ortega, psicólogo y la superación de sus maestros

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  • 8/12/2019 Ortega, psiclogo y la superacin de sus maestros

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    Azafea 1 (1985) 185-236.

    Ortega, psiclogo y la superacin de sus maestrosEn noviembre de 1915, Unamuno celebr que hubiera surgido en

    Espaa un inters por el examen filosfico de los problemas de la conciencia.Haba asistido a una conferencia sobre Filosofa de una serie tendiente amostrar la diferencia entre la Psicologa y la Lgica, que las da Ortega, ylevanta el nimo ver la cantidad y la calidad de los oyentes 1. No pareceimposible que Unamuno hubiese escuchado parte del curso pblico de quincelecciones de psicologa, dadas por Ortega en el otoo de 1915 y en el inviernode 1916. Curso cuyo texto incompleto haba de salir publicado en 1982con el ttulo que le puso Paulino Garagorri, Investigaciones psicolgicas.Garagorri reconoca la importancia del curso para aclarar la evolucin filosfica de Ortega, pues en sus lecciones anunci su superacin del idealismoo subjetivismo 2. No sospechaba Garagorri, sin embargo, que el curso habade esclarecer adems lo que entenda Ortega por el concepto de superacin. Hasta ahora, la imposibilidad de saberlo ha hecho inciertas las relaciones de Ortega con sus fuentes idealistas.

    De ah los equvocos a que se ha prestado la historiografa del pensamiento orteguiano. Los discpulos ms inmediatos llevan un cuarto de sigloequiparando con insistencia la superacin a la berwindung nietzscheana.Cuando Ortega dice superar filosofas ajenas, no pretender ascendersobre ellas y sobre s mismo para captar la totalidad csmica en su inmediatez, desnuda de interpretaciones recibidas? 3. Con todo, una serie de1 Miguel de Unam uno, 'La evolucin del Atene o de M adrid' , en Obras Completas,V I I I . Autobiografa y recuerdos personales (Escelicer, Madrid 1966) 372.2 Paulino Garago rri, 'Nota prelimin ar' a la I a ed. de las Investigaciones psicolgicas(Alianza, Madrid 1982), reproducida en Obras Completas de Jos Ortega y Gasset (Revistade Occidente y Alianza, Madrid 1983) XII, 33-35. En adelante las referencias de Ortegaremiten a esta edicin y van en nuestro texto entre parntesis con el tomo en romanos,la pgina en arbigos.3 As Julin Maras, Ortega. Circunstancia y vocacin (Alianza, Madrid 1983) p. 205,donde repite sobre Ortega su juicio de 1960: Tuvo que poseer la totalidad de la filosofaalemana ... lo cual le oblig a trascender de sus formas particulares para verse consignadohacia las cosas mismas, hacia la realidad. Sobre el sentido preciso de la berwindung

    en Nietzsche, ver Luis Jimnez Moreno, Nietzsche (Labor, Barcelona 1972) p. 66: Nietzsche pide "fidelidad al sentido de la tierra en el mismo plano que la aspiracin del"hombre que ha de ser superado" hacia el superhombre. La tierra adquiere una significacin de realidad positiva frente al veneno de promesas ultraterrenas que, segn ldice, carecen de fundamento y sentido; adems, como explica Jimnez Moreno, p. 137,

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    86 Nelson R. Orringerlectores que sobrepasan a los discpulos en rigor metdico, va demostrandola imprecisin de la visin de un Ortega libre de tales influjos. Sus intuiciones estn mediatizadas por sus lecturas germnicas, segn han comprobado con incontrastable evidencia Gonzalo Sobejano, Ciriaco Morn Arroyo,Philip Silver y Pedro Cerezo Galn 4. En verdad, hasta Garagorri confiesaen 1982, a propsito de dos ensayos de 1913, que su relacin con Husserles un dato capital para el estudio del pensamiento de Ortega (XII, 334).En el caso de las Investigaciones psicolgicas, Cerezo, el nico que hastaahora ha podido estudiarlas, arguye que en ellas Ortega se sirve de la fenomenologa de Husserl para desembarazarse del neokantismo marburgus(p . 203). De donde se desprende que, una vez liberado de su clebre prisinkantiana, Ortega se queda en Husserl. En rigor, Cerezo mantiene que enla filosofa de Ortega ocurri una neutralizacin recproca del idealismoneokantiano, por un lado, y del idealismo fenomenolgico de Husserl, porotro lado. En consecuencia, lleg Ortega en 1914 a una fenomenologa delmundo de la vida, fruto de la reaccin qumica que, sin embargo, dejcomo precipitado un presupuesto neokantiano, la idea del hombre como medida de las cosas (pp. 202-3). Natorp, maestro neokantiano de Ortega, habacriticado el trascendentalismo de Husserl; Husserl, a su vez, hizo la crticadel subjetivismo y del constructivismo de Natorp; Ortega ley ambas crticas, en opinin de Cerezo, y las incorpor a su pensamiento. En prueba delo cual Cerezo cita de Husserl como fuente de muchas doctrinas de las Investigaciones psicolgicas. La tesis de la neutralizacin deja mal parada la dela superacin en su sentido nietzscheano.

    La posicin de Cerezo, aunque bien razonada, no est libre de ciertasinconsecuencias. Cerezo reconoce, como no puede menos porque Ortegalo dice, que ste supera el neokantismo de sus maestros. Pero la superacin consiste aqu en la eliminacin de casi todas las doctrinas neokan-tianas y en la aceptacin de casi todas las ideas recibidas de Husserl. Luegoresulta imposible buscar en Ortega una visin no mediatizada de la realidad.Tampoco cabe hablar de una neutralizacin en el sentido de la formacinde una nueva sustancia, como cuando se combina un cido y una base. Enla filosofa orteguiana de 1912, segn el anlisis qumico de Cerezo, que-La fidelidad al sentido de la tierra que exige Zarathustra en la actitud humana ante elmundo, se representa tambin en el superhombre como el conjunto de las exigencias yaspiraciones que con esfuerzo ha de realizar el hombre v encontrar para ellas sentidoreal, pleno, no ficticio ni vano. Se ve, pues, cuan forzada es la lectura de superacincomo berwindung en Orteg a.4 Ver Gonzalo Sobejano, Nietzsche en Espaa (Gredos, Madrid 1967) pp. 527-74;Ciriaco Morn Arroyo, l sistema de Ortega y Gasset (Alcal, Madrid 1968); PhilipW. Silver, Ortega as Phenomenologist. The G enesis of Meditations on Quixote (Columbia Univ. Press, Nueva York 1978); Pedro Cerezo, La voluntad de aventura. Aproxima-miento crtico al pensamiento de Ortega y Gasset (Ariel, Madrid 1984). Suponemos queGaragorri public Investigaciones psicolgicas despus que J. Maras dio a la imprentaOrtega. Las trayectorias (Alianza, Madrid 1983), donde no se alude para nada al psiclogoOrtega de 1915. La omisin nos parece grave en un libro que pretende exponer lastrayectorias biogrficas-filosficas de Ortega.

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    188 Nelson R. Or ringeruna brusca ruptura con el primero y una sbita y omnmoda adhesin a lasegunda, y 4) que en esa transicin Or tega no se aleja mu cho de N ato rp,cuyo mtodo, que afecta al de Husserl, requiere tambin, como su momentoinicial, la descripcin de las vivencias inmediatas.

    I .LA IDEA DE LA SUPERACIN EN ORTEGAA travs de su produccin, Ortega se ha situado con respecto a susinfluencias en una relacin dialctica. Si no bastan para demostrarlo lasnumerosas comparaciones que ya hemos hecho entre l y sus fuentes 5, demosla palabra a Ortega, que en las Investigaciones psicolgicas escribe: ComoHegel sostena, en la evolucin del pensamiento toda destruccin es unasuperacin y toda superacin es una conservacin. Porque la nueva ideaque supera a la antigua la lleva en s perpetuamente, como la cantidadmayor lleva en s las menores, y gracias a ello es mayor (XII, 388). Enla Ciencia de la lgica (lib. I, cap. 1), Hegel concibe la dialctica como elmovimiento racional en que el ser y el no-ser, divisos en la apariencia, seinterpenetran, superando el presupuesto de su divisin. El ser desapareceen la nada, la nada en el ser. Pero Hegel distingue con cuidado la superacino Aufhebung de la negacin . Lo supera do no se conv ierte por ello en nada.

    Nada es lo inmediato; algo superado, sin embargo, es mediato, es el no-siendo, aunque como resultado que ha partido de un ser; de ah que sigateniendo en s mismo la certeza de donde surgi. [Was sich aufhebt, wirddadurch nicht zu Nichts. Nichts ist das XJnmittelbare; ein Aufgehobenesdagegen ist ein Vermitteltes, es ist das Nichtseyende, aber ais Rsultat, dasvon einem Seyn ausgegangen ist; es hat daher die Bestimmtheit, aus deres herkommt, noch an sich]. En el alemn corriente, segn Hegel, superar, aufheben, tiene un doble sentido : significa, por u na par te, almacenar,conservar, y, por otra parte, dejar cesar, poner fin a algo. Lo superado, ascomo lo concibe Hegel, equivale a algo almacenado, que slo ha perdidosu inmediatez sin ser negado 6 . Nicolai Hartmann, compaero de estudiosde Ortega en Marburgo (XII, 227), entiende que Hegel busca la absolutacerrazn del sistema. Necesita por tanto presentar las categoras en su vinculacin originaria, dejando surgir una de otra en una manera dialctica. Sepralas el principio de contradiccin o, mejor, la ndole analtica del pensar.Pero , para que se toquen y se impliquen, no pueden permanecer en la

    5 Ver nuestro Ortega y sus fuentes germnicas (Gredos, Madrid 1979); 'Ser y no-seren Platn, Hartmann y Ortega', Nueva Revista de F ilologia Hispnica, 28 (1980) 60-86;'La rebelin de las masas como antropologa', Aporia, 3 (1981) 5-22; 'El Unamuno casticista en Meditaciones del Quijote', Cuadernos Salmantinos de Filosofa, 10 (1983) 37-54;'Ortega's Critique of Method', Comparative Criticism, 6 (1984), 135-54; Nuevas fuentesgermn icas de Q u es filosofa? de O rtega (CSIC, Madrid 1984).6 Georg Wilhelm Friedrich Hege l, Wissenschaft der Logik. Erster Tl. Die objektiveLogik, 3 d., en Smtliche Werke, IV (Fr. Fromanns Verlag, Stuttgart 1958) 120 n.

