páginas de vida

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Producciones del taller literario para adultos mayores integrados a cargo del profesor sandro centurión. Formosa- Argentina

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Pginas de Vida II

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Pginas de Vida II

AUTORIDADESUNIVERSIDAD NACIONAL DE FORMOSARECTOR Ing. Martn Ren Romano SECRETARIA GENERAL ACADEMICA Lic. Ofelia Fantin COORDINADORA DEL PROGRAMA UPAMI Lic. Silvia Torales Herken COORDINADOR DEL TALLER LITERARIO- UPAMI Prof. Sandro Centurin COORDINADOR DEL INSTITUTO PARA EL DESARROLLO DEL ARTE Y LA CULTURA Dr. Carlos Fernando LeyesUniversidad Nacional de Formosa Rectorado: Don Bosco 1082 - C.P.3600 - Formosa Campus Universitario: Av. Gutnisky 3200 - C.P. 3600 - Formosa

TALLERISTASSehila Prieto Pedro Nicols Iznardo Elena Retamoza Bazabez (Pocha) Andrs Rivas Tobal Josefina Librada Capra Virginia Larrosa Briseida Fabio (Biza Faby)

PAMI LOCAL UGL XXIIIDIRECTOR Dr. Jos Vctor Fernndez JEFE DE PRESTACIONES SOCIALES Dr. Rolando Palavecino COORDINADOR PROGRAMA UPAMI Lic. Gerardo Gmez

AGRADECIMIENTOS:A todos los que hicieron posible la publicacin de estos cuentos y depositaron su confianza en el programa UPAMI: Al Sr. Rector de la Universidad Nacional de Formosa, Ing. Martin Ren Romano. A la Secretaria General Acadmica, Lic. Ofelia Fantin Al Coordinador del Instituto para el Desarrollo del Arte y la Cultura (IDAC) de la Universidad Nacional de Formosa, Dr. Carlos Fernando Leyes A la Gerente del Banco Patagonia, CP Claudia Penza A los Responsables de Grfica de la UnaF, Matas Ros y Edgardo Romero Al personal del Instituto de Psicologa e Innovacin Educativa de la UnaF Al Director del Pami Local Dr. Jos Fernndez Al Jefe de Prestaciones Sociales del Pami, Dr. Rolando Palavecino A los Coordinadores del Programa UPAMI, Lic. Gerardo Gmez (PAMI), Lic. Silvia Torales Herken (UNAF) Al Prof. Sandro Centurin, Profesor del Taller de Literatura UPAMI Al Sr. Daniel Omar Luppo, Asesor Cultural del Poder Ejecutivo Provincial. Por su coordinacin y produccin editorial.

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PRLOGOginas de vida 2 es una nueva invitacin a recorrer las historias de viajes, de amores y desamores, de aventuras inolvidables, de vidas vividas a pleno que escapan de las plumas de sus autores. El libro recupera, porque vale la pena hacerlo, las historias del primer libro y agrega otras nuevas que dan cuenta, como siempre, esos caminos literarios que venimos recorriendo en el taller, en este ltimo tiempo. Porque los abuelos no dejaron de ir al taller UPAMI de los sbados en la Universidad, siguen yendo los de siempre, Don Rivas, Don Iznardo, Don Avellaneda, Pocha y Sehila, los invitados especiales, los autores amigos, y hasta curiosos ocasionales. Siguen yendo y se sumaron las que empezaron hace poco, Virginia, Josefina y Brisa; siguen yendo y siguen escribiendo porque es mucho lo que tienen para decir y cada vez se animan y se desafan a ms, y la apuesta sube. Parafraseando a Garca Mrquez estos cotidianos celebrantes de ese delirio sin apelacin que es el oficio de escribir, hoy nos acercan sus voces en un dilogo ameno, sincero y noble para hacernos pensar, rer, soar o tan solo para conversar un rato. Este libro, es entonces una nueva invitacin a esa conversacin que nos anda haciendo falta. La charla ya empez. Usted, querido lector, se la va a perder?

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Prof. Sandro Centurin

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SEHILA PRIETO (Seudnimo: SCHILA)ac en Formosa, en el siglo pasado, por supuesto, eso no quiere decir que tenga un siglo, todava estoy un poco lejos, creo, o no?...Soy docente jubilada, y siempre me gusto leer mucho y estudiar un poco todo, por eso me anot en este Taller Literario. Estoy aprendiendo a escribir muy sencillamente, porque tengo tres hermanos, un hijo, tres tas y sobrinos que escriben muy, pero muy bien, y yo no soy ni la sombra de ellos, as que les pido disculpas por este paso que me atrevo a dar ahora.

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DIA DE EXCURSIN

D

urante una excursin que realizamos en el marco del viaje de egresados al terminar la escuela secundaria, nos propusimos ir a los cerros y escalar uno de los picos de menor elevacin. Llegamos a los cerros trepando algunas peas y atravesando una hondonada, avanzamos un buen trecho, pero al cabo de veinte minutos, el terreno, la altura y el ritmo comenzaron a agotarnos, por lo que decidimos retroceder y tomar el camino principal para llegar de manera ms fcil al pico del cerro. Nos quedamos un rato admirando y gozando de la belleza natural, majestuosa e imponente desde all arriba y luego decidimos volver. Yo quera descender por la pendiente del cerro, pero el grupo no quera arriesgarse a lo desconocido. Entonces ped permiso a los profesores acompaantes y me anime a hacerlo sola. Pero enseguida me di cuenta que no era tan fcil como crea, porque me resbalaba por la pendiente sin poder detenerme hasta que apareca algn arbusto que detena mi descenso veloz y segura cada, y me lastimaba las manos al asirme de ellos. Segu descendiendo pero la pendiente del cerro continuaba siendo empinada y nunca llegaba al valle o tierra firme. Cuando por fin llegu haba pasado ms de media hora desde que me despidiera de mis compaeros, y entonces me vi sola, pequeita en la inmensidad del bosque, rodeada de muchsimos rboles; estaba lejos del camino y no escuchaba nada, solamente el trinar de los pjaros. Decid trepar a un rbol para echar un vistazo y tratar de orientarme, pero eran demasiado altos y adems la corteza se descascaraba al simple contacto, y yo an tena lastimadas las manos por la bajada y los arbustos de los que me haba tenido que agarrar para no hacerme peor dao en el descenso. Para colmo comenz a llover: slo unas gotas al principio que luego se convirtieron en un autentico aguacero. Haca fro y nadie vena en mi bsqueda! Me refugi debajo del rbol con mayor copa y comenc a rezar, esperando un milagro. Entonces escuch que gritaban mi nombre y el eco lo repeta multiplicado. Llena de esperanza grit yo tambin contestando al llamado y fue as que me encontraron. Haca ms de una hora que nos habamos separado pero para m haba sido como una eternidad. Luego me enter que pensaban ir al hotel a almorzar primero y volver despus con ayuda para buscarme, pero un grupo decidi intentarlo otra vez y fue as como me hallaron. Jams imagine que alguna vez podra estar en un sitio tan agreste, sola en medio de ese bosque impenetrable y al borde del pnico.

LA PRIMERA DAMA

M

orocha, alta, delgada, pelo ondulado. A pesar de estar cerca de los ochenta era erguida, armoniosa, y caminaba ligero como una gacela o una chica de veinte aos. Su rostro era agradable, sin arrugas, con un simptico hoyuelo en la mejilla derecha que se pronunciaba mas al sonrer, sobre todo cuando hacia alguna picarda a sus hijos o nietos. Lo que ms le gustaba mirar en la televisin eran los deportes, en especial los partidos de futbol. En una ocasin le regalaron un video con todos los goles de Boca, y esto la alegr de tal manera que pareca una nia con su juguete ms preciado, pues era > de alma. Estaba orgullosa de los logros de sus familiares, contndoles a conocidos y amigos que: la jueza del pueblo era su sobrina, que su hija era directora de un hogar escuela en otra ciudad, que su sobrino era doctor y el director de un centro hospitalario, que tena sobrinos rectores y otros que trabajaban para varios ministeriosy sola llorar cuando lea en algn diario que criticaban o se quejaban de las gestiones de algunos de ellos.

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As era ella, emotiva, generosa, atenta. Cuando alguien la visitaba por algunos das no permita que esa persona gastase nada, todo quera hacerlo sola. En su trabajo era laboriosa, diligente, eficiente y exigente; quera que todos cumplan sus tareas con dedicacin y responsabilidad, de ah la falta de empata con algunas personas de su entorno que hasta la tildaban de por su exagerada observacin y contraccin a su profesin. Claro, ella era la jefa del rea de enfermera del nico hospital de la zona, lo que haca que su exigencia fuera an ms marcada. Tena ideas afines al gobierno de su pueblo y era muy reconocida en la comunidad donde viva, por eso era infaliblemente invitada a todos los actos oficiales, siendo casi la Primera Dama de esa pequea ciudad. A pesar de su edad, era autosuficiente, se manejaba sola, no quera depender de nadie y mucho menos molestar. Tanto fue as que anduvo cinco das con dolor en el pecho, hasta que un infarto la sorprendi un 1 de Julio, coincidiendo su muerte, como buena militante que era, con el da de la muerte de su lder, a quien admiraba.

ra un hombre afable, apacible, callado, delgado de cuerpo, de mediana estatura, de porte sencillo, modesto, pero pulcro, limpio, su cara ovalada, de mentn firme, con gesto de reflexin, iluminado su rostro por una luz de bondad inquebrantable y dulce comprensin para todos, que ha dejado en mis recuerdos una suave estela de ternura. Usaba a veces una boina negra, vasca, antigua y otras un sombrero de paja o de pao, segn la ocasin, camisa de trabajo mangas largas, pauelo negro al cuello, bombacha de campo, alpargatas de yute; su andar lento, pensativo, tal vez los aos, los pesares o los recuerdos. Cuando yo llegaba a su casa, l estaba all, siempre sentado en su mecedora, debajo del parral y con su eterna pipa o cachimbo fumando tabaco, otras veces parado frente al portn mirando a lo lejos, con sus ojos celestes grisceos, transparentes; y yo lo nico que le deca era: Y pasaba de largoy l se quedaba all, slo, siempre mirando a lo lejos, fumando; y luego al irme, le deca: Dos palabras y eso era todo! Hoy a la distancia, al recordarlo me parece verlo y pienso cuantas veces el habr querido conversar, charlar de sus cosas de ahora o de antes, de las fuerzas que iban dejando a lo largo de cada da vivido, del viaje sin retorno, de los seres queridos que ms quiso, su esposa, su hijo mayor y tantas otras realidades de su vida, a que se le preguntara o comentara algo, pero no, nadie pensaba en l como en una persona que quisiera comunicarse o hablar con otras, estaba all, siempre calladito, solo con sus pensamientos y recuerdos Cuan triste se habr sentido, lejos de sus pagos, extraando su casa, su campo, su chacra, su carro, sus caballos, a sus seres queridos, a sus vecinos o amigosy sin hablar con nadie, apenas un saludo distrado al pasar. Recin me doy cuenta, recin comprendo tu soledad y quizs tu tristeza. Perdn por ello abuelo Gregorio!.

PERDON ABUELO GREGORIO!

