noriega (derecho de_defensa_amplio)

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Page 1: Noriega (derecho de_defensa_amplio)

N. 67. XL. y otro.RECURSOS DE HECHONoriega, Manuel s/ p.s.a. robo calificadoCcausa N° 3/03C.

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S u p r e m a C o r t e:

I

El Tribunal Superior de Justicia de la provincia de Córdoba a

fs. 657/660 declaró formalmente inadmisible el recurso de casación deducido contra

la sentencia de la Cámara en lo Criminal de la Segunda Nominación de su ciudad

capital, que condenó a Manuel Noriega a la pena de cinco años de prisión,

accesorias legales y costas, como coautor de violación de domicilio y robo, en

concurso real, y lo declaró reincidente (fs. 385/399 vta., de los autos principales).

Contra ese pronunciamiento el imputado interpuso recurso

extraordinario (fs. 636/643) y su asesor letrado le dio sustento técnico (fs. 647/648

vta.). Su denegatoria, por las razones que lucen a fojas 667/673, motivó la

articulación, también in forma pauperis, de la pertinente queja.

II

Convocada a fundar en derecho esa voluntad recursiva (fs.

12/8), la señora Defensora Oficial ante esta instancia sostiene que el Tribunal

Superior sustituyó su función de control casatorio por un cuestionamiento de los

defectos formales que presentaba el recurso, “...de lo que se derivó no sólo la

vulneración de la garantía de revisión de las sentencias, sino también la garantía de

inviolabilidad de defensa en juicio y el derecho a ser oído...”.

Asimismo manifiesta que su asistido no obtuvo respuesta

alguna frente a los agravios invocados respecto de la arbitrariedad de la sentencia

por falta de motivación que, a su entender, tenía sustento en reconocimientos en

rueda de personas llevados a cabo de manera irregular, con alusión concreta a la

vulneración de garantías constitucionales.

Agrega que esa forma de resolver ha provocado la

vulneración al derecho de recurrir el fallo ante un juez o tribunal superior (art. 8.2.h

de la Convención Americana de Derechos Humanos y art. 14.5 del Pacto

Internacional de Derechos Civiles y Políticos) y, simultáneamente, las garantías

constitucionales de defensa en juicio y debido proceso.

Por último señala la carencia de una efectiva y sustancial

asistencia técnica de Noriega, lo cual, según su parecer, queda demostrado con el

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rechazo de los recursos de casación y extraordinario por deficiencias técnicas

imputables a la defensa.

III

Si bien la revisión de pronunciamientos que resuelven la

procedencia del recurso de casación resulta, por regla, ajena a la instancia

extraordinaria, V.E. ha hecho excepción a ese principio, en salvaguarda de las

garantías del debido proceso y de la defensa en juicio, cuando se frustra la vía

utilizada por el recurrente sin fundamentación idónea suficiente (Fallos: 321: 1385 y

3695; 322:1526).

Sin embargo, no advierto que los agravios del recurrente

alcancen para demostrar la existencia de una cuestión federal, ni de un supuesto de

arbitrariedad al cual V.E. le ha reconocido el carácter de medio idóneo para

asegurar el respeto de alguna de las garantías consagradas en la Constitución

(Fallos: 323:2510, considerando 10°, con cita de Fallos: 310: 324 considerando 5°).

En relación con el agravio que se apoya en la ausencia de

asistencia jurídica adecuada creo oportuno recordar que según tiene dicho V.E., en

materia criminal, en la que se encuentran en juego los derechos esenciales de la

libertad y el honor, deben extremarse los recaudos que garanticen plenamente el

ejercicio del derecho de defensa. Asimismo, la tutela de dicha garantía ha sido

preocupación del Tribunal desde sus orígenes, en los que señaló que su ejercicio

debe ser cierto, de modo tal que quien sufre un proceso penal ha de ser provisto de

un adecuado asesoramiento legal, al extremo de suplir su negligencia en la

provisión de defensor asegurando, de este modo, la realidad sustancial de la

defensa en juicio (Fallos: 5:459; 192:152; 237:158; 255:91; 310:1934; 311:2502;

315:2984; 319:192; 320:150 y 854; 321:2489, entre muchos otros).

