostilidades hechas a los cristianos que iban de la una a la otra. Los guaycuras de La Paz eran frecuentemente inquietados por los pericúes, sus antiguos enemigos. Además, los feroces indios de las islas de San José, del Espíritu Santo y de Cerralbo, aunque a solicitud del padre Ugarte habían hecho las paces con los guaycuras, habían vuelto a comenzar sus hostilidades, y tres veces tuvieron la osadía de saquear la misión de Liguí, en ausencia del misionero. Es verdad que el capitán del presidio fue con algunos soldados a castigarlos, matándoles tres o cuatro, haciéndoles once prisioneros y tomándoles catorce canoas; pero estos castigos, aunque los enfrenaban por algún tiempo, no impedían del todo sus correrías. No había pues más remedio que sujetarlos al yugo del Evangelio. Francisco Javier Clavijero, Historia de la Antigua o Baja California, Editorial Porrúa, S.A. Cuarta Edición, 1990, México., p.155.

276 Francisco Clavijero, Historia de la Antigua o Baja California, Editorial Porrúa, México, 1990, p.155.

Foto 49: Autor. Flor Barreto Cosío, Restos de la Misión de los Dolores del Sur.

153

Sur.277 Lugar conocido posteriormente como La Pasión del Señor, que dio

nombre al poblado.278

La misión de Nuestra Señora de Los Dolores sustituyó a la misión de San

Juan Malibat al suprimirse esta. Las visitas que dependieron de la misión de Los

Dolores fueron: La Concepción, La Encarnación, La Santísima Trinidad, La

Redención y la Resurrección.279

Los padres residentes en la misión fueron: Clemente Guillén (1721-1737),

Lambert Hostell (1737-1767), Bernhard Zumpziel (1737), Gaspar Trujillo (1747)

y Fray Francisco Gómez sirvieron como padres ministros residentes. La

población indígena fue calculada a la expulsión de los jesuitas de 450 en 1768.

La misión quedó reducida a una visita de la misión de San Luis Gonzaga en

1740, y en Septiembre de 1768 el Visitador General José de Gálvez ordenó su

abandono permanente y el traslado de sus neófitos a la misión de Santa Rosa

de las Palmas.280La misión de la Virgen de Los Dolores sirvió de asilo a los

misioneros y neófitos en la rebelión de los pericúes del año 1734.281

Al fondo de una cañada, a cuatro kilómetros de la costa este de la

península Baja California, exactamente a las coordenadas UTM 12 577325 E y

254589 N, se encuentran unas ruinas de construcciones coloniales y

postcoloniales, las primeras corresponden a la misión jesuítica de Los Dolores y

277 Gerard Decorme, La Obra de los Jesuitas, p.511.

278 Juan Jacobo Baegert, Noticias de la península, p. 194.

279 Gerard Decorme, La Obra de los Jesuitas, p.530.

280 Michael Mathes, Las Misiones de Baja California 1683-1849, p89.

281 Clavijero, Historia de la Antigua, p.156.

154

las segundas a una hacienda de construcción más reciente, también existe una

estructura cuadrangular elaborada de piedra, parecida a un corral de animales.

A los márgenes del arroyo se localizan varias estructuras, algunas de ellas

pertenecientes al complejo misional.282

El deterioro que presentan los restos de la misión

se han acentuado con la construcción de obras

anexas, las cuales, han dañado enormemente los

pocos vestigios que quedan de la misión. El

informe técnico presentado por Rosales – Jordán

da muestra claro de ese deterioro. Sin embargo,

debido a lo extenso del informe me enfocaré únicamente a los restos más

significativos que quedan en la actualidad y que son los siguientes:

Se aprecian restos de muros de piedra muy deteriorados, varios

cimientos y una serie de divisiones internas que dan la apariencia de cuartos. El

muro frontal tiene 6.7 metros de largo, 5 metros de alto y el muro es de 0.60

metros de ancho. Tiene un vano (puerta) de 2 metros de ancho por 3.0 de alto.

Las piedras que conforman el muro están asentados en una mezcla de cal –

arena, las juntas entre las hiladas de piedra están rajueleadas283 con pequeñas

282 Alfonso Rosales López - José Manuel Castro Jordán, Informe Técnico, Misión: Virgen de Los

Dolores, Centro INAH Baja California Sur, La Paz, Mayo 2000, p.10 283

Piedra delgada y sin labrar que se emplea en obras de poca importancia o para acuñar

grietas en los edificios o resolver juntas de pavimentos.

Foto: Autor. Flor Barreto Cosío, Restos de la Misión de los Dolores del

Sur.

155

lajas de piedra, asimismo, se observan secciones de tabique rojo recocido que

cumplen con la misma función.284

Muro Norte.- Siguiendo el alineamiento del muro frontal se observa otra

pared que tiene una longitud de 19.50 metros, aunque sólo 8 metros tienen

piedra a más de 3 metros, el resto tiene una altura que no excede de 0.70

metros. Algunas secciones de muros interiores y exteriores se aprecian restos

de aplanados de cal y arena.

Rosales – Jordán, mencionan que dentro de los muros que conforman el

templo misional existen muros construidos durante el siglo XIX o principios del

XX y Concluyen que es necesario realizar un trabajo de investigación

arqueológica para determinar las etapas constructivas.285

Aproximadamente a unos doscientos metros de las ruinas del templo

misional rumbo al noroeste, bajando poco más de cuatro metros, se localiza una

pila de agua de 104 m2 de superficie, de profundidad de 2 metros. Es una

estructura rectangular de 9.00 x 8.60 mts., hacia la parte norte se aprecia una

extensión de 2.00 x 3.80 mts. La parte norte de esta sección forma parte de la

roca que conforma la meseta en donde se asienta la misión, el resto de la

estructura está construida de piedra y asentadas con mortero cal arena. La pila

284 López - Jordán,. pp 10-11

285 Ibíd. 13-14.

156

contiene seis escalones que sirven para darle mantenimiento. La alimentación

de la pila es por medio de un canal elaborado de piedra de 0.60 cm de ancho.286

Al noroeste, aguas abajo del mismo arroyo, al margen de éste, como a

500 metros de la iglesia, existe una cueva con una entrada en forma de una

media naranja con un radio aproximado de 2.00 metros de altura, con una

profundidad aproximada de 15.00 metros; el trabajo interior está perfectamente

cincelado en la roca al igual que tiene un canal intermedio y unas perforaciones;

se presume que esta cueva los misioneros la utilizaban como troje.287

La misión contaba con un horno para fabricar ladrillos, su estructura cuasi

circular de 3.30 metros de diámetro interno y 4.00 metros el externo, la pared

fabricada con tabique rojo en doble hilada (0.32 m.), la altura del horno de 1.20

m. El muro interno de ladrillo se aprecia erosionado y con evidentes huellas de

haber sido expuesto a altas temperaturas. Para reforzar las paredes del horno,

éste se construyó en las laderas de un cerro, cavándose parte de ella. Hacía la

cara norte muy cerca del piso se aprecia el hueco que debió corresponder a la

puerta del horno, actualmente se encuentra derrumbada, lo que ha debilitado

esta parte de la estructura.288 Esta forma del horno es similar a dos hornos con

los cuales se quemó la cal para construir la misión de Nuestra Señora de Loreto.

286 Flor Barreto Cosío, Informe de Comisión a Los Dolores, Oficio CINAHBCS-8103-M.H.-040/2011.

287 Salvador Hinojosa Oliva, La Arquitectura Misional de Baja California Sur, Gobierno del Estado de Baja California Sur, La Paz, 1985.

288 López - Jordán., pp 26-27.

157

De las obras importantes de la misión se encuentra el represo,

aproximadamente a trecientos metros y subiendo unos cincuenta metros de la

ladera del cerro contiguo al arroyo. La ubicación por GPS en coordenadas UTM

12511442 E y 2770921 N. según los lugareños este era un ojo de agua que dejó

de manar agua hace mucho tiempo.289

2.6.10. Santiago (Añiti de los coras) 1721

La misión de Santiago fue fundada por el padre Ignacio María Nápoli en

el año de 1721. Lo acompañaba el padre Jaime Bravo, el capitán Esteban

Lorenzo Rodríguez con su escolta de soldados y escuadra de indios flecheros.

Como lo señala un documento citado por Marcos Díaz:

El Padre Jaime Bravo, en compañía del padre Ignacio Nápoli salió desde

La Paz, a establecer la misión de Santiago de la Nación Cora situada hacia el

cabo de San Lucas, y fundación del marqués de Villapuente. Llegaron a la

ensenada de las Palmas y los vecinos de sus rancherías, se mostraron como en

otras partes esquivos y desconfiados. …… “El año de 1722 se mudó otra vez el

asiento de la misión hasta que en los años siguientes se fixo en el paraje que

existe porque aquí lograron los indios buena y bastante agua y cosechas

suficientes a su conservación.”290

El padre Jaime Bravo y el Capitán Esteban Rodríguez cambiaron de sitio

la misión en 1723 a un lugar más alejado del mar, inmediatamente se comenzó

289 Ibíd., p. 27

290 (AGNM, Historia, t. 21, f.17) en Marco Días, Arquitectura en el Desierto: Misiones. 138

158

a construir un templo, las paredes y los cerramientos ya estaban construidos,

únicamente faltaba la cubierta cuando se presentó un huracán y derribo la

edificación, causó grandes daños y ocasionó la muerte de muchos indios ya que

ellos se habían metido dentro del inmueble para guarecerse del huracán, dejó

heridos y a mucha gente espantada.

El padre Nápoli construyó en otro sitio una iglesia nueva con el título de

Santiago Apóstol, cuyo nombre tomó la misión, a su vez, se construyeron otros

edificios que eran necesarios, y se comenzó a cultivar la tierra con éxito. En

1726 el padre Nápoli fue enviado a las misiones de Sonora, y le sucedió el

padre Lorenzo Carranco.291

En 1733 se presentan las primeras chispas de la insurrección indígena

por parte de un neófito llamado Boton y un mulato llamado Chicori, llegó a tal

grado el descontento que la sublevación se presentó en 1734, la misión de

Santiago sufrió los embates de la rebelión indígena, en la cual, fueron

asesinados el padre Lorenzo Carranco y varios de los sirvientes que lo

acompañaban, saquearon la casa, la iglesia y quemaron los muebles y objetos

litúrgicos.292 Para el otoño de 1735 estaban con la ruina cuatro misiones293

Debido a la violencia generada en la parte sur de California, se estableció

un presidio que sólo duro diez y ocho meses, en ese lapso se pacificó en gran

291 Clavijero, Historia de la Antigua, p.158.

292 Clavijero, Historia de la Antigua, p. 175 y 181.

293 Ibíd., p.177.

159

medida los brotes violentos sucedidos en 1734.294La misión fue reconstruida por

el padre Nápoli en 1736, sin embargo, no se pudo recuperar de los sucesos

pasados y la misión empezó a decaer con los brotes de epidemias que se

suscitaron en 1742, 1744 y 1748. El último sitio de la misión, fue en el pueblo

de visita de San José de Caduaño, fue establecido en 1779 pero abandonado

permanentemente en 1795 debido a la falta de población.295

En 1748 Manuel de Ocio comenzó la explotación de las minas de plata en

un lugar llamado Santa Ana, ubicado a doce leguas de la misión de Santiago, el

misionero de Santiago se trasladaba a oficiar misa y administrarles los

sacramentos, el trabajo se incrementó en 1756, cuando se comenzó a trabajar

la mina de San Antonio.296

Se establecieron las visitas de Santa María de la Luz, Los Mártires, San

Borja y San José de Caduaño.

Los padres que fungieron como ministros residentes fueron: Ignacio

María Nápoli (1721-1726 y 1735-1737), Lorenzo Carranco (1726-1734), Antonio

Tempis (1737-1746), Fray José Munguía (1768-1769), Fray Juan Rioboo (1771-

1772), Fray Francisco Villuendas (1771-1773) y Fray Francisco Hontiyuelo y el

Padre Juan Antonio Baeza sirvió como párroco desde marzo de 1769 a 1771

294 Clavijero, Historia de la Antigua, p.188 y 189.

295 Michael Mathes, Las Misiones de Baja California 1683-1849, p85.

296 Clavijero, Historia de la Antigua, p.215.

160

cuando la misión estuvo temporalmente bajo la jurisdicción de la Diócesis de

Guadalajara.297

El sitio de la misión de Santiago de Los Coras, se encuentra localizado en

Latitud 23°28'32.20"N y Longitud 109°43'2.01"O, a cincuenta y seis kilómetros

al norte de la misión de San José del Cabo (no es la misión original).

La iglesia que se describe en el inventario de 1773 era de adobe y lodo,

cubierta de jacal, de veintidós varas de largo y cinco de ancho; detrás del altar

mayor hay una sacristía muy reducida, de adobes y lodo, cubierta con petate y

tierra.

Los adornos de la iglesia tenía un altar con retablo pequeño pintado con

bermellón y algunas florecitas de talla dorada, un sagrario dorado por dentro y

tres santos de bulto: Santiago Apóstol, San Rafael y Santa Rosalía.

Ídem un sagrario dorado viejo, encima un lienzo de Nuestra Señora del

Carmen, y a un lado San Francisco Xavier de talla, muy maltratado.298

En el inventario también se mencionaba la casa del misionero: contaba

con una casa que era de adobes y lodo, blanqueada con cal por dentro y fuera,

con su azotea de mezcla y dos corredores, tiene una sala y un cuarto buenos;

en la sala hay dos alacenitas con sus puertas, y en el cuarto otras dos pero sin

puertas.299

297 Michael Mathes, Las Misiones de Baja California 1683-1849, p85.

298 Eligio Moisés Coronado, Descripción e Inventarios, p.181 y 182.

299 Ibíd., p. 185

161

En septiembre de 1870 azotó un fuerte ciclón en la región de Santiago,

ocasionando graves daños a la misión, la cubierta construida de vigas y

tabletas de palma colorada con cubierta de terrado no soportó los embates del

viento y la lluvia, a consecuencia del huracán se colapsó. Con la cooperación de

los vecinos se repararon los gruesos muros de adobe y se colocó una cubierta

de tejamanil.300

En 1913 y 1914 la iglesia fue ocupada por fuerzas huertistas, sirviendo de

cuartel y parapeto. En 1918 azotó uno de los más fuertes ciclones la región,

desprendió el techo de la iglesia y se derrumbó parte de los muros, dejando el

resto en muy mal estado, por lo que los vecinos del pueblo optaron por demoler

los restos de la iglesia. Iniciaron un nuevo templo de dimensiones más

reducidas que la anterior, los muros fueron de ladrillo y la cubierta de tejamanil.

La construcción fue terminada por los años de 1924-1925. Tras diecisiete años

de estar la iglesia sin mantenimiento, el estado que presentaba en 1942 era

deplorable. El Gobernador del entonces territorio de Baja California Sur el Gral.

Francisco J. Mújica, ordenó que la demolieran, con ello desapareció el antiguo

panteón con los restos de los misioneros Antonio Tempis y del padre Díaz.

En 1947 se inicia la construcción de la iglesia actual por los padres

Combonianos italianos, Luis Ruggera y Mario Menghini Pecci.

300 Cesar Osuna Peralta, Fundación de la Misión de Santiago Aiñini, Santiago de las Palmas o Santiago de los Coras y algunos hechos relacionados con la misma, desde 1721-1980, Gobierno del Edo. de BCS, La Paz 1980., p. 21 y 22.