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UN DIA EN LA PLAYA

A

l abrir la ventana entr a raudales el olor de los geranios florecidos y la brisa del mar cercano. A lo lejos se asomaba el sol, vaticinando un da radiante de primavera. Cruzamos la avenida y ah estaba el mar, con su agua azul cristalina y transparente, que dejaba ver su fondo pedregoso. Y la playainvitndonos. Los turistas ya estaban rodeando al profesor de gimnasia, quien esperando que lleguen todos para comenzar la clase. Empezamos con ejercicios aerbicos y tambin con algunos juegos playeros; luego hicimos relax y Oh! Que sensacin ms placentera sentimos al perder la nocin del tiempo, dormitando sobre la tibieza de la arena, con el sol acaricindonos y escuchando el susurro de las olas al golpear contra el faralln. Era para no despertar de ese sueo, de ese descansar en aquel marco imponente, nico e inigualable de paz y tranquilidad, escuchando el trinar de las pjaros sobre los rboles cercanos Luego, nos metimos al agua, compartiendo la sencillez y calidez humana de los ocasionales amigos en ese ambiente diferente de lo cotidiano. Fueron unos das inolvidables viendo ese mar azul; atrs, a lo lejos, los rboles, y an ms all, los cerros, con el cablecarril que los una, el sol radiante, la brisa, la arena tibia, y el cantar de las aves

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VIENTO NORTEViento Norte Que presagias lluvia buena Viento norte generoso Que traes las amadas lgrimas Que alivias a las plantas secas Viento Norte Que juegas con las flores y hojas sueltas De los rboles desnudos Que caen en suelo virgen, esparciendo sus colores. Y cual alfombra tupida, Ora marrones de hojas, ora de flores rosadas, Ora color amarillo, ora hmedas de agua Viento Norte Que llevas los pelos sueltos Que se remontan al cielo Cual barriletes de nios Columpindose al viento Viento Norte Que a las espigas inclinas Cual danzantes bailarinas En campos otrora verdes Viento Norte Que en medio de los maizales Esparces la tierra plena Y arremolinas recuerdos Sobre las aguas dormidas Viento Norte huracanado Que rompes las tristes ramas De los desvestidos rboles Cual sueos no realizados Del idlico jardn Viento Norte Yo te bendigo despus De la copiosa lluvia que traes. Porque sos el anhelado Milagro de los trigales.

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100 aos en el futurora el ao 2111 y la maana estaba ms gris que de costumbre. O sera muy temprano Abr la ventana para airearme, y una rfaga de viento huracanado, sin pedir permiso, entr a raudales en toda la casa y en un instante volaron las cortinas echando todo lo que tocaban y al mismo tiempo blanqueando cualquier cosa que estuviera a su alcance, como si se hubiera esparcido una bolsa de harina, de talco o de ceniza. Ceniza Claro que era ceniza! Blancuzca, griscea, plateada. Los nios se levantaron asustados por el ruido del viento y de las cosas que caan y se rompan. Enseguida ya nadie pudo permanecer all, no se poda respirar. Con mucha dificultad logramos cerrar las puertas y ventanas, viendo en ese momento que en las calles, la gente corra a buscar refugio, todos abrigados cuales osos polares e impregnados de esa cosa blanca y gris plateada. Permanecimos adentro y encendimos el televisor y ah estaba la noticia: era el volcn que despert embravecido, largando su lava y llevando todo por delante, arrasando, rompiendo y emblanqueciendo casas, techos, calles, rboles, lagos y cuantas cosas vivas encontr en su camino, en su furia esparci sus cenizas y oscureci completamente la ciudad y las localidades aledaas. Adems, cayeron piedras calientes, acompaadas por fuertes truenos, se levantaron columnas gigantes de humo y cenizas con partculas de vidrios plateados. Todos sintieron mucho temor, por eso permanecieron encerrados en sus casas. Luego de la intensa precipitacin de esta ceniza volcnica pasaron las horas y renaci la calma; todo era blanco ceniciento, los lagos plateados con esferas oscuras; Solo las estrellas y la luna lucan brillantes en lo alto del cielo infinito. Al amanecer una ola de fro cay sobre el pueblo como una nieve blanca; a lo lejos, apenas se asomaba un tmido sol. Todos vestan trajes verdes, del crudo invierno, sus ojos rasgados amarillos resaltaban con sus antenas negras, en su tez pardusca. Nos miramos; tambin nosotros vestamos igual. Pero esa maana ya no estaba gris como la anterior, ms bien tena un color naranja furioso; el lago contrastaba con su azul intenso de y partculas de diamante; los rboles y todas las plantas de un rojo fuego; el cielo de un violeta tenue; de las doradas praderas vena un viento clido, trayendo de lejos una hermosa meloda que se senta como un remanso de paz. Todo era diferente, apacible, hermoso, y a la vez raro, muy raro: estbamos en Marte. Estbamos en nuestro hogar.

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DE CABEZA

L

a mayora de los nios cuando son chicos, creen tener una vocacin y suean con la profesin que elegirn cuando sean grandes y hasta juegan tratando de realizarlo ya, por ejemplo a ser policas, bomberos, doctores, maestros, veterinarios, modelos, artistas, etc. Recuerdo en una ocasin, siendo la siesta, hora casi sagrada, mi madre se haba recostado a descansar de sus tareas habituales, ramos tantos: siete hermanos! Y mi padre no estaba porque fue a trabajar, as que nosotros tenamos que hacer silencio y permanecer en la casa, sin salir para nada. Ese da nos escapamos a jugar entre los rboles que haba en los alrededores, cercanos a un corral de vacas a un estero o laguna que les serva de bebedero a estos animales. Mientras mis hermanos corran a sentarse en el pasto para ver mejor la funcin, yo eleg un rbol alto, grande, muy lindo, especial para trepar por sus ramas lisas, y sin ms sub y me colgu boca abajo sostenindome solamente por los pies, diciendo hop! a manera de los trapecistas de circo, con los brazos extendidos. En ese momento sent en la frente algo que me cae desde arriba: un gorrioncito de pecho amarillo acababa de bautizarme. Yo no me di cuenta que tena su nidito en la copa del rbol, y pens en los ejemplos de Tobit de la Biblia, que se haba quedado ciego por un hecho similar. Por suerte a mi no me cay en los ojos. Mientras yo pensaba esto en ese instante lleg mi madre diciendo: yo les voy a dar! Hop! a ustedes! Al tiempo que deca esto me pegaba con un cinto que haba llevado, y colgado como estaba, con la cabeza abajo, por supuesto me ca, dndome un porrazo. As terminaron mis sueos de ser artista. Desde entonces cada vez que veo un rbol similar a aquel de mi infancia, vuelve a mi memoria ese instante en que estuve colgado de cabeza; mirando al mundo del revs y siendo bautizado por segunda vez.

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ac el 9 de mayo de 1937 en Alarcn, Dpto. de Gualeguaych, Entre Ros. Desde mi niez hasta parte de mi juventud viv en Gualeguay, Entre Ros, donde curs mis estudios primarios. Asimismo, mis estudios secundarios completos los hice en la Escuela Nacional de Comercio de Formosa. Mis estudios de Nivel Terciario Universitario en la Universidad Nacional del Nordeste en grado de Tecnicatura en Direccin de Empresa y Mercadeo. Trabaje por casi diez aos en el Poder Judicial de la Provincia de Formosa desde su organizacin en 1958 hasta mi renuncia como Ujier Jefe de Notificaciones y Mandamientos en 1967. Me dedique a la actividad privada a nivel gerencial en importantes empresas del medio en ramo automotor. Me jubil en esa actividad en el 2005. Ejerc la docencia como instructor en la capacitacin y formacin de vendedores y como Asesor y Supervisor Externo en varias empresas locales hasta el 2007, ao en que abandon toda actividad laboral. Estoy casado hace 46 aos con Nilda Esther Lemos, docente formosea actualmente jubilada. Tenemos tres hijos (dos varones y una mujer) y ya tenemos diez nietos y uno en viaje.

PEDRO NICOLAS IZNARDO

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ANCIANO CONTEMPLANDO UN PELO

- escuch decir a la secretara de la Biblioteca de la cual soy socio. - -- le contest. - sigui diciendo. Yo permanec en silencio pensando que hacer. En alguna medida era una desilusin segn las expectativas que me haba hecho. La secretaria que tambin se haba quedado callada habl nuevamente para decirme como recapacitando: . Acentu esto ltimo dando a entender que me estaba haciendo una excepcin. Yo pens era viernes por la tarde y le contest: -- le coment. As fue que muy contento sal con el nico ejemplar de . Lo que quedaba de ese da, todo el sbado y parte del domingo por la maana me hice de tiempo para, en la tranquilidad de mi escritorio deleitarme con gran parte de esa obra de Garca Mrquez. El domingo por la tarde despus de una breve siesta como es mi costumbre me instale nuevamente con la idea ya de terminar con mi tarea. Mi sealador favorito de cuero crudo me indicaba la pagina donde haba dejado, por lo que di vuelta la hoja y me dispuse continuar leyendo. Pero como suele decir mi amigo Lionel que me distraje al observar que estaba casi oculto entre las dos pginas abiertas, un cabello, una hebra un pelo para decirlo ms fcil! S, un simple y solitario pelo estaba all. Sus caractersticas me decan no ser uno de esos que por su procedencia, cuando sueltos, resultan repulsivos, claro que tampoco son bien vistos otros de origen ms decente que se encuentran dispersos por ah. Esos pelos familiares pegados al lavatorio del bao por ejemplo y qu decir del que aparece en un plato de comida. All ni siquiera un pelo propio resulta aceptable. y cuanto menos lo ser ese pelo que encuentra la perspicaz esposa en la solapa del saco de un sorprendido marido! Eso me hizo pensar que un pelo solitario y aparentemente insignificante puede producir desde una fugaz sensacin hasta la rotura del vnculo conyugal solo por estar fuera de su hbitat natural. Y a este pelo que yo tena a la vista o a cualquier otro de su misma especie no estaba dispuesto a dejarlo estar entre las pginas de un libro y menos en una obra de Garca Mrquez! Me pareca una falta de respeto, una irreverencia, una intromisin obscena. As que levant el libro abierto como lo tena y sopl suavemente hasta hacerlo caer sobre mi escritorio. Luego displicentemente lo tom con el ndice y el pulgar, casi con las uas, tal vez con la nica manera posible de asir algo tan delgado, sorprendido a su vez que mi mano en esa accin me mostrara cuan delicado puedo ser en ciertas actitudes sin proponrmelo.

