nÚm. el faro nacional - fama2.us.esfama2.us.es/fde/ocr/2008/elfaronacional_1853_189.pdf ·...

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SE SUSCRIBE EN MADRID: En la redaccion , y en las librerias de Cuesta, Monier, Bailly-Bailliere , la Publicidad, Lopez y Villa, á Srs. al mes, y 22 al trimestre.—La redaccion y oficinás del periódico se hallan establecidas en la calle del Carbon , número 8. SE SUSCRIBE EN PROVINCIAS : En las principales librerias, y en casa de los promotores y secretarios de los juzgados, á 30 rs. al trimestre; y á 26 li- brandola cantidad directamente sobre correos, por medio de carta franca á la órderi del administrador del periódico. Ah l'Emulo. DOMINGO 4.° DE MAYO DE 1833. NÚM. 189. EL FARO NACIONAL REVISTA DE JURISPRUDENCIA , DE ADMINISTRACION, DE TRIBUNALES Y DE INSTRUCCION PÚBLICA. PERIODICO OFICIAL DEL ILUSTRE COLEGIO DE ABOGADOS DE MADRID , DE LA ACADEMIA DE JURISPRUDENCIA Y LEGISLACION DE LA SOCIEDAD DE SOCORROS MUTUOS DE LOS JURISCONSULTOS DEL MONTE PIO DE TRIBUNALES. SE •PUBLICA DOS VECES POR SEMANA, JUEVES Y DOMINGOS. SECCION OFICIAL. ADMINISTRATIVO. DERECHO CLVIII (1).. COMPETENCIA. INCIDENCIAS SOBRE VENTA DE BIENES NACIONALES. Se decide á favor de la administracion la competencia sus- citada entre el gobernador de Zaragoza y el juez del dis- trito del Pilar en la misma ciudad , con motivo del cono- cimiento de una demanda intentada entre varios particu- lares sobre mejor derecho á cierta propiedad procedente de bienes nacionales. (Publicada en la «Gacetas del 12 de noviembre de 1852.) En el espediente y autos de competencia suscitada entre el gobernador de Zaragoza y el juez de primera instancia del distrito del Pilar , de los cuales resulta que en el año de 1848 adquirió del Estado en público remate D. Nicolás Ferruz una finca rústica proceden- te del convento de San Lázaro de Zaragoza, y de la cual formaba parte un trozo del terreno ó mejana ais- lada de cabida de 35 cahices 11 cuartales y 3 al- mudes : Que con fecha 12 de agosto de 1851 acudieron al juzgado de primera instancia del distrito del Pilar' de la misma ciudad D. Francisco Larrion, como marido de doña Alberta Lequia, y D. Rafael Lequia, por.me- dio de un escrito en que, suponiéndose dueños de un trozo de terreno de 40 á 45 cahizadas de estension, sito entre el rio Ebro y cierto cauce que con el mismo confluye, por la circunstancia de formar parte del he- redamiento que, procedente de la Cartuja de Zarago- za y dividido en nueve porciones ó fincas , adquirie - (i) Véase el número 487,01 454. TORO uz,. ron del Estado en público remate, celebrado en el año de 1822 D. José Sanz y D. Lorenzo San Miguel, soli- citaban se les amparase ensu posesion: Que pronunciado atto de amparo en favor de los recurrentes , se hizo saber, á peticion de estos, al re- ferido D. Nicolás Ferruz, el cual, alegando que el ter- reno en cuya posesion se acababa de amparar á Lar- rion y Lequia no era otro que la mejana rematada en su favor en el año de 1848; y fundado en el título que este acto constituia en su favor, así como en que en el concepto de dueño la poseía, arrendaba y pagaba la correspondiente contribucion, solicitó que se revocase el auto pronunciado, y se le amparase á su vez en la posesion del referido terreno: Que declarado por el juez no haber lugar á dicha revocacion , como tampoco á citar de eviccion á la Hacienda pública, segun por otro sí solicitó Ferruz, acudieron de nuevo á aquel Larrion y Lequia con la pretension de que se practicase el apeo y deslinde de la finca adquirida por Sanz y San Miguel en el remate del año 1822, con arreglo al acta de la enajenacion: Que conferido traslado á Ferruz como propietario colindante que era, pidió este que se entendiese dicho traslado con el representante de la Hacienda, renovan- do su súplica respecto á que se citase á la misma de eviccion; y hallándose en estado (le apelacion el auto en'que dicho juzgado declaró no haber lugar á lo so- licitado por Ferruz, fue requerido por el gobernador de la provincia de inhibicion, resultando en su virtud la presente competencia: Visto el art. 10 de la ley de la contabilidad de la Ha- cienda pública de 20 de febrero de 1 810, segun el cual las contiendas que sobre incidencias de subastas ó arrendamientos de bienes nacionales ocurran entre el Estado y los particulares que con él contrataren se han de veagiar ate los consejos provincial 32 es, y el Real

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SE SUSCRIBE EN MADRID:

En la redaccion , y en las librerias de Cuesta, Monier,Bailly-Bailliere , la Publicidad, Lopez y Villa, á Srs. al mes,y 22 al trimestre.—La redaccion y oficinás del periódicose hallan establecidas en la calle del Carbon , número 8.

SE SUSCRIBE EN PROVINCIAS :

En las principales librerias, y en casa de los promotoresy secretarios de los juzgados, á 30 rs. al trimestre; y á 26 li-brandola cantidad directamente sobre correos, por medio decarta franca á la órderi del administrador del periódico.

Ah l'Emulo. DOMINGO 4.° DE MAYO DE 1833. NÚM. 189.

EL FARO NACIONALREVISTA DE JURISPRUDENCIA ,

DE ADMINISTRACION, DE TRIBUNALES Y DE INSTRUCCION PÚBLICA.

PERIODICO OFICIAL

DEL ILUSTRE COLEGIO DE ABOGADOS DE MADRID , DE LA ACADEMIA DE JURISPRUDENCIA Y LEGISLACION

DE LA SOCIEDAD DE SOCORROS MUTUOS DE LOS JURISCONSULTOS DEL MONTE PIO DE TRIBUNALES.

SE •PUBLICA DOS VECES POR SEMANA, JUEVES Y DOMINGOS.

SECCION OFICIAL.

ADMINISTRATIVO.DERECHOCLVIII (1)..

COMPETENCIA.

INCIDENCIAS SOBRE VENTA DE BIENES NACIONALES.Se decide á favor de la administracion la competencia sus-

citada entre el gobernador de Zaragoza y el juez del dis-trito del Pilar en la misma ciudad , con motivo del cono-cimiento de una demanda intentada entre varios particu-lares sobre mejor derecho á cierta propiedad procedentede bienes nacionales. (Publicada en la «Gacetas del 12 denoviembre de 1852.)

En el espediente y autos de competencia suscitadaentre el gobernador de Zaragoza y el juez de primerainstancia del distrito del Pilar , de los cuales resultaque en el año de 1848 adquirió del Estado en públicoremate D. Nicolás Ferruz una finca rústica proceden-te del convento de San Lázaro de Zaragoza, y de lacual formaba parte un trozo del terreno ó mejana ais-lada de cabida de 35 cahices 11 cuartales y 3 al-mudes :

Que con fecha 12 de agosto de 1851 acudieron aljuzgado de primera instancia del distrito del Pilar' dela misma ciudad D. Francisco Larrion, como maridode doña Alberta Lequia, y D. Rafael Lequia, por.me-dio de un escrito en que, suponiéndose dueños de untrozo de terreno de 40 á 45 cahizadas de estension,sito entre el rio Ebro y cierto cauce que con el mismoconfluye, por la circunstancia de formar parte del he-redamiento que, procedente de la Cartuja de Zarago-za y dividido en nueve porciones ó fincas , adquirie -

(i) Véase el número 487,01 454.TORO uz,.

ron del Estado en público remate, celebrado en el añode 1822 D. José Sanz y D. Lorenzo San Miguel, soli-citaban se les amparase ensu posesion:

Que pronunciado atto de amparo en favor de losrecurrentes , se hizo saber, á peticion de estos, al re-ferido D. Nicolás Ferruz, el cual, alegando que el ter-reno en cuya posesion se acababa de amparar á Lar-rion y Lequia no era otro que la mejana rematada ensu favor en el año de 1848; y fundado en el título queeste acto constituia en su favor, así como en que en elconcepto de dueño la poseía, arrendaba y pagaba lacorrespondiente contribucion, solicitó que se revocaseel auto pronunciado, y se le amparase á su vez en laposesion del referido terreno:

Que declarado por el juez no haber lugar á dicharevocacion , como tampoco á citar de eviccion á laHacienda pública, segun por otro sí solicitó Ferruz,acudieron de nuevo á aquel Larrion y Lequia con lapretension de que se practicase el apeo y deslinde dela finca adquirida por Sanz y San Miguel en el rematedel año 1822, con arreglo al acta de la enajenacion:

Que conferido traslado á Ferruz como propietariocolindante que era, pidió este que se entendiese dichotraslado con el representante de la Hacienda, renovan-do su súplica respecto á que se citase á la misma deeviccion; y hallándose en estado (le apelacion el autoen'que dicho juzgado declaró no haber lugar á lo so-licitado por Ferruz, fue requerido por el gobernadorde la provincia de inhibicion, resultando en su virtudla presente competencia:

Visto el art. 10 de la ley de la contabilidad de la Ha-

cienda pública de 20 de febrero de 1 810, segun elcual las contiendas que sobre incidencias de subastasó arrendamientos de bienes nacionales ocurran entreel Estado y los particulares que con él contrataren se

han de veagiar ate los consejos provincial32

es, y el Real

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EL FARO NACIONAL.

en su caso, sino hubiese podido terminarse guberna-tivamente con mutuo asentimiento:

-Visto la real órden de 20 de setiembre del presenteano, que declara corresponder al conocimiento de losconsejos provinciales, y del Real en su caso, las cues-tiones contenciosas relativas é la validez , inteligen-cia y cumplimiento de los arriendos y subastas de losbienes nacionales v actos posteriores que de ellas sederiven, hasta qui; el comprador ó adjudicatario seapuesto en posesion pacífica de ellos:

Considerando, 1.° Que fundándose los derechosalegados por Paulan y Lequia de una parte, y Ferruzpor la otra, á la posesion del trozo de terreno de quese trata, en el título de remate que cada uno pretendetener en su favor, la cuestion en el fondo está reduci-da á averiguar en cuál de los dos remates celebradosen los años 1822 y 1848 fue aquel comprendido, y portanto enajenado, ó caso de haberlo sido en uno y otro,cuál de las dos enajenaciones debe considerarse vá-lida:

2. 0 Que su resolucion pende del sentido y aplica-cion que se dé á los términos y actos de las referidas.subastas, y que en este concepto es patente que dichacuestion se refiere á una incidencia de las mismas , yversa sobre su respectiva inteligencia y validez.

3." Que no porque el art. 10 de la citada ley de20 de febrero hable tan solo de las contiendas que enla materia se susciten entre el Estado y los que conél contrataren, deja de ser aplicable su sentido al casode los particulares cuando el derecho que uno ó ambosaleguen provenga de la subasta verificada por el Esta-do, pues siendo causa del conocimiento que por dichoartículo se asigna á la administracion lit íntima rela-cion que existe entre la reseinden de - lás' cuestionesque, de la subasta nacen, y las diligencias que sirvieronpara efectuarla, ctiya práctica'-Coresponde á ella,esta razon existe de un modo"idéntieo' en el últimosupuesto.

Oído el Consejo Real; vengo en decidir estapetenera ;1 favor de la adroihistracion. ,

Dado en Palacio á diez de noviembre dé Mil Ocho-cientos cincuenta y dos.—Está rubricad() de la realmano —El ministro de la Góbernacion Melchor Or-dofiez.

