numero 3 - conexiones con israel

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JUTZPÁ LA OSADÍA DE PENSAR JUNTOS. Abril 2012 - Año 2 - Número 3 Revista de la Juventud Judía Conexiones de la juventud judía con Israel

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Abril 2012

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JutzpáLa Osadía de pensar JuntOs.

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Revista de la Juventud Judía

Conexiones de la juventud judía con Israel

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¿Quién es sabio?

Física, ReFugiados e isRael

el hebReo como paRá kdoshá

la aldea Juvenil isRaelí

un apoRte antiguo a la hasbaRá

modeRna

deFendeR hasta lo indeFendible

antisemitismo y antisionismo

Ruinas una Revolución peRmanente

beit haam maniFiesto sionista

identidades Que todavía son

un monumentosio¿Qué?

un FutuRo más noRmal

valoRes Judíos, valoRes del estado

de isRael

taglit-bRia como peRegRinación Judía

modeRnatestimonios

editoRial: isRael, las comunidades Judías

y los Jóvenes

La Osadía de pensar Juntos

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editorial: Israel, las comunidades judías

y los jóvenesLlegamos a este número 3 de la Revista Jutzpá con mu-cha alegría por el trabajo realizado desde estas páginas sabiendo que cada una de ellas aporta una posibilidad de expresión para la juventud como material de lec-tura abriendo el pensamiento, invitando al debate, in-centivando la reflexión. También conocemos por sus comentarios la gran recepción que tiene la misma en el seno de la juventud, es por ello que agradecemos a quienes participan por medio de la escritura pero tam-bién a aquellos que lo hacen por medio de la lectura.Ahora vamos al tema central de este número que in-tenta abordar una compleja relación entre Israel y la juventud de las comunidades judías.Hoy el Estado de Israel es una realidad, como también es real la existencia de la diáspora o de comunidades judías fuertes y vitales a lo largo y ancho del mundo. De esta realidad nace la idea de indagar sobre qué tipo de relación existen entre estos actores a 64 años de la Declaración de la Independencia del Estado de Israel. Y dentro de esta pregunta, una más puntual: ¿cuáles son los diferentes vínculos que unen o no a los jóvenes de las comunidades judías con Israel? ¿Cómo se da esa dinámica?

Y en ese camino nos surgen nuevas preguntas: ¿po-demos pensar el vínculo entre Israel, la diáspora o las comunidades judías del mundo y los jóvenes, desarti-culando el concepto centro-periferia que al día de hoyestá vetusto y en desuso?¿Debemos dejar a Israel en el centro de la vida judía enla diáspora o en las comunidades judías del mundo, otransformarlo en un rizoma que nutra ideológica,cultural, intelectual y espiritualmente a todo el pueblo judío encuentre donde se encuentre?¿Cómo se posicionan los jóvenes con respecto a las crí-ticas y la defensa de las políticas del Estado de Israel?¿Existe entre Israel y la diáspora o las comunidadesjudías del mundo una agenda común, o es ella diferen-te e incluso antagónica? ¿Influye esto directa o indirec-tamente en este vínculo del que hablamos?¿Cuáles son los canales más legítimos para fortalecer el puente entre Israel y los jóvenes judíos en el mundo?Estas simplemente son algunas preguntas disparado-ras que nos podemos hacer; a la vez, una invitación a recorrer uno a uno los diversos artículos de esta Jutzpá que aborda esta temática.

Staff

Año 2 – número 3 – abril 2012 Propietario: Fundación Alianza Cultural Hebrea, Pasteur 633, 1º piso (C1028AAM). Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.Editor responsable: Enrique M. Grinberg (Departamento de Actividades para la Diáspora de la OSM) y Leonardo Naidorf (Departamento de Juventud - AMIA)Secretaría de redacción: Erick Haimovich y Kevin Ary Levin.Colaboran en este número: Alan Chokler, Alan Hofman, Diego Derman, Diego Lerner, Erick Haimovich, Ezequiel Kosak, Ezequiel Wajs, Federico David Schujman, Fernando Shocrón, Ilan Kazez, Joel Kaplan, Jonathan Meta, Kevin Ary Levin, Marcelo Gleizer, Rodrigo “Afro” Remenik y Yaniv Mazor.Contacto: E-mail: [email protected] - Tel: 11-4132-3623 - Fax: 11-4132-3614.Diseño: Iván Reiner – [[email protected]]*Está permitida la reproducción total o parcial de nuestra publicación, citando la fuente y enviando dos copias a nuestra dirección.*Los artículos firmados no necesariamente responden a la línea editorial de esta publicación. *Revista de distribución gratuita.

TAPA Y CONTRATAPA Acuarela del artista Federico David Schujman ([email protected] - 0223 155247868).

De izquierda a derecha, los personajes que aparecen en la obra, un reflejo de ladiversidad y confrontación ideológica dentro de judaísmo en torno al tema de este

número: Menajem Beguin, Isaac Bashevis Singer, Teodoro Herzl, Ajad Haam,Vladimir Zeev Jabotinsky, Scholem Aleijem, hombre judío religioso, Itzjak Rabin,

Dov Ber Borojov, Rab Kook, Golda Meir, Aarón Gordon, Alberto Gerchunoff, SimónRadowitzky y una protesta del Bund.

Enrique Grinberg, Representante para Argentina del Departamento de Actividades para la Diáspora (Hagshamá) – OSM

Leonardo Naidorf, Coordinador de Juventud AMIA

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¿Quién es Sabio?El judaísmo tiEnE muchas particularidadEs quE lo distinguEn dEl rEsto dE los puEblos dEl mundo. por EmpEzar, durantE dos milEnios no tuvo Estado y la concrEción dEl mismo trajo aparEjada dilEmas intErminablEs En cuanto a dEfinicionEs idEntitarias.

"Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a sus maestros." (Sócrates, Filósofo griego, siglo V AEC)

Escena de la película israelí Vals im Bashir

nemos la posibilidad de retor-nar al Estado judío que nos fue privado durante tanto tiempo. Muchos lo hacen por medio de la aliá, y otros tantos eligen vi-vir en sus comunidades fuera de Israel. Es por eso que es más adecuado hablar de “tfutzot” – diásporas – y no de “golá” – exi-lio. Por un lado, cada comuni-dad es independiente respecto del Estado judío; pero existe un vínculo, un intercambio cons-tante entre ellas e Israel.

Entonces, ¿cómo articulamos nuestra identidad judía desde la diáspora con lo israelí? Y más específicamente, ¿te-nemos el derecho de opinar

e influenciar acerca de lo que pasa en Israel como judíos de las tfutzot por el simple hecho de estar incluidos en la defini-ción – aunque amplia – del “ser judío”?

“Para la diáspora la existencia del Estado de Israel significa la garantía de una permanen-cia segura en cada uno de los países. El Estado de Israel puso fin al exilio y se convirtió en el proveedor de la identidad ju-día, privando de vida propia a la diáspora. (…) La diáspora le otorgó a Israel dos funciones: garantizar la continuidad del pueblo judío y defender la se-guridad de los judíos de la diás-

Vivir nuestro judaísmo fuera del Estado judío es de por sí un fenómeno

particular que merece analizar-se detenidamente. Más allá de que los judíos diaspóricos existamos hace cientos de años, más que los años que puede tener una estirpe familiar viviendo en el Estado de Israel, resulta compleja la relación que se da entre estos dos focos: la diáspora e Israel.

Originariamente, las kehilot se fueron estableciendo en diferentes lugares del mundo como consecuencia de la expul-sión de los judíos de su tierra. Pero hoy en día ya no ocurre lo mismo. Todos los judíos te-

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pora. Garantizaba a cambio, dos actitudes: no cuestionar el proyecto de Israel y defender al Estado judío ante los gobier-nos de sus respectivos países. (…)Israel se convirtió de hijo de la diáspora en su padre, impi-diendo que la diáspora influya en sus decisiones.”Estos extractos del libro El espa-cio comunitario de Janán Nudel nos pueden ilustrar un poco la situación de intercambio res-pecto a las preguntas abiertas anteriormente.

Me parece importante tener en cuenta en este análisis, que es-tamos hablando de un Estado judío que, por ende, abarca a todos los judíos. Y si tenemos un Estado que nos representa deberíamos poder ser una voz de opinión. Nada más ilógico que una “representación” basa-da solamente en una parte.Sin embargo, cuando un judío critica políticas de acción lle-vadas a cabo por el Estado de

"Israel, Israel, qué bonito es Israel." (Wendy Sulca, Delfín Hasta el Fin, la Tigresa del Oriente, estrellas pop latinoamericanas)

Israel genera polémica. ¿Acaso no tenemos derecho a decir lo que pensamos como judíos representados por ese Estado? Cualquiera puede disentir o ad-herir con nuestra opinión, pero no negárnosla porque no le sea favorable. La crítica es la base de la construcción y es imposi-ble sentir que algo te pertenece si no estás involucrado de al-guna manera. Es un poco con-tradictorio sostener que Israel es EL Estado judío, pero recha-zar la participación a aquellos que no residimos dentro de sus fronteras.Por citar un ejemplo, hechos como el informe Goldstone – informe que contiene un aná-lisis muy severo hacia el com-portamiento de Israel durante la “Operación de Plomo Fun-dido”, escrito por un jurista judío sudafricano para la ONU – no son bien vistos en gene-ral. De hecho, Richard Golds-tone no pudo ingresar a Israel para el Bar Mitzvá de su nieto debido a su supuesta mala re-putación. La presión desde Is-rael y de su propia comunidad lo llevó inclusive a retractarse posteriormente: “Si hubiera sa-bido entonces lo que sé ahora, el Informe Goldstone habría sido totalmente diferente”. Tampoco estoy planteando que decidamos asuntos inherentes al cotidiano israelí. No se trata de debatir temas que los afec-ten solamente a ellos sino de

“Para alguien que vive en la diáspora, [el sionismo consiste en] encontrar la manera del diálogo y la crítica. Tienen que aproximarse a Israel y participar

en el tipo de diálogo que se da aquí, no otorgar un apoyo ciego e incondicional”

involucrarse en los que nos ata-ñen a todos por ser judíos.

Marcky Levi opina que “Para al-guien que vive en la diáspora, [el sionismo consiste en] en-contrar la manera del diálogo y la crítica. Tienen que aproxi-marse a Israel y participar en el tipo de diálogo que se da aquí, no otorgar un apoyo ciego e in-condicional. El intercambio ge-neral con los judíos del mundo tiene que existir, aunque lógica-mente prefiriendo que vengan acá a vivir con nosotros para terminar nuestra lucha por la independencia.”

Sería interesante poder pensar en conjunto cómo construir un espacio en el cual el diálogo en-tre Israel y las comunidades ju-días del mundo sea más fluido, verdadero e inclusivo. Y como dice el Talmud: “¿Quién es sa-bio? El que aprende de cada hombre”.

Quizás por eso a Israel le convenga escuchar lo que la diáspora tiene para decir y viceversa.

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"Cuando la juventud pierde entusiasmo, el mundo entero se estremece." (Georges Bernanos, escritor francés)

Física, Refugiados e Israel

"El peso es una fuerza que actúa sobre todo objeto dentro de un

campo gravitacional y en la tie-rra equivale aproximadamen-te a 9,8 m/s^2 por la masa del objeto." Bastante convencido estaba de aquello mi profesor de física. Claro, el lo podía ver tan fácilmente... sólo tenía que dejar caer un pedazo de tiza.

Yo, madrij, por otro lado, edu-co hacia Israel y el Sionismo. Debo hacer aseveraciones tales como, por poner un ejemplo: "Israel tiene 7 millones de habi-tantes" ¿Contando a los judíos de los territorios? ¿Y qué hay entonces de los palestinos que

viven en ese lugar? ¿Y los habi-tantes de Gaza?En fin, ¿cómo puedo estar segu-ro de algo cuando, no sólo ha-blo, enseño sobre Israel? ¡Nun-ca estuve allá! Todo lo que sé sobre Israel o lo leí en diarios, libros e Internet o me lo ense-ñaron mis madrijim en peulot (actividades). Pero, como dijo alguna persona sabia por ahí: "Israel es muy loco para imagi-narlo, hay que vivirlo".

Hace 9 días que estoy en Israel y ya aprendí más que en toda mi vida hasta hoy. Estuve en el barrio de la Tajaná Merkazit de Tel Aviv (Terminal de Ómni-bus) donde los refugiados su-daneses son mayoría en la ca-lle y generan reacciones muy contradictorias y divididas según con quién hables. También con-versé acerca de política, cultura, comida, deportes y mucho más. Entonces debemos hacernos una pregunta, los madrijim del mundo: ¿Es acaso requisito in-dispensable para ser madrij el haber pasado un tiempo acá en Israel? ¿Los cursos de madrijim deberían ser dictados en Jeru-salem?

De algo sí estoy seguro, un requisito indispensable para enseñar es poder transmitir alguna de dos cosas (preferen-temente ambas), curiosidad y conocimiento. ¡Y es gracias (también a mis padres, mi fa-

hacE 9 días quE Estoy En israEl y ya aprEndí más quE En toda mi vida.

milia y a la Sojnut) a la curiosi-dad que me transmitieron mis madrijim durante mi infancia que estoy hoy acá en Israel! Un país donde las personas disfra-zadas caminando por la calle no son borrachos, solamente están festejando Purim. Repito: "Es muy loco para imaginarlo, hay que vivirlo".

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"Israel nació de los sueños." (Amos Oz, escritor israelí)

Convocatoria la tapa dE EstE númEro Es un abanico dE los distintos pEnsadorEs, artistas y políticos rElacio-nados al judaísmo. sus visionEs sobrE israEl, la idEntidad judía, la diáspora y las comunidadEs judías dEl mundo, El hEbrEo y El idish, la comunidad judía argEntina, la historia judía y El rol dE los judíos quE vivEn En la modErnidad son muy distintas. a continuación, la lista dE todos los pErsonajEs quE aparEcEn En la tapa, y una brEvE dEscripción dE cada uno dE Ellos:

Menajem Beguin – sexto primer ministro de Israel, miembro del partido político israelí Jerut (posterior Likud), firmó la paz con Egipto en 1977, en su juventud participó de Betar (juventud del Movimiento Revisionis-ta).Isaac Bashevis Singer – nació en 1904 en Polonia, fue un escritor judío que obtuvo el Premio Nobel en 1978. La mayor parte de su obra fue escrita en idish, incluso, tras emigrar a Estados Unidos en 1935, fue columnista del diario en idish Daily Forward.Teodoro Herzl – padre del sionismo político. Nació en Budapest en 1860, se desarrolló como corresponsal en París del caso Dreyfus (1894), escribió el libro El Estado Judío y presidió el Primer Congreso Sionista (1897, Ba-silea). Ajad Haam – referente del sionismo espiritual o cultu-ral, su texto más conocido es “Lo Ze Haderej” (“No es éste el camino”), en el que se explica que asentarse en la tierra de Israel sin una gran tarea educativa previa no es el camino correcto de la acción colonizadora. Vladimir Zeev Jabotinsky – principal ideólogo de la co-rriente sionista revisionista, escritor de la “Muralla de Hierro”, fundador de la Legión Judía, primer comandan-te del grupo paramilitar Irgún y fundador de la Organi-zación Sionista Revisionista. Scholem Aleijem – popular escritor idish hacia fines del siglo XIX y principios del XX. Nacido en Kiev, sus obras más conocidas son “El Violinista en el Tejado” y “Tevie el Lechero”. Itzjak Rabin – político israelí, Primer Ministro en dos oca-siones (1974 – 1977 y 1992 – 1995), fue asesinado por Igal Amir por sus iniciativas de firmar la paz y entregar territo-rio a los palestinos. Premio Nobel de la Paz en 1994.

