oratoria
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la imagen de un orador los ademanesTRANSCRIPT
Imagen Del Orador
Es necesario que cuando el orador se enfrente con su auditor trate de generar una correcta
imagen, una agradable impresión de que se dirige personalmente a cada uno de ellos. Esto es
sumamente importante porque el público tiende a rechazar al expositor que ignora su
identificación como personas en el auditorio.
El orador debe poder energía, vitalidad, entusiasmo. ¿Por qué la gente se aglomera alrededor
de un, vida, bríos y animación, y nuestra atención no puede ser sorda y se doblega hacia el
buen orador. orador enérgico? Frecuentemente hemos comprobado cómo en víspera de
elecciones gremiales o políticas alrededor de un orador hay cientos de oyentes y al otro lado
un puñado de gente, existiendo una gran disparidad de atracción de los diferentes oradores.
Sencillamente, porque el primero irradia energía (Ríos Alarcón s.f, p.13)
Los oradores que obtienen grandes éxitos al enfrentarse al público son personas de gran
vitalidad, hombres o mujeres que poseen en grado extraordinario la capacidad de transmitir
vivencias, convicciones y energía.
Todo expositor debe cuidar de su aspecto físico; es decir, debe estar bien afeitado, peinado e
impecablemente vestido, porque esa imagen del expositor en la ciudad produce cierto efecto.
Les genera mayor fe. Les incrementa la confianza en sí mismos. Cuando el expositor tiene
que disertar ante un grupo de campesinos su vestimenta tiene que adecuarse a la coyuntura
para evitar se marque distancias entre receptor y emisor. El expositor debe adecuar su imagen
al auditorio. (Ríos Alarcón s.f, p. 13)
¿Cuál sería su opinión de un expositor que se presenta ante el auditorio con las siguientes
características? Camisa arrugada, pantalones descocidos, zapatos sucios, bolsillos del saco con
periódicos y otros papeles, rostro grasoso. Seguramente tanto usted como el auditorio tendría
poco respeto por ese hombre.
Recuerdo un adagio chino: “Aquel que no pueda sonreír, no debe tener tienda” (Ríos Alarcón
s.f, p.14). Es una gran ventaja que la imagen del orador esté acompañada de una sonrisa calidad
y amable. En cambio hemos podido observar oradores que suben al estrado con ademán frío y
descuidado, como si tuviera una tarea aburrida que efectuar y que, al terminar, darán gracias al
cielo. Los oyentes también empiezan a sentirse de la misma manera, porque son contagiosas
estas actitudes.
La mirada del expositor es un complemento indispensable de comunicación. Hay que mirar a
las personas del auditorio, mirar sus ojos, mirar con sencillez y normalidad. Orador que no
mira al auditorio nunca logrará una buena comunicación. Únicamente mirando el auditorio es
posible conocer el grado de atención e intensidad. No hay que mirar al fondo del salón,
debemos mirar a partir de la 3ra. 4ta. ó 5ta. fila. Con la mirada se influye en el auditorio, y las
reacciones del auditorio influyen en el expositor. (Ríos Alarcón s.f, p. 14)
Estar atento con la mirada, ayuda a captar el momento en que el público está llegando a
cierto cansancio de su capacidad de escuchar. Una mirada continua y reposada del que habla,
permite captar el estado de ánimo del público y adaptar el discurso a esa circunstancia.
En resumen, la imagen del orador debe procurar que resulte simpático. Si a uno el rostro no le
acompaña debe presentarse con simplicidad, ajeno a tiesuras y ostentaciones, pero con dignidad
y seguridad. Con una sonrisa cálida y amable y una mirada sencilla.
Posiciones Del Orador
Al expositor no podríamos presentarlo como un “modelo” y describir de qué manera debe
estar de pie frente al auditorio y de qué forma debe asumir la posición sentada. Podemos sí
recordarle algunos vicios. Con el propósito de evitarlos.
El hablar en una u otra posición, de pie o sentado, dependerá del tipo de reunión. Si habla a
quince personas, mejor que esté sentado, porque favorece la calma, las exposiciones
apacibles, las reuniones familiares, la reunión de directorio, una sesión de trabajo, una
conferencia de prensa, etc. Si habla a 80 o más personas la posición de pie es absolutamente
necesaria y conveniente. (Ríos Alarcón s.f, p.15)
En ambas posiciones las formas negativas de comunicación son dos:
- Las rígidas.