El caso que antecede es análogo al del dim. '1 1,

inserto en el 182 de este periódico. Aunque la enes-tion reelija allí sobre diverso objeto, la doctrina ge-neral que espuSimoS énteneeS brevemente, es en untodo aplicable 'á la enestion actual, y con tante Mayor

Cuanto que 'aquí los dos interesados alegan co-no título 'de trdquisieion la compra hecha al Estado,tino en el alió de '1'822 Y óleo en él de 1848.

GIL

COMPETENCIA.

VIO Y APROVECHAMIENTO DE AGUAS, Se decide á. favor de lá administracion la competencia suscitada' entre

el gobernador de Canarias.), el juez de Santa Cruz de Te-nerife, sobre el conocimiento dé una demanda relativa alaprovechamiento de las aguas del barrañco de San 'Anto-nio , en Iajnrisdiceion de /a villa de San Seliakian. (Pu-blicada en la «Gractta» '&112 de novierhbre de 1852.)

En el espediente y autos de cornpetencia snIcitadaentre el gobernador de Canarias y 'él juez de. priffleil

instancia de Santa Cruz de Tenerife , de lolt Miel re-sulta que, á consecuencia de peticion dirigida á hom-bre de varios llevadores de tierras que se regaban conlas aguas del barranco de San Antonio I sito .eri la ju-risdiccion de la villa de San Sebastian, en la isla deGomera, practieose, con autoridad del teniente de au-sencias del alcalde-mayor de la isla , y por los ariosde 1 740, una distribucion de dichas aguas entre losdueños de propiedades confiñantes al referido caucedesde él pago de la Laja hasta las haciendas llamadasde los Sercadillos y Molinillo, cuyo repartimiento, ele-vado á escritura, ha venido observándose hasta la fe-cha, con algunas modificaciones introducidas en el añode 1820 por el ayuntamiento:

Que en dicho barranco, pero mas arriba del parajeen que están las tierras entre las que se verificó dichadistribucion, se halla un molino , de la pertenencia dedoña María Alvarez , cuyo cubo, en estado de dete-rioro no permite la marcha del artefacto sino encu-bando el agua , ó sea deteniéndola hasta el completolleno de dicho cubo :• Que fundado el alcalde de la citada villa en que esto

causaba á los propietarios dé las haciendas mas bajasun perjuicio de consideracion , pues retardándose pordicha operacion el curso de las aguas, sufrian aquéllasuna diminucionen el tiempo de sus dulas respectiváá,olió órden á D. Juan Hernandez , bijo de doña Maria,para que se abstuviese de encubar el agua:

Que contra esta providencia interpuso el referidoHernandez interdicto de despojo ante el juzgado deprimera instancia de Santa Cruz de Tenerife, acredi-tando por informacion de testigos que se hallaba en laposesion de encubar el agria; como asimismo que estaoperacion era necesaria para la marcha del molino:

Que declarado el despojo por dicho tribunal, y con-denado el alcalde en daños y perjuicios, acudió el re-ferido funcionario al gobernador de la provincia dán-dole cuenta de lo ocurrido, cuya autoridad, despuesde haber instruido expediente; y conceptuando segunsu resultado que las aguas del referido barranco sonpúreifile's y pública, y que lió Solo Corresponden al

riego de ciertos Particulares, Sitie tainbieri ál áprolie-ehainiente del vecindario, reqUirló al juzgado de in-hibición, resultando en Su virtud la presente Com-peteneia:

Vista el art. 8'0, párrafo s'Oil/ido de la ley de ápin-tafilientós, 'Segün el cual es atribádon de l'os alcaldescuidar de todo lo relativo á la policía urbana y rural:

Vistas las reales .órdenes de 22 de noviembre de1830 y -20 de julio de 4839, que imponen á los jefespolíticos en sus respectivas provincias la 'observanciade las ordenaniás, reglamentos y.disposíciones

entre otras cosas, á la distribucion de aguaspara riegos:

Vista, la real órden de 8 de mayo'de 1839 , qüe es-cluYe les interdictos de manutencion y restitucioncuando se dirigen _contra providencias cate dictan losayuntamientos y diputaciones provinciales en el círett-

'lo ;de sus atribuciones:Considerando, 1 ..° . Que las facultades que la

da disposicion de la ley municipal confiere 4 los alcal-des comprenden la de prohibir todos aquellos actosque in pidan y perjudiquen el disfrute de los aqrove-chamientos • compnales, ya sean urbanos ., ya rurales.

2.° , Que; en su virtud:, al ordenar el'alcalde de SanAntonio á; I. 5uan Hernandez que se 'abstuviese deencubar el agua, coma lo verjficaba can manifiestoper;-nido, de,losusas . pnblicos et que la misma se des-tina a, dentro del eíreúlo de sus atribuciones.

3.° Que aun en el supuesto afirmado por Hernan-dez de que las aguas& didtió cartee libtrIésen Ora

EL luto NACIONAL.

otros usos que para el riego de las propiedades contiguasá él, ni tuviesen el carácter de aprovechamiento co-munal, no estaría menos en el circulo de las atribu-ciones del referido alcalde la providencia por él torna-da, ya porque bastabas que se tratase de un comun deregantes perjudicados en el uso de un aprovechamien-to colectivo para que su intervencion en aquellos tér-minos deba considerarse como una emanado!' de lasatribuciones que le.competen en lo relativo á.la poli-cía rural, ya porque existiendo una distribucion deaguas para el riego, cuyas efectos se contrariaban porel acto de Hernandez , la providencia eu ctiestion, co-mo dirigida á procurar el cumplimiento de dicha dis-tribucion y mantener el estado de cosas por ella crea-do, es, segun las referidas reales órdenes de 22 denoviembre de 1836 y 20 de julio de 1839, que ponenel cumplimiento de esta clase de arreglos al cuidadode los jefes políticos, y por tanto al de los alcaldes co-mo delegados de estos, á todas luces propio de sus fa-cultades.

4. 0 Que por ello, es manifiesto que no es el reme-dio del interdicto el que debió emplearse contra dichaprovidencia corno contrario á lo prescrito en la realórden de 8 de mayo de 1839, estensiva á todas lasautoridades del órden administrativo;

Oido el Consejo Real, vengo en decidir esta compe-tencia á favor de la adrninistracion.

Dado en Palacio á diez de noviembre de mil ocho-cientos cinenenta y dos.—Está rubricado de la realmano.—E1 ministro de la Cobernacion, Melchor Or-doñez.

La doctrina legal de esta competencia es la que tan-tas veces hemos tenido ocasion de esponer en otrasmuchas de su clase, á saber: que la adrninistracion esla única competente para entender en los asuntos re-lativos á la distribucion y aprovechamiento de lasaguas, y que 140 puede ser perturbada en el ejerciciode estas funciones con providencias de interdicto dic-tadas por los tribunales de justicia. Véanse sobre es-tos particulares nuestras observaciones á los números64 y 48, donde se esponen estas doctrinas.

CLX.

AVTORIZACION.

Se deniega la solicitada por el juez de Cabuérniga para pro-cesar al alcalde del mismo pueblo , por la demora encumplir ciertas providencias del juzgado , relativas á la

instruccion de un espediente . do declaracion de pobreza.(Publicada en la aGaceta» del 14 de noviembre de 1852.)

Remitido al Consejo Real el espediente sobre auto-rizacion para procesar al alcalde de Cabuérniga , haconsultado lo siguiente :

«Excmo: Sr.:•El Consejo ha examinado el espedien-te en que el juez de primera instancia de Cabuérnigapide autorizacion para procesar al alcalde del mismopueblo D. Bernardo Carrabes, y de él resulta :

Que en espediente instruido en dicho juzgado sobredeclaracion de pobreza de Patricio Bustamante, vecinode Renedo, mayo dictó auto, á solicitud de este, con fe-cha 43 de ayo de 1851, para que se certificase de loscuadernos de amillaramiento de inmuebles correspon-dientes al ano pasado de 1850 en los particulares quedesignase la parte; para lo cual se pasó oficio al alcaldeá fin de que dispusiese la manifestacion . de los citados

48Z

cuadernós en la casa capitular de16 del, mismo. El alcalde, con fechaa 151e del propio inesa,

1 distrito el dile ofició desde Sopan, diciéndole qamillaramiento estaban bajo la ensillad

iaosrtadse

ecrrneo

ariloe

del ayuntamiento en su casa del inmedi(ateoTeran, en donde, y.no en la casa capitular,

Ipoudeibano de

exhibidos para la compulsa ó certificacion que se prs(e'rtendia, á cuyo efecto tenia comunicadas las órdenesoportunas á dicho secretario:- Que en vista. de este oficio dictó auto el juez, confecha del 16, que insertó en oficio que dirigió elmo dia al alcalde, en el que se dice que, resultando delproceso la urgencia de dicha diligencia, se volviese áoficiar al alcalde para que precisamente en el siguien-te dia, y bajo la responsabilidad que corresponda, hi-ciera que se manifestase el archivo en' el punto endonde legalmente debe encontrarse, sin precisar alTribunal á evacuar asuntos del servicio en casas par-ticulares. Pero el alcalde , que,' segun parece, recibióesta comunieacion el dia 18 por la tarde, volvió á ofi-ciar al juzgado , haciéndole presente esta circunstan-cia, añadiendo que era reparable se hubiese puesto enel correo ordinario un oficio dirigido por el juzgado ála alcaldía, y que era tanto mas estraño, cuanto que,despachado en la Audiencia del 16, no pudo alcanzaral correo que salió de la cabeza del partido á las cincode la mañana del mismo dia, siendo preciso por lo tan-to que se llevase á Cabezon de la. Sal, en cuya admi-nistracion fue depositado el 17, segun su marco :

Que tratándose en dicho oficio de una diligenciaque debia evacuarse el 17 precisamente, y no pudien-do recibirse por aquel conducto hasta la tarde del 18,se comprendia fácilmente la idea de aclopcion de eserodeo ridículo, di/atorio y ademas inútilmente gravosoal presupuesto de la municipalidad; todo lo que esta-ba comprobado con los sellos del juzgado y de la ad-rninistracion de correos de Cabezon, y ademas por eltestimonio de uno de los escribanos del juzgado quese halló presente al recibo : por último, que, respectodel contenido del oficio, reiteraba lo 'que tema dicho.

