nicolás gómez dávila y las raíces gnósticas de la modernidad - alfredo abad

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    ideas y valores n mero 142 a bril de 2010 issn 0120- 0062 bog ot, colombia pginas 131-140

    Nicols Gmez Dvila y las races

    gnsticas de la modernidad

    Nicols Gmez Dvila and the Gnostic Rootso Modernity

    Alfredo A. Abad T.*

    Universidad Tecnolgica de Pereira - Colombia

    Resumen

    En sus Escolios, Nicols Gmez Dvila hace maniesta la relacin existente entre

    las antiguas nociones gnsticas y las pretensiones ilustradas de la modernidad. Aldeterminar los fundamentos del gnosticismo en un conocimiento que se eleva so-

    bre la fe, ubica rasgos anlogos en el pensamiento moderno, principalmente en lallamada Ilustracin. Enfocado en su crtica de la modernidad, el autor desestimalas pretensiones ilustradas y la imagen optimista y autosuciente que el hombre

    asume a partir de ellas.

    Palabras clave: N. Gmez Dvila, gnosticismo, modernidad.

    Astract

    In his Escolios, Nicols Gmez Dvila presents the relation between the ancientgnostic notions and the enlightment pretensions of Modernity. By determining

    the foundations of gnosticism in a knowledge that rises above faith, he locatesanalogous features in modern thought. Focused in his critique of Modernity, re-jects enlightment pretensions as well as the optimistic image of the autonomy of

    humankind.

    Key words: N. Gmez Dvila, gnosticisms, modernity.

    Las ltimas pginas del primer tomo de Nuevos escolios a un textoimplcito y las primeras del tomo segundo detallan algunas impresio-nes que Nicols Gmez Dvila tuviera con respecto al gnosticismoy la supuesta inuencia que sus doctrinas tuvieron en el nacimientodel pensamiento moderno. Dichas impresiones no elaboran una te-sis denida, pero s consolidan una visin negativa del movimientognstico, catalogado por el autor como la fuente perversa de la divi-nizacin del hombre y, por ende, de las creencias nacidas en el mundo

    moderno que se desprenden de tal consideracin.

    Artculo recibido: 9 de marzo de 2009; aceptado: 18 de junio de 2009

    * [email protected]

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    En vista de que los escolios no ofrecen una secuencia argumentativa,ni una esquematizacin coherente sobre las pretensiones y posturasde Gmez Dvila al respecto, es preciso determinar el conjunto deestas referencias al gnosticismo a la luz del carcter reaccionario que

    dene gran parte del pensamiento del autor. Ello puede dilucidar enbuena medida las oscuras alusiones del bogotano y, por supuesto,esclarecer an ms la postura reaccionaria, denindola no como unapostura religiosa y poltica solamente, sino mejor, como expresinantropolgica que congura una descripcin moralista, tal comoacontece en la mayor parte de la obra de este pensador.

    Como ocurre en una gran cantidad de escolios, es posible que losque aqu se desean analizar se hayan originado a partir de lecturas queel autor realizaba a propsito del tema, y que por lo tanto motivaron lasespeculaciones que relacionan la modernidad con el pensamiento gns-tico, y permitieron acceder a varios detalles que ser interesante teneren cuenta. Ser necesario, para especicar las ideas del pensador colom-biano al respecto, tener un concepto general del gnosticismo antiguo, ydeterminar cules fueron las razones que motivaron la gnesis de unarelacin que, aparentemente, no tiene ningn fundamento; de igual ma-nera, es preciso tener presentes algunas alusiones antimodernas que sonmuy comunes dentro de su pensamiento reaccionario.

    En el panorama losco de los primeros siglos de la era cristiana,las ramicaciones sectarias derivadas del pensamiento griego motiva-ron, dentro de la naciente religin cristiana, una fecunda asimilacinde dicho pensamiento. Con ello se buscaba fundamentar las creenciasa travs de la absorcin de ciertos conceptos loscos que seran degran utilidad para la conformacin del lento proceso doctrinario que,con el paso de los siglos, habra de convertirse en el dogma reconocidopor la Iglesia romana1. Este proceso, sin embargo, no debe asumirsecomo una conformacin orgnica con un desarrollo armnico. Por

    el contrario, con los intentos de consolidar una unidad dentro de la

    1 Es de sumo inters sealar que esta primera absorcin de fundamentacin losca

    por parte del cristianismo se despliega, a lo largo de la Edad Media, a travs de las

    distintas apreciaciones teolgicas que daran en algunos casos mayor importancia

    a la fe revelada que a la especulacin racional. Esta clebre disputa ocupa en gran

    medida las meditaciones medievales sobre el papel de la losofa dentro del horizonte

    religioso, y est representada en la querella razn-fe. La asimilacin de la losofa

    como ancilla theologiae es ya incipiente en las fuentes cristianas, que obviamente

    daran mayor peso a la revelacin expresada en los evangelios. El caso que nos ocupa,el del gnosticismo, es por supuesto una desviacin de esta pretensin, por cuanto en

    sus rasgos ms generales se pretende otorgar ms relevancia al conocimiento mismo,

    y se asume la fe como un origen que de todas maneras cumple su funcin inicial para

    dar paso a una verdad asumida comognosis o conocimiento.

