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Palabras de Vida y Muerte ¨ A menos que usted piense que va a vivir para siempre, lea este libro ¨ Joan Rivers Ganga Stone 1

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Tanatologia

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Palabras de Vida y Muerte

Palabras de Vida y Muerte

A menos que usted piense que va a vivir para siempre, lea este libro

Joan Rivers

Ganga Stone

Dedico este libro a todas las personas que en este momento estn sufriendo y a todas las que sienten temor ante la proximidad de la muerte. Es mi deseo que estas ideas las tranquilicen y les hagan desaparecer el miedo.

Espero que recibis con agrado estas sencillas enseanzas y que tengis el valor de aplicarlas a vuestra vida. Que la paz y la confianza reemplacen la afliccin y temor que la verdad os produzca el consuelo que slo ella sabe dar. La muerte no existe.

Tambin dedico este libro a la doctora Elizabeth Kbler-Ross. Elizabeth empez, hace ms de un cuarto de siglo, a hablar del aislamiento y el abandono que sufren los moribundos en nuestros hospitales y en los de todo el mundo. A ella se debe la labor que est llevando a cabo actualmente en el terreno de la muerte y el morir. Elizabeth abri el campo en solitario y en solitario tambin lo ar y lo sembr. La cosecha es inmensa. Resulta difcil imaginar que hasta hace poco tiempo no existan libros, ni lugares de acogida, ni grupos de apoyo, y que ni siquiera se hablaba de la muerte.

Todos debemos muchsimo a Elizabeth, pero estamos demasiado cerca de los rboles para distinguir el bosque. La magnitud de su contribucin podr medirse cuando pase otro cuarto de siglo. Desde mi punto de vista, esto es importantsimo. Adelante, Elizabeth. El fruto del trabajo de tu vida te reconfortar.

AGRADECIMIENTOS

Debo muchsimo a todos aquellos amigos moribundos cuya disposicin a aplicar esta nueva manera de abordar la muerte ha hecho posible que pueda aseguraros que este mtodo ha sido probado por seres humanos y que funciona. Y que a ti tambin te servir.

Mi agradecimiento a Donald Adler, a Stu Colby y a Tomato Bob por sus numerosas y acertadas preguntas. Gracias tambin a todo el mundo que ha asistido a mis clases, especialmente durante los primeros aos, cuando mi trabajo estaba todava tomando forma. A Kay Mitchell que me dio seguridad. A Judy Loza que contina facilitndome la enseanza. Gracias por vuestro tiempo, a las dos.

Al ser una persona que se ha ganado el pan de manera bastante irregular, mi gratitud es eterna hacia un buen nmero de personas generosas que me han ayudado cuando lo he necesitado, no slo me han mantenido los pies calzados, sino en el suelo, me han dado de comer y me han tendido un techo sobre mi despistada cabeza. La ms importante y significativa de todas estas personas ha sigo, sin duda, Constantine Photopoulos.

Conoc a Costa hace diez aos. Yo llevaba entonces una vida marginal, venda caf y cruasanes en la calle y mi tiempo libro lo dedicaba al voluntariado en el Hospicio Cabrini. Consideraba que deba compartir un poco de mi tiempo con las personas que se estaban muriendo y tambin tena mucho que aprender de ellas. Costa me retir de la venta callejera y me llev a trabajar a Gods Love We Deliver (Amor de Dios Ofrecemos), el programa de alimentacin para enfermos de sida confinados en casa que se haba organizado en el hospicio donde yo haba trabajado.

La persona que tiene hambre no puede interesarse mucho en la conversacin, por consolada que sta pueda ser. El programa de alimentacin fue nuestro primer objetivo.

En el recin nacido Gods Love We Deliver, Costa pona el dinero para el alquiler, el telfono y un apartado de correos. l se hizo cargo desde el comienzo de la vida de mi hija procurando que yo me alimentara bien durante el embarazo. Com muchsimo. Cuando lleg Hedley, Costa le dedic tiempo y le dio ternura, lo cual me permiti a m elaborar este libro. S que Dios nos lo envi porque l era libre de rechazar esa tarea e hizo lo que pudo. Dios lo sabe.

El generoso legado de ta Lil en 1.985 me permiti centrar la atencin en preguntas importantes como qu es la muerte? en lugar de hacerlo en cmo pago el alquiler?. Yo lo llam en broma a Beca Lillian Stein para el Desarrollo Profesional, porque el tipo de profesin que iba a desarrollar no estaba del todo claro. Ta Mary desempeo sus deberes administrativos con gran paciencia y meticulosidad. Hasta ahora nunca le he dado debidamente las gracias. Y a ti tambin. ta Elsa, por todo.

Hay tanta gente que ha ayudado durante el camino, en cosas grandes y en cosas pequeas. Se recuerda siempre cada gesto de nimo y de apoyo. No puedo nombrarlos a todos aqu, pero los recuerdo a todos. Betsy Carter, esto es para ti. Y para ti tambin Miss Jane Best.

PRLOGO

SOBRE LA MUERTE

Te acompao en el sentimiento. Hemos perdido a un ser muy querido, muy valioso. Pero es la voluntad de Dios y de la Naturaleza que el alma abandone el cuerpo mortal cuando va a entrar en la vida real. Esto no es ms que un estado embrionario, una preparacin para la vida. El hombre no nace del todo mientras no muere. Entonces, por qu lamentar que haya nacido un nuevo nio entre los inmortales, que un nuevo miembro se haya incorporado a su venturosa sociedad?

Somos espritu. Es un acto de amor y benevolencia de Dios prestarnos un cuerpo que nos sirve para sentir placer, adquirir conocimientos o hacer el bien a las dems criaturas. Cuando el cuerpo pierde su aptitud para estos fines y nos causa dolor en vez de placer, en vez de ayudarnos se convierte en un estorbo y no nos sirve a las finalidades para las cuales nos fue dado, es un acto de igual amor y benevolencia proporcionarnos un modo para librarnos de l. La muerte es ese modo.

En algunos casos elegimos con prudencia una muerte parcial. Cuando un miembro dolorosamente mutilado resulta imposible restaurar, aceptamos de buena gana que lo amputen. Aquel que se hace arrancar una pieza dental se despide libremente de ella, ya que con ella se va el dolor; as aquel que abandona su cuerpo se despide una vez de todos los dolores y las posibilidades de dolor y enfermedad que podran hacerle sufrir.

Nuestro amigo y todos nosotros estamos invitados a una fiesta en otra parte, una fiesta de placeres que van a durar eternamente. Su silla ya estaba preparada y se ha ido antes que nosotros. No podemos empezar juntos, pero por qu afligirnos por eso si pronto vamos a seguirlo y sabemos dnde encontrarlo?

BENJAMN FLANKLIN

PREFACIO

Corra el ao 1964. Yo rondaba los veintitrs aos y viva sola en St. Louis. En otoo de aquel ao viaje a Nueva York para asistir a una especie de reunin familiar. Mi padre haba estado diez meses embarcado en el SS Hope y su regreso estaba programado para mediados de septiembre.

El matrimonio de mis padres no estaba exento de problemas, pero despus de veinticinco aos daba la impresin de que continuara estable. Los achaques de mi madre, que se haban ido acusando durante la ausencia de su marido (debilidad en los dedos y en las piernas, prdida de energa, cansancio) se deban probablemente a la soledad. Eso era lo que yo supona, apoyado por lo que ella me haba dicho a mediados de julio, que los numerosos anlisis a los que se haba sometido no mostraban ninguna disfuncin.

Por esta razn me llev una gran sorpresa cuando la vi acercrseme en el muelle y comprob que apenas poda caminar. Lo hacia con paso incierto, mal coordinado y extrao, el andar vacilante de un potro recin nacido.

No hablamos de ello y volvimos a casa con mi padre como si nada ocurriese.

Al da siguiente mi padre fue a ver al mdico, el mismo que haba asegurado que no exista ningn problema, y entonces fue cuando nos enteramos que mi madre padeca esclerosis lateral amiotrfica, llamada tambin enfermedad Lou Gehrig (aunque para m siempre sera la enfermedad Winifred Stone) y que morira en menos de un ao.

Recuerdo exactamente donde estaba cuando me lo dijo. Estaba sola en la habitacin de mi hermana. Mi padre entr sin llamar, dijo: A tu madre no le queda ni un ao de vida , y sali.

Recuerdo la trampa que se abri bajo mis pies. Recuerdo la terrible cada, el terror que me devor, el dolor que me atenaz el alma, me rob la alegra y no me abandonara jams.

Recuerdo lo difcil q me resultada comportarme con normalidad ante mi madre. Recuerdo el aislamiento en que nos sumergimos cada uno, ya que no podamos hablar de lo nico que compartamos.

Pas unos das en casa y despus tome un vuelo de vuelta a St. Louis. No poda concentrarme en mi trabajo, divagaba, me temblaban las manos. Sara, mi jefa, era neuropatloga. Me dijo que la enfermedad de mi madre era rara y, como era una mujer muy prctica, aadi que me agradecera profundamente que le permitiera asistir a la autopsia. Recuerdo que pens pero es que es mi madre es mi mam .

Nunca, a lo largo de mi excelente educacin en una escuela privada y nunca, en los aos de universidad que siguieron, nadie me haba mencionado esta posibilidad: Eh, ya sabes, tu madre puede morir . Quiz, slo quiz, si alguien me hubiera hablado de esa posibilidad, la conmocin que me produjo ese hecho entonces no habra sido tan profunda.

As las cosas, no tena ningn tipo de remedio para eso en mi botiqun. Nuestra educacin haba sido tico- humanista , a falta de una definicin mejor. ramos personas activistas, polticamente comprometidas cuya idea del bien resida en el cambio social. Contemplbamos con cierta superioridad y desprecio todo lo referente a asuntos religiosos o espirituales, aunque mi madre abrigaba un mal disimulado deseo de encontrar una forma de volver a la fe luterana de su juventud. Lo ms que se acerc a la religin fue con una relacin intermitente con una iglesia unitaria local. Mi padre lo toleraba de mala gana y nosotros nunca comprendimos por qu se tomaba la molestia de acercase a esa religin.

Y as fue como me encontr, como en realidad nos encontramos todos, en un callejn sin salida, sin apoyo y sin esperanza.

Durante los meses que siguieron al diagnstico de su enfermedad, inici una serie de viajes en solitario entre St. Louis y Baltimore. No poda quedarme quieta en St. Louis porque mi sufrimiento era demasiado grande, Tampoco poda volver a Nueva York, porque eso la hubiera alterado (como si ella ya no lo supiera) de que ocurra algo grave. Y as suba a mi Plymouth de 1957 rojo con alerones blancos y haca viaje tras viaje con mi bagaje de cigarrillos y pastillas para espantar el sueo en el asiento de al lado.

Desde Baltimore, donde mi novio asista a la universidad y era fcil encontrar trabajo de camarera, haca algn viajecito a Nueva York y me dejaba caer como por casualidad en casa de mi madre, observando horrorizada cmo la enfermedad iba haciendo estragos en aquel cuerpo antes fuerte y robusto.

Finalmente, en enero, un da se cay, de camino al trabajo, y no pudo levantarse. Dej le trabajo y se qued en casa, en cama. Como la cosa ya era evidente, pude entonces trasladarme a Nueva York, lo que hice en los primeros meses del nuevo ao.