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Aferrado como lo tena a ese furtivo componente natural del ser humano ya iba rumbo al canasto de los papeles al pi de mi escritorio. Qu otra cosa poda hacer? Slo era un pelo! Sin embargo, vacil un momento. Lo suficiente como para que mi intencin quedara en accin suspendida a mitad de camino y en una reaccin casi involuntaria lo llev a la altura de mis ojos como una mejor manera de examinarlo. Sujeto como lo tena, solo de una punta. El pelo flotaba ingrvido de la otra dejando en el trayecto por efecto de la luz un abanico de irisados colores que yo contemplaba embelesado. Suponiendo que a mi edad (estoy pisando los 70) esa actitud resultara por lo menos infantil, antes de continuar me asegur, cual nio en la cocina a punto de robar un trozo de torta, no ser visto por alguien de mi entorno familiar. Por suerte no haba moros en la costa. De paso tambin me fij por si la ventana que da a la calle no estuviera abierta y mis acciones entonces expuestas a la consideracin pblica. Mi temor era quedar a la vista de algn representante de las nuevas generaciones que al verme en tan inapropiado quehacer me calificar como ellos saben hacerlo. Que mal me sentira verme expuesto a esa jerga que se escucha en ambientes populares y ahora tambin incorporada a la verba de conspicuos intelectuales de edad provecta. Y creo sinceramente que mi imagen daba ms para esa expresin que combina peyorativamente edad avanzada y volumen desmedido de gnadas que la de anciano contemplando un pelo como titulo de un posible cuadro pintado al leo. Pero salvadas las apariencias, libre ya de cualquier inoportuno fisgoneo aunque experimentando si cierto cargo de conciencia por estar ocupndome de cosa tan menuda, volv a la contemplacin del susodicho causante de mi curiosidad. Y como no poda ser de otra manera fue inevitable que me surgieran algunos interrogantes. El primero: Qu hace este pelo aqu?, en el libro me refera. Y tan pronto una respuesta: La persona que me precedi en la lectura se le cay sin darse cuenta y quedo aprisionado all entre las pginas. Un hecho natural y posible. Una conclusin aparentemente lgica. Pero como yo soy de echarles imaginacin a las cosas inmediatamente pens: no ser que no lleg all por accidente sino por accin deliberada de alguien para quien pudo tener un significado particular y quiso conservarlo? Cuntos libros no se han convertido en mudos depositarios de algn objeto lleno de gratos recuerdos? Una tarjeta dedicada, una flor seca a punto de desintegrarse son fcil de encontrar. Aunque tambin algunos apegados a las cbalas suelen dejar lo que es para ellos smbolo de la buena suerte: un trbol de cuatro hojas de verde reminiscencia o un boleto capica del transporte urbano. Sin faltar la consabida estampita de la iconografa catlica de alguna devota, que se le qued olvidada. Por qu entonces no puede ser un pelo?, bien sabido es la carga de sentido que saben guardar las cosas de poca apariencia cuando estuvieron rodeadas de memorable circunstancias. Quin dice que este pelo no atestige a las alternativas de un encuentro ms de sentimental que de consulta de textos en una mesa de la biblioteca?, aunque pensndolo de otra maneraclaropues!, este pelo fue colocado aqu ex profesoreflexion de una manera menos romntica. Si, ni ms ni menos que para oficiar de sealador. Antes de incurrir en un atentado a la integridad del libro como algunos lectores saben hacer doblndole las esquinas de sus hojas y sin otro elemento con que improvisarlo ech mano a uno de sus pelos como solucin de emergencia. As pudo haber sido el resultado de un voluntario despojo con ese fin. Quiz una solucin no tan inteligente aunque s con un sentido prctico admirable. A m no se me hubiera ocurrido. Y aunque as fuere no lo hubiere hecho bajo ninguna circunstancia. hubiera sido como cometer un pelicidio!, demasiado tengo con que mis amigos me hagan notar que se me han volado muchas chapas, como si mi cabeza fuera una casa, techo de dos aguas y mis escasos y lacios cabellos canos fueran chapas galvanizadas sometidas a frecuentes vendavales. De ah que un pelo menos que para algunos puede pasar desapercibido para mi tiene carcter de trgico desenlace y bien que los mezquino. Pero volviendo al enigmtico pelo en mi poder me dispuse a demostrar que la hiptesis plteada, la de pelo-sealador, era correcta. Tena que hacerlo. Mi curiosidad me lo exiga. Por lo que tom entonces de la otra punta y cuidadosamente lo llev hasta ubicarlo exactamente en el lugar de donde lo retir. Cerr el libro y control. Efectivamente era ms largo que las hojas. Sobresala en la parte superior unos tres centmetros. Tal cual un sealador tradicional. Satisfecha mi inquietud bien hubiera correspondido desprenderme de l y continuar de una vez con esa tercera parte de que me faltaba. Pero no, ahora nuevamente sobre mi escritorio ese bendito pelo pareca esperar resignado el fatal destino que yo demoraba en ejecutar. En

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realidad me pareca que estaba vivo y tal vez lo estuviera si supiera cuanto tiempo de vida tienen despus de dejar su lugar de origen, sino se desprendi por s solo, claro. Quiz sea como las plantas, pens, que se conservan mientras dure en su tallo la sabia que las sustenta. La cuestin que me haca sentir como si hubiramos establecido una comunicacin silenciosa como si ya existiera una relacin de ntima amistad entre l y yo. Y por esa razn aunque parezca risueo me resista a cumplir con lo que fue mi primera intencin. Y ah estaba yo, hombre grande, con la mirada fija en ese pelo que haba conseguido activar mi imaginacin a tal punto que ya rondaba en mi cabeza una nueva pregunta. Hasta obligada si se quiere. de quien habr sido?- debo suponer que perteneci a una mujer, me dije. Por qu? Dud y porque me lo imagino as. Porque sometido a mis sentidos es un pelo suave al tacto, limpio, brilloso, fresco de hermoso castao natural. Si hasta parece que exhala un aroma a lavanda. Bueno tal vez esas propiedades no sean privativas de una cabellera femenina. Bien sabemos lo bien que cuidan ese detalle tambin los hombres hoy en da. Pero para m lo era y lo sera de una mujer y de una mujer joven desde ya. Jams acertara estar ocupndome de la manera como lo estaba haciendo de algo tan personal sabiendo que pudiera pertenecer a uno de mis congneres. Y era tan grato para m saberme poseedor aun siendo una mnima expresin de aquello que en volumen forma parte de la belleza femenina y por lo tanto ms que importante en los aspectos que hace seductora a una mujer. Y aqu tena yo una partecita de ella, mucho ms sin embargo de lo que se puede imaginar si tenemos en cuenta que esta hebra capital por insignificante que parezca pertenece. Cunto ms podra saber yo de ella si empleara los medios para descifrar el cdigo gentico que define sus caractersticas morfolgicas? Si hasta podra obtener un retrato aproximado de sus atributos fsicos!, y la mente que es de armar las ms locas de las fantasas empez a sacarme de la realidad circundante. Se me fueron desvaneciendo las objetividades de las cosas materiales y los sonidos se volvieron susurros a mis odos. Tanto que perd la sensacin de tiempo y espacio para introducirme en una dimensin lejanade muchos aos atrsmedio siglo seguro, porque all me vea en plena juventud acariciando lo que era la suave cabellera de una muchacha que inclinaba amorosamente su cabeza sobre mi hombro. Y el aroma a lavanda que exhalaban sus cabellos castao claro me introducan en un delicioso ensueo. No s cunto tiempo estuve as, pero antes de pasar a otras imgenes ms comprometedoras, mi mujer que es de andar con pie de gato por la casa, ya haba abierto la ventana, pero recin not su presencia cuando la escuch decir como desde lejos: pero viejote quedaste dormido! y con el calor que est haciendo aqu!. Y uniendo dichos y accin hizo funcionar el ventilador de pi que estaba a mis espaldas. En volver sorpresivamente de mi peregrino fantasear y ver como el pelo se elevaba de mi escritorio fui todo uno. Nada me quedaba por hacer. Slo seguir con mis ojos en estrabismo enfoque a ese casi impenetrable objeto que me haba hecho olvidar a Garca Mrquez y retrotraer por la magia de la ilusin a mis lejanas mocedades. Me resultaba extrao verlo impulsado por la fuerte corriente de aire. Pero mucho ms verlo hacer graciosas piruetas como despidindose de mi antes de salir por la ventana a cruzar sobre las plantas florecidas del jardn del frente y perderse en el cielo descubierto de la calle en esa tediosa tarde de domingo. Estaba vivo y va en busca de su duea! Me dije convencido de que as era y mientras experimentaba una grata sensacin tome entre mis manos , ahora s, para continuar su lectura.

DE MI AGENDA

Lunes 22 de Junio de 2000

T

emporada baja. Sin compaero de viaje estoy cmodo en un doble asiento. Es pasada la medianoche. La cena a bordo ya fue servida. En el monitor estuvo pasando por largas horas una aburrida pelcula de accin y ahora la mayora de los pocos pasajeros duermen. En cambio, yo, que cuando viajo no puedo conciliar el sueo, busco algo con que entretenerme. Mirar por la ventanilla, nada, todo oscuro. El diario no, ya le hasta las propagandas. Mi agenda tal vez me salvara si encontraba algn motivo de inspiracin. Y as fue que mis ojos descubrieron ese pie que se destacaba claramente en la penumbra. Mi atencin hacia l fue inevitable. Y me dispuse a contemplarlo detenidamente. Era un pie de mujer que se dejaba ver desnudo en casi toda su parte superior. Solo lo cruzaba de lado a lado, sobre el empeine, una fina tira de cuero negro y unida a sta otra del mismo grosor pasaba por entre el dedo mayor. Su parte inferior se asentaba en la plataforma de la sandalia formando una lnea ondulada. Pie y calzado en perfecta simetra. Sus uas evidentemente bien cuidadas lucan brillantes de un rosa plido.

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Era slo el pie izquierdo de esa mujer el que yo tena a la vista. El tobillo ya lo cubra la botamanga de un pantaln vaquero azul prelavado y el derecho me lo imaginaba paralelo porque estaba oculto de m. El haz de luz que desde arriba emita el pequeo artefacto y que lograba identificar su pie tambin permita que la pasajera pudiera ojear una revista displicentemente como lo estaba haciendo. La dbil luz roja del foquito del coche no me permita reconocer el verdadero color de sus largos cabellos que descansaban sobre sus hombros. Pero como mantena la luz de lectura encendida y su pie sin variar de posicin volv mi atencin hacia l. Y eso de verlo tan delicado, tan femenino me produca una extraa sensacin. Ciertamente me senta ganado por l, me atraa con un sentido esttico. Con ese gozar contemplando a las cosas por su belleza sin otra connotacin. Con ese placer del espritu que saben producir ciertas obras de arte. Y para m ste pie lo era. Ya era martes 23 de Junio. Las horas fueron pasando. La distancia se fue acortando. Cuando me di cuenta estbamos entrando a la terminal y escuch a la azafata anunciar . Cerr mi agenda. Tom mi abrigo. Baj del portabolsas el paquete con los consabidos regalos y me dispuse a bajar. Esper paciente que la mujer del pie de mis amores, que me obstrua el paso, recogiera sus cosas y la sostuve cuando imprevistamente ella pareci perder pie y se aferr a mi brazo para no caer. La tuve tan cerca y la vi tan joven y linda como no lo haba imaginado y hasta me encant el tono de su voz cuando me dijo y anonadado le contest: . Como me pareci que no poda equilibrarse le ofrec y acept que la ayudara. Actitud que al dejarla me recompens con una amplia sonrisa iluminada con el brillo picaresco de sus ojos de extrao color atigrado. Me sent tan feliz con su simptica compaa como antes contemplando su delicado pie. Mientras busco el ticket para retirar mi equipaje la veo perderse entre la gente con saltitos de su pierna izquierda dando a su figura graciosos movimientos. Pero me dej tan perplejo como desconcertado. As qued al escucharla responder a ese comentario de circunstancia que se me ocurri decirle . Ella me contest con una expresin entre sincera y resignada .

