panorama laboral colombiano alto desemleo ingresos precarios

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OBSERVATORIO DE COYUNTURA SOCIOECONÓMICA 1 CENTRO DE INVESTIGACIONES PARA EL DESARROLLO FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA UNICEF – COLOMBIA PANORAMA LABORAL COLOMBIANO: ALTO DESEMPLEO, INGRESOS PRECARIOS Introducción El trabajo es uno de los principales mecanismos de inserción social. Es la principal fuente de ingreso de los hogares; ofrece posibilidades de expresión y desarrollo de las capacidades individuales; posibilita el acceso a la seguridad social; y es, ante todo, una vía para la inserción en el esfuerzo colectivo de creación de riqueza económica, cultural y social. En la Colombia de hoy, el empleo es un problema prioritario. Un desempleo prolongado como el que ha vivido el país desde mediados de la década pasada, no solamente tiene efectos económicos sobre la producción, el ingreso y el consumo, sino que lleva a debilitar la integración social, coarta el desarrollo de las capacidades humanas individuales y colectivas y pone en juego incluso los principios democráticos. Varios factores se han conjugado en el precario resultado de empleo obtenido por el país en los últimos tiempos: reducción importante del crecimiento económico, recesión prolongada, exposición cada vez mayor a los flujos económicos internacionales que hacen más vulnerable al país; cambio en la estructura productiva inducido por la apertura comercial y las reformas de principios de los años noventa; incremento de la participación laboral especialmente de las mujeres; desvalorización de las competencias específicas de los trabajadores y dificultades para adoptar estrategias de formación de la fuerza de trabajo para responder a las transformaciones tecnológicas y de la estructura productiva. En este Boletín queremos presentar el panorama del empleo en la década de los años noventa. Empezaremos por la importancia social del empleo tanto para la producción como para la cohesión social y una muy breve presentación del entorno macroeconómico. Continuaremos con el panorama del mercado laboral: desempleo, evo lución de los ingresos y la informalización del mercado, buscando responder a las preguntas ¿qué tanto empleo se ha generado? ¿en qué actividades económicas? ¿cómo ha evolucionado la remuneración al trabajo? ¿se amplían brechas salariales? Finalmente, dentro del debate actual sobre la forma de responder al problema del empleo, haremos énfasis en evaluar las políticas desde el punto de vista de la mejora del bienestar general. 1. ¿Qué es el desempleo? 1 Coordinador: Ricardo Bonilla. Investigadora Invitada: Clara Ramírez Gómez. Asistentes de investigación: Natalia Ariza y Jairo Baquero.

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El trabajo es uno de los principales mecanismos de inserción social. Es la principal fuentede ingreso de los hogares; ofrece posibilidades de expresión y desarrollo de las capacidadesindividuales; posibilita el acceso a la seguridad social; y es, ante todo, una vía para lainserción en el esfuerzo colectivo de creación de riqueza económica, cultural y social.

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Page 1: Panorama Laboral Colombiano alto Desemleo Ingresos Precarios

OBSERVATORIO DE COYUNTURA SOCIOECONÓMICA1 CENTRO DE INVESTIGACIONES PARA EL DESARROLLO

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

UNICEF – COLOMBIA

PPAANNOORRAAMMAA LLAABB OORRAALL CCOOLLOOMMBBIIAANNOO:: AALLTTOO DDEESS EEMMPPLLEEOO,, IINNGGRR EESSOOSS PPRREECCAARRIIOOSS

Introducción El trabajo es uno de los principales mecanismos de inserción social. Es la principal fuente de ingreso de los hogares; ofrece posibilidades de expresión y desarrollo de las capacidades individuales; posibilita el acceso a la seguridad social; y es, ante todo, una vía para la inserción en el esfuerzo colectivo de creación de riqueza económica, cultural y social. En la Colombia de hoy, el empleo es un problema prioritario. Un desempleo prolongado como el que ha vivido el país desde mediados de la década pasada, no solamente tiene efectos económicos sobre la producción, el ingreso y el consumo, sino que lleva a debilitar la integración social, coarta el desarrollo de las capacidades humanas individuales y colectivas y pone en juego incluso los principios democráticos. Varios factores se han conjugado en el precario resultado de empleo obtenido por el país en los últimos tiempos: reducción importante del crecimiento económico, recesión prolongada, exposición cada vez mayor a los flujos económicos internacionales que hacen más vulnerable al país; cambio en la estructura productiva inducido por la apertura comercial y las reformas de principios de los años noventa; incremento de la participación laboral especialmente de las mujeres; desvalorización de las competencias específicas de los trabajadores y dificultades para adoptar estrategias de formación de la fuerza de trabajo para responder a las transformaciones tecnológicas y de la estructura productiva. En este Boletín queremos presentar el panorama del empleo en la década de los años noventa. Empezaremos por la importancia social del empleo tanto para la producción como para la cohesión social y una muy breve presentación del entorno macroeconómico. Continuaremos con el panorama del mercado laboral: desempleo, evo lución de los ingresos y la informalización del mercado, buscando responder a las preguntas ¿qué tanto empleo se ha generado? ¿en qué actividades económicas? ¿cómo ha evolucionado la remuneración al trabajo? ¿se amplían brechas salariales? Finalmente, dentro del debate actual sobre la forma de responder al problema del empleo, haremos énfasis en evaluar las políticas desde el punto de vista de la mejora del bienestar general. 1. ¿Qué es el desempleo? 1 Coordinador: Ricardo Bonilla. Investigadora Invitada: Clara Ramírez Gómez. Asistentes de investigación: Natalia Ariza y Jairo Baquero.

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Colombia tiene hoy en día una de las tasas de desempleo más altas del mundo. En los últimos años, el desempleo ha ocupado un puesto central entre los problemas del país. Sabemos que el desempleo es un problema económico, puesto que surge de y se desarrolla en el funcionamiento del sistema económico. Pero no es solamente un problema económico; afecta la totalidad del entramado social, por lo que se constituye en un gran problema social.