En consecuencia, no basta para cumplir con los requisitos

básicos del debido proceso que el acusado haya tenido patrocinio letrado de

manera formal, pues ello no garantiza un verdadero juicio contradictorio, sino que es

menester además que aquél haya recibido una efectiva y sustancial asistencia por

parte de su defensor (Fallos: 304:1886; 308:1557).

También sostuvo la Corte que los jueces de las diferentes

instancias debían velar por el cumplimiento de tales principios, incluso de los

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tribunales locales al conocer respecto de la procedencia de los recursos previstos

en los ordenamientos provinciales (Fallos: 310:1797 y 1934; 319:1496; 321:1424;

323:1440, disidencia del doctor Gustavo A. Bossert).

Cabe destacar que en el sub judice, la violación al derecho

de defensa que se invoca no apunta a la carencia de asistencia letrada que pudo

haber sufrido el acusado como consecuencia de consideraciones de índole formal,

sino a su defectuosa actuación, al no sustentar los motivos por los cuales su

identificación debía reputarse ilegítima.

Por tal motivo, entiendo que resulta indispensable armonizar

aquellos principios con lo establecido también por el Tribunal, en el sentido que no

es obligación de la asistencia técnica del imputado fundar pretensiones de su

defendido que no aparezcan, a su entender, mínimamente viables, aunque para ello

es menester realizar un estudio serio de las cuestiones eventualmente aptas para

ser canalizadas por las vías procesales pertinentes (Fallos: 310:2078; 314:110;

320:854; 321:1424).

Creo oportuno recordar, en este orden de ideas, los

conceptos vertidos en el ya citado precedente de Fallos: 324:3632, por los doctores

Enrique S. Petracchi, Antonio Boggiano y Gustavo A. Bossert en su disidencia, al

sostener que el Tribunal debe analizar la totalidad de las circunstancias del proceso;

pues no existe un catálogo exhaustivo de reglas que permita determinar a través de

su confrontación si la conducta del defensor ha sido satisfactoria o no; por el

contrario, un sistema de este tipo significaría “restringir la amplia latitud que debe

tener la defensa para tomar decisiones tácticas” pues “el acto u omisión de un

defensor que...es impropio en un caso puede ser legítimo e incluso inteligente en

otro (Strickland v. Washington, 466 U.S. 668, 1984). Además, un desacierto en la

estrategia de la defensa, un error en la ponderación de los hechos y el derecho o

desacuerdos entre el defensor y su pupilo no implican necesariamente lesión a la

garantía constitucional analizada; de otro modo, en todos aquellos casos donde la

decisión de los jueces no condice con las expectativas del justiciable éste podría

rebatir incesante y caprichosamente las decisiones judiciales a partir de una

valoración ex post facto de los resultados obtenidos por su asistencia legal técnica,

afectando principios esenciales como lo son los de preclusión, cosa juzgada y

economía procesal (considerando 7º).

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IV

Cabe destacar que, en lo sustancial, los planteos del

encausado introducidos en el juicio oral, apuntan a demostrar que fue sometido a

una exhibición pública previa al reconocimiento a fin de imputarle un hecho que,

según dice, le era ajeno.

Ahora bien, mas allá de las manifestaciones de Noriega, de

una detenida lectura del acta de debate y de la sentencia condenatoria, puedo

advertir que las circunstancias apuntadas por el encausado y su letrado, fueron

objeto de diligencias probatorias durante el desarrollo del juicio (fs. 376/9) realizadas

a partir de las medidas solicitadas por su defensa a fs. 306, y si bien otras no fueron

admitidas (fs. 383/84 vta.) tales aspectos fueron luego motivo de análisis en el fallo

(fs. 396/vta.) sin que la recurrente ni el encausado se hayan hecho cargo de los

argumentos vertidos al respecto, por lo que el remedio federal adolece del requisito

de fundamentación suficiente que exige el artículo 15 de la ley 48 (Fallos: 304:635;

311:1695; 312:389), pues no basta con la sola mención de los preceptos

constitucionales, porque de otro modo, la jurisdicción de la Corte sería privada de

todo límite, toda vez que no hay derecho que en definitiva no tenga raíz y

fundamento en la Constitución Nacional (Fallos: 301:447 y 305:2096).

