necrosis
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Necrosis
La necrosis consiste en una sucesión de cambios morfológicos que siguen a la muerte
celular en un tejido vivo. En general, el termino necrosis se usa para describir las
consecuencias macro y microscópicas de la muerte asociada a una lesión exógena
irreversible. Su manifestación más frecuente es la necrosis coagulativa, que se
caracteriza por tumefacción de la célula, desnaturalización de las proteínas
citoplasmáticas y degradación de las organelas celulares.
El aspecto morfológico de la necrosis es resultado de dos procesos esencialmente
simultáneos:
1. Digestión enzimática de la célula.
2. Desnaturalización de las proteínas.
Las enzimas hidrolíticas pueden proceder de las propias células muertas, en cuyo caso la
digestión se conoce como autolisis, o de los lisosomas de células inflamatorias
invasoras, lo que se denomina heterolisis. Estos procesos tardan horas en producirse y
por lo tanto cuando el infarto de miocardio causa una muerte súbita, por ejemplo, no se
encuentran cambios detectables en las células.
Aunque puede haber alteraciones ultra estructúrales sutiles visibles ya a los 20 a 40
minutos de la muerte de los miocitos y las enzimas procedentes del miocardio pueden
identificarse en la sangre a las 2 horas de su muerte, las características histológicas
clásicas de la necrosis no son evidentes hasta 4 a 12 horas después de tener lugar la
lesión irreversible.
En esta definición se destacan dos ideas: por una parte, el carácter patológico de la
necrosis como la manifestación más grave de enfermedad a nivel celular; por otra, la
base morfológica, dada por los signos de la necrofanerosis, en el reconocimiento de la
necrosis.
La primera idea excluye de la necrosis toda muerte celular que no sea manifestación de
enfermedad, es decir la apoptosis que ocurre en la muerte celular normal en los tejidos
lábiles, es decir, en los que están sometidos normalmente a un recambio de células,
como los eritrocitos, las células epidérmicas, las células de los epitelios respiratorio y
digestivo, etcétera. Se excluye también la muerte celular dentro del proceso de
remodelación de órganos en desarrollo. No abarca tampoco la muerte celular que ocurre
en el organismo muerto, como fenómeno cadavérico. No comprende, por último, la
muerte de células separadas del organismo y producida por la acción de líquidos
fijadores, pues dicha muerte no es manifestación de enfermedad.
La segunda idea excluye de la necrosis otras formas de muerte celular patológica o
apoptosis asociada a condiciones patológicas, que no se manifiestan en los signos de la
necrofanerosis, así por ejemplo, la muerte celular por la que puede producirse una
atrofia numérica.
Necrobiosis, necrofanerosis y necrolisis
Desde el momento en que actúa una noxa, se producen en la célula alteraciones
morfológicas y funcionales que durante algún tiempo son reversibles si cesa la acción
nociva. De hecho, a la microscopía de luz no se conoce ninguna alteración en la célula
aún viva que indique con certeza daño celular irreversible conducente a necrosis. Con
microscopía electrónica se han descubierto alteraciones que, según lo muestra la
llamada necrosis de reperfusión (véase más adelante), indican en la célula viva muerte
inevitable. Estas lesiones, llamadas irreversibles, consisten en floculaciones de la matriz
de las mitocondrias. Puede considerarse que la célula muere en el momento en que la
pérdida de funciones vitales es irreversible aunque cese la acción nociva. Signos de
funciones vitales de la célula son: movimientos celulares (perceptibles con microscopía
de contraste de fases), tinción granular del citoplasma con colorantes vitales sin tinción
del núcleo, respiración celular (manifestada por consumo de oxígeno) y existencia de un
potencial de membrana.
Necrobiosis
Se llama necrobiosis el proceso celular que media entre el momento en que la célula
muere y el momento en que se presenta la necrofanerosis. Durante este periodo la célula
no muestra alteraciones a la microscopía corriente; con este método de examen la
necrobiosis dura 6 a 8 horas. Con el microscopio de fase contrastada pueden verse
algunas alteraciones nucleares a las 2 horas de ocurrida la muerte celular y a las 4 horas:
núcleo granular y núcleo con halo brillante, respectivamente. Con el microscopio
electrónico se encuentran las primeras alteraciones consideradas irreversibles entre 1 y 2
horas después de iniciada una isquemia experimental en el epitelio hepático y tubular
renal y de 20 a 60 minutos en las fibras miocárdicas, esto es muy poco antes del
momento en que parece ocurrir la muerte celular (60 minutos en los epitelios indicados,
30 minutos en fibras miocárdicas). El concepto de necrobiosis, sin embargo, nació del
estudio con microscopía de luz.
Necrofanerosis
Los signos de necrofanerosis están definidos claramente con microscopía de luz, se
presentan, por lo general, no antes de 6 horas de ocurrida la muerte celular y pueden
persistir días o semanas e incluso meses. En neuronas necróticas del hombre los
primeros signos de la fase siguiente, la necrolisis, se observan en el núcleo a los 5 días
de ocurrida la muerte celular.
Necrolisis
Se denomina necrolisis el proceso de desintegración y disolución de la célula necrótica,
proceso que en ciertas condiciones se acompaña de infiltración de células polinucleares
y remoción del detritus celulares por macrófagos.
Figura 2.19.
Esquema de las fases de la necrosis.
Formas de Necrosis
Clásicamente se distinguen dos formas principales: la necrosis de coagulación y la
necrosis de colicuación. Los signos que permiten distinguir estas formas son
esencialmente macroscópicos y se observan, por lo tanto, cuando la necrosis alcanza
dimensiones adecuadas, como los infartos.
a. Necrosis de coagulación
La zona necrótica, cuando ya hay necrofanerosis, aparece tumefacta, amarillenta; en los
infartos, carece de la estructura normal. Si la necrosis es extensa, aunque no
corresponda a un infarto, puede haber destrucción de la trama fibrilar, como sucede en
las necrosis masivas del hígado.
Al microscopio, las células comprometidas presentan los signos típicos de la
necrofanerosis. En general, se reconoce la estructura del órgano por las siluetas de las
células y fibras. Se habla de una necrosis estructurada.
Necrosis de coagulación en corazón. Imagen macroscópica.
A, miocardio normal. B, Miocardio con necrosis por coagulación
b. Necrosis de colicuación
La necrosis de colicuación se presenta casi exclusivamente en el sistema nervioso
central, con mayor frecuencia en infartos cerebrales, en que es más manifiesta en la
substancia blanca; puede ocurrir también en el páncreas como componente de
pancreatitis necróticas. Está condicionada en particular por características del tejido
comprometido. No se trata de una forma esencialmente diferente de la necrosis de
coagulación, se trata, en particular, de una necrosis con rápida e intensa necrolisis
producida por una intensa actividad enzimática. Ello se manifiesta macroscópicamente
en la transformación de la zona comprometida en una cavidad, en cuyos bordes se
aprecia al microscopio una intensa actividad macrofágica. En el cerebro las zonas de
cavitación comienzan a producirse en la tercera semana de evolución de un infarto; los
macrófagos, que corresponden a la microglía, aparecen a los cuatro días de evolución.
Ellos contienen material graso producto de la desintegración de la mielina, en forma de
gotitas y gránulos, por lo que esos macrófagos reciben el nombre de "corpúsculos
gránulo-adiposos"; suelen contener además, hemosiderina, producto de la degradación
de la hemoglobina fagocitada.
Necrosis colicuativa en cerebro. Imagen macroscópica y microscopica.