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    190 Nelson R. Orringerhegeliana de la superacin. En 1920 combate Ortega la idea, aplicada en labiologa y en la historia de la cultura, de que cada nueva etapa de una evolucin destruye la anterior. Nada ms falso. Hegel vio muy bien que entodo lo vivo la idea o la carne superar es negar; pero negar es conservar. El siglo xx supera al xix en la medida que niega sus peculiaridades;pero esta negacin supone que el siglo pasado perdura dentro del actual,como el alimento en el estmago que lo digiere (II, 299). En el ensayo'Hegel y Amrica' (1928), donde Ortega persigue su inters por la historiade la cultura, interpreta la Filosofa de la historia universal de Hegel con laCiencia de la lgica a la vista. Como filsofo de la historia, Hegel parecea Ortega concebir la historia como un proceso sistemtico por medio delmal el Espritu, el Geist, llega al conocimiento de s mismo. Cada etapalo lleva a mayor claridad sobre su propia esencia, y las etapas se sucedenen una secuencia lgica. La Lgica de Hegel desarrolla este proceso ideal,que, de etapa en etapa, aclara ante s mismo, desvela y revela al Espritu.El concepto con que empezamos se perfecciona en otro; ste, a su vez, enotro , y as, sucesivamente, en cadena de diamante, en disciplina dialctica,que nos aprisiona, para al cabo dotarnos de suma libertad (II, 564). Celebra Ortega la estructura racional, la razn, que Hegel ha vislumbrado en lacadena de perodos histricos, en la cual cada eslabn, por su unicidad, cobrasu razn de ser, explicable an cuando ha contradicho al anterior (II, 565).Al decirlo en 1928, Ortega no olvida su obra El tema de nuestro tiempo(1923) , donde ha atribuido a su propia generacin la misin de polemizarcon las generaciones anteriores y de supeditar la razn a la vida, no la vidaa la razn (III, 151, 178). La polmica aqu recomendada no debe versecomo una ruptura con los mayores: al contrario, conserva los conceptos delas generaciones previas, slo variando la preferencia dada a cada u n o u .En la ltima poca de Ortega (1929-54), la idea de la superacin, dela Aufhebung, cobra mayor profundidad al entra r en contacto con la doctrinamadura, influida por Husserl y por Dilthey 12, de las ideas y creencias. EnQu es filosofa? (1929-30), obra de transicin entre las dos ltimas etapas

    11 J. Ma ras, Ortega. Circunstancia y vocacin, p. 119, sita a Ortega en la generacin cumulativa, no polmica de 1886. Sin embargo, cmo compaginar esta opinin1 )con la idea que M aras tiene d e Or teg a com o la superacin d e toda la filosofa alemana, y 2) con la idea que O rteg a expresa de s mismo como mie mb ro de un a g eneracinpolmica? Corrigiendo la nocin errnea de que la superacin equivale a la berwind-un g y examinando con mayor cuidado el aspecto conservador que toda polmica supone:con un enemigo absoluto, no cabra siquiera la discusin.12 En X II , 434 Ortega identifica a Hus serl como fuente de su doctrina de creencia;ve r Ideen za einer reinen Phnomenologie und phnomenologischen Philosophie, 3 ed.no modificada (M ax Niemey er, Halle a.d.S., 1928) 104-5, p p. 216-18. Pe ro la doctrinase enriquece cuando en 1928 lee Ortega Zur Weltanschauungslehre de Dilth ey: 'Ortegay Gasset 's Critique of Method', pp. 146-47. En el estudio presente, nos servimos tambinde E. Husserl , Logische Vntersuchungen, en Gesammelte Schriften, XV III -X IX/2 (Mar-t inus Nijhoff La Haya 1975-84), que en adelante van citadas entre parntesis en nuestrotexto, con nmero romano del tomo, captulo, prrafo y paginacin de la primera edicin.

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    Ortega, psiclogo y la superacin de sus maestros 191del autor 13, se repite el ideal hegeliano de la filosofa como pensamientointegral, que abarca todo el universo (VII, 337). El conocimiento del universo tiene por objeto el ser. Pero N. Hartmann recuerda a Ortega que elser es problema 14. De ah que para el Ortega maduro la filosofa consistaen el sistema de la problemtica universal (cf. VII, 335). Reconoce la necesidad de estudiar las metas y mtodos de los filsofos pasados con el finde evitar sus errores. Segn el clebre prlogo a la Historia de la filosofade Emile Brhier prlogo que aplica a la historia filosfica las doctrinasde Historia como sistema (1935), El tiempo de hoy reclama los tiemposanteriores, y por eso una filosofa es la verdadera, no cuando es definitivacosa inimaginable, sino cuando lleva en s , como visceras, las pretritasy descubre en stas el "progreso hacia ella misma". La filosofa es as Historia de la filosofa y viceversa (1942, VI, 418). El smil de las viscerasinsina en 1942, como antes en 1928, la idea de la Aufhebung, de la digestin de la cultura creada en el pasado y que sirve para alimentar al hombreactual. Para entender y digerir mejor las filosofas pretritas, advirtiendosus aciertos y sus errores, precisa convertirlas en problemas de historiografa.Hay que preguntar por sus presupuestos tcitos, reconstruir las situacionesconvencionales en que nacieron y las creencias que, a su vez, haban generado esas si tuaciones (1946, VIII, 494; 1946?, IX, 764). En resumen, laidea de la superacin, derivada de Hegel y modificada a lo largo de la produccin de Ortega, forma un presupuesto tcito de su obra. Constituye unade las dimensiones ms caractersticas de su pensamiento, prestndole sentido y facilitando su comprensin.

    I I .LA SUPERACIN DE NA TO RP Y EL TRANSITO HACIA HUSS ERLLa postura de Ortega en 1915 con respecto a su maestro Natorp ejemplifica su afn de superar la filosofa (de la psicologa) pasada. Pero si desde

    Hegel se ha concebido la superacin como un proceso, es por ello un movimiento, con su trmino a quo y su trmino ad quem. Aqu el trmino a quo,el punto de partida, es una aceptacin de la psicologa de Natorp por partede Ortega; y el trmino ad quem es la negacin, desde Husserl, de partede esa psicologa, conservando, sin embargo, las doctrinas de Natorp quepermiten a Ortega elaborar una ingenua fenomenologa de la psique humana.Estudiemos el proceso de superacin paso a paso, partiendo de la poca deMarburgo, acompaando a Ortega en su primer descubrimiento de Husserla travs de los escritos de Natorp y terminando nuestro examen con el anlisis de las Investigaciones psicolgicas.13 Como han visto C. Morn A rroyo, p. 140, y P. Cerezo, p . 307.14 Nicolai Hartmann, Grundzge einer Metaphysik der Erkenntnis, 4 ed. (Walterde Gruyter, Berlin 1949) p. 55; C. Morn Arroyo, p. 140, estudia la influencia de estelibro en Qu es filosofa? de Ortega.

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    192 Nelson R. OrringerDe las ideas del psiclogo Natorp, dice Ortega haberlas un da compartido (1915, XII, 358). Podemos documentar que Ortega las compartia

    en la medida que las comprenda entre 1910 y 1913. La psicologia deNatorp estudia toda vivencia, todo fenmeno presente en la conciencia yanterior a todo juicio u objetivacin del mismo. Pero Natorp ve todo fenmeno como bilateral, con un lado objetivo y otro subjetivo. El conocimientopleno exige la objetivacin total del fenmeno, seguida de la subjetivacincompleta. La objetivacin convierte el fenmeno psquico en un suceso natural, un llamado dato cientfico, que nada tiene, sin embargo, de inmediato:representa slo una construccin mental fabricada de la vivencia directa.La ciencia subjetiva o la psicologa invierte el proceso. Rastrea las construcciones mentales en las vivencias de las cuales han sido confeccionadas. Lareconstruccin de la vivencia inmediata exige una descripcin meticulosadel objeto bajo examen. La descripcin sirve de propedutica para la explicacin causal. Pero describir es definir lmites, es objetivar. De aqu la imposibilidad de alcanzar el dato inmediato de la conciencia; y de aqu lanecesidad de perseguirlo en aproximaciones lentas y penosas 15. En unescrito de 1910 Ortega aplica a San Pablo el proceso cognoscitivo postuladopor su maestro neokantiano en una manera que con toda probabilidad habraescandalizado al antimstico Natorp. Puesto que San Pablo no haba conocidoa Jess en persona, tuvo que recoger de otros los datos sobre El para inventar la primera teologa. En trminos filosficos, San Pablo, dice Ortega,objetiva a Jess. Despus, bien meditada esa teologa, hizo la reconstruccin de Jess hasta recibir la revelacin: camino de Damasco lleg a madurar la labor reconstructiva, que tiempo haca ocupaba la mente del apstol,y all, cerca de Dareya, a la hora de un medioda, consigui elevar los datossueltos a la unidad de un carcter, y, sbitamente, se le revel Jess en laperfeccin de su ser (I, 158).

    Si el joven Ortega comparte la epistemologa de Natorp, no asombraque estime la psicologa menos que otras ciencias. Es notorio que el neo-kantismo de Cohen sigue a Kant en tomar cmo las ciencias fundantes lalgica fisicomatemtica, la tica y la esttica, con la psicologa como la meracornisa de ese edificio de doctrinas. En el artculo 'Psicoanlisis, ciencia problemtica' (1911), Ortega presenta las matemticas y la fsica como disciplinas centrales y la psicoanlisis como una de tantas ciencias perifricas.Porque stas se desarrollan en contacto con el mito, un contenido mentalque pretende captar o explicar un problema sin liberarse lo suficiente de loespontneo, del afecto, de la emocin, de la sensacin. Con Cohen, aludidoen el texto, Ortega comprende el mito como el origen de la ciencia, comola cantera, por tanto, del futuro cientfico. Pero expone tambin los aspectospara l deficientes de la psicoanlisis en cuanto ciencia: dejando aparte sudependencia del subconsciente, carece de sistema y roza peligrosamente los

    15 Aq u resumimos Ortega y sus fuentes germnicas,p. 80.

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    Ortega, psiclogo y la superacin de sus maestros 193confines metafsicos de la psicologa (I, 218-20). En vista de estas reservas, derivadas del cientifismo antimetafsico y antimstico de Marburgo, resulta curiosa la extensin de la descripcin que Ortega nos da del contenidode la psicoanlisis. No convence su justificacin patritica, la idea de queEspaa, cultura enferma, necesita la teraputica de una sobrealimentacinideolgica (I , 218), y que por eso expone Ortega doctr inas tan problemticas como las freudianas. En realidad, le fascina la psicologa. Confrmalola presencia en su biblioteca personal de revistas alemanas de psicologaque suelen leer los especialistas 16. Tal vez sin darse plena cuenta, esperala ocasin para centrarse ms en esa ciencia.La oportunidad llega en 1912 con su descubrimiento de la fenomenologa de Husserl , prima philosophia que a partir de 1907 se basa en elestudio de la problemtica de la constitucin de la conciencia trascendental.No de Cohen aprende Ortega a apreciar a Husserl , s ino de Natorp. Cohenen su Lgica del conocimiento puro llama a la fenomenologa la nuevaEscolstica (die neue Scholastik), en el mejor caso una ontologia o unaprimera parte de la metafsica cuando no quiere ni debe ser una psicologa;porque exige un estudio del objeto como tal antes de permitir a la lgicasu independencia para estudiar su propio contenido (para Cohen, los problemas del conocimiento cientf ico)1 7. No; Ortega descubre a Husserl alleer la Psicologa general (1912) de Natorp, deseoso de aprovechar para supsicologa trascendental los aciertos de las Investigacion es lgicas. En 'Sobreel concepto de sensacin' (1913), donde Ortega publica por primera vezsobre la fenomenologa, insina la afinidad de Natorp a Husserl: ambosempiezan por defender una psicologa descriptiva, aunque Husserl despusde 1901 se arrepiente, distinguiendo su fenomenologa de la psicologa( I , 245, 253). En el conocido artculo 'Filosofa como ciencia rigurosa'(1911), espera en el rigor metdico de la fenomenologa como respuestaa la n ecesidad filosfica de la poca, la ne cesidad de u na cosm o visin 18.[Weltanschauungsnot]. Ortega, discpulo rebelde de Cohen, expresa la urgencia en trminos schopenhauerianos: Asistimos a un renacimiento de loque Schopenhauer l lamaba la "necesidad metafs ica" del hombre (1913,I, 244). Segn P. Cerezo (p. 208), las expectativas orteguianas en la fenomenologa estaban centradas en la restauracin del pensamiento metafs ico.El joven catedrtico de Metafsica, prohibido profesarla bajo el neokantismo,debi de experimentar un sentimiento de l iberacin al pasar del estudio dela psicologa de Natorp al examen de las Investigacion es lgicas de Husser l .