162

Cuando flageló el huracán Liza a California en 1976, la misión de

Santiago sufrió grandes daños, a tal grado que hubo necesidad de demoler la

nave para volverla a construir de forma más segura y reforzada. Los recursos

para su construcción se obtuvieron de la Institución católica Alemana Aveniat y

de varios residentes del lugar. Esta obra se inició en febrero de 1979 y se

concluyó al finalizar el mismo.301

2.6.11. San Ignacio Kadakaamán 1728

La misión fue fundada por el padre Juan

Bautista Luyando en 1724 y el mismo el

dotador. Salió de Loreto con nueve soldados a

principios de 1728, y llegó a Kadakaamán el 20

de enero. El sitio donde se construyó esta

Misión fue visitado el 13 de noviembre de

1716302 por el padre jesuita Francisco María

Píccolo en compañía de tres soldados y algunos de sus neófitos. El padre

Píccolo construyó en el sitio una cabaña para oficiar misa y permaneció en

aquel lugar hasta diciembre.303 Este lugar era conocido originalmente por los

indios de la región con el nombre de Kadakaamán, vocablo indígena que

significa en lengua cochimí “arroyo de carrizales”. En primer término se dio

301 Cesar Osuna Peralta, Fundación de la Misión de Santiago Aiñini., pp.23 y 24.

302 Diez años antes de la visita, es decir, en 1706 los misioneros deseaban construir una misión en Kadakaamán, pero la escasez de misioneros y la fundación de otras misiones frustraron aquellos deseos. Clavijero, Historia de la Antigua., p.159.

303 Clavijero, Historia de la Antigua, p.215.

Foto 51: Archivo INAH, Fachada principal de la Misión de San Ignacio.

163

principio al catecismo, al cual, el padre Sebastián de Sistiaga los había instruido

algunos meses antes.

Ese año se comenzó la construcción de una sencilla iglesia de adobe que

daba cabida a los indígenas, así mismo, se construyó de manera similar la casa

del misionero, fue ayudado por siete soldados y los indios de la localidad.

Cuando se terminó la construcción se ofició con gran solemnidad la dedicación

de la iglesia consagrada a San Ignacio, de donde tomó el nombre la misión…El

padre Luyando trabajó de arquitecto, de albañil y de peón a ejemplo de los otros

misioneros. 304

Para que la misión fuera autosuficiente se

introdujeron diferentes cultivos como el trigo,

higos, uvas, granadas y dátiles, para que pudiera

ser funcional todo ese sistema agrícola, fue

necesario realizar canales de riego y represas de

piedra. El padre Segismundo Taraval se encargó

de la misión de San Ignacio en 1732, un año después fue al sur de la Antigua

California a fundar la nueva misión de Santa Rosa.

La construcción del templo de piedra la inicio el también jesuita Fernando

Consag,305 en compañía del padre Jorge Retz, así como un aposento para

304 Ibídem p. 159 y 161.

305 Se concentró en su labor evangélica en San Ignacio. Se dedicó con especial esmero a sus neófitos y catecúmenos y atender los servicios espirituales y materiales de las rancherías de

Foto 52: Autor. Conjunto de la Misión de San Ignacio.

164

vivienda del padre misionero, otro para despensa en que guardar el bastimento

y otras cosas, y, en fin, otro para los soldados de escolta. Como encargado y

maestro de obras fue enviado el célebre indio e invidente Andrés Comanají,

quien, con su ayuda había participado en la construcción de la misión de Santa

Rosalía de Mulegé y después en la de San Ignacio.306 Años después, con la

entrada de los dominicos el padre Juan Crisóstomo Gómez fue el que concluyó

la obra aproximadamente en 1786, en su interior se puede apreciar un bellísimo

altar de madera labrada y chapada en oro, con 7 óleos y una imagen de San

Ignacio de Loyola que son verdaderas joyas.

Los pueblos de visita de ésta misión de San Ignacio fueron: San Borja,

San Joaquín, San Sabás, Santa María Magdalena, Nuestra Señora de los

Dolores, San Atanasio, Santa Mónica, Santa Martha, Santa Lucía, Santa Ninfa,

Santa Clara, Santa Ana y San Juan Bautista. 307

su jurisdicción. En San Ignacio estableció dos escuelas evangelizadoras, atendía a los sitios de visita que dependían de sus dos misiones. Junto con sus labores apostólicas llevó a cabo algunas mejoras materiales de gran importancia para su misión. Crió ganado y amplió los huertos y terrenos de cultivo, construyó canales, acequias y presas, y para prevenir las fuertes avenidas del arroyo de San Ignacio, abrió un gran tajo o canal que desviara éstas. Este tajo llegó a medir cuatro kilómetros de longitud, por seis metros de ancho y entre 4 y 5 metros de altura. En 1754 la fuerza de una avenida de agua destruyó la mayor parte de las obras y labores agrícolas que había realizado junto con los indios. Al padre Consag se le atribuye la realización del camino real entre San Ignacio y Santa Gertrudis, además de otras vías que unían con sus rancherías y pueblos de visita. Carlos Lazcano / Denis Pericic, Fernando Consag, textos y testimonios, Colección de Documentos sobre la historia y la geografía del municipio de ensenada, Documento No. 4, Ensenada, Baja California., p. 220.

306 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p. 276 y 277.

307 Michael Mathes, Las Misiones de Baja California 1683-1849, p93.

165

La misión de San Ignacio Kadakaamán se encuentra localizado en latitud

27°17'2.01"N y Longitud 112°53'55.65"O, a ciento treinta y siete kilómetros

novecientos metros al noroeste de la misión de Santa Rosalía de Mulegé.

El inventario elaborado en 1773 menciona las características de la misión

de San Ignacio, la descripción se realiza en dos apartados; el primero de ellos

es una descripción de una capilla austera:

Una iglesia de adobes con techo de jacal; sólo tiene un altar, cuyo titular

es San Ignacio; la hechura del altar se reduce a unas colgaduras de seda de

varios colores:…. Un nicho de cristal… en un sagrario de madera con sus

molduras doradas.

En el cuerpo de la iglesia hay dos lienzos grandes: en uno se representa

el Infierno y en el otro el juicio universal.308

En el segundo apartado se menciona una iglesia en proceso de

construcción. De acuerdo a la descripción y a los textos de los misioneros todo

indica que es el templo que actualmente existe.

Tiene esta misión principiada una iglesia de cal y canto con dos torres, y

bajo de las torres dos capillas de bóveda ya cerradas; las paredes por partes

308 Eligio Moisés Coronado, Descripción e Inventarios, p.136.

166

tienen ya una altura de seis varas309 y, por donde menos, cuatro; dos sacristías;

que son lo más atrasado de la iglesia310.

Una de las dificultades para construir los muros

de la capilla de San Ignacio con piedra se debió a

que los primeros misioneros consideraban

imposible construirla de cal y canto por el

problema de conseguir la leña necesaria para

quemar la cal.311 Sin embargo, al solucionar ese

inconveniente se pudo realizar la iglesia con piedra ya que el padre Consag y

Crisóstomo Gómez habían resuelto la problemática de quemar la cal.

No he encontrado en las crónicas misionales en cuantos lugares se

quemaba la cal, o los sitios donde se encontraban los hornos. Sin embargo, en

los recorridos de campo que he realizado entre el 2004 y el 20010 he localizado

en compañía de los custodios del Centro INAH ubicados en San Ignacio cuatro

hornos en las inmediaciones de San Ignacio, su localización son los vértices de

un cuadrado, en medio se localiza la misión, al parecer, la ubicación de los

hornos constituye la zona más cercana de los bancos de cal cerca de las

309 La vara era una unidad de longitud española antigua que equivalía a 3 pies. variaba, la longitud de la vara oscilaba en los distintos territorios de España, entre 0,8380 metros, la iglesia tenía 5.02 metros de alto.

310 Eligio Moisés Coronado, Descripción e Inventarios, p.136.

311 Juan Jacobo Baegert, Noticias de la península, p. 38.

Foto 53: Autor. Horno 3. Se quemaba la cal para construir la Misión de San

Ignacio

167

inmediaciones de la misión, la colocación tan estratégica de los hornos le

permitía tener el control de la producción de cal en una gran zona.312

Dentro de la relación del inventario se encuentran una serie de elementos

de ornamentación, materiales de la sacristía, libros y material de herramientas

de construcción (carpintería, albañilería, fragua y campo). Además, menciona

una casa de adobes y techo de jacal con diversas piezas, dos trojes y una

bodega.313

El texto más importante descrito anteriormente es la construcción de la

iglesia actual, ya que se encontraba en proceso de construcción, todo indica que

los dominicos cambiaron el proyecto para finalizar la obra, ellos concluyen la

obra y la decoración de sus fachadas. Uno de los cambios más notables

312 El recorrido de campo para localizar los hornos en los cuales se procesó la cal con la que se construyó la misión de San Ignacio se realizó en diciembre de 1997. La persona que me acompaño y me auxilio como guía es el custodio del INAH que labora en el poblado de San Ignacio y su nombre es Sergio Aguilar.

La ubicación de los hornos se describen a continuación: Horno Núm. 1. Se localiza al sureste del poblado de San Ignacio latitud

27°14'58.89"N y longitud 112°52'34.51"Opor el camino de terracería del poblado a la laguna, a una distancia aproximada de cinco kilómetros (de la plaza de san Ignacio al horno), se localiza al este a una distancia aproximada de veinticinco metros del camino. El horno se encuentra deteriorado por el abandono en el que se encuentra. Tiene un diámetro de 1.20 metros y un pequeño vano en la parte inferior de 0.40 metros que funcionaba como puerta. La pared norte del horno se ha desprendido mucha de la piedra, solo quedan “tres hiladas”, en el interior del horno se encuentra lleno de tierra y maleza.

Horno Núm. 2. Se localiza en latitud 27°17'34.93"N y longitud 112°58'48.08"O, al oeste del poblado de San Ignacio carretera transpeninsular San Ignacio - Vizcaíno, en el kilómetro 82.900 metros aproximadamente. Y a una distancia aproximada de doce kilómetros novecientos cincuenta metros (de la plaza de san Ignacio al horno núm. 2), El horno se encuentra en regulares condiciones por el deterioro en el que se encuentra, ya que está a un costado de la carretera. Tiene un diámetro de 1.40 metros. La pared tiene una altura aproximada de 1.80 metros, el interior del horno se encuentra lleno de piedras y maleza, a un costado, se encuentra los restos de un almacén de cal. Horno Núm. 3. Se localiza en latitud 27°19'16.63”N y longitud 112°49'51.20”O, Horno núm. 4. Se localizara en latitud 27°12'39.21”N y longitud 112°59'54.21”O, se encuentra los restos de un almacén de cal.

313 Ibíd., pp. 137-142

168

presentados es que no construyen una de sus torres que ya estaba en proceso

de obra, se realiza la escalera de esa sección y extrañamente cubren la misma

al salir a la cubierta. El otro cambio significativo es donde se menciona que

debajo de las torres se encontraban dos capillas, y efectivamente existen en la

actualidad; la diferencia es que originalmente las puertas estaban ubicadas en el

frontispicio, por lo tanto, la fachada sería de tres puertas y no como se

encuentra actualmente, que es de una puerta y de dos óculos con sus jambas

(cuerpo inferior). Se aprecia en dichos elementos como fueron “rebajadas las

jambas” y tapiados los dos vanos, el acceso a dicha área es por el sotocoro.

El Muro de contención y la presa de la misión

fueron construidas de piedra acomodada, el

misionero encargado de los trabajos fue José

Rotea en 1761. Se construyó el muro para evitar

que las crecidas del arroyo pudieran ocasionar

inundaciones a la misión de San Ignacio, así

como, de evitar el azolve de las huertas, para ello, se construyó de quinientas

trece varas de largo, siete varas de ancho y seis de alto. La presa fue realizada

para contener grandes cantidades de agua y utilizarla para regar las huertas

misionales. La obra fue realizada por los indios de las rancherías cercanas, ello

implicó grandes esfuerzos en su construcción, ya que tuvieron que reconstruirla

por tres ocasiones el muro, y dos veces la presa. Fue tal el apoyo de los indios

que construyeron la muralla que no hubo necesidad de que el militar estuviera

Foto 54: Autor. Sección de muro de contención para proteger la misión de San Ignacio de las aguas de los arroyos en época de huracanes

169

forzándolos a trabajar, por ello, la construcción se realizó en siete meses. Todo

ese trabajo se debió a que los grandes caudales de agua que bajaban por los

arroyos en época de lluvia destruían lo que se encontraba a su paso.314

En la actualidad se aprecian tres grandes secciones del muro de

contención, el cual, va paralela a la carretera transpeninsular, cuando se

construyó la carretera que entronca el poblado de San Ignacio con la carretera

transpeninsular, se destruyó una gran parte de ese muro. En el año 2008 las

autoridades del INAH detuvieron los trabajos de demolición de una sección del

muro de contención. Sin embargo, pese a los esfuerzos por conservar ese

elemento, es notoria la destrucción paulatina del muro, ya que poco a poco las

personas van extrayendo las piedras para utilizarlas en la construcción de casas

o cimientos.

En la parte central del núcleo del muro, todavía

se aprecia el primer muro que se construyó, se

distingue una calidad de mano de obra, ya que

tiene elementos finamente trabajados de sillar de

piedra.

La utilidad que tenía ese muro ha dejado

de serlo, pues actualmente, las avenidas del arroyo inundan las inmediaciones

de la misión de San Ignacio, y las construcciones que ahí se encuentran.

314 Ignacio del Río, Conquista y Aculturación en la California Jesuita, 1697-1768, p.145.

Foto 55: Autor. Núcleo central del muro de protección de la Misión de San Ignacio.

170

En 1994 y 1995 fui el encargado de realizar los trabajos de restauración y

adecuación de la sala anexa de la misión de San Ignacio (actualmente es el

museo de San Ignacio).Se localiza en la latitud 27°17'0.05"N y longitud

112°53'55.84"O al sur de la misión de San Ignacio. Aproximadamente en los

años sesenta se adecuó dicho espacio como un pequeño teatro de la misión y

se realizaron obras que transformo dicho espacio misional. Para la realización

del museo fue necesario recuperar dicha área, se demolió toda la obra que no

pertenecía a la misión de forma original, se quitaron muros, templetes, pisos y

se recuperaron vanos originales, se cerraron puertas que no correspondían y se

recuperó el nivel de piso original, el cual, estaba determinado por el hallazgo de

tres medias esferas localizadas en el muro este del museo, al parecer servían

como depósito en el piso, el material de construcción es de sillar muy bien

trabajado, se considera que en dichos espacios se realizaban trabajos de

molienda , desgraciadamente, dichos elementos quedaron dentro de lo que es la

museografía del mural rupestre, sin embargo, es posible acceder por una de las

ventanas de atrás del museo.

En la creación de los baños se encontraron dos

piedras de molienda y piezas de piedra que

fueron tallados durante la construcción de la

iglesia y que por carecer de buena

manufactura o porque se quebraban, fueron

desechados. Una parte importante de la Foto 56: Autor. Museo del INAH y Misión

de San Ignacio

171

recuperación del espacio misional consistió en la restauración de una pequeña

habitación localizada a un costado del museo y que toda la gente la denomina

“Tauna”, por la situación de las pavimentaciones realizadas en la calle este

cuarto quedo bajo el nivel de banqueta. A pesar de ello, se realizaron trabajos

de restauración y se encontraron dos elementos valiosos: una especie de

cilindro de piedra que estaba bajo el nivel de piso natural, no pudimos identificar

el uso que se le daba, en la colocación del piso de piedra laja dicho elemento

quedo nuevamente enterrado, se localiza exactamente en la entrada al

inmueble. En la población actual de San Ignacio existe la creencia de que la

misión tiene túneles. Es conocido por la gente que existe un acceso en la parte

posterior del presbiterio de la iglesia, sin embargo; al parecer tiene la función de

sótano. No se ha realizado mayor investigación, pero cuando estábamos

realizando la restauración de los muros de la Tauna, en el muro cabecero

localizado al este, encontramos una puerta tapiada y para observar a donde

conducía procedimos a retirar una piedra encontrando que llevaba a un túnel.

