notas sobre el peronismo-albertobuela
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7/31/2019 Notas Sobre El Peronismo-Albertobuela
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Indice :
EL PERONISMO COMO TEORA POLTICA
1 Bosquejo de la comunidad organizada p.3
2 Comunitarismo y poder poltico p.9
3 Nacionalismo continental p.19
4 Ultimo modelo de dominacin: la negacin de la poltica p.25
5 Notas sobre la representacin p.29
6 Cuando la representacin es nula p.34
7 La comunidad como respuesta p.38
8 Restauracin de la solidaridad p.40
9 Diferentes modelos sindicales p.43
10 Modelo sindical argentino p.49
11 La CGT y el poder p.52
12 Formas del Estado contemporneo p.55
LOS MITEMAS DEL PERONISMO
13 Significacin del 17 de octubre p.64
14 Democracia y movilizacin p.68
15 Sobre la lealtad p.71
16 Sobre populismo o popularismo p.74
LA CRTICA AL PERONISMO
17 Qu queda del peronismo p.78
18 La monserga peroniana p.80
OPINIONES SOBRE EL PERONISMO
19 Reportaje en Espaa p.87
20 Reportaje en Ro Negro p.99
LOS PERSONAJES DEL PERONISMO: EVITA Y PERN
21 Introduccin a La Razn de mi vida de Evita p.106
22 Los Vendepatria (imperialismo y economa en Pern) p.108
Alberto Buela
Notas sobre el PeronismoDireccin postal: Casilla 3198 (1000) Buenos Aires
Correo electronico: [email protected]
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2PRLOGO GALEATO
Este trabajo nace a partir del Congreso 50 aos de la Comunidad Organizada realizado en
Buenos Aires en 1999 como motivo del medio siglo del primer Congreso argentino de
filosofa.
Congreso que presidi el eminente filsofo peruano Alberto Wagner de Reyna y en el que
expusieron entre otros, el filsofo no conformista Claude Rousseau de la Sorbona, el
politlogo Alessandro Campi de Perugia, el periodista rumano Bogdan Radulescu, el
ensayista Anaud Imatz, el helenista Francisco Garca Bazn y nosotros mismos.
Los libros sobre el peronismo se cuentan por miles, y as tambin por miles son las
vulgaridades y los lugares comunes que se repiten hasta el cansancio. Frases hechas, ideas
preconcebidas, remanidas reiteraciones y lugares comunes constituyen el mejor aspecto de
estas publicaciones.
En cuanto a lo peor, lo malo, lo falaz son las otras miles de publicaciones escritas en contra
del peronismo como mentiras a designio.
Este campo est abonado por los gorilas, lase antiperonistas, de toda laya: izquierdistas
de variado pelaje (trotkistas, guevaristas, maoistas, castristas, etc.), liberarles,
conservadores, socialistas, nacionalistas catlicos, demcratas cristianos, socialdemcratas
y, para completar la lista, no podan faltar nuestros progresistas de hoy da.
Si este listado es correcto no quedara nadie dentro del arco poltico, que apoye al
peronismo y sus tesis poltico, sociales, econmicas y culturales. Sin embargo, a poco que
detengamos la mirada vemos que queda alguien que no es para nada desdeable y que va
ms all de estos partidos polticos: los hombres y mujeres del pueblo que constituyen el
insobornable nacionalismo popular suramericano de gran espacio. Y aqu es donde el
peronismo tiene su palabra. Dmosela
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3BOSQUEJO DE LA IDEA DE "COMUNIDAD ORGANIZADA
Ms all de la filosofa acadmica y universitaria, siempre necesaria para dar de comer al
filsofo, por aquello de primum vivere deinde philosophare, el milenio nos despidi, en
nuestra opinin, en medio de tres polmicas filosficas. Estas son: 1) Modernidad vs.
postmodernidad; que posee una extensin planetaria. 2) Americanistas vs. analticos;
conflicto que se da, fundamentalmente, en la ecmene iberoamericana. 3) Comunitaristas
vs. liberales; disputa que involucra sobre todo al mundo anglo-sajn.
Es a propsito de esta ltima polmica que adquiere sentido actual la exposicin de la idea
de Comunidad Organizada hecha entre nosotros hace ya 50 aos por el General Pern, con
motivo del Primer Congreso Nacional de Filosofa.
De modo tal que hablar sobre esto hoy, no es una ocurrencia filosfica ms o menos feliz,
ni un oportunismo poltico con relacin a las acciones polticas que se nos avecinan. No,
nada de eso. Esto quiere ser ms bien el emplazamiento a nivel nacional e iberoamericano
de un paradigma poltico -la idea de C.O.- que al ser tan genuinamente nuestro se
transforma en una propuesta con validez universal.
As pues, vamos a comenzar pero,... por el final.
La Comunidad Organizada tiene dos lecturas posibles: Como sistema social a construir; y
como sistema de poder.
1) Como sistema social; sostiene que el pueblo suelto, aislado, atomizado, no existe. Slo
existe el pueblo organizado y como tal se transforma en factor concurrente en los aparatos
del estado que le son especficos a cada organizacin del pueblo.
2) Como sistema de poder, sostiene que el poder procede del pueblo que se expresa a
travs de sus instituciones intermedias. Ni el poder procede del gobierno, ni del Estado. Ni
el pueblo delega su poder en las instituciones del Estado.
Estas dos lecturas constituyen el crculo hermenutico que explica la idea de Comunidad
Organizada. El pueblo como pueblo organizado crea un sistema social que genera un poder
poltico real, (no virtual como la parodia democrtica: Un hombre igual a un voto) que le
permite la recreacin permanente de un sistema social para el logro de la "buena vida"
(Aristteles, E. N. 1323, b 29).
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4El presupuesto ideolgico de la C.O. es su populismo que consiste en: 1) considerar al
pueblo como fuente principal de inspiracin. 2) Trmino constante de referencia y 3)
depositario exclusivo de valores positivos.
Mientras que la crtica poltica que se desprende de la C.O. es que las instituciones formales
del Estado demoliberal no alcanzan, no son suficientes para expresar las demandas
autnticas de los pueblos.
EXPOSICIN DE LA IDEA DE C.O.
La exposicin de esta idea puede desarrollarse en tres secciones o partes:
La primera consiste en fijar el marco terico donde se sita y qu significa la nocin de
Comunidad Organizada.
La segunda estriba en ubicar esta idea en la obra de Pern y la tercera es una exposicin
sistemtica de la misma.
1.- Respecto del primer punto sostenemos que la idea de C.O. se expresa a travs de la
doctrina nacional que fue explcitamente establecida en la Convencin Nacional
Constituyente de l949, comnmente conocida como la Constitucin del 49. En sta los
postulados de libertad, justicia y solidaridad vienen a reemplazar a los viejos ideales
liberales sostenidos por la Constitucin de l853 tomados del lema de la Revolucin Francesa
de libertad, igualdad y fraternidad. Como vemos, hay coincidencia en uno de los ideales que
es el de la libertad, pero su interpretacin es completamente distinta. La concepcin de la
libertad segn la Constitucin de 1853, que es en definitiva la concepcin de la libertad
liberal, define a sta "como poder hacer lo que se quiere", la libertad se va a presentar
como una actitud, una cualidad del individuo ms all de su condicionamiento o de su
vinculacin social.
Por su lado, la libertad de la concepcin justicialista va a ser entendida como "libertad en
situacin" es decir, un hombre no puede ser libre en una comunidad que no lo es.
Aqu hay una distincin que es fundamental hacer. La concepcin social de la libertad est
vinculada al antiguo ideal de los filsofos presocrticos que est expresado magistralmente
por Goethe, en aquella frase: "dichosa la Ley que nos hace libres". La otra es la concepcin
de la libertad que vincula a sta al capricho subjetivo. Esta idea de la libertad, se refleja en
el apotegma de Hobbes: Homo homini lupus; el hombre es para el hombre un lobo.
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5El objetivo de lo que se ha llamado la doctrina nacional ha sido el constituir una nacin
socialmente justa, econmicamente libre y polticamente soberana. Ello supone que, en lo
externo, se gue por el principio de las nacionalidades, sostenga la autodeterminacin de los
pueblos polticamente constituidos y postule una tercera posicin que supere al capitalismo
liberal y el comunismo marxista. En lo interno, a su vez, tiene como meta la felicidad del
pueblo y la grandeza de la Nacin, lo que tcnicamente se denomina el bien comn general,
al que se accede a travs de la organizacin de la comunidad. Qu quiere decir esto? Que
no puede lograrse el bien comn de la nacin si no se establece un rgimen en el que todas
las unidades que la integran puedan conseguir su propio bien, su objetivo especfico. De
modo que, el marco terico donde se sita la idea de la Comunidad Organizada es dentro
del objetivo nacional interno. Esta idea considerada, segn dijimos al comienzo, como el
aporte original del peronismo en lo que hace a pensamiento poltico del siglo XX, viene a
responder a la pregunta de qu debe ser lapolis, o sea, la sociedad de los hombres para
una vida prspera y feliz. De modo que la nocin de Comunidad Organizada la situamos en
el mbito de la sociedad; dentro de la divisin clsica entre Estado, individuo y sociedad
civil. Vendra a ser entonces, la idea que propone el peronismo para organizar la sociedad
civil y sus relaciones con el Estado y el individuo. Resumiendo este primer punto, podemos
decir que la Comunidad Organizada es un sistema social a construir.
2.-Dado que el segundo punto es ubicar la idea en la obra de Pern, es dable aclarar que
cuando se habla de Comunidad Organizada, se hace siempre con referencia al texto
homnimo de Pern La Comunidad Organizada, - conferencia en el Congreso de Filosofa
de l949- pero esto no es del todo acertado, porque si bien ah se habla del tema, ello se
hace respecto a los principios fundamentales, especficamente en los captulos XVII al XIX.
Segn nuestro criterio, el texto que fija indudable e incontrastablemente la idea de la C.O.,
es el artculo que con el pseudnimo de Descartes, public el General Pern en la edicin
del diario "Democracia" del 29/11/51 y que est incluido en el volumen titulado Poltica y
Estrategia bajo el ttulo: Una Comunidad Organizada. Esta idea fue ratificada y confirmada
veintitrs aos despus en su mensaje al Congreso de la Nacin por Juan Pern el 1 de
mayo de 1974 en un texto luego conocido como El modelo argentino para el proyecto
nacional.