RReeccuu aaddrr oo 11 .. EEff eecctt ooss ddeell DDeess eemmppllee oo

La falta de trabajo tiene implicaciones en diferentes ámbitos. Amartya Sen señala diez daños ocasionados por el desempleo, aparte de la pérdida de ingresos: • Pérdida de producción y carga para el erario público , por el despilfarro en la capacidad productiva y los

efectos del desempleo no solo sobre los ingresos de los desempleados sino sobre los demás ciudadanos por el menor volumen de demanda agregada. Cuando el Estado se hace cargo de los desempleados a través de seguros o asistencia social, que no es el caso colombiano, hay un desvío de recursos que de no existir el desempleo podría haber sido utilizados para el logro de otros objetivos.

• Pérdida de libertad y exclusión social: una persona que no logra salir del desempleo no tiene libertad de

decisión. El desempleo, además de marginar a las personas, repercute en las oportunidades económicas al reducirles por ejemplo los seguros y prestaciones asociadas a la condición de ocupado.

• Deterioro y pérdida a largo plazo de las aptitudes profesionales: se “aprende trabajando” y se

“desaprende” cuando no hay trabajo. Se pierde la confianza y la seguridad . • Daños psicológicos: especialmente si se trata de desempleo de larga duración. Estudios han encontrado

relaciones entre desempleo y altas tasas de suicidio, por ejemplo. A la pérdida económica se suman otras privaciones, como la pérdida de estima, y el saberse dependiente, inútil, improductivo

• Mala salud y mortalidad : por la pérdida de ingresos, de estima y de motivación • Pérdida de la motivación y apartamiento indefinido del trabajo : cómo decirle a una persona que lleva más

de 12 meses buscando infructuosamente trabajo que debe continuar haciéndolo? El desempleo de largo plazo conduce a la resignación y a la pasividad. Estudios en Francia han establecido una alta correlación entre desempleo de largo plazo y pérdida rápida del empleo conseguido posteriormente. Se borran las fronteras entre la población activa pero desempleada y la población inactiva.

• Ruptura de las relaciones humanas y quebranto de la vida familiar: se puede debilitar la armonía y la

cohesión en el seno de la familia. • Desigualdad de género: un alto desempleo afecta en mayor medida a las colectividades más vulnerables:

mujeres, jóvenes, pobres, minorías raciales o étnicas. • Pérdida de valores sociales y de responsabilidad: escepticismo respecto a la justicia de las instituciones

sociales, convertir en costumbre el depender de los demás, delincuencia y desempleo juvenil. • Inflexibilidad organizativa y freno a la innovación técnica: influencia negativa del desempleo en la

utilización de tecnologías avanzadas. Fuertes resistencias a reorganizaciones económicas que implique pérdida de empleo.

1. Sen, Amartya. “Desigualdad y desempleo en la Europa contemporánea” en Revista Internacional del Trabajo, vol. 116 (1977), num. 2 (verano) pag. 169-187

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Para los economistas, el desempleo es un desequilibrio, es decir un exceso de la oferta de trabajo sobre su demanda. Para interpretarlo hay que comenzar por los datos disponibles. La definición estadística de desempleo Las economías modernas han venido adoptando una definición común del desempleo. El empleo se define por la realización de actividades remuneradas. Se dejan de lado entonces los trabajos que se realizan para la propia satisfacción o en relación al cuidado de la propia familia. Pero no se cuentan como desempleados todos aquellos que no tienen trabajo remunerado, sino solamente aquellos que no teniéndolo quisieran encontrar un trabajo. Es necesario precisar esa primera definición. Para ello hay que saber cuando una persona desea trabajar. La primera condición es que esté buscando activamente un empleo, tal vez solamente un trabajo de pocas horas, pero que estaría dispuesta a aceptar en forma inmediata. Un desempleado es entonces una persona que desea trabajar, busca trabajo activamente y está dispuesta a empezar a trabajar en forma inmediata. La tasa de desempleo se calcula como el cociente entre el número de personas desempleadas y el total de la población económicamente activa.

Principales definiciones del mercado laboral

Población

To

tal

Po blación en Eda dd e Traba jar PE T

(1 2 añ os y +)

Po blació nE co n ómi ca men te

Inact ivaPEI

Pob lación Oc upa daPO

Pob lación De soc upa da(dese mp lea da)

PD

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Invá lido s , o tro s

Po blació nE co n ómi ca men te

A ct ivaPEA

Poblac ió n m en or

de 12 a ños

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La evolución del desempleo en Colombia en los últimos años Colombia ha mantenido tasas de desempleo altas, por lo menos desde que existen estadísticas. Pero el crecimiento del desempleo en la última mitad de la década de los noventa no tiene precedentes. De tasas urbanas de 8.1% en 1994, se pasa a tasas de 19.2% en 2000. En 2001, como veremos, no se logran mejoras en el comportamiento de la tasa. El desempleo es alto, tanto para el conjunto del país como para cada zona. Si, además se mira el desempleo en las principales ciudades, se encuentran tasas superiores al 20%. (Gráfica 1)

Gráfica 1: Tasas de Desempleo por Zona, 1992-2000 No se trata entonces de un fenómeno pasajero, ni de un desajuste friccional. Cabe, entonces una primera pregunta, que tiene que ver con las explicaciones que se dan habitualmente al desempleo: ¿es alto porque mucha gente quiere trabajar, o porque no se generan nuevos puestos de trabajo? La respuesta no es única. En los últimos años se han conjugado los dos elementos: una baja dinámica de creación de puestos de trabajo con un crecimiento muy alto de la búsqueda de trabajo. Estos dos elementos no son independientes, sino que por el contrario se retroalimentan. Ante la pérdida de empleo de algún miembro del hogar, los demás miembros, llamados “secundarios” salen a buscar empleo; pero como la generación es baja, no encuentran salida diferente a la del desempleo. Esto se puede confirmar observando la evolución de las tasas de ocupación y de las tasas de participación laboral o el cambio en la estructura de actividad de los hogares. (Gráficos 2 y 3) La tasa de participación laboral2 ha aumentado en forma importante, 5 puntos porcentuales entre 1996 y 2000. Al mismo tiempo, la tasa de ocupación3 cayó de 54% en 1992 a 49% en