Que los cuadernos se hallaban bajo la custodia delsecretario , de donde no porfia disponer que se ostra-jesen sin comprometer su seguridad , y en cuyo poderestaban por el mal estado de la casa capitular ; peroque, conias formalidades prevenidas se exhibirían enla secretaría el dia y hora que se señalase, pues al efec-to tenia ya dadas las órdenes oportunas , esperandoque no insistiria en que se trasladasen los cuadernosá la sala capitular, donde por su inse euridad no esta-ba ni podia estar el archivo del aytatarniento: elgado dió traslado de este oficio á las -partes y al pro-motor fiscal , sin perjuicio de averiguarse la direccionque se había dado á dicho oficio, puesto que se mani-festaban tendencias de dejar ilusorias las determina-ciones del juzgado: de las declaraciones resulta que eloficio pasó cle- unas manos á otras, no constando ter-minantemente que se entregase á la mano al alcalde;y, sin embargo de que la parte á quien interesaba laexhibicion de aquellos documentos dijo que eraferente se evacuase en la casa capitular ó en la del se-cretario, el promotor fiscal fue, de, dictamen se pasaseá casa del secretario, donde, segun el alcalde , existíael archivo, para que se certificase si realmente se ha-llaba : y, en efecto, á virtud del auto que dictó djuzgado conforme con el promotor, su fecha 4 de ju-nio, se evacuó dicha diligencia, resultando de la cer-tificacion librada por el secretario que se tomó razonde todos los documentos que habia en la secretaria,incluso el libro de acuerdos, pero 110 de' 1()sde contribuciones que el alcalde tepia mandapobir, porque el dia anterior los liabra llevado a casa del

484

EL VARO NACIONAL.

tenien te alcalde, manifestando que en el momento losreeoeria si se quería evacuar la referida compulsa, álo que se contestó que ya no hacian falta por entonces,y (u y!, aunque estuvieran, no se llenaría aquellageoda:

Resulta, por último, que, dado traslado al promotorfiscal , lo evacuó, diciendo estar demostrado que el al-

calde no balda prestado ni querido prestar la debidacooperado], para la adininistracion de justicia , puestoque eco protestos falsos había impedido que se practi-case olla diligencia que se había considerado necesa-ria para la completa instruccion del negocio, y debíapor lo tanto formársele causa, pidiendo previamente la; i n torizacion al gobernador de la provincia: el juzgadoasí lo acordó ; y remitidas las oportunas diligencias yoído el consejo provincial, le fue denegada, conformecon su dictan-len:

Considerando que, segun aparece del espediente, nohubo resistencia por parte del alcalde á que se practi-case la diligencia acordada por el juzgado , antes porel contrario, pasó las órdenes oportunas al secretariodel ayuntamiento para que pusiese de manifiesto loscuadernos de contribuciones, á fin de (lar cumplimien-to al auto del juez de primera instancia, y no puedepor lo tanto atribuirse al alcalde falta de cooperaciond. que la justicia se administrase rectamente :

Considerando que á la administracion de justiciaafectaba bien poco que la compulsa ó exhibicion delos documentos se hiciera en un punto ó -en otro, ver-dadero pretesto de la contienda suscitada entre ambasautoridades, con tanta mas razon si se atiende á quela parte que la solicitó estaba conforme con que sehiciera en la casa del secretario, bajo cuya responsa-bilidad estaban custodiados dichos documentos:

Considerando que tampoco puede imputarse al al-calde el hecho de que se hubiera sacado del archivo elcuaderno de las contribuciones el cija anterior al enque se presentó el juzgado, porque esto se hizo en vir-tud de la órden del teniente, alcalde, en quien en últi-mo caso podria recaer la responsabilidad; y, por último:

Considerando que ni aun esta podria hacerse efecti-va, puesto que en el acto ofreció el secretario al juezde primera instancia reco ger el cuaderno y ponerlo ásu disposicion, no pudiendo por lo mismo decirse quepor esta causa dejara de practicarse la compulsa, por-que no era esta circunstancia el objeto principal ,deaquella diligencia, segun aparece del auto que la moti-vó, su fecha 4 de junio de 1851; .

El Consejo opina puede V. E. servirse consultará S. M. se confirme la negativa acordada por el gober-nador de Santander.»

Y habiéndose dignado S. M. la Reina (Q. D. G.) re-solver de conformidad con lo consultado por• el Conse-jo, lo digo a V. S. de real órden para su inteligencia ydomas efectos.--Dios guarde á V, S. muchos años. Ma-drid 7 de noviembre de 1 852.--Ordoiíez.—Señor go-bernador de la provincia de Santander.

De la antecedente esposicion , en que aparecen es-tensamente referidos algunos hechos harto insignifi-cantes en sí mismos, resulta que por parte del alcaldede Cabué.rniga hubo alguna informalidad, ó cuandomenos falta de actividad en la práctica de las dili-gencias que le encomendó el juzgado para la instrucdon del espediente de declaracion de pobreza de Pa-tricio Bustamante, coincidiendo con esta otra infor-malidad en la manera como se custodian los docu-wntos y papeles de la secretaría de aquella corpora-

don , que influyó, tambíen de un modo notable en ladilacion que sufrió el indicado espediente. En todasestas cosas, reparables si se quiere, forzoso es confe-sar que no se encuentra un hecho criminal que pueda'lar materia á la formacion de un proceso. En nuestraopii;ion, sin embargo, hay algo en este espedientequ e nt; debió pasar enteramente percibido en la deci-síon del mismo; porque hay cosas que, aunque peque-

merecen á veces. cierta correccion, y es, áhas en sí,,uiciojnuestro un precedente funesto para lo sucesi-

vo dejarlas correr impunemente. No llevaremos masadelante estas indicaciones, que nos contentamos conapuntar ligeramente, dejando su apreciacion al buencriterio é intel-'zencia de nuestros lectores.

CLXI,

SENTENCIA.

CLASIFICACION. Se deniega el recta» intentado por don`Leon Lopez Espila contra el acuerdo de la junta de cla-

ses pasivas en el espediente de clasificacion de este intere-sado. (Publicada en la «Gaceta» del 18 de noviembre

de 1852.)

En el pleito que en primera y única instancia pende'ante el Consejo Real entre partes, de la una D, LeonaLopez Espila, tesorero cesante de la provincia de la'Coruña, demandante, y de la otra la Hacienda pública,y en su nombre mi fiscal, demandado, sobre mejor de-recho á clasificacion:

Vistos: Visto el recurso dirigido al Consejo Real porD. Leon Lopez Espila, que con real órden de 30 deabril de 1852 espedida por el ministerio de Hacienda,y en conformidad á lo dispuesto en el art. 14 de mireal decreto de 28 de diciembre de 1849, se remitió ádicho Consejo Real, en cuyo recurso pretende el re-currente se declare son de legítimo abono para su ce-santía los cinco años nueve meses y diez y nueve diasque sirvió de meritorio en las oficinas de rentas deGuadalajara en virtud de nombramiento de los jefes deHacienda, con arreglo á la real órden de 15 de mayode 1815 , en cuya disposicion se les autorizaba parahacer-estos nombramientos, y los once años trascur-ridos desde 1823 á 1834 que permaneció emigrado:

Visto el escrito de mi fiscal oponiéndose á la decla-racion que solicita Lopez Espila, por considerarla con-traria á las disposiciones sobre clases pasivas:

Visto el espediente gubernativo que junto con el re-curso de Espila se remitió igualmente al Consejo Real,del cual aparece que la junta de clases pasivas no esti-mó abonables los años que este interesado dice haberdesempeñado el empleo de meritorio, y los trascurri-dos desde 1823 4 1834, y-á su virtud que, no reunien-do los años de servicio que la ley exige, debia cesar enel percibo de 12,000 rs. que gozala como cesante:

Vista la real órden motivada espedidlen 24 de fe-brero de 1852 por el ministerio de Hacienda á pro-puesta de la direcciori general de lo contencioso conmotivo de las reclamaciones de Lopez Espila contra laresolucion de la junta, y retnision que esta dependen-cia hizo del espediente al dicho ministerio de Ha-cienda, en cuya real órden fueron desestimados Cam-bien para la clasificacion del recurrente los años demeritorio y los once trascurridos desde 1823 á 1834,y en consecuencia se declarólo tener derecho á haberalguno como cesante:

zt. PARO NAOONAL.'

48t;

Vista la real órden de 44 de abril de 1844, en lacual se dispuso se abonasen á este interesado para su•clasificacion los cinco años, nueve meses y diez y nue-ve dias que sirvió de meritorio en la administracionde rentas de Guadalajara y los once años de emigrado:

Vistos los documentos que se han tenido presentesen las dos clasificaciones hechas á Lopez Espila, dedoscuales resulta que no ha justificado con ningun nom-bramiento sus servicios corno meritorio de las ofici-nas de Guadalajara; comprobándose asimismo con losreferidos documentos que dejó de ser empleado en elaño de 1819 , careciendo de este carácter oficialal efeItuarse el cambio de circunstancias políticasde 1823:

Visto lo alegado por las partes que litigan durantela sustanciacion de este pleito:

Vista la disposicion 19 de la ley de presupuestos. de1835, que previene que á los empleados que quedaronprivados de sus destinos á virtud del real decreto de1. de octubre de 1823, y han sido rehabilitados por elde 30 de diciembre de 4834 por la amnistía concedidaen 1832 y sus declaraciones, se les abonara por entero,tanto para la clase de cesantes como para la de jubila-dos, el tiempo trascurrido entre ambas épocas:

Considerando que, careciendo D. Lean Lopez Espiladel nombramiento de meritorio de las oficinas de Gua-dalajara, y de cualquier otro documento justificativode este destino, no procede el abono de estos serviciosínterin no se prueben debidamente :

Considerando que, confesion de este intere-sado , no era ya empeado al efectuarse el cambio polí-tico en el año de 1823, por cuya circunstancia no su-frió ningun perjuicio por el decreto de 4.° de octubredel mismo año, no debiendo por estas razones apli-carse al presente caso los beneficios del 30 de diciem-bre de 1834 y los concedidos en la citada disposicion19 de la ley de presupuestos de 1835:

Considerando que, a pesar de lo dispuesto en la realórden de 14 de agosto de 1844, no pueden abonarseá D. Leon Lopez Espita los años de servicio á que di-cha disposicion se refiere, segun lo prevenido en la leyde presupuestos de 1835;

Oido el Consejo Real ,Vengo en desestimar el recurso deducido por D. Leon

Lopez Espila contra lo dispuesto en mi real órden de24 de febrero de 1852, y en maridar que esta se guar-de, cumpla y ejecute en todas sus partes.

Dado en. Palacio á tres de noviembre de mil ocho-cientos cincuenta y dos.—Está rubricado de la realmano.—El ministro de la Gobernacion, Melchor Or-doñez.

Las consideraciones en que el Consejo Real fundasu fallo denegando las pretensiones de D. Lean LopezEspila, no pueden ser mas sencillas y fáciles de apre-ciar. Este interesado solicitaba, en primer lugar, elabono del tiempo que sirvió como meritorio en las

- oficinas de rentas de Guadalajara, á virtud, segun es -presa, de nombramientos de varios jefes de Hacienda,autorizados para especlirlos por la real órden de 15 deidayo de 4815; y en segundo lugar, el de los once añostrascurrido?' desde 1823 á 1834, en que permaneció

esupuestos de 1835, en la que se previene que los em-

de preemigrado, conforme á lo dispuesto por la ley -

picados que quedaron privados de sus destinos á vir-tud del real decreto de 4.0 de octubre de 1813 y fue

-"IlrehabUitadeS por el de 3Q de diciembre de 184,

se les abone por entero para cesantías y jubilacionesel tiempo trascurrido entre ambas épocas. La primerade estas pretensiones se halla destituida de funda-mento legal , porque, segun lo espuesto en la relacionque antecede , el interesado no presenta- el nombra-miento en , cuya virtud sirvió la plaza de meritorio enlas oficinas de rentas de Guadalajara , documento ab-solutamente necesario para probar la efectividad deeste servicio , y sin el cual en manera alguna puedeserle de abono ; y la segunda pretension carece hastade fundamento racional , porque como el interesadono tenia destino alguno en 1.° de octubre de 1823 , denada fue despojado por la revolucion de aquella época,y por consiguiente no se entienden respecto de él lasdisposiciones reparadoras de la ley de presupuestos de4835. Estas hablan tan solo con los que habiendo per-dido la posicion que tenian aquella época, sufrieronun injusto gravámen, de que ha querido resarcirles laespresada ley. X. los que nada perdieron entonces,porque nada tenian , ningun resarcimiento ni indem-nizacion porfia corresponderles.

CLXII.

SENTENCIA.

CLASIFICACION. Se deniega el recurso intentado por donManuel Alfaro archivero jubilado de Hacienda pública,contra la real órden de 24 de febrero de 1852, que fijó el ha-ber que por jubilacion corresponde á este interesado. (Pu-blicado en la ,,Gaceta» de120 de noviembre de 1852.)