En lo relativo a este punto, creo conveniente destacar que

no rebaten, tanto en la casación como en la vía federal, los fundamentos en que se

apoya el fallo en cuanto a la ausencia de perjuicio evidenciado en el supuesto

“paseo policial”, toda vez que el propio imputado no afirma haber sido exhibido a las

víctimas en esa oportunidad (ver fs. 396).

En efecto, al analizar los agravios el a quo concluyó que el

impugnante omitió considerar en su crítica la basta carga probatoria que tuvo en

cuenta la Cámara para condenarlo, integrada por los relatos concordantes de las

víctimas y su reconocimiento; el secuestro en su poder de algunos objetos

sustraídos y la confesión del co-imputado. Por otra parte, tampoco logró demostrar,

como ya se anticipó, la incidencia del supuesto “paseo policial” cuando las víctimas

lo habían visto “..repetida y tranquilamente y hasta mantenido conversaciones

tendientes a concretar un negocio...” (confr. fs. 658/9).

Sin desconocer que los jueces no están obligados a tratar

todos los argumentos utilizados por las partes, sino sólo aquellos que estimen

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decisivos para la solución del caso (Fallos: 301:970; 303:275) lo cierto es que no se

alcanza a vislumbrar la importancia de su tesis como medio apto para controvertir el

razonamiento de la Cámara, sobre todo si se tiene en cuenta que las víctimas

habrían visto a Noriega en varias oportunidades antes del robo (fs. 392/3), que lo

reconocieron durante el debate (fs. 395 vta.) y que uno de los co-imputados aceptó

que el hecho había tenido lugar como se lo describía en la requisitoria fiscal (fs. 395

vta.).

Concretamente, creo oportuno destacar que los reparos

invocados tanto en el recurso de casación, como en la apelación extraordinaria no

justifican debidamente la arbitrariedad de la sentencia. A ello cabe agregar que,

según lo aprecio, los argumentos expuestos por el Tribunal Superior al declarar

inadmisible el recurso de casación, importaron un examen de los aspectos

relevantes de la impugnación. Entiendo, que al proceder de esa manera el a quo

revisó, dentro de la esfera propia de su competencia, la razonabilidad de los

fundamentos que llevaron a la Cámara a la certeza necesaria para condenar a

Noriega.

En tales condiciones el criterio que habré de sugerir a V.E.

no contradice la doctrina sentada a partir de lo resuelto el 20 de septiembre de 2005

en la causa C. 1757, L. XL in re “Casal, Matías Eugenio y otro s/ robo simple en

grado de tentativa- causa n° 1681”, ni las consideraciones vertidas al dictaminar en

los autos A. 2086, L. XL, caratulados “Acuña, Andrés Francisco s/ homicidio simple

–causa n° 91/03-” el 27 de octubre de 2005.

En ese sentido advierto que la defensa se ha limitado a

cuestionar la valoración de los aspectos de hecho y prueba reseñados y a reiterar

su diversa postura al respecto, sin refutar las consideraciones efectuadas por el

Tribunal Superior en orden a la deficiente fundamentación de la tacha de

arbitrariedad y motivación de la sentencia.

Esa omisión, a mi entender, constituye un obstáculo para la

viabilidad de la apelación (Fallos: 314:1668; 315:2906;323:2744;325:309 y

326:1525).