2 L a tasa de global de participación laboral (TGP)se define como el cociente entre las personas que trabajan o desean trabajar (Población Económicamente Activa- PEA) y las personas mayores de 12 años (Población en Edad de Trabajar PET) 3 Se define como tasa de ocupación (TO) el cociente entre las personas que tienen trabajo y la PET.

Tasa de Desempleo por Zona. 1992-2000

7.4 7.1

16.6

8.78.1

19.2

4.2 3.7

9.3

0

4

8

12

16

20

1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000

%

Total Nacional Cabeceras Resto

Fuente: Cálculos OCSE, con base en Dane, Encuestas de Hogares. Septiembre

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1999. La situación es explosiva sobre la tasa de desempleo: más gente busca trabajo y menos gente lo tiene.

Gráfica 2: Evolución de las tasas de Participación Laboral y de Ocupación

Fuente: Cálculos OCSE, con base en Dane, Encuestas de Hogares, septiembre Esto mismo se observa cuando se analiza la distribución por actividad de los miembros de los hogares. En 2000, un hogar promedio colombiano era más pequeño que en 1992 (de 4.98 personas por hogar pasó a 4.30). Tenía una proporción de menores de 12 años 5% menor; una proporción de inactivos 10% inferior; igual proporción de ocupados pero una proporción de desocupados vez y media mayor. Esto se traduce, como se aprecia en la gráfica, en que a pesar de la disminución del tamaño de hogar y de los menores, la carga de dependencia para los trabajadores del hogar sigue siendo la misma. En 2000, cada hogar tenía en promedio dos miembros en la fuerza de trabajo. De estos, solamente 83% estaba ocupado. En 1992, tenía 2.1 pero 93% de ellos se encontraba ocupado. Esto, por supuesto, tiene efectos importantes sobre los ingresos y sobre las condiciones de vida de los hogares. De modo que, tanto la oferta creciente como la demanda decreciente contribuyen al aumento del desempleo. Pero la magnitud del problema y su permanencia en el tiempo nos debe llevar a tratar de entender qué elementos del desempeño económico han contribuido a generar esta situación, así como a analizar con detalle las consecuencias de la misma y

Tasas de Participación Laboral y de Ocupación Total Nacional. 1992-2000

49.0%

51.0%

53.0%

55.0%

57.0%

59.0%

61.0%

63.0%

Participación 58.4% 58.5% 57.5% 58.1% 56.3% 56.6% 58.6% 59.4% 61.8%

Ocupación 54.0% 54.3% 53.4% 53.5% 50.9% 51.0% 51.3% 49.7% 51.5%

1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000

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finalmente, a discutir si las propuestas que se han puesto sobre la mesa son las adecuadas para corregir el desequilibrio.

Gráfica 3: Composición de los hogares promedio, según actividad. Total Nacional.

1992 y 2000 Fuente: Cálculos OCSE con base en Dane, Encuestas de Hogares, septiembre

2. Desempleo y desempeño macroeconómico Los cambios en la s condiciones económicas afectan la probabilidad de encontrar empleo que tienen diferentes grupos de personas. Por ejemplo, cuando la producción industrial cae, cae también el empleo en esta sector . Cuando la crisis en la producción se prolonga, se prolonga también el tiempo de desempleo. Podemos preguntarnos entonces, en qué medida, la evolución económica de los noventa se relaciona con la caída del empleo. En la década pasada se empezó a poner atención a la relación entre logros sociales y política macroeconómica. El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que han cometido serios errores por no tener en cuenta los costos sociales de los ajustes estructurales impulsados como solución universal, han modificado su forma de ver la política macroeconómica, reducido el énfasis en las políticas de ajuste estructural y dado prioridad a estrategias de reducción de la pobreza. Todavía, sin embargo no le dan importancia al empleo.

1.319

1.586

1.925

0.154

1.082

1.230

1.659

0.331

1992 2000

Composición de los hogares promedio, según actividad. Total Nacional . 1992-2000

Menores 12 Inactivos Ocupados Desocupados

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Tener objetivos específicos de empleo tiene ventajas. Una de ellas es que permite la consideración explícita de los posibles trade-off entre objetivos de inflación por un lado y de desempleo y financiación del sistema de protección social por el otro. Un buen ejemplo es la Estrategia Europea de Empleo, que comenzó con el Libro blanco de Delors sobre crecimiento, competitividad y empleo en 1993 en el cual se dio prioridad política los objetivos de empleo. La creación de empleo depende de niveles crecientes de inversión, por lo cual una prioridad de la política macroeconómica es el balance entre estabilización en el corto plazo y objetivos de largo plazo en crecimiento y cambio estructural. Aunque hay evidencia y consenso en que el equilibrio macroeconómico es una condición del crecimiento sostenible, hay divergencia sobre cuanta estabilización se necesita antes de partir para evitar efectos adversos en términos de inversión y crecimiento. Sin querer hacer una presentación de los problemas macroeconómicos del país durante la década pasada, es conveniente señalar algunos aspectos del desempeño macro durante los noventa que incidieron negativamente sobre el crecimiento y el empleo.