Mi madre aguant siete meses ms. La iba a ver todos los das. Nunca hablbamos de que se estuviera muriendo, nunca dijimos una palabra. Mi madre era una mujer inteligente, era bibliotecaria. Seguramente haba hecho investigaciones y sin duda saba el nombre de su enfermedad. Sin embargo, nunca llegamos a hablar del tema.

Un clrigo de su ciudad natal, Wisconsin, quiso visitarla, pero ella se neg a recibirlo. Su sobrina preferida vino a verla desde California y se qued con ella tres semanas. Hablaron largo y tendido. Cuando Carol se fue, mi madre me dijo que haba llegado el momento de ir al hospital. Despus ya no pudo hablar ni mover el cuerpo. No poda girar las pginas de un libro, ni leer, ni conversar aqulla no era vida para ella. Vamos dijo.

Fue un jueves por la tarde, el 15 de julio de 1965, alrededor de las cinco y media. La llevamos a la ambulancia en una silla de ruedas, conscientes de que abandonara su casa por ltima vez. Unos vecinos se detuvieron para despedirse en la silenciosa calle frente a nuestro edificio y estrecharon con ternura sus dbiles manos. Hubo lgrimas.

En el hospital no haba cama disponible, as es que pusieron una en la sala de visitas. Me qued con ella, durmiendo en un colchn de vinilo junto a su cama. Despus de admitirla en el hospital, el mdico se march a pasar el fin de semana fuera de la ciudad.

Recuerdo las horas que pase all, los bolsillos llenos de monedas, llorando y sudando en la cabina de telfonos de aquella sala de visitas. Me senta indignada, desesperada, ahogada por un dolor indecible y trataba de desahogarme con todas las personas que lograba encontrar. Cmo era posible? Cmo? No poda contener mi sufrimiento. Me pareca que iba a explotar.

Al fin, el lunes, nos reunimos con el mdico. Mi hermana y yo decidimos de antemano apoyar a mi padre, que dijo al mdico que no intentaran ninguna medida extraordinaria para mantener a mi madre con vida. Le preguntamos cundo iba a morir. Nos contest que era cuestin de das, o de semanas. Mi padre y mi hermana volvieron a casa y yo me qued con el mdico en el vestbulo.

- Oiga- le dije-, esto no puede seguir as. Quisiera que le aumentaran la dosis de codena de 15 a 45 miligramos.

- Eso le inhibira la respiracin- contest.

- Precisamente eso es lo que quiero repliqu.

Observ cmo escriba la orden en la tablilla. La siguiente inyeccin le tocaba a las dos en punto. Mi madre ya tena una enfermera que en ese momento estaba comiendo. Fui a verla y me asegur que viera el cambio en la dosis y luego comprob que le pona la inyeccin.

La enfermera estaba sentada haciendo una labor de punto. Yo le cog la mano a mi madre.

- No te preocupes, mam, no ser difcil. Yo estoy aqu contigo, no tengas miedo.

A las dos y media sent su mano fra y su respiracin muy lenta. Continu hablndole suave y reposadamente, aunque el pnico me atenazaba el corazn. Me pareca que todo se mova muy despacio, que todo era irreal. El color azulado fue subiendo lentamente por el brazo mientras yo la contemplaba, fascinada, horrorizada.

A las tres y diez se desliz una lgrima, slo una, por su mejilla, la que estaba ms prxima a m, la izquierda, la cabeza cay lentamente hacia atrs (cmo?) abri la boca, y se march.

Pude ver entonces que aquello que quedaba en la cama ya no era mi madre. Era algo, no alguien, aunque me llev aos comprender las implicaciones de tal distincin.

Irrumpieron los internos, se abalanzaron sobre la cama y empezaron a aporrearle el pecho con sus grandes puos.

- Basta, basta!- chill- Djenla en paz, djenla en paz, djenla en paz!

Entraron unos ordenanzas para llevarse el cuerpo vaco, aunque antes devolvieron a todos los dems pacientes a sus habitaciones, supuse que para no asustarlos o impresionarlos. Recuerdo que le envolvieron la cabeza con una toalla y la sujetaron con un enorme imperdible por un lado, donde deba estar la mejilla. Observ cmo se llevaban por el vestbulo el bulto envuelto sobre la camilla hasta el montacargas y desaparecan.

En la habitacin slo qued su cepillo con algunos cabellos grises, y una mancha hmeda en el colchn donde haba estado su cuerpo.

Tal vez el dolor que experiment los aos siguientes tuviera algn sentido. Mi madre era la nica persona de la familia que pareca valorar a la persona complicada, desaliada y vehemente que era yo. Ni siquiera yo esperaba mucho de m, pero al parecer ella s.

A finales de los aos sesenta y principios de los setenta, hice cosas que la poca y el lugar, Nueva York, esperaban de una joven veinte aera. Trabaj, me cas, tuve un hijo, me divorci, tuve uno o dos procesos polticos, pero todo lo haca sin ilusin, sin alegra. Nada mitigaba el continuo zumbido de aquel dolor: mi madre haba muerto, mi madre estaba muerta, muerta, muerta.

Pasaron once aos y continuaba buscando consuelo. A finales del verano de 1976 estaba en el ashram del swami Muktananda, en el interior del estado de Nueva York. Haba conocido all a una mujer a la que quera seguir viendo cuando volviramos a la ciudad. Cada una tena un pedazo de papel para escribir el nombre de la otra. Madeleine escribi en su papel Winifred Stone .

Mir el papel, me mir a m y volvi a mirar el papel.

Ganga, no te llamabas Ingrid antes de que Baba te pusiera el nombre Ganga?

Quin demonios es Winifred Stone entonces?

Me qued paralizada contemplando el papel. Madeleine era muy menuda y de baja estatura, a lo ms medira 1.50 m. Su escritura concordaba con su cuerpo, era meticulosa, diminuta, dos lneas de su fina caligrafa caban en el espacio que ocupaba una lnea ma. Pero mi madre era corpulenta y alta, medira 1.75 o algo ms y tena la letra enrgica de una mujer corpulenta.

El nombre Winifred Stone del papel de Madeleine estaba escrito con la letra de Winifred.

sta es la razn por la cual te escribo hoy, querido lector o querida lectora. Porque podras, igual que yo, perder aos de tu vida, aos sumergidos en la afliccin a causa de un malentendido que nuestra cultura sustenta acerca de lo que le sucede a la persona cuando muere el cuerpo.

Aquel Winifred Stone escrito en un trozo de papel me permiti saber que fuera lo que fuera mi madre en ese momento, no haba dejado de existir. No se haba extinguido como una vela o una colilla. Tal vez haba salido de la ciudad, pero no haba sido aniquilada. Eso no era una insignificancia. Para mi corazn dolorido, eso era lo ms importante del mundo.

Maui, 27 de abril de 1993

PALABRAS

DE VIDA Y DE MURTE

INTRODUCCIN

LA FINALIDAD DE ESTE LIBRO

Y CMO NACI

Hace poco me encontr con mi vieja amiga Ana y le cont que estaba dando un curso titulado Charlas Iniciales, un curso sobre la forma de comprender y preparase para la muerte.

-Vamos, Ganga, - coment ella en tono divertido aunque no exento de un cierto matiz de exageracin-, llevas veinte aos hablando de la muerte a personas completamente sanas.

Ambas nos echamos a rer porque eso es cierto. Desde hace veinte aos por lo menos procuro sacar el tema a colacin cuando hablo con personas totalmente sanas. Y como podis imaginar, las personas sanas y sensatas procuran evitarme.

Este libro quiero conversar contigo acerca de la muerte, un tipo de conversacin diferente de las que has mantenido hasta ahora. Se basa en un curso de seis semanas acerca de la muerte denominado Charla Inicial que empec a dar en 1989.

A Michael, mi mejor amigo, le haban diagnosticado sida. Los dos habamos observado que si bien existan muchos lugares donde uno se poda enterar de los ltimos tratamientos o hablar de la salud (tanto fsica como espiritual), no exista ningn lugar donde se pudiera tener la ms sencilla y elemental conversacin sobre la muerte. Y la muerte era la preocupacin dominante de Michael, as como de muchos de sus amigos.

Yo estaba interesadsima en la naturaleza de la muerte debido a la experiencia con mi madre. Me pas veinticinco aos estudiando lo que se conoce de la muerte en la tradicin cientfica occidental y en las tradiciones religiosas de Oriente y Occidente. Estoy totalmente convencida de que el acontecimiento fsico que nosotros llamamos muerte marca una transicin, un paso del espritu a un lugar fuera del cuerpo. La muerte es el momento de separacin, una simple bifurcacin en el camino, en la que dos compaeros ntimos se separan. El espritu sigue y el cuerpo se detiene. Porque nosotros somos espritu. Nosotros sobrevivimos.

S a ciencia cierta que no hay nada que temer en la muerte. Y, sin embargo, cuando he visitado a mis amigos en cuidados intensivos o en las salas de urgencias he visto rostros de terror una y otra vez. Todos teman morir y eso a m me rompa el corazn.

Debido a este sufrimiento innecesario, empec a conversar, de forma sencilla, y con mucha precaucin al principio, con personas que saban que iban a morir pronto, sobre todo con amigos mos enfermos de sida. Estas conversaciones aliviaban sus temores. La angustia se transformaba en tristeza, las que a su vez daban paso a una nueva manera de enfocar el agrado de la vida diaria, saboreado tanto ms plenamente cuanto menor era ese horrible temor.

Michael pens que debamos convertir esas conversaciones en un curso y as fue como empezamos. Cuando despus de un ao de haber comenzado, se traslad la primera sede de Charlas Iniciales, me invitaron a continuar en Friends in Deed (Amigos en Actos), centro de apoyo para personas enfermas de sida y de cncer. Y all hemos trabajado durante los ltimos seis aos.

Cynthia ONeal, que fund y dirige Friends, me dice que es fcil comprobar quin ha asistido al curso y quin no. Aquellos que no han asistido se enfrentan a la desintegracin de su cuerpo con la angustia, la desesperacin y el terror normales . Pero nuestros alumnos experimentan el mismo proceso de un modo diferente: confan en el porvenir, se enfrentan con mayor serenidad a los cambios fsicos y no se resisten lo ms mnimo a las formas de aliviar el dolor necesarias para una buena calidad de vida. Las depresiones son muy excepcionales.

La lectura de este libro ser como asistir a mis clases. Trabajaremos juntos en una especie de rompecabezas. Localizaremos las piezas individuales y te mostrar dnde colocarlas. Y conseguirs acabar el cuadro solo o sola. De esta manera llegars a una conviccin propia y cuando un da la necesites, all estar.

Me gusta bromear con mis alumnos diciendo que soy capaz de despejarme el camino hacia el bar o el buf en una fiesta multitudinaria con slo decir en voz alta que me dedico a educar para la muerte.

Servicios de Preparacin y Educacin para la Muerte, Inc. Hasta los chicos que imprimieron las tarjetas se pusieron nerviosos. Claro est que la mayora de personas sanas no quieren saber nada acerca de la muerte que a todos nos espera. Y en cuanto a preparase, hacerse adquirir un seguro de vida es lo mximo que est dispuesto a hacer, e incluso eso se hace a modo de una especie de hechizo contra la posibilidad de que alguien lo cobre alguna vez.