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63.- En tercer lugar corresponde desarrollar sucintamente la idea de C.O. Su exposicin
est enunciada en lo que se ha dado en llamar las veinte verdades peronistas, cuando en la
decimonovena, se afirma que: "Constituimos un gobierno centralizado, un Estado
organizado y un pueblo libre". Esta es la proposicin sobre la cual vamos a tratar de
exponer el concepto de C.O..
La explicitacin de esta proposicin la hace Pern en el aludido artculo de su libro Poltica y
Estrategia cuando afirma: "El Justicialismo concibe al Gobierno como el rgano de la
concepcin y planificacin, y por eso es centralizado; al Estado como organismo de la
ejecucin, y por eso es descentralizado; y al pueblo como el elemento de accin, y para ello
debe tambin estar organizado. Los tres factores; gobierno, Estado y pueblo deben actuar
armnicamente coordinados y equilibradamente compensados en la ejecucin de la misin
comn. Para que ello ocurra, son necesarias una subordinacin ajustada y absoluta del
Estado al Gobierno y una colaboracin y cooperacin inteligentes, de las distintas fuerzas
del pueblo con el gobierno y las instituciones estatales"(op. cit. pg. 166).
De modo que vemos ac como Pern les fija la funcin a las organizaciones libres del
pueblo, es decir, a las denominadas tcnicamente entidades intermedias, sosteniendo que
ellas deben ser factores concurrentes en los aparatos del Estado, de modo tal que no
sean absorbidas por l, como en el caso del fascismo, ni que tampoco sean elementos de
presin en su contra, para la toma del poder poltico, como es el caso del marxismo.
El carcter de factor concurrente de los organismos del pueblo, en tanto que elementos
de accin, obliga a stos a trabajar en el mbito preciso de su representacin natural.
Ahora bien, contina diciendo Pern: "Las instituciones estatales, orgnicamente
dependientes del gobierno, estn naturalmente tuteladas en su accin por el mismo. Las
instituciones populares deben recibir del gobierno idntico trato, ya que son el pueblo
mismo,pero no est en manos del gobierno el organizarlas, porque esa organizacin, para
que sea eficaz y constructiva, debe ser popularmente libre". En una palabra, quiere decir
que el gobierno y el Estado no deben intervenir en la vida ntima de los gremios, las
sociedades de fomento, los clubes, bibliotecas populares, asociaciones vecinales, etctera.
Ellos tienen una autonoma respecto del Estado y el gobierno, y por otra parte Pern
sostiene en La Comunidad Organizada, cap. 17, prr. 9, que "al sentido de comunidad se
llega desde abajo y no desde arriba", que no debe ser un orden impuesto por el Estado,
sino que es un orden impuesto por el trabajo de la base misma. Esto confirma a nuestro
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7juicio cmo estos organismos naturales de la comunidad surgen de abajo hacia arriba, de
manera libre y su funcin es la de ser factores concurrentes en los aparatos del Estado.
Factor concurrente en los aparatos especficos que a cada uno le corresponde. As, por
ejemplo, en el orden laboral los sindicatos deben ser factores concurrentes en aquellos
aparatos del Estado que tienen vinculacin con el mbito que ellos cubren, por ejemplo: en
el orden profesional, el sindicato de mineros en la Secretara de Minera, el de Docentes en
el Ministerio de Educacin y en el mbito local las Comisiones Vecinales, las distintas
sociedades de fomento son, por el hecho de ser los entes naturales y lgicos de las
comunidades inmediatas, deben concurrir al Municipio, a los efectos de plantear ah las
exigencias que cubren los intereses propios de los ciudadanos, que ellos representan.
Vienen a ser una especie de voceros autorizados del pueblo, con representatividad real.
Pern en el Primer Congreso de las Comisiones Vecinales de la Capital Federal, en el ao
1954, dice al respecto: "las comisiones vecinales son los sectores organizados de la
poblacin, que designan sus representantes, para que defiendan frente a su gobierno
municipal sus propios intereses; en otras palabras, son los entes naturales y lgicos que
concurren al gobierno. Posiblemente, -agrega-, en el futuro la Intendencia Municipal pueda
orientarse y formar con cada delegado de las comisiones de fomento de cada barrio el
verdadero consejo municipal que nos est faltando". Es decir, las comisiones vecinales y de
fomento son representantes naturales de la comunidad local, basndose su poder en una
solidaridad de tipo territorial, mientras que el sindicato tiene su fundamento en la
representacin natural de una solidaridad de base profesional como lo es la rama de
produccin.
Lo interesante es, que dentro del proyecto de C.O., los diferentes organismos libres del
pueblo se incluyen en la gestin poltica, sin que por ello sean empleados del gobierno de
turno, sino que se insertan en los diferentes aparatos del Estado, por su capacidad de
sugerir, proponer, orientar; e incluso, presionar en el mbito que es propio de su inters,
para que las cosas se hagan lo mejor posible.
Es dable destacar que los organismos naturales que el pueblo se da libremente a s mismo,
proponen, sugieren, orientan, informan pero no deciden, como pretenden los voceros de la
socialdemocracia europea, con su idea de cogestin en las empresas privadas y de
autogestin en las empresas pblicas. La decisin le corresponde al gobierno, mientras que
a los organismos naturales les corresponde crear las condiciones de posibilidad para la
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8decisin correcta. Ellos son rganos consultivos en el estudio y solucin de los problemas
concernientes a sus mbitos especficos.
Muestra ac la C.O. sus dos aspectos sustantivos: 1.- Como sistema de poder: donde el
pueblo se expresa slo a travs de sus instituciones libremente creadas y no lo delega en
las instituciones del Estado. Porque las instituciones formales no alcanzan a representar sus
demandas autnticas.(esto se llama hoy crisis de representatividad) 2.- Como sistema
social a construir: donde el pueblo organizado se transforma en factor concurrente en los
aparatos del Estado que le son especficos a cada organizacin libre del pueblo.
Entonces podemos decir que la idea de C.O. se apoya en los siguientes postulados: a) El
hombre es libre slo en una comunidad libre; b) tiene incidencias reales en la vida de
sociedad en la medida en que est organizado, sea tanto por solidaridad local como
profesional; y c) puede acceder a una vida prspera y feliz en tanto que logra establecer
una justicia social distributiva, a partes proporcionales para todos los miembros de la
comunidad.
De modo que, los ideales de libertad, solidaridad y justicia son los postulados y las
condiciones necesarias para llevar a cabo la idea de C.O.
Huelga decir que en su fundamento la C.O., es ms una comunidad de familias, entendida
como la primera organizacin social del hombre, que un tejido complejo de relaciones
individuales. "Nuestra comunidad, -ha dicho Pern en la conferencia de clausura del
Congreso de Filosofa de Mendoza-, a la que debemos aspirar, es aquella donde la libertad y
la responsabilidad son causa y efecto de que exista una alegra de ser, fundada en la
persuasin dela dignidad propia. Una comunidad donde el individuo tenga realmente algo
que ofrecer al bien general, algo que integrar y no slo su presencia muda y temerosa"(La
Comunidad Organizada, cap. XXI, prrafo 12).
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9COMUNITARISMO Y PODER POLITICO
Polmica anglosajona
Al comienzo de los aos ochenta apareci en Estados Unidos y Canad una corriente de
pensamiento filosfico, poltico y moral denominada comunitarista (1). Este movimiento
intelectual no constituye un conjunto unificado sino ms bien un conglomerado de versiones
libres, en abierta polmica con los pensadores liberales norteamericanos, sobre un tema
central: la primaca del bien sobre el deber.
El estudioso alemn Axel Honneth en su libro Kommunitarismus (2) sostiene que es posible
distinguir dos etapas importantes en el debate. Una inicial en la que las posiciones
contrapuestas habran aparecido en toda su radicalidad. Y una segunda, metaterica, en la
que los autores habran reconocido un terreno comn de discusin. Este terreno comn es
la tradicin democrtico-liberal de las sociedades modernas.
En la etapa inicial; la ms virulenta y definida, se ubican del lado comunitarista; Michael
Sandel (Las esferas de la justicia; La repblica procedimental) y Alasdair McIntayre
(Despus de la virtud, Es el patriotismo una virtud?), polemizando con dos autores claves
del liberalismo contemporneo: John Rawls (Teora de la justicia) y Robert Nozick
(Anarqua, Estado y Utopa).
En la segunda etapa se destacan del costado comunitarista: Charles Taylor (El origen del
yo, La construccin de la identidad moderna); Michael Walzer (La critica comunitarista al
liberalismo) y del lado liberal, Chales Lamore (El liberalismo poltico); Ronald Dworkin (El
imperio del derecho) y Bruce Ackerman (Justicia social en el estado liberal).
La primera etapa se inaugura con la crtica al liberalismo llevada a cabo por
McIntayre desde la ptica clsica de la filosofa escolstica. Su crtica se dirige a "la
anarqua moral" como consecuencia del relativismo axiolgico que produjo el modelo liberal
en la sociedad norteamericana. A la primaca que Rawls otorga a lo justo (right) sobre el
bien (good), Mc Intayre, apoyndose en Aristteles y Santo Toms de Aquino, le responde
que el bien (good) tiene razn de causa final, de ah que el agente moral deba siempre
obrar en vista a fines y que para alcanzarlos se encuentre obligado al ejercicio de la virtud,
puesto que el fin = bien no justifica los medios. La exigencia de proporcionalidad en la tica
de bienes entre los medios y los fines, hace que el bien = fin exija para su consecucin el
ejercicio de la virtud por parte del agente moral.
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10En el caso de Michael J. Sandel su crtica va dirigida directamente al trabajo de
John Rawls Teora de la Justicia, texto clsico del liberalismo actual. Contra la concepcin
liberal del yo que supone un universo vaco de sentido (el sujeto trascendental de Kant),
l opone su teora del yo (self) segn la cual el sujeto humano est intrnsecamente
exigido de constituir o dar significaciones a ese universo vaco de todo sentido o telos. El
yo no es anterior a los fines que l se da, sino que l mismo constituye los fines que no
son sino parte del objeto de sus elecciones. El yo se constituye, segn Sandel, siempre en
un contexto del que no puede abstraerse. El est encarnado. Esta "contextualidad de la
autocomprehensin" presenta a la comunidad no como un medio - como lo es la sociedad
para el individuo liberal- sino como el fundamento de sus elecciones, que, incluso
contribuye a fundar su identidad. Extrao periplo intelectual el de Sandel, ya que acepta
gustoso "el sujeto trascendental igual x de Kant" como haz de posibilidades, pero busca
contextualizarlo.