- Las derrumbadas.
Debes tener en cuenta al momento de hablar ya sea de pie o sentado:
- No te pongas demasiado erguido hasta el punto de aparentar la rigidez de una estatua, es
preciso que el orador exprese vida y la vida está en movimiento.
- Evita refugiarte en el vestido y no asumas actitudes flojas y recorvadas que reflejan un
aspecto de abatimiento.
- Inclinate hacia adelante y atrás en concordancia con las frases que pronuncies.
- Evite balancearte de derecha a izquierda, apoyando el peso en cada uno de los pies
alternativamente.
- Deja de frotarte las manos constantemente con el jabón invisible.
- En lo posible no jugar con la corbata o con el botón de tu chaqueta.
Pautas Para La Posición Sentado:
- Evite recostarte sobre la mesa que tienes delante.
- No te hundas en la butaca, replegado sobre ti mismo. Con las piernas cruzadas y
encorvadas.
- Sostener derecho el busto, pero sin rigidez forzada.
- No cruces ni entre cruces las piernas.
- Evita entrecruzar constantemente los dedos y apoyar el mentón sobre los pulgares.
- No exageres los gestos.
Pautas Para La Posición De Pie:
- No agarrarse de la mesa que tienes delante.
- No te pases como un preso, encerrado de un extremo a otro de la tribuna, aquello resulta
irritante para el público.
- No permanezcas quieto como una estatua.
- No mirar al suelo fingiendo molestia, sino mirar con sencillez al público como al
presentador.
- No empezar en formar inmediata la exposición, sino tomarse medio minuto para organizar
las ideas y mirar a los oyentes.
- Evita las contracciones y al rigidez en los músculos del cuerpo y demuestra flexibilidad en
tu desplazamiento.
- No desplazarse en forma incoherente.
- No trates de evadir la mirada del público.
- No apresurarse, ni abandonar la sala. Al terminar el discurso debes salir con paso firme
y mesurado.
Los Ademanes
Son los movimientos del cuerpo con los que se manifiesta un sentimiento, se utiliza con la
finalidad de subrayar la expresión del orador.
Los ademanes pueden expresarse con mucha exactitud los estados de ánimo que la palabra a
veces no puede reflejar. Los movimientos del cuerpo tienen su origen en el mundo interior y
representan una respuesta a cada expresión.
Los ademanes son de vital importancia porque nos permiten reforzar y clarificar nuestras
ideas. Así como también es un instrumento que nos permite mantener atento al auditorio.
Una de las grandes dificultades de los principiantes es el empleo de los brazos y manos
porque al disertar ni saben qué hacer con ellas pareciera que fueran un estorbo, Con el propósito
de adquirir mayor destreza y habilidad en las manos y brazos vamos a enumerara algunos
“modelos” de ademanes que expresan un significado concreto, pero representar de mil maneras,
ya sea mediante movimientos convencionales, descriptivos, mímicas eficacia etc. Dentro de los
ademanes bastante generalizados tenemos:
Afirmación:
El orador desplaza su mano derecha o izquierda hacia adelante como quien saluda a otra
persona, De otra manera podría realizarlo apuntando hacia adelante con el índice de
cualquiera de las manos. Asimismo puede hacerlo con el mismo movimiento desplazamiento
que al jugar “yo-yo”. (Ríos Alarcón s.f, p.18)
Interrogación:
El expositor puede realizarlo de varias maneras:
- Levantar uno de los brazos con los puños cerrados a La altura del hombro y luego sacar el
índice con la huella dactilar mirando hacia nuestro rostro.
- Colocar nuestras manos casi juntas a la altura de nuestra cintura, con las palmas hacia arriba, y
abrir nuestros brazos en forma horizontal formando una “v”.
-Estirar y agitar nuestros brazos con las palmas hacia arriba a la altura del hombro en
concordancia con lo que se requiere expresarse.
Negación:
Para desaprobar general una idea:
-Realizar movimientos oscilantes con la palma hacia el público.