Dov Ber Borojov – padre del sionismo socialista, li-deró el movimiento Poalei Tzion, su preocupación ideológica fue poder combinar el pensamiento sio-nista con la teoría marxista. Rab Kook – ideólogo del sionismo religioso, fue el primer Gran Rabino ashkenazí en el ishuv, hacia 1921. Entendía que el sionismo y la vuelta a la Tierra de Israel estaban intrínsecamente relacionados con la salvación del pueblo judío y la llegada del Mashiaj.Golda Meir – nacida en Kiev en 1898, hizo aliá en 1921, fue la primera y única mujer en ser Primera Mi-nistra de Israel. Durante su mandato se desarrolló la Guerra de Yom Kipur. También se desempeñó como Ministra de Relaciones Exteriores de Israel.Aarón Gordon – ideólogo del sionismo socialista, fundó el Hapoel Hatzair y partidario de Poalei Tzion. Fue uno de los pensadores que enfatizó la idea de la vuelta a la tierra a partir del movimiento sionista. Alberto Gerchunoff – escritor y periodista argenti-no, nació en el Imperio Ruso y luego inmigró con su familia a la colonia judía en Moisés Ville. Su obra más conocida es “Los Gauchos Judíos”. Simón Radowitzky – nació en una familia obrera de origen judía, en Ucrania, 1891. Una vez en Argentina, fue el militante anarquista que mató al jefe de poli-cía Ramón Falcón, motivo que lo llevó a ser uno de los presos más célebres del penal de Ushuaia. Bund – movimiento político judío que buscaba una autonomía cultural judía en una Polonia y un Im-perio Ruso socialista. Se opuso al sionismo (y al he-breo) y al judaísmo religioso. Fue fundado en Vilna en 1897.

invitamos a Escribir un cuEnto, obra dE tEatro, discusión, canción, poEma (¡cualquiEr génEro Es biEnvEnido!) sobrE la rElación EntrE israEl y la diáspora / comunidadEs judías dEl mundo. la producción dEbE incluir al mEnos a trEs pErsonajEs quE aparEzcan En la

tapa dE EstE númEro. El mEjor trabajo sErá publicado En El númEro cuatro dE la rEvista jutzpá. mandanos El

tExto a [email protected]

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"Es bueno morir por la patria" (Iosef Trumpeldor, activista sionista)

Lo que voy a tratar de hacer es, desde mi subjetividad, la cual remarco para que se

entienda el lugar desde el cual voy a escribir, un análisis sobre su relevancia.

Cerraré el texto con algunas preguntas que creo que debe-rían ser tomadas por las insti-tuciones judías y por cada uno de los lectores.

La globalización es un he-cho. La imposición del idio-ma inglés como lengua-je universal también lo es. Por primera vez en la historia se ven rotas las barreras de la distancia espacial. Vivimos en un mundo más comunicado como consecuencia del avance de la tecnología, del desarrollo de Internet, dentro del cual se puede destacar el uso masivo de las redes sociales y la conse-cuente hipercomunicación. Se gesta, así, un mundo anglopar-lante en el que se facilita el diá-logo con personas que, estan-do lejos, parecen no estarlo. Las culturas cambian, se asi-milan, se nutren de nuevos estímulos y se van rearman-do. Nunca una cultura está “terminada”, sino que siempre está en construcción; por eso,

El hebreo como pará Kdoshá*

dEsdE ya, hacE tiEmpo, mE vEngo prEguntando, cuEstionando, cuál Es la importancia quE tiEnE El hEbrEo dEntro dE la comunidad judEo-argEntina y, mayor aún, cuál Es la importancia quE tiEnE El hEbrEo En sí mismo.

lo que podemos conocer como “la cultura argentina” hoy en día, podría ser diferente (y se-guramente lo será) a la cultu-ra argentina dentro de 10 o 50 años. Lo mismo podría decirse del judaísmo, como cultura.Las instituciones judeo-argen-tinas, en su mayoría, vienen planteándose la importancia de brindar una educación que haga parte a los estudiantes de este nuevo mundo, en el cual, en vista a lo mencionado, apa-rece el inglés como necesario

y fundamental para el desarro-llo personal y, sobre todo, su futuro laboral y profesional. He aquí que el hebreo juega un pa-pel cada vez menos importante para y por aquellos que “com-pran” y “venden” educación. Esto responde a una demanda creciente y consistente por una gran parte de la comunidad que plantea la importancia del inglés tanto más que la del he-breo, al punto de que no dudan en prescindir parcial y hasta definitivamente de éste último

* Pará Kdoshá = Vaca Sagrada

Fragmento del cuadro “Solitude”, Marc Chagall, 1933.

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"El mundo será lo que la juventud quiera; si ésta ama la verdad y el bien, eso habrá en el mundo." (Werner Karl Heisenberg, físico alemán)

(podemos encontrar en algunos colegios más de 5 materias que se enseñan en inglés y una sola en hebreo) en lo que compete a la supuesta educación judía por la que apuestan, siendo que son escuelas que se identifican, principal y sustancialmente, por esta característica.

Utilizo estos términos, “com-pra” y “venta” no porque vea a la educación como un medio económico, sino porque per-cibo que muchas veces es así como se percibe desde algunas instituciones.

En esta línea, frente a la nece-sidad de competir con otras escuelas y en respuesta a la de-manda de los padres, muchas escuelas, sino la mayoría, van perdiendo y abandonando su tradicionalismo hacia el idioma hebreo para poder captar chi-cos y ser relevantes ante esta nueva época, lo que conlleva la asimilación paulatina del resto de las instituciones.

Son varias las instituciones que pregonan un Israel cuya cultu-ra, hoy y en un futuro, se vea identificada con el hebreo como idioma, entendiendo a éste no sólo como el idioma que se usa en las plegarias (como así lo previeron los fundadores del Es-tado de Israel,) pero no son mu-chas aquellas que mantienen su coherencia a este respecto. De una u otra forma, el idioma

hebreo, desde la inercia, sin po-ner en debate su importancia, va perdiendo significado.¿Queremos una Israel cuyo idioma sea el hebreo o es que tenemos miedo al cambio? ¿Por qué desde Argentina se pretende una cultura judía más alejada de su idioma?

En Israel todos, o la gran mayo-ría, hablan el idioma inglés con fluidez. De ser así, ¿para qué aprender un idioma que se habla en un solo lugar en el mundo? ¿Por qué las instituciones ju-deo-argentinas, o mismo Israel, no ponen en debate la impor-tancia de un idioma que parece cada vez más cerca al destino del idish?

¿No es el momento de repensar y asumir una postura, y empe-zar a definir cuáles son real-mente las parot kdoshot (vacas sagradas) que tiene la cultura judía, no sólo en Argentina, sino en Israel y el mundo, sin tener miedo al cambio, o por lo menos, siendo conservadores, poder alejarse de la inercia?Si el idioma por el cual vamos a levantar nuestra bandera es el hebreo, entonces que así sea, pero no juguemos un doble dis-curso entre la manera en la que nos definimos como institucio-nes y la manera en la que real-mente educamos. No sólo es un tema que tiene que definir

la institución, sino también las familias.Las instituciones, al fin y al cabo, entran dentro de un mercado que les va marcando el camino partiendo de la oferta y la de-manda. ¿No deberíamos, como individuos, hacernos cargo de qué es lo que queremos, cuál es el futuro de nuestra comunidad, siendo coherentes entre lo que bregamos y lo que hacemos? La única postura, el único men-saje con el cual me queda cerrar, es que con el fin de poder llevar a cabo los debates es necesario no tener miedo, tanto como in-dividuos o mismo como institu-ciones, sobre lo que se decida. Con el deseo de que la pará kdoshá sea puesta sobre la mesa y no debajo de ella.

“¿No deberíamos, como individuos, hacernos cargo de qué es lo que queremos,

cuál es el futuro de nuestra comunidad, siendo coherentes entre lo que bregamos y lo que hacemos?”

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"La juventud es una enfermedad que se cura con los años." (George Bernard Shaw, escritor irlandés)

la aldea juvenil israelíisraEl fuE El lugar dE una crEación Educativa singular y EjEmplar En todo El mundo: la aldEa juvEnil (kfar hanoar), un modElo EspEcial dE intErnado Educativo.

Esa aldea juvenil, cuya na-turaleza pasaré a relatar-les de inmediato, no es

una “anécdota” más dentro del sistema educativo israelí. Alre-dedor del 5% de los niños y jó-venes de 0 a 18 años dentro de la población judía en Israel se educan en internados. De entre éstos, el 70% lo hace en aldeas juveniles.

A modo de ejemplo, en Gran Bretaña, un país con una sobre-saliente tradición educativa en internados, sólo el 2% de niños y jóvenes se educan en este sis-tema.No obstante, la influencia de las aldeas juveniles sobre el sistema educativo y la socie-dad israelí toda trasciende, realizando sus educandos una

impresionante tarea en estas áreas. Al igual que el kibutz, del cual la aldea juvenil clásica ex-trajo su modelo pedagógico, la influencia ideológica y prácti-ca que ésta irradió, fue mucho más allá de sus fronteras geo-gráficas. ¿Qué es, entonces, la aldea ju-venil?Es una institución inclusiva,

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una comunidad educativa de 6 años de duración para alumnos en edad de secundaria que allí se alojan, estudian y se educan.Generalmente la aldea juvenil está compuesta por dos cuer-pos que interactúan entre sí y conforman una unidad educa-tiva que se complementa una a otra: el internado (la educación no formal) y la escuela (la edu-cación formal). Cada uno de estos cuerpos tiene sus propios educadores: en la escuela son los docentes; en el internado, los madrijim (instructores). su vez, están los responsables de la economía doméstica (imahot bait) y, circunstancialmente, los participantes del plan Shnat Sheirut (“Año de Servicio”).

Una aldea juvenil trata de ha-cer de puente con las necesida-des de los niños y jóvenes que llegan de entornos diversos:

Olim Jadashim (inmi-grantes recientes), que se en-cuentran en la etapa crítica de la transición intercultural;

Niños necesitados de un internado por temas fami-liares y/o sociales;

Niños necesitados de una rehabilitación educativa, social y espiritual.

Un modelo de aldea juvenil fue creado aún antes de la prime-ra Guerra Mundial, destinado a huérfanos del Pogrom de Kis-hinev. No obstante, las aldeas juveniles, tal como las cono-cemos en la actualidad, fueron creadas a principio de los años 20 del siglo pasado (la aldea ju-venil “Ben Shemen”, creada en el año 1927, en la cual se educó Shimón Peres, es considerada la primera en su tipo en Israel).

El movimiento sionista supo utilizar inteligentemente la estructura de los internados para lograr sus objetivos: la preparación de los jóvenes para su realización, defensa y asentamiento, fomentando la tipología del “Nuevo Hebreo” y, en síntesis, la construcción del proyecto sionista en la Tie-rra de Israel. Como suele ocu-rrir en contadas oportunida-des, la ideología se imbricó con las necesidades existenciales: las aldeas juveniles fueron la óptima solución para miles de huérfanos y refugiados que hi-cieron su “Aliá” en el marco de “Aliat Hanoar” (inmigración juvenil a Israel) desde 1933, pero fundamentalmente en el transcurso de la Segunda Gue-rra Mundial y a partir de ella.Como ya fue dicho, la aldea ju-venil obtuvo varias de sus carac-terísticas centrales del modelo kibutziano. Siguiendo este pun-to, los inicios de su desarrollo se dieron dentro de las organi-zaciones juveniles kibutzianas, anteriores al establecimiento del Estado de Israel. En el marco del presente artí-culo, trataré de analizar sus principales características. En primer término, la aldea juve-nil acentúa el hecho de ser una “comunidad educativa holísti-

ca”, es decir, que la responsa-bilidad educativa no recae sólo sobre los educadores directos del joven, sino sobre todo aquel que cumple una función den-tro de la comunidad educativa (incluyendo los que desempe-ñan roles directivos) y sobre los mismos jóvenes. A esto se le debe agregar que se habla so-bre una educación que se ocu-pa de todos los aspectos de la vida (físico, espiritual, social, de valores, comportamiento, etc.) y no sólo de uno de sus aspectos.En segundo lugar, y quizás como consecuencia de la pri-mera, el modelo pedagógico de la aldea juvenil acentúa el hecho de que sus educandos se implican de un modo u otro, en el manejo de los temas de la Aldea. En este contexto, los alumnos trabajan desarrollan-do tareas diversas dentro de ella, destacándose los traba-jos agrícolas, derivados de una teoría educativa-ecológica, que plantea que el contacto con la tierra y la naturaleza produce una influencia educativa alta-mente positiva.En tercer lugar, la aldea crea un entorno donde los educandos pueden actuar y probarse en una atmósfera de “moratoria”, que no debe rendir cuentas in-

“Es bueno morir por nosotros mismos” (Aviv Gueffen, músico israelí)

“...el modelo de aldea juvenil sirvió a lo largo de muchos años y hasta la actualidad como herramienta educa-tiva y nacional de primer nivel para la absorción de inmigrantes, el desarro-llo de poblaciones debilitadas y como solución para niños con dificultades

diversas.”

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"Lleva tiempo llegar a ser joven." (Pablo Picasso, pintor y escultor español)

mediatas acerca de los “erro-res” que pudieran cometer.Por último, la aldea juvenil in-tenta encontrar un equilibrio entre la educación en pos de la consecución de objetivos socia-les, la materialización de las ca-pacidades personales del edu-cando y el máximo desarrollo de las aptitudes individuales.

Estas características subsisten, con algunas variables, también en las aldeas juveniles de hoy en día. Por supuesto, el modelo de aldea juvenilno está exento de defectos y provoca la crítica de educadores y profesionales diversos. Daré un ejemplo: en el modelo clásico de aldea ju-venil, el lugar de los padres ha quedado ausente del quehacer educativo. Ya sea por fuerza mayor (los padres fallecieron, no residen en el país o en las cercanías de la aldea), ya sea por ideología (enfoque paterna-lista que sostiene que hay que mantener alejado al educando del entorno original que lo per-judica), los padres fueron los actores olvidados en el diálogo educativo de las aldeas juveni-les. En la actualidad, por cierto, la situación ha cambiado en ex-tremo y, conociendo el mundo de las aldeas juveniles, sosten-go que hay absoluta interven-ción de los padres en la educa-ción de sus hijos, a pesar de no convivir en la misma casa.En el marco de mi trabajo como profesional de la educación en Israel, me desempeñé como madrij de un grupo en una al-dea juvenil ubicada en una re-

serva natural en el centro del país. Después de dos años de trabajo, puedo decir con ab-soluta certeza que esta fue una experiencia apasionante y singular. A pesar de las largas horas de trabajo y su carácter complejo y extenuante, fue uno de los trabajos más significa-tivos y reconfortantes en mi vida, que dejó en mí una fuerte impronta. Es imposible susti-tuir la totalidad y la intensidad del trabajo en la aldea juvenil y, como consecuencia de ello, la posibilidad de influir y ser influenciado. De antiguos egre-sados que llegaron para visitar la aldea y evocar sus recuerdos, aprendí que esta fue una de las vivencias más relevantes en sus vidas.

Para finalizar, el modelo de aldea juvenil sirvió a lo largo de muchos años y hasta la ac-tualidad (a pesar de cambios ideológicos, estructurales y funcionales), como herramien-ta educativa y nacional de pri-mer nivel para la absorción de inmigrantes, el desarrollo de poblaciones debilitadas y como solución para niños con dificul-tades diversas. Muchos de sus egresados se incorporaron en puestos clave en la sociedad: en el ejército, la política y la eco-nomía de Israel. Muchas de sus ideas penetraron en el ethos is-raelí y hoy pertenecen al con-senso educativo en Israel. Esta es una porción más de este maravilloso mosaico que se da en llamar: ¡Estado de Is-rael!