En la segunda etapa se destacan Michael Walzer con su crtica al concepto
ilumiminista de universalidad, segn el cual algo para ser valioso debe tener valor
universal. Al respecto observa muy bien Eduardo Nieto: "Michael Walzer en Spheres of
Justice sealar que lo que verdaderamente existe no es una moral universal y un mtodo
de distribucin general de justicia sino que lo que se da son principios de justicia plurales.
Las diferencias derivan de las distintas formas de entender los bienes sociales mismos: el
inevitable producto del particularismo histrico y cultural"(3). Pero, al mismo tiempo, llama
la atencin sobre la ambivalencia de la crtica comunitarista al liberalismo diciendo que
"puede venir a corregir las nuevas desigualdades debidas al mercado como a reforzar las
viejas desigualdades".
Por ltimo nos encontramos con el canadiense Charles Taylor que apoyndose en el
"principio de reconocimiento" enunciado por Hegel - segn el cual algo o alguien existe
cuando hay otro que lo reconoce como tal -, sostiene que los individuos deben ser
reconocidos como agentes morales autnomos en un contexto sociocultural dado. En su
crtica a la sociedad contempornea que la caracteriza siguiendo a Bloon, Bell, Lasch,
Lipovetsky, entre otros, propone como solucin recuperar el ideal de "autenticidad" que se
apoya, siempre segn Taylor, "en el liberalismo de la neutralidad. Y uno de sus pilares
bsicos es que una sociedad liberal debe ser neutral en cuestiones que ataen a la buena
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11vida" (4). Con lo que relega las discusiones sobre la "buena vida" -el eu zon de
Aristteles- fuera del discurso poltico.
La fuente de la "autenticidad" la encuentra siguiendo a J. J. Rousseau en "la voz
interior que nos dice qu es lo correcto a la hora de actuar" (5). Luego, se pregunta:
"Cmo se llega o se recupera la autenticidad?". A travs del rescate de la nocin de
dignidad en contraposicin a la de honor (concepto premoderno), "porque la dignidad todo
el mundo la comparte. Es lo nico compatible con una sociedad democrtica"(6).
Ya hemos dicho alguna vez, comentando alguno de sus libros: "Pobre Taylor, l se
da cuenta que estamos mal y vamos peor, comparte la critica a la modernidad de los
autores mencionados, pero pretende superar las enfermedades de la modernidad
inyectndole ms modernidad" (7).
En definitiva, el comunitarismo anglosajn, salvo el caso de Alasdair McIntayre que
est apoyado en una metafsica premoderna como lo es la escolstica catlica, el resto en
su reclamo de autonomas y diferencias da por supuesto, y no cuestiona los fundamentos
de la sociedad demo-liberal-capitalista que supimos conseguir, sino que los da por
aceptados. Esto ltimo nos est indicando, en buen romance, que la proyeccin poltico-
prctica del comunitarismo anglosajn es nula.
No hay que confundir la exhortacin que un filsofo puede hacer a un poltico (la que le hizo
Sandel al demcrata Dukakis en 1988) con la funcionalidad de la idea sugerida. Del dicho al
hecho, dice el refrn, hay mucho trecho. Y sobre todo en las sociedades opulentas que
fcilmente incorporan "a su sistema" las ideas que lo contradicen. Para los comunitaristas
estn los campus universitarios, para que all se entretengan y no molesten al poder
poltico.
Comunidad y Sociedad
As como la distincin propiamente poltica es la oposicin entre las categoras de
amigo y enemigo pblico, de la misma manera el contraste entre comunidad y
sociedad viene a ser la distincin fundamental de todo pensamiento sociolgico.
Sea que unos valoren ms la categora de comunidad y otros de sociedad, lo cierto es
que nadie escapa a tal oposicin y terminan enuncindola con diferentes trminos. As
tenemos: Sociedad Abierta y Sociedad Cerrada en Karl Popper; Comunidad y Sociedad en
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12Ferdinand Tonnies; Sociedad Tradicional y Sociedad Moderna en Max Weber; Solidaridad
Orgnica y Solidaridad Mecnica en Emile Durkheim; Comunidad de Sangre y Comunidad
de Eleccin en Martn Buber; Sociedad Homognea y Sociedad Heterognea en Hebert
Spencer, etc.
Hace ya una dcada sostuvimos al respecto que: "Lo cierto es que la idea de comunidad
enuncia en su prstino sentido la participacin de los hombres que la componen en un
ncleo aglutinado de valores (bienes) que les son comunes. En tanto que la sociedad
enuncia ms bien la aceptacin por parte de sus miembros, de un conjunto de normas
(deberes) que regulan las relaciones entre ellos" (8). Apreciamos como la teora liberal
coloca como lo han hecho desde Kant a Rawls la primaca del "deber y el derecho" sobre el
"bien", en tanto que la teora social-comunitaria desde Aristteles a McIntayre otorga la
prioridad al "bien" sobre el "derecho".
La idea de comunidad supone la existencia de bienes o valores que son comunes a sus
miembros, y dado que ante los valores existen slo dos actitudes: preferirlos o posponerlos
- no hay lugar para la conducta neutra como la propuesta liberal de Estado neutro- la
vinculacin de los miembros en la comunidad es existencial.
La idea de sociedad est vinculada a la de contrato social en tanto que la de comunidad; a
la de estamento social. La solidaridad es subjetivamente sentida por sus miembros (M.
Weber), en tanto que en la sociedad se limita a lo prescripto por las normas legales y
puede, como mximo entenderse como filantropa. La nocin de sociedad est relacionada
con la idea de "humanidad civilizada y progresista" propia de los filsofos del Iluminismo
(Diderot, Condorcet, Montesquieu, Kant, Herder, Goethe, Schiller, Shaftesburg, etc) en
tanto que el concepto de comunidad se refiere ms a la unin orgnica y natural del
hombre a su patria = tierra de los padres.
La sociedad; en la clsica definicin del socilogo Ferdinand Tonnies (1855-1938) es un
crculo de individuos que a pesar de vivir pacficamente uno al lado de otro, no estn
"esencialmente unidos, sino esencialmente separados" (9). En una palabra la idea de
sociedad se vincula a la de capitalismo demo-liberal-burgus, en donde la satisfaccin
egosta de las necesidades del hombre-individuo deja de lado toda referencia al prjimo. En
tanto que la categora de comunidad se vincula con la de sociedad estamental premoderna.
Desde el punto de vista filosfico ha sido Hegel (1770-1831) el que nos ha brindado la ms
profunda caracterizacin de sociedad cuando en su Filosofa del Derecho nos la describe y
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13luego nos muestra su superacin por la idea de comunidad. As en la sociedad el
individuo persigue su bienestar a travs de la realizacin de su fin egosta. Ello crea un
"sistema de necesidades" en donde el individuo alcanza su satisfaccin por medio de cosas
exteriores que son, a su vez, propiedad de otro individuo. Esta descripcin vincula
estrechamente la nocin de sociedad a economa capitalista que tiene como motor el
negocio (nec = sin y otium = ocio). Esta bsqueda permanente de satisfaccin de
necesidades cada vez ms refinadas nos introduce en el confort, algo que de suyo es
inagotable y contina al infinito. Seguimos sosteniendo que: "La propuesta hegeliana a la
sociedad civil es el ordenamiento poltico de la catica lucha competitiva de los intereses
particulares a travs de la administracin de la justicia por jueces de la comunidad; la
polica como complemento de la ley en su aplicacin individual y contingente; y la
corporacin libremente constituida por sus miembros, y no por el Estado, para el cuidado de
su intereses profesionales"(10).
Comunidad y Poder Poltico
Es a partir de Hegel que surgen los intentos de superar al capitalismo liberal con
nuevas formas comunitarias. El fascismo y el marxismo se presentan como comunitaristas
pero, de hecho, al ser productos ambos de la modernidad, quedaron atados y limitados a la
idea de Estado-nacin. La Iglesia, por su parte, siempre ha privilegiado la comunidad a la
sociedad pero, de facto, encubriendo la persistencia de la sociedad capitalista. De los
regmenes polticos contemporneos los intentos ms consecuentes con la estructuracin
del poder poltico a partir de la comunidad han sido los gobiernos de Oliveira Salazar en
Portugal y de Pern en Argentina. Y como soporte terico-poltico las constituciones
austraca de l934, peruana de l933, la irlandesa de l937 y en Argentina la primera
constitucin de la provincia del Chaco en 1951, que otorgaban representacin institucional a
las cuerpos intermedios que constituyen la comunidad.
En el caso puntual del peronismo, ste parte expresamente de la idea de Comunidad
Organizada. Existe un texto homnimo de Pern elaborado en 1949, pero sta, "su idea
fuerza", se encuentra cabalmente expresada en el mensaje al Congreso el 1 de mayo de
1974, conocido como Proyecto Nacional o Modelo Argentino. All sostiene expresamente que
a la comunidad se llega desde abajo y no desde arriba. Los cuerpos intermedios son
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14creaciones libres del pueblo segn sus necesidades y no creaciones del Estado. "La
configuracin de esta comunidad organizada implica la creacin de un sistema de
instituciones polticas, sociales, es decir estructuras intermedias completas que garanticen
la presencia del pueblo en la elaboracin de las decisiones y el cumplimiento de las mismas.
Esto es en definitiva lo que se denomina democracia orgnica. Esta concepcin de la
democracia sobrepasa con creces la concepcin liberal de democracia, que slo reconoce de
hecho el papel de las organizaciones intermedias denominadas "partidos polticos", con lo
cual la savia de los pueblos, que son las mltiples organizaciones de la sociedad civil, queda
de lado en la gestin poltica" (11). Esta cita sustancial del pensamiento de Pern, confirma
el carcter revolucionario de la idea de Comunidad Organizada. Revolucionario - no en el
sentido de la Revolucin Mundial de Belloc, Dawson o Meinvielle: Renacimiento; Reforma;
Revolucin Francesa; Revolucin Bolchevique - sino porque trastoca sustancialmente el
orden de la sociedad demo-liberal, capitalista y burguesa en que vivimos.