No deseamos morir. No queremos que muera ningn ser querido. No queremos pensar en ello, hablar de ello ni tener nada que ver con ello. Y esto es cierto sobre todo en el caso de las madres con hijos pequeos y de la gente enamorada. He observado que las madres s piensan en la muerte y viven preocupadas. Dios mo, te lo ruego, no permitas que mueran mis hijos .

Escondemos la muerte bajo la alfombra de la sala de estar o en el armario, y nos pasamos la vida caminando de puntillas alrededor, o tropezando con ella o bien fingiendo que no est all. Ante la muerte nos comportamos como las ostras: la cabeza enterrada en la arena y el cuerpo a cielo abierto. Solemne postura!

Existe una razn para tener miedo, claro est, ya para el rechazo. En realidad creemos que la muerte es el final. Si fuera as, ningn miedo sera excesivo y es posible que ninguna cantidad de afliccin tampoco.

Oye bien, la muerte es una transicin. Todos sobrevivimos. De ello estoy absolutamente segura. Cuando acabis este libro animado y ameno, tambin lo estars t. Saber la verdad te har libre. Te servir para vivir libre de temores, con plenitud, con alegra y sin afliccin.

VER A TRAVZ DEL CAMUFLAJE

La siguiente historia me la cont un juez retirado:

- Estuve en el ejrcito durante la ltima guerra. Mi labor consista en volar bajo sobre el campo para descubrir los carros de combate y los pequeos vehculos areos ocultos bajo telas de camuflaje en el suelo. Pero, ver, no veo los colores por lo tanto no poda ver el camuflaje porque slo puedo ver la forma que tienen las cosas.

Hay muchos libros excelentes y fascinantes sobre la muerte, la mayora de los cuales se han publicado en estos aos. Algunos aportan los datos en bruto que vamos a comentar y otros ofrecen eruditos anlisis en profundidad, no slo del fenmeno de la muerte experimentada por personas que despus han vivido, sino tambin de las interesantes teoras que se han forjado para tratar de explicarlo.

Cada aportacin a este campo comprende una pieza de un gigantesco rompecabezas. Es el rompecabezas de siempre: cul es la naturaleza real de la muerte? Y lo cierto es que se ha de encontrar en las piezas repartidas en todos estos libros. La verdad se encuentra camuflada entre la superabundancia de informacin y teoras que contienen todos estos textos. Simplemente hay demasiadas piezas de donde elegir.

El problema est en que si hay que hacer frente a la muerte de forma rpida, como por ejemplo en el caso de urgencia mdica o diagnstico de enfermedad Terminal la conmocin no permite leer ni pensar. Si uno echa un vistazo a esos ttulos sobre la muerte en las libreras, lo nico que ver ser el camuflaje.

Hasta ahora no haba ningn libro que extrajese esos fragmentos de la verdad y los presentase con una secuencia lgica y ordenada que cualquier persona pueda leer y comprender. Pero ahora hay uno.

Este libro te acompaar por el proceso que yo pas: juntos elegiremos solamente aquellas piezas del rompecabezas que forman parte del cuando que yo veo y que deseo mostrarte.

Pasaremos por alto muchos de los textos, sobre todo escritos budistas tibetanos y los hindes, no porque no reflejen la verdad, sino porque desde la perspectiva de la mente occidental, que es la que tenemos la mayora de nosotros, la camuflan.

Toda persona que se haya formado, como yo tuve la suerte, en el pensamiento orienta, ver en un instante que no hay nada nuevo en lo que voy a decir. En cierta ocasin acusaron a mi maestro, el swami Muktananda, de ensear principios que eran archisabidos por viejos. Baba se ech a rer y coment que la verdad no ha cambiado en los ltimos doce mil aos.

No hay nada nuevo bajo el sol. Lo nico que hago aqu es combinar hechos, ideas y observaciones corrientes de manera que tengan sentido para un norteamericano contemporneo, una persona comn y corriente como yo que lee los peridicos y las revistas, va al cine de vez en cuando, se interesa por el conocimiento, sea cual sea, en el contexto de la vida cotidiana.

El libro est pensado tanto para servir de primeros auxilios a aquellas personas que se encuentran en situacin de urgencia relacionada con la muerte como aquellas otras que tienen buenos motivos como para sospechar que morirn algn da, as como tambin sus seres queridos.

Los principios bsicos que presento no irn respaldados por muchos ejemplos ni referencias bibliogrficas porque deseo que se destaquen ntida y fcilmente de la confusin de las estanteras de que antes hablaba. En otras palabras, deliberadamente eleg no ser exhaustiva en la ilustracin y documentacin de cada uno de los puntos.

Los libros que te permitirn profundizar los conocimientos si los deseas, los encontrars al final de casi todos los captulos. En Hollywood se han hecho tambin pelculas muy entretenidas que reflejan muy bien mis conceptos. He mencionado, asimismo, el nombre de algunas pelculas que estn a la venta.

El cambio de percepcin que aporta este libro no elimina la tristeza. No se puede eliminar tampoco la riqueza ni la intensidad de la vida humana. Nadie puede hacerlo. Ciertamente nos separamos de nuestros seres queridos y estas separaciones ocurrirn en cualquier momento. Pero podremos experimentarlas en un contexto diferente que no nos destrozarn.

La utilidad inmediata de este libro depender de la urgencia de la situacin. Si ests cuidando a un moribundo, podrs estar ms plenamente presente. Ya no tendrs que tragarte el miedo antes de entrar a la habitacin porque sabrs que all dentro no sucede nada pavoroso. Ni tendrs que tragarte la pena para forzar una sonrisa. Podrs compartir las lgrimas tambin y as el amigo moribundo conocer tu tristeza que refleja amor que sientes por l.

Si se diera el caso de que ests en situacin de suponer que vas a morir pronto, me alegra que hayas encontrado este libro precisamente ahora, porque ser consuelo. Recuerdo a un alumno amigo mo que falleci hace poco. John era un chico comn y corriente de Oklahoma, un joven dulce y callado. Su cuerpo se deterior terriblemente los dos ltimos aos. Se qued ciego, perdi muchsimo peso y sufri todo tipo de indignidades. Pero no tena miedo. Se tom con mucha calma todos los cambios que sufri y procur que lo medicaran bien contra el dolor. No sufri innecesariamente.

John asisti a los cursos durante cuatro aos y yo lo quera mucho. En cierta ocasin le pregunte porque no me telefoneaba con ms frecuencia o al menos alguna vez. Para qu? me replic-, tengo las herramientas que me diste. Es suficiente .

Es posible que no necesites ests herramientas ahora; si es as considera el libro como un seguro de vida. A la mayora de los que contratamos seguros de vida no nos hace mucha gracia la idea de que tengan que cobrarlo nuestros seres queridos. Sin embargo, cuando llega el momento, nos tranquiliza saber que lo tenemos. Aunque este libro no tenga inters inmediato, lo tendr en algn momento. Ciertamente todos necesitaremos estos conocimientos algn da.

No existe nada tan cierto como la muerte. Es la verdad, es la realidad. Y, ahora, pongmonos en marcha.

CAPTULO UNO

NO ES JUSTO

Un ser querido se est muriendo. O esa persona podras ser t. Te acabas de enterar en el consultorio del mdico o te lo han dicho por telfono. Ha ocurrido un terrible accidente, o el diagnstico es enfermedad Terminal. Oh, no!

Inmediatamente despus de ese Oh, no! , suele venir una frase que es una variacin de No es justo . Y si eres como la mayora, ser ms o menos Por qu a m? Por qu esto? Por qu ahora?

Ahora bien, sta es la parte ms difcil de soportar de la charla que vamos a tener. Afrmate bien. Lo que voy a decir es cierto y todos lo sabemos: la nica respuesta posible a esas tres preguntas es: Por qu no?

Busca el documento y que te garantiza a ti o a tus seres queridos (pareja, novio, novia, hijos) una larga vida, una vida sana. No lo encuentras en la cartera? Quiz lo guardaste en la carpeta de los documentos importantes. No lo encuentras all? No lo encuentras en ningn sitio? Yo tampoco encuentro el mo.

Lo cierto es que no existe tal documento. Lo que s tenemos es un contrato de alquiler del apartamento o el ttulo de propiedad de nuestra casa. Lo normal es tener uno de esos dos documentos y el ttulo de propiedad del coche. En esos documentos se especifican las clusulas para vivir en la casa y conducir el coche.

Sabemos que dormir tranquilos por la noche el casero no vendr a importunarnos mientras el contrato no expire. Aunque es el dueo de la propiedad, no tiene ningn derecho a sacarnos de all. Si lo intentase, lo llevaramos a los tribunales y ganaramos el pleito.

El cuerpo, sin embargo, con el que todos estamos tan encariados y al que estamos tan apegados, puede ser reclamado por el fabricante en cualquier momento. Cuando nuestra ocupacin expira, l tambin lo hace. No nos lo tiene que anunciar con antelacin ni podemos protestar ante tribunales. No hay recurso ni apelacin.

El contrato actual, por llamarlo de este modo, que rige el uso de nuestros cuerpos dice ms o menos lo siguiente:

CONTRATO DE ARRENDAMIENTO

Cuerpo nuevo y excelente cedido a Jane Jones para uso temporal.

Clusulas del contrato: expira en cualquier momento, a discrecin del fabricante.

Obligaciones del contrato: el cuerpo debe ser mantenido a expensas del arrendamiento. Las mejoras se abandonarn con el cuerpo.

Terminacin del contrato: en cualquier momento, en cualquier lugar, sin previo aviso, sin derecho a apelacin, el arrendatario deber evacuar el local al instante, est preparado o no lo est.

Si aceptramos este tipo de condiciones en el contrato de apartamento, casa o coche, no tendramos ningn plan para caso de emergencia, como tener, por ejemplo, un cepillo de dientes y una muda de ropa interior en un maletn junto a la puerta? O un par de zapatos extra en el maletero del coche?

Simplemente no queremos ver las clusulas que rigen el uso del cuerpo aunque continuamente se nos presenten recordatorios. En el momento de la boda, cuando la pareja est delante del juez, del rabino, del sacerdote o del ministro y cada uno promete amar a su cnyuge hasta que la muerte nos separe , el ministro no se refiere a su propia defuncin, verdad?

Cuando los padres tienen en la mano la partida de nacimiento de su primer hijo, no se dan cuenta, en la alegra del momento, de que al otro lado de esa hoja est el certificado de defuncin, con la hora y el lugar todava en blanco.

DESDE CUNDO HA SIDO AS ESTO?

Lo cierto es que, hasta la fecha, el ndice de mortalidad de la raza humana ha sido del cien por cien. Esto significa todos los nios, todas las mujeres, todos los hombres. No tenemos ningn tipo de motivo que justifique la expectativa de que algn cuerpo va a salir de aqu con vida. No existen esos motivos. Si alguien cree que es solamente un cuerpo, lo va a pasar muy mal. Pero si ya se sabe que no este cuerpo, entonces la cosa cambia.

Si tomamos conciencia de que este cuerpo puede ser reclamado por su creador en cualquier momento, esto puede servirnos muchsimo. He aqu un ejemplo de lo que quiero decir.