“...la aldea juvenil obtuvo varias de sus características centrales del

modelo kibutziano.”

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“Por nuestra patria, es mejor vivir, no morir." (Hadag Najash, conjunto musical israelí, canción "Od Aj Ejad")

Un aporte antiguo a la Hasbará moderna

Hace no tanto terminé la secundaria, seis años para ser exacto. Hay

muchas cosas que esa experien-cia educativa me dejó grabadas por completo en la memoria y el corazón y hay otras que cada tanto pasan como anécdotas más o menos divertidas pero definitivamente intrascenden-tes para lo que soy hoy.La secundaria ocupa gran parte del tiempo que queremos es-tar ocupando en ser rebeldes, del tiempo que queremos estar “combatiendo al sistema” y no en una clase de matemática o lengua.

Me acuerdo de ese tiempo de cuestionamientos al establish-ment y búsquedas de cambiar al mundo, que algunos por suerte no hemos dejado todavía.Hay un evento en particular, bastante irrelevante por cierto, que al proponerme escribir este artículo se me vino a la cabeza: en todos los actos que organi-zaba el Departamento de Cien-cias Sociales junto con muchos de los alumnos, imbuidos de este espíritu del que venimos hablando, sonaba una canción que dice que “si la historia la escriben los que ganan, eso sig-nifica que hay otra historia.”. Esa frase siempre me hizo pen-sar bastante. ¿Acaso es verdad que puede existir otra historia? ¿Podría ser que los judíos nun-

mi humildE opinión Es quE olvidamos por complEto quE la tradición dE nuEstro puEblo nos EnsEña quE la llavE dEl éxito Esta En crEcEr En contEnido y nunca dEjar dE transmitirlo.

ca hayan salido de Egipto o que realmente Israel sea un estado genocida? Comprendo que en un conflicto hay de donde aga-rrarse para defender cualquier postura, pero me cuesta pensar que determinadas cosas en las que baso mis ideales (y por qué no, mi vida) podrían así de fácil ser falsas o por lo menos cues-tionables respecto de su neutra-lidad.

Pero capaz la realidad sea dis-tinta, capaz no todo es tan relativo y no todos los relatos cambian dependiendo del lente con el que se vea. Creo sincera-mente que algo inexplicable (si quieren llamarlo destino, pro-videncia divina o casualidad) puso al pueblo judío constan-temente en un rol protagónico en la historia y que en parte se debió a los mismos judíos.

Por mucho tiempo los judíos fuimos conocidos como “El Pueblo del Libro”. Esto no es raro teniendo en cuenta el es-fuerzo que le pusimos en la his-toria al hecho de documentar lo que sucedía. Tan en serio se toma la documentación en el judaísmo que el mismo Moshe Rabeinu fue capaz de pedirle a D's que lo borrara del libro que estaba escribiendo. Tan en serio que se le dedica siete ca-pítulos del libro de Shmot (en español, Éxodo, el segundo libro

de la Torá) a la construcción del Tabernáculo, sobre el cual se detalla cada una de las espe-cificaciones necesarias para la construcción.

Es increíble cómo hoy en día seguimos estudiando textos de hace miles de años, intere-sados como si fuera un gran bestseller.

El Talmud es un ejemplo per-fecto de esta documentación judía: no sólo se anima a traer opiniones de distintos rabanim para distintos temas (y hasta incluir algunos que cumplen la única función de disentir con la mayoría) sino que también incluye leyes apócrifas que, en el momento de la compilación de la Mishná, se dieron por des-cartadas. La misma halajá tie-ne comentaristas que disienten en algunos casos con lo escrito por Yosef Caro.

No tengo duda de que el ju-daísmo perduró y se reinven-tó constantemente por haber mantenido todos estos escri-tos, por haber mantenido tanto la tesis como la antítesis y la hipótesis. Somos parte de un pueblo que sobrevivió porque supo escribir su historia, por bregar porque ésta sea acce-sible a todos y por permitirse releerla y resignificarla cons-tantemente.

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La realidad es que vivimos en una era de hiper comunicación donde todos tenemos acceso a muchos tipos distintos de información para creer lo que queramos; sin embargo el ju-daísmo nos enseñó que hay un paso más aparte de escribir que es necesario en el proce-so. Tal como lo encontramos en la mitzvá de Pesaj, el rela-tar se hace imprescindible. El judaísmo nos enseñó en todos sus años de vida que con docu-mentar no alcanza. A pesar de que muchos pueblos documen-taban, ninguno se obligó a si mismo a enseñar una y otra vez a cada una de las generaciones siguientes las historias del pue-blo.

Hoy en día se levantan muchos críticos diciendo que los datos que tenemos de la Shoá son falsos y que tal masacre nunca existió. Siempre que me puse a hablar de esta situación me di cuenta de que lo peor no es que haya gente que comulgue con la opinión de que no existió tal evento en la historia, sino que cada vez nos quedan menos so-brevivientes para relatarlo.Estamos en un momento en la historia que nos obliga a seguir

escribiendo, a repasar lo escri-to y a compartir esos conoci-mientos.

En el Talmud está escrito que aquel que va a Israel no puede salir de ahí, pese a que su si-tuación afuera sea mejor que la que vive (o puede vivir) en Israel. Hoy, tanto los judíos re-ligiosos como laicos, levantan esta idea, haciéndola parte de su identidad y de su día a día donde sea que vivan. Sin em-bargo, la situación de Israel con respecto a hasbará es una de las peores en la historia. ¿Por qué? Mi humilde opinión es que ol-vidamos por completo que la tradición de nuestro pueblo nos enseña que la llave del éxi-to esta en crecer en contenido y nunca dejar de transmitirlo. Llegó la hora de volver a inves-tigar, a buscar, a informarse y, a su vez, volver a aparecer. Ha-blar con nuestros amigos, fami-liares, janijim, compañeros de trabajo, etc.

Hay que seguir escribiendo la historia y así darnos cuenta de que nos queda mucho todavía por contar para poder tener cada vez más por escribir.

"No soy tan joven como para saberlo todo." (Oscar Wilde, escritor irlandés)

“El judaísmo nos enseñó en todos sus años de vida que con documentar no alcanza. A pesar de que muchos pue-

blos documentaban, ninguno se obligó a si mismo a enseñar una y otra vez a cada una de las generaciones siguien-

tes las historias del pueblo.”

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"Aquí soy un judío que suspira por su tierra / y en Israel voy a volverme / un argentino enfermo de nostalgia / pendiente de lo que suceda en Buenos Aires." (Eliahu Toker, escritor judío argentino, "La saga judía")

Defender hasta lo indefendible

quisiEra ponEr En dEbatE En EstE artículo dE opinión algunas cuEstio-nEs quE considEro problEmáticas acErca dE lo quE conocEmos como “hasbará”.

Hasbará puede ser tradu-cida como “esclareci-miento” y comprende la

tarea de la defensa de Israel en lo discursivo, sea en el ámbito que sea. Se trata de un concep-to amplio. Las capacitaciones sobre hasbará, por lo general, consisten en la enseñanza de conocimientos o directamente argumentos ya armados para contrarrestar los argumentos opuestos, generalmente pro-palestinos.

Como dije antes, un par de cuestiones me preocupan so-bre la tarea de la hasbará:La primera de ellas tiene que ver con la forma en la cual se capacita a los masbirim (es-clarecedores), por lo general se trata de una capacitación con formato de clase, en la cual el capacitador de turno se dedi-ca a desarmar un argumento específico anti-israelí, por lo general recurriendo a algún desarrollo histórico u otro tipo de argumento pro-israelí. Para decirlo en términos simples, “enseña el speech”. Obviamen-te, hay muchos capacitadores y muchas formas de capacita-ción, pero aquí lo que hago es una generalización para que se entienda mejor mi argumento.Como decía, en las capacita-ciones se enseña el speech, que

usualmente viene de un grupo de argumentos ya formados y comunes. ¿Cuántas veces escu-chamos cómo los árabes des-perdiciaron su oportunidad en 1947 cuando los israelíes apo-yaron la división de Palestina entre un estado judío y otro árabe? ¿Cuántas veces nos re-pitieron que antes de 1967 “no existían palestinos”? ¿En cuán-tas ocasiones nos describen

los mil y un cuidados y proce-dimientos del Tzahal (Ejército de Defensa de Israel) para evitar muertes de palestinos inocen-tes mientras que los terroristas matan sin discriminación?

Por supuesto que en ningún momento se explica en pro-fundidad cuál fue la estrategia política en 1947 (Ben Gurión apoyó la división porque sabía

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"Tal vez algún día dejen a los jóvenes inventar su propia juventud." (Quino, humorista gráf.ico argentino)

de antemano que los árabes la rechazarían) o el complejo pro-ceso que llevó al surgimiento de la autodeterminación de los palestinos como pueblo, mu-chísimo antes de que la ONU los reconociera en 1967. Pero, por supuesto, lo que importa aquí es crear propagandistas y lobbistas, no pensamiento crí-tico.

Son argumentos ya formados, no necesariamente errados, pero en la formación de los cuales, el masbir no tiene rol activo; sólo aprende y repite.Por otro lado, mas allá de cómo se forma a los masbirim, me hace ruido el contenido de los argumentos. Sucede que la gran mayoría de instituciones y organizaciones recurren a ca-pacitadores que, también en su gran mayoría, responden a un signo político único y bien de-

finido. De esta forma, podemos encontrar que aún en tnuot de izquierda están presentes argu-mentos que legitiman la ocupa-ción y colonización de Cisjorda-nia. Mi crítica aquí no es contra el discurso de la derecha, sino en cómo se impone en el inte-rior de las instituciones, como dije antes, sin debate, sin re-flexión, sin crítica.

Aunque, por supuesto, el con-tenido de los argumentos que componen la hasbará “mains-tream” o dominante son critica-bles, pero para tener un debate serio y real sobre cómo defen-der a Israel en lo discursivo sin caer ciegamente en argumen-tos que rozan con el racismo (“los palestinos son una men-tira”) o que sencillamente de-fienden lo indefendible (como la expropiación ilegal de tierras palestinas en Cisjordania para

poblarlas de colonos) tenemos que crear y comprometernos con un marco que posibilite tal intercambio. La revista Jutzpá es un gran primer paso para llevar adelante estos tan nece-sitados debates, participemos.

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"Para mí no existe un pueblo elegido ni una tierra prometida" (Marek Edelman, combatiente del gueto de Varsovia, activista político y social polaco y del Bund)

antisemitismo y antisionismo

“cuando sE ataca al sionismo, sE trata dE antisEmitismo”martín luthEr king, 1969.

A lo largo de la historia, los judíos supimos agudizar nuestra mirada y crear

una suerte de radar interno que mide niveles de antisemitismo. Cualquier discurso, texto, ima-gen o pequeño comentario que contenga algo en relación a lo judío y sea enunciado por un no-judío nos prende dicho ra-dar y estamos a la espera de marcar qué grado de odio o prejuicio a los judíos tiene esa persona. A veces lo hacemos de forma exagerada y otras con justificación. La experien-cia nos hizo distinguir que, por ejemplo, si alguien dice “tengo un amigo judío” hay que, al me-nos, sospechar de él. Sin em-bargo, en los últimos años se nos presentó un elemento que acompleja las cosas: el antisio-

nismo. La visión crítica hacia el Estado de Israel y sus políticas nos abre un campo de pregun-tas: ¿Cuál es la diferencia entre el antisemitismo y el antisio-nismo? ¿Toda crítica al Estado de Israel tiene un sesgo antise-mita? ¿Cómo uno se da cuen-ta si es una critica legítima o si en realidad hay una especial estigmatización con el Estado judío? Entre el antisemitismo y el antisionismo hay una del-gada línea que los separa, pero sus límites son tan difusos que, muchas veces, es invisible. Aquí tenemos unas pequeñas claves para poder seguir agudizando ese radar.

La primera cuestión está en-marcada en un problema conceptual. Para evitar con-

fusiones vamos definir antise-mitismo como el odio o espe-cial ensañamiento hacia los judíos como grupo étnico gene-ralizado. Sin embargo, los con-ceptos no siempre reflejan los objetos de manera profunda. El mismo concepto de antisemi-tismo es una convención arbi-traria que, etimológicamente, representa mucho más (“semí-tico” comprende a varios pue-blos más allá del judío, incluso el árabe). Pero a veces no im-porta su raíz etimológica, sino lo que representa, su peso so-cial como concepto. Hoy en día hay una construcción social del término “antisemita” que hace que su sentido sea políticamen-te incorrecto. El antisemitismo llevó a barbaries; nadie va a decir abiertamente “soy anti-semita”, o por lo menos no va a ser aceptado socialmente de manera tan fácil. No obstante, el término “antisionista” es un concepto más aceptado, que se puede decir de forma abierta sin ser condenado socialmente. El antisionismo es un término un tanto más complejo de defi-nir: si utilizamos la concepción clásica de sionismo, nos referi-mos al movimiento surgido a fines del siglo XIX que buscaba establecer un Estado nacional judío en la ancestral Tierra de Israel, o conocida mundialmen-te en aquellos tiempos como

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Palestina. Entonces podría ver-se al “antisionismo” como el movimiento que está en contra de aquel objetivo, es decir, que apoya que los judíos continúen careciendo de una autodeter-minación nacional. Aquí apare-ce el primer problema que nos dificulta encontrar esa delgada línea: ¿Qué tienen de especial los judíos que no se merecen la autodeterminación? ¿Acaso no todos los pueblos merecen esto? Es decir, el antisionismo, al menos conceptualmente, no deja de ser una forma encubier-ta de antisemitismo, dado que el pueblo judío recibe un trata-miento diferencial y discrimi-natorio en relación con su de-recho a la autodeterminación. Alejándonos un poco de los tér-minos y conceptos hay otras cuestiones que dificultan el tra-bajo de encontrar los límites de esa línea. El conflicto palestino-israelí aparece como un eje cen-tral en toda visión contraria al Estado de Israel. Sin embargo, hay que hacer distinciones: hay una cuestión a nivel general, que refiere a Israel como cen-tro mundial de críticas y otro a nivel específico, que tiene que ver con las críticas legítimas que se le puede hacer a un Esta-do por sus políticas. A nivel ge-neral, el problema de esta del-gada línea tiene que ver con un especial ensañamiento cuando

se trata de Israel. Veamos algu-nos ejemplos: en los medios de comunicación lo podemos ver claro cuando Israel realiza un ataque bélico, y éste aparece en las tapas de todos los diarios; en cambio, cuando es atacado, no se hace tanto eco; cuando hay una guerra o se está en me-dio de una operación militar como la del 2009 en la Franja de Gaza, todas las semanas se generan manifestaciones fren-te a las embajadas de Israel alrededor del mundo, mien-tras que cuando otros estados realizan políticas similares o incluso peores, no se ve nada de esto (el caso paradigmático hoy en día es el de Siria, donde se está realizando una masacre a civiles sin precedentes y no vemos a ninguna organización de izquierda marchando o que-mando banderas sirias); alrede-dor del 30% de las resoluciones aprobadas por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en los últimos 35 años fueron acusaciones a Israel, mientras otros Estados principales vio-ladores de Derechos Humanos (Irán, China, Sudán) gozan casi de inmunidad exculpatoria. Finalmente, Israel es el único Estado en el mundo donde se duda de su legitimidad. ¿La jus-tificación? El “pecado original” que se cometió en su creación (es decir, la expulsión de pobla-

dos árabes). ¿Es una crítica le-gítima esto? Aunque hay histo-riadores que lo ponen en duda, es una visión posible. Todo Es-tado nacional se levantó con un “pecado original”. La consti-tución del Estado argentino se realizó a costa de ríos de sangre de pueblos originarios y nadie va a poner en tela de juicio la legitimidad de Argentina. No obstante, pasar de la revisión de un hecho histórico a dudar de la legitimidad de un Estado es un paso bastante grande que se da sólo cuando se trata de Israel, casualmente el judío de los Estados.