Por carecer de recursos y por no tener las autorizaciones correspondientes se

procedió a recubrir con aplanado dicho muro. De acuerdo a la tradición oral,

sobre todo entre los pobladores más antiguos, se menciona que existen

habitaciones abajo del atrio de la misión. Recomendamos realizar un trabajo de

arqueología histórica en dicha área, es posible que podamos encontrar

elementos valiosos en la conformación de una de las misiones más importantes

de la Antigua California.

172

En 1998 se realizó una inspección por parte

del centro INAH al poblado de San Ignacio,

pues se realizó una denuncia por el hallazgo

de vestigios históricos en un predio particular

que se localizan aproximadamente a 420

metros al sur de la misión. Se realizó un

recorrido de campo por la citada área y encontramos una construcción a ras de

suelo, de forma rectangular de 8.50 mts., de ancho por 14.00 mts., de largo

aproximadamente, con una orientación de este a oeste, únicamente se aprecian

los muros de piedra de un diámetro de 1.40 metro. En la revisión histórica

documental y por narraciones de la gente mayor del poblado como el sr. Oscar

Fisher y el sr. Antonio Arce, se puede considerar que los restos hallados eran de

la antigua iglesia de San Ignacio.

2.6.12. San José del Cabo Añuití 1730.

El 10 de marzo de 1730, el padre visitador General José Echeverría, el padre

Nicolás Tamaral, el Capitán Rodríguez

Lorenzo, y algunos soldados se trasladaron a

un sitio en el sur de la península de California

que tenía abundante agua que desembocaba

en el mar y en la laguna de San Bernabé, ahí,

se fundaría la Misión de San José del Cabo,

con una dotación de diez mil pesos otorgados por el Marqués de Villapuente.

Foto 57: Autor. Restos de lo que parece ser la Misión Antigua de San Ignacio.

Ilustración 7, Dibujo Ignacio Tirsh

173

Establecido el grupo en el lugar, los acompañantes del padre Tamaral se

quedaron dos semanas con él, mientras se adaptaban y se consolidaban en el

lugar, mientras tanto, los indios que habitaban en la zona empezaron

paulatinamente a mostrarse en el lugar donde estaban los españoles, ya que se

habían asustado con la presencia de los soldados. Tamaral comenzó los

difíciles procesos de aprendizaje de la lengua y la capacitación de los indios en

los misterios de la iglesia. Rodríguez y sus hombres usaron el tiempo para

construir una capilla básica y una pequeña casa para el padre. Echeverría

regresó a La Paz con una escolta y se embarcó para Loreto, El Capitán

Rodríguez asignó una pequeña guardia para el padre Tamaral. Posteriormente,

tomó el resto de sus soldados para visitar sucesivamente las misiones de

Santiago, Todos Santos y La Paz, el motivo, fue para disciplinar los grupos de

neófitos rebeldes que fueron reportados por causar dificultades a esas

misiones.315

El padre Tamaral se dio cuenta tiempo después que el sitio que se había

escogido para construir la misión presentaba problemas de salinidad, ya que

había mucho álcali y el suelo era tan arenoso que las acequias absorbían la

mayor parte del agua. Consideró que había sido una decisión muy apresurada el

haber escogido ese sitio para fundar la misión. Por ello, Tamaral traslado el sitio

315 Harry W. Crosby, Antigua California, Universidad of New México Press Albuquerque, Primera Edición 1994, p.111

174

misional a un lugar llamado Añuití, en este lugar se fundaría la misión y en

donde se determinó lo que a la postre sería el poblado de San José del Cabo.316

Las enfermedades que se empezaron a suscitar entre los indígenas y los

ataques a los cultivos básicos de la misión, empezaron a traer consecuencias y

con ello disminuyó la labor misional de San José del Cabo. Con todo esto, el

temor se apoderó de casi todos los habitantes que fueron golpeados por la

enfermedad, la muerte de los parientes, y la batalla ideológica entre los indios y

la medicina de los misioneros. Los soldados continuaban patrullando el área

como una amenaza a cualquiera que se resistiera a la conversión a la sociedad

misionera.317

Para marzo de 1731, el Capitán Rodríguez se sintió obligado a escribir al

Visitador General Echeverría, quien se encontraba en Sinaloa, la carta era para

presionar al visitador para que autorizara un presidio adicional con veinticinco

soldados para mantener el orden en la parte sur de la California. Señaló que, de

sus propios veinticinco hombres de Loreto, dieciocho fueron asignados como

guardias de las misiones. Los misioneros que antes no tenían soldados, Julián

de Mayorga en Comondú, Agustín María de Luyando en San Javier y Lorenzo

Carranco en Santiago, contaban con guardias debido a los disturbios de los

indios. Rodríguez hizo caso evidente que a los siete restantes, no podía llevar a

316 Ibídem.

317 Harry W. Crosby, Antigua California, Universidad of New México Press Albuquerque, Primera Edición 1994, p.111

175

cabo sus tareas con seguridad, y sobre todo acompañar al padre visitador más

de quinientos kilómetros de ruta cada seis meses.318

Pocos días después de que él le escribió a Echeverría, Esteban

Rodríguez recibió una carta del visitador de los misioneros peninsulares, el

padre Sebastián de Sisteaga, hizo eco de los temores de su capitán en los

términos más dramáticos. Le preocupaba el carácter aislado de las misiones en

el Sur y las posibilidades, incluso probabilidades, de una revuelta. Él hizo la

sombría predicción y estuvo de acuerdo con el Capitán que el único remedio

posible sería un presidio, reconoció que las tropas en Loreto apenas habían

cubierto la parte sur, y que estaban demasiado lejos para ser eficaces. Repitió la

opinión de los jesuitas a los nativos del Sur: “tienen disposiciones turbulentas”,

recordó Rodríguez de la herida que había recibido de una de las flechas, que

calificó de clara evidencia de su naturaleza rebelde. 319 Tiempo después, se

suscitaría la revuelta indígena en 1734.

Tras la expulsión de los jesuitas, entró la Orden de los Franciscanos en

1768 a California, el primer misionero en San José del Cabo fue el padre Fray

Juan Morán, quien tras catorce meses de estadía en el lugar, murió a

consecuencia de la peste.

En la visita de José de Gálvez que hizo al sur de la península, se percató

de la poca población indígena en San José, por ello, ordenó que se trasladaran

318 Harry W. Crosby, Antigua California, Universidad of New México Press Albuquerque, Primera Edición 1994, p.111

319 Ibíd., p.112 y 113.

176

cuarenta y cuatro indígenas de la misión de San Javier, de las cuales, solo

sobrevieron tres, debido a la enfermedad que asolaba la zona.320

El veintiuno de mayo de 1773, el padre Antonio Salas elaboró un

inventario de la iglesia. Describe que la iglesia es de adobe y recubrimientos de

barro, cubierta de jacal. Sus dimensiones eran: dieciocho mts. (Veintidós varas)

de largo y cuatro mts. (cinco de ancho); detrás del altar mayor existía una

sacristía muy pequeña, de adobe y barro. El altar contaba con un pequeño

retablo, un sagrario y tres santos de bulto.321

2.6.13. Nuestra Señora del Pilar de Todos Santos 1733

De 1723 a 1733 los jesuitas lograron fundar tres misiones en el extremo

sur de la península de California: la de Nuestra Señora del Pilar de La Paz, la de

Santiago y la de San José del cabo. Para esta época era indudable que Todos

Santos representaba para los religiosos un campo adecuado para llevar a cabo

las tareas misionales, pues no sólo era habitado por indígenas gentiles, sino

también contaba con condiciones inmejorables para la práctica de la agricultura,

lo cual facilitó que las actividades de los religiosos comenzaran con prontitud.322

En el año de 1731, doña María Rosa de la Peña, prima del marqués de

Villapuente donó la cantidad de diez mil pesos al Fondo Piadoso de las

Californias para que fundara un centro misional en el paraje de Ensenada de

320 Francisco Palou, Cartas desde la Península de California 1768 – 1773, Editorial Porrúa, S.A. México, 1994., p. 210

321 Eligio Moisés Coronado, Descripción e Inventario., p. 181

322 Lilia Trejo Gallegos, Santa Rosa de Todos Santos, p. 21.

177

Palmas.323 Para honrar a la benefactora, los padres jesuitas determinaron que

esa misión llevara el nombre de Santa Rosa.324El caso fue que no se pudo

encontrar un paraje adecuado para la fundación por lo que se decidió emplear el

donativo en darle al pueblo de visita de Todos Santos la categoría de misión, lo

cual ocurrió en 1733, recibiendo el nombre de Santa Rosa de Todos Santos y

para su administración fue designado el padre misionero Segismundo Taraval.

Todos Santos en el año de 1723, fue un pueblo de visita de la misión de

Nuestra Señora del Pilar de La Paz. El padre Jaime Bravo, fundador y

misionero de la misión de La Paz, fue quien dirigió las primeras obras que dieron

vida a la visita de Todos Santos. Lo primero que se hizo fue abrir un camino,

probablemente un sendero que comunicara a La Paz de Todos Santos; después

algunas ramadas que igual servían como iglesia, dormitorios, almacén, etcétera.

Así, modestamente surge por primera vez la visita de Todos Santos. Para

corroborar este dato vale la pena citar una referencia que hace el mismo padre

Jaime Bravo:

―Por el mes de enero, con licencia del padre visitador se empezó a abrir camino … para el río de Todos Santos con ánimo de fundar allí el tercer pueblo de esta misión de Nuestra Señora del Pilar … quedó bien abierto, cual no hay otro en Californias, y dista nueve leguas un pueblo de otro, que ya se puede empezar a llamar pueblo … se hicieron algunas ramaditas, se plantó la Santa Cruz … y luego se puso mano a limpiar un pedazo de tierra húmeda donde se sembraron unas matas de maíz.‖325

323 Ibíd., p. 28.

324 Ignacio del Río, Conquista y Aculturación en la California Jesuita, 1697-1768, p.145

325 Relación de padre Jaime Bravo al provincial José de Arjoo, Nuestra Señora del Pilar de La Paz, 21 de junio de 1724, en Ignacio del Río, p. 9.

178

A diferencia de otros pueblos de visita las tierras de Todos Santos

resultaron ser muy productivas y no pasó mucho tiempo para que el paraje

recibiera el título de misión, es decir, que se convirtiera en la cabecera misional

con su propia jurisdicción. En un principio la región de Todos Santos era

habitada por indios guaycuras. Un año después de su fundación en 1734 hubo

una rebelión de las más violentas de la época jesuítica y aunque el foco del

movimiento se localizó en las misiones de Santiago Y san José, se extendió

hacía las misiones de La Paz y Todos Santos. Los misioneros, los soldados y

los indios del servicio doméstico de las misiones de San José y Santiago fueron

muertos por los revelados, los de Todos Santos Lograron huir oportunamente

gracias a que algunos indios lograron dar aviso de la sublevación por lo que

lograron embarcarse en la Paz326 hacía un lugar seguro, como sería la isla

Espíritu Santo.

Por estos motivos la presidencia jesuítica decidió suprimir la misión de La

Paz, aparte de que ésta carecía de agua para los cultivos, y redistribuir a los

nativos en las misiones sureñas. Por ello, a partir de 1748 la misión cambió su

nombre de Santa Rosa al de Nuestra señora del Pilar de Todos Santos y para

entonces es probable que el pueblo tuviera ya una iglesia relativamente grande

y abundante en su decoración, construida de adobe y bóveda de madera, la

326 Ignacio del Río, Conquista y Aculturación en la California Jesuita, 1697-1768, pp. 206-208.

179

misma que describiría el franciscano Juan Ramos de Lora en 1773;327de tal

forma que en la misión de Todos Santos empezaron a vivir representantes de

las tres naciones indígenas de La Baja California (aunque nunca las tres al

mismo tiempo), a saber, guaycuras, cochimíes y pericúes, extintos todos desde

las primeras décadas del siglo XIX.

El número de indios disminuyó en el transcurso de la gestión jesuítica en

Todos Santos. Así, en los treinta y cinco años de la administración jesuítica – de

1737 a 1768- el número de indígenas registrados disminuyó el 89 % de

aborígenes anotados en 1733.328

A pesar de que la población indígena de Todos Santos se extinguió

durante el siglo XIX la administración misional continuó sus funciones, si bien

transformadas por la composición étnica de la comunidad, pues la influencia de

la población minera de Santa Ana, El Triunfo y San Antonio fundados entre 1748

y 1856 creció en Todos Santos durante el periodo franciscano y el dominico -

órdenes religiosas que sucedieron a los jesuitas en la administración de las

misiones después de su expulsión en 1768- pues el arraigo de colonos fue un

nuevo elemento de la realidad todosanteña que repercutió en su desarrollo

social.

327 Francisco Altable Fernández, “Todos Santos, una pequeña larga historia sudcaliforniana”, en Historia General De Baja California Sur. III, CONACYT-SEP-UABCS-IIH-H. Ayuntamiento de La Paz, México, 2004, p. 121.

328 Lilia Trejo Gallegos, Santa Rosa de Todos Santos. Una misión californiana (1723-1854), tesis de licenciatura, UNAM, Facultad de filosofía y letras, Colegio de historia, México, 1987, p. 90.

180

Un punto importante a raíz del establecimiento de los centros mineros fue

la relación que existía entre minero y misionero, que por lo general fueron

rígidas y a veces de disconformidades, en especial con la misión de Todos

Santos.

Hubo un litigio que se dio entre Manuel de Ocio, pionero y fundador del

centro minero de Santa Ana, y la misión de Todos Santos dos años antes de la

expulsión de los jesuitas por derechos de propiedad de los parajes de Las

Gallinas y El Triunfo, que según los misioneros pertenecían a la misión de

Todos Santos. Ocio argumentaba que los parajes que reclamaban no tenían

gente cuando él había empezado el poblamiento de Santa Ana, por lo que había

metido en esos lugares su ganado, el cual terminó por alzarse junto con

quinientas reses pertenecientes a Todos Santos.329 Ocio decía que los indios

habían terminado por comerse la mayor parte de aquellas reses, de manera que

las pocas que quedaban eran de su propiedad. Finalmente las autoridades

concluyeron que la misión de Todos Santos pagara o devolviera las reses al

minero y se prohibió que los vaqueros de la misión hicieran matanzas en los

territorios pertenecientes a Ocio, en este caso de Santa Ana, pues se afirmaba

que los parajes en litigio estaban registrados a nombre de la misión de Todos

329 Jorge Luis Amao Manríquez, Mineros, misioneros y rancheros de La Antigua California, INAH-P y V Editores, México, 1997, p. 36.