En el pleito que en primera y única instancia y porpor vid de recurso pende ante el Consejo Real entrepartes, tic la una D. Manuel Alfaro, archivero jubiladode Hacienda pública, recurrente, y de la otra mi fiscalen dicho Consejo, á nombre de la administracion ge-neral del Estado, sobre revocacion ú confirmacionla real órden de 24 de febrero de 1832, que fijó elhaber que por jubilacion corresponde á este intere-sado :

Visto: Visto el espediente de la nueva clasilic,acionde D. Manuel Alfaro; hecha por la junta de clases pasi-vas, del que resulta que en su concepto no puedenabonársele los ocho años, nueve meses y quince (Hasque sirvió el empleo tic mozo de botica y guarda-al-macen del ejército de Estremadura, por no ser destinosen propiedad ni de reglamento en la administracionmilitar; y que rebajado este tiempo solo le quedan delegítimo abono veinte y ocho años, dos meses y veintedias, por los cuales le corresponde únicamente el ha -,ber anual de 3,600 rs. en vez de los 4,800 que teniaseñalados:

Visto el dictamen de la direccion general de lo con-

tencioso del ministerio de Hacienda, aprobado por rea/órden de 24 de febrero de 1852, en que se propone:

1.° Que O. Manuel Alfaro solo tiene opciool por i n-

bilacion á 3,600 rs. , tres quintas partes de los 6,000que disfrutó en ejercicio.

2.° Que á su consecuencia cese en el percibo de los4,800 (que actualmente disfruta:

Y 3. Que esta resolucion se comuniquea la g oii-GtuaS á que corresponda para los efectos consiguientes,

486

EL FARO NACIONAL.

al interesado para su conocimiento, con las preven-ciones oportunas:

Vista la demanda de agravios presentada por Alfarocontra la anterior resolucion, en que solicita se le abo-nen los años de servicio que le rebaja la junta; porquehabiendo obtenido nombramiento del intendente ge-neral del ejército, el cual se hallaba competentementefacultado para ello, debe reconocérsele este tiempo conarreglo á lo dispuesto en las reales órdenes de 6 deabril de 1831 y 15 de julio de 1832:

Vista la con testacion de mi fiscal, en que se opone ála anterior pretension por no constar que los destinosde mozo de botica y guarda-almacen de víveres delejército fueran en propiedad ni de reglamento, por lo-cual pide se confirme la real órden que aprobó la cla-sificacion de este interesado:

Vistos los documentos y demas antecedentes unidosá los autos, de los que resulta:

4." Que por certificacion del conde de Clonard,inspector de guardias españolas, de 26 de noviembrede 1814, consta que Alfaro sirvió en el ejército desde4 de abril de 1799 hasta 6 de abril de 1807, en queobtuvo licencia absoluta.

2.° Que por otra certificación del secretario delcuerpo de sanidad militar, dada en 17 de abril de 1852,aparece que no hay documento alguno del que resultehaber sido nombrarlo Alfaro mozo de botica del ejér-cito de Estremadura en 1807 ; pero que segun infor-me del'vice director D. Justo Muñoz , fue nombradopara dicho destino por real órden de 12 de noviembrede 1807, y lo desempeñé hasta fin de febrero de 1809,en que por nombramiento del intendente pasó al ramode provisiones.

3." Que en diversas ocasiones obtuvo en los añosde 1812 y 1813 pasaporte de las autoridades militaresy civiles de Alicante para pasar á diversos puntos cornoguarda-ahnacen de víveres á conducir comestibles yraciones:

4." Y que despues de haber servido Alfaro otrosdiferentes destinos hasta el de archivero de las ofici-nas de rentas de Huesca, solicitó y obtuvo su jubila-cion pór real órclen de 4 de octubre de 1848 , para locual se reconocieron treinta y seis años y nueve mesesde servicios abonables, y el derecho por ellos al haberanual de 4,800 rs.

Vista en el espediente la real órden . de 30 de marzoy su aclaratoria de 7 de junio de 4832,' en que se pr e-viene á los empleados en la admiriístracion Militar seles cuente el tiempo de sus servicios desde que obtu-vieron nombramiento real , ó de autoridad competente-facultada para ello; y que el 'destino de guarda-alma-cen se cuente entre aquellos cuyos servicios debenabonarse:

Vistas las disposiciones generales sobre clases pasi-vas, insertas en la ley de presúpuestos • de 26 de mayode 1835: •

Considerando que cualquiera que sea el mérito delos servicios que 1). Manuel Alfaro alega haber pros'todo como mozo de botica y guarda-almaCen del ejér-cito de Estremadura no resultan convenientementejustificados estos servicios:

Oido el Consejo Real,Vengo en desestimar el recurso iilterpuestopor'dOn

Manuel Alfaro contra mi real órden de 24 de febrero'de 1852, la cual se guarde; cumpla" y ejecute en todas.sus partes.

Dado en Palacio á tres de noviembre de mil ochocientos cincuenta y dosi'--Está rubricado- de la real,mano. 7--El ministro de la Gobernacion, Melchor

• dohei. -

La solicitud denegada en la antecedente deoisiondel Consejo Real guarda cierta analogía con la anterior, tambien resuelta en 'sentido negativo. D. Ma-nuel Alfaro, archivero jubilado de la Hacienda pública,solicita el abono de mas de ocho años que sirvió comomozo de botica y guarda-alnutcen del ejército detremadura; pero, cualquiera'que sea el mérito de losservicios prestados en estos destinos, no pueden serlede abono porque no resultan convenientemente jus-tificarlos con los 'respectivos -nombramientos ;' y cornoéste es 'el títdlo indispensable para acreditar la'electi-vidad de los servicios, el Consejo Real, dejando deapreciar su valor legal, no los reconoce para el efectode su 'abono en-su clasificacion como cesante. Esta re-solucion es tan obvia y procedente , que no creemosnecesario detenernos en consideraciones acerca de ella.

Por punto general observaremos que todas las cor-poraciones que intervienen en les espedientes de cla-sificacion, se hallan de acuerdo en reconocer siemprela necesidad de ciertas formalidades para que puedanreputarse válidos los servicios prestados por un em-pleado, cuando se trata de graduar el haber que lecorresponde como cesante ó jubilado. Esta prácticapuede aparecer injusta á -primera vista, porque es unhecho real y positivo que tales servicios se han pres-tado , ya procedan sus nombramientos del Rey ó delas Cortes, ya del jefe de una oficina general en que sehayan prestado los servicios, ya sea, en fin, que porcualquiera motivo independiente de su voluntad ca-rezcan los empleados del nombramiento que lo acredi-te, cómo sueede 'en los dos casos anteriores ; pero esteequivocado concepto desaparecerá muy en breve, si setiene en cuenta que es indispensable exigir- algunasformalidades, algunos requisitos legales para la valida-cion de unos servicios que han , de hacer pesar tinacarga constante sobre el presupuesto del Estado, yproducir rendimientos, á veces '•cuantiosos y de granconsideracion, para e/ interesado, en un tiempo en queha dejado ya de'prestarlos. Así pues, á. la manera quelos tribunales de justicia exigerp la presentacion de tí-tulos y de otros requisitos legales para reconocer co-ma válidos en juicio los derechos de un propietario,por mas que sean públicos y notorios para todo elmundo; así en los casos á que nos referimos es indis-pensable que se haga conocer y constar , por mediossolemnes los servicios de que proceden esos derechosque los interesados pretenden hacer valer para eldedo de su clasificacion.

EL VARO NACIONAL.487

SECCION DOCTRINAL.

De los oficios de la fe pública en España.

ARTICULO IV ).

Vióse por lo que en el anterior dijimos, queal subir al trono de España la dinastía austriacacontinuó la perniciosa costumbre , introducidaen la edad media, de enajenar del Estado ofi-cios inalienables por su naturaleza: andando los.tiempes el -mal creció de una manera pasmosa:tales enajenaciones llegáronse á mirar por losgobernantes como un recurso útil y beneficio-so; y poco debió faltar para que concluyera conel gobierno mismo aquello que por ventajosoarbitrio se tenia, y por buena manera dé allegarmedios de gobernar, y fondos con que atenderá las necesidades de la nacion. En vano levan-taban su voz contra semejante práctica varones

. de autoridad Y conciencia, como D. Franciscode Quevedo, el maestro Fr. Juan Marquez, pre-dicador del mismo Felipe III, D. Diego de Saa,vedra Fajardo y otros. El supremo poder delEstado se halló reducido á dar los nombramien-tos parsa casi todos los oficios públicos, sin po-de• elegir personas, teniendo que espedir cé-dula para que los ejercieran á cada uno de loscompradores de los mismos: solo como un de-recho honorífico nada mas, y como por fórmu-la, se despachaban en nombre del Rey los tí-tulos de los públicos empleos. En los oficiosde la fe pública, que aun subsisten enajenados

de la Corona , como por costumbre se dice, to-davía sucede lo propio. Hoy es, y el gobiernose ve obligado á conceder esta á la otra escri-banía, aunque no haga falta su provision , por-que el pretendiente es dueño de ella y ha re-clamado su derecho.

doficios;» (t). podia llegar el dañooslayor oficios;

altura : ejemplo de los gsoolt'rina\netieb_sera contagioso , y en las ciudades E

-á mayo

procuraciones de Cortes: pertenecien-do este cargo á aquel de los regidores que era

delegido , á quien tocaba por suerte, muchos

e estos tedian por precio tan difícil, delicadaV honorífica mision. Un decreto del citado señorD. Felipe IV, fecha 14 de julio de 1660 (2) re,,mitido á la junta de Asistentes de Cortes, prin-cipiaba de este modo: « Debiendo venir á lasCortes con los poderes de las ciudades los pro-curadores que ellas hubieren elegido , 6 poreleccion 6 por suerte (segun la costumbre decada una) la esperiencia ha mostrado no se eje-cuta, por haberse dado lugar á que aquellos áquien ha tocado la hayan cedido á otras personas,aunque no sean Regidores ni naturales de lasmismas ciudades-; de que han resultado incon-venientes que se deben atajar, por las negocia-ciones y tratos que en esto pueden hacerse porlas personas poderosas, que solicitan procura-ciones para sus fines particulares , y no para elbeneficio público del reino , y de las mismasciudades por quien vienen, que es lo principalpor que yo debo mirar:» etc. Por este camino,pues, andaba todo, y. mas que todo, el preciosodepósito de la fe pública.

Hoy, que en este ramo confiesan todos que aunhay abuso que corregir , ,órden que establecer,número que acortar, reivindicaciones que exigiry prácticas que resucitar desterrando muchasotras, se contarán en la nacion de ocho tí -diezmil escribanos y notarios (cálculo prudencial,aunque no deje de ser aventurado, pues care-cemos de los datos precisos para mayor exacti-tud.) Y no solamente existen los que bastan,sino que tal vez los haya de sobra. Calcúlese loque seria cuando, ademas de los oficios de libreprovision , que nunca se regatearon , eran es-cribanos los mil y Inil que los poseían en pro-piedad perpetua, los de las diversísimas jurisdic-ciones qué enumeradas tenemos en otro ar-tículo, y los ocho mil setecientos noventa nota-rios que solo en lo eclesiástico y en las inetrórpolis de Eastilla y Leon pudieron, á duras penas,contarse no ha muchos años todavía. Maga de-bió ser, efectivamente , la multitud excesiva

(1) Consulta á S. M. por las Cortes de 16i5, Girada por

Alonso Nuñez de Castro en la Obra titulada •Solo Itladrid

0)rteo pág. 4t.9,edicion de }093, cuarta ipopresion.