Obviamente, no toda crítica hacia las políticas del Estado de Israel son injustificadas o pue-den tildarse de antisemitas. Y aquí entra la otra cuestión an-tes mencionada, el nivel especí-fico de las críticas. Ahora bien, ¿cómo distinguimos entre una legítima crítica hacia ciertas políticas y un postulado antise-mita disfrazado de antisionis-ta? Para esto hay que hacer un trabajo casi semiótico acerca de los discursos y los concep-

"Nuestra esperanza sólo puede venir de los sin esperanza" (graffiti del Mayo Francés, 1968)

“El antisionismo, al menos conceptualmente, no deja de ser una forma encubierta de antisemitismo, dado que el pueblo judío recibe un

tratamiento diferencial y discriminatorio en relación con su derecho a la autodeterminación.”

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"Habla fuerte, la lengua del hombre hebreo... Del lío profundo del centro de Babilonia, te llevará en el próximo tren al Monte Sión..." (Ehud Banai, músico israelí, canción "Hebrewman")

tos utilizados en la “crítica”. Lo que hay que detectar son las condiciones de producción de ese discurso, es decir, a qué otros discursos sociales previos pueden llegar a hacer referen-cia esa “crítica”, que hace que le demos cierto sentido. Por ejemplo, si en una frase se uti-lizan categorías como “sionis-mo internacional” o “lobby ju-dío”, se esconde un postulado acerca de un supuesto poder que funciona desde las som-bras para manejar el mundo. Esto nos linkea directamente a Los Protocolos de los Sabios de Sión (clásico texto antisemita aparecido en la Rusia zarista so-bre una supuesta conspiración de la judería mundial para con-quistar el planeta). Si se utilizan categorías como “Estado geno-

cida”, “nazi” o “apartheid”, la referencia es al mal absoluto, que no tiene perdón, casi como el demonio. Un Estado de esas características merece lo peor. Es justificada, e incluso obliga-toria, cualquier acción tomada contra él. Es más, el hecho de calificar de “nazi” al Estado de Israel es una fuerte provocación al pueblo judío; en cierta forma es decir “lloraste tanto por tus 6 millones, hiciste sentir culpa-ble al mundo entero, ahora vos estás haciendo lo mismo, no te-nés perdón, sos maldad pura”.No necesariamente todas estas cosas que se dicen y se repiten acerca del Estado de Israel son concientemente antisemitas. Comos señalé antes, hay cosas que son políticamente correc-tas y cosas que no. Hoy en día,

para un sector progresista de la población, directamente el hecho de no criticar a Israel es políticamente incorrecto. Los verdaderos antisemitas apro-vechan el link del antisionismo porque es más fácil conseguir adhesiones. Si digo que los ju-díos utilizan la sangre de niños cristianos para hacer matzá, ya no sirve, nadie va creerlo, no es verosímil. En cambio, si digo que Israel masacra a niños pa-lestinos por un afán imperialis-ta, no sólo goza de verosimili-tud, sino que también muestro mi supuesto compromiso con la humanidad al denunciar una injusticia. Lo que antes era el “yo no soy antisemita, tengo un amigo judío”, ahora pasa a ser “yo no soy antisemita, soy antisionista”.

“Sala de Emergencias de las Naciones Unidas” El cartel de la puerta dice “Nos fuimos a desprestigiar a Israel. Volvemos en ? minutos”. Afuera, Sudán.

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"Ser viejo puede ser glorioso, si uno no se olvidó cómo comenzar." (Martín Buber, Filósofo, teólogo y escritor judío austríaco/israelí)

RUINASCaminar por las calles de Once es como caminar por la Varsovia de posgue-

rra. “Aquí hubo una comunidad judía floreciente”, nos lamenta-mos. Hoy nos quedan solo rui-nas. Ruinas de una comunidad que fue, que ha dejado de ser. Ruinas que son las huellas de un pasado que ha sido fragmenta-do, huellas que nos hacen enten-der que ahora estamos vacíos. La comunidad judía argentina es pura ruina, es una herencia des-pedazada. Boulogne Sur Mer. Allí podemos ver las ruinas del ICUF. El teatro IFT (Idisher folksteater – Teatro Popular Judío) prefiere decir que no es una ruina, pero son pocos los que entran y entien-den la frase en idish de Peretz, que decora una de las paredes de su hall de entrada: “Teater, a shul far dervaksene”. Son menos aún los que percatan que ese mismo edificio, en cuya facha-da se aprecian las siglas IFT en castellano y en idish, refleja un largo siglo de historia de teatro independiente en idish. Algunos siguen escuchando los aplau-sos de su obra estreno en 1952, una adaptación de la novela de Scholem Aleijem La tormenta, o incluso de las adaptaciones al idish de obras de Bertold Brecht y Arthur Miller. O caminamos unas cuadras más, sobre la misma calle. Allí hay que hacer excavaciones ar-queológicas, para encontrar dos niveles de ruinas. Ruinas sobre ruinas. Donde hasta hace unos meses funcionaba un centro de educación y cultura de la Agen-cia Judía para Israel, funcionó durante años el Instituto Peretz, uno de los tantos centros edu-cativos del Bund que hicieron resistir al idish cuando se lucha-ba contra el hebreo. Hoy, estos colegios, que en su momento estuvieron presentes desde Villa Lynch hasta Moises Ville, per-duran solo en la memoria de

algunos, sobre todo de aquellos ingenuos vecinos de la calle Bou-longe Sur Mer en cuyo dialecto se siguen refiriendo a ese edifi-cio como “el Peretz”.No hace falta que caminemos demasiado para llegar a la calle Sarmiento. Allí podemos ver las ruinas de la Sociedad Hebrai-ca Argentina. Sus murales nos remontan a una institución co-munitaria que, desde sus objeti-vos, se proponían desarrollar la cultura judía laica y hermanarla con la argentina. En el primer piso fue fuertemente visitada la Biblioteca popular Alberto Ger-chunoff, formada como “una biblioteca con especialización en estudios argentinos y judíos”, donde el valor de la literatura, el saber y el conocimiento se plas-marían en el fresco de Urruchúa que la decora: “La cultura digni-fica a los hombres y hermana a los pueblos”. Más ruinas podemos encontrar en la IWO, hoy solo cueva de académicos estudiosos del idish o gerontes idishparlantes, antes la Idisher Wisnshftlejer Institut – Instituto Científico Judío, que documentó la fuerte producción judía e idish de Argentina y el mundo, colocando a la Argenti-na en uno de los lugares, junto a Varsovia, Vilna y Estados Uni-dos, más relevantes de la cultura idish a nivel mundial; o más rui-nas las encontramos en algunas casas en las que antiguamente funcionaron Movimientos Juve-niles sionistas y que fueron crea-dores de garinim que fundaron kibutzim en Israel; o más ruinas las encontramos en las colonias judías, que hoy son objeto de es-tudio para que perduren hasta la eternidad, pero en los museos y detrás de las vitrinas; otras rui-

nas son los archivos históricos, la prensa comunitaria en idish, hebreo e incluso en castellano, la primera edición de La noche, li-bro de Elie Wiesel publicado por primera vez en idish en Argenti-na en 1946; y ruinas son aquellas departamentos comunitarios que trabajan por la aliá, que solo reciben a algunos religiosos que se dirigen hacia la “Tierra de ls-rael” y a algunos argentinos em-pobrecidos que buscan alguna salvación, casi mesiánica, con los beneficios económicos otor-gados por el Estado de Israel a los olim.Ruinas también son aquellas instituciones que continúan le-vantando sus mensajes iniciales y fracasan en su intento, o bien, desviados completamente de sus objetivos de su fundación, se han transformado en espacios vacíos o con objetivos infanti-les, banales o mercantiles. Aquí podrían refutarme que las insti-tuciones sociodeportivas son el ejemplo de la participación, la antinomia de ruina. Es sorpren-dente, y preocupante siguiendo esta línea de pensamiento, que el mayor crecimiento en los úl-timos años se haya dado en el

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“Diez dedos tengo yo, / Y dos palmas. / Y con ellas construiré / A Ierushalaim.” (Ariella Savir, música israelí para niños)

“La comunidad judía argentina es pura ruina, es una herencia despedazada.”

marco de las sociodeportivas, instituciones que en algunos ca-sos se fundaron bajo las premi-sas del desarrollo cultural judío en todos sus sentidos, y hoy son el máximo exponente del judaís-mo burako: lugares para jugar al burako entre judíos, para jugar al tenis entre judíos o, entre los más afortunados, vivir entre ju-díos. El burako, junto a la mat-zá y las velas de Shabbat, se han transformado en el nuevo sím-bolo y tradición de esta nueva práctica comunitaria. Despre-cio la construcción (consciente o inconsciente) de un judaísmo vacío, de un judaísmo sin sig-nificados, de un judaísmo con participación elástica y sin com-promiso, sin ideología y con de-bates ausentes y, en su defecto, nimios, con nula producción cultural y artística: ese es el ju-daísmo burako. Eso es ruina.Aquí algo pasó. Aquí hubo una comunidad con debate, con florecimiento ideológico, com-prometida, con participación. Volver a caminar por Once, uno de los lugares donde las ruinas son bien visibles, pero también por todas las ciudades y pueblos del país, nos hace entender que el pasado de la comunidad judía tuvo un compromiso y una par-ticipación ideológica que se em-pobreció en las nimiedades del presente. Aquí hubo fervientes luchadores de la patria nacional hebrea, hubo leedores de Peretz, Scholem Aleijem y Singer, hubo judíos afiliados al Partido Co-munista, hubo melancólicos de Varsovia, hubo bibliotecas con asiduos lectores, hubo teatro judío, hubo una producción li-teraria judía, hubo un judaísmo laico, hubo granjas formadoras de kibutznikim.¿Qué pasó? ¿Cómo llegamos de esa comunidad a esta comuni-

dad? ¿Cómo pasamos de estar llenos a estar completamente vacíos? Evidentemente esto no es igual a la Varsovia de posgue-rra. Hay cosas algo más positi-vas, como que aquí no hubo nin-gún exterminio, pero hay algo que es aterrador: si en Varsovia era evidente que la ciudad había sido bombardeada y la guerra había asolado todas las calles, en la comunidad judía argen-tina pocos se dan cuenta que estamos en una comunidad de ruinas, aplastada y que no tiene ningún tipo de producción artís-tica, ideológica, cultural ni mar-cos de identificación complejos. Decíamos que personas ven rui-nas en la calle judía. A propósito, no creo que se deba a un confort de los judíos argentinos de su vida judía, sino de su desconoci-miento del pasado judeo argen-tino. El centro de la educación “histórica” judía en Argentina es la Shoá, el movimiento sionista y, en algunos casos, la historia bíblica. Por el contrario, la com-pleja historia de la comunidad judía argentina es desconoci-da por los jóvenes estudiantes judíos argentinos, a tal punto que se reduce a un acercamien-to central y exclusivo, desde la memoria, a los atentados de la década del 90. Enfatizando, nos hacemos sentir parte de una historia en la que nosotros no somos los protagonistas: cómo vamos a ser protagonistas hoy en día si construimos una his-toria en la cual nosotros ni apa-recemos. Historia no es pasado, historia es pasado, presente y futuro. Nuestra función como jóvenes no debe ser volver a ese pasado. Es imposible, y hasta anacróni-co, intentar volver a lo que en su momento fuimos. No tene-mos que rememorar Varsovia

cual judíos idishistas ni añorar Jerusalén, cual jalutzim de la tie-rra hebrea; no tenemos que de-cir que somos “gauchos judíos” ni intentar volver a tener una vida judía plenamente ligada a la Halajá en los shtetl de Europa Oriental. Debemos construir un judaísmo del aquí y del ahora, tenemos que construir un de-bate contemporáneo para los problemas y la realidad con-temporánea.Es una tarea complicada: vivi-mos en una sociedad globaliza-da, donde lo identitario se redu-ce a la moda y a la fragilidad del consumo. Pero peor aún, tene-mos una dirigencia comunita-ria simplista que pretende crear marcos de identificación cuan-do centraliza las esvásticas, los muertos, la Shoá y las tragedias del pueblo judío. Aquí he men-cionado un sinfín de institucio-nes. Sin embargo, la responsabi-lidad de lo sucedido (que no es el tema central de este artículo) no se reduce a las instituciones, de hecho la mayoría de ellas han respondido a un contexto nacio-nal, internacional y cultural de la época, en la cual los judíos estamos inmersos. Nosotros, todos los miembros de la comu-nidad judía, nos debemos un de-bate amplio.Aquí podemos re-construir el debate y la participación. Sobre las ruinas del pasado comuni-tario, tenemos que edificar los pilares de la nueva comunidad, donde la juventud tenga un rol protagónico y no se estremezca ante la inestabilidad del presen-te ni ante las vaguedades del futuro, tenemos que liderar el camino hacia un debate comu-nitario comprometido, activista y con el objetivo de edificar una comunidad que “podremos con-seguir”.

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Una revolución permanente

El politólogo israelí Shlomo Avineri, en su libro La Idea Sionista (publicado en español en 1983, y próximamente a publicarse en una nueva

edición en Argentina a cargo del Depto. de Activi-dades para la Diáspora de la Organización Sionista Mundial) ubica acertadamente al sionismo en el marco de los movimientos de liberación nacional del siglo XIX; de hecho, no sería incorrecto ubi-carlo como quizás la más tardía expresión de los procesos de conciencia y de liberación nacional desencadenados por la Revolución Francesa.

Las ideas liberales y las ideas socialistas fueron fundamentales en la formación y el desarrollo del movimiento sionista, el cual llevó a la fundación del Estado de Israel en 1948. Si hasta ahora el lec-tor está de acuerdo conmigo, nos encontramos ante un problema: ¿cuál es la función de un mo-vimiento de liberación a 64 años de cumplido su objetivo?

Si buscamos, no vamos a encontrar restos de los demás movimientos nacionales de la época acti-vos hoy en día. En la misma sintonía, pienso que no encontraremos relación tan dilemática y a ve-

ces conflictiva entre diáspora y centro nacional como vamos a encontrar en el caso judío.

Un poco de historiaUna lectura de la gran mayoría de los ideólogos sionistas nos demuestra que la creación de un Estado judío era para ellos un paso necesario ha-cia la solución de una serie de problemas, pero de ninguna forma la solución definitiva.Sin importar la escuela de pensamiento sionista, el movimiento creado con el objetivo de auto-determinación judía se formuló como respuesta a una serie de problemas y de ausencias en el mundo judío. La secularización e ilustración del mundo judío abrió interrogantes sobre la iden-tidad propia, volviéndose anacrónicas las ins-tituciones y definiciones de la vida judía como se había conocido anteriormente, mientras que las instituciones de la sociedad circundante se abrieron a los judíos, generando así toda una serie de problemas por su cuenta (por ejemplo, ¿cómo respetar el Shabat? ¿qué tan evidente ha-cer la judeidad propia?). El despertar nacional de los pueblos entre los cuales se encontraban los judíos europeos (en el caso del mundo árabe tar-daría mucho más) dejó a los judíos en el medio de un mundo dividido de acuerdo a narrativas históricas que no los incluían, todo esto sumado al surgimiento del antisemitismo moderno defi-nido ya no por términos religiosos sino raciales.