    Las relaciones entre Natorp y Husserl delatan una complejidad tal ,que merecen por su impacto decisivo en Ortega un examen detenido. Nonos dejemos engaar por la exageracin de Oesterreich, para quien, llegada16 Por ejemplo, Zeitschrift fr Psychologie und Physiologie der Sinnesorgane yArchiv fr die gesam te Psychologie.17 Logik der reinen Erkenntnis, p. 56.18 'Philosophie ais strenge Wissenschaft', Logos, 1 (1910-11) 335.

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    194 Nelson R. Orringerla fenomenologa, se hunde el neokantismo 19 . Los textos mismos debenguiarnos. Muestran en sucesivas ediciones, ya de la psicologa natorpiana, yade la lgica y de la metdica de Husserl, preguntas y respuestas, crticas ycambios de opinin Qu parte de este sutil intercambio lleg a la atencin de Ortega? Podemos precisarlo, contando con Iso Kern, el estudiosoms asiduo de ese dilogo, y que ha registrado no slo las publicaciones ensus varias ediciones, sino tambin la correspondencia entre Natorp y Husserly hasta las notas marginales que ha dejado ste en los trabajos psicolgicosde aqul. Sin preguntar con Kern por las similitudes y las divergencias hasta1915 de la psicologa de Natorp y la fenomenologa de Husserl, mal podremos definir con claridad la superacin orteguiana de Natorp.

    Si el movimiento fenomenolgico se ha presentado, sin fundamentoadecuado, como una tendencia antagnica al neokantismo, no carece deirona la vuelta a Kant hecha en torno a 1907 por el paladn de la fenomenologa. En Husserl, que desde 1897 ha mantenido correspondencia conNatorp, la relectura de Kant ha supuesto una crisis de conciencia, un cues-tionamiento de la propia capacidad para la filosofa, a la cual se haba aproximado desde las matemticas y la fsica. Bien se comprende la necesidadque senta Husserl de la aprobacin del amigo cmodamente instalado en laentonces prestigiosa Escuela de Marburgo. Husserl a menudo se congratulaba por sus supuestas coincidencias con Natorp. Cmo es posible que loslectores de Oesterrich hayan olvidado que, como apunta Kern 2 0 , Husserlcomo Natorp antes, para prestar autoridad a sus respectivas ciencias de lasubjetividad pura, apelan a la deduccin subjetiva que aparece en la primeraedicin de la Crtica de la razn pura? Natorp define su psicologa trascendental como la ciencia orientada hacia lo subjetivo como tal, en oposicina las dems ciencias, dirigidas todas hacia lo objetivo, lo natural. AsimismoHusserl concibe su fenomenologa, sobre todo a partir de 1907, como laciencia que exige la actitud fenomenolgica o trascendental, apuntada haciala subjetividad pura y distinta, por tanto, de la ciencia objetiva, mundana,que se vale de la actitud natural. Es verdad que, como hemos dicho, Natorpafirma la primaca y la prioridad de las ciencias objetivas frente a la subjetiva, mientras que Husserl considera la fenomenologa como la cienciaradical y primera. Las ciencias del objeto, sostiene Natorp, tienen que acotar,delimitar, definir los fenmenos de la experiencia, objetivndolos en conceptos y leyes antes que la psicologa pueda ponerse en marcha, reconstruyendo de estas objetividades las vivencias de donde ha procedido. Pero Kern(pp. 331-32) encuentra la discrepancia entre Natorp y Husserl ms aparenteque real. Qu se realiza con la objetivacin que tiene lugar en la gnoseologade Natorp? Los objetos de las ciencias naturales se convierten en proble-

    19 Cit. en J. M aras, Ortega. Circunstancia y vocacin,p. 104, repetido en P. Cerezo, p. 203.20 Husserl und Kant. Eine Untersucbung ber Husserls Verbltnis zu Kant unturn Neukantianismus (Martinus Nijhoff, La Haya 1964) p. 328 .

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    Ortega, psiclogo y la superacin de sus maestros 195mas para una nueva investigacin psicolgica. De manera anloga, la epojde Husserl, la puesta en parntesis de todas las ciencias naturales y lashumanas, las sita con un cambio de signo dentro del marco de la fenomenologa. Devienen problemas noemticos para la fenomenologa de la constitucin de la objetividad. La ciencia del objeto, para decirlo con Husserl,radica en la ontologia o, en el lxico de Natorp, en la lgica trascendental.De sta parte la ciencia del sujeto, y su tarea principal consiste para Natorpen el conocimiento de los contenidos de la conciencia, y para Husserl enla problemtica de la constitucin subjetiva.

    Aunque consciente del gran influjo de Natorp en Husserl, Kern losestudia con suficiente imparcialidad para sealar tambin sus diferencias.Husserl sostiene la posibilidad de elaborar, con tcnicas fenomenolgicas,una psicologa mundana posibil idad que ha de interesar a Ortega. Perosu maestro Natorp, ms escptico, ms leal al sistema de Cohen, cree queuna psicologa objetiva recae a la fuerza en la mera psicofsica, cuando noen la fisiologa. Como buen kantiano, no da la preferencia metafsica nial sujeto ni al objeto, sino los comprende como dos puntos de vista correlativos, sin que el uno ni el otro valga como el absoluto. Husserl, cartesiano, toma la conciencia como el absoluto. En un manuscrito sobre elmtodo de Natorp, la reconstruccin, indica la poca probabilidad de encontrar el absolutismo en su amigo neokantiano. Natorp basa su psicologaen dos presupuestos, que le sirven para tratar los problemas, pero que sesustraen al examen del psiclogo: el yo trascendental, constante centro dereferencia para la experiencia psquica, por un lado, y la Bewusstheit o con-cient ic idad21 , la referencia del contenido de la conciencia al yo, por otrolado. El mtodo trascendental de Natorp le veda el examen del yo puro yde la concienticidad, los cuales, sometidos al estudio, se desvaneceran convertidos en meras imgenes de s mismos, en objetos, ajenos a la subjetividad como tal. Pero Husserl, que frente al neokantismo busca una ciencialibre de presupuestos, de premisas no sujetas al escrutinio fenomenolgico,rechaza por varias razones los supuestos del psiclogo Natorp. En primerlugar, su principio de la evidencia inmediata, obtenida por la intuicin, lelleva a arremeter contra Natorp en la primera edicin de las Investigacioneslgicas por negar la posibilidad de encontrar el yo puro si de todos modosno es intuible, sino slo una vaca construccin mental. En la segundaedicin (1913), empero, guiado por su fenomenologa trascendental, Husserlse corrige, viendo el yo puro como aprehensible en la ejecucin de la evidencia del cogito. En cuanto a la concienticidad, advierte Kern (p. 365), Husserl la entiende mal. Supone errneamente que se trata de una referenciaa algo externo a la psique. Escribe al margen de su edicin de la Psicologageneral que la conciencia no es referencia, sino que se convierte en referenciaen la reflexin. De hecho la concienticidad de Natorp no pasa de ser una

    21 Aqu utilizamos el hermoso neologismo concienticidadinventado por Pedro Cerezo, p. 290, para traducir el neologismo Bewusstheit de Cohen y de Natorp.

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    196 Nelson R. Orringerrelacin a priori de los contenidos psquicos a un yo que, segn Kern, nihace ni padece ni se refiere a s mismo.

    En rigor, la mxima discrepancia entre Natorp y Husserl t iene que vercon sus ideas sobre el estudio de la movilidad concreta del sujeto. Ya en1888 Natorp dividi su psicologa en dos operaciones, las cuales en 1912,en parte para honrar a Husserl , aunque tambin en parte para cri t icarle ,el filsofo de Marburgo denomin la fenomenologa y la psicologa deldesarrollo de las unidades vivenciales. La fenomenologa la concibi comola descripcin de las configuraciones generales de la conciencia; la psicologaevolutiva de las vivencias, para completar la descripcin fenomenolgica,buscaba las causas de esas configuraciones en el devenir de los contenidospsquicos. La fenomenologa representaba el lado ntico o esttico de la psicologa; la psicologa del desarrollo vivencial, el lado dinmico o gentico.Natorp achacaba a la fenomenologa de Husserl un estatismo que l, consu operacin dinmica, intent corregir 22. Pese a este dinamismo psicolgico,como observa Kern (p. 363), el sujeto de todo ese movimiento es el yo engeneral, el yo puro, inasequible al psiclogo. La concienticidad, igualmenteinalcanzable, permanece uniforme en todo proceso psquico. La nica mutacin psquica tiene lugar en los contenidos de la conciencia (p. 356).

    Frente a estas doctrinas relativamente monocromticas, Husserl pretende describir con minuciosidad la variedad de los actos y los modos deser de la conciencia. Distingue tres significaciones del concepto de fenmenopsquico, veladas a Na tor p: 1) el fenm eno como vivencia conc reta; 2) elfenmeno en cuanto objeto que aparece como tal (sentido objetivo u objetointencional), y 3) el fenmeno com o sensacin, vale decir, como com pon entedel fenmeno en el primer sentido. Husserl, insiste Kern (p. 363), concibeel yo puro como a un sujeto individual, que vive en la multitud de susnoesis y convive con otras mnadas como l mismo. Busca Husserl innumerables modos donativos del yo, que no esquiva, como el yo puro de Natorp,la mirada del investigador. Acabamos de resumir la comparacin trazadapor Kern entre la psicologa de Natorp y la fenomenologa de Husserl, eliminando en nuestro resumen las partes de la comparacin que tratan cambiosde opinin posteriores a 1915, fecha de las Investigaciones psicolgicasde Ortega.

    Cmo reacciona l al dilogo entablado entre Natorp y Husserl ensus publicaciones? La respuesta se encuentra en el discurso Sensacin, construccin e intuicin (1913), indito hasta 1982; en la serie de artculos'Sobre el concepto de sensacin' (1913) y en el 'Ensayo de esttica a manera de prlogo' (1914). Recurdese, adems, que Ortega queda vivamenteimpresionado por la publicacin de las Ideas de Husserl en el primer Jahrbuch(1913) de la fenomenologa (1934, VIII, 43). Estos factores le inclinan a

    22 Kern, p. 340. Sobre los intentos de Husserl, hechos a partir de 1918, de corregirsu propio estatismo, ver Kern, pp. 345-56.

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    Ortega, psiclogo y la superacin de sus maestros 197favorecer la fenomenologa sin abandonar del todo el neokantismo. En 'Sensacin, construccin e intuicin' ofrece sus nociones del empirismo, del neo-kantismo y de la fenomenologa desde una perspectiva netamente kantianaEn 'Sobre el concepto de sensacin' se muestra dispuesto a abandonar elneokantismo marburgus por la fenomenologa de Husserl , aunque entrelneas insina ciertas reservas, aprendida de Natorp, con respecto a Husserl.Por ltimo, en el 'Ensayo de esttica a manera de prlogo' exterioriza esasreservas para crit icar el trascendentalismo de Huserl y de Natorp, a la vezque toma doctrinas de Husser para comenzar la elaboracin de una ingenuafenomenologa de la conciencia humana.