LA HISTORIA DE TOBY

Cierto verano, estaba sentada en la playa con un grupo de madres mientras nuestros hijos chapoteaban en el agua nada profunda de la clida haba. De pronto la conversacin pas al tema de la mortalidad y como se era mi principal inters, me fascin la historia de una de las mujeres. De esto haca seis aos; Toby tuvo un hijo que naci con la cantidad de enfermedades congnitas que le fue imposible continuar viviendo en su cuerpecito; falleci despus de tres angustiosos meses. Un pequeo ser muy despabilado e inteligente al que le tocaron cartas muy malas y abandon el juego casi antes de comenzarlo. Una de las madres le pregunt a Toby cmo se senta, si haba superado la prdida o si todava lloraba la muerte de su hijo. He aqu su respuesta:

- Ahora ya no lloro, pero los primeros meses fueron terribles. No haca otra cosa que vagar por la ciudad y llorar. Una tarde me encontr frente al Museo de Historia Natural, la verdad es que ni s cmo llegu hasta all. Haba una gran exposicin sobre el ciclo de la vida del saltamontes. Imposible no ver el letrero.

No tengo ningn inters particular por los saltamontes ni por los insectos. Pero entr, ofuscada como estaba, esperando el impulso que me llevara a otra parte. Al cabo de un rato empezaron a llamarme la atencin las particularidades de los saltamontes que all se exhiban. Y me enter de lo siguiente:

La madre saltamontes ha de producir millares de huevos para asegurar la supervivencia de algunos individuos. No todos los huevos son viables, as que pone muchsimos. ste es su destino. Y as sido siempre.

Y lo mismo sucede con nosotros, eso es lo que por fin comprend. Me haba quedado varada en el detalle, mi pequeo rincn en el mundo, en mi propio dolor. Y qu dolor. Pero en aquel momento la cmara retrocedi (Toby es cineasta), el encuadre se ampli y el nuevo cuadro, el grande, me dej sin aliento.

Eso es lo que ha estado sucediendo durante siglos. Y eso fue lo que hizo desaparecer mi dolor tambin, la percepcin del lugar donde encajamos; mi beb, mi marido y yo; de que en el orden natural de las cosas existe un lugar para nosotros y para nuestro hijo.

A veces, en clase, cuento la historia de Toby y sealo que en muchos lugares del planeta, las parejas tienen que traer al mundo siete u ocho bebs slo para que lleguen a adolescentes dos o tres de ellos. ste es el contrato y sas son las clusulas.

Y cmo sufrimos cuando no lo leemos atentamente ni nos exigimos pensar en todas sus consecuencias.

NINGN CUERPO SALE DE AQU CON VIDA

Me pidieron que fuera a visitar a una familia de la localidad cuya madre, de ochenta y dos aos, se estaba muriendo de cncer que padeca desde haca cinco aos. Ella y su marido haban sido un matrimonio muy feliz durante ms de cincuenta aos, esa clase de matrimonio que mucho de nosotros no nos imaginamos dentro de cincuenta aos, una relacin de slido compaerismo y profunda confianza e intimidad en la que milagrosamente no se haba generado menosprecio.

Tenan tres hijos adultos, dos hijas y un hijo; una de las hijas estaba en la casa el da que fui a visitarlos.

HIJA: Es terrible no s qu vamos hacer.

MARIDO/PADRE: Qu ha hecho para tener que sufrir tanto?

HIJA: No podemos comprender por qu tiene que ocurrir esto.

MARIDO/PADRE: Hemos sido tan felices todos estos aos. Esto no es justo!

He simplificado bastante los comentarios, aunque no demasiado. Te haces la idea verdad? Es posible que todo esto te resulte conocido: Por qu a nosotros? Por qu esto? Por qu ahora? Verdad que si? ste es el verdadero rompecabezas.

Estas personas eran adultos de excelente educacin, profesionales cultos y prsperos, personas seguras de que saben lo que es la vida Por qu a m? Por qu esto? Por qu ahora? Me qued perpleja. Y por qu no?

Esto no significa restar importancia a su sufrimiento, que es todo lo real que puede ser, pero no es la nica reaccin posible a la situacin. Y si bien solemos escuchar estas preguntas cuando alguien se est muriendo en la habitacin de al lado, estas ideas no tienen demasiado sentido. Ahora lo vers.

HCTOR DESCUBRE LA VERDAD

Yo iba a visitar a uno de los primeros clientes de Gods Love We Deliver, un puertorriqueo guapo y muy inteligente que se llamaba Hctor, Deba de ser a principios de la primavera de 1987. Yo estaba en los ltimos meses de embarazo de mi hija, que nacera en el mes de abril de ese mismo ao.

Hctor era un hombre encantador, conoca muchas historias entretenidas y era un placer estar en su compaa, de tal manera que yo procuraba pasar un rato con l siempre que poda. Para decir que era guapo, me baso en las fotografas que me enseaba y que haban sido tomadas antes de que el sarcoma de Kaposi (cncer de piel relacionado con el sida) se apoderara de la superficie de su cuerpo. Hctor se haba transformado en una persona prpura , como deca l, y estaba tan preado de su muerto como yo lo estaba de mi beb. Ninguno de los dos podamos eludir nuestras respectivas condiciones fsicas.

- Sabes, Ganga?- me dijo alegremente una tarde - . T podras morirte antes que yo!

Su vivaz observacin fastidi al diablo que llevo dentro y desat algunos pensamientos que discurrieron de la siguiente manera: 1. Eso no lo veo muy posible. 2. Pobre chico, va a morir dentro de poco. 3. No ha sido muy amable al decir eso; debe estar asustado. 4. Pero la ventaja ser a mi favor.

Entonces, de repente se me encendi la bombilla en la cabeza y le solt:

- Sabes una cosa, Hctor? Tienes razn!

Y ambos soltamos una carcajada porque l se haba dado cuenta de mi protesta silenciosa, de mi intento piadoso de pasar por alto su observacin, de mi actitud de negacin de la vulnerabilidad de mi estado y de repliegue ante la posibilidad de muerte en algn momento para ambos.

Su observacin se refera a la posibilidad, no a la probabilidad. Mi amigo comprenda mucho mejor que yo las condiciones del contrato. Saba que la posibilidad de vernos obligados a marcharnos es del cien por cien, sea cual sea el estado de salud de uno. La cuestin no es de qu, sino cundo. Con respecto al cundo, es tan posible que ocurra hoy como cualquier otro da y esto era igualmente cierto en ambos casos.

En el caso de que todava te engaes pensando que ests protegido por las posibilidades en contra de morir hoy, fjate en que las posibilidades en contra de ganar un gordo en la lotera son bastante fuertes tambin. Pero hay gente que s gana dinero. Si te garantizaran que vas a ganar algn da compararas un nmero todos los das sin hacer caso de las posibilidades en contra, no es cierto? Porque nunca se sabe. Por cierto compras nmeros de lotera? Simple curiosidad.

El eslogan de la lotera de Nueva Cork es hay que participar y ganar . Pero podemos relajarnos, que ya estamos en ello. Tal vez tarde mucho tiempo en llegar, pero es un acierto seguro, comprendes?

Si todava no lo captas, hay una historia pasmosa que, aunque de una manera horrible, da en el clavo.

Una familia de cuatro miembros viajaba en automvil por el transitado tramo de la autopista cerca del puente George Washington al norte de Nueva Jersey. Iban en una camioneta de fabricacin europea que se anunciaba como la mejor eleccin para viajar con seguridad, puesto que el coche est diseado para proteger a sus ocupantes en caso de colisin. Sin embargo no est protegido contra la cada de pelotas de bolos. He aqu lo que sucedi:

Unos adolescentes que merodeaban por unos locales vacos haban encontrado una pelota de bolos. No hay muchas maneras de jugar con una pelota de bolos fuera de la bolera. Se la puede girar o jugar a cogerla o lanzarla desde el paso elevado de una frecuentada autopista para comprobar si rebota. Y esto ltimo fue lo que hicieron.

La bola rebot s, en el guardabarros de un camin que se diriga al norte, de all cay en el carril en direccin al sur, rebot y atraves el parabrisas del coche sper protegido de aquella familia y fue a chocar contra la cabeza de un beb de ocho meses. Choc y golpe, sin compasin.

Los padres llevaban a la pequea bien protegida, correctamente instalada y sujeta a su silla especial para coche. Creo que las probabilidades de morir a cauda de una pelota de bolos eran remotsimas, y sobre todo un beb. Pero as sucedi, a pesar de las probabilidades en contra. Son muy pocas las probabilidades que ocurran estas cosas, ciertamente. Pero la posibilidad de que este beb muriera del cien por cien, en cualquier momento y en cualquier lugar. Me sigues?

CULES SON LAS POSIBILIDADES?

Tan pronto los recordatorios estn ya en su sitio, siempre oigo lo siguiente:

- Los echar tanto de menos, a todos mis amigos, a todos.

- El ao pasado perd a muchos familiares dijo un joven lleno de pena.

- Bueno, y espera- repuse-. Tambin perders al resto o ellos te perdern a ti. Existe otra posibilidad? Y qu preferiras? Aunque en esto no tienes voz ni voto.

MUERTE DE TODA LA FAMILIA

Hace poco estaba hojeando la revista People, que compro cada semana ya que no veo televisin y necesito la revista para enterarme de lo que sucede, y adems es interesante. Encontr un artculo que ocupaba unas cuantas pginas con muchas fotos de la familia Weaver de Upper St. Clair (Pensilvania).

Todos ellos iban en aquel avin de USAir a Pittsburg que se estrell un da de cielo despejado, sin ninguna razn aparente, el otoo pasado. Resulta muy duro de soportar, mucho. Tres nios encantadores de diecisis, once y siete aos y sus padres, buenas personas, a decir de todo el mundo en su pequea ciudad, unas personas afortunadas y felices. Se fueron todos juntos una noche clara del mes de octubre. No es odioso? Casi no pude mirar aquellas fotografas, aquellos rostros alegres, llenos de vida. Una gente encantadora. Me rompa el corazn.

Sin embargo, el hecho tiene otra cara: nadie va a echar de menos a nadie. Cada miembro de la familia se iba a evitar el dolor de la prdida de los otros cuatro, lo cual es importante. La experiencia dolorosa de los Weaver habra podido durar dcadas si hubieran fallecido de uno en uno. Pero al irse todos juntos, al menos escaparon del sufrimiento.

Comprendes? De nuevo nos referimos a posibilidades, no es a probabilidades. El riesgo de que un avin se estrelle con toda la familia a bordo es algo en que la mayora nunca pensamos. Sin embargo, sabemos que la familia real britnica piensa en ello, porque debe quedar al menos un heredero superviviente que contine su labor.

As pues, toman en cuenta el hecho de que si existe la posibilidad de que el avin se estrelle, la planificacin la ha de reflejar, por reducidas que sean las probabilidades. Y si se van a pasar una semana a Australia, no suben todos al mismo avin. Se protegen; alguien toma otro avin o se queda en casa.

Rara vez actuamos como si lo posible aunque improbable fuera posible de todos modos. Y preferimos no leer la letra pequea del contrato: en cualquier momento, en cualquier lugar. Todos a la vez o de uno en uno.