Viejas preguntas, modernos problemas Vamos ahora a los bifes (kasher): creo que par-te de estas cuestiones siguen vigentes al día de hoy. Especialmente entre los judíos seculares, el vacío dejado atrás por la religión y una existen-cia judía cerrada en la comunidad, abre muchas interrogantes: si muchos de nosotros definimos nuestra judeidad en términos principalmente nacionales/culturales, es como resultado de los planteos ideológicos sionistas, y de hoy en día una educación judía que parte de este tipo de postulados. En las palabras de Avineri, “hacer de

"La sangre joven no obedece a un viejo mandato." (William Shakespeare, dramaturgo, poeta y actor inglés)

Herzl en bici y con medias graciosas. A veces, la historia nos sorprende.

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Israel para los judíos norteamericanos lo mismo que Irlanda o Italia ha sido para los ítalo-ame-ricanos o para los irlandeses americanos, cons-tituye una tremenda revolución.” Israel proba-blemente represente la única cosa a partir de la cual todos los judíos individuales y comunidades pueden unirse, sintiéndose todos identificados, si bien esta identificación probablemente se base en diferentes aspectos. Las instituciones israelíes toman una importancia creciente en la vida ju-día mundial en el contexto de una diáspora que se debilita, importancia que espero se acrecien-te frente a las necesidades educativas, sociales y culturales de la diáspora judía.

Ahora, ¿es esto sionismo? Nos estamos sin du-das acercando. Partiendo de la base de que Israel es importante para la diáspora, nos debemos preguntar si esto implica una definición ideo-lógica (como parece indicar el uso del término “sionismo”) o, simplemente, que existe una re-lación con la “patria” como la que existe entre otros pueblos dispersos.

Me inclino hacia lo último, por el mismo moti-vo que Martin Buber se refirió al sionismo como un gran “no-fracaso”: la existencia del Estado de Israel y su relación con el judaísmo mundial es positiva para la vida judía moderna, pero todavía hay mucho que se puede obtener de la experien-cia sionista, que todavía está sin cumplir. El sio-nismo siempre tuvo un componente utópico que hace de Israel una especie de materialización de una serie de aspiraciones judías, que llaman a diferentes sectores de diferente manera: sea la experiencia de una vida religiosa plena, o el lla-mado a justicia social siempre presente en las aspiraciones mesiánicas del pueblo judío, o, por ejemplo, la idea de crear una sociedad más equi-librada en lo ecológico, entre otros ejemplos que se podrían dar. El problema de este objetivo del sionismo, el de crear una sociedad judía que fue-ra diferente, y no sólo por su concentración te-rritorial y soberanía política, sino porque algo en su condición de vida (o por lo menos condición de vida judia) fuera diferente y mejor constituye un problema: ¿qué pasa si en nuestra realidad Israel se aleja de esta visión y sus condiciones de vida se comienzan a parecer a las de la Diáspo-ra? Creo que este es el caso, sobre todo si vemos los obstáculos y claros retrocesos en el proceso de paz, la difícil convivencia entre grupos dentro de la sociedad, la situación de los trabajadores

extranjeros en Israel y la creciente desigualdad de una sociedad que parece haberse alejado de sus ideales colectivistas originarios hacia una so-ciedad donde prima el individualismo y el consu-mo. La idea de Israel como una comunidad judía más donde la única diferencia es la soberanía ju-día, definitivamente existente en el mundo judío hoy, me resulta contradictoria a la idea del sio-nismo de no haber creado una migración judía más, sino un centro nacional judío. Vuelvo a Avi-neri: “Si el contenido y la calidad de vida en Israel no hacen que los judíos del mundo se sientan orgullosos de continuar su identificación, enton-ces este lazo inútil será cortado”. Hacia esta idea me parece encaminado el Programa de Jerusa-lem, que delinea los objetivos del movimiento sionista hoy en día: unidad del pueblo judío; la centralidad de Israel; la existencia de Israel como estado judío-sionista con aspiraciones a ser una sociedad ejemplar; el respeto mutuo dentro del multifacético pueblo judío; la educación y valo-res culturales y espirituales judíos, así como la lengua hebrea; la defensa de los judíos y la lucha contra el antisemitismo; y el asentamiento en el país. Esta es la definición por consenso, a la cual seguramente el sionista individual podrá agregar sus objetivos propios.

Se vuelve entonces necesaria una revolución permanente que sostenga estos principios del sionismo (que ya de sus orígenes fue una idea revolucionaria dentro del judaísmo), y que acti-vamente avance en hacer de Israel un lugar del cual podemos crecientemente estar orgullosos, y cuyos frutos lleguen hacia el judaísmo diaspó-rico.

Si tenemos todavía lo que aprender de Israel, lo que mejorar y hacia lo que aspirar dentro del Es-tado judío, partiendo cada uno de su ideología, creo yo que el movimiento sionista tiene enton-

"Es el derecho natural del pueblo judío, como de cualquier otro pueblo, desarrollar una existencia independiente en su Estado soberano." (Declaración de Independencia de Israel)

Figuras sionistas presentes en las protestas de los “indignados israelíes”, 2011.

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ces una tarea inconclusa. Esto no es una obliga-ción, pero es una decisión que el mundo judío puede tomar y una tarea que, de ser encarada, debe renovar en su accionar cotidiano.

Desafíos para un “sionismo del siglo XXI”Dicho esto, es importante aclarar que el futuro del movimiento sionista, y específicamente del sionismo argentino, no me resulta claro, si no se encaran ciertos desafíos.

El equilibrio de una comunidad judía sionista que participa también en la sociedad.El sionismo es a menudo tomado, incluso por aquellos que se definen como sionistas, por una indiferencia hacia los asuntos de la sociedad en la cual estamos inmersos. Esta idea me resul-ta hoy anticuada e imposible de realizar. Como humanos, no podemos ser indiferentes hacia el sufrimiento humano, sobre todo el que tene-mos cerca y por lo tanto, podríamos tener más posibilidad de cambiar. Además, como no hay sionismo sin judaísmo, agrego que la ética judía incluye también un llamado fuerte en contra de la pasividad y a la participación por una vida dig-na para nosotros y para los demás, también los no judíos. Ser sionista y participar en los asun-tos de la sociedad argentina no me resulta una contradicción, sino la única forma de mantener nuestra coherencia como sionistas en Argentina (algo que yo pienso que es posible, pero es para otro debate). De hecho, podemos encontrar en nuestro sionismo una forma de participar en la sociedad argentina: tomando, por ejemplo, ex-periencias sociales y de activismo exitosas de nuestra “segunda nacionalidad” para aplicarlas o adaptarlas a la sociedad argentina.

Un pueblo judío que aliente al debate y sea pluralLas diferentes ideas dentro del pueblo judío no son algo nuevo, pero puede ser que todavía no sepamos manejarnos bien con ellas. Esto resul-ta particularmente notorio dentro del sionismo, donde a menudo aquellos que se identifican con Israel pero tienen una actitud crítica hacia la po-lítica de su gobierno encuentran voces dentro del establishment institucional que las acusan de antisionismo. Un movimiento sionista que represente sólo una forma de defender las polí-ticas del gobierno de Israel de turno no sólo me resulta incoherente (cuando el gobierno cambie, ¿el movimiento sionista debería cambiar con él?) sino que también le priva al sionismo de su po-tencial creativo. Para que el sionismo sea rele-

vante, debe asumirse como un movimiento ideo-lógico con la posibilidad de disenso y de también poder indicar a Israel lo que le parece el camino correcto.

Un sionismo que sale de la historia para concen-trarse en el presente y piensa su futuroA menudo la educación sionista pasa por saber las fechas del Congreso Sionista y la interesante vida de Teodoro Herzl. No me resulta irrelevante esto, pero debemos esforzarnos para que en la vida judía y en las instituciones haya un análi-sis sobre la vida judía e israelí hoy, sus desafíos y posibilidades; que nos permita concretamente pensar qué es lo que nosotros podemos esperar y hacer. La fuerza del sionismo en tiempos pasados radica en parte en que existía un proyecto claro a futuro; hoy, necesitamos de proyectos, en plural.

Debate sobre la responsabilidad individualEn este debate no puede quedar ausente la discu-sión sobre el rol de cada uno dentro de ese mo-vimiento sionista. El sionismo es un gran llama-do a la acción; dentro de ese llamado, cada uno que sea parte debería decidir dónde juega un rol. Algunos se verán en un rol activo residiendo en Israel y cambiando su realidad “desde adentro”. Si el sionismo apunta cada vez más a una rela-ción mutua de responsabilidad (no sólo Diáspora-Israel sino también Israel-Diáspora) esto es posible. En otras épocas, esta idea era impensable , y de quien se definía como sionista debía hacer de Is-rael su lugar de residencia. Hoy se puede ser un sionista activo desde la Diáspora, donde tam-bién hace fal-ta mucho tra-bajo y visión. Una apertura más grande no siempre signi-fica menor cla-ridad de ideas.

“Los viejos todo lo creen, los adultos todo lo sospechan, pero los jóvenes todo lo saben.” (Oscar Wilde, escritor irlandés)

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bEit ha’am Es un proyEcto dEl dEpartamEnto dE actividadEs para la diáspora (hagshamá) dE la organización sionista mundial cuyo objEtivo Es Estimular El diálogo sobrE la idEntidad sionista y la rElación con El Estado dE israEl mEdiantE El Estudio dE fuEntEs clásicas, poEsía, artE, música y cinE. los invitamos también a hacEr uso dE Estos rEcursos En sus actividadEs.

ISRAEL 1969 - Jorge Luis Borges

Temí que en Israel acecharía

con dulzura insidiosa

la nostalgia que las diásporas seculares

acumularon como un triste tesoro

en las ciudades del infiel, en las juderías,

en los ocasos de la estepa, en los sueños,

la nostalgia de aquellos que te anhelaron,

Jerusalén, junto a las aguas de Babilonia,

¿Qué otra cosa eras, Israel, sino esa nostalgia,

sino esa voluntad de salvar,

entre las inconstantes formas del tiempo,

tu viejo libro mágico, tus liturgias,

tu soledad con Dios?

No así. La más antigua de las naciones

es también la más joven.

No has tentado a los nombres con jardines,

con el oro y su tedio

sino con el rigor, tierra última.

Israel les ha dicho sin palabras:

olvidarás quién eres.

Olvidarás al otro que dejaste.

Olvidarás quién fuiste en las tierras

que te dieron sus tardes y sus mañanas

y a las que no darás tu nostalgia.

Olvidarás la lengua de tus padres y aprenderás

la lengua del Paraíso.

Serás un israelí, serás un soldado.

Edificarás la patria con ciénagas: la levantarás

con desiertos.

Trabajará contigo tu hermano, cuya cara no has

visto nunca.

Una sola cosa te prometemos: tu puesto en la batalla.

A JERUSALEM - Itzjok Ianasovich

A Jerusalem no se va,A Jerusalem se vuelve; A Jerusalem se asciende por la escala de las generaciones, por la escalera de la añoranza, por los peldaños de la redención... Odres repletos de memoria trae uno consigo a Jerusalem.Sobre cada monte, sobre cada colina, por las blancas callejuelas de piedra se hacen brindis con años de memoria recién resucitados.A Jerusalem no se va, a Jerusalem, se vuelve.

1) Hay presentes en este poema de Borges ele-mentos de la realidad israelí y su relación con los judíos del mundo. Te desafiamos a encontrar fragmentos vinculados a:El exilio – La aliá/Crisol de Diásporas/Reunión de los exiliados – El “Nuevo Hebreo” – La misión de construir el Estado – La identidad judía y la iden-tidad israelí2) ¿Qué nos busca decir este poema? ¿Qué nos dice sobre la relación de los judíos del mundo con Israel? 3) ¿Sabías que Borges tuvo un profundo interés por el pueblo judío e Israel, que lo llevó a escribir sobre estos temas en numerosas oportunidades? Llegó a autodefinirse como judío, además de ser un estudioso de la Kabalá. Te invitamos a investi-gar más sobre la literatura judía de Borges.

1) ¿A qué se refiere el autor cuando dice que “A Jerusalem no se va, a Jerusalem se vuelve”?2) Jerusalem es a menudo tomado, ya desde las fuentes judías, como un símbolo para todo Is-rael. Interpretándolo de esa manera, ¿te sentís identificado/a con lo expresado en el poema? Si estuviste en Israel, ¿tuviste sensaciones pareci-das a las presentes en el texto?3) El autor nació en 1909 en Polonia. Luego de militar en el movimiento obrero judío de Lodz, la Shoá lo obliga a recorrer Europa como refugiado, hasta llegar en 1952 a Argentina. Allí realizó inten-sa labor periodística y literaria. En 1973 hace aliá y se vuelve responsable de una publicación idish en Israel, “Bai Zij”. Fallece allí en 1989. ¿Creés que sus orígenes y los hechos importantes de su vida se ven reflejados en el poema? ¿Cómo?

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m"¿Quién me dirá si estás en el perdido laberinto de ríos seculares de mi sangre, Israel?" (Jorge Luis Borges, escritor argentino)

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“La juventud es feliz porque tiene la habilidad de ver la belleza. Quien mantiene esta habilidad nunca envejece.” (Franz Kafka, escritor judío checo).

MANIFIESTO SIONISTA

En una época en que ya no se escriben ma-nifiestos, me tomo el atrevimiento de pre-sentar una declaración de principios a la

antigua andanza. En ella presento una serie de reflexiones sobre el "deber ser sionista", sus ca-racterísticas, sus posibilidades y sus límites. A la vez propongo una contrapartida al "deber ser sio-nista": el simple "ser sionista", una nueva forma de entender el sionismo, que más allá de buscar la identidad sionista busca la diferencia sionista.Siguiendo esta forma de sionismo, propongo una nueva forma de pedagogía tnuatí, en que se deje de lado la manera teleológica de pedagogía sionista, para buscar formas más acordes con el "ser sionista" actual.

El sionismo debía ser. Las circunstancias histó-

ricas del pueblo judío europeo de los siglos pe-sados no le dejaban muchas opciones. En base a este "deber ser" el pueblo judío tomó el riesgo de hacerse responsable de su supervivencia física, de su renacer cultural, de su representación polí-tica y de su independencia económica.Para los sionistas este "deber ser" no sólo repre-senta la única posibilidad de supervivencia del pueblo judío, sino también una de sus máximas creaciones. En este sentido, para los sionistas el Estado de Israel no es sólo una realidad imposi-ble, sino que es prueba de que el hombre puede cambiar su destino.Para el joven jalutz, el máximo representante de este deber ser sionismo, su condición no sólo era vivida como un instinto de supervivencia, sino que representaba una obligación moral, y por

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"Soy sionista porque soy un romántico. La historia de los judíos que reconstruyen su patria... ha sido una de las mayores epopeyas del siglo XX." (Gil Troy, académico canadiense, "Por qué soy sionista")

tanto una autoimposición de superación tanto como individuo tanto como pueblo. El deber ser sionista surge, se desarrolla y logra sus mayores éxitos en el ámbito de las obligaciones. El sio-nismo era una exigencia intelectual, un instinto de conservación, una moralidad específica, era hambre.Históricamente la cúspide del deber ser sionista coincide con el comienzo de su decadencia: la guerra de los seis días del '67. Desde este mo-mento el sionismo comienza a dejar de deber ser, para comenzar a ser. Hoy el sionismo "sim-plemente" es (como si ser fuera algo simple). Y esta ontología es la que nos toca vivir a nosotros.Contrariamente al deber ser sionista, el ser sio-nista se encuentra situado en el mundo de la li-bertad. Un mundo distinto en cuanto a su lógica, en cuanto a su lenguaje. En el planeta del ser sio-nista nadie puede obligarte a tomar una resolu-ción u otra (al estilo "alia es la única verdad"); el ser sionista no es una autoimposición sino que es un desafío, en donde libre y soberanamente podemos elegir o no; el ser sionista es una veri-ficación de nuestra diferencia, y no un producto de un proceso de identificación, y en este senti-do el sionista no se identifica como tal, sino que más bien se diferencia como sionista.