L. lib. 3, tít. 8, AOr.Rec,

Unicknente en el trascurso de seis años, enel reinTd.0 del Sr. D. Felipe IV, se vendieronsesenta y dos mil ofielos. No lo decimos nosotros:dij éronlo las Cortes que se celebraron en Madrid,año 1646, y lo consignaron en la ronsulta quedirigieron á S. M. «Desde este año (el de 1640)se ha usado de diversos arbitrios , ventas de ofi-cios, alcabalas, baldíos, realengos, sin dos mi-llones (de ducados) que concedió el reino ; se-vendieron siete millones y medio con sesenta y

(I ) Vaso los núm. 479,192 y 195 de nuestro Int

488 EL FARO NACIONAL.

sobre toda ponderacion , de escribanos y nota-rios en los siglos XVII y xvm, con particularidaddesde 1630 en que tan inconsideradamente se

empezaron á vender y perpetuar los dichos

oficios (1).Pues ademas de estas ventas á perpetuidad,

cosa que tos Derechos aborrecen, segun decienlos Reyes Católicos (2), echáronse del todo enolvido las cualidades de que debía estar ador-nada la persona á quien se confiase el testimo-nio de la verdad. Dispuesto se habia que encar-go de tanta monta anduviera en manos de va-

rones prudentes (3); que el demasiadamentemozo es cereus in vitiuin flecti, desde antes depublicar Horacio que tenia tal defecto (4); y,sin embargo, debieron fiarse las escribanías ápersonas de incuria y sin edad competente y ma-

dura (5), de tal modo que desde las Cortes deMadrid de 15'34, y desde la cédula de 1539 (6),en que espresamente se mandó que los escri-banos hubiesen de haber cumplido, para serlo,veinte y cinco años, se estuvo prohibiendo conrepeticion lo contrario por mas de dos siglos,como puede verse en el tít. xv del lib. vil dela Novísima Recopilacion; y al cabo de todo, enla cédula de 21 de diciembre de 1800, se per-mite dispensar la edad para ser escribano, sir-viendo el que no la tenga con cien ducados ve,1ton por cada año que le falte. Perniciosa ma-nía, que no nos cansaremos de combatir, la denuestros legisladores: buscar siempre recursospara las atenciones del Estado en los oficios dela fe pública y en los que á su cargo han detenerlos. Mentira y sueño parece que en nues-tros tiempos se haya dado un paso más por tanfeo camino , y sin que la tribuna ni la imprentahayan clamado hasta hoy en contra: nos refe-rimos á las subastas de notarías y escriba-nías ; inconveniente y poco atinada mane-ra (en nuestro humilde sentir) de proveer uncargo tan delicado y trascendental deSea dicho de pasada, sin perjuicio de que nosocupemos en esto mas adelante; y volvien-do á las dispensaciones de edad, observemosque finalmente, por la ley de 44 de abril de1838,- se prohibió, hasta como gracia al. sacar,la dispensa de que vamos hablando; y en esta

(1) Aut. 5, t. 9, lib. 3. R.L. 20, tít. 7, Ilb. 7, Noy, Rec.(9) L. 3, tít. 8, lib. 7, NOV. Rec.

. 4, liba'7

4.

(3) lbid.(4) De Art. Poet,, y. 463.(8) L. 40, tít. 43, lib. , No¡, goo.1112‘

parte lleva ya tal disposicion quince años derigoroso cumplimiento.

Otro de los adornos esenciales de que jamásdebió la ley dispensar al escribano , se ve enaquel que tanto recomiendan las acertadasprescripciones de las Partidas: esto es , quesean sabidores, que sean de buen entendimien-to: sucedió con esta circunstancia lo que suce-dió con la anterior ; y en el siglo xv mandabanlos Reyes Católicos que no se diera «título deescribano de cámara ni de escribanía pública ápersona alguna , salvo si fuere primeramente latal persona vista , y conoscida por los del nues-tro Consejo, y precediendo para ello nuestromandado, y fuere por ellos examinado, y halla-do que es hábil y idóneo para ejercer el tal ofi-cio (1)..» No sabemos sobre qué materia serianentonces examinados, pues ningunos estudiosse les habian prescrito: solo doscientos añosdespues se mandó por D. Felipe III que proba-sen haber estado por espacio de dos años con-tinuos en escritorios de escribanos, ó en casasde abogados y relatores, sirviéndoles en el mi-nisterio de sus oficios (2). Pero es lo cierto queno solo debieron ser benignísimos los exami-nadores, sino que tambien se dieron dispensaspara no acudir á examen ante el Consejo : que,este solia comisionar jueces que fueran exami-nando por los pueblos á los aspirantes á escri-banías: que ni los primeros eran rígidos ó ce-losos, ni los segundos podían ser entendidos:que la garantía de suficiencia, por consiguien-te , se redujo á mera fórmula: que en autosacordados de octubre 'y noviembre de 1711,

hubo de mandarse que los jueces nombradosen las Chancillerías de Valladolid y Granada , yen las Audiencias de Sevilla, Galicia y Valenciacesaran en su comision; y que los escribanosreales y-numerarios se examinaran precisamen-te en el Consejo; y, finalmente, que aun se le-vantó tal y tan repetido clamoreo en montra,que á los tres años (en 18 de mayo de 1714)

disponíase por otro auto no admitir instancia ni

peticion alguna solicitando comision para serexaminado en el pueblo de la naturaleza delaspirante , ú otro cercano. Y eso que no cono-cemos ejemplo, sin embargo de lo dicho, quehaya escarmentado ni en lo antiguo ni en lo

moderno á ningun candidato, por atrasado que

(I) L. 3, MI. 15,1ib. 7, Nov. Reo.(1) L, 6. tit.15, lib. 7, Nov Reo.

EL VARO NACIONAL,489

estuviera en las nociones mas precisas del oficiode que iba á encargarse, y al cual se flan inte-reses de todos, hasta de los mismos examina-

dores: publicce tabula:, periculaque magistra-commitluntur (4). De lo contrario sí que

se encuentran y han encontrado ejemplos.¡Cuántos derechos perdidos por una cláusulamal redactada en un testamento, ú otra cual-quiera escritura! ¡Cuántos-pleitos ruinosos, has-ta por no saber el escribano el idioma ni su gra-mática! ¡Cuántas , desazones en las familias por-que el notario ignoró las mas sencillas y nece-sarias disposiciones legales! ¡ Cuánto padecery cuánto sufrimiento pórque el actuario dejóde estender con tino y claridad esta ó aquelladiligencia, tal ó cual declaracion, Una ú otraconfesion en lo criminal! Hasta nuestros dias,por fin, no se ha exigido á los funcionarios dela fe pública ninguna clase de estudios previos.¿Qué importaba que fueran entendidos ó insi-pientes, si llegaban á pagar bien , el oficio quese les vendia? Las cátedras que establece el de-creto de 15 de abril de 1844 han desterradogran parte del mal que lamentamos; y toda-vía, preciso es confesarlo, no son bastantes losaños de derecho patrio que en ellas se estudianpara qilb nada tenga la sociedad que desear eneste punto. Así y todo, gracias al recto y celos*ministro que aconsejó á S. M. tan prudente me-dida: fue D. Luis Mayans.

Pero la cualidad que sobre todas debe distin-guirse en el escribano, quantum lenta solentinter viburna cupressi, es la de fidelidad y hon-radez. Por desgracia, tambien tuvieron las leyesque recordarlo con frecuencia, y disponer pre-vias informaciones, justificacion de limpieza desangre, nota de buena vida, costumbres yfama (2). Aquí toda precaucion es poca, y donCarlos 111 tuvo que hacer responsables á los cor-regidores, que sobre ello informaban sin el ape-tecido rigor, de los daños y pez-juicios que estos(los escribanos) causaren con el mal uso de suoficio (5). El favor, una eompasion mal en-tendida, empeños, amistad, pasos y relacioneshicieron que siempre se informara y se informebien de la conducta del aspirante al notariado:es daño que no pueden impedir las leyes, sino

que lo han de combatir cierto buen juicio, tesony rectitud en la generalidad de los ciudadanos:para tal caso, así corno para el de lenidad en elexamen de suficiencia, no tiene el legisladormas remedio que acudir al que acudió Felipe IIen las ordenanzas del Consejo, hechas en laCoruña, cuando, en el punto de que tratamos,concluia diciendo: Y sobre esto encargamos laconcienwia al Presidente y los del nuestro Con-sejo (1). La vigilancia, no obstante, de las au-toridades judiciales y administrativas, si no po-dia prevenir este mal, podria cuando menos te-ner.despierto el miedo del castigo; y siempre seacostumbró visitar las escribanías, corrigiendolos defectos que en ellas se encontraban, amo-nestando, multando y aun privando de oficio alnotario descuidado , torpe ó malicioso. Pero¿quién lo dijera? Hasta de tan útil y convenien-te prerogatíva se llegó á despojar , tambien pordinero, el abyecto gobierno del siglo de los va-lidos, el xvii. Los escribanos del número deSalamanca llegaron á comprar por cierta canti-dad de ducados, que no debió ser muy crecida,el privilegio de que no fueran por nadie visita-das sus escribanías. Y no fueron ellos solos:otros de diferentes ciudades consiguieron lomismo; y entonces no daban tales funcionarioslos índices de instrumentos que cada año auto-

' rizaban , como acertadamente se hace en la ac-tualidad, con fe negativa de no haber legalizadooteros. ¡Qué época para la reputacion de los es-cribanos la de Felipe IV! Así Quevedo se ensa-ñó de tal módo contra ellos, que para tenerlosen el infierno asentó que el mayor pecado suyoera su oficio; la mayor culpa suya es ser escri-banos (2): así el inmortal Cervantes da por se-guro que, en untando con veinte ducados la pén-dola de uno de ellos (5), podria verse libre enla plaza de Zocodover quien debiera estar re-mando en las galeras: así dijo el elocuenteFr. Juan Marquez, que era grande el peligro deque los compradores de tales mercedes y ofi-cios revendiesen al pueblo por menudo lo quecompraron en grueso, y no solo se restituyanpor medio de vejaciones y sobornos en lo que lescostó el oficio, pero pretendan escesivas ganan-cias en e'&(4). Por lo tocante al privilegio de los

numerarios para que no se les visitara, y que

1

(1) Van Esp. Jur. ecc. P. III, ta. 6,c. 4.

(2) LL. 4 y 5, tít. 45, lib. 7, Nov. Rec.: Aut. 43 , tít. 25,lib. 4 , -R.

(3) lnstruce'- I" -e Corregid01C8 de 1788, y L. 8, tit. 45,

iib. 7, Nov. u".

(4) L. 47, tít. 4, lib. 2, R.(2) El Sueño de las Calaveras.(3) Quijote, I,' part. cap. 21.

(4) Rl Gobernador cristiana, lib. 1 , 011P . N.