181

Santos y que formaban parte de los sitios de ganado mayor que se extendían

desde Las Gallinas hasta La Paz.330

2.6.14. La Rebelión Indígena de 1734 La evangelización de la parte sur de la península de California se vio

plagada de múltiples dificultades ya que la condición de llevar el programa

religioso iba encaminada a transformar la mentalidad y el modo de vida de la

población indígena. En un principio los indios se mostraron amigables con los

religiosos y se mostraban hasta sumisos, sin embargo, la imposición que

hacían los misioneros sobre la utilización de la lengua castellana, la

transformación de su ideología religiosa, la perdida de sus rasgos y tradiciones

(la poligamia), hicieron que los indios empezaran a sentirse amenazados en su

modo de vida y empezaron a sentirse inquietos hasta que fueron notorias la

actitudes renuentes de algunos jefes indígenas, y esto era quizá para los

padres el más claro indicio de que iban perdiendo el control que tenían.331

Las molestias y la inconformidad de los indios

fue tal que la rebelión estallo en 1734, fue un

movimiento violento y de consecuencias

dramáticas. Duró, menos de un día en cada

localidad, pues tanto en Santiago como en San

330 Ibíd., p. 38

331 Ignacio del Río, El Noroeste del México Colonial, estudios Históricos sobre Sonora, Sinaloa y Baja California, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, Primera Edición, México 2007., p. 138 y 139

182

José del Cabo sólo los llevo unas horas a los agitadores alcanzar lo que

parecen haber sido sus objetivos más generales, a saber: eliminar a los

misioneros y a la gente que les eran fieles, destruir las instalaciones misionales

y restablecer el sistema tradicional de autoridad de las rancherías indígenas.332

Al estallar la revuela el aparato militar de las misiones era en realidad

bastante débil. Tres soldados de escolta había en Todos Santos, uno en La Paz,

dos en Santiago y ninguno en San José del Cabo333. Por lo que, la primera

medida tomada por los superiores jesuitas de las misiones californianas una vez

que recibieron la noticia del levantamiento, fue la de solicitar refuerzos militares

a la contracosta con los cuales se pudo sufragar de manera efectiva la revuelta.

En sólo unos cuantos días se reclutaron y mandaron a la península cien indios

flecheros de las misiones de los ríos Fuerte y Yaqui. Para solventar el

levantamiento en tierras californianas, se emitió un decreto por medio del virrey

en donde se le dieron instrucciones al gobernador de Sonora y Sinaloa, Manuel

Bernal de Huidobro para que se trasladara a la península a someter a la

población rebelada. A fines de 1735 llegó Bernal de Huidobro a Loreto y al

siguiente año se trasladó al sur con el ejercito que llevaba consigo. Tras unas

diferencias con los misioneros jesuitas, Huidobro se mostró tolerante y pactó

con los indios, y con ello pudo realizar que salieran de sus escondrijos y que los

indios regresaran a las misiones. Muestra de su arrepentimiento los indios

332 Ibíd., p. 133

333 Ignacio del Río, Conquista y Aculturación en la California Jesuita, 1697-1768, p. 208.

183

techaron parte de la iglesia y levantaron de nuevo una cruz grande que tenían

en el cementerio. El día que entró Bernal de Huidobro a la misión halló a más de

doscientos indios cantando el Alabado delante de la Santa Cruz. Para escapar

de la persecución, del castigo, de esa nueva forma de crisis de sobrevivencia

producida por la campaña de la reconquista, se mostraban ahora dispuestos a

aceptar aquello que habían rechazado con furor en 1743. 334

2.7. Transformación evolutiva del conjunto misional.

El desarrollo y evolución de los conjuntos misionales es un tema que trató

George Kubler en su estudio de arquitectura religiosa del siglo XVI en la Nueva

España, menciona la existencia de ciclos constructivos, en los cuales, el

proceso de evangelización comienza con estructuras provisionales elaboradas

con materiales perecederos, mismos que son reemplazados en un segundo

momento y en un plazo corto por la edificación de un templo y sus anexos, y que

en un tercer período se volverían a edificar en piedra. Las misiones californianas

presentan esas fases constructivas en coincidencia con las construcciones del

siglo XVI. Si realizamos un análisis a los casos específicos de las fundaciones

californianas y comparándolas con las del noroeste novohispano, podemos

llegar a comprender la lentitud del proceso de desarrollo de la arquitectura

misional que empezó en el siglo XVI y que continuó a lo largo del siglo XVII y

XVIII.

334 Ibíd.., pp. 211,213-215

184

En las primeras construcciones que se realizaron de forma temporal en la

California, se aplicaron técnicas constructivas sencillas y prácticas, utilizaron

materiales de la región a los que podían acceder fácilmente, de manera rápida,

tales como: horcones y varas, con ellos, se elaboraron muros sencillos y las

cubiertas las realizaban con madrea y hoja de palma. Estas obras cumplían de

manera temporal sus necesidades de alojamiento, pero debido a los materiales

empleados resultaban construcciones muy efímeras. Conforme el misionero se

iba adaptando a su nuevo medio se iba asentando y a través de la apropiación

de los espacios y recursos fue conociendo mejor el lugar. Empezaron a enseñar

a la población nativa la forma de trabajar con la madera y los diferentes

sistemas constructivos, posteriormente incorporaron materiales como el adobe,

el ladrillo y la piedra, para las construcciones de mayor tamaño como la de San

Ignacio, San José de Comondú o San Javier fue necesario traer indios de la

contracosta para que pudieran ayudar a construirlas.

Las plantas arquitectónicas de los templos temporales fueron solo de una

habitación, con las construcciones permanentes y las posibilidades que los

mismos materiales y la mano de obra podían otorgar, empezaron a construir

templos con partidos arquitectónicos más elaborados, en muchos de ellos se

aplicaron los conocimientos que tenían en la teoría de la arquitectura, por

ejemplo: La misión de San Javier y San Ignacio se construyeron con una planta

arquitectónica de forma de cruz latina, fueron realizadas con piedra tanto los

muros como sus cubiertas, la forma de sus techos fueron variados, bóveda de

185

cañón, “bóvedas recargadas”, y cúpula de media esfera, estas obras se

realizaron en el transcurso de varios años.

Es necesario considerar que las misiones eran

conjuntos complejos con necesidades que se

generaron por necesidades de tipo religioso,

civil y militar. Funcionaron como verdaderos

asentamientos y en este sentido las misiones

californianas difieren de los establecimientos

que se construyeron en la parte central de México, en los centros de población o

cercano a ellos. Los misioneros tenían como uno de sus propósitos el de

sedentarizar a una población nómada, como en el caso de la sierra Gorda y

algunas partes de California, o bien, de agrupar una población sedentaria. 335

La arquitectura

misional en Cali-

fornia la podemos

considerar como

una variedad de

formas que se dio

en los diferentes asentamientos misionales, con factores tan distintos en cuanto

a elementos formales que las componen. Considero que no hay una arquitectura

misional californiana como tal, sino una gran variedad de soluciones

335 Carlos Chanfón Olmos, Historia de la Arquitectura Vol. II, Tomo III, p. 403-404

Foto 59: Autor. CECUT, Misión de San Ignacio, Tomada por autor.

Foto 60: Autor. José Manuel Castro, Misión San Luis Gonzaga

Fotos 61 p.485: Autor. Gerard Decorme, Misión de Loreto.

186

arquitectónicas aplicadas en la construcción de

los templos religiosos, las formas constructivas

muestran soluciones completamente diferentes

y únicas entre sí, no muestran un patrón

arquitectónico que determine como un estilo

arquitectónico particular a las misiones de

California. Por último, Queda claro que el

estudio de la misión no puede quedarse únicamente en la esencia del templo,

sino que debe incluir una gran diversidad de

espacios y obras arquitectónicas realizadas,

desde la vivienda indígena a las construcciones

anexas que se construyeron en torno al templo

religioso, todas las obras que funcionaron para

desarrollar todo lo que culminó con la misión.

Los albores del urbanismo en la península se

verán reflejados en los decretos establecidos

por los sueños de José de Gálvez a partir de 1768. De ello se habló en el

capítulo anterior. Aunque si bien el planteamiento de la evangelización y

colonización de los misioneros en California contemplaba desarrollar

urbanísticamente los poblados en los sitios donde se encontraban las misiones,

también planteaba la distribución y aparcelamiento del territorio.

Fotos 62: Autor. Misión de Mulegé, Fachada principal.

Fotos 63 Archivo del INAH. Misión de San Ignacio.

187

2.8. Planos Arquitectónicos Misionales.

Plano: 9 Fachadas y planta arquitectónica

de La Misión de Nuestra Señora de Loreto

188

Plano: 10 Fachada y planta arquitectónica

de La Misión de San Francisco Javier.

189

Plano: 11 Corte Transversal y Longitudinal de la Misión de San Javier

190

Plano: 12 Fachada y Planta Arquitectónica de la Misión de San Ignacio de Loyola.

191

Plano: 13 Corte Estructural de la Misión de San Ignacio de Loyola

192

3. CAPITULO. Las Misiones californianas: el desarrollo misional.

3.1. Los antecedentes y el interés de los Jesuitas novohispanos.

Existen en la historia momentos cruciales que acontecen en el tiempo

entrelazados a un sinnúmero de novedades imprevistas y que parecen acelerar

los eventos para crear una forma de vida diferente. Sin duda alguna, pocas

veces en la historia se han dado condiciones tales y una de ellas fue en el siglo

XVI, un siglo en el momento cumbre del Renacimiento, la Reforma, los

descubrimientos geográficos y del crecimiento de la burguesía, este siglo es

marcado como un amplio movimiento cultural en España, se le conoce como el

siglo de oro de las bellas letras. Pero dicho siglo fue también el auge de España,

nación destinada a llevar a cabo una labor tan grande y trascendental como

ninguna otra lo había realizado hasta entonces: la conquista de un nuevo

continente, América. La hazaña no solo consistió en descubrir y conquistar las

vastas extensiones territoriales, y someter a la gran diversidad de indígenas que

habitaban en el nuevo continente, sino que también significó, además, trasladar

la cultura occidental hacia estas tierras. Muchos aspectos de la conquista tienen

como factor predominante la economía, pero es a través de la evangelización

como fueron conquistados los pueblos indígenas, en los que se encuentran los

propios californios. Esta conquista no se puede explicar si no se tiene en cuenta

la cultura como elemento fundamental.

Consolidado el dominio español en el centro de México hacia mediados

del siglo XVI, la atención de los conquistadores y religiosos comenzó a dirigirse

193

hacia los amplios territorios del norte. A la Corona se le dificultaba pacificar y

poblar los vastos territorios del noroeste, debido principalmente a lo extenso del

territorio así como a los innumerables grupos étnicos que lo habitaban que como

característica era seminomadas y belicosos. La provincia de San Miguel

Culiacán se fundó en 1531 por Nuño de Guzmán, es la fundación más al norte y

donde se comienza la expansión territorial de Nueva España a estos

territorios.336 La llegada de los jesuitas a Sinaloa fue en 1590 y su posterior

expansión a las provincias de Ostimuri y Sonora marcó el inicio de

evangelización en el noroeste de Nueva España. En el aspecto formal, la

estructura económica de la misión jesuítica era más compleja que los proyectos

de las otras órdenes como los franciscanos y los dominicos.337

Antes de continuar con nuestro tema es preciso aclarar que la definición

del término misión se refiere, en principio, a una labor específica: el desempeño

que efectúa un ministro religioso de administrar la evangelización de grupos

humanos originalmente ajenos a sus creencias religiosas, también equivale a

los trabajos de cristianización. Es claro que, al aplicarse el término a los pueblos

de misión, este sufre cambio en su significado y se refiere ya no sólo a la

función de evangelización, sino también al ámbito de la organización social que

permite su cumplimiento. En el lenguaje común o vulgar se concibe a la misión

336 Ignacio del Río, “Vertientes Regionales de México, estudios históricos sobre Sonora y Sinaloa

(siglos XVI-XVIII)‖, Secretaría de Educación Pública, Universidad Autónoma de Baja California Sur, La Paz, BCS, Primera Edición 1996, ISBN:968-896-089-1, p.53

337 José Refugio de la Torre Curiel, “La frontera misional novohispana a fines del siglo XVIII”, en

El Gran Norte Mexicano, indios, misioneros y pobladores entre el mito y la historia, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Sevilla, 2009., p. 295

194

como el templo religioso, como un lugar específico; sin embargo, la misión es

más que eso, trasciende este espacio para abarcar la propia iglesia que se erige

como emblema para convertirse así en el centro donde confluyen los otros

espacios: con sus edificaciones, campos de cultivo, corrales, lugares de visita,

sistemas y canales de irrigación, depósitos de agua y en general, los territorios

aledaños situados en el espacio de la jurisdicción de la misión338. El término

misionero no se generaliza en el lenguaje de las distintas órdenes hasta los

primeros decenios del siglo XVII, empleándose anteriormente sinónimos como

predicadores, obreros, varones de Dios, sujetos, etc.339

El objetivo primordial de la misión es salvar las almas de los naturales a

través del adoctrinamiento para ello, los religiosos usaron el método de la

evangelización, no solamente significaba la enseñanza de la religión, sino todo

un traslado de la cultura occidental con el fin de que los indígenas pudieran vivir

congregados en pueblos y llegar a la vida eterna como lo dice el evangelio.

La enseñanza de la doctrina fue el elemento central del trabajo misional y

alrededor de ella se desarrollaron todos los aspectos de dicha obra. Consistió

fundamentalmente en la transmisión de los fundamentos del cristianismo y para

lograrlo debían aprender el idioma de los nativos para someterlos. Para realizar

la evangelización, era necesario congregarlos en pueblos. Sin embargo, no sólo

338 Ignacio del Río, Conquista y Aculturación en la California Jesuita, 1697-1768, p. 108

339 Salvador Bernabéu Albert, Expulsados del Infierno. El exilio de los misioneros jesuitas de la

península Californiana (1767-1768), Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 2008., p 31.

195

bastaba con reunirlos y evangelizarlos, era necesario darles medios para su

sustento, por lo que los misioneros introdujeron plantas provenientes del viejo

continente y otras del mismo continente pero que no se encontraban en

California, muchas de las cuales ya se hallaban en la Nueva España, tales

como: Olivos, vid, higueras, palmas datileras, cítricos, maíz, trigo, y algodón.

Frijol, garbanzos, entre otras. Enseñaron a sus neófitos técnicas agrícolas

introduciendo el arado. También se introdujo la ganadería de ganado mayor y

menor, así como el caballar y mular, para ello se crearon ranchos y se

contrataron vaqueros asalariados. Se introdujeron los animales de tiro y carga y

otros de uso doméstico, instruyeron a los indios como ayudantes en los trabajos

constructivos de las misiones y obras anexas. En resumen, los misioneros

consideraban que sin la producción de alimentos no era posible mantener la

misión y sin asentamiento estable no era posible evangelizar a los indios. Lo que

se buscaba desde un principio era una economía autosuficiente entre los

indígenas y que se hicieran productivos a la corona española; sin embargo,

nunca fueron totalmente autosuficientes por lo que dependieron del suministro

de bastimentos y otros materiales para lograr mantener las misiones. Estas eran

traídas desde la contracosta en embarcaciones propias o fletadas; los puertos

principales desde donde se embarcaban eran San Blas, Chiametla, Acapulco y

por último Guaymas.

196

En lo que respecta a los primeros intentos de colonización en La Antigua

California340, podemos decir que los españoles habían mantenido contacto con

la península desde 1533 y a partir de 1535, con Hernán Cortés empezaron los

intentos de colonización que se prolongó hasta 1697 cuando se logró, por fin,

establecer la primera colonia con los jesuitas. Sería a finales del siglo XVII que

el virrey Sarmiento y Valladares aprobó que los jesuitas iniciaran la implantación

de misiones conforme a un plan diseñado por el padre Eusebio Francisco Kino

y Juan María de Salvatierra341 que consistía esencialmente en establecer

poblados indígenas abastecidos desde la contracosta de Sonora y Sinaloa.