Es así como surge un nuevo joven jalutz, para el cual no existe una única decisión mejor que otra, sino que la mejor decisión es la diferente a todas las anteriores. El nuevo jalutz está en constante búsqueda de la autenticidad, de su sionismo, de su propio y único combate. Ya que nadie puede enamorarse bajo el régimen del "deber ser", el nuevo jalutz tiene la posibilidad de enamorarse de Israel, y en este sentido es un retorno a las fuentes de "jovavei tzion" (amantes de Sión), épo-ca en que el sionismo todavía no debía ser.El sionismo dejó de deber ser una exigencia, un reflejo, una moral y un hambre, para ser una contradicción intelectual, una corazonada de su-pervivencia, un deseo visceral, un enamoramien-to de joven quinceañero.

¡SIONISTAS DEL MUNDO DIFERENCIAOS!1. Una pedagogía del "deber ser", una pedagogía del "ser"Los movimientos juveniles sionistas fueron una clara muestra de este deber ser. Como otros mo-vimientos modernos, las tnuot tenían un ideal clarísimo de lo que se debía hacer, cuándo y cómo. Pero a diferencia de otros movimientos de la época también especificaban el lugar, y el lu-gar era otro y lejano. En este sentido no era sólo un "deber ser", sino que también un "dónde ser". Este deber ser ampliado implicaba una exigencia gigantesca para los miembros de los movimien-tos juveniles que, contrariamente a lo esperado, fue superada con heroísmo sobrecogedor.

Para lograr sus muchos éxitos los movimientos juveniles debieron aplicar una estricta pedagogía en la que sus miembros atravesaban un claro ca-mino educativo que terminaba en la Aliá y en la Realización (con mayúsculas).

El recorrido comenzaba cuando el janij llegaba al movimiento. En ese mo-mento comenzaban a inculcársele o forta-lecer ciertos valores universales como la solidaridad, la independencia, la fortaleza, la belleza, la igualdad y la libertad. Para transmitir es-tos valores se utiliza-ban como i n s t r u -m e n t o s pedagó-gicos una serie de simbo-logías sionistas y judías, las cua-les asentaban la identidad propia de cada edu-cando.

“El sionismo debía ser... Hoy el sionismo ‘simplemente’

es (como si ser fuera algo simple)”

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Sobre la base de estos valores se erigía la segun-da etapa en la formación tnuatí: la formación ideológica. En ella se priorizaban y escalonaban los valores adquiridos anteriormente, se los po-nía en común acuerdo y se determinaba un plan de acción para llevar estos valores a la práctica. Cuando la ideología ya se encontraba bien asu-mida por los janijim (educandos) entonces era la hora de pasar a una nueva etapa, la etapa de las acciones. Las acciones, la realización, era el fin último de todo este proceso. Entre estas accio-nes realizadoras la más común era la Aliá, pero antes de ella había una serie de acciones meno-res que la precedían: la hadrajá, la Hajshará, la hanahagá, etc. También dependiendo de la tnuá se encontraban una serie de acciones posterio-res a la Aliá: ser javer kibutz, hacer un servicio militar significativo, etc.

De esta forma, estas acciones le daban sentido a todo el modelo (conocido como VIA), que tenía como base a los valores y que utilizaba a la ideo-logía como un traductor de valores en acciones y como un unificador de voluntades.Este modelo pedagógico del "deber ser" sionista cerraba en forma perfecta el círculo educativo al transformar sus acciones realizadoras en ejem-plos para transmitir nuevamente los valores a los janijim más pequeños.

2. Pero, ¿cómo puede funcionar una tnua sin es-tos objetivos educativos? Más aún, ¿es posible formular una pedagogía no basada en el "deber ser" sino que en el "ser"? ¿Es posible una pedagogía no teleológica?

Frente a esas preguntas nos encontramos ya hace varios años con mis janijim. Por una parte nos planteábamos frente a la necesidad de qui-tarnos de encima estos viejos "deberes ser" que más que impulsarnos a la acción nos frenaban

de ella. Quizás por sentimientos de culpa de sa-ber que nunca podríamos igualar las expecta-tivas del "deber ser", quizás por la simpleza de nuestro "ser", o quizás por otros sentimientos, el punto era que no nos estamos moviendo, que nuestro movimiento se encontraba estancado ya hace mucho tiempo en la falta de realización, y sin realización, sin acciones, el círculo del ejem-plo se rompía.Por otra parte no sólo nos interesaba nuestra propia kvutzá (grupo), sino que también generar un modelo general para toda la tnuá, para cada kvutzá que se encontrara en la misma disyuntiva que nosotros.

Este doble deseo nos ponía en la disyuntiva de crear una pedagogía lo suficientemente flexible para permitir a nuestro "ser" emerger entre tan-to "deber ser", pero por otra parte tan claro y duro como para ser entendido y aplicados por otros de forma simple y sencilla.

El modelo está basado en 5 principios, o más bien 5 desafíos que cada grupo con ayuda de sus madrijim debe sí o sí debe enfrentar. Cada kvutzá llena estos desafíos de la manera más acorde a su forma de ser, pero sin duda debe llenarlos. Esta fue nuestra forma de llegar a este equilibrio entre flexibilidad y rigidez.

Cinco principios básicos del grupo comunitarioGrupo Social: el grupo analiza constantemente sus propias relaciones, para así crear o intentar crear una red de comunicación interna profun-damente humana, distinta a la acostumbrada en el mundo exterior.

Grupo que se educa: el grupo ve su propio desarrollo y el entendimiento de sí mismo y su ambiente como producto de un proceso de aprendizaje. El aprendiza-je te cambia, te confirma, te da sabiduría, pero más

“Decir la verdad es muy difícil, y los jóvenes son raramente capaces de ello.” (León Tolstoi, novelista ruso)

“Pero, ¿cómo puede funcionar una tnua sin estos objetivos educativos? …Este doble deseo nos ponía en la disyuntiva de crear una pedagogía lo suficientemente flexible para permi-

tir a nuestro ‘ser’ emerger entre tanto ‘deber ser’.”

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importante es que no es posible y no es moral influir en los demás sin un proceso de propio crecimiento.Grupo que tiene objetivos: El grupo se impone un objetivo social, como parte de un análisis crítico de la sociedad, al que se le presenta una alter-nativa. Tomar una posición frente a la sociedad implica hacerse responsable por ella, e implica activar para cambiarla.

Grupo autónomo: sólo el grupo puede elegir so-bre su propia existencia, y sobre la forma en que se quiere desarrollar de una manera indepen-diente. El grupo es responsable de dirigir su vida de forma independiente en todos los ámbitos: económicos, social, educativo, espiritual.

Grupo es íntimo: El grupo no necesita un listado para recordar a sus miembros, no necesita ins-tancias intermedias para la comunicación entre sus integrantes y para mantener el orden orga-nizativo. Un número de integrantes que permite relaciones humanas íntimas, un diálogo libre en-tre sus participantes, permitiendo la sensación de pertenecer a un sólo cuerpo.

No sé si logramos nuestro tan escurridizo pro-pósito, pero sí logramos reavivar el diálogo so-bre nuestra pedagogía y nuestra forma de llevar nuestro sionismo a la práctica concreta. A MODO DE CONCLUSIONUn espectro se cierne sobre el Sionismo: es la incertidumbre, la duda, el destino incierto. Estos fantasmas son el nuevo motor que nos moviliza, no porque les temamos, sino todo lo contrario, porque nos fascinan y seducen los misterios de la noche. Bajo esta neblina todo toma un tinte romántico. Hoy nos sentamos en una ronda y arrojamos los viejos libros sionistas a una fogata. Arrojamos al fuego primero la Autoemancipación de Pinsker, seguido de los libros de Herzl, después a Boro-

jov y Jabotinsky. No tengamos miedo, sus grue-sas páginas no se consumirán nunca, y serán los leños que nos iluminarán y calentarán toda la noche, una noche que es larga, pero que no esta-mos seguros que queremos que acabe. Las chispas de la fogata se confundirán con las estrellas, y ellas nos inspirarán una nueva can-ción del hijo, la que cantaremos todos juntos, abrazados, mientras nuestras miradas se fijan en el Oriente.

En este mundo ruidoso seguramente nadie es-cuchará nuestro canto. Pero no es por eso que alzamos nuestra voz. Cantamos esta canción sionista por el simple placer de cantar juntos, y es por eso que nuestro canto es simple y fuerte: Jazak ve'ematz.

“Desde la cumbre del Monte Scopus / Te saludo de todo el alma / Miles de exiliados de todo el mundo / Levantan hacia ti ojos de esperanza.” (Avigdor Hameíri, escritor y poeta israelí)

“Una pedagogía del ‘deber ser’, una pedagogía del ‘ser’: Cuando la ideología ya se encontraba bien

asumida por los janijim entonces era la hora de pasar a una nueva etapa, la etapa de las acciones.”

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“Los jóvenes de hoy en día ya no tienen ideologías, solo piensan en las drogas, en el sexo y en orgías” (Les Luthiers, “Los jóvenes de hoy en día”)

Identidades que todavía son monumento

tEngo En mi cabEza un dEsordEn difícil dE ExprEsar… quE Es una manEra dE vivir lo judío, supongo.

Es que intuyo que otra debe ser la manera normal de conectarse con Israel, ima-

gino que otros son los lugares comunes cuando se piensa la relación de los jóvenes judíos argentinos con Israel. Estado donde centramos las miradas y las preocupaciones, las espe-ranzas de continuidad cultural judía y de financiamiento, las temáticas de peulot y de las dis-cusiones más agitadas. Y desde Argentina nos embanderamos con tu bandera para sentirnos judíos (más si no disponemos de kipá permanente), nos ofen-demos ante quienes te critican por existir en tierras que recla-man palestinos, pensamos cada tanto en la posibilidad de la aliá. Israel nos llega con becas de via-jes y noticias por televisión, con parientes que allá viven y con el marcado sionismo de casi todas las instituciones judías del país. Israel nos llega como utopía centralizadora y marca fundamental de nuestra identi-dad judía; y también yo, bisnieto de los colonos de la ievish (N. de R.: también llamada Jewish Colo-nization Association, es la organi-

zación fundada por Barón Hirsch a fines del siglo XIX que rescató a judíos de Europa y los asentó en colonias judías en Argentina), me encuentro seguido charlando sobre los desafíos de tu com-pleja sociedad, leyendo la mar-cha de tus días, mirando hasta

Gran Hermano sólo porque te mencionan, emocionándome cuando se canta Shir La Shalom porque siento el disparo a Rabin y la espera de una paz que to-davía no nace. Tengo todos los reflejos del sionismo a lo argen-tino1, ese que no va a la tzavá

Pepe Soriano y China Zorilla en la película Los gauchos judíos (1974).

1No hay un sionismo, sería poco judío si no hubiera al menos tres opiniones cada dos sionistas. Seré breve describiendo rasgos de algunos: hay uno fundacional, con un pionero kibutziano trabajador de la tierra, que crea un estado sembrando el desierto y no agachará la cabeza como

las ovejas que fueron a las cámaras; la golá (Diáspora) necesita ser rescatada de peligros antisemitas, ayudada espiritualmente y atraída al lugar

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"De repente se levanta un hombre por la mañana, siente que es un pueblo y comienza a andar." (Amir Guilboa, "Shir baboker")

ni habla más que palabras del hebreo, pero desestima la ca-pacidad de la izquierda argen-tina para entenderte y se en-orgullece de inventos como la epilady. Y no es que me impor-tes poco o que no tenga lo que decir sobre vos, Israel2. Pero busco excluirme del nosotros que se identifica con todo éste párrafo.

En realidad intento, lo antici-po por si interesa saberlo, algo distinto a negarte. Pero nun-ca tuve el tiempo de decirlo en mis encuentros con judíos. Ni bien alcanzo a aclarar que no soy sionista me preguntan “pero, entonces, ¿qué pensás sobre Israel?”. Una pregunta muy sionista, que suele surgir en los ámbitos por los que ando necesitando hacer aclaracio-nes. Qué importa qué pienso sobre Israel, da lo mismo: no es la pregunta que me define.

Pero entonces interrumpimos porque hay otros espacios de debate o comida, que también identifican los ámbitos por los que ando. Y mi identidad que-da ahí, esperando que alguien quiera escucharla, aunque sea para discutir lo equivocada que está, para poder pensarla más allá de una pregunta que no me interesa, que no la cuestiona, que no la reconoce, que ni si-quiera busca conocerla. Con el tiempo pasé de contestarla es-peranzado por lo que seguiría, a sospechar que formaba parte de otro de los mecanismos que impedían que una postura no sionista sea legítima, que pue-da aportar su mirada, elegir las temáticas en qué pensar, entrar en el horizonte de po-sibilidad de la manera en que los judíos argentinos nos en-tendemos a nosotros mismos. Siempre ese aparentemente ingenuo, ampliamente acor-

dado, atrapante y principal re-corte que lo abarca casi todo: Israel3, sus mapas, su historia, su independencia, sus guerras, su Hatikva, sus pioneros kibu-tzianos, sus marchas por justi-cia social, su estado que invita a todos los judíos del mundo a vivir un judaísmo pleno, nues-tras experiencias que valen distinto si logran vincularse con Israel4. Decía, no trato de negarte, pero hasta que la te-mática de Jutzpá sea “conexio-nes de los jóvenes judíos con Argentina” seguiré creyendo que los judíos argentinos están atentos a tu lejana realidad, y fuera del recorte queda la po-sibilidad de pensarnos como judíos en éste país. La ruptura es con el recorte que te ubicó en el altar.

¿Cuál es el lugar que Israel ocupa en la construcción de nuestra identidad judeoargen-

“¿Cuál es el lugar que Israel ocupa en la construcción de nuestra identidad judeoargentina?

¿Qué características tendrá una identidad que se asume periférica,

marginal en sus posibilidades de producción cultural y de existencia futura,

expectante de lo que en el centro suceda y pueda ofrecerle?”

donde debieran vivir todos los judíos. Ahora parece ir naciendo un sionismo activista social, comprometido con los desafíos de la compleja sociedad israelí y más solidario y con igual incitación inconformista hacia los judíos que viven más allá de Jerusalem, ya sin exigirles pensar en Israel como la alternativa correcta. Los sionistas desde Argentina (institucionalizados) parecen inspirarse en el primero, con bastante menos socialismo, con un or-gullo realizador que no lo mueve de su pasividad, preocupados por los matrimonios mixtos a los que culpan de asimilar a los pocos judíos que pueden atravesar los pilotes, asegurando un bitajón (personal de seguridad) por bandera israelí cada vez que por causas propias sale a la calle. Podría discutirse cuánto de coherente con el sionismo vivido en Israel tiene esta versión argentina, pero es a la que me referiré cuando en adelante hable del sionismo.

2Hay una expresión parecida en la excelente película alemana “Un judío común y corriente”. El protagonista imagina que le harán la pregunta que siempre le hacen a un judío, qué piensa sobre la política israelí, y no es que no tenga lo qué decir, pero si le hacen esa pregunta sólo a él, siendo que

como cualquier otro ciudadano alemán, no vota ni es responsable de esa política, late el prejuicio de que en realidad su país es aquel otro y no Alemania. Es interesante, a mí esa pregunta me la hicieron mucho más veces amigos judíos.