    1. 'Sensacin, construccin e intuicin'Del discurso de 1913 escribe J. Maras que Ortega examina las tresposiciones: emporista, neokantiana y fenomenolgica, y pone su esperanzaen la ltima, aunque no se adscribe sin ms a la posicin de Husserl(p . 387). Pedro Cerezo va ms lejos, descubriendo en ese discurso la clavede planteamientos orteguianos que van a reproducirse fielmente hasta elao 1915, en Investigaciones psicolgicas; (porque en 'Sensacin, construccin e intuicin' aparece una presentacin crtico/progresiva, casi de unaserie dialctica, en el sentido orteguiano, en el que cada paso remite al otro,por el que es superado, y en el ltimo se recupera con plenitud lo que sehaba sentado en el primero (p. 205). Quiere decir Cerezo que Ortegaacompaa a Husserl al comienzo en pedir que la filosofa sea la cienciasin supuestos (XII, 489), y que termina el discurso ofreciendo el intui-cionismo husserliano como el intento ms prometedor para acercar la fi losofa a ese ideal. Pero si Ortega concibe la superacin en el sentido quevenimos sosteniendo, conserva ms del neokantismo y, sobre todo, delde Natorp, de lo que han visto Maras y Cerezo. Presenta en efecto unaserie dialctica que pasa del empirismo al neokantismo y de ah a la feno

    menologa. Pero la superacin de un paso por el siguiente no implica lanegacin plena del primero, sino la conservacin de cuanto en l quedacompatible con el paso nuevo, para corroborar el avance. En concreto, Ortegacomprende el neokantismo como la superacin del empirismo, y la fenomenologa como la aspiracin a superar el neokantismo. El neokantismo suponela crt ica del empirismo, la fenomenologa la del neokantismo. Pero dentrode cada crtica se retiene lo que del movimiento criticado puede justificar lainnovacin del crt ico. Por eso, aunque partidario con Husserl de una cienciasin ms sup uestos que la evidencia inmed iata, Or tega no rechaza: 1) el antiem pirismo neo kan tiano, ni 2) el ideal neokantian o del conocim iento inmediato. Las dos actitudes informan la de Husserl. De hecho, en 'Sensacin,construccin e intuicin' la crt ica del empirismo se debe a los neokantianosCohen y Natorp; la cr t ica del neokantismo, a N. Hartmann, compaero deestudios de Ortega y a quien alude en el discurso (XII, 496); y el resto de

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    198 Nelson R. Orringerla obra proviene, como supone Cerezo, de Husserl, sin que falte la presencia de Kant.

    En 'Filosofa como ciencia rigurosa' Husserl pide una filosofa sin mssupuestos que las cosas mismas y los problemas a ellas anejos. Definela filosofa como una ciencia de comienzos autnticos o de orgenes, depi(iaTa 7CCCVT)V. La ciencia preocupada por lo radical tiene desde todopunto de vista que ser radical en su proceder (p. 340). [Wissenschaftvo n de n wah re n A nf ngen , vo n den Ur sp r ng en , von d en piSl(xaT(z jcvxwv.Die Wissenschaft vom Radikalen muss auch in ihrem Verhalten radikal seinund das in jeder Hinsicht]. Segn 'Sensacin, construccin e intuicin',la filosofa tiene que ganarse la vida desde la cuna. De aqu su radicalismo.No se le permite apoyarse en capital ni herencia alguna de certidumbres,de verdades adquiridas (XII, 489). Advirtase que Ortega se apoya aquen Ka nt , qu e en su Prolegomena desprecia el tan elogiado sentido comn, llamada a la opinin pblica, cuyo aplauso avergenza al filsofo consu razn crtica 23. As, pues, Ortega concibe la filosofa como lo contrariodel sentido comn, puesto que tiene que superar a la tradicin popular.Si hay que filosofar sin supuestos, el criterio del conocimiento ser unacto que por s mismo, sin referencia a instancias extrnsecas, dote a sucontenido del valor de una verdad. Ortega emplea el lenguaje de Husserlal equiparar ese acto con una funcin (XII, 489). Para util izar el lxicode las Ideas ( 86), se trata de los problemas funcionales de constituir elcampo objetivo de la conciencia. Los problemas se relacionan con las variedades de posibles experiencias de un solo objeto. Husserl quisiera investigar la capacidad de esas experiencias para rendir conocimiento simple eintuitivo (die schlichtanschauende Erkenntnis: 53, p. 376). En lasInvestigaciones lgicas (t . II , par. II , cap. 3 , 16, p . 597), ha presentadoel progreso del conocimiento como una ascensin por etapas que van desdela percepcin menos inmediata, menos plena del objeto hasta la intuicinsaturada del mismo. No obstante, Ortega dispone su propia escala defunciones cognoscitivas en un orden kantiano, pasando del extremo inferior de la pura recepcin del objeto hasta la espontaneidad del sujeto,ideal del conocimiento que desplaza al objeto (XII, 490). El empirismo deMach favorece la recepcin; el neokantismo, la espontaneidad; la fenomenologa, sntesis crtica del empirismo y del neokantismo, prefiere una receptividad sobremanera amplia.

    El tratamiento del empirismo en 'Sensacin, construccin e intuicin'muestra la influencia del neokantismo. Sin duda recuerda Ortega su lecturadel pargrafo sobre El sensualismo moderno y el positivismo en la Psicologa general de Natorp ( 8, p. 148), que ve a Avenarius, a Mach, a Schuppey a Ziehen como herederos de los errores cognoscitivos cometidos por los

    23 'Prolegomena zu einer jeden knftigen Metaphysik, die ais Wissenschaft wirdauftreten konnen', en Kant'sgesammelte Schrijten, herausg. Kniglich Preusischen Aka-demie der Wissenschaften, IV (Druck und Verlag von Georg Reimer, Berlin 1911) 259.

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    Ortega, psiclogo y la superacin de sus maestros 199sensualistas y los positivistas. Pierre Gassend, padre del sensualismo moderno , segn Natorp (p. 144), parte de la ecuacin ingenua de lo sensiblementeexperimentado con lo objetivo en s, [bei der naiven Gleichsetzung dessinnlich Erfahrenen mit dem an sich Gegenstndlichen]. Tropieza Gassendcon lo que Natorp llama la incomparable singularidad del hecho de la conciencia [die unvergleichliche Eigenheit der Tatsache des Bewusstseins],para el sensualista una rmora a las sensaciones. Hasta reconoce como unobstculo insalvable a la comprensin, la demostracin ms exacta y completa de las condiciones fisiolgicas de la sensacin, supuesto origen de laconciencia. Bien se comprende, pues, cmo el sensualismo riguroso verala sustancia pensante de Descartes como una inconsecuencia insufrible(p. 145). De manera anloga, el Mach de Ortega, como el Gassend deNatorp, no vacila en contraponer todas las funciones complejas que reunimos bajo los nombres de representar y pensar, como conocimientos derivados, a la sensacin, forma originaria en que el ser se da. A lo cual agregaOrtega una opinin que le identifica como discpulo de Natorp, propenso aponderar la conciencia activa como lo ms especfico del hombre. Si Machbusca la esencia del conocimiento en la sensacin, que es justo all dondeel hombre como agente desaparece, su modo de pensar caracteriza todoun ciclo europeo de desconfianza hacia el hombre, hacia lo especficamente humano (XII , 490) .

    Pero la refutacin ms decisiva del empirismo ocurre no en el planopsicolgico, sino en el de la epistemologa, donde Natorp sigue orientandoa Ortega. El autor de la Psicologia general ( 8, p. 147) concibe el principiodel conocimiento como la nica proposicin en que se deja aprehender elsentido ltimo del ser. O, para decirlo en los trminos husserlianos empleados por Ortega, no podemos llamar conocimiento sino a aquella funcinsubjetiva en que nos sea dado el ser mismo (XII, 491). El empirismo,el neokantismo y la fenomenologa todos parecen coincidir en esta posicin.Pero Ortega intenta mostrar la infidelidad del empirista Mach a esa actitudal tomar por el ser los contenidos de la pura sensacin. Segn Natorp (16,pp . 122-23), todo lo empricamente dado no es sino lo que se planteacomo problema. Hasta lo que llamamos la sensacin (Empfindung), obtenida mediante la abstraccin hasta las componentes elementales de la experiencia, es algo ms bien buscado que dado. El color, el sonido son presentaciones de objetos para una concepcin limitada y especfica que las hadeterminado de esta manera segn la necesidad de las leyes que ella supone.Decan los antiguos, nos recuerda Natorp ( 13, pp. 116-17), que la teoratiene que salvar las apariencias, lo cual significa que, a travs de una construccin terica [durch eine theoretische Konstruktion], el fenmeno nopuede negarse, sino que se conserva intacto de tal manera, que de los presupuestos de la teora surja la necesidad de ese fenmeno. Por eso la cienciano sostiene la existencia objetiva de un color, sino su apariencia especficabajo tales y tales condiciones objetivamente definidas (de manera fsica y

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    2 Nelson R. Orringerfisiolgica) [unter den und den, objetik (physikalisch y physiologisch)definierten Bedingungen]. Ortega, en su crt ica a Mach, reproduce el pensamiento de Natorp:Para aislar un puro sonido necesitamos de los mtodos fsicos y fisiolgicos, y de todo el aparato reflexivo de la introspeccin. De suerteque el puro sonido y la pura sensacin, lejos de sernos dados, son construcciones de la ciencia sistemtica. Llegamos hasta ellos, no slo alcabo de la actuacin cientfica, sino que, una vez hallados, no podemos separarlos de sta y considerarlos como una posesin definitivaindependientemente del proceso por que hemos llegado a ellas(XII , 491) .

    El empirismo de Mach concibe el ser como el puro ser sensible. Alhacerlo, subordina al ser el proceso de conocerlo. Sin embargo, en un resumen de un curso de Lgica dictado por Natorp en 1904 24, ha ledo Ortegaque , para que el ser sea cognoscible, para que la tarea de conocerlo tengasentido, el ser t iene que dejarse pensar. Es corriente suponer que el ser puedeser dado en la percepcin independiente de todo pensar. Pero la percepcinno rinde conocimiento sin pasar antes al pensamiento. Por otra parte, tampoco concurre Natorp con lo que llama el idealismo subjetivo, que supedita el ser al conocimiento, reduciendo el mundo del objeto a la representacin de la conciencia. En primer lugar, el pensar pone su contenido deuna manera objetiva, vlida no para una conciencia concreta, sino para unaconciencia pensante en general; en segundo lugar, todo concepto de objetodepende de la posicin de anemano en el pensar (die Setzung im Denkeners t) , por lo cual no cabe imaginar una contraposicin di sujeto y del objetoprevia al conocimiento, ni atribuir al conocimiento una subjetividad queexcluya lo objetivo; en tercer lugar, ni el sujeto es anterior al objeto, ni elobjeto al sujeto, sino cada uno constituye en el conocimiento el correlatonecesario del otro (pp. 6-7). Ortega, que emplea el lenguaje de Natorp,esgrima contra Mach todos los argumentos del maestro salvo uno, el quealude a la conciencia en general (Bewusstsein berhaupt) y que puedeapuntar a un resto de idealismo subjetivista en el pensador neokantiano(XII , 492) .

    Despus de hacer refutacin tan meticulosa del empirismo manejandolas armas del neokantismo marburgus, Ortega expone la gnoseologa deCohen y de Natorp con muchas de las mismas doctrinas: su idealismocientfico remonta a la concepcin platnica de salvar las aparienciaspor medio de hiptesis, pues lo sensible forma slo un problema terico,nunca un dato, y cobra un valor especfico al entrar en una deduccin desdelos principios de la fsica (XII, 495). A estas doctrinas, que proceden inme-24 Logik (Grundlegung und logischer Aufbau der Mathem atik und mathem atischenNaturwissenschaft), en Leitstzen zu akademischen Vorlesungen (N. G. Elwert'sche Ver-lagsbuchhandlung, Marburgo 1904) p. 4, con subrayados escritos a mano por Ortega.