entado cmodamente, casi hundido en un amoldado silln de madera y paja, cuyas medias ruedas le haca de mecedora, con una mano sostena abierto un voluminoso diccionario enciclopdico que apoyaba en sus largas y delgadas piernas encogidas como tril. Los dedos en movimiento de su otra mano palpaban su cabeza y parecan explorar palmo a palmo entre sus escasos cabellos blancos la superficie oval de su crneo como si las yemas buscaran alguna irregularidad. Su rostro de perfil aguileo se recortaba en el espacio cual figura de ptrea artesana, su rostro claro entrecerrados miraban a la distancia, ms all del horizonte como siguiendo el ocaso de sus pensamientos. Un vaso de vino tinto a medio llenar que con la botella tena a su alcance, era levantando con mecnica precisin. Y mi vecino, Don Lpez, beba parsimoniosamente largos tragos hasta vaciarlo, luego sin modificar su posicin dejaba el vaso en su lugar, para cargarlo nuevamente y con gesto moderado levantar la botella por el cuello a la altura de sus ojos, comprobando al trasluz qu tanto le quedaba por consumir. De tanto en tanto encenda uno de los diez cigarrillos que fumaba por da, nunca uno ms, los otros diez que tambin haba armado con infinita paciencia ya estaban en una desgastada cigarrera de cuero para el consumo en la guardia nocturna, que para l era un da de doce horas. Don Lpez, mi vecino, era guardia crcel con muchos aos de servicio. Viva solo. Lo haban dejado solo. Su esposa y la hija que tuvo con ella residan en Buenos Aires segn deca. Peridicamente me comentaba haber recibido cartas por las que le hacan saber que se encontraban bien y que siempre estaban esperndolo. me sola decir justificndolas, y era difcil no creerle. Su voz de comn segura pareca a punto de quebrarse al hablarme de ellas y de sus deseos de reunrseles no bien cumpliera los aos que le faltaban para jubilarse. Pero mientras tanto pasaba las horas de los das que tena libre as: leyendo, pensando, fumando, bebiendo. Siempre en el mismo lugar debajo del alero de la casa, siempre en el mismo viejo silln. As lo saba ver por encima del cerco de ligustrina que separaba mi hogar del suyo. Tan cerca estbamos que pareca que vivamos en una misma casa y eso haca que nos relacionramos permanentemente. >, me saba preguntar en broma como para iniciar una conversacin que yo no dejaba de aceptar. Me gustaba mucho compartir con l los diarios aconteceres, y yo lo

DON LOPEZ, MI VECINO

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admiraba por esa manera sencilla y parsimoniosa de hablar. Por sus ideas claras, por su saber ilustrado y su memoria prodigiosa: Pero tambin por sus habilidades culinarias y esa manera adecuada de cumplir otras tareas domesticas propias de un ama de casa. Sin olvidar la regularidad horaria con que saba salir a tomar su guardia impecablemente vestido con su uniforme gris sin ninguna muestra de alcohol consumido la noche anterior. Pero con toda la admiracin y respeto que le tena yo, saba que Don Lpez me menta, o mejor dicho, l se menta o ms bien, viva una realidad ficticia, una ilusin. El reencontrarse con su mujer y su hija pareca ser su objetivo existencial. No era as, sin embargo, todos sabamos que su mujer se haba escapado con otro hombre y jams tuvo noticias de ella, y para m no existieron las cartas que deca recibir. Tampoco lo de la jubilacin era cierto. Nunca haba querido iniciar los trmites, no obstante que haca mucho tiempo que estaba en condiciones de retirarse y con una foja de servicios impecable. As se supo por los comentarios que hicieron otros guardias crceles ese da en el velatorio de sus restos. Don Lpez como se lo conoca en el barrio, mi vecino y amigo, lo hallaron muerto. Fue de madrugada cuando sus compaeros de turno concurrieron a su oficina alarmados por el estampido que escucharon. Sobre su escritorio las autoridades intervinientes encontraron como posible motivo de su fatal decisin los escritos del traslado de la demanda de divorcio que le iniciaba su esposa desde la provincia de Mendoza. La mutual carcelaria se encarg de todo lo del sepelio y dos representantes de la institucin ms unos pocos vecinos lo acompaamos a su ltima morada. La casa ahora cerrada guarda en silencio sus pocas pertenencias y en el mismo lugar de la galera un silln mas desvencijado que nunca parece aguardar el regreso de su dueo.

El Amazonas a Estivas un cuento con mucho de verde

La carta que encontraron deca: Querida familia: Aunque no piensen eso de mi, siento que soy un desagradecido, un ingrato con ustedes; Sin embargo tengo que hacerlo. S, me voy, los dejo, me escapo, como quieran llamarlo. As lo he decidido siguiendo la voz de mi conciencia, respondiendo los dictados de mi corazn. Tengo que hacer uso de esa libertad que me es propia. Regreso al lugar de donde nunca deb salir. Voy detrs del destino inexorable que debo cumplir. Estoy convencido que hago lo correcto, lo que debo hacer, lo que cualquiera en mi lugar lo hara. No se lo quise decir personalmente porque no me dejaran partir y tienen como impedrmelo, entonces les dejo esta nota. Aqu deseo expresarle mi gratitud por todo lo que hicieron por m. No olvidar nunca la buena disposicin en brindarme lo ms posible aunque para m no siempre fuera lo mejor, sin embargo no abrigo resentimiento alguno hacia ustedes, todo lo contrario, los llevo en mi corazn. No me llevo otras cosas, se darn cuenta que me voy con lo puesto. Pero tambin conmigo llevo lo que aprend de Danielita, cuando repasaba las lecciones de ingls, los silbidos de admiracin de David, cuando vea una chica linda, los saludos apresurados de despedida de pap Marcelo, los gritos de mam Adela, enojada echando a Boby por haberlo sorprendido en el silln del living, las tantas expresiones en guaran que me enseara el abuelo Pedro. Pero para que ustedes tengan la seguridad que no todo fue en vano, no bien llegue junto a mis hermanos les enseare todo lo que aprend aqu. Yse me termina el tiempo, pero antes que por mi ansiedad salg volando, quiero dejar el mejor de los recuerdos para la abuela Nilda y les pido no la crean ni cmplice ni culpable de mi escapada. S que sufrir mucho por eso, y yo me llevar un gran cargo de conciencia tener que aprovecharme de sus permanentes olvidos para fugarme. Con todo el dolor del alma les digo: ADIOS, los quiero mucho. PEPE El gua turstico, el coordinador Bs.As. y el baqueano de la zona con su perro, desde la lancha de apoyo trataban de asistir a una veintena de turistas. Eran jvenes estudiantes secundarios ingleses, 2 padres, y 2 profesores del colegio que embarcados en parejas ya navegaban en 10 piraguas por el riacho Monte Lindo en una travesa que durara tres das. El gua daba indicaciones en ingls para corregir los inconvenientes propios de los improvisados navegantes y al mismo tiempo hacer entender la necesidad de no hacer tanto barullo, pues era fundamental para poder apreciar la rica fauna que encontraran a su paso. Uno de los varios atractivos que tena la excursin. Con esa alternativa normal para los organizadores por ser una ms de las tantas realizadas, se desarrollaba

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la primera etapa que promediando la maana ya se poda considerar cumplida. Sin embargo, dado el trayecto recorrido los organizadores estaban preocupados de no haber avistado ningn animal de los que haban anticipado al contingente. Ni yacars en los albardones tomando sol, ni carpinchos zambullndose entre la maleza, ni siquiera una curiy deslizndose por sobre los camalotes. Para peor el baqueano lo haba anticipado, no estaban en los lugares habituales los siempre traviesos monos caray. El viento norte que soplaba les impide detectar la presencia de sus naturales depredadores, lo que los hace buscar sitios ms seguros. Apenas el ruido de un desorientado miriquin fuera de su habitual horario escapando entre la fronda, el canto de algn Martn pescador a lo lejos y algunas escasas orqudeas casi escondidas entre el ramaje costero, era todo lo que el gua les haba hecho notar. Muy poco en realidad y la navegacin se tornaba montona. Los turistas sin embargo admiraban la espesa vegetacin circundante que aun siendo todo lo atractivo para ellos no ofreca otra cosa a los ojos del gua. El ro contribua en mucho a ese apacible transcurrir, su lenta corriente pareca un camino sinuoso sobre un verde tapiz, donde las embarcaciones se deslizaban suavemente. BuenoSeores! dijo con nfasis el gua por el megfono como para animar al grupo. Vamos llegando al sector del ro que corre entre un bosque muy espeso. Y siempre en ingles, continu:navegaremos por un paso estrecho, por un tnel oscuro formado por la naturaleza durante muchos aos. Vern, los ramajes de aosos rboles que cruzan de orilla a orilla unidos por lianas y otras especies y no dejando pasar la claridad del da, forman lo que se conoce como bosques en galera. Esto anim un tanto a los navegantes y ya estaban las primeras piraguas ingresando a lo que poda tornarse como la boca del tnel donde la oscuridad fue envolviendo embarcaciones y tripulantes. Esa sombra fresca y el silencio del lugar parecan haber influenciado en los turistas que ya remataban bastante bien y se mantenan en sigilo. Por su parte el gua parado en la lancha de apoyo, buscaba ansioso en ambas orillas enmaraadas, arriba entre el tupido ramaje y sobre la superficie del ro, algo que ofrecer al contingente. Cualquier bicho, aunque fuera insignificante l se encargara de rodearlo de las condiciones que lo hicieran novedoso a los ojos de los turistas. Y la oportunidad por suerte no tard en presentrseles. All adelante, arriba de una rama que llegaba hasta la mitad del ro le pareci ver posado un ave, un pjaro grande. Como no lo identificaba bien, recurri al baqueano. El hombre de la zona hizo visera con la mano y luego de un expectante silencio dijo lacnicamentees un loro. un loro?...pregunto intrigado el coordinador de Bs.As. S, le confirmo el gua, ahora lo veo mejor A medida que se acercaban a l se escuchaban en lo alto y a la distancia un murmullo como de voces humanas, al parecer personas que hablaban animadamente. Bien.! Dijo el gua y se preparo nuevamente con el megfono y mientras las piraguas se acercaban donde ellos se haban detenido comenz a destacar la presencia de ese pjaro de plumaje verde, con manchas azules y amarillas en la cabeza y rojas sobre los hombros. Y como estaba all tan solitario aprovecho para sealar que se trataba de un ejemplar perteneciente a una especie en extincinTal vez sea el nico que queda en el mundo! Enfatizo el gua buscando dar un golpe de efecto. Los turistas entusiasmados prepararon sus cmaras para registrar ese supuesto nico espcimen que los observaba desde lo alto y como si supiera que su imagen iba trascender allende los mares desplegaba graciosamente como abanico sus alas de vistosos colores. El baqueano hizo un comentario es un loro hablador, as se lo conoce por aqu. Ho! habla?...se escucho a un seor ingles de la canoa ms cercana que entenda algo de castellano. y qu dice? Pregunt curioso. Gua y coordinador Bs.As. se miraron entre s y se encogieron de hombros. No tenan ni idea lo que poda decir un loro en esos lugares. No obstante rpidamente dirigieron sus miradas al baqueano y con gestos de sus manos pareci que le pedan socorro. El baqueano como para sacarlos del paso contest con su natural parsimonia: yrepiten lo que escuchan decir a las personas. -HOLA!...grito entonces el gua dirigindose al loro como para probarlo. -HOLA! contesto el loro inmediatamente. Asombrado el coordinador de Bs.As. dijo tambin.HOLA! -HOLAHOLA!- dijo el loro nuevamente, ahora ms animado. -JELOU? Se animo uno de los ingleses. -JELOU? Contesto asimismo el loro y sigui diciendo