3Hablo de Israel como Estado. Estoy de acuerdo con la idea de Am Israel, un pueblo judío solidario y conectado, que reconoce la tierra en la que nació. Pero no con la tradicional idea sionista de la centralidad de esa tierra y esa cultura judía sobre las demás. No es la misma relación la de

centro-periferia que la de judaísmos igualmente reconocidos.

4 ¿O acaso marchar por justicia social en Argentina es tan judío como marchar por justicia social en Israel?

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“¿Qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de rutina y ruina?” (Mario Benedetti, escrito uruguayo)

tina? ¿Qué características ten-drá una identidad que se asu-me periférica, marginal en sus posibilidades de producción cultural y de existencia futura, expectante de lo que en el cen-tro suceda y pueda ofrecerle? ¿Cómo se comportará una co-munidad que se siente segura por la existencia de un estado que no es en el que está vivien-do, que construye su identidad vinculada a la realidad de una tierra en la que no participa ni de su cotidianeidad ni de sus tomas de decisiones?

Hace un año estábamos con a vaadá jinuj (comisión educati-va) de nuestra tnuá pensando los espacios para el encuen-tro de Iom Haatzmaut (Día de Independencia de Israel). Creo que Mari (Rosh Jinuj, encar-gada de educación) dijo que se había ampliado no hacía tan-to lo conmemorado en Iom Hazikarón, y nos pusimos a buscar por qué se decidió que incluya a las víctimas de aten-tados terroristas. Mientras, pensábamos un espacio en el cuál realizar un minuto de no silencio5, leyendo los nombres de las víctimas de los aten-

tados locales. Un sheliaj nos avisó (puede que hayamos pre-guntado) que el recuerdo no incluía a las víctimas judías en atentados del mundo, sólo a las israelíes. Cuando se mez-cla con el dolor, éste ejemplo de los que hay miles mueve un poco más: nosotros acá está-bamos compartiendo un dolor israelí, pero nuestros muertos no se sentían en el país de los judíos. El punto no es que los israelíes sean solidarios con nuestro dolor, podría serlo; pero éste texto no está escrito para reclamarle nada a Israel, porque no es Israel el que tiene que hacerse cargo de los judíos del mundo. Les hablo a los ju-díos argentinos: asumamos un poco nuestra existencia, sea-mos protagonistas de nuestra realidad, que es otra realidad. Hicimos el minuto de no silen-cio leyendo el nombre de nues-tras víctimas, por supuesto.Muchos trazos de lo sionista podemos descubrir en nuestra identidad6. Ver en la mirada del otro un posible antisemita tiene lazos con una ideología que desconfía de la posibili-dad de sobrevivir sin un estado judío que nos defienda. Creer

que encerrarse entre judíos es la única manera de mante-ner la continuidad, escindir la identidad en lo judío y lo ar-gentino, involucrarnos desde lo judío con la sociedad argentina solamente para proyectar ha-cer hasbará (esclarecimiento) en universidades, quejarnos de malos chistes de Shoá, recla-mar justicia por AMIA y armar informes sobre antisemitismo que acusan a los que nos ven como cerrados y muy relacio-nados con un país extranjero, pero seguir ausentes en las luchas de un continente con desafíos a los que permanece-mos indiferentes.

Identidad cómoda, la periféri-ca: entretenerse con una rea-lidad que no sucede alrededor nuestro es una manera de evi-tar los compromisos con esa realidad lejana y también con la realidad cotidiana. Crear una burbuja sionista-argenti-na que sólo puede importarles a quienes vivan dentro. Y no irse a Israel porque Israel sólo es excusa, no se lo quiere vivir en concreto, es difícil animar-se. Y no darnos la oportunidad de imaginar una identidad ju-deoargentina que decida vi-

6Claramente, lo sionista, aunque importante, no es el único factor en la conformación de la identidad judeoargentina, ni responsable absoluto de cuánto hagamos; sin embargo sirve de reafirmación o aval legitimador de cuestiones que pueden no tener causas o fundamentos exclusivos

en sus líneas, y eso lo transforma en, al menos, cómplice necesario.

“Identidad cómoda, la periférica: entretenerse con una realidad

que no sucede alrededor nuestro es una manera de evitar los compromisos

con esa realidad lejana y también con la realidad cotidiana.”

5 En vez de callar durante un minuto, se leen en voz alta durante ese tiempo los nombres de las víctimas.

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"Aliá, aliá, la juventud responde con la única verdad" (cántico de los movimientos juveniles sionistas)

vir acá y crear su historia, su cultura, su futuro, sus análisis, sus desafíos, su identidad en éstas tierras, comprometidos con nuestra realidad cotidiana, en vez de seguir existiendo con el corazón latiendo por otro lugar del mundo y pensándo-nos con ideologías que no par-ten de nuestra existencia, que incluso dudan de que valga la pena intentar construir un ju-daísmo en lo que según ellos es un exilio con grandes posi-bilidades de desaparecer.

Un final que escapa al recor-te. En una peulá con janijim grandes pedimos que creen un símbolo de lo judeoargen-tino: hicieron un gaucho con kipá y una bandera mitad is-raelí mitad argentina. Usamos eso como disparador de una peulá con madrijim, pidiendo que encuentren un símbolo ju-deoargentino que no sea reli-gioso o sionista, y fue bastante difícil. Matzá con dulce de le-che, majané escrito con jota… ¿qué significa esa escasez sim-bólica entre jóvenes judíos ar-

gentinos? Quizás sea el gaucho judío el (controvertido) símbolo que supimos conseguir, fundirse con la nueva tierra, crisol de razas. Escribiendo este artícu-lo descubrí que el símbolo que buscaba estuvo siempre en las calles de mi pueblo, colonia judía con menos marketing y más vida. Ceguera de lo habi-tual y nunca valorado, en la plaza siempre estuvo el monu-mento a los inmigrantes: un carro ruso llegando a la pampa y un gaucho a caballo que le estrecha su mano al inmigran-te. El monumento al desafío judeoargentino: formar un país compartido partiendo de la diversidad7. Empezar a dejar otras huellas. Ando buscando posibles compañeros entre los que siguen leyéndome; pero preciso que se animen, al me-nos, a dudar con la incertidum-bre necesaria de creencias que aprendemos desde chiquitos y nos envuelven toda la vida, y señalan caminos en los que di-fícilmente nos encontremos.

7 Falta el habitante originario de éstas tierras, pero simbólicamente vamos mejorando.

Matzá con dulce de leche, majané escrito con jota…

¿qué significa esa escasez simbólica entre jóvenes judíos argentinos?

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“La juventud es el motor del mundo” (Matisyahu, músico judío estadounidense, canción “Youth”)

Sio¿qué?Hablar dE sionismo no Es tarEa fácil, podrEmos En-contrar una variEdad Enor-mE dE intErlocutorEs con mEnsajEs difErEntEs acErca dE Esta cosa bastantE difícil dE dEfinir. En primEr lugar, la gran tarEa dEl sionista modErno (o posmodErno, o para Evitar las discusio-nEs Históricas: El simplE sionista dE Hoy día), sErá podEr dEfinir qué Es El sio-nismo hoy, cuálEs son sus mEtas hoy y dE qué manEra pErsEguirlas hoy, como di-ría HillEl: “El rEsto Es co-mEntario, vE y Estudia”.

La bibliografía histórica exis-te a raudales, tenemos cien-tos de debates alrededor de

ella. Pero si el Sionismo fuera simplemente historia, bien po-dríamos sacarlo de la vitrina de las ideologías y ponerlo en la vitrina de los recuerdos nos-tálgicos de un pasado añorado. Ser Sionista hoy implica creer que el debate no es simplemen-te histórico, que, como diría la “Chichi” Legrand, el público se renueva, y, por sobre todo, no se han cumplido todos los obje-tivos aún. El día que el Sionista de ese día pueda afirmar que todos los objetivos están cum-plidos y que no queda nada por agregar, repensar o reformular, es el día en que los Sionistas podremos celebrar el “Último Congreso Sionista Mundial”, allí en Eilat, sentados alrededor de la pileta del Sheraton, con tragos con paragüitas de colo-res y palmeándonos la espalda con una satisfacción de tarea cumplida.Personalmente, espero que mis nietos puedan saborear un día como ese, pero dudo que yo tenga esa posibilidad, a menos que tenga alguna bendición matusalémica. Volvamos a la tarea primera de poder definir qué somos y qué hacemos los Sionistas hoy. La-mentablemente, a veces, el Sio-nismo tiene un poco de delirio de tiempos mesiánicos pasa-dos, como todos, e inevitable-mente nos sentimos forzados a explicarlo remitiéndonos a un pasado que nos parece más heroico que el mediocre pre-sente.Habría que preguntarse si Ne-tanyahu no preferiría ser Rabin (salvando las diferencias ideo-lógicas), si Rabin no hubiera preferido ser Ben Gurión, si Ben Gurión no hubiera preferido

ser Herzl, si Herzl no hubiera preferido ser Moshe Rabenu, si Moshe Rabenu no hubiera pre-ferido ser Abraham, si Abraham no hubiera preferido ser Adam y si Adam no hubiera preferido sentarlo a Hashem una tarde con unos mates y preguntarle qué es todo este lío que está armando, que con el desorden andaban mejor.Será que los seres humanos y los judíos en particular tene-mos ese nosequé nostálgico del pasado. Porque claro, en el pa-sado vivir era más fácil, los pre-cios eran más bajos, los políti-cos un poco más honestos, los jóvenes respetábamos un poco más a los mayores y los Sionis-

tas teníamos aunque sea alguna mínima idea de qué implicaba serlo en ese entonces.Lamentablemente, no hay una sola persona que ha tenido la dicha de vivir en el pasado, a todos les ha tocado vivir en el más-gris-presente.De vuelta al Sionismo, decía quien escribe, sufrimos esta crisis de definición vencida. Su-pongamos que queremos infor-marnos y tenemos entre 10 y 80 años, ¿Qué haríamos? Iríamos a un Diccionario o, por qué no, a la Wikipedia. Veamos que dicen:Wikipedia, la enciclopedia libre (es.wikipedia.org)El sionismo es un movimiento político internacional que pro-pugnó desde sus inicios el resta-blecimiento de una patria para el pueblo judío en la Tierra de Israel. Dicho movimiento fue el promotor y responsable en gran medida de la fundación del mo-derno Estado de Israel.Diccionario de la Real Acade-mia Española (www.rae.es)Sionismo.1. m. Aspiración de los judíos a recobrar Palestina como patria. 2. m. Movimiento internacional de los judíos para lograr esta as-piración. (Nos queda para la próxima ahondar un poco más en la pri-mera definición de la R.A.E. que utiliza las palabras “Recobrar” y “Palestina” en la misma oración y de forma medio confusa).Si quisiéramos hacer estas de-finiciones un poquito más pin-torescas bien podríamos escri-birlas en latín para que suenen más arcaicas; también podemos pedirle a Flavio Josefo que nos ayude dado que de latín, de au-todeterminación judía y de ju-daísmo él sabe mucho (aunque eligió olvidarse un poco de lo último).Nuevamente volviendo, so-

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"La responsabilidad es de cada uno de nosotros, levantarse y salir y caminar y hablar y no rendirse. Por haber salido todos a la calle, ¡encontramos nuestra casa! " (Dafni Lif, activista social israelí)

bre Sionismo hoy, ni mu. Tal vez consigamos algún libro de autoayuda que se llame “Su-perando mi pasado” o buscar alguna obra de teatro llamada “No seré Golda Meir pero tengo ideología”. Pero en falta de es-tas grandiosas obras esperanza-doras podemos avocarnos a in-tentar aventurar una definición propia. Una definición que si tenga en cuenta el pasado, pero que nos permita aplicaciones en el pre-sente, una definición un poco más amplia que “apoyar a”, “es-tar de acuerdo con”, “creer en” y luego agregarle la misma defi-nición vieja y oxi-dada a con-t inuación. Una defini-ción que nos p e r m i t a e x -

t r a -p o l a r

objetivos, de-cidir posturas, vislumbrar caminos no recorridos aún.

Una definición que nos aliente a recorrer dichos caminos. Defi-niciones que no sean tajantes y taxativas, que permitan la exis-tencia de otras definiciones al-ternativas. Definiciones que nos permitan pensar a Israel como un proyecto integral del Pueblo Judío, pero un proyecto incon-cluso, con problemáticas viejas y nuevas y con necesidades, nece-sidades de jóvenes emprendedo-res nuevos, de ideas nuevas para nuevos problemas, de voluntad, trabajo y realización. Definicio-nes que nos inviten a abordar las problemáticas de manera crítica y nos obliguen a no con-

vivir con los problemas, sino a vivir para finali-zarlos, a identificarnos

con un pro-yecto que sea nues-tro. Defi-niciones que nos

exhorten a tener ideales y a per-seguirlos con todas las

energías.

El Estado de Israel es un esta-do de los más modernos y tec-nológicos, dejemos de instar a nuestros Janijim a participar de él con un bolso pequeño y una pala cual Jalutzim (pioneros) del siglo XX, porque cuando se ba-jen de El Al y vean ese tremendo aeropuerto no van a buscar un taxi sin antes buscar un teléfono para llamarnos a los insultos y decirnos que les mentimos, que pantanos no quedan. Hablé-mosles un poco de ese pasado digno y honroso, pero también de lo que nos toca hacer hoy, de cómo queremos ser protagonis-tas de este nuevo Sionismo 2.0 Reloaded.Por suerte o desgracia, nos toca redefinir, resignificar y revigo-rizar. Para concluir, intentemos dar alguna mínima respuesta (y no la única) a todas las pre-guntas abiertas aquí: ¿Qué es el sionismo hoy? ¿Cuáles son sus objetivos? ¿Cuál es nuestro rol como sionistas hoy? La res-puesta tras toda esta reflexión es sumamente simple: “Esa es la tarea del lector”.

“El Sionismo tiene un poco de delirio de tiempos mesiánicos pasados, como todos.”