Claro est que a nosotros nos suceder en la cama, durante el sueo y a los ochenta y ocho aos. sa es nuestra idea del orden natural de las cosas, verdad?, a pesar de que la informacin que nos llega a travs del televisor o de los peridicos nos dice que no es as.

Es evidente que duele terriblemente la muerte de un ser querido. Buscaremos las razones de este dolor en el captulo siguiente y veremos si logramos encontrar el modo de sobrellevarlo descubriendo qu nos hace sentir tan desorientados y tan perdidos.

Considero que el rasgo de nuestra afliccin que se identifica ms fcilmente tiene que ver con la experiencia de echar de menos a la persona.

Y sta es la parte bueno porque juntos podremos trabajar en explorar la distincin entre echar de menos a alguien que se va de la ciudad o abandona nuestras vidas de uno u otro modo y echar de menos dolorosamente, con desesperacin, como lo hacemos cuando alguien fallece. Vamos a llamar tristeza a la primera emocin y afliccin o luto a la segunda.

Es la afliccin o luto lo que constituye el verdadero problema, no es cierto? La tristeza es el sentimiento habitualmente surge cuando ocurre cualquier cambio en nuestras vidas. Pero la afliccin destruye, aniquila.

En el siguiente captulo vamos a sentar las bases para sobrellevar la afliccin del luto de una manera que es relativamente nueva en nuestra cultura. Pero que funciona. Si ests atravesando un doloroso perodo de afliccin que te consume y agota, sigue leyendo.

* * *

En primer lugar, tmate un momento para anotar las respuestas a estas breves preguntas:

Fecha de hoy:

Has comprendido el hecho de que todas las relaciones importantes y valiosas para ti van a ser interrumpidas, al menos temporalmente, por el evento llamado muerte?

Si no es as deseas considerar este concepto, al menos mientras dure esta charla?

Esto te ayudar a recordar:

Ningn cuerpo sale de aqu con vida.

CAPTULO DOS.

LA PREMISA

DE LA ANIQUILACIN:

TEMOR Y AFLICCIN

Una tarde, durante los primeros meses del la Charla, apareci James. Era un actor cuarentn, atractivo y lleno de energa, vigoroso, seguro y muy directo. Se sent y fue derecho al grano.

- Escuchad- me dijo -, he ledo a Hegel, a Kant, a Schopoenhauer y a Sastre. He ledo a los principales filsofos occidentales y tambin a los menores. Y puedo decirte que es absolutamente imposible que contine algo cuando el cuerpo muere; los argumentos son claros, todos los grandes pensadores estn de acuerdo, lo que dices es una pura mierda.

Durante veinte minutos, de su boca brotaron variaciones sobre el mismo tema. Se mostr elocuente, brillante, convincente, orgulloso. Rpidamente me iba a dejar fuera del combate.

Mientras hablaba, yo estaba pensando all sentada: Dios mo, y qu le voy a decir a este hombre? No vea el modo de rebatirle con su lgica, y en su cabeza no haba lugar para m. Qu poda hacer?

Entonces sucedi. James emiti un prolongado suspiro, agarr los brazos del silln, se inclin, se qued as un momento y luego, en medio del silencio que su pausa, haba creado, y con los dedos clavados en los brazos tapizados del silln, exclam:

- Me asusta tremendamente la jodida muerte.

En la sala no se oa ni una mosca, yo tena los ojos llenos de lgrimas y sufra por l. Nadie dijo nada. Lanc un profundo suspiro.

- Bien, James-, si crees que ests asustado, no has visto nada todava. An eres fuerte, pero espera a que tu cuerpo empiece a debilitarse. Crees que eres tu cuerpo. Por esta razn te asusta tanto la jodida muerte. Si no ves las cosas de otro modo vas a sufrir como un loco cuando lo que t crees que eres se tope con los escollos.

T decides, James. Pero no hagas perder el tiempo a los dems. Si lo nico que quieres es venir aqu a discutir, ya puedes irte!

Nunca me haba mostrado tan grosera. Pero James contino viniendo. Durante los dos aos siguientes ley y pens, se preocup, discuti y asisti a las clases. Realiz un estudio individual sobre la mortalidad y cambi su mente. Y aunque no lo hiciera de una manera suave (era un to francamente melodramtico), no se fue con miedo.

El temor es el problema ms importante para la mayora de nosotros. Y junto con el miedo, la afliccin. Casi todas las personas de la comunidad del sida han enterrado a amigos junto a los cuales pensaban envejecer, y despus han enterrado la nocin de vejez. En lugar de pensar en la vejez hacen testamento. El ambiente est cargado de afliccin, y sta se manifiesta bajo muchos disfraces: cinismo, escepticismo, angustia, cansancio, depresin, tedio, rechazo, desesperacin.

El miedo y la afliccin son los ladrones de la alegra, y de cualquier esperanza de alegra. Ambos residen en la simple pero falsa creencia de que el ser humano slo es un cuerpo, una mera cosa, y todo el ser humando desaparece con el cuerpo cuando ste muere. En ese trgico malentendido reside todo el sufrimiento, toda la afliccin y todo el miedo, que hacen que sea tan difcil vivir una vida, sea cual sea su duracin, en libertad y en alegra.

PENSEMOS EN LO SIGUIENTE

Hacia mediados del siglo XV, toda persona culta saba que el mundo era plano. Todos los mapas de aquel tiempo reflejaban esta creencia. Se enseaba en las universidades y las bibliotecas estaban llenas de libros basados en esta premisa y los viajes se planificaban (o no) de acuerdo con ello.

Imaginmonos las libreras de sa poca: estanteras tras estanteras llenas de libros que exploraran los riesgos fsicos y psquicos de caerse del borde.

Imaginmonos a los terapeutas recomendando solemnemente aos carsimos tratamientos contra el miedo (a caerse por el borde) y contra la angustia (por el inminente paso por el borde de un velero en que va un ser querido).

Imaginmonos cmo la mayora de las personas elegiran quedarse muy cerca de sus casas en lugar de correr el riesgo de despearse. Y cunto se lo pensara una joven antes de encontrar matrimonio con alguien cuya profesin lo llevara a arriesgarse a navegar por aquellos lugares tan peligrosos.

Y no es que los seres humanos que tenan estas creencias fueran menos inteligentes. Las mejores mentes de la poca crean que el mundo era plano. Y no haba nada ilgico ni inapropiado en las estrategias que desarrollaban para arreglrselas con que era su absoluta realidad. Ya veis hacia dnde voy. Lo que hace ridculo todo esto es que la premisa implcita era errnea, completamente errnea.

LA PREMISA DE LA ANIQUILACIN

Nuestra premisa implcita acerca de la muerte aqu, en el mundo occidental, es igualmente errnea. Si nunca te has puesto a pensar en la muerte, es posible que ni siquiera sepas lo mucho que crees en esta idea de la aniquilacin.

Me limito a este cuerpo

Pero imagnate lo asustado que te sentiras si el mdico te dijera que slo te quedan seis meses de vida. E imagnate lo destrozado que estaras por la afliccin si uno de tus seres ms queridos hubiera estado en aquel avin que sobrevolaba Lockerbie.

sta es una manera fsica de representar la Premisa de la Aniquilacin y el miedo y la afliccin. Creo que as es muy fcil entender lo que tenemos que hacer para desembarazarnos de la estructura completa.

En esta metfora visual vemos que hay dos chimeneas sobre el tejado; al humo que sale de ellas (que nos entra por los ojos, que nos hace llorar), lo vamos a llamar sufrimiento. Este sufrimiento nos llega por esos conductos, miedo y afliccin.

Derribemos esas dos chimeneas. Pero no podemos alcanzarlas, estn encima del tejado. Adems aunque pudiramos sacarlas del tejado, ambas estn conectadas a un sistema de hogares que discurren por la casa. El miedo y la afliccin forman parte, son un rasgo necesario de las Premisas de Aniquilacin y Conceptos Asociados. Tienen que estar all. Y aunque, para llevar la imagen un poco ms lejos, tapramos con ladrillos (es decir, reprimir, negar o intentar no hace caso de) aquellos hogares que se encuentran en la cada, seguiran estando all.

No, tendremos que demoler toda la casa. Y ste es un trabajo muy caro (no muy diferente del psicoanlisis). No hay garantas de que resulte, tampoco, porque las chimeneas se originan en los cimientos.

Lo que s est claro es que podramos hacer todo el trabajo excavando los cimientos sobre los que descansa la problemtica estructura. Veamos los cimientos. Llevan el rtulo ME LIMITO A ESTE CUERPO. Si logramos sacar, o excavar, esta creencia comn, somos libres porque es sobre esta concreta idea equivocada donde reposa la Premisa de Aniquilacin y es sta la responsable de todo el miedo, de toda la afliccin y de todo el sufrimiento que nos causa.

Que el cuerpo comienza a desintegrarse cuando su habitante lo abandona es obvio e inevitable. La arraigada suposicin, por lo general no puesta en duda, de que el ser humano se limita al cuerpo est reforzada por la inmediata oleada de afliccin que inunda nuestra pequea barca cuando una persona querida ha muerto. Esto nace de echar de menos a la persona, es decir, de no tener acceso a su presencia fsica, a su voz, a su abrazo, a su cario, a su querido rostro, no volverla a ver nunca ms.

Esta experiencia es tan extraordinariamente dolorosa que no hay manera, que yo sepa, de alejarse lo suficiente de ella para analizarla y desmantelarla. No pensamos con claridad cuando el dolor nos atenaza, eso es natural. Por est razn es tan importante comprender el asusto de la mortalidad antes de que tengamos que enfrentarnos con ella, no despus.

El miedo y la afliccin son las reacciones naturales ante la perspectiva de la muerte. Y ms an, si un ser humano, querido y nico fuera realmente aniquilado, borrado como el polvo, por la muerte, qu afliccin sera suficiente? Qu miedo?

PERO ESTO NO SUCEDE.

SOBREVIVIMOS.

Y PODEMOS PROBARLO.

Ya hemos establecido que NINGN CUERPO SALE DE AQU CON VIDA. Para probar que vamos a sobrevivir a la muerte tendra que demostrar que no estamos limitados a nuestro cuerpo. Y para hacerlo, voy a necesitar tu cooperacin. Dmela en la forma de la frase siguiente:

Estoy abierto a la posibilidad de que no me limito a mi cuerpo y que podra seguir por aqu, de alguna forma o modo, cuando mi cuerpo muera.

Si haces un lugar a esta posibilidad, yo te prometo a mi vez hablarte con lgica. No te pido que aceptes nada por fe. Lo nico que has de hacer es mantener activa la mente, es decir, abierta, y seguir adelante.

Hasta aqu tenemos lo siguiente:

1. Ningn cuerpo sale vivo de aqu.

2. Estoy abierto a la posibilidad de que no me limito a mi cuerpo y que podra seguir por aqu de alguna forma o modo, cuando mi cuerpo muera.

Para ver en qu punto te encuentras hoy (te lo preguntar otra vez al final del libro), anota por favor la respuesta a la siguiente pregunta:

Fecha:

Crees que vas a morir con tu cuerpo?

Ya ahora, en el siguiente captulo, consideraremos la pregunta: Cul es la prueba?