Es preciso aclarar que no fue justamente con los jesuitas que se

comienza el interés por misionar en tierras californianas, como ya se mencionó

en páginas anteriores. Antes de que la Compañía de Jesús hiciera acto de

presencia en el noroeste novohispano, ya los frailes franciscanos habían

navegado en varias expediciones durante el siglo XVI y comienzos del XVII, en

este siglo iniciaron los jesuitas sus aproximaciones a la península como

340 En 1776 se da la creación de las provincias internas de Nueva España entre ellas las

californias, la Antigua (Baja) California y la Nueva (Alta) California, es hasta 1804 que las californias quedan conformadas en dos provincias separadas, ahora llamadas la Alta California y la Baja California, refiriéndose esta última a la península.

341 Francisco Altable Fernández, “La economía misional”, en TREJO BARAJAS, Dení (Coord.)

Historia Gral. de B.C.S., La economía regional, CONACYT-SEP-UABCS-IIH-P y V editores, México, 2002, p57.

197

participantes en las expediciones de Francisco de Ortega en 1632 e Isidro de

Atondo y Antillón en 1683.342

Como ya hicimos referencia, los navegantes españoles transitaron por

primera vez en tierras californianas al finalizar el primer tercio del siglo XVI.

Desde entonces, esas tierras se convirtieron en un objetivo para los

movimientos de expansión colonial en los mares del sur343. Sin embargo, los

intentos de colonización en un siglo y medio fracasaron, debido principalmente a

la lejanía del territorio y a la pobreza de la tierra, pero lo curioso es que se

propagaban imágenes contrapuestas: las pesquisas oficiales mostraban a una

California marginal y pobre, al mismo tiempo que surgían las primeras voces

que difundían la noticia de un territorio de abundantes perlas e indicios de

metales preciosos como de oro y plata. Nadie se conformaba con la realidad.

Había una contradicción entre los rumores, los informes y las acciones oficiales.

En el siglo XVI se forjan expectativas y nadie quiere sumergir a la California en

su árida realidad. Muy al contrario, los mitos de grandes riquezas promovieron

las sucesivas expediciones enviadas a las costas californianas por la Corona

española, quien gastó grandes fortuna en expediciones ultramarinas.344

A los deseos de encontrar nuevos reinos y riquezas les siguieron los fines

estratégicos, para evitar una posible penetración y perder el dominio de los

342 Francisco Altable Fernández, “Los jesuitas de California, un poder de excepción en la Nueva

España”, en González Cruz, Edith (coord.). Historia Gral. de B.C.S., Tomo II, Los procesos políticos, CONACYT-SEP-UABCS-IIH-P y V editores, México, 2003, p. 66.

343 Ibíd., pp. 66

344 Salvador Bernabéu Albert, Expulsados del Infierno. El exilio, pp. 38-39.

198

territorios conquistados y por conquistar. La búsqueda de nuevos territorios de

otras potencias europeas llevó a la corona a auspiciar nuevas expediciones para

colonizar y proteger los territorios conquistados hasta el momento. Las

potencias que estaban disputando estos dominios eran: Inglaterra, Portugal,

Francia, y por último Rusia. También se tenían fines defensivos, como la

protección del galeón de manila, de los piratas y corsarios auspiciados por las

potencias mencionadas. En el año de 1595 el galeón de manila llamado Santa

Ana fue atacado por el pirata Cavendish llevándose una cuantiosa fortuna. El

galeón de Manila hacía posible el enlace comercial entre la Nueva España y los

países asiáticos345.

La Corona (s.f.)., otorgó la autorización a varios capitanes para su

“entrada” en California, no obstante que los viajes fueron persistentes, los

resultados fueron decepcionantes. Los marinos que formaban las expediciones

recordaban las riquezas perlíferas, la docilidad de sus habitantes, las

posibilidades de establecer un nuevo reino, la obligación de los reyes para

evangelizar esas tierras y la necesidad de establecer puertos seguros para el

refugio del galeón de Manila. A la postre, los informes finales casi siempre

mostraban las dificultades para mantener una colonia estable, por todo esto, los

obstáculos que por largo tiempo habían impedido la ocupación colonial de

California, no habían hecho, sino volver cada vez más urgente ese programa de

345 Salvador Bernabéu Albert, Expulsados del Infierno. El exilio pp. 38-39.

199

expansión346. Así se fueron sucediendo varias empresas perlíferas como las

comandadas por Cardona, el aragonés Pedro Porter y Cassanate y el almirante

Isidro de Atondo y Antillón, el cual, presentó un plan organizativo bien

fundamentado, además de ofrecer las fianzas que exigía la Real Hacienda, se le

otorgó la autorización para poblar y evangelizar a los indígenas, según el

mandato del rey debería ser encargada esta tarea a los religiosos de la

Compañía de Jesús, en el entendido de que la conquista de los naturales no

habría de ser hecha “por la fuerza de las armas sino por el medio suave de la

persuasión”347. Tarea que fue encomendada al padre Eusebio Kino y al padre

Matías Goñí. Isidro Atondo y Antillón zarpó en enero de 1683 del Puerto de

Chacala hacia la California; gastó una considerable fortuna en sostener una

colonia permanente compuesta de marineros, soldados e indios de la

contracosta.348 El desembarco de la gente se efectuó el día 2 de abril de 1683

en la bahía de La Paz, tiempo después debido a un enfrentamiento con los

indígenas abandonaron ese sitio y se trasladaron a la bahía de San Bruno

donde fundaron un asentamiento, el cual sería abandonado dos años después,

ya que esta empresa tuvo que capitular frente a las duras condiciones

ambientales, las que no permitían sacar provecho material de la colonización.

Como consecuencia del fracaso, en los primeros meses de 1686 se recibió una

346 Ignacio del Río, El Régimen jesuítico de la Antigua California, IIH-UNAM, México, 2003, p.27.

347 Ibíd., pp. 29-30.

348 Miguel Messmacher, La Búsqueda del signo de Dios, Fondo de Cultura Económica, México, Primera Edición, 1997, p. 299.

200

real cédula en la cual el rey mandaba suspender indefinidamente todo el apoyo

oficial a la conquista de California, prohibiéndose además su poblamiento.349

Sin embargo, los jesuitas no se desalentaron y el padre Kino,

inicialmente, y después los padres Salvatierra y Ugarte, fueron planeando y

sentando las bases para las ulteriores entradas a la península350. Las

autoridades reales no querían aportar más caudales para una conquista que se

resistía y los directores provinciales jesuitas temieron perder el crédito de la

Compañía e involucrarla en una difícil y costosa misión que necesitaba de

muchos misioneros de la misma orden, muchos soldados y resistentes barcos

para abastecerla durante los primeros años. Además, había una imagen popular

muy negativa en la sociedad novohispana: tras varios siglos de tentativas se

había instalado el rumor de que la península era inconquistable351. Salvatierra

obtuvo el 13 de enero de 1697 la aprobación de su superior, el provincial Juan

de Palacios. Presentó la solicitud respectiva ante el virrey José Sarmiento y

Valladares, conde de Moctezuma, y el día 6 de febrero se expidió una real

provisión en la que se otorgaba licencia a los padres Salvatierra y Kino para

hacer una misión en la California, a condición de que la entrada se hiciera sin

contribución económica por parte de la Real Hacienda. Se autorizaba también a

los religiosos para llevar consigo algunos hombres de tropa y para nombrar al

349 Miguel Messmacher, La Búsqueda del signo de Dios., p. 300.

350 Ibídem.

351 Salvador Bernabéu Albert, Expulsados del Infierno. El exilio, p. 40.

201

capitán de ellos.352 Los misioneros debían tomar posesión de los territorios con

la conquista espiritual de limosnas y donativos particulares, dicha posesión

debía ser en nombre del soberano. Esta acción sería recompensada por el

monarca ya que les autorizaría una serie de privilegios para la nueva misión

ignaciana: tendrían la

autoridad sobre los soldados,

el poder para nombrar o

cesar al capitán, tener el

control de los pobladores, los

barcos de transporte y

pesquerías de perlas.353

Solucionados los

obstáculos legales,

Salvatierra prepara su viaje

para llevar a cabo la

conquista espiritual hacia

California.

Cuando el padre

Salvatierra esperaba en un puerto de Sonora, la llegada de provisiones de carne

352 Ignacio del Río, La Fundación de la California Jesuítica, Siete Cartas de Juan María de

Salvatierra, S.J. (1697-1699), Universidad Autónoma de Baja California Sur, Primera Edición, México,1997, p. 48

353 Salvador Bernabéu Albert, Expulsados del Infierno. El exilio, p. 41.

202

y al padre Francisco Kino, que lo habría de acompañar a las nuevas

fundaciones en la California, así como, dos embarcaciones procedentes de

Acapulco, recibió el aviso de que el padre Eusebio Francisco Kino no podría

acompañarlo, ya que era necesaria su presencia en la Alta Pimería por la

sublevación de los indios. Finalmente, el 11 de octubre Salvatierra se embarcó

con nueve hombres a la mar llevando provisiones y “un caballo, diez carneros y

cuatro cabras, con su macho y cuatro lechoncitos…” Así mismo “un perro

bravo.354

Salvatierra y sus acompañantes avistaron la California, y el lunes 14

desembarcaron en el antiguo Real de San Bruno que había sido abandonado

por la empresa de Atondo de Antillón.355 Debido a las dificultades en el

abastecimiento de agua y de los obstáculos para el acceso a San Bruno hubo

un desanimo general. Motivo por el cual determinaron trasladarse a otro sitio; el

capitán Juan Antonio Romero mencionó que había una ensenada denominada

San Dionisio con condiciones estables para fundar ahí un asentamiento, de tal

manera, que al estar todos de acuerdo, salieron hacia ella el 17 de octubre de

1697.356 El 19 de Octubre de 1697 desembarcaron en la Bahía de San Dionisio

354 Juan María de Salvatierra, La Fundación de la California Jesuítica, Siete cartas de Juan

María de Salvatierra, S.J. (1697-1699), Universidad Autónoma de Baja California Sur, México 1997, Primera Edición, p. 71

355 En sus cartas Salvatierra se refiere a su llegada y dice que el “El antiguo Real de San Bruno,

fundado en una loma en la que no hallamos más que piedras caídas, todo derrumbado, entre abrojos, menos un pedazo de cortina que todavía estaba levantado, como de una vara de alto.”

356 Pablo L. Martínez, Historia de Baja California, Primera reimpresión febrero de 1991,

Patronato del Estudiante Sudcaliforniano, Consejo Editorial del Gobierno del Estado de B.C.S. p. 135.

203

y fundaron con la advocación de Nuestra Señora de Loreto, lo que sería para la

historia la primera fundación jesuítica de las Californias.

3.2. El interés misional de los jesuitas

Es así como en octubre de 1697, que el padre Juan María de Salvatierra

fundaba el primer establecimiento colonial permanente de la California: la misión

de Nuestra Señora de Loreto Conchó, y el Real Presidio. A partir de entonces

diez y siete misiones se fundaron a lo largo y ancho del territorio peninsular, en

71 años de labor misional. Con la primera fundación misional, la labor de los

misioneros inicia su expansión. Haciéndose realidad lo que en muchas décadas

había sido un deseo.357

Para 1699 hacia el norte de Loreto se fundó una nueva reducción llamada

San Juan Londó, que si bien no logró formarse como una misión sí funcionó

como pueblo visita donde se estableció un rancho ganadero dependiente de la

misión de Loreto y para noviembre del mismo año fue fundada la misión de San

Francisco Javier por el padre Juan María Píccolo.

Debido a la falta de bastimentos y recursos no se llevó a cabo una nueva

fundación sino hasta 1705 que se autorizaron las fundaciones de Santa Rosalía

de Mulegé y la de San Juan Bautista Malibat y valiéndose de la frágil producción

interna de las misiones ya establecidas, de los ofrecimientos piadosos de

algunos particulares y de la ayuda externa que prestaban los jesuitas de Sonora

357 Sergio Ortega Noriega, Un ensayo de historia regional, el noroeste de México 1530-1880, UNAM, México, 1993, p. 79

204

y Sinaloa, pudo erigirse una quinta misión en 1708, la de San José de

Comondú.358

Para el año de 1717, con la llegada del padre Jaime Bravo a la península,

se contribuyó a las gestiones institucionales para lograr de manera definitiva la

expansión misional jesuítica. Tan sólo entre los años de 1720 a 1723 se llevaron

a cabo las fundaciones de cinco misiones más: La Purísima Concepción,

Nuestra Señora del Pilar de La Paz, Nuestra Señora de Los Dolores, Nuestra

Señora de Guadalupe y la misión de Santiago. Pasarían siete años en los

cuales se detuvo la expansión misional.359 Posteriormente para 1728 se fundaría

nuevas misiones hacía el norte de la California: San Ignacio en 1728, San José

del Cabo en 1730, Santa Rosa de Todos Santos en 1733 y San Luis Gonzaga

en 1737.

Los primeros años de los jesuitas en la Antigua California se

caracterizaron por tener una creatividad notable para cumplir su labor misional

con pocos recursos y un máximo de eficacia. “Predicar el Evangelio con

sencillez e inteligencia y atraer a los individuos a la fe católica, recurriendo a la

sensibilidad particular de cada sociedad fue el distintivo de la labor jesuita”360.

El procedimiento de los jesuitas consistió en agrupar a los indios en

asentamientos estables, en los llamados pueblos de misión, con el objetivo de

358 Ibíd., p 82

359 Ibid.,p.85

360 Ad Maiorem de Gloriam, La Compañía de Jesús Promotora del Arte, Universidad Iberoamericana, 1ª edición, 2003., p.32

Dibujo Ignacio Tirsh, San José

205

inducirlos al trabajo sistemático en la agricultura y la ganadería, ya que como se

mencionó anteriormente, sin la producción de alimentos no era posible mantener

la estabilidad del poblado y sin asentamiento estable no era posible evangelizar

a los indios, es decir, enseñarles la religión católica y civilizarlos de acuerdo a la

cultura de occidente conforme a la moral cristiana.361 Acciones que por lo

general trajeron reacciones violentas por parte de los indios que llevaron al

alzamiento pues era difícil someter a un grupo de humanos a costumbres y

creencias que estaban fuera de su cotidianidad.

La organización y el funcionamiento de las misiones en esta región no

pudieron ser iguales a otras misiones de Nueva España, pues la aridez del

medio no permitía las condiciones para el desarrollo de la agricultura. El

abastecimiento de bastimentos como carnes, maíz y trigo por citar algunos los

recibían los jesuitas californianos de las comunidades de Ostimuri, Sinaloa y

Sonora y eran desembarcados en Loreto para posteriormente desde el almacén

Real distribuirlos a las demás misiones.362

Mientras los jesuitas permanecieron en California lograron convertir a los

indios al cristianismo y mantenerlos posteriormente como cristianos

practicantes, con el establecimiento y la consolidación de cada una de las

unidades misionales se fue extendiendo el sistema de misiones363.

361 Sergio Ortega Noriega, Un ensayo de historia regional, p. 52

362 Ibídem., p. 74

363 Ignacio del Río, Conquista y Aculturación en la California Jesuita, 1697-1768, p.107

206

De esta forma, el régimen jesuítico logró desarrollar la vida misional ante

los grupos indígenas de la península a lo largo de setenta años, en los cuales,

lograron implantar un sistema que logró funcionar en una región donde

anteriormente los intentos de colonización se habían llevado a cabo sin obtener

resultados fructíferos. Pudieron desarrollar dentro de los establecimientos

misionales una organización interior en la que a los neófitos se les daba misa, y

se les enseñaba la doctrina cristiana.364

Introdujeron la práctica de la agricultura y la ganadería logrando con

dificultades estas actividades en todas las misiones, por ejemplo, se introdujeron

los cultivos de maíz, trigo, arroz, frijol, garbanzos, y algunos frutos como higos,

vid, ciruelas y naranjos, además de que se introdujeron las palmas datileras y

olivos.

