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NUEVAS CONSIDERACIONES Y NUEVOS DOCUMENTOS EN TORNO A
CERET
La ciudad turdetana- romana de Ceret existió, aunque la arqueología no ha conseguido
desvelar su primitiva situación. Por un lado están las monedas, lo que denota la existencia de
un punto administrativo de relativa importancia urbana como para poseer una ceca. Por otra
parte está la pervivencia del topónimo Ceret-Sharish-Jerez, lo que nos hace pensar en su
situación en torno a la actual Jerez. Sin duda, éste primitivo núcleo administrativo dio lugar al
“ager ceretano” que nos cita Columela.
Hemos encontrado nuevos documentos que vuelven a insistir en su existencia, pese a no ser
citada –como muchas otras ciudades- por fuentes literarias como Plinio o Ptolomeo. Tenemos
constancia que en 1.790 el coleccionista de antigüedades, José Gutiérrez Navarrete, pretendía
donar una importante colección de monedas a la Real Academia de la Historia (“Catálogo de la
colección de José Gutiérrez Navarrete. Se indica el estado de conservación, el módulo, resellos
y, en el caso de las monedas de colonias y municipios, la referencia bibliográfica según Flórez.
Año 1.790”. Biblioteca Virtual Cervantes. Antigua. Historia y Arqueología de las Civilizaciones
GN 1.790-2). Entre ellas, se hallaba ya una moneda de Ceret, que era citada entre 30 monedas
de ciudades turdetanas-romanas como Carmo, Acinipo o Ebora. Se trata de una cita más de
existencia de las monedas de Ceret, que comenzaron con la aparición de una de ellas por el
jesuita Jerónimo de Estrada en el casco urbano jerezano a finales del siglo XVIII. Quizá, la
importancia de esta nueva cita recaiga en que no procede de un entorno localista, sino de una
documentación lejana a la ciudad de Jerez.
Cita de la existencia de una moneda de Ceret en posesión del coleccionista José Gutiérrez Navarrete en 1.790, quien pretendía donar su colección de monedas a la Real Academia de la Historia.
En el catálogo de las monedas existentes en la Real Academia de la Historia de 1.793 vuelve a
citarse la existencia de otra moneda de Ceret, quizá por haberse hecha efectiva ya la donación
de José Gutiérrez Navarrete y corresponderse a la misma moneda (“Catálogo de la moneda
griega, romana, bizantina, visigoda, árabe y moderna de la Real Academia de la Historia. Se
indica la disposición de las monedas en armarios y bandejas. Se indica el metal, el número de
piezas de cada gobernante. Año 1.793”. Biblioteca Virtual Cervantes. Antigua. Historia y
Arqueología de las Civilizaciones GN 1.793-2”). Dicha moneda puede que continúe en los
propios fondos de la Real Academia de la Historia.
Cita de la existencia de una moneda de Ceret entre la colección de monedas de la Real Academia de la
Historia en 1.793
Sabemos por los estudios de Francisco Antonio García Romero y Eugenio Vega Geán (“El
topónimo Cerit” en www.cehj.org) que se conservan dos monedas de Ceret en la Colección
Numismática de la Universidad de Sevilla y otra en el Museo de Villamartín, aparte de
numerosas más en colecciones particulares. También conocemos que en la relación de objetos
que constituían la Colección Arqueológica Municipal en 1.953 ya existía catalogada con el
número 364 “una moneda de Ceret o Serit”(Archivo Municipal de Jerez, legajo 1.650,
expediente 30.904), que debe ser la que aún se conserva en el Museo Arqueológico de Jerez.
Todo ello nos prueba la existencia más que fundamentada de este municipio romano en torno
a la actual Jerez.
Aparte de las monedas está el interrogante de las inscripciones. En este asunto he de
mencionar otro documento hasta ahora poco conocido. Se trata de una misiva dirigida por el
archivero de la ciudad de Jerez, Agustín Muñoz y Gómez al padre Fidel Fita de la Real Academia
de la Historia el 11 de noviembre de 1.896 (Biblioteca Virtual Cervantes. Archivo histórico de la
Compañía de Jesús de Castilla). En ella, Muñoz y Gómez analiza y calca la inscripción romana
sobre una gruesa columna conmemorativa o pedestal escultórico que actualmente se
conserva en el patio del Museo Arqueológico jerezano. Dicha columna estuvo imbuida entre
los muros islámicos de la Puerta del Arenal hasta 1.753 (C.I.L 306). Tras recoger diferentes
acuerdos de cabildos y hacer referencia al estudio realizado en 1.753 por el licenciado Antonio
Mateos Murillo, llega a la conclusión que se trata de una inscripción honorífica de un municipio
romano. Tras rechazar que se trate de una inscripción de Asido o de Hasta, llega a la
conclusión de que se podría tratar del municipio de Ceret.