1. La caída brutal del PIB en 1999 y su débil recuperación posterior no tiene antecedentes en la historia del país (Gráfico 4)

2. Una política monetaria que, aunque no es la única culpable de la crisis, tiene gran responsabilidad. Los costos financieros crecieron de manera exponencial y ahogaron las ganancias operacionales de las empresas. Buena parte de los excedentes de las familias y de las empresas del sector real fueron transferidos a los intermediarios financieros.

3. Hoy casi todos reconocen que el desempeño de la economía durante la década estuvo marcada por la forma como se conjugó la independencia de la autoridad monetaria con la apertura cambiaria. Esto desencadenó una dinámica que repercutió en forma negativa en el balance fiscal, la producción, la competitividad y el empleo. El país estuvo expuesto una mayor vulnerabilidad a los choques externos y la autoridad monetaria no tiene herramientas adecuadas para responder.

4. La prelación dada a la lucha contra la inflación permitió al país tener hoy tasas por debajo del 10%. Pero la forma de controlar la inflación, exclusivamente por la vía monetaria, terminó elevando las tasas de interés y perjudicando la actividad productiva y el empleo. El tejido industrial y agropecuario del país sufrió un serio deterioro (Gráfico 5)

5. El aumento de la deuda pública contribuyó, a su vez, a agudizar el problema fiscal. La importancia relativa de la deuda pública interna en la financiación aumentó de 8.4% a 30.2% de los pagos totales entre 1990 y 1998. (ver Boletín No. 9 del OCSE)

6. La tasa de ahorro descendió de 20% a 6% del PIB, y el déficit en la balanza de pagos alcanzó 5.8% del PIB en 1999.

7. Un aumento brutal de la proporción de la población por debajo de la línea de pobreza. Los índices de hoy, cercanos a 60% de pobres (más de 80% en el sector rural) indican

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que estamos en la misma situación que a finales de los setenta. Es decir, que se han perdido los esfuerzos de dos décadas de desarrollo.

Gráfica 4: PIB y desempleo

Gráfica 5: PIB e Inflación

Gráf ico 5: Tasa de Inf lación y Tasa de Desempleo, 1984-2000

0

5

10

15

20

25

30

35

AÑO84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 0

INFLACION DESEMPLEO

Fuente: Cálculos OCSE , con base en DANE, y Banco de la Respública

Nos encontramos, entonces, desde el punto de vista macroeconómico, en un entorno macro poco favorable a la creación de empleo.

Gráfico 4: Variación porcentual del PIB trimestral a precios constantes de 1994 y Tasa trimestral de

desempleo (7 ciudades)

-5

0

5

10

15

20

25

II III IV I II III IV I II III IV I II III IV I II III IV I II III IV I II III IV I II III IV I II III IV I II III IV I II III

1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000

%

VARIACION PIB TRIM TASA DE DESEMPLEO

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3. A quienes afecta el desempleo Esta sección tiene por objeto presentar los datos básicos del desempleo en Colombia en la última década. Hemos escogido algunas variables demográficas claves para la caracterización de los desempleados: sexo, edad y nivel educativos. Los hombres han perdido su empleo. Las mujeres salen a buscarlo Esta frase resume lo que ha sucedido, desde el punto de vista de la oferta en el mercado laboral colombiano en la última década: un bajo dinamismo en la creación de empleo, que lleva a que la tasa de ocupación de los hombres caiga: cada vez un mayor número de hombres no encuentra un empleo en el mercado. Como respuesta, muchas mujeres que antes no tenían interés en trabajar, salen a buscar trabajo, como estrategia para el sostenimiento de los ingresos de sus hogares. El resultado final es un mayor desempleo: más gente buscando y un sector productivo ofreciendo menos oportunidades. Los gráficos 6, y 7 ilustran la situación. Gráfico 6: Tasas de Globales de Participación y Tasas de Ocupación, por sexo. Total

Nacional. 1992-2000

Fuente: Cálculos OCSE, con base en DANE, Encuesta de Hogares, septiembre

Tasa de Ocupación por sexo. Total Nacional. 1992-2000

0,737

0,661

0,3600,381

0,5400,515

30%

40%

50%

60%

70%

80%

1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000

Hombres Mujeres Total

Tasas Globales de Participación, por sexo. Total Nacional . 1992-2000

0,7520,774

0,495

0,409

0,6180,584

30%

40%

50%

60%

70%

80%

1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000

Hombres Mujeres Total

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Gráfico 7. Tasa de desempleo por sexo. Total Nacional. 1992-2000

Gráfico 8: Tasas de desempleo por sexo. Cabecera y Resto. 1992-2000 La situación laboral se deteriora en forma generalizada. Tanto para hombres como para mujeres, tanto en zona urbana como en la rural. (Gráfico 8) Sin embargo unos pierden más que otros. El desempleo ha sido siempre más un problema de las economías urbanas que de las rurales. Cuando las personas no tienen opciones de trabajo en el campo, tienen una salida: la migración a las ciudades. En los últimos 50 años Colombia ha dado un vuelco completo y es hoy en día un país predominantemente urbano. Pero la crisis de los noventa ha sido de una magnitud tal, que elevó las tasas de desempleo rural a niveles superiores a los que existían en la zona urbana antes de empezar la crisis. Aunque las mujeres tienen tasas muy altas, cercanas a 20% al final de la década, los hombres aumentaron sus tasas de desempleo a una mayor velocidad. En la zona urbana, se observa un patrón similar, aunque a una escala más alta. Las tasas de desempleo para las mujeres son muy superiores a las de los hombres, pero durante la