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“La imaginación al poder.” (graffiti del Mayo Francés, 1968)

Un futuro más normal

"a partir dE una catástrofE histórica En la quE tito, El rEy dE roma, dEstruyó jErusalEm, y Exilió al puEblo judío dE su tiErra, Es quE yo nací En una dE las ciudadEs dEl Exilio. pEro En todo momEnto, siEmprE mE sEntí como si yo mismo hubiEra nacido En jErusalEm." - shai agnon

El lugar donde nacés, la casa donde te crías, la familia que te educa y los marcos

que te enseñan desde niño, marcan tu identidad, tu sentido de pertenencia, tu apego a cier-tos lugares, relatos y hábitos.Estos factores te delimitan pero a la vez te orientan en los cami-nos que podés transitar a lo lar-go de tu vida. ¿Cómo puede ser entonces que una persona pue-da sentir que pertenece a otro lugar, a otros relatos, a otros hábitos? ¿Que por una razón que no entiende, su identidad, su formación, y su educación estuvieron encaminadas al re-torno a “su lugar de origen”?Una vez escuché que puede existir un pueblo “anormal”. Pero en ese instante me chocó

el concepto, ya que significaría que esa gente, de ese pueblo, se-ría “anormal”. Sin embargo, me explicaron esa vez, que lo “anor-mal” no es la gente, sino su con-dición de pueblo, su ubicación territorial, su composición so-cial, económica y política.A partir de estas preguntas y es-tos conceptos pude yo realizar el trabajo de vincular e interpre-tar, para responder, como otros lo han hecho ya en el pasado, las preguntas fundamentales que atravesaron mi vida: quién soy, de dónde soy y a dónde voy.El libro de Bereshit, en el capítu-lo 12, versículo 1 dice: “Y dijo Hashem a Abram: Án-date hacia ti, de tu tierra, de tu lugar de nacimiento, de la casa de tus padres a la tierra que te

mostraré.”Este versículo marca el comien-zo de la historia del pueblo ju-dío: así como una pareja decide dónde vivir y formar una fami-lia, Abraham Avinu recibió de Hashem la orden de dirigirse al lugar que le iba a mostrar, y ahí y sólo ahí formaría una gran descendencia que se convertiría en un gran pueblo.Para muchos, este hecho puede ser sólo una alegoría, una mera historia que nos enseña el reto que significa comenzar algo nuevo, un mito de origen que forma la identidad colectiva de nuestro pueblo, pero sólo eso: un mito.Para mí, su significado es fun-damental. Hashem le ordena a Abram: “andate hacia ti”. Le

“Un pueblo, un corazón”

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“El shomer (guardián) es un pionero del renacimiento de su pueblo, de su lengua y de su patria” (uno de los Diez Mandamientos del Movimiento Juvenil Sionista Hashomer Hatzair)

ordena buscarse, encontrarse a sí mismo. Dos mil años de dispersión y exilio generaron un cambio en la conciencia nacional de los miembros de nuestro pueblo. Los vinculó muy fuertemente con su identidad ritual, cultural o religiosa, y apagó su arraigo a su tierra ancestral, Eretz Israel, quedando ella en el baúl de los recuerdos añorados, mas nunca vividos.¿Cómo será entonces la sensa-ción de querer vivir de nuevo esos recuerdos, retomar esos hábitos, reescribir la historia?Es bueno, es cómodo, es fácil vivir donde uno nació. ¿Pero es significativo, es trascendente, es transformador y enriquece-dor vivir en una eterna dispu-ta cultural y nacional toda la vida? ¿Resignifico mi identidad adaptándola a la circunstancia del lugar donde vivo, o sola-mente soy víctima de violencia cultural, resignándome a vivir parcialmente la cultura de mi pueblo a partir de las imposibi-lidades que plantea el contexto sin realmente preguntarme por que sí o porque no la llevaría a la practica?Cuando me explicaron qué sig-nificaba que mi pueblo viviera en una anormalidad, creo que se referían a todas estas cosas. A vivir mi cultura condicionada toda mi vida, a no poder expre-sar de forma acabada todas mis tradiciones porque chocan con la realidad local, a encontrarse a uno mismo en otro lugar, a sen-

tirse extraño en tierra extraña, a pensar en otros paisajes, a no poder sentirse entendido, a de-sear todos los años regresar el año próximo a una ciudad que nunca pisé…Vivir así no tiene que ser lo nor-mal, no tiene que ser así. Cortar con la inercia es la real resigni-ficación de nuestra identidad. Dejar de conformarse por pasar a elegir, es la revitalización que busca nuestra alma, en la bús-queda constante de mi camino en la vida.Una canción me enseñaron de chico y ella explica los calores y pasiones de otras épocas que hoy en día están volviendo. “Por lo caminos que conducen hacia Eretz, va la vanguardia juvenil judía entonando esta canción: aliá, aliá, aliá, aliá, la juventud responde con la única verdad”.Vanguardia es estar antes, marcar el camino. Formar el espíritu renovado de nuestro pueblo es el desafío ante la globalización y la eliminación de las barreras culturales de nuestra época. La resignificación identitaria es un ejercicio diario, pero es uno que sólo lo podemos lograr uniendo todos los factores que componen nuestro ADN como nación: nuestro pueblo, nuestra tierra y nuestra herencia. Sólo así podemos asegurar la continuidad de nuestro pueblo, no en base a la inercia, sino frente al desafío de la renovación constante de un pueblo libre (de elegir y de vivir) en su tierra de acuerdo a su pasado, pero pensando en su futuro.

“Por los caminos que conducen hacia Eretz, va la vanguardia juvenil judía

entonando esta canción: aliá, aliá, aliá, aliá, la juventud responde con la única verdad.”

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“La juventud vive de esperanza; la vejez, de memoria.” (proverbio)

Valores judíos, valores del

estado de Israelno Es casualidad quE israEl sEa dEfinido como El Estado dE los judíos, ya quE EstE Estado ponE En manifiEsto En muchas oportunidadEs difErEntEs valorEs caractErísticos dEl judaísmo. un claro EjEmplo dE Esto Es la libEración dEl soldado guilad shalit.

Muchas veces escuchamos en las radios, en los diarios y la televisión cómo se muestra al estado de los judíos, como un estado carente de valores y fal-to de moralidad, exponiendo argumentos erróneos y gene-ralmente falsos.La cultura judía tiene como principal pilar la valoración de distintos valores que lo con-vierte en una cultura precur-sora de lo que conocemos hoy como Derechos Humanos. Un ejemplo de estos son los Diez Mandamientos, en los cual se observan los valores del respeto a los padres, el respeto a la vida y el respeto al otro. También un precepto importante de la cul-tura judía es el precepto en el cual se pone la vida ante todo: ubajarta bajaim: “y elegirás la vida” (Deuteronomio 30:19).En el último tiempo, Medinat Israel (el Estado de Israel) ha tenido comportamientos en los cuales los valores que la cul-tura judía promueve han sido puestos de manifiesto.Un ejemplo es la reciente libe-ración de soldado Guilat Shalit, quien fue secuestrado el 25 de junio de 2006 a manos del gru-

po terrorista Hamas, que go-bierna actualmente la Franja de Gaza. El secuestro fue lleva-do a cabo mientras el soldado patrullaba en la frontera entre Israel y Gaza con el objetivo de salvaguardar la vida de los ha-bitantes de Israel ante la posi-ble entrada de algún terrorista o el lanzamiento de algún mi-sil, En el secuestro fallecieron dos soldados que patrullaban junto a Guilad. Durante los años de cautiverio, el grupo te-rrorista dio escasas señales de vida: recién un año después de su secuestro, Hamas dio a co-nocer una grabación en la cual se escuchaba la voz del soldado y el 30 de septiembre del 2009 publicó un video en el que se ve al soldado leyendo un diario de Gaza (hay que aclarar que para que Israel obtuviera el vi-deo debió liberar 19 terroristas a cambio). Otra particularidad del secuestro fue que el grupo que gobierna Gaza no dejó que la Cruz Roja visitara al soldado.Mas allá de todas las compli-caciones del caso en contra de Israel, el estado judío el 18 de octubre optó por un intercam-bio doloroso pero que daría

grandes frutos: decidió el inter-cambio de 1027 prisioneros pa-lestinos por el regreso de unos de sus hijos, Guilad Shalit.El ejemplo del caso de Guilad Shalit muestra la importancia que tiene para el Estado de Is-rael uno de los valores más importantes para el judaísmo, el valor de la vida. Israel quiso que uno de sus soldados que defiende a capa y espada la soberanía y la subsistencia del estado regresara a su casa, más allá del alto costo que esto sig-nificó. Otro signo que pone de manifiesto los valores que Is-rael promueve es que el solda-do, apenas salió, hizo referen-cia a la posibilidad de paz entre judíos y palestinos, dejando atrás todo el posible dolor y su-frimiento por el secuestro.El caso de Guilad shalit es un ejemplo de lucha y perseveran-cia, tanto de él como persona, como del estado judío como institución. Es por eso que hoy más que nunca decimos en este festejo de la creación del estado de los judíos: JAG SAMEAJ Y AM ISRAEL JAI.

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“Si Israel y Alemania jugaran la f.inal de la copa del mundo, hincharía por el referí” (Emmanuel Goldfarb –judío alemán- en la película “Un judío común y corriente”)

Taglit-Bria como peregrinación judía moderna

El movimiento de seres hu-manos de lugar en lugar, es un fenómeno conocido a lo

largo de la historia. Este despla-zamiento de individuos y gru-pos se debe a diferentes causas, ya sean económicas, culturales, turísticas y de seguridad. Una de las mas interesantes razones de este fenómeno es el interés religioso. Dicho acontecimien-to acompañó al ser humano

desde épocas antiguas, y logró perfeccionarse con el avance de la tecnología: nuevas rutas fueron diagramadas, la calidad de vida de los viajeros mejoró gracias a los nuevos medica-mentos y la seguridad personal se afianzó en varios aspectos.La tendencia del movimiento de individuos y grupos por ra-zones religiosas, es conocida como peregrinación. Las dis-

tancias a recorrer solían ser cortas, comparadas a las cua-les se pueden acceder hoy en día gracias a los avances en transporte. Pero en la perspec-tiva de dicha época, el tramo a recorrer era muy extenso y los riesgos significativos. Culturas variadas han adoptado esta for-ma de comportamiento, como prueba de pertenencia a los in-tegrantes de la sociedad en la

Jutzpá

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que conviven. En la actualidad el peregrino que regresa de la experiencia religiosa, es recibi-do como un verdadero héroe. Se podría determinar que dicha travesía, provee una suerte de certificado de paso a un nivel espiritual más elevado.En ciertas religiones del mundo, la peregrinación se transformó en una oblación dentro de las normas a cumplir. De ser una herramienta pasó a convertirse en un fin. En el judaísmo uno de los ejemplos más claros, es la peregrinación en las tres fes-tividades principales, "shloshet haregalim" (Pesaj, Shavuot y Sucot), al Templo de Jerusalén

cuando aun existía. Dichas pe-regrinaciones debían realizarse obligatoriamente por todos los judíos, como se menciona en varios versículos de la Biblia, llevando ofrendas al Templo.Luego de la destrucción del Se-gundo Templo en el año 70 d.c., en donde la peregrinación era fluida, se decretaron nuevas reglamentaciones religiosas (mitzvot) en donde ya no era obligatorio peregrinar a Jeru-salén, mientras el Templo no exista. En los dos mil años que han transcurrido desde dicha época, la Tierra de Israel y Je-rusalén en particular, siguieron representando un lugar único

para el judío. Con la finalización de que en cada festividad reli-giosa, se recuerde que el año en-trante estaremos en Jerusalén. Si bien para muchas personas esta frase sea sólo algo simbó-lico, para muchos otros ha sido elevado a una especie de objeti-vo a cumplirse.El movimiento sionista, el regre-so a "Sión", estableció las nue-vas bases para que dicho sueño se haga realidad con la creación del estado judío, a pesar de que la mayoría del movimiento sio-nista se auto determine como judío laico, finalización conti-nua siendo considerado de ma-nera particular. Si bien se trató que lugares menos relevantes a nivel religioso tomen impor-tancia, como la Universidad He-brea, los lugares santos, en par-ticular el Muro de los Lamentos, ocuparon el vacío que dejó el Templo, y continuaron siendo indispensables para el peregri-no.

“¿Cree usted que el retorno al servicio militar obligatorio sería una solución al descontrol de los adolescentes?” (pregunta realizada por el periodista Eduardo Feinmann a su audiencia).

“El movimiento sionista, el regreso a "Sión", estableció las nuevas bases para que dicho sueño (de regresar a Jerusalem) se haga realidad con la

creación del estado judío…”

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“Si la gente considera a la juventud una época de libertad y alegría, probablemente sea porque olvidaron la propia.” (Margaret Atwood, escritora y activista canadiense)

Uno de los acontecimientos más interesantes que surgieron en los últimos años, y que influ-yó ampliamente en la vida de los peregrinos judíos diásporos, ha sido el proyecto "Taglit-Bir-thright" en el año 2000. Dicho programa educativo turístico permite a todo judío del mun-do entre 18 a 26 años que no ha visitado Israel, que lo haga gratuitamente durante diez in-tensos días. "Taglit-Birthright", fue promovido por el gobierno israelí, filántropos privados, la Agencia Judía para Israel y las comunidades Judías del mun-do.Los objetivos del proyecto son: combatir la asimilación de los judíos en la diáspora y forta-lecer los lazos entre los jóve-nes judíos del mundo e Israel. Hasta la fecha han participado casi 300.000 jóvenes de 54 paí-ses del mundo, siendo el 70% de los Estados Unidos. La ins-cripción para participar de este programa se realiza por medio de Internet, el candidato/a tie-ne la libre elección de elegir en qué parte del año participar: invierno o verano israelí. Cabe destacar que según los datos publicados, es más grande la demanda que los lugares dispo-nibles; por lo tanto, se decidió establecer un proceso previo al viaje para decidir a los futuros postulantes.Los viajes son organizados por diferentes organizaciones y compañías acreditadas por "Ta-glit-Birthright" Israel. Todos los grupos son guiados por guías turísticos israelíes licenciados

y son acompañados por un guardia de seguridad armado; un madrij Israelí, madrijim del país de origen y jóvenes israe-líes estudiantes y/o soldados. Los paseos pueden variar de acuerdo a la edad de los partici-pantes y su orientación religio-sa: el paseo puede estar orien-tado a estudiantes graduados, universitarios en curso, habi-tantes de determinadas zonas, ortodoxos, reformistas o plura-listas.Debido a que cada viaje se de-sarrolla de manera distinta, los debates sobre temas políticos quedan a discreción de los or-ganizadores del viaje. El itine-rario incluye visitas a lugares históricos, religiosos y de he-rencia cultural por todo el país. El viaje esta enfocado a ser un primer acercamiento a Israel, aunque el conocimiento pre-vio de cada uno de los partici-pantes sea variado. Los turistas del programa son fomentados a extender su estadía en Israel o retornar más adelante por su cuenta a través de otro plan educativo. Si bien los tiempos han cambia-do y los objetivos sean diferentes, se pueden establecer coinciden-cias entre el comportamiento de los peregrinos de épocas bí-blicas y los peregrinos actuales. En ambos casos el participante comparte junto a un grupo, de un momento que sin dudas mar-que un antes y un después en su vida. Luego dependerá de sí mis-mo y de las circunstancias que lo rodeen cómo desarrolle esta experiencia a futuro.

“El itinerario incluye visitas a lugares históricos, religiosos y de herencia

cultural por todo el país.”

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“Es bueno para el hombre llevar el yugo desde su juventud.” (Meguilat Eijá)

TestimoniosEntoncEs, digamos quE tErminastE El sEcundario. o quE tE rEcibistE dE contadora. o quE dEspués dE 3 años dE laburo “9 a 18” no quErés sabEr más nada con El dEspErtador. “¿qué puEdo hacEr?”, tE prEgun-tas. buEno, ahí Entramos nosotros! masa Es El proyEcto dE la agEncia judía y El Estado dE israEl quE tiEnE como objEtivo quE los jóvEnEs judíos dE EntrE 18 y 30 años puEdan tEnEr una ExpEriEncia significativa En la sociEdad israElí.ahora, ¿qué programas hay? ¿qué quiErE dEcir “significativa”? todos los programas duran EntrE 5 y 10 mEsEs. ExistEn planEs académicos, vivEncialEs, pasantías laboralEs, dE Es-tudios judaicos, o planEs a mEdida. para todos los gustos!como israEl y masa tiEnEn propuEstas para todos, tE dEjamos aquí lo quE nos cuEntan algunos participantEs, para quE puEdas vEr qué tE intErEsa. y cualquiEr cosa, nos chiflas a [email protected]

Tamara Liberman Wald, porteña de 18 años está

estudiando en una midrashá

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“El judaísmo diaspórico es masturbación. Aquí, [en Israel], está la cosa real.” (A. B. Yeoshua, escritor israelí)

Yasmin Garfunkel vive en Capital Federal.

Ahora está haciendo un programa de pasantías laborales.

Fer Shocron es rosarino, madrij de la Tnuá Habonim

Dror.