Muñoz y Gómez realiza en 1.896 un calco fiel de la inscripción, que reproduce de la siguiente
manera: “F.Q. FULVIO HB. SER VERNO E.L.S. D. VIR. AUG. TRIUMVIRALI POTESTATE. E. R.
HONORIS ET VIRTUTIS CAUSAM C. RUF. F. CUR. D.D.F. PECUN COLUMNAM” que traduce como
“Fabio Quinto Fulvio Verno, hijo de Valerio, heredero benemerente de la tribu Sergia, de Eleusis
sacerdote, duunvir augustal de la triunviral potestad. Por mandato de la Republica (municipio)
siendo causa el honor y la virtud. Cayo Rufo Favio, mandó hacer por decreto de… (página
cortada) esta columna”.
Parte del calco realizado a la inscripción de la columna de Verno realizado por Agustín Muñoz y Gómez en 1.896.
Analiza Muñoz y Gómez el texto y llega a la conclusión de que se trata de una inscripción
conmemorativa a un cargo de un municipio republicano que él identifica con Ceret, por haber
aparecido la lápida aquí, imbuida en las murallas árabes. Frente a los historiadores que
pretendían magnificar la ciudad de Jerez, comparándola con Asido, con la sibilina intención de
reivindicar para Jerez el antiguo obispado asidonense, o con la colonia de Hasta Regia para
reivindicar un pasado más esplendoroso, Muñoz y Gómez identifica este probable municipio
republicano con la desconocida Ceret. En este sentido, Muñoz y Gómez se muestra contrario a
identificar los restos romanos que aparecen entre los muros de la ciudad con una ciudad de
importancia por lo que su tesis va en contra de magnificar el pasado de la ciudad. No hay que
olvidar que es precisamente este fiel archivero quien, al tratar una pequeña calle ya
desaparecida en su tiempo llamada “Ceres”, hace una mención suburbial de apenas varias
líneas dentro de un libro de más de 500 páginas haciendo alusión a la aparición de monedas de
Ceret en la Plaza del Mercado a finales del siglo XIX.
Estudio sobre la inscripción realizado por Agustín Muñoz y Gómez en 1.896.
En el referido documento, en una nota aparte, relaciona Muñoz y Gómez esta inscripción con
otra “encontrada cerca Xerez, no puede ser de Hasta” que hace referencia a M. Popillio M-F. y
que contenía las letras A.R.F.e., inscripción que curiosamente no se halla catalogada en ningún
corpus epigráfico. Llega a la conclusión de que ambas lápidas pertenecían al municipio de
Ceret.
Apuntes de Agustín Muñoz y Gómez de 1.896 identificando la inscripción de Verno con el municipio de Ceret.
En otra misiva anterior dirigida al padre Fidel Fita el 13 de enero de 1.893 (“Carta de A. Muñoz
y Gómez donde informa a F. Fita del hallazgo de una preciosísima reliquia epigráfica del siglo IV
con calco; existe otra parte pero es difícil de recuperar”(Biblioteca Virtual Cervantes. Archivo
histórico de la Compañía de Jesús de Castilla), Muñoz y Gómez referencia una lápida imperial
tardía aparecida en la finca El Higuerón, pero también alude a la inscripción que existía en las
Huertas de Santo Domingo dedicada a Lucio Fabio Cordo, identificándola también con el
municipio de Ceret y no con Asido, como pretendían quienes querían reivindicar para Jerez el
antiguo obispado.
Sobre estas dos inscripciones que hacen relación a un municipio romano aparecidas en Jerez,
se ha mantenido tradicionalmente que ambas fueron traídas de Asta Regia. Así se manifiesta el
erudito alemán Emilio Hübner (“Inscripción histórica de Hasta Regia, anterior á la época del
Imperio Romano”, BRAH, tomo XIII, 1.888). Aunque no deja de ser curioso que se hallen hasta
dos inscripciones referentes a un municipio republicano romano en Jerez y menos
inscripciones de este periodo en Asta Regia, cuya época esplendorosa fue cuando alcanzó el
status de colonia.