491) EL FARO NACIONAL.

tuvieron iinitno de reclamar los de Salamanca,es curiosa y original la manera que en redimir-lo se tuvo; pues á consulta del Consejo de Cas-tilla fueron visitados, y con las multas que seles impusieron devolvióseles el servicio pecu-niario que habian hecho, y quedó abolida pre-rogativa semejante. Copiaremos, ya que no esLugo, el auto 12, tít. `?jj del lib. 4.° de la Nue-va liceopilacion , fecha 3 de octubre de 1653,donde aprendimos el caso: dice así: «Los escri-banos del eíanero de Salamanca espusieron alConsejo que por el servicio que hicieron el año1645 y otros, se les habla Gspedido real cédulaY privilegio para no ser visitados, el que pidie-ron se les cumpliese , mediante no haber deellos queja alguna; y por los inconvenientes que

esto tiene, me propone el Consejo que de lascondenaciones de las visitas de los mismos es-cribanos se les restituyan las cantidades con quesirvieron, como se practicó con otros de dife-rentes ciudades de algunos años á esta parte, áquienes por la misma causa se despacharon se-mejantes cédulas, y que por este medio se Barialugar á la visita, y quitaría la ocasion á muchosexcesos y delitos; con cuyo parecer me he con-formado, y se ejecutará así.» Tal resolucion eraacertada y moral en el fondo; pero no podiaaprobarla el mismo rey que se habla despojadode la facultad de hacerlo, y por un contratooneroso. Así andaban entonces estas cosas. -

Hemos visto, pues, que la enajenaCion de losoficios y el olvido de las cualidades que la razonexige en el que haya de desempeñarlos, contri-buyeron irresistiblemente á la decadencia ydescrédito, que llegó á hacerse proverbial, delos escribanos ó notarios. Antes aun de exami-nar los medios de que se usó y de que habráde usarse para restituir su esmalte primitivo áinstitucion tan necesaria, y puesto que de he-cho y de derecho existen todavía sin reversionaquellas fatales enajenaciones , discurramosbrevemente sobre ellas en cuanto á las diferen-tes prerogativas que conceden á sus dueños par-ticulares.

Cuando el Estado enajenaba un oficio pú-blico solamente para durante los dias del cota-prador, ningun derecho mas que los adquiri-dos hoy por el remate de una escribanía llegabaá adquirir aquel; pero como el particular inte-res es tan ingenioso, pronto logró arrancarnuevas concesiones para, ir haciendo mas beueocioso y ,duadeo Su pcatatoi nos, sin tgro y

impedimento alguno, alcanzaron que _se les dieraun coadjutor, el cual, obtenida cédula, ejerciaindependientemente , y resultaban con ellodos escribanos desempeñando un solo oficio:otros, al encontrarse viejos ó enfermos, renun-ciábanlo en persona jóven y robusta; la vidadel servidor íbase haciendo eterna de este mo-do, y la Corona tardaba ó no alcanzaba á reco-brar la escribanía: otros, obtenian, á título desu oficio, licencia para ejercerlo donde no hu-biese escribano , ó, lo que es igual, conseguiantítulo de notarios. En vano las leyes iban pro-hibiendo uno por uno estós fraudes y artificiosasmaneras. Los interesados acudian ofreciendo unservicio, y por su mediacion se despachabanreales cédulas en que se consentian, ya la coad-jutoría del hijo, ya la renunciacion del viejomoribundo , ora la notaría sin el oficio, que áella 'labia dado ocasion, ora final y desembo-zadamente la perpetuidad del oficio no en unapersona, sino en una familia, por juro de heredad,-y con facultad de nombrar teniente ó Aervidor,cuando el propietario no pudiera ó no quisierapersonalmente ejercerlo. Este último privilegiolo tenias implícito los oficios amayorazgados,y por equidad se concedia á las mujeres, á losmenores de edad y á los que el dereclko consi-dera tales á veces, como los fatuos, locos, etc.;pero -con una diferencia: el escribano que lle-gaba á serlo como teniente nombrado en escri-tura pública, no podía ser removido sin justacausa fallada por tribunal competente, aunqueel dueño de la escribanía lo quisiera; los queejercian oficios porque los propietarios no po-dian desempeñarlos, ejercíanlos tan solo mien-tras duraba el impedimento de estos. Así, cuan-do se casaba una mujer que -poseia escribanía sinfacultad de nombrar teniente servidor, teniaque acudir el marido , como legal achninistra-dor .de aquella propiedad, y obtener título paraejercer: cuando un menor llegaba á la mayoredad cesaba el que habia desempeñado su ofi-cio, y lo mismo cuando el loco ó desmemoria-do recobraba la salud; y todo esto esplicábaseen•el - despacho que se- le otorgaba, manifestan-do que el nombrado debía funcionar ínterin .quela propietaria llegaba á la mayor-edad, disponiade su propiedad ó fallecia; ó ínterin que el pro-pietario llegaba á los veinte y cinco años. Desemejante limitacion, y cancillerescamente ha-blando,.se llamaron y llaman cédulas de interim

• las asi despaeliadas; pues tales disposiciones y

R& PARO NACIONAII. 491

tal jurisprudencia están vigentes todavía. , y nopodrán menos de estarlo mientras • quede un

solo oficio en manos de particulares por jurode heredad. Con la desamortizacion civil hadesaparecido la facultad de nombrar tenienteque implícita llevaban las escribanías de ma-yorazgo, y hoy creemos que no puede nueva-mente concederse á nadie, pues la Constituciondel Estado prohibe la enajenacion de 'derechosy prerogativas nacionales y del gobierno, sien-,do aquella facultad una enajenacion más sobrela enajenacion de oficios tales.

Continuaremos esta materia en el inmediatoartículo, pues el presente va siendo estenso en

demasía.

JOAQUIN JOSE 'CERVINO.

SITUACION DE GALICIA.

La Providencia ha favorecido á Galicia conirn estenso territorio, acomodado á mil variadasproducciones, abundante en ganados, rodeadode ciento diez leguas de costa, 14 mas rica enpesca que la Península posee : su poblacion esnumerosa, activa, inteligente, sobria, honradahasta el martirio; y con todos estos ,elementosde riqueza y prosperidad , ¿ cómo es que sufreahora los espantosos rigores dé la miseria? ¿Es-plicará acaso la pérdida-sucesiva de dos cose-chas tan cruel infortunio?

En nuestra humilde- opinion , la esterilidadde dos años es una causa accidental de priva-ciones y dolor; pues otras causas debe haberde tamaña desgracia mas hondas y permanen-tes. Si hasta hoy se han contenido sus efectos,es:porque los labradores de aquel pais sufrierony callaron, mientras los males no hacian sinominar lentamente la 'fortuna general , librandode una en otra cosecha sus esperanzas de me-jor suerte ; y así , tan pronto como sonó la horade la comun desdicha, el torrente salió de ma-dre y arrebató en su curso las haciendas y aunlas vidas de los mas pobres, menguando el pa-trimonio de los mas ricos propietarios.

El gobierno acudió con socorros• al remedioinstantáneo de esta calamidad pública, y aso-

ciaciones particulares , movidas por un santocelo en favor -sus hermanos, abrieron sus-"iones que recogen diariamente los donesdel PIllqlv y el óbolu.cle la viuda. i13911(1 e sPee-

táculo , por cierto, esta tierna fraternidad quesolo la religion inspira!

Nuestro corazon recibe algun consuelo alpensar que tanta, abnegacion y sacrilici\ottiiiiiitsgarán el llanto de no pocos desvalidos, leseguras del hambre y de la peste, si en vez deun endurecido egoisino no reinaran todavía enEspaña los sentimientos de la piedad cristiana.Aplaudimos estos loables esfuerzos, y desea-mos que las autoridades y las juntas de benefi-cencia tengan tanta discrecion para repartir lossocorros, como ferviente anhelo de alargar sumano bienhechora á todo menesteroso.

Mas si esta accion represiva es la Unica quecumple á los particulares, no así al gobierno,quien, para satisfacer las deudas de la adminis-tracion, debe emplear tambien medios preven-tivos, á fin de que semejantes calamidades nose repitan. Un estudio profundo (le la situacionPresente de Galicia manifestaría los vicios de suconstitucion económica y los medios de estir-parlos para siempre, dictando providencias acer-tadas que derramen la abundancia donde ahoramas estragos hace la miseria. Hay, sin duda,males de la agricultura que corregir, yerros dela administracion que enmendar , cargas quealiviar, obstáculos que remover, y, en fin, mu-chos beneficios que dispensar á un :pais tan pre-sente para las cargas, tan olvidado para los be-neficios. Dar á una persona hábil -á imparcial,

escogida por el gobierno, el encargo de giraruna visita por aquel antiguo reino,•deteniéndoseen los puntos donde la miseria tiene su princi-pal asiento, para estudiar sus causas, sus pro-gresos, los recursos propios del pais, los me-dios de, utilizarlos en lo venidero, las reformasútiles; en suma, formar el diagnóstico y el pro-nóstico de la enfermedad, y proponer los re-

medios convenientes para mejorar la constan-cion económica de casi dos millones de habi-tantes, seria de gran provecho y fecunda enresultados; porque en los padecimientos de lasociedad acontece lo que en los del individuo,que de tan lejos no se puede tomar el pulso alenfermo. Repugnamos el sistema de juntas (5comisiones que á nada conducen; pero sí h u

-biéramos querido .ver compiladas las notiGiiis

los datos relativos á esta triste ciwstion un un •

luminoso informe que acreditase la prevision delgobierno , y le pusiese en camino de apartar

desde lejos y para siempre t¿ilÁ

492 EL FARO NACtONAL.

Si Dios bendijera las tierras que aun aliinentanla esperanza del labrador, y se desatasen lasfuentes de la abundancia en las cosechas delotoño, todavía en el órden natural de las cosasquedarian hondas llagas que cicatrizar en Gali-

cia, porque el mal es grave y debe ser penosa laconvalecencia. Los propietarios han perdido sus

rentas por un año, y, sobre perderlas, han ade-lantado semillas á los colonos; y ni unos ni otrospueden reponerse de sus quebrantos en brevetiempo, porque el influjo favorable de estos do-nes del cielo sería contrariado por la obra (le loshombres, que han Comentado las causas perma-nentes de la pobreza de nuestros labradores.

En prueba de ello, séanos lícito enumerar al-gunas de dichas causas, no como fruto de pro-lija observacion y estudio , sino conforme acu-den á nuestra memoria, para presentarlas ánuestros benévolos lectores, siquiera por via deejemplo. Al esponerlas , protestamos con to-das las veras del corazon, que no intentamosacusar á nadie, ni aun á los verdaderos culpa-bles de ciertos errores económicos y administra-tivos, porque no queremos envenenar una cues-tion de humanidad, mezclándola con cuestiones(le política ó de personas, que la rebajarian en vezde ensalzarla.

El primer vicio de la constitucion económicade Galicia es la estremada division de su propie-dad territorial, á consecuencia del sistema deforos y subforos con sus pensiones y dominios,que la necesidad de redimir las tierras de unadesenfrenada vinculacion ha inventado , detrasde lo cual ha venido el cultivo en pequeño contoda su poesía y tambien con su miseria. Difíciles dar nuevo giro á la agricultura , procurandoreconstituir la propiedad por medio de la aglo-meracion de tan diminutos pejugales; mas lo queno es difícil, antes muy llano y hacedero, esdar impulso á las obras públicas del interior y álas estertores, á fin de que las comunicacionessean fáciles y económicas. Entonces la industriadespertará de su letargo, y las fábricas atraeránmultitud de brazos sobrantes en el campo : lasfamilias se dividirán y el cultivo se irá concen-trando: . la agricultura cambiará sus frutos por losproductos del arte, y estos hallarán pronta sali-da con el consumo del labrador.

Otro vicio no menos capital es el eSceso decontribuciones ; no tal vez de las que cobra elgobierno, sino de las que paga el contribuyente,9primido, mas que con la cuota principal , con

los recargos para gastos provinciales y munici-pales, justos los unos, otros inicuos. Júntanse áeste daño los abusos que cometen de ordinariolos ayuntamientos rurales, plaga de los campos;abusos (pie mal puede reprimir una autoridad su-perior, que necesita mantener al alcalde y al se-cretario en sudevocion para influir en las elec-ciones.