CAPTULO TRES.

CUL ES LA PRUEBA?

Has accedido a dejar abierta la posibilidad de que no ests limitado al cuerpo y yo he dicho que no te pedir que aceptes nada por fe.

Esto significa que el peso de la prueba descansa sobre mis hombros, como debe ser. Vamos a empezar por la pregunta: Cul es la prueba? Existen al menos dos clases de prueba y, dentro de cada una, dos maneras de demostrar algo, directa o indirectamente. Vemoslo de una en una.

PRUEBA CIENTFICA

Por lo general, cuando se quiere probar algo, la mente toma automticamente un camino cientfico. Creemos que se puede probar que una cosa existe si, por ejemplo, nosotros y los dems podemos verla, tocarla, pesarla, orla, olerla o tomarle el sabor. Si un cientfico obtiene un resultado en un laboratorio, sus colegas esperan poderlo repetir. Si logran hacerlo, entonces el resultado ha sido probado y se puede aceptar. A esto se le llama prueba directa. Est claro que las pruebas cientficas directas funcionan bien cuando lo que estamos considerando es algo concreto a lo que podemos tener acceso. Pero supongamos que lo que deseamos demostrar no se puede examinar directamente de ninguna manera fsica. Existe otro modo en el terreno de la ciencia para demostrar que algo es cierto? Cmo podemos demostrar que algo existe si no se puede medir ni prestar?

PRUEBA INDIRECTA

Podemos deducir la existencia de algo midiendo sus efectos. Ciertas ramas de la ciencia, la astronoma, por ejemplo, tienen a veces la opcin de deducir la realidad de un fenmeno. Un agujero negro, por ejemplo, se puede identificar indirectamente mediante observaciones de sus efectos gravitatorios sobre las estructuras prximas en las profundidades del espacio. Pero para tener la seguridad de que su conclusin de que existe un agujero negro es correcta, los astrnomos tendrn que eliminar toda otra explicacin posible de los efectos que ellos observan a travs de sus pasmosos radiotelescopios.

Hay que sealar que el nico modo de probar una hiptesis sera ver si se la puede utilizar con seguridad para predecir cmo se va a comportar algo. Toma nota de estas dos ideas: volveremos a ellas en el siguiente captulo cuando exploremos la importancia de los efectos posteriores a la muerte que han experimentado personas que han vivido para contarlo. Consideremos ahora el mtodo no cientfico para probar cosas. Aqu nos encontraremos todos en un terreno que nos es muy familiar.

PRUEBA LEGAL

Nuestro sistema jurdico tiene una manera de probar las cosas muy diferente a la del sistema cientfico, se basa en pruebas directas aportadas por testigos presenciales, en el testimonio de primera mano de testigos fiables. Todos sabemos cmo funciona.

Se designa un grupo de doce personas, el jurado. ste es un grupo de personas muy diversas que suelen tener una nica cosa en comn: la disposicin a no tener ninguna opinin previa sobre el asunto que se va a tratar. Todas escucharn con imparcialidad y atencin lo que declare cada testigo y, a su vez, los testigos habrn jurado decir la verdad.

Si todos los testigos cuentan sustancialmente la misma historia y si nadie presenta una buena razn para no creerlos (esto se denomina duda razonable ), entonces el sistema jurdico, que es la base estructural de nuestra sociedad, considera que el asunto ha sido probado.

Observemos que aunque ninguna persona del jurado estaba presente cuando ocurri el suceso en litigio, podemos demostrar legalmente que ocurri escuchando los relatos de los testigos directos, el testimonio de personas que s estaban all y que no mienten.

PRUEBA INDIRECTA

Supongamos ahora que nadie vio lo que ocurri. En este caso todo se complica mucho ms, porque nuestro sistema est concebido para proteger a la persona inocente del falso juicio basado meramente en circunstancias que la hacer parecer culpable. Todo el peso de la prueba cae entonces en los acusadores, los cueles debern probar, ms all de toda duda razonable, que nuestro presunto inocente es la nica persona del planeta que podra haber cometido el delito y que no estaba en ningn otro lugar en ese momento, es decir que no tiene ninguna coartada.

Aqu entran entonces los testimonios de expertos: el especialista en huellas dactilares, que nos dice que sas son en realidad las huellas nicas del acusado; el experto en ADN que identifica el cabello o la sangre ms all de toda duda razonable. Observemos que aunque no haya testigos oculares que nos cuenten lo que vieron, podemos comprobar la culpabilidad de una persona si se presentan hechos objetivamente verificables.

Y para subrayar hasta qu punto nos tomamos en serio este proceso, estas personas pueden perder su libertad, cuando no su vida, si su culpabilidad ha sido probada de esta manera.

Lo que nos proponemos aqu es probar que el ser humano no se limita a lo meramente fsico. Para lograrlo utilizaremos los mtodos de la prueba legal.

Durante el desarrollo de esta exposicin, te pido que consideres lo que se presenta desde tu asiento en el estrado del jurado. Recuerda que las personas cuyos relatos vas a escuchar han jurado decir la verdad. Y recuerda tambin que no tienes ninguna opinin previa sobre el asunto que queremos probar, lo cual es que algo sobrevive al proceso de transicin que denominamos muerte; tal vez no sepamos qu es.

As pues, ahora tenemos lo siguiente:

1. Ningn cuerpo sale de aqu con vida.

2. Estoy abierto a la posibilidad de que no me limito a mi cuerpo y que podra seguir por aqu, de alguna forma o modo, cuando muera mi cuerpo.

3. Escuchar los relatos de primera mano de testigos fiables y despus ver lo que pienso.

CAPTULO CUANTRO

CMO ENTIENDEN

LA MUERTE LAS PERSONAS QUE

LA HAN EXPERIMENTADO

Una tarde, en clase, hablamos de la experiencia de la muerte. Pas el video de una entrevista a cuatro adultos y seis nios que haban tenido esta experiencia. El testimonio de los nios era impresionante. Con espontaneidad trataban de tranquilizar al pediatra que los entrevistaba.

Ver, doctor Morse, es divertido estar ah- explic un nio.

Yo me senta, no s, como liberada, sabe?- dijo una niita.

La madre de otra nia (de unos ocho aos) contaba que ahora su hija tiene una misin. La pequea, en todo lo dems igual que cualquier nia, desea hablar con nios muy enfermos para que no te tengan miedo a la muerte.

Los adultos formaban un grupo muy risueo.

Yo estaba mucho ms viva cuando estaba muerta!- exclam una mujer.

Este mundo es una escuela- comenta otra-, y me sentir muy feliz cuando me grade.

Raymond Moody, iniciador de los estudios sobre estas experiencias, ha resumido as su efecto en las miles de personas que ha entrevistado: Desaparece por completo su temor a la muerte .

Y es lgico, la razn por la cual se elimina ese miedo es que se destruye por completo la Premisa de la Aniquilacin.

Recordemos que es esa Premisa de la Aniquilacin la que da origen al miedo y a la pena. Es imposible meter miedo a la muerte a una persona que ya ha visto que aunque su cuerpo est inactivo, ella sigue siendo ella misma: razonando, sintiendo, viendo y oyendo, asombrada pero viva.

Qu necesitaras para eliminar por completo tu temor a la muerte? Cuntos testimonios directos tendras que escuchar para que la idea de la muerte empiece a transformarse, y cuntos ms para que lo que sabes sobre la muerte cambie para siempre? Cuntos?

Trece millones de nuestros amigos y nuestros vecinos, de nuestros compatriotas estadounidenses, han tenido esta experiencia (George Gallup hijo refiere muchos casos en Adventures in Inmortality). Las tcnicas de reanimacin se han ido perfeccionando y se han convertido en algo corriente. Hasta en los hospitales de ciudades pequeas tienen el equipo necesario para devolver la vida a un cuerpo muerto.

En cuanto grupo, las personas que han tenido esta experiencia slo tienen en comn el hecho de haber estado clnicamente muertas. Como en cualquier muestreo aleatorio de poblacin, estn bien representados todas las religiones, razas y etnias, clases sociales y niveles educacionales.

Y he aqu, en palabras de una enfermera de profesin, lo que saben todos aquellos que han pasado por una de estas experiencias.

En primer lugar, s que la muerte no es dolorosa. Nunca temer a la muerte. S que cuando te mueres no te extingues. S que soy ms que mi cuerpo. Hay un alma, que soy yo. Y s que yo, mi alma, continuar siempre. S que hay vida despus de la muerte.

Life, marzo de 1993

Te fijas qu verbo ha elegido esta persona? S, no pienso ni creo , sino s. No es una opcin, es una conviccin absoluta, basada en la experiencia personal de que es algo ms que su cuerpo, es la conviccin de que lo que ella llama su alma lo que es en realidad-, siempre existir.

Escuchemos lo que dicen algunos de los trece millones de estadounidenses que han tenido esta experiencia que les transform la vida, a la que podramos llamar experiencia de casi muerte . Recuerda que ests sentado en el estrado del jurando, y recuerda tambin que las personas que vas a escuchar no tienen ninguna razn para mentir. Empecemos.

HISTORIA DE FRANK Y LILY

Frank es un excelente economista formado en Oxford, catedrtico de una de las ms prestigiosas universidades de Estados Unidos, y tambin trabaja para el Banco Mundial y para algunos gobiernos del Extremo Oriente como experto en desarrollo econmico. Lo conoc en un congreso en Hilton Head (Carolina del Sur), donde yo presentaba una versin muy condensada de mi cuerpo de seis meses. (Me concedieron diez minutos completos).

La mujer de Frank, Lily, estaba en la primera fila durante mi presentacin. Me llamaron la atencin su quietud y su expresin seria. Despus hablamos largo y tendido. Entonces me enter de que ella estuvo al lado de su marido cuando ste muri. Aunque ya haban transcurrido tres aos, no me sorprendi que la conmocin se reflejara todava en su actitud controlada, en sus ojos muy abiertos y la expresin vulnerable de su cara. Se mova y hablaba como si algo precioso en su interior fuera a quebrarse, o ya se hubiera quebrado, y ella no quisiera que sucediese de nuevo.

He aqu la historia desde el punto de vista de Frank. Luego volveremos a Lily, cuando hablemos nuevamente sobre la afliccin.

- Estaba jugando al frontn con un compaero. La temperatura era de unos treinta y dos o treinta y cinco grados y, tontamente, estuvimos jugando ms de dos horas en medio de ese calor. Despus de jugar me fui a duchar y entonces me empec a sentir fatal. Durante una hora ms o menos me negu a reconocer lo que me estaba sucediendo, hasta que me fue prcticamente imposible negar la evidencia de que se trataba de algo grave.

Al principio trat de convencerme de que slo se deba al calor o a la deshidratacin. Pero ah estaba yo, echado desnudo en un banco del vestuario, sin lograr convencer a nadie de que estaba bien.

Finalmente alguien se impuso:

- De verdad no quieres ir al hospital para que te asistan?

- No necesito que me asistan.

Pero alguien pudo ms. Apareci Lily y apareci tambin una ambulancia. Me llevaron al hospital y all me dijeron:

- Esto es un ataque al corazn.

Despus me dieron un medicamento para deshacer el trombo.

