orÍgenes del cÓdigo de procedimiento civil chileno
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UNIVERSIDAD DE ANTOFAGASTA ESCUELA DE DERECHO DERECHO PROCESAL I
PROF. ENRIQUE LETELIER LOYOLA
ORÍGENES DEL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL CHILENO
LA ANTIGUA LEGISLACIÓN ESPAÑOLA
Producida la emancipación política chilena, continuaron rigiendo en nuestro país
las viejas leyes que nos venían de España. El más antiguo de esos cuerpos de leyes es el Fuero Juzgo, compilación de las leyes de la monarquía visigoda, ordenada y promulgada entre los años 696 a 701. Su traducción al castellano es posterior al año 1241, época en que se dio como fuero especial para la ciudad de Córdoba. Luego, durante el medio siglo posterior a la entrada de los moros en España, nacieron una inmensa cantidad de privilegios, ordenanzas o códigos locales, llamados Fueros o Fueros Municipales, que iban constriñendo a las leyes generales y aplicándose con preferencia a éstas.
Fue natural, entonces, que más tarde con la expulsión de los moros y el engrandecimiento del Estado los reyes quisieran consolidar la unidad del Derecho. A este fin se encaminaron los esfuerzos de San Fernando, quien dio el Fuero Juzgo como municipal a muchos de los pueblos conquistados, sembrando las primeras bases para la formación códigos generales.
A su hijo, don Alfonso el Sabio, se debieron dos importantes cuerpos de leyes: el Fuero Real y Las Siete Partidas.
El Fuero Real o Fuero de las Leyes (fines de 1254 o comienzos de 1255) fue admitido en muchas ciudades, pero fuertemente resistido por la nobleza castellana, que vio restringidos sus privilegios frente al amplio poder que iba adquiriendo la Corona. Incluso Alfonso el Sabio, en 1272, llegó a suspenderlo; no obstante en una de las leyes del Ordenamiento de Alcalá (1503), que más adelante pasó a ser la Ley 3 del Título 2 del Libro III de la Novísima Recopilación (1806) se la mandó aplicar aun con preferencia a la Partidas, en la decisión de los asuntos civiles y penales, en todo aquello que no hubiera caído en desuso.
A la par del Fuero Real se fueron dictado un conjunto de normas (suman 252) conocidas con el nombre de Leyes de Estilo, que aun cuando fueren, según ellas mismas se intitulaban, declarativas del Fuero, contuvieron muchas disposiciones nuevas o contrarias a las de aquél. (A pesar de ello, por un Decreto de 28 de Abril de 1838, se mandó por el gobierno que se las aplicara con la misma autoridad que el Fuero Real, considerándoseles apéndices y posteriores a éste.)
El más sabio de los cuerpos que nos legó España, al decir de don José Bernardo Lira, es Las Siete Partidas, trabajadas entre 1256 a 1263, cuya Partida III trata de los juicios. Aunque se discute, es probable que no fueran sancionadas ni aplicadas sino hasta las Cortes de Alcalá de 1348.
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Luego hubo también una serie de otros cuerpos de leyes, como las Ordenanzas de Medina de 1489, de Madrid de 1502 y de Alcalá de 1503 y las reconocidas Leyes de Toro de 1505.
Las sucesivas recopilaciones de leyes recogieron las varias anteriores. Bajo el reinado de Felipe II, se publicó la Recopilación de 1527, en la que fueron incorporadas casi todas las leyes del Ordenamiento de Alcalá, promulgado como código general por Alfonso XI en 1348 y las Leyes de Toro (83 en número), compuestas y ordenadas bajo el reinado de los Reyes Católicos en las Cortes de Toledo de 1520 y promulgadas en la ciudad de Toro, en 1505.
De la Recopilación hubo más tarde otras ediciones, aumentadas y comprensivas de nuevas leyes: La Nueva Recopilación de 1567 y la Novísima Recopilación de 1806, bajo Carlos IV. Esta última contiene doce libros y el undécimo trata de los juicios.
Paralelamente, se fue forjando un conjunto de normas relativas a las Indias, compuestas por las reales cédulas, cartas, provisiones, ordenanzas y otras normas relativas al gobierno de España en América, aplicables con preferencia a las de Castilla. En 1680 vio la luz la Recopilación de las Leyes de los Reinos de las Indias, llamado también Recopilación de las Leyes de Indias.