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    naciente religin que diese uniformidad a los ritos y creencias, nacanconstantemente heterodoxias que, a su vez, intentaban legitimarse, yafuese como revelacin divina, ya como verdades incuestionables deun proceso losco y religioso. Dentro del los textos evanglicos es

    posible encontrar rastros de ello. Quiz el Evangelio de San Juan ofre-ce un ejemplo detallado cuando establece una conexin irreductibleentre el verbo logos y el propio Cristo; de esta manera esquematiza laasimilacin de un concepto griego con la nueva religin. Pero este noes el nico ejemplo: en los Hechos de los Apstoles,el mayor intento deasimilacin de la losofa griega lo ejecuta San Pablo, cuando no slointenta evangelizar en Atenas, sino que utiliza vocabulario loscogriego y despliega toda su capacidad retrica como una manera de in-corporarse a la cultura que intenta atraer, a partir de la estructuracinracional de un mensaje que, de todas formas, no fue aceptado por susinterlocutores, y que de hecho le vali una exposicin al ridculo entrelos presentes2. Pese al fracaso que tuvo en esa oportunidad, y a que,posteriormente, se centr en un mensaje menos racional sustentadoen la locura de la cruz3, es necesario identicar en esa proyeccin unalnea que no habra de cambiar con el paso de los siglos: la absor-cin cristiana del pensamiento losco griego, que tendra un pesoconsiderable dentro de la ortodoxia y, por supuesto, por fuera de ella,

    entre la inmensa cantidad de apropiaciones cristianas que no fueronreconocidas por la unidimensionalidad y rigidez del dogma romano.Conforme a ese patrn, tanto los primeros apologistas como

    los representantes de las herejas de aquella poca buscaron fundarsus creencias en conceptos griegos. Existe no obstante una serie deapreciaciones ricas en alusiones griegas que merecen nuestra aten-cin, por cuanto no slo enfocan su bsqueda en la losofa griega,sino que de hecho le otorgan mayor valor al carcter racional que deall deriva, por encima del mensaje revelado del cristianismo. Estas

    apreciaciones de muy diversos matices han recibido el nombre degnosticismo, y expresan por ello una conformacin mltiple, a vecescatica, pero sumamente plstica e interesante dentro del terreno delas mitologas cristianas primitivas.

    2 Cr. Hechos de los Apstoles 17, 16-34.

    3 Al respecto se puede consultar el texto Ppin, J. Helenismo y Cristianismo, Historia

    de la FilosoaTomo I. Dirigida por Franois Chtelet. Madrid: Espasa-Calpe, 1982.

    238. En l, el autor considera las dos posturas paulinas en torno a la difusin delmensaje cristiano, representado primero a travs de un discurso losco y racional

    que no fue muy bien recibido por los presentes en Atenas, y el cambio hacia una

    perspectiva aanzada en la fe expuesta en la Primera epstola a los Corintios 1, 17-25;

    2, 1-5; 12-14.

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    execre este movimiento dadas la no muy populares y s muy precisasestimaciones aristocrticas del pensador bogotano. Pero, por supues-to, este enfoca sus ataques desde otra perspectiva que no puede dejarde ver en el fenmeno gnstico un enemigo declarado de la reaccin

    propuesta dentro de la obra.El fenmeno reaccionario expuesto en los Escolios obedece a

    composiciones diversas, cuyos rasgos van ms all del mero aspectopoltico. Se trata evidentemente de una desconanza especca por laspretensiones del hombre, especialmente del hombre moderno, cuyacaracterstica ms clara es la reivindicacin de valerse como individuoal margen del sometimiento religioso impuesto por el cristianismo.Obviamente, este rasgo no se presenta de manera denida y absoluta;las evidencias expuestas desde la baja Edad Media hasta el llamadoSiglo de las luces corresponden a variables y matices distintos queubican una generalidad en la consolidacin de una secularizacin cre-ciente, que tuvo un gran desenvolvimiento en el interior de los idealesde la Revolucin Francesa y de lo que de ella deriva: las democracias,ya no como pretensiones, sino como procesos concretos que eventual-mente ocuparan el panorama poltico, en cuanto fueron vindosedesplazadas las monarquas, hoy ya casi de manera absoluta.