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-GUD MORNING.JAU-AR-IUUILCAN? Otros turistas ingleses admirados comenzaron a dirigirse tambin al loro. -JELOUGUD MORNINGJAU-AR-IUUILCAN? Y el loro a los gritos repeta de corrido. El baqueano tambin se uni al dialogo y como hacindole una broma le dijomba yap -importante ande, chamigo! Le respondi el loro en alargado acento guaran. De pronto se armo un revuelo en la espesura. Empezaron a llegar ms loros atrados por el barullo. Muchos ejemplares nicos que se unieron al solitario rodendolo como si fuera el jefe y luego de entablar una ruidosa comunicacin en su propio idioma con l, ellos tambin se unieron a los dichos JELOUGUDMORNING. JAUAR.IUMBAE PAREC se escuchaba con toda claridad. Una de las estudiantes inglesas tan entusiasmada como ligera de ropas se puso de pie en la canoa como para hacer una mejor toma fotogrfica. De inmediato todos los loros se dirigieron a ella y silbaron repetidamentefuii.fuuuiiiii.fui.fuuuuiiii. La chica sin comprender pero sorprendida se tambaleo sobre la frgil embarcacin, lo que dio lugar a la intervencin de su compaero de remos. Sin embargo fue el adolescente de rubia imagen estudiantil que termino aparatosamente en el agua. Nada mas falt para que la risa espontnea y estentrea saliera de la garganta privilegiada de algunos verdes ejemplares mientras otros ensayaban un cantito que pronunciado como entre dientes pareca decir que boluque bolu El alboroto era tal que el perro del baqueano, firme en la popa de la lancha de apoyo, comenz a ladrar desesperado y los loros no tardaron en gritarle: fuera!fuera!.fuera! el perro se amilan, puso la cola entre sus patas y se perdi entre los brtulos. A esta altura los loros parecan haber encontrado un motivo de diversin que no pensaban abandonar. Saltaban alborozados en las ramas ubicadas sobre la cabeza de los visitantes, revoloteaban jugueteando alrededor de ellos pero tambin dejaban caer una lluvia de materia no muy grata a las personas -Cheeee.vamos.! dijo de pronto el coordinador Bs.As. El gua tambin empez a sufrir las mismas consecuencias, tom el megfono y dirigindose a los ingleses que desesperados no atinaban que hacer, les grit gouuuuu.guuuupliiiisssgouuuuuu. El coordinador ya muy nervioso por no poder maniobrar con su lancha entre las canoas que lo rodeaban sin darse cuenta que se diriga a los ingleses deca en argentinizado castellano y acentuado tono porteo mtanle.cheeeeerajemos.que estos loros de mnos estn cag.todo. El baqueano que pareca no entender el porqu de tanto lo quiso solidarizarse con sus compaeros y agitando sus brazos en seal de avanzar rpido gritabayaja catuyaja cat y los loros le respondan terej terej Finalmente sin ms indicaciones, las canoas lograron ponerse en movimiento y al ver que los turistas se alejaban el loro jefe inicio la cuentauanduzrifour a medida que las canoas iban formando una fila india, mientras los otros loros al unsono continuaban el conteofaisixseven Ya las diez embarcaciones con ahora asombrados turistas y la lancha de apoyo con un decepcionado gua se alejaban sin ms contratiempo por el bosque en galera, all atrs se escuchaba chaugud-baynos vemos?. Lo extrao del caso era que los loros imitaban otras voces que no eran las de los visitantes y no solo repetan lo que estos le decan sino tambin empleaban palabras que ya conocan. A todo esto el loro lder abandono la rama donde se haba mantenido y ya volaba en el mismo sentido que navegaban las embarcaciones aguas abajo. Los otros le siguieron y pronto pasaron en vuelo rasante sobre la cabeza de los turistas dejndoles a su paso como saludo final algo ms de la lluvia que los haba hecho salir apresurados. Empeados en alcanzar al loro jefe que all adelante en zigzagueante vuelo pareca estar jugando a las escapadas, la bandada de verde plumaje iba en su persecucin y por el largo del tnel resonaban sus insistentes llamados PEPEEEEEE..PEPEEEEE.PEPEEEEEEEEEEE!Nota del autor: 1Amazona Aestiva es el nombre cientfico del loro Hablador 2Las expresiones en ingles estn hechas por fontica y por conocidas no se traducen. 3Las expresiones en guaran estn hechas por fontica. a) mbae yap: como estas? b) Iporante ande: muy bien y Ud? c) Yaj cat: vamos d) Terej: andate

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LA VENGANZA (Ancdota)- Diego es el nico amigo que me queda en mi pueblo natal. Los otros los he perdido. Para siempre algunos. Otros ya han tomado distintos caminos en la vida. Diego no. All vive todava. Solo. Nunca se cas. Esta cada vez mas ciego por la diabetes. Lo asiste una sobrina casada que habita una casita en el predio que Diego le cedi. - Ahora estoy ms acompaado me dijo en mi ltima visita. ramos compaeros de trabajo. l cadete, yo ayudante de Vidrierista. Ambos diecisiete aos. Los dos orgullosos de trabajar en la tienda ms importante de la ciudad. l all se jubilo. Yo los abandon a los 20 aos. Lo voy a ver todas las veces que vuelvo urgido de aoranzas. l me cuenta novedades. Yo las mas. Pero siempre terminamos recordando secuencias de nuestra lejana juvntud. La mayora repetidas, claro. Y entre todas, sta que a l le gusta escuchar tanto como a mi relatar. Te acords del lo que hicimos en la Plaza? Es suficiente para que yo empiece mientras l mira a lo lejos sin ver.. de vez en cuando me ayuda con algn detalle que me olvido. Cada vez son ms. Pero la ancdota es ms o menos as: - Dcada del 50`, - Pern hablar a las 20 horas en los balcones de la Casa Rosada. Los negocios deban cerrarse a las 19hs. Los empleados tenan que concentrarse en la plaza para escuchar la transmisin de sus palabras. Esa tarde, ya libres, los dos haciendo pinta en la esquina de la tienda. La gente por calles y veredas y vehculos atestados de partidarios en caravana hacia la plaza. Marcha peronista improvisadas proclamas aturdan al pasar. Eran los descamisados en fervorosa manifestacin. Para nosotros? Ordas no compatibles con nuestra condicin de dependientes de elegante saco y corbata. Subanvamos a la plaza! Unos muchachones bajados de un viejo camin nos hacan ms que una invitacin, una orden. Nosotros rebeldes porque si nomas No, Yo no voy, dijo Diego! Yo tampoco! Me anim con firmeza. Suficiente. Diego con la nariz sangrando y yo con un escupitajo en la cara. Difcil explicar la sensacin de impotencia e indignacin. No creo que haya mayor ultraje para el que recibi un salivazo en la cara. - Quedamos con la sangre en los ojos Y juramos vengarnos! Cmo? No lo sabamos pero oportunidad no nos iba a faltar. Y no pas mucho tiempo. Vehculos con altoparlantes recorran las calles anunciando Pern hablara a las 20 hs desde la plaza de Mayo. Ser maana viernes. Habr concentracin en la Plaza para escuchar su mensaje. Los negocios debern cerrar a las 19hs. Era la ocasin para lo que nosotros habamos urdido se pusiera en la prctica. La noche del viernes a la hora indicada se cerr la Tienda. Se bajaron las cortinas metlicas. El personal qued libre. Unos rpido a sus casas. Otros se encaminaron a la Plaza. Diego y Yo en la esquina. Ahora de camisa remangada y media falda afuera. La gente en grandes grupos. Banderas, pancartas, antorchas, canticos. Ordas vociferando consignas en los viejos camiones. Nosotros mimetizados perfectamente nos unimos a uno de los grupos. De vez en cuando lanzamos al aire unos gritos vivando al general y a su esposa. Diego con un envoltorio bajo el brazo. Yo con otro. All iba lo que habamos preparado en cuidadosa tarea das previos y Diego haba sacado a la vereda disimulado en el cajn de basura. Cuando llegamos a la plaza no podamos creer. De bote en bote. El escenario iluminado a pleno. Los altavoces aturdan. La gente cantaba, agitaba banderas, gritaban una verdadera locura. Nos amilanamos. A m me chocaban las rodillas, a Diego, no s pero le temblaba la quijada. Hablamos con los dientes apretados. Diego lo hacemos? le pregunt y esper que me dijera que no-. S! Me contest con toda determinacin. Le seal el reloj de la torre de la Iglesia. Faltaban 5 minutos para las 20. Tiene que ser ahora le dije. S. Me contest y decididamente fue abrindose paso entre la gente. Yo me ubiqu donde deba. Sentado en uno de los canteros sigilosamente desenvolv el paquete hasta la mitad dejando al descubierto parte de su contenido. Me puse de pie cubrindolo y esper. Diego tena que estar haciendo lo suyo al costado del escenario. Si el lograba lo que suponamos yo tena que actuar en consecuencia. Y bien que lo hizo. Lo supe porque se acallaron los gritos partidarios. La gente cerca del escenario se apartaba espantada. Retrocedan atropellndose. Se caan, se pisaban. Una verdadera estampida. Qu ocurre all? Pregunt alguien cerca mo Mir! Qu est pasando? Se consultaban otros. Bien pronto lleg la noticia. Hay una bomba! Se escuch. S parece que hay una bomba! Y cuando la gente empez a retroceder tambin aqu Ac hay otra! Grit yo. Mi voz sali tan apagada por los nervios que parece nadie escucho. Tome fuerzas y grite nuevamente. Esta vez sali mejor. Una seora que estaba a mi lado mir donde yo sealaba y tambin empez a los gritos. Una bomba una bomba! Aqu! Y sali atropellndose con una nena de la mano. Y entre otros lo que ya corran despavoridos ya sal patitas para que te quiero hacia mi casa. Diego estara haciendo lo mismo hacia la suya. As habamos quedado. Qu mas pas? Ni l ni yo lo supimos sino por los comentarios del da sbado por la maana en la tienda. Los de zapateras alrededor de un radio a transistores oculto entre cajas. Los de Ropera con diarios sobre mostradores disimulados entre rollo de tela. Diego y yo llenos de culpa ocupados en lo nuestro. Muertos de miedo nos pareca que en cualquier momento entraba la Polica a buscarnos. Para peor no haba clientes que entraran y antes de iniciar la compra dijeran algo al respecto. Nuestra angustia

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dur hasta casi el medioda. Nos prestaron los diarios. Corrimos al Depsito donde habamos preparado las bombas. La justicia diario peronista deca en grandes titulares de primera pgina. Ms de la mitad del discurso del General Pern no se pudo escuchar anoche en la plaza. Se detectaron dos artefactos explosivos que la polica logro desactivar. La mano de la oligarqua radical en un intento que pudo tener graves consecuencia. Las autoridades orientan la investigacin en ese sentido y ya cuentan con elementos que serviran de prueba para reforzar esa hiptesis. El Debate Diario Independiente otro tanto. Pnico anoche en la plaza. Se encontraron dos artefactos presumiblemente explosivos. Hubo cadas, pisotones y algunos heridos leves. Fue grande la desazn de los partidarios por haber perdido el discurso de su Lder. La polica tuvo que desalojar la Plaza por ms de dos horas. Los bomberos con equipos especiales retiraron a los bultos. - Las autoridades no dieron aun ninguna informacin oficial sobre el suceso. Pudo haber sido una tragedia. - Diego y Yo respiramos por fin. No haba sospecha que furamos nosotros los culpables. Algo que logramos con solo armar con cuatro elementos, dos artefactos que simulaban ser bombas explosivas. Eran grandes bateras cilndricas, antiguas pilas que alimentaban energa a un abandonado sistema de iluminacin vidrieras. Pintadas de negro y unidos sus bornes con cables elctricos, azul y rojo, bien que lo pareca. Solo fue eso el inofensivo invento que causara tanto pavor. - La venganza seguira siendo el placer de los Dioses porque Diego y Yo simples mortales no logramos gozar de ella. Sin embargo repasar este como otros episodios cuando nos encontramos no es ms que revivir nuestra lejana juventud.