Por último, en la medida que los argumentos expuestos por

el recurrente no alcanzan a demostrar que el pronunciamiento que se pretende

impugnar carezca manifiestamente tanto de objetividad como de razonabilidad, ni

que las críticas del acusado resulten idóneas para variar el temperamento adoptado,

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ello autoriza a sostener que el estado de indefensión que se alega no se encuentra

corroborado por las constancias de la causa, lo que impide advertir la existencia de

una relación directa e inmediata entre la pretensa cuestión federal y la resolución

impugnada (Fallos: 310:508; 326:1525).

En tales condiciones la crítica que ensaya al respecto no va

más allá de aspectos procesales que, en la medida que fueron resueltos por los

jueces de la causa con suficientes argumentos de igual naturaleza, no autoriza su

revisión en esta instancia excepcional (Fallos: 311:926 y 312:1186).

V

Por lo tanto, opino que V.E. debe desestimar la presente

queja.

Buenos Aires, 9 de octubre de 2006.

EDUARDO EZEQUIEL CASAL

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Buenos Aires, 7 de agosto de 2007.

Vistos los autos: ARecursos de hecho deducidos por Manuel

Noriega en las causas >Noriega, Manuel s/ p.s.a. robo

calificado Ccausa N° 3/03C> y L.416.XL >Lucatti, Marcelo Omar

s/ p.s.a. robo expte. 3/03'@, para decidir sobre su proceden-

cia.

Considerando:

1°) Que el Tribunal Superior de Justicia de Córdoba

declaró formalmente inadmisible Cpor carecer de la debida

fundamentaciónC el recurso de casación deducido contra la

sentencia de la Cámara en lo Criminal de la Segunda Nominación

de la ciudad de Córdoba que había condenado a Manuel Noriega a

la pena de cinco años de prisión por considerarlo coautor de

robo y violación de domicilio, en concurso real, y lo había

declarado reincidente (fs. 385/399 y 446/449 de los autos

principales a cuya foliatura se hará referencia en lo

sucesivo). Contra ese pronunciamiento se interpusieron in

forma pauperis tanto el recurso extraordinario federal como el

de queja por su denegación, los que fueron fundados por el

asesor letrado penal Cen la jurisdicción localC y por la de-

fensora oficial ante la Corte Suprema.

2°) Que si bien es doctrina del Tribunal que sus

sentencias deben limitarse a lo peticionado por las partes en

el recurso extraordinario, constituye un requisito previo

emanado de su función jurisdiccional el control, aun de ofi-

cio, del desarrollo del procedimiento cuando se encuentran

involucrados aspectos que atañen al orden público, toda vez

que la eventual existencia de un vicio capaz de provocar una

nulidad absoluta y que afecte una garantía constitucional no

podría ser confirmado. Es por ello que, en el cumplimiento de

un adecuado servicio de justicia, esta Corte no debe circuns-

cribir su intervención al examen del procedimiento seguido en

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la sustanciación de la apelación extraordinaria cuando se haya

producido un menoscabo a la defensa en juicio del imputado

durante el trámite de la vía recursiva ante el superior

tribunal provincial (conf. Fallos: 319:192, considerandos 4° y

5°).

3°) Que esta situación se presenta de manera osten-

sible en el caso dado que de la lectura del recurso de casa-

ción de fs. 425/429 (especialmente, de fs. 427 a 428 vta.) se

advierte con claridad que el defensor oficial, en lugar de dar

sustento jurídico al recurso in forma pauperis de fs. 412/416,

se limitó a transcribir sintéticamente los agravios que había

alegado el imputado en dicha presentación, pues no les dio

fundamento técnico ni desarrolló una crítica concreta y

razonada a los argumentos de la sentencia condenatoria (conf.

Fallos: 327:5095, considerandos 12 y 13).