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    Ortega, psiclogo y la superacin de sus maestros 201diatamente de Natorp, aade Ortega otras derivadas de la Lgica del conocimiento puro (1902) de Cohen: la ruptura con el poco sensismo que enKant permanece; el conocimiento como Idea pura, no como proceso; laidentidad del pensar y del ser en el conocimiento puro; la actualizacindel conocimiento en el individuo como la actuacin de todas las partes desu conciencia; la unidad del pensar como criterio del ser y del conocer ala par 2 5 . Varias veces alude Ortega a Cohen durante esta exposicin desus ideas (XII, 493, 496), y conviene no repetirlas aqu, sino pasar a lacrtica que hace Ortega de sus maestros.

    Crtica que, en honor de la verdad, carece de la meticulosidad de surefutacin del empirismo. Espiga Ortega de Hartmann dos reparos sobre elmtodo trascendental, dejando intacto el resto de la doctrina neokantiana.Critica: 1) el pu nto de partida neo kan tiano en un problem a terico , y 2) apoca radicalidad del constructivismo. En rigor, ninguna de las dos objeciones ofrece una solucin que satisfaga a Ortega a la hora de escribir, aunque la segunda le parece ms grave que la primera, debido a la influenciade Husserl. En la lgica busca Cohen la identidad del pensar y del ser.Sustantiva el verbo pensar, denken, para corresponder a lo que Kant l lamalas condiciones de la posibilidad de la experiencia cognoscitiva; el serequivale en Cohen a las kantianas condiciones de la posibilidad de losobjetos de la experiencia. Los principios de la lgica, pues, tienen quepresentar la ecuacin de las dos especies de condiciones. Pero Hartmannadvierte que los principios lgicos, que ponen el pensar y el ser en unarelacin de igualdad, difieren de los dos entes igualados. El pensar, limit ado , pretende sobrepasar a su lmite y llegar al ser. El ser, a su vez, quedams all de ese lmite como un ideal infinito, un problemo eterno. Parapasar de un problema a un objeto determinado, segn Hartmann, hay quediscubrir qu lo determina, y cules son sus leyes o principios, en suma,las condiciones anteceden al objeto problemtico. Pero, no ha partido elproceso cognoscitivo del problema? Luego toda esta metdica resulta enun retroceso. Lo primero para la lgica constituye lo posterior para el conocimiento 26.El mtodo trascendental, opina Hartmann (p. 32), acepta sus problemas como un hecho y justifica su actitud apuntando a la irrefutable existencia de los problemas en las esferas determinadas del saber. Firme en suunivocidad y unilateralidad, hace lo necesario para l. Llega al lmite desu competencia al reconocer que todo saber supone de antemano una determinacin. En concreto, ese mtodo se basa en los resultados de las ciencias

    25 Para la crtica a Ka nt, ver H . Co hen, Logik der reinen Erkenntnis, p . 12; sobreel conocimiento como meta, no como actividad: p. 29; sobre la identidad del pensar ydel ser: p. 15; sobre el conocimiento como la actividad de todo el individuo: pp. 3-4;sobre la unidad del pensar; p. 69.26 Nicolai Ha rtm ann , 'Systematische M tho de', en Kleinere Schriften (Walter deGruyter & Co., Berlin 1958) pp. 28-29.

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    2 2 Nelson R. Orringerparticulares. De ah que sus problemas contenga ya determinaciones. Lasciencias, a su vez, al formar sus principios, operan con el mismo mtodoretrocesivo. En la busca de determinaciones, parten de objetos problemticosy, por ello, de algn modo previamente determinados. Cuentan, en el fondo,con principios filosficos. Ofrece Hartmann el ejemplo de la mecnica, quedepende de la ley de la causalidad, categora filosfica. El retroceso metdico que observa Hartmann en la filosofa y en las ciencias forman unproceso de ascensin cuyos momentos inferiores o puntos de partida hancontenido en s mismos determinaciones anteriores. La pregunta por la presencia de los problemas, por mucho que la persigamos hacia atrs, nodesaparece nunca.

    La proximidad de Ortega a Hartmann, ci tado en su texto (XII, 496,n. 1), salta a la vista, aunque ha sometido las ideas de Hartmann a unaextrema condensacin. Por eso omite la nocin fundamental del mtodo deCohen como un retroceso necesario desde el problema hasta el principio.Concede con Hartmann la necesidad metdica de partir siempre de unproblema, y en sus propias obras comienza con la aporia 2 7 . Pero sigue aHartmann al sealar la determinacin que contiene todo problema, juntocon la imposibilidad de aislar el problema originario. Con Hartmann sitatodos los problemas del conocimiento en una serie progresiva, si bien suabreviacin de las ideas de Hartmann le obliga a ver cada miembro de laserie tan slo como la solucin del problema anterior, como si no representara, a la vez, un retroceso en su propio planteamiento. De hecho, todoindica que Ortega admite la inconsecuencia metdica de Cohen con menosreservas que Hartmann. Pese a su mtodo, su epistemologa, escribe Ortega(XII, 497), de todos modos acierta a ver el conocimiento como una construccin, problemtica a fuer de tal.

    Ortega pasa a su segunda objecin cuestionando si la construccin, dadasu problematicidad, es suficiente para constituir el conocimiento. Ha ledoen Hartmann (p. 41) que el mtodo trascendental no brinda ninguna fun-damentacin segura de las categoras en l inferidas, que permanecen hipotticas, sin plena certeza. Por eso pregunta Ortega si bastan las determinaciones tericas segn puntos de vista hipotticos para conocer algo (XII,497) . El principio y el objeto, vinculados en una correlacin insoluble, segnHartmann (p. 29), forman los dos polos del conocimiento, y aunque elmtodo no agota su esencia, el objeto, razona Hartmann, t iene que ser enalgn sentido dado, o el mtodo trascendental no podra partir de l yconvertirlo en problema. Y, si el objeto es dado en una correlacin conel principio, ste t iene que ser dado con aqul. La objetividad supone unadeterminacin, obra de los principios (p . 31). Ortega repite las ideas deHartmann, sirvindose del lenguaje de Husserl: el objeto y el principio,antes del conocimiento, tienen previamente que hallarse de alguna manera

    27 Ver 'Ortega's Critique of M etho d', pp . 137-39.

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    2 4 Nelson R. Orringerpuestos que en estudios parciales, sin parejo hoy por su precisin y funda-mental idad, viene preparando Edmundo Husserl (XII, 499). En 'Sensacin, construcin e intuicin', pues, no ocurre una superacin de Marburgo,aunque Ortega la prev desde dentro de su neokantismo. La mayora desus doctrinas proviene del lgico Cohen y del psiclogo Natorp. El contrastede la pasividad de las epistemologas de Mach y de Husserl con el activismode la neokantiana procede, en ltima instancia, de la doctrina de la apercepcin aprendida en el mismo Kant (XII, 478).

    2. 'Sobre el concepto de sensacin'Frente a los discpulos de Ortega, Pedro Cerezo recalca el hecho de

    que Ortega no da pasos precipitados hacia la madurez filosfica. Si en 'Sensacin, construccin e intuicin' parece saborear la proximidad de una superacin del neokantismo, en 'Sobre el concepto de sensacin' critica un aspectode la psicologa de Natorp sin abandonarla, y expone al pblico espaol lavirtualidad de la fenomenologa para el estudio de la conciencia. De hechola recensin de la disertacin del fenomenlogo Heinrich Hofmann slosirve de pretexto para que Ortega desvele a sus lectores el mtodo de Husserl,maestro de Hofmann. Pero sera excesivo leer entre lneas una adhesinfirme a las tesis husserlianas aqu expuestas 28. Aunque Ortega contina lacrtica del constructivismo neokantiano iniciada en 'Sensacin, construccine intuicin', recoge de Natorp una crt ica de su rival Wilhelm Wundt, yhasta se sirve, en la exposicin de Husserl, de ciertas formulaciones caractersticas de la psicologa de Natorp.El mtodo de Husserl interesa a Ortega sobre todo a la hora de escribir. Por ello elige resear la disertacin de Hofmann como un ejemplo grfico de la descripcin fenomenolgica, aplicada al fenmeno de la sensacin.La disertacin en s no la estima Ortega como un trabajo acabado: escribeque, si su autor se propone aclarar el concepto de sensacin, su empeoqueda en el aire (I, 257). Con todo, Hofmann ataca la psicologa gen

    tica y explicativa, y permite que Ortega extienda el ataque a la psicologade Natorp. La psicologa gentica, sostiene Hofmann 2 9 , investiga la vidapsquica del adulto como algo desarrollado segn leyes determinadas y originado de supuestas formas embrionarias. As Ebbinghaus define la sensacincomo un contenido de la conciencia imposible de encontrar en el individuomaduro. Su investigacin, significativa para la psicologa gentica, carece deimportancia para la psicologa puramente descriptiva. Porque la sensacindefinida por Ebbinghaus no puede presentarse de manera inmediata a laconciencia del psiclogo, sino que las determinaciones de esa sensacin quedan planteadas como un problema para la descripcin, como una x o con-28 Cf. P . Cerezo , p . 210 , n. 54.29 'Untersuchungen ber den Empfindungsbegriff , Archiv fr die gesamte Psychologie, 26 (1913) 20.

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    Ortega, psiclogo y la superacin de sus maestros 205cepto lmite nunca alcanzable. Entre parntesis comenta Ortega: Es curioso,no obstante, que el defensor ms extremo de la psicologa puramente descriptiva Natorp se acogiera a un concepto parecido de sensacin ensu Introduccin a la Psicologa de 1888. Yo espero que la nueva edicin,cuyo segundo tomo an no ha aparecido, ofrezca en cierto modo una rectificacin (I, 245).Precisemos: aunque Ortega mienta la edicin de 1888, maneja tambinla de 1912. El segundo tomo de esta edicin, que es la Psicologa general,nunca ha de salir impreso. El primero y nico tomo repite (pp. 122-23) laidea gentica de sensacin que figura en la edicin de 1888. Adems, Ortegaexagera la defensa natorpiana de la descripcin. La exageracin muestra noslo una voluntad de superar a Natorp, sino tambin una incomprensinde su mtodo. Al fin y al cabo, si su amigo Husserl, como hemos visto,ha tenido dificultades de interpretacin, no sorprende el error de su discpulo espaol. La psicologa de Natorp, conviene repetirlo, tanto en 1888como en 1912, empieza con una parte descriptiva o fenomenolgica y pasaa una parte causal o gentica. Pero ya en 1888 (p. 92) escribi Natorpque describir significa determinar, y determinar objetivar, formar una construccin elemental. Concurri con Platn al definir lo sensible como lo ilimitado, que cuenta ante todo con el concepto para limitarlo (p. 84). La misinde la psicologa consiste en la reconstruccin de lo inmediato, empresaimposible. El psiclogo debe partir de un objeto, una construccin, y rastrearlo en la vivencia psquica que le dio origen. La reconstruccin, pues,depende de la construccin previa del objeto. No significa sino el camino deregreso al sujeto, y corresponde, a cada paso, a la construccin que sirvide punto de partida. Ortega ha ledo esta doctrina de Natorp en el resumen de su curso de 1904 sobre la psicologa general. Al pie de la pginaque expone la idea, hemos visto la pregunta siguiente, escrita en el puoy letra de Ortega: O ser al cabo toda Re-construccin construccin? 3 0 .Si hubiera comprendido la psicologa de Natorp, no habra tenido que preguntar, sino que habra sabido la respuesta de Natorp: idealmente, no; dehecho, s . Para Natorp la subjetivacin pura de un fenmeno, as como suobjetivacin plena, es un concepto lmite, un Grenzbegriff. Bien lo expresaNatorp en su Psicologa general de 1912 (p. 199): A la reconstruccin delo inmediato en la conciencia pertenece la alusin a este ltimo algo, dehecho lo ms inmediato, pero precisamente por ello nunca presentable deuna manera completa a travs de todas las infinitas mediaciones. [ZurRekonstrukt ion des Unmit telbaren im Bewusstsein gehrt noch der Hinweisauf dies Letzte, in der Tat Unmittelbarste, aber eben darum durch alieunendlichen Vermittlungen doch nie erschpfend Darstellbare]. El ltimoalgo equivale al camino, no a la meta de la reconstruccin.