FUE UN 24 DE DICIEMBRE(I)- No, no la he visto Seor - Qu quera ese pobre hombre, Esther que no la entend - Yo tampoco. Ya no se le entiende nada pero s que quera bueno no soy la nica que aqu lo sabe. - S y qu es? - Pregunta por Luci si la vi salir del negocio. - Bueno al lado de la Boutique de donde salimos haba un comercio donde trabajaba su novia. Pero de esto hace ms de treinta aos! - Epa! Pero entonces est loco? - Y s quedo as por lo que sera una locura de amor en realidad una triste historia que como te dije muchos conocen - Mira vos pero contame que fue lo que le pas para quedar as. - Bueno s te lo cuento. Pero mejor si vamos hasta el Bar de la Galera de la esquina nos sentamos tranquilos en el fresco y tomamos algo, porque yo estoy muerta de calor! - Tambin yo estoy acalorada no te quise decir pero tenias razn cuando me anticipaste que as era en esta poca por aqu bueno ahora me parece que te quedaste corta - Sentmonos all mira - Aqu si se est lindo - Entonces Carlota lo que vamos a hacer es tomarnos el tiempo mi hija dijo que preparara el almuerzo y ya tenemos las compras hechas. Asi que no tenemos apuro despus nos tomamos un taxi para volver te parece? - Si por supuesto como vos digas - Bueno mira la cosa fue ms o menos as. Era un da como hoy casi a esta misma hora y hacia u calor insoportable - Tanto como ahora? - Y si tal vez mas - Permisoooo! El de frutilla con agua para quin? - Para ella - El de durazno con leche para Ud., entonces? - Y gracias

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(II)

- Jorge lleg con su bicicleta hasta el portn de la casa de Luci y sin bajarse toc el timbre y esper. - Enseguida Luci abri la puerta y se escucho que le deca a su madre que sala con ella: Hoy cerramos tarde, con mucha suerte a las doce y media aunque ms seguro a las una - Bueno s contesto doa Mara. - Buenos das Jorge salud a su futuro yerno- Buenas Doa Mara contest Jorge y coment- Parece que va estar bravo hoy. - Si, as parece respondi doa Mara- Hola! saludo Luci mientras se acercaba y besaba ligeramente en los labios a Jorge. Luego se colocaba los anteojos de sol y se acomodaba en el portaequipaje - Chau Mama! Hasta luego doa Mara! Y partieron. - Bueno Adis- contest simplemente y se qued pensando- Cunto le costaba aceptar que su nica hija pronto la dejara. Ni siquiera le conformaba ese Si no me voy muy lejos Mama. Yo voy a venir seguido y vos me pods visitar cuando quieras que le haba dicho su hija cuando con Jorge le anunciaron su intencin de casars. - Y mientras dirigi su ltima mirada pero para verlos como se alejaban rumbo al centro cerrando la puerta tras de s. - Eran las siete y media de la maana vspera de Navidad y corra una suave brisa del Nordeste con algo de fresco todava.

(III)

- Bueno como te deca este, hombre, un muchacho de 23 aos por aquel entonces, empleado de la Administracin Pblica, y la chica que trabaja en ese negocio que te dije tena 19 aos ella estaban por casarse. El patrn le haba pedido que postergara la boda hasta pasadas las fiestas. Eso para que no lo obligara a darle la licencia y tener que tomar un suplente por esos das justo cuando ms necesitara de sus mejores empleadas - Tambin le haba dicho que le pasara a la Caja por lo que le pagara un adicional a su sueldo y hasta parece que le prometi un buen regalo de bodas - Mira vos que bueno - Si la cuestin que Huyyy ah se acerca una conocida es Cecilia y Ya me vio! - Oh mira a quien encuentro aqu Hola Esther que tal! - Bien y a vos Ceci tanto tiempo - Cierto che - Andas sola? - No, con mi marido y mi hija. Ellos estn tratando de comprar unos discos de msica navidea aqu enfrente, pero est lleno de gente y hace tanto calor aqu afuera! Yo me cruce para esperarlos aqu y tomar algo fresco mientras tanto pero parece que esta todo ocupado? - Pero sentate aqu con nosotras Ceci si hay lugar Ah te voy a presentar a una amiga que vino de Buenos Aires a pasar las fiestas conmigo Carola, ella es Cecilia una ex compaera de trabajo tambin docente jubilada - S, es cierto con Esther estuvimos muchos aos en la misma escuela mucho gusto

(IV)

- Jorge y Luci llegaron a la esquina y se quedaron all, veinte metros antes del local comercial donde ella trabajaba. Jorge sentado en el cao de la bicicleta sostena en sus manos las de Luci que de pie estaba muy cerca de l. En la puerta todava cerrada del negocio y junto a la nica vidriera haba ya muchas personas. Eran otras muchachas que trabajan all y clientes con nios esperando que uno de los dueos abriera. - Mir como est la gente ya Que da nos espera! Y todo por las bombas petardos y caitas voladoras menos mal que recibimos cajas por cantidad. - Jorge no hizo comentario y se limit a hacer una especie de repaso de lo que haban venido hablando durante el trayecto. - Buen quedamos as Yo de aqu me voy a la imprenta a retirar las pruebas y el presupuesto de las invitaciones. Y de ah paso por lo de Coqui para ir a la obra a terminar las instalaciones del bao. Ya nos queda poco por hacer. - Coqui era su compaero de oficina y amigo del barrio y en las horas libres trabajaban haciendo instalacio-

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nes sanitarias. - Se est portando Coqui eh! dijo Lucia - Si, y eso que le dije que hoy no trabajramos pero el insisti. Tenemos que aprovechar el asueto me dijo haa y tambin me anticip que la mano de obra ser su regalo de casamiento. - Qu bueno! Ser un gasto menos no? - Se escuch de pronto el chirriar de una cortina metlica. - Mir ya est abriendo me voy. - Te vengo a buscar a las una entones - Y s aunque tal vez tendrs que esperarme un poco. Ahora debo entregar la Caja antes de retirarme -y mientras deca esto se inclin para besarlo ligeramente en los labios. - Chau! se despidi. - Jorge se qued esperando que llegara corriendo a la puerta y antes de entrar diera vuelta y con una sonrisa le hiciera un ltimo saludo con la mano.

(V)

- Huyy Carola mira la hora que es. Como se nos fue el tiempo! Mozo por favor! Te dejamos Cecilia que pases felices fiestas - Gracias Che Ud. Tambin - Vamos Carola, tratemos de encontrar un taxi. - Huyy volvemos al infierno eh - Che al final no pudiste contar la historia de ese pobre hombre que est todava all miralo - S y ah se quedar por sus tres das con sus noches Pero tuvo que haber recorrido el Hospital y los sanatorios preguntando a Medico y Enfermeras si no la tienen a su Luci internada. Tal como lo hizo aquel da. - Eso hace Che? Pero que le pas a su novia que no sali? - Mir, eso sera como contarte el final de la historia que todava falta mucho pero ya que estamos aqu veni veni. Ves este local? Bueno aqu antes estuvo el comercio donde se produjo un terrible incendio que lo destruy totalmente. Murieron quemadas diecisiete personas. Otras murieron despus. Tambin hubieron muchsimos que se salvaron pero sufrieron bravsimas quemaduras y aqu mismo, en la vereda muri una seora joven que logr salir pero envuelta en llamas. - Hu qu horror! - S, la mayora de los que se quemaron ah adentro eran empleados jvenes y entre ellas Luci la novia del muchacho Y bueno el quedo as porque cuando lleg aqu y vio lo que haba ocurrido sufri un shock tremendo que lo dej con la idea que su novia est todava adentro. - Ahora entiendo por eso espera y pregunta por ella pobre y No se puede hacer algo por el che? - Los mdicos ya no. Lo jubilaron por incapacidad y los que lo conocemos con decirle que no la hemos visto ya se retira resignado. - A veces te quiere mostrar lo que tiene en esa vieja carpeta que esta sobre el portaequipaje de su bicicleta la ves? - S tendr fotos de su novia me imagino - S, y recortes de diarios con la crnica de la tragedia tambin - Qu triste che y fijte con que ansiedad la est esperando! Claro mir es la una menos cuarto justo a esta hora estara saliendo ese da para encontrarse con l pero lo que fue su destino. Precisamente a esta hora la estaban sacando entre otros cuerpos calcinados para llevarlos a la morgue estaban irreconocibles. - Hooo qu barbaridad! Y porque se produjo el incendio? - Haaa esa es otra parte de la historia pero mira mira hay un taxi vacio Taxi taxi que suerte vamos vamos!

(V)

- Coqui ya haba terminado de colocar los artefactos del bao con la ayuda de Jorge y probaban su funcionamiento. Debajo del laboratorio se produca una prdida de agua que Jorge inspeccionaba. - Coqui le daba indicaciones mientras se servia un terer que sorbi ruidosamente. - Ambos que estaban en bermudas desgastadas con el torso desnudo y en ojotas sudaban a mares. - En el piso de la nica habitacin que con la cocina comedor estaban terminadas pero vacas retumbaba el sonido de un radio a transistores.

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- Comentarios, mensajes de salutaciones, augurios y msica navidea se alternaban continuamente. - Ya est! Exclamo triunfante Jorge al conseguir reparar la fuga sin la intervencin de Coqui. - Bueno dijo Coqui- nos queda tiempo para algo ms Qu te parece? - Nooo ya casi es medio da y tengo que ir a buscarla a Luci mejor tomamos otros terers y descansamos - Noche de paz noche de amor todo - Lentamente la cancin navidea se difunda cuando se cort y con voz neutra el locutor dijo: Suspendemos la transmisin de nuestro programa para dar lugar a una informacin de ltimo momento. Se ha desatado un voraz incendio en un local comercial del centro de la ciudad. Los bomberos no consiguen dominar el fuego y en estos momentos intentan evitar que las llamas se propaguen a los edificios vecinos - Jorge que estaba recargando la jarra para el terere grito desde la cocina - Coqui vos trajiste mas hielooo! - Si pero veni!... veni escucha esto - Qu es? - No s. Parece que hay un incendio en un negocio del centro. Pero espera seguro que van a repetir - Repetimos y ampliamos la informacin: Se ha producido un voraz incendio en un local comercial donde funciona un comercio de artculos de regalo y pirotecnia ubicado en la calle Espaa casi Rivadavia. Y se confirma que hay numerosas vctimas fatales. Tambin son muchos los que han sufrido gravsimas quemaduras lo que son trasladados al Hospital Central y a sanatorios particulares que ya se han visto colmados Se solicita a la ciudadana colaborar de la siguiente manera - Cheeee que brbaro parece que es grave dijo Coqu. - Si contesto Jorge y pregunto: Dnde mismo dijo que era? - Espaa y Rivadavia repiti pensativo Jorge negocio de regalo y pirotecnia - LUCII!!! Estallo Jorge y sali tropezando con Coqu y con cuantas cosa haba en su camino. - LUCIII LUCI!!! Repeta entre llanto y desesperacin mientras tomando su bicicleta salto sobre ella y parti a gran velocidad rumbo al centro mientras se escuchaba como un audillo - LUCCIII LUCII LUCIIIII! - Eran las once y treinta de la maana del 24 de diciembre de 1967 y la fresca brisa del Nordeste ya se haba convertido tambin en lenguas de fuego