Sobre la columna dedicada a Fabio Quinto Fulvio Verno, que se encontraba entre los muros de
la Puerta Real de Jerez al menos desde que se construyeron las murallas en el siglo XII, se
manifiesta Manuel Esteve aludiendo a que era una “columna miliaria dedicada por Cayo Rufo”
(Archivo Municipal de Jerez, legajos 1.384 y 1.650, expediente 30.904). En este sentido,
estaríamos hablando de una columna conmemorativa situada junto a una vía de
comunicación. Una vía que probablemente llegase a Jerez por la antiquísima calle Empedrada,
llamada tradicionalmente “Empedrada de Cartuja”, atravesase Jerez por la “Empedrada de la
Puerta Real”, como antiguamente era llamada una de las calles que conformaban la calle
Consistorio y saliese por la Puerta de Santiago, donde existía una “mina” con sepulturas, que
podría aludir a un columbario. El nombre de “empedrada”· que se da a ambas calles nos hace
pensar en una antigua calzada pavimentada romana. Probablemente es la calzada que
después, a través del Camino de Lebrija, llevaba a la carretera de Morabita, recorriendo las
diferentes villaes rurales existentes en Jerez y que conectando con la Cañada Real Ancha
llevase a Asta.
El hecho de que en Jerez no hayan aparecido restos de cimentación de época romana, a pesar
de las lápidas romanas y visigodas que aparecieron imbuidas en sus muros, junto con la
aparición de monedas (incluso de Ceret) nos hace descartar la presencia de un municipio
romano en el actual Jerez. La tesis de Montero Vítores de la existencia del oppidum de Ceret
en Gibalbín, basada en la presencia de restos continuados desde la edad del bronce hasta la
época árabe, no soluciona por completo el problema. Quedaría el interrogante de por qué
Gibalbín no pasó a ser la Sherish Sadunia, que ya sitúan aquí las fuentes árabes, habida cuenta
que también fue un núcleo importante y habitado en época islámica.
Por ello, algunos consideramos que Ceret debió estar más cerca del actual núcleo de Jerez, en
torno a una vía de comunicación y quizá más relacionada con Portus Gaditanus (en el tramo
final del Guadalete) a donde las villaes del ager ceretanus llevarían sus productos agrícolas
para la exportación a través del Guadabajaque y el Badalejo-Salado. Nunca es totalmente
descartable que Ceret estuviese en la actual Jerez y su cimentación fuera completamente
devorada por la ciudad del XIX, cuya intensidad de edificación fue muy fuerte y agresiva,
renovándose todo el caserío urbano, y que no se detenía ante pequeños restos de cimentación
más antigua. El problema de la no aparición de Ceret no es un hecho insólito. Algunas ciudades
citadas por las fuentes clásicas, como Mellaria, Callet o Regina se desconocen con certeza
donde estuvieron. Tampoco aparecen restos contundentes de cimentación urbana en ciudades
que presumiblemente existieron como la misma Hispalis, de la que sólo se han encontrado
varias columnas, que bien pudieron traerse de Itálica.
En este sentido, cuando las ciudades se abandonan (caso de Itálica, Baelo, Asta Regia o
Gibalbín) la aparición de restos es relativamente más fácil. Cuando las ciudades muestran
poblamientos continuados, con la superposición de una arquitectura más fuerte y agresiva es
más difícil la aparición de restos de cimentación. Por otra parte, considero que
tradicionalmente se ha tendido a magnificar la fortaleza de las construcciones romanas.
Aún así, hasta que la arqueología no demuestre lo contrario, Ceret no estuvo en la actual Jerez.
Sin duda Ceret debió tener pocas hectáreas y pudo estar en cualquier lugar cercano a la actual
Jerez, que heredó el topónimo. Fue el núcleo administrativo del “ager ceretanus” en época
republicana y alto imperial y quizá desapareció ante la importancia de la cercana Asta, tras ser
declarada ésta colonia. En el actual Jerez hubo villaes de producción agrícola diseminadas, que
después pasaron a ser alquería islámica y sobre la cual se edificó la Sharish musulmana.
Como siempre, la arqueología tendrá su última palabra para aclarar el enigma de Ceret,
aunque la falta de excavaciones (siempre ha habido crisis en este país para las campañas
arqueológicas) en lugares esenciales como Asta, Gibalbín, El Tesorillo, Cartuja, Las Aguilillas,
Bolaños, Vicos, etc. deja a oscuras a los historiadores que intentan aportar luz a la historia
romana de la zona.
Jesús Caballero Ragel