    30 Allgemeine Psychologie,en Leitsatzen zu a kademischen Vorlesungen (N. G. Els-wert'sche Verlagsbuchhandlung, Marburgo 1904) p. 8.

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    206 Nelson R. OrringerPese a las correlaciones, mal entendidas por Ortega, entre el procesode la construccin y el de la reconstruccin, entre la objetivacin y la sub-jetivacin, Natorp se atiene a la distincin entre ellas. En la I'sicologa general (pp. 262-70) critica a Wilhelm Wundt por su monismo de ltima hora.Su psicologa fisiolgica de 1874 parece a Natorp oscilar entre fisiologay psicologa sin decidirse por ninguna de las dos. Puesto que no diferenciael mtodo de las ciencias naturales del mtodo de la psicologa, se sirve porlo pronto de la construccin. Wundt, informa Natorp, aboga por la observacin, por el experimento, por el anlisis de los sucesos complejos, la demostracin de sus conexiones y la investigacin de las leyes que las efectan.Pero el conocimiento de leyes, segn Natorp, implica la construccin terica,la abstraccin, el alejamiento de la experiencia inmediata, que es objeto dela psicologa. As se hunde la divisin entre lo subjetivo, experimentado demodo directo, y lo objetivo, experimentado de manera mediata. RecalcaNatorp la nocin wundtiana de causa psquica, que contradice la renunciaideal a toda construccin hipottica. Si la psicologa debe ocuparse de larealidad ltima del acontecer psquico, se aleja de la formacin de una causa,doctrina metafsica.Al leer en laPsicologa generalde Natorp esta crtica de W un dt, Ortegaen 'Sobre el concepto de sensacin' puede achacar a la psicologa de su pocay, sobre todo, a la de Wundt una falta de pulcritud mental, una propensina combinar dos ciencias muy diversas: una trata de describir y clasificarlos fenmenos de conciencia, otra de construir causalmente el mundo psquico . La diferencia de ambas es faltai, si de su diferenciacin no se hace unacuestin formal. Los conceptos psicolgicos primarios son intransferiblesde la una a la otra, y cuando sto se olvida, pierden todo valor y precisin(I , 245). Esta polmica con Wundt falta en la disertacin de HeinrichHofmann, se insina entre lneas en otra parte de la recensin de Hofmannhecha por Ortega 3 1 y ha de recibir dos aos despus un desarrollo mspleno en las Investigaciones psicolgicas (X II , 365). Entre tanto, dada lacomprensin imperfecta que tiene Ortega del mtodo de la reconstruccinde Natorp, toma su crtica de Wundt por una defensa extrema de la psicologa descriptiva, que el supuesto defensor no siempre practica. Esta impresin equivocada sin duda ayuda a abrir a Ortega al influjo de Husserl,ms preciso que Natorp en su terminologa.Por eso en 'Sobre el concepto de sensacin' escribe Ortega de la fenomenologa husserliana que merece la pena de que expongamos y discutamossu mtodo (I, 247). A nuestro juicio, el hecho de ver el mtodo como dignode discusin indica la voluntad de Ortega de mantenerse an a cierta dis-

    31 Por ejemplo, en I, 246 escribe Orteg a: Aparte de ciertas dificultades internasa la concepcin de los elementos psquicos sustentados por el famoso psiclogo [Wundt]que segn mostrar en otro lugar son mayores que las que encuentra Hofmann, essabido que aqueja a la exposicin de Wundt bajo aparente claridad una grave imprecisin de fondo.

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    Ortega, psiclogo y la superacin de sus maestros 2 7tancia de l. Y eso a pesar de su anunciado intento de practicarlo en mediode su recensin de Hofmann (I, 249). Al fin y al cabo, no ha ledo enlas Ideas ( 50, p. 94) que en la actitud natural en que ejecutamos todoslos actos conscientes, vivimos de modo ingenuo en nuestro percibir y experimentar, mientras que en la actitud fenomenolgica, en vez de ejecutarde manera ingenua los actos pertenecientes a la conciencia que constituyela naturaleza ... actos que tienen tesis trascendentales; y en vez de dejarnosdeterminar por las motivaciones que en ellos se encuentran para que adoptemos tesis trascendentes cada vez nuevas, ponemos fuera de accin todasestas tesis, las actuales y las potenciales, no participamos en ellas; dirigimosnuestra mirada que aprehende e investiga teoras hacia la conciencia puraen su propio ser absoluto? [A nstatt die zum naturk onstituieren den Be-wusstsein gehrigen Akte .. . mit ihren transzendenten Thesen in naiverWeize zu vollziehen und uns durch die in ihnen liegenden Motivationen zuimmer neuen transzendenten Thesen bestimmen zu lassen setzen wir alldiese Thesen, die aktuellen und im voraus die potenziellen 'ausser Aktion',wir machen sie nicht mit; unseren erfassenden und theoretisch forschendenBlick richten wir auf das reine Bewu sstsein in seinem absoluten Eigensein].El mismo Ortega explica que nuestra conciencia, en lugar de vivir en lacontemplacin del objeto sensible, se ocupa en contemplar su percepcinmisma (I, 252). De modo que teorizar significa no comprometerse, y Ortegamantendr esta actitud hasta el fin de su carrera filosfica (1947, VIII,306) . Pero el momento de estrenar semejante postura, de intentarla porprimera vez, debi de ponerle en guardia contra un exceso de seriedad. Mxim e, si la fenomenologa dice suspender todos supuestos, todas interpretaciones recibidas ... pero las fenomenlogos mismos, lejos de describir lasvivencias de la conciencia pura en toda su inmediatez, escriben influidospor sus lecturas. Ortega lo comenta en el caso de Heinrich Hofmann: setrata de un discpulo de Husserl, comprometido, por tanto, a proceder conun extremo empirismo (I, 246). Y, sin embargo, al l legar a tocar untema ... muy discutible como es la teora de los colores simples, Hofmann,observa Ortega, se ha dejado influir mucho por los trabajos admirables deJaensch y Katz y slo ha citado al segundo (I, 247). El hecho no deja desorprender a Ortega. La prueba ms contundente aparece al final de lasInvestigaciones psicolgicas, donde Ortega escribe del autor de las Investigaciones lgicas, Aunque Husserl sea poco amigo de citar a sus predecesores vivos, tengo que advertir que las principales distinciones en que sutrabajo se funda estn ya en un artculo de Marty publicado en 1884 (XII,451) . El mismo Ortega decide participar con irona? en el juego. Cuando practica la fenomenologa en 'Sobre el concepto de sensacin', busca laesencia del fenmeno del juicio, y cuenta, sin citarle, con el Husserl de lasIdeas 32. No comprometindose a aceptar de manera ingenua las teoras de

    32 Ideen, 94, pp. 194-97.

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    2 8 Nelson R. OrringerHusserl, est en trance de superarle, y la superacin, como ya hemos visto( 1), es un concepto aprendido en Marburgo el cual supone un trato mediatizado con la realidad cotidiana.Ortega deja bien sentado el hecho de la mediatizacin al examinar en'Sobre el concepto de sensacin' la nocin de la conciencia. Cmo suponerleconvencido de esa nocin si , por una parte, sabe que el problema de la conciencia forma el punto de partida del psiclogo Natorp y si , por otra parte,sigue insistiendo en afil iar la nocin expuesta a Husserl? La exposicin vieneen lo que llama Ortega una brevsima indicacin de lo que entendemos,siguiendo a Husserl, por fenomenologa (I , 255 , con subrayados nuestros).Aqu expone lo que Husserl comprende por Bew usstsein von, concienciade , reconocido por Ortega como un trmino (I , 254) de Husserl . Untrmino para el Ortega maduro consiste en un pensamiento en cuanto acotado por el pensador (1947, VIII, 102): en lo intuido, nuestra atencinfija uno o varios elementos, es decir, se fija en cada uno de ellos. Luegonuestra mente abstrae de todo lo dems que en lo intuido hay, y extrae loselementos fijados, dejando el resto. El concepto es as extracto de la intuicin (VIII, 100-1). Segn las Investigaciones lgicas ( tom. I I , Inv . I I ,cap. 2, 9, p. 132), El pensar universal, que se ejecuta en significacionesuniversales, presupone, pues, que tenemos la capacidad para la abstraccin,v. gr., la capacidad para separar ideas parciales y de una nota aislada, delas cosas fenomnicas dadas como complejos de notas, para anudar esasideas y formar de ellas palabras como sus significaciones universales. [Dasallgemeine Denken, das sich in allgemeinen Bedeuntungen vollzieht, setztalso voraus, dass wir die Fhigkeit der Abstraktion hab en, d. h. die Fhig-kei t , von den phnomenalen Dingen, die uns ais Merkmalkomplexionengegeben sind, partiale Ideen, Ideen einzelner Merkmale, abzutrennen undsie an Worte als deren allgemeine Bedeutungen anzuknpfen]. Esta teorade la abstraccin pasa al vocabulario de trminos filosficos que Ortega empieza a redactar en torno a 1915 (XII, 334, 460). Luego podemos suponerla teora vigente ya en 1913 cuando escribe 'Sobre el concepto de sensacin'.Si existe, pues, una inadecuacin entre nuestra intuicin de algo y nuestrotrmino de lo mismo, cuanto ms complejos el objeto intuido y la intuicin,tanto menos adecuado el trmino. Por eso, si Ortega puede aceptar la teorahusserliana de la abstraccin, cuyo objeto (una serie de actos intencionales)no le plantea problemas algunos, no tenemos derecho a suponer su aceptacin incondicional del concepto que lee en Husserl de la conciencia absoluta, para los neokantianos un problema infinito. Todava en 1916, en laltima leccin de las Investigaciones psicolgicas (XII , 451) , Ortga rep i tela tesis de Natorp, segn la cual la conciencia, lejos de ser un dato, surgecomo un problema: Mi conciencia no me es en ningn modo dada. Parahallarla necesito desarticular reflexivamente el objeto visto, analizarlo, atomizarlo y slo como ltimo resto de esa atomizacin, por tanto, como algoabstracto, encuentro aquellas sensaciones mas con las cuales o en las cuales