Al parecer mejoraron las cosas y me llevaron a la Unidad de Cuidados Intensivos. Lily y yo hablbamos tranquilamente cuando, de repente, me dej de latir el corazn. Eso, simplemente nada.

Comenzaron a sonar las alarmas porque me tenan conectado a un aparato. Por lo visto, vinieron corriendo e hicieron lo que tenan que hacer. Y yo permaneca ajeno a todo.

Tuve un buen nmero de sensaciones. Se emplean muchos trminos para describir el acto de morir, cruzar al otro lado, marcharse . Pero lo que yo experiment una unin o, para ser ms exactos, una reunin.

No me import estar pediendo mi cuerpo. No me import estar perdiendo mi ego, este yo . Fue una sensacin maravillosa, casi de una serenidad divina. Una sensacin de ser atrado hacia un lugar inmensamente apetecible. Una sensacin como de despojarse de cargas, por muy feliz y a gusto que hubiera aceptado esas cargas; no me importaba: esa liberacin me produca una sensacin de alivio.

Tuve la sensacin de retornar a la ms dichosa condicin infantil imaginable, de estar en un lugar de total seguridad, rodeado de amor, sin ninguna preocupacin ni miedo.

No senta miedo, lo cual me sorprendi un poco porque era consciente de lo que estaba sucediendo, pero no hubo miedo. Fue algo natural, claro, todo lo natural que puede ser; as deb de sentirme cuando entr en este mundo.

Uno de los beneficios de esta experiencia, en mi opinin, es que persiste esa ausencia de miedo. Ya no tengo miedo, y eso no slo me ha liberado del temor a la muerte, sino que me ha abierto a la vida de una manera que me hace sentir muy agradecido.

NO IMPORTA

Ahora Frank contempla la vida de una manera muy diferente desde que desaparecieron los miedos que a la mayor parte de nosotros nos mantienen caminando entre los bordes, evitando riesgos de todo tipo. En qu se basaba el miedo de Frank? Se basaba en la Premisa de la Aniquilacin. Observemos cmo se repite que las cosas no le importaban, las cosas bsicas que nos importan a la mayora de nosotros; la prdida del cuerpo y de los seres queridos, los amigos, la prdida de la profesin, la prdida de todas esas cargas que tan felizmente aceptamos. Alivio ante el abandono de esas cargas. Alivio, y no pena, ni siquiera una sensacin ambigua. Alivio.

Al parecer en cuanto sabemos que no somos materia, nada que sea materia puede importar. Por un instante, Frank se sinti libre. Y l lo agradece. Nunca ms volver a tener miedo.

El siguiente caso es el de una persona cuya experiencia de la muerte se produjo cuando era tan pequeo, que haba tenido tiempo de aprender a tener miedo.

HISTORIA DE MATTHEW

Matt vino a mi clase a peticin ma, para contar a los alumnos su experiencia. Es profesor de enseanza bsica, aunque por pertenecer a una numerosa familia catlica irlandesa, de ocho hijos, su deseo haba sido organizar su vida lejos del alboroto infantil.

Su aventura con la muerte ocurri en el barrio violento donde transcurri su primera infancia; tena cinco aos. Sus amiguitos estaban jugando a ese tipo de juegos que horroriza a los padres, arrojndose piedras en un simulacro de guerra de esas que les encantan a los chicos. Una piedra de considerable tamao le dio en el lado derecho de la cabeza producindole una hendidura. Ese lado del crneo le qued aplastado como una uva, dice Matt.

Instantneamente se encontr fuera de su cuerpo, vio sangre en el suele junto a su cabeza, vio el rostro aterrorizado del chico que haba lanzado la piedra, a sus padres corriendo hacia l, vio cmo levantaban su cuerpo y lo metan en la ambulancia.

Luego Matt se encontr, sin su cuerpo claro est, siguiendo a la ambulancia aunque no tena, como dira ms tarde, ningn inters particular por el cuerpo que estaba llevando dentro. Nos cont cmo haba visto a los mdicos esforzarse por devolverlo a un estado por el que l tena muy poco inters.

Despus revivi, Matt explic, con minuciosos detalles, las complicadas maniobras de los mdicos para restaurar su cabeza y volver a poner en marcha su cuerpo. A sus padres y a los mdicos les produjo un gran desconcierto que el nio supiera con tanta precisin todo lo que se le haba echo, incluso que supiera algo, puesto que por lo que saban, el nio estaba inconciente. Y ciertamente no estaba consciente en el sentido normal de la palabra.

Una vez que Matt hubo contando su historia, que inclua un encuentro muy agradable con un ser en el que l reconoci como Jess, se avino a contestar las preguntas del grupo. Una alumna, una mujer que padeca cncer muy extendido y que estaba aprendiendo a superar sus miedos, le pregunt si tema a la muerte.

Matt se qued callado un momento y despus, en tono ligeramente desconcertado repuso:

- Pues no, no me da ningn miedo morir. Nunca he sido ms feliz ni ms yo mismo cuando estuve muerto.

Yo le pregunt el motivo de su titubeo y desconcierto por aquella pregunta.

- Sabes?, creo que debido a que tuve esta experiencia cuando era tan pequeo, no he aprendido a temer a la muerte. Por eso la pregunta me desconcert un momento No entend la pregunta. Eso es algo absolutamente ajeno a mi experiencia. No me puedo imaginar siquiera lo que puede ser el miedo a la muerte.

Esta total ausencia de miedo a morir es el sello distintivo de aquellos que han tenido este tipo de experiencia de la muerte. Y es un distintivo tan profundo, aunque invisible, que de hecho marca el superviviente, lo hace radicalmente distinto al resto de nosotros. Nada puede ser ms raro y, hasta ahora, ms excepcional en el mundo llamado normal, que una persona que de verdad no le teme a la muerte.

Aqu que ya tenemos un efecto, la ausencia del miedo, del cual la experiencia de la muerte es la nica causa. Y si pronosticamos que alguien ha tenido una de estas experiencias nunca volver a temer a la muerte, y no slo durante unos meses, estaremos en lo cierto, en todos los casos. Es muy real lo que ocurre. Estas personas saben sin lugar a dudas que han sobrevivido, Y saben que todos sobreviviremos.

Las personas que han pasado por esta experiencia saben que estaban vivas y bien vivas aunque sus cuerpos no lo estuvieran. Ya nunca le volver a preocupar la muerte. Podra relatar muchas, muchas historias similares. Si quieres ms ejemplos, hay una lista de libros para leer al final de este captulo. Lo ms importante a observar aqu es que aquellos que han tenido una de estas experiencias no vuelven a sentir jams miedo a la muerte.

Pero te da esto la confianza suficiente para enfrentar tu muerte sin miedo? No? Veamos por qu no.

TESTIGOS CORROBORANTE

La dificultad que solemos tener para creer que una experiencia de la muerte demuestra la supervivencia radica en que estas experiencias parecen ocurrir, igual que los sueos, en el interior de la cabeza de una persona. Ojal existiera un slido puente entre el paisaje que ver estas personas (el tnel, el ser de luz y similares) y nuestro conocido y slido mundo real . Veamos si podemos tender uno. Volvamos al mtodo de prueba legal para comprobarlo.

Hace poco me llam una periodista de la revista People para verificar algunos hechos para un artculo que estaba escribiendo. Deseaba el nombre de alguien que pudiera corroborar mi relato de unos sucesos que tuvieron lugar hace veintids aos. Y tena que ser una persona que hubiera estado all.

Sin la corroboracin de un testigo ocular no podra utilizar la informacin en su artculo porque no habra manera de probar que lo que yo deca era cierto. Sin la corroboracin de otra persona, mi historia no se podra defender con xito en un tribunal si se entablaba una demanda. Y, como es lgico, la revista People no tena el menor inters en perder un juicio por libelo.

No es interesante? Lo nico, que necesitaba la periodista era protegerse era un testigo ocular, una persona que dijera: Si, yo estaba all y tambin vi eso. Bien, as es que lo nico que necesita nuestro sistema jurdico para fallar a favor de la defensa o de la acusacin es la palabra de un testigo ocular creble.

Podemos verificar una experiencia de la muerte de la misma manera? Por supuesto! Pero para hacerlo vamos a necesitar el testimonio de una persona fiable que haya comprobado los detalles del relato de una persona recin vuelta de la muerte y que pueda decir: S, yo tambin vi eso.

Pero qu vio tambin? El tnel, el ser de luz, los parientes y amigos fallecidos hace tiempo? No, eso no; eso ni siquiera es posible. Pero y si la persona que experiment la muerte viera y oyera detalles del aqu y del ahora, oyera conversaciones, por ejemplo, que estaban teniendo lugar en otra parte del hospital, o viera objetos que no estaban en la habitacin donde yaca su cuerpo inconsciente?

Y si nios pequeos describieran las complejas manipulaciones a las que fueron sometidos sus cuerpos en coma? Y si alguien volviera de la experiencia de la muerte con ese tipo de detalles, y esos detalles fueras verificados por alguien que se encontraba all presente? Tendran entonces la prueba de que no estamos limitados al cuerpo? Lee los relatos siguientes a ver qu te parecen.

EL ZAPATO EN LA CORNISA

Mara es una mujer de mediana edad cuyo corazn dej de latir cuando estaba en un hospital de Seattle. Sorprendida, se encontr, no en su cuerpo, claro, pero s ella, flotando alrededor del hospital mientras el equipo de mdicos se afanaba con xito reanimarle el corazn.

Ms tarde el hospital le envi a Kim Clark, asistenta social, para ayudarla a acostumbrarse a vivir con un corazn seriamente lesionado. Pero Mara no manifest el menor inters por la conversacin. Necesitaba demostrarse a s misma, y a quin pudiera, que no estaba loca, que de verdad se haba separado de su cuerpo.

Le dijo a la asistenta social que haba visto un zapato, deportivo por ms seas, en la cornisa del edificio, bajo una ventana, tres plantas ms arriba de la habitacin en la que su cuerpo estaba encerrado cuando se le par el corazn. Para comprobar si aquello era cierto, le pidi a Kim que buscara la ventana y viera si estaba all el zapato deportivo, no uno cualquiera, sino uno viejo, con el dedo gordo marcado en la punta y un cordn doblado bajo el taln.

Kim la complaci, subi los tres pisos, siguiendo las indicaciones, y pas de largo dos habitaciones hasta llegar al lugar descrito. Abri la ventana y all estaba el zapato en la cornisa, (a saber cmo haba llegado hasta all), con la punta un poco desgastada y todo lo dems.

Qu te parece? La observacin de Mara fue corroborada por la escptica asistente social. Su cuerpo estaba tendido de espaldas en la Unidad Coronaria, con el corazn (y los ojos tambin, claro est) inactivo cuando Mara no limitada a su cuerpo, vio el zapato en la cornisa bajo la ventana del hospital.

Adems, en los alrededores del Hospital Harboview no haba ningn otro edificio alto. Para ver el zapato en la cornisa habra sido necesario un telescopio situado en el edificio alto ms cercano, que estaba a varios kilmetros de distancia.

Las implicaciones de esta corroboracin son muy importantes en nuestro caso. Llamemos Zapato en la cornisa a ste y todos los fenmenos similares.