Es sabido que las relaciones de poder poltico son variables, stricto sensu contingentes,
porque se fundan en la tensin de las fuerzas que se producen en cada momento histrico
para mantenerse. En este sentido el ejemplo clsico es Bismark con su idea del poder como
manejo de tensiones.
En el orden filosfico; as como Aristteles caracterizaba el poder poltico con relacin a su
polis griega, Cicern a la civitas romana y los escolsticos lo referan a la cristiandad, de la
misma manera Jean Bodin caracteriz - rota la unidad religiosa- el poder poltico con
relacin al Estado como unidad superior y neutra a las partes en pugna. Lenn, por su parte,
denunci esa pretendida neutralidad liberal-burguesa sosteniendo que: "El Estado es una
mquina para que una clase reprima a otra" (12), pero sin salir del Estado bodiniano como
unidad poltica. Finalmente Louis Althuser aggiorna el mensaje de Lenn con su tesis de que
en la posesin de los aparatos del Estado radica la naturaleza del poder poltico.
Ahora bien, as como la tesis segn la cual la posesin de los aparatos del Estado es
garanta de poder, puede ser vlida slo en aquellas naciones donde dos siglos de pertinaz
liberalismo poltico destruy el entramado natural que crean los hombres por el simple
hecho de responder a su naturaleza intrnseca de ser un zoon politikon", un animal poltico
y social. De la misma manera, despus de la segunda Gran Guerra y sobre todo luego del
emblemtico 1989, las fuentes del poder poltico se encuentran ms all del Estado-nacin.
Hoy el poder real lo constituye la Gran Maquinaria de la que habla asiduamente Abel Posse
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15(loobies, trust y monopolios internacionales), que se devora a sus propios
administradores y delegados: los polticos de los diferentes Estados, que hacen "como s"
estuvieran conduciendo las sociedades que administran. Al respecto ya en 1953, alguien
que sobre la naturaleza del poder poltico algo saba, sostuvo: "La poca del estado como
portador del monopolio ms asombroso, es decir del monopolio de la decisin poltica, est
terminando ahora"(13).
Ahora bien, la Gran Maquinaria, la Sinarqua internacional de la que hablaba Pern: "Ese
conjunto de poderes visiblemente contrapuestos, pero que clandestinamente, en todos los
rdenes (poltico, econmico, cultural y religioso), convergen en la formacin de un
gobierno mundial invisible"(14) tiene hoy un nico e insobornable enemigo; el arraigo de
los pueblos en sus respectivas tradiciones. Las que, por otra parte, son las que fijan su
identidad dentro de la historia del mundo. Entendindose por tradicin, slo el traspaso de
lo valioso de una generacin a otra. Su heredad.
Hemos mostrado como el comunitarismo anglosajn carece de proyeccin poltica prctica
pues no cuestiona el modelo poltico liberal-democrtico de toma del poder(sufragio
universal y secreto donde un hombre es igual a un voto) y ejecucin del poder
(independencia de poderes, deliberacin del pueblo a travs de representantes, etc). Slo
cuestiona ciertos mecanismos en el funcionamiento de la sociedad civil.
En cuanto al comunitarismo hispanoamericano, ciertamente mucho menos elaborado que
aquel, viene cuestionando desde hace doscientos aos - desde la Guerra por la
Emancipacin- el modelo poltico democrtico y liberal como modelo de dominacin
extranjera. Pues como afirmara el eximio pensador boliviano Carlos Montenegro: "Tres
fueron los principales mitos a cuya advocacin encomend su suerte la entreguista
oligarqua hispanoamericana: el mito de la libertad, el del sufragio y el de la ley" (15).
Lapidario!
A lo que podemos adjuntar lo que sostena reiteradamente don Leopoldo Lugones (1874-
1938), patriarca de los escritores argentinos: "La Nacin est sacrificando su prosperidad y
su porvenir a la venidad de los idelogos y al provecho de los polticos. Su democracia de
importacin ha fracasado, precisamente por ser extranjera desde el texto hasta el espritu".
Esta crtica ms existencial que filosfica ha sido caracterizada desde los centros de
"produccin de sentido" como reaccionaria y antidemocrtica, cuando en realidad slo
busc y busca, como decan los Beatles, "que nos dejen ser" (let it be).
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Comunitarismo hispanoamericano
A diferencia del anglosajn nuestro comunitarismo no surge a partir de los filsofos sino
que forma parte indisoluble de nuestra conciencia social desde el inicio de nuestra
existencia como conglomerado humano en Amrica. Ms aun, este comunitarismo de
raigambre hispnica encuentra un substrato propicio en las organizaciones comunitarias de
las civilizaciones pre-colombinas.
Es sabido que la ciudad castellana del siglo X al XVI surge, como su nombre lo indica,
alrededor de un castillo. No es el municipio romano: es algo nuevo, de distinta poblacin y
modalidades diferentes. La ciudad castellana es un cuartel listo para el combate. La habitan
soldados y la gobiernan capitanes. El municipio espaol fue el modelo para organizar el
rgimen poltico de las poblaciones americanas. "Pero, los municipios indianos del XVI y
XVII no se asemejan a los espaoles del mismo tiempo. En cambio, y mucho, a las ciudades
de la Castilla medieval con sus milicias combativas, caudillos conductores de las huestes,
alcaldes elegidos por "el comn" (caballeros y villanos), distribuyendo justicia segn los
usos lugareos y regimientos de vecinos que administran la ciudad por voluntad de sus
convecinos. En una palabra, la Repblica de los vetustos fueros del XI al XIV resurge en
Indias"(16).
La autonoma foral de las ciudades castellanas del siglo XI de la Espaa de la Reconquista,
es la que da nacimiento a la autonoma vecinal de las ciudades indianas. La idea de
comunidad est, pues, en nuestro propio origen. Eso que propone nuestro amigo el italo-
norteamericano Paul Piccone "la creacin de pequeas comunidades orgnicas autnomas
que permitan la instauracin de una verdadera democracia participativa" (17) en
Hispanoamrica se vive ab ovo.
Se dir que en nosotros no guarda la forma de la democracia liberal, que los caudillos y
jefes militares desde siempre han acaparado el poder poltico, s. Pero quin puede negar
que no se ha realizado "una verdadera democracia participativa" en un acto de Gaitn,
Vargas, Pern, Solano Lpez, Melgarejo, Zapata o Sandino con la participacin efectiva y
directa de nuestro pueblo aplaudiendo o abucheando segn sea la propuesta realizada
desde el balcn. Son ellos y no otros los que han actualizado la vieja acclamatio romana.
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17Se nos dir que los pueblos son fcilmente manejados. Que las masas se caracterizan
por ser muchas cabezas y ningn cerebro. Pero tambin es cierto que las urnas son
"democrticamente violadas" por los politiqueros de turno, incluso, delante de los
observadores internacionales enviados ad hoc desde los centros de poder.
Ya el primer historiador econmico-social del perodo colonial, el impoluto Don Juan
Agustn Garca, afirmaba en el prlogo de su memorable Ciudad Indiana: "El desprestigio de
losviejos Cabildos coloniales ha influido en el papel poltico de los Congresos"(18). Y en la
conclusin reconoca que: "Se puede afirmar, sin temor de incurrir en una paradoja, que el
pas no ha salido del rgimen antiguo" (19). "Le communautarisme, sostiene
acertadamente de Benoit, se situe clairement dans une perspective "holiste", pour
reprendre un terme acclimat en France" (20). Lo que nos da pie para aclarar que en
Iberoamrica todos somos "maestros en generalidades". El hombre hispanoamericano, sea
por su herencia espaola, sea por el espectculo totalizante que le ofrece la inmensidad de
su paisaje, tiene siempre una visin del todo. Un ejemplo lo ofrece el Martn Fierro ledo en
su conjunto. Por otra parte la conduccin de la vida poltica en Iberoamrica, al contrario de
lo que sucede en Angloamrica no est regida por "individuos triunfadores" de la sociedad
de consumo, sino que desde siempre estuvo en manos de instituciones de base
comunitaria; como la Iglesia, el Ejrcito y los Sindicatos. Es probable que esto suene a
antiguo; ante la ola privatizadora y demo-liberal que sufre hoy nuestro continente. Pero
estos no son ms que interregnos en esa existencia comunitaria que caracteriza la vida de
los pueblos de Nuestra Amrica.
NOTAS
1.- El trmino ingls es community, que significa en este contexto la comunidad poltica en sentido
global. Y sta es entendida como conjunto de individuos en estado de interdependencia social, sea porsus costumbres, valores o situacin existencial. A diferencia de community el trmino alemn
Gemeinschaftsignifica en su acepcin prstina "comunidad estamental". Este es uno de los motivos
por el cual los alemanes hablan de Kommunitarismus para referirse al "comunitarismo noramericano".
2.- Honneth, Axel: El comunitarismo: un debate sobre los fundamentos morales de las sociedades
modernas, Ed. Campus Verlag, Frankfort, 1993.
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183.- Nieto, Eduardo: Reto comunitario, en revista Ciudad de los Csares N 39, mayo/julio 1995,
pp.10-12.
4.-Taylor, Charles: Etica de la autenticiddad, Ed. Paids, Barcelona, 1994, p.53.
5.-Taylor, Charles: op. cit. p. 62.
6.-Taylor, Charles: op. cit. p. 80.
7.-Buela, Alberto: comentario en revista Disenso, N 4, Buenos Aires, invierno 1995, p. 74.
8.-Buela, Alberto:Aportes al pensamiento nacional, Ed. Cultura et Labor, Buenos Aires, 1987, p.87.
9.- Tonnies, Ferdinad: Communaut et socit, Ed. PUF, Paris, l944. p.62.
10.- Buela, Alberto: Hegel: Derecho, Moral y Estado (La gnesis de la idea de comunidad organizada),
Ed. Cultura et Labor, Buenos Aires, 1985, pp. 35/36.
11.-Pern, Juan: Proyecto Nacional, Ed. El Cid, Buenos Aires, 1981, p. 84.
12.- Lenn: Sobre el estado, p.14.
13.-Schmitt, Carl: El Concepto de lo poltico, Ed. Struhart, Buenos Aires, 1985, p.15.
14.- Buela, Alberto: La Sinarqua y lo nacional, Ed. Cultura et Labor, Buenos Aires, 1974, p. 7.