Con la cosechas de uvas y de olivos se obtuvieron de la primera vinos y

de la segunda aceites.

La organización misional de la Antigua California fue el resultado de los

métodos utilizados por los jesuitas, tuvo un carácter único debido a la autoridad

que ejercieron los misioneros sobre los soldados y la gente de mar. Por ello, los

misioneros tuvieron un control total de la región. Sin embargo, medio siglo

después de los inicios de la vida misional, los pocos colonos que estaban

establecidos fuera del sistema religioso entraron en conflicto con la Compañía

de Jesús, y por ello, tuvieron que someterse al sistema socioeconómico

364 Pablo L. Martínez, Historia de Baja California, p. 247.

207

misional. Después de la expulsión de los jesuitas en 1767, cambió radicalmente

la estadía de los colonos californianos.365

3.3. El Fondo Piadoso y los albores de la expulsión jesuítica.

El Fondo Piadoso de las Californias, fue el más importante y significativo

soporte financiero de las misiones jesuíticas peninsulares acumulando recursos

gracias a una serie de donantes y contribuyentes tanto de España como de la

Nueva España. Con la formación y el sostenimiento del Fondo se facilitó la

seguridad financiera al proyecto misional y al sostenimiento de sus ministros,

además dio autonomía a la administración jesuítica responsable de la misión

californiana.366 Como señala Bayle, los jesuitas aseguraron a la California

económica, políticamente y religiosamente: “… Se aplicó a dar firmeza a su

establecimiento, fijando entre los indios la habitación de los padres, que sin este

apoyo no hubieran podido subsistir en un país ultramarino y tan estéril.”

367Además con una estructura administrativa:

Aseguró en México un procurador fijo, que entendiese en el manejo de

las fincas, la cobranza de las limosnas, la provisión y despacho de las

memorias y, finalmente, en todos los negocios, pretensiones y recursos que

pudieran conducir al adelantamiento de la California. Impetró este procurador

de su R.P: General una total independencia del procurador de provincia, muy

365 Ignacio del Río, Conquista y Aculturación en la California Jesuita, 1697-1768, p. 109.

366 Ignacio del Río, El Régimen jesuítico de la Antigua California, IIH-UNAM, México, 2003,

p.154. 367

Juan María de Salvatierra, Misión de la California. Editorial Católica, S.A., Introducción, arreglos y nota por R.P.C. Bayle, S.J. Madrid. 1946.p. 136

208

embarazado con los negocios de otra Misiones de tierra firme...Aseguró otro

procurador en Guadalajara, ya para los prontos socorros, ya para los

negocios dependientes de aquella Real Audiencia. (...) Además de éstos, en

las costas de Sinaloa y Sonora tuvo siempre por procuradores y agentes de

los despachos de California a todos los padres misioneros que vivían

cercanos a los puertos de mar que había en aquellas costas. (...) Solicitó

bienhechores que fomentasen la empresa, y en 20 años mantuvo continua

correspondencia con ellos.

Formado este patrimonio, los misioneros tuvieron recursos para iniciar

las bases de las fundaciones jesuíticas en tierras peninsulares. Aunque si bien,

esta forma de financiamiento constituyó una obtención de recursos a los

misioneros también liberó parcialmente a las autoridades del reino a financiarlos,

con ello, quitarían parte de la presión externa que significaba el compromiso de

hacer redituar la ocupación a corto plazo. 368

Pese a que las condiciones en que se dio la ocupación jesuítica en

California hicieron viable la expedición colonizadora, a la larga el proyecto

tendría sus inconvenientes desde el punto de vista económico Tuvieron los

jesuitas un poder que les permitió mantener el control de la península en función

de sus intereses institucionales. Este poder, les dio un alto margen de autoridad

para mantener a raya las intenciones de lucro de sus soldados, gente de mar y

368 Ignacio del Río, Conquista y Aculturación en la California Jesuita, 1697-1768, p.52.

209

demás empleados, lo que representó un obstáculo para el desarrollo de las

actividades económicas de carácter privado.369

Aunque las prerrogativas concedidas a la orden no la facultaron

expresamente para impedir las iniciativas particulares, en la práctica los

misioneros no pudieron evitar que los soldados y marineros del presidio de

Loreto incursionaran en actividades ajenas al sistema misional, el poder

otorgado por la Cédula Real; sin embargo, sí dio a los jesuitas durante las

décadas un instrumento eficaz para frenar cualquier pretensión que atentara

contra los intereses misionales, siempre ayudados por el aislamiento geográfico

y por la poca atracción que ejercía el territorio peninsular como destino de

colonos, fuera de los soldados, marineros y sus familias y uno que otro

asalariado como vaquero o maestro de oficios, pero estos últimos eran

ocasionales. Si bien el proyecto de colonización misional fue viable para la

Corona española en cuanto que triunfó allí donde antes había prevalecido el

fracaso, no lo fue tanto si consideramos que no se cumplió para que se

levantaran pueblos de colonos españoles independientes de la sujeción misional

y que contribuyera a la Real Hacienda de la Corana Española, pese a las

varias exhortaciones que en distintos momentos hicieron las autoridades reales

españolas. Con ello se puso de manifiesto, con el tiempo, que el sistema

misional se había constituido en un impedimento que retrasaba el poblamiento

civil y el desenvolvimiento de las actividades económicas de particulares,

369 Ibídem.

210

situación que iba en contra de las expectativas colonialistas de la monarquía

española.370

3.4. Expulsión de los jesuitas y los nuevos centros de población.

El tema de la expulsión de los jesuitas del imperio español ha sido objeto

de creciente atención por parte de los historiadores y sin duda, es la orden

religiosa más analizada por los historiadores. Incluso se ha escrito que los

jesuitas fueron los primeros globalizadores del planeta, pues su interés por lo

divino y lo humano no tenía fronteras371.

A pesar de los aspectos políticos y religiosos existía un factor de malestar

en las autoridades virreinales y eso fue por motivado por el nivel de preparación

intelectual de los jesuitas en el conocimiento de las ciencias, de las artes y de la

política y la sospecha de que habían instaurado formas relativamente

autónomas de gobierno, aspectos que iban en contra del ejercicio de la

autoridad real. A principio del año de 1767 las cosas se tornarían grises para la

compañía jesuítica a nivel general, los vientos ya no empezaron a soplar a su

favor pues en dicho año, en España, el rey Carlos III dispuso su expulsión de

todas las posesiones territoriales españolas y tomadas todas las propiedades de

la compañía debido a que se empezaron a gestar rumores de que tenían

acumulada grandes riquezas a expensas de los intereses reales, además de su

370 Francisco Altable Fernández, La economía misional, p.59

371 Salvador Bernabéu Albert, Expulsados del Infierno. El exilio, p. 12

211

oposición en algunos lugares, de asentamientos civiles, tal como sucedió en la

península californiana.

El fiscal Pedro Rodríguez de Campomanes tenía argumentos políticos

para expulsar a los misioneros. Para ello, emitió un informe denominado

Dictamen fiscal de expulsión de los Jesuitas de España. En donde acusó a los

jesuitas de:

“Acumular y desviar en su provecho las rentas destinadas a la conversión de los californios; de mantener embarcaciones de comercio entre la Nueva España y la península, en las que transportaban los sueldos de los soldados en forma de géneros, trayendo de regreso vinos y otros productos que cultivaban en California a costa de los indios, y de comerciar con el galeón de Manila. Asimismo, el dictamen los acusa de tratar despóticamente tanto a indios como a soldados, prohibiendo la entrada y el comercio a los españoles, pues miran estas provincias como un ―un patrimonio de la Compañía‖, sin que aprovechen las cuantiosas sumas gastadas en su evangelización en los progresos necesarios para entregarlas al obispo y fundar poblaciones.372

3.5. Malestar de los Colonos contra los misioneros en California.

El descontento de los colonos en la California comenzó debido a la

desaprobación de los misioneros al establecimiento de personas españoles

independientes de las misiones. El rey señalaba que era conveniente propiciar

el paso de colonos, cuya presencia en la provincia ayudaría a la protección de

los misioneros y a la protección de los indios.373 Generalmente, los misioneros

372 Salvador Bernabéu Albert, Expulsados del Infierno. El exilio, pp. 64, 65.

373 Ignacio del Río, op., cit., p. 202.

212

aludían a que las condiciones adversas de la geografía peninsular y la escasez

de suministros hacían difícil el asentamiento de colonos españoles. Para el año

de 1748 se crea la primera empresa considerada secular en la California, con la

explotación del Real de Santa Ana, esto traería como consecuencia el

descontento de los misioneros y conflicto con los nuevos colonos que venían a

establecerse a la California como es notorio el escrito con las ocho acusaciones.

Entre los ex soldados del presidio de Loreto que se habían independizado de la

“férula” de los misioneros, llamado Manuel de Ocio, quien para 1744 se había

convertido en un pescador y vendedor de perlas, negocio que le dejó grandes

ganancias mismas que invirtió en la minería, a la postre fundaría el mencionado

Real,374 Considerado el primer pueblo y núcleo de actividad económica

independiente de las misiones de California,375 de esa manera daría pie al

surgimiento de otros pueblos de carácter no misional como lo fueron San

Antonio y El Triunfo. Sin embargo la razón de su expulsión debe encontrarse

fuera de la California. Para efecto de esta tesis, las razones quedan al margen y

creo que dan pie a nuevas investigaciones.

En el caso de la expulsión de los jesuitas de la California, las órdenes de

la corte dispusieron que se enviara un comisionado al que se debería

374 Desde al menos tres decenios antes de que Ocio tuviera en mente levantar asentamientos

mineros, ya se sabía de la existencia de plata en esa zona. En 1720, un soldado de nombre Ignacio de Rojas recogió muestras de metal en un paraje, que dos años después, el padre Ignacio María Nápoli llamó Santa Ana, en donde fundara la misión de Santiago. Un poco más adelante, el misionero mudó su campo de acción hacía el sur, con lo que quedó abandonado el lugar donde Ocio habría de poner sus ojos en 1748. Del Barco, 1988, p.153. Crosby, 1994, p.105, citado por: Francisco Altable., p. 109.

375 Francisco Altable Fernández, “La economía misional”, p. 103.

213

encargársele “sacar de ellas a los jesuitas y dirigirlos a la caja respectiva”. Para

ello, el virrey nombró al militar catalán Gaspar de Portolá como primer

gobernador y ejecutor de dichas órdenes376.

Gaspar de Portolá llegó a Loreto el 17 de diciembre de 1767, siendo

recibido por el jesuita Lucas Ventura, quien realizaba labores de misionero y

procurador de los establecimientos californianos. El 26 de diciembre, en

presencia de los padres Benno Decrue, Lucas Ventura y Francisco Javier

Franco, y tres funcionarios reales, constituidos por un alférez, un sargento y el

secretario del gobernador, Portolá dio lectura al decreto de extrañamiento de

los jesuitas de todos los reinos de Su Majestad. Es decir, la expulsión de tierras

californianas377. Él militar hizo saber a los religiosos que desde ese momento no

debían celebrar misa ni realizar públicamente otros actos litúrgicos. 378

De esta forma, la labor misional jesuítica en California ponía fin de

manera permanente su intervención en California.

A la salida de los jesuitas se inicia paulatinamente el abandono temporal

de los templos misionales, y el deterioro natural empezó a surtir efecto en cada

una de las edificaciones religiosas. A pesar de que llegarían las órdenes de los

376 Ignacio del Río, El Régimen jesuítico., pp. 235-236.

377 Salvador Bernabéu Albert, Expulsados del Infierno. El exilio, pp.98-102

378 La salida de tierras californianas se realizó el 03 de febrero de 1768, los diecisiete

misioneros que se encontraban en la península fueron embarcados en ―La Concepción‖ tras el último abrazo amistoso de Gaspar de Portolá. En el viaje de exilio los jesuitas salieron de Loreto, desembarcaron en San Blas, y salieron de Tepic el 17 de febrero rumbo a Guadalajara, caminaron por tierra y como última escala llegaron al puerto de Veracruz y de ahí navegaron hasta la Habana y posteriormente al Puerto de Santa María (Cádiz). Ignacio del Río., p. 112-113.

214

franciscanos y dominicos, las misiones irán deteriorándose poco a poco, al

llegar al grado de casi desaparecer por el abandono y la falta de mantenimiento

en las que se encuentran.

3.6. La efímera presencia de los franciscanos en las misiones de la Antigua California.

Antes de entrar de lleno al periodo franciscano es preciso dejar aclarado

que ya entrada la segunda mitad del siglo XVIII, debido a la reorganización

administrativa que pretendía la Corona española, en específico por los

monarcas Borbones, se suscitarían una serie de cambios tanto en la

organización política y económica, como en la eclesiástica en los territorios de

La Nueva España, a esta serie de modificaciones y cambios se les conoce con

el nombre de Reformas Borbónicas. Para el tema que nos toca, dos de los

cambios más significativos en estas reformas serían por una parte, la expulsión

de los misioneros jesuitas de la California que se llevó a cabo en Febrero de

1768, “Aunque el arresto de los jesuitas de la Nueva España se ejecutó en casi

todos los colegios de la provincia el día 25 de junio del año de 1767 y en las

otras provincias de misiones no mucho después, en la California como

ultramarina, no pudo tener efecto hasta fines del año y principios del

siguiente;379 el segundo cambio significativo después de la Expulsión llegó,

cinco meses después a California, con el Visitador José de Gálvez que tenía

379 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica p. 361

215

como propósito llevar a cabo las Reformas Borbónicas,380 quien había obtenido

del virrey poderes discrecionales en situaciones seculares y eclesiásticos. Una

de las preocupaciones de la monarquía ilustrada, en lo referente a las

posesiones coloniales, era de fomentar el desarrollo económico de las regiones

que se estimaban como potencialmente ricas, y que, sin embargo, no habían

rendido al Estado beneficios de cuenta por no haber sido adecuadamente

atendidas por las autoridades coloniales. Justamente este era el caso de las

provincias del noroeste de México como Sonora, Sinaloa y la península de Baja

California.

La expulsión de los misioneros jesuitas de tierras californianas no implicó

de inmediato la secularización de las misiones, se tuvo la necesidad de traer

nuevamente clérigos regulares y para tal efecto se eligieron a los franciscanos

del colegio de San Fernando de México, por órdenes del Virrey Marqués de

Croix.381 Mientras esto ocurría, el Visitador José de Gálvez dio la orden para

que los soldados del Presidio del Real de Loreto resguardaran las misiones.

Cuando llegaron los franciscanos habían transcurrido seis meses, recibiendo

380 José Bernardo de Gálvez Gallardo, oriundo de la provincia de Málaga, jurista egresado de la Universidad de Salamanca, funcionario de rápida y ascendente burocracia, fue nombrado visitador general de la Nueva España el 20 de febrero de 1765.

381 De suma importancia señalar que los franciscanos ya contaban con una larga experiencia como misioneros en el norte de México. Su labor apostólica ya la habían desempeñado tiempo atrás, desde mediados del siglo XVI, en la “Gran Chichimeca”, la cual abarcaba los territorios de Querétaro y Guanajuato, llegando hasta los territorios de Durango y Chihuahua. Llegaron a fundar misiones en las provincias de Zacatecas, Nueva Vizcaya (Durango y Chihuahua), Nuevo México, Nuevo Reino de León, Coahuila, Texas y Nuevo Santander (Tamaulipas). Philip W. Powell, La guerra chichimeca (1550-600), F C E, México, 1977.