La contribucion de papel sellado es en Galiciaun azote al labrador, que en estos dias de amar-gura se hizo mas doloroso, porque nadie podiavender una finca para saciar su hambre y la desus hijos, sin satisfacer derechos exorbitantesen la subrogacion de dicho papel al comun, enel cual de muy antiguo se acostumbra á esten-der allí los títulos de propiedad : falta bien dis-culpable por cierto, cuando tan divididas sehallan las tierras, y tan escaso es el valor de lasfincas, así rústicas como urbanas. -

El monopolio de la sal paraliza los progresosde la ganadería y de la pesca, á pesar de lasmaravillosas condiciones que favorecen estasdos industrias, las cuales serian un venero in-agotable de riqueza, si las trabas fiscales noatasen las manos al labrador para dedicarse ála cria de ganados y al comercio de 'las carnesvivas , así como se las ligan al industrial paraestablecer_ fábricas de salazon, cuyos productosserian tan demandados en los mercados nacio-nales y estranjeros , y de uso tan común en lamarina militar y mercante. Con el desarrollo dela ganadería veríamos dedicados á pasto mu-chos terrenos hoy de labor, con notable mejoradel cultivo; nacerian mil suertes de industriaenlazadas con la cría de ganados, y el comerciode estos invadiria los mercados de Castilla, Por-tugal é Inglaterra. Aquí se oculta todo el por-venir de Galicia , que no pide al gobierno pri-vilegios como Cataluña en favor de sus algodo-nes, ó Castilla para sus harinas, sino libertadesy franquicias, una ley comun en todo el reino.

La usura es la lepra del labrador, que en Ga-licia le roe hasta la médula de los huesos. Ellabrador de corta labranza vive siempre em-peñado , y en vano procura sacudir esta cade-na, señal y tormento de su servidumbre. Acudeen su estrerná necesidad al usurero, quien lepresta á 50, 75 ó 400 por 100, y aun mas, seaque le adelante fondos en dinero , ó valores enespecie. ¿Qué hacer? El labrador acepta el yugode la usura, y vive mientras puede y como pue-

de, hasta que al vencimiento del plazo fatal, un.

EL FARO NACIONAL.493

alguacil inexorable le despoja para el pago delprincipal y costas, dd su yunta, de su lecho, desu pobre ajuar, y se 1e lanza sin compasion desu casa y de sil tierra. Nuestros padres habíaninstituido pósitos para remediar este mal, ynosotros hemos descubierto los vicios de suadministracion, exaltando las ventajas de losbancos agrícolas. Rodaron los tiempos y los su-cesos, y la usura causaba mil estragos mientrasdiscutíamos la cuestion del crédito territorial,imitando en esto la conducta de los griegos,que disputaban entre sí con calor sobre variospuntos de teología, mientras los turcos toma-ban á Constantinopla.

Ceso ya de esponer las causas de los que-brantos de Galicia; no porque haya agotado lalista de sus miserias -, sino porque conviene ámi propósito desflorar solamente la cuestion.Basta lo dicho para escitar la caridad de losparticulares en favor de aquel infortunado pais,y para que el gobierno se penetre de la impor-tancia de sus deberes y de la terrible respon-sabilidad que contraería, mostrándose flaco enlos dias de prueba.

M. COLMEIRO.

Nuevos decretos del ministerio de Hacienda.

En nuestro número anterior tuvimos ocasion deocuparnos con elogio de algunas medidas adoptadaspor este ministerio, en las cuales se dejaba entrever unacertado plan de economías en la supresion de variasoficinas que el tiempo habia declarado innecesarias yde algunas plazas de oficiales agregados á la adminis-tracion central y provincial de la Hacienda. Sin dudacomo un contrapeso del gravamen que la supresion deestos destinos impone á los demas empleados hoy sub-sistentes, y por las consideraciones que espone el se-ñor ministro de S. 1L, ha creido conveniente aconse-jarle el decreto que aparece en la Gaceta de anteayer29 del pasado, en cuya virtud se concede á variosempleados una parte del aumento que anualmente tu-vieren los ingresos procedentes de algunas rentas pú-blicas sobre la cantidad que se haya calculado en elpresupuesto.

Por mas que reconozcamos nosotros , como noscomplacemos en reconocer , la buena fe y rectitud demiras que ha presidido á la adopcion de esta medida,y que no puede menos de inferirse de todos los demasactos y antecedentes de este ministerio, nos es impo-sible dejar de consignar nuestra opinion desfavorableal pensamiento de este decreto, del mismo modo quenos apresuramos á elogiar en el número anterior lasacertadas medidas á que nos referimos al comenzar

este artículo. La índole depurántnte . económico

yaedsmt ani ncuestioniyo, nos permite

y su carácter

fijar nuestra consideracion en siquiera sea muybrevemente.

A nuestro juicio, son tan obvias y sencillas las razo-nes que militan contra el pensamiento del decreto d22 de abril último, que no se necesita sino indicarlaspara que se comprenda toda su fuerza. En primer lu-gar, no puede perderse de vista que, siendo el servi-cio de los empleados en el ramo de Hacienda un ser-vicio normal y ordinario, reducido al desempeño de laparte que á cada cual incumbe en los trabajos de unaoficina, cuya marcha es regular y uniforme en sus tra-bajos, no se justifican esas recompensas estraordina-rias con que hoy quiere agraciárseles. Conviene asi-mismo observar que, hallándose establecidos los em-pleados del ramo de Hacienda para la recaudacion delas rentas públicas bajo las bases que establecen lasleyes , así como no pueden faltar á su rigoroso yexacto cumplimiento, tampoco deben escederse delo que ellas prescriben por estímulos de ningungénero. Es ademas muy factible, ya que no diga-mos que debe ser el' resultado inmediato de estadisposicion , que el afan de aumentar las rentas lleveá los empleados á imponer á los contribuyentes re-cargos indebidos y á perseguir y vejar á los que porcualquier motivo puedan considerarse como deudoresá las rentas públicas. Es asimismo muy fácil y posi-ble que aumentándose las rentas del Estado por efectode otras disposiciones, por un concurso de causas quenaturalmente tiendan á producir este efecto en algu-nas de ellas, los empleados del ramo de Hacienda ven-gan á recoger el fruto de un aumento á que ellos nohan contribuido. Y es imposible, por último , dejar d ever en esta disposicion un privilegio en favor de unaclase de empleados, cuando todas las restantes se ha-llan atenidas hoy á dotaciones y sueldos fijos.

Mal pudiéramos, en verdad, nosotros, que tantas ve-ces hemos hablado de las escasas dotaciones de los fun-cionarios de 1 a administracion de justicia dejar de obser-var aquí que, una vez suprimidos los derechos proce-sales, porque se dice con mas ó menos fundamento quees indecorosa al funcionarió público esa especie de re-tribucion por su trabajo, no puede en manera algunasostenerse sin notoria contradiccion esta doctrina derecompensas estraorclinarias respecto á los empleadosde la Hacienda, que ocupan, en este concepto, una po-sicion muy desventajosa respecto de los primeros. Al firzlos funcionarios de la administracion de justicia han te-nido siempre un cortísimo sueldo en consideracion álos derechos que percibian , al paso que los empleados

de Hacienda se hallan decorosamente retribuidos segun

su dase: aquellos funcionarios sirven en muchos casos á

los particulares en negocios de su esclusivo interes, en

que ningun servicio reporta el Estado; al paso que losempleados en el ramo de Hacienda trabajan siempre enbeneficio del pais, y nunca, ó pocas veces, en pro de los

494 EL PATIO NACIONAL.

intereses privados. Concíhese, pues, muy fácilmente, quen dejar (le considerar igualmente dignos y 'aprecia—

bles á unos y otros empleados, al paso que en los pri-meros se justificaba la percepcion de esa retribucionestraordinaria conocida con el nombre de derechos, esinjustificable la distribueion del aumento de las rentasque hoy se propone respecto de !os segundos.

Nosotros, haciendo la debida justicia á la rectitud ybuen juicio del señor ministro del ramo, creernos quesi medita detenidamente sobre este grave asunto, re-conocerá el error á que le ha conducido su buen celopor el servicio público, y que aconsejará á S. M. el quequede sin efecto, lo cual será para él altamente honro-so, porque nada enaltece tanto al hombre como elpagar á la verdad y á la razon el merecido tributo.

Juzgado de Torrijos.—Muerte casual y denegacionde sepultura eclesiástica.

Nuestro corresponsal científico de Torrijos nos di-rige la siguiente relacion de un hecho ocurrido enla villa de Portillo, perteneciente al espresado par-tido judicial, que insertamos por lo raro y curioso del •suceso, y sobre el cual se nos dirigen tambien por se-,parado algunas observaciones Muy sensatas y bien me-ditada.

lié aqui el tenor literal de la comunicacion á quenos referimos :

«El dia 2:7, de marzo último , Agustin Fernandez,vecino de Portillo, septuagenario y pordiosero, se cayóy ahogó en un pozo que existe casi sin brocal en elpatio y entrada de la casa de una sobrina suya, dondese albergaba. 'Segun los informes que nos han dado, el,Agustin se habia emborrachado con aguardiente, y 'sinduda desatalentado , tropezó en el pozo y cayó en él.Parece que estaba habitualmente en estado de embria-guez, tanto, que cuando trabajaba, los ahorros que en-«cito ó quince días hacia, todos los empleaba en vinocuando venia á ponerse ropa; mas adelante , cuandoya no pudo trabajar, y se vi6 precisado á pedir limos-na , todos los cuartos que recogia iban á parar á lataberna y á la aguardentería. Dicen tambien que, Cuan-do'se hallaba en este estado hablaba mal, pero quenunca hizo daño á nadie, ni dió motivos para ser pro-cesado.»

«Tan luego como ocurrió esta funesta desgracia, elalcalde incoó diligencias y dió parte al señor juez delpartido, el cual le ordenó, entre otras cosas, dispusierala autopsia del cadáver, procediendo luego á darle se-pultura eclesiástica. Cumplió dicho alcalde lo primero,mas no pudo llevar á cabo lo segundo, porque habien-do oficiado al señor cura párroco, este le contestó quetenia órden del señor gobernador del arzobispado parano enterrarle en el campo santo, ni decirle sufragiosni preces algunas ; y para satisfaccion del alcalde, ledió copia de dicha órden , en la que el señor gober-

nador decia que, creyendo cierto lo que dicho párrocole habia participado, y atendiendo á la vida relajada éimpenitente del Agustin, de ninguna manera le diesesepultura eclesiástica. El alcalde, tan luego como re-cibió esta contestacion inesperada. , lo puso en conoci-miento del juez de primera instancia, y este pasó elparte y la copia del oficio del párroco de Portillo alpromotor fiscal, para que espusiera lo que creyese con-veniente: el promotor fiscal, manifestando gran estra-ñeza, no solo por la negacion de sepultura, si que prin-cipalmente por la manera informal y precipitada conque aparecia decretada, esposo que, habiendo muertoAgustin Fernandez en la comunion cristiana , debiaser enterrado en el cementerio comun, aunque fuesesin preces ni aparato religioso, y ponerle en lugaraparte y señalado; y si era acreedor á ser privado deeste tan precioso derecho, se formase por el señor go-bernador eclesiástico el juicio y espediente necesarios,y arrojados méritos para condenarle, podian luego es-pelerle de la sepultura y campo santo, cuya prácticaformal y solemne produciria mas efecto y escarmientoque la manera con que se trataba de hacerlo. El señorjuez libró una órden al alcalde de Portillo para que asílo hiciese presente al señor cura; pero este señor nosolo insistió en su negativa, sino que hizo presente alalcalde que él y los que se atreviesen á llevar el cadá-ver al campo santo, caerían en escordunion y profa-narían dicho lugar, porque en él no podría enter-rarse á nadie hasta no bendecirle de nuevo. Intimida-do el alcalde con esta conminacion, lo puso en cono nicimiento del señor juez, que volvió á pasar el asuntoal conocimiento del fiscal, y este manifestó que siendopropio y peculiar de la autoridad' eclesiástica el negaró conceder la sagrada sepultura, y apareciendo tan so-lo que en el modo de hacerlo habia hecho fuerza é in-ferido agravio, era negocio en qué el juzgado no debiainsistir mas de 'oficio, mediante á que la jurisdiccióncivil ordinaria no habia sido atacada, y, segun las le-yes, el re-curso de fuerza en el modo, como de interesprivado, era de accion particular, no siendo por otraparte prudente suscitar conflictos innecesarios. En vis-ta de este dictámen, libró el juzgado nueva órden alalcalde para que sepultase el cadáver dé Agustín Fer-nandez fuera del campo santo, pero Con la decencia,precauciones y seguridades necesarias: y lo hito asídicho funcionario, enterrándolo en las inmediacionesdel cementerio.»