Sinarqua es una palabra griega que viene de syn que significa con, lo que da idea de
convergencia, y arqua, que se deriva de arj que se traduce por principio, por poder. Sinarqua,
en sentido etimolgico, menta la convergencia de principios de poder que convergen en una entidad.
Es decir, poderes que a la vista de todo el mundo aparecen como contrapuestos, en profundidad estn
coaligados.
15.- Montenegro, Carlos: Nacionalismo y Coloniaje, Ed. Pleamar, Buenos Aires, 1967, p. 200.
16.- Rosa, Jos Mara: Del municipio indiano a la provincia argentina, Ed. Pea Lillo, Buenos Aires,
1974, p. 15.
17.-Piccone, Paul: The crisis of liberalism and the emergence of federal populis, en revista Telos,
otoo 1991, pp. 7-44.
18.-Garca, Juan Agustn: La Ciudad Indiana, Ed. Alpe, Buenos Aires, l953 (1ra. edicin 1900), p.12.
19.-Garca, Juan Agustn: op. Cit .p. 235.
20.-Benoit, Alain de: Communautariens vs.Libraux, en revista Krisis, N16, junio 1994, pp. 2-29.
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19NACIONALISMO CONTINENTAL
No escapar al lector atento la similitud del ttulo con el del trabajo del ensayista chileno
Joaqun Edwards Bello (1887-1968) quien all por 1935 public una serie de ensayos bajo
ese nombre. Sea pues, nuestro homenaje al preclaro pensador trasandino.
Nacionalismos de patria chica.
Aun cuando el trmino nacionalismo posee una polisemia abundante es universalmente
aceptado que el nacionalismo es la ideologa del Estado-nacin (1). Y paradjicamente es a
partir de este primer y elemental enunciado del concepto que se nos plantea, la diferencia
sustancial entre los diversos nacionalismos.
Los viejos filsofos aconsejaban distinguo ut iungere, primero distinguir para luego unir. Y
la distincin primera que exige nuestro tema es entre nacionalismo europeo y nacionalismo
hispanoamericano.
El Estado surge en Europa a partir de la nacin mientras que, por el contrario, en Nuestra
Amrica, el Estado crea la nacin, pero la nacin con minscula en desmedro de la gran
nacin hispanoamericana preexistente. As en Europa los movimientos lingsticos y
filosficos de cepa romntica del siglo XIX aspiraban a formar estados nacionales, por el
contrario, en Amrica el movimiento se realiz a la inversa. La finalidad de este Estado-
nacin americano de carcter republicano y liberal creado a principios del siglo XIX ser la
creacin de los paisitos , como dice Methol. Este Estado-nacin tendr por ideologa el
nacionalismo de fronteras adentro, expresin de los localismos ms irreductibles
encarnados por las oligarquas vernculas, impermeables a una visin continental. Los
Estados independizados de Espaa como repblicas, llegan luego de devastadoras luchas
civiles recin a finales del siglo XIX a transformase en naciones. De ah que la expresin
histrica por antonomasia de este nacionalismo localista, hijo putativo de Inglaterra, liberal
en economa y conservador en poltica, sea el nacionalismo mitrista argentino.
Los nacionalismos europeos fueron imaginados sobre una base tnica, lingstica y
geogrfica comn; en tanto que los nacionalismos americanos fueron, paradjicamente,
producto de una voluntad ideolgica ajena a Amrica, la del Iluminismo filosfico. Siendo
sus gestores polticos Gran Bretaa y su Secretario de Estado George Canning quien se
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20apresur en l825 en reconocer la independencia de los nuevos Estados, luego del triunfo
de Ayacucho (1824) sobre el ltimo ejrcito realista.
Vemos pues, como estos nacionalismos de patrias chicas son europeo dependientes tanto
en su gnesis como en su contenido. Ello explica en gran parte su fracaso poltico reiterado.
Carecen de encarnadura popular. Y son elitistas no por mritos propios, ya que carecen de
nobles, sino porque su ideologa conduce a la exclusin del otro.
Estos nacionalismos de invencin europea surgidos ante la quiebra de la cristiandad a causa
de la reforma protestante, han venido a llenar el vaco dejado por el debilitamiento de la
religin cristiana y el sentido de seguridad de los pueblos en un mundo secularizado (2).
Ello explica el hecho, aparentemente curioso, de que la mayor parte de estos Estados-
nacin republicanos surgieron antes en Amrica que en Europa. Porque aqu se crearon
Estados virtuales ya que eran Estados sin naciones, lo que explica a su vez, la carencia de
soberana nacional. Cambiamos el envase; las instituciones, slo para pasar de un amo a
otro, de Espaa a Gran Bretaa en el siglo XIX, y a los Estados Unidos en el siglo XX.
Este nacionalismo al ser un producto ideolgico trasplantado desde Europa a Amrica,
carece en nosotros de genuinidad. Este nacionalismo es el que engendr las pocas guerras
que tuvimos en Hispanoamrica. La guerra del Pacfico entre Per, Chile y Bolivia (1879); la
del Chaco entre Bolivia y Paraguay (1932/35); la de la Triple Alianza entre Brasil, Argentina
y Uruguay por un lado y el Paraguay por el otro (1865-1870); donde al decir de Franz
Josef Strauss: por primera vez en la modernidad el deseo del vencedor fue lograr una
rendicin incondicional -traduccin moderna del clsico vae victis- lo que condujo a un
resultado abominable(3).
Una variante de este nacionalismo en Amrica en el presente siglo ha sido el nacionalismo
antiimperialista que de Lenn slo hered su aspecto latinoamericanista (socialismo
mundial) pero que, de hecho, fue un producto salido de las manos de Stalin con su idea de
revolucin comunista por Estados. Este nacionalismo marxista, importado en todo -
lenguaje, enseas, emblemas, consignas, polticos y tericos- marc el mximo
extraamiento con respecto a Nuestra Amrica. Llegando a negar nuestras tradiciones ms
telricas como religin, etnia o patria. Y afirmamos que ha sido una variante del
nacionalismo de patria chica porque no super la idea de Estado-nacin sino slo
declamatoriamente cuando se proclamaba latinoamericano (4).
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21Nacionalismo de patria grande.
El sentido continental nace con el descubrimiento hispano de Amrica, dado que antes del
descubrimiento no exista tal sentido. Ceteris paribus, es una mentira a designio del
indigenismo sostener que los pueblos indgenas tenan conciencia de una pertenencia
continental comn.
Es el mundo ibrico el que introduce la nocin de pertenencia a una ecmene cultural de
carcter continental como lo es Iberoamrica. Lengua, religin e instituciones compartidas
durante tres siglos por todos los pueblos de esta regin del globo, crearon en la conciencia
hispanoamericana un sentimiento de unidad continental que doscientos aos de pertinaz
liberalismo poltico e iluminismo filosfico no han podido desarraigar. Y as, de tanto en
tanto, surgen nuevos intentos de construccin poltica de una patria grande que son
abortados desde el inicio por aquellos que son histricamente enemigos de la unin
continental de nuestros pueblos. Claro est, la conformacin, con un poder unificado, de un
gran espacio continental habitado hoy por 400 millones de hombres, significa un desafo a
los poderes mundiales difcil de tolerar.
Este nacionalismo continental tuvo una segunda manifestacin durante las luchas por
nuestra independencia y logr su expresin ms acabada en Simn Bolivar y su idea de
creacin de los Estados Unidos de Suramrica, que conformaran la ms grande nacin del
mundo (5), donde el istmo de Panam sera para los hispanoamericanos lo que el istmo de
Corinto fue para los griegos. Pero el Congreso de Panam de 1826, convocado a tal efecto
fracas, tanto por la oposicin de los nacionalistas de patria chica, los localistas creadores
de las nuevas oligarquas criollas, como por error garrafal de Bolivar de meter el zorro en el
gallinero invitando a los representantes de Washington a participar activamente en el
Congreso. Estados Unidos ya tena una idea clara y distinta sobre qu hacer con Amrica;
enunciada tres aos antes en la Doctrina Monroe y su lema Amrica para los americanos.
Que a buen entendedor deba leerse como, Amrica para los norteamericanos y cuya
estrategia como la de Zeus en el gobierno del Olimpo, fue desde entonces dividir para
reinar (6).
Este nacionalismo continental reaparece luego de casi un siglo, como consecuencia de la
Guerra Hispano-Norteamericana de l898, y tiene su expresin ms acabada en el Ariel
(1900) de Jos Enrique Rod y el arielismo, o generacin del Centenario de nuestra
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22independencia. Autores como Jos Vasconcelos, Gonzalo Zaldumbide, Francisco Garca
Caldern, Manuel Ugarte, son los que recrean el viejo ideario de la creacin de un
continente o de la nacin hispanoamericana, segn los ttulos de sus propios libros.
Esta tercera etapa del nacionalismo continental se caracteriza respecto de las dos
anteriores; porque al ideario de gran espacio adiciona su antiimperialismo, pero estuvo
limitada al plano intelectual, careci de funcionalidad poltica. Es decir, no se realiz, en esa
poca, en ningn movimiento poltico de nuestros pases. Sin embargo sus efectos polticos
se plasmaron aos despus, en nuestra opinin, en tres movimientos polticos de
significativa importancia para Nuestra Amrica:
a) En el nacionalismo antiimperialista de Augusto Csar Sandino y su lucha por la liberacin
de Nicaragua (1927-32).
b) A partir de l924 en el aprismo de Vctor Haya de la Torre.
c) Desde l945 en el peronismo argentino y su idea de unin continental, el ao 2000 nos
encontrar unidos o dominados.
Este nacionalismo continental va a ser en Augusto Sandino, latinoamericano. As en su
principal escrito Plan de realizacin del supremo sueo de Bolivar (1929) va a insistir
expresamente en la incorporacin de Hait al proyecto de unidad continental. En tanto que
en Haya de la Torre va a ser indoamericano. Pero, contrariamente a lo vulgarmente se
sostiene, el indoamericanismo de Haya, que tiene su fuente en el mejicano Vasconcelos y
su Raza Csmica no es indigenista sino indiano, expresin sta que valoriza el mestizaje
como lo genuinamente americano. Finalmente en Pern, el nacionalismo continental va a
ser iberoamericano, pues prioritariamente la poltica exterior del peronismo, 1946/55;
73/76 y aun el actual, estuvo siempre dirigida a lograr la unin con Brasil (7).
Prognosis de una idea.