216

estos, las misiones bajo inventario. Es así como podemos saber las condiciones

materiales, de las 17 misiones jesuíticas, en que se encontraban al momento de

ser recibidas por la nueva orden.

Una vez dispuesto en tierra peninsular el nuevo presidente de las

misiones, Fray Junípero Serra, distribuiría a los religiosos a lo largo de todas las

misiones de la península su cargo según lo indicaba el vicepresidente de las

misiones Francisco Palou en el siguiente informe:

―…desembarcamos con felicidad en la bahía de este real

presidio de Nuestra Señora de Loreto, los diez y seis religiosos del

Apostólico Colegio de San Fernando (…) y quedándose el

Reverendo Padre Presidente con un compañero para el presidio y

misión, destino los 14 para las demás misiones de que se compone

esta península, a más de la dicha de Loreto(…) Para donde salimos

de este Real Presidio el día 5 de dicho mes, divididos en dos trozos,

los ocho para el norte y los seis para el sur.‖382

Y una vez llegados los padres franciscanos a sus respectivas misiones,

el Gobernador Gaspar de Portolá, les informó que por instrucciones superiores

sólo les serían entregados las iglesias y los implementos litúrgicos para el

servicio espiritual de los indios. Este hecho provocó descontento hacía los

misioneros con las autoridades civiles, pues la idea que éstos traían era que se

les entregasen todas las misiones siguiendo el modelo de administración de los

Padres jesuitas, tanto en lo espiritual como en lo temporal. El hecho fue que los

382 Lino Gómez Cañedo, Informe franciscano sobre misiones jesuíticas en Baja California, sobretiro de Historia Mexicana, Vol. XIX, Núm. 4, El Colegio de México, México, abril-junio 1970, p. 567.

217

asuntos temporales de las misiones, es decir, lo relativo a su administración y

economía (almacenes, tierras de cultivo, herramientas, productos agrícolas,

ganados etc.) quedarían a cargo de las autoridades civiles nombradas por el

Visitador José de Gálvez, entre los que se encontraba don Gaspar de Portolá,

nombrado gobernador de California.

De esta manera, quedaron fuera del control de los religiosos los

productos de la agricultura y la ganadería, únicas fuentes locales de ingresos y

medios de sustento para los indígenas.383 Por ejemplo, en el caso de la misión

de Loreto, sólo se hizo la entrega de la iglesia y la sacristía, pero no de la casa,

pues ésta quedó a cargo del gobernador Portolá.

Por su parte, cada franciscano en sus respectivas misiones se hizo cargo

de sus pertenencias por inventario que firmaron él y el soldado que la

administraba384. Lo que encontraron fue un panorama poco alentador sobre la

situación económica de las misiones administradas por los soldados

comisionados, pues las tierras misionales dejaron de cultivarse, y el ganado que

tenían las misiones, sobre todo el de rodeo, se sacrificó sin ningún tipo de

medidas, al respecto el padre Francisco Palou escribe:

―…pues ellos mismos (los comisionados) en las cuentas

confesaban el número de ganado vacuno que habían matado en poco

más de seis meses que corrieron con las misiones. Hubo soldado que

mató seiscientas reses, otros cuatrocientas y otro trescientas, de

383 Pablo L. Martínez, Historia de Baja California, p. 261.

384 Lino Gómez Cañedo, Un lustro de administración franciscana en Baja California, Gobierno del Estado de Baja California Sur, La Paz, B.C.S., 1982, p. 36.

218

manera que causó horror al leer lo que ellos mismos confesaban. Y de

los frutos y caldos fue igualmente el destrozo, de manera que según iba

dentro de un año se podía temer se quedasen las misiones sin nada y

del todo perdidas y sin fuerzas para poder levantar la cabeza‖. 385

Gálvez al ver los daños en las que se encontraban las misiones, pidió la

rendición de cuentas de los funcionarios seculares, les restableció poder a los

misioneros, además de que llevó a cabo reformas para deslindar los terrenos

misionales, y organizó las regulaciones para la colonización.

Durante los casi cinco años de administración franciscana, 1768 a 1772,

la península fue escena de una constante competencia entre los misioneros y

los gobernantes civiles. Matías de Armona, quien apenas tenía cinco meses de

haber sustituido a Gaspar de Portolá como gobernador, parece haber estado al

favor de los misioneros. Pero no fue así con su sucesor Felipe Barri, quien había

manifestado poca simpática con los misioneros con pequeñas intrigas,

invasiones y envidias.

La gran cantidad de cambios acaecidos en la península, las disposiciones

irrealizables de Gálvez, la creciente animadversión entre gobernadores y

misioneros, el abandono de algunas de las misiones, la disminución de la

población indígena debida a la peste en el sur y al sarampión en el norte, así

385 Informe de la llegada del señor visitador general a la California y primeras disposiciones que dio con el fin de mejorar la península, Francisco Palou, en Recopilación de noticias de la Antigua y Nueva California, 1767-1773, trascripción y notas por José Luis Soto Pérez, introducción de Lino Gómez Cañedo, Ed. Porrúa, México, 1994, p. 27.

219

como el problema logístico que representaba para los franciscanos la

administración de las misiones de la Antigua California y a la vez fundar las de la

Alta California, llevarían poco a poco a una decadencia del sistema misional en

la Antigua California. Palou, a cargo de las misiones de la Antigua California,

terminó proponiendo la renuncia a esas misiones, al no existir esperanza de su

recuperación. Esto llevaría a un concordato con la Orden de los Dominicos para

sustituir a los franciscanos en la península. Sin embargo, pese a estas

condiciones tan adversas para los franciscanos, lograron fundar la única misión

franciscana establecida en la Antigua California, la de San Fernando Velicatá

fundada en mayo de 1769, en el sitio identificado por el jesuita Wenceslao Linck

como Güiricatá, convirtiéndose en una estación de viaje para la expansión de

las nuevas misiones franciscanas en la Alta California. Con las fundaciones de

las misiones ubicadas en la Alta California, los franciscanos del Colegio de San

Fernando tuvieron ante ellos un nuevo y extenso campo para su acción

evangélica, a diferencia del territorio inhóspito y despoblado de Baja California.

Los franciscanos deseaban retirarse de los establecimientos misionales de la

Antigua California, porque era notorio el descenso demográfico. Por lo tanto,

consideraban que su labor misional sería improductiva386.

386 Informe de la llegada del señor visitador general a la California y primeras disposiciones que dio con el fin de mejorar la península, Francisco Palou, en Recopilación de noticias de la Antigua y Nueva California, 1767-1773, trascripción y notas por José Luis Soto Pérez, introducción de Lino Gómez Cañedo, Ed. Porrúa, México, 1994, p. 27.

220

3.7. Ingreso de La orden de Los Dominicos en las misiones de la Baja California.

La orden religiosa encargada de sustituir a los franciscanos en la Antigua

California fue la Orden de Santo Domingo.

Es preciso aclarar que poco antes de la expulsión de los regulares de la

Compañía de Jesús de la península de California, los dominicos habían

manifestado su interés por ejercer sus labores apostólicas en algunas de las

antiguas misiones californianas. Fray Juan Pedro de Iriarte, procurador de la

Orden ante la Corte de Madrid, realizaría diversas gestiones para conseguir tal

efecto, como solicitar al propio monarca que les fueran concedidas a los

dominicos algunas de las misiones al sur de la península californiana.387 Esta

solicitud fue presentada el 24 de julio de 1768388 ante el virrey de la Nueva

España, el Marqués Francisco de Croix, quien, junto con el parecer del Visitador

General, José de Gálvez, coincidió en que por el momento la división de

California en dos provincias misionales podría acarrear serios problemas en la

región.389 En consecuencia de esto, el virrey había manifestado al Monarca que

resultaría más conveniente que una sola orden se hiciera cargo del asunto

apostólico en dichas misiones. A todo ello se impuso la tenacidad de fray Juan

Pedro de Iriarte, quien, a pesar de lo expuesto por el virrey de Nueva España, y

387 Miguel León-Portilla, La California Mexicana. Ensayos acerca de su historia, México, IIH-UNAM, Universidad Autónoma de Baja California, 2000 (Serie Historia Novohispana, 58), p. 225.

388 Albert B. Nieser, Las fundaciones misionales dominicas en Baja California, 1769-1822, Mexicali, Baja California, UABC, 1998, (Colección Baja California: Nuestra Historia) p. 73.

389 Miguel León Portilla, La California Mexicana., p. 76.

221

ante la oposición presentada por el Visitador Gálvez, logró que el Monarca

atendiera dicha petición.390

El 17 de enero de 1770, el procurador general de los dominicos, fray

Juan de Dios Córdova, recomendó que la petición de Iriarte fuese concedida, ya

que la presencia dominica ayudaría a impedir invasiones extranjeras.391 Por

ésta y otras razones, el 8 de abril de 1770 se elaboró un nuevo decreto real que

mandaba que la orden de Santo Domingo se hiciera cargo de algunas de las

misiones californianas, ya que parecía excesivo que una sola orden se hiciera

cargo de tan extenso territorio poblado por indios.392 Inmediatamente, el padre

Iriarte se dedicó a la tarea de conseguir voluntarios para tal propósito, de

doscientos aspirantes sólo fueron elegidos veintiséis.393

Fray Juan de Iriarte llegó a la Nueva España, junto con su grupo de

misioneros el 19 de agosto de 1771. Enterado el virrey, Antonio María de

Bucareli, del acuerdo que traía el padre Iriarte, solicitó de ambas órdenes

(franciscanos y dominicos) que se reunieran para resolver el reparto equitativo

de las misiones californianas, siendo satisfactorio dicho reparto para ambas

órdenes.394

El virrey Antonio María de Bucareli aprobó la división de las Californias y,

el 21 de marzo de 1772, resolvió, mediante un Concordato, con el guardián del

390 Ibídem.

391 Albert B. Nieser, Las fundaciones misionales dominicas, p. 75.

392 Miguel León Portilla, La California Mexicana., p. 228.

393 Albert B. Nieser, Las Fundaciones misionales dominicas p. 77.

394 Ibíd., p. 227.

222

Colegio franciscano de San Fernando y con el vicario general de los dominicos.

El reparto del territorio misional se estableció de la siguiente manera:

―Los padre dominicos tomen a su cargo las misiones antiguas

que tiene este colegio en California y la nominada frontera de San

Fernando de Villa cata siguiendo sus nuevas conversiones por este

rumbo hasta llegar a los confines de la misión de San Diego, la que

finalizará cinco leguas más adelante…… Los padres del Colegio de

San Fernando mantengan las que ocupan desde dicho puerto de

San Diego siguiendo el rumbo que tienen para Monterrey, puerto de

San Francisco y más adelante‖. 395

En este Concordato aprobado el 30 de abril de 1772, los dominicos

aceptaron toda la península o Antigua California, hasta la frontera del norte “y

más adelante hasta donde puedan extender sus conquistas espirituales”396. Esta

división y las fronteras fueron aceptadas por el Consejo de Indias en consulta

del 11 de mayo de 1775397.

De ese modo, el 7 de abril de 1772 ambas órdenes firmaron el ya

mencionado Concordato, donde se estipulaba que los dominicos se quedaban

con todas las misiones –fundadas y por fundarse- de la Antigua o Baja

California, mientras que los franciscanos con todas las de la Nueva o Alta

395 Ibíd., pp. 81.

396 Albert B. Nieser, Las Fundaciones misionales dominicas, p. 81.

397 Ibíd. pp. 80-82.

223

California –las ya establecidas y las que fueran a establecerse-, teniendo como

frontera las tierras un poco al sur de la misión de San Diego.398

La misión dominica más septentrional se fundaría en las inmediaciones

del arroyo de San Juan Bautista y llevaría el nombre de El Descanso o de San

Miguel la Nueva. Localizada a trece kilómetros al norte de la antigua misión de

San Miguel Arcángel de la Frontera.399

Los primeros dominicos llegaron a Loreto el 14 de octubre de 1772, no

pudiendo por el momento tomar posesión de las misiones, ya que su principal

representante, el padre Iriarte, se había quedado atrás.400 Iriarte, a pesar de

tanto esfuerzo por lograr su objetivo de entrar a la California, no tuvo la dicha de

ver culminada su gestión, ya que después de un desastroso naufragio frente a

las costas de Mazatlán, desembarcó muy enfermo y murió al poco tiempo. Los

últimos dominicos llegaron el 12 de mayo de 1773.401 Nombrándose al fray

Vicente de Mora como padre presidente de las misiones de la Antigua

California.

Así comenzaría la labor de los dominicos en la península de California.

Mora se propuso la tarea de explorar los territorios del norte de la península,

yendo más allá de la misión de San Fernando Velicatá, hasta el momento la

más norteña de las misiones de la Antigua California. Reconoció un paraje

398 Martín Escamilla Barrón, Guía Histórica de Baja California, Ensenada, Baja California, El Sol de Baja, 1992, 2da. Edición p. 228.

399 Miguel León Portilla, La California Mexicana., p. 239.

400 Ibídem.

401 Miguel León Portilla, La California Mexicana., p. 229.

224

llamado en lengua indígena como “Viñadaco”.402 Allí, el 24 de julio de 1774,

fundaron el padre Mora y fray Francisco Galisteo la primera misión dominica

con el nombre de Nuestra Señora del Santísimo Rosario de Viñadaco, la cual,

por las crecidas del arroyo que inundaba las tierras de labor, tuvo que ser

trasladada en 1799 a un sitio cercano al mar.403 En su nueva ubicación recibió

el nombre de Nuestra Señora del Santísimo Rosario de Abajo. La segunda

misión de los dominicos fue fundada el 30 de agosto de 1775, tuvo por nombre

Santo Domingo, siendo sus fundadores los padres Manuel García y Miguel

Hidalgo.404 Al igual que la misión del Rosario, no permaneció mucho tiempo en

su lugar original; se tuvo que mudar arroyo arriba debido a la escasez de

agua.405Continuando con su proyecto misional en la península de California, el

27 de agosto de 1780 los dominicos fundaron su tercera misión peninsular, San

Vicente Ferrer406. Esta misión se destacó por ser la más grande de la Frontera –

como llamaban a la parte septentrional de la península, además de ser, como

se dice, la primera capital del norte de la Baja California;407 jurisdiccionalmente

hablando, en realidad fue la cabecera del Partido Norte de la Baja California de

los años de 1850 y 1851.408

402 Martín Escamilla Barrón, Guía Histórica de Baja, p. 186.

403 Pablo L. Martínez, Historia de Baja California p. 294.

404 Albert B. Nieser, Las Fundaciones misionales dominicas, p. 120.

405 Miguel León Portilla, La California Mexicana., p. 232.

406 Peveril Meigs, La Frontera Misional Dominica en Baja California, México, UABC/SEP 1994, p.

69. 407

Miguel León Portilla, La California Mexicana., p. 232. 408

Ibid., p. 234

225

Cabe señalar que el año de 1781 fue para la península un periodo difícil,

debido a las enfermedades que asolaron la región, sobre todo la epidemia de

viruela que causó un alto índice de mortandad, así como los cambios que hubo

dentro de las autoridades civiles, y que con ello se vieron obstaculizados de

momento los proyectos de expansión hacia el norte para los dominicos.409 El

proyecto misional dominico consistía en establecer poblados que pudieran abrir

la comunicación entre las Californias y Sonora a través del desierto de Yuma,

en las inmediaciones de la desembocadura del río Colorado.410 Entre otras

actividades misionales realizadas por los dominicos –como antes por los

jesuitas e igual que los franciscanos-, aparte de la instrucción religiosa, se

realizaban actividades económicas como la cría de ganado y la agricultura, así

como la construcción de pequeños sistemas de regadío. Sus esfuerzos se

dirigían principalmente, y hasta donde fuera posible, a lograr la autosuficiencia

económica de sus centros misionales.