    Puesto que el objetivo de este texto es analizar los vnculos en-

    tre gnosticismo y modernidad, nos detendremos en el examen de lascrticas a la modernidad hechas por el bogotano slo en la medida enque se consideren necesarias para tal propsito. Existen dos alusionescontundentes, en donde Gmez Dvila establece la conexin entre la

    gnosis y el mundo moderno: La Revolucin Francesa ha sido la olams alta de la marea gnstica (Gmez Dvila 2005b 191). La otra, unpoco ms enigmtica, pero certera, expresa: A un dios slo lo en-cadena la ignorancia. Un dios permanece cado mientras ignore serdios. Auflrung es la traduccin circunspecta de Gnosis (Id. 193).

    El primer fragmento alude inequvocamente a una relacin que paraGmez Dvila se establece de acuerdo con las similitudes que habraentre los rasgos polticos, religiosos y antropolgicos determinados enla Revolucin francesa, y algunas posturas del gnosticismo, principal-mente en lo que concierne a la capacidad del hombre de enfrentar suexistencia de acuerdo a la constitucin racional del conocimiento quelo instaure en un nivel superior. La Revolucin francesa (y en generalla Ilustracin) no es slo un movimiento poltico, sino una cosmovi-sin fundamentada en la individualidad y en la capacidad racional delhombre para establecerse moral y polticamente desde s mismo, sinelementos externos. Los ideales de la modernidad se centran los-camente en la constitucin de un sujeto autnomo que, a partir de suracionalidad, puede explicar su entorno y explicarse a s mismo. Esa

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    pretensin es vista por el autor como la expresin ms elevada del gnos-ticismo, y es obvio que ve en ella una identicacin con los derroterosgnsticos, segn los cuales la bsqueda de un conocimiento certero ydenitivo debe ser la motivacin principal para llegar a un punto que,

    en este caso, ha de ser la salvacin. Durante el periodo revolucionarioe ilustrado, es claro que no es ese el objetivo, pero s lo es si por salva-cin identicamos, no una meta religiosa, sino una poltica, seculary antropolgica. La identicacin de una relacin entre la gnosis y lamodernidad debe ser entendida en Gmez Dvila como una metforaque sugiere las posibles coincidencias entre las pretensiones gnsticasantiguas y los anhelos modernos que tanto desestima el autor. Esaspretensiones se basan en una idea denitiva que relaciona ambos mo-vimientos de manera inequvoca: la conanza en el hombre.

    El pensamiento gnstico y el moderno tienen una coincidencia enlo que respecta a la asimilacin del hombre, en cuanto es visto con lasuciente capacidad racional para dar cumplimiento a los propsitosque emprenda: en el primero de los casos, el de su salvacin autnomaal margen de la fe y, en el segundo, en otro tipo de salvacin orientadaa establecer el posicionamiento individual de la autonoma religiosa ymoral de que hace gala el hombre moderno. As se comprende mejorel segundo fragmento expuesto arriba, cuando el hombre es asimila-

    do como un dios que se da cuenta de su condicin, y por lo tanto dejade estar sometido, para considerar su propia visin desde una pers-pectiva distinta. La equiparacin de gnosis yAuflrungno es puesgratuita y desenfocada, obedece a una identicacin de ambos fen-menos, la que quiz es una de las ms radicales posturas de GmezDvila: su imagen del hombre. Como todo moralista, el autor de losEscolios desestima las pretensiones del hombre y, por lo tanto, asumeel gnosticismo como un fenmeno religioso que no se arrodilla anteDios, sino ante una nueva divinidad: el hombre. En lo que respecta a

    la Auflrung, el diagnstico no es muy distinto, y de hecho en ellahay tambin unos visos de religiosidad bastante explcitos, aunque,claro est, de otra ndole. La Diosa Razn, la creciente fe en el pro-greso humano, las bondades de la racionalidad, el n de la religin enla medida en que esta es asumida como supersticin, tienen tambinrasgos inconfundibles de motivacin religiosa. Todas esas expresio-nes muestran una fe que, por supuesto, la llamada posmodernidad,en cuanto cierre de los metarrelatos, ha intentado superar.