Los estudiosos de este tema, o sea, de la unidad continental, nos tienen acostumbrados
primero a hablar de latinoamrica y segundo caracterizarla como utpica. Ellas son, en
nuestra opinin, dos tipificaciones errneas. Pues la unidad continental fue, salvo la
excepcin vista de Sandino, siempre hispano o iberoamericana y el carcter de utpica no
le corresponde, pues esta unidad tuvo un lugar, existi durante tres siglos, y lo que siempre
se propuso fue su restauracin bajo distintos modelos.
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24Notas:
1.- El Estado es entendido en este contexto segn la versin liberal como la organizacin
jurdico-institucional de la nacin. Nuestra meditacin sobre el Estado puede encontrarse
en: Aportes al pensamiento nacional, Ed. Cultura et Labor, Bs.As, 1987.
2.- Pakkasvirta, Jussi: Un continente, una nacin?, Ed. Academia de Ciencias de Finlandia,
Helsinki, 1997, p. 43.
3.- Strauss, Franz Josef: Desafo y Respuesta, Ed. Losada, Bs.As. 1969, p. 44.
4.- Es de destacar que hubo una variante importante, en tanto produccin historiogrfica,
de esta corriente que se autodenomino alternativamente marxismo de indias, socialismo
criollo o izquierda nacional que surgi en Argentina a partir de la cada del peronismo
(1955) y se destac a travs de los trabajos de Jorge Abelardo Ramos (1921-1996), de
Juan Jos Hernndez Arregui (1912-1974) y Rodolfo Puiggrs.
5.- Bolivar, Simn: Carta de Jamaica (1815).
6.- Si bien los representantes estadounidenses llegaron tarde; su estrategia fue la de
boicotear el Congreso en coincidencia con la de George Canning, Secretario de Estado
britnico de la poca.
7.- En su discurso de carcter reservado en la Escuela Nacional de Guerra el 11-11-53
conocido como Sobre el ABC -Argentina, Brasil, Chile- va a afirmar que la idea
fundamental es llegar a la unin de esta parte del Continente y que la poltica argentina en
el orden internacional ha estado orientada hacia la necesidad de esa unin.
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25LA NEGACIN DE LA POLTICA: LTIMO MODELO DE DOMINACIN
El ttulo nos obliga a hablar sobre dos cosas: sobre la negacin de la poltica y sobre los
modelos de dominacin. Y hemos credo conveniente una exposicin de conjunto sobre
Nuestra Amrica como gustaba decir Mart, el cubano.
Didcticamente conviene comenzar por los modelos; pues son las megacategoras que
condicionan la ndole de lo que hoy entendemos por poltica.
Los modelos de los que hablamos no son ecuaciones tericas sino prctico-polticas, es
decir, se mueven en el mbito del obrar y del hacer. Y son elaborados, en general desde el
final de la Segunda Gran Guerra por los centros de poder mundial, que desde el punto de
vista filosfico son centros de produccin de sentido de las acciones y de los
acontecimientos que ocurren en el mundo.
Los modelos imperantes sobre nuestras repblicas americanas desde el momento mismo de
su constitucin han sido, histricamente, los siguientes:
- 1823. Doctrina Monroe: Amrica para los americanos. Enuncia los postulados de poltica
internacional de los Estados Unidos, nunca dejados de lado, aunque siempre aggiornados
con las distintas variantes que veremos a continuacin. En la poltica concreta esta doctrina
se resumi como: Amrica para los norteamericanos.
- 1853. Destino Manifiesto: Con la compra de Baja California al Gral. Santa Anna, los
tericos de esta doctrina sostenan que Estados Unidos tena una misin tutelar, la defensa
de los principios democrticos en el mundo, y su nacin se poda extender hasta Tierra del
Fuego. Para ello se van a apoyar en la diplomacia del dlar, tctica que les sirvi tanto para
penetrar financieramente a los pases hispanoamericanos, como para continuar la compra
de territorios: Baja California 76.845 km; Alaska 1.517.603 km; Hawai; Canal de Panam;
islas Vrgenes a Dinamarca; Bermudas; Santa Luca; Terranova; Jamaica etc.
-1901. Con Teodoro Roosevelt se inaugura la poltica del garrote o Big Stick, segn la cual
al que no obedece lo castigamos militarmente. Nace toda la poltica de intervenciones
militares en Iberoamrica: Cuba, Nicaragua, Mxico, Panam, Santo Domingo, Hait,
Venezuela, etc.
-1933. Franklin Delano Roosevelt inaugura el New Dealo teora de la Buena Vecindad. Para
ello alent la defensa continental y de la democracia. Al respecto ha dicho Pern: "en mi
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26tiempo tena vigencia la teora de la buena vecindad, el asunto estaba en que nosotros
tenamos que ser los buenos y ellos los vecinos".
-1948. Comienza a regir la teora de la Seguridad Nacional que con el motivo de la amenaza
de la expansin del comunismo apoy a todos los regmenes de fuerza instalados en el
continente.
-1991. George Bush lanza la Iniciativa para las Amricas con el tratado de libre comercio
(ALCA) de Alaska a Tierra del Fuego. La construccin de un Gran Supermercado en donde la
poltica queda totalmente subordinada a la economa.
Antes de pasar al segundo punto es dable aclarar que para la aplicacin de estos modelos
los Estados Unidos, especficamente, ha intervenido segn el socilogo mejicano Pablo
Gonzlez Casanovas en Iberoamrica, ms de 700 ocasiones. Pero si sumamos a ello las
amenazas de intervencin y sus chantajes diplomticos, sus intervenciones en
Hispanoamrica ascienden a 4000.
Nosotros vivimos actualmente bajo el paradigma de este modelo de dominacin bautizado
como de one world, o mundo uno. Donde la poltica ha dejado de ejercer su funcin
arquitectnica de la sociedad para cederla a la economa y los tecncratas.
Para todos los pensadores premodernos, esto es, los anteriores a Descartes (1600-1650), y
para unos pocos modernos, el conocimiento a priori- independiente de la experiencia- de lo
que constituye la felicidad para las otras personas no slo era posible, sino que era un
hecho. Por el contrario la sociedad moderna, liberal y secular, est basada en la
revolucionaria premisa de que no existe ninguna informacin superior y autorizada acerca
de la naturaleza de la felicidad humana para los otros. La nica informacin digna de crdito
es sobre las preferencias individuales. Vamos a explicarnos. La modernidad nace con el
enaltecimiento de las ciencias experimentales y el modelo de la mathesis matemtica (su
ambicin es extender a todas la ramas del saber los procedimientos matemticos). Todo
ello apoyado en la conviccin ltima de que la razn es la fuente primordial y nica del
saber. Se desarrollan as las ciencias fsicas, matemticas y mecnicas. Y una de las ltimas
ciencias modernas creadas sobre el modelo de la mathesis matemtica es la economa que
nada tiene que ver con la vieja oikonoma==(casa) y(norma): lanorma o regla
de la casa griega y romana. Ella viene a reemplazar, en ltima instancia, a la poltica y la
tica como saber sobre lo bueno para "el otro".
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27As la sociedad liberal que en un primer momento se seculariz - es decir, la religin
pas a ser un asunto fundamentalmente privado- en un segundo momento (el nuestro de
hoy da) plantea la neutralidad o intercambiabilidad poltica -travestismo poltico donde uno
puede ser de cualquier partido o de todos los partidos- porque la poltica dej de ser, como
sostuviera Arturo Sampay, el gerente del bien comn, para cederle esa funcin a la
economa.
Qu pasa entonces con la izquierda post muro o nueva izquierda y el peronismo o los
movimientos populares iberoamericanos? Ambos, a primera vista, parecen arrumbados en
el desvn de las antiguedades.
La nueva izquierda ha renunciado ante el proyecto de one world a pensar
econmicamente y desprecia a la sociedad burguesa neoliberal porque slo piensa en
trminos econmicos.
Por el contrario, la vieja izquierda aceptaba la idea de bien comn propuesta por la sociedad
liberal-burguesa, proponiendo como su contenido "la sociedad comunista de los productores
asociados" (Marx - Lenn) e insista en la precondicin de la planificacin central por parte
del Estado.
La nueva izquierda rechaza ambas ideas y se postula como un movimiento "progresista"
tratando de destruir al homo oeconomicus pero sus consecuencias son regresivas. Es por
ello que la nueva izquierda se parece, da a da, ms a la antigua derecha y al reducirse a la
crtica cultural aborta su capacidad poltica.
En cuanto al peronismo, ocupadas sus estructuras partidarias durante estos ltimos quince
aos, primero por la variante socialcristiana de la renovacin y luego por el neoliberalismo
del menemismo, su reconstruccin debe comenzarse, aunque tomando a cuenta de
inventario las experiencias fallidas, prcticamente, desde cero.
Hoy nos encontramos ante la obligacin de repensar el peronismo y los otros movimientos
populares indoibricos, su mensaje poltico y su concepcin estratgica, desde sus
documentos y experiencias histricas liminares. Una especie de "vuelta a los orgenes" que
nos permita liberarnos de las muletas ideolgicas, y de las monsergas reiterativas y
acrticas que nuestros dirigentes tomaron a diestra y siniestra.
Compartimos rasgos con la nueva izquierda: el rechazo del homo oeconomicus, la defensa
de la vida y del equilibrio ecolgico y la recuperacin de la idea de comunidad. Pero como
los movimientos populares son un realismo crtico (con bosta se hacen paredes, clebre
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28frase de Pern), ellos tienen una exigencia del contexto que hace, que del homo
oeconomicus rechace slo su aspecto de homo consumans, y no nieguen como peticin de
principio la prosperidad, rasgo connatural a la felicidad de los pueblos en sociedad.
La defensa de la vida y el medio ambiente es asumida desde su aspecto trascendente y no
simplemente por oposicin a los herederos de Robert Mac Namara y del Banco Mundial. La
vida y el medio nos son dados por Dios para que la multipliquemos, trabajemos y
disfrutemos para su mayor gloria y nuestra salvacin personal y social, en tanto miembros
del cuerpo mstico de Cristo.
Finalmente la recuperacin de la idea de comunidad para la nueva izquierda es un ejercicio
limitado al campus universitario estadounidense. En el mejor de los casos alguna
experiencia municipalista. Eso es todo.