MIRADAS

-Ruuummmm.Pmmmm..trc-trac-tracccPmm..tn..tinn..tinnn- Oh.h.! -Epa! Qu pas? Qu Brbaro! -Miraaamami..mirun choque! -Sya veoPor Dios esa chica de la moto! -Y el auto?- Mire Seora como qued -Ss.contra el rbolPor Dios! Y el hombre estar desmayado? -Vmosms cerca Mami que quiero mirar -No, vmos, vmos que vamos a llegar tarde -hayyyy.hayyyyujjjoojjj! -No, Seorano se mueva..no se muevavamos a llamar una ambulancia -Syo. -Llamar rpido al 107 muchachoy ped una ambulanciaurgente -No se mueva Seoraya va a venir un medicoa ver..a veresoas estar mejor. -Hayyyy huyyyyQu me pas? Que me pas! -Holaho..la.s una ambulanuna ambulannn Qu?...saquhe? Dnde que? Sun choun cho.s un choqueDnde?... ha siiii.Seor.Seordice en que calle Dame! S, rpido por favoruna ambulanciahay una Seora herida aqu en Rivadavia y Fhoteringhams en la misma esquinabuenobuenopero rpido por favor -ya vienenla ambulancia con el Doctortranquilatranquila -Hayyyy.huyyyy.qu me paque me paaaa.. Parece que se desmay? -uuuuuuuuuuuuuuuuuuuu..uu..u.. -A un lado a un lado por favor! -Retirencvmosms atrspor favorhagan lugarJorge la camilla! -S Doctorya

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(ll)

-Danielitacontale a tu papque vimos hoy cuando bamos a la escuela? -ahhhh..s..Papi..vimos un choque..vimos -Un choque? Contacont Cmo fue? -S papila Seora vena por la calle y entonces vena un auto tambin pero por la otra calley entonces el auto le choc a la Seora que vena en la moto.. y entonces la Seora se cay.. y la moto se rompi toda y entonces el auto se subi a la vereda y todo eso -Ohhhqu barbaridad!! -Si vos vieras Jorge el estrpido que se escuch..La chica pareca que se lastim mal en la cabeza y un Seor fue el primero que la asisti -Y se supo quienes eran? -Noenseguida se junt mucha gente..nosotros no nos quedamos porque se nos haca tarde..seguro que maana saldr algn artculo en el Diario..

(lll)

-MirLucyaqu est la crnica del accidente de ayer -Le fuertea ver que dice -GRAVE ACCIDENTE DE TRANSITO- fueron participes una motocicleta y un automvil- un nuevo accidente de trnsito se produjo ayer alrededor de las ocho de la maana en la esquina de Fotherigham y Rivadavia. Por la primera de las arterias vena el automvil conducido por un hombre mayor de edad y por razones que se tratan de establecer envisti violentamente a una motocicleta conducida por una persona del sexo femenino de aproximadamente treinta aos. El hombre no sufri consecuencias mayores aunque si su automvil que se subi a la vereda para terminar contra un rbol con destrozos considerables. En cambio la mujer sufri heridas de distinta gravedad y fue asistida en principio por algunos testigos y posteriormente por personal del SIPEC. La polica informo que la motociclista no llevaba el casco reglamentario razn por la cual las heridas ms importantes fueron en el crneo estando actualmente internada en el Hospital Central con pronstico reservado..

ELENA RETAMOZA BAZABEZ (Pocha)

Nac en Formosa capital el 24 de agosto de 1937, de profesin: Profesora de Msica. Las razones por las que escribo son: expresar mis sentimientos y fantasas ms o menos correctamente. Si me preguntan Quin soy? Soy una jubilada que quiere dar a su tiempo libre el uso y abuso de que siempre quiso hacer: leer para actualizarse y escribir para que quede algo mo de esta faceta que nadie conoce. Me es muy difcil hacer este trabajo porque creo que las biografas son mejores cuando otros los escriben, porque ellos ven con claridad virtudes y defectos que desconocemos u ocultamos. Pero yo hara mi biografa hasta este momento de mi vida de la siguiente manera: No soy ni linda ni fea, pero fui elegida. No despert grande pasiones ni fogosos amoros pero fui amada. No fui importante ni famosa, pero fui criticada. No fui ambiciosa ni ped nada, y tuve todo, pero fui envidiada. Si fui elegida, amada, criticada y envidiada, quiere decir que fui alguien.-

o figuraba en el paseo ni lo nombraba el gua pero all estaba, solitario y mal oliente; reclamando una mirada para sentirse vivo y an til, a pesar de la pobre naturaleza que lo rodeaba. Cientos de mariposas coloridas volaban sobre l como en un estudio de baile, ranas y ranitas croando, saltando y jugando con una simetra perfecta como si estuvieran ensayando para un debut circense o una gala gimnstica. A lo lejos, unos sapos grotescos y curiosos asomaban sus saltones ojos para contemplar aburridos

EL PANTANO

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el mismo paisaje de siempre, unas rocas de diversas formas se recostaban perezosamente en las orillas, cubiertas de musgo de diversos tonos que se adheran a ellas cual nufrago a su tabla salvadora. Los rayos de un sol generoso se filtraban por el follaje de los rboles; rebotaban en ellas, humedecidos y resignados dndoles tonos vidriados como un travieso calidoscopio. Pero an faltaba algo, y all estaban, al costado de un bote abandonado, una gran manta de camalotes que con sus flores azuladas le daban el toque de belleza que le faltaba al feo y sucio pantano.

EXTRAA AMISTAD

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endra ms o menos unos 40 o 50 aos, menuda, pulcra y servicial; llegaba con su atado de verduras y se ubicaba en una silla, mientras mi madre suspenda toda tarea domstica para prestarle sumo inters y all comenzaban, cada una con su forma de expresarse, la rara comunicacin que yo no interpretaba pero que mi curiosidad infantil haca que desde atrs de una palmera estudiara los gestos y escuchara los sonidos guturales. Era un personaje curioso que se entenda perfectamente con mi madre y por momentos este coloquio suba o bajaba de tono, segn lo que se estuvieran contando, tampoco faltaban las gracias o chacotas que eran rebuscadas por risas o carcajadas, segn eran stas. En fin, as continuaban vaya a saber por cunto tiempo. Mi madre recoga las verduras a cambio de algo; monedas y algunos paquetes de fideo o arroz. Se saludaban como dos hermanas y luego ella se iba. Cuando mi padre regresaba del trabajo y entre plato y plato, mi madre le contaba los a lo que l le indagaba: y mi madre contestaba: .

NIETOS SIGLOS XXI

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uve que suspender la crema de vainilla que estaba haciendo para atender a mi nieto, un chiquitn de 5 aos que me deca: . No me tom de sorpresa pues algn da tena que ser y entonces le dije: . Al pasar por donde estaba mi otro nieto mayor oigo que sin levantar la vista de la computadora dice: Llegamos al cuarto y mostrndole la estampa de un Divino Nio que estaba arriba de su cama, le dije: > y sali corriendo conforme y feliz; yo volv a mi crema, y al pasar nuevamente por donde estaba mi nieto mayor escucho:

UN DIA DIFERENTE

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rabajaba en el Ministerio y mi esposo pasaba a buscarme a la hora en que sala, pero ese da no fue como los otros; estaban los bomberos, con todo su equipo. Al llegar, mi esposo pregunt: >. . Asustado y sorprendido subi mi esposo, pues saba que era el piso donde yo estaba y al llegar pregunt: > . >. y mi esposo lleg al lugar.

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>, pregunt mirando abajo hacia el ascensor. , le dije > , dije. . Y una voz varonil y bien timbrada contest: . Mi esposo volvi a preguntar: > , contest mi compaero de tragedia y yo esboc una picara sonrisa.

HELADO DE SAMBAYON

Sal del colegio y rpidamente llegu junto a mi madre, engripada desde haca tres dasy all lo vi, al otro lado de la cama juntando sus cosas, mi madre dijo: es el enfermero, vendr dos veces al da por mis inyecciones, entonces me mir y me hizo un guio cmplice, yo dije: que caradurapero su mirada ya haba desnudado mi alma. Se notaba que era mayor pero an conservaba fsico y rasgos adolescentes. Despus de tres das mi madre mejor, no nos vimos ms hasta que un jueves, da en que tenamos una hora ms y salamos de tardecita me esper y acompa. Siguieron otros jueves, me dijo que quera verme ms seguidoy yo boba acced. Nos veamos siempre brevemente y al oscurecer, tan apresto a los encuentros que comentaban mis compaeras. Un da le dije: - Porqu no podemos vernos libremente, cara al sol? Y contest: - Porque sos muy joven y tus padres te cuidan muchoy yo boba le cre. Me gustaban esos encuentros cortos y a escondidas, no s porqu tenan como sabor a prohibido, me recordaba la manzana del Edn: deliciosa pero lejana. Me hizo conocer las previas de un enamoramiento inocente y juvenilhasta que un da una compaera me dijo: - Tu fulano es casado, y entonces comprend: los breves encuentros y a oscuras, siempre con miedo, claro, l casado y yo con apenas 16 aos. En el prximo encuentro le tir la verdad: - Sos casado- y contest: - Eso se arregla y yo boba le cre, pero los encuentros no eran los mismos y fueron espacindose. Un da me compr un rico helado y pregunt: - De qu gusto es? Y dijo - De sambayon me dijo: - Quiero que cada vez que comas helado de sambayn te acuerdes de m. Yo pens: un helado por un recuerdo, el alejamiento fue doloroso y el olvido necesario. Despus me cas y fui feliz. Cuando por azar nos encontrbamos, el paraba su bici y yo la ma, no nos hablbamos, pero las miradas decan todo. El tiempo piadoso cur mi recuerdocur, no se porque hasta hoy en da an me gusta: Helado de Sambayn.

ANDRES RIVAS TOBAL

Nac en Mendoza, Argentina, el 16 de Febrero de 1929. Curs mis estudios en diferentes instituciones de esa provincia y de Buenos Aires, trabaj en diversas actividades por las de 40 aos. Contraje matrimonio en San Juan, donde nacieron mis tres hijos. Recorr las provincias de Santiago del Estero, La Rioja, Catamarca y otras, radicndome con mi familia en Formosa en el ao 1977. Viv muy ricas experiencias sociales, intelectuales y especialmente espirituales a partir de la adolescencia, que cambiaron el rumbo de mi existencia. Al cumplir los sesenta aos me jubil y desde entonces comenc una nueva etapa de mi vida de servicio y ocupaciones, procurando el bienestar de cuantos me rodean. Continuo estudiando y viajando para disfrutar de estos aos del resto de mi vida. Algunas razones del porqu escribo: -Si no lo escribo lo olvidar y se perder. -Otros quieren o necesitan saber que pas en mi vida. -Quiero registrar lo que viv, pens o so alguna vez. -Tengo el deber de desarrollar mis capacidades fsicas, intelectuales, emocionales y espirituales, siempre. -Escribo para despejar mi mente de la carga de tantos recuerdos, pensamientos o ideas, algunos posi-

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tivos y otros negativos que pueden perturbarme y causar stress. -No soy un individuo importante, pero formo parte de una sociedad y tengo la esperanza de no haber vivido en vano. -Deseo dejar algo que sirva, no slo un recuerdo, pero algo til, que sea de ayuda para alguien, maana cuando ya no est aqu. Si me preguntan Quin soy? Soy una persona comn que Dios ha bendecido mucho. Soy lo que soy por su amor. Muchos sueos y proyectos quedaron en el camino. Nunca he tenido abundancia, pero soy feliz y tengo la certeza de que vivir siempreen otra dimensin. Soy apenas un Argentino, un habitante ms de este nico planeta llamado Tierra y tengo la esperanza de que alguien, en algn lugar me recordar.