Tasa Desempleo por Sexo. Total Nacional . 1992-2000

4,64% 4,51%5,44%

7,28% 7,23%

9,20%

12,45% 12,09%11,6% 11,6% 11,9%

13,7% 14,2%

17,2%

22,0%23,0%

7,2% 7,1%7,9%

9,6% 9,9%

12,3%

16,2% 16,6%

0,00

0,05

0,10

0,15

0,20

0,25

1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000

Hombres Mujeres Total

Fuente: Cálculos OCSE, con base en Dane, Encuestas de Hogares, septiembre

Tasas de Desempleo por Sexo. Cabeceras. 1992-2000

6,3% 6,1% 6,1% 5,6%

9,2% 9,2%

12,1%

15,6% 15,2%

12,2% 12,0% 12,0% 11,6%

13,9% 14,1%

17,9%

22,5%

23,9%

8,7% 8,6% 8,6% 8,1%

11,2% 11,3%

14,6%

18,7%19,2%

0,05

0,09

0,13

0,17

0,21

0,25

1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000

Hombres Mujeres Total

Fuente: Cálculos OCSE, con base en Dane, Encuestas de Hogares, septiembre

Tasas de Desempleo por Sexo. Resto. 1992-2000

1,7% 2,2% 2,2%3,3% 3,1% 3,2%

5,7% 5,2%

9,6%

11,4%

10,0%

12,7%

14,8%14,2%

19,7%18,9%

3,7%4,6% 4,2%

5,7% 6,0% 6,2%

9,5% 9,3%

0,00

0,04

0,08

0,12

0,16

0,20

1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000

Hombres Mujeres Total

Fuente: Cálculos OCSE, con base en Dane, Encuestas de Hogares, septiembre

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década los hombres se vieron relativamente más perjudicados. La tasa de desempleo de los hombres se multiplicó casi por tres entre el año de me nor desempleo (1995) y el 2000. Cuando se miren los perfiles por edad, se verá qué grupo de hombres ha sufrido en mayor medida por la pérdida de los puestos de trabajo. El desempleo no afecta solamente a los jóvenes Los jóvenes, tradicionalmente, han tenido tasas de desempleo superiores a las de los adultos. Dificultades de integración, problemas de capacitación, demoras en la asunción de las responsabilidades adultas, dificultades de absorción por parte del sistema productivo de una población amplia de jóvenes, son algunas de las causas de esta situación que tiende a ser un problema generalizado a nivel mundial. En Colombia el desempleo de los jóvenes ha alcanzado dimensiones insostenibles: entre los menores de 20 años, que estaban en el mercado laboral, jóvenes que en su mayoría inician su vida laboral y que tienen niveles medios de calificación, 42% de las mujeres y 23% de los hombres estaban desempleados en el año 2000. Estas tasas eran el doble en el caso de las mujeres y el triple en el caso de los hombres, de las existentes en 1992. Sin embargo, no solo los jóvenes sufren el desempleo. Las tasas de desempleo de los hombres, en todos los grupos de edad se multiplicaron por tres. En el 2000, la tasa de desempleo de los adultos en plena edad productiva (30 a 59) era 9%, mientras la existente en el 93 era tan baja que podía considerarse como friccional. La pérdida de empleo de estos hombres adultos tiene efectos más fuertes sobre los ingresos y el bienestar de los hogares que el desempleo de los más jóvenes. El caso de las mujeres guarda un patrón similar. Aunque las tasas de desempleo son más altas para las más jóvenes, son las mujeres en edad productiva quienes ven empeorar más su situación. E incluso, las mujeres mayores, que prácticamente no conocían el desempleo, presentan en 2000 tasas de desempleo significativas. (Gráfico 9)

Gráfico 9: Tasas de desempleo por edad y sexo. Total Nacional. 1992-2000

Fuente: Cálculos OCSE, con base en DANE, Encuestas de Hogares, septiembre

Tasas Desempleo por Edad. Hombres. Nacional. 1992-2000

8%

23%

6%

18%

3%

9%

2%

8%

5%

12%

0,00

0,05

0,10

0,15

0,20

0,25

1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000

<20 20-29 30-59 60-+ Total

Tasas Desempleo por Edad. Mujeres. Nacional. 1992-2000

21%

42%

31%

16%

1%

23%

16%

7% 6%

12%

0,00

0,10

0,20

0,30

0,40

1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000

<20 20-29 30-59 60-+ Total

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El desempleo no puede, a la luz de estos datos, ser explicado como un desajuste entre la demanda y la oferta laboral, ni un problema de calificaciones de la población. Son personas con experiencia en el mercado y competencias específicas quienes ya no encuentran trabajo. Son mujeres más educadas quienes aspiran a encontrar en el mercado los ingresos que requieren sus familias. La mayor calificación ya no protege contra el desempleo. La crisis de empleo ha sido de tal magnitud que ningún grupo de población ha estado protegido. Durante la década pasada, las personas más educadas recibieron remuneraciones relativamente altas, lo cual ha sido interpretado como la necesaria reacción del mercado ante la escasez de mano de obra de altos niveles de calificación. Sin embargo, cuando la crisis llega, ni siquiera las personas altamente calificadas pueden escapara al desempleo. La educación es una protección contra los avatares del mercado, pero cuando la intensidad de los problemas es tan grande, ya no es una condición suficiente. La evolución de las tasas de ocupación y de desempleo para personas con distintos niveles educativos ilustra esta situación. (Gráficos 10 y 11 respectivamente). Las tasas de ocupación para las personas con más alto nivel educativo (16 años) caen en forma continua a lo largo de la década, con especial fuerza a partir de la recesión. En 2000 eran 8% menores que en 1992. Las personas con bachillerato completo o más también ven disminuidas las tasas de ocupación. Solamente las personas sin educación y las que tienen menos de primaria completa ven crecer en el primer caso y permanecer iguales en el segundo las tasas de ocupación.