Un Zapato en la cornisa es una observacin hecha en el mbito fsico, es decir del mundo real que:

a) es imposible que haya sido visto u odo fsicamente por la persona que lo cuenta y

b) ha sido verificado por una segunda persona fidedigna.

Para realizar una comprobacin fiable, quin podra ser ms convincente que el mdico que trabaj en la reanimacin? El siguiente relato lo hace Melvin Morse, cuyo paciente de once aos describi lo que sucedi en los treinta minutos que dur su paro cardaco:

Describi con exactitud el proceso de reanimacin porque en realidad la observ desde afuera del cuerpo. Un nio de once aos no puede describir una sala de emergencias con tantos detalles, por mucha televisin que vea.

Fue capaz de describir la posicin y los colores de los aparatos que haba en la habitacin, el sexo de los mdicos que lo atendan y hasta lo que decan durante las frenticas maniobras.

Qu sacamos en claro de estos relatos? He presentado slo dos, ambos por su simplicidad y porque creo que estos dos ejemplos de Zapatos en la cornisa sirven de ms para establecer el hecho.

El hecho es el siguiente: algo o, mejor dicho, alguien, deja el cuerpo y ve sin utilizar los ojos del cuerpo, oye conversaciones sin utilizar los odos del cuerpo y piensa y recuerda cosas sin utilizar el cerebro del cuerpo.

DUDA RAZONABLE

La duda razonable, dicen mis amigos abogados, es aquella para la que se puede dar una buena razn. Es evidente que la opinin de que algo simplemente es imposible no constituye una duda razonable. Vemoslo.

Hace poco escuch la entrevista que la CNN le haca a Sherwin Nuland, el cirujano que escribi How We Die (Cmo morimos: Reflexiones sobre el ltimo captulo de la vida). El entrevistador le pregunt si exista alguna posibilidad de que el ser humano tuviera algn componente que NO fuera corporal y si ste poda sobrevivir de la muerte.

- Absolutamente no- repuso el doctor Nuland- Es imposible!- Despus aadi-: Tengo que pensar as. Es la nica manera de mantener mis ideas en orden y que el mundo no se me desmorone.

Entonces dibuj una pequea cajita en el aire con ambas manos. Enmarc en el aire un cuadrado de unos pocos centmetros por lado cuyo interior se propona mantener en orden su mundo. Hasta donde se me alcanza, esto NO se llama duda razonable, esa duda para la cual hay un buen motivo.

VER A TRAVS DEL CAMUFLAJE

Si bien algunos cientficos insisten en que estas experiencias durante la muerte clnica tienen que ser perturbaciones bioqumicas o neurofisiolgicas en el cerebro, o bien se deben a la falta de oxgeno en el cerebro, est claro que tales ideas no pueden explicar un Zapato en la cornisa .

Qu alteracin qumica en el cerebro, o qu clase de circunstancias, pueden proporcionar a una persona informacin sobre lo que est sucediendo en otra parte de la ciudad? Cuando el cuerpo es incapaz de funcionar, aunque sea temporalmente, y la persona no obstante tienen unas experiencias que comprueban unos testigos fiables, debemos llegar a la conclusin de que hay algo, o alguien, que no est encerrado en, o limitado, al cuerpo. Aunque eso (el superviviente, el alma, la esencia, el espritu o como quieras llamarlo) vive en el cuerpo, puede continuar sin el cuerpo. Y lo hace.

El hecho de que no haya ninguna otra explicacin para estos fenmenos de Zapato en la cornisa es esencial, desde luego. A menudo la explicacin que ofrecen los cientficos, mdicos y otras personas para rebatir la posibilidad de que exista algo independiente de nuestro cuerpo es la idea de que la persona todava no est muerta, es decir irreversiblemente muerta.

MS CAMUFLAJE

Parece lgico, verdad? Parece importante. Pero mirmoslo con ms atencin. Lo nico que necesitamos demostrar para sacarnos para siempre de la cabeza la Premisa de la Aniquilacin es que el ser humano no se limita al cuerpo. Por limitado al cuerpo entendemos lo siguiente:

capaz de funcionar solamente dentro de los lmites de los sentidos fsicos.

capaz de ver solamente con los ojos fsicos y solamente aquello que est al alcance de los ojos fsicos.

capaz de or solamente con los odos fsicos y solamente aquello que est dentro del radio de los odos fsicos.

Ahora bien, el motivo de que se reuniera un equipo de mdicos a reanimar a estas personas era que se las daba por muertas, es decir, no ocurra nada en el aparato fsico, como cuando ya no hay respiracin, el corazn no late, no existe presin sangunea, no se pueden leer peridicos, ni ver pelculas ni televisin. Justamente se era el problema, recuerdas?

La capacidad de repetir conversaciones que se han desarrollado en otra zona del hospital o de ver y recordar fenmenos no ocurridos en las proximidades del cuerpo muerto simplemente no se pueden explicar con jerga pseudocientfica. Y esto no puede ser desestimado, descartado ni negado por una coleccin de mentes bien formadas por estrechas, cuya principal preocupacin es tener un mundo ordenado , sobre todo cuando para hacerlo tienen que infringir sus propias reglas de lgica y razonamiento.

LA FORMA DE LOS OBJETOS

Y slo para precisar, un ltimo punto. Elisabeth Kbler- Ross, la mdica suiza que hace veinticinco aos iniciara los estudios serios sobre el campo de la muerte y el morir, y que ha tenido innumerables experiencias que la han convencido de que la supervivencia del ser humando a la muerte es un hecho, hace la siguiente exposicin en uno de sus libros de reciente publicacin. Y creo que es el ejemplo definitivo de Zapato en la cornisa .

La doctora Kbler- Ross cuenta que ha interrogado a varias personas totalmente ciegas (sin la ms mnima percepcin de la luz) que han tenido una experiencia de muerte clnica, comprobando que eran capaces de describir con los ms mnimos detalles su reanimacin, detalles como las rayas de una corbata, el color de una camiseta o una chaqueta, quin entraba en la habitacin y en qu momento.

En circunstancias normales ests personas jams podran haber visto esos detalles, ya que el observador ciego era incapaz de ver nada, ni siquiera lo claro u oscuro, y mucho menos los dibujos de una corbata.

PODEMOS CONSEGUIRLO?

El hecho de llegar a la conclusin de que el ser humano no est sujeto a la muerte como antes creamos, conclusin que cambia por completo la manera de ver el mundo, la manera de vivir la vida, de contar con la muerte, y el hecho de que es difcil cambiar una creencia tan arraigada en nuestro cerebro (y en la cultura occidental), no significa que no podamos hacerlo. Lo cierto es que podemos, y debemos.

He aqu una definicin de humildad que escuch hace un tiempo:

La humildad no consiste en rebajarse, eso es simplemente rebajarse. Humildad es saber que en el momento siguiente se puede aprender algo que podra cambiar por completo la manera de ver el mundo.

Podra cambiar por completo la manera de ver el mundo , esto me gusta. Qu podra ser ms fascinante? Sobre todo si lo que este cambio de visin comporta es una manera de superar de una vez por todas los dos mayores obstculos para llevar una vida feliz: el miedo y la afliccin.

Lo que vemos aqu es un cambio radical, es decir un cambio en las races mismas de nuestro sistema de creencias. Pero una vez hayamos logrado este cambio, todo se arma de un modo nuevo, un modo mucho ms agradable, ya lo vers.

DESPUS DE TODO ES REDONDO

Volvemos al cambio de mundo plano a mundo redondo que hablbamos antes. Ciertamente fue un cambio enorme, en cuanto al modo como las personas entendan su universo y vivan sus vidas, como el cambio que buscamos aqu.

Ya sabes que cuando Coln volvi santo y salvo con sus pequeos barquitos, nadie le sugiri que se hiciera a la mar una y otra vez para que asegurase de que sus resultados eran reales. No. Su regreso, sano y salvo, con algunas pruebas fsicas de que haba estado en lugares en un lugar nuevo, unos cuantos Zapatos en la cornisa , si prefieres fue suficiente.

Despus de todo no exista ningn borde que hiciera peligrosa la navegacin. Coln lo demostr. Y como en aquellos lugares se poda hacer dinero, los reyes de Espaa subvencionaron la flota de navos de Coln, no tres modestas baeras, para que pudiera navegar ms lejos y traer ms cosas.

UN POCO DE HUMILDAD

Lo que quiero decir es lo siguiente: no hubo ninguna vacilacin para creer lo que su vuelta probaba o, visto de otro modo, exista la suficiente humildad, suficiente conciencia de que no podemos saber toda la historia acerca de todo; lo suficiente para permitir un total replanteamiento y reconceptualizacin de la naturaleza del mundo fsico.

Como es lgico, cambi para siempre el trazado de los mapas.

En Alemania, alrededor de esa poca, un cartgrafo llamado Martn Behaim traz el primer mapa del mundo redondo recin descubierto, el primer globo terrqueo. El xito de Coln provoc un cambio en el comercio, literalmente abri un nuevo mundo a la exploracin.

Digamos tambin el descubrimiento alter el modo de evaluar los peligros marineros y los peligros que imaginaban las personas que los amaban. Este nuevo descubrimiento debi de eliminar los temores irracionales y la afliccin que los acompaa. El conocimiento tiene que hacer eso. Si le hacemos un sitio, lo hace.

CMO EDUCAR NUESTRA CERTEZA

A los participantes de Charlas Iniciales se les entrega una lista de lecturas la primera noche. Y yo les doy una animada charla en la que les digo ms o menos:

Alguien me pregunt una vez si estaba absolutamente segura de que sobrevivira a mi muerte, es decir, a la muerte de mi cuerpo. Yo le contest, esto fue hace unos seis aos, que estaba segura al cien por cien y, ms an, que nada inferior a eso me servira cuando llegara el inevitable momento. Si yo tuviera una brecha en mi conviccin, aunque slo fuera del cero coma uno por ciento, por all podra colarse el miedo y morira aterrorizada, como mueren tantas personas.

Morir aterrorizada es una experiencia que de ningn modo deseo tener. Y os sugiero que vosotros tampoco. No es un cuadro agradable. Es horroroso. Podis evitarla y de veras os conviene hacerlo. Pero para aumentar el grado de conviccin que vais a necesitar y conseguir el don de no tener miedo que confiere el ciento por ciento de certeza, y que tienen todos aquellos que han experimentado la muerte, tendris que trabajar un poco.

Meditad sobre las directrices que hemos establecido, haced preguntas difciles, expresad vuestras dudas en trminos concretos y ensanchad vuestras mentes. Vaciaros todos cuanto sea posible de los prejuicios con que os criasteis, y que probablemente todava nos rodean.

Os ser til recordar que tenis, en vuestro papel el jurado, la obligacin (para con vosotros mismos) de escuchar y leer con una mente abierta y sin prejuicios.

sa es la tarea. Hacedla y la victoria ser vuestra.

Veris que el material que os expondremos es coherente y lgico. Los argumentos son slidos.

Empezis a convenceros de que la supervivencia es real? Si necesitis afianzar (y es probable que s), la mejor manera es leer cuantos ms testimonios de primera mano podis de personas que han experimentado la muerte.

Cuando leis, imaginad que tenis adelanta a la persona que est contando su historia, que es un ser humando que ha llevado una vida normal (sea lo que sea que esto