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    Ortega, psiclogo y la superacin de sus maestros 209vi el objeto 33. No dudamos que Ortega deriva su metfora de la concienciacomo ltimo resto del concepto, expuesto en las Ideas ( 49, p. 91), dela conciencia absoluta como residuo de la aniquilacin mundial. [Dasabsolute Bewusstsein ais Residuum der Weltvernichtung]. En la reduccin fenomenolgica, todo m enos la conciencia pura sucum be a la epoj.La conciencia pura, criticada como abstraccin en 1916, ya en 1913 ha sidotratada como tal, reducida a un trmino tcnico.Y la cuidadosa comparacin de este tratamiento con su fuente muestraque Ortega insina entre lneas sutiles reservas. En un prrafo de las Ideas( 53, p. 103) donde Husserl analiza las realidades animales y las vivenciasanmicas, formula una paradoja, que pasa modificada al texto de Ortega:Por una parte, la conciencia debe ser lo Absoluto, en que se constituyetodo lo trascendente, por tanto, en ltima instancia, el entero mundo psico-fsico; y, por otra parte, la conciencia debe ser un suceso real y subalternodentro de este mundo, [einerseits sol das Bewusstsein das Absolute sein,in dem sioh alies Transzendente, also schliesslich doch die ganze psychophy-sische Welt ' konstituiert , und andererseits sol das Bewusstsein ein unter-geordnetes reales Vorkomm nis innerhalb dieser Welt sein]. As. pues, Ortegaescribe: Con efecto, por conciencia entendemos aquella instancia definitivaen que de una u otra manera se constituye el ser de los objetos. Pero tambin ha dicho que, al calificar la conciencia de humana, indicamos unaprudente intencin limitativa, que falta si se habla simpliciter de "conciencia". Si Husserl emplea el concepto de conciencia en un sentido ilimitadoy absoluto, segn la adjetivacin de Ortega, no podemos inferir una imprudencia por parte del fenomenlogo? Desde luego, al entender por laspalabras conciencia = lo il imitado) y humana (=lo limitado) lo mismoque Husserl, Ortega reconoce que la expresin conciencia humana encierrauna contradiccin. Pero, a qu costa sacrificamos la humanidad de la conciencia en aras de la lgica? El precio es la cosificacin de la conciencia.Comparemos otra vez los pasajes influyentes de Husserl con los influidosde Ortega para notar cmo ste ha deslizado entre lneas el reparo indicado.En la Psicologa general de Natorp (p. 281), tanto Husserl como Ortegahan ledo una objecin parecida, dirigida al autor de las Investigacioneslgicas: Segn Husserl, la subjetividad es patentemente una segunda objetividad, que suele juzgarse homognea y coordinada de acuerdo a la primera.Pero precisamente eso es lo que no puedo reconocer como exacto. Hay laobjetividad y hay su revs, la subjetividad, pero no una segunda objetividad, la de los actos conscientes. [Nach Husserl ist die Subjektivittoffenbar eine zweite Objektivitt, der ersten, gewhnlich gemeinten glei-chartig und koordiniert. Das aber ist es gerade, was ich nicht ais richtigerkennen kann. Es gibt die Objetivitt, und gibt, ais ihre Gegenseite, dieSubjektivitt; nicht aber noch eine zweite Objektivitt: die der Bewusst-

    33 Sobre la tesis de Natorp, ver Ortega y sus fuentesgermnicas, pp. 81-89.4

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    210 Nelson R. Orringerseinsakte]. A esta objecin parece responder Husserl en las Ideas ( 49,p. 93): Ser inmanente o absoluto y ser transcendente significan, es cierto,"siendo", "objeto", y tienen los dos su contenido objetivo y determinante;pero tambin es evidente que lo que en cada lado pasa por objeto y pordeterminacin objetiva, slo lleva el mismo nombre segn vacas categoraslgicas. [Immanentes oder absolutes Sein und transzendentes Sein heisstzwar beides 'seiend', 'Gegenstand', und hat zwar beides seinen gegenstnd-lichen Bestimmungsgehalt; evident is aber, dass, was da beiderseits Gegenstand und gegenistndliche Bestimmung heisst, nur nach den leeren logischenKategorien gleich genannt ist]. El ser trascendente, contina Husserl, semanifiesta en perspectivas limitadas, sin entregarse de manera absoluta, sinode modo contingente y relativo. El ser inmanente, por el contrario, es necesario y absoluto. Veamos, sin embargo, cmo Ortega expone esta doctrinade Husserl, y cmo la matiza de tal forma, que lo que salta a la vista sean:1) la fra logicidad de H usserl, y 2) su cosificacin de la conciencia:

    Si nuestro inters, como acontece en todo linaje del positivismo, alhablar de "conciencia humana" consiste en limitar estrictamente lacalidad del se r y del no ser, reducindolos a perfectas relatividades,necesitamos que por lo menos el objeto limitante, aquel en que envolvemos todos los dems para mediatizarlos, no sea a su vez un serrelativo y de calidad limitada. De modo que el ms extremo relativismoy antropologismo exige un sentido del trmino conciencia, ilimitado yabsoluto prueba de la contradiccin ntima en que viven aqullos,dentro del cual se constituya, como un objeto entre otros, el objeto"conciencia humana" (I, 254).Este pensamiento, ledo con cuidado, se revela como una llamada a laprudencia, a la moderacin. Ortega identifica su inters como fruto de unaherencia positivista, porque desea estudiar como los psiclogos positivistasla conciencia humana. Pero se separa de aquellos positivistas que llegan alextremo de negar una realidad absoluta dentro de la cual ha de aparecerla realidad relativa que es la psique del hombre. Por otra parte, le satisface a Ortega plenamente la realidad absoluta elegida por Husserl? En lasInvestigaciones lgicas ha ledo la crtica del relativismo y del antropologismo 34, y ha vivido inmerso durante aos en el idealismo trascendentalde Cohen, con sus conceptos lmites. Pero si estos factores explican sureceptividad al absolutismo, el de Husserl puede parecer al discpulo deNatorp un extremo de otra especie. Si no, resulta difcil interpretar la repeticin de la palabra objeto en el prrafo citado y su aplicacin, primero,a la conciencia pura y, despus, a la conciencia emprica. Ya hemos visto

    la intranquilidad de Husserl ante el reproche de Natorp por haber objetivadola subjetividad. Adems, as como Husserl ha respondido criticando la vacie-34 Ver P . Cerezo, p. 267, n. 25, y E. Hu sserl, 'Prolegomena zur reinen L ogik',en Logiscbe Untersuckungen (tomo I, cap. VII, 32-40) pp. 110-54.

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    212 Nelson R. Orringerluego circunscribir dentro de una clase particular de objetos como la realidad.La realidad (absoluta) es conciencia de la realidad (lase la concienciap u r a ) ; mal puede, a su vez, ser la conciencia (pura) una realidad (natural)( I , 256). Para la comprensin clara de esta frase elptica, hemos tenido queponer adjetivos de Husserl entre los corchetes. Pero es dudoso, como uncrtico supone, que Ortega suscriba la idea 3 5 . Ms le parece interesar suextensa nota de a pie de pgina, donde acua en castellano la palabravivencia, entendida como Erlebnis, o sea, la unidad de interaccin inmediata entre el sujeto y el objeto. Atribuye el concepto a Dilthey, e informaque su propio neologismo le ha costado aos de reflexin (I, 256, n. 1).Del concepto de vivencia ha de resultar una superacin de Natorp y deHusserl en el 'Ensayo de esttica a manera de prlogo'. Por eso convienereconstruir las aportaciones de ambos filsofos al neologismo de Ortega.

    Si Ortega confiesa un conocimiento tardo de Dilthey ( 1 9 3 3 , VI, 170),hay que suponer la mediacin de una fuente secundaria en lo que concierneal concepto diltheyano de Erlebnis. En la Psicologa general de Natorp, ledacon minuciosidad por Ortega, viene una recensin del ensayo 'Ideas sobreuna psicologa descriptiva y analt ica', publicado por Dilthey en 1894. Natorp(pp . 290-91) compara a Dilthey con el Husserl de las Investigaciones lgicas,en cuanto ambos distinguen la psicologa de toda ciencia explicativa, constructiva e hipottica. Dilthey limita la tarea de la psicologa a la presentacin de lo inmediatamente vivido (das unmittelbar Erlebte), del estadontegro, sin amputaciones tericas, de la vida psquica en su conexin inmediatamente dada, a la cual remite todo anlisis psicolgico. Guiado por ladoctrina de la imposibilidad de conocer al sujeto puro, Natorp nota queDilthey roza de paso la nocin de que lo inmediato de la vida psquica,por inmediato que sea, se sustrae al conocimiento inmediato, se presentapor lo pronto como un problema (p. 292).

    Antes de informarse del concepto de vivencia en Dilthey, Ortega tuvoque leer el de Natorp en la Introduccin a la psicologa (1888), aunque enltima instancia iba a derivar el suyo de Husserl. En qu consiste para elpsiclogo Natorp la misin de la psicologa, si no en la reconstruccin delo que l llama la vivencia subjetiva meramente como tal, aparte de lacuestin de la validez objetiva que pueda tener? (p. 8). [Das subjectiveErlebniss bloss ais solches, abgesehen von der Frage der objectiven Geltungdes Erlebten]. Con todo, no de Natorp, sino del autor de las Investigaciones lgicas proceden los escasos apuntes en que Ortega ha expuesto suidea de vivencia. Segn la Investigacin V, Sobre las vivencias intencionalesy sus "contenidos" (tom. II, cap. 1, 3, p. 362), vivir los sucesos externossignifica tener ciertos actos psquicos dirigidos hacia ellos. Ciertos contenidos de la conciencia forman las componentes de una corriente unida y perteneciente a un yo emprico. Este yo es una totalidad real, realmente com-

    35 P. Cerezo, p. 210.

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    Ortega, psiclogo y la superacin de sus maestros 213puesto de mltiples partes, y cada parte quiere decir "vivida". En este sent ido , lo que el yo o la conciencia vive es precisamente su vivencia. Entre elcontenido vivido o tenido en cuenta y la misma vivencia no existe una diferencia, [ein relles Ganzes, das sich aus mannigfachen Teilen reell zusam-mensetzt, und jeder solche Teil heisst, 'erlebt ' . In diesem Sinne ist das, ivasdas Ich oder das Bewusstsein erlebt, eben sein Erlebnis. Zwischen demerlebten oder bewussten Inhalt und dem Erlebnis selbst ist kein Unter-schied] . Husserl, al pasar a exponer su doctrina de las vivencias intencionales, cita de su fuente Brentano, que describe una especie de referenciade la conciencia al contenido. [Weise der Beziehung des Bewusstsein aufeinen Inhalt] en la cual cada acto psquico contiene en s mismo algocomo objeto en la percepcin, algo percibido: en el amor, algo amado( 10, p. 380). Confrontemos ahora el concepto orteguiano de vivencia: Enfrases como "vivir la vida", "vivir las cosas", adquiere el verbo "vivir"un curioso sentido. Sin dejar su valor de deponente toma una forma transitiva significando aquel gnero de relacin inmediata en que entra o puedeentrar el sujeto con ciertas objetividades. Para rematar su definicin, escribe Ortega, todo aquello que llega con tal inmediatez a mi yo que entraa formar parte de l es una vivencia. Como el cuerpo fsico es una unidadde tomos, as es el yo o cuerpo consciente una unidad de vivencias (I,256 , n. 1).