Por el contrario, para los movimientos populares, la comunidad (el ayllus incaico, el
cabildo castellano o la asamblea popular) es su quintaesencia, su rasgo especfico dentro
del campo de la historia de las ideas polticas, su finalidad metapoltica por excelencia. As
pues, la funcin del poltico, sobretodo en los pases dependientes, hoy llamados
emergentes y ayer perifricos, es la de inventar el futuro, pues ellos estn obligados, como
deca Goethe a ver en el presente las sombras de los acontecimientos futuros. Esto y no
otra cosa son los grandes Proyectos Nacionales (pro-iectus = tirado adelante) que nos estn
hoy faltando y que han sido reemplazados por el modelo neoiluminista y neoliberal del
mundo uno o one world.
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29NOTAS SOBRE LA REPRESENTACIN
Representar proviene del latn re-praesentare, que significa hacer presente algo que existe
en la realidad o en la imaginacin. El hombre se maneja con las ms diversas modalidades
de representacin: artstica (una estatua); diplomtica (un embajador); simblica (una
bandera); psicolgica (percepciones, imgenes o ideas que sirven como punto de partida a
la actividad voluntaria); histrica ( la narracin de hechos pasados); jurdica (a travs de un
apoderado) y finalmente, tenemos la representacin poltica, sobre la que vamos a intentar
rescatar algunas notas.
La representacin poltica, independiente de la forma de gobierno (monrquica o
republicana), surge de la articulacin poltica de la sociedad segn la cual algunos hombres
(los dirigentes) pueden actuar por la sociedad. Hombres cuyos actos pblicos no son
imputados a ellos, sino a la sociedad como un todo. La representacin se configura como un
proceso de conexin entre gobernados y gobernantes, entre sociedad y poder. Esta sera la
definicin descriptiva de representacin poltica.
Ahora bien, cualquier manual de politologa nos cuenta que existen dos tipos de
representaciones polticas en las sociedades contemporneas: la representacin liberal-
individualista y la representacin social-orgnica.
La representacin liberal-individualista
Es el mdico John Locke (1632-1704), el padre del individualismo liberal,- y as lo pone de
manifiesto en su mejor trabajo: Segundo tratado del gobierno civil (1690) en donde se
transforma en idelogo de la revolucin inglesa de 1688-, quien expresa los ideales de la
burguesa, segn la cual la propiedad privada existe en estado de naturaleza y es anterior a
la sociedad civil.
El otro terico, setenta aos despus es Jean Rousseau (1712-1778), terico de la bondad
natural del hombre y de su corrupcin por la sociedad. En su principal obra El contrato
social (1762) va a sostener que el hombre pasa del estado natural (bueno) al civil (que lo
corrompe) para ganar el derecho a la propiedad y la seguridad.
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30El presupuesto filosfico que est en la base de la representacin individualista es que
considera que el origen de la sociedad poltica se produce por agregacin de individuos
dispersos en busca de seguridad y propiedad privada. Al ser considerados estos individuos
iguales, con los mismos poderes y que libremente deciden firmar un contrato social, su
participacin poltica se va a resolver en la ecuacin: un hombre un voto en el rgimen del
sufragio universal.
La exclusividad de la representacin poltica la va a tener el partido poltico. Este monopolio
de la representacin, que tiene mil variantes, es lo nico que no se permite cuestionar. As,
podemos hablar de decadencia de los partidos polticos, de crisis partidocrtica, de
oligarquas partidarias que permanecen en el tiempo utilizando los partidos para su
provecho, de nepotismo partidista, de que los diputados no escuchan ni obedecen a los
electores sino al partido.
Todo est permitido. Pero cuestionar el monopolio de la representacin poltica por parte de
los partidos, romper esa prepotencia, eso no. Eso es tildado, calificado, catalogado; de
totalitarismo, de antidemocrtico, de reaccionario, de fascista.
La representacin orgnica
Las sociedades civiles, las comunidades nunca se han formado por individuos, sino que
siempre se constituyeron a travs de un conjunto orgnico de familias o de otros grupos
naturales (organizaciones libres del pueblo). Ello fue el resultado de un proceso histrico y
no de un contrato social. Es que el hombre es un zoon politikon, un animal poltico, segn la
expresin tantas veces repetidas del viejo Aristteles. El hombre por naturaleza se
constituye en comunidad. Y es en esas instituciones de la comunidad, denominadas cuerpos
intermedios que estn ubicados entre la familia y el Estado, en donde el hombre tiene sus
intereses y estos son los que deben de ser representados delante del poder poltico. Estas
organizaciones que el pueblo se da libremente para defensa de sus intereses ms concretos
y especficos son de dos tipos: territoriales (el municipio, las asociaciones vecinales, etc.) o
funcionales: (profesionales, empresarias, sindicales, culturales, deportivas, etc.). La
representacin poltica orgnica est entroncada con los intereses particulares de las
organizaciones intermedias y de los individuos que pertenecen a dichas instituciones. El
diputado ya no se atribuye ser el representante de la voluntad general, ni de los
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31individuos, ni peor an de los partidos en la degeneracin de la democracia, sino de
los intereses de cada una de las esferas esenciales de la sociedad... con lo cual se evita que
uno(el representante) est simplemente en el lugar del otro (el representado), sino que el
inters mismo est efectivamente presente en los diputados representantes1. Esto lo dijo
Hegel en 1831, razonando con total libertad, claridad y sabidura. Ms all de toda ideologa
totalitaria, confesional o fascista, impensable en su poca. Lo afirm como conclusin de
una larga vida dedicada al tema y casi al final de su ltimo trabajo.
La paradoja de la representacin
Se puede enunciar as: por un lado, el poder representa a la sociedad y por otro, la
sociedad, en este caso la comunidad, se representa junto o ante al poder. En el primer caso
la sociedad es representada por la autoridad, en el segundo caso, ella se representa delante
del Estado como una realidad existencial.
As el poder representa a una sociedad poltica en cuanto que constituye una unidad en el
Estado, pero la sociedad se representa delante del poder en cuanto multiplicidad de
organizaciones.
En la representacin partidocrtica o partidaria se procura dar representacin a varias
corrientes de opinin y a las minoras en la representacin proporcional.
En la representacin orgnica se tienen en vista los intereses de las organizaciones que
componen la comunidad.
Pero como el centro de decisin poltica es siempre el poder, la simple existencia de cuerpos
intermedios no basta para lograr las reivindicaciones sociales, el pueblo aspira tambin a
influir en las decisiones polticas, en una palabra, a participar del gobierno y para ello es
necesario que las organizaciones libres del pueblo tengan, como los partidos polticos,
representacin poltica en la Asamblea o Congreso nacional.
Algunas experiencias histricas
La primera experiencia histrica contempornea se produjo en la repblica socialdemcrata
de Weimar (1919) con la incorporacin del Consejo Econmico Nacional
1 Hegel, Jorge: Principios de la filosofa del derecho, pargrafo 311.-
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32(Rechtswirtschaftsrat) compuesto por los cuerpos intermedios y cuya funcin era emitir
dictamen preceptivo sobre los anteproyectos de leyes del Estado.
Contrariamente a lo que comnmente se afirma la Italia fascista no fue ninguna experiencia
de representacin orgnica porque anul, lisa y llanamente, la representacin poltica y
adulter o, mejor an, desnaturaliz la doctrina corporativista que durante el siglo XIX y
principios del XX, los pensadores sociales catlicos como La Tour du Pin, Albert de Mun y
Vogelsang haban elaborado y opuesto al liberalismo de la Revolucin Francesa.
As las desfiguracin que produjo el fascismo es que transform el siempre sano
corporativismo de asociacin en corporativismo de Estado, en donde las organizaciones
libres del pueblo dejaban de ser libres para ser creadas y manejadas por el Estado.
Una segunda experiencia es la plasmada en la constitucin yugoslava de 1948, en la poca
de Tito donde la Asamblea Popular Federal estaba compuesta por dos cmaras: el consejo
federal y el consejo de productores, unos llevaban la representacin poltica y los otros la
representacin econmica. Los primeros eran elegidos por todo el pueblo y los segundos
por los miembros de las diferentes y mltiples cooperativas.
Una tercera experiencia se produjo aqu en Argentina cuando se crea la provincia del Chaco
en 1951 donde se establece el voto profesional o sindical. Tena por objeto, como relata en
su informe el primer gobernador, don Felipe Gallardo, la formacin de una comunidad
organizada. Era un incentivo para que el pueblo del
Chaco se organizara por sectores y con el voto de los afiliados contaran con una
representacin directa en la Cmara de diputados. El artculo 118 de la Constitucin
provincial as lo prevea y as se hizo hasta el golpe de Estado de 1955 que lo derog. En la
redaccin de esta constitucin intervino directamente el eminente constitucionalista serbio
Jovan Djordjevich quien viaj en 1950 a Argentina junto con Takel Rusel dirigente de la
CGT yugoslava.
Otra experiencia es la creacin del Consejo Econmico Social en Francia en 1958 por el
gobierno de De Gaulle, donde funcion como cuerpo preceptivo sobre los anteproyectos de
ley y facultativo, sobre los asuntos que el Gobierno somete a su consulta, y elabora, por
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33propia iniciativa, estudios y proyectos de ley. Sus miembros llegaron a tener
representacin directa en la Asamblea nacional.
Una ltima experiencia es la de Espaa que crea en 1991 el Consejo Econmico Social
previsto en la Constitucin de 1978 (art. 131.2), pero que no tiene representacin directa
en el Parlamento.
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34CUANDO LA REPRESENTATIVIDAD ES NULA, SURGE LA REVUELTA
La tan mentada crisis(mejor ruptura) de representatividad poltica y social que campea en
toda nuestra sociedad viene siendo estudiada desde distintos ngulos.
a) Como crisis de dirigentes o dirigencial, en donde lo que se resalta es la incapacidad
de stos para actuar acorde a la representacin asumida.
b) Como crisis de los partidos polticos o patidocrtica, en donde aquello que se subraya
es la incapacidad de los partidos polticos tradicionales para elaborar nuevas respuestas
ante nuevas situaciones. Estos partidos anquilosados en sus canonjas y prebendas cometen
el grave error de pensar y sostener que haciendo siempre lo mismo pueden obtener
resultados diferentes.
c) Como crisis de los modelos o paradigmas poltico-sociales, en donde la democracia
demoliberal burguesa colaps tanto por las contradicciones internas que gener, como por
falta de respuesta ante las nuevas situaciones, llmese crisis del Estado-nacin, nuevos
localismos, nuevas regiones, etc.