-«El caso, por lo poco frecuente, ha llamado sobre-manera-la atencion, siendo motivo de escándalo paraunos y de murmuracion para-otros, y mas aun porqueha ocurrido en la Semana Santa, y dió la casualidad deser un pobre mendigo el condenado.»

En el número inmediato publicaremos el juiciosoartículo que ha sugerido á nuestro comunicante el he-cho cuya relacion antecede. ,

.1.0~1~1~111~.--

EL PARO NACIONAL.495

VARIEDADES.

etniarn de una Matando en el foro romano.

Al ocuparnos, no há mucho tiempo, de uno de losprocesos mas célebres que se 'labial] agitado en el fororomano, indicamos de ' paso nuestro propósito de darde cuando en cuando una ojeada á los anales forenses yjudiciarios de aquel pueblo 1 c n cuya legislacion y encuyos actos encontramos el origen de muchas de lasdisposiciones que nos rigen, y de las formas de enjui-ciamiento a4ptadas . entre nosotros. Insiguiendo enesta idea, vamos á dar hoy á conocer á nuestros lec-tores la manera cómo se -sustanciaba una instanciaentre los romanos, y los trámites por donde estaseguia desde el principio del pleito hasta que recalaen él la sentencia definitiva.

En los primeros tiempos, y con arreglo á la primi-tiva legislacion republicana, el demandante tenia eldeber de presentar á su adversario ante el tribunal.Con este objeto, la ley de las Doce Tablas le autori-zaba para que, despues de haberle_ intimado la pre-sentacion, y acreditada su negativa con testigos, pu-diese llevarlo á la fuerza. Este último poca , sin em-bargo ., resistir este acto de violencia, dando fianzade pago: y al fiador se ciaba el nombre de vindex..Este principio de dejar al demandante .el cuidado depresentar al demandado ante el tribunal, se mantuvoen observancia por mucho tiempo; pero, aun respe-tando el principio, el edicto del pretor y la jurispru-dencia fueron introduciendo en la práctica modifica-cienes notables en favor de ciertas personas, que porsu elevada posicion ó por los respetos y consideracio-nes á que eran acreedoras, debian estar á cubierto deestas medidas violentas , y tambien respecto de algu-nas épocas del año que se consideraban privilegiadas,como la siega y la vendimia. Por último, se estable-ció que no pudiese el demandante apoderarse del de-mandado en ciertos sitios y lugares, y allí, como entodos los pueblos libres, la casa del ciudadano era unasilo inviolable, donde nadie, ni aun los acreedoresmismos, podian penetrar. Pluriquo putctverunt nul-lum de domo sua in jus vocárt licere , quia domustutissimurn caique refugium atque receptacuium sit,eumque, qui inch': in jus vocaret , vim inferre videri.Poco á poco el empleo directo de la fuerza, aunque siem-pre, reconocido y sancionado por la ley, fue cayendo endesuso, gracias á una accion que dió el edicto del pre-tor, y á ciertos medios judiciales empleados para con-seguir el mismo objeto: admitiese asimismo una can-cion ordinaria (el fidejussor).para reemplazar al VindC'Xi

y entonces varió notablemente el modo de comenzar yde entablarse el procedimiento. En lugar de la in jus

vocatio, las partes convinieron, por una estipulacionespecial, llamada vadimonium, en presentarse ante. lajusticia en el dia que se designase; y el rigor del anti-guo procedimiento no se empleó ya sino en el caso de

que las partes dejasen trascurrir el dia fatal sin pre-sentarse. Cuando el demandado estaba ausente

6 tanoculto que no podia hacérsele intirnacion alguna, elpretor decretaba una ejecucion contra•

En noma, al presentarse las partes ante el tribunal,sus bienes.

el pleito se entablaba inmediatamente, si era posible:en las provincias, en la época de los conventos , losnegocios se presentaban en masa, y la suerte era laque cleciclia, al abrirse la sesion, el clia en que cada unode ellos seria llamado á la vista. En cuanto á la mar-cha de los procedimientos, en los primeros tiempos sehallaba establecida por las actiones legis. Mas adelante,ó sea en la época del procedimiento formulario , lainstancia comenzaba y la lid se trababa por medio dela comunicacion hecha por el demandante al deman-dado, á. que se llamaba edictio actionis, y al mismotiempo se daba á conocer al adversario la fórmula deque se intentaba hacer uso.

Cuando el punto litigioso tenia en el edicto su fór-mula especial, la accion se consideraba suficientemen-te intentada por medio de la referencia al edicto delpretor. Pero cuando el edicto hacia depender la ob-tencion de la fórmula de un examen previo por partedel pretor, á que se llamaba CaUST cognitio , ó cuandose trataba de un acto que el edicto no 'labia previsto,ó, por último, cuando era evidente que la demandacarecía de fundamento, el pretor podía muy bien re—.d'azar la accion. Entre muchas acciones igualmenteadmisibles, el demandante tenía facultad de elegir, ypodia tambien rectificar lafórmula, hasta la contesta-cion de la demanda ; pero , pasada la litiscontestacion,era imposible introducir ya modilicacion alguna. Comoel demandante representaba el principal papel en laeleccion de la fórmula, era tambien sobre quien pesabatoda la responsabilidad de esta eleccion ; y cuando elpretor balda ciado la fórmula del juicio sobre un datovicioso del demandante, podia suceder que por unamala redaccion de la fórmula se perdiese y malograseel negocio, lo cual esplica el por qué la redaccion delas fórmulas requeria un talento especial, y formabaparle de la ciencia del jurisconsulto. Por lo domas,cuándo el demandante dudaba de ciertas cualidadesde su adversario , cualidades que necesitaba conocerpara entablar con acierto su demanda, pocha precisar-le á que se esplicase acerca de ellas delante del pretor.

Despues de la demanda venia la defensa del deman-dado; y cuando esta demanda consistia en una escep-cion, venia la esposicion de la cláusula escepeional quedebla introducirse en la fórmula. Todo este procedi -miento era verbal; pero es indudable que en tiemposremotos se formaba un pequeño espedieme de las de -claraciones de las partes y del interlocutorio. del

e,reem no p—oma-

,gistrado sobre este punto. Cuando el riba terminar en el mismo din; el demanda" debía

?oniunz Une se. pro—afianzar por medio de un varfinsentaria el día que se designas e. Si no se PrPll'entr'i'ni daba escusa suficiente, el demandante levantaba

496

EL PARO EACIOEAL.

acta de esta ausencia en presencia de testigos, y en-tonces podía exigir la suma estipulada por el vadimo-nium, ó perseguir al fiador como si este Ultimo hubieraperdido el pleito, ya por medio del apremio personal,con arreglo al rigor del derecho antiguo, ya pidiendola posesion de los bienes, conforme al edicto. Lomismo se practicaba respecto al demandado que com-parecia , pero que se negaba á responder á la de-

manda.Terminados los procedimientos in jure, el pretor

reasumía su resultado en la fórmula destinada al juez(judex), procedia al nombramiento de este, y consti-tuido de este modo el juicio (judicium), se ampliaen todas sus partes la litiscontestacion. Créese que a Iprincipio todas estas formalidades se verificaban sinpérdida de momento : mas tarde se concedió un tér-mino de treinta dias para que el pretor redactase lafórmula. Trabada la litiscontestacion , las dos partes,á menos que el pretor no concediese algun plazo parapracticar pruebas ó por alguna otra razon legítima,debian presentarse delante del juez al tercer día, lla-mado dios perendinus ó comperendinus. En este es-tado del pleito es, sin duda, en el que en los tiemposde la legis actiones se daban acaso esas cauciones(nades, subvades) de que hablan las leyes de las DoceTablas; pero de seguro no se las prestaba ya en la épo-ca del procedimiento formulario. Solo 'labia algunoscasos, precisamente determinados , en los cuales sedebia dar fianza para el cumplimiento de lo juzgado,y en esta garantía se encontraba naturalmente com-prendida la obligacion de comparecer en juicio.

Hé, aquí cuál era la marcha del procedimiento de-lante del juez. En primer lugar, se esponia brevemen-te el negocio , á lo cual se llamaba causen conjectio ócollectio. Esto era, digámoslo así, establecer las con-clusiones generales que luego se habian de discutir endetalle. No 'labia una parte del procedimiento espe-cialmente destinada para la prueba. Esta se verificabasin formas ni trámites especiales. Los patronos eran

los que manifestaban en estos casos sus talentos, pro-duciendo ó recusando apropósito los testigos favora-bles 6 los adversos. Los testigos eran, generalmente,interrogados de viva voz ; pero podia producirse tam-bien su deposicion escrita: los testigos fortalecian susdeposiciones con la prestacion del juramento. Hastael reinado de Justiniano no estuvo en práctica deponeren materia civil: este príncipe fue el que introdujoesta novedad en el procedimiento. Los demas mediosde prueba eran los títulos ó documentos, la notoriedadpública , y las confesiones arrancadas por el tormento.Este medio infame, y que en las cuestiones civiles no

podia justificarse con ningun pretesto aparente siquie-ra, se empleaba contra los esclavos en ciertos casosdeterminados , cuando se trataba, por ejemplo , de losbienes que dependan de una sucesion. El juez no po-dia hacer completar , por medio del juramento , unaprueba que creia incompleta : pero es probable quecualquiera de las partes pudiese deferir al juramentode su adversario, así delante del juez, como ante eltribunal del pretor. Despues de los alegatos en derechose recapitulaban los puntos principales en una discusionviva y animada, en que una y otra parte se hostiga-ban á preguntas y respuestas; y, concluido este de-bate , se pronunciaba la sentencia. Cuando habiamuchos jueces, el fallo era el resultado de la de-cision de la mayoría. Cuando el juez no se encontrabasuficientemente ilustrado por los alegatos de las par-tes, se aplazaba la causa (lis ampliata)" y se volvian ácomenzar por segunda ó tercera vez los alegatos. Lasentencia debia pronunciarse de viva voz; pero ge-neralmente se escribia antes de pronunciarla ; y se laleía escrita ya sobre la tablilla. Si el demandado deja-ba de comparecen al juicio, se le citaba tres veces, yapor intimacion oral (denunciatione), ya por notifica-cion escrita (litteris) ó por un edicto (edictis): déspuesde estas formalidades el procedimiento podia continuaren su ausencia, y la sentencia pronunciada en él teniatoda la fuerza de un juicio contradictorio.

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- teca, deberá llevar, para ser legítimo, un sello estampado en negro, en que selea Administracion de El Faro Nacional, en 'vez del que hasta ahora ha lle-vado en seco.

Director propietario , Da Franoiaeo Pareja de Alareon•

Madrid 1353. —Imprenta á cargo de D. Antonio Perez Dubrull l calle de Valverde , núm. 6, cuarto bajo.

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