    Gmez Dvila acierta cuando expresa que: En el fondo no haysino dos religiones: la de Dios y la del Hombre, y una innidad deteologas (Gmez Dvila 2005b 182); la religin gnstica y la reli-gin de la Ilustracin le rinden tributo a este ltimo. El vnculo entreel gnosticismo y la modernidad es evidente cuando ambos enfatizan

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    la posibilidad de que el hombre pueda establecer una salida racional asu ignorancia y divinice, por lo tanto, la propia razn: en el caso delagnosis, cuando sobrepase la fe, y en el caso de la modernidad, cuan-do a travs de ella pretenda salir de los abismos oscuros del mundo

    medieval para entrar en una edad ilustrada. Pero es claro que, tantolos valores de Gmez Dvila anclados en la desconanza de la razn,como su descripcin nada alentadora de las capacidades autnomasdel hombre, le hacen ver con suprema displicencia las optimistasexpresiones del pensamiento moderno. De hecho, con no humorarma: Hace doscientos aos era lcito conar en el futuro sin sertotalmente estpido. Hoy quin puede creer en las actuales profecas,puesto que somos ese esplndido porvenir de ayer? (Gmez Dvila2005a 114). En esta clase de escolios, en donde es evidente una ten-dencia moralista propia de la tradicin francesa, que tanto fascin alautor, se denen sus muy claras expresiones en contra del progresohumano, y, en este caso, en contra de la pretensin ilustrada de llegara buen trmino a partir de su fe en la razn.

    Son muchas las alusiones en que Gmez Dvila desestima los logrosdel hombre. Su contramodernidad se suma a ciertas voces como la de E.Cioran, cuando desarrolla una fuga de las visiones optimistas genera-das principalmente en las utopas modernas, entre ellas, el pensamiento

    ilustrado. Como lo hemos apuntado,gnosis e Ilustracin se subordinana una misma conanza, la de la razn humana, y es por ello que en-contramos esa identicacin entre las races gnsticas y modernas, enuna sentencia inequvoca: Racionalismo es el seudnimo ocial delGnosticismo (Gmez Dvila 2005b 148). Tanta conanza en el hombregenera, desde la perspectiva del autor, una nueva divinidad: el hombremismo. Esta perspectiva recibe el nombre de atesmo gnstico, y a l sereere en escolios como estos:

    El atesmo autntico es una pgina blanca; el atesmo gnstico es-

    conde un texto escrito con tinta simptica.El bermensch es recurso de un atesmo inconforme.Nietzsche inventa un consuelo humano a la muerte de Dios; el

    atesmo gnstico, en cambio, proclama la divinidad del hombre.(Gmez Dvila 2005b 182)

    Ms que a un atesmo fundado en la muerte de Dios, de expresio-nes trgicas como las de Nietzsche, que no son nuevos humanismoscomo el de la Ilustracin, sino valoraciones distintas de la relacin del

    hombre en su experiencia vital, como bien lo apunta Gmez Dvila, elenfoque de su crtica se debe centrar en la desconanza en la divini-zacin del hombre.4 Este ltimo aspecto se da por supuesto en Gmez

    4 De hecho, Nietzsche mismo es un ejemplo fehaciente de pensador contrailustrado.

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    Dvila, a partir de una religiosidad que, en los Escolios, es fruto de suacendrado catolicismo y, por supuesto, a travs de la esquematizacinde la tradicin moralista que tanto inuy en l. La metfora del peca-do original es pieza clave dentro de los pensadores que, como Gmez

    Dvila, expresan su pensamiento a travs de la lucidez escptica. Estametfora es rememorada por Cioran en uno de sus ms bellos ensa-yos, El rbol de Vida, de su texto La Cada en el Tiempo, y explicitagrandes concordancias con el autor de los Escolios:

    [][L]e rcit de la chute nous permet dentrevoir quau curmme de lden le promoteur de notre race devait ressentir une ma-laise, faute de quoi on ne saurait expliquer la facilit avec laquelle ilcda la tentation. Il y cda? Il l appela plutt. En lui se manifestait djcette inaptitude au bonheur, cette incapacit de le supporter dont nous

    avons hrit.5 (Cioran 2007 1072)