l viejo canal con el sifn que pasaba por debajo de las vas del ferrocarril, con un subterrneo muy largo, trasladando las aguas de riego permanentemente, pareca hecho para nosotros Cmo nos divertamos cada siesta completamente en cueros! Cada verano tenamos nuestra propia pileta de natacin, el canal, gratis. A veces nos metamos en el sifn de puros traviesos, pero con recelo. Tenamos un poco de miedo, en esa boca el agua suba o brotaba. En cambio en la entrada, en el otro extremo, todo era tragado. Solo era cuestin de escaparnos de la casa cuando todos dorman, y a disfrutar del agua y su frescura. No nos importaba si el agua era turbia porque arrastraba siempre mucho sedimento, igual era fresca; nos dejaba una capa de barro en toda la piel, hasta en las pestaas. ramos siete los muchachos de entre 8 y 12 aos pero disfrutbamos a lo grande. Un da se nos ocurri hacer un pozo al costado del canal. Nos conseguimos unas palas, la tierra era blanda y en un par de horas ya estaba lista nuestra piscina de unos dos metros de ancho por seis de largo. No era profunda y le abrimos una entrada y una salida, as es que el canal la llenaba sin problemas. Nos zambullimos y hacamos toda clase de piruetas sin peligros. Desnudos disfrutbamos, aprovechndonos de ese lugar deshabitado y que adems nadie transitaba por all a esas horas de intenso calor. En una ocasin, por distintas razones, pasaron varios das en que no pudimos ir a baarnos, pero despus de ms de una semana, nos juntamos toda la y fuimos al lugar. Todos estbamos ansiosos y nos desafiamos quien era el primero en meterse al agua. Rpidamente nos sacamos toda la ropa y Pedro fue el que gan. Como si estuviese en un trampoln peg un salto olmpico y cay clavado de cabeza pero no se sumergi; casi al ras del agua dio una voltereta completa y qued tendido boca arriba, inmvil. Todos nos quedamos paralizados y sorprendidos. No entendamos qu haba pasado, ni sabamos qu hacer, ni qu pensar. Uno atin a preguntarle: . La se haba embancado y Pedro al zambullirse se quebr el cuello. Estaba muerto. Entonces nos dimos cuenta que habamos cometido un terrible error. Pero ya era demasiado tarde.

DESNUDOS

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e modo que, por fin, comenz la batalla. En cuanto les arrimbamos el humo empezaron a salir. Muchos, en grupos, arracimados, constantemente, con torpeza, atontados y sin poder ver bien a causa de la luz diurna, y nosotros dando golpes a diestra y siniestra. Caan por todas partes. Se estaba produciendo una matanza feroz e interminable. Nos desesperbamos de ver tantos animalejos, unos volando sin saber para donde escapar y otros cayendo al piso y comenzando a formar una alfombra blanda, gris oscuro, impresionante y repulsivo que no podamos compararlo a nada conocido. Seguamos dando palazos y garrotazos:> A veces eran gritos histricos, de triunfo, de asco o de furia y seguan saliendo de los escondites del techo y de la paredes. Hacamos gestos, movimientos, saltos y piruetas tragicmicas, que nos hacan rer o causaban mayor desesperacin, vindonos impotentes ante tantos murcilagos, que nos rodeaban, nos chocaban, se nos prendan de la ropa y de las gorras en la cabeza y que por momentos parecan multiplicarse en vez de disminuir. El tiempo transcurra y ya nos estbamos cansando. Algunos comenzamos a recoger cadveres y meterlos en las bolsas a puados. Pasaron ms de dos horas y disminuyeron notablemente, para entonces ya

LA CACERIA DE LAS RATAS VOLADORAS

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habamos llenado cinco bolsas y cada saco pesaba ms de 30 kilos. Todo el grupo ramos una doce personas, casi agotadas, interrumpimos el trabajo para continuarlo el siguiente domingo. Ya no podamos aguantar el asqueroso olor de estos bichos a pesar de la proteccin de los barbijos y estbamos asqueados completamente de tantos muertos, muchos de ellos destripados. Fuimos a unos arenales cercanos y enterramos las cinco bolsas repletas pero por muchos das tuvimos metido en nuestras narices ese olor inmundo por ms que recurramos a la ayuda de perfumes y desodorantes. Por varias noches tuvimos horribles pesadillas a causa de tantos murcilagos que matamos ese da. _Ahora podemos estar un poco ms tranquilos_ dijo Don Ral. _No te confes mucho, estos bichos se reproducen rpido_Aadi Doa Ema. No le deseo a nadie una experiencia como sta.

ra un fin de semana cuando salimos a cazar vizcachas, conejos, charatas o cualquier bicho que se nos pusiera a tiro. En los das previos, aprontamos todo, camioneta, armas, tres escopetas de buen calibre y sus cartuchos, equipo para cocinar y dormir, ropas, provisiones y reflectores. Salimos el sbado, muy de madrugada, oscuro todava y al medioda ya estbamos en Laguna Yema; nos acercamos al ro Bermejo, por la zona hacia Misin Pozo Yacar. Acampamos en bosquecillo debajo de un algarrobo muy grande. Don Otto, el organizador, enseguida se puso a preparar el almuerzo en la , la olla infaltable de fierro; haba llevado unos conejos limpios para la ocasin. Enrique, el otro viejo y yo, nos fuimos a dar una vuelta, intentando cazar algo, cada uno por su lado. Tom un senderito y me fui alejando sin darme cuenta de cunto anduve, me empujaba el entusiasmo; por all me pareci ver a un conejo, cruzar entre las plantas y lo ms sigilosamente posible trat de seguirlo. El arma siempre lista y los cartuchos en la mano. Camin, no s cunto, pero del animal lejos, ni olor. Yo no saba de huellas o rastros, ni cosa que se le parezca. Adems, era la primera vez que sala en estas andanzas, as es que mir a mi alrededor y me pregunt: _y, ahora, Dnde estoy?. Estaba completamente desorientado. Y qu horas sera? Haba perdido el control del tiempo transcurrido. Eso s, haca mucho calor, transpiraba a chorros. El sol pegaba fuerte, pero no se me ocurra para dnde agarrar. La boca seca, el hambre ya estaba llamando a la puerta, pero cmo volver, ni idea. Camin para dnde me pareci y despus de un rato pens: No, no es por aqu, voy a intentar por all. Sigui pasando el tiempo y aumentaban los nervios y la irritacin: cmo me descuid, porqu no me fije bien para poder volver. A cada momento que transcurra fui dndome cuenta que estaba perdido. Qu hago? Ya era desesperacin, sudaba copiosamente. Miraba para un lado y para otro y no haba caso, tena que reconocer que me haba extraviado en el monte. En la angustia creciente, senta que el silencio del bosque me iba agobiando y si hablaba en el contraste era peor. Tena la sensacin que era como un monstruo gigantesco que agazapado se preparaba para darme un zarpazo feroz que me engullira, hacindome desaparecer en su espesura interminable. No apareca nadie que me diera una mano, ni humano, ni bestia. Bueno, bestia mejor que no porque en una de esas era malo y mi escopeta de un cao cada vez que disparaba se me desarmaba; el cao por un lado y la culata por el otro. Si me vea en apuros la hubiera pasado mal. No encontraba el rumbo para volver al campamento y ya me senta mal, me iba invadiendo el miedo como una neblina interior y saba que si llegaba al pnico seria peor; podra hacer alguna tontera y si me equivocaba no s cmo terminara la historia. Tiene que haber pasado bastante tiempo, porque Don Otto y Don Enrique salieron a buscarme y para que yo los pudiera localizar y orientarme al mismo tiempo, disparaban sus armas. Poco a poco los ubiqu y la verdad es que pas horas de angustia. Cuando me encontraron me dieron sendos abrazos y les devolv sus gestos con mucha alegra y les agradec su ayuda inestimable. Me dijeron ambos. dijo Don Enrique. . Me cost serenarme y eliminar el miedo y la angustia sufridos. Que agradable me result llegar de nuevo a nuestro campamento, todava estaba caliente el guiso muy bien aliado y nos sentamos a comer con una satisfaccin profunda y a rernos de mi falta de conocimiento (aunque ellos decan: boludez) y el tremendo julepe que me agarr. Cmo me cargaron despus, a cada rato, todo el tiempo! Hasta el regreso pero con una que otra charata y cargado de vizcachas que fuimos cazando a la orilla de la ruta, en la oscuridad, las encandilbamos con los reflectores, la noche del domingo. Cuando llegamos al asfalto las cuereamos y las trajimos limpias. Los perros de los alrededores se hicieron la festichola, con los cueros y las tripas. Esa noche, a pesar de la compaa amorosa de mi esposa, tuve pesadillas.

PERDIDO EN EL MONTE

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n un principio pens que nada podra salir mal, y lo tena todo previsto. Yo estaba listo para hacerlo. Claro, todo estaba guardado en la memoria, pero sta como una ultramoderna caja fuerte electrnica se negaba rotundamente a permitir acceder a las ideas, pensamientos y recuerdos all ocultos. Hice todos los intentos posibles para entrar en sus laberintos. Luch porfiadamente durante varios das con sus noches y todo fue intil. Resultaron vanos todos los esfuerzos para alcanzar la historia que haba pergeado en un principio. Estaba a punto de declararme derrotado, me detuve y dej de preocuparme. Busque otra ocupacin para distraerme y volver despus a preocuparme, renovando mis fuerzas. Ya estaba listo para hacerlo, pero la realidad es que del dicho al hecho hay un largo trecho. Poco a poco se fue abriendo una lucecita en mi mente, muy lentamente, apareci la idea de un pantano. Si, de un pantano, oscuro, cerrado, nauseabundo, lleno de alimaas y toda clase de peligros. Amenazante, con el riesgo de muerte a cada paso. Figura de una humanidad hundida en la perversidad, maldades, injusticias e inmoralidad ms abyecta. No podra haber encontrado otra figura ms adecuada para mostrar la idea de podredumbre que destruye a pasos agigantados todos los valores importantes de la vida. Desesperadamente tenemos que efectuar un cambio rotundo que nos ayude a evitar la destruccin total. Cuando llegamos a la terminal todos los pasajeros descendieron rpidamente, cada uno con sus intereses y premuras. Me demor un poco y qued solo, no tena prisa. De pronto mir sin querer hacia el interior del mnibus y mis ojos se detuvieron en un rincn oscuro, debajo de un asiento. All estaba, un maletn de cuero negro. Me acerqu y lo abr picado por la curiosidad y el propsito de saber quin sera el dueo. Estaba lleno de dinero y papeles, ningn documento de identidad. Calcule rpidamente y haba $200.000 y ahora qu hago?, no sera mala idea quedarme con todo? Por qu no? Tena que resolverlo rpidamente. Fui a las autoridades de la empresa y lo entregu. La trayectoria posterior del maletn ya no corra por mi cuenta. Lo importante fue que esa noche pude dormir tranquilo, con mi conciencia en paz. Haba procedido correctamente. No obstante me qued el sentimiento de frustracin latente. Cuantas cosas hubiera podido hacer con tanto dinero, pero no, lo que hice fue lo correcto y punto, no quiero pensar ms.

PODREDUMBRE

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LA DEUDA

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quella maana, Mama lleg enfurecida. Vena del al