Completan el conjunto de esta vieja legislación previa a la independencia, las Reales Cédulas, que eran decisiones adoptadas, por lo general, a causas particulares de pequeña importancia, y los Autos Acordados de la Real Audiencia, que fueron disposiciones de carácter general dictadas por este tribunal para el mejor orden y despacho de los negocios judiciales.
LEGISLACIÓN PROCESAL EN LA INDEPENDENCIA
Los nuevos gobiernos independientes procuraron adecuar esas normas a las necesidades de nuestra joven sociedad patria. En las primeras Constituciones Políticas (1812, 1822, 1823, 1828 y 1833) se dictaron normas relativas al enjuiciamiento.
Las leyes más dignas de mención en ese período, previo al movimiento codificador, fueron el Reglamento de Administración de Justicia (2 de Junio de 1824), los Decretos con Fuerza de Ley de 1837 dictados por el gobierno en uso de las facultades que le confirió la ley de 31 de Enero de ese año: Sobre Implicancias y Recusaciones y Sobre el Modo de Acordar y Fundar las Sentencias (ambos de 2 de Febrero de 1837), sobre Juicios Ejecutivos (8 de Febrero de 1837) y sobre Nulidades de Procedimientos (1 de Marzo de 1837). En su época este conjunto de leyes despertó debate acerca de su origen, pero fueron constantemente aplicadas por todos los tribunales de justicia (ver Anexo 1).
En este período también destacan Ley sobre el Modo de Acordar y Fundar las Sentencias (12 de Septiembre de 1851, inspiración de A. Bello), la Ley sobre Términos Probatorio (9 de Octubre de 1855) y la Ley sobre Procedimiento en los Juicios de Menos de Mil Pesos (15 de Octubre de 1856).
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LOS PRIMEROS ESFUERZOS DE CODIFICACIÓN
Los primeros movimientos codificadores relativos a las leyes de procedimiento se confunden en Chile con la codificación de las leyes sustantivas civiles. Por las leyes de 10 de Septiembre de 1840, de 29 de octubre de 1841 y 17 de Junio de 1845, se nombraron diversas comisiones para la codificación de las leyes sustantivas y procesales civiles, pero sus trabajos se consagraron exclusivamente al estudio del Código Civil.
Por un Decreto de 26 de Octubre de 1852, el Presidente de la República, autorizado por una ley de ese mismo año, encomendó al jurista don Andrés Bello la redacción del Código de Enjuiciamiento Civil, pero las labores que le demandaba el Código Civil no le permitieron ocuparse de esa tarea. Luego, por Decreto de 15 de Diciembre de 1856 se encargó a don Antonio Varas la redacción del Código de Enjuiciamiento, quien manifestó en 1858 al Gobierno que no podía cumplir su misión si antes tener la base cierta de la organización y atribución de los tribunales de justicia, cuya normativa se hallaba aún en proyecto.
Pasaron algunos años sin nuevas tentativas codificadoras hasta que en 1861 se publicó el “Proyecto de Código de Enjuiciamiento Civil para la República de Chile”, obra de don Florentino González, quien lo redactó sin encargo previo del Gobierno.
Por un Decreto de 11 de Septiembre de 1862 se nombró a don Francisco Vargas Fontecilla para que informara sobre el proyecto del señor González, quien sólo en 1867 pudo presentar el Libro I de su “Proyecto de Código de Enjuiciamiento Civil” relativo a las disposiciones comunes a todos los juicios. En atención a las labores que demandaban a Vargas Fontecilla las revisión del Código de Comercio y el estudio de la Ley Orgánica de Tribunales, por un Decreto de 28 de Mayo de 1870 se encomendó a don Joaquín Blest Gana que continuara su labor, publicando en señor Blest Gana en 1871 el Libro II, sobre el Juicio Ordinario y en 1872 el Libro III, sobre Juicios Especiales, los que, sin embargo, no fueron utilizados en estudios posteriores.
El 15 de Octubre de 1875, durante el gobierno de don Federico Errázuriz Zañartu, se publicó la Ley sobre Organización y Atribuciones de los Tribunales de Justicia, destinada a servir de base a los códigos de enjuiciamiento civil y penal y que sería el antecedente del Código Orgánico de Tribunales. Terminada la redacción de esta ley, por Decreto de 18 de Agosto de 1873, se nombró a una comisión informante sobre el Código de Enjuiciamiento Civil, compuesta por los señores José Alejo Valenzuela, Domingo Santa María, José Antonio Gandarillas, Ramón Romero, Joaquín Blest Gana, Cosme Campillo, Jorge Segundo Huneeus, José Bernardo Lira y Miguel Elizalde. La comisión funcionó durante diez años, sirviendo como secretarios primero don Luis Salas Lazo, luego don Exequias Allende Caro y finalmente don José Bernardo Lira.