La cuarta misión dominica habría de fundarse el 28 de marzo de 1787, la

cual fue bautizada con el nombre de San Miguel Arcángel, iniciada por el padre

fray Luis de Sales, cerca del paraje conocido como El Encino.411 Los problemas

en este establecimiento, como era común a otras misiones, se suscitaron

cuando comenzó a secarse la fuente de agua que abastecía a la misión. En

409 Ibídem.

410 Ibíd. p. 236.

411 Peveril Meigs, La Frontera Misional Dominica, p. 70.

226

1778 pudo encontrarse un mejor sitio para este pueblo misional. 412 Le

correspondería a fray José Loriente erigir la quinta misión dominica, nombrada

Santo Tomás en 24 de abril de 1791. Sin embargo, la misión se cambiara a un

mejor sitio en 1794.413

Para los años 1800 y 1801 la producción agrícola y ganadera vivió una

etapa de riqueza. Es importante señalar que no sólo estas actividades

económicas fungieron como las únicas fuentes de ingreso para la misión, ya

que también los recursos marinos fueron de vital importancia, sobre todo la

pesca de mariscos, como lo fue para el caso de la misión de Santo Tomás.414

Las favorables condiciones económicas por el relativo progreso que se

había vivido a fines del siglo XVIII fueron factor clave para que se fundaran más

misiones. El 27 de abril de 1794 el fraile dominico Cayetano Pallas fundo la

misión de San Pedro Mártir de Verona, en un lugar llamado por los indios

“Casilepe”.415 Al igual que las misiones anteriores, tuvo que trasladarse muy

pronto a otro lugar más conveniente. El cambio se debió no sólo al extremo frío

que envolvía el lugar, sino también por la hostilidad de los nativos que con

frecuencia hurtaban y atacaban la misión.416La producción agrícola fue muy

412 Martín Martín Escamilla Barrón, Guía Histórica de Baja, p. 192.

413 Miguel León Portilla, La California Mexicana., p. 237.

414 Ibíd., p. 238.

415 Miguel León Portilla, La California Mexicana., p. ,238.

416 Ibídem.

227

limitada en esta jurisdicción misional, pero la ganadera se desarrolló

considerablemente.417

Gracias a un paraje descubierto por el alférez Ildefonso Bernal en 1795,

a unos 25 kilómetros al suroeste de la misión de San Miguel Arcángel, se

levantó la última misión que construyeron los dominicos, la fundada por fray

Félix Caballero en junio de 1834, bautizándola con el nombre de Nuestra

Señora de Guadalupe del Norte. Esta fundación fue posible a pesar de que en

1833 se había publicado el decreto para la secularización de todas las misiones

del territorio mexicano.418

Es necesario mencionar que la presente tesis solo contempla la

descripción arquitectónica de las misiones de la Antigua California. El hecho de

mencionar la descripción de las misiones fundadas en la Alta California es el

antecedente únicamente de las órdenes que ahí se establecieron y que dieron

continuidad al proceso evangélico de lo que sería a la postre la Alta California.

3.8. El ocaso del sistema misional.

Estando los dominicos a cargo de las misiones bajacalifornianas, se dio el

largo proceso final de decadencia de estas instituciones, principalmente porque

los indios, que eran su razón de ser, estaban desapareciendo rápidamente, con

fatales consecuencias para la capacidad de auto mantenimiento de dichos

centros de población. Además, hay que agregar también que la rudeza del

417 Ibíd., p. 239.

418Ibíd., p. 240.

228

medio natural, las limitaciones económicas de las misiones y las deficiencias

del programa evangelizador mantuvieron a los pueblos de misión en un estado

de perpetua precariedad, menos aguda en aquellas favorecidas con más agua y

más tierras de cultivo, como las de Todos Santos, San José del Cabo o San

Ignacio. Sin embargo ni éstas se salvaron de la decadencia, pues, aunque más

ricas que otras en la región, igualmente se vieron afectadas por la creciente

mortandad de sus indios habitantes y la consecuente falta de brazos para las

tareas productivas419.

De esta manera, a excepción de las misiones de Guadalupe y Santiago

que fueron convertidas en parroquia en 1795 y ya desde 1768 habían sido

suprimidas las misiones de Nuestra Señora de los Dolores y la de San Luis

Gonzaga, durante la primera mitad del siglo XIX, una a una fueron siendo

secularizadas y sus tierras concedidas a colonos civiles. La última misión

peninsular en ser convertida en pueblo de parroquia fue Todos Santos, en 1854.

Incluso desde antes de la consumación de la independencia de México,

los dominicos, tanto por la falta de personal como por la extrema disminución

demográfica indígena se vieron en la necesidad de interrumpir sus labores

evangélicas en las misiones de San Xavier en 1818 y un año más tarde en las

de San Fernando Velicatá y San Borja420.

419 Francisco Altable Fernández, “Misiones y Misioneros” en Micheline Cariño y Lorella Castorena, Sudcalifornia: de sus orígenes a nuestros días, ISC-GOB BCS-UABCS-CONACYT, La Paz, B.C.S., México, 2007, p. 112-13.

420 León Portilla, La California Mexicana., pp. 240-241.

229

Sobre este proceso de decadencia es preciso señalar que en algunas

tierras misionales como la de Todos Santos y San José del Cabo eran en parte

ya trabajadas por colonos civiles, por lo que semejaban más pueblos

parroquiales que congregaciones de indios421. Este proceso de decadencia fue

un proceso largo que duró hasta la segunda mistad del siglo XIX, probablemente

se debió a que la población era todavía tan escasa que la presión sobre los

colonos civiles sobre las jurisdicciones eclesiástica era aún pequeña, y, también,

porque tan corto número de habitantes no podría garantizar la creación de

curatos, ya que éstos se mantenían de las remuneraciones que daban sus

feligreses, además claro, de la oposición de algunos frailes dominicos de ceder

las tierras misionales422. Sin embargo, pese a ello, tuvieron que cerrarse varias

misiones: las de la Purísima y Santa Gertrudis en 1822; la de San Pedro Mártir

de Verona en 1824; la de Comondú en 1827; la de Mulegé en 1828; la de

Nuestra Señora del Rosario en 1832 y la de San Vicente Ferrer en 1833.423

Para el año de año de 1840 se encuentra terminado el sistema misional

en la península, en ese año se clausuran las misiones de San Ignacio

Kadakaamán, Todos Santos, Santa Catalina y Nuestra Señora de Guadalupe

del Norte.424

421 Francisco Altable Fernández, “Misiones y Misioneros”., p. 113.

422 Ibídem.

423 León Portilla, La California Mexicana., p. 242.

424 Ibíd.

230

León Portilla menciona que al parecer, el último de los establecimientos

que dejo de funcionar como misión fue el de Santo Tomás. En él permaneció

hasta 1849 fray Tomás Mancilla. Con su partida en ese año se cerró para

siempre el ciclo misional de la Antigua California. Cabe mencionar que el destino

de la península estuvo en manos de los religiosos durante un lapso de cerca de

siglo y medio.425

425 Ibídem., p. 243

231

Conclusiones.

La intención de nuestro trabajo fue dar una descripción detallada, con base en

los informes y fuentes que abordan la arquitectura, el urbanismo y los sistemas

constructivos en nuestro periodo de estudio. Por lo tanto, podemos aseverar que

si bien, los grupos indígenas que habitaron la península californiana no tenían

un sistema constructivo habitacional, dada su condición de nómadas cazadores

recolectores, sí se obligaban a refugiarse en cuevas y abrigos rocosos para vivir,

esos lugares le permitían temporalmente protegerse y guarecerse de las

inclemencias del medio ambiente. Sin embargo, estaban acostumbrados a

desplazarse en las temporadas estacionales o de acuerdo a las condiciones

climáticas. Los indios vivían completamente adaptados al medio peninsular y

tenían pleno conocimiento del territorio, ya que éste y el mar les brindaban el

alimento para su subsistencia. Debido a su condición de nómadas y cuando se

encontraban en lugares abiertos, los indios se daban a la tarea de realizar, lo

que se podría considerar, como las primeras estructuras habitacionales y que el

misionero jesuita Miguel del Barco lo denominaba “chozas”. Teniendo este

antecedente podemos considerar a estas primeras estructuras habitacionales

como los inicios de una arquitectura incipiente en la península californiana.

Las primeras expediciones y viajes de exploración y reconocimiento realizados a

las costas peninsulares fueron durante los siglos XVI y XVII. Ninguna de estas

expediciones dejaron evidencias arquitectónicas, debido en gran medida a que

no realizaron ningún asentamiento o colonia en esta región debido a las

232

condiciones adversas que se les ofrecía. Fue hasta el ingreso de los misioneros

jesuitas que crearon el sistema misional en la Antigua California, con ello, formó

parte de la expansión por los territorios del noroeste novohispano, rompiendo

con ello, el equilibrio y transformando los modos de vida de los indios

peninsulares, los cuales, fueron integrándolos paulatinamente a una sociedad

con tradiciones cristianas, cuya religión fuera el fundamento de su vida, y que

vivieran en comunidades donde el trabajo agropecuario constituiría su base

económica. Para lograr lo anterior, tuvieron que iniciar las investigaciones en

donde pudieran establecer los asentamientos misionales, indispensables que la

región contara con agua suficiente y tierras más o menos buenos para el cultivo

de algunas hortalizas. Posteriormente se limpiaba y desmontaba el terreno y se

iniciaba lo que serían las construcciones de cada una de las misiones,

generalmente lo primero que se levantaba era la iglesia, misma que al principio

era muy rústica, con algunas varas trabadas y techumbre de palma.

No obstante, para lo que sería ya la realización de las construcciones

permanentes tuvieron que buscar recursos a través de donaciones de

particulares que financiaran la edificación de las iglesias, resultado de ello sería

la creación del Fondo Piadoso de las Californias.

Las primeras construcciones realizadas por los misioneros fueron obras

temporales en las cuales se utilizaron cualquier clase de “palos chuecos”, ya

que tenían que juntar dos o más palos y los tenían que amarrar con correas de

cuero fresco llamadas lías; también utilizaron vigas de las palmas que había

233

cerca de la misión, y cuando no las había, las trasladaban de lugares tan

distantes que hacían ochenta o más horas de camino. Para la construcción de

las cubiertas se utilizaron varas o palos, cubiertas con una capa de barro o

estiércol.

Para la construcción definitiva la utilización de la mano de obra indígena fue

importante para los trabajos de construcción de los templos, los sistemas de

riego, las represas, los corrales y las trojes. Para ello, acarreaban los materiales

como: la piedra, arena, y la cal desde lugares distantes hasta el banco de

apilamiento que se ubicaba en las inmediaciones de los templos. Además, les

señalaban a los misioneros en algunos casos los mejores lugares para fundar

las misiones. Los jesuitas en múltiples cartas señalan los trabajos en la que

participaron los indios, y cuando tuvieron que pedir el apoyo para que les

mandaran indios de la contracosta de Sonora para ayudarlos a construir las

misiones.

Uno de los apartados más importantes de la presente investigación es el

conocimiento y la descripción de los modelos arquitectónicos que fueron los

modelos a utilizar en la construcción de los templos misionales, y que fueron de

gran influencia de acuerdo a los estilos utilizados durante la época colonial, es

necesario establecer que la evolución del fenómeno arquitectónico en la Antigua

California no puede desvincularse de las condiciones en que se originó la

arquitectura en la Nueva España, como resultado de la combinación, no de dos,

sino de varias culturas, y que los cambios que iban surgiendo, en Italia durante

234

los siglos XVI y XVII y en Francia en el XVIII, llegaron primero a la península

ibérica para, después de haberse arraigado en la metrópoli, pasar a tierras de la

Nueva España para ser transformados, y de ahí, aplicarlos de manera sencilla y

austera en las tierras californianas, en la cual, a pesar del clima y de las

adversidades del medio ambiente, pondrían a prueba todas las teorías

arquitectónicas y los técnicas artísticas y constructivas para edificar las misiones

californianas.

A pesar de que el barroco se considera como el estilo arquitectónico utilizado en

las misiones californianas, ya que su periodo corresponde a los siglos XVII y

XVIIIl, hago la aclaración de la problemática temporal en cuanto a las obras

realizadas en el siglo XVIII. Por ello, considero que la influencia del

renacimiento, del barroco, el manierismo y el clasicismo como movimiento

arquitectónico, estuvo presente en la arquitectura misional de la California

durante el siglo XVIII, y que tuvo una enorme influencia en la construcción de los

templos religiosos, ya que se dio la adaptación a los programas arquitectónicos

y en la construcción de las fachadas principales y laterales de algunas misiones,

por ejemplo: la misión de San Francisco Javier y San Ignacio de Loyola, en

donde, se pueden apreciar elementos clasicistas en la decoración de sus

fachadas, así como en sus elementos constructivos.

Las técnicas y ornamentaciones arquitectónicas realizadas en las edificaciones

misionales por las órdenes religiosas, jesuitas y franciscanas, no difieren de una

a otra, solo pequeños detalles como las molduraciones y cornisas, ejemplo de

235

ello es la conclusión por parte de los dominicos de la misión de San Ignacio, o

la construcción del templo de Todos Santos, los cuales, difieren de las

construcciones jesuíticas. En el caso de los franciscanos, no construyeron obras

arquitectónicas en la Antigua California.

La arquitectura colonial tuvo influencias de la arquitectura prehispánica

mesoamericana, se aprecia en la construcción de elementos decorativos que

conforman los templos misionales, los conocimientos constructivos de los

indígenas se ven plasmados en las misiones de San Javier y San Ignacio, en

ellos se observan los elementos indígenas, fusionados en dos universos

culturales.

Una de las hipótesis de la presente tesis fue que si la arquitectura colonial en la

California tuvo influencias de la arquitectura prehispánica mesoamericana, y si

se apreciaba en la construcción elementos decorativos que existieran en las

misiones, específicamente en la misión de San Francisco Javier. Debo

mencionar que sí se aprecian elementos decorativos con rasgos indígenas, que

parece que se fusionaran dos universos culturales distintos. Sin embargo, no es

la influencia prehispánica la que impera en los elementos arquitectónicos, es la

“mala lectura” que se dio para la ejecución de las obras por parte de los indios,

la distancia cultural se levantaba como una barrera insuperable en su deseo de

repetir lo que se le proponía. El resultado forzosamente sería defectuoso, la

realización de la obra estaba afectada de una insuperable “ineficacia” respecto

236

al impulso ideal que la había propuesto. Es decir, el indio es totalmente ajeno a

la cultura hispánica, y por ello el resultado sería diferente.

El ingreso del visitador José de Gálvez a la tierra californiana en 1768 fue para

aplicar una serie de reformas tendientes a reorganizar la administración

hacendaria, y de transformar urbanísticamente las misiones del distrito sur y en

la parte norte el poblado de Loreto. Sin embargo, Nada de lo que quiso

urbanizar Gálvez tuvo trascendencia más allá de sus disposiciones por escrito,

en la medida y en la forma en que se concibió en el proyecto. Con todos sus

decretos y su gran autoridad, el visitador no pudo dar el soporte necesario para

que el establecimiento funcionara como lo había señalado para beneficio de la

Corona Española, dadas las condiciones tan adversas por las que estaba la

Antigua California en ese momento.

237

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