Gráfico 10: Tasa de ocupación por nivel educativo. Total Nacional. 1992-2000

Tasas de Ocupación por Nivel Educativo. Total Nacional. 1992-2000

48,143,2

49,749,9

58,0

42,1 39,5

59,8

66,7

54,6

62,6

81,0

88,2

35

40

45

50

55

60

65

70

75

80

85

90

1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000

0 1 a 4 5 6 a 1011 12 a 15 16 y + Total

Fuente: Cálculos OCSE. Con base en Dane, Encuesta de Hogares, septiembre

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En cuanto al desempleo, la situación no es muy distinta, pero afecta en forma distinta a hombres y mujeres. Para los hombres, el desempleo es creciente con el nivel educativo, con la sola excepción de los universitarios. Estos, sin embargo tienen tasas más altas que las personas con educación primaria o menos. El ordenamiento no cambia en forma sustancial durante la década, y las tasas más altas las ostentan personas con algún año de educación universitaria, pero quienes sufrieron un mayor incremento fueron los universitarios, cuya tasa se multiplicó por más de tres, mientras la de las personas sin educación se elevó en 20%.

Gráfico 11: Tasas de desempleo por nivel educativo. Hombres. Total Nacional. 1992-2000

En el caso de las mujeres, la educación superior protege un poco más: las mujeres que han terminado este nivel educativo tienen tasas de desempleo más bajas, similares a las de los hombres con el mismo nivel educativo. Quienes tienen bachillerato completo o incompleto tienen las tasas más altas, cercanas a 30%. Aunque, como en el caso de los hombres el ordenamiento no ha cambiado en forma sustancial durante el período considerado, los niveles superiores a primaria e inferiores a universitaria completa tienden a igualarse, de manera que para que una mujer educada pueda reducir su probabilidad de estar desempleada debe alcanzar el título universitario.

Gráfica 12: Tasas de desempleo por nivel educativo. Mujeres. Total Nacional. 1992-2000

Tasas de Desempleo por Nivel Educativo. Total Nacional. Hombres. 1992-2000

16,4

17,8

19,8

12,1

4

8

12

16

20

1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000

6 a 10 11 12 a 15 Total

Niveles con tasas superiores al promedio. Fuente: Cálculos OCSE con base en DANE, EH

Tasas de Desempleo por Nivel Educat ivo. Total Nacional. Hombres. 1992-2000

4,4

6,8

9,0

10,7

12,1

0

2

4

6

8

10

12

14

1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000

0 1 a 4 5 16 y + Total

Niveles con tasas inferiores al promedio. Fuente: Cálculos OCSE con base en DANE, EH

Tasas de Desempleo por Nivel Educativo. Total Nacional. Mujeres. 1992-2000

28,8

28,4

26,6

23,0

10

15

20

25

30

1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000

6 a 10 11 12 a 15 Total

Fuente: Cálculos OCSe, con base en Dane, Encuesta de Hogares, Septeimbre

Tasas de Desempleo por Nivel Educativo. Total Nacional. Mujeres. 1992-2000

12,2

16,8

19,2

13,6

23,0

0

5

10

15

20

25

1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000

0 1 a 4 5 16 y + Total

Fuente: Cálculos OCSe, con base en Dane, Encuesta de Hogares, Septeimbre

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4. La informalización del empleo En una coyuntura de bajo crecimiento económico se afectan tanto los ingresos como el empleo. En el mercado laboral esto se traduce en una mayor cantidad de gente buscando trabajo (aumento de la Población Económicamente Activa) y en un crecimiento del sector informal. Es de esperarse, entonces, que se haya presentado simultáneamente un incremento en la proporción de personas ocupadas en el sector informal y una caída en los ingresos medios de los trabajadores de este sector. De alguna forma, el sector informal, compuesto por trabajadores por cuenta propia, por asalariados de pequeños negocios, por empresarios pequeños y por servicio doméstico, opera sin rigidez salarial: la mayor oferta se ve compensada con una disminución de los ingresos. En el país se realiza una encuesta especializada en el trabajo informal cada dos años, en el mes de junio. Durante la década pasada, se observan dos tendencias contrapuestas: una disminución de la tasa de informalidad hasta 1996, que es contrarrestada por un crecimiento importante de la tasa a partir de entonces. Como resultado, en el año 2000 se alcanza la mayor proporción de empleo informal de la década: de cada 100 ocupados, 60 tienen un trabajo en el sector informal.

Gráfica 13: Tasa de Informalidad por sexo

Fuente: Cálculos OCSE con base en Dane, Encuestas de Hogares junio

Las diferencias por sexo, importantes a comienzos de los noventa, tienden a desaparecer, como resultado del mayor incremento en la informalidad para los hombres. Por edades, sigue primando una alta informalidad para los más jóvenes y para los mayores, de manera

Dist r ibuc ión de la poblac ión ocupada in formal por Rama de Act iv idad (b) . Siete áreas metropol i tanas(a) .1992-2000 ( junio)

0369

1 21 51 82 12 42 73 03 33 6

1 9 9 2 1 9 9 4 1 9 9 6 1998 2 0 0 0

Otras ramas Serv. f inancieros Transpor te ConstrucciónIndustria Servicios Comerc io

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que en el año 2000, entre 77 y 80 de cada 100 trabajadores entre 15 y 19 años o entre 60 y 69 años, pertenecían al sector informal.

Gráfica 14: Tasa de Informalidad por edad

Fuente: Cálculos OCSE con base en Dane, Encuestas de Hogares junio

Sin embargo, es importante resaltar que, a partir de 1996, la informalidad ha crecido para los ocupados en edades productivas: por ejemplo, para aquellos que tienen entre 20 y 39 años, la tasa de informalidad aumentó 6.6 puntos. Ya no se trata solamente de los jóvenes o de los mayores, casi todos trabajadores informales, sino de altos niveles de informalidad en todos los grupos de edad. Quienes son los trabajadores informales. Edad. La estructura de edad de los trabajadores informales no es igual a la de todos los ocupados: tiene una mayor concentración en trabajadores jóvenes; sin embargo, en la medida en que el empleo se ha ido informalizando, los más jóvenes pierden participación en el empleo informal y las estructura de edad de los ocupados informales se asemeja más a la del total.