-Cerrar el puño a la altura del hombro, luego sacar el índice, dando la huella dactilar hacia el
público y realizar movimientos oscilatorios.
Indignación:
-Con el brazo estirado cerrar el puño y sacar el índice con la huella dactilar hacia abajo,
señalando a la persona o personas responsables. Caso contrario, de no estar presente la persona,
nuestro brazo debe dirigirse a la parte superior del auditorio.
-También se expresa el sentimiento de ira o firme determinación apretando los puños.
Partición, División:
Cuando queremos expresar separación de los hechos o ideas en varios grupos:
-Estiramos el brazo con los dedos estirados y tratamos de dar un golpe de “Karate” en forma
vertical.
-Separamos las palmas, de las manos ante sí, manteniéndolas paralelas.
Aumentar, Incrementar:
-Se expresa con el movimiento de la mano y brazo, como si estuviese levantando un peso a
partir de la cintura hasta el hombro.
-Juntar las palmas de las manos, una encima de otra a la altura de la cintura, y desplazar la
mano y sobrepuesta en dirección diagonal progresiva.
Poco, Pequeño:
-Juntar los dedos de la mano ubicados hacia arriba, en forma de cono.
Lucha, Combate:
-Empuñar las manos y ubicarlas a la altura de la cara, en forma decidida.
Triunfo, Victoria:
-Levantar el puño de cualquiera de las manos- o de ambas-sobre la cabeza.
Unidad, Unión:
-Juntar las manos y tenerlas unidas un instante.
Promesa, Juramento:
-Levantar el abrazo a la altura del hombro, con la mano estirada mostrando la palma al
Público, o el puño cerrado.
Enumerar:
-Contar los dedos de una mano con el índice de la otra.
El objetivo de la descripción de estos ademanes no es circunscribir al expositor a gestos
determinados o “encasillarlo”, sino darle cierta destreza y habilidades para el encuentro de
un estilo propio. Ningún ademán debe atentar contra la naturalidad y espontaneidad. (Ríos
Alarcón s.f, p.21)
El Orador Y El Auditorio
Saber hablar a su auditorio es un deseo general. Para ello no basta solamente conocer el tema,
sino también a los oyentes que te vas a dirigir. Antes de hablar el orador debe valorar el auditorio
y la situación, mediante el siguiente esquema recomendable:
1.- Datos generales acerca del auditorio.
a) Cual es su composición socio-demográfica (composición por clases sociales, nivel
cultural, profesional, militancia partidaria, edad y sexo) y su grado de homogeneidad.
b) Que razones (intelectuales, morales o estéticas) han impulsado al público a asistir a
la conferencia.
c) Cuales son las posibles motivaciones y el estado de ánimo del auditorio.
d) Cual es el momento y la situación más propicia que favorecen la mejor adaptación
del discurso.
2.-Actitud del auditorio en relación con el tema de la exposición.
a) ¿Cuál es la importancia que posee el tema para el auditorio?
b) ¿En qué medida conoce el tema del discurso y de qué posibles fuentes ha obtenido
información relacionada con dicho tema?
3.- Actitud del auditorio con respecto al orador.
a) ¿Cuál es la posible actitud del auditorio con relación al expositor?
b) ¿Qué datos acerca del expositor posee el auditor?
c) ¿Se han encontrado anteriormente ese auditorio y el expositor?
El orador debe tener en cuenta, de manera muy particular, el público al que debe dirigirse. Si
uno es invitado a exponer ante un grupo, o incluso ante un numeroso público, debe obtener
información acerca del posible auditorio. Estos datos se consiguen por distintas vías: del
conocimiento personal del auditorio y de la observación del mismo; de las conversaciones
sostenidas con los organizadores de la conferencia. (Ríos Alarcón s.f, p.22)
La valoración obtenida contribuirá mucho en todo el proceso de preparación del discurso.
Como ejemplo, un auditorio joven necesitará un material más vivo y concreto, un auditorio
integrado por personas mayores y de experiencia requerirá en primer lugar la lógica armoniosa
de las pruebas. Una cosa es pararse ante un público que nos espera con impaciencia y otra muy
diferente es hablar ante un público que asiste por obligación.