4°) Que la silenciosa aceptación de tal proceder es

incompatible con el principio que impone a los jueces en ma-

teria criminal extremar los recaudos que garanticen plenamente

el ejercicio del derecho de defensa. La tutela de dicha

garantía ha sido preocupación del Tribunal desde sus orígenes,

en los que señaló que el ejercicio de la defensa debe ser

cierto, de modo tal que quien sufre un proceso penal ha de ser

provisto de un adecuado asesoramiento legal que asegure la

realidad sustancial de la defensa en juicio. Es por ello que

los reclamos de quienes se encuentran privados de su libertad,

más allá de los reparos formales que pudieran merecer, deben

ser considerados como una manifestación de voluntad de

interponer los recursos de ley, y es obligación de los

tribunales suministrar la debida asistencia letrada que per-

mita ejercer la defensa sustancial que corresponda (Fallos:

308:1386; 310:492 y 1934, entre otros).

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5°) Que en virtud de lo expuesto, la circunstancia

reseñada en el tercer considerando importa un inadmisible

menoscabo al derecho de defensa en juicio del acusado que

determina la nulidad del recurso de casación por carecer de

una asistencia efectiva de la defensa, máxime que se trataba

de una defensa técnica provista por el Estado (conf. Fallos:

311:2502, considerando 10) y que la debida fundamentación de

esa impugnación resultaba fundamental para que se cumpliera

eficazmente con la revisión integral de la sentencia condena-

toria en los términos expuestos por esta Corte en el caso

"Casal" (Fallos: 328:3399).

Por ello y oído el señor Procurador Fiscal, se hace lugar

a las quejas, se declara procedente el recurso extraordinario

y se declara la nulidad del recurso de fs. 425/429 y de todo

lo actuado en consecuencia. Notifíquese, agréguense las quejas

al principal y vuelvan los autos al superior tribunal

provincial para que se le otorgue al imputado una efectiva y

sustancial asistencia letrada. RICARDO LUIS LORENZETTI - ELENA

I. HIGHTON de NOLASCO (en disidencia) - CARLOS S. FAYT -

ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI - JUAN CARLOS MAQUEDA - E. RAUL

ZAFFARONI - CARMEN M. ARGIBAY (en disidencia).

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-//-DENCIA DE LA SEÑORA VICEPRESIDENTA DOCTORA DOÑA ELENA I.

HIGHTON de NOLASCO

Considerando:

Que esta Corte comparte y hace suyos los fundamentos

y conclusiones del dictamen del señor Procurador Fiscal, a

cuyos términos se remite en razón de brevedad.

Por ello, y lo concordemente dictaminado por el señor

Procurador Fiscal, se desestiman las quejas. Intímese a la

parte recurrente a que dentro del quinto día acompañe copia de

la resolución que concede el beneficio de litigar sin gastos o

efectúe el depósito que dispone el art. 286 del Código

Procesal Civil y Comercial de la Nación en el Banco de la

Ciudad de Buenos Aires, a la orden de esta Corte y bajo aper-

cibimiento de ejecución. Hágase saber y archívense, previa

devolución de los autos principales. ELENA I. HIGHTON de

NOLASCO.

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-//-DENCIA DE LA SEÑORA MINISTRA DOCTORA DOÑA CARMEN M.

ARGIBAY

Considerando:

Que el recurso extraordinario, cuya denegación ori-

gina estas quejas no cumple con el requisito de fundamentación

autónoma.

Por ello, oído el señor Procurador Fiscal, se desestiman

las quejas. Intímese a la parte recurrente a que dentro del

quinto día acompañe copia de la resolución que concede el

beneficio de litigar sin gastos o efectúe el depósito que

dispone el art. 286 del Código Procesal Civil y Comercial de

la Nación en el Banco de la Ciudad de Buenos Aires, a la orden

de esta Corte y bajo apercibimiento de ejecución. Hágase

saber, devuélvase el principal y oportunamente archívense.

CARMEN M. ARGIBAY.

ES COPIA

Recurso de hecho interpuesto por Manuel Noriega, representado por su defensora Dra.Stella Maris MartínezTribunal de origen: Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de CórdobaTribunales que intervinieron con anterioridad: Cámara Segunda en lo Criminal de laciudad de Córdoba, provincia homónima