pan y circo
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"El pueblo, del que en otro tiempo dependían el gobierno, la justicia,
las fuerzas armadas, todo, ahora se desentiende y sólo desea con
ansia dos cosas: pan y circo".
De esta manera el poeta Decimo Junio Juvenal (entre los siglos I y II de nuestra
era) manifestaba la devoción que poseía el pueblo romano por el entretenimiento y
a su vez, lo que necesitaba para su conformidad.
Bajo esta premisa me gustaría comenzar este ensayo, manifestando la
importancia de mantener a una sociedad en un estado de felicidad; pero a su vez,
la manera en la que lo hacían y el propósito de trasfondo con el cual las
autoridades lo implementaban para con Roma.
En el transcurso en que roma va mutando desde la República al Imperio, la
sociedad, a su vez, también lo va haciendo; a la par con ella. Esto se manifiesta
de manera directa por medio del surgimiento de nuevos “grupos sociales” y la
mutación de otros en nuevos segmentos de la sociedad.
Por ejemplo, se configura la clase aristocracia patricio plebeyos, como el resultado
entre la unión de los plebeyos con mayor alcance económico y los patricios
antiguos. Pero esto no era solo un cambio en la cabeza de la escala social de ese
tiempo; también surgieron nuevas clases intermedias, como los caballeros los
cuales estaban dedicados al comercio en general y finalmente el proletariado, los
cuales se sostenían económicamente gracias a sus patrones, las arcas fiscales y
los recursos otorgados por los emperadores; cabe mencionar que eran ellos,
principalmente el centro de atracción a la vista de los políticos profesionales,
debido a que a ellos era a quienes vendían sus votos al momento de elegir.
Debido a la situación en la que se encontraba Roma, es decir, una sociedad
altamente desigual, discriminadora, en la que la monarquía acrecentaba sus
privilegios y los sectores populares solo sus demandas y su disconformidad; el
gobierno levantaba edificios para la admiración del pueblo y en ellos, organizaba
todo tipo de eventos a gran escala , solo con el fin de evitar que este, el pueblo, se
levantara en su contra; es decir, todo lo que hacían era para mantenerlos
sometidos y felices manteniendo una postura de respaldo y satisfacción con el
gobierno.
Cuando Augusto fue proclamado Emperador, Roma sólo tenía en su
calendario setenta y seis dies festi (días de fiesta); al cabo de pocos
años, los romanos disfrutaban de 175 días festivos. (Espinoz, Mariá,
Sanchez, & Vilar, 2003, pág. 72)
Augusto fue el gran exponente de este mecanismo, implementando todo tipo de
mecanismos para mantener de forma sumisa, apacible y; lo más importante, feliz
a todo el pueblo romano. Fue él quien bajo su mandato agrego más de 100 días
festivos al año romano, recibiendo el respaldo del pueblo en esta decisión.
A su vez, implemento de forma externa, mecanismos que mantuvieran el
pensamiento de la urbe centrados en estas festividades, apartando de su mirada
temas políticos y administrativos, y alejando del consiente colectivo el
cuestionamiento de ello.
Grandes carteles con dibujos (como los que anuncian en la
actualidad los circos o las películas) anunciaban los espectáculos
que se iban a representar en el circo o en el anfiteatro. Este
acontecimiento constituía el tema preferido de todas las
conversaciones: se discutía en el hogar, en el Foro, en la escuela, en
las termas e incluso en el Senado. Ese era precisamente el objetivo
del magistrado que los organizaba: despreocupar y divertir al pueblo,
a la vez que conseguía el favor de la plebe para alcanzar el puesto
político deseado. (Espinoz, Mariá, Sanchez, & Vilar, 2003, pág. 74)
Bajo la misma concepción de mantener en un estado de conformidad y felicidad al
pueblo para obtener beneficios internos, es decir, mantener tranquila a la
sociedad; también se utilizaba para ganar respeto y reconocimiento ante la plebe.
Me estoy refiriendo principalmente a los magistrados, quienes organizaban los
eventos con el fin de conseguir el favor de la plebe y así escalar políticamente
obteniendo mayores beneficios y acrecentar sus arcas financieras.
El erario público subvencionaba parte de estos juegos, pero como los
magistrados querían dar la mayor grandiosidad y atracción, ponían
de su propia fortuna el resto, ya que el pueblo juzgaba el valor de la
persona según el dinero que derrochaba. (Espinoz, Mariá, Sanchez,
& Vilar, 2003, pág. 75)
Además de mantener entretenido al pueblo en los eventos que se presentaban en
los días de fiesta; se atraía a gran parte de esa multitud, debido a que en ellas, se
entregaba suministros de todo tipo. Haciendo de esta manera un evento atractivo
en todas sus ramas y llenador en todo sentido.
La abundancia de juego y la seguridad de la annona (trigo y dinero),
más o menos abundante, despreocupaba a la población de cualquier
otra cosa. Con el panen et circenses, la plebe se consideraba feliz.
(Espinoz, Mariá, Sanchez, & Vilar, 2003, pág. 75)
La extravagancia y exotismo de los eventos, llamaba no solo a los ciudadanos de
roma y a los habitantes de ella, también lograba acercar a un gran número de
turistas, los cuales como se narra en algunos documentos, eran capaces de alojar
afuera de los centros de eventos, para así guardar un buen espacio dentro del
edificio y contemplar de una mejor manera las acciones a realizarse en ellas.
Un evento importante fue la inauguración del Coliseo a manos del emperador Tito;
eventos preferidos por el público y a los cuales llegaban más espectadores
debido al afán de ver las peleas entre fieras y gladiadores , y algunas veces las
representaciones bélicas en las cuales roma se hubo enfrentado.
Una de las batallas favoritas del pueblo romano, era sin duda las peleas entre
fieras; muchas veces desconocidas y traídas desde otras localidades. En la cual al
finalizar, solamente quedaba una parte de las bestias que se enfrentaban debido a
que la otra mitad era sometida y devorada, en su mayoría, por las bestias
vencedoras.
En los juegos organizados por el emperador Tito para conmemorar la
inauguración del Coliseo, se sacrificaron en un sólo día 5.000 bestias
salvajes (Espinoz, Mariá, Sanchez, & Vilar, 2003, pág. 82)
Si bien podemos observar y sentir muy lejano el proceder de esos gobernantes
para mantener felices y alejados de los temas de interés a gran parte del pueblo
(aunque el inicio de estas festividades era con un sentido fúnebre de admiración a
quien moria). No es muy lejano a nuestros tiempos, si bien