    Si un fragmento como este se compara con la nocin nada halaga-dora que Gmez Dvila asume con respecto a la naturaleza humana,no es difcil encontrar divergencias. El mito hebreo no slo es una ex-presin de la religiosidad judeocristiana, sino una muy buena ocasinpara que los moralistas lo utilicen a n de lanzar sus invectivas contrael optimismo moderno. Para tal efecto, nos encontramos con lneascomo estas: Los hombres se dividen en dos bandos: los que creen en

    el pecado original y los bobos (Gmez Dvila 2005a 118); o tambin:Cualquiera que no confe en el hombre resulta, en el fondo, cristiano(Id. 51). Ambos escolios excluyen la nocin de una bondad implcitaen el hombre, bondad asumida tanto por la gnosis como por el pen-samiento ilustrado. Quienes creen en0020el pecado original, no sonsolamente los cristianos, sino ante todo quienes fundan su pensamientoen un hbito escptico que no permite constituir una nocin optimistade los logros y propsitos del hombre. En este sentido, el cristianismo

    de Gmez Dvila es un escepticismo que restringe las expectativasgnstico-ilustradas. Esta idea es sumamente esclarecedora a la hora deasumir el fenmeno reaccionario en el autor, visto, no como una nocinpoltica, sino principalmente antropolgica, una antropologa baadaen las aguas lcidas del escepticismo del escoliasta bogotano.

    El concepto de lucidez marcha casi paralelamente con la actitudescptica. En Gmez Dvila tambin se encuentra, slo que expresadocon otro trmino. Son muchsimos los escolios en donde hay alusiones

    5 [] el relato de la cada nos permite entrever que en el corazn mismo del Edn elpromotor de nuestra raza deba sentir un malestar, sin el cual no sabramos explicar

    la facilidad con que cedi a la tentacin. Cedi a ella? Ms bien la llam. En l se

    manifestaba ya esa ineptitud para la dicha, esa incapacidad de soportarla que todos

    hemos heredado.

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    directas a la anttesis inteligencia-estupidez o inteligencia-bobera. Elautor utiliza la palabra inteligencia para referirse a lo que en trmi-nos escpticos se denomina lucidez, esto es, desencanto, desengao,carencia de ilusiones. Los bobos, por supuesto, son los engaados, los

    encantados, los ilusos, quienes creen en los buenos ocios y alcancesdel hombre. Gnsticos y modernos, envueltos en su creencia optimis-ta, se encuentran al margen de la inteligencia o, lo que es lo mismo, deldesengao de Gmez Dvila.

    Mientras la gnosis y la Ilustracin comparten esa creencia en lanatural bondad del hombre, el escptico la desacredita con una simplemirada a la historia. De cualquier forma, es en el optimismo racionalistaen donde se debate el problema que el autor seala; es, por ende, en eldescrdito escptico hacia las suciencias humanas en donde se debenposicionar los fundamentos de sus crticas. De hecho, su cristianismo esbien singular, y est dominado por una adhesin constante hacia la luci-dez escptica, lo cual hace que esta desconanza lance sus dardos contrala divinizacin del hombre. Esta divinizacin, que expresa la sucien-cia racional y benvola, est representada en los siguientes trminos: Eldogma de la natural bondad del hombre formula en trminos ticos laexperiencia central del gnstico. El hombre es naturalmente bueno por-que es naturalmente dios (Gmez Dvila 2005c 54), o tambin: Contra

    la soberbia gnstica slo inmunizan el escepticismo y la fe. El que no creeen Dios puede tener la decencia de no creer en s mismo (2005b 194).Autores como Habermas todava creen en s mismos, o al menos

    en esas nuevas formas degnosis, de ilustraciones, de racionalismos, dehumanismos, de modernidades, de posibilidades de comunicacin,de ptimas bondades del ser humano. No hace falta haber estado enAuschwitz para desacreditar los alcances de la Razn, sobra mejoruna buena dosis de ingenuidad para estimular sus pretensiones. Almargen de Gmez Dvila, quiz hoy no nos duela tanto la muerte de

    Dios porque nos permitimos tomar distancia de sus cuitas cristianas,de sus nostalgias medievales; pero s nos incomoda, tanto como a l,el relevo de un mito por otro ms grotesco: el Hombre.

    Bibliogf

    Cioran, E. uvres. Paris: Gallimard, 2007.

    Gilson, . La Filosoa en la Edad Media. Madrid: Gredos, 2007.

    Gmez Dvila, N. Los gnsticos. Introduccin, traduccin y notas Jos

    Montserrat Torrents. Madrid: Editorial Gredos, 1983.

    Gmez Dvila, N. Escolios a un texto implcito I. Bogot: VillegasEditores, 2005a.

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    Gmez Dvila, N. Nuevos escolios a un texto implcitoI. Bogot: VillegasEditores, 2005b.

    Gmez Dvila, N. Nuevos escolios a un texto implcito II. Bogot: VillegasEditores, 2005c.

    Ppin, J. Helenismo y cristianismo, Historia de la losoa. Tomo I.Franois Chtelet. Madrid: Espasa-Calpe, 1982.