    Sin embargo, el yo as concebido, esa corriente unitaria de vivencias,tiene un fin, una entelequia: ejecutar su esencia, realizar su ser. El conceptodel yo como ejecutivo, aunque tomado en parte de Husserl, representa unadesviacin metafsica de su modo de pensar. Desviacin que con toda probabilidad debe Ortega a Natorp. En la primera edicin de las Investigacioneslgicas (tom. II, inv. V, cap. 1, 4, p. 332), Husserl hace una analogaentre la cosa externa que se constituye como algo inmutable, unitario entrelas mudanzas, por una parte, y el yo que se constituye como un objeto(Gegenstand) subsistente y unido en medio de las mutaciones vivencia-es, por otra parte. Pero deja abierta, por metafsica, la cuestin de una leycausal que rija semejante unidad. Ortega no deja lugar a dudas: el yo, lacosa que ejecutan sus esencias son causa sui. La idea tiene un largo abolengo.E n De Anima, escribe Orte ga (19 42 , V I, 41 5, n. 1), Aristteles concibila realidad, el ser del pensamiento no como el ser esttico de las demscosas, sino como un movimiento, un hacerse el ser a s mismo, un incesante engendrarse; en suma, .. . el vocablo "ser" adquiere el valor de verboactivo, de ejecucin, de ejercicio. Como ha mostrado Philip V. Silver(pp . 101-4), sacando a colacin otros textos de Ortega (1947, VIII, 278;1932, XII, 57), no es fortuito el uso de la palabra ejecucin, sino que obedece a la necesidad de traducir ho-^m ov de Aristteles. Ahora bien, Ortegaestudi a Aristteles en un seminario con Paul Natorp y en el Marburgode 1907 (VIII, 199, n. 1). Ya en la Introduccin a la psicologa de 1888,Natorp sembr la semilla de lo que haba de ser el punto de partida de la

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    214 Nelson R. Orringerfilosofia madura de Ortega. Present la psicologia de De Anima como uncaptulo de la biologia aristotlica. Al analizar la definicin de la psiquecomo entelequia del cuerpo que vive segn su predisposicin, examino elco nt ra ste hech o po r Aris tte les en tre la avaxic y la svsp-fsia o vxsXeysia.La djnamis significa la poten cia, el me ro pode r hacer algo; la enrgeia, elhecho o actuacin; la entelcheia, el llevar a cabo, la real ejecucin de unaactividad mediante la cual sta llega a su fin o cumple su misin final[das Vollbringen, der wirkliche Vollzug einer Thatigkeit, wodurch sie zuihrem Ende kommt oder ihr Ziel erfllt] (p. 5, con subrayado nuestro).En vista de la sucesin en que aparecen los contenidos de la conciencia,segn Natorp (pp. 31-35), ha surgido la nocin, que ha pasado a la lenguacorriente, de la conciencia como enrgeia, actividad o poder. Pero Natorpno cree que se trate de nada dado, sino de una construccin hipottica. Sitoda la naturalza permance en un flujo continuo, puede el pensador neo-kantiano comprender cmo la energa sirve para explicarla. De ah la insistencia de Aristteles en ver los fenmenos de la conciencia como energas,fenmenos naturales, vitales; y de ah la disposicin de filsofos comoHerbart y de muchos psiclogos a aceptar la concepcin aristotlica. Sinembargo, tambin en la Psicologia general repite Natorp que la idea de lapsique como energa representa una objetivacin injustificable de la subjetividad (p. 257).

    Pese a los argumentos de Natorp en contra, Ortega conjuga la idea deAristteles del alma como entelequia con la concepcin husserliana de latesis natural. As nace la teora del yo como ejecutivo. Tanto J. Maras(pp. 388-89) como P. Cerezo (p. 212) han rastreado ese concepto en Husserlsin especificar el pasaje ni indicar las modificaciones a que Ortega sometela fuente. En las Ideas ( 84, pp. 169-70) Husserl revisa su terminologapara evitar la confusin que ha ocasionado su examen previo de la intencionalidad. En las Investigaciones lgicas la ha designado como el carcterde acto (Aktcharakter), y a cada concreta vivencia de ese carcter la hacalificado de acto. Aunque encuentra imprescindible su primer concepto deacto, ve la necesidad de admitir la diferencia entre actos ejecutados (vollzo-genen) y no ejecutados (unvollzogenen). Al hablar de actos sin otra especificacin, se limita a tratar los actos efectivos y ejecutados. Un acto dedesear, de juzgar, de derivar gusto puede ser ejecutado (vollzogen) porel yo que participa activa y vitalmente en esta ejecucin. En la ejecucinde la tristeza, padece efectivamente. O pueden moverse semejantes modosde conciencia en el fondo sin ser ejecutados, sin pasar de ser inactuales.Husserl afirma que en la actitud natural ejecutamos (vollziehen wir) todoslos actos por medio de los cuales el mundo existe para nosotros. Cuandoperseguimos la ciencia natural, ejecutamos actos de pensar ordenados deacuerdo a la lgica emprica. Pero en la actitud fenomenolgica, atajamos laejecucin de semejantes tesis cognoscitivas; ponemos entre parntesis lasejecutadas; no vivimos en ellas; ejecutamos actos de reflexin dirigidos

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    Ortega, psiclogo y lasuperacin de sus maestros 215hacia ellas, y vivimos por entero en esos actos de aprehender las vienciasabsolutas. Debe apuntarse que en el texto de las Ideas, parecen insinuarseen la disposicin tipogrfica dos significaciones del verbo vollziehen, ejecutar:el sentido fuerte, aplicado a la manera de efectuar los actos de la concienciaen la actitud natural; y el sentido dbil, que alude al modo de actualizarlos actos de la reflexin en la actitud trascendental o fenomenolgica. Utilizado en el sentido fuerte, vollziehen suele aparecer en letra itlica; peroempleado en el otro sentido, el verbo no se destaca del resto del texto( 50, pp. 94-95). Ortega, cuando expone por primera vez en 'Sobre elconcepto de sensacin' la idea de la reduccin fenomenolgica, se limita autilizar el sentido fuerte de la palabra. Tal vez para subrayar esa fuerza,usa siempre la forma adjetival ejecutivo: A esta eficacia de los actoscuando nuestra conciencia los vive en su actitud natural y espontnea llambamos el poder ejecutivo de aqullos (1913, I, 252).En el 'Ensayo de esttica a manera de prlogo', reaparece el adjetivoejecutivo, aunque aplicado no slo al yo o a la conciencia, sino tambina todos los entes hombres, cosas, situaciones, en cuanto verificndose,siendo, ejecutndose (1914, VI, 252). Ortega, pues, niega la psicologade Natorp y acepta la fenomenologa de Husserl en cuanto sta percibe laconciencia como una unidad de actos. Pero sobrepasa a Husserl en un sentido metafsico, buscando la causa de esa unidad en el agente ejecutivo. Havuelto a la idea contenida en la Metafsica aristotlica, estudiada con Natorp(V II I , 199, n. 1) : coxt y svepysta x -kpxsivxTpa-ftxa (L ib . IV , 6 1948 a30-31). Con esta idea de que el acto es el existir de la cosa, comienza unanueva ontologia de la existencia. La superacin de Natorp y de Husserlimplica no slo la eliminacin crtica de doctrinas recibidas de uno y otro,sino tambin la conservacin en sntesis de teoras tiles para la elaboracin de una ingenua fenomenologa de la psique humana. Por ingenuano entendemos dogmtica, sino mundana, aunque fundamentada, en el casode Ortega, en el rigor del mtodo fenomenolgico36 . La justificacin de

    36 Ya en Ortega y sus fuentes germnicas,mostramos que el E nsayo de estticaa manera de prlogo es el ingenuo anlisis fenomenolgico de la vivencia esttica:p. 83; entre los once autores influyentes estudiados en la obra, cuatro eran investigadoresasociados al movimiento fenomenolgico A. Pfander, M. Geiger, W. Schapp y E. Jaensch.No hemos empleado el trmino ingenuo en el sentido peyorativo, sino con la connotacin empleada por el mismo Husserl, que aplica el adjetivo, por ejemplo, a toda cienciaque parte de una realidad que sencillamente est ah para esa ciencia. La ciencia puedederivar su fundamentacin de la ciencia rigurosa que es la fenomenologa. Si ste es elcaso, la ciencia fundamentada, sin dejar de ser ingenua, puede arrostrar inmune todoescepticismo: 'Philosophie ais strenge Wissenschaft', p. 85: Ideen, 26, pp . 47-48. Enqu sentido es ingenua la fenomenologa que practica Ortega? En el sentido de que,como han mostrado P. Silver y P. Cerezo, parte del Lebenswelt, del mundo de la vidaen el lxico del Husserl posterior a las Ideas. Pese, pues, al anacronismo que conlleva eluso del trminomundano en el anlisis de obras orteguianas escritas entre 1914 y 16,y pese a la vaguedad del concepto de actitud natural, emplearemos aqu esos vocabloscon la seguridad de ser entendidos. Debemos aadir que la publicacin en 1982 de lasInvestigaciones psicolgicasha aclarado las relaciones de Ortega con H usse rl, y, por lotanto, es necesario revisar una tesis de Ortega y sus fuentes germnicas(1979) p. 90,

  • 8/12/2019 Ortega, psiclogo y la superacin de sus maestros

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    216 Nelson R. Orringeresta postura mundana supone la refutacin, hecha con ayuda de Natorp,de cirtas teoras expuestas en la V Investigacin lgica, donde se afirmael primado cognoscitivo de la conciencia concebida como percepcin interna.De paso rebate Ortega los presupuestos inmanentistas del mismo Natorp,conservando intactas doctrinas suyas aplicables al mundo de la vida.La investigacin aludida de Husserl examina la plurivalencia del concepto de conciencia, la relacin de la conciencia con la intencionalidad, lamateria de la vivencia y la representacin subyacente. Imposible que elautor del 'Ensayo de esttica a manera de prlogo' dejara de consultar estainvestigacin, con sus teoras de la representacin esttica. Pero al consultarla critic la objetivacin husserliana de la conciencia, y la crtica le lleva su propia idea de la percepcin esttica. Husserl distingue tres significaciones de conciencia: 1) la consistencia fenomeno lgica del yo em prico,entretejedura de vivencias psquicas en la unidad de la corriente vivencial;2) el ntimo perca tarse de las propias vivencias psqu icas, y 3) el conjuntode todas las vivencias intencionales. La fenomenologa reduce el yo a laconciencia en el primer sentido, poniendo fuera de accin toda referenciaa la existencia emprica. As evita la prctica del habla corriente, que equipara al yo con un objeto emprico; el yo propio, lo mismo que el ajenoy cualquier yo, vale como cualquier cosa fsica, sea una casa o un rbol.La elaboracin cientfica puede modificar mucho el concepto del yo, perosi se aleja de ficciones, el yo permanece como un objeto individual ycsico, que ... no tiene en el sentido fenomnico otra unidad que la quese le da mediante las calidades idneas y fenomnicas, y que radica en supropia consistencia provista por sus contenidos (tom. II, cap. 1, 4, p. 363).[Ein empirischer Gegenstand, das eigene Ich ist es ebenso gut wie dasfremde, und jedwedes Ich ebenso wie ein beliebiges physisches Ding, wieein Haus oder Baum usw. Die wissenschaftliche Bearbeitung mag dannden Ichbegriff noch so sehr modifizieren, hlt sie sich nur von Fiktionenfern, so bleibt das Ich ein individueller dinglicher Gegenstand, der ... ph-nomenal keine andere Einheit hat, ais welche ihm durch die geeinigtenphnomenalen Beschaffenheiten gegeben wird und welche in deren eigeneminhal t l ichen Bestande grndet]. El cogito, ergo sum descalifica al yo emprico de toda pretensin a originariedad. En cambio, la segunda significacin de conciencia, la que apunta a la percepcin ntima que acompaa todavivencia, dando evidencia de la adecuacin perceptual con la presencia dea saber, la de que Ortega en 1913 pierde su creencia en la realidad de la conciencia.Deja de creer en la rato-conciencia, no en el mero darse cuenta, concienticidad o conciencia de (tomando los dos ltimos trminos sin presupuestos trascendentales).