Tasa de Informalidad por edad

40

45

50

55

60

65

70

75

80

1992 1994 1996 1998 2000

15 a 19 20 a 29 30 a 39 40 a 49 50 a 59 60 a 69

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Gráfica 15: Distribución por edades de la población Ocupada

Fuente: Cálculos OCSE con base en Dane, Encuestas de Hogares junio Sexo. Ya se dijo que las tasas de informalidad no varían en forma importante por sexo. La tasa de feminidad de la informalidad tiene movimientos contra cíclicos: cuando aumenta la informalidad, disminuye la tasa de feminización. Así, entre 1992 y 1996, cuando la tasa de informalidad total cayó de 54% a 52%, el índice de feminidad pasó de 108 a 100. En ese año, la proporción de mujeres en el total de ocupados era igual en el sector informal que en el conjunto de la economía. Con el aumento de la informalidad, la tasa participación femenina en el sector aumenta más rápidamente que en el total de ocupados, pero en 2000 la tendencia se revierte y la informalidad aumenta en mayor medida a los hombres, como sucede con el desempleo. Educación. Se ha asociado la informalidad con la falta de calificación de la fuerza de trabajo. Los trabajadores con menores niveles de educación formal y de capacitación, engrosarían la filas del sector informal, por la dificultad de encontrar un empleo acorde con su baja capacitación en el sector formal. La experiencia colombiana reciente, no apoya esta hipótesis: la proporción de ocupados informales con niveles educativos de secundaria y superior es alta y creciente, como se aprecia en el gráfico. Al contrario la proporción de personas sin educación es baja y no aumenta durante la coyuntura de bajo crecimiento económico.

D i s t r i b u c i ó n p o r e d a d e s d e l a p o b l a c i ó n o c u p a d a t o t a l e i n f o r m a l . 1 9 9 2 y 2 0 0 0

( j u n i o ) U r b a n o

6.6 6.2 6.5 5.4

11.8 11.2 10.3 9.4

21.4 21.116.5 17.9

27.8 28.8

26.1 28.5

24.4 26.4

28.730.2

7.9 6.411.9

8.7

0 %

2 0 %

4 0 %

6 0 %

8 0 %

1 0 0 %

1 2 a 1 9

20 -29

30 -39

40 -49

50 -59

6 0 - +

Informal InformalTo ta l Tota l

2 0 0 0 1 9 9 2

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Gráfica 16: Informalidad y educación

Fuente: Cálculos OCSE con base en Dane, Encuestas de Hogares junio Relaciones laborales. No todos los trabajadores informales son independientes. Varias formas de relaciones laborales se combinan en el sector informal. Una proporción de él reúne a trabajadores asalariados de pequeñas unidades productivas o de servicios. Esta proporción, de empleados u obreros es la parte más “moderna” del sector informal, junto con su contraparte, los Patrones o empleadores. Estos dos segmentos son los que se vieron más afectados en la década pasada. Su participación dentro del total de la informalidad cae, especialmente para los hombres, en beneficio de los trabajadores por cuenta propia. Algo similar sucede con las mujeres, para quienes, además, aumenta el porcentaje de trabajadoras del servicio doméstico en la última mitad de la década.

Gráfico 17: Informalidad y posición Ocupacional

Fuente: Cálculos OCSE con base en Dane, Encuestas de Hogares junio

Distribución de los ocupados informales por nivel educativo. 1992-2000 (junio)

05

10152025303540455055

1992 1994 1996 1998 2000

Ninguno Primaria Secundaria Superior

Distribución de los trabajadores informales por posición ocupacional. 1992-2000.

0%

20%

40%

60%

80%

100%

1992 1994 1996 1998 2000 1992 1994 1996 1998 2000

Obrero empleado Cuenta Propia Patrón Familiar sin Rem Doméstico

Hombres Mujeres

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El Sector y la Informalidad. El trabajo informal se concentra en dos ramas: comercio y servicios. El primero mantiene una proporción similar de trabajadores durante toda la década, mientras el segundo incrementa su participación, a raíz de la crisis. También en el caso del empleo informal, la industria y la construcción se ven fuertemente afectadas. Estas actividades tampoco en el sector informal generan empleo, lo que se traduce en su pérdida de participación en el empleo informal total.

Gráfico 18: Sector e informalidad

Fuente: Cálculos OCSE con base en Dane, Encuestas de Hogares junio a Santafé de Bogotá, D.C., Barranquilla, Cali, Medellín, Bucaramanga, Manizales, y Pasto. b Otras Ramas: Agricultura; Minas; Electricidad, gas y agua. Nota: Datos expandidos con proyecciones demográficas de población, estimados con base en los resultados del censo

1993.

5. La política laboral: de la flexibilidad a la lucha contra la exclusión social

El objetivo de la política laboral, como de la política económica en general, es contribuir a buenos resultados económicos en la forma de bajo desempleo y bajo subempleo, altas remuneraciones laborales, trabajos estables, buenas condiciones de trabajo.

Un indicador simple, como la tasa de desempleo, no muestra la historia completa del funcionamiento del mercado laboral. En la medida en que hay contradicción entre productos deseables, se requiere del juicio social para decidir las mejores combinaciones. Evaluar alternativas de política laboral es difícil, por la existencia de imperfecciones de mercado como las relacionadas con el sistema financiero, y la necesidad de establecer en qué medida dichas políticas afectan el bienestar social.

Estos dilemas son particularmente fuertes en sociedades con crecientes niveles de desigualdad, las altas tasas de desempleo, los altos niveles de inestabilidad laboral y las bajas tasas de creación de empleos en el sector formal.