Pero ms all de estas consideraciones de tipo terico, o mejor an, de acceso terico a la
crisis de representatividad, existe el hecho bruto que pone de manifiesto dicha crisis como
ruptura. Y esta es la tesis del presente artculo: Los dirigentes, los partidos y los modelos al
no poder dar respuesta adecuada, plausible y eficaz, a las demandas de la realidad socio-
econmico-poltico-cultural, anulan y clausuran su representatividad que, inmediatamente,
pasa a la revuelta, la movilizacin y la protesta pblica.
Y as, se ven superados por las circunstancias los partidos polticos con el surgimiento de
mltiples variantes partidocrticas, lo mismo pasa con los sindicatos en donde las
comisiones obreras llevan la iniciativa en la lucha poltico-reinvindicativa, eso mismo sucede
con los modelos o proyectos polticos tradicionales, transformados en una monserga
(regadera, le decimos nosotros) en boca de los oligarcas del partido.
Esta ruptura de representatividad se extiende a mbitos tan dispares como el de las iglesias
o el de la ciencias. Hoy los dirigentes eclesisticos corren detrs de los hechos. As en
nuestro pas la inmensa mayora del episcopado reaccion tarde e inadecuadamente ante la
muerte y posterior eleccin del nuevo Papa. En cuanto al mbito de las ciencias, Klimosky,
el ms mentado, no ha sido ms que un divulgador de ideas ajenas. Lo cientficos del
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35Conicet, su sacrosanto templo en Argentina, no pasan de comentar papers extranjeros
hasta su cmoda jubilacin a cargo del Estado.
Los cientficos ms premiados (premios Konex) vienen a ser como los esclavos de la
caverna platnica, campeones en desentraar sombras. Si nos tomramos el trabajo de
enumerar todos los temas de investigacin cientfica de los ltimos veinte aos
comprobaramos como en un 90% se han ocupado en descifrar, interpretar y desentraar
sombras.
Naturaleza de la ruptura de la representacin
Hace ya varios aos que venimos sosteniendo que nosotros no estamos en crisis sino en
decadencia(1), porque las crisis siempre son pasajeras (crisis de la adolescencia, de la
andropausia, etc.) en cambio la decadencia indica una declinacin constante y permanente
de la que difcilmente se pueda salir desandando el camino. Es necesario pasarla por arriba.
La mejor definicin que encontramos es la que nos brinda el periodsta y pensador Gilbert
Comte cuando la define como le refus du sacrifice, el rechazo del sacrificio La dcadence
dbute quand chacun refuse de prendre des risque pour les autres(2).
Ahora bien, la nocin de decadencia encierra un enigma poco comn, y es que siempre se
puede ser un poco ms decadente. Su concepto significa tanto naufragio, hundimiento,
ruina, cada u ocaso. Encierra la idea de declinacin necesaria de la que no se puede salir
recorriendo el camino hacia atrs. Es necesario comenzar de nuevo como lo hace el sol
luego del ocaso o el comerciante despus de la ruina.
As, pues, de la decadencia sobre todo de la social, poltica, econmica y cultural que es la
que nos afecta hoy , aqu y ahora, en Argentina solo se puede salir por dos vas: O la
restauracin o la revolucin. Ejemplos histricos tenemos de ambos caminos. As Augusto,
luego de las desastrosas guerras civiles que sumieron en decadencia a la Repblica
comienza la restauracin de las costumbres antiguas que haban hecho grande a Roma. De
idntica manera, mutatis mutandi, en nuestro pas Rosas luego de la desastrosa anarqua
de la dcada de 1820/29 que sumi en decadencia, se alz como el Restaurador de la
leyes.
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36Ejemplo de la va revolucionaria lo ofrece Fidel Castro con la revolucin cubana, con
todos los reparos que pueden hacrsele, que vino a cambiar el orden constituido de
prostitucin, corrupcin y decadencia que el rgimen de Fulgencio Batista haba sumido a
Cuba.
Del estado de decadencia no se puede salir remontando la decadencia, sino que se tiene
que salir por afuera de la misma, sea por restauracin si hubo un rgimen donde se vivi
mejor o por revolucin si no hay una experiencia histrica donde referenciarse.
De la decadencia como del laberinto, no se sale desde el interior sino por arriba como
Ddalo y su hijo Icaro lo hicieran del laberinto cretense.
Nuestros representantes rechazan sacrificarse por sus representados, no toman ningn
riesgo a favor de los otros, sus representados. El pueblo en su conjunto es simplemente un
convalidador de representaciones que sus dirigentes, los representantes, no se ven
obligados a cumplir.
La nica obligacin que tienen es cumplir con el procedimiento jurdico formal de acceso a
los cargos, a las representaciones. Una vez en posesin de las mismas su responsabilidad
se diluye en un discurso poltico que dice y no dice: que promete sin comprometerse, ni
moral ni existencialmente. En una palabra, promete pero no se obliga.
Esta ruptura de la representatividad que se da en todos los niveles y dominios de la
actividad ha hecho que el pueblo llano busque la solucin de sus problemas, a sus
demandas, a travs de las movilizaciones, las tomas de edificios, los piquetes en las rutas y
calles, la ocupacin de los espacios pblicos, la interferencia en los servicios y las mil
medidas y revueltas hechas ad hoc.
El pueblo ha tenido que tomar la representacin en sus manos porque sus representantes,
polticos y sociales, no lo han representado, no han estado a la altura de sus necesidades.
Para qu sirve el parlamento si con sus leyes no soluciona los problemas del pueblo que lo
vot?. Para qu sirven los sindicatos si no logran las reivindicaciones reclamadas por sus
trabajadores?. Para qu sirven los cientficos si no investigan lo que es , lo que se necesita
en lugar de descular hormigas o desentraar sombras?. Para qu sirven los pastores que
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37no se ocupan de las necesidades de sus ovejas y las protegen del lobo?. Para qu
sirven los jueces que ignoran la nocin de equidad, limitndose al procedimiento?. Para
qu sirven los dirigentes locales y barriales si en lugar de ocuparse del vecino se ocupan del
ciudadano o peor, de la humanidad?
Cuando un dirigente enaltezca el sacrifico personal como su mtodo en el ejercicio de la
representatividad podr, entonces, el pueblo confiarle su representacin, en el mientras
tanto, est la exigencia de construir en la lucha, que es donde se muestran los talentos,
nuevos dirigentes que tengan como apotegma tomar riesgos personales a favor de sus
representados. Slo as se podrn reemplazar a los antiguos, de lo contrario se reciclarn
automticamente como lo vienen haciendo desde hace dcadas. As como lo hicieron
ostensiblemente luego dbacle del 2001, interpretando el grito popular: que se vayan
todos no yndose ninguno.
1.- Buela, Alberto: Metapoltica y filosofa, Bs.As., Theora, 2002, p. 59.-
2.- Comte, Gilbert: Notes sur un temps rompu, Paris, Le Labyrnthe, 2003.- redactor de Le
Monde 1969 a1982.-
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38LA COMUNIDAD COMO RESPUESTA
Asistimos hoy desde la filosofa al desprestigio de la visin moderna del hombre, el mundo y
sus problemas. Tcnicamente, a la quiebra de los relatos de la modernidad. A manera de
ejemplo, pongamos tres: 1) La idea de progreso indefinido. 2) La idea del poder omnmodo
de la razn. 3) La idea de la representacin poltica de la democracia liberal.
Todas estas ideas han sido negadas o contradecidas por la realidad, que como afirmara el
filsofo Jaime Balmes hace ya un siglo y medio y el Gral. Pern hace cincuenta aos, es la
verdad. Pues por definicin: la verdad es la realidad de la cosa.
As, el progreso indefinido tuvo su ments con la hecatombe de la Segunda Guerra Mundial,
donde el desarrollo de la tcnica que haba comenzado con el robo del fuego a Zeus por
parte de Prometo, en lugar de terminar con la liberacin del hombre, termin en Hiroshima
y Nagasaki con la muerte en masa del hombre. Y sigui posteriormente hasta sumar 100
millones de muertos a manos del humanismo comunista.
Por su parte, el poder omnmodo de la razn se vio cuestionado por la manipulacin
devastadora que el hombre ha hecho de la naturaleza. Sus efectos son las grandes crisis
ecolgicas: incendios interminables, desertificacin de grandes espacios, derrames
incontenibles de petrleo, el recalentamiento de la tierra, el agujero de ozono, el manoseo
gentico de plantas, animales y hombres, todos ellos, efectos irracionales de causas
fundadas en la razn.
Finalmente, la crisis de representacin poltica de la democracia liberal que desde principios
de siglo ha volteado gobiernos legtimos, por ejemplo el golpe del 55, para instalar el
rgimen liberal como panacea; la historia se encarg de mostrarnos su fracaso. Sus efectos
son la falsa representacin a travs de las oligarquas partidarias. Los ejemplos son
infinitos.
As se afirma, gratuitamente, que la condicin es que un gobierno democrtico sea
reemplazado por otro gobierno democrtico. Venezuela cumpli con ese requisito durante
medio siglo: La democracia cristiana y la socialdemocracia se reemplazaron mutuamente
durante 50 aos y su consecuencia fue el Caracazo con miles de muertos en las calles de
Caracas y el rechazo del pueblo venezolano a la representacin poltica demoliberal con la
aceptacin del Coronel Chvez como presidente. Queda claro que la cuestin no es la
formalidad democrtica sino los contenidos de justicia y bien comn que deben guiar a sus
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39gobiernos. Dicho sea de paso, el escndalo que rode la gestin del ex gobierno Kohl en
Alemania, demuestra que incluso en los ms avanzados pases democrticos se manifiesta
la crisis de la partidocracia.
Ahora bien, la crisis de representatividad poltica, no se manifiesta slo en la crtica a las
listas sbanas, a las oligarquas partidarias que pasan de un puesto a otro sin solucin de
continuidad, - un vicepresidente pasa a ser gobernador, un secretario de estado, asesor, un
asesor diputado y un diputado asesor- la crisis de representatividad se manifiesta a dos
puntas; en la indiferencia popular hacia la partidocracia y en el desinters cada vez mayor
de los mejores de nuestra sociedad en participar de la poltica.
A esta crisis del Estado-Nacin, tanto de representatividad como de poder -
incapacidad de respuesta a las situaciones de injusticia y menor velocidad d