La comisión se abocó de lleno al cumplimiento de la tarea encomendada, finalizando sus funciones el 21 de Noviembre de 1884. El mismo año, don José Bernardo Lira publicó en cuatro cuadernos el proyecto redactado por la Comisión, los proyectos primitivos que le habían servido de base a sus trabajos y las actas de las sesiones celebradas. Este proyecto, conocido como Proyecto de 1884, contiene 1.167 artículos y se divide en cuatro libros; el primero, trata de las disposiciones comunes a todos los juicios, el segundo del juicio ordinario, el tercero de los juicios especiales y el cuarto de los actos
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judiciales no contenciosos. Para sus estudios le sirvió de base el proyecto sobre el libro I, redactado por el señor Vargas Fontecilla, y para los libros II, III y IV, el redactado por don José Bernardo Lira, bajo encargo de la misma Comisión.
El Prontuario de los Juicios, de don José Bernardo Lira, no obstante ser una obra privada, se le manejó como un verdadero código procesal y fue muy útil hasta la aprobación del Código en 1902.
Por Decreto Supremo de 19 de Marzo de 1888 el gobierno designó a una nueva comisión con el encargo de revisar y dar forma definitiva al mentado Código de Enjuiciamiento Civil, la que por renuncia de sus miembros originarios quedó definitivamente compuesta por los señores Osvaldo Rengifo y Francisco E. Noguera, los que asociaron a sus labores a los juristas don Manuel Egidio Ballesteros, Leopoldo Urrutia y Raimundo Silva Cruz. Del trabajo de esta comisión resultó el “Proyecto de Código de Procedimiento Civil”, que fue presentado por el Presidente de la República al Senado en un mensaje de 1 de Febrero de 1893. El Proyecto de 1893 conservó la misma estructura que el de 1884, mejorándolo y agregando disposiciones nuevas.
LA COMISIÓN MIXTA Y EL CÓDIGO DE 1903
Luego de varias tentativas en el Congreso para despachar el proyecto presentado, el Senado y la Cámara de Diputados designaron una Comisión Mixta encargada de informar los códigos de procedimientos. Ésta quedó conformada por los señores Germán Riesco, Pedro Montt, Vicente Reyes, Raimundo Silva Cruz, Manuel Egidio Ballesteros, Ramón Bañado, Francisco Javier Concha, Frutos Ossandón, Enrique Richards, Luis Antonio Vergara y Heliodoro Yáñez. La Comisión desempeño sus funciones entre el 10 de Noviembre de 1900 y el 10 de Enero de 1902, colaborando eficazmente en ellas los magistrados señores Agustín Rodríguez, Leopoldo Urrutia, Miguel Luis Valdés y Luis Barriga.
La Comisión Mixta publicó en dos volúmenes las actas de sus sesiones y el proyecto revisado, el que conservó la misma distribución general de los proyectos de 1884 y 1893, en cuatro libros, y se componía de 1.100 artículos, más uno final. En agosto de 1902 se concluyó con el debate parlamentario relativo al informe de la Comisión, siendo aprobado sin modificaciones. El 28 de Agosto de ese año, por medio de la Ley Aprobatoria N° 1.552 (ver Anexo 2) el proyecto pasó a ser ley de la República, la que comenzó a regir como Código de Procedimiento Civil a partir del 1° de Marzo del año 1903.
Antofagasta, Octubre de 2010.
BIBLIOGRAFÍA: - Alessandri R., Fernando. Curso de Derecho Procesal. Santiago de Chile: Edit. Nacimiento, 1936. - Lazo, Santiago. Código de Procedimiento Civil. Orígenes, Concordancias, Jurisprudencia. Santiago de
Chile: Edit. Poblete Cruzat Hnos, 1918. - Lira, José Bernardo. Prontuario de los Juicios. T. I. Santiago de Chile: Librería Central de M. Servat,
1895. - Topasio, Aldo. Fuentes del Derecho Chileno en la Codificación. Valparaíso: Edeval, 1990.