Distribución de la población ocupada informal por Rama de Actividad (b). Siete áreas metropolitanas(a).1992-2000 (junio)

0369

121518212427303336

1992 1994 1996 1998 2000

Otras ramas Serv. financieros Transporte Construcción

Industria Servicios Comercio

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Un elemento adicional hace más difícil de enfrentar la crítica situación laboral colombiana: el país no cuenta, como los países desarrollados, con una red de protección social que permita hacer frente a crisis prolongadas, con una protección social indispensable para reducir la pobreza y compatible con altos niveles de crecimiento.

El énfasis unilateral que se ha dado en el debate colombiano sobre el desempleo a las reformas laborales que tienden solamente a abaratar los costos del trabajo, nos lleva a presentar algunas consideraciones sobre la relación entre lucha contra el desempleo y mejoramiento de bienestar social. Ciertas formas de lucha contra el desempleo, pueden agravar la pobreza. 4 Las políticas de flexibilización, en muchos países, han reducido el desempleo pero generado pobreza, bien sea por la creación de empleos de baja remuneración, o por la exclusión del mercado de trabajo de segmentos de la población.

La clave parece ser la lucha simultánea contra los dos flagelos. La creación de empleos debe conjugarse con una política a favor de los más vulnerables, de manera que se protejan los ingresos y se logren procesos de transición al empleo de manera que siga siendo un valor fundamental en la sociedad.

El desempleo no solamente engendra pobreza, también conduce a la exclusión social. Los hogares en los cuales el jefe de hogar sufre desempleo tienen tasas de pobreza más elevadas. La necesidad de crear empleos responde a la de preservar el provenir de los hijos, que deben poder encontrar motivos de esperanza y de acción en la perspectiva de participar en la actividad económica y social.

Cómo se puede, simultáneamente crear empleos y contribuir a disminuir la exclusión social? Será por la vía de flexibilizar el mercado laboral? Pueden los jóvenes colombianos excluidos del sistema educativo por la crisis económica de sus hogares, retomar con facilidad el curso de su existencia? O puede un jefe de hogar desempleado por más de un año, reconstruir su vida económica o su tejido familiar y social?

Los imperativos de corto plazo y las políticas recomendadas por los organismos internacionales no pueden llevar a desconocer que las políticas nacionales contra el desempleo tienen consecuencias en términos de pobreza y exclusión social. Aquí las teorías macroeconómicas sobre el desempleo son útiles pero insuficientes. Son indiferentes a la heterogeneidad de los trabajadores. No todos los pobres son desempleados, ni viceversa. En Colombia, buen número de pobres son trabajadores, y una flexibilización del mercado que no tenga en cuenta este dato, puede llevar a deteriorar la posición de los trabajadores con menor remuneración. Distintas políticas contra el desempleo tienen impacto sobre la reducción de la pobreza y de la exclusión social. Consideremos por ejemplo políticas encaminadas a mejorar la empleabilidad de los desempleados. La prioridad es mejorar la productividad de los trabajadores y reducir los costos de creación de empleo. Ejemplo de este tipo de políticas son los programas que ofrecen una primera experiencia profesional a los jóvenes o que mejoran su formación. Tienen un impacto claramente positivo en términos de pobreza y exclusión, al tiempo que disminuyen el desempleo. Se esfuerzan por dotar a los

4 Ver el informe Pauvreté et Exclusión, presentado al Conseil d’analyse économique de Francia, dirigido por Tonu Atkinson. La Documentation française. Paris. 1998

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demandantes de empleo de las calificaciones y experiencias de los activos ocupados. Amplían el campo de oportunidades de los individuos y les abren expectativas de futuro. Tienen dos problemas: son necesarias pero insuficientes. Una insuficiencia de la demanda global, como la que padece la economía colombiana, puede hacer no empleables las calificaciones recientemente adquiridas (Jóvenes desempleados), ya que ponen el acento sobre la oferta del mercado y no tienen en cuenta las políticas de contratación de las firmas. Este tipo de políticas tiende a basarse más en el comportamiento de los trabajadores que en el de los empleadores. Flexibilidad del mercado y reducción del sistema de protección social Son políticas que buscan bajar el salario de reserva de los trabajadores. Por ejemplo, reducciones en el salario mínimo (ya que aquí no existe seguro de desempleo) o creación de salarios mínimos para grupos diferentes de población (jóvenes, mujeres). El empleo se preserva o se crea a expensas de una baja en los salarios. En términos de efecto sobre pobreza y exclusión social, esta solución lleva a una pobreza creciente para ciertos grupos y un mejoramiento del empleo para otros. Deteriora la situación de los desempleados y los nuevos contratados reciben salarios inferiores a los de personas ya ocupadas, lo cual aumenta el riesgo de pobreza de los trabajadores (incluso podrá presentarse una sustitución de trabajadores “plenos” por nuevos trabajadores, con las consecuencias no solo individuales sino empresariales sobre la productividad y la competitividad, por ejemplo). Una política de salarios mínimos o de prestaciones, diferenciada por grupos, promueve una brecha en la remuneración de los empleos ya existentes y los nuevos y acentúa la exclusión. Un crecimiento del empleo basado en un deterioro relativo de los ingresos más bajos puede conducir a la persistencia en la pobreza y la exclusión. Pero, aunque mal remunerados, esos nuevos empleos podrían mejorar las perspectivas futuras de esos trabajadores, lo cual tendrá efectos positivos en la dinámica de la exclusión. Para que este efecto positivo se produzca, los nuevos empleos deben constituirse en una etapa hacia un empleo estable y no una simple interrupción de trayectorias profesionales caracterizadas por desempleo recurrente. Este puede ser el caso de programas de empleo temporal en obras públicas, por ejemplo. En la discusión sobre las políticas tendientes a contrarrestar el desempleo es importante recalcar, como se ha hecho a lo largo de esta revisión, que este no es un problema de ajuste del mercado laboral, que para mejorar la calidad de vida de la gente lo importante no es la disminución estadística del desempleo sino también la calidad de los nuevos empleos.